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VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
aaaaaaah!! :D!! siguelaaaaaaaaa (: estaa bueniisiiimaa!!
me encanta me encanta me encanta!
me encanta me encanta me encanta!
Invitado
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Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
Capítulo 9
Ann estaba guapa con su vestido de seda rosa, Henry a su lado llevaba un jersey de pico y un traje de chaqueta de tweed. Las dos parejas iban a lo largo del pasillo cubierto que unía la parte de las habitaciones con el edificio principal. De repente, Nick sorprendió a ____* tomándola por la cintura.
-Por las apariencias -le susurró al oído, mientras la apretaba contra su cuerpo. ____* se puso rígida bajo su roce. ¡Dios mío! Podía notar el calor de su mano atravesando la chaqueta y la camisa. ¿O era su propio calor lo que sentía, el calor de la llamada del sexo? Lo que fuera la hacía estremecerse bajo el contacto de sus dedos acariciando la curva de su cadera.
Ella siempre había admirado las manos de Nick, con sus dedos largos y elegantes, y sus movimientos sobrios y gráciles, pero nunca habría adivinado lo fuertes que eran. Lo fuerte que él era. Al verlo semidesnudo había descubierto un Nick distinto al cirujano que vela cada viernes por la tarde. El recuerdo hizo que sintiera más calor, un calor que se introdujo en sus venas, e hizo que ardiera todo su cuerpo.
-Por aquí -dijo Henry, conduciéndolos por la entrada que los llevaría al vestíbulo principal-. Me dieron un mapa en recepción que lleva marcado dónde será cada acto, para que nosotros, pobres e ignorantes médicos, no podamos perdernos. ¿No te dieron uno, Nick? -Probablemente, me dieron un montón de folletos que dejé en la mesilla. No he tenido tiempo de mirarlos todavía.
-¿No? ¿Qué has estado haciendo estas dos horas, amigo?
____* sintió los dedos de Nick helarse sobre su piel.
-No es asunto tuyo, Henry.
-Henry - dijo Ann de una manera que sonó a advertencia.
-De acuerdo, de acuerdo, seré bueno. De verdad, estoy seguro de que ____* no se ha ofendido, ¿verdad que no, querida?
-En absoluto -admitió ____*, a pesar de sus mejillas encendidas.
-¿Lo veis? Sabía que no es como la mujer que trajiste a cenar hace un mes más o menos, Nick.
-¡Dios mío! - exclamó Ann impaciente. Cállate, Henry, no sigas.
-¿Y ahora que he dicho? -preguntó Henry, que parecía bastante perplejo.
-____* no querrá escuchar nada sobre otras novias de Nick -explicó Ann.
-Está bien, Henry -aseguró ____* -. Lo sé todo sobre las otras novias de Nick, incluida Evelyn. Nick y yo somos muy liberales, ¿verdad cariño? El «cariño» se le escapó antes de darse cuenta. Nick arqueó una ceja y la miró, a la vez que apretaba su cadera con los dedos. -Es verdad -reconoció en un tono bajo, casi amenazante-. No hay nada que no sepa de ____, absolutamente nada. ____* pudo aguantar sin mirarlo. Dios mío, era un cínico. No sabia por qué lo deseaba tanto. -Bueno yo no exageraría, querido -protestó ____*-. Una mujer no seria una mujer si no tuviera algunos pequeños secretos –« ¡los míos son enormes!», pensó. Por una décima de segundo ____* sintió miedo de que alguien allí conociera su estancia en la cárcel. Pero lo desechó rápidamente como algo bastante improbable. -Los secretos no son exclusivos de las mujeres -declaró Henry-. ¡Conozco varios doctores que llevan una doble vida cuando se trata de amantes! Están sirviendo ya las bebidas en la primera planta.
-No me mires a mí, Ann -se defendió Nick-. Yo vivo demasiado ocupado como para meterme en líos de mujeres. Una mujer es suficiente para mi, especialmente una como ____. Ella es tan encantadora, ¿verdad, cariño?
Cuando ____* alzó el rostro automáticamente, Ninck se inclinó y la besó en los labios. Acabó antes de que empezara, fue un simple roce de labios. Pero su corazón le dio un vuelco y sus ojos se abrieron sorprendidos. Se quedó mirándolo mientras se apartaba de ella, sabiendo que si hubiera dejado esos labios sobre ella más de dos miserables segundos, se habría encontrado en un aprieto muy grave.
Sus ojos azules se cerraron un poco al mirarla. ¿Estaba leyendo su confusa y vulnerable mente? ¿Planeando quizás una seducción sin piedad? La posibilidad era deliciosamente perversa como para pensar en ella, pero ____* sabía que sería un desastre. Sabía quién sufriría, y no sería Mr. Hyde. -Es suficiente por ahora -interrumpió Ann-. Hay tanta pasión espontánea, que no puedo soportar el estómago vacío. Os dejo seguir besándoos después de que me haya tomado una copa -Esperaremos tu permiso con impaciencia --dijo Nick, mirando a ____* de reojo Vamos, Henry, creo que me apetece tomar una copa. «A mí también», pensó ____*. El alcohol la volvía un poco agresiva y sarcástica, no como esas mujeres con las que los hombres podían hacer lo que quisieran si estaban un poco borrachas. Dillon habla tardado un tiempo en darse cuenta de que daba mejor resultado utilizar chocolate y otros regalos.
____* no pensaba, sin embargo, que Nick estuviera interesado en emborracharla o seducirla. Simplemente estaba jugando con ella, queriendo inquietarla. Era la continuación del juego competitivo que habían representado desde el primer momento en que se conocieron.
-Vayamos entonces -declaró Henry, dirigiendo a Ann hacia la entrada, situada frente a las escaleras por las que habían subido. La primera habitación donde entraron tenía una barra central y taburetes de cuero negro distribuidos sobre la alfombra roja del suelo. Por el resto del espacio había sillones y mesas, la mayor parte de ellas ocupadas. Una densa humareda llenaba el aire, e hizo que Ann arrugara la nariz instantáneamente
-Evidentemente, ésta es la zona de fumadores -dijo-, pero veo allí, después de aquel arco, otro salón con el aire menos cargado. Vamos. Busquemos un lugar más acorde con nuestros limpios pulmones.
____* no pudo evitar notar la forma en que Nick miraba alrededor mientras seguía a Ann y a Henry a través de la cargada habitación. Su mirada escrutadora se paraba en cada grupo de gente, incluyendo los que estaban sentados o de pie en la barra. « ¿Estaba buscando a Vanessa?», se preguntó. Y sintió una punzada de celos en su interior.
Algunos hombres le saludaron por su nombre, sus mujeres lo miraban de arriba abajo, todas con interés, algunas con descarado deseo. ____* se dio cuenta, que las miraba con franca hostilidad. Se agarró posesivamente de su brazo, queriendo dejar sellada su posesión. Aquello hizo que Nick la
mirara enfadado.
-No sigas así.
-Has empezado tú -contestó enojada-. Nunca deberías haberme besado como lo hiciste.
-Me di cuenta de que te quedaste callada unos segundos.
-La sorpresa produce ese efecto en las personas.
-Espero que la próxima vez que te bese no te quedes tan sorprendida.
-¿La próxima vez? - repitió, con una sensación de vértigo en el estómago.
-Sabiendo que eres de naturaleza tan cariñosa, tendré que actuar de manera diferente a mi frialdad habitual. -Dejad de susurraros al oído -dijo Ann, mirándolos por encima de su hombro. La mirada se posó primero en Nick y luego en ____*, se paró y tiró de la manga de Henry-. Es ella. Henry -exclamó-, ¡la muy desvergonzada! Acaba de entrar, y va sola. No mires, Nick, haz que estás hablando conmigo mientras miro el reloj.
Nick no se dio la vuelta, pero inmediatamente se puso rígido y la mano que agarraba a ____* se quedó fría. ____* se arriesgó a mirar. La desvergonzada a la que Ann se refería no era otra que Vanessa Ballistrat, exquisitamente femenina con un vestido color perla.
-Me imagino que te refieres a la señora Ballistrat -declaró ____* en un tono suave. -¿No me digas que la conoces, ____*? Tú eres demasiado joven para recordar todo el escándalo. -Pues la verdad es que lo recuerdo. Bastante bien, yo estaba en ese momento en un internado, y mis amigas y yo devorábamos las revistas del corazón. Incluso recuerdo su nombre, Vanessa, pero me gusta más «desvergonzada», la describe mejor. No ha cambiado nada, quiero decir físicamente, ¿verdad? apuntó mirando a la mujer rubia que acababa de ser saludada por un admirador.
-Se diría que incluso está más guapa comentó Ann con amargura-. Y desde luego, todavía irresistible a los hombres. Nick se quedó quieto como si fuera una estatua, con una sonrisa en la boca, los dedos fríos. ____* intentó solidarizarse con él, pero en lugar de eso sintió una frustración sorda, y más curiosidad que nunca.
-¿La conocisteis personalmente tú o Henry? -continuó, decidida a enterarse de lo que pudiera-. Nick me dijo que trabajaba en el hospital donde él estudiaba.
-¿Sí? -preguntó Henry interesado-. Yo trabajaba en Canberra entonces. ¿Cómo era, Nick?
-Era irresistible -contestó Nick.
-No para ti, amigo. Un médico americano me dijo que tenía admiradores dondequiera que fuese. Cuando leí el folleto de la conferencia y supimos que Ballistrat vendría como ponente, Ann y yo sentimos curiosidad por ver con nuestros propios ojos la razón por la que había arriesgado su carrera. Debo admitir que, incluso desde esta distancia, parece impresionante. La reencarnación de Marilyn Monroe, con un toque de Marlene Dietrich. Mmm, sí... es muy bonita.
Nick finalmente se volvió para verla. Al hacerlo dejó de sujetar las caderas de ____*. Ella debía haberse sentido aliviada por ello, pero en vez de eso se sintió desprotegida, abandonada, rechazada. Quería sentir de nuevo su mano en su piel, deseaba proximidad, aunque fuera ligera.
____* lo miró, preocupada de la emoción que sentía dentro, y odió los minutos que Nick estuvo observando a su antiguo amor. Aunque el rostro permanecía impasible, ____* notó una tensión en su boca y una nube en su mirada. Cuando se volvió hacia ellos de nuevo, ____* volvió a respirar. -Tienes razón, Ann -dijo con un tono aburrido-. Está más guapa, pero dudo que haya cambiado en otros aspectos. Vayamos a tomar una copa, tengo la garganta seca-tomó el brazo de ____* y la llevó apresuradamente hacia delante, obligando a sus amigos a caminar.
____* le clavó la mirada queriendo ver en su interior, pero no vio nada. Nick era un maestro en esconder los sentimientos cuando quería. ¿Seguía deseando a Vanessa?, se preguntó con agonía. ¿El verla habría provocado en él un renovado deseo por su bonita cara y su cuerpo? Ellos habían sido amantes, habían vivido juntos, ¡por Dios! Ella seguramente hacía el amor como una diosa del sexo, conociendo exactamente lo que a Nick le gustaba. Sylvia había dicho que él se había quedado destrozado cuando ella lo dejó, había tenido un poder tan fuerte sobre él que casi se había vuelto loco al perderla. Podía ser que la odiara, pero todavía la desearía, ____* estaba segura de ello. Dios, ¡nunca se había sentido tan celosa de una mujer en su vida!
La segunda sala era más pequeña, más tranquila y muy confortable, con un par de camareros paseando ofreciendo bebidas y canapés a los invitados. Se instalaron en una esquina, Nick llevó a ____* a un sillón de dos plazas mullido, y Henry y Ann se sentaron en sendos sillones, que acercaron para formar un grupo cerrado en forma de U, desde donde se divisaba toda la habitación así como el arco ancho de la entrada y el bar de la otra sala. ____* se preguntó si Nick había elegido el sitio por esa razón, para poder ver a Vanessa. Parecía
probable, considerando que había ido allí sólo por ella. Una vez que todos estuvieron sentados, uno de los camareros se acercó para ofrecerles una selección de bebidas de una bandeja. ____* tomó una copa de champán, Ann un jerez seco, Henry una cerveza y Nick un whisky escocés con agua.
-Me pregunto dónde estará su cariñoso marido esta noche -declaró Henry, que, evidentemente, no quería dejar a un lado el tema de Vanessa. Difícil, por otro lado, cuando desde ahí la veían, Estaban hablando con un grupo.
Un grupo de hombres, notó ____*con tristeza. Tenía una mano puesta en el brazo de uno de los hombres y le sonreía a la vez, como si lo que el hombre estuviera diciendo fuera fascinante. -Quizá no se encuentra bien -dijo Nick, y rodeó los hombros de ____* con un brazo. Ella alzó el rostro y lo miró antes de ofrecerle su mejor sonrisa. Cualquier cosa para que no siguiera mirando a aquella mujer. Nick se quedó un momento perplejo y luego le devolvió la sonrisa, que hubiera resultado seductoramente cálida si uno conocía sólo al Dr. Jekyll y no a Mr. Hyde.
-Creo que tienes razón -murmuró él en voz baja apretando los labios contra su cabello. -¿Qué quieres decir, Nikc? -persistió Henry-. ¿Qué es lo que tú sabes sobre Ballistrat que nosotros desconocemos? -No sé lo que vosotros sabéis, Henry, pero se dice que tiene artritis en los dedos y que no podrá volver a operar. Por eso se limita a dar conferencias. Se sabe que tiene problemas de dinero y que bebe mucho alcohol. Quizá no esté aquí en el cóctel para estar bien mañana.
____* absorbió toda la información con una preocupación creciente. Nick había descubierto muchas cosas sobre el doctor Ballistrat, cosas que estaba segura de que no sabía el viernes anterior, cuando la carta había llegado. Sylvia podía estar en lo cierto al pensar que Nick planeaba algún tipo de venganza. El objetivo de la venganza no parecía que fuera Vanessa, sin embargo, sino el hombre que se la había robado.
-Entonces no apostaría mucho a que el matrimonio dure -dijo Henry-. A las mujeres como ésa les gustan las cosas buenas de la vida, y en esa categoría no incluyo el ser pobre. «Bastante creíble», pensó ____* cáusticamente. -Bien, bien -exclamó Henry alegremente-. Tenemos suerte, viene hacia aquí. Podrás presentárnosla, Nick. ¿Por qué no la saludas con la mano? ____* vio cómo la descarada rubia entraba del brazo del hombre con el que había estado hablando. Inmediatamente se sintió, no solamente inferior en belleza, también torpe y grande en comparación con ella.
La mujer no caminaba, flotaba, la falda de gasa se movía con sensualidad alrededor de sus piernas largas. Era en realidad bastante pequeña, su figura parecía una diminuta Venus, de piel cremosa y el pelo rubio más brillante que ____* había visto en su vida. El cabello le caía en suaves curvas alrededor de la cara, en cuya palidez satinada resaltaban los ojos azules, grandes y limpios. Eran muy azules, como lagos en mitad de la arena más blanca.
____* podía imaginar a cualquier hombre ahogándose en ellos. Todos miraron cómo se acercaba, cada uno de ellos con una expresión diferente en el rostro. Henry con admiración, Ann con curiosidad; ____* con envidia y Nick con una expresión de indiferencia estudiada, pensó ____*. No le engañaba, podía sentir la tensión a través del brazo con que rodeaba sus hombros.
Vanessa no pareció notar que la estaban mirando, mantuvo los ojos fijos en el hombre con el que iba, como si estuviera totalmente absorta en la conversación. Para ____* era fingido, la hermosa señora Ballistrat no estaba interesada lo más mínimo en lo que su compañero decía, lo que le importaba era la admiración que despertaba en él. ____* conocía a ese tipo de mujeres, mujeres que buscaban la atención de los hombres, que no podían vivir sin ello. Su propia madre había sido así.
De repente Vanessa rió, fue un sonido acariciante y femenino, prometedor de dulces secretos. -¡Qué buena actriz! -murmuró Ann enojada, pensando, claramente, lo mismo que ____*. -¿A quién le importa? Puede mirarme con esos inmesos ojos cuando quiera -declaró Henry. -Sobre mi cadáver -exclamó Ann. -No diría eso muy alto si fuera tú, Ann –apuntó Nick, con un tono de voz sardónico- . Las mujeres como Vanessa son capaces de llegar al asesinato para conseguir al hombre que quieren.
-Te creo -replicó Ann con amargura.
-Callaos -aconsejó Henry en voz baja-, parece que viene hacia aquí.
Así era, había visto de repente a Nick y había prescindido de su compañero, que se quedó parado mirándola confundido. Se deslizó hacia la esquina donde estaban, su mirada se clavó en la cara de Nick. Parecía que no le sorprendía verlo allí, aunque una nube de temor cruzó sus ojos azules mientras se acercaba, como si estuviera insegura de ser bienvenida. Su inseguridad se convirtió en una ligera inquietud al colocarse delante de él. Se llevó la mano de uñas rojas a la garganta con un gesto femenino de temor.
-Hola, Nick -dijo con suavidad-. Ha pasado mucho tiempo, demasiado -añadió, su voz melodiosa parecía llevar un sentimiento verdadero de tristeza. -Tienes muy buen aspecto, Vanessa -contestó Nick con sorprendente gentileza-. ¿Quieres tomarte una copa con nosotros? Ann miró a Nick con enojo, notó ____*, pero él la ignoró. «Lo mataría yo misma», pensó ____*. Henry estaba encantado, se levantó de un salto y se ofreció a buscarle una silla. -Gracias, eres muy amable -dijo Vanessa sonriéndole, mientras se sentaba entre Henry y Ann, completando así un círculo.
Cruzó las piernas y la gasa hizo un sonido delicado.
Miró de nuevo a Nick, como si tuviera un tipo de magnetismo sobre ella.
-Me quedé muy sorprendida cuando vi tu nombre en el registro, Nick -comentó complacida-. Tú siempre decías que llegarías a ser un cirujano ortopédico, y apuesto a que eres bueno. -Me gusta pensar que así es -dijo Nick con modestia. -Él es mucho mejor que bueno -añadió Henry-, es uno de los mejores especialistas en huesos de Australia, aunque sea un maleducado. Como Nick se olvida de comportarse, nos presentaremos nosotros mismos, soy el doctor Henry Maclean, señora Ballistrat.
-Oh, llámeme Vanessa - dijo inclinándose hacia él y tocándolo ligeramente en la muñeca-. No me gustan las formalidades -al estar echada hacia delante sus pechos altos formaron un profundo surco en el escote de su vestido.
-No se lo discuto -contestó Henry ruborizándose. Y, yo soy Ann Maclean -manifestó Ann con frialdad-, la esposa de Henry. -¿Cómo está, señora Maclean? -contestó con el mismo tono frío. Las formalidades sí se aplicaban a las esposas. ____* esperó a que los enormes ojos azules se volvieran hacia ella, finalmente se volvieron, pero sólo después de resbalar de nuevo en la cara de Nick.
-Y me atrevo a decir que esta dulce joven es la señora de Nick Jonas, ¿no es así?
-Todavía no, Vanessa -replicó Nick antes de que a ____* se le ocurriera una respuesta adecuada-,
Ya sé que íbamos a mantenerlo en secreto, cariño -murmuró mirando a ____* con ternura-, ¿pero para qué? Esta tarde he pedido a ____* que nos casemos, y ella me ha dicho que sí entusiasmada.
Aqui ya es tarde y tengo sueño, mañana la sigo
Vicky hay fue la parte donde el otro dia te dije que quede
haha y ahora ustedes, pero enserio tengo sueño y te subi cap en las otras dos asi q no me maten plis :P haha
Ann estaba guapa con su vestido de seda rosa, Henry a su lado llevaba un jersey de pico y un traje de chaqueta de tweed. Las dos parejas iban a lo largo del pasillo cubierto que unía la parte de las habitaciones con el edificio principal. De repente, Nick sorprendió a ____* tomándola por la cintura.
-Por las apariencias -le susurró al oído, mientras la apretaba contra su cuerpo. ____* se puso rígida bajo su roce. ¡Dios mío! Podía notar el calor de su mano atravesando la chaqueta y la camisa. ¿O era su propio calor lo que sentía, el calor de la llamada del sexo? Lo que fuera la hacía estremecerse bajo el contacto de sus dedos acariciando la curva de su cadera.
Ella siempre había admirado las manos de Nick, con sus dedos largos y elegantes, y sus movimientos sobrios y gráciles, pero nunca habría adivinado lo fuertes que eran. Lo fuerte que él era. Al verlo semidesnudo había descubierto un Nick distinto al cirujano que vela cada viernes por la tarde. El recuerdo hizo que sintiera más calor, un calor que se introdujo en sus venas, e hizo que ardiera todo su cuerpo.
-Por aquí -dijo Henry, conduciéndolos por la entrada que los llevaría al vestíbulo principal-. Me dieron un mapa en recepción que lleva marcado dónde será cada acto, para que nosotros, pobres e ignorantes médicos, no podamos perdernos. ¿No te dieron uno, Nick? -Probablemente, me dieron un montón de folletos que dejé en la mesilla. No he tenido tiempo de mirarlos todavía.
-¿No? ¿Qué has estado haciendo estas dos horas, amigo?
____* sintió los dedos de Nick helarse sobre su piel.
-No es asunto tuyo, Henry.
-Henry - dijo Ann de una manera que sonó a advertencia.
-De acuerdo, de acuerdo, seré bueno. De verdad, estoy seguro de que ____* no se ha ofendido, ¿verdad que no, querida?
-En absoluto -admitió ____*, a pesar de sus mejillas encendidas.
-¿Lo veis? Sabía que no es como la mujer que trajiste a cenar hace un mes más o menos, Nick.
-¡Dios mío! - exclamó Ann impaciente. Cállate, Henry, no sigas.
-¿Y ahora que he dicho? -preguntó Henry, que parecía bastante perplejo.
-____* no querrá escuchar nada sobre otras novias de Nick -explicó Ann.
-Está bien, Henry -aseguró ____* -. Lo sé todo sobre las otras novias de Nick, incluida Evelyn. Nick y yo somos muy liberales, ¿verdad cariño? El «cariño» se le escapó antes de darse cuenta. Nick arqueó una ceja y la miró, a la vez que apretaba su cadera con los dedos. -Es verdad -reconoció en un tono bajo, casi amenazante-. No hay nada que no sepa de ____, absolutamente nada. ____* pudo aguantar sin mirarlo. Dios mío, era un cínico. No sabia por qué lo deseaba tanto. -Bueno yo no exageraría, querido -protestó ____*-. Una mujer no seria una mujer si no tuviera algunos pequeños secretos –« ¡los míos son enormes!», pensó. Por una décima de segundo ____* sintió miedo de que alguien allí conociera su estancia en la cárcel. Pero lo desechó rápidamente como algo bastante improbable. -Los secretos no son exclusivos de las mujeres -declaró Henry-. ¡Conozco varios doctores que llevan una doble vida cuando se trata de amantes! Están sirviendo ya las bebidas en la primera planta.
-No me mires a mí, Ann -se defendió Nick-. Yo vivo demasiado ocupado como para meterme en líos de mujeres. Una mujer es suficiente para mi, especialmente una como ____. Ella es tan encantadora, ¿verdad, cariño?
Cuando ____* alzó el rostro automáticamente, Ninck se inclinó y la besó en los labios. Acabó antes de que empezara, fue un simple roce de labios. Pero su corazón le dio un vuelco y sus ojos se abrieron sorprendidos. Se quedó mirándolo mientras se apartaba de ella, sabiendo que si hubiera dejado esos labios sobre ella más de dos miserables segundos, se habría encontrado en un aprieto muy grave.
Sus ojos azules se cerraron un poco al mirarla. ¿Estaba leyendo su confusa y vulnerable mente? ¿Planeando quizás una seducción sin piedad? La posibilidad era deliciosamente perversa como para pensar en ella, pero ____* sabía que sería un desastre. Sabía quién sufriría, y no sería Mr. Hyde. -Es suficiente por ahora -interrumpió Ann-. Hay tanta pasión espontánea, que no puedo soportar el estómago vacío. Os dejo seguir besándoos después de que me haya tomado una copa -Esperaremos tu permiso con impaciencia --dijo Nick, mirando a ____* de reojo Vamos, Henry, creo que me apetece tomar una copa. «A mí también», pensó ____*. El alcohol la volvía un poco agresiva y sarcástica, no como esas mujeres con las que los hombres podían hacer lo que quisieran si estaban un poco borrachas. Dillon habla tardado un tiempo en darse cuenta de que daba mejor resultado utilizar chocolate y otros regalos.
____* no pensaba, sin embargo, que Nick estuviera interesado en emborracharla o seducirla. Simplemente estaba jugando con ella, queriendo inquietarla. Era la continuación del juego competitivo que habían representado desde el primer momento en que se conocieron.
-Vayamos entonces -declaró Henry, dirigiendo a Ann hacia la entrada, situada frente a las escaleras por las que habían subido. La primera habitación donde entraron tenía una barra central y taburetes de cuero negro distribuidos sobre la alfombra roja del suelo. Por el resto del espacio había sillones y mesas, la mayor parte de ellas ocupadas. Una densa humareda llenaba el aire, e hizo que Ann arrugara la nariz instantáneamente
-Evidentemente, ésta es la zona de fumadores -dijo-, pero veo allí, después de aquel arco, otro salón con el aire menos cargado. Vamos. Busquemos un lugar más acorde con nuestros limpios pulmones.
____* no pudo evitar notar la forma en que Nick miraba alrededor mientras seguía a Ann y a Henry a través de la cargada habitación. Su mirada escrutadora se paraba en cada grupo de gente, incluyendo los que estaban sentados o de pie en la barra. « ¿Estaba buscando a Vanessa?», se preguntó. Y sintió una punzada de celos en su interior.
Algunos hombres le saludaron por su nombre, sus mujeres lo miraban de arriba abajo, todas con interés, algunas con descarado deseo. ____* se dio cuenta, que las miraba con franca hostilidad. Se agarró posesivamente de su brazo, queriendo dejar sellada su posesión. Aquello hizo que Nick la
mirara enfadado.
-No sigas así.
-Has empezado tú -contestó enojada-. Nunca deberías haberme besado como lo hiciste.
-Me di cuenta de que te quedaste callada unos segundos.
-La sorpresa produce ese efecto en las personas.
-Espero que la próxima vez que te bese no te quedes tan sorprendida.
-¿La próxima vez? - repitió, con una sensación de vértigo en el estómago.
-Sabiendo que eres de naturaleza tan cariñosa, tendré que actuar de manera diferente a mi frialdad habitual. -Dejad de susurraros al oído -dijo Ann, mirándolos por encima de su hombro. La mirada se posó primero en Nick y luego en ____*, se paró y tiró de la manga de Henry-. Es ella. Henry -exclamó-, ¡la muy desvergonzada! Acaba de entrar, y va sola. No mires, Nick, haz que estás hablando conmigo mientras miro el reloj.
Nick no se dio la vuelta, pero inmediatamente se puso rígido y la mano que agarraba a ____* se quedó fría. ____* se arriesgó a mirar. La desvergonzada a la que Ann se refería no era otra que Vanessa Ballistrat, exquisitamente femenina con un vestido color perla.
-Me imagino que te refieres a la señora Ballistrat -declaró ____* en un tono suave. -¿No me digas que la conoces, ____*? Tú eres demasiado joven para recordar todo el escándalo. -Pues la verdad es que lo recuerdo. Bastante bien, yo estaba en ese momento en un internado, y mis amigas y yo devorábamos las revistas del corazón. Incluso recuerdo su nombre, Vanessa, pero me gusta más «desvergonzada», la describe mejor. No ha cambiado nada, quiero decir físicamente, ¿verdad? apuntó mirando a la mujer rubia que acababa de ser saludada por un admirador.
-Se diría que incluso está más guapa comentó Ann con amargura-. Y desde luego, todavía irresistible a los hombres. Nick se quedó quieto como si fuera una estatua, con una sonrisa en la boca, los dedos fríos. ____* intentó solidarizarse con él, pero en lugar de eso sintió una frustración sorda, y más curiosidad que nunca.
-¿La conocisteis personalmente tú o Henry? -continuó, decidida a enterarse de lo que pudiera-. Nick me dijo que trabajaba en el hospital donde él estudiaba.
-¿Sí? -preguntó Henry interesado-. Yo trabajaba en Canberra entonces. ¿Cómo era, Nick?
-Era irresistible -contestó Nick.
-No para ti, amigo. Un médico americano me dijo que tenía admiradores dondequiera que fuese. Cuando leí el folleto de la conferencia y supimos que Ballistrat vendría como ponente, Ann y yo sentimos curiosidad por ver con nuestros propios ojos la razón por la que había arriesgado su carrera. Debo admitir que, incluso desde esta distancia, parece impresionante. La reencarnación de Marilyn Monroe, con un toque de Marlene Dietrich. Mmm, sí... es muy bonita.
Nick finalmente se volvió para verla. Al hacerlo dejó de sujetar las caderas de ____*. Ella debía haberse sentido aliviada por ello, pero en vez de eso se sintió desprotegida, abandonada, rechazada. Quería sentir de nuevo su mano en su piel, deseaba proximidad, aunque fuera ligera.
____* lo miró, preocupada de la emoción que sentía dentro, y odió los minutos que Nick estuvo observando a su antiguo amor. Aunque el rostro permanecía impasible, ____* notó una tensión en su boca y una nube en su mirada. Cuando se volvió hacia ellos de nuevo, ____* volvió a respirar. -Tienes razón, Ann -dijo con un tono aburrido-. Está más guapa, pero dudo que haya cambiado en otros aspectos. Vayamos a tomar una copa, tengo la garganta seca-tomó el brazo de ____* y la llevó apresuradamente hacia delante, obligando a sus amigos a caminar.
____* le clavó la mirada queriendo ver en su interior, pero no vio nada. Nick era un maestro en esconder los sentimientos cuando quería. ¿Seguía deseando a Vanessa?, se preguntó con agonía. ¿El verla habría provocado en él un renovado deseo por su bonita cara y su cuerpo? Ellos habían sido amantes, habían vivido juntos, ¡por Dios! Ella seguramente hacía el amor como una diosa del sexo, conociendo exactamente lo que a Nick le gustaba. Sylvia había dicho que él se había quedado destrozado cuando ella lo dejó, había tenido un poder tan fuerte sobre él que casi se había vuelto loco al perderla. Podía ser que la odiara, pero todavía la desearía, ____* estaba segura de ello. Dios, ¡nunca se había sentido tan celosa de una mujer en su vida!
La segunda sala era más pequeña, más tranquila y muy confortable, con un par de camareros paseando ofreciendo bebidas y canapés a los invitados. Se instalaron en una esquina, Nick llevó a ____* a un sillón de dos plazas mullido, y Henry y Ann se sentaron en sendos sillones, que acercaron para formar un grupo cerrado en forma de U, desde donde se divisaba toda la habitación así como el arco ancho de la entrada y el bar de la otra sala. ____* se preguntó si Nick había elegido el sitio por esa razón, para poder ver a Vanessa. Parecía
probable, considerando que había ido allí sólo por ella. Una vez que todos estuvieron sentados, uno de los camareros se acercó para ofrecerles una selección de bebidas de una bandeja. ____* tomó una copa de champán, Ann un jerez seco, Henry una cerveza y Nick un whisky escocés con agua.
-Me pregunto dónde estará su cariñoso marido esta noche -declaró Henry, que, evidentemente, no quería dejar a un lado el tema de Vanessa. Difícil, por otro lado, cuando desde ahí la veían, Estaban hablando con un grupo.
Un grupo de hombres, notó ____*con tristeza. Tenía una mano puesta en el brazo de uno de los hombres y le sonreía a la vez, como si lo que el hombre estuviera diciendo fuera fascinante. -Quizá no se encuentra bien -dijo Nick, y rodeó los hombros de ____* con un brazo. Ella alzó el rostro y lo miró antes de ofrecerle su mejor sonrisa. Cualquier cosa para que no siguiera mirando a aquella mujer. Nick se quedó un momento perplejo y luego le devolvió la sonrisa, que hubiera resultado seductoramente cálida si uno conocía sólo al Dr. Jekyll y no a Mr. Hyde.
-Creo que tienes razón -murmuró él en voz baja apretando los labios contra su cabello. -¿Qué quieres decir, Nikc? -persistió Henry-. ¿Qué es lo que tú sabes sobre Ballistrat que nosotros desconocemos? -No sé lo que vosotros sabéis, Henry, pero se dice que tiene artritis en los dedos y que no podrá volver a operar. Por eso se limita a dar conferencias. Se sabe que tiene problemas de dinero y que bebe mucho alcohol. Quizá no esté aquí en el cóctel para estar bien mañana.
____* absorbió toda la información con una preocupación creciente. Nick había descubierto muchas cosas sobre el doctor Ballistrat, cosas que estaba segura de que no sabía el viernes anterior, cuando la carta había llegado. Sylvia podía estar en lo cierto al pensar que Nick planeaba algún tipo de venganza. El objetivo de la venganza no parecía que fuera Vanessa, sin embargo, sino el hombre que se la había robado.
-Entonces no apostaría mucho a que el matrimonio dure -dijo Henry-. A las mujeres como ésa les gustan las cosas buenas de la vida, y en esa categoría no incluyo el ser pobre. «Bastante creíble», pensó ____* cáusticamente. -Bien, bien -exclamó Henry alegremente-. Tenemos suerte, viene hacia aquí. Podrás presentárnosla, Nick. ¿Por qué no la saludas con la mano? ____* vio cómo la descarada rubia entraba del brazo del hombre con el que había estado hablando. Inmediatamente se sintió, no solamente inferior en belleza, también torpe y grande en comparación con ella.
La mujer no caminaba, flotaba, la falda de gasa se movía con sensualidad alrededor de sus piernas largas. Era en realidad bastante pequeña, su figura parecía una diminuta Venus, de piel cremosa y el pelo rubio más brillante que ____* había visto en su vida. El cabello le caía en suaves curvas alrededor de la cara, en cuya palidez satinada resaltaban los ojos azules, grandes y limpios. Eran muy azules, como lagos en mitad de la arena más blanca.
____* podía imaginar a cualquier hombre ahogándose en ellos. Todos miraron cómo se acercaba, cada uno de ellos con una expresión diferente en el rostro. Henry con admiración, Ann con curiosidad; ____* con envidia y Nick con una expresión de indiferencia estudiada, pensó ____*. No le engañaba, podía sentir la tensión a través del brazo con que rodeaba sus hombros.
Vanessa no pareció notar que la estaban mirando, mantuvo los ojos fijos en el hombre con el que iba, como si estuviera totalmente absorta en la conversación. Para ____* era fingido, la hermosa señora Ballistrat no estaba interesada lo más mínimo en lo que su compañero decía, lo que le importaba era la admiración que despertaba en él. ____* conocía a ese tipo de mujeres, mujeres que buscaban la atención de los hombres, que no podían vivir sin ello. Su propia madre había sido así.
De repente Vanessa rió, fue un sonido acariciante y femenino, prometedor de dulces secretos. -¡Qué buena actriz! -murmuró Ann enojada, pensando, claramente, lo mismo que ____*. -¿A quién le importa? Puede mirarme con esos inmesos ojos cuando quiera -declaró Henry. -Sobre mi cadáver -exclamó Ann. -No diría eso muy alto si fuera tú, Ann –apuntó Nick, con un tono de voz sardónico- . Las mujeres como Vanessa son capaces de llegar al asesinato para conseguir al hombre que quieren.
-Te creo -replicó Ann con amargura.
-Callaos -aconsejó Henry en voz baja-, parece que viene hacia aquí.
Así era, había visto de repente a Nick y había prescindido de su compañero, que se quedó parado mirándola confundido. Se deslizó hacia la esquina donde estaban, su mirada se clavó en la cara de Nick. Parecía que no le sorprendía verlo allí, aunque una nube de temor cruzó sus ojos azules mientras se acercaba, como si estuviera insegura de ser bienvenida. Su inseguridad se convirtió en una ligera inquietud al colocarse delante de él. Se llevó la mano de uñas rojas a la garganta con un gesto femenino de temor.
-Hola, Nick -dijo con suavidad-. Ha pasado mucho tiempo, demasiado -añadió, su voz melodiosa parecía llevar un sentimiento verdadero de tristeza. -Tienes muy buen aspecto, Vanessa -contestó Nick con sorprendente gentileza-. ¿Quieres tomarte una copa con nosotros? Ann miró a Nick con enojo, notó ____*, pero él la ignoró. «Lo mataría yo misma», pensó ____*. Henry estaba encantado, se levantó de un salto y se ofreció a buscarle una silla. -Gracias, eres muy amable -dijo Vanessa sonriéndole, mientras se sentaba entre Henry y Ann, completando así un círculo.
Cruzó las piernas y la gasa hizo un sonido delicado.
Miró de nuevo a Nick, como si tuviera un tipo de magnetismo sobre ella.
-Me quedé muy sorprendida cuando vi tu nombre en el registro, Nick -comentó complacida-. Tú siempre decías que llegarías a ser un cirujano ortopédico, y apuesto a que eres bueno. -Me gusta pensar que así es -dijo Nick con modestia. -Él es mucho mejor que bueno -añadió Henry-, es uno de los mejores especialistas en huesos de Australia, aunque sea un maleducado. Como Nick se olvida de comportarse, nos presentaremos nosotros mismos, soy el doctor Henry Maclean, señora Ballistrat.
-Oh, llámeme Vanessa - dijo inclinándose hacia él y tocándolo ligeramente en la muñeca-. No me gustan las formalidades -al estar echada hacia delante sus pechos altos formaron un profundo surco en el escote de su vestido.
-No se lo discuto -contestó Henry ruborizándose. Y, yo soy Ann Maclean -manifestó Ann con frialdad-, la esposa de Henry. -¿Cómo está, señora Maclean? -contestó con el mismo tono frío. Las formalidades sí se aplicaban a las esposas. ____* esperó a que los enormes ojos azules se volvieran hacia ella, finalmente se volvieron, pero sólo después de resbalar de nuevo en la cara de Nick.
-Y me atrevo a decir que esta dulce joven es la señora de Nick Jonas, ¿no es así?
-Todavía no, Vanessa -replicó Nick antes de que a ____* se le ocurriera una respuesta adecuada-,
Ya sé que íbamos a mantenerlo en secreto, cariño -murmuró mirando a ____* con ternura-, ¿pero para qué? Esta tarde he pedido a ____* que nos casemos, y ella me ha dicho que sí entusiasmada.
Aqui ya es tarde y tengo sueño, mañana la sigo
Vicky hay fue la parte donde el otro dia te dije que quede
haha y ahora ustedes, pero enserio tengo sueño y te subi cap en las otras dos asi q no me maten plis :P haha
♥..:Tiff:..♥
Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
OY OY OY OY OY OY OY OY OY OY OY OY OY OY OYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYNSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!!!!!
ADOLFAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!! PERO X DIOS!!! NO TE AMENAZO XK NO TENGO GANAS!!! PERO AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!!
NICK TE AMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!! AMO ESTA NOVEEEEEEEEEEEEEEEE!!! TIFUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!!
CAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAPSSSS!!! KIERO 5!!!! 5!!! AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!
TOMA VANESSA!!! COMPRATE UN PONY!!!! AAAAAAAAAAAAAAAHH!! MI NICHOLASITITITITITITITITITITITITITITOOOOOOO!!!! LO AMOOOOO!!!
TIFUUUUUUUUUUUUUU SIGUELAAAAAAAAAAAAAAA YAAAAAAAAAAAAA!!!
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LittleVickJ♥
Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
Estoy acomodando el siguiente cap
cuando lo tenga listo lo subo, es q casi no tengo animos de leer para acomodar.
cuando lo tenga listo lo subo, es q casi no tengo animos de leer para acomodar.
♥..:Tiff:..♥
Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
Capítulo 10
____* sospechaba que sus ojos debían de haber reflejado sorpresa, pero dudaba que alguien se hubiera dado cuenta. Nick tapó su cara inmediatamente con un beso. La sorpresa se convirtió en resentimiento al notar la presión sobre sus labios, pero el resentimiento era un arma frágil contra el loco deseo que invadía su cuerpo traicionero. ¿Cómo podía mantener los labios cerrados cuando la lengua de Nick estaba pidiendo entrar? Era lo que ella había soñado, sobre lo que ella había fantascado.
Así que abrió la boca y dejó que la besara, que la besara de verdad. Fue de nuevo un beso breve, pero en esos segundos salvajes todo dejó de existir. Donde estaban, Henry y Ann, incluso la terrible Vanessa. La lengua de Nick se introdujo en su boca profundamente, dejando una huella erótica en su lengua, luego sobre sus labios. Cuando se apartó de repente, ____* casi emitió una queja de disgusto, sólo entonces recordó dónde estaban y quién estaba mirándolos.
Ann y Henry esbozaron una sonrisa ancha al ver su cara encendida, pero Vanessa miraba con expresión petrificada. ____* se quedó un poco desorientada, pero enseguida pensó que el comentario inesperado de Nick sería parte del plan secreto con respecto a esa mujer.
¿Habría sido algo pensado? ¿O habría sido algo espontáneo, basado en la reacción de Vanessa hacia él? Si pensaba que estar comprometido la iba a frenar, se iba a llevar una sorpresa. El pasado había enseñado que ningún anillo de compromiso, ni ningún anillo de boda pararía a esa mujer si deseaba conseguir a alguien.
Y ella deseaba a Nick, ____*no tenía ninguna duda. ¿Pero querría él volver? Otro pensamiento golpeó a ____* y la hizo encogerse. ¿Estaba siendo utilizada para sus fines? ¿Había estado planeando Nick tener una cita adúltera con Vanessa hacía tiempo? Quizá despreciara a esa mujer, pero todavía la deseara desesperadamente. Quizá su, sin duda, destreza sexual asaltaba todavía sus sueños. Quizá la manera en que quería deshacerse del fantasma seria acostándose con ella...
Los ojos de ____* se encontraron con Henry y Ann, ambos felicitándolos y reprochándoles no haberles dicho su secreto. No queríamos decir nada hasta que pudiera comprarle un anillo -explicó Nick, abrazando a ____* de nuevo- . ¿No vas a felicitamos, Vanessa? -Por supuesto -acertó a decir-, pero me sorprende que no te hayan cazado hace tiempo. -No sé si alguien hubiera querido casarse conmigo en estos últimos diez años -dijo Nick en tono casual-. Ya sabes lo que se dice, si trabajas mucho y no te diviertes, te vuelves una persona aburrida.
-Tú no, Nick. Tú nunca fuiste aburrido. -También nos ha sorprendido a nosotros, Vanessa -añadió Henry-. No esperábamos verlo aquí con ____*. No le conocía un romance serio a este canalla, y trabajo con él tres días a la semana.
-¿Es eso verdad? -los ojos azules miraron pensativamente a ____*.
____* reaccionó automáticamente, con el objetivo de apartar esa mirada escrutadora de los ojos de
Vanessa. -A Nick le gusta mantener su vida privada en secreto, ¿verdad, cariño? -murmuró, a continuación lo miró cariñosamente y te dio un beso ligero en los labios-. La verdad es que nos enamoramos perdidamente el uno del otro desde el primer día que nos vimos hace seis meses, pero hemos tardado en revelar nuestros verdaderos sentimientos. ¡Una vez que lo hicimos fue como una explosión de sentimientos!
-¡Oh, qué romántico! -exclamó Ann con un suspiro. En ese momento, el camarero ofreció bebidas y, detrás, una camarera con una bandeja llevó canapés. A Vanessa no le gustó nada de lo que ofrecieron y pidió a Henry que fuera al bar a por un martini seco. Para disgusto de Ann, se levantó inmediatamente y fue a hacer diligentemente el encargo de la mujer rubia. Vanessa se lo agradeció cuando volvió con exagerados comentarios sobre su galantería, para seguir haciéndole cumplidos sobre su elegante aspecto.
Pobre Henry, desde aquel momento se convirtió en su esclavo. Parecía que la declaración del inminente matrimonio de Nick, junto con las muestras de afecto por la mujer que tenía al lado, habían hecho que la atención de Vanessa tomara otro rumbo.
Nick se quedó herméticamente silencioso, y ____* deseó volver pronto a Sydney. ¡Dios mío, en qué lío se había metido! Se encontraba allí, deseando estar de verdad comprometida con el hombre insondable que tenía al lado.
Pero no lo amaba, ni siquiera le gustaba, pero sí le importaba lo que pudiera ocurrirle. ¡Sólo Dios sabía por qué! Quizá tuviera algo que ver con Sylvia, que era una mujer tan amable que uno se sentía inclinado a pensar que su hermano también tenía que serlo. O quizá era porque quería una razón para ahondar en los sentimientos que habían ido creciendo en su interior desde que lo conoció.
Las parejas que estaban comprometidas hacían el amor en esos días, ¿no era cierto? Si compartían una habitación de hotel, no se preocuparían si el sofá se podía abrir o no. Caerían en la misma cama juntos, se desnudarían con impaciencia y unirían sus cuerpos desnudos sin vacilación. El pensamiento hizo que el calor encendiera sus venas.
____* se estremeció al reconocer que la atracción por Nick estaba en peligro de escapar de su control. Estaba llegando al punto en que no le importaba su orgullo ni ningún tipo de respeto mutuo- Deseaba a ese hombre. ¿Cómo podría tenerlo? ¿Qué la frenaba?
Él no la rechazaría. « ¿O si?», pensó frunciendo el ceño. « ¡Quizá sí!» Ofrecerse a Nick y ser rechazada era algo que su orgullo no podría soportar. El pensamiento le provocó nauseas. No, ella no podía ponerse, no se pondría, en esa situación humillante.
Otro escalofrío recorrió su cuerpo.
-¿Tienes frío, cariño? -murmuró Nick, apretándola contra él.
____* tragó saliva, ¡Dios mío, pronto caería en sus redes!
-No -negó, intentando escapar de su brazo férreo sin conseguirlo-. Bueno, un poco quizá -y lo miró
con una expresión de advertencia. Él la miró sonriente y eso la incomodó. Sabía que ella odiaba estar tan cerca de él. Lo que él ignoraba, sin embargo, era que lo que sentía era una peligrosa excitación, no tenía nada que ver con el rechazo.
-Bebe tu copa -aconsejó, con un reflejo de diversión en los ojos-, eso te hará que entres en calor. -Lo dudo -murmuró, sabiendo el efecto que en ella tenía el alcohol. -Cuéntame, Nick -interrumpió Vanessa con dulzura-. ¿Qué tal está tu hermana? ¿Se ha casado o sigue feliz haciendo de madre tuya? Una vez más, ____* pudo sentir la rigidez en los músculos de Nick. -Sylvia ha sido una maravillosa hermana, Vanessa -declaró, y ____* se sintió orgullosa de él -, no sé lo que hubiera sido de mí sin ella después de que mis padres murieron. No, no se ha casado, no creo que quiera. Lleva una vida agradable, va al teatro, al ballet y juega al bridge.
-¿Y aprueba tu matrimonio? ¿O estará celosa de ____*? -¿Celosa? -Nick soltó una carcajada-. Sylvia adora a ____*, la verdad es que creo que la contrató con segundas intenciones. -¿____* trabaja para ti? -preguntó Vanessa, tristemente sorprendida. -¿No lo he dicho? Sí, ____* es mi recepcionista. Tengo que confesar que ver su bonita cara en la entrada todos los días hace que mi trabajo sea un placer. ____* casi se atragantó con la bebida. ¡Qué canalla, ésa si que era una buena mentira! Pero le encantó, encontró en ello algo deliciosamente perverso y decepcionante a la vez. Hizo una mueca mimosa con los labios y se acurrucó contra él. -Oh, cariño -murmuró-, qué cosas tan bonitas me dices... -¿Lo hace? -interrumpió Henry-. Entonces no es el hombre que aterroriza a todas las enfermeras del quirófano diciéndoles cosas desagradables.
-A mí nunca me dijo nada desagradable -murmuró Vanessa.
-Ningún hombre te diría cosas desagradables, Vanessa -replicó Henry dulcemente.
Ann apartó la vista y llamó al camarero para pedir un tercer jerez. Se veía claramente que necesitaba urgentemente beber algo debido al comportamiento de su marido. ____* se bebió de un trago el champán y también pidió otra copa.
Tenía la sensación de que iba a necesitar algo de alcohol que le provocara un poco de sarcasmo, en el caso de que el estúpido de Henry pidiera a Vanessa que cenara con ellos. Indudablemente el alcohol arruinaría su apetito, pero no su lengua, o eso confiaba. Quizá Nick fuera el terror del quirófano, pero ella había sido el terror de la lavandería de la prisión.
Cuando llegó el momento, Henry pidió a Vanessa que se quedara con ellos a cenar, pero, afortunadamente para Vanessa, tuvo que declinar la invitación. Al parecer su marido iba a reunirse con ella para cenar y se sentarían con los demás conferenciantes. A ____* casi le disgustó no tener la oportunidad de poder ser desagradable con aquella mujer.
Ann, sin embargo, no sintió lo mismo. -No vuelvas a pedir nunca más, nunca, a esa mujer que venga con nosotros, Henry Maclean -le susurró una vez que la mujer estuvo fuera del alcance de su voz.
Henry se aclaró la garganta, a continuación besó a su mujer en la mejilla.
-Me encanta cuando te pones celosa.
-¡No puedo entender cómo puede engañarte esa tigresa devora hombres!- Así continuaron toda la cena, Henry y Ann discutiendo, y ____* divertida con los comentarios sarcásticos de Ann, con los que estaba secretamente de acuerdo.
____* hubiera disfrutado la comida más si Nick no hubiera estado tan silencioso. La comida fue exquisita, el salón lujoso, el servicio espléndido. Hacía tiempo que no comía tan bien, y se olvidó por completo de las intenciones de cuidar la línea, comiendo de cada plato con buen apetito.
Después de cenar se tomaron varias tazas de café hasta que Ann comenzó a bostezar. -¿Estás cansada, cariño? -preguntó Henry rápidamente. -Bastante, ha sido un día largo desde esta mañana temprano en que tuvimos que llevar a los niños a casa de tu madre. -¿Qué os parece una última copa en el bar? -sugirió Henry. Nick enseguida aceptó la sugerencia, ____* tampoco puso objeciones, pero allí estaba Vanessa, sentada en uno de los taburetes de la barra, con otro admirador a su lado. ¿Dónde diablos estaba el marido?, se preguntó ____*. ¿Por qué no se encerraba en su habitación y dejaba descansar a los pobres hombres? -Oh, Dios mío -dijo Ann, cuando Vanessa se giré en el taburete en el momento en que ellos entraban.
La sonrisa que envió a Nick fue provocativa e incitadora.
-Es como una telaraña, no puedes deshacerte de ella -manifestó Ann.
-¿Quieres decir una «viuda negra»? -sugirió ____*, sin poder evitar añadir algún comentario.
-Quizá tengáis razón, chicas -declaró Henry, al tiempo que recorría con los ojos las piernas impresionantes de Vanessa-. Doy por supuesto que una vez ha terminado con un hombre, éste quedará inútil. Por el bien de mi armonía matrimonial, será mejor que nosotros tomemos la copa en nuestra habitación.
____* miró con esperanza a Nick, esperando que él estuviera de acuerdo, pero parecía que retirarse a su dormitorio no estaba en los planes del fin de semana, fueran los planes que fueran. -Muy bien, Henry. Nos veremos por la mañana -dijo Nick despidiéndose. Henry y Ann intercambiaron miradas de sorpresa antes de marcharse, dejando a ____* confusa y desfallecida. ¿Cómo podría apartar a Nick de esa desvergonzada si él buscaba su compañía? Nick condujo a ____* hacia la barra y, desgraciadamente, el hombre que había estado hablando con
Vanessa se marchó, quedándose un sitio libre a su lado.
-¿Te importa si tomamos una copa contigo? -dijo Nick.
Sus bonitos ojos azules parpadearon de manera distante en dirección a ____*.
-Por supuesto que no, estaba esperando que vinierais.
Nick condujo a ____* al taburete vacío, y se quedó en pie detrás de ella, acariciando sus hombros
de manera posesiva. Ella intentaba relajarse bajo sus caricias, pero estaba tensa, con una expresión helada en el rostro. Vanessa arqueó una ceja ante la evidente incomodidad de ____*, luego procedió a intentar cautivar al hombre que una vez fue su amante. -No puedo creer lo guapo que estás, Nick -murmuró-. No es que no hayas sido siempre un hombre atractivo, pero también se te ve en forma. Muchos profesionales se abandonan y es una pena, ¿no crees eso, querida? -preguntó a ____*, con un tono de voz claramente falso.
Desgraciadamente, ____* no pudo hacer otra cosa que asentir.
-Tú te has cuidado de verdad, Vanessa -apuntó Nick-. No has envejecido nada.
-Qué amable eres. Tú siempre has sido muy cumplido, cariño.
-No, en absoluto -negó Nick suavemente-, siempre he dicho las cosas claramente.
-Sí... es verdad -reconoció Vanessa, dirigiéndole una mirada inteligente llena de deseo-. Es verdaderamente encantador volver a verte, Nick. He pensado en ti muchas veces durante este tiempo.
-Yo también. Vanessa. Las mejillas de ____* estaban encendidas de vergüenza y resentimiento. ¿Cómo se atrevía Nick a seducirla de esa manera en su presencia? Sintió deseos de levantarse y dejarlos allí, pero se dio cuenta de que la presión de las manos de Nick aumentaba sobre sus hombros, obligándola a permanecer sentada en el taburete.
Estaba claro que Nick había leído sus pensamientos, y quería obligarla a recordar su parte en el trato, sin que se dejara llevar por emociones pasionales.
Pero ____* no podía evitarlo. ¿Aquello eran celos? ¿O simplemente orgullo herido?
El camarero preguntó qué deseaban tomar, Vanessa pidió un coñac.
-Nick, tú también tomarás un coñac, ¿verdad? Sé lo mucho que te gustaba, pero a veces no podías permitirte el lujo, ¿te acuerdas? Eres una mujer con suerte, querida -exclamó dirigiéndose hacia ____*- . Me atrevería a decir que ahora no hay nada que Nick no pueda permitirse, nadarás en la abundancia.
En realidad no había pensado todavía sobre nuestro modo de vida futuro -replicó ____* secamente. -¿De verdad? -inquirió Vanessa, riéndose suavemente de manera sarcástica. Terminaron el coñac, ____* bebió el suyo enfadada. Y el alcohol le quemó la garganta y le llegó al cerebro, esparciendo una furia rebelde en todo su ser. Le gustaría decirle a la rubia dónde podía irse, pero sabía que Nick se pondría furioso si hacía una escena en público. Vanessa sugirió una segunda ronda y ____* decidió que ya había sido bastante.
-No creo -dijo rotundamente-, estoy bastante cansada después del viaje. Me gustaría acostarme ya, querida, ¿te importa? -dicho lo cual miró a Nick. La mirada que aquél devolvió, fue fría. -No, desde luego que no, cariño. Además demasiado alcohol provoca una tendencia a adormecer el sistema nervioso... sobre todo a la hora de dormir. Y no queremos eso, ¿verdad? -declaró Nick con dureza-. Bien, buenas noches, Vanessa, seguro que tendremos oportunidad de charlar sobre los viejos tiempos durante el fin de semana.
Una vez dicho eso, tomó la mano de ____* y la condujo firmemente hacia la habitación. -Creí que te había dicho que te dejaras guiar por mí --comentó Nick con acritud cuando subían las escaleras-. En el futuro, decidiré yo cuándo hay que irse a dormir. Soy el jefe, ¿recuerdas? Cuando llegaron a la habitación ____* estaba totalmente exaltada y furiosa. Dio un portazo tras ella, mirando la espalda de Nick mientras él se dirigió a grandes pasos hacía el mueble bar y se servía un coñac. ____* sólo tuvo que observar el lenguaje de su cuerpo para saber que nada había cambiado entre ellos. Aquel beso no había significado nada para él. Ella no significaba nada para él. Nada.
Dios, eso le dolía, y el dolor la obligaba a decir algo, ¡cualquier cosa!
-¿Adormeciendo tu sistema nervioso, Nick?
-Cállate, ____, cariño. He tenido bastante por esta noche.
-¡Y yo he tenido más que suficiente! le espetó, mientras se quitaba los pendientes ¿Qué te proponías diciendo que estamos comprometidos, y luego besándome de aquella manera? Éso no entraba dentro del contrato.
-¿De verdad? Habría jurado que para tu reputación estar comprometida sería preferible a ser una simple amante, ¿de qué te quejas? Además, tú disfrutaste del último beso tanto como yo. ¿Es más dinero lo que quieres? ¿O más besos? ¿O ambas cosas?
Ésa era la verdad, la pura verdad. -¡Ahora escúchame tú, hipócrita canalla! ¡No voy a negar que he disfrutado porque así ha sido! Le ocurriría a cualquier mujer que le guste que la besen, así que no te sientas muy satisfecho. Pero sí rechazo que sigas tratándome como a alguien que se vende por dinero, y que puedes comprar y vender por el precio adecuado. Te pedí esa cantidad porque conozco a una mujer mayor encantadora a la que robaron la semana pasada. Se llevaron todos los ahorros, justo tres mil dólares. Tenía pensado comprarse una silla eléctrica de segunda mano con ese dinero, y sencillamente no pude soportar ver su tristeza, por eso te llamé, cosa que había prometido no hacer, créeme, y acepté tu patética propuesta. Estoy preparada para llegar hasta el final de todo esto, pero no permitiré que me maltrates sin ninguna razón. ¿He hablado claro?
Nick la miró un rato fijamente.
-¿Me dices la verdad sobre esa mujer mayor?
-¡Claro que te estoy diciendo la verdad! ¿Por qué iba a mentirte?
De repente Nick pareció quedarse sin aire en los pulmones. Sus hombros se encogieron, y pareció
muy cansado, cansado y casi enfermo, como sí lo que le hubiera sostenido durante mucho tiempo ya no existiera. Se acercó a él y lo acarició. Él se giró y ella miró dentro de sus ojos azules, anhelando hacer que las cosas fueran mejor para él.
-Oh, Nick -gritó suavemente--. Déjalo estar, deja que se vaya.
Los hombros de Nick inmediatamente se pusieron rígidos, sus ojos la miraron duramente.
-No sabes de lo que hablas, mujer. Ahora déjame tú a mí -se apartó la mano de su brazo y ella retrocedió, más herida de lo que nunca había pensado posible. -Dios, no me mires así -exclamó él, cuya- mirada reflejaba ahora frustración-. Está bien, te he juzgado mal y lo siento. Siento todo lo que ha pasado, pero esto sigue sin ser asunto tuyo, ____, así que permanece al margen. Ahora ve a la cama y déjame solo. Puedes usar la cama, yo dormiré en el sofá cuando me recupere un poco.
Ahora si me animo subo el otro
____* sospechaba que sus ojos debían de haber reflejado sorpresa, pero dudaba que alguien se hubiera dado cuenta. Nick tapó su cara inmediatamente con un beso. La sorpresa se convirtió en resentimiento al notar la presión sobre sus labios, pero el resentimiento era un arma frágil contra el loco deseo que invadía su cuerpo traicionero. ¿Cómo podía mantener los labios cerrados cuando la lengua de Nick estaba pidiendo entrar? Era lo que ella había soñado, sobre lo que ella había fantascado.
Así que abrió la boca y dejó que la besara, que la besara de verdad. Fue de nuevo un beso breve, pero en esos segundos salvajes todo dejó de existir. Donde estaban, Henry y Ann, incluso la terrible Vanessa. La lengua de Nick se introdujo en su boca profundamente, dejando una huella erótica en su lengua, luego sobre sus labios. Cuando se apartó de repente, ____* casi emitió una queja de disgusto, sólo entonces recordó dónde estaban y quién estaba mirándolos.
Ann y Henry esbozaron una sonrisa ancha al ver su cara encendida, pero Vanessa miraba con expresión petrificada. ____* se quedó un poco desorientada, pero enseguida pensó que el comentario inesperado de Nick sería parte del plan secreto con respecto a esa mujer.
¿Habría sido algo pensado? ¿O habría sido algo espontáneo, basado en la reacción de Vanessa hacia él? Si pensaba que estar comprometido la iba a frenar, se iba a llevar una sorpresa. El pasado había enseñado que ningún anillo de compromiso, ni ningún anillo de boda pararía a esa mujer si deseaba conseguir a alguien.
Y ella deseaba a Nick, ____*no tenía ninguna duda. ¿Pero querría él volver? Otro pensamiento golpeó a ____* y la hizo encogerse. ¿Estaba siendo utilizada para sus fines? ¿Había estado planeando Nick tener una cita adúltera con Vanessa hacía tiempo? Quizá despreciara a esa mujer, pero todavía la deseara desesperadamente. Quizá su, sin duda, destreza sexual asaltaba todavía sus sueños. Quizá la manera en que quería deshacerse del fantasma seria acostándose con ella...
Los ojos de ____* se encontraron con Henry y Ann, ambos felicitándolos y reprochándoles no haberles dicho su secreto. No queríamos decir nada hasta que pudiera comprarle un anillo -explicó Nick, abrazando a ____* de nuevo- . ¿No vas a felicitamos, Vanessa? -Por supuesto -acertó a decir-, pero me sorprende que no te hayan cazado hace tiempo. -No sé si alguien hubiera querido casarse conmigo en estos últimos diez años -dijo Nick en tono casual-. Ya sabes lo que se dice, si trabajas mucho y no te diviertes, te vuelves una persona aburrida.
-Tú no, Nick. Tú nunca fuiste aburrido. -También nos ha sorprendido a nosotros, Vanessa -añadió Henry-. No esperábamos verlo aquí con ____*. No le conocía un romance serio a este canalla, y trabajo con él tres días a la semana.
-¿Es eso verdad? -los ojos azules miraron pensativamente a ____*.
____* reaccionó automáticamente, con el objetivo de apartar esa mirada escrutadora de los ojos de
Vanessa. -A Nick le gusta mantener su vida privada en secreto, ¿verdad, cariño? -murmuró, a continuación lo miró cariñosamente y te dio un beso ligero en los labios-. La verdad es que nos enamoramos perdidamente el uno del otro desde el primer día que nos vimos hace seis meses, pero hemos tardado en revelar nuestros verdaderos sentimientos. ¡Una vez que lo hicimos fue como una explosión de sentimientos!
-¡Oh, qué romántico! -exclamó Ann con un suspiro. En ese momento, el camarero ofreció bebidas y, detrás, una camarera con una bandeja llevó canapés. A Vanessa no le gustó nada de lo que ofrecieron y pidió a Henry que fuera al bar a por un martini seco. Para disgusto de Ann, se levantó inmediatamente y fue a hacer diligentemente el encargo de la mujer rubia. Vanessa se lo agradeció cuando volvió con exagerados comentarios sobre su galantería, para seguir haciéndole cumplidos sobre su elegante aspecto.
Pobre Henry, desde aquel momento se convirtió en su esclavo. Parecía que la declaración del inminente matrimonio de Nick, junto con las muestras de afecto por la mujer que tenía al lado, habían hecho que la atención de Vanessa tomara otro rumbo.
Nick se quedó herméticamente silencioso, y ____* deseó volver pronto a Sydney. ¡Dios mío, en qué lío se había metido! Se encontraba allí, deseando estar de verdad comprometida con el hombre insondable que tenía al lado.
Pero no lo amaba, ni siquiera le gustaba, pero sí le importaba lo que pudiera ocurrirle. ¡Sólo Dios sabía por qué! Quizá tuviera algo que ver con Sylvia, que era una mujer tan amable que uno se sentía inclinado a pensar que su hermano también tenía que serlo. O quizá era porque quería una razón para ahondar en los sentimientos que habían ido creciendo en su interior desde que lo conoció.
Las parejas que estaban comprometidas hacían el amor en esos días, ¿no era cierto? Si compartían una habitación de hotel, no se preocuparían si el sofá se podía abrir o no. Caerían en la misma cama juntos, se desnudarían con impaciencia y unirían sus cuerpos desnudos sin vacilación. El pensamiento hizo que el calor encendiera sus venas.
____* se estremeció al reconocer que la atracción por Nick estaba en peligro de escapar de su control. Estaba llegando al punto en que no le importaba su orgullo ni ningún tipo de respeto mutuo- Deseaba a ese hombre. ¿Cómo podría tenerlo? ¿Qué la frenaba?
Él no la rechazaría. « ¿O si?», pensó frunciendo el ceño. « ¡Quizá sí!» Ofrecerse a Nick y ser rechazada era algo que su orgullo no podría soportar. El pensamiento le provocó nauseas. No, ella no podía ponerse, no se pondría, en esa situación humillante.
Otro escalofrío recorrió su cuerpo.
-¿Tienes frío, cariño? -murmuró Nick, apretándola contra él.
____* tragó saliva, ¡Dios mío, pronto caería en sus redes!
-No -negó, intentando escapar de su brazo férreo sin conseguirlo-. Bueno, un poco quizá -y lo miró
con una expresión de advertencia. Él la miró sonriente y eso la incomodó. Sabía que ella odiaba estar tan cerca de él. Lo que él ignoraba, sin embargo, era que lo que sentía era una peligrosa excitación, no tenía nada que ver con el rechazo.
-Bebe tu copa -aconsejó, con un reflejo de diversión en los ojos-, eso te hará que entres en calor. -Lo dudo -murmuró, sabiendo el efecto que en ella tenía el alcohol. -Cuéntame, Nick -interrumpió Vanessa con dulzura-. ¿Qué tal está tu hermana? ¿Se ha casado o sigue feliz haciendo de madre tuya? Una vez más, ____* pudo sentir la rigidez en los músculos de Nick. -Sylvia ha sido una maravillosa hermana, Vanessa -declaró, y ____* se sintió orgullosa de él -, no sé lo que hubiera sido de mí sin ella después de que mis padres murieron. No, no se ha casado, no creo que quiera. Lleva una vida agradable, va al teatro, al ballet y juega al bridge.
-¿Y aprueba tu matrimonio? ¿O estará celosa de ____*? -¿Celosa? -Nick soltó una carcajada-. Sylvia adora a ____*, la verdad es que creo que la contrató con segundas intenciones. -¿____* trabaja para ti? -preguntó Vanessa, tristemente sorprendida. -¿No lo he dicho? Sí, ____* es mi recepcionista. Tengo que confesar que ver su bonita cara en la entrada todos los días hace que mi trabajo sea un placer. ____* casi se atragantó con la bebida. ¡Qué canalla, ésa si que era una buena mentira! Pero le encantó, encontró en ello algo deliciosamente perverso y decepcionante a la vez. Hizo una mueca mimosa con los labios y se acurrucó contra él. -Oh, cariño -murmuró-, qué cosas tan bonitas me dices... -¿Lo hace? -interrumpió Henry-. Entonces no es el hombre que aterroriza a todas las enfermeras del quirófano diciéndoles cosas desagradables.
-A mí nunca me dijo nada desagradable -murmuró Vanessa.
-Ningún hombre te diría cosas desagradables, Vanessa -replicó Henry dulcemente.
Ann apartó la vista y llamó al camarero para pedir un tercer jerez. Se veía claramente que necesitaba urgentemente beber algo debido al comportamiento de su marido. ____* se bebió de un trago el champán y también pidió otra copa.
Tenía la sensación de que iba a necesitar algo de alcohol que le provocara un poco de sarcasmo, en el caso de que el estúpido de Henry pidiera a Vanessa que cenara con ellos. Indudablemente el alcohol arruinaría su apetito, pero no su lengua, o eso confiaba. Quizá Nick fuera el terror del quirófano, pero ella había sido el terror de la lavandería de la prisión.
Cuando llegó el momento, Henry pidió a Vanessa que se quedara con ellos a cenar, pero, afortunadamente para Vanessa, tuvo que declinar la invitación. Al parecer su marido iba a reunirse con ella para cenar y se sentarían con los demás conferenciantes. A ____* casi le disgustó no tener la oportunidad de poder ser desagradable con aquella mujer.
Ann, sin embargo, no sintió lo mismo. -No vuelvas a pedir nunca más, nunca, a esa mujer que venga con nosotros, Henry Maclean -le susurró una vez que la mujer estuvo fuera del alcance de su voz.
Henry se aclaró la garganta, a continuación besó a su mujer en la mejilla.
-Me encanta cuando te pones celosa.
-¡No puedo entender cómo puede engañarte esa tigresa devora hombres!- Así continuaron toda la cena, Henry y Ann discutiendo, y ____* divertida con los comentarios sarcásticos de Ann, con los que estaba secretamente de acuerdo.
____* hubiera disfrutado la comida más si Nick no hubiera estado tan silencioso. La comida fue exquisita, el salón lujoso, el servicio espléndido. Hacía tiempo que no comía tan bien, y se olvidó por completo de las intenciones de cuidar la línea, comiendo de cada plato con buen apetito.
Después de cenar se tomaron varias tazas de café hasta que Ann comenzó a bostezar. -¿Estás cansada, cariño? -preguntó Henry rápidamente. -Bastante, ha sido un día largo desde esta mañana temprano en que tuvimos que llevar a los niños a casa de tu madre. -¿Qué os parece una última copa en el bar? -sugirió Henry. Nick enseguida aceptó la sugerencia, ____* tampoco puso objeciones, pero allí estaba Vanessa, sentada en uno de los taburetes de la barra, con otro admirador a su lado. ¿Dónde diablos estaba el marido?, se preguntó ____*. ¿Por qué no se encerraba en su habitación y dejaba descansar a los pobres hombres? -Oh, Dios mío -dijo Ann, cuando Vanessa se giré en el taburete en el momento en que ellos entraban.
La sonrisa que envió a Nick fue provocativa e incitadora.
-Es como una telaraña, no puedes deshacerte de ella -manifestó Ann.
-¿Quieres decir una «viuda negra»? -sugirió ____*, sin poder evitar añadir algún comentario.
-Quizá tengáis razón, chicas -declaró Henry, al tiempo que recorría con los ojos las piernas impresionantes de Vanessa-. Doy por supuesto que una vez ha terminado con un hombre, éste quedará inútil. Por el bien de mi armonía matrimonial, será mejor que nosotros tomemos la copa en nuestra habitación.
____* miró con esperanza a Nick, esperando que él estuviera de acuerdo, pero parecía que retirarse a su dormitorio no estaba en los planes del fin de semana, fueran los planes que fueran. -Muy bien, Henry. Nos veremos por la mañana -dijo Nick despidiéndose. Henry y Ann intercambiaron miradas de sorpresa antes de marcharse, dejando a ____* confusa y desfallecida. ¿Cómo podría apartar a Nick de esa desvergonzada si él buscaba su compañía? Nick condujo a ____* hacia la barra y, desgraciadamente, el hombre que había estado hablando con
Vanessa se marchó, quedándose un sitio libre a su lado.
-¿Te importa si tomamos una copa contigo? -dijo Nick.
Sus bonitos ojos azules parpadearon de manera distante en dirección a ____*.
-Por supuesto que no, estaba esperando que vinierais.
Nick condujo a ____* al taburete vacío, y se quedó en pie detrás de ella, acariciando sus hombros
de manera posesiva. Ella intentaba relajarse bajo sus caricias, pero estaba tensa, con una expresión helada en el rostro. Vanessa arqueó una ceja ante la evidente incomodidad de ____*, luego procedió a intentar cautivar al hombre que una vez fue su amante. -No puedo creer lo guapo que estás, Nick -murmuró-. No es que no hayas sido siempre un hombre atractivo, pero también se te ve en forma. Muchos profesionales se abandonan y es una pena, ¿no crees eso, querida? -preguntó a ____*, con un tono de voz claramente falso.
Desgraciadamente, ____* no pudo hacer otra cosa que asentir.
-Tú te has cuidado de verdad, Vanessa -apuntó Nick-. No has envejecido nada.
-Qué amable eres. Tú siempre has sido muy cumplido, cariño.
-No, en absoluto -negó Nick suavemente-, siempre he dicho las cosas claramente.
-Sí... es verdad -reconoció Vanessa, dirigiéndole una mirada inteligente llena de deseo-. Es verdaderamente encantador volver a verte, Nick. He pensado en ti muchas veces durante este tiempo.
-Yo también. Vanessa. Las mejillas de ____* estaban encendidas de vergüenza y resentimiento. ¿Cómo se atrevía Nick a seducirla de esa manera en su presencia? Sintió deseos de levantarse y dejarlos allí, pero se dio cuenta de que la presión de las manos de Nick aumentaba sobre sus hombros, obligándola a permanecer sentada en el taburete.
Estaba claro que Nick había leído sus pensamientos, y quería obligarla a recordar su parte en el trato, sin que se dejara llevar por emociones pasionales.
Pero ____* no podía evitarlo. ¿Aquello eran celos? ¿O simplemente orgullo herido?
El camarero preguntó qué deseaban tomar, Vanessa pidió un coñac.
-Nick, tú también tomarás un coñac, ¿verdad? Sé lo mucho que te gustaba, pero a veces no podías permitirte el lujo, ¿te acuerdas? Eres una mujer con suerte, querida -exclamó dirigiéndose hacia ____*- . Me atrevería a decir que ahora no hay nada que Nick no pueda permitirse, nadarás en la abundancia.
En realidad no había pensado todavía sobre nuestro modo de vida futuro -replicó ____* secamente. -¿De verdad? -inquirió Vanessa, riéndose suavemente de manera sarcástica. Terminaron el coñac, ____* bebió el suyo enfadada. Y el alcohol le quemó la garganta y le llegó al cerebro, esparciendo una furia rebelde en todo su ser. Le gustaría decirle a la rubia dónde podía irse, pero sabía que Nick se pondría furioso si hacía una escena en público. Vanessa sugirió una segunda ronda y ____* decidió que ya había sido bastante.
-No creo -dijo rotundamente-, estoy bastante cansada después del viaje. Me gustaría acostarme ya, querida, ¿te importa? -dicho lo cual miró a Nick. La mirada que aquél devolvió, fue fría. -No, desde luego que no, cariño. Además demasiado alcohol provoca una tendencia a adormecer el sistema nervioso... sobre todo a la hora de dormir. Y no queremos eso, ¿verdad? -declaró Nick con dureza-. Bien, buenas noches, Vanessa, seguro que tendremos oportunidad de charlar sobre los viejos tiempos durante el fin de semana.
Una vez dicho eso, tomó la mano de ____* y la condujo firmemente hacia la habitación. -Creí que te había dicho que te dejaras guiar por mí --comentó Nick con acritud cuando subían las escaleras-. En el futuro, decidiré yo cuándo hay que irse a dormir. Soy el jefe, ¿recuerdas? Cuando llegaron a la habitación ____* estaba totalmente exaltada y furiosa. Dio un portazo tras ella, mirando la espalda de Nick mientras él se dirigió a grandes pasos hacía el mueble bar y se servía un coñac. ____* sólo tuvo que observar el lenguaje de su cuerpo para saber que nada había cambiado entre ellos. Aquel beso no había significado nada para él. Ella no significaba nada para él. Nada.
Dios, eso le dolía, y el dolor la obligaba a decir algo, ¡cualquier cosa!
-¿Adormeciendo tu sistema nervioso, Nick?
-Cállate, ____, cariño. He tenido bastante por esta noche.
-¡Y yo he tenido más que suficiente! le espetó, mientras se quitaba los pendientes ¿Qué te proponías diciendo que estamos comprometidos, y luego besándome de aquella manera? Éso no entraba dentro del contrato.
-¿De verdad? Habría jurado que para tu reputación estar comprometida sería preferible a ser una simple amante, ¿de qué te quejas? Además, tú disfrutaste del último beso tanto como yo. ¿Es más dinero lo que quieres? ¿O más besos? ¿O ambas cosas?
Ésa era la verdad, la pura verdad. -¡Ahora escúchame tú, hipócrita canalla! ¡No voy a negar que he disfrutado porque así ha sido! Le ocurriría a cualquier mujer que le guste que la besen, así que no te sientas muy satisfecho. Pero sí rechazo que sigas tratándome como a alguien que se vende por dinero, y que puedes comprar y vender por el precio adecuado. Te pedí esa cantidad porque conozco a una mujer mayor encantadora a la que robaron la semana pasada. Se llevaron todos los ahorros, justo tres mil dólares. Tenía pensado comprarse una silla eléctrica de segunda mano con ese dinero, y sencillamente no pude soportar ver su tristeza, por eso te llamé, cosa que había prometido no hacer, créeme, y acepté tu patética propuesta. Estoy preparada para llegar hasta el final de todo esto, pero no permitiré que me maltrates sin ninguna razón. ¿He hablado claro?
Nick la miró un rato fijamente.
-¿Me dices la verdad sobre esa mujer mayor?
-¡Claro que te estoy diciendo la verdad! ¿Por qué iba a mentirte?
De repente Nick pareció quedarse sin aire en los pulmones. Sus hombros se encogieron, y pareció
muy cansado, cansado y casi enfermo, como sí lo que le hubiera sostenido durante mucho tiempo ya no existiera. Se acercó a él y lo acarició. Él se giró y ella miró dentro de sus ojos azules, anhelando hacer que las cosas fueran mejor para él.
-Oh, Nick -gritó suavemente--. Déjalo estar, deja que se vaya.
Los hombros de Nick inmediatamente se pusieron rígidos, sus ojos la miraron duramente.
-No sabes de lo que hablas, mujer. Ahora déjame tú a mí -se apartó la mano de su brazo y ella retrocedió, más herida de lo que nunca había pensado posible. -Dios, no me mires así -exclamó él, cuya- mirada reflejaba ahora frustración-. Está bien, te he juzgado mal y lo siento. Siento todo lo que ha pasado, pero esto sigue sin ser asunto tuyo, ____, así que permanece al margen. Ahora ve a la cama y déjame solo. Puedes usar la cama, yo dormiré en el sofá cuando me recupere un poco.
Ahora si me animo subo el otro
♥..:Tiff:..♥
Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
me encanto tienes q seguirla sino muero, siguelaaa!!! :D
maru!!
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