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50 sombras de Bieber
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: 50 sombras de Bieber
LO SIENTO CREO QUE NO TE CONTESTE PERDONPERDONPERDONPERDONPERDONRosieDaprile escribió:Soy nueva lectora!
Me la lei toda, mas bien la devore
Siguela, Me ENCANTA!
Gracias por leer digo devorar jajaja :hug:
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
Capítulo 37
Justin atraviesa la puerta de madera del cobertizo y hace una pausa para encender algunas luces. Las luces fluorescentes hacen un ruido metálico y zumban en secuencia mientras la fuerte luz blanca inunda el gran edificio de madera. Desde mi punto de vista, girada, puedo ver una impresionante lancha a motor en el muelle flotando suavemente en el agua oscura, pero sólo obtengo un breve vistazo antes de que él me lleve por unas escaleras de madera hacia la habitación de arriba.
Se detiene en la puerta y toca otro interruptor —luces halógenas en esta ocasión, son más suaves, con un regulador de intensidad— y estamos en una habitación con techos inclinados. Está decorado con un tema náutico de Nueva Inglaterra, azul marino y crema con un toque de rojo. Los muebles son escasos, sólo un par de sofás es todo lo que puedo ver.
Justin me pone sobre mis pies en el suelo de madera. No tengo tiempo para examinar lo que me rodea, mis ojos no pueden dejarlo. Estoy hipnotizada… viéndolo como alguien observaría a un depredador raro y peligroso, esperando a que le lance encima. Su respiración es dura, pero claro, acaba de cargarme a través del césped y hacia arriba por un tramo de escaleras. Ojos mieles arden con ira, necesidad y lujuria pura y sin adulterar.Podría quemarme de forma espontánea sólo por su mirada.
—Por favor, no me pegues —le susurro, suplicante.
Frunce el ceño, sus ojos ampliándose. Parpadea dos veces.
—No quiero que me azotes, ni aquí, ni ahora. Por favor, no lo hagas.
Su boca se abre ligeramente en sorpresa y más allá de la valentía, levanto mi mano tentativamente y paso mis dedos por su mejilla, a lo largo del borde de su patilla hasta su mentón. Cerrando sus ojos lentamente, inclina el rostro ante mi tacto y su respiración se queda atrapada en su garganta. Levantando mi otra mano, recorro su cabello con mis dedos. Me encanta su cabello. Su suave gemido es apenas audible y cuando abre sus ojos, su mirada es cautelosa, como si no entendiera lo que estoy haciendo.
Dando un paso hacia adelante para quedar contra él, jalo suavemente su cabello, bajando su boca hacia la mía y lo beso, forzando a mi lengua a pasar entre sus labios y dentro de su boca. Gime y sus brazos me abrazan, apretándome contra él. Sus manos encuentran su camino hacia mi cabello y me devuelve el beso, duro y posesivo. Su lengua y mi lengua se retuercen y giran juntas, devorándonos el uno al otro. Sabe divino.
Retrocede de repente, nuestra respiración irregular y mezclándose. Mis manos caen en sus brazos y me mira.
—¿Qué estás haciéndome? —susurra confundido.
—Te beso.
—Dijiste que no.
—¿Qué? —¿No a qué?
—En la mesa del comedor, con tus piernas.
Ah… de eso se trata todo esto.
—Pero estábamos en la mesa del comedor de tus padres —lo miro, completamente desconcertada.
—Nadie me ha dicho alguna vez que no antes. Y es tan caliente.
Sus ojos se abren un poco, llenos de asombro y lujuria. Es una mezcla embriagadora. Trago instintivamente. Su mano se mueve abajo hacia mi trasero. Me tira fuertemente contra él y puedo sentir su erección.
—¿Estás enojado y excitado porque dije que no? —respiro, asombrada.
—Estoy enojado porque nunca mencionaste Georgia. Estoy enojado porque te fuiste a beber con ese tipo que trató de seducirte cuando estabas borracha y que te dejó cuando estabas enferma, con un casi completo extraño. ¿Qué clase de amigo hace eso? Y estoy enojado y excitado porque me cerraste tus piernas.
Sus ojos brillan peligrosamente y está subiendo lentamente mi vestido.
—Te quiero y te quiero ahora. Y si no vas a dejar que te azote, lo cual mereces, te voy fo.llar en el sofá en este momento, con rapidez, para mi placer, no el tuyo.
Mi vestido está ahora apenas cubriendo mi trasero desnudo. Él se mueve repentinamente de manera que su mano está ahuecando mi sexo y uno de sus dedos se hunde poco a poco en mí. Su otro brazo me sostiene firmemente en su lugar alrededor de mi cintura. Reprimo mi gemido.
—Esto es mío —me susurra agresivamente—Todo mío. ¿Entiendes?
Mueve con facilidad su dedo adentro y afuera mientras me mira, midiendo mi reacción, con sus ojos ardiendo.
—Sí, tuyo —respiro mientras mi deseo, caliente y pesado, surge a través de mi torrente sanguíneo, afectando… todo.
Mis terminaciones nerviosas, mi respiración, mi corazón late con fuerza, tratando de salir de mí pecho, la sangre zumbando en mis oídos.
De repente, él se mueve, haciendo varias cosas a la vez. Retira sus dedos, dejándome con ganas, baja su cremallera y me empuja hacia abajo sobre el sofá, por lo que está recostado sobre mí.
—Las manos en la cabeza —ordena con los dientes apretados mientras se coloca sobre sus rodillas, obligando a mis piernas a ampliarse más y buscando en el bolsillo interior de su chaqueta. Saca un paquete de aluminio, mirándome, su expresión oscura, antes de encogerse de hombros para quitarse la chaqueta y que caiga al suelo. Rueda el condón hacia abajo sobre su impresionante longitud.
Coloco mis manos sobre mi cabeza y sé que es para que no vaya a tocarlo. Estoy muy excitada. Siento que mis caderas ya se mueven hacia arriba para encontrarlo, deseándolo dentro de mí, así, rudo y duro. Oh... la anticipación.
—No tenemos mucho tiempo. Esto será rápido y es para mí, no para ti. ¿Lo entiendes? No te vengas o te azotaré —dice entre dientes.
Mi.er.da... ¿cómo me detengo?
Con un impulso rápido, está totalmente dentro de mí. Gimo en voz alta, guturalmente y celebro la plenitud de su posesión. Pone sus manos sobre las mías en la parte superior de mi cabeza, sus codos sostienen mis brazos hacia fuera y abajo, sus piernas inmovilizándome. Estoy atrapada. Él está en todas partes, abrumándome, casi sofocante. Pero también es celestial, este es mi poder, esto es lo que le hago y es un sentimiento hedonista y triunfante.
Se mueve rápido y furiosamente dentro de mí, su respiración agitada en mi oído y mi cuerpo responde, fundiéndose a su alrededor. No debo venirme. No. Pero me encuentro con él, empuje a empuje, un contrapunto perfecto. De repente y muy pronto, golpea dentro de mí y se queda quieto cuando encuentra su liberación, con el aire silbando a través de sus dientes. Se relaja momentáneamente, por lo que siento todo su peso delicioso sobre mí. No estoy lista para dejarlo ir, mi cuerpo deseando el alivio, pero él es muy pesado y en este momento, no puedo empujar contra él. De repente, él se retira, dejándome adolorida y con ganas de más. Me mira.
—No te toques. Te quiero frustrada. Eso es lo que consigues por no hablar conmigo, por negarme lo que es mío. —Sus ojos brillan de nuevo, enojado otra vez.
Justin atraviesa la puerta de madera del cobertizo y hace una pausa para encender algunas luces. Las luces fluorescentes hacen un ruido metálico y zumban en secuencia mientras la fuerte luz blanca inunda el gran edificio de madera. Desde mi punto de vista, girada, puedo ver una impresionante lancha a motor en el muelle flotando suavemente en el agua oscura, pero sólo obtengo un breve vistazo antes de que él me lleve por unas escaleras de madera hacia la habitación de arriba.
Se detiene en la puerta y toca otro interruptor —luces halógenas en esta ocasión, son más suaves, con un regulador de intensidad— y estamos en una habitación con techos inclinados. Está decorado con un tema náutico de Nueva Inglaterra, azul marino y crema con un toque de rojo. Los muebles son escasos, sólo un par de sofás es todo lo que puedo ver.
Justin me pone sobre mis pies en el suelo de madera. No tengo tiempo para examinar lo que me rodea, mis ojos no pueden dejarlo. Estoy hipnotizada… viéndolo como alguien observaría a un depredador raro y peligroso, esperando a que le lance encima. Su respiración es dura, pero claro, acaba de cargarme a través del césped y hacia arriba por un tramo de escaleras. Ojos mieles arden con ira, necesidad y lujuria pura y sin adulterar.Podría quemarme de forma espontánea sólo por su mirada.
—Por favor, no me pegues —le susurro, suplicante.
Frunce el ceño, sus ojos ampliándose. Parpadea dos veces.
—No quiero que me azotes, ni aquí, ni ahora. Por favor, no lo hagas.
Su boca se abre ligeramente en sorpresa y más allá de la valentía, levanto mi mano tentativamente y paso mis dedos por su mejilla, a lo largo del borde de su patilla hasta su mentón. Cerrando sus ojos lentamente, inclina el rostro ante mi tacto y su respiración se queda atrapada en su garganta. Levantando mi otra mano, recorro su cabello con mis dedos. Me encanta su cabello. Su suave gemido es apenas audible y cuando abre sus ojos, su mirada es cautelosa, como si no entendiera lo que estoy haciendo.
Dando un paso hacia adelante para quedar contra él, jalo suavemente su cabello, bajando su boca hacia la mía y lo beso, forzando a mi lengua a pasar entre sus labios y dentro de su boca. Gime y sus brazos me abrazan, apretándome contra él. Sus manos encuentran su camino hacia mi cabello y me devuelve el beso, duro y posesivo. Su lengua y mi lengua se retuercen y giran juntas, devorándonos el uno al otro. Sabe divino.
Retrocede de repente, nuestra respiración irregular y mezclándose. Mis manos caen en sus brazos y me mira.
—¿Qué estás haciéndome? —susurra confundido.
—Te beso.
—Dijiste que no.
—¿Qué? —¿No a qué?
—En la mesa del comedor, con tus piernas.
Ah… de eso se trata todo esto.
—Pero estábamos en la mesa del comedor de tus padres —lo miro, completamente desconcertada.
—Nadie me ha dicho alguna vez que no antes. Y es tan caliente.
Sus ojos se abren un poco, llenos de asombro y lujuria. Es una mezcla embriagadora. Trago instintivamente. Su mano se mueve abajo hacia mi trasero. Me tira fuertemente contra él y puedo sentir su erección.
—¿Estás enojado y excitado porque dije que no? —respiro, asombrada.
—Estoy enojado porque nunca mencionaste Georgia. Estoy enojado porque te fuiste a beber con ese tipo que trató de seducirte cuando estabas borracha y que te dejó cuando estabas enferma, con un casi completo extraño. ¿Qué clase de amigo hace eso? Y estoy enojado y excitado porque me cerraste tus piernas.
Sus ojos brillan peligrosamente y está subiendo lentamente mi vestido.
—Te quiero y te quiero ahora. Y si no vas a dejar que te azote, lo cual mereces, te voy fo.llar en el sofá en este momento, con rapidez, para mi placer, no el tuyo.
Mi vestido está ahora apenas cubriendo mi trasero desnudo. Él se mueve repentinamente de manera que su mano está ahuecando mi sexo y uno de sus dedos se hunde poco a poco en mí. Su otro brazo me sostiene firmemente en su lugar alrededor de mi cintura. Reprimo mi gemido.
—Esto es mío —me susurra agresivamente—Todo mío. ¿Entiendes?
Mueve con facilidad su dedo adentro y afuera mientras me mira, midiendo mi reacción, con sus ojos ardiendo.
—Sí, tuyo —respiro mientras mi deseo, caliente y pesado, surge a través de mi torrente sanguíneo, afectando… todo.
Mis terminaciones nerviosas, mi respiración, mi corazón late con fuerza, tratando de salir de mí pecho, la sangre zumbando en mis oídos.
De repente, él se mueve, haciendo varias cosas a la vez. Retira sus dedos, dejándome con ganas, baja su cremallera y me empuja hacia abajo sobre el sofá, por lo que está recostado sobre mí.
—Las manos en la cabeza —ordena con los dientes apretados mientras se coloca sobre sus rodillas, obligando a mis piernas a ampliarse más y buscando en el bolsillo interior de su chaqueta. Saca un paquete de aluminio, mirándome, su expresión oscura, antes de encogerse de hombros para quitarse la chaqueta y que caiga al suelo. Rueda el condón hacia abajo sobre su impresionante longitud.
Coloco mis manos sobre mi cabeza y sé que es para que no vaya a tocarlo. Estoy muy excitada. Siento que mis caderas ya se mueven hacia arriba para encontrarlo, deseándolo dentro de mí, así, rudo y duro. Oh... la anticipación.
—No tenemos mucho tiempo. Esto será rápido y es para mí, no para ti. ¿Lo entiendes? No te vengas o te azotaré —dice entre dientes.
Mi.er.da... ¿cómo me detengo?
Con un impulso rápido, está totalmente dentro de mí. Gimo en voz alta, guturalmente y celebro la plenitud de su posesión. Pone sus manos sobre las mías en la parte superior de mi cabeza, sus codos sostienen mis brazos hacia fuera y abajo, sus piernas inmovilizándome. Estoy atrapada. Él está en todas partes, abrumándome, casi sofocante. Pero también es celestial, este es mi poder, esto es lo que le hago y es un sentimiento hedonista y triunfante.
Se mueve rápido y furiosamente dentro de mí, su respiración agitada en mi oído y mi cuerpo responde, fundiéndose a su alrededor. No debo venirme. No. Pero me encuentro con él, empuje a empuje, un contrapunto perfecto. De repente y muy pronto, golpea dentro de mí y se queda quieto cuando encuentra su liberación, con el aire silbando a través de sus dientes. Se relaja momentáneamente, por lo que siento todo su peso delicioso sobre mí. No estoy lista para dejarlo ir, mi cuerpo deseando el alivio, pero él es muy pesado y en este momento, no puedo empujar contra él. De repente, él se retira, dejándome adolorida y con ganas de más. Me mira.
—No te toques. Te quiero frustrada. Eso es lo que consigues por no hablar conmigo, por negarme lo que es mío. —Sus ojos brillan de nuevo, enojado otra vez.
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
Asiento con la cabeza, jadeando. Se levanta y se quita el condón, anudándolo al final, y lo pone en el bolsillo de su pantalón. Lo miro, mi respiración todavía es errática e involuntariamente aprieto mis muslos, tratando de encontrar algo de alivio. Justin se sube la cremallera y pasa sus manos por su cabello mientras se agacha para recoger su chaqueta. Se da la vuelta para mirarme, su expresión más suave.
—Será mejor que regresemos a la casa.
Me siento un poco inestable, aturdida.
—Aquí. Puedes ponerte estos.
De su bolsillo interior, saca mi ropa interior. No sonrío mientras la tomo, pero por dentro, sé que he tenido una fo.lla.da como castigo, pero ganado una pequeña victoria sobre la ropa interior. Mi diosa interior asiente en acuerdo, una sonrisa de satisfacción en su rostro, no tuviste que pedirla.
—¡JUSTIN! —grita Mia desde el piso de abajo.
Él da vuelta y levanta las cejas en mi dirección.
—Justo a tiempo. Cristo, ella puede ser tan irritante.
Le frunzo el ceño en respuesta, me apresuró a devolver mi ropa interior a su lugar correcto y me pongo de pie con tanta dignidad como puedo en mi estado de recién follada. Rápidamente, intento suavizar mi cabello.
—Aquí arriba, Mia —grita— Bueno, señorita Steele, me siento mejor por eso, pero todavía quiero azotarla —dice en voz baja.
—No creo que lo merezca, señor Bieber, especialmente después de tolerar su ataque sin provocación.
—¿Sin provocación? Me besaste. —Él hace todo lo posible para lucir herido.
Frunzo mis labios.
—Fue un ataque como forma de defensa.
—¿Defensa contra qué?
—De ti y tu agitada palma.
Él ladea la cabeza hacia un lado y me sonríe mientras Mia viene haciendo ruido por las escaleras.
—¿Pero era tolerable? —pregunta en voz baja.
Me sonrojo.
—Apenas —le susurro, pero no puedo evitar mi sonrisa.
—Oh, ahí están. —Nos sonríe con alegría.
—Le estaba mostrando los alrededores a ____(tn). —Justin extiende su mano hacia mí, sus ojos grises intensos.
Pongo mi mano en la suya y él le da un apretón suave.
—Kate y Elliot están a punto de irse. ¿Puedes creerlo? No pueden mantener sus manos apartadas el uno del otro. —Mia finge indignación y mira de Justin a mí— ¿Qué han estado haciendo ustedes aquí?
Por Dios, que discreta. Me pongo escarlata.
—Mostrándole a ____(tn) mis trofeos de remo —dice Justin sin perder un momento, con el rostro completamente en blanco—Vamos a decirle adiós a Kate y a Elliot.
¿Trofeos de remo? Me tira suavemente delante de él y mientras Mia se vuelve para irse, me aplasta el trasero. Jadeo con sorpresa.
—Voy a hacerlo de nuevo, ____(tn) y pronto —amenaza bajito cerca a mi oído, entonces me atrae en un abrazo, con mi espalda pegada en su pecho y besa mi cabello.
De vuelta en la casa, Kate y Elliot están despidiéndose de Grace y el señor Bieber.
Kate me abraza fuerte.
—Necesito hablar contigo porque estás haciendo enojar a Justin —le digo en voz baja al oído mientras me abraza.
—Necesita enojarse, así puedes ver cómo es realmente. Ten cuidado, ____(tn), es demasiado controlador —susurra—. Nos vemos más tarde.
¡SÉ COMO ES REALMENTE, TÚ NO! le grito en mi cabeza. Estoy plenamente consciente de que sus acciones provienen de un buen lugar, pero a veces, simplemente se pasa de la raya y ahora mismo lo ha hecho tanto que está en el estado vecino. Le frunzo el ceño y ella me saca la lengua, haciéndome sonreír a regañadientes. La Kate juguetona es nueva, debe ser la influencia de Elliot. Los despedimos en la puerta y Justin se vuelve hacia mí.
—Tenemos que irnos también, mañana tienes entrevistas.
Mia me abraza cálidamente mientras nos despedimos.
—¡Pensábamos que nunca iba a encontrar a nadie! —dice efusivamente.
Me sonrojo y Justin vuelve a poner los ojos en blanco. Frunzo mis labios. ¿Por qué puede hacer eso cuando yo no puedo? Quiero ponerle los ojos en blanco en respuesta, pero no me atrevo, no después de su amenaza en el cobertizo.
—Cuídate, ____(tn), querida —dice Grace amablemente.
Justin, avergonzado o frustrado por la atención generosa que estoy recibiendo de parte de los Bieber, toma mi mano y me atrae a su lado.
—No la ahuyenten ni le den tanto afecto —masculla.
—Justin, deja de bromear —lo regaña Grace con indulgencia, sus ojos brillando con amor y afecto por él.
De alguna manera, no creo que esté bromeando. Disimuladamente observo su interacción. Es obvio que Grace lo adora con el amor incondicional de una madre. Él se inclina y la besa con rigidez.
—Mamá —dice y hay un trasfondo en su voz, ¿reverencia, tal vez?
—Señor Bieber, adiós y gracias. —Extiendo mi mano hacia él y ¡también me abraza!
—Por favor, llámame Carrick. Espero que nos veamos de nuevo, muy pronto, ____(tn).
Con nuestras despedidas dichas, Justin me lleva al automóvil, en donde Kenny está esperando. ¿Ha estado esperando aquí todo el tiempo? Kenny me abre la puerta y me deslizo en la parte trasera del Audi.
Siento un poco de tensión dejando mis hombros. Por Dios, qué día. Estoy agotada, física y emocionalmente. Después de una breve conversación con Kenny, Justin se sube a mi lado. Se vuelve hacia mí.
—Bueno, parece que a mi familia les gustas, demasiado —murmura.
¿Demasiado? El deprimente pensamiento acerca de cómo llegué a ser invitada aparece inesperada e inoportunamente en mi cabeza. Kenny pone en marcha el automóvil y sale del círculo de luz en el camino de entrada hacia la oscuridad de la calle. Le doy un vistazo a Justin y él está mirándome fijamente.
—¿Qué? —pregunta, con voz tranquila.
Me quedo momentáneamente sin saber qué decir. No, se lo diré. Siempre está quejándose de que no hablo con él.
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
—Creo que te sentiste comprometido a traerme para conocer a tus padres. —Mi voz es suave y vacilante—Si Elliot no hubiera invitado a Kate, nunca me habrías invitado. —No puedo ver su rostro en la oscuridad, pero inclina la cabeza, mirándome boquiabierto.
—____(tn), estoy encantado de que hayas conocido a mis padres. ¿Por qué estás tan llena de falta de confianza en ti misma? Nunca dejas de sorprenderme. Eres una mujer fuerte y autosuficiente, pero tienes estos pensamientos negativos sobre ti misma. Si no hubiera querido que los conocieras, no estarías aquí. ¿Es así como te sentiste todo el tiempo que estuviste allí?
¡Oh! Me quería allí y esa es una revelación. No parece incómodo contestándome como lo haría si estuviera ocultando la verdad. Parece realmente contento de que esté aquí... una cálida sensación se extiende lentamente por mis venas. Sacude la cabeza y alcanza mi mano. Miro a Kenny, nerviosa.
—No te preocupes por Kenny. Háblame.
Me encojo de hombros.
—Sí. Creí eso. Y otra cosa, sólo mencioné Georgia porque Kate estaba hablando de Barbados, no he tomado mi decisión.
—¿Quieres ir a ver a tu madre?
—Sí.
Me mira de forma extraña, como si estuviera teniendo una lucha interna.
—¿Puedo ir contigo? —pregunta finalmente.
¿¡Qué!?
—Ehh… no creo que esa sea una buena idea.
—¿Por qué no?
—Tenía la esperanza de tener un descanso de toda esta… intensidad y así tratar de pensar bien las cosas.
Se me queda mirando.
—¿Soy demasiado intenso?
Rompo a reír.
—¡Eso es decir poco!
Bajo la luz de las farolas que pasamos en la calle, veo a sus labios curvarse.
—¿Se está riendo de mí, señorita Steele?
—No me atrevería, señor Bieber —contesto con fingida seriedad.
—Creo que te atreves y creo que te ríes de mí, con frecuencia.
—Eres muy gracioso.
—¿Gracioso?
—Oh, sí.
—¿Curioso o gracioso?
—Oh… un montón de uno y un poco del otro.
—¿Cuál prefieres?
—Dejaré que descifres eso.
—No estoy seguro de si puedo descifrar algo a tu alrededor, ____(tn) —dice sardónicamente y luego continúa en voz baja—¿Sobre qué necesitas pensar en Georgia?
—Nosotros —susurro.
Se me queda mirando, impasible.
—Dijiste que lo intentarías —murmura.
—Lo sé.
—¿Tienes dudas?
—Posiblemente.
Se mueve, incómodo.
—¿Por qué?
Mi.er.da. ¿Cómo se convirtió esto de repente en una conversación tan intensa y significativa? Ha surgido de golpe, como un examen para el que no estoy preparada. ¿Qué digo? Porque creo que te amo y tú sólo me ves como un juguete. ¿Porque no puedo tocarte, porque estoy demasiado asustada de mostrarte algo de afecto por si te echas atrás o me regañas o peor… me golpeas? ¿Qué puedo decir?
Me quedo mirando momentáneamente por la ventana. El automóvil está atravesando el puente. Los dos estamos envueltos en la oscuridad, encubriendo nuestros pensamientos y sentimientos, pero no necesitamos la noche para eso.
—¿Por qué, ____(tn)? —Justin me pide insistentemente una respuesta.
Me encojo de hombros, atrapada. No quiero perderlo. A pesar de todas sus exigencias, su necesidad de controlar y sus espeluznantes depravaciones. Nunca me he sentido tan viva como ahora. Es muy emocionante estar aquí, sentada junto a él. Es tan impredecible, sexy, inteligente y divertido. Sin embargo, sus estados de ánimo... oh… y quiere hacerme daño. Dice que pensará en mis reservas, pero a pesar de eso, me asusta. Cierro los ojos. ¿Qué puedo decir? En el fondo, me gustaría mucho más afecto, más del Justin travieso, más... amor.
Me aprieta la mano.
—Háblame, ____(tn). No quiero perderte. Esta última semana... —Se va apagando.
Estamos llegando al final del puente y la calle está una vez más bañada en la luz neón de las farolas de la calle, por lo que su rostro está de forma intermitente en la luz y la oscuridad. Y es una metáfora apropiada. Este hombre, a quien alguna vez consideré un héroe romántico, un valiente y brillante caballero blanco o el caballero oscuro, como dijo él. No es un héroe, es un hombre con deficiencias emocionales serias y profundas y me está arrastrando a la oscuridad. ¿No puedo guiarlo hacia la luz?
—Aún quiero más —susurro.
—Lo sé —dice—Voy a intentarlo.
Parpadeo hacia él, suelta mi mano y tira de mi barbilla, liberando mi labio atrapado.
—Por ti, ____(tn), voy a intentarlo. —Está rebosando sinceridad.
Y esa es mi señal. Me desabrocho el cinturón de seguridad, me muevo hacia él y trepo a su regazo, tomándolo completamente por sorpresa. Envolviendo mis brazos alrededor de su cabeza, lo beso, profunda y prolongadamente y en un nanosegundo, está respondiendo.
—Quédate conmigo esta noche —susurra—. Si te vas, no te veré en toda la semana. Por favor.
—Sí —acepto—. Y voy a intentarlo también. Firmaré el contrato. —Y es una decisión espontánea.
Él me mira.
—Firma después de Georgia. Piensa en ello. Piensa en lo duro, nena.
—Lo haré. —Y nos quedamos en silencio durante dos kilómetros o tres.
―Realmente deberías usar tu cinturón ―susurra Justin desaprobadoramente entre mi cabello, pero no hace ningún movimiento para apartarme de su regazo.
Me afianzo contra él, con los ojos cerrados, mi nariz en su garganta, bebiendo de su sexy perfume: Justin con especias, almizcle y gel de baño, reposando mi cabeza en su hombro. Dejo que mi mente divague y me permito fantasear con que él me ama. Ah y es tan real, casi tangible y una pequeña parte de mi actúa totalmente fuera de carácter y se atreve a tener esperanza. Tengo cuidado de no tocar su pecho, sino que sólo me acurruco en sus brazos mientras me sostiene con fuerza.
Demasiado pronto, soy arrancada de mi sueño imposible.
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
―Ya estamos en casa ―murmura Justin y es una frase tentadora, llena de mucho potencial.
En casa, con Justin. Excepto que su apartamento es una galería de arte, no una casa.
Kenny abre la puerta para nosotros y le doy las gracias tímidamente, consciente de que nuestra conversación ha estado al alcance de su oído, pero su sonrisa amable es tranquilizadora y no da nada por sentado. Una vez fuera del automóvil, Justin me evalúa críticamente. Oh, no... ¿Qué he hecho ahora?
―¿Por qué no tienes una chaqueta? ―frunce el ceño mientras se quita la suya y la pliega sobre mis hombros. El alivio me inunda.
―Está en mi auto nuevo ―le contesto medio dormida, bostezando.
Él me sonríe.
―¿Cansada, señorita Steele?
―Sí, señor Bieber. ―Me siento tímida bajo su escrutinio burlón. No obstante, siento que quiere a una explicación―He podido prevalecer de maneras que nunca pensé posible hoy en día.
―Bueno, si realmente eres tan desafortunada, puedo prevalecer sobre ti un poco más ―promete mientras toma mi mano y me lleva al interior del edificio. Santo Dios… ¿Otra vez?
Lo miro en el ascensor. He supuesto que le gustaría que duerma con él y entonces recuerdo que no duerme con nadie, a pesar de que lo ha hecho conmigo un par de veces. Frunzo el ceño y de repente, se oscurece su mirada. Extiende su mano y toma mi barbilla, liberando mi labio de entre mis dientes.
―Un día voy a fo.llar.te en este ascensor, ____(tn), pero ahora estás cansada, así que creo que debemos atenernos a una cama.
Inclinándose, aferra sus dientes alrededor de mi labio inferior y tira suavemente. Me derrito en contra de él y mi respiración se detiene cuando mis entrañas se despliegan con nostalgia. Le respondo, fijando mis dientes sobre su labio superior, jugando con él y gime. Cuando las puertas del ascensor se abren, toma mi mano y me empuja en el hall de entrada, a través de las puertas dobles y hacia el pasillo.
―¿Necesitas una bebida o algo?
―No.
―Bien. Vamos a la cama.
Levanto mis cejas hacia él.
―¿Te vas a conformar con una simple y llana vainilla?
Él ladea la cabeza hacia un lado.
―No hay nada simple y llano acerca de la vainilla, es un sabor muy interesante ―suspira.
―¿Desde cuándo?
―Desde el pasado sábado. ¿Por qué? ¿Esperabas algo más exótico?
Mi diosa interna asoma su cabeza por encima del muro.
―Oh, no. Ya he tenido suficiente de lo exótico por un día. ―Mi diosa interna me hace pucheros, fallando miserablemente al ocultar su decepción.
―¿Segura? Estamos para atender a todos los gustos… por lo menos treinta y un sabores ―dice sonriéndome lascivamente.
―Me he dado cuenta ―le contesto secamente.
Sacude la cabeza.
―Vamos, señorita Steele, tienes un gran día mañana. Mientras más pronto estés en la cama, más pronto podrás ser fo.lla.da y más pronto puedes dormir.
―Señor Bieber, eres todo un romántico innato.
―Señorita Steele, tiene una boca inteligente. Puede que tenga que someterla de alguna forma. Ven. ―Me conduce por el pasillo a su habitación y cierra la puerta de una patada.
―Manos en el aire ―ordena.
Me obligo y en un movimiento increíblemente rápido, me quita el vestido como un mago, capturándolo por el dobladillo, tirando de él con suavidad y sacándolo velozmente por encima de mi cabeza.
―¡Ta Da! ―dice en broma.
Me rio y aplaudo educadamente. Se inclina agraciadamente con una sonrisa. ¿Cómo puedo resistirme cuando se comporta así? Pone mi vestido en la silla solitaria al lado de su cómoda.
―¿Y para el siguiente truco? ―sugiero, burlonamente.
―Oh, mi querida señorita Steele. Entra en mi cama ―gruñe― y te mostraré.
―¿Crees que por una vez debería hacerme de rogar? ―pregunto con coquetería.
Sus ojos se abren con sorpresa y veo un atisbo de emoción.
―Bueno… la puerta está cerrada. No estoy seguro de cómo me vas a evitar ―dice sardónicamente―Creo que es un hecho.
―Pero soy una buena negociadora.
―Yo también. ―Me mira, pero mientras lo hace, su expresión cambia, la confusión se apodera de él y la atmósfera en la sala cambia abruptamente, tensándose―¿No quieres fo.llar? ―pregunta.
―No ―suspiro.
―Oh ―frunce el ceño.
Bueno, aquí va… respiro profundamente.
―Quiero que me hagas el amor.
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
Hasta aqui el cap de hoy!!
Esta parte se pone interesante...e.e :jajajaj:
Esta parte se pone interesante...e.e :jajajaj:
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
Capítulo 38
Permanece inmóvil y me mira sin comprender. Su expresión se ensombrece. Oh, mi.er.da, esto no se ve bien. ¡Dale un minuto! Grita mi subconsciente.
―____(tn), yo… ―Se pasa las manos por el cabello. Las dos manos. Vaya, está realmente desconcertado ― ¿Creo que lo hicimos? ―dice finalmente.
―Quiero tocarte.
Él da un paso involuntario lejos de mí, su expresión por un momento es temerosa y luego se detiene.
―Por favor ―susurro.
Se recupera.
―Oh, no señorita Steele, has tenido suficientes concesiones de mí parte esta noche. Y digo que no.
―¿No?
―No.
Oh… no puedo discutir con eso… ¿verdad?
―Mira, estás cansada, estoy cansado. Sólo vamos a la cama ―dice, mirándome con atención.
―Así que, ¿tocarse es un límite duro para ti?
―Sí. Es una noticia vieja.
―Por favor, dime por qué.
―Oh, ____(tn), por favor.Simplemente déjalo por ahora ― murmura, exasperado.
―Es importante para mí.
Una vez más pasa ambas manos por su cabello y pronuncia una maldición entre dientes. Girando sobre sus talones, se dirige a la cómoda, saca una camiseta y la tira en mi dirección. La atrapo, desconcertada.
―Ponte eso y metete en la cama ―gruñe, irritado.
Frunzo el ceño, pero decido seguirle la corriente. Volviendo mi espalda, rápidamente me quito el sujetador, me pongo la camiseta tan a prisa como me sea posible para cubrir mi desnudez. Dejo mis bragas puestas, no las he usado la mayor parte de la noche.
―Necesito ir al baño. ―Mi voz es un susurro.
Frunce el ceño, confuso.
―¿Ahora estás pidiendo permiso?
―Eh… no.
―____(tn), sabes dónde está el baño. Hoy en día, a este punto de nuestro extraño arreglo, no necesitas mi permiso para usarlo.
No puede ocultar su irritación.
Se saca su camisa y yo corro rápidamente hacia el cuarto de baño.
Me miro en el espejo grande, sorprendida de que todavía tengo el mismo aspecto. Después de todo lo que he hecho hoy, sigo siendo la misma chica ordinaria mirándome boquiabierta. ¿Qué esperabas… que te crecieran cuernos y una pequeña cola puntiaguda? Me suelta mi subconsciente. ¿Y qué demonios estás haciendo? El tacto es su límite duro. Demasiado pronto, tiene que caminar antes de que pueda correr. Mi subconsciente está furioso, al estilo medusa en su ira, con el cabello al viento, sus manos crispadas en torno a su rostro como El Grito de Edvard Munch. La ignoro, pero no va a subirse de nuevo a su caja. Lo estás haciendo enojar… piensa en todo eso que él ha dicho, todo lo que ha concedido. Frunzo el ceño ante mi reflejo. Tengo que ser capaz de mostrarle afecto… entonces, tal vez, pueda corresponder.
Niego con la cabeza resignada y tomo el cepillo de Justin. Mi subconsciente tiene razón, por supuesto. Lo estoy provocando. Él no está listo y yo tampoco. Estamos en equilibrio sobre el delicado sube y baja que es nuestro extraño arreglo; en extremos opuestos, vacilante y éste se inclina y se balancea entre nosotros. Ambos necesitamos acercarnos más al medio. Sólo espero que ninguno de los dos caiga en nuestro intento de hacerlo. Todo esto es tan apresurado. Tal vez necesito un poco de distancia. Georgia parece más atractivo que nunca. A medida que comienzo a cepillar mis dientes, él golpea.
―Entra ― farfullo con la boca llena de pasta de dientes.
Justin se detiene en el umbral, sus pijamas colgando de sus caderas, de esa manera que hace que cada pequeña célula de mi cuerpo se alce y tome nota. Su torso está al desnudo y lo ingiero como si estuviera muerta de sed y él fuera agua clara de un arroyo de montaña. Me mira impasible, luego sonríe y se acerca hasta estar a mi lado. Nuestros ojos se encuentran en el espejo. Termino con su cepillo de dientes, me enjuago y se lo entrego, mi mirada sin dejar nunca la suya. Sin decir palabra, toma el cepillo de dientes y lo pone en su boca. Le sonrío de vuelta y sus ojos de repente danzan con humor.
―Siéntete libre de pedir prestado mi cepillo de dientes. ―Su tono es ligeramente burlón.
―Gracias, señor. ―Sonrío dulcemente y me voy rumbo a la cama.
Unos minutos más tarde, se une a mí.
―Sabes que no es así como había previsto esta noche ―murmura con petulancia.
―Imagínate si te digo que no puedes tocarme.
Trepa a la cama y se sienta con las piernas cruzadas.
―____(tn), te lo he dicho. Cincuenta sombras. Tuve un mal comienzo en la vida; no quieres toda esa mi.er.da en tu cabeza. ¿Por qué lo querrías?
―Porque quiero conocerte mejor.
―Me conoces lo suficientemente bien.
―¿Cómo puedes decir eso? ―Me revuelvo para colocarme sobre mis rodillas, frente a él.
Pone los ojos en blanco, frustrado.
―Estás poniendo los ojos en blanco. La última vez que lo hice, terminé sobre tu rodilla.
―Oh, me gustaría ponerte allí de nuevo.
Me da una idea.
―Dime y lo tendrás.
―¿Qué?
―Ya me has oído.
―¿Estás negociando conmigo? ―Su voz suena asombrada.
Asiento con la cabeza. Si… este es el camino.
―Negociación.
Permanece inmóvil y me mira sin comprender. Su expresión se ensombrece. Oh, mi.er.da, esto no se ve bien. ¡Dale un minuto! Grita mi subconsciente.
―____(tn), yo… ―Se pasa las manos por el cabello. Las dos manos. Vaya, está realmente desconcertado ― ¿Creo que lo hicimos? ―dice finalmente.
―Quiero tocarte.
Él da un paso involuntario lejos de mí, su expresión por un momento es temerosa y luego se detiene.
―Por favor ―susurro.
Se recupera.
―Oh, no señorita Steele, has tenido suficientes concesiones de mí parte esta noche. Y digo que no.
―¿No?
―No.
Oh… no puedo discutir con eso… ¿verdad?
―Mira, estás cansada, estoy cansado. Sólo vamos a la cama ―dice, mirándome con atención.
―Así que, ¿tocarse es un límite duro para ti?
―Sí. Es una noticia vieja.
―Por favor, dime por qué.
―Oh, ____(tn), por favor.Simplemente déjalo por ahora ― murmura, exasperado.
―Es importante para mí.
Una vez más pasa ambas manos por su cabello y pronuncia una maldición entre dientes. Girando sobre sus talones, se dirige a la cómoda, saca una camiseta y la tira en mi dirección. La atrapo, desconcertada.
―Ponte eso y metete en la cama ―gruñe, irritado.
Frunzo el ceño, pero decido seguirle la corriente. Volviendo mi espalda, rápidamente me quito el sujetador, me pongo la camiseta tan a prisa como me sea posible para cubrir mi desnudez. Dejo mis bragas puestas, no las he usado la mayor parte de la noche.
―Necesito ir al baño. ―Mi voz es un susurro.
Frunce el ceño, confuso.
―¿Ahora estás pidiendo permiso?
―Eh… no.
―____(tn), sabes dónde está el baño. Hoy en día, a este punto de nuestro extraño arreglo, no necesitas mi permiso para usarlo.
No puede ocultar su irritación.
Se saca su camisa y yo corro rápidamente hacia el cuarto de baño.
Me miro en el espejo grande, sorprendida de que todavía tengo el mismo aspecto. Después de todo lo que he hecho hoy, sigo siendo la misma chica ordinaria mirándome boquiabierta. ¿Qué esperabas… que te crecieran cuernos y una pequeña cola puntiaguda? Me suelta mi subconsciente. ¿Y qué demonios estás haciendo? El tacto es su límite duro. Demasiado pronto, tiene que caminar antes de que pueda correr. Mi subconsciente está furioso, al estilo medusa en su ira, con el cabello al viento, sus manos crispadas en torno a su rostro como El Grito de Edvard Munch. La ignoro, pero no va a subirse de nuevo a su caja. Lo estás haciendo enojar… piensa en todo eso que él ha dicho, todo lo que ha concedido. Frunzo el ceño ante mi reflejo. Tengo que ser capaz de mostrarle afecto… entonces, tal vez, pueda corresponder.
Niego con la cabeza resignada y tomo el cepillo de Justin. Mi subconsciente tiene razón, por supuesto. Lo estoy provocando. Él no está listo y yo tampoco. Estamos en equilibrio sobre el delicado sube y baja que es nuestro extraño arreglo; en extremos opuestos, vacilante y éste se inclina y se balancea entre nosotros. Ambos necesitamos acercarnos más al medio. Sólo espero que ninguno de los dos caiga en nuestro intento de hacerlo. Todo esto es tan apresurado. Tal vez necesito un poco de distancia. Georgia parece más atractivo que nunca. A medida que comienzo a cepillar mis dientes, él golpea.
―Entra ― farfullo con la boca llena de pasta de dientes.
Justin se detiene en el umbral, sus pijamas colgando de sus caderas, de esa manera que hace que cada pequeña célula de mi cuerpo se alce y tome nota. Su torso está al desnudo y lo ingiero como si estuviera muerta de sed y él fuera agua clara de un arroyo de montaña. Me mira impasible, luego sonríe y se acerca hasta estar a mi lado. Nuestros ojos se encuentran en el espejo. Termino con su cepillo de dientes, me enjuago y se lo entrego, mi mirada sin dejar nunca la suya. Sin decir palabra, toma el cepillo de dientes y lo pone en su boca. Le sonrío de vuelta y sus ojos de repente danzan con humor.
―Siéntete libre de pedir prestado mi cepillo de dientes. ―Su tono es ligeramente burlón.
―Gracias, señor. ―Sonrío dulcemente y me voy rumbo a la cama.
Unos minutos más tarde, se une a mí.
―Sabes que no es así como había previsto esta noche ―murmura con petulancia.
―Imagínate si te digo que no puedes tocarme.
Trepa a la cama y se sienta con las piernas cruzadas.
―____(tn), te lo he dicho. Cincuenta sombras. Tuve un mal comienzo en la vida; no quieres toda esa mi.er.da en tu cabeza. ¿Por qué lo querrías?
―Porque quiero conocerte mejor.
―Me conoces lo suficientemente bien.
―¿Cómo puedes decir eso? ―Me revuelvo para colocarme sobre mis rodillas, frente a él.
Pone los ojos en blanco, frustrado.
―Estás poniendo los ojos en blanco. La última vez que lo hice, terminé sobre tu rodilla.
―Oh, me gustaría ponerte allí de nuevo.
Me da una idea.
―Dime y lo tendrás.
―¿Qué?
―Ya me has oído.
―¿Estás negociando conmigo? ―Su voz suena asombrada.
Asiento con la cabeza. Si… este es el camino.
―Negociación.
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
―No funciona de esa manera, ____(tn).
―Está bien. Dime y voy a poner los ojos en blanco para ti.
Se ríe y me da una rara visión de un Justin sin preocupaciones. No lo he visto en mucho tiempo. Vuelve a ponerse serio.
―Siempre tan entusiasta y ansiosa de información. ―Sus ojos mieles arden con especulación. Después de un momento, se baja amablemente de la cama―. No te vayas ―dice y sale de la habitación.
La inquietud se lanza a través de mí, por lo que me abrazo. ¿Qué está haciendo? ¿Tiene algún plan malvado? ¿Supongamos que regresa con un bastón o algún pervertido implemento extraño? Mi.er.da, ¿qué voy a hacer entonces? Cuando vuelve, está sosteniendo algo pequeño en sus manos. No puedo ver lo que es y estoy muerta de curiosidad.
―¿A qué hora es tu primera entrevista mañana? ―pregunta en voz baja.
―A las dos.
Una sonrisa maliciosa se extiende lentamente por su cara.
―Bien. ―Y ante mis ojos, cambia sutilmente. Es más duro, intratable… caliente. Este es el Justin Dominante.
―Sal de la cama. Párate aquí. ―Señala el costado de la cama, me levanto y salgo en la mitad de tiempo. Se queda mirándome fijamente, sus ojos brillando con promesa―. ¿Confías en mí? ―pregunta en voz baja.
Asiento. Él extiende la mano y en su palma hay dos bolas redondas, brillantes y plateadas unidas con un grueso hilo negro.
―Estas son nuevas ―dice enfáticamente.
Lo miro inquisitivamente.
―Voy a ponerlas dentro de ti y luego te azotaré, no por castigo sino para tu placer y el mío. ―Hace una pausa, midiendo mi reacción.
¡Dentro de mí! Jadeo y todos los músculos en lo profundo de mi vientre se contraen. Mi diosa interior está haciendo el baile de los siete velos.
―Luego fo.lla.re.mos y si todavía estás despierta, compartiré información sobre mis años de formación. ¿De acuerdo?
¡Me está pidiendo permiso! Sin aliento, asiento. Soy incapaz de hablar.
―Buena chica. Abre tu boca.
¿La boca?
―Más grande.
Muy suavemente, él pone las bolas en mi boca.
—Necesitan lubricación. Chupa ―ordena con voz suave.
Las bolas están frías, el sabor es ligero, sorpresivamente fuerte y metálico. Mi boca seca se llena de saliva mientras mi lengua explora los objetos no familiares. La mirada miel de Justin no deja la mía.
Santo infierno, esto me está encendiendo. Me retuerzo ligeramente.
―Quédate quieta, ____(tn) ―advierte―Detente. ― Las saca de mi boca. Moviéndose hacia la cama, tira a un lado el edredón y se sienta en el borde.
―Ven aquí.
Me paro frente a él.
―Ahora date vuelta, agáchate y sujeta tus tobillos.
Parpadeo y su expresión se oscurece.
―No dudes ―me reprende suavemente con una corriente oculta en su voz y mete las bolas en su boca.
Maldición, esto es más sexy que el cepillo de dientes. Sigo sus órdenes inmediatamente. Dios, ¿Puedo tocarme los tobillos? Descubro que puedo hacerlo con facilidad. La camiseta se desliza hacia arriba por mi espalda, exponiendo mi parte trasera. Gracias al cielo he mantenido mis bragas, pero sospecho que no lo haré por mucho tiempo.
Él posa su mano en mi espalda con reverencia y muy suavemente la acaricia con toda su mano. Con mis ojos abiertos, puedo ver sus piernas a través de las mías, nada más. Cierro los ojos fuertemente mientras él gentilmente mueve mis bragas hacia un lado y lentamente corre su dedo de arriba hacia abajo por mi sexo. Mi cuerpo se revitaliza el mismo en una mezcla embriagadora de salvaje anticipación y excitación. Desliza un dedo dentro de mí y lo gira deliciosamente lento. Oh, se siente bien. Doy un gemido.
Su respiración se detiene y lo escucho jadear mientras repite el movimiento. Retira su dedo y muy lentamente, inserta los objetos, una lenta y deliciosa bola a la vez. Oh. Están a la temperatura de mi cuerpo, calentadas por nuestras bocas. Es una sensación curiosa. Una vez están dentro de mí, no las puedo sentir realmente; pero por otra parte, sé que están ahí.
Él endereza mis bragas, se inclina hacia adelante y sus labios besan suavemente mi trasero.
―Párate ―ordena y temblorosamente me pongo de pie.
¡Oh! Ahora las puedo sentir… un poco. Él agarra mis caderas para sostenerme mientras re-establezco mi equilibrio.
―¿Estás bien? ―pregunta con voz severa.
―Sí. ―Mi respuesta es una suave pluma.
―Date la vuelta. ―Me doy vuelta y lo enfrento.
Las bolas descienden e involuntariamente me contraigo alrededor de ellas. La sensación me asusta, pero no de una mala manera.
―¿Cómo se siente? ―pregunta.
―Es extraño.
―¿Extraño bien o extraño mal?
―Extraño bien ―confieso, sonrojándome.
―Bien. ―Hay un rastro de humor acechando sus ojos.
―Quiero un vaso de agua. Ve y busca uno para mí por favor.
Oh.
―Y cuando regreses, te pondré sobre mis rodillas. Piensa en eso, ____(tn).
¿Agua? Él quiere agua, ahora. ¿Por qué?
Al dejar la habitación, comprendo por qué quiere que camine; mientras lo hago, las bolas pesan dentro de mí, masajeándome internamente. Es una sensación tan rara y no del todo desagradable. De hecho, mi respiración se acelera mientras me estiro para alcanzar un vaso del gabinete de la cocina y jadeo. Oh… podría quedarme con estas. Me hacen sentir necesitada, necesitada de sexo.
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
Él me está mirando cuidadosamente cuando regreso.
―Gracias ―dice cuando toma el vaso.
Lentamente, toma un sorbo, luego pone el vaso en la mesita de noche. Hay un paquete de aluminio listo y esperando como yo. Y sé que él está haciendo esto para aumentar la anticipación. Mi corazón ha dado un latido. Él voltea su mirada brillante y miel hacia mi.
―Ven. Párate junto a mí. Como la última vez.
Me muevo furtivamente hacia él, mi sangre zumba por mi cuerpo y esta vez… estoy excitada. Despierta.
―Pídemelo ―dice en voz baja.
Frunzo el ceño. ¿Pedirle qué?
―Pídemelo. —Su voz es ligeramente dura.
¿Qué? ¿Agua? ¿Qué quiere?
―Pídemelo, ____(tn). No lo diré de nuevo. ―Hay una amenaza implícita en sus palabras y me doy cuenta. Él quiere que le pida que me pegue.
Me mira expectante, sus ojos se hacen más fríos. Mi.er.da.
―Golpéeme, por favor… Señor ―susurro.
Él cierra los ojos momentáneamente, saboreando mis palabras. Estirando el brazo, agarra mi mano izquierda y me tira sobre sus rodillas. Caigo al instante y él me estabiliza cuando aterrizo sobre su regazo. Mi corazón quiere salir cuando su mano acaricia mi trasero. Estoy en ángulo a lo largo de su regazo, de nuevo, de manera que mi torso descansa en la cama junto a él. Esta vez no pone su pierna por encima de la mía, sino que aparta el cabello de mi rostro y lo pone detrás de mi oreja. Una vez termina, agarra el cabello de mi nuca para mantenerme quieta. Tira suavemente y mi cabeza se inclina hacia atrás.
―Quiero ver tu rostro mientras te doy palmadas, ____(tn) ―murmura, al mismo tiempo que acaricia suavemente mi parte trasera.
Su mano baja entre las mejillas de mi trasero, la empuja contra mi sexo y la sensación de saciedad es… gimo. Oh, la sensación es exquisita.
―Esto es para el placer, ____(tn), mío y tuyo ―susurra suavemente.
Levanta la mano y la trae con una sonora bofeteada contra la unión de mis muslos, mi trasero y mi sexo. Las bolas intentan salir de mí y me pierdo en un pantano de sensación: el ardor a lo largo de mi trasero, la plenitud de las bolas en mi interior y el hecho de que él me está sujetando. Muevo mi rostro hacia arriba mientras mis facultades tratan de absorber todas estas sensaciones ajenas. Noto en algún lugar de mi celebro que no me está golpeando tan fuerte como la última vez. Acaricia mi trasero de nuevo, haciendo un camino con su palma a lo largo de mi piel y sobre mi ropa interior.
¿Por qué no me quita las bragas? Luego su palma desaparece y aparece de nuevo. Gimo mientras la sensación se extiende. Él comienza un patrón: de izquierda a derecha y luego abajo.
Todo se mueve dentro de mí… y entre cada bofetada me acaricia, me toca, así que soy masajeada dentro y fuera. Es una sensación tan estimulante, y por alguna razón, porque esto es en mis términos, no me importa el dolor. No es tan doloroso; bueno, lo es, pero no insoportable. Es manejable de alguna forma y sí, placentero…incluso. Gimo. Sí, puedo hacer esto.
Hace una pausa mientras arrastra lentamente mis bragas por mis piernas. Me retuerzo en sus piernas, no porque quiero escaparme de los golpes, sino porque quiero… más, liberación, algo. Su toque contra mi sensible piel es todo un cosquilleo sensual. Es estremecedor y él comienza de nuevo. Golpes suaves de izquierda a derecha y abajo, oh, cuando baja. Gimo.
―Buena chica, ____(tn) ―gime y su respiración se acelera.
Me da dos nalgadas más y luego toma el hilo adjunto a las bolas y las saca repentinamente. Casi llego al clímax; la sensación es fuera de este mundo. Moviéndose, lentamente me da vuelta. Escucho en vez de ver la rasgadura del paquete de aluminio y luego él está tendido a mi lado. Se apodera de mis manos, las lleva sobre mi cabeza y entra en mí, deslizándose lentamente, llenándome en dónde las bolas de plata habían estado. Gimo en voz alta.
―Oh, cariño ―susurra mientras se mueve hacia atrás y hacia adelante, con un tempo lento y sensual, saboreándome, sintiéndome.
Es lo más gentil que ha sido y no toma mucho tiempo llevarme al borde, en un orgasmo espiral, delicioso, violento y agotador. Cuando me aprieto a su alrededor, eso promueve su liberación y se desliza dentro de mí, con rigidez, jadeando mi nombre con un asombro desesperado.
―¡____(tn)!
Él está en silencio, jadeando sobre mí, sus manos todavía están entrelazadas con las mías por encima de mi cabeza. Finalmente, se hecha hacia atrás y me mira fijamente.
―Lo disfruté ―susurra y luego me besa dulcemente.
No se toma tiempo para más besos dulces, pero se levanta, me cubre con el edredón y desaparece en el baño. Cuando regresa trae una botella de loción blanca. Se sienta a mi lado en la cama.
―Date vuelta ―ordena y de mala gana lo hago.
Honestamente, con toda esta agitación me siento adormecida.
―Tu trasero está de un color glorioso ―dice con aprobación y con ternura masajea la loción en mi trasero.
―Revela el secreto, Bieber. ― Bostezo.
―Señorita Steele, usted sabe cómo arruinar un momento.
―Teníamos un trato.
―¿Cómo te sientes?
―No hagas trampa.
Él suspira, se desliza a mi lado y me toma en sus brazos. Con cuidado de no tocar mi trasero, nos estamos acurrucando de nuevo. Él besa suavemente la parte trasera de mi oreja.
―La mujer que me trajo a este mundo era una zorra que consumía crack, ____(tn). Ahora duerme.
Maldición… ¿Qué significa eso?
―¿Era?
―Está muerta.
―¿Hace cuánto?
Él suspira.
―Murió cuando yo tenía cuatro años. No me acuerdo realmente de ella. Carrick me ha dado algunos detalles. Yo sólo recuerdo algunas cosas. Por favor, duerme.
―Buenas noches, Justin.
―Buenas noches, ____(tn).
Y entro en un cegado y exhausto sueño de un niño de cuatro años con los ojos mieles, en un lugar oscuro, tenebroso y miserable.
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
Hasta aqui el cap 38!! Como el viernes no subí el cap este es el que tenia que subir ayer, asi que ahora subo el cap 39!!
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
Capítulo 39
Hay luz por todas partes. Brillante, cálida, penetrante e intento mantenerla al margen por algunos preciosos minutos más. Quiero esconderme, sólo unos minutos más. Pero el brillo es muy fuerte y, finalmente sucumbo al desvelo. Una gloriosa mañana de Seattle me saluda, el sol se filtra por las ventanas de tamaño completo e inunda la habitación con una luz muy brillante. ¿Por qué no cerramos las cortinas anoche? Estoy en la habitación de Justin Bieber sin un Justin Bieber.
Me recuesto por un momento, mirando a través de las cortinas hacia el grandioso horizonte de Seattle. La vida en las nubes seguro se siente irreal. Una fantasía —un castillo en el aire, lejos de la tierra, a salvo de las realidades de la vida, lejos de la negligencia, hambre y madres drogadictas. Me estremezco al pensar lo que tuvo que pasar cuando era un niño pequeño y entiendo porque vive aquí, desolado, rodeado de preciosas obras de arte, removido de donde empezó… una declaración de intenciones. Frunzo el ceño porque eso aún no explica por qué no puedo tocarlo.
Irónicamente, me siento igual que él en esta grandiosa torre. Lejos de la realidad. Estoy en este apartamento de fantasía, teniendo sexo de fantasía con mi novio de fantasía, cuando la siniestra realidad, es que él quiere ese arreglo especial, a pesar de que dijo que iba a tratar “más”. ¿Qué significa eso? Esto es lo que necesito aclarar entre nosotros para ver si somos lados opuestos en el sube y baja o estamos acercándonos el uno al otro.
Me levanto de la cama sintiéndome rígida y a falta de una mejor expresión, bien maltratada. Si, debe ser por tanto sexo. Mi subconsciente tuerce la boca en desaprobación. Pongo mis ojos en blanco hacia ella, agradecida de que un loco controlador no esté en la habitación y me decido a preguntarle acerca del entrenador personal. Eso si es que firmo. Mi diosa interior me mira con desesperación. Por supuesto que vas a firmar. Las ignoro a las dos y después de un rápido viaje al cuarto de baño, salgo en busca de Justin.
No está en la galería de arte, pero una elegante mujer de mediana edad está limpiando la cocina. Verla me detiene. Tiene cabello corto, rubio y ojos azul claro; viste una camisa blanca sin formato y una falda de tubo color azul marino. Ella sonríe ampliamente cuando me ve.
—Buenos días, señorita Steele. ¿Le gustaría algo para desayunar?
Su tono es cálido pero de negocios y estoy aturdida. ¿Quién es esta atractiva rubia en la cocina de Justin? Sólo estoy usando la camiseta de Justin. Y me apena mi falta de ropa.
—Me temo que me tiene en desventaja. —Mi voz es baja, incapaz de esconder la ansiedad en mi voz.
—Oh, perdón, soy la señora Jones, la ama de llaves del Señor Bieber.
Oh.
—¿Cómo está? —logro decir.
—¿Desea desayuno, señora?
¡Señora!
—Sólo té estaría bien, gracias. ¿Sabe dónde está el señor Bieber?
—En su estudio.
—Gracias.
Me escabullo hacia el estudio, mortificada. ¿Por qué Justin sólo tiene rubias atractivas trabajando para él? Y un desagradable pensamiento llega involuntariamente a mi mente: ¿Son todas ellas ex-sumisas? Me rehúso a creer esa mala idea.
Asomo mi cabeza tímidamente por la puerta. Esta al teléfono, mirando hacia la ventana, en pantalones negros y una camisa blanca. Su cabello sigue mojado de la ducha y estoy completamente distraída de mis pensamientos negativos.
—A menos que el balance de pérdidas y ganancias de esa compañía mejore, no estoy interesado, Ros. No estamos cargando peso muerto… No necesito más excusas patéticas… Que me llame Marco, es todo o nada… Si, dile a Barney que el prototipo se ve bien, aun que no estoy seguro de la interface… No, simplemente le falta algo… Quiero verlo esta tarde para discutir… De hecho, a él y a su equipo, podemos hacer una lluvia de ideas… Está bien. Pásame de nuevo a Andrea… —Espera, mirando hacia la ventana, dueño del universo, viendo la pequeña gente bajo su castillo en el cielo—Andrea…
Gira y se da cuenta que estoy en la puerta. Una baja y sexy sonrisa cruza su hermoso rostro, me quedo sin habla y mi interior se derrite. Es sin ninguna duda el hombre más hermoso del planeta, demasiado hermoso para la pequeña gente de abajo, demasiado hermoso para mí.Es mío, por ahora. La idea envía un escalofrió a través de mi torrente sanguíneo y disipa mi duda irracional.
El continúa con su conversación, sin dejar de mirarme a los ojos.
—Limpia mi agenda de esta mañana, pero has que Bill me llame. Estaré ahí a las dos. Necesito hablar con Marco esta tarde, eso va a requerir al menos media hora… Agenda a Barney y a su equipo después de Marco o quizá mañana y encuéntrame tiempo para ver a Claude todos los días de esta semana… Dile que espere… Oh… No, no quiero publicidad para Darfur… Dile a Sam que lidie con eso… No… ¿Cuál evento?... ¿Eso es el próximo sábado?... Espera.
—¿Cuándo vas a regresar de Georgia? —pregunta.
—Viernes.
Regresa a su conversación.
Hay luz por todas partes. Brillante, cálida, penetrante e intento mantenerla al margen por algunos preciosos minutos más. Quiero esconderme, sólo unos minutos más. Pero el brillo es muy fuerte y, finalmente sucumbo al desvelo. Una gloriosa mañana de Seattle me saluda, el sol se filtra por las ventanas de tamaño completo e inunda la habitación con una luz muy brillante. ¿Por qué no cerramos las cortinas anoche? Estoy en la habitación de Justin Bieber sin un Justin Bieber.
Me recuesto por un momento, mirando a través de las cortinas hacia el grandioso horizonte de Seattle. La vida en las nubes seguro se siente irreal. Una fantasía —un castillo en el aire, lejos de la tierra, a salvo de las realidades de la vida, lejos de la negligencia, hambre y madres drogadictas. Me estremezco al pensar lo que tuvo que pasar cuando era un niño pequeño y entiendo porque vive aquí, desolado, rodeado de preciosas obras de arte, removido de donde empezó… una declaración de intenciones. Frunzo el ceño porque eso aún no explica por qué no puedo tocarlo.
Irónicamente, me siento igual que él en esta grandiosa torre. Lejos de la realidad. Estoy en este apartamento de fantasía, teniendo sexo de fantasía con mi novio de fantasía, cuando la siniestra realidad, es que él quiere ese arreglo especial, a pesar de que dijo que iba a tratar “más”. ¿Qué significa eso? Esto es lo que necesito aclarar entre nosotros para ver si somos lados opuestos en el sube y baja o estamos acercándonos el uno al otro.
Me levanto de la cama sintiéndome rígida y a falta de una mejor expresión, bien maltratada. Si, debe ser por tanto sexo. Mi subconsciente tuerce la boca en desaprobación. Pongo mis ojos en blanco hacia ella, agradecida de que un loco controlador no esté en la habitación y me decido a preguntarle acerca del entrenador personal. Eso si es que firmo. Mi diosa interior me mira con desesperación. Por supuesto que vas a firmar. Las ignoro a las dos y después de un rápido viaje al cuarto de baño, salgo en busca de Justin.
No está en la galería de arte, pero una elegante mujer de mediana edad está limpiando la cocina. Verla me detiene. Tiene cabello corto, rubio y ojos azul claro; viste una camisa blanca sin formato y una falda de tubo color azul marino. Ella sonríe ampliamente cuando me ve.
—Buenos días, señorita Steele. ¿Le gustaría algo para desayunar?
Su tono es cálido pero de negocios y estoy aturdida. ¿Quién es esta atractiva rubia en la cocina de Justin? Sólo estoy usando la camiseta de Justin. Y me apena mi falta de ropa.
—Me temo que me tiene en desventaja. —Mi voz es baja, incapaz de esconder la ansiedad en mi voz.
—Oh, perdón, soy la señora Jones, la ama de llaves del Señor Bieber.
Oh.
—¿Cómo está? —logro decir.
—¿Desea desayuno, señora?
¡Señora!
—Sólo té estaría bien, gracias. ¿Sabe dónde está el señor Bieber?
—En su estudio.
—Gracias.
Me escabullo hacia el estudio, mortificada. ¿Por qué Justin sólo tiene rubias atractivas trabajando para él? Y un desagradable pensamiento llega involuntariamente a mi mente: ¿Son todas ellas ex-sumisas? Me rehúso a creer esa mala idea.
Asomo mi cabeza tímidamente por la puerta. Esta al teléfono, mirando hacia la ventana, en pantalones negros y una camisa blanca. Su cabello sigue mojado de la ducha y estoy completamente distraída de mis pensamientos negativos.
—A menos que el balance de pérdidas y ganancias de esa compañía mejore, no estoy interesado, Ros. No estamos cargando peso muerto… No necesito más excusas patéticas… Que me llame Marco, es todo o nada… Si, dile a Barney que el prototipo se ve bien, aun que no estoy seguro de la interface… No, simplemente le falta algo… Quiero verlo esta tarde para discutir… De hecho, a él y a su equipo, podemos hacer una lluvia de ideas… Está bien. Pásame de nuevo a Andrea… —Espera, mirando hacia la ventana, dueño del universo, viendo la pequeña gente bajo su castillo en el cielo—Andrea…
Gira y se da cuenta que estoy en la puerta. Una baja y sexy sonrisa cruza su hermoso rostro, me quedo sin habla y mi interior se derrite. Es sin ninguna duda el hombre más hermoso del planeta, demasiado hermoso para la pequeña gente de abajo, demasiado hermoso para mí.Es mío, por ahora. La idea envía un escalofrió a través de mi torrente sanguíneo y disipa mi duda irracional.
El continúa con su conversación, sin dejar de mirarme a los ojos.
—Limpia mi agenda de esta mañana, pero has que Bill me llame. Estaré ahí a las dos. Necesito hablar con Marco esta tarde, eso va a requerir al menos media hora… Agenda a Barney y a su equipo después de Marco o quizá mañana y encuéntrame tiempo para ver a Claude todos los días de esta semana… Dile que espere… Oh… No, no quiero publicidad para Darfur… Dile a Sam que lidie con eso… No… ¿Cuál evento?... ¿Eso es el próximo sábado?... Espera.
—¿Cuándo vas a regresar de Georgia? —pregunta.
—Viernes.
Regresa a su conversación.
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
—Voy a necesitar un boleto porque tengo una cita… Si Andrea, eso es lo que dije, una cita, la señorita ____(tn) Steele me va a acompañar… Eso es todo. —Cuelga.
Buenos días, señorita Steele.
—Señor Bieber. —Sonrío tímidamente.
Camina alrededor del escritorio con su usual gracia y se para frente a mí. Huele tan bien; limpio y recién lavado, tan Justin. Gentilmente acaricia mi mejilla con el dorso de sus dedos.
—No quería despertarte, lucías tan pacifica. ¿Dormiste bien?
—Descanse bastante, gracias. Solo vine a decir hola antes de tomar una ducha.
Lo miro, embriagándome en el. Se inclina, me besa dulcemente y no puedo hacer nada. Lanzo mis brazos alrededor de su cuello y mis dedos se enredan en él. Empujo mi cuerpo contra el suyo, lo beso de regreso. Lo quiero. Mi ataque lo toma por sorpresa, pero después de un segundo responde, con un bajo gruñido en su garganta. Sus manos se deslizan en mi cabello y hacia abajo por mi espalda para sujetar mi trasero desnudo, su lengua explora mi boca. Se aleja, sus ojos ensombrecidos.
—Bien, parece que dormir te hace bien —murmura—. Sugiero que vayas y te duches o te voy a tomar en mi escritorio, ahora.
—Escojo el escritorio —susurro imprudente mientras barridos de deseo y adrenalina corren a través de mi sistema, despertando todo a su paso.
Me mira desconcertado por un milisegundo.
—Tienes gusto para esto, ¿verdad, señorita Steele? Te estás volviendo insaciable —murmura.
—Sólo tengo gusto para ti —susurro.
Sus ojos se amplían y oscurecen mientras sus manos acarician mi trasero desnudo.
—Claro que sí, sólo yo —gruñe y de repente, con un movimiento fluido, limpia todos los planos y papeles de su escritorio y caen al suelo, me levanta en sus brazos y me acuesta a través del lado corto del escritorio así que mi cabeza está casi fuera de la orilla.
—Lo quieres, lo tienes, nena —murmura, sacando un papel de aluminio de su pantalón mientras los desabrocha. Coloca el condón sobre su erección y voltea a verme—. De verdad espero que estés lista —respira, con una sonrisa salaz en su rostro. Y en un momento, me llena, sujetando mis muñecas fuertemente a mis costados y penetrando profundamente.
Gimo… Oh, si.
—Dios, ____(tn). Estás tan lista —susurra con veneración.
Enredando mis piernas alrededor de su cintura, lo abrazo de la única forma en que puedo mientras él se queda de pie, mirándome, sus ojos grises brillan, apasionados y posesivos. Empieza a moverse, a moverse de verdad. Esto no es hacer el amor, esto es tener sexo y me encanta. Es tan crudo, tan carnal, me excita tanto. Me deleito en su poder, su lujuria apaga la mía. Se mueve con facilidad, disfrutándome, sus labios un poco abiertos mientras su respiración se acelera. Gira sus caderas de lado a lado y el sentimiento es exquisito.
Oh, mi. Cierro mis ojos, sintiendo la acumulación… esa deliciosa, suave, intensificada escala de acumulación. Empujándome, alto en el castillo en el aire. Oh, si… su ataque incrementa fraccionalmente. Gimo ruidosamente. Soy toda sensación, toda él, disfrutando cada empuje, cada empuje que me llena. Y acelera el ritmo, empujando más rápido… más fuerte… mi cuerpo entero se mueve a su ritmo y puedo sentir mis piernas poniéndose rígidas y mi interior temblando y acelerando.
—Vamos, nena, dámelo —me seduce entre dientes y la ferviente necesidad en su voz, la tensión, me lleva al límite.
Grito sin palabras, una súplica apasionada mientras toco el sol y me quemo, desplomándome a su alrededor, cayendo, de vuelta a una brillante cumbre en la tierra. Empuja con fuerza contra mí y se detiene abruptamente mientras llega a su clímax, tirando de mis muñecas, cayendo con gracia y sin palabras sobre mí.
Oh… eso no me lo esperaba. Lentamente, me materializo en la tierra.
—¿Qué diablos me estás haciendo? —respira mientras acaricia mi cuello—. Me seduces por completo, ____(tn). Tienes una magia muy poderosa.
Libera mis muñecas, paso mis dedos por su cabello, regresando de las alturas. Aprieto mis piernas a su alrededor.
—Soy yo la seducida —susurro.
Voltea, mirándome, su expresión desconcertada, incluso alarmada. Colocando sus manos a los lados de mi rostro, sujeta mi cabeza.
—Tú. Eres. Mía —dice, cada palabra como un staccato—¿Entiendes?
Es tan serio, tan apasionado… un extremista. La fuerza de su súplica es tan inesperada y desarmante. Me pregunto por qué se estará sintiendo así.
—Sí, tuya —susurro, desconcertada por su fervor.
—¿Estás segura de que tienes que ir a Georgia?
Asiento lentamente. Y en ese pequeño momento, puedo ver cómo su expresión cambia. De pronto se retira, provocándome una mueca de dolor.
—¿Estas adolorida? —pregunta, inclinándose sobre mí.
—Un poco —confieso.
— Me gusta tu dolor. —Sus ojos arden—Te recuerda donde he estado y que sólo yo he estado ahí.
Coge mi barbilla y me besa rudamente, luego se levanta y extiende la mano para ayudarme a ponerme de pie. Miro hacia el paquete de aluminio junto a mí.
—Siempre preparado —murmuro.
Me mira confundido mientras sube su cremallera. Sostengo el paquete vacío.
—Un hombre puede esperar, ____(tn), incluso soñar y a veces, sus sueños se vuelven realidad.
Suena tan extraño, sus ojos ardiendo. Simplemente no lo entiendo. Mi resplandor después del coito se está desvaneciendo rápidamente. ¿Cuál es su problema?
—Así que, en tu escritorio, ¿ese ha sido un sueño? —le pregunto secamente, tratando de aligerar con humor la atmósfera entre nosotros.
Sonríe con una sonrisa enigmática que no llega a sus ojos y sé de inmediato que esta no es la primera vez que ha tenido relaciones sexuales en su escritorio. La idea es molesta. Me retuerzo incómoda, mi resplandor post coito se evapora del todo.
—Mejor voy y tomo una ducha. —Me levanto y me muevo para pasar por delante de él.
Frunce el ceño y pasa la mano por su cabello.
—Tengo un par de llamadas que hacer. Me reuniré contigo para desayunar una vez salgas de la ducha. Creo que la señora Jones ha lavado tu ropa de ayer. Están en el armario.
¿Qué? ¿Cuándo diablos lo hizo? Por Dios, ¿podía oírnos? Me ruborizo.
—Gracias —murmuro.
—De nada —responde de forma automática, pero hay un filo en su voz.
No te estoy dando las gracias por fo.llar.me. Aunque fue muy...
—¿Qué? —pregunta y me doy cuenta de que estoy frunciendo el ceño.
—¿Qué pasa? —le pregunto en voz baja.
—¿Qué quieres decir?
— Bueno... estás siendo más raro de lo habitual.
—¿Me encuentras raro? —Trata de reprimir una sonrisa.
Me sonrojo.
—A veces.
Él me mira por un momento, sus ojos especulando.
—Como siempre, usted me sorprende, señorita Steele.
—¿Te sorprendí cómo?
—Sólo digamos que fue un placer inesperado.
—Nuestro objetivo es complacernos, señor Bieber. —Inclino mi cabeza hacia un lado como él hace a menudo y le devuelvo sus palabras.
—Y así lo haces —dice él, pero se ve incómodo—Pensé que ibas a tomar una ducha.
Oh, me está echando.
—Sí... eh, te veré en un momento. —Me escabullo de su oficina, completamente atónita.
Parecía confundido. ¿Por qué? Tengo que decir que, como experiencia física, fue muy satisfactoria. Pero emocionalmente… bueno, estoy confundida por su reacción y eso fue tan emocionalmente enriquecedor como el algodón de azúcar es nutritivo.
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
—¿____(tn) Steele?
Una mujer con cabello largo y de estilo renacentista, parada junto al escritorio de la recepción, me distrae de mi introspección. Tiene el mismo estilo bohemio y liviano de la recepcionista. Podría estar en sus treinta, tal vez en sus cuarenta. Es tan difícil adivinar la edad en mujeres mayores.
—Si —respondo, parándome con dificultad.
Me da una sonrisa educada, sus fríos ojos avellana escudriñándome. Estoy usando uno de los vestidos de Kate, estilo delantal, sobre una blusa blanca y mis tacones negros. Ideal para entrevistas, creo. Mi cabello está recogido en una cola de caballo y por una vez, mis mechones se están comportando… ella me extiende su mano.
—Hola, ____(tn), mi nombre es Elizabeth Morgan. Estoy a cargo de Recursos Humanos aquí en AIPS.
—¿Cómo se encuentra? —estrecho su mano. Se ve muy casual para ser la encargada de Recursos Humanos.
—Por favor, sígueme.
Pasamos a través de unas puertas dobles detrás del área de recepción hacia una oficina grande y amplia, decorada brillantemente y de allí pasamos a una pequeña sala de reuniones. Las paredes son de un verde pálido, decorado con fotos de portadas de libros. A la cabeza de la mesa de conferencias de madera de arce, se sienta un hombre con el cabello pelirrojo y atado en una cola de caballo. Unos aros pequeños y plateados brillan en sus orejas. Viste una camisa azul pálido, sin corbata y pantalones grises de lana. Mientras me acerco a él, se pone de pie y me mira con insondables ojos azul oscuro.
—____(tn) Steele. Soy Jack Hyde, el editor principal aquí en AIPS y estoy encantado de conocerte.
Estrechamos nuestras manos y su oscura expresión es ilegible, aunque suficientemente amigable, creo.
—¿Has viajado desde lejos? —pregunta plácidamente.
—No, me he mudado recientemente a la zona de Pike Street Market.
—Oh, no es para nada lejos, entonces. Por favor, toma asiento.
Me siento y Elizabeth lo hace junto a él.
—Así que, ¿por qué quieres hacer una pasantía aquí en AIPS,____(tn)? —pregunta.
Dice mi nombre suavemente e inclina su cabeza hacia un lado, como alguien que conozco… es enervante. Haciendo lo posible para ignorar el recelo que me inspira, comienzo con mi discurso cuidadosamente preparado, consciente de que un rubor rosa se está extendiendo por mis mejillas. Los miro a ambos, recordando la lección de la Técnica de Katherine Kavanagh para Entrevistas Exitosa: ¡Mantén el contacto visual, ____(tn)! Hombre, esa mujer, en ocasiones, puede ser mandona también. Jack y Elizabeth escuchan atentamente.
—Tienes un impresionante promedio. ¿En qué actividades extra curriculares estuviste inmersa en la universidad?
¿Inmersa? Parpadeo hacia él. Qué extraña elección de palabras. Me lanzo a contar los detalles de mi experiencia como bibliotecaria en la biblioteca central del campus y mi única experiencia entrevistando a un déspota obscenamente rico para la revista de estudiantes. Omito decir que realmente no escribí el artículo. Menciono las dos sociedades literarias a las que pertenecí y concluyó con mi trabajo en Clayton y todo el conocimiento inútil que ahora poseo en ferretería y los “Hágalo Usted Mismo”.
Ambos se ríen, lo que es la respuesta que estaba esperando. Lentamente me relajo y comienzo a disfrutar.
Jack Hyde hace preguntas agudas, inteligentes, pero no me dejo sobrepasar: me mantengo a su nivel y cuando discutimos mis lecturas preferenciales y mis libros favoritos, creo que tengo el control. Jack, por otra parte, parece simplemente disfrutar de la literatura Americana escrita después de 1950. Nada más. Ningún clásico: ni siquiera Henry James o Upton Sinclair o F. Scott Fitzgerald. Elizabeth no dice nada, sólo asiente ocasionalmente y toma notas. Jack, pese a tener tendencia a discutir, es encantador a su manera y mi alarma inicial se disipa mientras más hablamos.
—¿Y dónde te ves dentro de cinco años? —pregunta.
Con Justin Bieber, el pensamiento viene involuntariamente a mi cabeza. Mi mente errante me hace fruncir el ceño.
—¿Editando textos, quizás? Tal vez como agente literaria, no estoy segura. Estoy abierta a las oportunidades.
Él sonríe.
—Muy bien, ____(tn). No tengo más preguntas. ¿Tú? —dirige su pregunta hacia mí.
—¿Cuándo le gustaría que se comenzará a trabajar? —pregunto.
—Lo antes posible —responde rápidamente Elizabeth—. ¿Cuándo podrías empezar tú?
—Estoy disponible desde la semana próxima.
—Es bueno saberlo —dice Jack.
— Eso es todo lo que tienen para decir. —Elizabeth nos mira a ambos—Creo que eso concluye la entrevista. —Sonríe amablemente.
—Ha sido un placer conocerte, ____(tn) —dice Jack suavemente mientras toma mi mano. La aprieta gentilmente, así que lo miro mientras digo adiós.
Me siento inquieta mientras camino hacia mi automóvil, aunque no estoy segura por qué. Creo que la entrevista estuvo bien, pero es tan difícil saberlo. Las entrevistas parecen situaciones tan artificiales, todos con su mejor comportamiento, tratando desesperadamente de esconderse detrás de una fachada profesional. ¿La mía habrá funcionado? Deberé esperar para descubrirlo.
Me subo a mi Audi A3 y me dirijo de vuelta a mi apartamento, aunque me tomo mi tiempo. Estoy en el último vuelo con una escala en Atlanta y no sale hasta las 10:25 de esta noche, por lo que tengo mucho tiempo.
Kate está desempacando cajas en la cocina cuando regreso.
—¿Cómo te fue? —pregunta, excitada. Sólo Kate puede verse hermosa en una camisa demasiado grande, jeans desgastados y un pañuelo azul oscuro en la cabeza.
—Bien, gracias Kate. No estoy segura de que este traje fuera lo suficientemente moderno para la segunda entrevista.
—¿Oh?
—Bohemio y chic hubiera sido lo ideal.
Kate alza una ceja.
—Tú y tu bohemio chic. —Inclina su cabeza a un lado… ¡Agh! ¿Porqué todo el mundo me recuerda a mi Cincuenta Sombras favorito?—En realidad, ____(tn), tú eres una de las pocas personas que realmente podrían hacer que ese estilo funcionara.
Sonrío.
—Realmente me gustó el segundo lugar. Creo que podría encajar ahí. El hombre que me entrevistó era inquietante, sin embargo —me callo... Mi.er.da. Estoy hablando con la Alarma Kavanagh aquí. ¡Cállate,____(tn)!
—¿Oh? —El radar Katherine Kavanagh para tópicos interesantes e informativos entra en acción, algo que sólo aparece en momentos inoportunos y embarazosos, lo que me recuerda…
—Hablando de eso, ¿podrías por favor dejar de intentar molestar a Justin? Tu comentario sobre José en la cena ayer estuvo fuera de los límites. Es un tipo celoso. Eso no hizo ningún bien, sabes.
—Mira, si no fuera el hermano de Elliot, hubiera dicho cosas mucho peores. Es un enfermo del control. No sé cómo lo soportas. Estaba tratando de ponerlo celoso, ayudarlo un poco con sus problemas de compromiso. —Levanta sus manos en forma defensiva—. Pero si no quieres que interfiera, no lo haré —dice rápidamente ante mi ceño fruncido.
—Bien. La vida con Justin es lo suficientemente complicada, confía en mí.
Dios, sueno como él.
—____(tn) —hace una pausa mirándome fijamente—Estás bien, ¿cierto? ¿No estás corriendo hacia tu madre para escapar?
Me sonrojo.
—No, Kate. Fuiste tú la que dijo que necesitaba un descanso.
Ella acorta la distancia entre nosotras y toma mis manos, algo muy poco Kate.
Oh, no… amenaza de lágrimas.
—Tú sólo estás, no lo sé… diferente. Espero que estés bien y puedes hablarme sobre cualquier problema que estés teniendo con el Señor Bolsas de Dinero. Y trataré de no enfadarlo, aunque francamente, es casi imposible no hacerlo enfadar. Mira, ____(tn) , si algo anda mal debes decírmelo, no te juzgaré. Trataré de entender.
Pestañeo para evitar las lágrimas.
—Oh, Kate. —La abrazo—Creo que realmente me he enamorado de él.
—____(tn), cualquiera puede ver eso. Y él está enamorado de ti. Está loco por ti. No te quita los ojos de encima.
Me río sin convicción.
—¿De verdad lo piensas?
—¿No te lo ha dicho?
—No con tantas palabras.
—¿Se lo has dicho tú?
—No con tantas palabras. —Me encojo de hombros, disculpándome.
—¡____(tn)! Alguien tiene que hacer el primer movimiento, de lo contrario. nunca llegarán a ninguna parte.
¿Qué? ¿Decirle cómo me siento?
—Es que simplemente tengo miedo de espantarlo.
—Y, ¿cómo sabes que él no está sintiendo lo mismo?
—¿Justin asustado? No puedo imaginarlo estando asustado por nada.
—Pero mientras digo las palabras, lo imagino como un pequeño niño. Quizás el miedo fue lo único que conoció entonces. La tristeza envuelve y aprieta mi corazón ante el pensamiento.
Kate me mira fijamente con los labios apretados y los ojos entornados, muy parecida a mi subconsciente… todo lo que necesita son gafas de media luna.
—Ustedes dos necesitan sentarse y hablarse el uno al otro.
—No hemos estado hablando mucho últimamente. —Me sonrojo. Otras cosas. Comunicación no verbal y eso está bien. Bueno, mucho más que bien.
Ella sonríe.
Laura Bieber <3
Re: 50 sombras de Bieber
—¡Eso sería tener sexo! Si eso va bien, entonces, es la mitad de la batalla, ____(tn). Tomaré algo de comida china para llevar. ¿Estás lista para irte?
—Ya lo estaré… no tenemos que salir hasta en un par de horas, más o menos.
—No, te veré en veinte. —Toma su chaqueta, olvidando cerrar la puerta. La cierro y me dirijo a mi habitación, reflexionando sobre sus palabras.
¿Justin está asustado de sus sentimientos por mí? ¿Acaso tiene sentimientos por mí? Parece muy interesado, dice que soy suya; pero eso sólo forma parte de su yo dominante y obsesivo que debe tener todo “ahora”. Me doy cuenta de que, mientras esté lejos, voy a tener que repasar todas nuestras conversaciones otra vez y ver si puedo escoger las señales de advertencia.
Te extrañé también… más de lo que imaginas…
Me has seducido por completo…
Niego con la cabeza. No quiero pensar en eso ahora. Estoy cargando la BlackBerry, por lo que no la he tenido conmigo en toda la tarde. Me acerco con cautela y me decepciona que no haya correos. Enciendo la vil máquina y no hay mensajes ahí tampoco. Es la misma dirección de correo, ____(tn). Mi subconsciente pone sus ojos en blanco y, por primera vez, entiendo por qué Justin quiere azotarme cuando lo hago.
Está bien. Le escribiré un correo.
De: ____(tn) Steele
Asunto: Entrevistas
Para: Justin Bieber.
Querido señor:
Mis entrevistas estuvieron bien hoy.
Pienso que podría estar interesado.
¿Cómo estuvo su día?
____(tn)
Me siento y miro fijamente la pantalla. Las respuestas de Justin usualmente son instantáneas. Espero… y espero y finalmente, oigo el bienvenido sonido de mi bandeja de entrada.
De: Justin Bieber
Asunto: Mi día
Para: ____(tn) Steele
Querida señorita Steele:
Todo acerca de ti me interesa, eres la mujer más fantástica que conozco.
Me alegra que tus entrevistas fueran bien.
Mi día estuvo más allá de todas las expectativas. Mi tarde, en comparación, fue aburrida.
Justin Bieber
Gerente General, Bieber Enterprises Holdings Inc.
De: ____(tn) Steele
Asunto: Buena mañana
Para: Justin Bieber.
Querido señor:
La mañana fue ejemplar para mí también, a pesar de que estuviste rareando conmigo después del impecable sexo de escritorio. No creas que no lo noté.
Gracias por el desayuno. O gracias a la señora Jones.
Quisiera hacerte algunas preguntas sobre ella, sin que rarees conmigo otra vez.
____(tn)
Mi dedo se cierne sobre el botón de enviar y recuerdo que estaré en el otro lado del continente mañana a esta misma hora.
De: Justin Bieber
Asunto: ¿Editorial y tú?
Para: ____(tn) Steele
____(tn):
“Rareando” no es un verbo y no debería ser usado por alguien que quiere entrar en el negocio editorial. ¿Impecable? ¿Comparado con qué? ¿Decir plegarias? Y, ¿qué necesitas preguntarme acerca de la señora Jones?Estoy intrigado.
Justin Bieber
Gerente General, Bieber Enterprises Holdings Inc.
De: ____(tn) Steele
Asunto: Tu y la señora Jones
Para: Justin Bieber
Querido señor:
El lenguaje evoluciona y se mueve. Es un objeto orgánico. No se ha quedado atascado en una torre de marfil, adornado con costosas obras de arte, con vistas a la mayor parte de Seattle y con un helipuerto pegado al techo.
Impecable; comparada con las otras veces que estuvimos… ¿cuál es tu palabra? … oh, si… fo.llan.do. Actualmente, fo.llar contigo ha sido muy impecable, punto, en mi humilde opinión… pero como sabe, mi experiencia es muy limitada.
¿La señora Jones es una ex sumisa tuya?
____(tn)
Mi dedo se cierne una vez más sobre el botón de enviar y lo presiono.
De: Justin Bieber
Asunto: Lenguaje. ¡Vigila tu boca!
Para: ____(tn) Steele.
____(tn):
La señora Jones es una empleada valiosa. Nunca he tenido cualquier relación con ella aparte de la profesional. No empleo a nadie con quien he tenido relaciones sexuales. Estoy impresionado de que pudieras pensar eso. La única persona con la que podría hacer una excepción a esa regla, eres tú… porque eres una joven mujer brillante, con interesantes habilidades de negociación. Aunque si sigues utilizando ese lenguaje, voy a tener que reconsiderar el traerte aquí. Me alegro de que tengas experiencia limitada. Tu experiencia seguirá siendo limitada; solo a mí.
Tomaré lo de impecable como un cumplido; aunque contigo, nunca estoy seguro si eso es a lo que te refieres o si tu sentido de la ironía está llevándose lo mejor de ti; como de costumbre.
Justin Bieber
Gerente General, Bieber Enterprises Holdings Inc.
De: ____(tn) Steele
Asunto: Ni por todo el té de China
Para: Justin Bieber
Querido señor Justin:
Pienso que ya he expresado mi reserva acerca de trabajar para su compañía. Mi visión sobre esto no ha cambiado, no está cambiando y no cambiará, nunca. Debo dejarlo ahora, pues Kate ha regresado con la comida. Mi sentido de la ironía y yo te deseamos buenas noches.
Me comunicaré contigo cuando esté en Georgia.
____(tn)
De: Justin Bieber
Asunto: ¿Incluso té Twinings English Breackfast?
Para: ____(tn) Steele.
Buenas noches, ____(tn).
Espero que tú y tu sentido de la ironía tengan un buen vuelo.
Justin Bieber
Gerente General, Bieber Enterprises Holdings Inc.
Kate y yo estacionamos fuera del área de embarque de Sea–Tac. Inclinándose hacia adelante, me abraza.
—Disfruta Barbados, Kate. Ten unas maravillosas fiestas.
—Te veré cuando regrese. No dejes que el viejo Bolsas de Dinero te amargue la vida.
—No lo haré.
Nos abrazamos de nuevo y entonces, estoy sola. Me dirijo hacia el check-in y hago fila, esperando con mi equipaje de mano. No me molesté en hacer una maleta. Sólo una práctica mochila que Ray me regaló en mi último cumpleaños.
—¿Su boleto, por favor? —El aburrido joven detrás del mostrador extiende su mano sin mirarme.
Reflejando su aburrimiento, extiendo mi boleto y mi licencia de conducir como identificación. Estoy deseando un asiento junto a la ventana si es posible.
—Está bien, señorita Steele. Ha sido ascendida a primera clase.
—¿Qué?
—Señora, si es tan amable, puede pasar a la sala de primera clase y esperar su vuelo ahí. —Parece haber despertado y me mira radiante, como si fuera el Hada de Navidad y el Conejo de Pascua, todo en uno.
—Seguro hay un error.
—No, no. —Verifica la pantalla de su computador otra vez— ____(tn) Steele; primera clase. —Y me da una sonrisa afectada.
Ugh. Entrecierro los ojos. Me pasa el boleto y me dirijo al salón de primera clase, murmurando bajo mi aliento. Maldita sea Justin Bieber interfiriendo, obsesivo y controlador, simplemente no puede dejar las cosas como están.
Laura Bieber <3
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