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Mensaje por Laura Bieber <3 Mar 19 Nov 2013, 2:33 pm


Las puertas se abren y estoy frente al vestíbulo del departamento once.
 
Kenny está fuera en la doble puerta cuando salgo del ascensor.
 
—Buenas tardes, señorita Steele —dice.
 
—Oh, por favor, llámame ____(tn).
 
—____(tn)  —sonríe—. El Sr. Bieber está esperándote.
 
 
Justin está sentado en el sofá del living leyendo los periódicos del domingo.
 
Levanta la vista cuando Kenny me dirige dentro del living. La habitación es exactamente como la recuerdo, ha pasado toda una semana desde que estuve aquí, pero se siente mucho más. Justin parece tranquilo y calmado, realmente parece celestial.
 
Tiene puesta su camisa blanca de lino y unos jeans, sin zapatos o calcetines. Su cabello está alborotado, despeinado y sus ojos mieles brillan con maldad. Su belleza me deja con la boca abierta. Él se levanta y da un paso hacia mí, una divertida sonrisa evaluadora sobre sus hermosos labios esculpidos.
 
Me quedo inmóvil en la entrada de la habitación, paralizada por su belleza y la dulce anticipación de lo que viene. La familiar carga está aquí entre nosotros, chispeando despacio en mi vientre, arrastrándome hacia él.
 
—Mmm... Ese vestido —murmura con aprobación mientras mira hacia abajo— Bienvenida de nuevo, señorita Steele —susurra y, sujetando mi barbilla, se inclina hacia abajo y me da un apacible y ligero beso en mis labios. El toque de sus labios con los míos retumba a través de mi cuerpo. Mi respiración se dificulta.
 
—Hola —susurro mientras enrojezco
 
—Estás a tiempo. Me gusta la puntualidad. Ven. —Toma mi mano y me conduce al sofá—. Quiero mostrarte algo —dice cuando nos sentamos. Me da el Seattle Times. En la página ocho, hay una fotografía de nosotros juntos en la ceremonia de graduación. Mi.er.da. Estoy en el diario. Compruebo el título.
 
Justin Bieber  y una amiga en la fiesta de graduación en la Universidad Vancouver.
 
Me río.
 
—Así que ahora soy tu "amiga".
 
—Así parece. Y en los periódicos, así que debe ser verdad. —Sonríe con satisfacción.
 
Está sentado junto a mí, enfrentándome con todo el cuerpo, una de sus largas piernas bajo la otra. Estirándose, pone mi cabello tras mi oreja con su largo dedo índice. Mi cuerpo cobra vida ante su tacto, esperando y necesitando.
 
—Entonces ____(tn), tienes una idea mucho más clara sobre lo que soy desde la última vez que estuviste aquí.
 
—Sí.
 
¿A dónde va con esto?
 
—Y sin embargo volviste.
 
Asiento tímidamente y sus ojos mieles resplandecen. Sacude su cabeza ligeramente mientras lucha contra alguna idea.
 
—¿Has comido? —pregunta de la nada.
 
—No.
 
—¿Estás hambrienta? —Realmente trata de no parecer enfadado.
 
—No de comida —susurro y las ventanas de su nariz estallan, reaccionando ligeramente.
 
Se inclina hacia adelante y susurra en mi oído.
 
—Estás más impaciente que nunca, señorita Steele y sólo para confiarle un pequeño secreto, yo también. Pero la Dra. Greene vendrá pronto. —Se sienta— Desearía que comieras —me regaña suavemente. Mi sangre acalorada se enfría. Dios mio, la doctora. Lo había olvidado.
 
—¿Qué puedes decirme acerca de la Dra. Greene? —le pregunto para distraernos a los dos.
 
—Ella es la mejor obstetra-ginecóloga en todo Seattle. ¿Qué más puedo decir? —Se encoge de hombros.
 
—Pensé que iba a ver a tu doctor y no me digas que realmente eres una mujer porque no te creeré.
 
Me mira como diciendo no seas ridícula.
 
—Creo que es más apropiado que veas a un especialista ¿no? —dice suavemente.
 
Asiento. Dios, si ella es la mejor obstetra-ginecóloga y él lo ha programado para que me vea un domingo, ¡al mediodía! No puedo imaginarme cuánto cuesta eso.
 
Justin frunce el ceño de repente, como si recordara algo desagradable.
 
—____(tn), a mi madre le gustaría que vengas a cenar esta noche. Creo que Elliot también le preguntará a Kate. No sé qué piensas sobre eso. Sería extraño para mí presentarte a mi familia.
 
¿Extraño? ¿Por qué?
 
—¿Estás avergonzado de mí? —No puedo ocultar el tono herido en mi voz.
 
—Por supuesto que no. —Pone sus ojos en blanco.
 
—¿Por qué es extraño?
 
—Porque nunca antes lo he hecho.
 
—¿Por qué puedes poner tus ojos en blanco y yo no?
 
Parpadea.
 
—No fui consciente de que lo hice.
 
—Normalmente yo tampoco —le digo, enojada.
 
Justin me mira, sin hablar. Kenny aparece en la puerta.
 
—La Dra. Greene está aquí, señor.
 
—Acompáñala a la habitación de la señorita Steele.
 
¡La habitación de la Señorita Steele!
 
—¿Lista para algunos anticonceptivos? —me pregunta mientras se levanta y me ofrece su mano.
 
— No vas a venir —jadeo, sobresaltada.
 
Él ríe.
 
—Pagaría mucho dinero para mirar, créeme ____(tn), pero no creo que la doctora lo apruebe.
 
Tomo su mano, él me atrae hacia sus brazos y me besa profundamente. Caigo en sus brazos, tomada por sorpresa. Su mano está en mi cabello sosteniendo mi cabeza y me atrae contra él, su frente contra la mía.
 

—Estoy tan feliz de que estés aquí —susurra—No puedo esperar a tenerte desnuda.
Laura Bieber <3
Laura Bieber <3


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Mensaje por Laura Bieber <3 Mar 19 Nov 2013, 2:35 pm

hasta aqui el cap 33, si puedo subo el 34 :solteria:
Laura Bieber <3
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Mensaje por Laura Bieber <3 Mar 19 Nov 2013, 3:19 pm

Capítulo 34




La Dra. Greene es alta, rubia e impecablemente vestida con un traje azul marino. Me recuerda a las mujeres que trabajan en la oficina de Justin. Es como un modelo idéntico de otra rubia perfecta. Su largo cabello está atrapado en un elegante moño. Debe tener unos cuarenta años.
 
—Señor Bieber. —Ella sacude la mano tendida de Justin.
 
—Gracias por venir en tan poco tiempo —dice Justin.
 
—Gracias por hacerme digna de su tiempo, señor Bieber. Señorita Steele.
 
Ella sonríe, sus ojos frescos y evaluadores.
 
Nos damos la mano y sé que es una de esas mujeres que no toleran a los tontos. Al igual que Kate. Me gusta de inmediato. Le da una mirada mordaz a Justin y después de un torpe latido, él toma su señal.
 
—Voy a estar abajo —murmura y deja lo que va a ser mi dormitorio.
 
—Bueno, señorita Steele. El señor Bieber me está pagando una pequeña fortuna para atenderla. ¿Qué puedo hacer por usted?
 
Después de un minucioso examen y una prolongada discusión, la Dra. Greene y yo elegimos la mini píldora. Me escribe una receta pre-pago y me instruye a recogerlas mañana. Me encanta su actitud sensata: me ha dado una conferencia, hasta que está tan azul como el color de su vestido, acerca de lo importante que es tomarla a la misma hora cada día. Y puedo decir que está ardiendo de curiosidad acerca de mi llamada “relación” con el señor Bieber. No le doy ningún detalle. De alguna manera, no creo que luciera un aspecto tan tranquilo y sereno si hubiera visto su Salón Rojo del Dolor. Me ruborizo mientras pasamos la puerta cerrada volvemos a bajar a la galería de arte que es la sala de estar de Justin.
 
Justin está leyendo, sentado en su sofá. Un aria impresionante está sonando en el equipo de música, girando alrededor de él, envolviéndolo, llenando la habitación con una canción dulce, conmovedora. Por un momento, se ve sereno. Se vuelve y mira hacia nosotras cuando entramos y sonríe con gusto hacía mí.
 
—¿Ya terminaste? —pregunta, como si estuviera sinceramente interesado. Señala con el mando a distancia a una elegante caja blanca debajo de la chimenea que alberga su iPod y la exquisita melodía se desvanece, pero sigue en el fondo. Se levanta y camina hacia nosotros.
 
—Sí, señor Bieber. Cuide de ella, es una mujer hermosa, joven y brillante.
 
Justin se sorprende… al igual que yo. Qué cosa tan inapropiada para que un médico diga. ¿Está dándole algún tipo de advertencia no tan sutil?
Justin se recupera.
 
—Tengo toda la intención —murmura, desconcertado.
 
Mirándolo, me encojo de hombros, avergonzada.
 
—Le enviaré mi cuenta —dice secamente mientras le da la mano.
 
—Buenos días y buena suerte para ti, ____(tn). —Ella sonríe, sus ojos se arrugan cuando lo hace mientras nos damos la mano.
 
Kenny aparece de la nada para acompañarla por las puertas dobles y fuera del ascensor. ¿Cómo hace eso? ¿Dónde se esconde?
 
—¿Cómo fue eso? —pregunta Justin.
 
—Muy bien, gracias. Dijo que tenía que abstenerme de toda actividad sexual durante las próximas cuatro semanas.
 
La boca de Justin cae abierta en estado de conmoción, no puedo mantener un rostro serio por más tiempo y le sonrío como una idio.ta.
 
—¡Caíste!
 
Entorna los ojos e inmediatamente dejo de reír. De hecho, parece más bien algo imperdonable. Oh, mi.er.da. Mi subconsciente se acobarda en la esquina ya que toda la sangre fluye de mi rostro y me imagino que me pone sobre sus rodillas otra vez.
 
—¡Caíste! —dice y sonríe. Me agarra por la cintura y me jala contra él—Eres incorregible, señorita Steele —murmura, mirándome fijamente a los ojos mientras pasa sus dedos por mi cabello, sosteniéndome firmemente en el lugar. Me besa, duro y me aferro a sus musculosos brazos.
 
—Por mucho que me gustaría tenerte aquí, ahora, necesitas comer y yo también, no quiero que mueras sobre mí más adelante —murmura contra mis labios.
 
—¿Es mi cuerpo todo lo que quieres de mí? —le susurro.
 
—Eso y tu inteligente boca —respira.
 
Me besa apasionadamente una vez más,y luego, bruscamente, me libera, tomando mi mano y me lleva a la cocina. Me tambaleo. Un minuto estamos bromeando y al siguiente... Abanico mi rostro ardiente. Él es sexo con piernas y ahora tengo que recuperar mi equilibrio y comer algo. El aria sigue sonando en el fondo.
 
—¿Qué es esa música?
 
—Villa Lobos, un aria de Bachianas Brasileiras. Buena, ¿no?
 
—Sí —murmuro en total acuerdo.
 
La barra de desayuno está prevista para dos personas; Justin tiene una ensaladera en la nevera.
 
—¿Ensalada César con pollo está bien?
 
Oh, gracias a Dios, nada demasiado pesado.
 
—Sí, bien, gracias.
 
Lo observo mientras se mueve con gracia a través de su cocina. Está tan a gusto con su cuerpo en un nivel, pero no le gusta que lo toquen... así que quizás, en el fondo, no lo está. Ningún hombre es una isla, reflexiono, excepto tal vez Justin Bieber.
 
—¿En qué estás pensando? —pregunta, alejándome de mi ensueño. Me ruborizo.
 
—Estaba viendo la forma en que te mueves.
 
Levanta una ceja, divertido.
 
—¿Y? —dice secamente.
 
Me ruborizo un poco más.
 
—Eres muy elegante.
 
—Bueno, gracias señorita Steele —murmura. Se sienta a mi lado, sosteniendo una botella de vino—¿Chablis?
 
—Por favor.
 
—Sírvete tú misma la ensalada —dice, su voz suave—. Dime, ¿por cuál método optaste?
 
Estoy momentáneamente confundida por su pregunta, cuando me doy cuenta de que está hablando de la visita de la Dra. Greene.
 
—Mini píldora.
 
Frunce el ceño.
 
—¿Y recordaras tomarla regularmente en el momento adecuado, todos los días?
 
Por Dios... por supuesto que lo haré. ¿Cómo lo sabe? Me ruborizo al pensar que, probablemente, es por una o más de las quince.
 
—Estoy segura de que me acordaré —me quejo con sequedad.
 
Me mira con divertida condescendencia.
 
—Voy a poner una alarma en mi calendario. —Él sonríe—Come.

 
Laura Bieber <3
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Mensaje por Laura Bieber <3 Mar 19 Nov 2013, 3:25 pm


La ensalada César con pollo está deliciosa. Para mi sorpresa, me muero de hambre y por primera vez desde que estoy con él, termino mi comida antes que él.
 
El vino es fresco, limpio y afrutado.
 
—¿Deseosa como siempre, señorita Steele? —dice, sonriendo hacia mi plato vacío.
 
Lo miro desde abajo de mis pestañas.
 
—Sí —le susurro.
 
Contiene el aliento. Y mientras me mira fijamente, siento la atmósfera entre nosotros cambiar poco a poco, evolucionando... cargándose. Su mirada va de oscura a ardiente, me lleva con él. Se pone de pie, cerrando la distancia entre nosotros y me estrecha en sus brazos.
 
—¿Quieres hacer esto? —respira, mirándome fijamente.
 
—No he firmado nada.
 
—Ya lo sé, pero estoy rompiendo todas las reglas en estos días.
 
—¿Vas a pegarme?
 
—Sí, pero no voy a hacerte daño. No quiero castigarte este momento. Si me hubieras atrapado ayer por la tarde, bueno, eso habría sido una historia diferente.
 
¡Santo cielo! Él quiere hacerme daño... ¿Cómo puedo lidiar con esto? No puedo ocultar el horror en la cara.
 
—No dejes que nadie te convenza de lo contrario, ____(tn). Una de las razones por las que la gente como yo hace esto, es porque nos gusta, ya sea para dar o recibir dolor. Es muy simple. A ti no, así que pasé mucho tiempo ayer pensando en eso.
Me tira contra él y su erección presiona en mi vientre. Debo correr, pero no puedo.
 
Me siento atraída por él en un nivel profundo, elemental, que no puedo empezar a entender.
 
—¿Llegaste a alguna conclusión? —susurro.
 
—No y ahora mismo, sólo quiero atarte y fo.llar.te sin sentido. ¿Estás lista para esto?
 
—Sí —respiro, ya que todo en mi cuerpo se tensa a la vez... oh.
 
—Bueno. Ven.
 
Toma mi mano y dejando todos los platos sucios en la barra de desayuno, nos dirigimos al piso de arriba.
 
Mi corazón empieza a golpear. Esto es todo. Realmente voy a hacer esto. Mi diosa interior está girando como una bailarina, pirueta tras pirueta. Abre la puerta de su cuarto de juegos, dejándome de nuevo de pie y estoy una vez más en el Salón Rojo del Dolor.
 
Es el mismo, el olor a cuero, cítrico, barniz y madera oscura. Mi sangre está corriendo caliente y asustada por mi cuerpo, la adrenalina mezclada con la lujuria y el deseo. Es un coctel potente y embriagador. La postura de Justin ha cambiado completamente, sutilmente alterada, más fuerte y cruel. Me mira y sus ojos están calientes, perdidos en la lujuria… hipnóticos.
 
—Cuando estés aquí, eres completamente mía —suspira, cada palabra lenta y medida— para hacer lo que yo quiera. ¿Lo entiendes? —Su mirada es tan intensa.
 
Mi boca se seca, mi corazón estallando por encontrar una manera para salir de mi pecho.
 
—Quítate tus zapatos —ordena suavemente.
 
Trago y más bien tontamente, me los quito. Él se inclina, los recoge y los deposita junto a la puerta.
 
—Bien. No dudes cuando te pida que hagas algo. Ahora voy a quitarte este vestido. Algo que he querido hacer por días, si recuerdo bien. Quiero que estés cómoda con tu cuerpo, ____(tn)  y me gustaría verlo todo. Es una alegría contemplarlo. De hecho, podría verte todo el día y te quiero sin vergüenza y sin pena de tu desnudez. ¿Entiendes?
 
—Sí.
 
—¿Sí qué? —Él se inclina, mirando.
 
—Sí, Amo.
 
—Bien. Levanta tus brazos por encima de tu cabeza.
 
Hago lo que me dice, él se agacha y toma el dobladillo. Lentamente, sube el vestido por mis muslos, mis caderas, mi estómago, mis pechos, mis hombros y por encima de mi cabeza. Él se mueve hacia atrás para examinarme y distraídamente dobla mi vestido, sin quitar los ojos de mí. Lo pone en el gran armario junto a la puerta. Estirándose, levanta mi barbilla, su toque abrazándome.
 
—Estás mordiendo tu labio —suspira—Sabes lo que me hace esto —añade sombríamente—Voltéate.
 

Me volteo de inmediato, sin dudar. Él desabrocha mi sostén y luego toma ambas tiras, lentamente lo baja por mis brazos, acariciando mi piel con sus dedos y las puntas de sus uñas mientras desliza mi sostén hacia afuera. Su toque envía escalofríos por mi columna, despertando cada terminal nerviosa de mi cuerpo. Está detrás de mí, tan cerca que siento el calor radiando de él, calentándome. Lanza mi cabello hacia atrás para que caiga por mi espalda, agarra un puñado en mi nuca y mueve mi cabeza hacia un lado. Pasa su nariz por mi cuello expuesto, inhalando, luego va hacia mi oreja. Los músculos en mi estómago se aprietan, carnales y deseosos. Mi.er.da, él apenas me ha tocado y ya lo quiero.
Laura Bieber <3
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50 sombras de Bieber - Página 19 Empty Re: 50 sombras de Bieber

Mensaje por Laura Bieber <3 Mar 19 Nov 2013, 3:35 pm


—Hueles tan divino como siempre, ____(tn)  —susurra mientras me da un suave beso en mi oreja.
 
Gimo.
 
—Callada —suspira—. No hagas ningún sonido. —Sujetando mi cabello, para mi sorpresa, comienza a trenzarlo en una larga trenza, sus dedos rápidos y hábiles. La ata con una banda para el cabello cuando termina y le da un pequeño jalón así que estoy contra él.
 
—Me gusta trenzado aquí —susurra.
 
Hmm… ¿Por qué? Suelta mi cabello.
 
—Date la vuelta —ordena. Hago lo que me dice, mi respiración superficial, miedo y ansiedad mezclados. Es una mezcla embriagadora.
 
—Cuando te diga que vengas aquí, así es como te vestirás. Sólo con tus bragas. ¿Entiendes?
 
—Sí.
 
—¿Sí, qué?
 
—Sí, Amo.
 
Un rastro de sonrisa levanta las esquinas de su boca.
 
—Buena chica. —Sus ojos queman en los míos—Cuando te diga que vengas aquí, espero que te arrodilles allá. —Él señala un lugar junto a la puerta—Hazlo ahora.
 
Pestañeo procesando sus palabras y hago lo que me dice.
 
—Puedes sentarte en tus tobillos. —Me siento—Pon tus manos y antebrazos en tus muslos. Ahora, abre tus piernas. Más. Más. Perfecto. Mira al suelo.
 
Él camina hacia mí y puedo ver sus pies y espinillas en mi campo de visión. Pies descalzos. Debería estar tomando notas si quiere que lo recuerde. Se agacha y toma mi trenza de nuevo. Luego, mueve mi cabeza hacia atrás así que estoy mirándolo. Esto no es doloroso.
 
—¿Recordarás esta posición, ____(tn)?
 
—Sí, Amo.
 
—Bien. Quédate aquí, no te muevas. —Deja la habitación.
 
Estoy de rodillas, esperando. ¿A dónde se ha ido? ¿Qué va a hacerme? El tiempo se mueve. No tengo idea de cuánto tiempo me deja así… ¿unos cuantos minutos, cinco, diez? Mi respiración se vuelve más superficial. La anticipación me está devorando desde adentro hacia afuera.
 
Y de repente, regresa y de golpe estoy más excitada con cada respiración. ¿Podría estar más excitada? Puedo ver sus pies. Se ha cambiado sus pantalones. Estos son más viejos, suaves, rasgados y muy lavados. Estos pantalones son calientes. Cierra la puerta y cuelga algo detrás.
 
—Buena chica, ____(tn). Te ves adorable de esa manera. Muy bien. De pie.
 
Me pongo de pie pero mantengo mi cabeza agachada.
 
—Puedes mirarme.
 
Lo miro y está mirándome atentamente, evaluando, pero sus ojos son suaves. Se ha quitado su camisa. Oh mi… quiero tocarlo. El botón superior de sus pantalones está sin abotonar.
 
—Ahora voy a encadenarte, ____(tn). Dame tu mano derecha. —Le doy mi mano.
 
Él voltea la palma hacia arriba y antes de que lo sepa, aplasta un látigo que no había notado en su mano derecha. Sucede tan rápido que la sorpresa a duras penas se registra. Incluso más asombroso, no duele. Bueno, no mucho, sólo un escozor.
 
—¿Cómo se siente eso? —pregunta.
 
Pestañeo, mirándolo confundida.
 
—Respóndeme.
 
—Bien. —Frunzo el ceño.
 
—No frunzas el ceño.
 
Pestañeo e intento estar impasible. Tengo éxito.
 
—¿Eso dolió?
 
—No.
 
—Esto no va a doler. ¿Lo entiendes?
 
—Sí. —Mi voz es insegura. ¿En verdad no va a doler?
 
—Lo dije en serio —dice él.
 
¿Sabe lo que estoy pensando? Me muestra el látigo. Es de cuero café trenzado. Mis ojos se encuentran con los suyos y están encendidos con fuego y un rastro de asombro.
 
—Nuestro objetivo es complacer, señorita Steele —murmura—Ven—Toma mi codo y me mueve debajo de la reja. Él se estira y baja algunos grilletes con esposas de cuero negro— Esta reja está diseñada para que los grilletes se puedan mover.
 
Miro hacia arriba. Santa mi.er.da, es como un mapa del subterráneo.
 
—Vamos a empezar aquí, pero quiero fo.llar.te de pie. Así que terminaremos en la pared. —Él señala con el látigo hacia donde está la gran X de madera—. Pon tus brazos por encima de tu cabeza.
 
Lo hago, sintiendo como si estuviera saliendo de mi cuerpo, un observador casual de los eventos mientras se desarrollan a mí alrededor. Esto es más que fascinante, más allá de lo erótico. Es singularmente la cosa más emocionante y aterradora que he hecho. Me estoy confiando a este hermoso hombre, que por su propia admisión, es cincuenta sombras de mi.er.da. Suprimo el breve estremecimiento de miedo.
 
Él se para muy cerca mientras asegura las esposas. Estoy mirando su pecho. Su proximidad es celestial. Huele a jabón y a Justin, una mezcla embriagadora y eso me arrastra al presente. Quiero pasar mi nariz y lengua por su pecho. Podría solamente inclinarme…
 
Él da una paso hacia atrás y me mira, su expresión enmascarada, obscena, carnal y estoy perdida, mis manos atadas, pero sólo mirando su hermoso rostro, leyendo su necesidad y ansiedad por mí, puedo sentir la humedad entre mis piernas.
Él camina lentamente a mí alrededor.
 
—Te ves muy bien atada, señorita Steele. Y tu boca inteligente, callada por ahora. Me gusta eso.
 

De pie frente a mí una vez más, engancha sus dedos en mis bragas y, a un paso lento, las desliza por mis piernas, desnudándome con agonizante lentitud, de modo que termina arrodillándose en frente de mí. Sin apartar los ojos de mí, estruja mis bragas en su mano, las sostiene sobre su nariz e inhala profundamente. ¿Acaba de hacer eso? Me sonríe pícaramente y las guarda en el bolsillo de sus pantalones.
 
Levantándose del piso perezosamente como un gato montés, pone la punta de la fusta a la altura de mi ombligo, rodeándolo sin prisas, tentándome. Con el roce del cuero, me estremezco y jadeo. Él camina a mí alrededor de nuevo, deslizando la fusta por la mitad de mi cuerpo. En su segundo circuito, repentinamente me da un latigazo con la fusta y golpea bajo mi parte trasera… contra mi sexo. Grito de sorpresa mientras todas mis terminaciones nerviosas se alertan. Empujo contra mis restricciones. La sorpresa se desliza a través de mí y es la sensación más dulce, rara y placentera.
 
—Calma —susurra mientras camina a mí alrededor de nuevo, la fusta ligeramente más arriba, alrededor de la mitad de mi cuerpo. Esta vez, cuando la azota contra mí en el mismo lugar, lo estoy anticipando… oh, mi… Mi cuerpo convulsiona con el dulce y punzante latigazo.
 
Mientras me rodea da un latigazo de nuevo, esta vez golpeando mi pezón y echo mi cabeza hacia atrás cuando mis terminaciones nerviosas cantan. Golpea el otro… un corto, suave y dulce castigo. Mis pezones se endurecen y se alargan por la agresión y gimo audiblemente, tirando de mis esposas de cuero.
 

—¿Se siente bien? —susurra él.
Laura Bieber <3
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50 sombras de Bieber - Página 19 Empty Re: 50 sombras de Bieber

Mensaje por Laura Bieber <3 Mar 19 Nov 2013, 3:46 pm


—Sí.
 
Me golpea de nuevo a través de mis nalgas. La fusta arde esta vez.
 
—¿Sí qué?
 
—Sí, Amo —gimoteo.
 
Se detiene… pero ya no puedo verlo. Mis ojos están cerrados mientras intento absorber la multitud de sensaciones que atraviesan mi cuerpo. Muy lentamente, lanza pequeños latigazos de la fusta bajo mi estómago, dirigiéndose al sur. Sé a dónde está llevando esto e intento prepararme psicológicamente para ello, pero cuando golpea mi clítoris, grito en voz alta.
 
—¡Oh, por favor! —gimo.
 
—Calma —ordena y me golpea de nuevo en mi trasero.
 
No esperaba que esto fuera así… estoy perdida. Perdida en un mar de sensaciones. Y repentinamente, él está arrastrando la fusta contra mi sexo, a través de mi vello púbico, bajo la entrada de mi vagina.
 
—Ve lo mojada que estás por esto, ____(tn). Abre tus ojos y tu boca.
 
Hago lo que me dice, completamente seducida. Él empuja la punta de la fusta en mi boca, como mi sueño. Mi.er.da.
 
—Ve a qué sabes. Chupa. Chupa duro, nena.
 
Mi boca se cierra alrededor de la fusta mientras mis ojos se clavan en los suyos. Puedo saborear el rico cuero y la salinidad de mi excitación. Sus ojos están ardiendo. Él está en su elemento.
 
Saca la punta de mi boca y da un paso al frente, me toma y me besa duro, su lengua invadiendo mi boca. Envolviendo sus manos a mí alrededor, me empuja contra él. Su peso colisiona con el mío y anhelo tocarlo, pero no puedo, mis manos yacen inútiles sobre mí.
 
—Oh, ____(tn), sabes tremendamente bien —susurra—. ¿Te hago venir?
 
—Por favor —ruego.
 
La fusta da en mi trasero. ¡Ow!
 
—¿Por favor, qué?
 
—Por favor, Amo —gimoteo.
 
Él me sonríe, triunfante.
 
—¿Con esto? —Sostiene la fusta arriba para que pueda verla.
 
—Sí, Amo.
 
—¿Estás segura? —Me mira severamente.
 
—Sí, por favor, Amo.
 
—Cierra los ojos.
 
Aíslo la habitación, lo aíslo a él… a la fusta. Empieza lentos y mordaces latigazos contra mi estómago una vez más. Moviéndose abajo, suaves y pequeños latigazos contra mi clítoris, una, dos, tres veces, una y otra vez, hasta que, finalmente, allí es —no puedo soportar más—, y me vengo, gloriosa, audiblemente, flaqueando. Sus brazos me rodean mientras mis piernas se vuelven gelatina. Me disuelvo en su abrazo, mi cabeza contra su pecho y estoy lloriqueando y gimoteando mientras los remanentes de mi orgasmo me consumen.
 
Él me levanta y de repente nos estamos moviendo, mis brazos todavía atados sobre mi cabeza y puedo sentir la fría madera de la cruz pulida en mi espalda, está desabrochando los botones de sus pantalones. Me baja contra la cruz rápidamente mientras se pone un condón, luego sus manos envuelven mis muslos y me levanta de nuevo.
 
—Levanta tus piernas, nena, envuélvelas a mí alrededor.
 
Me siento tan débil, pero hago lo que pide mientras él envuelve mis piernas a su alrededor y se posiciona debajo de mí. Con una estocada, está dentro de mí y grito de nuevo, escuchando su gemido sofocado en mi oído. Mis brazos están descansando en sus hombros mientras él empuja dentro de mí. Caray, es profundo de esta forma. Él empuja una y otra vez, su rostro en mi cuello, su áspera respiración en mi garganta. Siento la cima más cerca. Caray, no… no de nuevo… no creo que mi cuerpo resistirá otro momento impactante. Pero no tengo opción… y con una inevitabilidad que se está haciendo más familiar, me dejo ir y me vengo de nuevo y es dulce, agonizante e intenso. Pierdo todo el control de mí misma. Justin me sigue, gritando su liberación a través de dientes apretados y sosteniéndome fuerte y cerca mientras lo hace.
 
Sale de mí suavemente y me pone contra la cruz, su cuerpo soportando el mío. Desatando las esposas, libera mis manos y ambos caemos al piso. Me empuja a su regazo, acunándome y recuesto mi cabeza contra su pecho. Si tuviera la fuerza, lo tocaría, pero no la tengo. Tardíamente, me doy cuenta que él todavía está usando sus pantalones.
 
—Bien hecho, nena —murmura—. ¿Te dolió?
 
—No —susurro. Apenas puedo mantener mis ojos abiertos. ¿Por qué estoy tan cansada?
 
—¿Esperabas que doliera? —susurra mientras me sostiene cerca, sus dedos apartando algunas hebras de mi cabello fuera de mi rostro.
 
—Sí.
 
—Ya ves, la mayor parte de tu miedo está en tu cabeza, ____(tn). —Hace una pausa—. ¿Lo harías de nuevo?
 
Pienso por un momento mientras la fatiga nubla mi cerebro… ¿De nuevo?
 
—Sí. —Mi voz es tan suave.
 
Él me abraza apretadamente.
 
—Bien. También yo —murmura, luego se inclina y suavemente besa la cima de mi cabeza.
 
—No he terminado contigo todavía.
 
No ha terminado conmigo. ¡Santo Dios! No hay forma de que pueda hacer más. Estoy completamente cansada y luchando con el irresistible deseo de dormir. Estoy recostándome contra su pecho, mis ojos están cerrados y él está envuelto a mi alrededor —brazos y piernas— y me siento… a salvo y oh, tan cómoda. ¿Me dejará dormir, tal vez soñar? Mi boca se curva con el tonto pensamiento y volviendo mi cara hacia el pecho de Justin, inhalo su aroma único y lo olisqueo, pero se tensa inmediatamente… Abro los ojos y lo miro. Él me está mirando fijamente.
 
—No lo hagas —susurra en advertencia.
 
Me sonrojo y vuelvo a mirar a su pecho con anhelo. Quiero besarlo y por primera vez, me doy cuenta de que él tiene unas cuantas cicatrices pequeñas y circulares salpicando su pecho. ¿Varicela? ¿Sarampión? Pienso ausentemente.
 

—Arrodíllate junto a la puerta —ordena mientras se sienta, poniendo sus manos en sus rodillas, liberándome. Ya no tan cálida, la temperatura de su voz ha caído varios grados.
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Mensaje por Laura Bieber <3 Mar 19 Nov 2013, 4:04 pm


Tropiezo tontamente hasta ponerme de pie, voy hacia la puerta y me arrodillo como me ha instruido. Estoy temblorosa y muy, muy cansada, monumentalmente confundida. Quién hubiera pensado que podía encontrar tal gratificación en esta habitación. ¿Quién hubiera pensado que sería tan agotador? Mis miembros están deliciosamente pesados, saciados. Mi diosa interna tiene una señal de “No molestar” afuera de su habitación.
 
Justin se está moviendo en la periferia de mi visión. Mis ojos empiezan a caerse.
 
—Te estoy aburriendo, ¿no es así, señorita Steele?
 
Me despierto de un salto y Justin está de pie frente a mí, sus brazos cruzados mientras me mira. Oh, mi.er.da, atrapada durante la siesta, esto no va a ser bueno. Sus ojos se suavizan cuando levanto la mirada hacia él.
 
—Levántate —ordena.
 
Me pongo de pie cautelosamente. Él me mira fijamente y su boca se curva.
 
—Estás agotada, ¿no es cierto?
 
Asiento tímidamente, sonrojándome.
 
—Resistencia, señorita Steele. —Entrecierra los ojos en mi dirección—. No he terminado contigo todavía. Sostén tus manos al frente como si estuvieras rezando.
 
Parpadeo hacia él. ¡Rezando! Rezando para que vayas más lento conmigo. Hago lo que me dice. Toma la abrazadera de plástico y la sujeta alrededor de mis muñecas, apretando el plástico. Infiernos. Mis ojos vuelan a los suyos.
 
—Luce familiar —pregunta él, incapaz de esconder su sonrisa.
 
Caray… las abrazaderas plásticas. ¡La Ferretería Clayton! Todo se vuelve claro. Me quedo boquiabierta ante él mientras la adrenalina se apresura a través de mi cuerpo otra vez. De acuerdo —eso ha captado mi atención— estoy despierta ahora.
 
—Tengo tijeras aquí. —Las sostiene arriba para que las vea—. Puedo cortarlas en cualquier momento.
 
Intento separar mis muñecas, probando mis lazos y mientras lo hago, el plástico araña mi piel. Duele un poco, pero si relajo mis muñecas, están bien, la abrazadera no me corta la piel.
 
—Ven. —Toma mis manos y me conduce hacia la cama de cuatro postes. Me doy cuenta ahora que tiene oscuras sábanas rojas y un grillete en cada esquina.
 
—Quiero más… mucho, mucho más. —Se inclina y susurra en mi oído. Y los latidos de mi corazón empiezan a retumbar de nuevo. Oh, Dios.
 
—Pero haré esto rápido. Estás cansada. Sostente al poste —dice.
 
Frunzo el ceño. ¿No en la cama, entonces?Encuentro que puedo separar las manos y sujeto el poste de madera tallada.
 
—Más abajo —ordena—. Bien. No te sueltes. Si lo haces, te daré unas palmadas. ¿Entiendes?
 
—Sí, Amo.
 
—Bien.
 
Se para detrás de mí y sujeta mis caderas y luego me levanta rápidamente hacia atrás, de modo que estoy inclinándome hacia adelante, sosteniendo el poste.
 
—No te sueltes, ____(tn)  —advierte él—. Voy a fo.llar.te duro desde atrás. Sostente al poste para soportar tu peso. ¿Entiendes?
 
—Sí.
 
Me da un manotazo a través de mi trasero. Ow... arde.
 
—Sí, Amo —murmuro rápidamente.
 
—Separa tus piernas. —Pone su pierna entre las mías y, sosteniendo mis caderas, empuja mi pierna derecha a un lado.
 
—Así está mejor. Después de esto, te dejaré dormir.
 
¿Dormir? Estoy jadeando. No estoy pensando en dormir ahora. Se estira y gentilmente acaricia mi espalda.
 
—Tienes una piel tan hermosa, ____(tn)  —susurra mientras se inclina y me besa a lo largo de la columna, besos gentiles y ligeros como plumas. Al mismo tiempo, sus manos se mueven hacia mi torso, palmeando mis pechos y, mientras hace esto, atrapa mis pezones entre sus dedos y los aprieta gentilmente.
 
Sofoco mi gemido cuando siento mi cuerpo entero responder, volviendo a la vida una vez más por él.
 
Gentilmente, me mordisquea y me chupa en la cintura, apretando mis pezones y mis manos se aprietan en el poste exquisitamente tallado. Sus manos caen a un lado, escucho el ahora familiar rasgar de la lámina y él se quita los pantalones.
 
—Tienes un trasero tan cautivante y sexy, ____(tn)  Steele. Lo que me gustaría hacerle. —Sus manos acarician y rodean cada una de mis nalgas, luego sus dedos se deslizan abajo e introduce dos dentro de mí.
 
—Tan mojada. Nunca decepcionas, señorita Steele —susurra y escucho el asombro en su voz—. Sostente fuerte… esto va a ser rápido, nena.
 
Agarra mis caderas y se posiciona y me abrazo a mí misma para su asalto. Pero se estira, sujeta mi trenza cerca del final y le da vuelta alrededor de su muñeca junto a mi nuca, sosteniendo mi cabeza en su lugar. Muy lentamente, se mueve dentro de mí, empujando mi cabello al mismo tiempo… oh, la plenitud. Sale de mí lentamente y su otra mano sujeta mi cadera, sosteniéndola fuerte y luego me penetra, empujándome hacia adelante.
 
—¡Sostente, ____(tn)! —grita a través de los dientes apretados.
 
Me agarro más fuerte alrededor del poste y empujo contra él mientras continúa sus arremetidas despiadadas, una y otra vez, sus dedos hundiéndose en mi cadera. Mis brazos están doliendo, mis piernas se sienten inseguras, mi cuero cabelludo duele por su agarre en mi cabello… y siento que algo se reúne muy profundo dentro de mí. Oh, no… y por primera vez, temo mi orgasmo… si me vengo… colapsaré. Justin continúa moviéndose duramente contra mí, dentro de mí, su respiración áspera, gimiendo, gruñendo. Mi cuerpo está respondiendo… Siento como acelera. Pero, repentinamente, Justin se queda inmóvil, empujando realmente profundo.
 
—Vamos, ____(tn), dámelo —gruñe y mi nombre en sus labios me envía sobre el borde mientras me vuelvo toda cuerpo y sensación de espiral y una dulce, dulce liberación y luego pierdo por completa la conciencia.
 
Cuando el sentido regresa, estoy yaciendo sobre él. Está en el piso y yo estoy sobre él, mi espalda contra su frente y estoy mirando al techo, toda post-coito, resplandeciente, exhausta. Oh, las marcas, pienso ausentemente, los había olvidado. Justin huele mi oreja.
 
—Sostén tus manos arriba.
 
Mis brazos se sienten como si estuvieran hechos de plomo, pero los levanto. Empuña las tijeras y pasa una hoja bajo el plástico.
 
—Declaro a esta ____(tn), inaugurada —susurra y corta el plástico.
 
Río tontamente y froto mis muñecas cuando son liberadas. Siento su sonrisa.
 
—Ese es un sonido tan adorable —dice con añoranza. Se sienta de repente, tomándome con él de modo que estoy una vez más sentada en su regazo.
 
—Eso es mi culpa —dice y me mueve de modo que pueda acariciar mis hombros y brazos. Gentilmente, masajea la vida de vuelta a mis miembros.
 
¿Qué?
 
Levanto la mirada hacia él, intentando entender qué quiere decir.
 
—Que no te rías más a menudo.
 
—No soy muy buena riendo —murmuro, adormilada.
 
—Oh, pero cuando pasa, señorita Steele, es una maravilla y una alegría para contemplar.
 
—Que lenguaje más florido, señor Bieber —murmuro, intentando mantener mis ojos abiertos.
 
Sus ojos se suavizan y sonríe.
 
—Yo diría que te han fo.lla.do y necesitas dormir.
 
—Eso no fue florido en absoluto —refunfuño juguetonamente.
 
Sonríe ampliamente, gentilmente me levanta de él y se levanta, gloriosamente desnudo. Deseo momentáneamente estar más despierta para apreciarlo realmente. Recogiendo sus pantalones, se los pone de nuevo, a lo comando.
 
—No quiero asustar a Kenny, o a la señora Jones, si vamos al caso —murmura él.
 
Hmm… deben saber lo pervertido que es. El pensamiento me preocupa.
 
Se agacha para ayudarme a ponerme de pie y me conduce a la puerta. En la parte trasera de ésta, cuelga una toga gris. Pacientemente, me viste como si fuera una niña pequeña. No tengo la fuerza para levantar mis brazos. Cuando estoy cubierta y respetable, se inclina y me besa cariñosamente, su boca se curva en una sonrisa.
 
—A la cama —dice.
 
Oh… no…
 
—Para dormir —añade de modo tranquilizador cuando ve mi expresión.
 
De repente, me levanta y me carga, acurrucada contra su pecho, a la habitación al final del corredor en donde, más temprano hoy, la Dra. Greene me examinó. Mi cabeza cae contra su pecho. Estoy exhausta. No recuerdo alguna vez haber estado así de cansada. Retirando el edredón, me acuesta e incluso más sorpresivamente, se sube a mi lado y me sostiene cerca.
 
—Duerme ahora, chica hermosa —susurra y besa mi cabello.
 
Y antes de que pueda hacer un comentario burlón, estoy dormida.
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Mensaje por Laura Bieber <3 Mar 19 Nov 2013, 4:09 pm

Hasta aqui el cap de hoy. Mañana subire el siguiente.
Este cap ha sido un poco mas largo que los demas jaja.
       
O.O MIREN LO QUE ME HE ENCONTRADO EN LOS EMOTICONOS: 50 sombras de Bieber - Página 19 124418456250 sombras de Bieber - Página 19 2917199994 :latigo:
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Mensaje por Laura Bieber <3 Miér 20 Nov 2013, 9:29 am

Capítulo 35
 


Suaves labios rozan a través de mi sien, dejando dulces besos tiernos en su camino y parte de mí quiere girarse y responder, pero sobre todo, quiero seguir dormida. Gimo y me hundo en mi almohada.
 
—____(tn), despierta. —La voz de Justin es suave, zalamera.
 
—No —me quejo.
 
—Tenemos que irnos en media hora para la cena con mis padres —dice divertido.
 
Abro mis ojos de mala gana. Está anocheciendo afuera. Justin se inclina, mirándome fijamente.
 
—Vamos dormilona. Levántate. —Se inclina y me besa de nuevo.
 
—Te he comprado una bebida. Estaré abajo. No te vuelvas a dormir o estarás en problemas —amenaza, pero su tono es suave. Me besa brevemente y sale, dejándome despertar del todo en la habitación fresca oscura.
 
Estoy descansada pero de repente, me siento nerviosa. ¡Santo cielo, voy a conocer a sus padres! Él acaba de darme con un látigo y atarme usando un amarra cables, el cual le vendí, por amor de Dios… y voy a conocer a sus padres. Será la primera vez que Kate los vea también… al menos ella estará allí de apoyo. Giro los hombros. Están rígidos. Su demanda de un entrenador personal no parece tan descabellada ahora, de hecho, es obligatoria si tengo alguna esperanza de mantenerme a la par con él.
 
Me bajo lentamente de la cama y noto que mi vestido está colgando fuera del armario y mi sujetador está en la silla. ¿Dónde están mis bragas?Compruebo debajo de la silla. Nada. Entonces recuerdo… las mantuvo escondidas en el bolsillo de sus pantalones. Me sonrojo ante el recuerdo: después de que él… ni siquiera me atrevo a pensar en ello, fue tan… bárbaro. Frunzo el ceño. ¿Por qué no me ha devuelto mi ropa interior?
 
Me escabullo al cuarto de baño, desconcertada por mi falta de ropa interior. Mientras me seco, después de mi ducha agradable pero demasiado breve, me doy cuenta de que lo ha hecho a propósito. Quiere que me avergüence, que pida de regreso mis bragas y él dirá sí o no. Mi diosa interior me sonríe. Demonios... dos pueden jugar ese juego. Con la resolución allí, la de no pedírselas y no darle esa satisfacción, deberé ir a conocer a sus padres sin bragas. ¡ ____(tn)Steele! Mi subconsciente me regaña, pero no quiero escucharla… casi me abrazo con alegría porque sé que esto lo volverá loco.
 
De vuelta en el dormitorio, me deslizo dentro de mi vestido y me coloco mis zapatos. Remuevo la trenza y me apresuró a cepillarme el pelo, entonces miro hacia abajo a la bebida que ha dejado. Es rosa pálido. ¿Qué es esto? Arándano y agua con gas. Hmm... Sabe delicioso y sacia mi sed.
 
Corriendo de nuevo al baño, me miro en el espejo: los ojos brillantes, mejillas ligeramente ruborizadas, mirada un tanto petulante por mi plan de las bragas y me dirijo abajo. Quince minutos después. Nada mal, ____(tn).
 
Justin está de pie junto a la ventana panorámica, usando los pantalones grises de franela que me gustan —los que cuelgan de sus caderas de esa manera increíblemente sexy— y por supuesto, una camisa de lino blanco. ¿No tiene otros colores? Frank Sinatra canta suavemente a través de los altavoces de sonido envolvente.
 
Justin se da la vuelta y sonríe cuando entro. Me mira expectante.
 
—Hola —digo en voz baja y mi sonrisa de esfinge se encuentra con la suya.
 
—Hola —dice—. ¿Cómo te sientes? —Sus ojos arden con diversión.
 
—Bien, gracias. ¿Y tú?
 
—Me siento muy bien, señorita Steele.
 
Realmente está esperando a que yo diga algo.
 
—Nunca te imaginé como un fan de Sinatra.
 
Levanta las cejas en mi dirección, su mirada especulativa.
 
—Gusto ecléctico, señorita Steele —murmura y da pasos en mi dirección como una pantera hasta que está de pie delante de mí, su mirada tan intensa que me quita el aliento.
 
Frank comienza a cantar suavemente… una canción vieja, una de las favoritas de Ray. WitchcraftJustin traza lentamente con sus dedos mis mejillas y lo siento todo el camino hasta allí.
 
—Baila conmigo —murmura, su voz ronca.
 
Tomando el control remoto de su bolsillo, sube el volumen y extiende su mano hacia mí, su mirada miel llena de promesas, nostalgia y humor. Es totalmente seductor y estoy encantada. Coloco mi mano en la suya. Me sonríe tranquilamente y me estrecha en sus brazos, uno de ellos rodeando mi cintura y comienza a balancearse.
 
Le sonrío, atrapada en su estado de ánimo contagioso, juguetón. Empieza a moverse. Hombre, sí que sabe bailar. Cubrimos el suelo, desde la ventana de la cocina y de regreso, girando y girando al compás de la música. Y lo hace sin esfuerzo.
 
Nos deslizamos en torno a la mesa de comedor, el piano, de atrás y hacia delante frente a la pared de vidrio, Seattle brillando afuera, un mural oscuro y mágico para nuestro baile y no puedo evitar mi risa despreocupada. Me sonríe mientras la canción llega a su fin.
 
—No hay ninguna bruja más agradable que tú —murmura y luego me besa dulcemente—. Bueno, eso ha traído un poco de color a sus mejillas, señorita Steele. Gracias por el baile. ¿Vamos a encontrarnos con mis padres?
 
—De nada y sí, no puedo esperar para conocerlos —respondo sin aliento.
 
—¿Tienes todo lo que necesitas?
 
—Oh, sí —respondo con dulzura.
 
—¿Estás segura?
 
Asiento con la cabeza tan despreocupadamente como lo puedo hacer bajo su intenso y divertido escrutinio. Su rostro se divide en una enorme sonrisa y niega con la cabeza.
 
—Está bien. Si esa es la forma en la que desea jugar, señorita Steele.
 
Toma mi mano, recoge su chaqueta que cuelga en uno de los taburetes y me lleva a través del vestíbulo hacia el ascensor. Oh, las muchas caras de Justin Bieber.
 
¿Seré capaz alguna vez de entender a este hombre voluble?
 
Tomo un vistazo de él en el ascensor. Está disfrutando de una broma privada, el rastro de una sonrisa flirteando con su hermosa boca. Me temo que puede ser a costa mía. ¿Qué estaba pensando? Voy a ver a sus padres y no estoy usando nada de ropa interior. Mi subconsciente me da una expresión de: Te lo dije. En la relativa seguridad de su apartamento, parecía una idea divertida. Ahora, estoy casi afuera. ¡Sin bragas! Me mira fijamente y es allí donde la carga crece entre nosotros. La mirada divertida desaparece de su rostro y su expresión se nubla, sus ojos oscuros... oh Dios.
 
Las puertas del ascensor se abren en la planta baja. Justin niega con la cabeza un poco como si intentara aclarar sus pensamientos y hace un gesto para que salga antes que él. ¿A quién engaña? No es un caballero. Tiene mis bragas.
 

Kenny conduce el Audi. Justin abre la puerta de atrás para mí y me subo dentro tan elegantemente como puedo, considerando mi estado de desnudez. Estoy agradecida de que el vestido de Kate sea muy ceñido y bloquee la parte superior de mis rodillas.
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Mensaje por Laura Bieber <3 Miér 20 Nov 2013, 9:32 am

Y hasta aqui el cap 35. Este ha sido muy corto, ahora les subo el 36 :omg:
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Mensaje por Laura Bieber <3 Miér 20 Nov 2013, 9:40 am

Capítulo 36 
 


Aceleramos por la I-5, ambos tranquilos. El estado de ánimo de Justin es casi palpable y su humor parece cambiar lentamente a medida que nos dirigimos hacia el norte. Está meditando, mirando por la ventana y puedo sentirlo. ¿Qué está pensando? No puedo preguntarle. ¿Qué puedo decir frente a Kenny?
 
—¿Dónde aprendiste a bailar? —pregunto tentativamente.
 
Gira su mirada hacia mí, sus ojos ilegibles bajo la luz intermitente de las farolas de la calle que pasamos.
 
—¿De verdad quieres saber? —responde en voz baja.
 
Mi corazón se hunde y ahora ya no quiero saberlo, porque puedo adivinarlo.
 
—Sí —murmuro, de mala gana.
 
—La señora Robinson era una apasionada del baile.
 
Oh, mis peores sospechas confirmadas. Le ha enseñado bien, el pensamiento me deprime… no hay nada que yo pueda enseñarle. No tengo ninguna habilidad especial.
 
—Debió haber sido una buena maestra.
 
—Lo era —dice en voz baja.
 
Mi cuero cabelludo pica. ¿Tuvo ella lo mejor de él antes de que se volviera tan cerrado? Él tiene un lado divertido, juguetón. Sonrío involuntariamente al recordar estar en sus brazos mientras me hizo girar alrededor de su sala de estar, tan inesperado y tiene mis bragas, en algún lugar.
 
Y luego está el Salón Rojo del Dolor. Me froto las muñecas reflexivamente… tiras delgadas de plástico le hacen eso a una chica. Ella le enseñó todo eso también o lo arruinó, dependiendo del punto de vista. O tal vez habría encontrado su camino allí de todos modos, a pesar de la señora R. Me doy cuenta, en ese momento, que la odio. Espero nunca conocerla porque no voy a ser responsable de mis acciones si lo hago. No recuerdo haber sentido este sentimiento por otra persona, especialmente alguien a quien nunca he conocido. Mirando sin ver por la ventana, atiendo mi ira irracional y celos.
 
Mi mente se desvía de nuevo a la tarde. Teniendo en cuenta lo que entiendo de sus preferencias, creo que ha sido fácil para mí. ¿Lo haría otra vez? Ni siquiera puedo pretender soportar un argumento contra eso. Por supuesto que lo haría, si él me preguntara… siempre y cuando no me lastime y si es la única manera de estar con él.
 
Esa es la línea de fondo. Quiero estar con él. Mi diosa interior suspira con alivio. Llego a la conclusión de que rara vez utiliza el cerebro para pensar, sino más bien otra parte vital de su anatomía, la que por el momento, es una parte expuesta.
 
—No —murmura.
 
Frunzo el ceño y giro para mirarlo.
 
—¿No qué? —No lo he tocado.
 
—Sobre pensar las cosas, ____(tn). —Extendiéndose, toma mi mano, la lleva a sus labios y besa suavemente mis nudillos—. Tuve una tarde maravillosa. Gracias.
 
Y está conmigo de nuevo. Parpadeo y sonrío tímidamente. Es tan confuso. Hago una pregunta que me ha estado molestando.
 
—¿Por qué usaste un amarra cables?
 
Me sonríe.
 
—Es rápido, es fácil y es algo diferente para que sientas y experimentes. Sé que son bastante brutales y me gusta eso en un dispositivo de retención. —Me sonríe ligeramente—. Muy eficaz para mantenerte en tu lugar.
 
Me sonrojo y le doy un vistazo nervioso a Kenny, quien permanece impasible, con los ojos en la carretera. ¿Qué se supone que voy a decir a eso? Justin se encoge de hombros inocentemente.
 
—Todo forma parte de mi mundo, ____(tn). —Aprieta mi mano y la suelta, mirando por la ventana de nuevo.
 
Es su mundo de hecho y quiero pertenecer a él pero, ¿en sus propios términos? Simplemente no lo sé. Él no ha mencionado ese condenado contrato. Mis reflexiones no hacen nada para animarme. Miro por la ventana y el paisaje ha cambiado. Estamos atravesando uno de los puentes, rodeados por la oscuridad impenetrable. La noche sombría refleja mi estado de ánimo introspectivo, cerrándose, sofocándome.
 
Le doy un vistazo a Justin brevemente y él está mirándome.
 
—¿En que piensas?—pregunta. Suspiro y frunzo el ceño.
 
—Me gustaría saber lo que estabas pensando.
 
Me sonríe.
 
—Lo mismo, nena —dice en voz baja, mientras Kenny acelera en la noche hacia Bellevue.

Son casi las ocho cuando el Audi se acerca a la entrada de una mansión estilo colonial. Es impresionante, incluso las rosas alrededor de la puerta. La imagen perfecta.
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Mensaje por Laura Bieber <3 Miér 20 Nov 2013, 9:50 am


—¿Estás lista para esto? —pregunta Justin mientras Kenny se detiene afuera de la impresionante puerta principal.
 
Asiento y le da a mi mano otro tranquilizador apretón.
 
—Primera vez para mí también —susurra, luego sonríe perversamente—Apuesto a que desearías estar usando tu ropa interior ahora —se burla.
 
Me sonrojo. Había olvidado mi ropa interior perdida. Por suerte, Kenny ha salido del automóvil y está abriendo mi puerta, así que no puede escuchar nuestro intercambio. Le frunzo el ceño a Justin y él sonríe abiertamente mientras giro y me bajo del auto.
 
La Dra. Grace Trevelyan-Bieber está en los escalones de la puerta, esperándonos. Luce elegantemente sofisticada en un vestido de seda azul claro; detrás de ella, está de pie el Señor Bieber —supongo—, alto, rubio y tan guapo a su propia manera, igual que Justin.
 
—____(tn), ya conoces a mi madre, Grace. Éste es mi papá, Carrick.
 
—Señor Bieber, es un placer conocerlo. —Sonrío y sacudo su mano.
 
—El placer es todo mío, ____(tn).
  
Sus ojos azules son blandos y gentiles.
 
—____(tn), que agradable verte de nuevo. —Grace me envuelve en un cálido abrazo—. Entra, cariño.
 
Escucho un chillido desde el interior de la casa. Le doy un vistazo nervioso a Justin.
 
—Esa sería Mia, mi hermana pequeña —dice casi con irritación, pero no lo suficiente.
 
Hay un trasfondo de afecto en sus palabras, la manera en que su voz se pone más suave y sus ojos se arrugan cuando menciona su nombre. Justin obviamente la adora. Es una revelación. Y ella corre por el vestíbulo, pelinegra, alta y curvilínea. Es como de mi edad.
 
—¡____(tn)! He oído tanto sobre ti. —Me abraza fuerte.
 
Santo cielo. No puedo evitar sonreír ante su entusiasmo sin límites.
 
Me arrastra dentro del gran vestíbulo. El piso es de madera oscura, alfombras antiguas y una amplia escalera al segundo piso.
 
—Nunca ha traído una chica a casa antes —dice Mia, sus ojos oscuros brillando con emoción.
 
Veo a Justin poniendo los ojos en blanco y le levanto una ceja. Entrecierra sus ojos en mi dirección.
 
—Mia, cálmate —la reprende Grace suavemente—. Hola, cariño —dice mientras besa a Justin en ambas mejillas. Él sonríe cálidamente, luego estrecha manos con su padre.
 
Nos dirigimos dentro de la sala de estar. Mia no deja ir mi mano. La habitación es espaciosa, elegantemente amueblada en tonos cremas, cafés y azul claro, cómoda, discreta y con mucho estilo. Kate y Elliot están acurrucados juntos en un sillón, sosteniendo copas de champan. Kate salta para abrazarme y Mia finalmente suelta mi mano.
 
—¡Hola, ____(tn)! —Sonríe radiantemente—Justin. —Asiente de manera cortante hacia él.
 
—Kate. —Es igual de formal con ella.
 
Frunzo el ceño por su intercambio. Elliot me atrapa en un muy abrazo. ¿Qué es esto, el día de abrazar a ____(tn)? Esta deslumbrante demostración de afecto… no estoy acostumbrada a esto.
 
Justin se queda de pie a mi lado, envolviendo su brazo a mí alrededor. Poniendo su mano en mi cadera, estira sus dedos y me atrae más cerca. Todos están mirándonos fijamente. Es desconcertante.
 
—¿Bebidas? —El Señor Bieber parece recuperarse—¿Prosecco?
 
—Por favor. —Hablamos Justin y yo al unísono.
 
Oh… esto es más que extraño. Mia aplaude.
 
—Hasta dicen las mismas cosas. Yo los traigo. —Sale rápidamente de la habitación.
 
Me sonrojo y viendo a Kate sentada con Elliot, se me ocurre de pronto que la única razón por la que Justin me invitó es porque Kate está aquí. Elliot probablemente le pidió libre y felizmente a Kate si quería conocer a sus padres. Justin estaba atrapado… sabiendo que yo me enteraría por Kate. Le frunzo el ceño al pensamiento. Estaba forzado a hacer la invitación. La comprensión es sombría y deprimente. Mi subconsciente asiente sabiamente, una mirada de finalmente-te-diste-cuenta en su rostro.
 
—La cena está casi lista —dice Grace mientras sigue a Mia fuera de la habitación.
 
Justin frunce el ceño y me mira.
 
—Siéntate —ordena, apuntando el lujoso sillón y hago lo que me dice, cruzando mis piernas cuidadosamente. Se sienta a mi lado pero no me toca.
 
—Estábamos justo hablando de las vacaciones, ____(tn)  —dice amablemente el señor Bieber—. Elliot decidió ir con Kate y a su familia a Barbados por una semana.
 
Miro a Kate y ella sonríe, sus ojos brillantes y grandes. Está encantada. ¡Katherine Kavanagh, muestra algo de dignidad!
 
—¿Te estás tomando un descanso ahora que terminaste tu licenciatura? —pregunta el señor Bieber.
 
—Estoy pensando ir a Georgia por unos días —respondo.
 
Justin me mira boquiabierto, pestañeando un par de veces, su expresión ilegible. Oh mi.er.da. No le he mencionado esto a él.
 
—¿Georgia? —murmura.
 
—Mi madre vive allí y no la he visto por un tiempo.
 
—¿Cuándo pensabas ir? —Su voz es grave.
 
—Mañana, al atardecer.
 
Mia vuelve a la sala de estar y nos entrega copas largas de champan llenas con Prosecco rosa.
 
—¡A tu salud! —El señor Bieber levanta su copa. Un brindis apropiado para el esposo de una doctora, me hace sonreír.
 
—¿Por cuánto tiempo? —pregunta Justin, su voz aparentemente suave.
 
Santa mi.er.da… está enojado.
 
—No lo sé todavía. Depende de cómo vayan mis entrevistas mañana.
 
Su mandíbula se tensa y Kate sostiene esa inoportuna mirada en su cara. Sonríe demasiado dulcemente.
 
—____(tn)  se merece un descanso —le dice deliberadamente a Justin. ¿Por qué es tan antipática con él? ¿Cuál es su problema?
 
—¿Tienes entrevistas? —pregunta el señor Bieber.
 
—Sí, en dos editoriales mañana.
 
—Te deseo la mejor de las suertes.
 

—La cena está servida —anuncia Grace.
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50 sombras de Bieber - Página 19 Empty Re: 50 sombras de Bieber

Mensaje por Laura Bieber <3 Miér 20 Nov 2013, 10:05 am


Todos nos ponemos de pie. Kate y Elliot siguen al señor Bieber y a Mia fuera de la habitación. Voy a seguirlos, pero Justin toma mi codo, deteniéndome abruptamente.
 
—¿Cuándo me ibas a decir que te vas? —pregunta urgentemente. Su tono es suave, pero está escondiendo su enojo.
 
—No me voy, sólo iré a ver a mi madre y simplemente estaba pensando en ello.
 
—¿Y qué pasa con nuestro arreglo?
 
—No tenemos un arreglo todavía.
 
Entrecierra sus ojos y luego parece recordarlo. Soltando mi mano, toma mi codo y me guía fuera de la habitación.
 
—Esta conversación no ha terminado —susurra amenazante cuando entramos al comedor.
 
Oh, mi.er.da. No te enfades… y devuélveme mi ropa interior. Lo miro.
 
El comedor me recuerda a nuestra cena privada en el Heathman. Una araña de cristal cuelga sobre la mesa de madera oscura y hay un espejo enorme y tallado ornamentado en la pared. La mesa está puesta y cubierta con un limpio mantel de hilo blanco y una fuente de peonias rosadas como centro de mesa. Es despampanante.
 
Tomamos asiento. El señor Bieber está en la cabecera de la mesa mientras yo me siento a su lado derecho y Justin a mi lado. El señor Bieber alcanza la botella abierta de vino tinto y le ofrece a Kate. Mia toma su asiento al lado de Justin ,y tomando su mano, la aprieta fuerte. Justin le sonríe cálidamente.
 
—¿Dónde conociste a ____(tn)? —le pregunta Mia.
 
—Me entrevistó para la revista estudiantil de la universidad.
 
—La cual Kate edita —agrego, esperando dirigir la conversación lejos de mí.
 
Mia le sonríe a Kate, sentada en el lado opuesto, al lado de Elliot y comienzan a hablar de la revista estudiantil.
 
—¿Vino, ____(tn)? —pregunta el señor Bieber.
 
—Por favor. —Le sonrío. El señor Bieber se levanta para llenar el resto de las copas.
 
Miro de reojo a Justin y él se gira para mirarme, su cabeza inclinada a un lado.
 
—¿Qué? —pregunta.
 
—Por favor, no estés enojado conmigo —susurro.
 
—No estoy enojado contigo. —Lo miro fijamente. Suspira—. Sí, estoy enojado contigo. —Cierra sus ojos brevemente.
 
—¿Enojado como palma inquieta? —pregunto nerviosamente.
 
—¿Qué están susurrando ustedes dos? —interrumpe Kate.
 
Me sonrojo y Justin la observa de una manera que dice trasero-afuera-de-esto-Kavanagh, hasta Kate se suaviza bajo su mirada.
 
—Sólo sobre mi viaje a Georgia —digo dulcemente, esperando disolver su mutua hostilidad. Kate sonríe, un brillo perverso en sus ojos.
 
—¿Cómo estaba José cuando fuiste al bar con él el viernes?
 
Santa mi.er.da, Kate. Abro mis ojos en su dirección. ¿Qué está haciendo? Abre sus ojos en respuesta y me doy cuenta de que está tratando de poner celoso a Justin. Qué poco sabe. Pensé que había escapado de esto.
 
—Estaba bien —murmuro.
 
Justin se inclina.
 
—Enojado y con la mano inquieta —susurra—. Especialmente ahora.
 
Su tono es tranquilo y mortal.
 
Oh no. Me retuerzo.
 
Grace reaparece trayendo dos platos, seguida por una bonita mujer joven con coletas rubias, vestida elegantemente en azul pálido, trayendo una bandeja con platos. Sus ojos inmediatamente encuentran a Justin en la habitación. Se sonroja y lo mira por debajo de su larga máscara de pestañas.
 
¿Qué quiere?
 
En algún lugar de la casa, el teléfono empieza a sonar.
 
—Discúlpenme. —El señor Bieber se levanta de nuevo y sale.
 
—Muchas gracias, Gretchen —dice Grace gentilmente, frunciendo el ceño mientras el señor Bieber sale—Sólo deja la bandeja en la consola. —Gretchen asiente y con otra mirada furtiva a Justin, se va.
 
Así que los Bieber tienen personal y el personal está viendo a mi aspirante a Dominante. ¿Puede volverse peor esta noche? Frunzo el ceño, mirando mis manos sobre mi regazo.
 
El señor Bieber regresa.
 
—Llamada para ti, querida. Es del hospital —le dice a Grace.
 
—Por favor, comience todo el mundo. —Grace sonríe mientras me entrega un plato y se va.
 
Huele delicioso, chorizo y vieiras con pimiento rojo asado y chalotes, espolvoreada con hojas lisas de perejil. Y a pesar del hecho de las amenazas de Justin, las furtivas miradas de la Señorita Coletas y mi faltante ropa interior, estoy hambrienta. Me ruborizo mientras me doy cuenta de que es el esfuerzo físico de esta tarde lo que me ha dado tanto apetito.
 
Momentos después Grace regresa, su ceño fruncido. El señor Bieber ladea su cabeza hacia un lado como Justin.
 
—¿Todo bien?
 
—Otro caso de sarampión. —Grace suspira.
 
—Oh, no.
 
—Sí, un niño. El cuarto caso este mes. Si la gente sólo tuviera a sus hijos vacunados. —Sacude su cabeza tristemente y luego sonríe—Estoy tan contenta de que nuestros chicos nunca pasaran por eso. Nunca agarraron nada peor que la varicela, gracias a Dios. Pobre Elliot —dice mientras se sienta, sonriendo indulgentemente a su hijo. Elliot frunce el ceño a medio masticar y se retuerce incómodo—Justin y Mia fueron suertudos. Lo tuvieron muy levemente, sólo una mancha para compartir entre ellos.
 
Mia ríe sofocadamente y Justin pone los ojos en blanco.
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Mensaje por Laura Bieber <3 Miér 20 Nov 2013, 10:20 am


—Entonces, ¿viste el partido de los Mariners, papá? —Elliot está claramente dispuesto a cambiar la conversación.
 
Los entremeses son deliciosos y me concentro en comer mientras Elliot, el señor Bieber y Justin hablan de beisbol. Justin parece relajado y calmado hablando con su familia. Mi mente está trabajando furiosamente. Maldita Kate, ¿qué juego está jugando? ¿Él me va a castigar? Me acobardo con el pensamiento. No he firmado el contrato todavía. Tal vez no lo haré. Tal vez me quede en Georgia donde no pueda contactar conmigo.
 
—¿Cómo va tu establecimiento en el nuevo apartamento, querida? —pregunta Grace educadamente.
 
Estoy agradecida por su pregunta, distrayéndome de mis discordantes pensamientos y le digo acerca de nuestra mudanza.
 
Mientras acabamos nuestras entradas, Gretchen aparece y no por primera vez, deseo sentirme capaz de poner mis manos libremente en Justin, sólo para dejarle saber que puede ser cincuenta sombras de mi.er.da, pero es mío. Procede a limpiar la mesa, cepillando muy cerca de Justin para mi gusto. Afortunadamente él parece ajeno a ella, pero mi diosa interior esta ardiendo y no en el buen sentido.
 
Kate y Mia están hablando como cotorras sobre París.
 
—¿Has estado en París, ____(tn)? —pregunta Mia inocentemente, distrayéndome de mi celoso ensimismamiento.
 
—No, pero me encantaría ir. —Sé que soy la única en la mesa que nunca ha salido de Estados Unidos.
 
—Fuimos de luna de miel a París. —Grace le sonríe al señor Bieber, quien le sonríe a su vez.
 
Es casi vergonzoso de presenciar. Ellos todavía se aman profundamente y me maravillo por un breve momento ante lo que debe ser crecer con ambos padres juntos.
 
—Es una hermosa ciudad —concuerda Mia—. A pesar de los parisinos. Justin, deberías llevar a ____(tn)  a París —declara Mia con firmeza.
 
—Pienso que ____(tn)  preferiría Londres —dice Justin suavemente.
 
Oh… lo recuerda. Pone su mano en mi rodilla, sus dedos viajando a mi muslo. Todo mi cuerpo se tensa en respuesta. No… no aquí, no ahora. Me sonrojo y me desplazo, tratando de alejarme de él. Su mano sujeta mi muslo, inmovilizándome. Busco mi vino con desesperación.
 
La Señorita Coletas regresa —toda miradas tímidas y caderas oscilantes— con nuestras entradas, un bife Wellington, creo. Afortunadamente, nos da nuestros platos y se va, a pesar de que retrasa la entrega de Justin. Él me mira con curiosidad mientras la observo cerrar la puerta del comedor.
 
—Entonces, ¿qué está mal con los parisinos? —le pregunta Elliot a su hermana—. ¿No caen bajo tus encantos?
 
—Ugh, no lo hacen. Y el señor Floubert, el ogro para el que estaba trabajando, era un tirano dominante.
 
Me ahogo con el vino.
 
—____(tn), ¿estás bien? —pregunta Justin solícitamente, sacando su mano de mi muslo.
 
El humor vuelve a su voz. Oh, gracias al cielo. Cuando asiento, palmea mi espalda gentilmente y sólo quita la mano cuando sabe que me he recuperado.
 
El bife está delicioso y está servido con papas dulces asadas, zanahorias, nabos y judías verdes. Incluso es más apetecible desde que Justin se las arregla para mantener su buen humor por el resto de la comida. Sospecho que es porque estoy comiendo de buena gana.
 
La conversación fluye libremente entre los Bieber, cálida y atenta, burlándose tiernamente uno del otro. Durante nuestro postre de limón, Mia nos regala sus hazañas en París, cayendo en algún punto en un fluido francés. Todos la miramos y ella se queda perpleja, hasta que Justin le dice en un francés igualmente fluido lo que ha hecho y ella estalla en un ataque de risa. Tiene una risa muy contagiosa y pronto todos estamos riéndonos.
 
Elliot diserta sobre su último proyecto de construcción, una nueva comunidad ecológica al norte de Seattle. Miro a Kate y ella está pendiente de cada palabra que dice Elliot, sus ojos brillando con lujuria o amor. Verdaderamente aún no resuelvo cuál es. Él le sonríe y es como si una promesa tácita pasara entre ellos. Después, nena le está diciendo y es caliente, anormalmente caliente. Me sonrojo sólo con mirarlos.
 
Suspiro y levanto la mirada hacia cincuenta sombras. Es tan hermoso que podría mirarlo por siempre. Me mira y levanta su mano para ponerla en mi barbilla.
 
—No muerdas tu labio —murmura con voz ronca—Yo quiero hacer eso.
 
Grace y Mia limpian nuestras copas de postre y se dirigen a la cocina, mientras el señor Bieber, Kate y Elliot discuten los méritos de los paneles solares en el Estado de Washington. Justin, fingiendo interés en su conversación, pone su mano una vez más en mi rodilla y sus dedos viajan hasta mi muslo. Mi respiración se dificulta y presiono mis muslos juntos en un intento por detener su progreso. Puedo verlo sonreír.
 
—¿Puedo darte un tour por los jardines? —me pregunta abiertamente.
 
Sé que tengo la intención de decir sí, pero no confío en él. Sin embargo, antes de que pueda responder él está de pie y extendiendo su mano hacia mí. Pongo mi mano en la suya y siento todos los músculos apretarse en el fondo de mi vientre en respuesta a su oscura y hambrienta mirada miel.
 
—Discúlpeme —le digo al señor Bieber y sigo a Justin fuera del comedor.
 
Me conduce a través del pasillo y hacia la cocina, en donde Mia y Grace están apilando el lavavajillas. La Señorita Coletas no está a la vista.
 
—Voy a mostrarle a ____(tn) —le dice Justin inocentemente a su madre. Ella nos regala una sonrisa mientras Mia se dirige de nuevo al comedor.
 
Salimos a un patio de losa gris, iluminado por luces empotradas en el suelo.
 
Hay arbustos en macetas de piedra gris, una elegante mesa de metal y sillas colocadas en un rincón. Justin pasa junto a ellas, sube algunos escalones y llega a un gran jardín que conduce hacia la bahía… oh Dios, es hermoso. Seattle parpadea en el horizonte y la luna graba una ruta de plata brillante por el agua, hacia un embarcadero en donde hay dos botes amarrados.
 
Al lado del muelle se encuentra un cobertizo. Es tan pintoresco, tan tranquilo. Estoy parada y boquiabierta por un momento.
 
Justin me tira detrás suyo y mis talones se hunden en la suave hierba.
 
—Para, por favor. —Estoy tropezando con su paso. Se detiene y me mira, su expresión inescrutable— Mis tacones. Necesito sacarme mis zapatos.
 
—No te molestes —dice, se inclina y me carga sobre su hombro. Chillo en voz alta con escandalizada sorpresa y me da una sonora palmada en mi trasero—Mantén tu voz baja —gruñe.
 
Oh no… esto no es bueno, a mi subconsciente le están temblando las rodillas. Está enojado por algo, podría ser José, Georgia, mi falta de bragas o morder mis labios. Por Dios, que fácil de irritar es.
 
—¿Adónde estamos yendo? —respiro.
 
—Al cobertizo.
 
Me aferro a sus caderas mientras estoy inclinada boca abajo y da grandes zancadas a propósito bajo la luz de la luna a través del césped.
 
 
—¿Por qué? —Sueno sin aliento balanceándome en su hombro.
 
—Necesito estar a solas contigo.
 
—¿Para qué?
 
—Porque voy a darte un azote y luego te fo.lla.ré.
 
—¿Porqué? —gimo en voz baja.
 
—Tú sabes por qué —sisea.
 
—¿Pensé que eras un hombre de en-el-momento? —declaro sin aliento.
 
—____(tn), estoy en el momento, confía en mí.
 

Santa mi.er.da.
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Mensaje por Laura Bieber <3 Miér 20 Nov 2013, 10:21 am

Y hasta aqui el cap 36. Espero que les haya gustado!! :enamorado:
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