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The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
¡Hola, Mina! <33Mina ♡ escribió:Accedo a que mi muerte sea lenta y dolorosa, por ser una pésima lectora. Juro que no vi que habías actualizado el tema, o sea, no vi el capítulo. Ni eso, ni el aviso, ni el comentario preguntando si aún seguías teniendo lectoras. Y la respuesta es SÍ. Juro que cuando vi el capítulo, el gif, el título, y lo largo que era, empecé a morirme de una manera de la hostia. Cada vez que aparecía el nombre de Draco convulsionaba exageradamente sobre la silla. Vale, quizá no tanto, pero sí que me salía esa sonrisilla tonta. Es que Draco es muy Draco. La verdad es que me sorprendió el hecho de que se besaran en la Torre de Astronomía con lengua, ahí desesperación mode on, y luego se enfadaran, así de gratis. Aunque la reconciliación de más tarde fue preciosa, eso sí. Y el despido de Trelawney fue triste, la verdad. No me gustó para nada ese momento, ni en la novela, ni en el libro, ni en la película. El odio que le tengo a Umbridge es equivalente a.... a nada, no hay nada equivalente a el odio que siento hacia la Cara Sapo. Y Daph es la mejor, creo que es uno de los personajes que más me gustan. Sé que en los libros, ni en las películas, la sacan o destacan mucho, pero es que en las novelas es una de mis favoritas. Porque, aunque sea en pocas historias, acaba siendo una de las mejores amigas de la Rayis y es como Consejera del amor/ la liante del grupo/ la loca de mierda/ la reflexiva. Osea, tiene sus momentos de locura pero cuando tiene que darle consejos a la Rayis es la fucking boss. La amo, juro que la amo. Aunque Izzy no se queda atrás en esta novela, la amo, la amo pero no más que al hurón. Seguro que la Malfoy está saliendo con Theo, yo lo sé, soy medio Trelawney. Y pues eso, no creo que me quede mucho más por comentar. ¡Ah sí, Cedric! Como amo a ese hombre, es tan... tan, tan perfecto. Tanto como los gemelos, los tres son perfectos. Quiero a estos chicos en mi vida. Nada más, ahora sí que no me dejo nada. Solo pedirte disculpas por la demora, de verdad que no vi el capítulo hasta ahora. Y bueno, dejo de aburrirte ya. Un beso enorme, no dejes de escribir nunca. ¡Chao!<33.
No te voy a matar porque leí tu comentario y me hiciste llorar (?)
Nah, en serio, lo amé.
Oins, eres tan monosa *-*
Draco hace que nos pase eso a todas, tranquila. Yo quiero sacarle del libro ya! No soporto la vida sin el *me suicido*
Nah, últimamente estoy muy estúpida.
Sip, a mí también. Al principio iba a escribir un capítulo superultramega feliz en el que se dijesen cosas bonitas y ese tipo de romanticismos, pero acabo saliendo ese capítulo.
Son unos jodidos bipolares.Sip
A mí tampoco, creo que aprecio demasiado a Trelawney. Nah, quiero una profesora como ella. El año pasado la tenía D: Eran dos gotas de agua -excepto por las gafas- pero la forma de vestir y eso...idk.
Oh, yeah, Daph es la hostia y en las temporadas finales la voy a dar más importancia osea, que va a tardar en aparecer así mucho, bah no te quiero hacer spoiler.
Cedric es un hombretón sexy grrr *-* Vale, me has dicho (?) -en realidad es escrito, pero bah- Cedric y he pensado en Christian Grey sjdfhkjshdfkjshdfk .-.
No pasa nada, de verdad, cielo. Y no me aburres, es más, me emocionas :33
PD: Llevo un buen rato intentando contestarte pero no sabía que escribirte. Tu comentario me ha llegado a la patata.
Love always and oh, wow, lovely <3
#Morgenstern
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
Capítulo 32: Bromas y despedidas.
Estaba en shock. Todavía no había asimilado la noticia. Sabía que ambos se gustaban, pero no me esperaba que empezasen a salir tan pronto. Ya había pasado una semana desde que nos lo contaron y todavía no podía creérmelo.
Draco estaba bastante extraño con todo el mundo y no había dicho nada sobre Izzy y Theo. Intenté hablar con él un par de veces sobre ello, pero al instante me cambió de tema.
– Vamos, Kath, realiza tu patronus –murmura Harry, haciéndome volver a la realidad. Les estamos enseñando a todos los componentes del ED a conjurar un patronus, y parece que a todos se les da muy bien.
Justo cuando iba a conjurar mi patronus, apareció Dobby para intentar avisarnos de que Umbridge venía a por nosotros. Todo el mundo empieza a correr hacía la puerta y, sin saber cómo, soy una de las primeras en salir.
Corro por los pasillos de Hogwarts sin un rumbo fijo. Las mazmorras en las que se encuentra mi sala común están demasiado lejos, e ir por los pasillos como si nada tampoco es una buena opción.
– ¡Los baños! –mascullo para mis adentros.
Sigo corriendo lo más rápido que puedo, hasta que tropiezo con algo y caigo de bruces contra el suelo. Me giro –todavía en el suelo– y veo a Pansy sonriéndome cínicamente.
– Queridísima Katherine –murmura sentándose sobre mí.
– Quítate de encima de mí –digo intentando ponerme en pie. Ella a ver que intento levantarme, hace mayor presión sobre mí.
– No te muevas, Riddle –comenta– No tienes forma de huir, si consigues escapar de mí, otra persona te encontrará.
– ¿Qué quieres de mí? –pregunto, cansinamente.
– Yo no quiero nada. Solo me han pedido que lleve y eso voy a hacer.
– Oh, lo suponía, tú siempre eres una segundona –murmullo mirándola a los ojos, mientras intento encontrar una manera de salir de esta situación.
– Bueno, tú también lo eres –comenta cínicamente.
– ¿A sí? –preguntó realmente sorprendida.
– Siempre serás la hija de Voldemort, siempre estarás por detrás de Potter –escupe, como si fuese una serpiente escupiendo veneno. Aunque, ahora que lo pienso, es una serpiente…y yo también.
Me quedo pensando en lo que me ha dicho. ¿La gente me ve así? ¿Cómo si fuese la segundona de Harry?
Mientras yo pienso, Pansy me agarra con fuerza del brazo y me arrastra hasta el despacho del director. Dónde están Harry junto a Umbridge.
– Atrapé a Riddle –grita Pansy, eufórica, cuando llegamos junto a Umbridge.
– Buen trabajo –comenta Umbridge como si fuese una maniática enloquecida.
Umbridge, Harry y yo subimos por la escalera móvil y llegamos al despacho de Dumbledore. Donde se encuentran Dumbledore, McGonagall, Cornelius Fudge, Shacklebolt y Percy Weasley.
Aquella misma noche habían aparecido cientos de carteles en los que ponía que Umbridge sería la nueva directora de Hogwarts, ya que, Dumbledore había huido, culpándose a sí mismo de la creación del ED.
Además, Umbridge había creado “La Brigada Inquisitorial” y por mal que me pese, Draco formaba parte de ella.
– Kathernia! Kathernia! –gritan dos voces a mis espaldas mientras voy al Gran Comedor para desayunar.
– ¡George! ¡Fred! ¿Por qué me llamáis así? –pregunto desconcertada.
– Hemos pensado… –dice Fred.
– …que Kathernia te queda mejor –acaba George.
– Pues yo os llamaré Frodo y Georgo.
– ¡Nos gustan! –dicen a la vez, sonriendo como niños de cinco años cuando les das una chuche.
– Bueno, chicos, ¿qué queríais?
– Como Dumbledore se ha ido, hemos decidido que no nos importa pasar los límites –resume Fred “Frodo” Weasley.
– ¿Vosotros teníais límites? –pregunto, mientras rememoro todas las bromas que han gastado desde que yo estoy en Hogwarts.
– Claro que sí, pequeña princesa –masculla Georgo agarrándome los mofletes.
– ¿Qué estáis pensando?
– ¡A sí me gusta! –volvieron a decir a la vez.
– A la hora de la comida, una enorme caja de fuegos artificiales encantados estallará en el Gran Comedor.
– ¿Pero qué pasa con la Brigada Inquisitorial? –pregunto pensando en lo que podría pasarle a los gemelos si cualquier Slytherin les ve.
– Ahí es donde entras tú –murmuran–… solo si quieres.
– Por supuesto que quiero –afirmo energéticamente.
– Entonces esa será tu misión, ¡distraer a la Brigada!
A la hora de la comida, siento un gran nudo en el estómago. Puede que distraer a Draco sea medianamente fácil, pero… ¿y los demás?
No me puedo acercar a Pansy como si nada y comenzar una alegre conversación sobre lo asquerosas que son las sangres sucias o sobre la última moda mágica o sobre alguna nueva pareja de Hogwarts…Ah, estoy estresada.
– ¿Y por qué no te limitas a dejar que pillen a esos gemelos? –pregunta una aterciopelada voz dentro de mi subconsciente. Morgana.
– Porque son mis amigos –mascullo internamente. No sé cómo lo hace, pero siempre consigue sacarme de mis casillas.
– Yo creo que alguno de los dos te gusta.
– ¿Por qué piensas eso? Yo quiero a Draco –siento como mis mejillas se tiñen de un color carmesí. Hay veces que me pregunto si Logan también tendrá este tipo de conversaciones con Merlín.
– Kath, ¿te acabas de sonrojar? –me pregunta Daph sacándome de mi ensoñación.
– No, bueno, sí –contesto agobiada.
– ¿Estás bien? –pregunta esta vez Izzy separándose un poco de Theo. Desde que están juntos creo que no se separan para nada.
– Oye, chicos y chicas de la Brigada –alzo la voz para que la gente de la mesa me escuche.
– ¿Qué quieres, Riddle? –pregunta de mala gana Pansy.
– Quería saber cómo le va a la Brigada Inquisitorial –comento intentando poner mi mejor cara.
– Oh, pues nos…
Draco deja la frase a medias ya que suena un estallido y empiezan a revolotear dragones compuestos de chispas verdes y doradas; girándulas de color rosa fosforito de un metro y medio de diámetro pasaban zumbando como platillos volantes; cohetes con largas colas de brillantes estrellas plateadas rebotaban contra las paredes; las bengalas escribían palabrotas en el aire; los petardos explotaban como minas y un sinfín de cosas parecidas.
Umbridge se pasó su primera tarde como directora de un lado a otro intentando controlar los fuegos. Además, cada vez que algún dragón, bengala, cohete o girándula se metía dentro de alguna clase los profesores llamaban a Umbridge para que los apagase ella. Fue una de las mejores tardes de mi vida.
– Llegas tarde, Kat –murmura Snape fríamente. Llegaba tarde a la clase de Oclumancia de aquel día por culpa de Izzy. Theo y ella iban a tener su primera cita romántica y me tuvo media hora preguntándome cual vestido la quedaba mejor.
– Lo sé –digo y bostezo. Estoy bastante cansada y no me apetece que Severus se meta en mis pensamientos.
– Bueno, ya que estamos todos aquí –comenta mirando a Harry con asco– Veremos si habéis practicado. Potter, saca la varita.
Harry se puso de pie y empuñó su varita.
– Contaré hasta tres –anuncia Snape, perezosamente– Uno, dos…
Pero la puesta se abre y Draco entra atropelladamente al despacho. Umbridge ha encontrado a Montague dentro de uno de los baños de cuarto piso. Severus se apresura –junto a Draco– hacia el cuarto piso y Harry y yo nos quedamos allí, callados.
– Buenas noches, Harry –murmuro saliendo por la puerta.
– Adiós, Kath.
Llego mi habitación y no hay nadie. Me tumbo cansada sobre mi cama y empiezo a pensar en todo lo que ha pasado desde que comenzó mi quinto curso. Y una punzada de arrepentimiento recorre mi cuerpo. Sirius.
Me incorporo lentamente y cojo tinta, una pluma y varias hojas de mi mochila. Bajo a la sala común y solo hay un par de alumnos de último curso. Me siento en la mesa más alejada que encuentro y comienzo a escribir.
Para Sirius:
Doblo lentamente el papel sobre el que he escrito la carta y me lo guardo en la túnica. Vuelvo a mi habitación y me tumbo en la cama mientras lentamente me voy quedando dormida.
Las vacaciones de Pascua pasaron muy deprisa para mi gusto. La mayoría de los alumnos de Slytherin se fue a su casa así que no había casi nadie en la sala común. Cosa que agradecí bastante porque Logan venía a visitarme casi todas las noches. Hablábamos sobre cualquier tipo de chorrada que se nos viniera a la mente y me alegraba tener a alguien con el que compartir todas mis dudas y mis miedos.
Lo malo de la vuelta a las clases era la orientación académica. Había pasado casi todas las navidades revisando panfletos sobre trabajos en el mundo mágico y ninguno me convencía.
A cada alumno se le citaba un día a una hora para hablar con el jefe de su casa, yo tengo la cita en el despacho de Severus el miércoles a la una de la tarde. Genial. Me saltaré casi toda la clase de DCAO.
El miércoles llegó y con él la cita con Severus. Camino lentamente hasta su despacho y abro la puerta sin siquiera preguntar.
– Hola Sev –digo lúgubremente sentándome en una silla enfrente de su mesa.
– Hola, Kat –responde levantando la vista de uno de los panfletos de orientación– Y bien, ¿qué trabajo te gusta?
Me revuelvo incómoda en mi silla. No me apetece hablar sobre mi futuro. Además, los gemelos me habían pedido ayuda para que Harry pudiese hablar con Sirius y eso es lo que más incómoda me hacía sentirme. No había sacado del bolsillo de mi túnica la carta que le escribí a Sirius y que no le mandé.
– No lo sé –mascullo deseando estar en otra parte.
– ¿Qué te parecería ser auror? Tienes unas notas excelentes y estoy seguro de que se te daría bastante bien
– No es lo mío.
– ¿Y algo relacionado con la medicina?
– Tampoco me entusiasma.
– ¿Qué tal profesora?
– Severus, será mejor que dejemos esto por ahora –comento mirando mi reloj. Ha llegado la hora.
– ¿Por qué?
– No tengo tiempo para explicártelo –me levanto bruscamente y antes de salir por la puerta me doy media vuelta y miro a Sev– Si alguien te pregunta he estado aquí todo el rato.
– No te metas en líos, pequeña –murmura pausadamente.
Salgo corriendo hacia el ala este donde se encuentran los gemelos. Ambos parecen nerviosos, pero de excitación. No como lo que siento yo, que es algo parecido al terror.
– Parecemos los Merodeadores –comento, recordando las hazañas que hicieron Remus, James, Sirius y Pettigrew.
– Pero nosotros no nos traicionaremos –dicen a la vez. Me encanta cuando hablan de esa manera.
– Os voy a echar de menos –murmuro mirando el suelo. No quiero que se vayan.
– Yo también te echaré de menos –y de pronto siento unos brazos abrazarme delicadamente. Es Fred.
– Yo también ¡eh! –grita su otro gemelo abrazándonos a los dos.
– Es la hora –dice Cedric detrás de nosotros. ¿Qué hace Ced aquí?
– Le hemos llamado nosotros –aclara George al notar mi repentino desconcierto.
– Adiós –murmuro mientras corro junto a Cedric hasta la otra punta del ala este. Allí empezara la maniobra de distracción.
Colocamos varias cajas de fuegos artificiales encantados a los largo del pasillo.
– Tienes que encenderlas, Katie –masculla Cedric, se nota que está nervioso.
– No puedo.
– Piensa en algo que realmente te haga enfadar.
Él sabe sobre los elementos y sabe que si me hacen enfadar de alguna extraña manera alguna parte de mi cuerpo se convierte en mi elemento. El fuego.
Reacciono a lo que me acaba de decir y pienso en algo que me ponga realmente furiosa. Los mortífagos siempre me ponen de mal humor así que me pongo a pensar en todos y cada uno de ellos…pero no ocurre nada.
– No puedo, Ced –grito angustiada– Estoy pensando en mortífagos, que son gente que me repugna y no pasa nada.
– Acuérdate de lo que dice Dumbledore. Lo más importante es el amor.
– ¿Y eso qué más da?
– El amor conlleva celos.
Sonrío internamente y me concentro. Empiezo a pensar en Draco y sin saber cómo una imagen se forma en mi cabeza. Draco y Pansy. Están en la habitación de Draco y lentamente se van quitando la ropa hasta que quedan prácticamente en ropa interior, mientras se besan apasionadamente.
– Kath, creo que ya está –dice Cedric con cierto todo de admiración. Abro los ojos y veo que mis brazos tienen la misma forma, pero ahora están compuestos por fuego. No hay huesos ni nada por el estilo, solo es fuego. Y me encanta.
Paso mis “brazos” por todas las cajas y estas empiezan a estallar lentamente. Ced y yo salimos corriendo a ver cómo ha ido el trabajo de los gemelos. Parece que genial porque el pasillo está inundado y varios –muchos– alumnos estaban cubiertos por una sustancia que parecía jugo fétido. Mientras tanto, cientos de dragones verdes pasaban por nuestras cabezas. Y mis brazos ya han vuelto a la normalidad.
– ¡Muy bien! –grita triunfante la profesora Umbridge– ¿Os parece muy gracioso convertir un pasillo del colegio en un pantano?
– Pues sí, la verdad –contesta Fred.
– Ya tengo el permiso, señora –anuncia Argus Filch– Tengo el permiso y tengo las fustas preparadas. Déjeme hacerlo ahora, por favor...
– Muy bien, Argus. Vosotros dos vais a saber lo que les pasa a los alborotadores en mi colegio.
– ¿Sabe qué le digo? Me parece que no. Creo que ya somos mayorcitos para estar internos en un colegio, George.
– Sí, yo también tengo esa impresión
– Ya va siendo hora de que pongamos a prueba nuestro talento en el mundo real, ¿no?
– Desde luego –contesta George.
Y antes de que la profesora Umbridge pueda decir ni una palabra, los gemelos Weasley levantan sus varitas y gritan juntos:
– ¡Accio escobas!
Sus escobas no tardan ni un minuto en aparecer, y cuando la Brigada Inquisitorial se da cuenta, los gemelos ya han dado un fuerte pisotón y se elevan en el cielo. Una vez allí, Fred se da la vuelta y mira al otro extremo del pasillo, donde se encuentra Peeves y le dice:
– Hazles la vida imposible por nosotros, Peeves. –sonríe ladinamente y me mira y tan solo moviendo los labios, pronuncia «Cuídate»
Y mis dos gemelos salen volando por las puertas de Hogwarts como lo que son; dos grandes héroes.
A finales de mayo era el partido de Gryffindor contra Ravenclaw y los leones todavía tenían esperanza de ganar la copa de las casas ya que Slytherin perdió contra Hufflepuff.
Por una parte me alegraba de que hubiésemos perdido, pero aun así me daba un poco de pena. El próximo año ganaríamos la copa.
Gryffindor ganó aquel partido y todos estaban bastante animados ya que Ron había conseguido parar casi todas las quaffles.
– ¿Fastidiado, Malfoy? –pregunto mirando a Draco, que está apoyado en la barandilla de la torre de Astronomía.
– Puede que sí, Riddle.
– Oh, vamos, tienes que reconocer que lo hicieron bien esos leones.
– No estuvo mal.
– ¿Si intento hablar de Izzy y Theo me cambiarás de tema?
– No –dice, sorprendiéndome.
– ¿Por qué te afecta tanto, Draco?
– Porque es mi pequeña Isabelle.
– ¡Tiene quince años! –grito frustrada– Y creo que esta conversación ya la hemos tenido, eh, Malfoy.
– A lo mejor tienes razón y tengo que aceptar que mi hermana ha crecido.
– Sí, tienes que hacerlo –le cojo la mano y empiezo a arrastrarle para que ande– Y como parece que hoy estás de muy buen humor iremos a decirles que te parece bien que estén juntos. ¿Está claro?
– ¡Sí, señora! –afirmo como si fuese un militar.
Llegamos a mi habitación y allí estaban Theo e Izzy abrazados de una forma muy tierna.
– Uhm…Draco…yo…no es lo que parece –murmura Theo, nervioso.
– No pasa nada Theo –dice Draco, resignado– He aprendido a…aceptar vuestra relación.
Y cuando acabó de pronunciar aquellas palabras, Izzy se abalanza sobre él y ambos caen al suelo e Izzy empieza a darle besos en las mejillas mientras dice cosas como: «Eres el mejor hermano del mundo» «Siempre te querré, pequeñín» «Ay, cuanto adoro mi pequeño hurón rubio»
Es una escena bastante tierna, ver a dos hermanos así de unidos. Un gran nudo se forma en mi garganta y siento ganas de irme a una esquina de la habitación y ponerme a llorar.
Pero antes de que pueda pensar cualquier otra cosa, Theo pone su brazo izquierdo sobre mis hombros y me susurra: «Siento que tus gemelos se hayan marchado». Me da un pequeño beso en la mejilla y nos quedamos observando cómo –ahora– Draco hace cosquillas a Izzy.
Draco estaba bastante extraño con todo el mundo y no había dicho nada sobre Izzy y Theo. Intenté hablar con él un par de veces sobre ello, pero al instante me cambió de tema.
– Vamos, Kath, realiza tu patronus –murmura Harry, haciéndome volver a la realidad. Les estamos enseñando a todos los componentes del ED a conjurar un patronus, y parece que a todos se les da muy bien.
Justo cuando iba a conjurar mi patronus, apareció Dobby para intentar avisarnos de que Umbridge venía a por nosotros. Todo el mundo empieza a correr hacía la puerta y, sin saber cómo, soy una de las primeras en salir.
Corro por los pasillos de Hogwarts sin un rumbo fijo. Las mazmorras en las que se encuentra mi sala común están demasiado lejos, e ir por los pasillos como si nada tampoco es una buena opción.
– ¡Los baños! –mascullo para mis adentros.
Sigo corriendo lo más rápido que puedo, hasta que tropiezo con algo y caigo de bruces contra el suelo. Me giro –todavía en el suelo– y veo a Pansy sonriéndome cínicamente.
– Queridísima Katherine –murmura sentándose sobre mí.
– Quítate de encima de mí –digo intentando ponerme en pie. Ella a ver que intento levantarme, hace mayor presión sobre mí.
– No te muevas, Riddle –comenta– No tienes forma de huir, si consigues escapar de mí, otra persona te encontrará.
– ¿Qué quieres de mí? –pregunto, cansinamente.
– Yo no quiero nada. Solo me han pedido que lleve y eso voy a hacer.
– Oh, lo suponía, tú siempre eres una segundona –murmullo mirándola a los ojos, mientras intento encontrar una manera de salir de esta situación.
– Bueno, tú también lo eres –comenta cínicamente.
– ¿A sí? –preguntó realmente sorprendida.
– Siempre serás la hija de Voldemort, siempre estarás por detrás de Potter –escupe, como si fuese una serpiente escupiendo veneno. Aunque, ahora que lo pienso, es una serpiente…y yo también.
Me quedo pensando en lo que me ha dicho. ¿La gente me ve así? ¿Cómo si fuese la segundona de Harry?
Mientras yo pienso, Pansy me agarra con fuerza del brazo y me arrastra hasta el despacho del director. Dónde están Harry junto a Umbridge.
– Atrapé a Riddle –grita Pansy, eufórica, cuando llegamos junto a Umbridge.
– Buen trabajo –comenta Umbridge como si fuese una maniática enloquecida.
Umbridge, Harry y yo subimos por la escalera móvil y llegamos al despacho de Dumbledore. Donde se encuentran Dumbledore, McGonagall, Cornelius Fudge, Shacklebolt y Percy Weasley.
* * *
Además, Umbridge había creado “La Brigada Inquisitorial” y por mal que me pese, Draco formaba parte de ella.
– Kathernia! Kathernia! –gritan dos voces a mis espaldas mientras voy al Gran Comedor para desayunar.
– ¡George! ¡Fred! ¿Por qué me llamáis así? –pregunto desconcertada.
– Hemos pensado… –dice Fred.
– …que Kathernia te queda mejor –acaba George.
– Pues yo os llamaré Frodo y Georgo.
– ¡Nos gustan! –dicen a la vez, sonriendo como niños de cinco años cuando les das una chuche.
– Bueno, chicos, ¿qué queríais?
– Como Dumbledore se ha ido, hemos decidido que no nos importa pasar los límites –resume Fred “Frodo” Weasley.
– ¿Vosotros teníais límites? –pregunto, mientras rememoro todas las bromas que han gastado desde que yo estoy en Hogwarts.
– Claro que sí, pequeña princesa –masculla Georgo agarrándome los mofletes.
– ¿Qué estáis pensando?
– ¡A sí me gusta! –volvieron a decir a la vez.
– A la hora de la comida, una enorme caja de fuegos artificiales encantados estallará en el Gran Comedor.
– ¿Pero qué pasa con la Brigada Inquisitorial? –pregunto pensando en lo que podría pasarle a los gemelos si cualquier Slytherin les ve.
– Ahí es donde entras tú –murmuran–… solo si quieres.
– Por supuesto que quiero –afirmo energéticamente.
– Entonces esa será tu misión, ¡distraer a la Brigada!
* * *
A la hora de la comida, siento un gran nudo en el estómago. Puede que distraer a Draco sea medianamente fácil, pero… ¿y los demás?
No me puedo acercar a Pansy como si nada y comenzar una alegre conversación sobre lo asquerosas que son las sangres sucias o sobre la última moda mágica o sobre alguna nueva pareja de Hogwarts…Ah, estoy estresada.
– ¿Y por qué no te limitas a dejar que pillen a esos gemelos? –pregunta una aterciopelada voz dentro de mi subconsciente. Morgana.
– Porque son mis amigos –mascullo internamente. No sé cómo lo hace, pero siempre consigue sacarme de mis casillas.
– Yo creo que alguno de los dos te gusta.
– ¿Por qué piensas eso? Yo quiero a Draco –siento como mis mejillas se tiñen de un color carmesí. Hay veces que me pregunto si Logan también tendrá este tipo de conversaciones con Merlín.
– Kath, ¿te acabas de sonrojar? –me pregunta Daph sacándome de mi ensoñación.
– No, bueno, sí –contesto agobiada.
– ¿Estás bien? –pregunta esta vez Izzy separándose un poco de Theo. Desde que están juntos creo que no se separan para nada.
– Oye, chicos y chicas de la Brigada –alzo la voz para que la gente de la mesa me escuche.
– ¿Qué quieres, Riddle? –pregunta de mala gana Pansy.
– Quería saber cómo le va a la Brigada Inquisitorial –comento intentando poner mi mejor cara.
– Oh, pues nos…
Draco deja la frase a medias ya que suena un estallido y empiezan a revolotear dragones compuestos de chispas verdes y doradas; girándulas de color rosa fosforito de un metro y medio de diámetro pasaban zumbando como platillos volantes; cohetes con largas colas de brillantes estrellas plateadas rebotaban contra las paredes; las bengalas escribían palabrotas en el aire; los petardos explotaban como minas y un sinfín de cosas parecidas.
Umbridge se pasó su primera tarde como directora de un lado a otro intentando controlar los fuegos. Además, cada vez que algún dragón, bengala, cohete o girándula se metía dentro de alguna clase los profesores llamaban a Umbridge para que los apagase ella. Fue una de las mejores tardes de mi vida.
* * *
– Llegas tarde, Kat –murmura Snape fríamente. Llegaba tarde a la clase de Oclumancia de aquel día por culpa de Izzy. Theo y ella iban a tener su primera cita romántica y me tuvo media hora preguntándome cual vestido la quedaba mejor.
– Lo sé –digo y bostezo. Estoy bastante cansada y no me apetece que Severus se meta en mis pensamientos.
– Bueno, ya que estamos todos aquí –comenta mirando a Harry con asco– Veremos si habéis practicado. Potter, saca la varita.
Harry se puso de pie y empuñó su varita.
– Contaré hasta tres –anuncia Snape, perezosamente– Uno, dos…
Pero la puesta se abre y Draco entra atropelladamente al despacho. Umbridge ha encontrado a Montague dentro de uno de los baños de cuarto piso. Severus se apresura –junto a Draco– hacia el cuarto piso y Harry y yo nos quedamos allí, callados.
– Buenas noches, Harry –murmuro saliendo por la puerta.
– Adiós, Kath.
Llego mi habitación y no hay nadie. Me tumbo cansada sobre mi cama y empiezo a pensar en todo lo que ha pasado desde que comenzó mi quinto curso. Y una punzada de arrepentimiento recorre mi cuerpo. Sirius.
Me incorporo lentamente y cojo tinta, una pluma y varias hojas de mi mochila. Bajo a la sala común y solo hay un par de alumnos de último curso. Me siento en la mesa más alejada que encuentro y comienzo a escribir.
Para Sirius:
Realmente no sé cómo empezar esta carta y tampoco sé si algún día me atreveré a mandártela, pero necesito que comprendas los motivos por los que defiendo y quiero tanto a los Malfoy.
Aunque por que les quiera no significa que no pueda ver que Lucius es un mortífago y que hace todo lo que mi padre le ordena. Pero aun así no puedo culparle. Tal vez sea porque le debo la vida. No lo sé.
Espero que algún día podamos perdonarnos y volver a ser ¿compañeros? Aunque debo decirte que yo siempre te he visto como a un padre, siempre me has transmitido mucha confianza y tal vez sea ese el motivo por el que te aprecio tanto.
También deseo que estés a mi lado para poder contarle a alguien –que no sea Cedric– que tengo un hermano. ¡Sí! ¿A qué es increíble?
Al principio tampoco me lo creía, pero él es genial y estoy deseando que le conozcas, seguro que os lleváis genial. A mí me recuerda un poco a Harry porque es un poco tímido. ¡Y también es un león!
Espero verte pronto. Un beso
Katherine Elizabeth Riddle.
Doblo lentamente el papel sobre el que he escrito la carta y me lo guardo en la túnica. Vuelvo a mi habitación y me tumbo en la cama mientras lentamente me voy quedando dormida.
* * *
Las vacaciones de Pascua pasaron muy deprisa para mi gusto. La mayoría de los alumnos de Slytherin se fue a su casa así que no había casi nadie en la sala común. Cosa que agradecí bastante porque Logan venía a visitarme casi todas las noches. Hablábamos sobre cualquier tipo de chorrada que se nos viniera a la mente y me alegraba tener a alguien con el que compartir todas mis dudas y mis miedos.
Lo malo de la vuelta a las clases era la orientación académica. Había pasado casi todas las navidades revisando panfletos sobre trabajos en el mundo mágico y ninguno me convencía.
A cada alumno se le citaba un día a una hora para hablar con el jefe de su casa, yo tengo la cita en el despacho de Severus el miércoles a la una de la tarde. Genial. Me saltaré casi toda la clase de DCAO.
El miércoles llegó y con él la cita con Severus. Camino lentamente hasta su despacho y abro la puerta sin siquiera preguntar.
– Hola Sev –digo lúgubremente sentándome en una silla enfrente de su mesa.
– Hola, Kat –responde levantando la vista de uno de los panfletos de orientación– Y bien, ¿qué trabajo te gusta?
Me revuelvo incómoda en mi silla. No me apetece hablar sobre mi futuro. Además, los gemelos me habían pedido ayuda para que Harry pudiese hablar con Sirius y eso es lo que más incómoda me hacía sentirme. No había sacado del bolsillo de mi túnica la carta que le escribí a Sirius y que no le mandé.
– No lo sé –mascullo deseando estar en otra parte.
– ¿Qué te parecería ser auror? Tienes unas notas excelentes y estoy seguro de que se te daría bastante bien
– No es lo mío.
– ¿Y algo relacionado con la medicina?
– Tampoco me entusiasma.
– ¿Qué tal profesora?
– Severus, será mejor que dejemos esto por ahora –comento mirando mi reloj. Ha llegado la hora.
– ¿Por qué?
– No tengo tiempo para explicártelo –me levanto bruscamente y antes de salir por la puerta me doy media vuelta y miro a Sev– Si alguien te pregunta he estado aquí todo el rato.
– No te metas en líos, pequeña –murmura pausadamente.
Salgo corriendo hacia el ala este donde se encuentran los gemelos. Ambos parecen nerviosos, pero de excitación. No como lo que siento yo, que es algo parecido al terror.
– Parecemos los Merodeadores –comento, recordando las hazañas que hicieron Remus, James, Sirius y Pettigrew.
– Pero nosotros no nos traicionaremos –dicen a la vez. Me encanta cuando hablan de esa manera.
– Os voy a echar de menos –murmuro mirando el suelo. No quiero que se vayan.
– Yo también te echaré de menos –y de pronto siento unos brazos abrazarme delicadamente. Es Fred.
– Yo también ¡eh! –grita su otro gemelo abrazándonos a los dos.
– Es la hora –dice Cedric detrás de nosotros. ¿Qué hace Ced aquí?
– Le hemos llamado nosotros –aclara George al notar mi repentino desconcierto.
– Adiós –murmuro mientras corro junto a Cedric hasta la otra punta del ala este. Allí empezara la maniobra de distracción.
Colocamos varias cajas de fuegos artificiales encantados a los largo del pasillo.
– Tienes que encenderlas, Katie –masculla Cedric, se nota que está nervioso.
– No puedo.
– Piensa en algo que realmente te haga enfadar.
Él sabe sobre los elementos y sabe que si me hacen enfadar de alguna extraña manera alguna parte de mi cuerpo se convierte en mi elemento. El fuego.
Reacciono a lo que me acaba de decir y pienso en algo que me ponga realmente furiosa. Los mortífagos siempre me ponen de mal humor así que me pongo a pensar en todos y cada uno de ellos…pero no ocurre nada.
– No puedo, Ced –grito angustiada– Estoy pensando en mortífagos, que son gente que me repugna y no pasa nada.
– Acuérdate de lo que dice Dumbledore. Lo más importante es el amor.
– ¿Y eso qué más da?
– El amor conlleva celos.
Sonrío internamente y me concentro. Empiezo a pensar en Draco y sin saber cómo una imagen se forma en mi cabeza. Draco y Pansy. Están en la habitación de Draco y lentamente se van quitando la ropa hasta que quedan prácticamente en ropa interior, mientras se besan apasionadamente.
– Kath, creo que ya está –dice Cedric con cierto todo de admiración. Abro los ojos y veo que mis brazos tienen la misma forma, pero ahora están compuestos por fuego. No hay huesos ni nada por el estilo, solo es fuego. Y me encanta.
Paso mis “brazos” por todas las cajas y estas empiezan a estallar lentamente. Ced y yo salimos corriendo a ver cómo ha ido el trabajo de los gemelos. Parece que genial porque el pasillo está inundado y varios –muchos– alumnos estaban cubiertos por una sustancia que parecía jugo fétido. Mientras tanto, cientos de dragones verdes pasaban por nuestras cabezas. Y mis brazos ya han vuelto a la normalidad.
– ¡Muy bien! –grita triunfante la profesora Umbridge– ¿Os parece muy gracioso convertir un pasillo del colegio en un pantano?
– Pues sí, la verdad –contesta Fred.
– Ya tengo el permiso, señora –anuncia Argus Filch– Tengo el permiso y tengo las fustas preparadas. Déjeme hacerlo ahora, por favor...
– Muy bien, Argus. Vosotros dos vais a saber lo que les pasa a los alborotadores en mi colegio.
– ¿Sabe qué le digo? Me parece que no. Creo que ya somos mayorcitos para estar internos en un colegio, George.
– Sí, yo también tengo esa impresión
– Ya va siendo hora de que pongamos a prueba nuestro talento en el mundo real, ¿no?
– Desde luego –contesta George.
Y antes de que la profesora Umbridge pueda decir ni una palabra, los gemelos Weasley levantan sus varitas y gritan juntos:
– ¡Accio escobas!
Sus escobas no tardan ni un minuto en aparecer, y cuando la Brigada Inquisitorial se da cuenta, los gemelos ya han dado un fuerte pisotón y se elevan en el cielo. Una vez allí, Fred se da la vuelta y mira al otro extremo del pasillo, donde se encuentra Peeves y le dice:
– Hazles la vida imposible por nosotros, Peeves. –sonríe ladinamente y me mira y tan solo moviendo los labios, pronuncia «Cuídate»
Y mis dos gemelos salen volando por las puertas de Hogwarts como lo que son; dos grandes héroes.
* * *
A finales de mayo era el partido de Gryffindor contra Ravenclaw y los leones todavía tenían esperanza de ganar la copa de las casas ya que Slytherin perdió contra Hufflepuff.
Por una parte me alegraba de que hubiésemos perdido, pero aun así me daba un poco de pena. El próximo año ganaríamos la copa.
Gryffindor ganó aquel partido y todos estaban bastante animados ya que Ron había conseguido parar casi todas las quaffles.
– ¿Fastidiado, Malfoy? –pregunto mirando a Draco, que está apoyado en la barandilla de la torre de Astronomía.
– Puede que sí, Riddle.
– Oh, vamos, tienes que reconocer que lo hicieron bien esos leones.
– No estuvo mal.
– ¿Si intento hablar de Izzy y Theo me cambiarás de tema?
– No –dice, sorprendiéndome.
– ¿Por qué te afecta tanto, Draco?
– Porque es mi pequeña Isabelle.
– ¡Tiene quince años! –grito frustrada– Y creo que esta conversación ya la hemos tenido, eh, Malfoy.
– A lo mejor tienes razón y tengo que aceptar que mi hermana ha crecido.
– Sí, tienes que hacerlo –le cojo la mano y empiezo a arrastrarle para que ande– Y como parece que hoy estás de muy buen humor iremos a decirles que te parece bien que estén juntos. ¿Está claro?
– ¡Sí, señora! –afirmo como si fuese un militar.
Llegamos a mi habitación y allí estaban Theo e Izzy abrazados de una forma muy tierna.
– Uhm…Draco…yo…no es lo que parece –murmura Theo, nervioso.
– No pasa nada Theo –dice Draco, resignado– He aprendido a…aceptar vuestra relación.
Y cuando acabó de pronunciar aquellas palabras, Izzy se abalanza sobre él y ambos caen al suelo e Izzy empieza a darle besos en las mejillas mientras dice cosas como: «Eres el mejor hermano del mundo» «Siempre te querré, pequeñín» «Ay, cuanto adoro mi pequeño hurón rubio»
Es una escena bastante tierna, ver a dos hermanos así de unidos. Un gran nudo se forma en mi garganta y siento ganas de irme a una esquina de la habitación y ponerme a llorar.
Pero antes de que pueda pensar cualquier otra cosa, Theo pone su brazo izquierdo sobre mis hombros y me susurra: «Siento que tus gemelos se hayan marchado». Me da un pequeño beso en la mejilla y nos quedamos observando cómo –ahora– Draco hace cosquillas a Izzy.
#Morgenstern
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
noooo ame el capi,quiero que le envie la carta a sirius ahora no aguanto
que tiernos izzy y theo :love:
josie96
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
Holi asdfhjkl.
Primero, déjame morir de amor con el final del capítulo. Izzy y Draco son jodidamente tiernos y los amo con la fuerza de los mares, el ímpetu del viento (?). No, lol JAJAJ. Yo solo amo al hurón. Y a Ced. Y a Fred. Y a Harry. Y a todos, ¿vale? Los amo a todos. Me da tanta pena que los gemelos se hayan ido, pero lo hicieron de buena forma, porque la broma del pantano estuvo genial. Nunca me canso de esa parte, jasdhkasd. La carta a Sirius fue preciosa, no sé a qué tarda Katherine para enviarla. Y Severus es un amor con Kath, se me hace raro leer que le diga cosas como 'pequeña' o así, pero queda tierno de todas formas. Y quiero un beso de nuevo entre Draco y Kath, se extrañan los momentos así. Siento comentar tan tarde, por cierto, pero es que estos días el ordenador me ha ido realmente lento, y me desesperaba; hasta hoy, que lo he formateado y ahora va mucho más rápido. La diferencia es notoria y ya no me entran tantas ganas de destrozar la pantalla cuando se tira media hora cargando una página. Pobre, ya tiene tres años este ordenador, bastante que me está durando. Y pues bueno, dejo de hablarte del ordenador y me centro en el capítulo, que por cierto ha sido una pasada. La parte en que los brazos de Kath se hacen fuego me ha recordado a Los Juegos del Hambre, a Katniss, porque la llaman la chica en llamas. No tiene nada que ver, salvo el hecho del fuego, pero idk xd. Y nada más, me voy ya que he quedado. Sube pronto pls jahsdgjasd. ¡Besis!<3.Mina ♡
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
HOLA!!!! Soy Nueva Lectoraaaaaaa
Me encantaaa tu noveee.... Es Genial!
Me llamo Belinda, Soy de Argentina y me encanta como escribis
Seguilaaaaaa Prontoooo
Besos
Beli1597
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
Hola (:josie96 escribió:
noooo ame el capi,quiero que le envie la carta a sirius ahora no aguanto
que tiernos izzy y theo :love:
Ya se la enviará, o tal vez no haga falta...
Si, son adorables :3
¡Gracias por comentar!
XOXO<3
#Morgenstern
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
Hola Belinda!Beli1597 escribió:
HOLA!!!! Soy Nueva Lectoraaaaaaa
Me encantaaa tu noveee.... Es Genial!
Me llamo Belinda, Soy de Argentina y me encanta como escribis
Seguilaaaaaa Prontoooo
Besos
Me alegra tener nuevas lectoras :3
Ahora publico un cap (:
¡Gracias por comentar!
XOXO<3
#Morgenstern
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
Ay, me recuerdas mucho a una amiga con el Holi :33Mina ♡ escribió:Holi asdfhjkl.Primero, déjame morir de amor con el final del capítulo. Izzy y Draco son jodidamente tiernos y los amo con la fuerza de los mares, el ímpetu del viento (?). No, lol JAJAJ. Yo solo amo al hurón. Y a Ced. Y a Fred. Y a Harry. Y a todos, ¿vale? Los amo a todos. Me da tanta pena que los gemelos se hayan ido, pero lo hicieron de buena forma, porque la broma del pantano estuvo genial. Nunca me canso de esa parte, jasdhkasd. La carta a Sirius fue preciosa, no sé a qué tarda Katherine para enviarla. Y Severus es un amor con Kath, se me hace raro leer que le diga cosas como 'pequeña' o así, pero queda tierno de todas formas. Y quiero un beso de nuevo entre Draco y Kath, se extrañan los momentos así. Siento comentar tan tarde, por cierto, pero es que estos días el ordenador me ha ido realmente lento, y me desesperaba; hasta hoy, que lo he formateado y ahora va mucho más rápido. La diferencia es notoria y ya no me entran tantas ganas de destrozar la pantalla cuando se tira media hora cargando una página. Pobre, ya tiene tres años este ordenador, bastante que me está durando. Y pues bueno, dejo de hablarte del ordenador y me centro en el capítulo, que por cierto ha sido una pasada. La parte en que los brazos de Kath se hacen fuego me ha recordado a Los Juegos del Hambre, a Katniss, porque la llaman la chica en llamas. No tiene nada que ver, salvo el hecho del fuego, pero idk xd. Y nada más, me voy ya que he quedado. Sube pronto pls jahsdgjasd. ¡Besis!<3.
Vale, te dejo morir de amor con el final del capítulo. Son hermanos, yo a veces con mi hermano también me llevo así...muy cursi todo xD
Yo también los amo a todos, ah, es que son jodidamente perfectos!
A mi también me encanta esa parte, me gustaría hacer algo así en mi instituto kshksjdfh *-*
Bueno, ya se la dará algún día...
A mi se me hace raro escribirlo, pero es que Sev es mi personaje favorito y me encanta la idea de que sea así con Kath.
Creo que en los próximos capítulos llegará, todavía no he escrito nada, pero lo presiento (?)
Ay, no pasa nada, mi portátil tiene dos años y medio y algunas teclas del teclado me van mal.
jahsdfkjhasdjkh El otro día vi 'En Llamas'. Por Merlín, que pedazo de película es tan awesome c:
Ahora subo cap, guapa.
¡Gracias por comentar!
XOXO<3
#Morgenstern
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
Holi. ¿Qué tal queridas lectoras?
Yo estoy estresada por culpa del instituto, las dos próximas semanas las tengo llenas de exámenes y ah, los detesto T.T
Hacía mucho tiempo que no escribía nada antes de un capítulo... (?)
Bueno, quiero deciros un par de cosas, voy a hacer una lista porque si no se me olvida lo que tengo que decir.
1º Voy a cambiar a la representante de Kath, ahora en vez de Alice Englert será Kaya Scodelario -ksdjhkjsh- bc una chica me dijo que en su opinión Kath se parecía más a Kaya y como la adoro, pues...eso :/ Espero que no le moleste a nadie.
2º El 25 de diciembre hará un año desde que publiqué mi novela y me gustaría hacer un maratón. Es una idea y de momento no tengo nada escrito, pero me encantaría hacerlo.
3º No sé si os habéis dado cuenta -supongo que sí- pero ahora escribo en presente. Esto surgió porque fui a escribir un capítulo y como me estaba leyendo 'Divergente' -libro que recomiendo a todo el mundo- se me quedó la forma en la que Veronica Roth escribía así que lo escribí en presente y luego me daba pereza reescribirlo. Repito; espero que no os importe.
4º Me he puesto a leer los primeros capítulos de la novela y me he dado cuenta de que escribía fatal, por eso en navidades intentaré escribirlo mejor (?)
5º Estoy escribiendo una novela de Scorpius
y tú, solo he escrito los dos primeros capítulos y me interesa saber si la leería, that's all.
Bueno, muchas gracias a todas las lectoras por leer y comentar
XOXO <3
Joder. ¿Por qué estas cosas solo me pasan a mí? Sin saber cómo, el mes de junio había llegado y eso –para los alumnos de quinto– solo podía significar una cosa: TIMOS.
Este año había estado tan ocupada pensando en otras cosas que ni si quiera me acordé de lo que pasaría a finales de curso. Todos los alumnos pasaban el tiempo libre con un libro entre sus brazos mientras estudiaban y varios de ellos se comportaban de forma extraña.
Lo único bueno de los TIMOS es que los profesores ya no nos ponían deberes y las clases las pasábamos repasando cosas que con facilidad aparecerían en los exámenes.
– ¿Qué haces aquí, tan sola? –pregunta Cedric, sobresaltándome.
– Estudio –comento pasando de página.
– Si lo necesitas, he conseguido esto –murmura y me enseña una botella con un líquido de color verde.
– ¿Qué es?
– Es un elixir cerebral, te ayudará a recordar todo lo necesario para los TIMOS.
– No lo necesito –comento mirando sus ojos.
– ¿Puedes dejar de ser tan egocéntrica?
– ¿Yo? ¿Egocéntrica?
– Sí, tú.
– Ah –suspiro y empiezo a leer los primeros párrafos de la página 245 de mi libro.
–Bueno, ¿quieres el elixir o no?
– ¿Me estas intentando vender drogas?
– No te las estoy intentando vender, te las voy a regalar
– Pues tendré que aceptarlas –cojo la pequeña botella y destapo lentamente el tapón. Trago el líquido y me sorprendo al notar que sabe a agua – ¿Es agua?
– Por supuesto, ¿qué pensabas? –Pregunta levantando una ceja– Soy prefecto, no puedo ir repartiendo sustancias a alumnos de otras casas.
– Pensaba que me ibas a ayudar.
– Si quieres te ayudo a estudiar, pero no voy a dejar que bebas este tipo de cosas.
– Ey, Ced ¿vienes a dar una vuelta? –preguntan un par de chicos de Hufflepuff sentándose a nuestro lado.
– No, creo que ayudaré a Kathie a estudiar.
– Si yo pudiese pasar una tarde junto a ella, también lo haría –dice uno de sus amigos mirándome de arriba abajo.
– No te pases –dice con dureza Cedric– Es como mi hermana.
– No pasa nada, Ced –sonrío– Ve con tus amigos, ah y si quieres una cita conmigo, pídemela.
El chico me mira sorprendido y se sonroja instantáneamente. Yo sonrío ladinamente y sus amigos se ríen a carcajadas.
– Nos vemos luego, merodeadora –Ced me besa la mejilla y se aleja con sus amigos, no sin antes echarme una última mirada.
Vale. El primer examen sería Teoría de Encantamientos, estaba programado para el lunes por la mañana. Bien, todavía me quedaban un par de días para estudiar.
El domingo por la noche, en la sala común de Slytherin, se respira un ambiente muy tenso. Theo está tirado boca arriba en el suelo y recita las definiciones de varios hechizos e Izzy comprueba si los tiene bien desde uno de los sillones. Daphne, Pansy, Blaise y los gorilas están sentados en un par de sillas repasando los libros de cursos anteriores y Draco simplemente me observa.
– Iré a tomar un poco el aire –comento poniéndome la capa de Slytherin.
– Ten cuidado, a los prefectos no les gusta que los alumnos anden por el castillo a estas horas –dice Pansy con un tono insoportable.
– ¿Es una amenaza?
– Solo te estoy advirtiendo, querida Katherine.
– La acompañaré, Pansy –dice Draco levantándose, y cuando llega a mi lado, me tiende el brazo– Mi lady.
Cojo su brazo y salimos de la sala común. Cuando llegamos a los jardines, nos sentamos cerca del lago y observo la luna. Está llena.
Instantáneamente pienso en Remus. ¿Dolerá estar bajo los efectos de la luna llena? Supongo que sí. Al pensar en la luna llena, también me acuerdo de Greyback y un temblor recorre mi cuerpo.
– ¿Tienes frío? –pregunta Draco, rompiendo el silencio.
– No, estoy bien.
– ¿Estas preparadas para los TIMOS?
– Sí, creo que sí –sonrío– ¿Y tú? Creo que no has estudiado demasiado.
– Ya me las apañaré –comenta restándole importancia.
– Los TIMOS son importantes, Draco. Tienes que aprobar.
– Lo sé, lo sé, pero está claro que aprobaré, soy Draco Malfoy
– ¿Piensas que por ser un Malfoy aprobarás?
– Por supuesto.
– Será mejor que volvamos para que puedas estudiar, querido Malfoy.
– Oh, vamos, eres una aguafiestas Riddle.
– No lo soy, solo opino que es mejor estudiar que perder el tiempo.
– No estoy perdiendo el tiempo, estoy contigo –dice sonriéndome de una manera demasiado, ah, perfecta. Sin siquiera notarlo me muerdo el labio inferior, con tanta fuerza que este empieza a sangrar– ¿Te estás mordiendo el labio? –pregunta divertido.
– No –contesto mirando al suelo.
– Si
– Te he dicho que no.
– Cuanto más lo niegues más pensaré que te gusto.
– ¿Piensas que me gustas?
– Claro que sí, ¿quién se resiste a mis encantos?
– ¿Los hurones?
– Oh, has caído muy bajo, Riddle –dice mientras me empieza a hacer cosquillas. Vamos rodando por el césped, hasta que noto como el agua me empapa la ropa.
– Parece que nos hemos mojado.
– ¿Tú que crees? –digo mientras salgo del lago con el uniforme empapado
– La verdad es que estás muy sexy con la ropa mojada.
– Ahora eres tú el que insinuando que le gusto –murmuro sonriente.
– Pero es porque ya sabes que me gustas más que nada en este mundo –dice acercándose.
– Draco…–susurro cerrando los ojos. Me coge en brazos y me tira al lago, otra vez.
– Ay, Kath, tenías que haber visto tu cara –dice mientras se ríe, tan fuerte, que pienso que podría llegar a despertar a todo Hogwarts.
Empiezo a perseguirle y él corre como si le fuera la vida en ello, en algún momento mientras corremos le doy alcance y ambos caemos al suelo. Nuestras respiraciones son aceleradas y ambos tiritamos de frío.
– Deberíamos estar estudiando para los exámenes –comento mientras me apoyo con los codos en la hierba para poder ver a Draco.
– No te preocupes Kath, nos saldrán bien.
– Eso espero.
Se oyen unos pasos y voy a coger mi varita, pero no está donde siempre. Me giro a ver quién viene y descubro a Severus observándonos.
– Deberías estar preparándoos para los TIMOS –dice con voz pausada.
– Hemos salido a tomar un poco el aire –dice Draco.
– Son las doce de la noche, creo que es hora de que os vayáis a dormir –comenta Severus.
– Sí será mejor que nos vayamos, Kathie está tiritando.
Nos ponemos de pie, vamos andando hacia la sala común y en el trayecto Draco me da mi varita. Al entrar en el castillo siento como el calor del colegio me llega y dejo de tiritar.
Cuando terminó el desayuno, los alumnos de quinto y séptimo nos amontonamos en el vestíbulo mientras los demás estudiantes subían a sus aulas. A las nueve y media nos llamaron clase por clase para entrar de nuevo al Gran Comedor, aunque este estaba distinto, habían quitado las cuatro largas mesas y ahora había muchas mesas individuales. Daphne me coge por el brazo y me sienta en un pupitre al lado del suyo. Cuando todos nos hemos callado, McGonagall empieza a hablar:
– Ya podéis empezar –dice mientras da la vuelta a un enorme reloj de arena que hay sobre su mesa.
Doy la vuelta al examen y comienzo a leer las preguntas: a) Nombre el conjuro para hacer volar un objeto, b) Describa el movimiento de varita que se requiere…
– Al final no me ha hecho falta copiarme de ti –comenta Daphne bastante alegre después de dos horas contestando el examen.
– ¿Sólo querías que me sentase a tu lado para eso?
– Sí, bueno, la verdad es que estaba muy nerviosa y como a ti se te da bien todo esto –hace un gesto con las manos, señalando todo en general– pensé que me harías falta.
– Confía en ti misma –la animo dándola mi mejor sonrisa.
– Ey, Kath –grita alguien a mis espaldas. Me doy la vuelta y veo a Ced.
– ¿Qué tal tu examen? –pregunto, intrigada.
– Genial ¿y el tuyo?
– Perfecto.
– Sabía que lo conseguiríamos, somos el equipo Riddikulus.
– ¿Riddikulus? –pregunta Daph asombrada.
– Ajá –comenta Cedric asintiendo– Yo la llamo Ri por Riddle y ella a mi Di por Diggory, y al juntarlos queda RiDi pero queda mejor Riddikulus.
– A veces pienso que Lovegood es la más normal de todo Hogwarts –suelta Daph y se marcha.
– Venga, vamos a comer –digo sonriendo.
Después de la comida, todos los alumnos de quinto entramos en masa a la pequeña cámara que había junto el Gran Comedor, donde tendríamos que esperar para hacer el examen práctico. Nos llamaban en pequeños grupos, por orden alfabético. En mi pequeño grupo, no había nadie conocido, excepto Ron y Blaise Zabini.
– La profesora Shepherd está libre, Riddle –me indica el profesor Flitwick.
– Riddle, ¿verdad? –Pregunta examinando unos papeles – Una vez examiné a un Riddle.
– Ah –gruño, secamente.
– Bueno, comencemos con el encantamiento de cambio de color.
Transformaciones. Vale, espero que este examen práctico me salga mejor que el de ayer, en el que confundí varios encantamientos. Suspiro lentamente y entro de nuevo en el Gran Comedor.
El examen de Transformaciones teórico me ha salido bastante bien y al acabar de hacer el práctico descubro que una pequeña sonrisa ilumina el rostro de la señorita Shepherd al ver como consigo hacer desaparecer una iguana mediante un hechizo desvanecedor.
El jueves tocaba el examen de DCAO. El examen de Herbología del día anterior me había salido medianamente bien aunque ese no me preocupaba mucho.
No tuve ninguna dificultad en hacer el examen teórico e incluso me sobró tiempo. Ahora era el turno del examen práctico.
– Bien, lo estás haciendo muy bien, Elizabeth –comenta la profesora Shepherd– Si quieres demostrar lo que puedes llegar a hacer, conjura tu patronus, sé que sabes hacerlo.
Esto último lo dice en un susurro y hago lo que me pide.
– ¡Expecto Patronum!
Una hermosa serpiente sale del extremo de mi varita y se desliza por mis hombros.
– ¡Perfecto, Elizabeth! –Sonríe– Puedes marcharte.
El fin de semana lo pasé junto a Severus, quien se había ofrecido a darme un par de clases antes del examen del lunes de Pociones.
El examen escrito era –para mí– demasiado fácil. Y en el práctico me sentí un poco desprotegida al ver que Severus no estaba allí, aunque creo que me ha salido muy bien.
El examen del martes –Cuidado de Criaturas Mágicas– no me salió del todo bien. Era el que menos había preparado y el que menos me preocupaba.
El del miércoles por la mañana –Astronomía– también me salió bien. Al comentárselo a Ced me dijo que era por todas las horas que pasaba en la torre junto a Draco. Por la tarde teníamos el examen de Adivinación ya que hasta por la noche no podríamos hacer el práctico de Astronomía.
El examen de Adivinación fue el mejor de todos, pude que tuviese un poco de ventaja, pero estaba segura de que no sacaría menos de una E –Extraordinario–.
Cuando llegamos a la torre de Astronomía aquella misma noche, comprobamos que hacía una noche tranquila y despejada. Yo monté mi telescopio junto al de Draco. Varios examinadores se paseaban entre los alumnos, entre ellos la profesora Shepherd. Después de una hora y media, las luces de Hogwarts se apagaron y poco después las puertas del castillo se abrieron y dejaron ver a seis figuras que se dirigían a la cabaña de Hagrid. Cuando entraron allí no pude ver nada más, así que seguí con mi examen. De pronto, la puerta de la cabaña se abrió y pude ver a una enorme figura, rodeada de seis personas que intentaban aturdirlo.
Las puertas del castillo volvieron a abrirse y salió del castillo la profesora McGonagall hecha una furia, pero antes de que pudiese hacer nada, cuatro hechizos aturdidores impactaron en ella.
Miré fijamente a cada una de aquellas cuatro personas que le habían hecho aquello a la profesora y de pronto aquellas cuatro personas empezaron a revolverse en el suelo.
Recordé lo que había pasado con Colagusano en el cementerio, a él también le pasó algo parecido. Y también vino a mi mente lo que me dijo Dumbledore. Era mi fuego interior, que salía de aquella manera, torturando a mis enemigos.
Cuando acabó el tiempo del examen todos bajaron corriendo y hablando sobre lo sucedido. Hagrid había conseguido salir huyendo, pero estaba claro que Umbridge no lo dejaría así.
– Tienes un poder muy grande, Elizabeth –dice la profesora Shepherd
– ¿Eh? –pregunto, atontada. ¿Cómo sabe ella lo del fuego?
– Pero tienes que aprender a controlarlo, no puedes ir torturando a la gente con solo mirarles –susurra poniendo ambas manos en mis hombros– Tienes que practicar y mejorar, puedes hacerlo junto a tu hermano, os vendrá bien a los dos.
– ¿Cómo? –vuelvo a preguntar, sintiéndome un poco estúpida.
– Cuídate, Katherine Elizabeth Riddle –murmura con la mirada perdida– Y no cometas los mismos errores que ella.
Y se marcha. Dejándome completamente desorientada allí. ¿Tendría razón? ¿Debería practicar? Tal vez solo quería que pasase más tiempo junto a Logan. Me quedo observando la luna y me acurruco en el suelo; para quedarme dormida, en la torre de Astronomía.
Yo estoy estresada por culpa del instituto, las dos próximas semanas las tengo llenas de exámenes y ah, los detesto T.T
Hacía mucho tiempo que no escribía nada antes de un capítulo... (?)
Bueno, quiero deciros un par de cosas, voy a hacer una lista porque si no se me olvida lo que tengo que decir.
1º Voy a cambiar a la representante de Kath, ahora en vez de Alice Englert será Kaya Scodelario -ksdjhkjsh- bc una chica me dijo que en su opinión Kath se parecía más a Kaya y como la adoro, pues...eso :/ Espero que no le moleste a nadie.
2º El 25 de diciembre hará un año desde que publiqué mi novela y me gustaría hacer un maratón. Es una idea y de momento no tengo nada escrito, pero me encantaría hacerlo.
3º No sé si os habéis dado cuenta -supongo que sí- pero ahora escribo en presente. Esto surgió porque fui a escribir un capítulo y como me estaba leyendo 'Divergente' -libro que recomiendo a todo el mundo- se me quedó la forma en la que Veronica Roth escribía así que lo escribí en presente y luego me daba pereza reescribirlo. Repito; espero que no os importe.
4º Me he puesto a leer los primeros capítulos de la novela y me he dado cuenta de que escribía fatal, por eso en navidades intentaré escribirlo mejor (?)
5º Estoy escribiendo una novela de Scorpius
y tú, solo he escrito los dos primeros capítulos y me interesa saber si la leería, that's all.
Bueno, muchas gracias a todas las lectoras por leer y comentar
XOXO <3
Capítulo 33: TIMOS.
Joder. ¿Por qué estas cosas solo me pasan a mí? Sin saber cómo, el mes de junio había llegado y eso –para los alumnos de quinto– solo podía significar una cosa: TIMOS.
Este año había estado tan ocupada pensando en otras cosas que ni si quiera me acordé de lo que pasaría a finales de curso. Todos los alumnos pasaban el tiempo libre con un libro entre sus brazos mientras estudiaban y varios de ellos se comportaban de forma extraña.
Lo único bueno de los TIMOS es que los profesores ya no nos ponían deberes y las clases las pasábamos repasando cosas que con facilidad aparecerían en los exámenes.
– ¿Qué haces aquí, tan sola? –pregunta Cedric, sobresaltándome.
– Estudio –comento pasando de página.
– Si lo necesitas, he conseguido esto –murmura y me enseña una botella con un líquido de color verde.
– ¿Qué es?
– Es un elixir cerebral, te ayudará a recordar todo lo necesario para los TIMOS.
– No lo necesito –comento mirando sus ojos.
– ¿Puedes dejar de ser tan egocéntrica?
– ¿Yo? ¿Egocéntrica?
– Sí, tú.
– Ah –suspiro y empiezo a leer los primeros párrafos de la página 245 de mi libro.
–Bueno, ¿quieres el elixir o no?
– ¿Me estas intentando vender drogas?
– No te las estoy intentando vender, te las voy a regalar
– Pues tendré que aceptarlas –cojo la pequeña botella y destapo lentamente el tapón. Trago el líquido y me sorprendo al notar que sabe a agua – ¿Es agua?
– Por supuesto, ¿qué pensabas? –Pregunta levantando una ceja– Soy prefecto, no puedo ir repartiendo sustancias a alumnos de otras casas.
– Pensaba que me ibas a ayudar.
– Si quieres te ayudo a estudiar, pero no voy a dejar que bebas este tipo de cosas.
– Ey, Ced ¿vienes a dar una vuelta? –preguntan un par de chicos de Hufflepuff sentándose a nuestro lado.
– No, creo que ayudaré a Kathie a estudiar.
– Si yo pudiese pasar una tarde junto a ella, también lo haría –dice uno de sus amigos mirándome de arriba abajo.
– No te pases –dice con dureza Cedric– Es como mi hermana.
– No pasa nada, Ced –sonrío– Ve con tus amigos, ah y si quieres una cita conmigo, pídemela.
El chico me mira sorprendido y se sonroja instantáneamente. Yo sonrío ladinamente y sus amigos se ríen a carcajadas.
– Nos vemos luego, merodeadora –Ced me besa la mejilla y se aleja con sus amigos, no sin antes echarme una última mirada.
* * *
En la clase de Pociones, Snape nos comenta los horarios y las normas de los exámenes.Vale. El primer examen sería Teoría de Encantamientos, estaba programado para el lunes por la mañana. Bien, todavía me quedaban un par de días para estudiar.
El domingo por la noche, en la sala común de Slytherin, se respira un ambiente muy tenso. Theo está tirado boca arriba en el suelo y recita las definiciones de varios hechizos e Izzy comprueba si los tiene bien desde uno de los sillones. Daphne, Pansy, Blaise y los gorilas están sentados en un par de sillas repasando los libros de cursos anteriores y Draco simplemente me observa.
– Iré a tomar un poco el aire –comento poniéndome la capa de Slytherin.
– Ten cuidado, a los prefectos no les gusta que los alumnos anden por el castillo a estas horas –dice Pansy con un tono insoportable.
– ¿Es una amenaza?
– Solo te estoy advirtiendo, querida Katherine.
– La acompañaré, Pansy –dice Draco levantándose, y cuando llega a mi lado, me tiende el brazo– Mi lady.
Cojo su brazo y salimos de la sala común. Cuando llegamos a los jardines, nos sentamos cerca del lago y observo la luna. Está llena.
Instantáneamente pienso en Remus. ¿Dolerá estar bajo los efectos de la luna llena? Supongo que sí. Al pensar en la luna llena, también me acuerdo de Greyback y un temblor recorre mi cuerpo.
– ¿Tienes frío? –pregunta Draco, rompiendo el silencio.
– No, estoy bien.
– ¿Estas preparadas para los TIMOS?
– Sí, creo que sí –sonrío– ¿Y tú? Creo que no has estudiado demasiado.
– Ya me las apañaré –comenta restándole importancia.
– Los TIMOS son importantes, Draco. Tienes que aprobar.
– Lo sé, lo sé, pero está claro que aprobaré, soy Draco Malfoy
– ¿Piensas que por ser un Malfoy aprobarás?
– Por supuesto.
– Será mejor que volvamos para que puedas estudiar, querido Malfoy.
– Oh, vamos, eres una aguafiestas Riddle.
– No lo soy, solo opino que es mejor estudiar que perder el tiempo.
– No estoy perdiendo el tiempo, estoy contigo –dice sonriéndome de una manera demasiado, ah, perfecta. Sin siquiera notarlo me muerdo el labio inferior, con tanta fuerza que este empieza a sangrar– ¿Te estás mordiendo el labio? –pregunta divertido.
– No –contesto mirando al suelo.
– Si
– Te he dicho que no.
– Cuanto más lo niegues más pensaré que te gusto.
– ¿Piensas que me gustas?
– Claro que sí, ¿quién se resiste a mis encantos?
– ¿Los hurones?
– Oh, has caído muy bajo, Riddle –dice mientras me empieza a hacer cosquillas. Vamos rodando por el césped, hasta que noto como el agua me empapa la ropa.
– Parece que nos hemos mojado.
– ¿Tú que crees? –digo mientras salgo del lago con el uniforme empapado
– La verdad es que estás muy sexy con la ropa mojada.
– Ahora eres tú el que insinuando que le gusto –murmuro sonriente.
– Pero es porque ya sabes que me gustas más que nada en este mundo –dice acercándose.
– Draco…–susurro cerrando los ojos. Me coge en brazos y me tira al lago, otra vez.
– Ay, Kath, tenías que haber visto tu cara –dice mientras se ríe, tan fuerte, que pienso que podría llegar a despertar a todo Hogwarts.
Empiezo a perseguirle y él corre como si le fuera la vida en ello, en algún momento mientras corremos le doy alcance y ambos caemos al suelo. Nuestras respiraciones son aceleradas y ambos tiritamos de frío.
– Deberíamos estar estudiando para los exámenes –comento mientras me apoyo con los codos en la hierba para poder ver a Draco.
– No te preocupes Kath, nos saldrán bien.
– Eso espero.
Se oyen unos pasos y voy a coger mi varita, pero no está donde siempre. Me giro a ver quién viene y descubro a Severus observándonos.
– Deberías estar preparándoos para los TIMOS –dice con voz pausada.
– Hemos salido a tomar un poco el aire –dice Draco.
– Son las doce de la noche, creo que es hora de que os vayáis a dormir –comenta Severus.
– Sí será mejor que nos vayamos, Kathie está tiritando.
Nos ponemos de pie, vamos andando hacia la sala común y en el trayecto Draco me da mi varita. Al entrar en el castillo siento como el calor del colegio me llega y dejo de tiritar.
* * *
– Ya podéis empezar –dice mientras da la vuelta a un enorme reloj de arena que hay sobre su mesa.
Doy la vuelta al examen y comienzo a leer las preguntas: a) Nombre el conjuro para hacer volar un objeto, b) Describa el movimiento de varita que se requiere…
– Al final no me ha hecho falta copiarme de ti –comenta Daphne bastante alegre después de dos horas contestando el examen.
– ¿Sólo querías que me sentase a tu lado para eso?
– Sí, bueno, la verdad es que estaba muy nerviosa y como a ti se te da bien todo esto –hace un gesto con las manos, señalando todo en general– pensé que me harías falta.
– Confía en ti misma –la animo dándola mi mejor sonrisa.
– Ey, Kath –grita alguien a mis espaldas. Me doy la vuelta y veo a Ced.
– ¿Qué tal tu examen? –pregunto, intrigada.
– Genial ¿y el tuyo?
– Perfecto.
– Sabía que lo conseguiríamos, somos el equipo Riddikulus.
– ¿Riddikulus? –pregunta Daph asombrada.
– Ajá –comenta Cedric asintiendo– Yo la llamo Ri por Riddle y ella a mi Di por Diggory, y al juntarlos queda RiDi pero queda mejor Riddikulus.
– A veces pienso que Lovegood es la más normal de todo Hogwarts –suelta Daph y se marcha.
– Venga, vamos a comer –digo sonriendo.
Después de la comida, todos los alumnos de quinto entramos en masa a la pequeña cámara que había junto el Gran Comedor, donde tendríamos que esperar para hacer el examen práctico. Nos llamaban en pequeños grupos, por orden alfabético. En mi pequeño grupo, no había nadie conocido, excepto Ron y Blaise Zabini.
– La profesora Shepherd está libre, Riddle –me indica el profesor Flitwick.
– Riddle, ¿verdad? –Pregunta examinando unos papeles – Una vez examiné a un Riddle.
– Ah –gruño, secamente.
– Bueno, comencemos con el encantamiento de cambio de color.
Transformaciones. Vale, espero que este examen práctico me salga mejor que el de ayer, en el que confundí varios encantamientos. Suspiro lentamente y entro de nuevo en el Gran Comedor.
El examen de Transformaciones teórico me ha salido bastante bien y al acabar de hacer el práctico descubro que una pequeña sonrisa ilumina el rostro de la señorita Shepherd al ver como consigo hacer desaparecer una iguana mediante un hechizo desvanecedor.
El jueves tocaba el examen de DCAO. El examen de Herbología del día anterior me había salido medianamente bien aunque ese no me preocupaba mucho.
No tuve ninguna dificultad en hacer el examen teórico e incluso me sobró tiempo. Ahora era el turno del examen práctico.
– Bien, lo estás haciendo muy bien, Elizabeth –comenta la profesora Shepherd– Si quieres demostrar lo que puedes llegar a hacer, conjura tu patronus, sé que sabes hacerlo.
Esto último lo dice en un susurro y hago lo que me pide.
– ¡Expecto Patronum!
Una hermosa serpiente sale del extremo de mi varita y se desliza por mis hombros.
– ¡Perfecto, Elizabeth! –Sonríe– Puedes marcharte.
El fin de semana lo pasé junto a Severus, quien se había ofrecido a darme un par de clases antes del examen del lunes de Pociones.
El examen escrito era –para mí– demasiado fácil. Y en el práctico me sentí un poco desprotegida al ver que Severus no estaba allí, aunque creo que me ha salido muy bien.
El examen del martes –Cuidado de Criaturas Mágicas– no me salió del todo bien. Era el que menos había preparado y el que menos me preocupaba.
El del miércoles por la mañana –Astronomía– también me salió bien. Al comentárselo a Ced me dijo que era por todas las horas que pasaba en la torre junto a Draco. Por la tarde teníamos el examen de Adivinación ya que hasta por la noche no podríamos hacer el práctico de Astronomía.
El examen de Adivinación fue el mejor de todos, pude que tuviese un poco de ventaja, pero estaba segura de que no sacaría menos de una E –Extraordinario–.
Cuando llegamos a la torre de Astronomía aquella misma noche, comprobamos que hacía una noche tranquila y despejada. Yo monté mi telescopio junto al de Draco. Varios examinadores se paseaban entre los alumnos, entre ellos la profesora Shepherd. Después de una hora y media, las luces de Hogwarts se apagaron y poco después las puertas del castillo se abrieron y dejaron ver a seis figuras que se dirigían a la cabaña de Hagrid. Cuando entraron allí no pude ver nada más, así que seguí con mi examen. De pronto, la puerta de la cabaña se abrió y pude ver a una enorme figura, rodeada de seis personas que intentaban aturdirlo.
Las puertas del castillo volvieron a abrirse y salió del castillo la profesora McGonagall hecha una furia, pero antes de que pudiese hacer nada, cuatro hechizos aturdidores impactaron en ella.
Miré fijamente a cada una de aquellas cuatro personas que le habían hecho aquello a la profesora y de pronto aquellas cuatro personas empezaron a revolverse en el suelo.
Recordé lo que había pasado con Colagusano en el cementerio, a él también le pasó algo parecido. Y también vino a mi mente lo que me dijo Dumbledore. Era mi fuego interior, que salía de aquella manera, torturando a mis enemigos.
Cuando acabó el tiempo del examen todos bajaron corriendo y hablando sobre lo sucedido. Hagrid había conseguido salir huyendo, pero estaba claro que Umbridge no lo dejaría así.
– Tienes un poder muy grande, Elizabeth –dice la profesora Shepherd
– ¿Eh? –pregunto, atontada. ¿Cómo sabe ella lo del fuego?
– Pero tienes que aprender a controlarlo, no puedes ir torturando a la gente con solo mirarles –susurra poniendo ambas manos en mis hombros– Tienes que practicar y mejorar, puedes hacerlo junto a tu hermano, os vendrá bien a los dos.
– ¿Cómo? –vuelvo a preguntar, sintiéndome un poco estúpida.
– Cuídate, Katherine Elizabeth Riddle –murmura con la mirada perdida– Y no cometas los mismos errores que ella.
Y se marcha. Dejándome completamente desorientada allí. ¿Tendría razón? ¿Debería practicar? Tal vez solo quería que pasase más tiempo junto a Logan. Me quedo observando la luna y me acurruco en el suelo; para quedarme dormida, en la torre de Astronomía.
#Morgenstern
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
¿Tú quieres que te pegue, no? O sea, vale, deja que analice la situación. Yo leyendo el capítulo tan tranquilamente, riéndome por las bromitas del hurón, de Daph o Izzi, sonriendo como tonta cuando salía Ced, etc, etc, etc y de repente me dejas así como mpktada al final.
Pero es que vamos a ver, ¿te das cuenta de lo que has hecho?
Dios, creo que te odio. No me has dejado con la intriga, sino con lo siguiente. Quiero morirme, srsly. ¿Que no le pase como a ella? Ay señor, me está dando algo. ¿A ella? ¿Por qué? ¿Y a quién? ¿Su madre?
Lost in confusion like an illusion.
Estoy flipando, menos mal que en este capítulo ha salido Draco porque sino ya habría sido para suicidarme o algo, idk. Y Cedric, ay, ay, aaaaaaaaaaaaay. Pero que guapo es el jodido de mierda, lo amo, me lo morfo, me lo violo -él querría también así que no llegaría a violación, já- no sé, todo. Le hago todo.
Te suplico por el bien de mi salud, de mi vida, de mis futuros hijos, que subas pronto el siguiente, porque creo que esto no tiene perdón de Dios. Nos has dejado con la intriga de una manera muy cruel.
Y nada, un beso, fea<3.
Mina ♡
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
Me encantoo el capituloooo
Espero que la sigas Prontoooo
Besos
Beli1597
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
Para Reyes voy a pedir que actualices la novela, aparece plss :c
Mina ♡
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
Hola (:
Quería desearos feliz navidad a todas!
El día 25 hizo un año desde que publiqué la novela y, al final, no pude publicar nada especial. (?)
Estoy mala, y solo llevo la mitad del capítulo escrito, pero prometo que antes de que acabe este año lo subo. Además, será el último
También quería daros las gracias por leer y comentar mi novela, sois genialosas.
Bueno, espero que paséis felices fiestas y lo paséis genial.
Besos, amores <3
#Morgenstern
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
Feliz 2014.
Ya voy a publicar el gran ansiado capítulo. Es el más largo que he escrito en toda la novela
Como el capítulo es tan largo y es el último de la temporada, me centraré un poco más en los proyectos que tengo en mente, pero eso no quiere decir que no vaya a seguirla.
Además, quería pediros un favor personal. Últimamente me estoy obsesionando demasiado con mi manera de escribir, es decir, sé que no soy la mejor escritora del mundo, pero me gustaría que me escribierais una crítica constructiva para mejorar mi escritura. Y también me gustaría saber si os gusta el ritmo que está tomando la historia.
¡Espero que lo disfrutéis y que paséis unas felices navidades!
Ah, y que os regalen muchas cosas los
Love always.
#Morgenstern
Re: The light in the darkness {Draco Malfoy y tú}
Capítulo de regalo de reyes de Mina <3
Capítulo 34: The end? parte 1
A la mañana siguiente me levanto extrañada y confundida. Camino hasta el Gran Comedor dando tumbos. No quiero ni pensar en mi aspecto, porque está claro que no es el mejor del mundo. Realmente intento desenredar -con los dedos- mi pelo, pero mis intentos son un fracaso.
Lo peor de todo era que la gente no paraba de hablar de la profesora McGonagall, y pensar en ella me hacía sentir culpable. Podría haber intentado ayudarla de alguna manera.
— ¿Qué te pasa, pequeña? —me pregunta Logan, mientras nos sentamos en la mesa de Gryffindor. Él es un gran hermano.
— Nada, solo pensaba.
— ¿Estás preparada para nuestro último examen?
— Es el más fácil de todos, Historia de la Magia. Por supuesto que estoy preparada.
— Es verdad, te gusta mucho la historia. Tendré que apuntar en una libreta todos tus gustos.
— Yo también debería hacerlo —murmuro, pensando en él. Nunca me había puesto a pensarlo, pero no sabía casi nada de mi hermano mayor.
— ¿Alguna otra cosa que deba saber?
— Ummmmh, creo que no —contesto— Bueno, adoro el chocolate blanco.
— ¿Chocolate Blanco?
— Si —afirmo— Me gusta bastante. Cualquier cosa que contenga chocolate blanco es perfecta para mí.
— De acuerdo, chocolate —murmura, mientras saca un tintero y una pluma y se escribe en la palma de la mano mi dulce favorito — Bueno, nos vemos luego.
— Eh, Log, espera —digo, sujetándole el brazo.
— ¿Quieres algo, pequeña?
— Sí, bueno, quería…—murmuro, mientras me froto las manos—. Quería que practiquemos juntos.
— ¿Practicar? ¿Él que?
— Como tu elemento es la tierra y como se avecinan tiempos oscuros, había pensado que podríamos entrenar —le digo, y veo como una sonrisa se forma en su cara— Ya sabes, para poder manejarlos.
— Yo había pensado lo mismo, pero pensaba que no te gustaría la idea y no me atrevía a pedírtelo.
— Jamás hubiera dicho que no, es una muy buena idea —comento, acariciándole el hombro— Oye, ¿por qué no empezamos ya?
— ¿Ahora?
— Sí, ¿por qué no? —me rio levemente al ver su cara de asombro y le arrastro hasta los jardines del castillo.
Nos adentramos en el bosque, para que ningún alumno pueda vernos. Y allí, Logan me muestra lo poco que ha aprendido.
— Solo hay que respirar y tomárselo con calma —dice, inspeccionando las plantas de alrededor—. Está bien, te haré una pequeña muestra.
Suelta un suspiro y observa fijamente una pequeña amapola que todavía no se ha desarrollado por completo. Y, después de un minuto esperando, la amapola florece por completo.
— ¿¡Cómo lo has hecho!? —pregunto, deseando hacer lo mismo que él.
— Llevo mucho tiempo practicando —me muestra una pequeña sonrisa y acaricia la amapola—. Inténtalo tú.
— Pero aquí no hay fuego.
— Pues intenta crearlo. Ya lo has hecho más veces.
— Sí, pero eso era distinto.
— Ya sé otra cosa que tengo que apuntar, eres muy pesimista.
— No lo soy —grito enfurruñada— Oh, vale, lo intentaré.
Respiro lentamente y me concentro. Por mi cabeza pasan todas las veces en las que “me he encendido”.
Me armonizo con mi cuerpo y dejo que la ira contenida corra por mis venas.
— ¡Muy bien, pequeña! —suelta de repente Logan. Observo mis manos y no veo ni rastro de fuego.
— No lo he conseguido, Logan.
— Sí que lo has hecho —masculla, divertido, señalándome el pelo. Cojo un mechón y veo que las puntas están empezando a arder. Aunque –por extraño que parezca–, no se queman. Solo emiten el fuego.
— Oh, wow —murmuro sin saber que decir. Todavía estoy demasiado impactada.
— Será mejor que nos vayamos, pequeña.
* * *
— Podéis dar la vuelta a vuestro examen —dice la voz lejana de la profesora Shepherd.
El tiempo pasaba y yo no dejaba de escribir. Pese a que todo el mundo odiaba aquella asignatura, a mí en particular me encantaba. Saber lo que ocurrió hace cientos de años, para mí era verdaderamente interesante. Escribía con rapidez todo lo que sabía sobre los duendes, hasta que un grito ensordecedor me detuvo.
Me di la vuelta y un par de mesas atrás, en la fila de al lado, estaba Harry tirado en el suelo.
— Continuad con vuestro examen —brama, mientras se acerca a Harry y le acompaña a la puerta.
Cuando se acaba el examen –quince minutos después–, la profesora Shepherd me pide que me quede con ella un rato más.
— Gracias por su consejo —la agradezco mientras la ayudo a recoger los exámenes.
— Vienen tiempos muy oscuros, Elizabeth.
— Lo sé.
— ¿Te ha salido bien el examen?
— De maravilla, me encanta la historia —murmuro, entregándola los exámenes.
— Oh, eres tan distinta, Elizabeth —dice guardando los exámenes en un maletín—. Ella odiaba Historia de la Magia, aunque, bueno, él también lo hacía.
— Siempre habla de esa misteriosa chica, sino es mucha indiscreción… ¿Qué fue de ella?
— Murió —masculla.
— Lo siento mucho, profesora.
— Eso ya es el pasado, Beth.
— Si…—murmuro— Bueno, me tengo que ir.
— Mucha suerte.
— Gracias.
Salgo de allí, lo más rápido que me permiten mis pies. Siempre que estoy con la profesora Shepherd me entra una sensación de nostalgia que me abruma y que no puedo controlar.
Despejo esos pensamientos de mi cabeza y me empiezo a buscar a Harry. Lo que pasó durante el examen no me daba buena espina.
Cuando llego a un pasillo cercano al despacho de Umbridge, veo como varios alumnos de Slytherin –entre ellos Draco– sujetaban a Ginny, Luna, Ron y Neville.
— ¿Pero qué hacéis? —bufo, mientras intento acercarme para soltarles.
— Cogedla a ella también —brama Pansy, y puedo ver como una enorme sonrisa aparece en su cara.
Millicent Bulstrode se acerca y me inmoviliza para que no pueda moverme. Draco intenta interceder por mí, pero Pansy no le hace ningún caso. Definitivamente, la odio.
Nos llevaron al despacho de Umbridge, donde también estaban Hermione y Harry.
— Muy bien, Potter. Has colocado vigilantes alrededor de mi despacho y has enviado a ese payaso para que me dijera que el poltergeist estaba provocando el caos en el departamento de Transformaciones cuando yo sabía perfectamente que estaba manchando de tinta las miras de todos los telescopios del colegio, porque el señor Filch acababa de informarme de ello. Es evidente que te interesaba mucho hablar con alguien. ¿Con quién? ¿Con Albus Dumbledore? ¿O con ese híbrido, Hagrid? No creo que se tratara de la profesora McGonagall porque tengo entendido que todavía está demasiado enferma para hablar con nadie.
Draco y otros miembros de la Brigada Inquisitorial se ríen ante el comentario de Umbridge.
— No es asunto suyo. Yo puedo hablar con quién me dé la gana —gruñe Harry.
— Muy bien —continua con su dulce voz, más falsa y más peligrosa que nunca—. Muy bien, señor Potter... Le he ofrecido la posibilidad de contármelo voluntariamente y la ha rechazado. No tengo otra alternativa que obligarlo. Draco, ve a buscar al profesor Snape.
Draco se guarda la varita de Harry en su bolsillo y sale del despacho. Ginny, Ron, Neville, Hermione y yo intentamos liberarnos –cosa que no conseguimos– y, mientras tanto, Luna mira por la ventana sin oponer resistencia, como si todo esto la aburriese.
Draco entra de nuevo, seguido por Snape.
— ¿Quería verme, directora?
— ¡Ah, profesor Snape! Sí, necesito otra botella de Veritaserum. Cuanto antes, por favor.
— Le di la última botella que tenía para interrogar a Potter —dice Severus, con sequedad— No la gastaría toda, ¿verdad? Ya la indiqué que bastaba con tres gotas.
— Supongo que podrá preparar más, ¿no? —pregunta la directora, con una voz más infantil.
— Desde luego. Tarda todo un ciclo lunar en madurar, así que la tendrá dentro de un mes.
— ¿Un mes? —grita alarmada— La necesito para esta misma noche. Acabo de encontrar a Potter utilizando mi chimenea para comunicarse con alguien.
— ¿Ah, sí? Bueno, no me sorprende. Potter nunca se ha sentido inclinado a obedecer las reglas.
Después de un rato, Snape se marcha y un gran silencio invade el despacho. Umbridge intenta utilizar la maldición Cruciatus, pero Hermione la detiene diciéndola una artimaña para que podamos escapar.
Cuando salen –Harry, Hermione y Umbridge– por la puerta, un gran silencio inunda la habitación.
Agarro lentamente mi varita, que está en el bolsillo de mi capa, y apunto a Pansy.
— Expelliarmus —conjuro el encantamiento desarmador, y la varita de Pansy sale disparada al otro extremo de la sala.
Mientras tanto, Ron, Ginny, Neville y Luna cogen sus varitas y comienzan a lanzar hechizos a los miembros de la Brigada Inquisitorial. Casi todos salen huyendo, excepto Draco, al que Ginny le ha lanzado el maleficio de los mocomurciélagos.
— Ir a ayudar a Harry y a Hermione —le grito— Yo voy enseguida.
— Te esperaremos en el bosque —comenta Ron antes de salir por la puerta.
Cuando ellos salen nos quedamos Draco y yo solos. No puedo evitar soltar una pequeña risa al ver su cara, está llena de gargajos.
— Finite Incantatem —murmuro, apuntándole a la cara. Los gargajos empiezan a desaparecer y ahora solo queda su cara de siempre.
— No tiene gracia —farfulla enfurruñado, dándose la espalda.
— Sí que la tiene, cariño.
— ¿Te irás?
— Tengo que hacerlo, tienen a Canuto.
— Pero…bueno, da igual.
— ¿Qué pasa, Draco?
— Siento todo lo que ha pasado hoy —se acerca a mí y me coloca un mechón de pelo detrás de la oreja— Te quiero, Riddle.
Y me besa. Me besa como si supiese lo que va a pasar. Me besa sabiendo que no voy a volver. Me besa con tanta pasión que me abruma.
Y yo le correspondo. Le beso porque me hace feliz. Le beso porque esto es una despedida. Le beso sintiendo el latir y la pena de su corazón.
Y cuando el beso termina lo digo. Le digo algo que nunca antes le había dicho.
— Te amo.
* * *
— Me pidieron que te avisara, se han ido a buscar a Sirius —me comenta en cuanto llego a su lado.
— ¿Sin mí?
— Si, bueno, pensaban que no querrías ayudar a Sirius.
— Menuda tontería —bufo, molesta— Pues no pienso quedarme aquí esperando.
— ¿Qué pretendes hacer?
— Ir al Ministerio de la Magia.
— ¿Cómo? —me pregunta.
— Apareciéndome.
Después de una larga pelea sobre los peligros que acarrea la aparición, consigo que Ced me deje hacerlo. Aunque, con una condición.
— Agárrate a mi brazo —me ordena Cedric.
— Piensa en el Ministerio, ¿vale?
— Tranquila, llegaremos allí enseguida.
Cinco minutos más tarde, nos encontramos en el Ministerio, dando vueltas por todos los lados esperando encontrar a los demás. Lo extraño de aquello es que no había absolutamente nadie allí.
— ¿Seguro que no dijeron nada de hacia dónde irían? —pregunto, por enésima vez.
— Ay, no sé —suelta Cedric, estrujándose la cabeza— Me dijeron que te avisase que ellos irían al… ¡Departamento de Misterios!
— Oh, por Morgana, menos mal.
Pulso el botón para llamar a un ascensor y las puertas se abren ruidosamente. Cuando nos montamos pulso el número 9, el ascensor cierra sus puertas y empieza a descender traqueteando y tintineando. La reja se abre de nuevo y salimos a un pasillo iluminado únicamente por un par de antorchas.
A lo largo del pasillo, hay una puerta abierta. Bien, eso significaba que los chicos habían estado aquí.
Al cruzar el umbral de la puerta, nos encontramos en una gran sala circular. Todo era de color negro.
Cedric sale al pasillo y coge una de las antorchas. La luz de estas nos facilita la visión e identificamos varias puertas –también negras–, sin picaporte.
— Esto es muy raro, Kath —murmura Cedric, tocando –con las yemas de los dedos–, cada una de las puertas.
— Sí, creo que… —antes de que pudiese continuar hablando, la pared empezó a rotar. Me agarro a Cedric y él me abraza. De pronto, el estruendo cesa y todo vuelve a la normalidad—. No sabremos porque puerta hemos entrado.
— Da igual, tenemos que seguir adelante —susurra Cedric, y su aliento llega hasta mi piel –ya que seguíamos abrazados–, me giro para mirarle y nuestras miradas se cruzan, pero el baja su mirada hasta mis labios— No me había dado cuenta de que tienes los labios rojos e hinchados…¿Te lo ha pasado bien con Malfoy? —me pregunta levantando una ceja.
— No pienso contestar a eso.
— Bueno, será mejor que te suelte, porque si Malfoy se entera…
— Oh, para ya, Di —bufo, avergonzada. No me gusta hablar de estos temas con la gente.
Para evitar las absurdas preguntas de Cedric, me acerco hasta una de las puertas y la empujo. Ante mi hay una enorme habitación, rectangular y poco iluminada. El centro está hundido, parecía una especie de foso, y hay gradas de piedras rodeándolo. En el centro de aquel foso, hay una tarima de piedra sobre la que se alza un arco de piedra. El arco tiene colgada una andrajosa cortina, como una especie de velo negro.
— Aquí no hay nadie, vámonos —no me había dado cuenta de que Cedric había estado junto a mi todo el rato. Antes de cerrar aquella puerta, Ced saca del bolsillo la navaja que le di el año pasado y hace una marca en la puerta.
Cuando la cierra, la habitación da vueltas de nuevo. Ya hemos intentado abrir cinco puertas y todavía no había ninguna señal de ninguno de nuestros compañeros.
— Mira el lado positivo —comenta Ced—, los muggles dicen que a la sexta va la vencida.
— Es a la tercera —mascullo—. Y esa ya la abrimos hace bastante tiempo.
— Oh, da igual, probemos esta.
Al cruzar por la sexta puerta, nos encontramos en una sala inmensa, con un techo altísimo, donde solo había hileras de altas estanterías y estas estaban llenas de pequeñas y polvorientas esferas de cristal.
Comienzo a oír lejanas voces y me dirijo hacia ellas. Cuanto más avanzo, más cercanas se oyen las voces. Agarro mi varita, con las manos sudorosas, y miro de reojo a Cedric, parece nervioso.
— Espera —susurro, deteniéndome— No hace falta que continúes, tú solo tenías que traerme, así que si quieres puedes irte.
— ¿Estás loca? —Susurra— No pienso dejarte sola.
Después de la pequeña conversación, seguimos avanzando y ahora veo a Ced más animado. Llegamos al pasillo 97 y veo a bastantes mortífagos acorralando a los chicos.
Busco mentalmente una estrategia que pueda servirme pero no se me ocurre nada.
— Morgana, por favor, ayúdame —ruego, internamente.
— Lo único que puedes hacer, es saltar a los mortífagos y unirte a los chicos para ayudarles desde allí —contesta Morgana.
— ¿Sabes una cosa, Morgy? No eres de gran ayuda —la digo sarcásticamente.
— Pues no haberme pedido ayuda —suelta indignada.
Bufo molesta y miro a Cedric. Parece que él lleva rato observándome. Una idea se cruza por mi mente, aunque es la cosa más absurda del mundo. Empiezo a mover las manos para llamar la atención de algún miembro del ED.
Luna se da cuenta de nuestra presencia y le murmura algo a Ginny, ella nos mira y sonríe. Bueno, por lo menos saben que si necesitan ayuda aquí nos tienen.
Lucius se percatan del pequeño gesto de Ginny y se gira para ver que la ha hecho sonreír. Cedric consigue esconderse antes de que le vea, pero yo me quedo paralizada.
Sus ojos grises me inspeccionan y me hacen sentir segura y asustada al mismo tiempo, pero después de un segundo se da la vuelta para observar a Harry.
Pasan los minutos y Lucius y Harry comienzan una conversación. Al principio siento miedo de que Lucius me delate, pero pasa el tiempo y no dice nada.
— ¡YA! —grita entonces Harry.
— ¡Reducto! —gritan cinco voces distintas.
Cinco maldiciones salen disparadas en diferentes direcciones. Los mortífagos no se esperaban aquello, lo peor es que Cedric y yo tampoco. Las esferas empiezan a caerse y cuando se rompen salen figuras de color blanco nacarado que hablaban de una forma muy lejana.
Agarro la mano de Cedric, al mismo tiempo que alguien me agarra de la manga de la túnica. Empezamos a correr sin dirección alguna. Varias esferas caen a nuestro alrededor y noto como en la suela de los zapatos me he clavado cristales.
Miro hacia atrás y veo a un mortífago persiguiéndonos, no distingo quien es, así que empiezo a lanzar hechizos –mientras corro– contra él. Cuando ya consigo derrotarle, la persona que me agarro de la túnica se detiene y yo me chocó contra ella.
Veo que es Neville el que me cogió y le abrazo.
— Gracias, Neville —susurro.
— No ha sido nada, ahora corred —nos ordena, mientras se da la vuelta para salir corriendo.
— Vamos, Kath, no te detengas —murmura Cedric, con la varita en alto.
— Ve tú, yo puedo luchar contra ellos.
— No seas estúpida y ven —suelta Cedric, cogiéndome del brazo y llevándome hasta la sala dónde habíamos estado marcando las cruces.
— Expelliarmus —grita Harry, cuando entramos en la sala. Nuestras varitas salen disparadas al lado opuesto y después de dejar a Harry impactado, cerramos la puerta.
— Somos nosotros, Potter —digo abrazándole.
— ¿Qué la ha pasado? —le pregunta Cedric a Neville, viendo como Hermione descansa sobre los brazos de Neville.
— ¿Está….muerta? —pregunto, sintiendo un nudo en la garganta.
— No, pero tenemos que sacarla de aquí, ya.
La puerta vuelve a abrirse y entran Luna, Ron y Ginny. Ron está demasiado distinto y dice cosas absurdas y Ginny tiene un tobillo roto.
— ¿Puedes cargar con ella, Luna?
— Creo que si —susurra, encogiéndose de hombros.
— Atrapadlos —chilla Bellatrix, entrando en la sala, seguida de tres mortífagos.
Sin dejarnos tiempo para pensar, entramos por la primera puerta que vemos y en ella hay una especie de pecera enorme llena de… ¿cerebros?
— Fermaportus. Hay dos puertas más, hacer el mismo hechizo para que no puedan entrar.
— Fermaportus —alzo la varita y el hechizo impacta en la puerta.
— Ferma ahhhh —grita Luna. Luna saltó por los aires mientras cinco mortífagos entraban por la puerta que no había conseguido cerrar. Luna choca contra la mesa y se queda tan quieta como Hermione.
— Coged a Potter —chilla Bellatrix y corre hacía él. Pero Harry la esquiva y sale disparado hacía la otra punta de la sala, donde estamos Ced y yo.
Lo siguiente pasa muy deprisa, sin saber cómo Ron se puso de pie y apunta a la gran pecera con su varita.
— ¡Accio cerebro!
El cerebro salta de la pecera y se queda flotando en el aire. Entonces, Ron lo toca y los tentáculos del cerebro empiezan a enrollarse en sus brazos y en todo su cuerpo.
— ¡Lo va a asfixiar, Harry! —grita Ginny. Y entonces un haz de luz roja sale de una de las varitas de los mortífagos y da en el pecho de Ginny, que se desploma y queda inconsciente.
Los únicos que quedábamos éramos Neville, Cedric, Harry y yo. Empezamos a lanzar hechizos, mientras Bellatrix no paraba de perseguir a Harry. Uno de los hechizos de un mortífago da en Cedric, que cae desmayado al suelo. Veo como Harry sale por la puerta por la que han entrado los mortífagos. Le hago una seña a Neville y salgo disparada detrás de Harry. Caigo rodando por unas escaleras de piedra hasta que caigo al lado de Harry.
Estamos en la habitación del arco de piedra. Me incorporo lentamente y veo que estamos rodeados. Los cinco mortífagos han salido de la sala de los cerebros y ahora están aquí, para colmo, más mortífagos empiezan a salir de diferentes puertas y saltan de una grada a otra.
Harry se incorpora y sube a la tarima, lleva su varita en una mano y una esfera en la otra, me lanza una mirada para que suba a donde está él y le obedezco.
— Se acabó la carrera, Potter —dice Lucius Malfoy arrastrando las palabras, y se quita la máscara—. Ahora sé bueno y entrégame la profecía.
— ¡Deje... deje marchar a los demás y se la daré! —exclama Harry, desesperado.
— No estás en situación de negociar, Potter —replica Lucius— Verás, nosotros somos diez, y tú estás solo... ¿Acaso Dumbledore no te ha enseñado a contar?
— No está solo —grito, indignada. ¿Es que nadie se ha dado cuenta de mi presencia?
— No eres rival para nosotros —comenta Bellatrix, jugando con su varita—. Solo eres una traidora.
— ¡También me tiene a mí! —brama Neville, bajando como puede los escalones de piedra.
— Ése es Longbottom, ¿verdad? Bueno, tu abuela ya está acostumbrada a perder a miembros de la familia a favor de nuestra causa... Tu muerte no la sorprenderá demasiado.
— ¿Longbottom? —Repite Bellatrix, y una sonrisa verdaderamente repugnante se dibuja en su rostro—. Vaya, yo tuve el placer de conocer a tus padres, chico.
— ¡Ya lo sé! —ruge Neville, y forcejea con tanto ímpetu para intentar soltarse de su captor que el mortífago gritó:
— ¡Que alguien lo aturda!
— No, no, no —repite Bellatrix— No, vamos a ver cuánto tarda Longbottom en derrumbarse como sus padres... A menos que Potter quiera entregarnos la profecía.
— ¡NO SE LA DES! —Brama Neville— ¡NO SE LA DES POR NADA DEL MUNDO, HARRY!
Bellatrix levanta la varita y exclama:
— ¡Crucio!
Neville suelta un aullido y encoge las piernas hacia el pecho, de modo que el mortífago que lo sujeta tiene que mantenerlo en el aire unos instantes. Luego el hombre suelta a Neville, que cae al suelo mientras se retuerce y chilla de dolor. Mi corazón se encoge en un puño y siento como mi visión se nubla.
— ¡PARA! —grito con todas mis fuerzas, mientras una lágrima recorre mi mejilla mientras recuerdo todas las veces en las que he estado en una situación parecida.
— ¡Eso no ha sido más que un aperitivo! —exclama Bellatrix al tiempo que levanta de nuevo la varita. Neville deja de chillar y se queda tumbado a sus pies, sollozando. La mortífaga se da la vuelta y mira a Harry—. Y ahora, Potter, danos la profecía o tendrás que contemplar la lenta muerte de tu amiguito.
Comienzo a andar hacia donde está el cuerpo de Neville, mientras todas las varitas de los mortífagos me persiguen. Pero antes de que pueda llegar junto a él, en la parte más elevada de la sala, cinco personas entrar corriendo: Sirius, Tonks, Remus, Moody y Kingsley.
Lucius se da la vuelta y alza la varita, pero Tonks le lanza una hechizo aturdidor. Los hechizos empiezan a volar de un lado a otro, así que me agacho y me arrastro hasta donde está Neville. Harry, llega segundos después a dónde estamos y empezamos a andar entre la multitud, esquivando los hechizos. Harry cruza unas palabras con Sirius y él nos obliga a ir a un lugar seguro.
Subimos por las gradas, pero algo me detiene. Sin saber cómo, a Harry se le ha caído la esfera con su profecía y sin querer, Neville la ha pisado. La figura de color blanco nacarado flota en el aire, aunque no consigo escuchar ninguna de las palabras que dice.
— Dumbledore —susurra Neville, mirando hacia el final de las gradas. Un mortífago se da cuenta de su presencia y se lo grita a todos sus compañeros.
Pero hay una pareja que todavía sigue luchando: Sirius y Bellatrix. Me pongo de pie, pero Remus me agarra del brazo.
— ¡Vamos, tú sabes hacerlo mejor! —brama Sirius con sorna.
Me libero del agarre de Remus, y palpo el bolsillo derecho de mi túnica, llevo la carta que le escribí y nunca le envié. Corro lo más rápido que me permiten mis piernas y agarro con fuerza mi varita.
— ¡Tengo que detener esto! ¡Tengo que hacerlo! —me grito a mí misma, sintiendo como mis ojos empezaban a aguarse.
Me posiciono al lado de Sirius y empiezo a lanzar hechizos a Bellatrix. Ella esquiva cada uno de ellos, y además, me deja sin varita. Y da el último golpe. El golpe maestro.
— Avada Kedavra —sonríe con regocijo, lanzando aquella maldición contra Sirius.
Y siento el mismo impulso que sentí el año pasado en aquel cementerio. Empujo a Sirius antes de que la maldición impacte en él. Y en un milisegundo agarro la carta con una mano y caigo lentamente de espaldas, noto todas las miradas fijas en mí y finalmente traspaso el velo.
#Morgenstern
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