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En la cama de un Millonario (NJ)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 8 de 9. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
Re: En la cama de un Millonario (NJ)
donde te metiste quiero cap yaaaaa!!!!!!
SIGUELAA PLISS!!!!!!!
SIGUELAA PLISS!!!!!!!
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sara_any87
Re: En la cama de un Millonario (NJ)
Nueva lectoraa
Y me enanta lo unico que me fastidia
Es que son tercos y no se dan cuenta
Que se quieren
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Y me enanta lo unico que me fastidia
Es que son tercos y no se dan cuenta
Que se quieren
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Ines
Re: En la cama de un Millonario (NJ)
Chicas disculpe que no eh podido subir, pero es que es estado estudiando, mañana después que salga y llegue a casa tratare de subir, de verdad discúlpenme pero que es estoy viendo una materia un poco ladillosa y es muy importante para mi futuro trabajo, "Mercancías Peligrosas" y eso con lleva también leyes y eso es tan tan, bueno no tiene definición pero es muy malo.
Aria un maratón para recompensarla pero solo nos queda unos capítulos para terminar, cuidasen sean un poquito paciente. Hay un dicho que dice; "Lo bueno se hace esperar". Nos leemos luego.
Aria un maratón para recompensarla pero solo nos queda unos capítulos para terminar, cuidasen sean un poquito paciente. Hay un dicho que dice; "Lo bueno se hace esperar". Nos leemos luego.
Puchy_ve
Re: En la cama de un Millonario (NJ)
Ines escribió:Nueva lectoraa
Y me enanta lo unico que me fastidia
Es que son tercos y no se dan cuenta
Que se quieren
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Bienvenida :cherry:
Puchy_ve
Re: En la cama de un Millonario (NJ)
Te espero todo lo que quieraa
Pero con el fin de que la terminaras
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Pero con el fin de que la terminaras
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Ines
Re: En la cama de un Millonario (NJ)
Hola bueno me presento soy una nueva lectora
Ahh me vas a matar de algo lo digo enserio creeme valla novela enserio gracias por adaptarla esta genial enserio gracias si no la hubieras adaptado no la hubiera conocido creeme ya se convirtio en una de mis favoritas
porfavos suigela
Ahh me vas a matar de algo lo digo enserio creeme valla novela enserio gracias por adaptarla esta genial enserio gracias si no la hubieras adaptado no la hubiera conocido creeme ya se convirtio en una de mis favoritas
porfavos suigela
dragón.
Re: En la cama de un Millonario (NJ)
pao elizabeth escribió:Hola bueno me presento soy una nueva lectora
Ahh me vas a matar de algo lo digo enserio creeme valla novela enserio gracias por adaptarla esta genial enserio gracias si no la hubieras adaptado no la hubiera conocido creeme ya se convirtio en una de mis favoritas
porfavos suigela
Awww, Gracias.
Bienvenida :cherry:
Bienvenida :cherry:
Puchy_ve
Re: En la cama de un Millonario (NJ)
Capítulo 12
ANDREW Southern? -preguntó Nick al ver que ni Hebe ni el hombre reaccionaban.
-Sí -confirmó el artista con voz ahogada, sin dejar de mirar a Hebe.
Nick sabía cómo se sentía el pintor. ¡El tampoco querría dejar de mirar a Hebe!
Pero la fascinación del hombre no era por el mismo motivo que la de Nick...
Nick había reconocido a Andrew Southern por las fotografías que había visto de él, aunque estaba más mayor, con el pelo canoso, su atractivo rostro surcado de arrugas y los ojos de un penetrante color gris.
El padre de Hebe. 0 no.
En ese momento daba igual. El hombre se había molestado en ir a Londres en persona tras recibir la carta de Hebe, en lugar de limitarse a escribirla o llamarla por teléfono.
Hebe también era consciente de la importancia de ese gesto.
Tragó saliva, incapaz de moverse ni dejar de mirar al hombre que podría ser su padre biológico. Ninguno de los dos dejaba de mirarse.
-Claro, no eres Claudia -Andrew Southern fue el primero en reaccionar-. Eres demasiado joven para ser ella. Pero el parecido... el parecido -se le quebró la voz y no pudo continuar.
-Inquietante, ¿verdad? -dijo Nick amargamente.
Hebe sabía que era ese parecido el que había llevado a Nick a equivocarse con ella. Y a Nick no le gustaba equivocarse.
-Me llamo Hebe -dijo, con voz ronca, al hombre-. ¿Recibió mi carta?
-Sí -suspiró él. Tendría unos cincuenta años, era alto y atractivo y tenía unos ojos grises muy penetrantes.
Los ojos de un artista, pensó Hebe. Ojos que veían más allá de la apariencia de una persona y llegaban hasta el corazón. Tal y como había visto más allá de la imprudencia adolescente de Claudia...
-¿Quiere pasar? -lo invitó tímidamente mientras abría por completo la puerta y Nick se echaba a un lado para dejarle pasar, antes de seguirle él mismo con el retrato.
¡El retrato!
Nick pareció interpretar los pensamientos de Hebe y colocó el retrato sobre la mesa para descubrirlo y apoyarlo contra la pared, antes de volverse hacia el artista.
Andrew Southern palideció aún más, al parecer poseído por el mismo estupor que había asaltado a Hebe y a sus padres cuando vieron el retrato por primera vez.
Pero ese hombre era el pintor del cuadro, y conocía cada una de las pinceladas cargadas de amor, y cada tonalidad del precioso cuerpo y rostro de Claudia.
-No creí que volviera a ver este cuadro -murmuró Andrew Southern mientras lo contemplaba maravillado-. ¿Cómo lo conseguiste?
-Se lo compré al sobrino nieto de Jacob Gardner tras la muerte de éste -contestó Nick.
-¡Claudia! -la voz de Andrew se quebró-. Yo mismo intenté recomprárselo a Jacob después... después de que Claudia se fuera. Pero siempre se negó.
-Nunca se llegó a casar -le informó Nick.
-No -suspiró Andrew-. ¿Cómo podría después de haber conocido a Claudia? ¡Mi querida Claudia! -se tapó el rostro con las manos y empezó a sollozar.
Nick no tenía la menor duda de que el pintor había amado a Claudia con la misma intensidad y necesidad con la que él amaba a Hebe.
Pero por algún motivo sin explicar, Andrew había perdido a su Claudia.
¿Iba Nick a permitir que le ocurriera lo mismo con Hebe?
-Lo siento muchísimo -murmuró Hebe, dando un paso al frente para apoyar su mano en los temblorosos hombros de Andrew Southern.
-¿Tú lo sientes? -el artista la miró con el rostro inundado de lágrimas-. Dejé que se me escapara esta maravillosa criatura y ¿tú lo sientes? -sacudió la cabeza-. Debería haber hecho algo. Nunca debí... -al fin estalló-. He pasado los últimos veintiséis años soñando con verla una vez más, con verla sonreír de esa manera, ¡con poder tenerla una vez más entre mis brazos!
¡No!, se dijo Nick para sus adentros. No estaba dispuesto a terminar su vida así, sin decirle a Hebe lo que sentía por ella. Y a lo mejor conseguiría... conseguiría convencerla para que le devolviera un poco del profundo amor que sentía por ella.
-¿Claudia es el motivo por el que dejó de aparecer en público? -preguntó Hebe con delicadeza-. ¿Y el motivo por el que dejó de pintar retratos?
-Sí, la pérdida de Claudia provocó todo eso -confirmó Andrew Southern-. Cambié por completo de vida después de lo que hice.
-¿Qué hizo? -Hebe lo miró con curiosidad.
-Claudia estaba prometida a Jacob Gardner -el pintor sacudió la cabeza-, cuando éste me encargó que pintara su retrató, y yo ya estaba casado, aunque no felizmente, pero aun así casado. En cuanto nos vimos por primera vez, Jacob y mi esposa dejaron de tener importancia.
Al fin había conseguido Hebe una posible explicación sobre por qué Claudia, tras romper su compromiso con Jacob Gardner, no había vuelto con Andrew Southern: el pintor estaba casado...
-Pero... ¿por qué, si estaban tan enamorados, permitió que ella se marchara sola para tener a su bebé? -Hebe frunció el ceño-. ¿0 es que no la amaba lo bastante como para dejar a su mujer?
La historia empezaba a sonarle familiar a Hebe. La historia se repetía. Bueno, no exactamente. En su caso, Nick no la amaba, e iba a permitir que tuviera sola al bebé mientras él volvía con su ex mujer.
-¡Por supuesto que la amaba lo bastante como para dejar a mi mujer! -sus ojos brillaban de emoción-. Pero discutimos. Claudia no me creyó cuando le dije que me separaría para irme con ella. Y al final lo cumplí. Y ese mismo día fui a buscarla para decirle que lo había hecho y que sólo quería estar con ella, y que ella se viniese a vivir conmigo. ¡No sabía nada sobre el embarazo! -gruñó Andrew-. La había visto el día anterior, pero cuando fui a buscarla al día siguiente para decirle que no podía vivir sin ella, que la amaba, ella... ella se había marchado. Nunca volví a verla -cerró los ojos como si intentara dejar fuera el dolor.
Pero Nick sabía que era imposible, y para él también. La imagen de Claudia, y la de Hebe, no se quedaban fuera. Quedaban grabadas en el cerebro eternamente.
Claudia y Hebe eran mujeres a las que los hombres de sus vidas amaban eternamente.
Jacob Gardner había seguido enamorado de Claudia incluso después de que ella le traicionara y le abandonara. El retrato colgado en su dormitorio era la prueba. Y el dolor de Andrew Southern al perderla era incuestionable. Nick estaba seguro de que su amor por Hebe era igual.
-Yo -Hebe hizo una pausa y se humedeció los labios-. ¿Se da cuenta de que soy el bebé de Claudia? -preguntó a Andrew Southern.
-¡No podría ser de otro modo! -él ahogó una risa mientras extendía una mano para rozar la mejilla de Hebe-. Te pareces tanto a ella -suspiró-. Tanto, tanto...
-Sí -Hebe le lanzó una mirada llameante a Nick.
La mirada le fue devuelta con un brillo de determinación que ella no logró entender. Pero claro, ella nunca había entendido a Nick y no había motivo alguno para que eso cambiara en esos momentos que iba a salir de su vida para siempre.
-La pregunta es -se volvió de nuevo a Andrew Southern sin saber cómo decirlo-. ¿Soy su hija o la de Jacob Gardner?
-¡Mía, por supuesto! -aseguró el artista-. Claudia, tu madre, no mantenía relaciones con Jacob Gardner. En realidad yo fui el primero -admitió bruscamente.
-Pero... -Hebe pestañeó.
-No hubo nadie antes que yo, Hebe -dijo él con seguridad-. A Claudia le gustaba dar la impresión de ser salvaje y con experiencia en la vida. Pero en realidad era una jovencita dulce y encantadora que nunca antes había estado con un hombre. Me sentí un completo sinvergüenza cuando me di cuenta la primera vez que hicimos el amor -suspiró-. Mi matrimonio no era feliz, ¡pero no era motivo para seducir a una inocente!
A Hebe no le importaba. Se sentía mejor sabiendo que el amor y la educación que sus padres habían dado a Claudia sirvió de algo, y que no fue más que la adolescente rebelde que ella supuso.
-Intenté encontrarla -la mirada de Andrew Southern reflejaba dolor-. De verdad, Hebe -la miró ansioso-. Pero sencillamente desapareció.
-No creo que quisiera que la encontraras, ni tú ni nadie más -respiró hondo-. No lo sabía el viernes pasado cuando escribí la carta, pero... los padres de Claudia averiguaron su paradero cuando los llamaron del hospital. Murió de parto cuando yo nací -explicó lo más delicadamente que pudo-, ellos me criaron, y son los únicos padres que he conocido.
-¡Todos estos años sin saber lo que le había sucedido! -Andrew gimió-. Ni por qué se marchó de repente -dijo perplejo-. Hasta que recibí tu carta esta mañana y vi tu foto, no supe que estaba embarazada de mi bebé. Y nunca... jamás se me ocurrió en todos estos años que pudiera estar muerta -negó incrédulo con la cabeza, como si fuera demasiado para él.
Nick miraba al hombre con admiración, seguro de que él mismo no lo soportaría tan bien si acabara de descubrir que Hebe había muerto.
-¿Y tampoco pensabas que pudieras tener una hija? -preguntó Hebe dulcemente.
-No sabía que se me había concedido el regalo de una hija -el rostro de Andrew Southern se iluminó, pero la tristeza no abandonó sus ojos ni sus labios-. Una hija preciosa -añadió.
-Que en siete meses te convertirá en abuelo -añadió cariñosamente Nick mientras rodeaba a Hebe con un brazo.
Ella lo miró perpleja, sin entender lo que estaba haciendo. Andrew Southern, su padre, no necesitaba saber lo del bebé. En ese momento no tenía sentido, y dificultaría aún más la marcha de Nick.
-¿Voy a tener que cargar mi escopeta? -Andrew Southern taladró a Nick con la mirada.
-No -contestó Nick con firmeza-. Hebe y yo vamos a casarnos, si ella me acepta -se volvió hacia ella y la miró inseguro.
Ella tragó con dificultad mientras sacudía la cabeza, incrédula.
-Parece que vas a tener que convencerla -dijo Andrew, malinterpretando la mirada perpleja de Hebe como una negativa-. Llévatela a algún sitio tranquilo. Yo me quedaré aquí, feliz contemplando el retrato de Claudia durante una hora.., o seis... o toda la vida -añadió, y se sentó en el sillón junto al cuadro, absorto y con los ojos nuevamente inundados de lágrimas que empezaban a caer por la mujer que había amado y nunca más volvería a ver.
ANDREW Southern? -preguntó Nick al ver que ni Hebe ni el hombre reaccionaban.
-Sí -confirmó el artista con voz ahogada, sin dejar de mirar a Hebe.
Nick sabía cómo se sentía el pintor. ¡El tampoco querría dejar de mirar a Hebe!
Pero la fascinación del hombre no era por el mismo motivo que la de Nick...
Nick había reconocido a Andrew Southern por las fotografías que había visto de él, aunque estaba más mayor, con el pelo canoso, su atractivo rostro surcado de arrugas y los ojos de un penetrante color gris.
El padre de Hebe. 0 no.
En ese momento daba igual. El hombre se había molestado en ir a Londres en persona tras recibir la carta de Hebe, en lugar de limitarse a escribirla o llamarla por teléfono.
Hebe también era consciente de la importancia de ese gesto.
Tragó saliva, incapaz de moverse ni dejar de mirar al hombre que podría ser su padre biológico. Ninguno de los dos dejaba de mirarse.
-Claro, no eres Claudia -Andrew Southern fue el primero en reaccionar-. Eres demasiado joven para ser ella. Pero el parecido... el parecido -se le quebró la voz y no pudo continuar.
-Inquietante, ¿verdad? -dijo Nick amargamente.
Hebe sabía que era ese parecido el que había llevado a Nick a equivocarse con ella. Y a Nick no le gustaba equivocarse.
-Me llamo Hebe -dijo, con voz ronca, al hombre-. ¿Recibió mi carta?
-Sí -suspiró él. Tendría unos cincuenta años, era alto y atractivo y tenía unos ojos grises muy penetrantes.
Los ojos de un artista, pensó Hebe. Ojos que veían más allá de la apariencia de una persona y llegaban hasta el corazón. Tal y como había visto más allá de la imprudencia adolescente de Claudia...
-¿Quiere pasar? -lo invitó tímidamente mientras abría por completo la puerta y Nick se echaba a un lado para dejarle pasar, antes de seguirle él mismo con el retrato.
¡El retrato!
Nick pareció interpretar los pensamientos de Hebe y colocó el retrato sobre la mesa para descubrirlo y apoyarlo contra la pared, antes de volverse hacia el artista.
Andrew Southern palideció aún más, al parecer poseído por el mismo estupor que había asaltado a Hebe y a sus padres cuando vieron el retrato por primera vez.
Pero ese hombre era el pintor del cuadro, y conocía cada una de las pinceladas cargadas de amor, y cada tonalidad del precioso cuerpo y rostro de Claudia.
-No creí que volviera a ver este cuadro -murmuró Andrew Southern mientras lo contemplaba maravillado-. ¿Cómo lo conseguiste?
-Se lo compré al sobrino nieto de Jacob Gardner tras la muerte de éste -contestó Nick.
-¡Claudia! -la voz de Andrew se quebró-. Yo mismo intenté recomprárselo a Jacob después... después de que Claudia se fuera. Pero siempre se negó.
-Nunca se llegó a casar -le informó Nick.
-No -suspiró Andrew-. ¿Cómo podría después de haber conocido a Claudia? ¡Mi querida Claudia! -se tapó el rostro con las manos y empezó a sollozar.
Nick no tenía la menor duda de que el pintor había amado a Claudia con la misma intensidad y necesidad con la que él amaba a Hebe.
Pero por algún motivo sin explicar, Andrew había perdido a su Claudia.
¿Iba Nick a permitir que le ocurriera lo mismo con Hebe?
-Lo siento muchísimo -murmuró Hebe, dando un paso al frente para apoyar su mano en los temblorosos hombros de Andrew Southern.
-¿Tú lo sientes? -el artista la miró con el rostro inundado de lágrimas-. Dejé que se me escapara esta maravillosa criatura y ¿tú lo sientes? -sacudió la cabeza-. Debería haber hecho algo. Nunca debí... -al fin estalló-. He pasado los últimos veintiséis años soñando con verla una vez más, con verla sonreír de esa manera, ¡con poder tenerla una vez más entre mis brazos!
¡No!, se dijo Nick para sus adentros. No estaba dispuesto a terminar su vida así, sin decirle a Hebe lo que sentía por ella. Y a lo mejor conseguiría... conseguiría convencerla para que le devolviera un poco del profundo amor que sentía por ella.
-¿Claudia es el motivo por el que dejó de aparecer en público? -preguntó Hebe con delicadeza-. ¿Y el motivo por el que dejó de pintar retratos?
-Sí, la pérdida de Claudia provocó todo eso -confirmó Andrew Southern-. Cambié por completo de vida después de lo que hice.
-¿Qué hizo? -Hebe lo miró con curiosidad.
-Claudia estaba prometida a Jacob Gardner -el pintor sacudió la cabeza-, cuando éste me encargó que pintara su retrató, y yo ya estaba casado, aunque no felizmente, pero aun así casado. En cuanto nos vimos por primera vez, Jacob y mi esposa dejaron de tener importancia.
Al fin había conseguido Hebe una posible explicación sobre por qué Claudia, tras romper su compromiso con Jacob Gardner, no había vuelto con Andrew Southern: el pintor estaba casado...
-Pero... ¿por qué, si estaban tan enamorados, permitió que ella se marchara sola para tener a su bebé? -Hebe frunció el ceño-. ¿0 es que no la amaba lo bastante como para dejar a su mujer?
La historia empezaba a sonarle familiar a Hebe. La historia se repetía. Bueno, no exactamente. En su caso, Nick no la amaba, e iba a permitir que tuviera sola al bebé mientras él volvía con su ex mujer.
-¡Por supuesto que la amaba lo bastante como para dejar a mi mujer! -sus ojos brillaban de emoción-. Pero discutimos. Claudia no me creyó cuando le dije que me separaría para irme con ella. Y al final lo cumplí. Y ese mismo día fui a buscarla para decirle que lo había hecho y que sólo quería estar con ella, y que ella se viniese a vivir conmigo. ¡No sabía nada sobre el embarazo! -gruñó Andrew-. La había visto el día anterior, pero cuando fui a buscarla al día siguiente para decirle que no podía vivir sin ella, que la amaba, ella... ella se había marchado. Nunca volví a verla -cerró los ojos como si intentara dejar fuera el dolor.
Pero Nick sabía que era imposible, y para él también. La imagen de Claudia, y la de Hebe, no se quedaban fuera. Quedaban grabadas en el cerebro eternamente.
Claudia y Hebe eran mujeres a las que los hombres de sus vidas amaban eternamente.
Jacob Gardner había seguido enamorado de Claudia incluso después de que ella le traicionara y le abandonara. El retrato colgado en su dormitorio era la prueba. Y el dolor de Andrew Southern al perderla era incuestionable. Nick estaba seguro de que su amor por Hebe era igual.
-Yo -Hebe hizo una pausa y se humedeció los labios-. ¿Se da cuenta de que soy el bebé de Claudia? -preguntó a Andrew Southern.
-¡No podría ser de otro modo! -él ahogó una risa mientras extendía una mano para rozar la mejilla de Hebe-. Te pareces tanto a ella -suspiró-. Tanto, tanto...
-Sí -Hebe le lanzó una mirada llameante a Nick.
La mirada le fue devuelta con un brillo de determinación que ella no logró entender. Pero claro, ella nunca había entendido a Nick y no había motivo alguno para que eso cambiara en esos momentos que iba a salir de su vida para siempre.
-La pregunta es -se volvió de nuevo a Andrew Southern sin saber cómo decirlo-. ¿Soy su hija o la de Jacob Gardner?
-¡Mía, por supuesto! -aseguró el artista-. Claudia, tu madre, no mantenía relaciones con Jacob Gardner. En realidad yo fui el primero -admitió bruscamente.
-Pero... -Hebe pestañeó.
-No hubo nadie antes que yo, Hebe -dijo él con seguridad-. A Claudia le gustaba dar la impresión de ser salvaje y con experiencia en la vida. Pero en realidad era una jovencita dulce y encantadora que nunca antes había estado con un hombre. Me sentí un completo sinvergüenza cuando me di cuenta la primera vez que hicimos el amor -suspiró-. Mi matrimonio no era feliz, ¡pero no era motivo para seducir a una inocente!
A Hebe no le importaba. Se sentía mejor sabiendo que el amor y la educación que sus padres habían dado a Claudia sirvió de algo, y que no fue más que la adolescente rebelde que ella supuso.
-Intenté encontrarla -la mirada de Andrew Southern reflejaba dolor-. De verdad, Hebe -la miró ansioso-. Pero sencillamente desapareció.
-No creo que quisiera que la encontraras, ni tú ni nadie más -respiró hondo-. No lo sabía el viernes pasado cuando escribí la carta, pero... los padres de Claudia averiguaron su paradero cuando los llamaron del hospital. Murió de parto cuando yo nací -explicó lo más delicadamente que pudo-, ellos me criaron, y son los únicos padres que he conocido.
-¡Todos estos años sin saber lo que le había sucedido! -Andrew gimió-. Ni por qué se marchó de repente -dijo perplejo-. Hasta que recibí tu carta esta mañana y vi tu foto, no supe que estaba embarazada de mi bebé. Y nunca... jamás se me ocurrió en todos estos años que pudiera estar muerta -negó incrédulo con la cabeza, como si fuera demasiado para él.
Nick miraba al hombre con admiración, seguro de que él mismo no lo soportaría tan bien si acabara de descubrir que Hebe había muerto.
-¿Y tampoco pensabas que pudieras tener una hija? -preguntó Hebe dulcemente.
-No sabía que se me había concedido el regalo de una hija -el rostro de Andrew Southern se iluminó, pero la tristeza no abandonó sus ojos ni sus labios-. Una hija preciosa -añadió.
-Que en siete meses te convertirá en abuelo -añadió cariñosamente Nick mientras rodeaba a Hebe con un brazo.
Ella lo miró perpleja, sin entender lo que estaba haciendo. Andrew Southern, su padre, no necesitaba saber lo del bebé. En ese momento no tenía sentido, y dificultaría aún más la marcha de Nick.
-¿Voy a tener que cargar mi escopeta? -Andrew Southern taladró a Nick con la mirada.
-No -contestó Nick con firmeza-. Hebe y yo vamos a casarnos, si ella me acepta -se volvió hacia ella y la miró inseguro.
Ella tragó con dificultad mientras sacudía la cabeza, incrédula.
-Parece que vas a tener que convencerla -dijo Andrew, malinterpretando la mirada perpleja de Hebe como una negativa-. Llévatela a algún sitio tranquilo. Yo me quedaré aquí, feliz contemplando el retrato de Claudia durante una hora.., o seis... o toda la vida -añadió, y se sentó en el sillón junto al cuadro, absorto y con los ojos nuevamente inundados de lágrimas que empezaban a caer por la mujer que había amado y nunca más volvería a ver.
Puchy_ve
Re: En la cama de un Millonario (NJ)
OOO DIOS MIO como la dejas hay no me digas que se lo va ha decir la va ha decir que la quiere que bien hay y encontró a su padre jooo siguelaa pronto quiero saber como sigue y me encanto el capitulo de verdad!!!!
SIGUELA PLISS!!!!!!
SIGUELA PLISS!!!!!!
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sara_any87
Re: En la cama de un Millonario (NJ)
Siguelalaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
SIGUELA
Lucy1Directionprincess
Re: En la cama de un Millonario (NJ)
Hebe se llevó a Nick al dormitorio donde dormía antes y que en esos momentos estaba vacío.
-¿Crees que estará bien? -Hebe se mostró preocupada.
-Creo que ha tenido veintiséis años para acostumbrarse a la idea de haber perdido a Claudia -contestó Nick con delicadeza-. Si te parece bien, me gustaría darle el retrato de Claudia. Le pertenece, ¿no crees?
-Sí -contestó ella, casi sin aliento al comprender lo que él quería decir-. ¡Claro que sí! Pero... creía que íbamos a cancelar la boda -ella lo miró perpleja-. Ya te dije que no te crearé dificultades...
-Pero yo sí -la interrumpió él con su mirada azul fija en los ojos de ella-. Hebe, no quiero terminar como Andrew: enamorado de una mujer el resto de mi vida, pero sin ella.
-Ya lo sé -reconoció ella-. Y por eso acepté anular el compromiso y olvidar nuestro matrimonio. Sé que Sally y tú os vais a reconciliar...
¿Sally? -preguntó Nick bruscamente-. ¿Qué demonios tiene Sal1y que ver en todo esto?
-No fue mi intención, pero escuché tu conversación telefónica con ella anoche -Hebe tragó con dificultad-. Y sé que ella es la razón por la que ya no te interesa un matrimonio de conveniencia conmigo. Los dos queréis estar juntos y vais a hablar cuando vuelvas a Nueva York.
Nick la miraba perplejo. ¡Por eso, después de haber hecho el amor tan salvajemente, Hebe se había marchado al otro dormitorio a dormir aquella noche! Y era el motivo por el que estaba tan dispuesta a anular la boda. ¡Pensaba que él seguía enamorado de Sally!
-Hebe -Nick respiró hondo-. Sally se volvió a casar hace un año, y es muy feliz. Anoche me llamó para decirme que era tan feliz que quería compartir conmigo la noticia del nacimiento de su hija -observó la reacción de Hebe-. Supongo que debería habértelo contado, pero cuando volví al dormitorio te habías marchado, y por la mañana... bueno, ya sabes cómo hemos estado esta mañana.
-¿Sally ha tenido un bebé...? -Hebe lo miraba incrédula.
-Sí -asintió él con un atisbo de esperanza-. Hebe, sé que te costará creerme después de cómo me he comportado. -sacudió la cabeza contrariado-, pero la única mujer con la que quiero estar, la única mujer que amo, que amaré jamás, ¡eres tú!
-¿Tú me...? -la incredulidad de Hebe se convirtió en asombro.
-Sí -aseguró él-. Creo que me enamoré de ti hace seis semanas. Durante los dos últimos años, cada vez que me relacionaba con una mujer, la olvidaba en cuanto me daba la vuelta -admitió con tristeza-. Pero tú... tú eres diferente. No hice más que pensar en ti durante cinco semanas, seis si contamos la semana después de que trajera el retrato. Incluso entonces sabía que necesitaba verte nada más llegar a Londres, porque, de algún modo, te habías metido dentro de mí.
-Pero el retrato lo cambió todo... -Hebe se humedeció los labios, incapaz de creerse lo que oía.
-Porque soy un idiota -admitió Nick-. Porque no te creí cuando me dijiste que no eras tú. ¡Era igual que tú! Era la persona con la que había pasado la noche, la que ardía en mis brazos, la que me obsesionaba de día e invadía mis noches -sacudió la cabeza-. Al ver el retrato e imaginarme al hombre que lo había pintado mirándote y viendo lo que yo había visto, tocándote como yo te había tocado... Estaba tan furioso que me cegó la ira cuando te volví a ver -admitió.
¡Nick se lo decía en serio!
-¿Y ahora? -insistió ella sin aliento-. Ahora que sabes la verdad, me liberas de nuestro compromiso y accedes a cancelar la boda...
-Intentaba hacer lo correcto -Nick sonrió con tristeza-. Me di cuenta de que te había obligado a aceptar por culpa de mi error al pensar que intentabas atraparme quedándote embarazada a propósito. Y estaba equivocado, Hebe. Ahora sé que el embarazo te sorprendió tanto como a mí. Peor aún, seguramente estabas aterrorizada. ¡Y yo me he comportado como un cerdo contigo! -murmuró contrariado.
-Ya, pero ¿y ahora? -insistió ella.
-Ahora, tras escuchar a Andrew, tras oírle describir su amor por Claudia y el infierno que vive desde que la perdió, he decidido que, para no volverme loco, tengo que olvidarme de hacer lo correcto -dijo con determinación-. No quiero convertirme en otro Jacob o en un Andrew, con una vida vacía y sin amor porque he dejado marchar a la mujer que amo sin siquiera intentar demostrarle lo que la quiero y anhelo estar con ella. Aunque me lleve meses, o incluso años, voy a conquistarte, Hebe Johnson -la atrajo hacia sí-. Te voy a cortejar y te conquistaré. Te amo tanto, te necesito tanto, que no puedo dejar que te marches. ¿Me dejarás intentarlo, Hebe? -la apretó con fuerza-. ¿Me darás una oportunidad para conquistarte, para cuidarte, para amarte?
Hebe casi se echó a reír ante lo ridículo de la pregunta. Ella le amaba tanto que separarse de él había sido como una pesadilla de la que nunca podría despertar.
-No, creo que no, Nick -dijo ella emocionada-. ¡No! ¡Te equivocas! -aclaró al ver la palidez que asomaba al rostro de Nick-. Quiero decir que ya te amo -sonrió-. Te he amado durante meses, antes de que me dirigieras la palabra por primera vez -admitió-. Y si a ti te parece bien, me gustaría seguir adelante con la boda.
-¿Hebe...? -Nick la miraba incrédulo.
-¡Te amo, Nick! -por fin podía Hebe decirlo en voz alta y permitir que su amor se reflejara en su mirada y su rostro-. Te amo, ¡y quiero pasar el resto de mi vida contigo!
-Eternamente -Nick la miró y habló con voz entrecortada-. No estoy dispuesto a aceptar menos que eso.
-Eternamente -repitió ella con una alegre risa-. ¡Yo tampoco estoy dispuesta a aceptar menos!
-Te prometo que seremos felices juntos, Hebe -le aseguró Nick-. Muy, muy, muy felices.
Ella le creía.
Y cuando nacieron su hijo y su hija, Andrew Henry y Claudia Luka, siete meses más tarde y sin ninguna complicación, Hebe supo que hizo bien en creer y confiar en Nick, porque su amor no hizo sino aumentar cada día que pasaron juntos.
Y lo haría eternamente.
-¿Crees que estará bien? -Hebe se mostró preocupada.
-Creo que ha tenido veintiséis años para acostumbrarse a la idea de haber perdido a Claudia -contestó Nick con delicadeza-. Si te parece bien, me gustaría darle el retrato de Claudia. Le pertenece, ¿no crees?
-Sí -contestó ella, casi sin aliento al comprender lo que él quería decir-. ¡Claro que sí! Pero... creía que íbamos a cancelar la boda -ella lo miró perpleja-. Ya te dije que no te crearé dificultades...
-Pero yo sí -la interrumpió él con su mirada azul fija en los ojos de ella-. Hebe, no quiero terminar como Andrew: enamorado de una mujer el resto de mi vida, pero sin ella.
-Ya lo sé -reconoció ella-. Y por eso acepté anular el compromiso y olvidar nuestro matrimonio. Sé que Sally y tú os vais a reconciliar...
¿Sally? -preguntó Nick bruscamente-. ¿Qué demonios tiene Sal1y que ver en todo esto?
-No fue mi intención, pero escuché tu conversación telefónica con ella anoche -Hebe tragó con dificultad-. Y sé que ella es la razón por la que ya no te interesa un matrimonio de conveniencia conmigo. Los dos queréis estar juntos y vais a hablar cuando vuelvas a Nueva York.
Nick la miraba perplejo. ¡Por eso, después de haber hecho el amor tan salvajemente, Hebe se había marchado al otro dormitorio a dormir aquella noche! Y era el motivo por el que estaba tan dispuesta a anular la boda. ¡Pensaba que él seguía enamorado de Sally!
-Hebe -Nick respiró hondo-. Sally se volvió a casar hace un año, y es muy feliz. Anoche me llamó para decirme que era tan feliz que quería compartir conmigo la noticia del nacimiento de su hija -observó la reacción de Hebe-. Supongo que debería habértelo contado, pero cuando volví al dormitorio te habías marchado, y por la mañana... bueno, ya sabes cómo hemos estado esta mañana.
-¿Sally ha tenido un bebé...? -Hebe lo miraba incrédula.
-Sí -asintió él con un atisbo de esperanza-. Hebe, sé que te costará creerme después de cómo me he comportado. -sacudió la cabeza contrariado-, pero la única mujer con la que quiero estar, la única mujer que amo, que amaré jamás, ¡eres tú!
-¿Tú me...? -la incredulidad de Hebe se convirtió en asombro.
-Sí -aseguró él-. Creo que me enamoré de ti hace seis semanas. Durante los dos últimos años, cada vez que me relacionaba con una mujer, la olvidaba en cuanto me daba la vuelta -admitió con tristeza-. Pero tú... tú eres diferente. No hice más que pensar en ti durante cinco semanas, seis si contamos la semana después de que trajera el retrato. Incluso entonces sabía que necesitaba verte nada más llegar a Londres, porque, de algún modo, te habías metido dentro de mí.
-Pero el retrato lo cambió todo... -Hebe se humedeció los labios, incapaz de creerse lo que oía.
-Porque soy un idiota -admitió Nick-. Porque no te creí cuando me dijiste que no eras tú. ¡Era igual que tú! Era la persona con la que había pasado la noche, la que ardía en mis brazos, la que me obsesionaba de día e invadía mis noches -sacudió la cabeza-. Al ver el retrato e imaginarme al hombre que lo había pintado mirándote y viendo lo que yo había visto, tocándote como yo te había tocado... Estaba tan furioso que me cegó la ira cuando te volví a ver -admitió.
¡Nick se lo decía en serio!
-¿Y ahora? -insistió ella sin aliento-. Ahora que sabes la verdad, me liberas de nuestro compromiso y accedes a cancelar la boda...
-Intentaba hacer lo correcto -Nick sonrió con tristeza-. Me di cuenta de que te había obligado a aceptar por culpa de mi error al pensar que intentabas atraparme quedándote embarazada a propósito. Y estaba equivocado, Hebe. Ahora sé que el embarazo te sorprendió tanto como a mí. Peor aún, seguramente estabas aterrorizada. ¡Y yo me he comportado como un cerdo contigo! -murmuró contrariado.
-Ya, pero ¿y ahora? -insistió ella.
-Ahora, tras escuchar a Andrew, tras oírle describir su amor por Claudia y el infierno que vive desde que la perdió, he decidido que, para no volverme loco, tengo que olvidarme de hacer lo correcto -dijo con determinación-. No quiero convertirme en otro Jacob o en un Andrew, con una vida vacía y sin amor porque he dejado marchar a la mujer que amo sin siquiera intentar demostrarle lo que la quiero y anhelo estar con ella. Aunque me lleve meses, o incluso años, voy a conquistarte, Hebe Johnson -la atrajo hacia sí-. Te voy a cortejar y te conquistaré. Te amo tanto, te necesito tanto, que no puedo dejar que te marches. ¿Me dejarás intentarlo, Hebe? -la apretó con fuerza-. ¿Me darás una oportunidad para conquistarte, para cuidarte, para amarte?
Hebe casi se echó a reír ante lo ridículo de la pregunta. Ella le amaba tanto que separarse de él había sido como una pesadilla de la que nunca podría despertar.
-No, creo que no, Nick -dijo ella emocionada-. ¡No! ¡Te equivocas! -aclaró al ver la palidez que asomaba al rostro de Nick-. Quiero decir que ya te amo -sonrió-. Te he amado durante meses, antes de que me dirigieras la palabra por primera vez -admitió-. Y si a ti te parece bien, me gustaría seguir adelante con la boda.
-¿Hebe...? -Nick la miraba incrédulo.
-¡Te amo, Nick! -por fin podía Hebe decirlo en voz alta y permitir que su amor se reflejara en su mirada y su rostro-. Te amo, ¡y quiero pasar el resto de mi vida contigo!
-Eternamente -Nick la miró y habló con voz entrecortada-. No estoy dispuesto a aceptar menos que eso.
-Eternamente -repitió ella con una alegre risa-. ¡Yo tampoco estoy dispuesta a aceptar menos!
-Te prometo que seremos felices juntos, Hebe -le aseguró Nick-. Muy, muy, muy felices.
Ella le creía.
Y cuando nacieron su hijo y su hija, Andrew Henry y Claudia Luka, siete meses más tarde y sin ninguna complicación, Hebe supo que hizo bien en creer y confiar en Nick, porque su amor no hizo sino aumentar cada día que pasaron juntos.
Y lo haría eternamente.
FIN
Puchy_ve
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