Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
"Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 14. • Comparte
Página 1 de 14. • 1, 2, 3 ... 7 ... 14
"Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
Ficha de la serie
• Titulo: Sixty days with One Direction.
• Autor: Yo, Juliette.
• Adaptación: No.
• Género: Romance y Drama.
• Contenido: Seguramente habrá escenas algo Hot.
• Advertencias: Tardaré en actualizar.
• Otras páginas: Ninguna.
Capítulo 1
"El tonto concurso"
¿Quién diría que un llamado telefónico cambiaría de tal modo mi vida? Yo no, desde luego.
Era el último día de Junio, por la madrugada. A pocos días del invierno en mi país, Argentina. Estaba demasiado ocupada con los exámenes parciales, y como era costumbre estaba estudiando para uno de estos. Me consumía, sencillamente la universidad me consumía.
Recuerdo tener una pila de libros sobre la mesa, y otro par de estos desparramados alrededor, abiertos de par en par, marcados con lápiz para poder borrar luego, llena de papeles con apuntes por doquier, carpetas desordenadas, y una ensalada rusa por cerebro. ¿Es que solo no podían darme el título y dejarme ser feliz? No, claro que no. Pero al menos en ese entonces mi única complicación era sacarme una buena calificación.
Comencemos por ese momento… Es más sencillo de explicar si empezamos por el inicio.
***
Suspiré. Bien, al menos este era el último examen por ahora. ¿Cómo me las arreglaría a fin de año cuando tomaran todo lo visto, si ahora que tan solo debo estudiar la mitad estoy hecha un lío? Agh, la secundaria fue mucho más sencilla. Me habría gustado permanecer allí hasta los 17, como todos.
Tomé otro sorbo de café, y me levanté unos minutos, para tratar de aclarar mis pensamientos de tantos síntomas diferentes. Medicina no era la ciencia más sencilla, ni la más pintoresca para trabar, pero me gustaba. Me gustaba porque sabía que cuando terminaría de estudiar, podría ser una de esas personas que pasa el resto de su vida salvando otras. Un acto heroico todos los días, que de hecho no sería reconocido nunca. Pero no importaba. Quería sentirme útil, poder hacer algo con ese “Don” que mamá tanto presume con sus amigas.
Observé desde la ventana de mi apartamento en el séptimo piso, la movida noche en la capital. Un hogar en pleno centro bonaerense no era sencillo de conseguir. Claro, excepto si tus padres son Mr. y Mrs. Pretensión, como los míos.
Me gustaría poder estar entre esas personas, arreglada y lista para bailar toda la noche. Pero no, el lunes sería el examen, luego sí podría relajarme. Quizás ir a tomar algo con Ros, e incluso por fin podría invitar a Lucas.
En medio de mi planificación, el teléfono sonó. Miré el reloj antes de contestar, preguntándome qué loco llamaría a las dos de la madrugada. Solo espero que al atender no oiga algo como “Morirás en siete días”.
— ¿Hola? — dije, sonando más bien a pregunta que a saludo.
— Hola Belly— repuso una voz femenina del otro lado. La reconocí al instante, pero aun así quedé confundida con su tono tan cariñoso.
— ¿Mía? ¿Qué sucedió? ¿Por qué llamas a estas horas? No estás borracha… ¿no? — pregunté, ligeramente preocupada porque algo le hubiera sucedido a mi tía. O peor, que mi prima estuviera metida en algún lío que me hiciera tener que volar a USA.
— ¿Qué? ¡No! Solo… Llamaba para saber cómo está mi primita favorita— aclaró, usando nuevamente ese tono meloso. Arqueé una ceja. De acuerdo, ya entendía por dónde iba esto.
— ¿A las dos de la mañana? ¿Qué vas a pedirme ahora?
Hubo silencio. Uno largo, que me hizo dudar si me había cortado la llamada.
— Olvidé que allí es más tarde…— masculló, como reprendiéndose a sí misma—. ¿Qué tanto me quieres Belly?
Gemí de manera anticipada. Era algo grande como para que siguiera llamándome así. Nadie me decía de esa manera desde que tenía ocho. Por ese entonces solía ver más seguido a mi prima, en reuniones familiares. Pero ahora todos somos mayores, y casi nunca estamos juntos como antes, pero seguimos en contacto por redes sociales.
— Bueno… Comienza despacio, y espera que me siente— me desplomé en la cama, llevando el teléfono inalámbrico conmigo hasta mi habitación, y tomé aire—. Ya está. Suéltalo.
— Um… ¿Recuerdas sobre el concurso del que te mencioné hace unos meses? — hice una mueca. ¿Cómo olvidarlo?
— ¿Por el que me hiciste llenar miles de fichas-boletos? Sí. Mi mano todavía te odia… ¿Qué pasa con eso? — me daba un leve miedo el lado por el que iba la conversación.
— ¿Adivina qué?... ¡Gané! — anunció sin esperar que preguntara.
— Vaya, eso es genial. ¡Felicidades! Pero… ¿Cómo es que necesitas algo de mí con eso? — inquirí, bajando la voz sin saber por qué. Por el ruido que escuché a continuación, deduje que acababa de arrugar la nariz. Oh no.
— Y… ¿Recuerdas de que iba el concurso? — murmuró, temerosa. ¡Pff! ¡Era yo quien tenía miedo con ese tono!
— Sí… Pasar no sé cuántos días con ese grupito yankee— respondí, algo confundida. Realmente no me acordaba mucho.
— ¡NO SON ESTADOUNIDENSES ISABELLA! — chilló histérica, provocando que tuviera que apartar un poco el parlante de mi oreja. Se calmó muy rápidamente—. Ellos… Ellos son británicos, salvo Nialler. Él es irlandés. ¿De acuerdo?
— Sí— afirmé, divertida. Era increíble lo mal que se ponía si decías algo malo de su grupo favorito.
— Bueno… Sí… Era pasar tiempo con ellos. Sesenta días, exactamente.
— ¿Y? ¿Por eso me llamas a estas horas? — insistí, recordando la pila de libros sobre la mesa. Dios, debía estudiar muchas cosas todavía.
— Sucede que… Ugh… Yo cumpliré dieciocho este veinticinco… Pero, ese viaje comienza el tres de este mes. Y aun tendré diecisiete…
— Aha. Lo suponía— ironicé.
— Yo solo aclaraba— excusó, y luego aclaró su garganta—. El punto es que al ser menor de edad, por unos veintidós malditos días, necesito que… Bueno, necesito un acompañante.
— Por Dios, Mía, ¿estás pidiéndome que te acompañe hasta el otro lado del Pacífico durante pleno comienzo de semestre solo para ver a una banda? Repito, ¿estás borracha, cierto? — repuse, tras asimilarlo durante unos cuantos minutos. Claro que no aceptaría esa locura, sería idiota.
— ¡Belly, Belly! ¡Por favor! ¡Necesito alguien que tenga dieciocho o más! ¡Y tú los tienes! — obvió, a lo que yo solo dediqué un bufido. Se oyeron ligeros gimoteos, y agradecí que en este momento ella no estuviera frente mío, porque ver a la gente llorar era mi punto débil—. Enserio… Créeme que enserio quiero conocer a esos chicos— murmuró—. ¡Además es el Londres! ¡Isa, tu amas esa ciudad! ¡Por favor, hazlo por mí!
— Ese no es el punto Mía. Sabes que estudio, y allá podrá ser verano, pero aquí no. Y debo estudiar. Tan solo me queda este año y el próximo, y no pienso arruinarlo. Además, ¿por qué no te acompaña tu amiga Claire? ¿Uh? — sugerí, poniéndome de pie, mientras caminaba hasta la cocina por algo que me hidratara la garganta, ya que de pronto la sentía seca.
— Ella los cumple en agosto, Isa— hubo un extraño sonido, como un refunfuñar—. ¿¡Puedes dejar en la escuela solo por unos días!? ¿Sabes qué difícil es ganar este concurso? ¡Solo lo harán una vez! Por favor, nunca te he pedido nada. ¿No puedes dejar de tener todo perfecto una vez? Solo dos meses no te harán perder el año— fundamentó, realmente seria. ¿Qué no? Claro que lo harían—. Y… Por cierto, en Londres está ese parque temático de Harry Potter. Y en los alrededores también está ese castillo que usaron para las grabaciones… Ya sabes, el museo. Incluso puede que te encuentres a la escritora, Belly.
Oh Dios. Oh Dios.
Tragué un gran sorbo de agua, fuertemente.
— Eso no… No cambia mi opinión— dictaminé, decidida, dejando el vaso fuertemente contra la mesada.
***
— Pasajeros del vuelo 401, a Londres, presentarse a la sala de despegues— llamó la voz por el alto parlante. Le dediqué un bufido. ¿Por qué soy tan débil?
Sentí dos brazos cerrarse alrededor de mí otra vez, y luego las lágrimas mojándome el cuello. Ros realmente estaba triste por mi partida. Ella era mi mejor amiga desde el primer año de secundaria, y nunca nos habíamos separado por tanto tiempo como sería esto. Le correspondí el abrazo, resignada. Ya había aceptado, ya había empacado, y ya estaba en el aeropuerto. Aunque… aun podía salir corriendo. Claro que si lo hacía, perdería una prima.
Me solté de mi mejor amiga, para encontrarme con una sonriente Mía. Risueña y rubia como siempre.
Ella era hija de la hermana de mamá, mi tía Cecilia. Cuando mis abuelos se divorciaron, ella prefirió irse con su padre a Estados Unidos, y mamá optó por quedarse con su madre. Luego mi tía se casó con un neoyorquino, y tuvo a mis tres primos. Simon, Mía y Lucas. Mi prima y yo éramos muy unidas de pequeñas. Por ese entonces nuestras mamás solían juntarse todos los veranos en una casa en las costas norteamericanas, más precisamente en un pueblo llamado Sunsent Beachs. Adoraba esa casa de verano. Allí hice mis mejores travesuras, junto a mis primos.
Claro que todo lo bueno se va. A los dieciséis, Simon cumplió dieciocho, y sin él ya no era lo mismo. No sé, simplemente dejamos de juntarnos. Aunque seguí hablando con ella por celular, y correo electrónico, ya no era lo mismo. Pero nos veíamos durante las cenas familiares que organizaba la abuela.
— De acuerdo. Vayamos antes de que me arrepienta— musité, dándole un último beso en la mejilla a Ros, y comenzando a caminar con mi valija rodando detrás. Enseguida Mía me siguió el paso, conteniendo las ganas de gritar.
Daba risa. Como sonreía exageradamente, ese hoyuelo en la mejilla resaltaba de manera increíble, dándole cierto aspecto infantil. Mi prima era una chica bonita, a decir verdad. Tenía el cabello poco más debajo de los hombros, de un color rubio como su padre, y cortado de manera que parecían capas. Además, los ojos celestes azulados, con una chispa de alegría en ellos siempre, como Lucas. Y siempre tenía pintada una sonrisa en el rostro, pues le gustaba llevarse bien con la gente. Nunca conocí a alguien que pudiera odiarla.
Somos muy diferentes.
Empezando porque mi cabello es castaño, y mis ojos grises, realmente similares al acero fundido. De vez en cuando, cuando el día está soleado, se ponen más bien celeste pálido. Claro, ambas tenemos algunos rasgos similares, por nuestras madres, pero… Mientras que ella refleja alegría y es extrovertida, yo… Bueno, yo todo lo contrario. Suelo dar impresiones de seria, o de chica mayor. Amargada, es el nombre que emplea mi hermano Sebastián. Quizás Mía tenga razón… Debería divertirme un poco más, pero… alguien explíqueselo a mi madre.
Entregué los papeles a una azafata en la puerta, y luego entré. Caminé por el pasillo del avión, seguida por mi excitada prima. Entonces paré en seco.
— ¿Qué sucede? — preguntó, mirando de soslayo la puerta, como temiendo que me arrepintiera ahora.
— Ohm… ¿Alguna vez te dije que tengo problemas con los aviones? — inquirí, llevándome una mano a la nuca, ignorando a la gente que miraba curiosa desde sus asientos.
— Isa… ¿Cómo hacías para ir hasta Sunsent entonces?
— Mi mamá me daba unas pastillas para dormir… Aunque creí que esta vez no pasaría nada… Es decir, ya soy grande… Pero no…— traté de calmarme, e ignorar el hecho de que comenzaba a sentirme sumamente nerviosa. Continué caminando a regañadientes, y me senté en el asiento que indicaba “24”. Como para variar, Mía había elegido clase A. De acuerdo, al menos así tendría más espacio si quería correr.
— ¿Estás bien? — insistió, sentándose a mi lado.
— Sí. Solo intentaré dormirme ahora— avisé, cerrando los ojos. Esto pasaría rápido. Esto tenía que pasar rápido.
Narra Mía
A decir verdad, creo que habría sido menos vergonzoso viajar con mamá. O con Simon.
Isa se pasó chillando todo el vuelo, y las azafatas tuvieron que detenerla cuando intentó saltar por la puerta. Ha sido un desastre, la verdad, pero al menos ya estamos aquí. ¡Conoceré a One Direction! ¡Conoceré a One Direction!
— ¡Nunca más vuelvo a viajar en avión! ¡NUNCA! ¡Menos consciente! ¡Es una blasfemia! ¡Se aprovechan de que no hay otro modo de llegar tan rápido! ¿Y qué pasa con los que tienen miedo a las alturas? ¡Las azafatas los amenazan con atarlos a sus asientos! ¡Eso ni siquiera es legal! ¡Les haré una denuncia! ¡Ya verán! — exclamaba mi prima a mi lado, mientras entrábamos a la sala donde se suponía que nos recibirían los patrocinadores del concurso. De no ser por lo contenta que estaba, le habría gritado que se callara. Pero mejor que se desquitara ahora y no luego, frente a los chicos. Oh Dios, ¡suena tan bien!... Los chicos… Los chicos… Los chicos… Ahh…
Avisté un cartel, sostenido por una mujer pelinegra, que marcaba “Mía Ileeana Greece”. Hice una mueca. ¿Era necesario incluir mi segundo nombre? ¡Lo odio!
Tomé de la muñeca de mi prima, tirando de ella mientras continuaba despotricando contra la aerolínea y las azafatas.
Junto a la chica del cartel había otras tres más, las que supuse serían las otras ganadoras.
Eran: una chica de ojos celestes, y cabello castaño, con el ceño fruncido; a su lado, una muchacha de enormes ojos miel y cabello chocolate, más claro en las puntas, llevaba una sonrisa pegada en el rostro. Se le notaba emocionada también.
Y por último, una joven pelirroja de ojos cafés que sonreía amistosamente, con una graciosa nariz respingada. Saludé torpemente con la mano, dándole un codazo a mi prima para que callara. Me miró mal, pero lo hizo.
— ¿Ustedes son las otras chicas de Argentina? — preguntó la pelinegra, que vestía una remera con la etiqueta "Sixty Days with One Direction", hablando en inglés. Asentí con la cabeza—. ¿Ella es tu acompañante? ¿Segura de que es mayor de edad?— miró a mi prima, de manera escrupulosa.
Isa, casi de manera cansina, llevo la mano al bolsillo de su chaqueta y extendió su documento. La mujer lo chequeó fugazmente, y tras revisar la fecha de nacimiento, asintió con la cabeza.
— De acuerdo, síganme— indicó, y comenzamos a caminar hasta la salida del aeropuerto. Estaba segura de que esta sería la mayor aventura de mi vida.
Última edición por Juliette el Mar 19 Mar 2013, 12:29 am, editado 1 vez
C.J. Potter
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
Dfghswyewjykwsysj Hola ( saludo marceano) derfgdsert la amo ! Te lo eh dicho bueno si no LA AMO!
Aqui se presnta la vale xD que es un gato shjsnhsjjhgsdhgjsd
siguelaaaaaaaaaaa
valeee
Aqui se presnta la vale xD que es un gato shjsnhsjjhgsdhgjsd
siguelaaaaaaaaaaa
valeee
mardy bum.
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
wowwww te quedo bárbaro el primer capítulo! Me encantó, fascinó!!!
Estuvo super entretenido y eso que los primeros suelen ser muy aburridos.... pero este no fue el caso!
La verdad escribís MUY bien te felicito! ahh y ya entendí el cambio de la edad jajaj
Bueno espero que pronto haya una continuación porque encerio quiero leer masssss
Un beso ju=)
Estuvo super entretenido y eso que los primeros suelen ser muy aburridos.... pero este no fue el caso!
La verdad escribís MUY bien te felicito! ahh y ya entendí el cambio de la edad jajaj
Bueno espero que pronto haya una continuación porque encerio quiero leer masssss
Un beso ju=)
ilee
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
siguela suena muy buena!! soy tu nueva y fiel lectora<3
sara:)
sara:)
sara117
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
OMAIGAD SALÍ! HAHA holi me encantaria decirte que me requeteencanto el primer cap, siguela no la puedes dejar asi:( si me amas y estas sexy la seguirás;) Has un maratón de inaguración! bueno solo si quieres....
Angy:)xx
Angy:)xx
AngyPotatoHoran
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
Quien quiere el segundo capitulo diga YO
enserio lo quiero ya me hiciste adicta a ella y solo lleva un capitulo :SSS
flsaknhviubgvikdsk
enserio lo quiero ya me hiciste adicta a ella y solo lleva un capitulo :SSS
flsaknhviubgvikdsk
mardy bum.
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
Jajajajjaa, dejen de sufrir (?) Quizás haga maratón, de capítulos cortos, pero por ahora les dejo el segundo cap. Anduve corta de inspiración :|
Capítulo 2
"Primeras Impresiones"
Narra Camila
Al parecer somos tres ganadoras de Argentina. Parece que nuestro país está teniendo buena racha.
Mientras íbamos en el auto, me dediqué a examinar a mis nuevas compañeras. Primero estaba la chica pelirroja, que creo que era italiana por la manera en que pronunciaba las palabras en español. La chica, que creo que se llamaba Angy, no paró de hablar todo el tiempo que estuvimos en el aeropuerto esperando a las dos últimas. Incluso cuando fuimos a comer algo, siguió hablando.
La otra que estuvo con nosotras mientras esperábamos era una castaña, que casi no había hablado, salvo por unos casuales “Ah”, o “Sí, claro”. Lucía tímida, según yo, pero aun así sonreía. Y no era para menos. Aun no puedo creer que haya ganado este concurso.
Mi abuela se lo tomó a mal. Es decir, no es que me vaya a extrañar o nada de eso. Pero gritó una hora entera, diciendo que si podía decidir anotarme en un concurso que me llevaría al otro lado del mundo, ya era lo suficientemente grande como para vivir sola. Bien. Allá ella, luego me las arreglaré. Ahora solo quiero conocer a mi banda favorita y pretender que todo está bien.
Oh, luego estaban esas dos que llegaron a lo último. Por lo que escuché decir a Suzanne, la chica que nos esperó en el aeropuerto, una de ellas no es ganadora, sino que acompañante. Al parecer la menuda rubia es menor de edad todavía. Suerte que yo ya tengo mis dieciocho.
Eran raras. La ganadora, al igual que la ojimiel, sonreía de par en par, emocionándose con todo lo que veía por la ventana. Creí que le daría un ataque o algo. Pero me gustaría poder descargar mi emoción así. Porque, internamente, tengo una bomba a punto de estallar.
Por último estaba la acompañante. Una chica de ojos grises, que tenía cara de aburrimiento, a pesar de que sus ojos se abrían de par en par al ver las maravillas de Londres. Lucía más bien aburrida de esto. ¿Cómo puede estar aburrida si va a conocer a esos sexys cinco?
Así que ahora estábamos en una especie de combi, conducida por un tipo con una remera igual a la de Suzanne, que se sentaba a su lado. No tenía idea de si nos llevarían directo con los chicos, o qué. Pero ahora no estaba en mis mejores pintas, luego de dormir en un avión.
Pasamos por el London Eye, y me dio vértigo de solo mirarlo. ¡Esa cosa era gigante!
Dimos varias vueltas por entre las antiguas calles de Londres, y agradecí tener mi mp4 conmigo, pues de otro modo me habría aburrido hasta la muerte. Pero ahora, oyendo a Axl Rose cantar, la cosa es más amena.
Finalmente estacionamos, detrás de un enorme edificio gris. Nadie dijo nada mientras bajábamos de la Van en la que viajamos. Simplemente seguimos a Suzanne hasta una puerta, ignorando las cámaras que seguían nuestros movimientos.
Al otro lado de la puerta había un largo pasillo, que cruzamos hasta llegar a un espacio amplio, con varios sillones y una televisión en la pared, de ambos lados. La chica nos informó que debíamos esperar, y se marchó, dejándonos con las cámaras apagadas, y un grupo de personas con las mismas remeras, que charlaban entre sí.
Suspiré, y volví a prender mi mp4.
Esto es demasiado. “¿Renovación de guardarropas?”. Mi ropa está perfectamente bien.
Miré hacia la izquierda, encontrándome con el rostro de Mía con una crema verde encima. Dramaticé una mueca de horror, y ella puso los ojos en blanco.
De soslayo capté la cara embarrada en algo rosado de la chica pelirroja, e hice una mueca, acomodándome en mi asiento. No esperaba un cambio de look para mí también, pero esa chica Suzanne prácticamente me obligó a ser parte de esto yo también. Aunque me negué rotundamente a que cortaran mi cabello. Ya lo llevaba por las caderas, y no pensaba cortarlo hasta que se me cayera por sí mismo.
Tuve que soportar dos horas de manos pasando productos raros sobre mi rostro. Odio el maquillaje, ¿es necesario cubrirme de ello? Por su parte, mi prima parecía contenta con todo esto, aunque a ella tampoco le gustaba mucho maquillarse tanto. Era algo adicta a la moda, y cuando era necesario se arreglaba. Estoy segura que el encuentro con esa banda calificaba como algo que necesitaba maquillaje.
Cuando la tortura terminó, debo admitir que no me reconocí al espejo. Como dije antes, nunca usaba maquillaje, y era raro verme tan… producida. Ni siquiera este vestido violeta era mi estilo. Ya sé que aquí casi es verano, pero nunca hace mucho calor.
Mía usaba un vestido también, color rosado pálido, que resaltaba sus ojos. Lucía más contenta que al comienzo, e incluso daba pequeños saltitos de vez en cuando.
Las demás ganadoras también comenzaban a emocionarse cada vez más. A la chica castaña le habían puesto unos cómodos jeans blancos, y una musculosa negra corta, con un saco fino encima, color beige, que era largo hasta las caderas por detrás, y hasta las rodillas en las puntas delante. Por peinado tenía una trenza que comenzaba en la coronilla y finalizaba bajo sus hombros. Le habían hecho iluminaciones, provocando que su cabello pareciera más claro. Envidié que ella pudiera usar eso, y yo en cambio me viera obligado a ponerme este vestido.
La otra ganadora, que tenía ojos miel, usaba una falda que comenzaba en la cintura y terminaba sobre las rodillas, color roja. Acompañada de una remera blanca con estampado en negro, con palabras en inglés. Y por último estaba esa simpática pelirroja, que usaba un vestido celeste pastel, que resaltaba su extraño cabello. Siempre quise ser pelirroja.
— De acuerdo, chicas— dijo la coordinadora Suzanne, que llevaba una tabla con anotaciones bajo el brazo—. Se ven fantásticas, así que sonrían a la cámara y síganme— indicó, encaminándose hacia la salida. Las cinco nos miramos entre nosotras unos instantes, luciendo caras de espanto ante la mención de “Cámaras”, hasta que volvimos a la realidad y fuimos tras la pelinegra.
Antes hubo cámaras, pero apagadas, preparándose. No había pensado en que esto sería documentado para propaganda. Dios, tengo pánico escénico, no puedo salir en un video que verán millones de Directioners. ¡Quizá incluso lo vean mis compañeros de la Uni! Eso sería peor que ahogarme.
Apreté fuertemente el brazo de mi prima, que me miró ceñuda, y atravesamos la puerta detrás de Suzanne. Allí había un estacionamiento, frente a una transitadísima calle. Un hombre sostenía una de esas cámaras enormes, con otro llevando un cable detrás, y un último señalando qué debía captar. Allí estaba la Van, con el mismo sujeto de la otra vez al volante, esperando a que subiéramos. También había gente extendiendo algo que parecían micrófonos sobre nuestras cabezas, o sosteniendo paneles para que la luz diera hacia nosotras. Me tensé, procurando mirar a otro lado.
— ¡AUCH! — soltó Mía, pues sin querer acababa de clavarle las uñas. Enseguida se sonrojó, y llevó una mano a su boca—. Lo siento.
Antes de que pudiera comenzar a reír descontroladamente, un hombre con traje, que momentos antes estuvo hablando con Suzanne, se acercó a nosotras, mirándonos a través de sus gafas de sol. Las cámaras se apagaron, y los hombres comenzaron a guardar el equipo en una camioneta con el nombre del concurso en una gran etiqueta.
— ¡Niñas! — saludó, sin esperar respuesta. Alcé una ceja. ¿Niñas? —. Bien, seré concreto. Mi nombre es Paul Higgins, y soy el manager de los chicos— explicó, hablando a una velocidad increíble. Oí un par de “¡Oh!” —. Ahora los llevaremos a la casa en donde convivirán, ¿sí? Pero no quiero que se lancen encima. ¿Entendieron? Nada de besos, nada de abrazos, nada de gritar escandalosamente, nada de tratar de sacarles alguna prenda para guardarla, nada de tocar. Quiero que queden enteros, y eso implica que ustedes solo… Traten de comportarse, ¿de acuerdo? — nuevamente no espero respuesta, y se puso a contarnos. Pude ver a mi prima fruncir los labios. A mí tampoco me caía muy bien con esa actitud, pero era su trabajo—. Aguarden… ¿No eran solo cuatro? — preguntó, dirigiéndose exclusivamente a Suzanne.
— Una de ellas es menor de edad, y debía traer acompañante— explicó, apuntándome. Paul me miró curioso.
— Parece una niña más— musitó, esperando otra explicación. Quise golpearlo. ¡Yo ya soy grande!
— Tiene dieciocho— repuso la otra, encogiéndose de hombros, chequeando la hora en su reloj de mano.
— ¡Já! Muy inteligente de tu parte— comentó, mirando a mí prima—. Sácate de encima a los adultos trayendo a tu amiguita— antes de que pudiera responder de manera poco pintoresca, el tipo se giró sobre los talones y caminó hasta un porshe negro—. ¡Nos veremos mañana! — saludó, aunque no dirigiéndose a nosotras sino al equipo.
Arrancó el auto, y se perdió en la calle. Bufé.
— Que agradable— ironicé, hablando por primera vez desde que llegamos a Londres.
— Muy— añadió la castaña, siguiéndome la corriente.
— Ignórenlo— aconsejó Suzanne, anotando algo en la tabla. Levantó la cabeza para mirarnos y agregó: —. No lo verán muy seguido. Bien, suban— apuntó a la Van, y todas obedecimos sin rechistar.
Ya me sentía más tranquila. No había cámaras, y las chicas parecían más sueltas ahora. Incluso Mía estaba más calmada. Lo cual, teniendo en cuenta a dónde nos estaban llevando, era muy raro.
— ¿Dónde están nuestras maletas? — preguntó la chica pelirroja, con extraño acento. Sabía inglés y español, al parecer.
— Ya las llevaron a la casa— murmuró Suzanne, revisando algo en una agenda electrónica. Estaba demasiado ocupada todo el tiempo. Me pregunté si nos acompañaría durante todo este tiempo. Claro que yo me iría apenas Mía cumpliera dieciocho, en veintidós días. No perdería tanto tiempo de clases, de esa manera.
— ¿Viviremos en la misma casa que la banda? — inquirió la ojimiel, que creo que se llamaba Valentina. Por su manera de hablar en inglés, podría jurar que era latinoamericana como nosotras y la castaña. Sin duda la chica de ojos celestes era Argentina. Tenía esa tonada.
— Así es.
— Pero… ¿No que tenían casas separadas? — insistió mi prima.
— Es cierto. Louis y Harry viven solos, y Niall tiene…— comenzó a decir la otra, cuyo nombre era algo como Carina, o algo así. Suzanne la interrumpió, suspirando y dejando de lado su agenda.
— ¿De pronto están curiosas? Tuvieron tiempo de preguntar, ¿y deciden este momento? — lucía ligeramente nerviosa. Deduje que su trabajo era difícil, pues debía procurar que todo estuviera a tiempo y orden.
— Solo queremos saber— volvió a hablar Carina.
— Escucha, Camila. Y ustedes también— nos miró a todas. Ohh, no era Carina. Era Camila. Bueno, se parece—. Pasarán sesenta días con la banda, en una casa que consiguió la producción. Saldrán a pasear con ellos, los filmará una cámara, tratarán de convivir— hizo una mueca, como si eso fuera difícil—. Y también intentarán evitar a Paul. Luego de cumplir con las actividades programadas, y cumplir las entrevistas diarias, podrán hacer lo que quieran, ¿entienden?
Asentí con la cabeza, al igual que las otras. Entonces podría explorar Londres por mí misma. ¡Podría ir a visitar el museo de Harry Potter! ¿Estaría la escritora del libro por la ciudad?
— ¿Qué tipo de actividades dices? — cuestioné, de pronto interesada en este viaje.
— Oh… Bueno, por ejemplo, mañana irán a visitar el London Eye. Es lo primero que te dan ganas de ver cuando llegas a la ciudad.
— No, de hecho yo iría primero a las tiendas— aseguró Mía, seria. Me eché a reír, junto con las otras. Excepto por Camila. Ella no río.
— Luego de visitar el London Eye seguramente podrás ver algunas tiendas. Aunque dudo que alguno de los chicos quiera acompañarte— comentó Suzanne, divertida. Esta chica me caía bien.
— Dudo que alguien quiera acompañarte— corregí, con una mueca de horror. La última vez que acepté ir con ella de compras, me salieron ampollas en los pies. A decir verdad, Mía no es de esas chicas superficiales que están todo el tiempo preocupada por lucir perfectas. Pero es fanática de la moda, y las compras. Aunque en casa suele ir de piyama, como yo.
— Creo que tendrán custodia. Los guardias pueden acompañarte— sugirió Suzanne, mirando de soslayo la ventana.
— No. No creo que los guardias tengan resistencia— aseguró mi prima, suspirando—. Ya me las arreglaré.
Y antes de que pudiera decir algo más, el coche se detuvo. Pude ver la emoción en los rostros de todas.
— De acuerdo. Hemos llegado…— anunció Suzanne, agregándole obviedad a la cosa—. Recuerden no perder el control… Tienen sesenta días para aprovechar— advirtió, y lentamente abrió la puerta.
Las cuatro ganadoras se atropellaron para salir, en un cambio tan brusco de ánimos que dio miedo. Incluso Camila, que hasta entonces parecía seria, entró en descontrol.
Alguien me pisó el pie, y en un momento la pelirroja cayó encima de mí. Era un espacio pequeño para luchar por quién salía primero, pero tras unos minutos de despeinarse y dar empujones, las cuatro estuvieron fuera. Entonces gritaron escandalosamente.
Resoplé, y acomodé mi cabello. Miré a Suzanne, que parecía pasmada por lo que acababa de suceder.
— Creí que sería peor, a decir verdad— musitó ella, riendo sola, bajando del vehículo. Bufé sonoramente. ¿Peor? Parecían gatos mojados. Me arrimé a la puerta, y bajé yo también, agradecida de que estuviéramos en espacio abierto. Tenía ligeros problemas con sentirme encerrada.
Miré a mí alrededor. Estábamos en la entrada de una enorme casa de tres pisos. Era tan perfecta como todas las edificaciones aquí. Tenía puertas dobles, y un porche, con un sillón de madera en un costado. Era precioso. No sería malo vivir un tiempo aquí.
Suspiré, y recién entonces me fijé en el embrollo de gente que había. Estaban los cinco chicos con cara de espanto, viendo como un par de hombres de seguridad trataban de detener a las ganadoras. Era extraño ver a Mía tratando de alargar su brazo para tocar a alguno.
Me llevé una mano a las sienes, y caminé hasta ellas, mirando mal a un hombre de seguridad que pensó que yo también saltaría, e intentó atraparme.
— ¡Chicas! ¡Chicas! ¡Angy! — gritaba Suzanne, tratando de calmarlas, tirando de los brazos de la pelirroja que se había trepado a la espalda de uno de los sujetos, dispuesta a saltar sobre los chicos.
— ¡HEY! ¡ILEEANA! — bramé, sintiendo vergüenza de su comportamiento. Ella me dedicó una mirada de refilón ante la mención de su aborrecido segundo nombre, pero siguió con lo suyo—. ¡Te sueltas ya o te juro que me voy ahora mismo, y te llevo conmigo!
Funcionó. Me miró recelosa, soltó un último chillido, y dejó de hacer fuerza para lanzarse encima de los chicos. Se alejó un poco, cabizbaja, y gruñó un “Lo siento”.
Aun así, las otras chicas continuaban gritando. Suzanne logró que Angy parara, y solo quedaban Camila y Valentina.
— ¡Chicas! ¿Quieren hablar con la banda o no? — exclamé, para hacerme oír entre los gritos. Ambas se miraron entre sí, y se detuvieron, nuevamente serias. Sonreí con suficiencia. Un poco de psicología era suficiente para calmar a cualquiera.
Los de seguridad se mantuvieron alerta, hasta que uno de los chicos se asomó detrás del hombro de uno de los enormes tipos, y Suzanne les indicó que ya podían apartarse.
Y entonces las chicas volvieron a gritar, pero esta vez no trataron de abrasarlos o nada de eso. Simplemente chillaban, señalándolos, y cuchicheando entre sí, emocionadas.
Miré a los costados, sintiéndome fuera de lugar, y me escabullí al lado de Su.
Era como una presentación. Aunque ellos permanecían en silencio, examinando a las ganadoras, y ellas gritaban excitadas, observando a sus ídolos. Sería enternecedor de no ser porque… Bueno, por todo.
Finalmente dejaron de gritar, pero fue increíble el tiempo que soportaron sus pulmones.
— ¡Los amo, los amo! — gritó Camila, juntando las manos, con los ojos vidriosos. Se contenía de ir y abrazarlos.
— Oh por Dios, oh por Dios... ¡Son ellos, son ellos, son ellos! — chilló mi prima, anonada. Tenía los ojos abiertos de par en par, y un par de lágrimas corrían por su mejilla. No creí que fuera posible querer tanto a personas que no conoces personalmente. Es Fascinante, y algo raro.
— No puedo creerlo— se limitó a murmurar Valentina, sacudiendo la cabeza, resignada. Sonreí, contagiada de la felicidad de estas cuatro. La única que no decía nada era Angy. La pelirroja, que todo este tiempo habló hasta por los codos, estaba con la boca abierta, mirando a los chicos.
De pronto interrumpió su inmovilidad, y corrió hasta ellos, rodeando al chico de cabello castaño y corto, de bonitos ojos café, en un estrangulador abrazo.
— ¡Ho sempre voluto sapere! ¡Li amo entrambi! ¡Sono i miei idoli! ¡Tutto per me! — exclamó ella, en lo que me pareció italiano. Entendí algo. Creo que dijo que siempre ha querido conocerlos, y que son todo para ella. Pero no entendí muy bien.
El chico le correspondió el abrazo, algo confundido, y finalmente Angy se soltó, con una sonrisa enorme pegada en el rostro.
— Gracias…— respondió el chico—. Creo— agregó, entrecerrando los ojos.
Alcé las cejas, con gracia, y giré a ver a Suzanne, esperando que nos indicara qué debíamos hacer ahora. Ella estaba negando con la cabeza, riendo por lo bajo.
— ¡Perfecto! — dijo ella, alzando la voz para llamar la atención de todos—. Vayamos adentro así se presentan, y las cámaras toman algunas escenas— miró elocuentemente al hombre que antes llevaba los cables, y caminó hasta la entrada de la casa.
La seguimos en tropel, con los cuchicheos de las chicas haciendo coro. Parecían amigas ahora, unidas por algo en común: esos cinco chicos que ahora mismo parecían muy divertidos.
Esto sería más largo de lo que creía.
Capítulo 2
"Primeras Impresiones"
Narra Camila
Al parecer somos tres ganadoras de Argentina. Parece que nuestro país está teniendo buena racha.
Mientras íbamos en el auto, me dediqué a examinar a mis nuevas compañeras. Primero estaba la chica pelirroja, que creo que era italiana por la manera en que pronunciaba las palabras en español. La chica, que creo que se llamaba Angy, no paró de hablar todo el tiempo que estuvimos en el aeropuerto esperando a las dos últimas. Incluso cuando fuimos a comer algo, siguió hablando.
La otra que estuvo con nosotras mientras esperábamos era una castaña, que casi no había hablado, salvo por unos casuales “Ah”, o “Sí, claro”. Lucía tímida, según yo, pero aun así sonreía. Y no era para menos. Aun no puedo creer que haya ganado este concurso.
Mi abuela se lo tomó a mal. Es decir, no es que me vaya a extrañar o nada de eso. Pero gritó una hora entera, diciendo que si podía decidir anotarme en un concurso que me llevaría al otro lado del mundo, ya era lo suficientemente grande como para vivir sola. Bien. Allá ella, luego me las arreglaré. Ahora solo quiero conocer a mi banda favorita y pretender que todo está bien.
Oh, luego estaban esas dos que llegaron a lo último. Por lo que escuché decir a Suzanne, la chica que nos esperó en el aeropuerto, una de ellas no es ganadora, sino que acompañante. Al parecer la menuda rubia es menor de edad todavía. Suerte que yo ya tengo mis dieciocho.
Eran raras. La ganadora, al igual que la ojimiel, sonreía de par en par, emocionándose con todo lo que veía por la ventana. Creí que le daría un ataque o algo. Pero me gustaría poder descargar mi emoción así. Porque, internamente, tengo una bomba a punto de estallar.
Por último estaba la acompañante. Una chica de ojos grises, que tenía cara de aburrimiento, a pesar de que sus ojos se abrían de par en par al ver las maravillas de Londres. Lucía más bien aburrida de esto. ¿Cómo puede estar aburrida si va a conocer a esos sexys cinco?
Así que ahora estábamos en una especie de combi, conducida por un tipo con una remera igual a la de Suzanne, que se sentaba a su lado. No tenía idea de si nos llevarían directo con los chicos, o qué. Pero ahora no estaba en mis mejores pintas, luego de dormir en un avión.
Pasamos por el London Eye, y me dio vértigo de solo mirarlo. ¡Esa cosa era gigante!
Dimos varias vueltas por entre las antiguas calles de Londres, y agradecí tener mi mp4 conmigo, pues de otro modo me habría aburrido hasta la muerte. Pero ahora, oyendo a Axl Rose cantar, la cosa es más amena.
Finalmente estacionamos, detrás de un enorme edificio gris. Nadie dijo nada mientras bajábamos de la Van en la que viajamos. Simplemente seguimos a Suzanne hasta una puerta, ignorando las cámaras que seguían nuestros movimientos.
Al otro lado de la puerta había un largo pasillo, que cruzamos hasta llegar a un espacio amplio, con varios sillones y una televisión en la pared, de ambos lados. La chica nos informó que debíamos esperar, y se marchó, dejándonos con las cámaras apagadas, y un grupo de personas con las mismas remeras, que charlaban entre sí.
Suspiré, y volví a prender mi mp4.
Narra Isabella
Esto es demasiado. “¿Renovación de guardarropas?”. Mi ropa está perfectamente bien.
Miré hacia la izquierda, encontrándome con el rostro de Mía con una crema verde encima. Dramaticé una mueca de horror, y ella puso los ojos en blanco.
De soslayo capté la cara embarrada en algo rosado de la chica pelirroja, e hice una mueca, acomodándome en mi asiento. No esperaba un cambio de look para mí también, pero esa chica Suzanne prácticamente me obligó a ser parte de esto yo también. Aunque me negué rotundamente a que cortaran mi cabello. Ya lo llevaba por las caderas, y no pensaba cortarlo hasta que se me cayera por sí mismo.
Tuve que soportar dos horas de manos pasando productos raros sobre mi rostro. Odio el maquillaje, ¿es necesario cubrirme de ello? Por su parte, mi prima parecía contenta con todo esto, aunque a ella tampoco le gustaba mucho maquillarse tanto. Era algo adicta a la moda, y cuando era necesario se arreglaba. Estoy segura que el encuentro con esa banda calificaba como algo que necesitaba maquillaje.
Cuando la tortura terminó, debo admitir que no me reconocí al espejo. Como dije antes, nunca usaba maquillaje, y era raro verme tan… producida. Ni siquiera este vestido violeta era mi estilo. Ya sé que aquí casi es verano, pero nunca hace mucho calor.
Mía usaba un vestido también, color rosado pálido, que resaltaba sus ojos. Lucía más contenta que al comienzo, e incluso daba pequeños saltitos de vez en cuando.
Las demás ganadoras también comenzaban a emocionarse cada vez más. A la chica castaña le habían puesto unos cómodos jeans blancos, y una musculosa negra corta, con un saco fino encima, color beige, que era largo hasta las caderas por detrás, y hasta las rodillas en las puntas delante. Por peinado tenía una trenza que comenzaba en la coronilla y finalizaba bajo sus hombros. Le habían hecho iluminaciones, provocando que su cabello pareciera más claro. Envidié que ella pudiera usar eso, y yo en cambio me viera obligado a ponerme este vestido.
La otra ganadora, que tenía ojos miel, usaba una falda que comenzaba en la cintura y terminaba sobre las rodillas, color roja. Acompañada de una remera blanca con estampado en negro, con palabras en inglés. Y por último estaba esa simpática pelirroja, que usaba un vestido celeste pastel, que resaltaba su extraño cabello. Siempre quise ser pelirroja.
— De acuerdo, chicas— dijo la coordinadora Suzanne, que llevaba una tabla con anotaciones bajo el brazo—. Se ven fantásticas, así que sonrían a la cámara y síganme— indicó, encaminándose hacia la salida. Las cinco nos miramos entre nosotras unos instantes, luciendo caras de espanto ante la mención de “Cámaras”, hasta que volvimos a la realidad y fuimos tras la pelinegra.
Antes hubo cámaras, pero apagadas, preparándose. No había pensado en que esto sería documentado para propaganda. Dios, tengo pánico escénico, no puedo salir en un video que verán millones de Directioners. ¡Quizá incluso lo vean mis compañeros de la Uni! Eso sería peor que ahogarme.
Apreté fuertemente el brazo de mi prima, que me miró ceñuda, y atravesamos la puerta detrás de Suzanne. Allí había un estacionamiento, frente a una transitadísima calle. Un hombre sostenía una de esas cámaras enormes, con otro llevando un cable detrás, y un último señalando qué debía captar. Allí estaba la Van, con el mismo sujeto de la otra vez al volante, esperando a que subiéramos. También había gente extendiendo algo que parecían micrófonos sobre nuestras cabezas, o sosteniendo paneles para que la luz diera hacia nosotras. Me tensé, procurando mirar a otro lado.
— ¡AUCH! — soltó Mía, pues sin querer acababa de clavarle las uñas. Enseguida se sonrojó, y llevó una mano a su boca—. Lo siento.
Antes de que pudiera comenzar a reír descontroladamente, un hombre con traje, que momentos antes estuvo hablando con Suzanne, se acercó a nosotras, mirándonos a través de sus gafas de sol. Las cámaras se apagaron, y los hombres comenzaron a guardar el equipo en una camioneta con el nombre del concurso en una gran etiqueta.
— ¡Niñas! — saludó, sin esperar respuesta. Alcé una ceja. ¿Niñas? —. Bien, seré concreto. Mi nombre es Paul Higgins, y soy el manager de los chicos— explicó, hablando a una velocidad increíble. Oí un par de “¡Oh!” —. Ahora los llevaremos a la casa en donde convivirán, ¿sí? Pero no quiero que se lancen encima. ¿Entendieron? Nada de besos, nada de abrazos, nada de gritar escandalosamente, nada de tratar de sacarles alguna prenda para guardarla, nada de tocar. Quiero que queden enteros, y eso implica que ustedes solo… Traten de comportarse, ¿de acuerdo? — nuevamente no espero respuesta, y se puso a contarnos. Pude ver a mi prima fruncir los labios. A mí tampoco me caía muy bien con esa actitud, pero era su trabajo—. Aguarden… ¿No eran solo cuatro? — preguntó, dirigiéndose exclusivamente a Suzanne.
— Una de ellas es menor de edad, y debía traer acompañante— explicó, apuntándome. Paul me miró curioso.
— Parece una niña más— musitó, esperando otra explicación. Quise golpearlo. ¡Yo ya soy grande!
— Tiene dieciocho— repuso la otra, encogiéndose de hombros, chequeando la hora en su reloj de mano.
— ¡Já! Muy inteligente de tu parte— comentó, mirando a mí prima—. Sácate de encima a los adultos trayendo a tu amiguita— antes de que pudiera responder de manera poco pintoresca, el tipo se giró sobre los talones y caminó hasta un porshe negro—. ¡Nos veremos mañana! — saludó, aunque no dirigiéndose a nosotras sino al equipo.
Arrancó el auto, y se perdió en la calle. Bufé.
— Que agradable— ironicé, hablando por primera vez desde que llegamos a Londres.
— Muy— añadió la castaña, siguiéndome la corriente.
— Ignórenlo— aconsejó Suzanne, anotando algo en la tabla. Levantó la cabeza para mirarnos y agregó: —. No lo verán muy seguido. Bien, suban— apuntó a la Van, y todas obedecimos sin rechistar.
Ya me sentía más tranquila. No había cámaras, y las chicas parecían más sueltas ahora. Incluso Mía estaba más calmada. Lo cual, teniendo en cuenta a dónde nos estaban llevando, era muy raro.
— ¿Dónde están nuestras maletas? — preguntó la chica pelirroja, con extraño acento. Sabía inglés y español, al parecer.
— Ya las llevaron a la casa— murmuró Suzanne, revisando algo en una agenda electrónica. Estaba demasiado ocupada todo el tiempo. Me pregunté si nos acompañaría durante todo este tiempo. Claro que yo me iría apenas Mía cumpliera dieciocho, en veintidós días. No perdería tanto tiempo de clases, de esa manera.
— ¿Viviremos en la misma casa que la banda? — inquirió la ojimiel, que creo que se llamaba Valentina. Por su manera de hablar en inglés, podría jurar que era latinoamericana como nosotras y la castaña. Sin duda la chica de ojos celestes era Argentina. Tenía esa tonada.
— Así es.
— Pero… ¿No que tenían casas separadas? — insistió mi prima.
— Es cierto. Louis y Harry viven solos, y Niall tiene…— comenzó a decir la otra, cuyo nombre era algo como Carina, o algo así. Suzanne la interrumpió, suspirando y dejando de lado su agenda.
— ¿De pronto están curiosas? Tuvieron tiempo de preguntar, ¿y deciden este momento? — lucía ligeramente nerviosa. Deduje que su trabajo era difícil, pues debía procurar que todo estuviera a tiempo y orden.
— Solo queremos saber— volvió a hablar Carina.
— Escucha, Camila. Y ustedes también— nos miró a todas. Ohh, no era Carina. Era Camila. Bueno, se parece—. Pasarán sesenta días con la banda, en una casa que consiguió la producción. Saldrán a pasear con ellos, los filmará una cámara, tratarán de convivir— hizo una mueca, como si eso fuera difícil—. Y también intentarán evitar a Paul. Luego de cumplir con las actividades programadas, y cumplir las entrevistas diarias, podrán hacer lo que quieran, ¿entienden?
Asentí con la cabeza, al igual que las otras. Entonces podría explorar Londres por mí misma. ¡Podría ir a visitar el museo de Harry Potter! ¿Estaría la escritora del libro por la ciudad?
— ¿Qué tipo de actividades dices? — cuestioné, de pronto interesada en este viaje.
— Oh… Bueno, por ejemplo, mañana irán a visitar el London Eye. Es lo primero que te dan ganas de ver cuando llegas a la ciudad.
— No, de hecho yo iría primero a las tiendas— aseguró Mía, seria. Me eché a reír, junto con las otras. Excepto por Camila. Ella no río.
— Luego de visitar el London Eye seguramente podrás ver algunas tiendas. Aunque dudo que alguno de los chicos quiera acompañarte— comentó Suzanne, divertida. Esta chica me caía bien.
— Dudo que alguien quiera acompañarte— corregí, con una mueca de horror. La última vez que acepté ir con ella de compras, me salieron ampollas en los pies. A decir verdad, Mía no es de esas chicas superficiales que están todo el tiempo preocupada por lucir perfectas. Pero es fanática de la moda, y las compras. Aunque en casa suele ir de piyama, como yo.
— Creo que tendrán custodia. Los guardias pueden acompañarte— sugirió Suzanne, mirando de soslayo la ventana.
— No. No creo que los guardias tengan resistencia— aseguró mi prima, suspirando—. Ya me las arreglaré.
Y antes de que pudiera decir algo más, el coche se detuvo. Pude ver la emoción en los rostros de todas.
— De acuerdo. Hemos llegado…— anunció Suzanne, agregándole obviedad a la cosa—. Recuerden no perder el control… Tienen sesenta días para aprovechar— advirtió, y lentamente abrió la puerta.
Las cuatro ganadoras se atropellaron para salir, en un cambio tan brusco de ánimos que dio miedo. Incluso Camila, que hasta entonces parecía seria, entró en descontrol.
Alguien me pisó el pie, y en un momento la pelirroja cayó encima de mí. Era un espacio pequeño para luchar por quién salía primero, pero tras unos minutos de despeinarse y dar empujones, las cuatro estuvieron fuera. Entonces gritaron escandalosamente.
Resoplé, y acomodé mi cabello. Miré a Suzanne, que parecía pasmada por lo que acababa de suceder.
— Creí que sería peor, a decir verdad— musitó ella, riendo sola, bajando del vehículo. Bufé sonoramente. ¿Peor? Parecían gatos mojados. Me arrimé a la puerta, y bajé yo también, agradecida de que estuviéramos en espacio abierto. Tenía ligeros problemas con sentirme encerrada.
Miré a mí alrededor. Estábamos en la entrada de una enorme casa de tres pisos. Era tan perfecta como todas las edificaciones aquí. Tenía puertas dobles, y un porche, con un sillón de madera en un costado. Era precioso. No sería malo vivir un tiempo aquí.
Suspiré, y recién entonces me fijé en el embrollo de gente que había. Estaban los cinco chicos con cara de espanto, viendo como un par de hombres de seguridad trataban de detener a las ganadoras. Era extraño ver a Mía tratando de alargar su brazo para tocar a alguno.
Me llevé una mano a las sienes, y caminé hasta ellas, mirando mal a un hombre de seguridad que pensó que yo también saltaría, e intentó atraparme.
— ¡Chicas! ¡Chicas! ¡Angy! — gritaba Suzanne, tratando de calmarlas, tirando de los brazos de la pelirroja que se había trepado a la espalda de uno de los sujetos, dispuesta a saltar sobre los chicos.
— ¡HEY! ¡ILEEANA! — bramé, sintiendo vergüenza de su comportamiento. Ella me dedicó una mirada de refilón ante la mención de su aborrecido segundo nombre, pero siguió con lo suyo—. ¡Te sueltas ya o te juro que me voy ahora mismo, y te llevo conmigo!
Funcionó. Me miró recelosa, soltó un último chillido, y dejó de hacer fuerza para lanzarse encima de los chicos. Se alejó un poco, cabizbaja, y gruñó un “Lo siento”.
Aun así, las otras chicas continuaban gritando. Suzanne logró que Angy parara, y solo quedaban Camila y Valentina.
— ¡Chicas! ¿Quieren hablar con la banda o no? — exclamé, para hacerme oír entre los gritos. Ambas se miraron entre sí, y se detuvieron, nuevamente serias. Sonreí con suficiencia. Un poco de psicología era suficiente para calmar a cualquiera.
Los de seguridad se mantuvieron alerta, hasta que uno de los chicos se asomó detrás del hombro de uno de los enormes tipos, y Suzanne les indicó que ya podían apartarse.
Y entonces las chicas volvieron a gritar, pero esta vez no trataron de abrasarlos o nada de eso. Simplemente chillaban, señalándolos, y cuchicheando entre sí, emocionadas.
Miré a los costados, sintiéndome fuera de lugar, y me escabullí al lado de Su.
Era como una presentación. Aunque ellos permanecían en silencio, examinando a las ganadoras, y ellas gritaban excitadas, observando a sus ídolos. Sería enternecedor de no ser porque… Bueno, por todo.
Finalmente dejaron de gritar, pero fue increíble el tiempo que soportaron sus pulmones.
— ¡Los amo, los amo! — gritó Camila, juntando las manos, con los ojos vidriosos. Se contenía de ir y abrazarlos.
— Oh por Dios, oh por Dios... ¡Son ellos, son ellos, son ellos! — chilló mi prima, anonada. Tenía los ojos abiertos de par en par, y un par de lágrimas corrían por su mejilla. No creí que fuera posible querer tanto a personas que no conoces personalmente. Es Fascinante, y algo raro.
— No puedo creerlo— se limitó a murmurar Valentina, sacudiendo la cabeza, resignada. Sonreí, contagiada de la felicidad de estas cuatro. La única que no decía nada era Angy. La pelirroja, que todo este tiempo habló hasta por los codos, estaba con la boca abierta, mirando a los chicos.
De pronto interrumpió su inmovilidad, y corrió hasta ellos, rodeando al chico de cabello castaño y corto, de bonitos ojos café, en un estrangulador abrazo.
— ¡Ho sempre voluto sapere! ¡Li amo entrambi! ¡Sono i miei idoli! ¡Tutto per me! — exclamó ella, en lo que me pareció italiano. Entendí algo. Creo que dijo que siempre ha querido conocerlos, y que son todo para ella. Pero no entendí muy bien.
El chico le correspondió el abrazo, algo confundido, y finalmente Angy se soltó, con una sonrisa enorme pegada en el rostro.
— Gracias…— respondió el chico—. Creo— agregó, entrecerrando los ojos.
Alcé las cejas, con gracia, y giré a ver a Suzanne, esperando que nos indicara qué debíamos hacer ahora. Ella estaba negando con la cabeza, riendo por lo bajo.
— ¡Perfecto! — dijo ella, alzando la voz para llamar la atención de todos—. Vayamos adentro así se presentan, y las cámaras toman algunas escenas— miró elocuentemente al hombre que antes llevaba los cables, y caminó hasta la entrada de la casa.
La seguimos en tropel, con los cuchicheos de las chicas haciendo coro. Parecían amigas ahora, unidas por algo en común: esos cinco chicos que ahora mismo parecían muy divertidos.
Esto sería más largo de lo que creía.
C.J. Potter
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
Siii la seguiste! Me encanto el cap, me rei bastante.....Me fascina que los capítulos no sean cortos
Ahh y esa idea de un maratón me agrado....y mucho ajajj
Un beso
Ahh y esa idea de un maratón me agrado....y mucho ajajj
Un beso
ilee
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
Qjosajodjadiuasdhds me vestí con falda!!? yo soy ruda |m| <3 oadwohdiuhfuiobgfuobgfius ame el capitulo enserio amo como escribes es tan asohfiohsdfi, me emocione mucho por los chicos wow ...bueno para ser ruda igual tengo sentimientos pero mas soy seria asshfiuasbabfiagbdoias ok ok siguelaaaaa enserio síguela moriré si no lo haces :c
x:)Valeee
x:)Valeee
mardy bum.
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
Jajajaja, lo sé, lo sé Vale xD Pero tenía ganas de ponerte falda, al menos una vez :3 La ocación lo requería (?) Además, Camila también tiene ese estilo de vestir, y me daría algo al corazón si debía ponerle jeans a dos :( Tengo problemas con la ropa xD
Me alegra que les gustara el cap! La verdad estaba mal de inspiración, y el plan era terminarlo con la presentación, pero no me dio :|
Sobre la maratón, creo que mañana subiré una. Tres partes. Básicamente será el primer día, las presentacioens y eso. Bien, eso es todo.
Gracias por comentar chicas, nos leemos pronto(?)
Me alegra que les gustara el cap! La verdad estaba mal de inspiración, y el plan era terminarlo con la presentación, pero no me dio :|
Sobre la maratón, creo que mañana subiré una. Tres partes. Básicamente será el primer día, las presentacioens y eso. Bien, eso es todo.
Gracias por comentar chicas, nos leemos pronto(?)
C.J. Potter
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
por Juliette Hoy a las 7:06 am
Jajajaja, lo sé, lo sé Vale xD Pero tenía ganas de ponerte falda, al menos una vez :3 La ocación lo requería (?) Además, Camila también tiene ese estilo de vestir, y me daría algo al corazón si debía ponerle jeans a dos Tengo problemas con la ropa xD
Me alegra que les gustara el cap! La verdad estaba mal de inspiración, y el plan era terminarlo con la presentación, pero no me dio :|
Sobre la maratón, creo que mañana subiré una. Tres partes. Básicamente será el primer día, las presentacioens y eso. Bien, eso es todo.
Gracias por comentar chicas, nos leemos pronto(?)
Ok...de todas maneras una vez usar falda no es malo...aun que prefiero los vestidos pero bueno igual ame el capitulo y estoy emocionada para que mañana subas el maraton *3* adoihsoifgweyigfvbwecbfhids estoy suoer ultramega loca en este momento sajifhuhbfjsd..ok ya volvi a ser la seria depresiba que se corta y es timida con el mundo :s oahdifuagbfuibgdsfisd
mardy bum.
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
leer que mañana vas a hacer un maratón me puso feliz!!
ok me voy a dormir de buen humor!!!!
ok me voy a dormir de buen humor!!!!
ilee
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
Alguien quiere el maratón que grite conmigo, asidbvudsskibashkoas enserio lo quiero y te pasare de pagina por que soy una lectora hermosa c: ok no._. soy fea :c pero igual impaciente :SS
mardy bum.
Re: "Sixty Days With One Direction" (Niall Horan & Isabella Montesco)
Capítulo 3
"Presentaciones"
MARATÓN PARTE 1
Isabella POV
Estábamos sentadas es un enorme sofá. Frente a nosotras, en otro de estos, estaba la banda. Suzanne había ocupado un sillón de un cuerpo a nuestra derecha, y las cámaras estaban a la izquierda, enfocándonos. Traté de no fijarme en ellas.
— De acuerdo, estoy segura que ustedes ya conocen a los chicos— dijo Su, segura. Quise decir que yo no, pero estaba demasiado cohibida con esas cámaras—. Así que chicos, conozcan a las ganadoras— con un gesto de la mano, nos incitó a hablar. Y como imaginé, fue Angy la primera en presentarse.
— Mi nombre es Angy Conyérs, y soy de Italia, Venecia precisamente— comenzó, sonriente—. Tengo 18 años, y vivo con mis padres y mi hermano. Ohm… Me gusta cantar, y hago natación. ¡Y los amo, chicos! — finalizó, con un chillido. Sonreí divertida. Ella también me caía bien. Parecía una niña.
— Genial Angy. Muy informativo— apremió Suzanne, sonriendo también—. ¿Camila?
La castaña la miró algo sorprendida, pero se recompuso rápidamente, y comenzó a hablar.
— Yo… Yo soy Camila O’Donnel... — murmuró, mirando hacia el suelo—. También tengo dieciocho, y soy de Argentina. Vivo con mi abuela, y no tengo mucho que contar. Ah, hago skate. No soy para nada deportiva— arrugó la nariz, jugueteando con sus dedos—. Solo eso.
Giró la cabeza a su costado, mirándome de manera significativa. Tardé en entender qué trataba de decir. Cuando lo hice, solté un “Oh”, y negué con la cabeza.
— Yo no soy ganadora, no tengo que presentarme— aclaré, en dirección a Suzanne, ignorando el hecho de que tenía cámaras detrás.
— ¿Cómo que no es ganadora? — intervino uno de los chicos, que tenía rulos.
— Es acompañante— explicó ella al chico—. No importa, convivirás también. Preséntate— indicó, asintiendo con la cabeza. Hice una mueca.
— Bien. Mi nombre es Isabella Montesco. Tengo dieciocho y vivo en Argentina. Punto— conté, insertando una forzada sonrisa al final.
— Que carismática— ironizó mi prima. Rodé los ojos y la señalé para que siguiera.
— Bueno, yo soy Mía Greece. Soy prima de este encanto— me apuntó, sarcástica, y yo la miré ceñuda—. Tengo diecisiete, y por eso necesito acompañante… Yo vivo en Estados Unidos, en Seattle, para ser concretos. Y… Hago Ballet— finalizó, dudando si agregar algo más.
Valentina se mordió el labio inferior, con timidez. Me parecía que era una chica más bien introvertida. Me pregunto por qué.
— Me llamo Valentina Gallagher. Tengo dieciocho… Nací en Chile, pero a los once me mudé aquí con mis padres— relató. ¿Ella era latina también? Qué curioso, aunque eso explica que hablé con ese acento el inglés—. Y… Ah… Me gusta la música— pestañeó varias veces, como cayendo en la cuenta de lo que acababa de decir, y se ruborizó, desviando la mirada para indicar que su presentación había terminado.
— Bien. ¿Filmaron todo? — preguntó Suzanne, mirando a los camarógrafos. Ellos asintieron, y entonces la pelinegra se puso de pie—. Hemos terminado por hoy. Tienen el día libre, y los dejaremos para que puedan… Conocerse mejor— vaciló unos instantes, y me miró—. ¿Puedes asegurarte de que no… se descontrolen? Hay guardias de seguridad afuera, cualquier cosa llámenlos— avisó, y caminó hasta la puerta, seguida del equipo de filmación.
— Aguarda— llamó el moreno, preocupado. Suzanne volteó—. ¿Nos dejaran solos? ¿Con ellas?
Lo miré realmente mal. Como si nosotras lo pasáramos genial con ellos… Bien, quizás las chicas sí, pero yo no.
— No te preocupes Zayn. Hay algunas cámaras en esta habitación, y los guardias están afuera— repitió, abriendo la puerta.
— Pero…— insistió el de rulos. Bien. Ya van dos que no me caen bien. ¿Acaso yo me quejé? Bueno, quizás sí, pero al final acepté venir.
— Nos vemos— interrumpió ella, dejando pasar al equipo de cámara primero, y saliendo ella al final, cerrando la puerta detrás de sí.
— Ohh, creo que estamos solos…— comenté, sonriendo con malicia, acomodándome en el sofá. Mía sonreía de lado a lado, y todas miraban a los chicos fijamente.
— Creo que me voy a conocer la casa— musitó el rubio, incómodo, y prácticamente salió corriendo escaleras arriba.
— Yo también. ¡Es enorme! — coincidió el moreno, que al parecer se llamaba Zayn. Salió tras el rubio.
Alcé las cejas, y observé a los otros, esperando que pusieran una excusa parecida. Pero ellos solo se miraron entre ellos, se pusieron de pie bruscamente, y huyeron en varias direcciones. Reí un poco, y me paré.
— ¿Van a ver si los encuentran? — pregunté a las chicas, que parecían decepcionadas. Miré el reloj que colgaba sobre la pared más próxima—. ¿O prefieren ver qué podemos hacer para cocinar? Porque me estoy muriendo de hambre.
Lo pensaron un rato.
— Vayamos a cocinar— sugirió Camila—. Tendrán que bajar en algún momento.
Las demás asintieron, y se levantaron del sofá. Juntas buscamos la cocina. Encontré una sala de televisión, otra donde solo había un enorme piano, y finalmente la cocina, enorme y lujosa. Me pregunté si habría gente para esto, aunque aun así preferiría cocinar yo. Me gusta.
— ¡No puedo creer que se fueran corriendo! — se quejó Angy, con pena, sentándose sobre una butaca que había frente a una bonita mesada de mármol. Las demás la imitaron.
— Están asustados. Quisieron arrancarles los ojos— recordé, chequeando las alacenas. No había nada. ¿Cómo esperaban que nos sustentáramos así? ¡Somos diez personas casi adultas!
— No es cierto— repuso Valentina—. Solo… Queríamos abrazarlos.
— De una manera que los asustó. Se les pasará con el tiempo. Tendrá que pasar, porque aun quedan 59 días— aseguré, haciendo una mueca al pensar en eso. Pero no, yo podría irme dentro de veintiún días, cuando Mía cumpliera dieciocho. Me iría.
¡Já! Eso pensaba.
*****************************************************
Dios, gracias por comentar chicas! Pero que pocos comentarios.. :| Es suficiente para bajarte el humor xd Ok, como dije, hoy haré maratón. En un rato pongo la segunda parte. Son más cortos que lo usual, pero si hago maratón de caps largos estaría una eternidad y media :B
P.D: Acabo de ver que comentaste Valen xD Jajajajjaja, te adoro.
C.J. Potter
Página 1 de 14. • 1, 2, 3 ... 7 ... 14
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 14.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.