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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
aaaaaaaaah!!! bueniisiima laa nove!! SIGUELAA! jaja (:!!
sino me unire a las demas y les ayudare a degollarte
:D! tu te lo has ganado x tardarte !! jaja siguela
sino me unire a las demas y les ayudare a degollarte
:D! tu te lo has ganado x tardarte !! jaja siguela
Invitado
Invitado
Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
Tiffuuuuu!! I need U!! Quiero hablar with you antes de irmee!! =(
LittleVickJ♥
Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
hola chicas, sorry por no subir hoy pero mi hermano daño
el teclado y ahora me toca conun integrado q es muy dificil, y mi mama no me quiere comprar otro quien sabe hasta cuando, ahora les subo un cap q arregle desde anoche, y esperenme hasta q pueda convencerla,
plisss no me degollen soy muy joven para morir asi :P
el teclado y ahora me toca conun integrado q es muy dificil, y mi mama no me quiere comprar otro quien sabe hasta cuando, ahora les subo un cap q arregle desde anoche, y esperenme hasta q pueda convencerla,
plisss no me degollen soy muy joven para morir asi :P
♥..:Tiff:..♥
Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
Capítulo 5
El taxista dejó a ____* frente al alto edificio donde se encontraba la consulta de Nick, y desapareció a toda velocidad entre el tráfico. La tarifa ascendió a veintidós dólares, con lo cual su monedero quedó con ocho dólares y algunos centavos.
_____* suspiró y miró al reloj de pulsera. Era todavía la una y diez. Tomó fuerzas y agarró la maleta para entrar en el edificio por las puertas giratorias. Empezó a sentirse inquieta al caminar sobre el frío suelo de baldosas hacia los ascensores. Dejó la maleta en el suelo, se colocó bien en el hombro el bolso de cuero a juego, y apretó el botón de subida.
Las puertas se abrieron inmediatamente, el ascensor estaba vacío. ____* tomó su maleta y estaba a punto de entrar cuando algo la interrumpió.
Fue una voz en su interior.
«No vayas», dijo la voz. «Corre»
¿Corre? ¿Pero cómo iba a poder? La habían pagado ya. Nick sabía su dirección, y ella estaba totalmente arruinada. No había ningún lugar hacia donde pudiera correr. Un miedo irracional la invadió mientras subía en el ascensor al segundo piso. ¿Por qué iba a asustarse, aparte de por la estúpida atracción física que sentía hacia el doctor? Podía esconderla fácilmente. Dios mío, llevaba escondiéndola seis meses, ¿no? Lo único que tenia que hacer era seguir actuando de la misma manera unos días más. Por supuesto, no podía evitar sentirse bastante nerviosa ante la proximidad del fin de semana. Hacía varios años que no se relacionaba con el tipo de gente que habría en la conferencia, aunque había sido educada con todas las ventajas que el dinero puede dar, y sabía que no iba a sentirse incómoda ni hacérselo sentir a Nick.
Su educación había sido excelente, sabía la gramática correcta, y los modales y comportamiento necesarios aprendidos en la niñez. Los cuatro años pasados en prisión no habían alterado ese estilo y elegancia que parecía natural en las chicas de su entorno y posición, aunque había aprendido a cuidarse de sí misma y hablar duramente si era necesario, y no siempre con el lenguaje de una señorita.
Podía entender bien la confusión de Nick acerca de la ambivalencia de su carácter. La mayoría del tiempo ella era la chica educada, la criatura refinada que sus nodrizas y profesores habían formado, pero a veces emergía la superviviente dura que tuvo que aprender a ser en la cárcel.
_____* se sentía cómoda en su nueva personalidad, siempre podía acudir a ella para protegerse, emocional y físicamente. La hacia ver las cosas tal como eran, sin ningún velo del romanticismo estúpido que habla hecho que cayera a los pies de un canalla como Dillon, ciega y estúpidamente enamorada; el mismo que siempre la había hecho creer que tenía que enamorarse de un hombre para disfrutar del sexo.
_____* ya había aprendido que la atracción sexual no tenía necesariamente que significar amor. Era algo animal, involuntario y primario. Un instinto químico que se ponía de manifiesto en presencia de miembros atractivos del sexo opuesto.
Los científicos lo llamaban selección natural de las especies. Una hembra siempre iba a sentirse atraída por el más fuerte y atractivo de los machos de su especie, para que los descendientes fueran también los más fuertes y más atractivos, dándoles así oportunidad para sobrevivir.
_____* sabía que lo que sentía por Nick no tenía nada que ver con el amor, sino con la selección natural de las especies. Salió del ascensor y caminó despacio por el pasillo reafirmándose en sus pensamientos. Iba con quince minutos de adelanto, no tenía por qué apresurarse. La puerta de la consulta de Nick estaba abierta, pero la sala de espera estaba vacía. ____* oyó sonidos amortiguados procedentes de la consulta, dejó la maleta en el suelo, fue hacia la recepción y se metió en la pequeña habitación que había detrás para tomar un té. Se podía tomar una taza; su
dieta radical de la semana empezaba a pasarle factura. Había perdido algo de peso, y como además había hecho algunos cambios, casi toda la ropa de hacia cinco años le servía. Había algo que le preocupaba, sin embargo, y era el atrevido bikini negro que llevaba en el fondo de la maleta. Definitivamente no era una prenda para ponérsela en compañía de un hombre, ya que su busto había crecido una talla y la parte de abajo también. No estaba gorda, pero había adquirido voluptuosidad. Se habría comprado otro si hubiera podido.
____* terminó de hacerse el té y se sentó a tomarlo en la mesa de recepción. Mientras lo tomaba se acordó de todo lo que había ocurrido el lunes anterior cuando habla ido a recoger su ropa. Su padre no estaba, por supuesto. ¿Cuándo había estado él alguna vez allí? Y el ama de llaves era nueva. ____* había tardado un rato en convencerla de quién era y de que quería recoger sus prendas, que afortunadamente seguían en su cuarto.
No era que hubiera pensado que no iban a estar. Su padre nunca se había molestado en tirar las cosas de su madre cuando aquella le dejó, ¿por qué iba a haber tirado las de su hija? Eso hubiera significado admitir de alguna manera que su comportamiento le había afectado.
____* se había llevado dos maletas llenas, sin revisarlas en profundidad. Había recogido también las mejores piezas de joyería. Fue una mañana triste. Los recuerdos la deprimieron. Seguía sentada recordando, cuando la puerta de la consulta de Nick se abrió y salió una mujer con una niña en brazos. Las dos lloraban, la niña a gritos, y la mujer suavemente.
_____, emocionada, iba a levantarse para ofrecerles su ayuda, cuando apareció Nick. El no vio a ____*, estaba concentrado en la mujer y la niña. -Vamos, Chrissie -murmuró, tomando cariñosamente a la pequeña entre sus brazos-, estás haciendo que tu madre se preocupe con tu llanto- el doctor la besó en las mejillas y la lanzó hacia arriba varias veces-. Siento que los dedos del doctor estén fríos, la próxima vez los calentaré en la estufa. ¿Qué te parece? Y aquí hay algo por ser una niña tan fuerte y valiente.
____* observó fascinada cómo Nick sacaba de su bolsillo de la bata blanca una piruleta de color rosa brillante. -¡Para ti!, déjame quitar este papel tan molesto -continuó quitando el celofán para después meter el caramelo en la boca abierta. La niña se abrazó al doctor chupando contenta su caramelo. La escena dejó atónita a ____*. ¿Era aquel hombre el mismo doctor con el que trabajaba cada viernes por las tardes? ¿Esa persona amable, cariñosa? ¿Dónde estaban la brusquedad, los modales rígidos, los ojos fríos y distantes? Desde luego ése era un caso genuino de doctor Jekyll y Mr Hyde.
-Por favor, no se preocupe, señora Williams -aconsejaba a la mujer-, éstas cosas no son graves a una edad temprana.
-Lo sé, doctor, pero no puedo evitarlo.
Nick rodeó con el brazo libre a la mujer temblorosa.
-Lo sé, lo sé -dijo suavemente -. Es la madre de Chrissie y la quiere.
La mujer alzó la cara y _____* pudo ver la emoción intensa que reflejaban los ojos enrojecidos. ____* sintió una presión en el pecho al ser testigo de la fuerza que tenia el amor de aquella mujer. Aquella mujer movería montañas por su hijita.
-Venga dentro de seis meses -oyó que decía Nick-, y volveremos a hacer otra radiografía para comparar. -Lo haré, doctor. Y no se preocupe, no olvidaré los ejercicios que me ha enseñado. No fallaré ningún día. -Estoy seguro de que no, señora William. Los ojos de _____* seguían sumergidos en la taza de té medio vacía cuando unos pantalones oscuros se acercaron a la mesa. -No sabia que habías llegado - dijo Nick-, no te había visto. ___* confió en que su cara no reflejara toda la pena que acababa de sentir momentos antes. Quizá sí lo hiciera, porque el doctor frunció el ceño y la miró con algo que pareció compasión en sus ojos normalmente duros.
-¿Te encuentras bien? -quiso saber. Las palabras amables llegaron a su corazón, todavía herido, y sintió ganas de llorar también ella. Lo miró con los ojos muy abiertos preguntándose si también la consolaría a ella en caso de que se pusiera a llorar. ¿La tomaría en sus brazos como había hecho con la niña, dejando que se acurrucara en el calor de su pecho?
-Me he mareado un poco -se excusó, sabiendo que lo que decía no estaba muy lejos de la verdad. Alzó la taza-. Estaré bien después de que haya tomado un poco de azúcar. Cuando se levantó, con la taza vacía en la mano, estaba totalmente recuperada, y ____* había vuelto a su estado habitual. -No olvides tomar el dinero del taxi de la caja - dijo de manera cortante. A continuación, se dirigió apresuradamente a su consulta quitándose la bata blanca. -Mr. Hyde de nuevo -murmuró ______, mientras tomaba sus veintidós dólares como le habían ordenado. A continuación fregó la taza y el platito. Volvió a recepción a la vez que Nick salía de la consulta de nuevo con aspecto distinguido: un traje gris, camisa blanca y corbata azul,
-Ese traje que llevas es mejor que la falda negra de siempre -dijo recorriéndola de arriba abajo con la mirada-. Y también me gusta cómo te has arreglado el pelo, con mucho estilo. -Me alegra que te guste -contestó ____*, que sabía que el vestido de lana de color ámbar le sentaba bien y le resaltaba su silueta. El único adorno que llevaba era una gargantilla de oro que le hacía juego con los pendientes.
El juego le habia sido regalado al cumplir los diecinueve años por su madre, que se lo había enviado desde algún lugar de Europa. La mayoría de las joyas que ____* tenía eran regalos de su madre. No tenían valor sentimental, pero eran auténticas. Nick no iba a poder acusarla de llevar bisutería.
-¿Cómo has podido sujetarte el pelo de esa manera? No te lo has cortado, ¿verdad? ____* se quedó asombrada por su tono casi intimidatorio, ¿qué le importaba si se lo había cortado o no? -No -replico, intentando no perder la calma. Tenía que mantenerse impasible para sobrevivir al largo fin de semana. No tenía que permitir que su equilibrio se alterara, dijera lo que dijera-. Tengo bastante práctica en sujetarme el pelo - terminó. Cuando había estado trabajando en la lavandería de la prisión había sido esencial recocerse el pelo.
-Lo tienes muy largo, ¿verdad? -comentó Nick todavía con el ceño fruncido.
-Sí.
-¿Lo llevas alguna vez suelto?
-Sólo en la cama -fue la respuesta breve. _____* no era ninguna estúpida y sabía que a los hombres les encantaba el pelo largo, sobre todo suelto. No se lo había dejado largo por esa razón. No le había importado que se lo cortaran por los hombros cuando estuvo en la cárcel, y luego no había tenido suficiente dinero para cortárselo cuando había salido. En realidad resultaba muy barato llevarlo largo.
-En ese caso tendré el placer de verlo -declaró Nick, antes de ir a recoger la maleta. Su mirada fue tan provocadora como su comentario. Había entrecerrado los ojos, como si se estuviera imaginando el aspecto que tendría en la cama con el pelo extendido sobre la almohada.
Su almohada. _____* notó que la selección natural estaba de nuevo trabajando, haciéndola sentir y pensar cosas que no tenían una base real, sólo estaban en su imaginación calenturienta. -Yo llevaré esto -dijo con brusquedad cuando el doctor fue a recoger su bolso.
-Como quieras. ¿Estás lista para que salgamos? ¿No quieres ir al baño?
-Sería una buena idea. No tardaré nada.
____* se miró en el espejo después de haberse lavado las manos. No era tranquilidad precisamente
lo que se reflejaba en sus mejillas, ni en el brillo de sus ojos.
El taxista dejó a ____* frente al alto edificio donde se encontraba la consulta de Nick, y desapareció a toda velocidad entre el tráfico. La tarifa ascendió a veintidós dólares, con lo cual su monedero quedó con ocho dólares y algunos centavos.
_____* suspiró y miró al reloj de pulsera. Era todavía la una y diez. Tomó fuerzas y agarró la maleta para entrar en el edificio por las puertas giratorias. Empezó a sentirse inquieta al caminar sobre el frío suelo de baldosas hacia los ascensores. Dejó la maleta en el suelo, se colocó bien en el hombro el bolso de cuero a juego, y apretó el botón de subida.
Las puertas se abrieron inmediatamente, el ascensor estaba vacío. ____* tomó su maleta y estaba a punto de entrar cuando algo la interrumpió.
Fue una voz en su interior.
«No vayas», dijo la voz. «Corre»
¿Corre? ¿Pero cómo iba a poder? La habían pagado ya. Nick sabía su dirección, y ella estaba totalmente arruinada. No había ningún lugar hacia donde pudiera correr. Un miedo irracional la invadió mientras subía en el ascensor al segundo piso. ¿Por qué iba a asustarse, aparte de por la estúpida atracción física que sentía hacia el doctor? Podía esconderla fácilmente. Dios mío, llevaba escondiéndola seis meses, ¿no? Lo único que tenia que hacer era seguir actuando de la misma manera unos días más. Por supuesto, no podía evitar sentirse bastante nerviosa ante la proximidad del fin de semana. Hacía varios años que no se relacionaba con el tipo de gente que habría en la conferencia, aunque había sido educada con todas las ventajas que el dinero puede dar, y sabía que no iba a sentirse incómoda ni hacérselo sentir a Nick.
Su educación había sido excelente, sabía la gramática correcta, y los modales y comportamiento necesarios aprendidos en la niñez. Los cuatro años pasados en prisión no habían alterado ese estilo y elegancia que parecía natural en las chicas de su entorno y posición, aunque había aprendido a cuidarse de sí misma y hablar duramente si era necesario, y no siempre con el lenguaje de una señorita.
Podía entender bien la confusión de Nick acerca de la ambivalencia de su carácter. La mayoría del tiempo ella era la chica educada, la criatura refinada que sus nodrizas y profesores habían formado, pero a veces emergía la superviviente dura que tuvo que aprender a ser en la cárcel.
_____* se sentía cómoda en su nueva personalidad, siempre podía acudir a ella para protegerse, emocional y físicamente. La hacia ver las cosas tal como eran, sin ningún velo del romanticismo estúpido que habla hecho que cayera a los pies de un canalla como Dillon, ciega y estúpidamente enamorada; el mismo que siempre la había hecho creer que tenía que enamorarse de un hombre para disfrutar del sexo.
_____* ya había aprendido que la atracción sexual no tenía necesariamente que significar amor. Era algo animal, involuntario y primario. Un instinto químico que se ponía de manifiesto en presencia de miembros atractivos del sexo opuesto.
Los científicos lo llamaban selección natural de las especies. Una hembra siempre iba a sentirse atraída por el más fuerte y atractivo de los machos de su especie, para que los descendientes fueran también los más fuertes y más atractivos, dándoles así oportunidad para sobrevivir.
_____* sabía que lo que sentía por Nick no tenía nada que ver con el amor, sino con la selección natural de las especies. Salió del ascensor y caminó despacio por el pasillo reafirmándose en sus pensamientos. Iba con quince minutos de adelanto, no tenía por qué apresurarse. La puerta de la consulta de Nick estaba abierta, pero la sala de espera estaba vacía. ____* oyó sonidos amortiguados procedentes de la consulta, dejó la maleta en el suelo, fue hacia la recepción y se metió en la pequeña habitación que había detrás para tomar un té. Se podía tomar una taza; su
dieta radical de la semana empezaba a pasarle factura. Había perdido algo de peso, y como además había hecho algunos cambios, casi toda la ropa de hacia cinco años le servía. Había algo que le preocupaba, sin embargo, y era el atrevido bikini negro que llevaba en el fondo de la maleta. Definitivamente no era una prenda para ponérsela en compañía de un hombre, ya que su busto había crecido una talla y la parte de abajo también. No estaba gorda, pero había adquirido voluptuosidad. Se habría comprado otro si hubiera podido.
____* terminó de hacerse el té y se sentó a tomarlo en la mesa de recepción. Mientras lo tomaba se acordó de todo lo que había ocurrido el lunes anterior cuando habla ido a recoger su ropa. Su padre no estaba, por supuesto. ¿Cuándo había estado él alguna vez allí? Y el ama de llaves era nueva. ____* había tardado un rato en convencerla de quién era y de que quería recoger sus prendas, que afortunadamente seguían en su cuarto.
No era que hubiera pensado que no iban a estar. Su padre nunca se había molestado en tirar las cosas de su madre cuando aquella le dejó, ¿por qué iba a haber tirado las de su hija? Eso hubiera significado admitir de alguna manera que su comportamiento le había afectado.
____* se había llevado dos maletas llenas, sin revisarlas en profundidad. Había recogido también las mejores piezas de joyería. Fue una mañana triste. Los recuerdos la deprimieron. Seguía sentada recordando, cuando la puerta de la consulta de Nick se abrió y salió una mujer con una niña en brazos. Las dos lloraban, la niña a gritos, y la mujer suavemente.
_____, emocionada, iba a levantarse para ofrecerles su ayuda, cuando apareció Nick. El no vio a ____*, estaba concentrado en la mujer y la niña. -Vamos, Chrissie -murmuró, tomando cariñosamente a la pequeña entre sus brazos-, estás haciendo que tu madre se preocupe con tu llanto- el doctor la besó en las mejillas y la lanzó hacia arriba varias veces-. Siento que los dedos del doctor estén fríos, la próxima vez los calentaré en la estufa. ¿Qué te parece? Y aquí hay algo por ser una niña tan fuerte y valiente.
____* observó fascinada cómo Nick sacaba de su bolsillo de la bata blanca una piruleta de color rosa brillante. -¡Para ti!, déjame quitar este papel tan molesto -continuó quitando el celofán para después meter el caramelo en la boca abierta. La niña se abrazó al doctor chupando contenta su caramelo. La escena dejó atónita a ____*. ¿Era aquel hombre el mismo doctor con el que trabajaba cada viernes por las tardes? ¿Esa persona amable, cariñosa? ¿Dónde estaban la brusquedad, los modales rígidos, los ojos fríos y distantes? Desde luego ése era un caso genuino de doctor Jekyll y Mr Hyde.
-Por favor, no se preocupe, señora Williams -aconsejaba a la mujer-, éstas cosas no son graves a una edad temprana.
-Lo sé, doctor, pero no puedo evitarlo.
Nick rodeó con el brazo libre a la mujer temblorosa.
-Lo sé, lo sé -dijo suavemente -. Es la madre de Chrissie y la quiere.
La mujer alzó la cara y _____* pudo ver la emoción intensa que reflejaban los ojos enrojecidos. ____* sintió una presión en el pecho al ser testigo de la fuerza que tenia el amor de aquella mujer. Aquella mujer movería montañas por su hijita.
-Venga dentro de seis meses -oyó que decía Nick-, y volveremos a hacer otra radiografía para comparar. -Lo haré, doctor. Y no se preocupe, no olvidaré los ejercicios que me ha enseñado. No fallaré ningún día. -Estoy seguro de que no, señora William. Los ojos de _____* seguían sumergidos en la taza de té medio vacía cuando unos pantalones oscuros se acercaron a la mesa. -No sabia que habías llegado - dijo Nick-, no te había visto. ___* confió en que su cara no reflejara toda la pena que acababa de sentir momentos antes. Quizá sí lo hiciera, porque el doctor frunció el ceño y la miró con algo que pareció compasión en sus ojos normalmente duros.
-¿Te encuentras bien? -quiso saber. Las palabras amables llegaron a su corazón, todavía herido, y sintió ganas de llorar también ella. Lo miró con los ojos muy abiertos preguntándose si también la consolaría a ella en caso de que se pusiera a llorar. ¿La tomaría en sus brazos como había hecho con la niña, dejando que se acurrucara en el calor de su pecho?
-Me he mareado un poco -se excusó, sabiendo que lo que decía no estaba muy lejos de la verdad. Alzó la taza-. Estaré bien después de que haya tomado un poco de azúcar. Cuando se levantó, con la taza vacía en la mano, estaba totalmente recuperada, y ____* había vuelto a su estado habitual. -No olvides tomar el dinero del taxi de la caja - dijo de manera cortante. A continuación, se dirigió apresuradamente a su consulta quitándose la bata blanca. -Mr. Hyde de nuevo -murmuró ______, mientras tomaba sus veintidós dólares como le habían ordenado. A continuación fregó la taza y el platito. Volvió a recepción a la vez que Nick salía de la consulta de nuevo con aspecto distinguido: un traje gris, camisa blanca y corbata azul,
-Ese traje que llevas es mejor que la falda negra de siempre -dijo recorriéndola de arriba abajo con la mirada-. Y también me gusta cómo te has arreglado el pelo, con mucho estilo. -Me alegra que te guste -contestó ____*, que sabía que el vestido de lana de color ámbar le sentaba bien y le resaltaba su silueta. El único adorno que llevaba era una gargantilla de oro que le hacía juego con los pendientes.
El juego le habia sido regalado al cumplir los diecinueve años por su madre, que se lo había enviado desde algún lugar de Europa. La mayoría de las joyas que ____* tenía eran regalos de su madre. No tenían valor sentimental, pero eran auténticas. Nick no iba a poder acusarla de llevar bisutería.
-¿Cómo has podido sujetarte el pelo de esa manera? No te lo has cortado, ¿verdad? ____* se quedó asombrada por su tono casi intimidatorio, ¿qué le importaba si se lo había cortado o no? -No -replico, intentando no perder la calma. Tenía que mantenerse impasible para sobrevivir al largo fin de semana. No tenía que permitir que su equilibrio se alterara, dijera lo que dijera-. Tengo bastante práctica en sujetarme el pelo - terminó. Cuando había estado trabajando en la lavandería de la prisión había sido esencial recocerse el pelo.
-Lo tienes muy largo, ¿verdad? -comentó Nick todavía con el ceño fruncido.
-Sí.
-¿Lo llevas alguna vez suelto?
-Sólo en la cama -fue la respuesta breve. _____* no era ninguna estúpida y sabía que a los hombres les encantaba el pelo largo, sobre todo suelto. No se lo había dejado largo por esa razón. No le había importado que se lo cortaran por los hombros cuando estuvo en la cárcel, y luego no había tenido suficiente dinero para cortárselo cuando había salido. En realidad resultaba muy barato llevarlo largo.
-En ese caso tendré el placer de verlo -declaró Nick, antes de ir a recoger la maleta. Su mirada fue tan provocadora como su comentario. Había entrecerrado los ojos, como si se estuviera imaginando el aspecto que tendría en la cama con el pelo extendido sobre la almohada.
Su almohada. _____* notó que la selección natural estaba de nuevo trabajando, haciéndola sentir y pensar cosas que no tenían una base real, sólo estaban en su imaginación calenturienta. -Yo llevaré esto -dijo con brusquedad cuando el doctor fue a recoger su bolso.
-Como quieras. ¿Estás lista para que salgamos? ¿No quieres ir al baño?
-Sería una buena idea. No tardaré nada.
____* se miró en el espejo después de haberse lavado las manos. No era tranquilidad precisamente
lo que se reflejaba en sus mejillas, ni en el brillo de sus ojos.
♥..:Tiff:..♥
Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
AY MI TIFF!! Sabes una cosa?? YO NO PUEDO ESTAR SIN NOVEE!! ¬¬
Te doy una idea... como se k no tienes teclado, acomodar los caps es dificil, entonces, haz esto...
_______ o _______(Tn) Copiar, pegar, pegar pegar asi... y como Nick tiene cuatro letras, no creo k sea mucho, pero x si acaso tambn te lo pongo
Nick o Nick Jonas o Nicholas o Nicholas Jonas Ya como tu kieras! le das, copiar pegar, primero acomodas a la rayita, y despues a nick :D
TKM :hug:
Te doy una idea... como se k no tienes teclado, acomodar los caps es dificil, entonces, haz esto...
_______ o _______(Tn) Copiar, pegar, pegar pegar asi... y como Nick tiene cuatro letras, no creo k sea mucho, pero x si acaso tambn te lo pongo
Nick o Nick Jonas o Nicholas o Nicholas Jonas Ya como tu kieras! le das, copiar pegar, primero acomodas a la rayita, y despues a nick :D
TKM :hug:
LittleVickJ♥
Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
todavia tengo el teclado malo, pero utilice la idea de vicky y me demoro mas pero bueno hare el intento aqui les dejo un cap y cuando termine el otro lo subo, paciencia plisss :P
Capítulo 6
-¿Qué le pasaba a la niña pequeña? -quiso saber ___*, intentando romper el silencio extraño que se había hecho entre ellos. Llevaban de camino sólo cinco minutos y para ____* había sido una eternidad. Había estado demasiado pendiente de Nick, desde el momento que habían bajado al oscuro aparcamiento de la planta sótano, y el doctor le había abierto la puerta para que pasara al asiento de su BMW. ____* se había estremecido con su roce, y había confirmado que sus temores estaban bien fundados.
La pregunta se quedó en el aire unos segundos. -Ah, te refieres a Chrissie. Tiene escoliosis en la espina dorsal, una desviación hacia la izquierda de unos diecisiete grados. -Parece grave -Puede ser, o puede que no. Sólo tiene catorce meses y algunas veces se puede corregir con ejercicios y tiempo. Otras veces no, desgraciadamente. -¿Qué tipo de ejercicios? -Muy sencillos: también intentando abrazarla siempre de un lado, o que duerma también del mismo lado... en el caso de Chrissie hacia la izquierda. Asegurándose siempre de que la columna esté bien apoyada. No llevarla en cochecitos blandos. También recomendé sujetarla por los tobillos y que quede colgando dos veces al día, siempre que pueda resistirlo. Los padres pueden hacerlo como un juego.
-¿Y llevar algún corsé ortopédico? -Todavía es pronto, quizá dentro de algunos meses si no hay ninguna mejoría. Los niños odian esas cosas... sobre todo las niñas.
-Fuiste muy... muy cariñoso.
-Tengo debilidad por las niñas.
-También fuiste cariñoso con la madre. Y no era nada guapa, ni atractiva.
-No lo esperabas de mí, por el tono con que lo dices erijo el doctor mirándola de soslayo.
-Bueno, yo...
-Un cirujano no puede sentirse implicado emocionalmente con sus pacientes. No, si existe la posibilidad de que pueda operarlos. Si es así, puede ponerse nervioso y cometer un fallo. Hoy rompí una regla profesional, permití que la tristeza de esa madre me llegara. Pero estoy seguro de que nunca tendré que operar a esa niña, por lo tanto estoy a salvo.
« ¿A salvo de qué, nick?», se preguntó ____*. ¿A salvo de cometer un fallo, o a salvo de sentir algo que pudiera convertir esa máquina en una persona?
-No podría hacer tu trabajo -reconoció ____*.
-Tiene sus compensaciones.
Las luces del semáforo se volvieron rojas y el BMW azul oscuro se paró suavemente.
« ¿Cuáles?», se preguntó ____*. « ¿Trabajar dieciocho horas cada día, seis días a la semana? ¿No tener tiempo para ningún tipo de amistad con el sexo opuesto, aparte de breves encuentros sexuales?»
¿O se refería al dinero, suficiente para comprar el último modelo de BMW sin pensarlo dos veces?
Las luces pasaron al verde y el poderoso coche arrancó con energía.
-Es un bonito coche -comentó ella.
-Hace su trabajo.
El tono indiferente con que lo dijo la sorprendió. Los hombres a los que no les importaban los coches no se solían preocupar por el dinero. Su padre adoraba los coches, cuanto más llamativos y caros mejor. También Dillon era aficionado a ellos.
-Cambio de coche cada dos años. No sé mucho de coches, pero a las mujeres les gusta que las lleven en un modelo elegante. Además, Sylvia dice que tengo que ser responsable ante mis pacientes y llevar un modelo en el que se pueda confiar, así como no quedarme un día atrapado en la autopista porque el coche no funciona si se supone que tengo que operar. Sinceramente, lo que creo que le preocupa en realidad es que llegue puntualmente a la hora de cenar. Se enfada mucho cuando llego tarde.
-Ella hace eso porque te quiere -apuntó ____*, casi enfadada con Nick por no darse cuenta de lo afortunado que era por tener una hermana tan cariñosa y atenta.
-Sí, ya lo sé, pero a veces parece una madre.
-Creo que es muy agradable. Una de las mujeres más agradables que he conocido.
-¿Lo crees? -preguntó mirándola de reojo-. Ella opina lo mismo de ti. Es sorprendente lo rápidamente que las mujeres hacéis juicios de valor sobre otras personas sin ninguna base concreta. -Que te guste una persona es instintivo, ¿no crees? -contestó ____* provocativamente. -La primera impresión puede ser engañosa –dijo mirándola pensativamente, luego se concentró en la carretera-. Hay el tráfico habitual, maldita sea, pero odio conducir en la ciudad. ____* frunció el ceño. ¿Se habla referido a ella con su comentario? ¿Había cambiado de opinión respecto a ella entonces, al conocerla un poco más? La verdad era que no le gustaba que pensara que estaba loca por el dinero, pero si lo pensaba estaría a salvo.
____* decidió dirigir su opinión en esa dirección. -Es mejor que hablemos de algunas cosas, Nick -dijo con actitud práctica-. Quizá sería mejor que me dijeras exactamente cómo quieres que te trate en los próximos días. Me has dicho que no te gusta que las mujeres estén muy pendientes de ti, cosa que me parece bien, pero no podremos comportarnos como normalmente lo hacemos. A la gente le parecería extraño.
-¿Qué quieres decir con «como normalmente lo hacemos»? -Oh, vamos, Nick, sé sincero. Nos hemos tratado el uno al otro con bastante hostilidad desde el primer día. Casi se puede oler nuestro antagonismo en el aire cada viernes por la tarde. -La verdad es que sí, ¿no? -dijo casi divertido. -En primer lugar sólo Dios sabe por qué me has pedido que te acompañe a esta conferencia -explicó ____*--. Debías de estar bastante desesperado. Y sabes que yo sólo he aceptado por dinero. ¡Ya estaba! Ya se lo había dicho, haciendo que la hostilidad original volviera a aparecer. Él había empezado a estar demasiado agradable con ella, demasiado para su paz interior. -Es lo que espero -dijo secamente-. En cuanto a mi situación desesperada, creo que ya te expliqué claramente las razones. Y tu antagonismo... hacia mí es algo añadido. Estoy cansado de mujeres que quieren de mí más de lo que estoy dispuesto a dar. Tú, querida ____, has reconocido que sólo quieres mi dinero, y me parece por lo menos sincero y relajante. Sinceramente, nunca me había dado cuenta de lo que podía disfrutar contratando a una mujer como acompañante. Te hace sentirte libre de toda clase de presiones y tensiones. Creo que volveré a hacerlo alguna vez más.
-No conmigo, no podrás. -¿De verdad? Te sigue gustando el dinero, ¿no es así? Gastaste los tres mil dólares bastante rápidamente.
____* dio un suspiro profundo y tomó aire, luego habló despacio.
-Sabes que eres un canalla, ¿no?
La luz roja hizo que se pararan de nuevo y ____* descubrió que su corazón iba más deprisa que el motor del coche. Contuvo el aliento cuando Nick se giró para clavar su mirada sarcástica en sus ojos, antes de deslizarla por su boca, que repentinamente había comenzado a temblar.
-No siempre. -La mayor parte del tiempo - exclamó, esforzándose por apartar de nuevo los pensamientos sexuales alejar de su mente-. Y eres un cínico con las mujeres. -Sólo con algunas, mí querida ____. Con todas no. Reservo lo que se suele llamar cinismo para las que usan lo que Dios les ha dado para obtener dinero y otros lujos materiales. -Me imagino que me incluyes en esa categoría, sólo porque he aceptado tu oferta. -Tú no has aceptado mi oferta, ____. Tú me hiciste una contraoferta, una que te ha dejado al descubierto, ¿no estás de acuerdo? -No, yo no lo llamaría así. Pero yo tampoco tengo por qué darte explicaciones. Eres mi jefe, no mi marido ni mi novio. Tuve razones para pedirte esa cantidad, razones de las que no me avergüenzo. -Deja que adivine. Tienes una abuela inválida que necesita urgentemente operarse y cuesta exactamente tres mil dólares. Por alguna extraña razón, ____* no se sintió herida por su sarcasmo, sólo le pareció divertido. Su risa le produjo a Nick primero sorpresa, y luego pareció gustarle, que no era lo que ella había intentado.
-Eres una mujer perversa, ____ Richmond -dijo mirándola con entusiasmo-. Creo que vas a caerme bien.
-Si no me despreciaras tanto, ¿no es así? -Lo dices como si no te importara.
-No me importa, cuento con ello.
-¿De verdad? ¿Por qué?
-Me hace estar segura.
-¿Segura? ¿Te refieres a que pueda saltar por la noche sobre ti? No te preocupes -dijo, con un tono duro en la voz-. Atacarte sería lo último que haría al llegar a Bungarla. ____* lo miró fijamente. Había intentado olvidar el porqué de sus razones para invitarla a la conferencia, pero sus miedos y dudas volvían con renovada fuerza. ¿Qué estaba tramando él? -Tú... todavía no me has dicho cómo quieres que me comporte cuando lleguemos -le recordó, pensando que quizá de esa manera obtendría alguna información-. Quiero decir... si quieres que tus colegas piensen que somos novios, hará falta que demostremos afecto ante los demás, ¿no crees? ¿Cómo te voy a llamar?
-Nick -dijo rápidamente-. Ya te he dicho que sin... demasiadas atenciones. Sólo tienes que comportarte con naturalidad, con encanto personal, sin intentar parecer que te molesta si te tomo de la mano o de la cintura.
« ¿Molesta?» ____* sospechaba que todo su cuerpo se estremecería de un placer perverso. -Dudo que te llegue a dar un beso -continuó-, pero estoy seguro de que, si lo hago, puedes cerrar los ojos y pensar en los tres mil dólares. -Eso haré -dijo como si no le importara nada, aunque por dentro estaba aterrorizada. ¡Dios mío, en qué lío se había metido! -Ahora callémonos un rato --ordenó bruscamente--. Necesito concentrarme por dónde vamos, no conozco mucho estas carreteras. Una vez más, llegaron a un cruce. Nick tomó la carretera de la derecha y llegaron enseguida a la autopista que conducía al sur. En otra hora llegarían a Bowral, y enseguida a Bungarla. ____* conocía Bowral, era una pequeña ciudad a unos cien kilómetros al sur de Sydney. Había estado allí de pequeña en una excursión escolar para visitar una exhibición de tulipanes que hacían todas las primaveras. Era un lugar bastante curioso, con muchas especies de árboles ingleses, tiendas de antigüedades y sólidas casas de campo, algunas muy grandes con jardines enormes.
Según el folleto publicitario, Bungarla había sido originalmente una de esas casas. En la imagen se veía una mansión de dos plantas en medio de un enorme y cuidado césped. La fachada rectangular era casi plana, con la excepción de un porche con columnas y una espectacular
escalera circular. El resto de las fotos dentro del folleto mostraban un hotel bien cuidado, con una decoración de estilo antiguo que lo hacía parecer acogedor y elegante. Al edificio antiguo había sido añadida un ala en forma de U, y allí era donde los huéspedes eran acomodados, mientras que la sala de conferencias, el comedor y otras áreas comunes estaban en el edificio central.
La piscina climatizada de la que Nick había hablado estaba en un edificio separado, al lado de los campos de tenis. El campo de golf estaba en el jardín trasero, al final de un sendero corto. En otras circunstancias ____* habría estado descosa de estar allí. Seguro que las comidas iban a ser exquisitas y no le vendría mal un cambio, pero sabia que no le sería fácil relajarse mientras fingía ser algo que no era, y se preocupaba todo el tiempo por si Nick la besaba o cualquier otra cosa igual de embarazosa. La atracción no deseada era fácil esconderla en un lugar frío como era la oficina, donde eran empleada y jefe: pero la cosa cambiaba si tenían que compartir la habitación de un hotel.
____* suspiró temblorosa volviendo la cabeza hacia la ventanilla. Tendría que tener mucho cuidado si quería salir de esa situación totalmente ilesa. De otro modo, su trabajo de los viernes peligraba. Cuando volviera, tendría que redoblar sus esfuerzos para encontrar un trabajo de ocho horas, de esa manera eliminaría a Nick de su vida para siempre.
____* suspiró resignada y tuvo un sentimiento involuntario de pérdida ante la idea. Le demostró lo vacía que se quedaría su vida si perdía a Nick. ¿O seria a Sylvia a la que echaría más de menos? Sylvia con su comportamiento intuitivo y su gran corazón.
Cuando ____* salió de prisión y fue literalmente echada a la calle, se había prometido a sí misma mostrar a su padre, y al mundo, que podía salir adelante sin ayuda, que no era la chica rica, egoísta, caprichosa y malvada que el juez y el tribunal hicieron creer. Había planeado asegurarse un buen trabajo, encontrar un apartamento agradable donde vivir, encontrar amigos de verdad, que fueran con ella por ella misma, y quizá casarse con un hombre honesto que le diera la familia numerosa que ella siempre había deseado. Siempre odió haber sido hija única.
Pero después de seis meses, no había conseguido ni siquiera su primer propósito. Y su única amistad fuera del trabajo era una mujer mayor a la que conocía desde la infancia. El mundo era duro y su educación privilegiada no la había preparado para ello.
Pero no iba a rendirse, de ninguna manera. Iba a conseguirlo, o a morir en el intento. Nunca se sabe. En la conferencia podría encontrar un doctor que necesitara una recepcionista todo el día, como había dicho a la señorita Blanchford. No estaba mal ser un poco interesada, ¿no?
Pasaron a gran velocidad la ciudad de Campbelltown, las casas fueron desapareciendo gradualmente, y las montañas fueron haciéndose cada vez más oscuras. ____*había oído hablar en las noticias de la sequía creciente, pero era la primera vez que lo veía por si misma. Miró al cielo azul fijamente y rezó en silencio una oración para que lloviera.
Aunque inmediatamente añadió que fuera por los menos dos días más tarde. ¡Primero tenía que derrotar a su jefe en un campo de golf o de tenis! Poco antes de las tres y media, llegaron a Bowral, el silencio entre ellos era absoluto desde hacía una hora. ____* podría haberse relajado, si
Nick no hubiera estado cada vez más tenso. Se notaba una rigidez en sus hombros, y mantenía los ojos fijos en la carretera. Quizá siempre estuviera así cuando tenía que conducir largas distancias, pero ____* empezó a sospechar que en realidad no tenía muchos deseos de llegar a la conferencia.
No quería preguntarle nada, pero era difícil. No podía olvidarse de que quizá ella fuera pieza clave en algún plan no muy inocente. Nick la había asegurado que no le estaba pidiendo nada delictivo o inmoral, ¿pero y él? ¿Iría él a hacer algo delictivo o inmoral?
Un estremecimiento recorrió la espina de ____*. «La curiosidad mató al gato, no lo olvides», se dijo a sí misma, e inmediatamente apartó a un lado sus preocupaciones. Una vez en Bowral, Nick consultó su mapa y tomó una carretera de tres carriles. -Parece que la entrada a Bungarla se toma por aquí, es una desviación a la izquierda explicó- entre dos grandes robles. Manténte alerta, ¿de acuerdo? -De acuerdo -dijo ____*-. Allí están -declaró unos segundos más tarde. Delante de uno de los enormes árboles había un buzón de correos de metal, y sobre él una indicación sencilla que decía Bungarla. La carretera hacia allí se extendía entre jardines, y el terreno iba subiendo poco a poco hasta llegar a la mansión. Mientras se acercaban despacio por el terreno de grava, ____* se dio cuenta de que el lugar era más grande e impresionante de lo que las fotos representaban.
-Quiero preguntarte una cosa, Nick --dijo precipitadamente cuando llegaron-. ¿Quieres que diga que trabajo para ti?
-¿Por qué no? Eso explicaría cómo nos conocimos.
-Sí, pero tú...
-No soy un esnob, ____ -interrumpió bruscamente-. Puedes también decir que eres camarera, si quieres. No quiero que te sientas mal por tener que mentir, a excepción de la relación conmigo. -La verdad es que ya no soy camarera. He... Perdido el trabajo. -¿Qué pasó? - preguntó mirándola con el ceño fruncido-. ¿Fue porque pediste este fin de semana libre?
-No, el jefe creía que el salario le daba derecho a otros servicios.
Nick arqueó una de las cejas y se puso serio.
-Es uno de los problemas de ser tan atractiva, me imagino. ¿Te echó o te fuiste?
-Me fui -contestó brevemente, perpleja por el comentario. ¿Le parecía sexy?
-Será mejor que me porte bien entonces -dijo aparcando el coche frente a las escaleras de la entrada-. No quiero que me dejes. Por lo menos durante los próximos días. Se quedó de repente en silencio y miró fijamente hacia delante. ____* lo miró con curiosidad. Un Jaguar negro aparcó delante de ellos y de él salió una pareja. Un hombre de pelo gris barrigudo y una explosiva mujer rubia de pelo corto.
El hombre rodeó el coche para tomar a la mujer de la mano y la condujo a la entrada, ésta agarró su brazo y con la mano libre le acarició cariñosamente. El hombre le dirigió una sonrisa indulgente y comenzaron a subir los escalones.
____* miró de reojo a Nick, que se había quedado mirando a la pareja. Tenía los ojos brillantes, y sus manos agarraban con fuerza el volante. ¿Era una mirada de odio? ¿Y por cuál de los dos?
-¿Los conoces? -preguntó olvidándose de su promesa de evitar la curiosidad. No podía evitarlo, sencillamente tenía que saber qué estaba pasando.
Nick tomó aliento y lo dejó salir despacio mientras sus dedos se apartaban del volante.
-Sí -confesó-, los conozco.
-¿Sí? ¿Quiénes son? ¿Colegas?
-No exactamente. El hombre es el doctor Philip Ballistrat, la mujer es su esposa, su segunda esposa. Me sorprende que no los reconozcas, aparecieron con frecuencia en los periódicos. En realidad fue hace diez años, cuando tú no eras más que una niña.
____* frunció el ceño, de repente le vino a la memoria un recuerdo vago sobre un escándalo y a continuación se acordó de los titulares. -¡Oh, si, ahora lo recuerdo! -exclamó-. Él vino a Australia para hacer alguna operación, y en ese tiempo dejó a su mujer para empezar a salir con una enfermera rubia que podía haber sido su hija. Se habló de ello durante mucho tiempo y finalmente se casó con ella, ¿no?
-Naturalmente. No pensarás que se conforman con menos que una alianza de matrimonio, ¿verdad? ____* comenzó a sentir dudas con respecto a la rubia que Nick llamaba «mujer perversa que destroza hogares». -¿Los conocías antes de eso? -Sí -contestó. ya sin emoción en la cara ni en la voz-. Ella era enfermera en el hospital donde yo hice las prácticas. ____* no era tonta. La exquisita señora Ballistrat tenía que ser ella, la chica que lo abandonó, la misma Vanessa. Así encajaba todo. -¿No era su nombre Vanessa o algo por el estilo? -preguntó con Fingida inocencia, queriendo aclarar las cosas en su mente de una vez por todas.
-Sí -admitió fríamente Nick.
-Me lo figuraba -murmuró ____*.
Así que por eso había ido Nick allí. Empujado por una curiosidad morbosa, y por eso la había llevado a ella. Para salvar su ego. Quería ver a la mujer a la que había amado, pero no quería demostrar que seguía herido por su amor.
____* sintió una terrible furia contra el hombre que estaba sentado al lado de ella. ¿Por qué no dejaba las cosas como estaban? Diablos, ella no querría ver más a Dillon, no tropezaría una segunda vez con la misma piedra.
Quizá porque si lo viera una segunda vez, pensaba ____*, ¡lo intentaría matar! Los ojos de ____* se posaron en Nick. Dios, él no haría algo así, ¿verdad? No habría ido a vengarse de manera violenta, ¿no? El amable y cariñoso doctor Jekyll al que había visto esa mañana no lo haría, pensaba ____*. ¿Pero y Mr. Hyde? La máquina fría y calculadora que vivía dentro del cuerpo de Nick, y que salía a la luz con las mujeres a las que despreciaba
-Creo que es mejor que salgamos -declaró Nick con frialdad-. Henry salía detrás de nosotros y llegará en cualquier momento.
por si se preguntan quien es doctor Jekyll y Mr. Hyde asi le llama ____* a las personalidades de nick, una es la dulce y la otra es la fria y distante.
Capítulo 6
-¿Qué le pasaba a la niña pequeña? -quiso saber ___*, intentando romper el silencio extraño que se había hecho entre ellos. Llevaban de camino sólo cinco minutos y para ____* había sido una eternidad. Había estado demasiado pendiente de Nick, desde el momento que habían bajado al oscuro aparcamiento de la planta sótano, y el doctor le había abierto la puerta para que pasara al asiento de su BMW. ____* se había estremecido con su roce, y había confirmado que sus temores estaban bien fundados.
La pregunta se quedó en el aire unos segundos. -Ah, te refieres a Chrissie. Tiene escoliosis en la espina dorsal, una desviación hacia la izquierda de unos diecisiete grados. -Parece grave -Puede ser, o puede que no. Sólo tiene catorce meses y algunas veces se puede corregir con ejercicios y tiempo. Otras veces no, desgraciadamente. -¿Qué tipo de ejercicios? -Muy sencillos: también intentando abrazarla siempre de un lado, o que duerma también del mismo lado... en el caso de Chrissie hacia la izquierda. Asegurándose siempre de que la columna esté bien apoyada. No llevarla en cochecitos blandos. También recomendé sujetarla por los tobillos y que quede colgando dos veces al día, siempre que pueda resistirlo. Los padres pueden hacerlo como un juego.
-¿Y llevar algún corsé ortopédico? -Todavía es pronto, quizá dentro de algunos meses si no hay ninguna mejoría. Los niños odian esas cosas... sobre todo las niñas.
-Fuiste muy... muy cariñoso.
-Tengo debilidad por las niñas.
-También fuiste cariñoso con la madre. Y no era nada guapa, ni atractiva.
-No lo esperabas de mí, por el tono con que lo dices erijo el doctor mirándola de soslayo.
-Bueno, yo...
-Un cirujano no puede sentirse implicado emocionalmente con sus pacientes. No, si existe la posibilidad de que pueda operarlos. Si es así, puede ponerse nervioso y cometer un fallo. Hoy rompí una regla profesional, permití que la tristeza de esa madre me llegara. Pero estoy seguro de que nunca tendré que operar a esa niña, por lo tanto estoy a salvo.
« ¿A salvo de qué, nick?», se preguntó ____*. ¿A salvo de cometer un fallo, o a salvo de sentir algo que pudiera convertir esa máquina en una persona?
-No podría hacer tu trabajo -reconoció ____*.
-Tiene sus compensaciones.
Las luces del semáforo se volvieron rojas y el BMW azul oscuro se paró suavemente.
« ¿Cuáles?», se preguntó ____*. « ¿Trabajar dieciocho horas cada día, seis días a la semana? ¿No tener tiempo para ningún tipo de amistad con el sexo opuesto, aparte de breves encuentros sexuales?»
¿O se refería al dinero, suficiente para comprar el último modelo de BMW sin pensarlo dos veces?
Las luces pasaron al verde y el poderoso coche arrancó con energía.
-Es un bonito coche -comentó ella.
-Hace su trabajo.
El tono indiferente con que lo dijo la sorprendió. Los hombres a los que no les importaban los coches no se solían preocupar por el dinero. Su padre adoraba los coches, cuanto más llamativos y caros mejor. También Dillon era aficionado a ellos.
-Cambio de coche cada dos años. No sé mucho de coches, pero a las mujeres les gusta que las lleven en un modelo elegante. Además, Sylvia dice que tengo que ser responsable ante mis pacientes y llevar un modelo en el que se pueda confiar, así como no quedarme un día atrapado en la autopista porque el coche no funciona si se supone que tengo que operar. Sinceramente, lo que creo que le preocupa en realidad es que llegue puntualmente a la hora de cenar. Se enfada mucho cuando llego tarde.
-Ella hace eso porque te quiere -apuntó ____*, casi enfadada con Nick por no darse cuenta de lo afortunado que era por tener una hermana tan cariñosa y atenta.
-Sí, ya lo sé, pero a veces parece una madre.
-Creo que es muy agradable. Una de las mujeres más agradables que he conocido.
-¿Lo crees? -preguntó mirándola de reojo-. Ella opina lo mismo de ti. Es sorprendente lo rápidamente que las mujeres hacéis juicios de valor sobre otras personas sin ninguna base concreta. -Que te guste una persona es instintivo, ¿no crees? -contestó ____* provocativamente. -La primera impresión puede ser engañosa –dijo mirándola pensativamente, luego se concentró en la carretera-. Hay el tráfico habitual, maldita sea, pero odio conducir en la ciudad. ____* frunció el ceño. ¿Se habla referido a ella con su comentario? ¿Había cambiado de opinión respecto a ella entonces, al conocerla un poco más? La verdad era que no le gustaba que pensara que estaba loca por el dinero, pero si lo pensaba estaría a salvo.
____* decidió dirigir su opinión en esa dirección. -Es mejor que hablemos de algunas cosas, Nick -dijo con actitud práctica-. Quizá sería mejor que me dijeras exactamente cómo quieres que te trate en los próximos días. Me has dicho que no te gusta que las mujeres estén muy pendientes de ti, cosa que me parece bien, pero no podremos comportarnos como normalmente lo hacemos. A la gente le parecería extraño.
-¿Qué quieres decir con «como normalmente lo hacemos»? -Oh, vamos, Nick, sé sincero. Nos hemos tratado el uno al otro con bastante hostilidad desde el primer día. Casi se puede oler nuestro antagonismo en el aire cada viernes por la tarde. -La verdad es que sí, ¿no? -dijo casi divertido. -En primer lugar sólo Dios sabe por qué me has pedido que te acompañe a esta conferencia -explicó ____*--. Debías de estar bastante desesperado. Y sabes que yo sólo he aceptado por dinero. ¡Ya estaba! Ya se lo había dicho, haciendo que la hostilidad original volviera a aparecer. Él había empezado a estar demasiado agradable con ella, demasiado para su paz interior. -Es lo que espero -dijo secamente-. En cuanto a mi situación desesperada, creo que ya te expliqué claramente las razones. Y tu antagonismo... hacia mí es algo añadido. Estoy cansado de mujeres que quieren de mí más de lo que estoy dispuesto a dar. Tú, querida ____, has reconocido que sólo quieres mi dinero, y me parece por lo menos sincero y relajante. Sinceramente, nunca me había dado cuenta de lo que podía disfrutar contratando a una mujer como acompañante. Te hace sentirte libre de toda clase de presiones y tensiones. Creo que volveré a hacerlo alguna vez más.
-No conmigo, no podrás. -¿De verdad? Te sigue gustando el dinero, ¿no es así? Gastaste los tres mil dólares bastante rápidamente.
____* dio un suspiro profundo y tomó aire, luego habló despacio.
-Sabes que eres un canalla, ¿no?
La luz roja hizo que se pararan de nuevo y ____* descubrió que su corazón iba más deprisa que el motor del coche. Contuvo el aliento cuando Nick se giró para clavar su mirada sarcástica en sus ojos, antes de deslizarla por su boca, que repentinamente había comenzado a temblar.
-No siempre. -La mayor parte del tiempo - exclamó, esforzándose por apartar de nuevo los pensamientos sexuales alejar de su mente-. Y eres un cínico con las mujeres. -Sólo con algunas, mí querida ____. Con todas no. Reservo lo que se suele llamar cinismo para las que usan lo que Dios les ha dado para obtener dinero y otros lujos materiales. -Me imagino que me incluyes en esa categoría, sólo porque he aceptado tu oferta. -Tú no has aceptado mi oferta, ____. Tú me hiciste una contraoferta, una que te ha dejado al descubierto, ¿no estás de acuerdo? -No, yo no lo llamaría así. Pero yo tampoco tengo por qué darte explicaciones. Eres mi jefe, no mi marido ni mi novio. Tuve razones para pedirte esa cantidad, razones de las que no me avergüenzo. -Deja que adivine. Tienes una abuela inválida que necesita urgentemente operarse y cuesta exactamente tres mil dólares. Por alguna extraña razón, ____* no se sintió herida por su sarcasmo, sólo le pareció divertido. Su risa le produjo a Nick primero sorpresa, y luego pareció gustarle, que no era lo que ella había intentado.
-Eres una mujer perversa, ____ Richmond -dijo mirándola con entusiasmo-. Creo que vas a caerme bien.
-Si no me despreciaras tanto, ¿no es así? -Lo dices como si no te importara.
-No me importa, cuento con ello.
-¿De verdad? ¿Por qué?
-Me hace estar segura.
-¿Segura? ¿Te refieres a que pueda saltar por la noche sobre ti? No te preocupes -dijo, con un tono duro en la voz-. Atacarte sería lo último que haría al llegar a Bungarla. ____* lo miró fijamente. Había intentado olvidar el porqué de sus razones para invitarla a la conferencia, pero sus miedos y dudas volvían con renovada fuerza. ¿Qué estaba tramando él? -Tú... todavía no me has dicho cómo quieres que me comporte cuando lleguemos -le recordó, pensando que quizá de esa manera obtendría alguna información-. Quiero decir... si quieres que tus colegas piensen que somos novios, hará falta que demostremos afecto ante los demás, ¿no crees? ¿Cómo te voy a llamar?
-Nick -dijo rápidamente-. Ya te he dicho que sin... demasiadas atenciones. Sólo tienes que comportarte con naturalidad, con encanto personal, sin intentar parecer que te molesta si te tomo de la mano o de la cintura.
« ¿Molesta?» ____* sospechaba que todo su cuerpo se estremecería de un placer perverso. -Dudo que te llegue a dar un beso -continuó-, pero estoy seguro de que, si lo hago, puedes cerrar los ojos y pensar en los tres mil dólares. -Eso haré -dijo como si no le importara nada, aunque por dentro estaba aterrorizada. ¡Dios mío, en qué lío se había metido! -Ahora callémonos un rato --ordenó bruscamente--. Necesito concentrarme por dónde vamos, no conozco mucho estas carreteras. Una vez más, llegaron a un cruce. Nick tomó la carretera de la derecha y llegaron enseguida a la autopista que conducía al sur. En otra hora llegarían a Bowral, y enseguida a Bungarla. ____* conocía Bowral, era una pequeña ciudad a unos cien kilómetros al sur de Sydney. Había estado allí de pequeña en una excursión escolar para visitar una exhibición de tulipanes que hacían todas las primaveras. Era un lugar bastante curioso, con muchas especies de árboles ingleses, tiendas de antigüedades y sólidas casas de campo, algunas muy grandes con jardines enormes.
Según el folleto publicitario, Bungarla había sido originalmente una de esas casas. En la imagen se veía una mansión de dos plantas en medio de un enorme y cuidado césped. La fachada rectangular era casi plana, con la excepción de un porche con columnas y una espectacular
escalera circular. El resto de las fotos dentro del folleto mostraban un hotel bien cuidado, con una decoración de estilo antiguo que lo hacía parecer acogedor y elegante. Al edificio antiguo había sido añadida un ala en forma de U, y allí era donde los huéspedes eran acomodados, mientras que la sala de conferencias, el comedor y otras áreas comunes estaban en el edificio central.
La piscina climatizada de la que Nick había hablado estaba en un edificio separado, al lado de los campos de tenis. El campo de golf estaba en el jardín trasero, al final de un sendero corto. En otras circunstancias ____* habría estado descosa de estar allí. Seguro que las comidas iban a ser exquisitas y no le vendría mal un cambio, pero sabia que no le sería fácil relajarse mientras fingía ser algo que no era, y se preocupaba todo el tiempo por si Nick la besaba o cualquier otra cosa igual de embarazosa. La atracción no deseada era fácil esconderla en un lugar frío como era la oficina, donde eran empleada y jefe: pero la cosa cambiaba si tenían que compartir la habitación de un hotel.
____* suspiró temblorosa volviendo la cabeza hacia la ventanilla. Tendría que tener mucho cuidado si quería salir de esa situación totalmente ilesa. De otro modo, su trabajo de los viernes peligraba. Cuando volviera, tendría que redoblar sus esfuerzos para encontrar un trabajo de ocho horas, de esa manera eliminaría a Nick de su vida para siempre.
____* suspiró resignada y tuvo un sentimiento involuntario de pérdida ante la idea. Le demostró lo vacía que se quedaría su vida si perdía a Nick. ¿O seria a Sylvia a la que echaría más de menos? Sylvia con su comportamiento intuitivo y su gran corazón.
Cuando ____* salió de prisión y fue literalmente echada a la calle, se había prometido a sí misma mostrar a su padre, y al mundo, que podía salir adelante sin ayuda, que no era la chica rica, egoísta, caprichosa y malvada que el juez y el tribunal hicieron creer. Había planeado asegurarse un buen trabajo, encontrar un apartamento agradable donde vivir, encontrar amigos de verdad, que fueran con ella por ella misma, y quizá casarse con un hombre honesto que le diera la familia numerosa que ella siempre había deseado. Siempre odió haber sido hija única.
Pero después de seis meses, no había conseguido ni siquiera su primer propósito. Y su única amistad fuera del trabajo era una mujer mayor a la que conocía desde la infancia. El mundo era duro y su educación privilegiada no la había preparado para ello.
Pero no iba a rendirse, de ninguna manera. Iba a conseguirlo, o a morir en el intento. Nunca se sabe. En la conferencia podría encontrar un doctor que necesitara una recepcionista todo el día, como había dicho a la señorita Blanchford. No estaba mal ser un poco interesada, ¿no?
Pasaron a gran velocidad la ciudad de Campbelltown, las casas fueron desapareciendo gradualmente, y las montañas fueron haciéndose cada vez más oscuras. ____*había oído hablar en las noticias de la sequía creciente, pero era la primera vez que lo veía por si misma. Miró al cielo azul fijamente y rezó en silencio una oración para que lloviera.
Aunque inmediatamente añadió que fuera por los menos dos días más tarde. ¡Primero tenía que derrotar a su jefe en un campo de golf o de tenis! Poco antes de las tres y media, llegaron a Bowral, el silencio entre ellos era absoluto desde hacía una hora. ____* podría haberse relajado, si
Nick no hubiera estado cada vez más tenso. Se notaba una rigidez en sus hombros, y mantenía los ojos fijos en la carretera. Quizá siempre estuviera así cuando tenía que conducir largas distancias, pero ____* empezó a sospechar que en realidad no tenía muchos deseos de llegar a la conferencia.
No quería preguntarle nada, pero era difícil. No podía olvidarse de que quizá ella fuera pieza clave en algún plan no muy inocente. Nick la había asegurado que no le estaba pidiendo nada delictivo o inmoral, ¿pero y él? ¿Iría él a hacer algo delictivo o inmoral?
Un estremecimiento recorrió la espina de ____*. «La curiosidad mató al gato, no lo olvides», se dijo a sí misma, e inmediatamente apartó a un lado sus preocupaciones. Una vez en Bowral, Nick consultó su mapa y tomó una carretera de tres carriles. -Parece que la entrada a Bungarla se toma por aquí, es una desviación a la izquierda explicó- entre dos grandes robles. Manténte alerta, ¿de acuerdo? -De acuerdo -dijo ____*-. Allí están -declaró unos segundos más tarde. Delante de uno de los enormes árboles había un buzón de correos de metal, y sobre él una indicación sencilla que decía Bungarla. La carretera hacia allí se extendía entre jardines, y el terreno iba subiendo poco a poco hasta llegar a la mansión. Mientras se acercaban despacio por el terreno de grava, ____* se dio cuenta de que el lugar era más grande e impresionante de lo que las fotos representaban.
-Quiero preguntarte una cosa, Nick --dijo precipitadamente cuando llegaron-. ¿Quieres que diga que trabajo para ti?
-¿Por qué no? Eso explicaría cómo nos conocimos.
-Sí, pero tú...
-No soy un esnob, ____ -interrumpió bruscamente-. Puedes también decir que eres camarera, si quieres. No quiero que te sientas mal por tener que mentir, a excepción de la relación conmigo. -La verdad es que ya no soy camarera. He... Perdido el trabajo. -¿Qué pasó? - preguntó mirándola con el ceño fruncido-. ¿Fue porque pediste este fin de semana libre?
-No, el jefe creía que el salario le daba derecho a otros servicios.
Nick arqueó una de las cejas y se puso serio.
-Es uno de los problemas de ser tan atractiva, me imagino. ¿Te echó o te fuiste?
-Me fui -contestó brevemente, perpleja por el comentario. ¿Le parecía sexy?
-Será mejor que me porte bien entonces -dijo aparcando el coche frente a las escaleras de la entrada-. No quiero que me dejes. Por lo menos durante los próximos días. Se quedó de repente en silencio y miró fijamente hacia delante. ____* lo miró con curiosidad. Un Jaguar negro aparcó delante de ellos y de él salió una pareja. Un hombre de pelo gris barrigudo y una explosiva mujer rubia de pelo corto.
El hombre rodeó el coche para tomar a la mujer de la mano y la condujo a la entrada, ésta agarró su brazo y con la mano libre le acarició cariñosamente. El hombre le dirigió una sonrisa indulgente y comenzaron a subir los escalones.
____* miró de reojo a Nick, que se había quedado mirando a la pareja. Tenía los ojos brillantes, y sus manos agarraban con fuerza el volante. ¿Era una mirada de odio? ¿Y por cuál de los dos?
-¿Los conoces? -preguntó olvidándose de su promesa de evitar la curiosidad. No podía evitarlo, sencillamente tenía que saber qué estaba pasando.
Nick tomó aliento y lo dejó salir despacio mientras sus dedos se apartaban del volante.
-Sí -confesó-, los conozco.
-¿Sí? ¿Quiénes son? ¿Colegas?
-No exactamente. El hombre es el doctor Philip Ballistrat, la mujer es su esposa, su segunda esposa. Me sorprende que no los reconozcas, aparecieron con frecuencia en los periódicos. En realidad fue hace diez años, cuando tú no eras más que una niña.
____* frunció el ceño, de repente le vino a la memoria un recuerdo vago sobre un escándalo y a continuación se acordó de los titulares. -¡Oh, si, ahora lo recuerdo! -exclamó-. Él vino a Australia para hacer alguna operación, y en ese tiempo dejó a su mujer para empezar a salir con una enfermera rubia que podía haber sido su hija. Se habló de ello durante mucho tiempo y finalmente se casó con ella, ¿no?
-Naturalmente. No pensarás que se conforman con menos que una alianza de matrimonio, ¿verdad? ____* comenzó a sentir dudas con respecto a la rubia que Nick llamaba «mujer perversa que destroza hogares». -¿Los conocías antes de eso? -Sí -contestó. ya sin emoción en la cara ni en la voz-. Ella era enfermera en el hospital donde yo hice las prácticas. ____* no era tonta. La exquisita señora Ballistrat tenía que ser ella, la chica que lo abandonó, la misma Vanessa. Así encajaba todo. -¿No era su nombre Vanessa o algo por el estilo? -preguntó con Fingida inocencia, queriendo aclarar las cosas en su mente de una vez por todas.
-Sí -admitió fríamente Nick.
-Me lo figuraba -murmuró ____*.
Así que por eso había ido Nick allí. Empujado por una curiosidad morbosa, y por eso la había llevado a ella. Para salvar su ego. Quería ver a la mujer a la que había amado, pero no quería demostrar que seguía herido por su amor.
____* sintió una terrible furia contra el hombre que estaba sentado al lado de ella. ¿Por qué no dejaba las cosas como estaban? Diablos, ella no querría ver más a Dillon, no tropezaría una segunda vez con la misma piedra.
Quizá porque si lo viera una segunda vez, pensaba ____*, ¡lo intentaría matar! Los ojos de ____* se posaron en Nick. Dios, él no haría algo así, ¿verdad? No habría ido a vengarse de manera violenta, ¿no? El amable y cariñoso doctor Jekyll al que había visto esa mañana no lo haría, pensaba ____*. ¿Pero y Mr. Hyde? La máquina fría y calculadora que vivía dentro del cuerpo de Nick, y que salía a la luz con las mujeres a las que despreciaba
-Creo que es mejor que salgamos -declaró Nick con frialdad-. Henry salía detrás de nosotros y llegará en cualquier momento.
por si se preguntan quien es doctor Jekyll y Mr. Hyde asi le llama ____* a las personalidades de nick, una es la dulce y la otra es la fria y distante.
♥..:Tiff:..♥
Re: VENGANZA FINAL Nick y Tu TERMINADA
okis! esta aclarado xD
PERO KIEROOOOOOOOO MAAAAAAAAS!! ¬¬ YA VERAS VANESSA! YO LO VOY A CONKISTAR Y LO VOY A ENAMORAR CON MIS ENCANTOS xD
SIGUELAAAAAAAAA MI TIFF!!!
ACOMODA ACOMODAAAAA PLISSSSSSSSSS!!! xD
TKM :hug:
PERO KIEROOOOOOOOO MAAAAAAAAS!! ¬¬ YA VERAS VANESSA! YO LO VOY A CONKISTAR Y LO VOY A ENAMORAR CON MIS ENCANTOS xD
SIGUELAAAAAAAAA MI TIFF!!!
ACOMODA ACOMODAAAAA PLISSSSSSSSSS!!! xD
TKM :hug:
LittleVickJ♥
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