Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)

por **ilee** Jue 24 Ene 2013, 11:38 am

Siguela

(: (: (: (:

por **mardy bum.** Jue 24 Ene 2013, 11:42 am

Siguelaaa c: por favor amo..pero amo tu novela escribes tan pero tan bien
siguelaaaa

Valee!

por **CarrotLov** Jue 24 Ene 2013, 3:53 pm

Soy mala lectora lo se askdhas TT-TT
hjasgdakjs PERDON por no pasarme antes, es que no sabia que avias bajado la novela, ahora voy a verla todos los dias para ver si bajaste algo o no asjdh
Tenes que seguirla me mori de risa sos muy genial escribiendo e-é

De nuevo, perdon c:

por **mardy bum.** Jue 24 Ene 2013, 7:50 pm

Siguelaaa por ts lectoras que te aman C: siii

Vale

por **ilee** Jue 24 Ene 2013, 9:08 pm

siguela porfis, por mi biennnn !!!

por **C.J. Potter** Vie 25 Ene 2013, 12:20 am

Jajajajaja, chicas, no morí (?) Me tomé el día para pasear un poco con mi familia (Ya empezaban a decir que parezco autista ¬ Ahí es cuando tengo que preocuparme de que no me saquen la computadora, porque... ¿Qué escribo sin la compu D: ?).

Mañana subo cap. A lo mejor dos, no prometo nada (?) Gracias por comentar, son adorables xD

Besos!

por **mardy bum.** Vie 25 Ene 2013, 12:42 am

Juliette escribió:Jajajajaja, chicas, no morí (?) Me tomé el día para pasear un poco con mi familia (Ya empezaban a decir que parezco autista ¬ Ahí es cuando tengo que preocuparme de que no me saquen la computadora, porque... ¿Qué escribo sin la compu D: ?).

Mañana subo cap. A lo mejor dos, no prometo nada (?) Gracias por comentar, son adorables xD

Besos!

Wiiii el gigante dijo que abra capitulo y quizas allan 2, bueno quizas pero igual cvfghbvcdfghyjfdg

aaa no estabas muerta andabas de paranda(8) ahahahahhaha ok esperare el capitulo
Valee

por **ilee** Vie 25 Ene 2013, 10:46 am

Jajaaja si a mi también suelen molestarme con el encierro y eso, es entendible

Leí sobre un capítulo??? Tal vez dos??? Iuuupiiii.... Igual con que subas uno me alcanza, quiero leer!!

Un beso (:

por **mardy bum.** Vie 25 Ene 2013, 6:39 pm

Quier capitulo por que aqui dice ayer ..osea hoy hay capitulo *o* iashihfviashfoahs

por **ilee** Vie 25 Ene 2013, 8:25 pm

quiero capituloooo asdfghjjhgfesdfv

por **mardy bum.** Vie 25 Ene 2013, 8:29 pm

Capitulos *o* wiii levante la amno quien quiere ._.|

por **C.J. Potter** Sáb 26 Ene 2013, 2:34 pm

Lo estoy terminando, pero soy nueva con esto de polyvore, y se complica un tanto -__- Adelantadamente, (no, no existe esa palabra) les digo que el próximo capítulo tendrá lugar en un Club Nocturno (BAhhh, boliche para mi gente(?).

I'm sorry, again.

por **ilee** Sáb 26 Ene 2013, 3:07 pm

si estas viva!!! Tomate tu tiempo, aca esperamossss

por **mardy bum.** Sáb 26 Ene 2013, 3:27 pm

Estas viva...asokdhbikasnhoas ok te espero, y polyvore es complicado et entiendo

por **C.J. Potter** Sáb 26 Ene 2013, 5:28 pm

"Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco) - Página 4 288w7l2

Capítulo 7

"HECHOS"

Isabella Narra

— Estás loca— aseguró, casi de manera casual, mientras se miraba en el pequeño espejo, chequeando su labial. Bufé en reproche, y me desplomé sobre mi cama.

Mía y yo compartíamos dormitorio, junto a Camila. Angy y Valentina estaban en otro. Obviamente, me había adueñado de la cama que quedaba separada, mientras las otras dos compartían un litera. Odio las literas.

— Lo digo enserio. Eres menor de edad, ¿recuerdas? Tu mamá me mataría si se entera que te dejo ir a un club nocturno— fundamenté, con una mueca de horror de solo pensar en Cecilia enojada.

¿Cuál es el problema ahora? Bueno, son muchos. Pero en este caso, estamos hablando de la salida que invitaron los chicos. Ya llevábamos una semana entera con ellos, y al parecer les caemos bien. Además, las novias de Liam y Louis parecen querer conocernos. (Y con “conocernos” estoy segura que planean examinar a las chicas que convivirán con sus novios todo el verano). Mía está súper emocionada, y planea ir. Yo no pienso asomarme a uno de esos lugares llenos de gente, sudor, alcohol, y mujeres más lanzadas que pájaros en aterrizaje. Así que no podía ir sin mí.

— ¡No seas mala, Isa! — se quejó la rubia, dejando el espejo solo para mirarme con los brazos como jarra. Arqueé las cejas.

— Estoy aquí, ¿o no? Creo que no me puedes decir mala hasta dentro de treinta años— recalqué, volviendo a abrir mi libro donde lo había dejado.

Esta semana estuvimos yendo y viniendo con el equipo de producción todos los días. Visitamos el Big Ben, el teatro, el cine, el barrio de famosos, las tiendas, el mercado utilizado durante el período victoriano, y pasamos frente al castillo de la Reina. Habría querido entrar, pero Suzanne me aseguró que eso podría llegar a pasar “Más adelante”. Nos dejaron el fin de semana libre.

Por otro lado, en el tiempo que nos sobraba luego de las visitas, veíamos películas, cocinábamos, o escuchábamos a los chicos ensayar (No creerán cuánto gritaron las chicas con esto). Fueron días amenos, a decir verdad.

¿Cuáles son los otros problemas? Dos. Primero, Angy está pasando mucho tiempo con Liam, pero el castaño tiene novia, y la pelirroja pidió ayuda. Ayuda femenina para conquistarlo. Pero, va en contra de mis principios. ¡No me gustaría que alguien me quitara el novio! Claro, las otras tienen códigos menos de abuelitos que yo, y ponen primero a las amigas. Oh sí, podemos decir que las cuatro ganadoras son oficialmente amigas. Incluso Valentina, que era la más callada, se une a las “Noches de chicas”. De las cuales tuvimos dos. Y eso nos lleva a otro problema…

Mía.

Ella confesó que le gustaba Harry el primer día. Está bien, a mí me gustaba Lucas. Solo es “gustar”, y no le vi lo grave. Pero… Desde lo que pasó con ese idiota de Atlanta llamado Matt, ella no se había interesado en otro chico. Y lo entiendo, yo también estaría gustando de Orlando Bloom si ganara un concurso para vivir con él. ¿Quién no, de hecho? ¡ES ORLANDO!... Ejem… El punto es que, cada vez habla más de él. (No es como si antes no lo hiciera, pues es uno de sus ídolos, pero ahora está SERIAMENTE hablando de él, porque lo ve las dieciséis horas del día). Y no me gusta Rulitos para mi prima ni por asomo. Es demasiado… demasiado… coqueto. ¡Eso es! Es un terrible ligón. Y tengo miedo de que le haga daño. ¡Pero la terca Mía no me hace caso!

— Eso no es justo. Estás aquí pero no me dejas disfrutar del concurso— reprochó, cruzándose de brazos. Al ver que no le prestaba atención, me quitó el libro de las manos.

— ¡Hey! ¡El Señor Darcy estaba a punto de decirle a Elizabeth que…— comencé a decir, fastidiada, pero ella me interrumpió, arrojando mi ejemplar de “Orgullo y Prejuicio” al suelo, dándome un pre infarto.

— ¡Por favor, Belly! — insistió, mientras yo me ponía de pie de un salto, corriendo hasta mi querido libro.

— ¡No, Ileeana! — repuse firmemente, tomando la obra de Jane Austen, y regresando a mi cama. Su boca se frunció.

— No me digas así— musitó primeramente, y luego agregó: —. Eres cruel. ¿Por qué no puedes dejar que me divierta a mi modo?

La miré por encima de las amarillentas hojas de mi libro favorito, frunciendo el ceño. Ella estaba haciendo el puchero “Mía.

— No hagas eso. Y no. No puedo dejarte ir, sería peligroso que fueras sola, sin control.

— Louis es bastante grande, él puede cuidarme. Además, estaré con Harry— hice una mueca.

— Menos aun. No confío en Rulitos, lo sabes. Y estoy segura de que todos tomarán. Definitivamente no estarás sola con un Rulitos embriagado— fingí estremecerme.

— ¡Oh, vamos! — masculló, dando un pisotón al suelo, de manera infantil—. No me hará nada, Isa. Además, solo somos amigos— añadió, sonriendo ladinamente—. Uhh… Amigos… Soy amiga de Harry Styles… ¡Y pensar que antes solo lo veía en posters!

Rodé los ojos, tratando de ignorar sus divagaciones para leer el final de la historia.

— ¿No me estás escuchando, cierto? — la oí decir, antes de que el libro fuera arrancado de mis manos nuevamente. Solté un gruñido, y me incorporé en la cama, apoyándome sobre las palmas. Al menos esta vez tuvo la consideración de no lanzarlo al piso.

— ¿Por qué insistes? — inquirí secamente.

— ¡Porque siempre he querido ir a una de estas fiestas de famosos! — fundamentó, exasperada. La vi suspirar, cerrar los ojos con fuerza, y luego volver a abrirlos como si una bobilla hubiera prendido en su cabeza—. ¿Sabías que estará Orlando Bloom?

***

— Más te vale que esté mi Orlando, Ileeana— mascullé, mientras la rubia pasaba un colorete sobre mis mejillas. Rubor. Como si yo no me sonrojara cada vez que respiro. Estornudé a causa del polvo, y con una mano corrí su brazo—. Es suficiente, estoy bien así.

— ¡Pero falta el delineador! — reprochó ella, tomando en sus manos una especie de cilindro negro, que al girarlo una punta de algo negro y pastoso asomaba. Hice una mueca. Siempre lloraba con esas cosas.

— ¡Nada de delineador! Estoy bien con todo esto— hice un gesto con la mano, abarcando la cara. Ella resopló, pero asintió con la cabeza. Mía sería una fanática de la moda, pero entendía el concepto “Comodidad”.

Me puse de pie, y me miré en el espejo por enésima vez. Este vestido no es mi estilo, este vestido no es mi estilo… Muy corto, muy negro, y muy ajustado. Los peores “muy” en una sola pieza. Agh. ¡Y ni hablar del peinado! Yo odio con mi alma atarme el cabello, pero Mía insistió (y con “insistió” me refiero a que me recordó que estaría Orlando Bloom) para hacerme una especie de rejunte de cabello en un rodete, con algunos mechones cayendo como contorno de mi rostro. ¿No era mucho? Mucho, literalmente.

— De acuerdo, yo estoy lista— avisó Camila, desde el tocador. A mí me gustaba más su atuendo. De hecho, envidiaba que ella pudiera usar pantalones, a pesar de ser calzas, y yo tuviera que morir de frío con esta cosa que se hace llamar vestido. ¡Ni siquiera tengo abrigo! Aunque Mía asegura que no necesitaré. Noté que Cami llevaba puestos los tacones que habíamos comprado hace unos días, en nuestra primera salida de compras.

Uh… Me duelen los pies de solo recordarlo. Mía y Angie estaban totalmente emocionadas con las tiendas londinenses. Parecían niños en una dulcería. Era graciosa verlas saltar por un bolso, pero realmente dolían las piernas de tanto recorrer. Los chicos, tienen tanta suerte, que pudieron zafarse, yéndose a ver una película y comer al Starbucks. Afortunados. Yo pasé una hora entera en Tiffany’s. A veces me pregunto si el tío Eric puede costear los gustos de Mía. Es decir, sé que tienen dinero, mi familia también, pero… ¡Deberían ver las bolsas que trajeron! Yo me limité a un par de remeras y unas nuevas Converse para mi colección, las demás hicieron algo parecido. Al parecer a Valen y Cami tampoco le agrada mucho eso de pasarse la tarde de shopping.

— ¡Genial! ¡Estoy tan emocionada! — chilló mi prima, enfundándose sus tacones. Ella siempre lograba verse espléndida. Me fijé en su vestuario, y nuevamente en el mío, y reí tontamente.

— Vamos a juego— expliqué, ante su cara de confusión. Reparó en mi vestido, y mis zapatos, y echó una carcajada.

— No nos confundirán entonces— comentó, mientras la puerta se abría, dando paso a dos chicas, ya arregladas. Me sorprendió ver a Valentina con todo el cabello rizado. Captó mi mirada de asombro, y se encogió de hombros diciendo “Angie”. Sonreí con gracia. La pelirroja llevaba un vestido rosado, muy llamativo. Esa chica era increíble.

— ¡Listas! — informó, de manera obvia, Angy. Me gustó su peinado.

— ¿Bajamos? — preguntó Camila, ligeramente cohibida. Mía rodó los ojos.

— ¡Por supuesto! Por favor, que no aparezca el pudor, todas están hermosas— sentenció, con aires de ser mayor que nosotras, a pesar de que realmente era la más chica—. Así que… ¡En fila! Vamos, vamos, vamos— repetía, apuntando las escaleras, mientras las chicas salían en tropel de la habitación. No pude evitar reír.

— Estás lista para ser maestra. O jefa de tropa— murmuré a mi prima, quien sonrío con suficiencia, saliendo por la puerta detrás de mí—. ¿Qué tanto se debe hacer en un club como ese?

Se detuvo en seco, solo para mirarme con los ojos bien abiertos.

— ¡Belly! ¿Nunca has ido a un club de baile? — inquirió, totalmente pasmada. Me ruboricé levemente.

— Si quieres publícalo en el diario, que tu voz no llegó a Japón— farfullé, ceñuda—. Y sí he ido… A bares… No tan tarde, pero…— alzó una ceja. Suspiré—. De acuerdo, no. Nunca he ido a uno de esos.

— ¡Oww! Es como tener que enseñarle a un pajarito a volar— hice una mueca ante su metáfora—. Bien, no te preocupes por eso. Yo te enseñaré todo lo que neces…

— ¡Chicas! — llamó Valentina, desde el tope de las escaleras. Había un intenso carmesí en sus mejillas, y eso no era colorete.

— Ya vamos— musité, agradecida de librarme de un curso hablado sobre “Qué hacer y cómo actuar en una discoteca”, por Mía Ileeana Greece. Prácticamente corrí escaleras abajo, y casi tropiezo dos veces, pero finalmente llegue a la planta baja, donde los chicos esperaban, al parecer jugando a las cartas. Suspiré tranquilamente, y tomé asiento junto a ellos, mientras las demás bajaban, lideradas por la rubia. Sentí la mirada de alguien sobre mí, pero preferí no voltear para enterarme.

Era gracioso. Esto era como esas películas donde la chica baja las escaleras en cámara lenta, con música de fondo, y totalmente diferente, hermosa. Solo que estas eran cuatro chicas, y faltaba la música, la cámara lenta, y el destello dramático en sus miradas.

— ¡Que monas! — exclamé, sonriendo, con cierta gracia de la situación.

— WOW— oí soltar a Zayn.
— Se ven muy…— comenzó Liam.
— Bien— finalizó Harry, que miraba a mi prima. Percibió mi mirada fulminante, y aproveché para comunicarle un “Estaré vigilándote” con la mirada. Lo último que quería era regresar llevando a mi prima y su corazón roto. No es que no tuviera fe en Rulitos, solo… No, eso era exactamente lo que sucedía.

— ¿Y ese vestido? — preguntó una ya conocida voz detrás de mí, cuando estuve parada, controlando los halagos que brindaban los chicos. No sé si por cortesía, o porque de verdad lo sentían. A mi parecer, todas estaban muy bonitas, y los elogios sientan bien a todos –Especialmente si vienen de tus ídolos-.

— Ohm… Mía— expliqué como si con esa palabra desentrañara el origen del universo, volteando a ver a Niall. El rubio era el único que verdaderamente me caía bien. Bueno, de hecho todos me caían bien –salvo Rulos-, pero él por sobre el resto. Quiero decir, es tan atento, gracioso, y… Ejem…Eso.

— Es bonito— aceptó, examinándome. Me sonrojé, y lo golpeé levemente en el hombro. Es inevitable, -teniendo un hermano y dos primos- no tener los golpes como acto reflejo. Durante los veranos en Sunsent, había que saber defenderse. Mía era buena con las palabras, y yo me encargaba del trabajo sucio, por así decir.

— No me gustan las miradas Made In Styles— avisé, cruzándome de brazos. Él río, cantarinamente como solo el duende sabía hacer.

— Sigo siendo un chico— recordó, encogiéndose de hombros para restarle importancia. Bufé. Y de tanto bufar ya parezco gato. No me gusta que sea tan despreocupado… Quizás porque yo soy todo lo contrario, y todo el tiempo parezco un manojo de nervios.

— Oh, no te molestes en recordármelo— murmuré, sin saber bien por qué. Me aferré más a la cartera, y volteé para mirar al resto, alzando la voz—. ¡Vamos todos, nos dividiremos en dos autos! — indiqué, parando la charla.

— ¿Desde cuándo tú mandas aquí? — se quejó Rulitos, cruzándose de brazos. Arqueé las cejas.

— Desde que puedo hacer que Mía regrese a Argentina— repuse simplemente, haciendo que ella se sonroje, y él calle—. Además, hay que organizarnos un poco. ¿Quién tiene auto aquí?

Los cinco levantaron la mano.

— Hay que buscar a Eleonor— avisó Louis, haciendo que Liam reaccione.
— Oh, y a Danielle— casi como si de una palanca se tratase, la sonrisa de Angy desapareció. Suspiré. Oh, genial.

— Bien… Somos doce, entonces. Tres autos. ¿Quién de ustedes conduce? — Harry fue el primero en levantar la mano. Sus amigos, e incluso las chicas, se largaron a reír escandalosamente. No le veía la gracia—. ¡Hey! Bien. Louis, tú iras en uno, con Zayn, y Camila. Ve a buscar a tu novia, y nos vemos allí— indiqué, a lo que el castaño asintió, dejando de reír, y se marchó, tomando una llave del llavero junto a la puerta, seguido de la castaña y el moreno.

— Um… Alguien se tragó a Suzanne— siseó Liam, recibiendo una mala mirada de mi parte.

— Tú. Irás a buscar a Danielle con Valentina y…— Angy levantó la mano, pero la bajó de inmediato, con un rubor. Pero… Si dejaba que ella fuera… Tendría que ir con… ¡No! —. De acuerdo, Liam, Angy y Harry, irán por Danielle.

— ¡No es justo! — soltó Mía, mientras que la pelirroja daba saltitos.

— Oh, por Dios, se verán allí— mascullé, rodando los ojos. La rubia se sonrojó, y Rulitos bufó, siguiendo a Liam hasta la salida, junto a una emocionada pelirroja.

— Eso nos deja a nosotros— comentó Valentina, suspirando.

— Bah, no es justo. Tú quieres ir con Niall— murmuró Mía, pasando a mi lado. Miré al rubio al instante, pero él ya estaba aguardando en la puerta, y no parecía haber oído nada. ¡Qué tonterías decía!

— Cállate— musité, saliendo a la fría noche.

***

— Esto es demasiado— grité, para hacerme oír sobre todo el ruido de música y risas. Las luces estaban apagadas, y solo alumbraba uno blanca, que prendía y apagaba, dándome la sensación de que todo avanzaba a cámara lenta. Además, había una especie de reflector, con luces de colores que se movían automáticamente, dándome lo que mañana sería un dolor de cabeza.

— ¡Lo es! ¡Pero eso es mejor! — repuso Mía, también entre gritos. Ella bailaba sin sentido alguno, simplemente moviendo las piernas y las manos, al igual que el resto.

— ¡Iré a la barra! — avisé, a lo que ella asintió sin mucha atención. Di la vuelta, y caminé hasta el único lugar que tenía unas pequeñas lámparas, para iluminar al Barman.

Tomé asiento sobre una butaca, viendo que solo había un par de personas más. Un tipo solo, y otro más, ligando con una chica que le sonreía seductoramente. Hice una mueca, y cuando el hombre se acercó para saber qué tomaría, le pedí una Coca. Me miró como si fuera un bicho raro que escapó del zoológico, pero tras unos momentos regresó con un gran vaso de vidrio, con una bombilla en él. Estiré el dinero, pero el negó, diciendo “Las mujeres beben gratis hasta las tres”. Contuve la risa. Así eran las propagandas de los Boliches en mi país.

Tomé un sorbo de mi bebida, mirando hacia la pista de baile. Era un lugar bastante exclusivo, se suponía. Juraría que una de las chicas que bailaba cerca de mí era una actriz que vi en alguna de esas películas de los domingos. Pero eso no quitaba lo vulgar. Todos bailaban muy pegados, como si fueran a hacer algo indebido en ese mismo momento, y el sudor volvía sus pieles perladas bajo la luz parpadeante.

Perdí de vista a Valentina y Niall apenas entramos. Ahora ni siquiera veía a mi prima, lo cual me hizo pensar si debería preocuparme. Después de todo, ella era menor de edad… Y había tantos chicos que te miraban de una manera para ponerte los pelos de puntas…

— Hey— saludó alguien, a mi lado. Oh, era Angy.
— Hey— repetí, sonriendo levemente al encontrar a alguien conocido.

— ¿Primera vez por estos lugares? — inquirió, pidiéndole al Barman una Margarita.

— ¿Soy tan obvia? — mascullé, con una mueca.

— Estas sola en la barra, y tomando Coca Cola— apuntó mi vaso, que ya estaba por la mitad—. Sí, es muy obvio.

— No sé qué más hacer. La gente luce tan… pervertida— obvié, abarcando con un gesto el lugar. Ella río por un buen rato.

— Eso es lo gracioso. Aunque no es necesario que te manoseen. Puedes solo bailar con un amigo, o sola— explicó, dando un largo trago a su bebida. La mire sorprendida. Parecía tan pequeña. Bah, yo parezco sumisa. Creo.

— No sé bailar— confesé, agradeciendo que el lugar tuviera tan poca iluminación, pues me había sonrojado.

— Oh, no es problema. Solo muévete al ritmo de la música— tranquilizó, encogiéndose de hombros para restarle importancia. Ese gesto me hizo recordar a cierto duende. ¿Dónde estaría él ahora? ¿Dónde estaría mi prima ahora? Un momento… Si Angy estaba aquí…

— Styles— solté entre dientes, dejando el vaso sobre la barra—. Ya vuelvo. Debo controlar algo— avisé, para luego mezclarme nuevamente entre la masa de gente. Dios, cuanta transpiración. Cuanto ruido. Esto marea.

— ¡Isabella! — llamó alguien, alegremente. Giré unos momentos, encontrándome con un sonriente Louis, llevando de la mano a una bonita chica con vestido violeta.

— Eh, Lou— saludé, gritando para que me oyera. Sentí que la chica me examinó minuciosamente. Está bien, comprendo. Es su novia, y yo una intrusa.

— Uh… Isa, ella es Eleonor— presentó, acercándose para que lo oyera. Le dediqué una sonrisa a la chica, quien me correspondió.

— Un gusto, Eleonor— saludé, tendiéndole una mano. Era algo estúpidamente formal, pero mi madre me había enseñado a hacerlo. Ella alzó una ceja, pero me dio un apretón de manos, algo más tranquila. Ouch. ¿Me tachaba de no peligrosa? Que gente poco sutil.

— Igualmente— repuso, sonando algo burlesca. Perfecto, ya no me caía bien.

— ¿Han visto a Styles? ¿O a mi prima? — pregunté, nuevamente gritando, corriéndome un mechón de cabello de los ojos.

— Um… Creo que los vi a ambos. En uno de los sillones, en el salón de al lado— indicó Louis, señalando uno de los lados de la pista de baile, donde pude avistar el comienzo de un arco en la pared. Hice una mueca.

— ¡Lo mataré si está haciendo algo! — exclamé, a nadie en particular, para volver a tratar de hacerme paso entre la gente.

Choqué con alguien. Demonios, alguien está tratando de impedir que llegue.

Levanté la vista, encontrándome con Zayn. ¡¿Cómo es que ya me cruzo con dos de ellos, pero aun no puedo llegar a mi prima?! Ugh.

— ¿Sucede algo? — inquirió, sobándose el hombro, que es donde había impactado mi frente. Yo también me llevé una mano a la cabeza, sintiendo el dolor.

— ¡Sí! ¿Acaso todos están buscándome o qué? — me quejé, cansada de gritar para que me oyeran. Alguien me chocó por detrás, y casi caigo. Conté hasta diez para calmarme. Dios, yo aquí tonteando, y mi prima pequeña con el aprovechador de Rulitos.

— Uh… No… Creo que no… ¿Has visto a Valentina? — me causó cierta gracia su manera de pronunciar el nombre de la chica, usando ese acento inglés.

— No. Vi a Angy, a Louis, a Eleonor, y a la actriz de una de las películas que vi un domingo. Pero no a Valentina— repuse, rodando los ojos. Él me miró confundido—. ¿Para qué la buscas, de todos modos?

— Oh… Nada. Quería mostrarle algo… Si la ves dile que la busco— pidió, antes de perderse entre la gente. Bufé. Claro, con la suerte que tengo seguro que me cruzo a todos antes de llegar a salvar a la pequeña Mía. Que no es tan pequeña…

Continué hasta llegar hasta esa especie de arco en la pared, con alivio. Esa pista era claustrofóbica.

Atravesé el arco, que llevaba a un corto pasillo blanco. Fresco y con tan solo un par de parejas… en estado comprometedor. Los ignoré, hasta llegar al final del túnel. Eso desembocaba en una enorme habitación, color beige, con lámparas alumbrando de manera casi mortecina, como si su intención no fuera alumbrar, sino generar un ambiente íntimo. OH… Mataré a Rulos.

Había varios… compartimientos, con burós como separación, y sofás dentro. Había muchas, muchas parejas en cada uno por el que pasaba. Algunas veces tres personas. Esto era demasiado para mí.

Finalmente, avisté una inconfundible cabellera llena de rulos, tras ponerme de puntitas. Efectivamente, estaba poniendo un brazo alrededor de Mía, y ni siquiera me fijé en que parecía hablar con alguien frente a ellos, quien no pude ver a causa de un muro.

Me acerqué a zancadas, hasta llegar a la zona libre de buró que hacía de de entrada. Por alguna razón que no llegué a entender, me quedé estática al ver al duende siendo abrazado por una chica de cabello chocolate, que no logré identificar al estar de espaldas.

Mía me miró alarmada, incluso Harry lo hizo, pero en el rostro de Niall había cierta sorpresa, como si fuera un niño pillado comiendo galletas por la noche. Oh, que idiota de mí por exagerar tanto. Ni siquiera lo conozco como para que eso me moleste.

Reaccioné.

— ¡Ileeana! — exclamé, rompiendo el silencio del lugar, recibiendo varios ¡CHSST! Desde los otros compartimientos, a los que yo correspondí de igual forma—. ¡Quita tu mano Ricitos! — reclamé, apuntando a Harry con el índice. Él bufó, y obedeció, alejándose un poco de la rubia.

— ¡Isa! — reprochó Mía. Le dediqué LA mirada, cortesía de mi madre, y se limitó a fruncir los labios, enfurruñada.

— Te dejo sola unos minutos y Rulitos ya sale al ataque. Hablaremos en casa— avisé, entornando los ojos. Debía cuidar de ella, pues ese era mi papel de acompañante, y de prima. Enserio todo esto de Harry me parecía sospechoso.

— Eres una exagerada. Pareces mi madre— farfulló Rulos, negando con la cabeza. Arqueé las cejas.

— Oh, y aun no has visto nada— murmuré, y entonces reparé en los otros dos. Esa chica era… Oh Dios… Era…—. ¿Demi Lovato? — solté, casi sin pensarlo, sintiendo mis propios ojos abrirse de par en par. La chica, que llevaba un vestido azul eléctrico, sonrío.

— ¡Hola! — saludó, en evidente acento estadounidense—. ¿Tú eres…?

— Isabella— finalicé, acercándome para darle un beso en la mejilla a modo de saludo. Entonces tomé asiento en medio del ojiverde y la rubia. Ambos me miraban mal. Los ignoré.

— ¿Eres la hermana de Mía? — cuestionó, interesada. Wow. Demi Lovato estaba interesada en mi vida. Wow. ¿Qué seguía ahora? ¿Orlando Bloom invitándome a salir?

— Er… No. Soy su prima— corregí—. Y su acompañante. Porque ella aun es menor de edad— enfaticé las últimas tres palabras, mirando acusadoramente a Harry, que rodó los ojos. De acuerdo, soy una exagerada, porque él tiene solo dieciocho, y Mía pronto cumplirá años. Pero hay que aprovechar.

— Oh… ¿Tú también estás viviendo con la banda? — continuó preguntando, sin notar mi indirecta a Rulos. Noté que estaba tomada de la mano de Niall, y quedé unos cortos instantes en silencio. Claro. Eran novios. Oh.

— Sí. Aunque planeo irme antes, cuando Mía cumpla dieciocho. Eso es en exactamente dieciséis días, una hora, y quince minutos— expliqué, entrecerrando los ojos al mirar el reloj de pared que marcaba las 10:45. Era tan temprano. Quedaba tanto tiempo para volver a casa. Agh.

— Vaya… ¿Eso quiere decir que en dos semanas y media te largas? — inquirió Harry, ahora entusiasmado. Lo miré mal nuevamente.

— No hagas que me arrepienta y me quede los tres meses— amenacé.

— No dije nada— repuso, alzando las palmas y echándose para atrás en el sillón de cuero negro.

— ¿Te marchas antes, de verdad? — preguntó entonces Niall, confundido.

— Por supuesto. Si ella es mayor de edad, no tengo qué hacer aquí— repuse, sorprendiéndome con mi propio tono de voz, algo mordaz. Desvié la mirada al suelo—. ¿Te puedo dejar al cuidado de mi prima? Que Rulitos no haga nada raro— pedí, a nadie en especial, insertando una forzada sonrisa. Él asintió, y sin darles tiempo a nada más, me puse de pie y me fui a zancadas del salón.

Nuevamente, me hundí en la música, el sudor, y la claustrofobia de la pista de baile. Me sentí más tranquila. No tengo la menor idea de por qué, o al menos no quiero tener idea de por qué.

Me llevé las manos al rostro, y fui directo a la barra. Esta vez, imité a Angy, y pedí una Margarita. Soy una tremenda idiota.

Casi no saboreé el trago, porque tenía gusto ácido, y se notaba que tenía mucho alcohol. Nunca antes había tomado bebidas alcohólicas, ni siquiera cerveza. Estaba haciendo una locura. Pero oí que tomar hace que dejes de pensar. Y yo seriamente necesito dejar de pensar idioteces.

Fondo blanco. Y aun pensaba. Pedí otro. Fondo blanco. ¡Y maldita sea que aun pensaba en mi reacción al ver…! Otro vaso. Y perdí la cuenta.
Cuando el hombre ya no me quiso dar más bebidas, reí tontamente y me puse de pie, hasta la pista de baile, y comencé a hacer movimientos sin sentido, como el resto. Pero, ¡hey! Ya no pensaba.

Bailé con un tipo, cuyo rostro no recuerdo. Sí, creo que era castaño. Cuando quiso tocarme, aun lo suficientemente consciente para darme cuenta de que eso estaba mal, lo alejé de un empujón, y me perdí de su vista. Bailé con un rubio. Que me hacía recordar al idiota de Niall.

No recuerdo mucho más. Solo reír, bailar, las luces blancas parpadeando, el color de los reflectores, y… Nada.

***

— Está loca…— eso fue lo primero que oí, y me provocó una rara sensación de deja vú. Era como si me lo gritaran al oído. Llevé una mano a mi cabeza, que daba vueltas, y dolía como mil demonios. Era una sensación horrible—. ¡Despertó! — volvieron a gritar, esta vez más fuerte. Gemí de dolor, y tanteé a mí alrededor en busca de algo para taparme los oídos. Estaba en una cama.

Traté de abrir los ojos, pero apenas los hube entreabierto, una profusa luz me cegó. ¿Dónde rayos estaba? ¿Ya era de día?

— Dejen de gritar— me quejé, oyendo mi voz pastosa y baja—. Apaguen las luces— mascullé, volteando sobre mí misma. Traté de recordar qué sucedió antes de esto. Pero no conseguí más luego de haberme ido huyendo como boba de Niall, y de haber tomado una… Margarita. Agh. Unas cuantas. ¿Muchas? ¿Pocas? No tengo idea…

Un momento… Un chico. Recuerdo un chico. ¿Dos? Oh, no. Solo baile, sí, solo bailé. Espero.

Tras mis párpados ya no había esa enfermiza luz, y me pude relajar. El estómago se me revolvió. Levanté la cabeza, y entreabrí los ojos lentamente. La habitación estaba en penumbras, por lo que pude abrirlos del todo. Me refregué el rostro, sintiendo mi cuerpo entumecido, hasta que pude adaptarme a la luz. Había tres personas, y algo de luz se colaba por entre las rendijas de las persianas americanas.

— ¿Estás bien? — preguntó una chica. Mía. Estaba cruzada de brazos, y me miraba aprensiva.

— Ugh… No grites, ¿quieres? Y sí, estoy bi…— llegué a ponerme de pie antes de vomitar sobre el suelo de madera. Cuando termine, pude sentir unas manos en mi espalda, que me llevaron a sentarme sobre la cama nuevamente.

— No. Tienes la resaca del siglo— corrigió, chasqueando la lengua—. ¿Puedes traer algo para limpiar eso? Y un balde— pidió, a una de las otras dos personas allí. No sé si asintió o qué, pero pude oír la puerta abrirse y luego cerrarse.

Miré a mi alrededor, desorientada. Estaba en mi habitación, sobre mi cama. ¿Y quién…? Valentina. Sí, era ella. Noté que ya no vestía aquel ajustado traje de cóctel, sino que llevaba pantalones cortos, y un top de tirantes. Mi pijama.

— ¿Qué pasó? — pregunté, con un horrible sabor en la boca. Tenía ganas de llorar. Entre el dolor de cabeza, las nauseas, y la desorientación, estaba muy mal.

— Te quisiste tomar la barra entera— se medio burlo ella, que estaba desenredando mi cabello con un cepillo. No me quejé cuando tiraba de algún nudo—. ¿Sabes? Se supone que tú cuidarías de mí, no al revés.

Reí con pena, pero cuando sentí mi cerebro latir, paré. Nunca más bebería alcohol. Nunca.

— ¿Solo eso? ¿Cómo terminé aquí? — inquirí, más aliviada. Solo eso. Bien, lo recordaba.

— Ah… Eso… Bueno, digamos que estabas bailando de esa manera que tanto odias, con todo el mundo, cuando te encontramos. Pero decidimos solo quedarnos vigilándote— reparé en el plural, y me pregunté si verdaderamente Harry había cedido a vigilarme—. Hasta que te pusiste con un tipo mucho más grande, y te tocó— hice una mueca, y tapé mi rostro con las manos, de solo pensarlo me daban ganas de golpearme —. Casi se arma una grande, Belly— se burló—. Menos mal que no había paparazis, porque tuvo que ir Niall a buscarte— Ah. Claro. ¿No podía cumplir años ya, así me marchaba y listo?

— No me digas… ¿También apareció Orlando Bloom y me vio vomitar? — mascullé, mientras ella trenzaba mi cabello. Hoy pasaré todo el día encerrada.

— No exactamente. Pero si quieres saber qué tanto pasó, Nialler casi se pelea con el tipo. Era parecido a Orlando, si te consuela— gemí con horror. ¿Pelea? Definitivamente, nunca más tomaré—. Y tú te pusiste a gritar algo como “¡Vete! ¡Estoy bailando con Tom! ¡Ve con Demi!”.

Me tapé los odios, y ni bien hubo terminado de atar la punta de mi trenza, solté un gritito de horror, hundiendo el rostro en la almohada. Ella suspiró.

— Fue lindo de su parte soportar tus berrinches, y llevarte igual. No seas desagradecida— reprochó. Llevarme. Oh, no, no me gusta cómo suena. Mal, mal, mal, mal.

— ¿A qué te refieres con eso? — cuestioné, aun con un horrible sabor en la boca. Me urgía un baño y un cepillo de dientes, pero primero debía saber a qué grado debía esconderme del mundo.

— A que te tuvimos que llevar a rastras. Al final te dormiste, o te desmayaste. Tuvimos que volver temprano. ¡Pero eso no es el punto! ¡Es tan dulce! Claro, Demi no piensa lo mismo— comentó con gracia. Ahh… Le arruiné la noche a todos aquí, y a Demi Lovato, y seguramente también a Eleonor y esa tal Danielle. Perfecto. Esto era una clase 5.

— Dime que fuiste tú quien me cambió— rogué, sonrojada de solo pensar que…

— No te preocupes, fuimos nosotras— aseguró Valentina, con tono de diversión en la voz. ¡Claro! Todos ríanse, mientras yo me muero de vergüenza en mi oscura habitación.

— ¿Puedes decirme por qué se te ocurrió comenzar a ser una borracha ahora? — inquirió mi prima.

— No lo sé, solo… Si tomas, no piensas, ¿recuerdas? — repuse, citándola. Eso me dijo una vez, en una reunión familiar, cuando tomó cerveza clandestinamente, sin que se enteraran sus padres.

— Oh, Belly— bufó—. Tienes algo que contarme…— agregó de manera elocuente. La puerta se abrió, y volvió a cerrarse.

— Aquí tienes— oí decir a… Oh perfecto. Sentí que el peso de Mía sobre la cama se iba, e imaginé que ahora estaba tomando el balde para limpiar mi adorable vomito. Solté un ruido de frustración, y me puse de pie, sin mirar a nadie, entrando directamente al baño exclusivo de nosotras.

Soy un desastre, soy un desastre.

Abrí la canilla, dejando fluir el agua.

¿Cómo se me ocurre beber tanto? ¡He hecho un papelón increíble!

Me quité la ropa, y la dejé en el suelo. Desaté y desarmé la recién hecha trenza.

¡Gritarle a Niall que se vaya con Demi! Soy una… Ya me he quedado sin insultos para asignarme.

Me metí bajo la ducha, sintiendo el efecto tranquilizante del agua caliente sobre la espalda.

Ahora Rulos me lo echará en cara todo el tiempo que me queda…

Tomé el champú, y puse un poco en mi mano, empastándolo sobre mi cabeza.

¿Cómo miro a Niall a los ojos?... ¡Claro! Es mejor directamente no mirarlo.

Enjuagué mi cabello, y proseguí a colocarme el Acondicionador.

¡Y todo por ser una tonta dramática! Apenas lo conoces…

Cuando mi pelo ya estuvo limpio, tomé el jabón y la esponja, y la refregué bien sobre mi cuerpo, como si con eso pudiera quitar la suciedad que sentía tras lo que había hecho.

Es imposible que… No. No puede ser.

Vi la espuma desaparecer con el agua, y cerré las canillas.

Simplemente no. Va en contra de todos mis principios, de todo lo que considero cuerdo…

Tomé la toalla que había usado ayer, y me envolví en ella.

No. A mí no podía gustarme… Niall

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