Always love you, {Logan Henderson y tú}

—Hola Sra. Pena —Salude con una sonrisa, mientras me adentraba en la casa de Carlos. Igualmente cada uno de los chicos la saludó.

Era lunes en la tarde, y el sol estaba más fuerte que nunca. Un día perfecto para espiar a las chicas. Antes de pasar por la casa de Carlos fuimos a cada una de las casa de los chicos a avisarles a sus mamás que no lo esperaran en casa, igual hice yo con la mía, ellas aceptaron.

— ¿Qué haremos entonces? —Pregunté sentándome en un poof que estaba en el living.
— Todos presten atención —Ordenó James sentado en el mueble con su teléfono al lado.

Él siempre había sido autoritario, era como que el más maduro. Logan y Carlos voltearon rápidamente y centraron su atención en James. Estos dos se sentaron en otros poofs.
En cambio, Kendall, estaba concentrado desde que entramos, tirado en el piso con las piernas cruzadas. Todos estábamos atento a cada una de las palabras que James pudiera pronunciar.

— Bien, díganme cual es el lugar favorito de Alexa —Carlos levanto la mano como niño pequeño
— Le encanta ir al golf, la heladería Ice cream sweftie, el karaoke…
— Detente ahí —Interrumpió—. A todas las chicas del universo les encanta el karaoke, ¿Saben por qué? —Preguntó y todos negamos con la cabeza—. Porque ahí se reúnen y cantan en una noche de chicas sin que nadie les diga nada. Se emborrachan y consiguen un amor nocturno y nadie se entera —Todos asentimos entendiendo perfectamente—. Que quede claro que ningún chico sabe esto, pues, yo he estudiado a las chicas desde el comienzo de mi adolescencia.

James nunca había sido mujeriego ni nada parecido, más bien respetaba a las chicas y les daba su puesto, pero eso sí, él sabía perfectamente que lugar frecuentaban las chicas, lo que le llaman la atención, y muchas cosas más
.
— Entonces propones que vayamos al karaoke… —Dije pensativo.
— ¿Y entonces las espiemos o vayamos fingiendo no saber que ellas estaban ahí? —Preguntó Kendall.
— Fingiremos sorpresa, pues, nosotros no sabíamos que ellas estaban ahí —Todos asentimos.
— Pero yo pienso que cupcake, Alexa y Marce se saben cuidar bien.
— ¡Carlos! Entiende, en ese lugar hay muchos chicos que cantan, guapos y todo lo demás, ¿Acaso quieres que Alexa o alguna de las otras chicas tenga sexo desenfrenado con otro idiota? —Concretó James. Todos negamos aterrorizados con la cabeza, si no hacíamos algo, lo más probable era que pasar eso. Y no, no nos estamos yendo a los extremos, más bien, nos preocupábamos por ellas.
— Ah —Razonó Carlos—. ¿Qué estamos esperando? ¡Vámonos!
— Pero primero quiero mi leche —Exigí, y los chicos me miraban burlones.

(…)

Llegamos al karaoke tal y como había predicho James estaba en auto de Alexa en el aparcamiento. Era un local muy moderno y grande, con la fachada en azul y negro, con grandes ventanales transparentes y se podía observar desde afuera, las luces que parpadeaban de varios colores, la tarima, las mesas que eran altas y sillas negras, todo estaba muy bien decorado.

— ¿No les dije? —Dijo James apagando el auto y rápidamente bajando del auto.

Carlos, Kendall y yo bajamos del auto con nuestros gorros para el frío negros puestos, James dijo que “Pasaríamos desapercibidos” yo pensaba que esto era mucho más dramático e innecesario, pero me callé, la verdad, nos quedaban geniales.

Yo todos sabíamos que debíamos hacer, pues, James se había dado la tarea de explicárnoslo en el auto. Entraríamos en parejas, James y Carlos irían por la puerta de entrada cabizbajas para que las chicas no los notarán, Kendall y yo entraríamos por la puerta de entras cabizbajas también y después todos nos encontraríamos en la zona del bar, nos sentaríamos a tomarnos unos tragos y a vigilar a las chicas desde lejos hasta que nos descubrieran.

Kendall y entramos por la puerta de atrás mientras James y Carlos daban la vuelta para entrar por la delante. El ambiente era fiestero, agradable. Paredes blancas con rayas negras y azules, el bar ténder estaba preparando cocteles, la gente estaba atenta a la próxima persona que iba a cantar. Tomaban, conversaban y se reían.

Por unos segundos buscamos con la vista a las chicas, pero de repente, cesaron los murmullos y las risas. Me volví hacia Kendall y este señalo a la tarima. Alguien iba a cantar. El presentador que vestía de forma informal, se presentó ante el público que aplaudía con euforia y emoción.

— ¡Buenas noches, New York City! —Saludó por el micrófono animado, haciendo señas con las manos para que dejaran de aplaudir—. ¿Cómo están? Hoy tenemos a nuevas personas para cantar —La gente todavía aplaudía—. ¡Gente extraordinaria! Denle un gran aplauso a ____ Brooks, quién cantará Moments de One Direction.

No me lo creía ¡____ iba a cantar hoy! Pensé que tomarían unos tragos y verían a la gente cantar, pero nunca me imaginé que lo harían. No quería que nos vieran ahora, deseaba verla cantar. Kendall estaba dispuesto a entrar y lo paré poniéndole la mano sobre el hombre.

— Esperemos que cante— Susurre, este sonrió y alzo las manos.

Ladee la cabeza hacia la puerta principal y ahí estaban Carlos y James, les hice señas con la mano y estos alzaron un pulgar.

— Buenas noches, mi nombre es ___ Brooks —Saludó mientras la gente aplaudía. Se le notaba nerviosa, pero aun así sonrió. Estaba parada y sostenía el micrófono con nerviosismo—. Esta noche les cantare una de mis canciones favoritas, Moments. Espero que les guste.

En ese momento las luces bajaron y un reflector se posó en ella, empezó a sonar la dulce y lenta melodía, y comenzó a cantar con su voz dulce y melodiosa las primeras notas.

Hizo una pausa, mientras la canción sonaba, la gente aplaudía y ella sonreía satisfecha. Cantaba hermoso, parecía un ángel. Sonreía como nunca y yo también sonreía, había tenido mucha suerte en encontrarla, era perfecta.

Tomo el micrófono con más fuerza y pronunció las siguientes versos con un poco más de intensidad, mientras su cabello se movía de un lado a otro, al compás de la canción.

En ese momento, me olvide completamente del lugar y me dediqué a pensar en mi ___, sin importarme nada, ni nadie.

La tonada era lenta, perfecta... y ella la sabía aprovechar. Mostrando su hermoso perfil, cantó el siguiente verso con un poco más de sentimiento.

Llegó la parte del solo de la canción, aproche la oportunidad y me quería acercar más al escenario, para poder apreciarla mejor. Esta sería mi parte favorita y quería estar en la primera fila. Poco a poco me adentré en medio de las mesas y cuando divisé una mesa sola, me senté ahí. Ella me vio, sonrió, yo también le sonreí y le guiñé el ojo. La siguiente parte fue la más hermosa que pude haber escuchado.

Aplaudí con todas mis fuerzas a la chica del escenario, mi chica. Las demás personas aplaudían fascinados, silbándole. La miraba atónito, era la chica más hermosa que había visto en años. Su naturalidad, su forma de expresarse, aquella sencillez al andar en el escenario, su timidez encantadora y esos ojos tan dulces, mirándome solo a mí.