Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 15 de 19. • Comparte
Página 15 de 19. • 1 ... 9 ... 14, 15, 16, 17, 18, 19
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
AAAAIII NOOOOOO... AAAAIII NOOOOOO!!!!!...... AAAAAAAAAIIII NOOOOOOOO!!!!!!!......... LILITH QUIERE REVIVIR A SEBASTIAN??????
SERA COMO SU HIJO?????
Y POR QUE QUIERE LA ANGRE DE SIMOOONN??????
AAAIIII DONDE ESTAN ___ Y NIIICCKKK?????
ME COMO MI UÑITTTAAASSS!!!!!.. ME DA EL MIMISQUIIIIII!!!!!!..... AAAAAAAAAAAHHHHHHHH!!!!!
PON OOOTROOOO PORFIIISS
SERA COMO SU HIJO?????
Y POR QUE QUIERE LA ANGRE DE SIMOOONN??????
AAAIIII DONDE ESTAN ___ Y NIIICCKKK?????
ME COMO MI UÑITTTAAASSS!!!!!.. ME DA EL MIMISQUIIIIII!!!!!!..... AAAAAAAAAAAHHHHHHHH!!!!!
PON OOOTROOOO PORFIIISS
chelis
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAA!!!
shamm
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
Siguelaaaaaaaaaaaaa
shamm
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
aranzhitha escribió:ahhh eso es nefasto!!!
Sebastian esta vivo??
O lo quieren revivir??
Esa mujer da miedo!!!!
Pobre de Simon!!! Lo tienen que ayudar!!
Siguela!!
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Lo quiere revivir!
Lo sé, les dije q no era promotora de bandas! :scratch:
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
shamm escribió:Ooh por dios quieren revivir a sebastian????
No no pobre simon :S
espero q lo encuentren..
Aaaah donde esta el nicho y la rayiis????
Aaaaaaj SIGUELAAAA PORFAAAA!!
SIGUELAAAAAAAAAAAAA :O
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Siiiiiiiiiiiiiiim lo quiere revivir!
Ah ya verás que vela en el entierro tienen ellos!
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
I.am.rayita (Anto!!!) escribió:Los malos nunca mueren, como esa frase de "hierva mala nunca muere" capaz por eso no me sorprende tanto que Sebastian este vivo despues de todo! Pobres la rayis y Nicholas siempre algo se interpone entre ellos!
En fin, me encanto el cap. SEGUILA!
Un beso!
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Ya sé, más de acuerdo no puedo estar contigo!
"Mala hierba nunca muere"
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
chelis escribió:AAAAIII NOOOOOO... AAAAIII NOOOOOO!!!!!...... AAAAAAAAAIIII NOOOOOOOO!!!!!!!......... LILITH QUIERE REVIVIR A SEBASTIAN??????
SERA COMO SU HIJO?????
Y POR QUE QUIERE LA ANGRE DE SIMOOONN??????
AAAIIII DONDE ESTAN ___ Y NIIICCKKK?????
ME COMO MI UÑITTTAAASSS!!!!!.. ME DA EL MIMISQUIIIIII!!!!!!..... AAAAAAAAAAAHHHHHHHH!!!!!
PON OOOTROOOO PORFIIISS
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Si lo quiere traer de vuela!
aaaah ya verás que vela en el entierro tienen Simón el Nicho & la rayiz!
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
shamm escribió:SIGUELAAAAAAAAAAAAAAA!!!
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
chelis escribió:OOOTROOOOO
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
• Ángeles de la ciudad de Nueva York - Capitulo 16 (Parte 2) •
No había mensajes pegados en la puerta del apartamento de Jordan, nada por encima ni debajo de la alfombra de bienvenida, y tampoco había nada inmediatamente obvio en el interior del apartamento. Mientras Alec hacía guardia abajo y Maia y Jordan hurgaban en la mochila de Simón en la sala de estar, Isabelle, en la puerta del dormitorio de Simón, miró en silencio el lugar en el que había estado durmiendo durante los últimos días. Estaba muy vacío—sólo cuatro paredes, desnudas de toda decoración, un suelo desnudo con un colchón en él y una manta blanca doblada a los pies, y una sola ventana que daba a la Avenida B.
Podía oír la ciudad—la ciudad en la que había crecido, cuyos ruidos siempre la habían rodeado, desde que era un bebé. Había encontrado la tranquilidad de Idris terriblemente ajena, sin el sonido de las alarmas de los coches, la gente gritando, sirenas de ambulancias, y música que casi nunca se apagaba en la ciudad de Nueva York, incluso en la oscuridad de la noche. Pero ahora, de pie mirando a la pequeña habitación de Simón, pensó en lo solitario que sonaban aquellos ruidos, cuán distantes, y si él había estado solitario en la noche, acostado y mirando al techo, solo.
Sin embargo, no era como si alguna vez hubiese visto la habitación de su casa, la que probablemente estaba cubierta con pósters de bandas, trofeos deportivos, cajas de esos juegos que le encantaba jugar, instrumentos musicales, libros… todos los restos y desechos de una vida normal. Nunca le había pedido de ir, y él nunca lo había sugerido. Ella se había acobardado de conocer a su madre, de hacer cualquier cosa que pudiera denotar un mayor compromiso del que estaba dispuesta a tener. Pero ahora, mirando a esta cáscara vacía de cuarto, sintiendo el vasto y oscuro bullicio de la ciudad a su alrededor, sintió una punzada de temor por Simón—mezclada con una misma punzada de arrepentimiento.
Se volvió hacia el resto del apartamento, pero se detuvo cuando escuchó un murmullo de voces procedentes de la sala de estar. Reconoció la voz de Maia. No sonaba enojada, lo que de por sí era sorprendente, teniendo en cuenta lo mucho que parecía odiar a Jordan.
“Nada,” decía. “Algunas llaves, un montón de papeles con estadísticas de juego garabateadas en ellos.” Isabel se inclinó cerca de la puerta. Podía ver a Maia, parada en un lado del mostrador de la cocina, con la mano en el cierre del bolsillo de la mochila de Simón. Jordan, al otro lado del mostrador, la observaba. La veía a ella, pensó Isabelle, no lo que estaba haciendo—de la manera en la que los chicos te miraban cuando les gustabas tanto que les fascinaba cada movimiento que hacías. “Voy a revisar su billetera.”
Jordan, que había cambiado su ropa formal por pantalones vaqueros y una chaqueta de cuero, frunció el ceño. “Es extraño que la dejara. ¿Puedo ver?” Alargó la mano a través del mostrador.
Maia se echó hacia atrás tan rápido que dejó caer la billetera, su mano volando.
“No iba a...” Jordan retiró la mano lentamente. “Lo siento.”
Maia respiró hondo. “Mira” dijo, “he hablado con Simón. Sé que nunca quisiste Convertirme. Sé que no sabías lo que te estaba sucediendo. Recuerdo cómo era eso. Recuerdo que estaba aterrorizada.”
Jordan bajó las manos lentamente, con cuidado, sobre la encimera. Era extraño, pensó Isabelle, ver a alguien tan alto intentando parecer inofensivo y pequeño. “Debería haber estado allí para ti.”
“Pero el Praetor no te lo permitió,” dijo Maia. “Y seamos sinceros, no sabías nada acerca de ser un hombre lobo; hubiésemos sido dos personas con los ojos vendados tropezándose en un círculo. Tal vez haya sido mejor que no estuvieras allí. Me hizo huir hacia donde podría recibir ayuda. De la manada.”
“Al principio, tuve la esperanza de que el Praetor Lupus te trajera,” susurró. “Para poder verte otra vez. Entonces me di cuenta de que eso sería egoísta y que debería estar deseando no haberte transmitido la enfermedad. Sabía que era un cincuenta y cincuenta. Pensé que podrías ser uno de los afortunados.”
“Bueno, no lo fui,” dijo, de forma realista. “Y a lo largo de los años, te convertí en mi cabeza como una especie de monstruo. Pensé que sabías lo que hacías cuando me hiciste esto. Pensé que era una venganza hacia mí por besar a ese chico. Así que te odié. Y odiarte lo hizo todo más fácil. Teniendo a alguien a quien culpar.”
“Debes culparme,” dijo. “Es mi culpa.”
Ella pasó el dedo a lo largo de la encimera, evitando sus ojos. “Te culpo. Pero... no como lo hacía antes.”
Jordan levantó la mano y agarró su propio pelo con los puños, tirando con fuerza. “No hay día que pase sin pensar en lo que te hice. Te mordí. Te Convertí. Te hice lo que eres. Te levanté la mano. Te hice daño. A la única persona que amé más que a nada en el mundo.”
Los ojos de Maia brillaban con lágrimas. “No digas eso. Eso no ayuda. ¿Crees que ayuda?”
Isabelle se aclaró la garganta ruidosamente, entrando en la sala de estar. “¿Han encontrado algo?”
Maia miró hacia otro lado, parpadeando con rapidez. Jordan, bajando las manos, dijo: “En realidad no. Estábamos a punto de revisar su billetera.” La levantó del lugar en donde Maia la había dejado caer. “Aquí.” Se la lanzó a Isabelle.
Ella la atrapó y la abrió. Un pase escolar, la identificación de no-conductor del estado de Nueva York, una púa de guitarra metida en el espacio donde se supone que se guardan tarjetas de crédito. Un billete de diez dólares y un recibo por unos dados. Algo más le llamó la atención… una tarjeta profesional, empujada a la ligera detrás de una foto de Simón y _____(tn), el tipo de fotografía que podías tomarte en una cabina de fotos de una tienda barata. Los dos estaban sonriendo.
Isabelle sacó la tarjeta y la miró. Tenía un remolino, casi un diseño abstracto de una guitarra flotando sobre las nubes. Debajo de eso había un nombre.
Satrina Kendall. Promotor de bandas. Debajo de eso había un número de teléfono y una dirección de Upper East Side. Isabelle frunció el ceño. Algo, un recuerdo, dio un tirón en la parte posterior de su mente.
Isabelle mostró la tarjeta hacia Jordan y Maia, quienes estaban ocupados en no mirarse el uno al otro. “¿Qué piensan de esto?”
Antes de que pudieran responder, la puerta del apartamento se abrió, y Alec entró dando zancadas. Estaba con el ceño fruncido. “¿Han encontrado algo? He estado allí abajo durante treinta minutos, y no ha venido nada ni remotamente amenazante. A menos que cuente el estudiante de NYU que vomitó en la escalinata.”
“Aquí,” dijo Isabelle, entregándole la tarjeta a su hermano. “Mira esto. ¿Hay algo que te parezca raro?”
“¿Quieres decir, aparte del hecho de que ningún promotor de banda podría estar interesado en la apestosa banda de Lewis?” preguntó Alec, tomando la tarjeta entre dos largos dedos. Unas líneas aparecieron entre sus ojos. “¿Satrina?”
“¿El nombre significa algo para ti?” preguntó Maia. Sus ojos seguían rojos, pero su voz era firme.
“Satrina es uno de los diecisiete nombres de Lilith, la madre de todos los demonios. Ella es la razón por la que los brujos son llamados hijos de Lilith,” dijo Alec. “Porque ella crió a los demonios, y éstos a su vez, dieron a luz la raza de los brujos.”
“¿Y tienes los diecisiete nombres aprendidos de memoria?” Jordan sonaba dubitativo.
Alec le dirigió una mirada fría. “¿Quién eres tú, otra vez?”
“Oh, cállate, Alec,” dijo Isabelle, en el tono que sólo le hacía a su hermano. “Mira, no todos tenemos la memoria para hechos aburridos. No creo que recuerdes los otros nombres de Lilith, ¿no?”
Con una mirada superior, Alec recitó de corrido: “Satrina, Lilith, Ita, Kali, Batna, Talto…”
“¡Talto!” gritó Isabelle. “Eso es. Sabía que estaba acordándome de algo. ¡Sabía que había una conexión!” Rápidamente les dijo acerca de la Iglesia de Talto, lo que _____(tn) había encontrado allí, y cómo estaba relacionada con el bebé muerto y medio demonio de Beth Israel.
“Desearía que me hubieses contado de esto antes,” dijo Alec. “Sí, Talto es otro nombre para Lilith. Y Lilith siempre ha sido asociada con los bebés. Fue la primera esposa de Adán, pero huyó del Jardín del Edén porque no quería obedecer ni a Adán ni a Dios. Sin embargo, Dios la maldijo por su desobediencia—cada niño que pariera moriría. La leyenda dice que intentó una y otra vez tener un hijo, pero todos nacieron muertos. Finalmente, juró que se vengaría de Dios debilitando y asesinando a bebés humanos. Se podría decir que es la diosa demonio de los niños muertos.”
“Pero dijiste que era la madre de los demonios,” dijo Maia.
“Ella fue capaz de crear demonios al derramar gotas de su sangre en la tierra de un lugar llamado Edom” dijo Alec. “Debido a que nacieron de su odio hacia Dios y la humanidad, se convirtieron en demonios.” Siendo consciente de que todos lo estaban mirando, se encogió de hombros. “Es sólo una historia.”
“Todas las historias son ciertas,” dijo Isabelle. Este había sido el principio de sus creencias desde que era niña. Todos los Cazadores de Sombras lo creían. No había una sola religión, ni una sola verdad… ni un mito que careciera de sentido. “Lo sabes, Alec.”
“También sé algo más,” dijo Alec, devolviéndole la tarjeta. “Ese número de teléfono y esa dirección son basura. De ninguna manera son reales.”
“Tal vez,” dijo Isabelle, metiendo la tarjeta en su bolsillo. “Pero no tenemos ningún otro sitio para empezar a buscar. Así que vamos a empezar por ahí.”
Simón sólo podía mirar. El cuerpo que flotaba en el interior del ataúd, el de Sebastian, no parecía estar vivo; al menos, no respiraba. Pero era evidente que tampoco estaba exactamente muerto. Habían pasado dos meses. Si él estuviera muerto, Simón estaba bastante seguro de que se vería de una forma mucho peor. Su cuerpo estaba muy blanco, como el mármol; una mano era un muñón vendado, pero por lo demás, no tenía marcas. Parecía estar dormido, con los ojos cerrados, sus brazos flácidos a los costados. Sólo el hecho de que su pecho no subía ni bajaba, indicaba que algo andaba muy mal.
“Pero…” dijo Simón, sabiendo que sonaba ridículo, “él está muerto. Nicholas lo mató.”
Lilith puso una mano pálida sobre la superficie de cristal del ataúd. “Jonathan,” dijo, y Simón recordó que ese era, de hecho, su nombre. Su voz tenía un extraño tono suave cuando lo dijo, como si estuviera cantándole a un niño. “Es hermoso, ¿no?”
“Um,” dijo Simón, mirando con desprecio a la criatura en el interior del ataúd—el chico que había asesinado a un Max Lightwood de nueve años. La criatura que había matado a Hodge. Había tratado de matarlos a todos. “No es mi tipo, en realidad.”
“Jonathan es único,” dijo. “Es el único Cazador de Sombras que conozco que sea en parte un Gran Demonio. Esto lo hace muy poderoso.”
“Está muerto,” dijo Simón. Consideró que, de alguna manera, era importante seguir señalando este punto, ya que Lilith no parecía comprenderlo.
Lilith, bajando la mirada hacia Sebastian, frunció el ceño. “Es cierto. Nicholas Lightwood se deslizó detrás de él y lo apuñaló por la espalda, atravesando el corazón.”
“¿Cómo sabes…?”
“Yo estaba en Idris,” dijo Lilith. “Cuando Valentine abrió la puerta al mundo de los demonios, la traspasé. No para luchar en su estúpida batalla. Fue curiosidad más que otra cosa. De que Valentine tuviera tal arrogancia…” Se interrumpió, encogiéndose de hombros. “El Cielo lo castigó por ello, por supuesto. Vi el sacrificio que hizo; vi al Ángel levantarse y volverse contra él. Vi lo que fue devuelto. Soy la mayor de los demonios; conozco las Antiguas Leyes. Una vida por una vida. Corrí hacia Jonathan. Casi era demasiado tarde. Lo que le quedaba de humano murió en el acto—su corazón había dejado de latir, sus pulmones de inflarse. Las Antiguas Leyes no eran suficientes. Traté de traerlo de vuelta en aquel entonces. Pero estaba demasiado lejos. Todo lo que podía hacer era esto. Preservarlo para este momento.”
Simón se preguntó brevemente lo que pasaría si corriera… alejándose a toda velocidad de este demonio chiflado y se tirara por la azotea del edificio. No podía ser dañado por otro ser viviente; ese era el resultado de la Marca, pero dudaba de que su poder se extendiera a protegerlo contra el suelo. Sin embargo, era un vampiro. Si cayera de cuarenta pisos y se rompiera todos los huesos de su cuerpo, ¿se curaría de eso? Tragó saliva con fuerza y se encontró con Lilith mirándolo con diversión.
“¿No quieres saber,” dijo con su voz fría y seductora, “a qué momento me refiero?” Antes de que pudiera responder, ella se inclinó hacia delante, con los codos sobre el ataúd. “Supongo que conoces la historia de la forma en que se crearon los Nefilim, ¿no? ¿Cómo el Ángel Raziel mezcló su sangre con la sangre de los hombres, y se la dio de beber a un hombre, y que ese hombre se convirtió en el primero de los Nefilim?”
“La he oído.”
“En efecto, el Ángel creó una nueva raza de criaturas. Y ahora, con Jonathan, una nueva raza ha nacido de nuevo. Así como Jonathan Cazador de Sombras lideró a los primeros Nefilim, éste Jonathan también debería dirigir la nueva raza que tengo la intención de crear.”
“La nueva raza que tienes la intención…” Simón levantó las manos. “¿Sabes qué? Si deseas liderar una nueva raza comenzando con un chico muerto, sigue adelante. No veo qué tiene esto que ver conmigo.”
“Ahora está muerto. Pero no tiene por qué permanecer así.” La voz de Lilith era fría, sin emoción. “Por supuesto, hay un tipo de Submundo cuya sangre ofrece la posibilidad de, digamos, la resurrección.”
“Vampiros,” dijo Simón. “¿Quieres que convierta a Sebastian en un vampiro?”
“Su nombre es Jonathan.” Su tono fue cortante. “Y sí, en un sentido. Quiero que lo muerdas, que bebas su sangre, y que le des tu sangre a cambio…”
“No voy a hacerlo.”
“¿Estás tan seguro de eso?”
“Un mundo sin Sebastian,” —Simón utilizó el nombre deliberadamente— “es un mundo mejor que uno con él. No lo haré.” La ira crecía en Simón, como una marea rápida. “De cualquier manera, no podría hacerlo si quisiera. Está muerto. Los vampiros no pueden resucitar a los muertos. Debes de saber eso, si conoces tanto. Una vez que el alma se ha ido del cuerpo, nada puede revivir a alguien. Afortunadamente.”
Lilith inclinó su mirada en él. “Realmente no lo sabes ¿verdad?” dijo. “_____(tn) nunca te lo contó.”
Simón se estaba hartando. “¿Nunca me dijo qué?”
Ella se echó a reír. “Ojo por ojo, diente por diente, vida por vida. Para evitar el caos tiene que haber un orden. Si a la Luz se le da una vida, también se le debe dar una a la Oscuridad.”
“No tengo,” dijo Simón lenta y deliberadamente, “ni idea de lo que estás hablando. Y no me interesa. Los villanos como tú y sus programas de eugenesia espeluznantes están empezando a aburrirme. Así que me voy. Puedes tratar de pararme amenazándome o haciéndome daño. Te animo a seguir adelante e intentarlo.”
Ella lo miró y se rió entre dientes. “‘Caín se levantó,’” dijo. “Eres un poco como aquel del que portas su Marca. Era terco, como tú. Arriesgado, también.”
“Se fue en contra de…” Simón se atragantó con la palabra. Dios. “Ya acabé contigo.” Se giró para irse.
“Yo no me daría la espalda, Daylighter,” dijo Lilith, y hubo algo en su voz que le hizo volver la mirada hacia ella, a donde estaba apoyada sobre el ataúd de Sebastian. “Crees que no puedes ser herido,” dijo con una sonrisa burlona. “Y de hecho, no puedo levantar una mano contra ti. No soy tonta; he visto el fuego sagrado de la divinidad. No tengo ningún deseo de que se vuelva contra mí. No soy como Valentine, como para negociar con lo que no puedo entender. Soy un demonio, pero uno muy viejo. Conozco a la humanidad mejor de lo que podrías pensar. Entiendo las debilidades del orgullo, de ambición de poder, del deseo de la carne, de la codicia, la vanidad y el amor.”
“El amor no es una debilidad.”
“Oh, ¿no lo es?” dijo, y miró más allá de él, con una mirada tan fría y penetrante como un carámbano.
Se volvió, sin quererlo, sabiendo que debía, y miró detrás de él.
Ahí sobre el camino de ladrillo estaba Nicholas. Vestía un traje oscuro y una camisa blanca. De pie frente a él estaba _____(tn), aún en el precioso vestido de color dorado que había llevado en la fiesta de Ironworks. Su cabello rojo, largo y ondulado se había salido de su nudo y le caía sobre los hombros. Estaba muy quieta en el círculo de los brazos de Nicholas. Casi habría parecido una imagen romántica si no fuese por el hecho de que en una de sus manos, Nicholas sujetaba un cuchillo largo y brillante con mango de hueso, y su filo estaba presionado contra la garganta de _____(tn).
Simón se quedó mirando a Nicholas en total y absoluto estado de shock. No había emoción en la cara de Nicholas, no había luz en sus ojos. Parecía completamente inexpresivo.
Muy ligeramente, inclinó su cabeza.
“La traje, Lady Lilith,” dijo. “Justo como lo pediste.”
Podía oír la ciudad—la ciudad en la que había crecido, cuyos ruidos siempre la habían rodeado, desde que era un bebé. Había encontrado la tranquilidad de Idris terriblemente ajena, sin el sonido de las alarmas de los coches, la gente gritando, sirenas de ambulancias, y música que casi nunca se apagaba en la ciudad de Nueva York, incluso en la oscuridad de la noche. Pero ahora, de pie mirando a la pequeña habitación de Simón, pensó en lo solitario que sonaban aquellos ruidos, cuán distantes, y si él había estado solitario en la noche, acostado y mirando al techo, solo.
Sin embargo, no era como si alguna vez hubiese visto la habitación de su casa, la que probablemente estaba cubierta con pósters de bandas, trofeos deportivos, cajas de esos juegos que le encantaba jugar, instrumentos musicales, libros… todos los restos y desechos de una vida normal. Nunca le había pedido de ir, y él nunca lo había sugerido. Ella se había acobardado de conocer a su madre, de hacer cualquier cosa que pudiera denotar un mayor compromiso del que estaba dispuesta a tener. Pero ahora, mirando a esta cáscara vacía de cuarto, sintiendo el vasto y oscuro bullicio de la ciudad a su alrededor, sintió una punzada de temor por Simón—mezclada con una misma punzada de arrepentimiento.
Se volvió hacia el resto del apartamento, pero se detuvo cuando escuchó un murmullo de voces procedentes de la sala de estar. Reconoció la voz de Maia. No sonaba enojada, lo que de por sí era sorprendente, teniendo en cuenta lo mucho que parecía odiar a Jordan.
“Nada,” decía. “Algunas llaves, un montón de papeles con estadísticas de juego garabateadas en ellos.” Isabel se inclinó cerca de la puerta. Podía ver a Maia, parada en un lado del mostrador de la cocina, con la mano en el cierre del bolsillo de la mochila de Simón. Jordan, al otro lado del mostrador, la observaba. La veía a ella, pensó Isabelle, no lo que estaba haciendo—de la manera en la que los chicos te miraban cuando les gustabas tanto que les fascinaba cada movimiento que hacías. “Voy a revisar su billetera.”
Jordan, que había cambiado su ropa formal por pantalones vaqueros y una chaqueta de cuero, frunció el ceño. “Es extraño que la dejara. ¿Puedo ver?” Alargó la mano a través del mostrador.
Maia se echó hacia atrás tan rápido que dejó caer la billetera, su mano volando.
“No iba a...” Jordan retiró la mano lentamente. “Lo siento.”
Maia respiró hondo. “Mira” dijo, “he hablado con Simón. Sé que nunca quisiste Convertirme. Sé que no sabías lo que te estaba sucediendo. Recuerdo cómo era eso. Recuerdo que estaba aterrorizada.”
Jordan bajó las manos lentamente, con cuidado, sobre la encimera. Era extraño, pensó Isabelle, ver a alguien tan alto intentando parecer inofensivo y pequeño. “Debería haber estado allí para ti.”
“Pero el Praetor no te lo permitió,” dijo Maia. “Y seamos sinceros, no sabías nada acerca de ser un hombre lobo; hubiésemos sido dos personas con los ojos vendados tropezándose en un círculo. Tal vez haya sido mejor que no estuvieras allí. Me hizo huir hacia donde podría recibir ayuda. De la manada.”
“Al principio, tuve la esperanza de que el Praetor Lupus te trajera,” susurró. “Para poder verte otra vez. Entonces me di cuenta de que eso sería egoísta y que debería estar deseando no haberte transmitido la enfermedad. Sabía que era un cincuenta y cincuenta. Pensé que podrías ser uno de los afortunados.”
“Bueno, no lo fui,” dijo, de forma realista. “Y a lo largo de los años, te convertí en mi cabeza como una especie de monstruo. Pensé que sabías lo que hacías cuando me hiciste esto. Pensé que era una venganza hacia mí por besar a ese chico. Así que te odié. Y odiarte lo hizo todo más fácil. Teniendo a alguien a quien culpar.”
“Debes culparme,” dijo. “Es mi culpa.”
Ella pasó el dedo a lo largo de la encimera, evitando sus ojos. “Te culpo. Pero... no como lo hacía antes.”
Jordan levantó la mano y agarró su propio pelo con los puños, tirando con fuerza. “No hay día que pase sin pensar en lo que te hice. Te mordí. Te Convertí. Te hice lo que eres. Te levanté la mano. Te hice daño. A la única persona que amé más que a nada en el mundo.”
Los ojos de Maia brillaban con lágrimas. “No digas eso. Eso no ayuda. ¿Crees que ayuda?”
Isabelle se aclaró la garganta ruidosamente, entrando en la sala de estar. “¿Han encontrado algo?”
Maia miró hacia otro lado, parpadeando con rapidez. Jordan, bajando las manos, dijo: “En realidad no. Estábamos a punto de revisar su billetera.” La levantó del lugar en donde Maia la había dejado caer. “Aquí.” Se la lanzó a Isabelle.
Ella la atrapó y la abrió. Un pase escolar, la identificación de no-conductor del estado de Nueva York, una púa de guitarra metida en el espacio donde se supone que se guardan tarjetas de crédito. Un billete de diez dólares y un recibo por unos dados. Algo más le llamó la atención… una tarjeta profesional, empujada a la ligera detrás de una foto de Simón y _____(tn), el tipo de fotografía que podías tomarte en una cabina de fotos de una tienda barata. Los dos estaban sonriendo.
Isabelle sacó la tarjeta y la miró. Tenía un remolino, casi un diseño abstracto de una guitarra flotando sobre las nubes. Debajo de eso había un nombre.
Satrina Kendall. Promotor de bandas. Debajo de eso había un número de teléfono y una dirección de Upper East Side. Isabelle frunció el ceño. Algo, un recuerdo, dio un tirón en la parte posterior de su mente.
Isabelle mostró la tarjeta hacia Jordan y Maia, quienes estaban ocupados en no mirarse el uno al otro. “¿Qué piensan de esto?”
Antes de que pudieran responder, la puerta del apartamento se abrió, y Alec entró dando zancadas. Estaba con el ceño fruncido. “¿Han encontrado algo? He estado allí abajo durante treinta minutos, y no ha venido nada ni remotamente amenazante. A menos que cuente el estudiante de NYU que vomitó en la escalinata.”
“Aquí,” dijo Isabelle, entregándole la tarjeta a su hermano. “Mira esto. ¿Hay algo que te parezca raro?”
“¿Quieres decir, aparte del hecho de que ningún promotor de banda podría estar interesado en la apestosa banda de Lewis?” preguntó Alec, tomando la tarjeta entre dos largos dedos. Unas líneas aparecieron entre sus ojos. “¿Satrina?”
“¿El nombre significa algo para ti?” preguntó Maia. Sus ojos seguían rojos, pero su voz era firme.
“Satrina es uno de los diecisiete nombres de Lilith, la madre de todos los demonios. Ella es la razón por la que los brujos son llamados hijos de Lilith,” dijo Alec. “Porque ella crió a los demonios, y éstos a su vez, dieron a luz la raza de los brujos.”
“¿Y tienes los diecisiete nombres aprendidos de memoria?” Jordan sonaba dubitativo.
Alec le dirigió una mirada fría. “¿Quién eres tú, otra vez?”
“Oh, cállate, Alec,” dijo Isabelle, en el tono que sólo le hacía a su hermano. “Mira, no todos tenemos la memoria para hechos aburridos. No creo que recuerdes los otros nombres de Lilith, ¿no?”
Con una mirada superior, Alec recitó de corrido: “Satrina, Lilith, Ita, Kali, Batna, Talto…”
“¡Talto!” gritó Isabelle. “Eso es. Sabía que estaba acordándome de algo. ¡Sabía que había una conexión!” Rápidamente les dijo acerca de la Iglesia de Talto, lo que _____(tn) había encontrado allí, y cómo estaba relacionada con el bebé muerto y medio demonio de Beth Israel.
“Desearía que me hubieses contado de esto antes,” dijo Alec. “Sí, Talto es otro nombre para Lilith. Y Lilith siempre ha sido asociada con los bebés. Fue la primera esposa de Adán, pero huyó del Jardín del Edén porque no quería obedecer ni a Adán ni a Dios. Sin embargo, Dios la maldijo por su desobediencia—cada niño que pariera moriría. La leyenda dice que intentó una y otra vez tener un hijo, pero todos nacieron muertos. Finalmente, juró que se vengaría de Dios debilitando y asesinando a bebés humanos. Se podría decir que es la diosa demonio de los niños muertos.”
“Pero dijiste que era la madre de los demonios,” dijo Maia.
“Ella fue capaz de crear demonios al derramar gotas de su sangre en la tierra de un lugar llamado Edom” dijo Alec. “Debido a que nacieron de su odio hacia Dios y la humanidad, se convirtieron en demonios.” Siendo consciente de que todos lo estaban mirando, se encogió de hombros. “Es sólo una historia.”
“Todas las historias son ciertas,” dijo Isabelle. Este había sido el principio de sus creencias desde que era niña. Todos los Cazadores de Sombras lo creían. No había una sola religión, ni una sola verdad… ni un mito que careciera de sentido. “Lo sabes, Alec.”
“También sé algo más,” dijo Alec, devolviéndole la tarjeta. “Ese número de teléfono y esa dirección son basura. De ninguna manera son reales.”
“Tal vez,” dijo Isabelle, metiendo la tarjeta en su bolsillo. “Pero no tenemos ningún otro sitio para empezar a buscar. Así que vamos a empezar por ahí.”
******************************
Simón sólo podía mirar. El cuerpo que flotaba en el interior del ataúd, el de Sebastian, no parecía estar vivo; al menos, no respiraba. Pero era evidente que tampoco estaba exactamente muerto. Habían pasado dos meses. Si él estuviera muerto, Simón estaba bastante seguro de que se vería de una forma mucho peor. Su cuerpo estaba muy blanco, como el mármol; una mano era un muñón vendado, pero por lo demás, no tenía marcas. Parecía estar dormido, con los ojos cerrados, sus brazos flácidos a los costados. Sólo el hecho de que su pecho no subía ni bajaba, indicaba que algo andaba muy mal.
“Pero…” dijo Simón, sabiendo que sonaba ridículo, “él está muerto. Nicholas lo mató.”
Lilith puso una mano pálida sobre la superficie de cristal del ataúd. “Jonathan,” dijo, y Simón recordó que ese era, de hecho, su nombre. Su voz tenía un extraño tono suave cuando lo dijo, como si estuviera cantándole a un niño. “Es hermoso, ¿no?”
“Um,” dijo Simón, mirando con desprecio a la criatura en el interior del ataúd—el chico que había asesinado a un Max Lightwood de nueve años. La criatura que había matado a Hodge. Había tratado de matarlos a todos. “No es mi tipo, en realidad.”
“Jonathan es único,” dijo. “Es el único Cazador de Sombras que conozco que sea en parte un Gran Demonio. Esto lo hace muy poderoso.”
“Está muerto,” dijo Simón. Consideró que, de alguna manera, era importante seguir señalando este punto, ya que Lilith no parecía comprenderlo.
Lilith, bajando la mirada hacia Sebastian, frunció el ceño. “Es cierto. Nicholas Lightwood se deslizó detrás de él y lo apuñaló por la espalda, atravesando el corazón.”
“¿Cómo sabes…?”
“Yo estaba en Idris,” dijo Lilith. “Cuando Valentine abrió la puerta al mundo de los demonios, la traspasé. No para luchar en su estúpida batalla. Fue curiosidad más que otra cosa. De que Valentine tuviera tal arrogancia…” Se interrumpió, encogiéndose de hombros. “El Cielo lo castigó por ello, por supuesto. Vi el sacrificio que hizo; vi al Ángel levantarse y volverse contra él. Vi lo que fue devuelto. Soy la mayor de los demonios; conozco las Antiguas Leyes. Una vida por una vida. Corrí hacia Jonathan. Casi era demasiado tarde. Lo que le quedaba de humano murió en el acto—su corazón había dejado de latir, sus pulmones de inflarse. Las Antiguas Leyes no eran suficientes. Traté de traerlo de vuelta en aquel entonces. Pero estaba demasiado lejos. Todo lo que podía hacer era esto. Preservarlo para este momento.”
Simón se preguntó brevemente lo que pasaría si corriera… alejándose a toda velocidad de este demonio chiflado y se tirara por la azotea del edificio. No podía ser dañado por otro ser viviente; ese era el resultado de la Marca, pero dudaba de que su poder se extendiera a protegerlo contra el suelo. Sin embargo, era un vampiro. Si cayera de cuarenta pisos y se rompiera todos los huesos de su cuerpo, ¿se curaría de eso? Tragó saliva con fuerza y se encontró con Lilith mirándolo con diversión.
“¿No quieres saber,” dijo con su voz fría y seductora, “a qué momento me refiero?” Antes de que pudiera responder, ella se inclinó hacia delante, con los codos sobre el ataúd. “Supongo que conoces la historia de la forma en que se crearon los Nefilim, ¿no? ¿Cómo el Ángel Raziel mezcló su sangre con la sangre de los hombres, y se la dio de beber a un hombre, y que ese hombre se convirtió en el primero de los Nefilim?”
“La he oído.”
“En efecto, el Ángel creó una nueva raza de criaturas. Y ahora, con Jonathan, una nueva raza ha nacido de nuevo. Así como Jonathan Cazador de Sombras lideró a los primeros Nefilim, éste Jonathan también debería dirigir la nueva raza que tengo la intención de crear.”
“La nueva raza que tienes la intención…” Simón levantó las manos. “¿Sabes qué? Si deseas liderar una nueva raza comenzando con un chico muerto, sigue adelante. No veo qué tiene esto que ver conmigo.”
“Ahora está muerto. Pero no tiene por qué permanecer así.” La voz de Lilith era fría, sin emoción. “Por supuesto, hay un tipo de Submundo cuya sangre ofrece la posibilidad de, digamos, la resurrección.”
“Vampiros,” dijo Simón. “¿Quieres que convierta a Sebastian en un vampiro?”
“Su nombre es Jonathan.” Su tono fue cortante. “Y sí, en un sentido. Quiero que lo muerdas, que bebas su sangre, y que le des tu sangre a cambio…”
“No voy a hacerlo.”
“¿Estás tan seguro de eso?”
“Un mundo sin Sebastian,” —Simón utilizó el nombre deliberadamente— “es un mundo mejor que uno con él. No lo haré.” La ira crecía en Simón, como una marea rápida. “De cualquier manera, no podría hacerlo si quisiera. Está muerto. Los vampiros no pueden resucitar a los muertos. Debes de saber eso, si conoces tanto. Una vez que el alma se ha ido del cuerpo, nada puede revivir a alguien. Afortunadamente.”
Lilith inclinó su mirada en él. “Realmente no lo sabes ¿verdad?” dijo. “_____(tn) nunca te lo contó.”
Simón se estaba hartando. “¿Nunca me dijo qué?”
Ella se echó a reír. “Ojo por ojo, diente por diente, vida por vida. Para evitar el caos tiene que haber un orden. Si a la Luz se le da una vida, también se le debe dar una a la Oscuridad.”
“No tengo,” dijo Simón lenta y deliberadamente, “ni idea de lo que estás hablando. Y no me interesa. Los villanos como tú y sus programas de eugenesia espeluznantes están empezando a aburrirme. Así que me voy. Puedes tratar de pararme amenazándome o haciéndome daño. Te animo a seguir adelante e intentarlo.”
Ella lo miró y se rió entre dientes. “‘Caín se levantó,’” dijo. “Eres un poco como aquel del que portas su Marca. Era terco, como tú. Arriesgado, también.”
“Se fue en contra de…” Simón se atragantó con la palabra. Dios. “Ya acabé contigo.” Se giró para irse.
“Yo no me daría la espalda, Daylighter,” dijo Lilith, y hubo algo en su voz que le hizo volver la mirada hacia ella, a donde estaba apoyada sobre el ataúd de Sebastian. “Crees que no puedes ser herido,” dijo con una sonrisa burlona. “Y de hecho, no puedo levantar una mano contra ti. No soy tonta; he visto el fuego sagrado de la divinidad. No tengo ningún deseo de que se vuelva contra mí. No soy como Valentine, como para negociar con lo que no puedo entender. Soy un demonio, pero uno muy viejo. Conozco a la humanidad mejor de lo que podrías pensar. Entiendo las debilidades del orgullo, de ambición de poder, del deseo de la carne, de la codicia, la vanidad y el amor.”
“El amor no es una debilidad.”
“Oh, ¿no lo es?” dijo, y miró más allá de él, con una mirada tan fría y penetrante como un carámbano.
Se volvió, sin quererlo, sabiendo que debía, y miró detrás de él.
Ahí sobre el camino de ladrillo estaba Nicholas. Vestía un traje oscuro y una camisa blanca. De pie frente a él estaba _____(tn), aún en el precioso vestido de color dorado que había llevado en la fiesta de Ironworks. Su cabello rojo, largo y ondulado se había salido de su nudo y le caía sobre los hombros. Estaba muy quieta en el círculo de los brazos de Nicholas. Casi habría parecido una imagen romántica si no fuese por el hecho de que en una de sus manos, Nicholas sujetaba un cuchillo largo y brillante con mango de hueso, y su filo estaba presionado contra la garganta de _____(tn).
Simón se quedó mirando a Nicholas en total y absoluto estado de shock. No había emoción en la cara de Nicholas, no había luz en sus ojos. Parecía completamente inexpresivo.
Muy ligeramente, inclinó su cabeza.
“La traje, Lady Lilith,” dijo. “Justo como lo pediste.”
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Noooooooooooooooo!
Todo esta mal!
Aún no adivinan el plan de Lilith! (?
:suspect: :suspect: :suspect: :suspect: :suspect: :suspect: :suspect:
Nicho que te pasa! (?
OMJ!
& todo va a empeorar! :sad:
\^.^/
Las leo después! ;)
Lu wH!;*
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
ahhh Nicholas!!! Pero que demonios te pasa??
Awww ahora va hacer que Simon se sacrifique por la rayiz!!!
Esa demonia esta loca!!
Siguela!!
Awww ahora va hacer que Simon se sacrifique por la rayiz!!!
Esa demonia esta loca!!
Siguela!!
aranzhitha
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
Ay Dios! que nos digas que todo va a enpeorar no ayuda mucho!
No puedo creer todo lo qu esta pasando! me pone muy nerviosa!
Seguila! Un beso!
No puedo creer todo lo qu esta pasando! me pone muy nerviosa!
Seguila! Un beso!
I.am.rayita (Anto!!!)
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
AAAAAAAAAAHHHHH!!!!!!
NICK ES MAAALOO?????
OJALA QUE LOS CHICOOOO!!! LLEGUEENN PRONTOOO!!!!!
ME ......... MMMMMEEEEEEEE........ AAAAAAHHHH!!!
YA NI SE QUE ME DAAAAAA!!!!!
AAAII SIGUELAA PORFIISS
NICK ES MAAALOO?????
OJALA QUE LOS CHICOOOO!!! LLEGUEENN PRONTOOO!!!!!
ME ......... MMMMMEEEEEEEE........ AAAAAAHHHH!!!
YA NI SE QUE ME DAAAAAA!!!!!
AAAII SIGUELAA PORFIISS
chelis
Contenido patrocinado
Página 15 de 19. • 1 ... 9 ... 14, 15, 16, 17, 18, 19
Temas similares
» Cazadores de Sombras - Ciudad de Ceniza - NicholasJ&TU (Adaptación) - TERMINADA!
» Cazadores de Sombras - Ciudad de Hueso NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
» Cazadores de Sombras - Ciudad de Cristal - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
» Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
» Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso - Adaptación {Niall Horan & Tú}
» Cazadores de Sombras - Ciudad de Hueso NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
» Cazadores de Sombras - Ciudad de Cristal - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
» Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
» Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso - Adaptación {Niall Horan & Tú}
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 15 de 19.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.