¿Me Recuerdas? HarryStyles&IsabellaPardee/tu

Una historia, tal vez, como muchas. Triste y llena de rencores.
Isabella. Alejada de su hogar por su padrastro. Obligada a dejar en su antiguo hogar a su selección personal de familia, a quienes llamaba "amigos" y a Harold Styles. Ese niño cuyos ojos verdes como esmeraldas y cabello castaño y rizado podían leer los suyos. Ese niño cuyos brazos, a pesar de tener solo siete años de formación, le brindaban una protección para cualquiera ajeno a ella, inexplicable. Cuya voz, descubriría, tenía la capacidad de borrar toda su tristeza y amargura. Ese niño que descubrió amaba, pero que ya no volvió a ver. Cuando regresó a su hogar, el niño que ella dejó atrás ya no estaba. En casa la esperaba un hombre.

- Isa, de verdad no quiero que te vallas. -Dijo él con mi rostro entre sus manos.
- Harry, yo tampoco quiero irme. -Contesté llorando.
- Quédate conmigo, por favor. -Susurró y a en tono de súplica, conteniendo sus lágrimas.
- Lo haré. -Dije y me abrazó con mucha fuerza para un niño de siete años.
- Vámonos de aquí.
Tomó mi mano y nos bajamos del altillo de mi casa donde estábamos escondidos de mi padrastro.
- ¡¡¡ISABELLA!!! ¡VEN AQUÍ YA! -Gritó, pero yo no lo escuché ya que corría de la mano de Harry, mi mejor amigo, aferrándome a él como si mi vida se fuera en ello.
Antes de que lo pueda pensar dos veces mi padrastro ya estaba detrás de nosotros. Me tomó de la cintura y me levantó. Yo lo pateaba a más no poder. Querían llevarme de mi hogar, a vivir a otra ciudad, con mi mamá también. Ella sí quería, pero no era lo mismo. Yo quería quedarme con mis amigos, la familia que yo elegí.
Era pequeña pero no antisocial, Louis, Harry y yo eramos como hermanos. Nunca nos separábamos. Tenía mucha libertad para mis siete años, la verdad.
- Al menos déjame despedirme. -Sollocé y grité a mi padrastro que aún me sostenía quejándose del dolor que le causaban mis pataditas.
- Rápido. -Dijo y se fue.
- Harry, nunca me olvides, por favor, es lo único que te voy a pedir. -Dije entre llantos, mis mejillas parecían cascadas.
- Isa, eso no hace falta que me lo pidas. Nunca te olvidaré. Tu tampoco lo hagas, por favor- Me dijo aún conteniendo sus lágrimas. No entiendo por qué no quería llorar conmigo.
- Lo prometo. -Le dije y lo abracé muy fuerte. -Escríbeme.
- Cada semana. -Contestó- Tu igual.
- Lo haré. -Estaba viendo hacia el coche secándome las lágrimas cuando me detiene.
- Bella? -Lo escuché susurrar y me di la vuelta.
- Si?
- Te amo. -Dijo al fin y una lágrima cayó por su mejilla.
- Te amo. -Contesté con toda sinceridad y corrí hacia el auto con las lágrimas brotando en cascadas.

"Querido Harry -vuelvo a escribir por tercera vez en la hoja blanquecina-:
No sé como decirtelo, y menos si hace dos meses que no recibo ni una de tus cartas".-Okey, no. Eso suena a reproche.
Arrugo la hoja y tomo otra. De nuevo comienzo...

"Querido Harry:
He intentado decirte esto hace dos semanas, pero no he sabido como. Okey, haré mi mejor esfuerzo.
A mi madre la han transferido a Holmes Chapel y viajaremos por su trabajo, de vuelta a casa. Nuestro viaje es recién en tres meses, y te lo anticipo para que no hagas planes :).
Por otra parte, Hazza. Estoy muy preocupada por ti. ¿Qué sucede? Hace ya dos meses que no recibo ni una de tus cartas. Si por alguna razón ya no quieres hablar conmigo, por favor dime. Mientras tanto seguiré escribiéndote.
No puedo creer que después de estos nueve años nos volvamos a ver, no te das una idea de lo que te extraño.

Nos vemos pronto, si podemos.
Te quiero, tuya.
Isabella.

Diciembre 13, 12:30. Londres."

Hary, Harry, Harry. ¿Qué sucede contigo?


Harry.

Esto es todo, de vuelta a la rutina.
Comenzamos con los entrenamientos par ala prueba de resistencia de la semana próxima, para la cual entrenamos desde ayer, y muy duro, para ser sincero.
Tenemos que correr cuatro metros hasta una barra como la de las gimnastas y pasarla caminando, luego saltar un muro para llegar a vallas seguidas de lodo. Por último, pasar por un charco de lodo con alambre de púas como techo, y correr hacia la meta.
El record es de Jeff, pero espero poder superarlo este jueves.
Otra carta de mi madre llega. Como siempre, diciendo que me extraña y que espera con ansias mi regreso a casa. Lo que me sorprende es que dice que tiene noticias sobre Bella y su madre. Espero que no sea nada malo, ella habla siempre con su madre, pero yo solo le mando cartas.
No tiene una idea de cuanto la extraño, y de lo contento que estoy por volverla a ver después de todos estos años. Debe estar hermosa. Todavía recuerdo como si fuera ayer ese día cuando teníamos siete años y su padrastro se la llevó lejos con su madre. Cundo me dijo un "Te amo" que me llegó como un flechazo directamente al corazón, el que me sacó una lágrima. Esa lágrima fue la que precedió a un llanto incontrolable, uno que me acompañó diariamente hasta que recibí su primer carta, con su dirección postal y solamente un "Te extraño escrito con esa letra ilegible y torcida tan propia de una auténtica Isabella. Una rebelde y desadaptada que odiaba las reglas. En ese entonces, y supongo que hasta ahora.
Si ella tan solo supiera que guardo todas y cada una de las cartas que me envió, y las que me envía aún. AL menos dos meses atrás...
Por lo pronto no puedo esperar a ver a mi madre en dos semanas para saber cuales son las noticias que tiene con respecto a Bella. A ella también la extraño, como nunca. Mucho más desde que el maldito de mi padre se fue hace un mes. Oh vamos, Harry. No pienses en eso. Isa, piensa en ella, eso es. Cálmate, concéntrate.
-¡Es tu turno, Styles! -Escuché gritar al comandante Stephens. -¿Listo?
-¡Si, señor! -grité en respuesta y dio la señal de arranque al mismo tiempo que presionaba el botón en la parte superior de su cronómetro.
Comencé a correr hacia las barras, y mientras me acercaba repetía mi mantra... Isa, ella está bien, ella está bien, ella está bien

Hoy, mi madre decidió llamar a Anne para contarle las noticias de nuestra vuelta. Ella se mostró muy emocionada y feliz, pero no dijo nada sobre Harry. Esto en verdad es estresante.
No recibí ninguna carta suya desde hace dos meses, cuando me contaba que sus padres estaban comportándose un poco raros entre ellos y que sospechaba que algo no iba bien. Era raro, ya que Anne y Des siempre se llevaron muy bien, pero esa vez mi madre también me contestó lo mismo.
«Hablaré con ella. Necesito saber sobre él.» Me dije a mi misma e hice un recordatorio mental. Después de eso me dí una ducha y me vestí con ropa deportiva. Iría a correr un rato.
Salí con mis auriculares puestos, The A Team de Ed Sheeran sonaba a todo volumen mientras pasaba junto a la plaza central arruinando descaradamente la canción con mis estrofas. De repente siento que alguien me quita los auriculares de un tirón y me volteo bruscamente para ver quién era.

- ¡Por Dios, Stella! ¡Casi te abofeteo! –le sonreí a mi mejor amiga. Ella rió.
- Lo siento, es divertido.
- Aham, como digas. –Reímos- ¿Me acompañas? –propuse al ver que ella también traía ropa deportiva.
- Claro, ¿hacia donde?
- Demos un par de vueltas por el parque y luego vayamos a casa, ¿qué dices?
- Seguro.

Comenzamos a correr y a platicar sobre cualquier cosa. Ella ya sabía que me iría de nuevo a Cheshire en tres meses y realmente lo tomó muy bien ya que tiene tíos en Cheshire y podría visitarme. El único problema era y sigue siendo decírselo a Zayn. Él es como mi hermano, algo así como era Harry cuando todavía estaba en Holmes Chapel. Pero en el fondo de mi ser, sé que nunca nadie podrá reemplazarlo.
Lo bueno es que en tan solo tres meses lo volveré a ver. Tal vez tres meses no sean nada comparados con estos nueve años, pero cada día sin él es eterno. Sólo con sus cartas podía darme cuenta de que no había cambiado. Seguía siendo el mismo, al menos conmigo. Seguía siendo ese niño que conocí cuando tenía cuatro años en parque, ese niño que nunca dejaba que llore, y si lo hacía era capaz de ponerse en ridículo sólo para sacarme una sonrisa. Al punto de mandarme su gato de peluche lleno de parches hechos por nosotros hace nueve años por encomienda para que “tenga un pedacito de él” fueron sus palabras textuales.
Nunca reí tanto cuando me escribió que los tipos del correo se creyeron que era de su sobrino al algo así y él les dijo que era suyo. Me sentí un poco mal por él, dijo que los hombres no paraban de reírse de él. Pero hizo nuevos amigos contándoles el por qué de cada parche del gatito que ahora descansa en mi almohada y duerme conmigo todas las noches. Llegó a mis manos con un aroma masculino, el aroma de Harry. Lo supe cuando se disculpó por el perfume ya que había dormido con ese maldito mono tres días antes de mandármelo, para “despedirse”. Eso es algo que amo de él, su niño interior NUNCA duerme.
Stella me despertó de mis recuerdos para apurarme a correr.
- Bella, ¿Qué sucede? ¿en qué piensas?
- Ehm… no, en nada. Sólo recordaba.
- ¿Será en lo mismo que hace unos días?
- Si. –miré hacia otro lado un segundo mientras corría.
- ¡Oh, vamos! No paras de pensar en él desde que recibiste la noticia. –Se burló.
- Lo siento, es que no puedo evitarlo.
- Bella.
- ¿Qué? –Volví mi rostro.
- ¿Estás segura de que lo ves sólo como a un amigo?
- S-sí. Por supuesto.
- Si, claro. –Rodó los ojos.
- Como sea, él ya no me escribe, así que ya se habrá olvidado de mí. –Un rastro de tristeza hizo eco en el centro de mi pecho. «Deseo con todas mis fuerzas que no sea cierto».
- ¿Cómo dices eso? ¡Isabella, estuvo escribiéndote por NUEVE AÑOS! –Recalcó las palabras- No es posible que te haya olvidado así como así.
- No lo se… Espero que no.

Corrimos en silencio hasta llegar al centro comercial. Compramos algunas cosas para la casa, guardamos las de Stella y fuimos a la mía.
Llegamos al porche riendo sobre una anécdota de cómo el primo mayor de Stella, a los doce años, quiso quitarse el diente flojo amarrándolo con un cordel a la puerta, para luego terminar con un gran moretón en la frente.
Al entrar a mi casa, pude ver que mi madre hablaba por teléfono con alguien.
Luego, exclamó un « ¡Anne, ya basta!», así que de repente me interesé mucho en su charla.
Con ayuda de Stella, guardé todo lo comprado en la despensa. Luego, ella y yo, nos sentamos en el sofá del living a ve runa maratón de “Hora de Aventura”. Sinceramente, amo es show. Pero en realidad estaba esperando a que mi madre termine de hablar para interrogarla.
Luego del segundo capítulo, al fin cortó la conversación. Ese fue mi pié para saltar del sillón.
- ¿Quién era, ma?
- Ya lo sabes muy bien, Bella. Desde que entraste que no dejas de mirarme para constatar que haya terminado de hablar. Hasta hiciste que se te cayeran las cosas. –Es verdad. Esta noche creo que cenaremos macarrones triturados.
- Está bien, si, ya lo se. Pero, ¿qué cuenta Anne? ¿Cómo sigue con Des? ¿Cómo está Harry? ¿Por qué no escribe? –las preguntas salieron de mi boca antes de que pueda siquiera pensarlo.
- Anne está perfecta, salvo que se divorció de Des hace ya un mes. Harry… él está bien. –Noté un ligero toque de duda en su mirada.
- Mamá, no contestaste lo último. ¿Por qué ya no escribe? –Ella no contestó y comencé a desesperarme- ¿Mamá? –Nada- ¿Qué sucede con Harry, mamá? –Pregunté ya totalmente fuera de quicio, lo cual no mejoró cuando sólo rompió en llanto- ¡¿Qué le pasó a Harry?!
- Hija. Él… -sorbió por la nariz- Él está grave, en el hospital de veteranos de Cheshire.
- ¡Pero me dijiste que estaba bien! –desesperé tan rápido que tardé en darme cuenta de lo que en realidad pasaba- ¿Veteranos? Mamá, ¿qué es lo que no me estás diciendo?
- Bella. Harry se alistó en el ejército.