Tan solo tú (NIALL HORAN Y TU)

Cap. 4: Tan Solo tú..





Deje de lado a mi hermana por unos segundos. Ella seguía tomada de mi mano. Tomé la netbook y la prendí. Le mostré el lugar en donde iba a vivir. Ella solo sonrió. Nos tomamos algunas fotos, y luego cerré todo para poder guardarla en mi mochila. La habitación se veía tan vacía. En las paredes solo quedaba la mancha de la cinta de los posters que tenía pegado. Se sentía tan raro todo. Colgué la mochila en mi hombro y tomé la mano de Prisci de nuevo. Miré por última vez todo, cerré la puerta detrás de mí y bajamos juntas hasta abajo. Ya era hora de irme. No quería. Se me hacía difícil dejar a mi familia, mi infancia, mi vida entera. Pero así es mi destino. Mi papá bajo con mis dos maletas, tamaño normal. Las subió al auto. Miré por última vez toda la casa, y salude a mis perritas. Me subí al auto, al mismo tiempo que mamá cerró con llave la casa. Se subió, y mi papá arranco el auto. Comenzó a manejar hacia la casa de mi abuela. Al llegar, me esperaba con bolsa.

-Maia. Buen viaja. –Decía mientras me abrazaba y me daba la bolsita.- Cuídate mucho hija. Eso es para el largo viaje.

-Gracias abuela. Te amo. Nos veremos muy pronto lo prometo.- La volví a abrazar, mientras las lágrimas se asomaban.

-Mucha suerte.

La salude con la mano desde la ventana del auto. Prisci se apoyo sobre mi hombro. Acaricie su pequeño y suave rostro. Mi papá condujo por unos 45 minutos. Era largo el trayecto de mi casa al aeropuerto. Cuando llegamos, pusimos las maletas en un carrito y lo arrastramos hasta llegar a mi puerta. Tenía mi mochila colgada en mi espalda, y a Priscila tomada de mi mano. Me pidieron el pasaporte y el pasaje. Se los di. Sentí nervios por unos instantes. Jamás viaje en avión y mucho menos sola. « Puerta 35, buen viaje » Me decían mientras me entregaban mis papeles. Mi papá me dio las maletas y sentí la mano de Prisci apretar la mía con mucha fuerza. Sabía que no me iba a dejar ir, así que caminamos hasta un kiosco y compre lo que a ella más le gusta, una barra de chocolate blanco Cofler. Volví a donde debía entrar. Mi mamá comenzó a llorar antes de que me despidiera. No podía no llorar. Mi familia me abrazo, sentí los brazos de todos pasar por mi espalda.

-Los extrañaré.- les dije algo entrecortado.

-Cuídate mucho hija. Por favor; llámanos en cuanto llegues.- dijo mamá

-Lo haré.- Abracé a mi mamá y le besé la mejilla.

-Mucha suerte.- Las savias palabras que salieron de la boca de mi papá. Lo abracé. Bajé a la altura de Prisci.

-Mírame.- le ordené- Voy a volver pronto con muchos regalos para vos.- Le hice cosquillas en la panza, ella río.

-Te amo.- Dijo con su tono tan dulce.

-Yo también; te voy a extrañar. Cuida a mamá y a papá.- Besé su frente.

Me levante y acomodé mi mochila. Tomé las maletas, y se las entregue a un muchacho. Él las puso sobre una banda que conducía dentro del avión. Entré en el túnel que me llevaba directo a la puerta del avión. Voltee atrás antes de desaparecer dentro del mismo. Vi a todos llorar y sacudir su mano en símbolo de ‘Adiós’. Los salude por última vez, y seguí caminando. Sentí un aire, la puerta estaba cerca. Doble la última curva y entré al avión. Me pidieron mi pasaje. Una azafata me dirigió hasta mi lugar. Estaba vacío. Por suerte mi asiento daba contra la ventana, así que podría apreciar todo. Puse mi mochila a un lado de mí. Y espere a que dieran la orden de ajustar el cinturón. Pero antes, una chica se sentó en el asiento de al lado. La miré y sonrió. Le devolví la sonrisa. Se sentó y acomodó sus cosas. «Atención pasajeros, buenos días y bienvenidos a Aerolíneas Internacional. Por favor abrochen su cinturón y preparasen para el despegue. Que disfruten el viaje. » Se escucho por los parlantes hablar a la azafata. Las luces se apagaron y miré afuera. Las turbinas sonaban fuertes. Comenzó a despegar, se zamarreaba mucho el avión, hasta que calmo todo y nos pudimos desatar los cinturones. Saqué mis auriculares y mi MP4. Comencé a escuchar música. Miré el afuera de la ventana, todo era pequeño. Cerré los ojos y comencé a pensar en mi familia; me dormí…

-¡Oye!- Alguien llamó. Abrí mis ojos.


-¿Sí?- le pregunté a… la nada. Miré al lado mío. La chica sonrió.

-Ya llegamos.- dijo alegre.

-¿Qué? ¿Me dormí todo el viaje? ¡Woow!-dije sobresaltada. La chica río.

-Mmh.. me llamo Yanina. Un gusto.- estiro su mano para saludar.

-Ma.. Maia. Digo lo mismo.- sonreí, mientras tomé su mano en un grato saludo.

-¿vivias en Argentina?- pregunto.

-Sí. Toda mi vida. ¿vos?- le devolví la pregunta.

-Igual; vengo a estudiar Biología a la universidad de Oxford.- La miré sorprendida
.
-¿de verdad? Yo igual.- Ambas reíamos mientras tomabamos nuestras cosas para salir.

Comenzamos a hablar de todo. Salimos del avión y entramos al aeropuerto. Era grandísimo. Ambas quedamos mirando todo con mucha antención. Todo era tan bello, y apenas era el aeropuerto. Se sentí aire frio. Hacia frio, ya que.. bueno ya saben Es pleno invierno y aparte la hora.. era muy tarde. Eran demasiadas las horas de diferencia. Me costaría trabajo poder acostumbrarme a ese horario. Tomé mi abrigo y mi bufanda que rtenia preparado en mi mchila y mi los puse. Yanina hizo lo mismo. Fuimos en busca de nuestra maletas. Cuando las tuvimos en nuestras manos salimos hacia el exterior. Era todo blanco. Nevaba. Era todo tan hermoso. Tenía ganas de llorar. Jamás había visto nieve en mi vida. Ya que en mi ciudad jamás nevo.

-Hace demasiado frio.- comentó Yani.

-Sí.. ¿en donde te quedarás?.- Pregunté.

-En el hotel Verona. Solo por hoy. Mañana me buscaré departamento.- dijo.- ¿Vos?

-Bueno, yo ya tengo departamento.

-buenísimo. Pasame tu dirección te visitaré mañana.- Mientras sacaba su celular

Pase mi dirección, Aún no sabia donde quedaba. Una vez echa la transferencia de datos con Yanina, tomé un taxy y le indiqué la direccion; estaba ansiosa queria llegar lo antes posible..

Cap. 5: Tan solo tú…






Era madrugada. Me comenzó a agarrar sueño. El taxi se detuvo. « Es acá » me indico el chofer con su acento británico. Le entregue la plata, y me ayudo con las maletas hasta la puerta. Giré la puerta, era giratoria y había una chica en la recepción. Era todo muy bonito.

-Buenas noches ¿en qué puedo ayudarla?- dijo la joven mujer inglesa, de escote en V detrás del mostrador.

-Hola, Mi nombre es Maia Vaandaver. Alquilé un departamento vía Internet desde Argentina.- Le comenté a la chica. Obviamente todo en inglés.

-Ah sí.- exclamó, volteo y tomó una tarjeta; me la extendió.- Aquí tiene. Departamento 215, noveno piso.

Bienvenida señorita.

-Muchas gracias.- tomé mis cosas y subí al ascensor con una gran sonrisa.

Aún no creía que estaba allí. Marque el número en el tablero del ascensor. Era un bello lugar, todo estaba iluminado. Este lugar es el típico lugar donde vienen todos los estudiantes extranjeros. La mayoría de aquí seguramente serán extranjeros de otros países. ¡Genial! El timbre sonó indicando que había parado el ascensor, las puertas se abrieron y salí con mis maletas y mi mochila colgando. Busque el número. Era el último contra la derecha. Deslicé la tarjeta por la cerradura y gire el pomo de la puerta. La puerta se abrió mientras di un paso hacia adentro. La abrí por completo y entré las cosas. Cerré la puerta y al mismo tiempo mis ojos. Hice unos cuantos pasos y los abrí. « ¡Dios! » Exclamé. Esto era… maravilloso; Genial; Hermoso. No sé como describírselos. Es mágico. Estaba el living y atrás había una ‘isla’ ósea una barra que detrás estaba la cocina. Luego un pasillo a la izquierda con tres puertas. Supongo que serian las habitaciones y el baño. Era todo tan “lujoso” por decirlo de una manera. Del lado derecho había un pequeño bar. Y a los costados de la cocina hay dos enormes ventanas y daban a casi toda la ciudad. Me asomé a una de ellas. Corrí las costinas y vi lo más bello del mundo. Nieve cayendo sobre las copas de los árboles y los techos de las casas. Las calles iluminadas y cubiertas de cobertura tan blanca que siempre soñé conocer.

Tomé mi celular y le escribí a mamá. «Estoy bien, ya llegue. Esta todo cubierto de nieve y hace mucho frío. El departamento es bellísimo y puedo apreciar toda la ciudad. Los amo» Abrí la primera puerta del pasillo. Woow el baño era muy bonito. Abrí la del al lado, Era una habitación preciosa pero pequeña. Con una sola cama chica. La cerré y abrí la del frente. Era enorme. Una habitación tan lujosa parecía. Tenía una cama grande, con unos muebles preciosos y una ventana a la izquierda que daba con la otra parte de la ciudad. Esto es genial. Será mi cuarto. Me sentía una niña en una juguetería. Toda mi vida soñé con esto. Era un sueño hecho realidad. Volví al living en busca de mis cosas. Y las acomodé en su lugar. Miré el reloj, 4:16 AM. No tenía sueño, ya que me dormí todo el viaje y la diferencia de hora era bastante. Tenía hambre; recordé la bolsa que me dio mi abuela. La busqué dentro de la mochila. La abrí, eran golosinas y muchos alfajores de mis favoritos. Tomé uno y lo comí. Los demás los guardé en la heladera. Eche un vistazo a la ventana y cerré todo. Me tiré en la cama y agarré la netbook. La prendí y miré si había Internet. Sí hay Wi-Fi. Abrí mi cuenta de Facebook, y publique que ya había llegado. Estaba muy emocionada. Cerré todo, me cubrí con las sabanas y miré el exterior de la ventana. La luz de la calle reflejaba los copos de nieve que caían. « Estoy acá » dije para mí y luego me dormí…

Cuando desperté hice lo de siempre. Desayuné algunas cosas y prendí el televisor. Miré algunos canales a los zapping y no había nada interesante. Dejé un canal con música y fue en busca de mi computadora de nuevo. Abrí el facebook y tenía unas 3 notificaciones y 1 mensaje. Abrí las notificaciones y blablá… vi el mensaje, Eleanor. Lo leí.

-Maia Ya llegaste!! Quiero verte por favor, llámame a mi numero +___________. Hazlo en cuanto veas esto.-
-DIOS!- grité.

No lo podía creer, ósea. ¡ELEANOR, LA NOVIA DE LOUIS TOMLINSON, ME DIO SU NUMERO Y ME DIJO QUE QUERIA VERME, Y QUE LA LLEME CUANTO ANTES!! Esto se estaba volviendo una locura total. Dios, me habían agarrado ataques de (aakhfdldkfj) comencé a hacer muecas y no sabía qué hacer primero. Aún seguía en piyamas lo cual tardo mucho en cambiarme y me gusta desayunar en piyamas. Tomé mi teléfono y marque el número. ¡Ay! ¿Qué mi*rda le digo? ¿Cómo le habl…

-¿Hola?- una voz femenina con tono inglés británico se escuchó de repente.

-Ammm…- Quedé muda por unos segundos.- Eleanor?

-Sí, ¿Quién habla?- Preguntó muy gentil. Estaba hablando con alguien famosa y novia de mi ídolo.

-Soy… soy… Maia.- dije tartamudeando, realmente tendrían que ver mi cara.

-¡MAIA! ¿En serio eres tú?- pregunto sobresalta de alegría.

-sí claro. Hola!- conteste un poco más segura.

-¡Ay Dios! Eres tú, linda. Por fin escucho tu voz.- comento.- Maia, ¿en donde estas?- pregunto.

-En el hotel Verona de la calle… mmhh… no recuerdo la calle. Espera que lo bus…- interrumpió.

-No importa ya sé donde queda. Escucha, ¿Estás ocupada ahora?- dijo

-Mhh. No, estoy muy aburrida.- conteste.

-Ok, escucha, necesito conocerte porque de verdad te considero una amiga importante. Y me has ayudado muchísimo con todo. Este… Haber como hacemos… déjame pensar.- se quedo muda por varios segundos
Los momentos de alshkfkafh se fueron y vinieron los nervios. Voy a conocer a una “ídola” mía, que me considera una amiga. Súper ¿no?

-Tomate un taxi y dile que te deje en la plaza central. Yo te pasaré a buscar y vendrás a mi casa. Así de paso te muestro un poco de esta parte de Londres.- dijo de repente.

-bueno, en unos minutos me cambio y te aviso cuando salgo para allá.- Conteste

-Besos Maia, nos vemos.- colgó

Tiré el celular arriba de la mesa, y comencé a saltar como niña de 8 años. Era todo muy emocionante. Corrí a mi cuarto y escogí unos Jeans con unas botas, una polera y un buzo de lana. Me los puse y luego me puse un poco de brillo labial en los labios. Me gusta que brillen. Tomé mi chaqueta, el bolso y lo colgué a un lado de mí, guardé mi celular unos caramelos que me dio la abuela y salí de la habitación. Miré si tenía la billetera y guardé la tarjeta que era la llave. Tomé el ascensor y bajé al vestíbulo. Me lleve una sorpresa al salir apurada del ascensor, me choqué con un chico.

-Perdón.- me disculpé.

-Está bien, iba distraído yo también.- dijo. Era muy bonito.- Soy Tomás- Tenía un tonó venezolano.

–Soy Maia, mmh… ¿Acaso eres de Venezuela?- le pregunté en Español.

-Sí. ¿Cómo sabes?- Levantó una ceja.- Eres Argentina.- sonrió.

-Sí lo soy.- conteste.

-Lindo acento.- comento

-Gracias el tuyo igual.- sonreí y recordé a Eleanor.- Mhh.. Luego hablamos, me tengo que ir.

-Un gusto conocerte Maia.-

-Digo lo mismo Tomás.- me alejé con la cabeza mirando el piso.

Giré la puerta y salí. Uff, sí que hacía frío. Tomé un taxi y le indique que tenía que ir a la plaza central. Realmente no tenía la menor idea de donde quedaba. El auto comenzó a alejarse del hotel. Le mandé un mensaje a Eleanor. Ella respondió que ya estaba cerca de la plaza. Habré tardado unos 15 minutos hasta que el taxi paró y pagué, bajé.

Cubrí mi cuello con la bufanda y comencé a caminar observando todo. Aún la nieva seguía en las copas de los
árboles y en los asientos de la plaza. Caminé hasta un puente. Se me hacia conocido. Miré hacia arriba. ¡Dios!…