Stole my Heart {Tom Riddle} | TERMINADA.

❛Quítame el corazón❜

Melody ahogó un grito mientras un rayo de luz verde cegador pasó volando al lado. Miró su recorrido a través del claro del bosque con una espantosa fascinación, congelada en donde estaba. El tiempo pareció detenerse mientras presenció al haz de luz golpear a su mejor amigo de lleno en el pecho. Ni siquiera se volteó cuando Harry Potter cayó al suelo, sus ojos ya en blanco y sin vida.

La siguiente cosa de la que se dio cuenta fue una aguda, congelante risa que parecía hacerse eco entre las ramas más altas de los árboles. La carcajada despiadada de un demente.

Melody de repente sabía lo que era que tenía que hacer y un frío adormecedor envolvió su interior. Es la única manera.

─Es la única manera ─Harry dijo en un susurro, sólo unas cuantas hora antes. Sus ojos, normalmente llenos de luz y determinación, ahora tenían la fiera resolución a menudo vista en los ojos de un prisionero condenado.

Melody levantó su mirada hacia él, llena de temerosa incertidumbre.

─Pero Harry, Dumbledore dijo...

Harry la interrumpió con un movimiento brusco de su mano a través del aire.

─Yo sé lo que dijo Dumbledore ─dijo con una voz severamente agobiada─ No se enreden con el tiempo.' Pero sólo te estoy pidiendo que hagas esto si yo... si yo fallo.

La miró, deseando que ella entendiera a lo que se refería sin tener que explicarlo.

─No vas a fallar, Harry. No puedes ─Melody dijo con dificultad─ Dumbledore dijo...

─¡Dumbledore se ha ido! ─Harry gritó, golpeando su puño contra la pared. Cuando vio la expresión en la cara de Melody, su presencia entera pareció decaer con el hecho de que la estaba asustando; asustando a la única mejor amiga que le quedaba.

─Lo siento ─murmuró, sin reconocer su propia voz─ Pero como dije, Melody: tengo esta... esta certeza, casi, de que algo o alguien hizo a Voldemort quien es. Créeme, yo lo conozco, y yo sé que no nació como esa horrible creatura. Si tu pudieras regresar a antes de eso, podrías matarlo tan simple como a un humano normal. Y Melody, si hay alguien cualquiera que sea, en quien confiaría en regresar en el tiempo en mi lugar y arreglar todo, serías tú.

La observó con una expresión tan llena de la sinceridad que recordaba en el antiguo Harry, que se ruborizó con una confianza repentina.

─Lo haré ─dijo Melody firmemente.

Lo haré, pensó ella. Decidió que estaba dispuesta a hacer casi cualquier cosa para invertir los horrorosos eventos de las semanas pasadas.

El silencio espectral del bosque alrededor de ella pareció intensificarse con la aparición de una ligera niebla. La luz de la luna caía como un velo a través del paisaje sin sonido. La única solidez en la extraña realidad a medias a la que se enfrentaba eran los árboles, retorcidos y sin vida, pero sólidos de todos modos.

Un ligero cambio en la niebla...

Y el mismo Lord Voldemort se había volteado a enfrentarla. Se dio cuenta, como si rociada con congelante agua de hielo, que era la única viva en el claro, salvo el demonio que estaba en frente de ella. La niebla le obscureció momentáneamente el rostro.

─Ah, la asquerosa hija de Muggle que Potter tanto adoraba ─escupió Voldemort, su voz ominosa enviando incontrolables escalofríos por su espalda. Ella rebuscó la cadena alrededor de su cuello.

─Lástima, ni siquiera sé tu nombre ─susurró con una sonrisa terrible. Voldemort levantó su varita.

Al mismo tiempo, Melody agarró su gira-tiempo. En vez de girarlo, como usualmente haría, lo volteó hacía la izquierda. En vez de regresar horas, ella estaba tratando de viajar décadas. Con el primer giro, una sacudida como un rayo la golpeo. De nuevo lo giró, mientras el extraño claro del bosque comenzó a desaparecer. Ella fijó un tiempo en su mente y se concentró en girar el instrumento a su voluntad. Cada sacudida la golpeaba más fuerte y más fuerte, hasta que voló a través de un vórtice indescriptible de recuerdos, eventos y lugares que ella no había estado viva para recordarlos. El rugido en su cabeza se volvió más alto, hasta que pareció consumirle cada fibra. Y después de eso: Oscuridad.

Tom Riddle ahogó un grito mientras se sentó en su cama. Acariciando sus sienes, trató de recordar el sueño del que había despertado. Estaba seguro de que no había sido una de las habituales, pesadillas horribles que le habían asolado durante todo el tiempo que podía recordar. Esta vez había sido algo completamente diferente, pero de alguna manera aún más inquietante que cualquier pesadilla. Recordó, o mas bien, imaginó, una chica con grandes ojos marrones y cabello color miel, y un chico con una cicatriz en forma de un rayo. No obstante, la chica era la que sobresalía. Su rostro, aunque obviamente normal, era por alguna razón escalofriante-mente hermoso para él. Rápidamente, se menospreció por pensar tales pensamientos triviales . Los sueños no son nada más que veneno para la mente, se recordó a sí mismo severamente.

Por alguna razón, esto no lo consoló mucho. ¿Estoy viendo cosas? ¿Me estoy volviendo loco?

Respondo;

❛Ojos de Medianoche❜

Cuando Tom Riddle despertó a la mañana siguiente, su extraño sueño era la última cosa en su mente. Siendo Premio Anual, Tom tenía su propio dormitorio, junto con un baño privado. Esa era una de las razones por las que había querido ser Premio Anual, en primer lugar; prefería la soledad a la compañía, todo el tiempo. Había veces, sin embargo, cuando estar a solas con sus propios pensamientos era casi demasiado insoportable de manejar. Tomó una ducha; congelante, como siempre, como el agua caliente nunca llegaba a las mazmorras.

Tom examinó las metas que tenía en mente para ese día. Tenía que empezar a planear el horrendo Banquete de Halloween que se le había asignado, convencer a Rhion Malfoy de darle suministros de pociones, terminar de leer el libro de Legilimancia que la Profesora Tunistra le había prestado y realizar el hechizo avanzado de memoria en Gregory Longbotton que había olvidado hacer la noche anterior. Eso era aparte de las tareas regulares, estudiar para los EXTASIS. Pero los ordinarios trabajos de la escuela desde hacía mucho tiempo se habían convertido en copiosos y aburridos para Tom. Después de todo, había ocupado fácilmente el número uno en todas las asignaturas en todo el colegio, todos sus profesores le daban trabajo avanzado para hacer y, aunque ellos no se dieran cuenta, también los hacía despreocupadamente.

Tal vez había sido el aburrimiento lo que había impulsado a Tom a empezar a estudiar la única clase de magia que él no sabía. Tal vez había sido otra cosa. La Magia Oscura era fácilmente la forma más complicada de magia y Tom se encontró a sí mismo fascinado por ella. Él había atraído a un grupo de seguidores, en cierto modo, y que habían comenzado a tener reuniones semanales para estudiar magia prohibida y aprender de él.

Tom hizo su camino hasta el Gran Comedor para desayunar y se sentó en su puesto habitual en la mesa de Slytherin. Muchos de sus compañeros de casa le asintieron mientras pasaba. "Amistad" no era un apalabra que utilizaría para describir su relación con cualquiera de ellos. La mayoría sólo lo respetaba, en una manera miedosa. Además, Slytherin's no hacían amigos. Hacían alianzas políticas.

Mientras Tom hablaba discretamente con Rhion Malfoy , sintió una mirada juiciosa a su espalda, y supo enseguida a quien le pertenecía. Desde que había hecho que expulsaran al pequeño Rubeus Hagrid en su quinto año, Dumbledore había mantenido una estrecha vigilancia sobre él. Albus Dumbledore era la única persona en Hogwarts, que parecía ver a través de la convincente fachada de Tom. Para los demás profesores, Tom era un adolescente serio, un joven ambicioso y un excelente alumno. Sólo Dumbledore parecía darse cuenta de que era algo mucho, mucho más peligroso.

Mientras Tom se dirigía hacia su primera clase, sintió un par de ojos diferentes sobre él, aunque no sabía de quien eran. Se volteó, seguro de que había alguien detrás de él. Vio a un flash de marrón desaparecer en torno a una esquina, pero no se molestó en seguirlo. Sin embargo, si lo hizo preguntarse cual de los estudiantes de Hogwarts tenía el descaro de seguirlo. Si hubiera recordado su sueño de la noche anterior, hubiera podido ser capaz de poner las piezas juntas.

Melody se escondió en un corredor cuando Tom giró, inhalando un silencioso respiro de cautela. Decidió que seguirlo definitivamente no iba a funcionar por mucho más tiempo. Él tiene ojos en la parte de atrás de su cabeza, ¡maldito!

Melody apenas había reconocido a Tom cuando lo vio por primera vez. Ahora, a los 17 años, Tom tenía espeso, cabello oscuro que contrastaba bellamente con su piel pálida. Era alto y delgado, y caminaba con una gracia peligrosa que le recordaba intensamente a Draco Malfoy. Tenía fuerte, pómulos altos y una mandíbula firme, pero sus ojos eran, por mucho, su característica más intensa. Melody no podía pensar en ningún otro color para describirlos que medianoche líquida, con sutiles trazas de azul oscuro. Si no hubiera asesinado sin piedad a uno de sus mejores amigos sólo horas antes de haberlo visto, Melody lo habría encontrado obsesivamente atractivo. La única manera en la que había sospechado que él era la misma persona que Lord Voldemort era por sus anormalmente largos y delgados dedos. Incluso entonces, había tenido que escuchar a alguien gritar por su nombre antes de convencerse a sí misma.

Desafortunadamente, Melody había vuelto al primer día del semestre en Hogwarts. Ella había querido regresar aún antes, pero había perdido la marca por algunos años. Aproximaba que había llegado a 1944, aunque no estaba segura. Se había despertado tendida en el claro del Bosque Prohibido. El mismo claro en que había estado cuando Voldemort mató a Harry. Ella no sabía los efectos que tendría haber vuelto tanto tiempo, sólo que Dumbledore le había dicho que nunca, bajo ninguna circunstancia, debía hacerlo. Ella había decidido caminar hasta el colegio y ver si podía encontrar a Voldemort y seguirlo. Ahora que había vuelto con éxito cincuenta años en el pasado, no tenía idea de qué hacer, sólo que tenía que matar de alguna manera a Tom Riddle. Aunque Melody recordaba haber utilizado el gira-tiempo, no recordaba cómo había llegado específicamente, y decidió que debía haberse desmayado.

Ahora, Melody necesitaba un lugar para pensar, como no tenía ningún plan. Estaba totalmente desconcertada por el hecho de que estaba en un tiempo más de treinta años antes de que naciera. Esto tanto la sorprendía como la aterrorizaba. Aquí, nada era seguro.

Decidió subir a la Torre de Astronomía, como todos estaban en clases en ese momento. Por lo que Melody sabía, nadie la había visto todavía. Ella había estado manipulando el tiempo por el tiempo suficiente para comprender que, mientras pasara desapercibida, nada en el patrón del tiempo cambiaría. Una vez que fuera vista, sin embargo, ella tenía las herramientas y la capacidad de cambiar los eventos pasados y presentes. Dumbledore también le había dicho que tratara de que nunca la vieran. Un momento, un desliz en el tiempo, señorita Granger, es todo lo que se requiere para cambiar el futuro de un hombre y tal vez el futuro del mundo entero.

Llegó a la Torre de Astronomía y miró afuera del gran ventanal en el lado norte de la torre. Muy por debajo, vio un grande y peludo muchacho de unos quince años caminado a través de los terrenos. Enseguida se acordó de... ¡Hagrid! Sonrió al ver finalmente una cara conocida.

Melody se sentó y sostuvo su cabeza en sus manos. Sabía qué era la que tenía que hacer, sólo que no tenía idea de cómo hacerlo. Tenía que asesinar a Tom Riddle, diciéndolo brevemente . No, pensó enojada, tengo que matar a la malvada y vil creatura que matará a mis mejores amigos si no lo mato primero. Eso lo hizo sonar más fácil.

A decir verdad, Melody estaba aterrada. Ella ya había interferido con el tiempo una vez, y Harry y ella apenas habían escapado. Esta vez, ni siquiera tengo a Harry, pensó desoladamente. Estaba aterrada con el hecho de que en el futuro, Harry, Ron, sus padres y, posiblemente, todo el mundo a quien había amado estaban muertos. Estaba igualmente aterrada con el hecho de que sus vidas, junto con la vida de innumerables otros, ahora recaía en sus manos.

Siendo la chica lógica que era, Melody decidió que había dos maneras de realizar su tarea. La primera era mantenerse escondida en las sombras, observándolo y esperando para el momento perfecto para atacar. Así como era, no obstante, él ya se había probado casi imposible de seguir, y Melody no sabía cuánto tiempo se tardaría para que estuviera solo y vulnerable. Si ese momento estaba más de unos días lejos, ella no sabía donde conseguiría comida o dormiría, y no estaba segura si podía mantenerse escondida. Su segunda opción involucraba algo que siempre había hecho cuando tenía había tenido problemas. Ir a Dumbledore. Contarle todo lo que había sucedido, o más bien, todo lo que pasaría, y esperar que le creyera. Tal vez incluso podría ser capaz de ayudarla en su asesinato de Tom Riddle. Dumbledore siempre había sabido exactamente qué hacer en tiempos de crisis.

Parándose, Melody decidió que ir a Dumbledore era definitivamente la mejor opción. Paró, sin embargo, al encontrar un pequeño desliz en su plan. El Tiempo era una cosa extraña y tenía una forma de volver en círculo completo. ¿Por qué el Dumbledore del futuro no había conocido a Melody, si ella de veras había regresado en el tiempo? Sobresaltada, recordó algo que él una vez le había dicho en privado.

─Usted me recuerda mucho a alguien que una vez conocí, señorita Granger.

¿Era sólo coincidencia o Dumbledore del futuro la había realmente visto antes?

Decidiéndose, tomó su varita de su bolsillo. Tomando un respiro profundo, Melody se preparó para hacer algo que se había prometido que jamás haría. Esto es diferente. Esto es importante.

"Rectus Capillus," susurró, sintiendo que su cabello cambiaba. Luego dijo, "Occulus Apparo," y un par de lentes delgados apareció en la palma de su mano. Ella se los puso y se dirigió a la ventana. Gritó y saltó hacía atrás en sorpresa. ¿Esa soy . . . yo?

Cabellos rectos de color marrón miel habían reemplazado su ligeramente espeso y enrulado cabello y el par de lentes que usaba hacían más agudos sus ojos. Se veía mucho mejor y, si era posible, un poco mayor. Eso y apenas podía reconocerse a sí misma. Parecía una persona totalmente diferente. Sonrió. Odio esto. Me siento como Parvati y Lavander antes del Baile de Navidad.

Sintiéndose incómoda, se dirigió hacia la oficina de Dumbledore. Cuando llegó a la estatua de piedra de la gárgola, se alisó nerviosamente su cabello y enderezó sus gafas. ¿Se veía lo suficientemente diferente?

─Rana de Chocolate ─dijo esperanzadamente, antes de recordar que a Dumbledore le gustaban los dulces de muggles.

─Erm . . . Mars Bar! No, Caramelo de Limón!"

─Me gustan mucho esos, si lo digo yo mismo ─una voz por detrás dijo claramente.  Melody se volteó para hacer frente a un joven Albus Dumbledore de pelo castaño rojizo─ Aunque el director Dippet se niega a probarlos. No sé cuantas veces le he ofrecido uno ─Dumbledore continuó, como si nada fuera de lo común estuviera pasando.

¿Director?¿Cómo pudo haberlo olvidado? Dumbledore no se había convertido en director hasta después que venció a Grindelwald.

─¿Podría preguntarle su nombre, joven? Y si no es demasiado grosero, ¿qué la trae por aquí?

─Soy Helen Nestowe, señor ─Melody inventó rápidamente, enderezando sus hombros como siempre hacía cuando hablaba con una autoridad. De repente sintió que se le retorcía el estómago y decirle a Dumbledore acerca de su misión parecía una idea terrible. Era más probable que pensara que estaba loca que creerle una historia divagante que incluía un Señor Tenebroso y un gira-tiempo. ¿Y consentir a asesinar a uno de sus propios alumnos? Dumbledore nunca, baja ninguna circunstancia, estaría de acuerdo con eso. Rápidamente, trató de pensar en una razón medio creíble para estar allí.

─En realidad quiero matricularme en Hogwarts ─terminó rápido. ¿Matricularme en Hogwarts?¿no pude pensar en algo mejor?

─¿Es así, señorita . . . Nestowe? ─preguntó Dumbledore, aparentemente viéndola por primera vez. Melody se percató de la mirada calculadora en sus ojos─ No estoy seguro de que eso sea posible, con la edad que usted tiene. Dígame, ¿Cómo encontró su camino hasta aquí?¿Tiene alguna formación mágica?"

Melody titubeó. ¿Cómo podría explicar los seis años de entrenamiento mágico que ya tenía?¿Cómo podría explicar cómo había llegado allí? Su mente comenzó a trabajar frenéticamente.

Afortunadamente, se libró de responder inmediatamente por la llegada de alguien. Casi ahogó un grito cuando un chico caminó desde una esquina. La misma persona a la que había estado tratando de evadir y la misma persona a la que también estaba tratando de matar. Tom Riddle.

Respondo;

❛Helen Nestowe de Alemania❜

─Señor Riddle ─Dumbledore dijo revisando su reloj.

─Usted no estaba en su aula de clases cuando fui para mis lecciones, señor, así que pensé que podría estar aquí ─Tom dijo cuidadosamente. Se fijó en Melody y una expresión inentendible pasó por sus ojos oscuros. Melody inmediatamente se dio cuanto de que tenía una presencia que casi igualaba la conducta calma y confidente de Dumbledore.

─Oh, el tiempo debe haber desvanecido. Vine a ver a Dippet y no me di cuenta de que vendrías pronto para tus lecciones. Discúlpame.

─¡Claro que sí, señor! ─Tom dijo, no bruscamente, pero lejos de cortésmente. Melody sintió una extraña sensación de que había algo subyacente en sus palabras, una tensión agobiante que manaba de ambos.

─Vamos a posponer las lecciones hasta esta tarde, ¿si?

─Eso está bien, señor ─Tom dijo sin mostrar ninguna emoción. Con eso, se marchó. Alguien sin una mirada tan aguda como la de Dumbledore no hubiera vista el fugaz vistazo de Tom hacia Melody.

─Señor, me gustaría ver al director Dippet ─Melody dijo firmemente, antes de que pudiera atiborrarla con cualquier otra pregunta. Ella había decido que Dumbledore era por mucho demasiado difícil de engañar. No sabía cómo era el director Dippet, pero él no podía más sagaz que Dumbledore.

─Por aquí, entonces ─Dumbledore dijo después de un momento. Melody tuvo la impresión de que había estado pensando seriamente. Vacilando, lo siguió más allá de la de la estatua de gárgola y hacia el interior de la oficina de Dippet.

Mientras Tom se alejaba de Dumbledore y rodeó la esquina, sintió un extraño escalofrío rodar a través de su espalda. Esa era la chica del sueño. Estoy seguro de eso, pensó. Ella parecía casi idéntica a la chica, con unos ligeros cambios. ¿Cabello más liso, de repente? Pero la misma extraña belleza que parecía entumecer su interior.

Enojado, sacó a la chica y sus sueños de su mente. Se preguntó irónicamente si Dumbledore había inventado excusas para saltarse las lecciones de Transfiguración, si se podían llamar así. Aunque Dumbledore se negaba a admitirlo, las lecciones se habían convertido en un partido de ingenio entre los dos, como Tom casi había alcanzado el nivel de capacidad de Dumbledore en la materia.

Tom tenía una extraña relación con Dumbledore, por decir algo. En un modo, Dumbledore era la única persona en Hogwarts por la que Tom tenía algo de respeto. Por mucho que Tom odiaba admitirlo, Dumbledore era el tipo de persona que hacía que una salón quedara en silencio simplemente con presencia. Era el tipo de persona que podía hacer que extraños lo obedecieran con el chasquido sus dedos. En un modo, Dumbledore era el modelo a seguir de Tom. Él era el tipo de persona a la que Tom mismo aspiraba a ser.

Al mismo tiempo, Dumbledore representaba todo a lo que Tom se oponía. Dumbledore tenía ideas absurdas sobre el bien y el mal, sobre el rechazo y la aceptación. "Bien" y "mal" no existían para Tom. Eran vagos, inespecíficos nombres que la gente le ponía las cosas para hacerse sentir mejor de sus acciones. Lo que sea que más le beneficiara era su idea de "bueno". ¿En cuanto aceptación y rechazo? ¿Por qué debería aceptar abiertamente a Muggles e hijos de Muggles, una raza de personas que lo había rechazado toda su vida? En el mundo Muggle, él no había sido nada mas que "una rata de calle", un huérfano, un niño que nunca haría nada de su vida. Odiaba a los muggles más de lo que podía decir.

Tom se rió amargamente, porque eso no era importante ahora. Él hacía tiempo se había librado de las emociones que los humanos normales sienten. En donde se suponía que dolor, alegría y tristeza debían estar, había un gran vacío que consumía todo lo que lo rodeaba. Él no lo había hecho con magia, ya que desafortunadamente no había magia que pudiera quitarle el corazón. Debido a su tiempo en el orfanato Muggle, sus difíciles primeros años en Hogwarts y el hecho de que nunca había sido aceptado en cualquier lugar, había aprendido a adormecerse a sí mismo de todas las emociones, salvo la ira y la satisfacción ocasionales. Todo lo demás no le golpeaba con pleno impacto, cuando era alabado, menospreciado, o insultado, sólo sentía un golpe sordo. Envolver su corazón en hielo era el único mecanismo de defensa que tenía.

Esa era la razón por que la chica en su sueño le había hecho perder el equilibrio. Había sentido una momentánea atracción hacia ella, pero ese momento ahora era del pasado y podía volver a vivir la indiferencia que tanto apreciaba.

El director Dippet se fijó por encima de su montón de pergamino en la chica sentada con seguridad ante él.

─Señorita Nestowe... ¿dice usted que ha cursado seis años de escuela de magia en Alemania?

─Sí, señor, en Frau Brunhilds Hoher Schule der Zaubere.

Dumbledore, quien estaba sentado a la izquierda de Dippet, dijo rápidamente.

─¿Podría saber en cuanto a por qué usted no tiene un acento alemán, señorita Nestowe?

─Bueno, mi familia vivió en Inglaterra hasta que yo tenía 10 años más o menos, y entonces mi padre se trasladó a Alemania por motivos de trabajo. Ahora estamos de vuelta en Inglaterra, verá, así que nunca de veras adquirí un acento ─terminó, como si deseosa de divulgar información. Al parecer, incluso Dumbledore se dejado engañar por su confiada superficie. Se dio cuenta de que odiaba mentirle a Dumbledore más que nada que jamás había hecho. Le retorcía su interior en nudos desiguales, pero no haría nada bueno decir la verdad. "Sí, director Dippet, he venido aquí a asesinar a su mejor alumno. ¿Será eso un problema?"

─Bueno, señorita Nestowe, me complace decirle que de las pruebas de magia que hemos realizado en usted, es más que capaz de asistir a nuestra escuela. Sólo no puedo entender la razón por la que la pasé por alto en primer lugar. Me atrevería a decir que es una de las brujas más brillantes desde... ─dijo Dippet.

─Armando, debo cuestionar tu decisión apresurada en este asunto. De repente había una razón por la que la pasamos por alto, discúlpeme, señorita, pero parece un poco sospechoso que...

─¡Tonterías, Albus! ─Dippet dijo con arrogancia, agitando su mano─ ¿No puedes ver que la chica está diciendo la verdad? El Sombrero Seleccionador dijo que debía estar en Gryffindor, ¿Y alguna vez ha estado equivocado? Además, con una bruja de séptimo año así de brillante, ¡tendremos dos de los mejores alumnos que esta escuela jamás ha visto! Imagina la financiación que el Ministerio... ─con un ligero rubor, miró a Dumbledore antes de continuar─ ...bueno ...erm ...a parte de eso ...¡ha sido aceptada en Hogwarts, Helen Nestowe!

Melody pegó una sonrisa en su cara y se volvió para irse con un, "Estoy honrada, señor." Le habían dicho que debía mudarse con las chicas de séptimo de Gryffindor, y tenía eso en la mente mientras descendía las escaleras.

─¿Señorita Nestowe?¿Puedo tener una palabra en privado usted? ─Melody se volteó para ver a la figura de Dumbledore en la escalera por encima de ella.

─No deseo ir en contra de los deseos del Director Dippet, pero de todos modos, cuando me diga lo que de veras está haciendo aquí, estaré listo para escuchar. Hasta entonces, me atrevo a decir que voy a mantener una muy estrecha vigilancia sobre usted. ─su expresión era muy en seria

Melody abrió la boca para decir algo , pero se congeló en esa posición. ¿Cómo ha...?

─Buen día para usted ─terminó con una sonrisa, y se fue con calma.

Dumbledore miraba las curiosidades del Gran Comedor desde posición al lado del Director Dippet.

Helen Nestowe, o así se llamaba a sí misma, se la pasaba aplanando nerviosamente su cabello en la mesa de Gryffindor. Parecía haber hecho amigos rápidamente con los Gryffindor's de séptimo año, aunque sólo hablaba cuando le hablaban y no le parecía molestar comer en silencio.

Tom, por el otro lado, estaba rodeado por un grupo de Slytherin's y unos cuantos Ravenclaw's. Tom apenas había tocado su comida y estaba hablando tranquilamente, pero con rapidez. Todo el mundo lo escucha con mucha más atención de lo que lo hacían con ninguno de los profesores en clase.

Dumbledore temía que Tom había ganado demasiado poder sobre sus compañeros. Los estudiantes, obviamente, lo encontraban encantador, ingenioso y sagaz, pero se sentían cómodos a su alrededor, como si él fuera igual a ellos y no superior. Él constantemente desafiaba la autoridad y, a menudo, sobrepasaba a los profesores, lo que, Dumbledore se daba cuenta irónicamente, era otra de las razones por la que los estudiantes lo idolatraban tanto.

Era posible que Dumbledore era el único que veía el otro lado de Tom. No sólo era ingenioso, sagaz y encantador, pero también había una cantidad increíble de ambición, astucia y odio embotellado. Todas las cualidades que poseía, y el hecho de que Dumbledore estaba seguro de que había abierto la Cámara de los Secretos hacía dos años, lo hacían potencialmente el mago más peligroso en el mundo.

Por lo contrario, Helen Nestowe era brillante y aunque sospechosa, no parecía una amenaza. Dumbledore se pregunta qué podría ocurrir si Helen y Tom se conocieran uno con otro.

Riéndose para sí mismo, Dumbledore decidió modificar el horario de clases de Helen para que fuera igual al de Tom, aunque en primer lugar logró convencerse a sí mismo de que lo hacía más para su beneficio intelectual que para su propia diversión.

Bueno, en gran parte.