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Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
aranzhitha escribió:la verdad no recuerdo quien es Jordan??
Es el que convirtii a Maia??
Ahh ya descubrieron a Simon!!! :twisted:
Jajajaja pobrecito de él va de mal a peor!!
Pero que demonios le pasa al Nicho??!! :suspect:
No puede dejar asi a la rayiz!!! :evil:
La va a perder si sigue asi
Siguela!!
:wut: :wut: :wut: :wut:
Ajam! Ese mero es!
Verdad que si, pobre de Simón, cuando no le llueve le llovizna!
Ay, el Nicho es otro que esta por el mismo estilo! :sad:
Creo que eso se pega! JAJAJAJAJA xD
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
Ajam! Ese mero es!
Verdad que si, pobre de Simón, cuando no le llueve le llovizna!
Ay, el Nicho es otro que esta por el mismo estilo! :sad:
Creo que eso se pega! JAJAJAJAJA xD
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
• Riverside Drive - Capitulo 10 (Parte 1) •
Simón se sentó en el sillón de la sala de estar de Kyle y miró fijamente la imagen congelada en la pantalla de la TV en la esquina de la habitación. Había sido pausada en el juego que Kyle había estado jugando con Nicholas, y la imagen era un túnel subterráneo de aspecto húmedo y oscuro con una pila de cuerpos derrumbados en el suelo y unos charcos de sangre muy realistas. Era perturbador, pero Simón no tenía ni la energía o la inclinación de molestarse en apagarlo.
Las imágenes que habían estado corriendo por su cabeza toda la noche eran peores.
La luz que entraba en la habitación a través de las ventanas se había intensificado de la luz aguada del amanecer a la iluminación pálida de la mañana temprana, pero Simón apenas lo notó. Seguía viendo el cuerpo flácido de Maureen en el suelo, su cabello rubio manchado con sangre. Su asombrosa recuperación afuera en la noche, la sangre de ella cantando por sus venas. Y luego Maia abalanzándose hacia Kyle, desgarrándolo con sus garras. Kyle había yacido ahí, sin alzar una mano para defenderse. Probablemente hubiera dejado que ella lo matara si Isabelle no hubiese intervenido, quitando físicamente a Maia de él y rodándola sobre la acera, sosteniéndola allí hasta que su ira se disolvió en lágrimas. Simón había tratado de ir hasta ella, pero Isabelle lo había mantenido lejos con una mirada feroz, su brazo alrededor de la otra chica, y su mano levantada para detenerlo.
“Sal de aquí,” había dicho. “Y llévalo contigo. No sé que le hizo, pero debe haber sido bastante malo.”
Y lo era. Simón conocía ese nombre, Jordan. Había surgido antes, cuando le había preguntado cómo se había convertido en una mujer lobo. Su ex-novio lo había hecho, había dicho. Lo había hecho con un ataque salvaje y despiadado, y se había fugado después, dejándola lidiar con las consecuencias ella sola.
Su nombre había sido Jordan.
Eso era por lo que Kyle tenía un solo nombre junto a su portero de la puerta. Porque era su apellido. Su nombre completo debía haber sido Jordan Kyle, se dio cuenta Simón. Había sido un estúpido, increíblemente estúpido, por no haberlo descubierto antes. No es que necesitara otra razón para odiarse a sí mismo en este momento.
Kyle —o mejor dicho, Jordan—era un hombre lobo; se curó rápido. Para el momento en que Simón lo había arrastrado, sin demasiada gentileza, poniéndolo en pie y guiándolo de vuelta a su auto, los profundos cortes en su garganta y por debajo de los pedazos rasgados de su camiseta habían sanado hasta ser costras de cicatrices. Simón le había tomado las llaves y había conducido de regreso a Manhattan la mayor parte en silencio, Jordan estaba sentado casi inmóvil en el asiento de pasajero, mirando fijo hacia sus manos ensangrentadas.
“Maureen está bien,” dijo finalmente mientras conducían por encima del Puente Williamsburg. “Parecía peor de lo que era. Todavía no eres tan bueno alimentándote de humanos, así que no ha perdido demasiada sangre. La metí en un taxi. No recuerda nada. Cree que se desmayó en frente de ti, y está muy avergonzada.”
Simón sabía que debía agradecerle a Jordan, pero no pudo decidirse a hacerlo. “Eres Jordan,” dijo. “El antiguo novio de Maia. El que la convirtió en una mujer lobo.”
Ahora estaban en Kenmare; Simón cambió la dirección hacia el norte, conduciendo hasta el Bowery con sus pensiones de mala muerte y tiendas iluminadas. “Sí,” dijo Jordan al fin. “Kyle es mi apellido, empecé a usarlo cuando me uní al Praetor.”
“Te habría matado si Isabelle la hubiera dejado.”
“Tiene el derecho absoluto de matarme si quiere,” dijo Jordan, y se quedó callado. No dijo nada más cuando Simón encontró estacionamiento y subieron con pesadez las escaleras hacia el departamento. Se metió en su habitación sin siquiera quitarse su chaqueta sangrienta, y cerró de un portazo.
Simón había empacado sus cosas dentro de su mochila y estaba a punto de irse del departamento cuando vaciló. No estaba seguro por qué, incluso ahora, pero en lugar de irse dejó caer su bolso junto a la puerta y regresó a sentarse en este sillón, donde había permanecido toda la noche.
Deseó poder llamar a _____(tn), pero era demasiado temprano en la mañana, y además, Isabelle había dicho que ella y Nicholas se habían ido juntos, y el pensamiento de interrumpir algún momento especial de ellos no era tentador. Se preguntó cómo estaría su madre. Si hubiera podido verlo la noche anterior, con Maureen, habría creído que era cada pizca del monstruo del que lo acusaba de ser.
Tal vez lo era.
Alzó la mirada cuando la puerta de Jordan se abrió de golpe y Jordan salió. Estaba descalzo, seguía con los mismos jeans y la camiseta que había usado ayer. Las cicatrices en su garganta habían pasado a ser líneas rojas. Miró hacia Simón. Sus ojos fríos, normalmente tan brillantes y alegres, estaban oscuramente sombreados. “Pensé que te irías,” dijo.
“Iba a hacerlo,” dijo Simón. “Pero luego me di cuenta que te debía dar una posibilidad para explicar.”
“No hay nada que explicar.” Jordan se metió en la cocina arrastrando los pies y revolvió en un cajón hasta que encontró un filtro de café. “Lo que sea que Maia dijo de mí, estoy seguro que fue verdad.”
“Dijo que la golpeaste,” dijo Simón.
Jordan, en la cocina, se quedó muy callado. Bajó la mirada hacia el filtro como si ya no estuviera lo bastante seguro de su uso.
“Dijo que ustedes salieron durante meses y que todo estaba bien,” continuó Simón. “Entonces te volviste violento y celoso. Cuando ella te lo mencionó, la golpeaste. Rompió contigo, y cuando estaba caminando hacia su casa una noche, algo la atacó y casi la mató. Y tú… tú te largaste de la ciudad. Sin una disculpa, sin explicación.”
Jordan apoyó el filtro sobre la encimera. “¿Cómo llegó aquí? ¿Cómo encontró la manada de Luke Garroway?”
Simón sacudió su cabeza. “Subió a un tren hasta Nueva York y les siguió el rastro. Es una sobreviviente, Maia. No dejó que lo que le hiciste la desmoronara. Mucha gente lo haría.”
“¿Esto es por lo que te quedaste?” Preguntó Jordan. “¿Para decirme que soy un cabrón? Porque ya sé eso.”
“Me quedé,” dijo Simón, “por lo que hice anoche. Si te hubiera descubierto ayer, me habría ido. Pero después de lo que le hice a Maureen…” Se mordió el labio. “Pensé que tenía control sobre lo que me pasaba y no lo tuve, y lastimé a alguien que no lo merecía. Así que eso es por lo que me quedo.”
“Porque si yo no soy un monstruo, entonces tú no eres un monstruo.”
“Porque quiero saber cómo seguir adelante, ahora, y tal vez tú puedas decirme.” Simón se inclinó hacia adelante. “Porque has sido un buen tipo conmigo desde que te conocí. Nunca te he visto siendo malo o enojándote. Y entonces pensé en los Lobos Guardianes, y que dijiste que te uniste porque habías hecho cosas malas. Y creí que Maia era tal vez la cosa mala que habías hecho y que tratabas de compensarlo.”
“Traté,” dijo Jordan. “Ella lo es.”
_____(tn) se sentó en su escritorio en el pequeño cuarto de invitados de Luke, el retazo de tela que había tomado de la morgue Beth Israel se extendía en frente de ella. Lo había sujetado con lápices a cada lado y estaba revoloteándole por encima, con la estela en mano, tratando de recordar la runa que había venido hacia ella en el hospital.
Era difícil concentrarse. Seguía pensando en Nicholas, sobre la noche pasada. A dónde podría haber ido. Por qué era tan infeliz. No se había dado cuenta hasta que vio que era tan miserable como ella, y le desgarraba el corazón. Quería llamarlo, pero se había contenido de hacerlo muchas veces desde que había llegado a casa. Si iba a decirle cuál era el problema, tendría que hacerlo sin que se lo preguntara. Lo conocía lo bastante bien como para saber eso.
Cerró sus ojos e intentó esforzarse en imaginar la runa. No era una que ella había inventado, estaba muy segura. Era una que en realidad existía, aunque no estaba segura de haberla visto en el Libro Gris. Su forma se manifestó hacia ella, no a modo de traslación sino de revelación, mostrando la forma de algo escondido bajo tierra, arrastrando el polvo de aquello lentamente para leer la inscripción debajo…
La estela se agitó en sus dedos, y abrió sus ojos para descubrir, para su sorpresa, que se las había ingeniado para trazar un pequeño dibujo en el borde de la tela. Parecía casi como un borrón, con partes disparejas yendo para cada lado, y frunció el entrecejo, preguntándose si estaba perdiendo su habilidad. Pero la tela comenzó a brillar, como el calor alzándose del asfalto caliente. Observó cuando las palabras se revelaron a través de la ropa como si una mano invisible las escribiera:
Una sensación de entusiasmo la recorrió. Era una pista, una pista real. Y la había encontrado por sí misma, sin alguna ayuda de alguien más.
232 Riverside Drive. Eso era en el Upper West Side, pensó, junto al Parque Riverside, justo al otro lado del río de Nueva Jersey. No era un viaje largo en absoluto. La Iglesia de Talto. _____(tn) dejó la estela frunciendo el ceño con preocupación. Lo que sea que aquello fuese, sonaba a malas noticias. Movió a toda prisa su silla en dirección a la vieja computadora de escritorio de Luke y conectó el internet. No podía decir que estuviera sorprendida que al escribir ‘Iglesia de Talto’ se produjeran resultados incomprensibles. Lo que sea que haya sido escrito allí sobre la esquina de la tela había sido en Purgatic, o Cthonian, o en algún otro lenguaje de demonio.
Una cosa de la que estaba segura: Lo que sea que fuera la Iglesia de Talto, era un secreto, y probablemente malo. Si estaba relacionada con convertir a bebés humanos en cosas con garras por manos, no era ningún tipo de religión de verdad. _____(tn) se preguntó si la madre que había abandonado a su bebé cerca del hospital era un miembro de la iglesia, y si sabía en lo que se había metido antes de que su bebé naciera.
Sintió frío en todas partes cuando tomó su teléfono—y se detuvo con él en la mano. Había estado cerca de llamar a su madre, pero no podía llamar a Jocelyn por esto. Jocelyn sólo había parado de llorar y aceptado a salir, con Luke, para mirar anillos. Y mientras _____(tn) creía que su madre era lo suficientemente fuerte para lidiar con lo que fuera que la verdad resultara ser, sin duda se metería en un enorme problema con la Clave por haber llevado su investigación tan lejos sin informarles.
Luke. Pero Luke estaba con su madre. No podía llamarlo.
Maryse, quizás. La mera idea de llamarla parecía ajena e intimidante. Además, _____(tn) sabía—sin querer exactamente admitirse a sí misma que era un factor—que si dejaba que la Clave se encargara de esto, ella sería excluida. Empujada al margen de un misterio que parecía sumamente personal. Sin mencionar que se sentía como delatar a su madre a la Clave.
Pero salir corriendo por su cuenta, sin saber qué encontraría… Bueno, tenía entrenamiento, pero no demasiado entrenamiento. Y sabía que tenía tendencia a actuar primero, pensar después. A regañadientes, llevó el teléfono hacia ella, vaciló un momento—y envió un texto rápido: 232 RIVERSIDE DRIVE. NECESITAS ENCONTRARTE CONMIGO AHÍ DE INMEDIATO. ES IMPORTANTE. Pulsó el botón de enviar y se quedó sentada por un rato hasta que la pantalla se encendió con un zumbido en respuesta: OK.
Con un suspiro, _____(tn) dejó el teléfono y fue a buscar sus armas.
“Amaba a Maia,” dijo Jordan. Estaba sentado sobre el futón ahora, habiéndoselas arreglado finalmente para hacer el café, aunque no había bebido nada de él. Sostenía simplemente la taza en sus manos, girándola de un lado a otro al hablar. “Tienes que saber eso, antes de que te diga algo más. Ambos venimos de este deprimente pueblo infernal en Nueva Jersey, y ella soportaba continuas porquerías porque su papá era negro y su mamá era blanca. Tenía un hermano, también, que era un completo psicópata. No sé si te contó acerca de él. Daniel.”
“No mucho,” dijo Simón.
“Con todo eso, su vida era bastante desagradable, pero no permitió que la deprimiera. La conocí en una tienda de música, comprando discos viejos. De vinilo, claro. Nos pusimos a hablar y me di cuenta que era básicamente la chica más genial en millas a la redonda. Hermosa, también. Y dulce.” Los ojos de Jordan estaban distantes. “Salimos, y era fantástico. Estábamos totalmente enamorados. La manera en que lo estás cuando tienes dieciséis. Entonces me mordieron. Estaba en una pelea una noche, en un club. Solía meterme en muchas peleas. Estaba acostumbrado a recibir patadas y puñetazos, ¿pero ser mordido? Pensé que el tipo que lo había hecho estaba loco, pero no importa. Fui al hospital, me suturaron, y me olvidé de aquello.
“Alrededor de tres semanas después comenzó a afectarme. Oleadas de incontrolable furia e ira. Mi visión se desvanecía, y no sabía qué estaba sucediendo. Atravesé de un puñetazo la
ventana de mi cocina porque un cajón quedó atascado. Estaba locamente celoso de Maia, convencido de que miraba a otros chicos, convencido… Ni siquiera yo sé lo que pensaba. Sólo sé que estallé. La golpeé. Quisiera decir que no recuerdo hacerlo, pero lo recuerdo. Y después ella rompió conmigo…” Su voz se fue apagando. Bebió un trago de café; parecía enfermo, pensó Simón. No debía haber contado mucho esta historia antes. O jamás. “Un par de noches después fui a una fiesta y ella estaba ahí. Bailando con otro tipo. Besándolo como si quisiera demostrarme que estaba terminado. Fue una mala noche la que escogió, no es como si ella podría haberlo sabido. Era la primera luna llena desde que había sido mordido.” Sus nudillos estaban blancos al aferrar la taza. “La primera vez que Cambié. La transformación desgarró mi cuerpo y partió mis huesos y piel. Estaba en agonía, y no sólo por eso. La quería, quería que volviéramos, quería explicarle, pero todo lo que podía hacer era aullar. Me eché a correr por las calles, y ahí fue cuando la vi, cruzando el parque cercano a su casa. Estaba yendo a casa…”
“Y la atacaste,” dijo Simón. “La mordiste.”
“Sí.” Jordan miraba ciegamente en el pasado. “Cuando desperté la mañana siguiente, sabía lo que había hecho. Intenté ir a su casa, para explicar. Estaba a medio camino de allí cuando un tipo grande se puso en mi camino y me miró fijamente. Sabía quién era, sabía todo sobre mí. Me explicó que era un miembro del Praetor Lupus y que yo le había sido asignado. No estaba muy contento de haber llegado ahí demasiado tarde, de que ya había mordido a alguien. No me dejaba ir a ningún sitio cerca de ella. Decía que sólo lo empeoraría. Prometió que los Lobos Guardianes estarían observándola. Me dijo que debido a que ya había mordido a un humano, lo cual estaba estrictamente prohibido, la única manera de evadir el castigo era unirme a los Guardianes y recibir entrenamiento para controlarme.
“No lo habría hecho. Habría escupido sobre él y tomado cualquier castigo que quisieran darme. Me odiaba mucho a mí mismo. Pero cuando me explicó que sería capaz de ayudar a otra gente como yo, quizás evitar que lo que me había pasado a mí y a Maia volviera a suceder, fue como ver una luz en la oscuridad, lejana en el futuro. Como si tal vez fuera una oportunidad para arreglar lo que había hecho.”
“Okay,” dijo Simón lentamente. “¿Pero no es un poco rara la coincidencia de que acabaras siendo asignado a mí? ¿El chico que estaba saliendo con la chica que una vez mordiste y transformaste en mujer lobo?”
“Ninguna coincidencia,” dijo Jordan. “Tu ficha era una del montón que me dieron. Te escogí porque Maia era mencionada en los registros. Una mujer lobo y un vampiro saliendo. Tú sabes, es como un asunto importante. Fue la primera vez que descubrí que se había convertido en una mujer lobo luego de…luego de lo que hice.”
“¿Nunca investigaste para asegurarte? Eso parece un poco…”
“Lo intenté. El Praetor no quería que lo hiciera, pero hice lo que pude para averiguar qué había sucedido con ella. Supe que se fugó de la casa, pero tenía una vida horrible en su casa de todos modos, así que aquello no me decía nada. Y no es como si hubiera algún registro nacional de hombres lobo donde pudiera buscarla. Sólo… esperaba que no se hubiese Convertido.”
“¿Así que tomaste mi asignación por Maia?”
Las imágenes que habían estado corriendo por su cabeza toda la noche eran peores.
La luz que entraba en la habitación a través de las ventanas se había intensificado de la luz aguada del amanecer a la iluminación pálida de la mañana temprana, pero Simón apenas lo notó. Seguía viendo el cuerpo flácido de Maureen en el suelo, su cabello rubio manchado con sangre. Su asombrosa recuperación afuera en la noche, la sangre de ella cantando por sus venas. Y luego Maia abalanzándose hacia Kyle, desgarrándolo con sus garras. Kyle había yacido ahí, sin alzar una mano para defenderse. Probablemente hubiera dejado que ella lo matara si Isabelle no hubiese intervenido, quitando físicamente a Maia de él y rodándola sobre la acera, sosteniéndola allí hasta que su ira se disolvió en lágrimas. Simón había tratado de ir hasta ella, pero Isabelle lo había mantenido lejos con una mirada feroz, su brazo alrededor de la otra chica, y su mano levantada para detenerlo.
“Sal de aquí,” había dicho. “Y llévalo contigo. No sé que le hizo, pero debe haber sido bastante malo.”
Y lo era. Simón conocía ese nombre, Jordan. Había surgido antes, cuando le había preguntado cómo se había convertido en una mujer lobo. Su ex-novio lo había hecho, había dicho. Lo había hecho con un ataque salvaje y despiadado, y se había fugado después, dejándola lidiar con las consecuencias ella sola.
Su nombre había sido Jordan.
Eso era por lo que Kyle tenía un solo nombre junto a su portero de la puerta. Porque era su apellido. Su nombre completo debía haber sido Jordan Kyle, se dio cuenta Simón. Había sido un estúpido, increíblemente estúpido, por no haberlo descubierto antes. No es que necesitara otra razón para odiarse a sí mismo en este momento.
Kyle —o mejor dicho, Jordan—era un hombre lobo; se curó rápido. Para el momento en que Simón lo había arrastrado, sin demasiada gentileza, poniéndolo en pie y guiándolo de vuelta a su auto, los profundos cortes en su garganta y por debajo de los pedazos rasgados de su camiseta habían sanado hasta ser costras de cicatrices. Simón le había tomado las llaves y había conducido de regreso a Manhattan la mayor parte en silencio, Jordan estaba sentado casi inmóvil en el asiento de pasajero, mirando fijo hacia sus manos ensangrentadas.
“Maureen está bien,” dijo finalmente mientras conducían por encima del Puente Williamsburg. “Parecía peor de lo que era. Todavía no eres tan bueno alimentándote de humanos, así que no ha perdido demasiada sangre. La metí en un taxi. No recuerda nada. Cree que se desmayó en frente de ti, y está muy avergonzada.”
Simón sabía que debía agradecerle a Jordan, pero no pudo decidirse a hacerlo. “Eres Jordan,” dijo. “El antiguo novio de Maia. El que la convirtió en una mujer lobo.”
Ahora estaban en Kenmare; Simón cambió la dirección hacia el norte, conduciendo hasta el Bowery con sus pensiones de mala muerte y tiendas iluminadas. “Sí,” dijo Jordan al fin. “Kyle es mi apellido, empecé a usarlo cuando me uní al Praetor.”
“Te habría matado si Isabelle la hubiera dejado.”
“Tiene el derecho absoluto de matarme si quiere,” dijo Jordan, y se quedó callado. No dijo nada más cuando Simón encontró estacionamiento y subieron con pesadez las escaleras hacia el departamento. Se metió en su habitación sin siquiera quitarse su chaqueta sangrienta, y cerró de un portazo.
Simón había empacado sus cosas dentro de su mochila y estaba a punto de irse del departamento cuando vaciló. No estaba seguro por qué, incluso ahora, pero en lugar de irse dejó caer su bolso junto a la puerta y regresó a sentarse en este sillón, donde había permanecido toda la noche.
Deseó poder llamar a _____(tn), pero era demasiado temprano en la mañana, y además, Isabelle había dicho que ella y Nicholas se habían ido juntos, y el pensamiento de interrumpir algún momento especial de ellos no era tentador. Se preguntó cómo estaría su madre. Si hubiera podido verlo la noche anterior, con Maureen, habría creído que era cada pizca del monstruo del que lo acusaba de ser.
Tal vez lo era.
Alzó la mirada cuando la puerta de Jordan se abrió de golpe y Jordan salió. Estaba descalzo, seguía con los mismos jeans y la camiseta que había usado ayer. Las cicatrices en su garganta habían pasado a ser líneas rojas. Miró hacia Simón. Sus ojos fríos, normalmente tan brillantes y alegres, estaban oscuramente sombreados. “Pensé que te irías,” dijo.
“Iba a hacerlo,” dijo Simón. “Pero luego me di cuenta que te debía dar una posibilidad para explicar.”
“No hay nada que explicar.” Jordan se metió en la cocina arrastrando los pies y revolvió en un cajón hasta que encontró un filtro de café. “Lo que sea que Maia dijo de mí, estoy seguro que fue verdad.”
“Dijo que la golpeaste,” dijo Simón.
Jordan, en la cocina, se quedó muy callado. Bajó la mirada hacia el filtro como si ya no estuviera lo bastante seguro de su uso.
“Dijo que ustedes salieron durante meses y que todo estaba bien,” continuó Simón. “Entonces te volviste violento y celoso. Cuando ella te lo mencionó, la golpeaste. Rompió contigo, y cuando estaba caminando hacia su casa una noche, algo la atacó y casi la mató. Y tú… tú te largaste de la ciudad. Sin una disculpa, sin explicación.”
Jordan apoyó el filtro sobre la encimera. “¿Cómo llegó aquí? ¿Cómo encontró la manada de Luke Garroway?”
Simón sacudió su cabeza. “Subió a un tren hasta Nueva York y les siguió el rastro. Es una sobreviviente, Maia. No dejó que lo que le hiciste la desmoronara. Mucha gente lo haría.”
“¿Esto es por lo que te quedaste?” Preguntó Jordan. “¿Para decirme que soy un cabrón? Porque ya sé eso.”
“Me quedé,” dijo Simón, “por lo que hice anoche. Si te hubiera descubierto ayer, me habría ido. Pero después de lo que le hice a Maureen…” Se mordió el labio. “Pensé que tenía control sobre lo que me pasaba y no lo tuve, y lastimé a alguien que no lo merecía. Así que eso es por lo que me quedo.”
“Porque si yo no soy un monstruo, entonces tú no eres un monstruo.”
“Porque quiero saber cómo seguir adelante, ahora, y tal vez tú puedas decirme.” Simón se inclinó hacia adelante. “Porque has sido un buen tipo conmigo desde que te conocí. Nunca te he visto siendo malo o enojándote. Y entonces pensé en los Lobos Guardianes, y que dijiste que te uniste porque habías hecho cosas malas. Y creí que Maia era tal vez la cosa mala que habías hecho y que tratabas de compensarlo.”
“Traté,” dijo Jordan. “Ella lo es.”
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_____(tn) se sentó en su escritorio en el pequeño cuarto de invitados de Luke, el retazo de tela que había tomado de la morgue Beth Israel se extendía en frente de ella. Lo había sujetado con lápices a cada lado y estaba revoloteándole por encima, con la estela en mano, tratando de recordar la runa que había venido hacia ella en el hospital.
Era difícil concentrarse. Seguía pensando en Nicholas, sobre la noche pasada. A dónde podría haber ido. Por qué era tan infeliz. No se había dado cuenta hasta que vio que era tan miserable como ella, y le desgarraba el corazón. Quería llamarlo, pero se había contenido de hacerlo muchas veces desde que había llegado a casa. Si iba a decirle cuál era el problema, tendría que hacerlo sin que se lo preguntara. Lo conocía lo bastante bien como para saber eso.
Cerró sus ojos e intentó esforzarse en imaginar la runa. No era una que ella había inventado, estaba muy segura. Era una que en realidad existía, aunque no estaba segura de haberla visto en el Libro Gris. Su forma se manifestó hacia ella, no a modo de traslación sino de revelación, mostrando la forma de algo escondido bajo tierra, arrastrando el polvo de aquello lentamente para leer la inscripción debajo…
La estela se agitó en sus dedos, y abrió sus ojos para descubrir, para su sorpresa, que se las había ingeniado para trazar un pequeño dibujo en el borde de la tela. Parecía casi como un borrón, con partes disparejas yendo para cada lado, y frunció el entrecejo, preguntándose si estaba perdiendo su habilidad. Pero la tela comenzó a brillar, como el calor alzándose del asfalto caliente. Observó cuando las palabras se revelaron a través de la ropa como si una mano invisible las escribiera:
Propiedad de la Iglesia de Talto. 232 Riverside Drive.
Una sensación de entusiasmo la recorrió. Era una pista, una pista real. Y la había encontrado por sí misma, sin alguna ayuda de alguien más.
232 Riverside Drive. Eso era en el Upper West Side, pensó, junto al Parque Riverside, justo al otro lado del río de Nueva Jersey. No era un viaje largo en absoluto. La Iglesia de Talto. _____(tn) dejó la estela frunciendo el ceño con preocupación. Lo que sea que aquello fuese, sonaba a malas noticias. Movió a toda prisa su silla en dirección a la vieja computadora de escritorio de Luke y conectó el internet. No podía decir que estuviera sorprendida que al escribir ‘Iglesia de Talto’ se produjeran resultados incomprensibles. Lo que sea que haya sido escrito allí sobre la esquina de la tela había sido en Purgatic, o Cthonian, o en algún otro lenguaje de demonio.
Una cosa de la que estaba segura: Lo que sea que fuera la Iglesia de Talto, era un secreto, y probablemente malo. Si estaba relacionada con convertir a bebés humanos en cosas con garras por manos, no era ningún tipo de religión de verdad. _____(tn) se preguntó si la madre que había abandonado a su bebé cerca del hospital era un miembro de la iglesia, y si sabía en lo que se había metido antes de que su bebé naciera.
Sintió frío en todas partes cuando tomó su teléfono—y se detuvo con él en la mano. Había estado cerca de llamar a su madre, pero no podía llamar a Jocelyn por esto. Jocelyn sólo había parado de llorar y aceptado a salir, con Luke, para mirar anillos. Y mientras _____(tn) creía que su madre era lo suficientemente fuerte para lidiar con lo que fuera que la verdad resultara ser, sin duda se metería en un enorme problema con la Clave por haber llevado su investigación tan lejos sin informarles.
Luke. Pero Luke estaba con su madre. No podía llamarlo.
Maryse, quizás. La mera idea de llamarla parecía ajena e intimidante. Además, _____(tn) sabía—sin querer exactamente admitirse a sí misma que era un factor—que si dejaba que la Clave se encargara de esto, ella sería excluida. Empujada al margen de un misterio que parecía sumamente personal. Sin mencionar que se sentía como delatar a su madre a la Clave.
Pero salir corriendo por su cuenta, sin saber qué encontraría… Bueno, tenía entrenamiento, pero no demasiado entrenamiento. Y sabía que tenía tendencia a actuar primero, pensar después. A regañadientes, llevó el teléfono hacia ella, vaciló un momento—y envió un texto rápido: 232 RIVERSIDE DRIVE. NECESITAS ENCONTRARTE CONMIGO AHÍ DE INMEDIATO. ES IMPORTANTE. Pulsó el botón de enviar y se quedó sentada por un rato hasta que la pantalla se encendió con un zumbido en respuesta: OK.
Con un suspiro, _____(tn) dejó el teléfono y fue a buscar sus armas.
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“Amaba a Maia,” dijo Jordan. Estaba sentado sobre el futón ahora, habiéndoselas arreglado finalmente para hacer el café, aunque no había bebido nada de él. Sostenía simplemente la taza en sus manos, girándola de un lado a otro al hablar. “Tienes que saber eso, antes de que te diga algo más. Ambos venimos de este deprimente pueblo infernal en Nueva Jersey, y ella soportaba continuas porquerías porque su papá era negro y su mamá era blanca. Tenía un hermano, también, que era un completo psicópata. No sé si te contó acerca de él. Daniel.”
“No mucho,” dijo Simón.
“Con todo eso, su vida era bastante desagradable, pero no permitió que la deprimiera. La conocí en una tienda de música, comprando discos viejos. De vinilo, claro. Nos pusimos a hablar y me di cuenta que era básicamente la chica más genial en millas a la redonda. Hermosa, también. Y dulce.” Los ojos de Jordan estaban distantes. “Salimos, y era fantástico. Estábamos totalmente enamorados. La manera en que lo estás cuando tienes dieciséis. Entonces me mordieron. Estaba en una pelea una noche, en un club. Solía meterme en muchas peleas. Estaba acostumbrado a recibir patadas y puñetazos, ¿pero ser mordido? Pensé que el tipo que lo había hecho estaba loco, pero no importa. Fui al hospital, me suturaron, y me olvidé de aquello.
“Alrededor de tres semanas después comenzó a afectarme. Oleadas de incontrolable furia e ira. Mi visión se desvanecía, y no sabía qué estaba sucediendo. Atravesé de un puñetazo la
ventana de mi cocina porque un cajón quedó atascado. Estaba locamente celoso de Maia, convencido de que miraba a otros chicos, convencido… Ni siquiera yo sé lo que pensaba. Sólo sé que estallé. La golpeé. Quisiera decir que no recuerdo hacerlo, pero lo recuerdo. Y después ella rompió conmigo…” Su voz se fue apagando. Bebió un trago de café; parecía enfermo, pensó Simón. No debía haber contado mucho esta historia antes. O jamás. “Un par de noches después fui a una fiesta y ella estaba ahí. Bailando con otro tipo. Besándolo como si quisiera demostrarme que estaba terminado. Fue una mala noche la que escogió, no es como si ella podría haberlo sabido. Era la primera luna llena desde que había sido mordido.” Sus nudillos estaban blancos al aferrar la taza. “La primera vez que Cambié. La transformación desgarró mi cuerpo y partió mis huesos y piel. Estaba en agonía, y no sólo por eso. La quería, quería que volviéramos, quería explicarle, pero todo lo que podía hacer era aullar. Me eché a correr por las calles, y ahí fue cuando la vi, cruzando el parque cercano a su casa. Estaba yendo a casa…”
“Y la atacaste,” dijo Simón. “La mordiste.”
“Sí.” Jordan miraba ciegamente en el pasado. “Cuando desperté la mañana siguiente, sabía lo que había hecho. Intenté ir a su casa, para explicar. Estaba a medio camino de allí cuando un tipo grande se puso en mi camino y me miró fijamente. Sabía quién era, sabía todo sobre mí. Me explicó que era un miembro del Praetor Lupus y que yo le había sido asignado. No estaba muy contento de haber llegado ahí demasiado tarde, de que ya había mordido a alguien. No me dejaba ir a ningún sitio cerca de ella. Decía que sólo lo empeoraría. Prometió que los Lobos Guardianes estarían observándola. Me dijo que debido a que ya había mordido a un humano, lo cual estaba estrictamente prohibido, la única manera de evadir el castigo era unirme a los Guardianes y recibir entrenamiento para controlarme.
“No lo habría hecho. Habría escupido sobre él y tomado cualquier castigo que quisieran darme. Me odiaba mucho a mí mismo. Pero cuando me explicó que sería capaz de ayudar a otra gente como yo, quizás evitar que lo que me había pasado a mí y a Maia volviera a suceder, fue como ver una luz en la oscuridad, lejana en el futuro. Como si tal vez fuera una oportunidad para arreglar lo que había hecho.”
“Okay,” dijo Simón lentamente. “¿Pero no es un poco rara la coincidencia de que acabaras siendo asignado a mí? ¿El chico que estaba saliendo con la chica que una vez mordiste y transformaste en mujer lobo?”
“Ninguna coincidencia,” dijo Jordan. “Tu ficha era una del montón que me dieron. Te escogí porque Maia era mencionada en los registros. Una mujer lobo y un vampiro saliendo. Tú sabes, es como un asunto importante. Fue la primera vez que descubrí que se había convertido en una mujer lobo luego de…luego de lo que hice.”
“¿Nunca investigaste para asegurarte? Eso parece un poco…”
“Lo intenté. El Praetor no quería que lo hiciera, pero hice lo que pude para averiguar qué había sucedido con ella. Supe que se fugó de la casa, pero tenía una vida horrible en su casa de todos modos, así que aquello no me decía nada. Y no es como si hubiera algún registro nacional de hombres lobo donde pudiera buscarla. Sólo… esperaba que no se hubiese Convertido.”
“¿Así que tomaste mi asignación por Maia?”
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Otro que cuando no le llueve le llovizna! :$
Pobre de Jordan (Kyle) :P
Creen que de verdad se arrepienta por lo que le hizo a Maia! (?
O este será nuestro próximo Anti Team! (?
& la rayiz, no tiene ni idea de con que se va a encontrar! :lloro:
A quién creen que le mando el mensaje (?
Al Nicho :scratch:
Las leo después! :)
\^.^/
Lu wH!;*
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
ahhh creo que si esta arrepentido :lloro:
pobre de los dos!! él no quiso morderla!!!
ahh la rayiz a donde va??
y a quien le mando el mensaje??
siguela!!
pobre de los dos!! él no quiso morderla!!!
ahh la rayiz a donde va??
y a quien le mando el mensaje??
siguela!!
aranzhitha
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
Aaaaah todo lo que pasooo..
Aahqien llamo la rayis?
Qe qe qe le pasa a nick? Aaah me mata y pobre simon
:( qieroo saber mas..
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAA!! :D
Aahqien llamo la rayis?
Qe qe qe le pasa a nick? Aaah me mata y pobre simon
:( qieroo saber mas..
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAA!! :D
shamm
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
NOOOOOO!!!
LOS TRES TIENEN QUE IR A CATEMACO!!!!!.. POR UNA LIMPIA YA QUE MAGNUS ESTA DE LUNA DE MIEL!!!.. DIGO DE VACACIONES!!!!.... AAAII NICK, SIMON, Y JORDAN!!!!!.. MIS POBRES!!!!!!! CUANDO SERAN UN POCO FELICES????... Y CREO QUE LE DIJO A IZZY!!!!!!!....... AUNQUE RESERVO MI DERECHO A CAMBIAR!!!!!
ASI QUE SIGUELAAA PORFIIISS
LOS TRES TIENEN QUE IR A CATEMACO!!!!!.. POR UNA LIMPIA YA QUE MAGNUS ESTA DE LUNA DE MIEL!!!.. DIGO DE VACACIONES!!!!.... AAAII NICK, SIMON, Y JORDAN!!!!!.. MIS POBRES!!!!!!! CUANDO SERAN UN POCO FELICES????... Y CREO QUE LE DIJO A IZZY!!!!!!!....... AUNQUE RESERVO MI DERECHO A CAMBIAR!!!!!
ASI QUE SIGUELAAA PORFIIISS
chelis
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
aranzhitha escribió:ahhh creo que si esta arrepentido :lloro:
pobre de los dos!! él no quiso morderla!!!
ahh la rayiz a donde va??
y a quien le mando el mensaje??
siguela!!
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Siiiiiiiiiiii, pobre de Jordan! :sad:
aaah ya verás que sucede con la rayiz! u.u
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
shamm escribió:Aaaaah todo lo que pasooo..
Aahqien llamo la rayis?
Qe qe qe le pasa a nick? Aaah me mata y pobre simon
:( qieroo saber mas..
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAA!! :D
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Ya se, todo da vuelta en un momento! xD
Ya verás a quien pidió ayuda la rayiz! :)
Siiiii, ya se, esos dos están bajo el mismo hechizo xD
Esperemos pronto mejore todo! ;)
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
chelis escribió:NOOOOOO!!!
LOS TRES TIENEN QUE IR A CATEMACO!!!!!.. POR UNA LIMPIA YA QUE MAGNUS ESTA DE LUNA DE MIEL!!!.. DIGO DE VACACIONES!!!!.... AAAII NICK, SIMON, Y JORDAN!!!!!.. MIS POBRES!!!!!!! CUANDO SERAN UN POCO FELICES????... Y CREO QUE LE DIJO A IZZY!!!!!!!....... AUNQUE RESERVO MI DERECHO A CAMBIAR!!!!!
ASI QUE SIGUELAAA PORFIIISS
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Quizas esa es la razón por la que andan con la sal encima!
Magnus no esta para que los ayude! :O
Nunca había pensado eso! xD JAJAJAJ
Lo sé, esperemos que pronto les cambie la suerte!
Pues si, te diré que fue a Izzy! ;)
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
• Riverside Drive - Capitulo 10 (Parte 2) •
Jordan se ruborizó. “Pensé que tal vez si te conocía, podía descubrir qué había sucedido con ella. Si estaba bien.”
“Ese fue el motivo de que me regañaras por jugar a dos puntas con ella,” dijo Simón, recordando. “Estabas siendo protector.”
Jordan le lanzó una mirada feroz por encima del borde de la taza de café. “Sí, bueno, fue un movimiento tonto.”
“Y fuiste tú el que pasó el volante del concierto de la banda por debajo de su puerta. ¿No?” Simón sacudió su cabeza. “Entonces, ¿arruinar mi vida amorosa era parte de la tarea, o sólo tu toque extra personal?”
“La dañé,” dijo Jordan. “No quería verla dañada por alguien más.”
“¿Y no se te ocurrió que si venía a nuestro concierto intentaría arrancarte la cara? Si no hubiera llegado tarde, quizás incluso no habría podido soportarlo mientras estabas en el escenario. Eso habría sido un complemento excitante para el público.”
“No sabía,” dijo Jordan. “No me di cuenta de que me odiaba tanto. Es decir, yo no odio al tipo que me Convirtió; en cierto modo entiendo que quizá no haya podido controlarse.”
“Sí,” dijo Simón, “pero nunca amaste a ese tipo. Nunca tuviste una relación con él. Maia te quería. Piensa que la mordiste y luego te marchaste y nunca volviste a pensar en ella. Te iba a odiar tanto como una vez te amó.”
Antes de que Jordan pudiera responder, el timbre sonó—no fue el portero automático que habría sonado como si alguien estuviese en la planta baja, llamando, sino el que podía timbrar solamente si el visitante se encontraba parado en el corredor al otro lado de su puerta. Los chicos intercambiaron miradas perplejas. “¿Estás esperando a alguien?” preguntó Simón.
Jordan negó con la cabeza y dejó la taza de café. Fueron juntos hasta la pequeña entrada. Jordan le hizo un gesto a Simón para que se pusiera detrás de él antes de abrir la puerta.
Nadie estaba allí. En lugar de eso había un pedazo de papel doblado sobre la alfombra de bienvenida, sujetado por un trozo de roca maciza. Jordan se inclinó para liberar el papel y se irguió con el ceño fruncido.
“Es para ti,” dijo, pasándoselo a Simón.
Desconcertado, Simón desdobló el papel. Escrito en el centro, en una infantil letra imprenta, estaba el mensaje:
“Es una broma,” dijo Simón, mirando fijamente, aturdido, hacia el papel. “Tiene que serlo.”
Sin una palabra, Jordan agarró el brazo de Simón y lo arrastró dentro de la sala de estar. Soltándolo, buscó el teléfono inalámbrico hasta encontrarlo. “Llámala,” dijo, golpeando el teléfono contra el pecho de Simón. “Llama a Maia y asegúrate que esté bien.”
“Pero puede que no sea ella.” Simón bajó la mirada al teléfono cuando el completo horror de la situación zumbó alrededor de su cerebro como un demonio zumbando afuera de una casa, rogando porque lo dejen entrar. Concéntrate, se dijo a sí mismo. No entres en pánico. “Podría ser Isabelle.”
“Oh, Jesús.” Jordan lo miró furioso. “¿Tienes alguna otra novia? ¿Tenemos que hacer una lista de nombres para llamar?”
Simón le quitó bruscamente el teléfono y se volteó, tecleando el número.
Maia contestó al segundo llamado. “¿Hola?”
“Maia…soy Simón.”
La simpatía se fue de su voz. “Oh. ¿Qué quieres?”
“Sólo quería asegurarme de que estabas bien,” dijo él.
“Estoy bien.” Habló con frialdad. “No es como si lo que estaba pasando entre nosotros fuera tan serio. No estoy alegre, pero viviré. Sin embargo, tú sigues siendo un imbécil.”
“No,” dijo Simón. “Me refiero a que quería asegurarme de que estabas bien.”
“¿Esto es por Jordan?” Pudo sentir la tensa furia cuando dijo su nombre. “Claro. Ustedes se fueron juntos, ¿no? Son amigos o algo, ¿no es así? Bueno, puedes decirle que se mantenga alejado de mí. De hecho, eso va para ambos.”
Colgó. El tono de llamada zumbaba por el teléfono como una abeja enojada.
Simón miró hacia Jordan. “Está bien. Nos odia a los dos, pero realmente no parecía como si algo estuviera mal.”
“Bien,” dijo Jordan con firmeza. “Llama a Isabelle.”
Llevó dos intentos antes de que Izzy lo descolgara; Simón estaba casi en estado de pánico en el momento en que su voz llegó de la línea, sonando distraída e irritada. “Quienquiera que seas, más vale que sea algo bueno.”
El alivio corrió por sus venas. “Isabelle. Soy Simón.”
“Oh, por el amor de Dios. ¿Qué quieres?”
“Sólo quería asegurarme de que estabas bien…”
“Oh, qué, se supone que estoy desolada porque eres un infiel, mentiroso, jugador a dos puntas hijo de…”
“No.” Esto de verdad estaba empezando a desgastar los nervios de Simón. “Quise decir, ¿te encuentras bien? ¿No has sido secuestrada o algo?”
Hubo un largo silencio. “Simón,” dijo Isabelle al fin. “Esto es realmente, en serio, la excusa más estúpida para una llamada llorona de reconciliación que nunca, jamás he escuchado. ¿Qué pasa contigo?”
“No estoy seguro,” dijo Simón, y colgó antes que ella pudiera colgarle a él. Le dio el teléfono a Jordan. “También está bien.”
“No lo entiendo.” Jordan parecía desconcertado. “¿Quién hace una amenaza como esa si es totalmente inútil? Digo, es muy fácil comprobar y descubrir que es una mentira.”
“Deben pensar que soy estúpido,” comenzó Simón, y luego hizo una pausa, un horrible pensamiento brotó claramente sobre él. Le arrebató el teléfono a Jordan y empezó a marcar con los dedos entumecidos.
“¿Quién es?” Dijo Jordan. “¿A quién estás llamando?”
El teléfono de _____(tn) sonó justo cuando doblaba la esquina de la Calle Noventa y seis sobre Riverside Drive. La lluvia parecía haber limpiado la suciedad habitual de la ciudad; el sol resplandecía desde un cielo luminoso sobre la brillante franja verde del parque que corría a lo largo del río, cuya agua lucía casi azul hoy.
Escarbó en su bolso para tomar su teléfono, lo encontró, y lo abrió. “¿Hola?”
La voz de Simón llegó de la línea. “Oh, gracias…” Se interrumpió. “¿Estás bien? ¿No estás secuestrada ni nada?”
“¿Secuestrada?” _____(tn) escudriñó los números de los edificios mientras caminaba hacia la zona residencial. 220, 224. No estaba completamente segura de lo que buscaba. ¿Tendría aspecto de iglesia? Algo más, ¿tendría glamours pare verse como un terreno abandonado? “¿Estás borracho o algo así?”
“Es un poco temprano para eso.” El alivio en su voz era evidente. “No, sólo…recibí una nota extraña. Alguien amenazando con ir tras mi novia.”
“¿Cuál de todas?”
“Ja - ja.” Simón no sonaba divertido. “Ya llamé a Maia y a Isabelle, y las dos están bien. Después pensé en ti…es decir, pasamos mucho tiempo juntos. Alguien puede tener la idea equivocada. Pero ahora no sé qué pensar.”
“No lo sé.” La Riverside Drive 232 apareció frente a _____(tn) repentinamente, un gran edificio de piedra cuadrada con un tejado puntiagudo. Pudo haber sido una iglesia en un momento, pensó, aunque ahora no se parecía mucho a una.
“Por cierto, Maia e Isabelle descubrieron una acerca de la otra anoche. No fue agradable,” añadió Simón. “Tenías razón sobre la parte de jugar-con-fuego.”
_____(tn) examinó la fachada del número 232. La mayoría de los edificios que cubrían la calle eran costosos edificios de departamentos con porteros en uniforme esperando en el interior. Éste, sin embargo, tenía sólo un par de altas puertas de madera con las partes superiores arqueadas, y pomos de metal de apariencia anticuada en lugar de manijas. “Ooh, auch. Lo lamento, Simón. ¿Alguna de ellas te habla?”
“En realidad no.”
Agarró uno de los pomos, y empujó. La puerta se abrió con un suave silbido. _____(tn) bajó su voz. “¿Quizá alguna de las dos dejó la nota?”
“Realmente no parece su estilo,” dijo Simón, oyéndose sinceramente intrigado. “¿Crees que Nicholas podría haberlo hecho?”
La pronunciación de su nombre fue como un puñetazo en el estómago. _____(tn) contuvo la respiración y dijo, “en verdad no creo que él hiciera eso, incluso si estuviese enojado.” Apartó el teléfono de su oreja. Se asomó por la puerta medio abierta, podía ver de modo tranquilizador lo que parecía el interior de una iglesia normal, un largo pasillo al altar y luces parpadeantes como velas. Seguramente no podía hacer daño echar una miradita adentro. “Me tengo que ir, Simón,” dijo ella. “Te llamo más tarde.”
Cerró su teléfono y entró.
“¿De verdad crees que era un broma?” Jordan estaba rondando de arriba abajo el departamento como un tigre andando por su jaula en el zoológico. “No sé. Me parece una especie de broma muy enfermiza.”
“No dije que no fuera enfermiza.” Simón dio un vistazo a la nota: yacía sobre la mesa de café, las letras en imprenta eran claramente visibles incluso a distancia. Con sólo mirarla le daba un sentimiento de sacudida en el estómago, a pesar de que sabía que era absurdo. “Simplemente estoy tratando de pensar quién pudo haberla enviado. Y por qué.”
“Tal vez debería tomarme el día libre observándote y vigilándola,” dijo Jordan. “Tú sabes, por si acaso.”
“Supongo que estás hablando de Maia,” dijo Simón. “Sé que lo dices con buenas intenciones, pero realmente no creo que te quiera cerca. De ninguna manera.”
La mandíbula de Jordan se tensó. “Me quedaré fuera de su camino y no podrá verme.”
“Wow, te sigue gustando mucho, ¿no?”
“Tengo una responsabilidad personal.” Jordan sonaba rígido. “Cualquier otra cosa que sienta no tiene importancia.”
“Puedes hacer lo que quieras,” dijo Simón. “Pero creo…”
El timbre de la puerta sonó otra vez. Los dos chicos intercambiaron una sola mirada antes de que ambos se precipitaran por el estrecho pasillo hacia la puerta. Jordan llegó primero. Agarró el perchero que se encontraba junto a la puerta, arrancó los abrigos, y abrió la puerta de par en par, con el perchero sostenido encima de su cabeza como una jabalina.
Al otro lado de la puerta estaba Nicholas. Pestañeó. “¿Eso es un perchero?”
Jordan dejó caer con estrépito el perchero sobre el suelo y suspiró. “Si hubieras sido un vampiro, esto habría sido mucho más útil.”
“Sí, dijo Nicholas. “O, ya sabes, alguien con un montón de abrigos.”
Simón clavó la mirada en Jordan y dijo: “Perdón. Hemos tenido una mañana estresante.”
“Sí, bueno,” dijo Nicholas. “Está a punto de ponerse más estresante. Vine para llevarte al Instituto, Simón. El Cónclave quiere verte, y no les gusta tener que esperar.”
Al momento en que la puerta de la Iglesia de Talto se cerró detrás de _____(tn), sintió que estaba en otro mundo, el ruido y ajetreo de la ciudad de Nueva York quedó totalmente excluido. El área adentro de la edificación era grande y elevada, con altos techos alzándose por encima. Había un estrecho pasillo con hileras de bancos, y gruesas velas marrones
ardiendo en candelabros sujetos a lo largo de las paredes. El interior parecía débilmente iluminado para _____(tn), pero quizá eso era sólo porque estaba acostumbrada al brillo de la luz mágica.
Se movió por el pasillo, las pisadas de sus zapatillas eran suaves contra la piedra polvorienta. Era extraño, pensó, una iglesia sin ninguna ventana. Al final del pasillo llegó hasta el ábside, donde una serie de escalones de piedra conducían a un podio en el cual se exhibía un altar. Parpadeó con la vista alzada hacia él, percatándose de que algo más era extraño: no había cruces en esta iglesia. En lugar de eso había una tabla de piedra en posición vertical sobre el altar, coronada por una figura esculpida de una lechuza. Las palabras en la tabla rezaban:
_____(tn) pestañeó. No estaba demasiado familiarizada con la Biblia—sin duda alguna no sabía nada como los casi perfectos recuerdos de Nicholas sobre los grandes pasajes de la misma— pero mientras aquello sonaba religioso, también era un pedazo de texto raro para presentar en una iglesia. Se estremeció, y se acercó más al altar, donde un gran libro cerrado había sido dejado. Una de las páginas parecía estar marcada; cuando _____(tn) estiró una mano para abrir el libro, se dio cuenta que lo que ella creyó ser un señalador era una daga de empuñadura negra tallada con símbolos ocultos. Había visto imágenes de éstas.
Su estómago se congeló, pero de todos modos se inclinó para echar un vistazo a la página marcada, determinada a enterarse de algo—sólo para descubrir que estaba escrito en una apretada y estilizada escritura que hubiera sido difícil de descifrar si el libro estuviera en inglés. No lo estaba; estaba en un elegante alfabeto de aspecto puntiagudo que ella estaba segura de no haber visto antes. Las palabras estaban bajo una ilustración de lo que _____(tn) reconoció como un círculo de invocación—la clase de dibujo que lo brujos trazaban en el suelo antes de promulgar hechizos. Los círculos estaban destinados a atraer y a concentrar poder mágico. Éste, salpicado a través de la página en tinta verde, parecía como dos círculos concéntricos, con un cuadrado en el centro de ellos. En el espacio entre los círculos, había runas garabateadas. _____(tn) no las reconoció, pero pudo sentir el lenguaje de las runas en sus huesos, y la hicieron temblar. Muerte y sangre.
Pasó la página apresuradamente, y llegó a un grupo de ilustraciones que le hicieron contener el aliento.
Era una progresión de ilustraciones que comenzaban con la imagen de una mujer con un pájaro posado en su hombro izquierdo. El pájaro, posiblemente un cuervo, lucía siniestro y astuto. En la segunda imagen, el pájaro se había ido, y la mujer estaba evidentemente embarazada. En la tercera imagen la mujer yacía sobre un altar no muy diferente al que_____(tn) tenía delante ahora. Una figura cubierta con una túnica estaba parada frente a ella, una desagradable jeringa de aspecto moderno en su mano. La jeringa estaba llena de un oscuro líquido rojo. La mujer claramente sabía que estaba a punto de ser inyectada con él, porque estaba gritando.
En la última imagen, la mujer estaba sentada con un bebé en su regazo. El bebé parecía casi normal, excepto que sus ojos eran completamente negros, sin nada de blanco. La mujer estaba mirando hacia su hijo con una mirada de terror.
_____(tn) sintió que se le erizaban los pelos de la nuca. Su madre había tenido razón. Alguien estaba intentando hacer más bebés como Jonathan. En realidad, ya lo habían hecho.
Se alejó del altar. Cada nervio en su cuerpo estaba gritando que pasaba algo muy malo con este lugar. No creyó que pudiera pasar otro segundo aquí; era mejor salir y esperar allí hasta que llegara la caballería. Podía haber descubierto esta pista por su cuenta, pero el resultado era mucho más de lo que ella podía manejar.
Fue entonces cuando oyó un ruido.
Un suave susurro, como una lenta marea retrocediendo, que parecía venir por encima de ella. Alzó la vista, asiendo el athame con firmeza en su mano. Y miró fijamente. Todo alrededor de la galería de arriba tenía filas de figuras silenciosas. Parecía que vestían chándales grises—zapatillas, aburridas sudaderas grises, y las cremalleras cerradas hasta arriba con las capuchas cayendo por encima de sus rostros. Estaban absolutamente inmóviles, sus manos sobre la barandilla de la galería, mirando fijo hacia ella. Al menos, supuso que estaban mirando. Sus rostros estaban escondidos completamente en sombras; ni siquiera podía decir si eran hombres o mujeres.
“Lo… Lo siento,” dijo. Su voz resonó alta en la habitación de piedra. “No era mi intención molestar, o…”
No hubo más respuesta que el silencio. Silencio como un peso. El corazón de _____(tn) comenzó a latir más rápido.
“Simplemente me iré, entonces,” dijo, tragando con fuerza. Fue hacia adelante, colocó el athame (a menudo usado en rituales de invocaciones demoníacas) sobre el altar, y se volteó para marcharse. Entonces percibió el olor en el aire, una fracción de segundo antes de girarse—el familiar hedor de basura podrida. Entre ella y la puerta, elevándose como una pared, había una espeluznante masa de piel escamosa, dientes como cuchillos, y largas garras.
Durante las siete semanas pasadas, _____(tn) se había entrenado para enfrentarse a un demonio en combate, incluso a uno inmenso. Pero ahora que estaba pasando realmente, todo lo que podía hacer era gritar.
“Ese fue el motivo de que me regañaras por jugar a dos puntas con ella,” dijo Simón, recordando. “Estabas siendo protector.”
Jordan le lanzó una mirada feroz por encima del borde de la taza de café. “Sí, bueno, fue un movimiento tonto.”
“Y fuiste tú el que pasó el volante del concierto de la banda por debajo de su puerta. ¿No?” Simón sacudió su cabeza. “Entonces, ¿arruinar mi vida amorosa era parte de la tarea, o sólo tu toque extra personal?”
“La dañé,” dijo Jordan. “No quería verla dañada por alguien más.”
“¿Y no se te ocurrió que si venía a nuestro concierto intentaría arrancarte la cara? Si no hubiera llegado tarde, quizás incluso no habría podido soportarlo mientras estabas en el escenario. Eso habría sido un complemento excitante para el público.”
“No sabía,” dijo Jordan. “No me di cuenta de que me odiaba tanto. Es decir, yo no odio al tipo que me Convirtió; en cierto modo entiendo que quizá no haya podido controlarse.”
“Sí,” dijo Simón, “pero nunca amaste a ese tipo. Nunca tuviste una relación con él. Maia te quería. Piensa que la mordiste y luego te marchaste y nunca volviste a pensar en ella. Te iba a odiar tanto como una vez te amó.”
Antes de que Jordan pudiera responder, el timbre sonó—no fue el portero automático que habría sonado como si alguien estuviese en la planta baja, llamando, sino el que podía timbrar solamente si el visitante se encontraba parado en el corredor al otro lado de su puerta. Los chicos intercambiaron miradas perplejas. “¿Estás esperando a alguien?” preguntó Simón.
Jordan negó con la cabeza y dejó la taza de café. Fueron juntos hasta la pequeña entrada. Jordan le hizo un gesto a Simón para que se pusiera detrás de él antes de abrir la puerta.
Nadie estaba allí. En lugar de eso había un pedazo de papel doblado sobre la alfombra de bienvenida, sujetado por un trozo de roca maciza. Jordan se inclinó para liberar el papel y se irguió con el ceño fruncido.
“Es para ti,” dijo, pasándoselo a Simón.
Desconcertado, Simón desdobló el papel. Escrito en el centro, en una infantil letra imprenta, estaba el mensaje:
SIMÓN LEWIS. TENEMOS A TU NOVIA. TIENES QUE IR HOY AL 232 RIVERSIDE DRIVE. VE ALLÍ ANTES DE QUE ANOCHEZCA O LE CORTAREMOS LA GARGANTA.
“Es una broma,” dijo Simón, mirando fijamente, aturdido, hacia el papel. “Tiene que serlo.”
Sin una palabra, Jordan agarró el brazo de Simón y lo arrastró dentro de la sala de estar. Soltándolo, buscó el teléfono inalámbrico hasta encontrarlo. “Llámala,” dijo, golpeando el teléfono contra el pecho de Simón. “Llama a Maia y asegúrate que esté bien.”
“Pero puede que no sea ella.” Simón bajó la mirada al teléfono cuando el completo horror de la situación zumbó alrededor de su cerebro como un demonio zumbando afuera de una casa, rogando porque lo dejen entrar. Concéntrate, se dijo a sí mismo. No entres en pánico. “Podría ser Isabelle.”
“Oh, Jesús.” Jordan lo miró furioso. “¿Tienes alguna otra novia? ¿Tenemos que hacer una lista de nombres para llamar?”
Simón le quitó bruscamente el teléfono y se volteó, tecleando el número.
Maia contestó al segundo llamado. “¿Hola?”
“Maia…soy Simón.”
La simpatía se fue de su voz. “Oh. ¿Qué quieres?”
“Sólo quería asegurarme de que estabas bien,” dijo él.
“Estoy bien.” Habló con frialdad. “No es como si lo que estaba pasando entre nosotros fuera tan serio. No estoy alegre, pero viviré. Sin embargo, tú sigues siendo un imbécil.”
“No,” dijo Simón. “Me refiero a que quería asegurarme de que estabas bien.”
“¿Esto es por Jordan?” Pudo sentir la tensa furia cuando dijo su nombre. “Claro. Ustedes se fueron juntos, ¿no? Son amigos o algo, ¿no es así? Bueno, puedes decirle que se mantenga alejado de mí. De hecho, eso va para ambos.”
Colgó. El tono de llamada zumbaba por el teléfono como una abeja enojada.
Simón miró hacia Jordan. “Está bien. Nos odia a los dos, pero realmente no parecía como si algo estuviera mal.”
“Bien,” dijo Jordan con firmeza. “Llama a Isabelle.”
Llevó dos intentos antes de que Izzy lo descolgara; Simón estaba casi en estado de pánico en el momento en que su voz llegó de la línea, sonando distraída e irritada. “Quienquiera que seas, más vale que sea algo bueno.”
El alivio corrió por sus venas. “Isabelle. Soy Simón.”
“Oh, por el amor de Dios. ¿Qué quieres?”
“Sólo quería asegurarme de que estabas bien…”
“Oh, qué, se supone que estoy desolada porque eres un infiel, mentiroso, jugador a dos puntas hijo de…”
“No.” Esto de verdad estaba empezando a desgastar los nervios de Simón. “Quise decir, ¿te encuentras bien? ¿No has sido secuestrada o algo?”
Hubo un largo silencio. “Simón,” dijo Isabelle al fin. “Esto es realmente, en serio, la excusa más estúpida para una llamada llorona de reconciliación que nunca, jamás he escuchado. ¿Qué pasa contigo?”
“No estoy seguro,” dijo Simón, y colgó antes que ella pudiera colgarle a él. Le dio el teléfono a Jordan. “También está bien.”
“No lo entiendo.” Jordan parecía desconcertado. “¿Quién hace una amenaza como esa si es totalmente inútil? Digo, es muy fácil comprobar y descubrir que es una mentira.”
“Deben pensar que soy estúpido,” comenzó Simón, y luego hizo una pausa, un horrible pensamiento brotó claramente sobre él. Le arrebató el teléfono a Jordan y empezó a marcar con los dedos entumecidos.
“¿Quién es?” Dijo Jordan. “¿A quién estás llamando?”
El teléfono de _____(tn) sonó justo cuando doblaba la esquina de la Calle Noventa y seis sobre Riverside Drive. La lluvia parecía haber limpiado la suciedad habitual de la ciudad; el sol resplandecía desde un cielo luminoso sobre la brillante franja verde del parque que corría a lo largo del río, cuya agua lucía casi azul hoy.
Escarbó en su bolso para tomar su teléfono, lo encontró, y lo abrió. “¿Hola?”
La voz de Simón llegó de la línea. “Oh, gracias…” Se interrumpió. “¿Estás bien? ¿No estás secuestrada ni nada?”
“¿Secuestrada?” _____(tn) escudriñó los números de los edificios mientras caminaba hacia la zona residencial. 220, 224. No estaba completamente segura de lo que buscaba. ¿Tendría aspecto de iglesia? Algo más, ¿tendría glamours pare verse como un terreno abandonado? “¿Estás borracho o algo así?”
“Es un poco temprano para eso.” El alivio en su voz era evidente. “No, sólo…recibí una nota extraña. Alguien amenazando con ir tras mi novia.”
“¿Cuál de todas?”
“Ja - ja.” Simón no sonaba divertido. “Ya llamé a Maia y a Isabelle, y las dos están bien. Después pensé en ti…es decir, pasamos mucho tiempo juntos. Alguien puede tener la idea equivocada. Pero ahora no sé qué pensar.”
“No lo sé.” La Riverside Drive 232 apareció frente a _____(tn) repentinamente, un gran edificio de piedra cuadrada con un tejado puntiagudo. Pudo haber sido una iglesia en un momento, pensó, aunque ahora no se parecía mucho a una.
“Por cierto, Maia e Isabelle descubrieron una acerca de la otra anoche. No fue agradable,” añadió Simón. “Tenías razón sobre la parte de jugar-con-fuego.”
_____(tn) examinó la fachada del número 232. La mayoría de los edificios que cubrían la calle eran costosos edificios de departamentos con porteros en uniforme esperando en el interior. Éste, sin embargo, tenía sólo un par de altas puertas de madera con las partes superiores arqueadas, y pomos de metal de apariencia anticuada en lugar de manijas. “Ooh, auch. Lo lamento, Simón. ¿Alguna de ellas te habla?”
“En realidad no.”
Agarró uno de los pomos, y empujó. La puerta se abrió con un suave silbido. _____(tn) bajó su voz. “¿Quizá alguna de las dos dejó la nota?”
“Realmente no parece su estilo,” dijo Simón, oyéndose sinceramente intrigado. “¿Crees que Nicholas podría haberlo hecho?”
La pronunciación de su nombre fue como un puñetazo en el estómago. _____(tn) contuvo la respiración y dijo, “en verdad no creo que él hiciera eso, incluso si estuviese enojado.” Apartó el teléfono de su oreja. Se asomó por la puerta medio abierta, podía ver de modo tranquilizador lo que parecía el interior de una iglesia normal, un largo pasillo al altar y luces parpadeantes como velas. Seguramente no podía hacer daño echar una miradita adentro. “Me tengo que ir, Simón,” dijo ella. “Te llamo más tarde.”
Cerró su teléfono y entró.
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“¿De verdad crees que era un broma?” Jordan estaba rondando de arriba abajo el departamento como un tigre andando por su jaula en el zoológico. “No sé. Me parece una especie de broma muy enfermiza.”
“No dije que no fuera enfermiza.” Simón dio un vistazo a la nota: yacía sobre la mesa de café, las letras en imprenta eran claramente visibles incluso a distancia. Con sólo mirarla le daba un sentimiento de sacudida en el estómago, a pesar de que sabía que era absurdo. “Simplemente estoy tratando de pensar quién pudo haberla enviado. Y por qué.”
“Tal vez debería tomarme el día libre observándote y vigilándola,” dijo Jordan. “Tú sabes, por si acaso.”
“Supongo que estás hablando de Maia,” dijo Simón. “Sé que lo dices con buenas intenciones, pero realmente no creo que te quiera cerca. De ninguna manera.”
La mandíbula de Jordan se tensó. “Me quedaré fuera de su camino y no podrá verme.”
“Wow, te sigue gustando mucho, ¿no?”
“Tengo una responsabilidad personal.” Jordan sonaba rígido. “Cualquier otra cosa que sienta no tiene importancia.”
“Puedes hacer lo que quieras,” dijo Simón. “Pero creo…”
El timbre de la puerta sonó otra vez. Los dos chicos intercambiaron una sola mirada antes de que ambos se precipitaran por el estrecho pasillo hacia la puerta. Jordan llegó primero. Agarró el perchero que se encontraba junto a la puerta, arrancó los abrigos, y abrió la puerta de par en par, con el perchero sostenido encima de su cabeza como una jabalina.
Al otro lado de la puerta estaba Nicholas. Pestañeó. “¿Eso es un perchero?”
Jordan dejó caer con estrépito el perchero sobre el suelo y suspiró. “Si hubieras sido un vampiro, esto habría sido mucho más útil.”
“Sí, dijo Nicholas. “O, ya sabes, alguien con un montón de abrigos.”
Simón clavó la mirada en Jordan y dijo: “Perdón. Hemos tenido una mañana estresante.”
“Sí, bueno,” dijo Nicholas. “Está a punto de ponerse más estresante. Vine para llevarte al Instituto, Simón. El Cónclave quiere verte, y no les gusta tener que esperar.”
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Al momento en que la puerta de la Iglesia de Talto se cerró detrás de _____(tn), sintió que estaba en otro mundo, el ruido y ajetreo de la ciudad de Nueva York quedó totalmente excluido. El área adentro de la edificación era grande y elevada, con altos techos alzándose por encima. Había un estrecho pasillo con hileras de bancos, y gruesas velas marrones
ardiendo en candelabros sujetos a lo largo de las paredes. El interior parecía débilmente iluminado para _____(tn), pero quizá eso era sólo porque estaba acostumbrada al brillo de la luz mágica.
Se movió por el pasillo, las pisadas de sus zapatillas eran suaves contra la piedra polvorienta. Era extraño, pensó, una iglesia sin ninguna ventana. Al final del pasillo llegó hasta el ábside, donde una serie de escalones de piedra conducían a un podio en el cual se exhibía un altar. Parpadeó con la vista alzada hacia él, percatándose de que algo más era extraño: no había cruces en esta iglesia. En lugar de eso había una tabla de piedra en posición vertical sobre el altar, coronada por una figura esculpida de una lechuza. Las palabras en la tabla rezaban:
PORQUE SU CASA SE INCLINA HACIA LA MUERTE,
Y SUS SENDEROS HACIA LOS MUERTOS.
TODOS LOS QUE A ELLA VAN, NO VUELVEN,
NI ALCANZAN LAS SENDAS DE LA VIDA.
Y SUS SENDEROS HACIA LOS MUERTOS.
TODOS LOS QUE A ELLA VAN, NO VUELVEN,
NI ALCANZAN LAS SENDAS DE LA VIDA.
_____(tn) pestañeó. No estaba demasiado familiarizada con la Biblia—sin duda alguna no sabía nada como los casi perfectos recuerdos de Nicholas sobre los grandes pasajes de la misma— pero mientras aquello sonaba religioso, también era un pedazo de texto raro para presentar en una iglesia. Se estremeció, y se acercó más al altar, donde un gran libro cerrado había sido dejado. Una de las páginas parecía estar marcada; cuando _____(tn) estiró una mano para abrir el libro, se dio cuenta que lo que ella creyó ser un señalador era una daga de empuñadura negra tallada con símbolos ocultos. Había visto imágenes de éstas.
Su estómago se congeló, pero de todos modos se inclinó para echar un vistazo a la página marcada, determinada a enterarse de algo—sólo para descubrir que estaba escrito en una apretada y estilizada escritura que hubiera sido difícil de descifrar si el libro estuviera en inglés. No lo estaba; estaba en un elegante alfabeto de aspecto puntiagudo que ella estaba segura de no haber visto antes. Las palabras estaban bajo una ilustración de lo que _____(tn) reconoció como un círculo de invocación—la clase de dibujo que lo brujos trazaban en el suelo antes de promulgar hechizos. Los círculos estaban destinados a atraer y a concentrar poder mágico. Éste, salpicado a través de la página en tinta verde, parecía como dos círculos concéntricos, con un cuadrado en el centro de ellos. En el espacio entre los círculos, había runas garabateadas. _____(tn) no las reconoció, pero pudo sentir el lenguaje de las runas en sus huesos, y la hicieron temblar. Muerte y sangre.
Pasó la página apresuradamente, y llegó a un grupo de ilustraciones que le hicieron contener el aliento.
Era una progresión de ilustraciones que comenzaban con la imagen de una mujer con un pájaro posado en su hombro izquierdo. El pájaro, posiblemente un cuervo, lucía siniestro y astuto. En la segunda imagen, el pájaro se había ido, y la mujer estaba evidentemente embarazada. En la tercera imagen la mujer yacía sobre un altar no muy diferente al que_____(tn) tenía delante ahora. Una figura cubierta con una túnica estaba parada frente a ella, una desagradable jeringa de aspecto moderno en su mano. La jeringa estaba llena de un oscuro líquido rojo. La mujer claramente sabía que estaba a punto de ser inyectada con él, porque estaba gritando.
En la última imagen, la mujer estaba sentada con un bebé en su regazo. El bebé parecía casi normal, excepto que sus ojos eran completamente negros, sin nada de blanco. La mujer estaba mirando hacia su hijo con una mirada de terror.
_____(tn) sintió que se le erizaban los pelos de la nuca. Su madre había tenido razón. Alguien estaba intentando hacer más bebés como Jonathan. En realidad, ya lo habían hecho.
Se alejó del altar. Cada nervio en su cuerpo estaba gritando que pasaba algo muy malo con este lugar. No creyó que pudiera pasar otro segundo aquí; era mejor salir y esperar allí hasta que llegara la caballería. Podía haber descubierto esta pista por su cuenta, pero el resultado era mucho más de lo que ella podía manejar.
Fue entonces cuando oyó un ruido.
Un suave susurro, como una lenta marea retrocediendo, que parecía venir por encima de ella. Alzó la vista, asiendo el athame con firmeza en su mano. Y miró fijamente. Todo alrededor de la galería de arriba tenía filas de figuras silenciosas. Parecía que vestían chándales grises—zapatillas, aburridas sudaderas grises, y las cremalleras cerradas hasta arriba con las capuchas cayendo por encima de sus rostros. Estaban absolutamente inmóviles, sus manos sobre la barandilla de la galería, mirando fijo hacia ella. Al menos, supuso que estaban mirando. Sus rostros estaban escondidos completamente en sombras; ni siquiera podía decir si eran hombres o mujeres.
“Lo… Lo siento,” dijo. Su voz resonó alta en la habitación de piedra. “No era mi intención molestar, o…”
No hubo más respuesta que el silencio. Silencio como un peso. El corazón de _____(tn) comenzó a latir más rápido.
“Simplemente me iré, entonces,” dijo, tragando con fuerza. Fue hacia adelante, colocó el athame (a menudo usado en rituales de invocaciones demoníacas) sobre el altar, y se volteó para marcharse. Entonces percibió el olor en el aire, una fracción de segundo antes de girarse—el familiar hedor de basura podrida. Entre ella y la puerta, elevándose como una pared, había una espeluznante masa de piel escamosa, dientes como cuchillos, y largas garras.
Durante las siete semanas pasadas, _____(tn) se había entrenado para enfrentarse a un demonio en combate, incluso a uno inmenso. Pero ahora que estaba pasando realmente, todo lo que podía hacer era gritar.
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Quién estara citando a Simón! (?
& Para que! (?
OMJ!
& eso que encontró la rayiz!
No bueno, esto va de mal en peor! u.u
Las leo después! ;)
\^.^/
Lu wH!;*
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
ahhh que es eso???
Que estan haciendo esos tipos???
Deberia de luchar en vez de gritar!!!!!!
Y quien le esta mandando esos mensajes a Simon??
El Nicholas siempre aparece de repente!!!
Siguela!!!
Que estan haciendo esos tipos???
Deberia de luchar en vez de gritar!!!!!!
Y quien le esta mandando esos mensajes a Simon??
El Nicholas siempre aparece de repente!!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
CREOO QUE ESTO SE CONVIRTIO EN UNA PELICULA DE TEERROORRR!!!.. DONDE LOS PROTAGONISTAS EN VEZ DE ENCONTRAR LUZ Y PAZ .. ENCUENTRAN OBSCURIDAD Y MIEDO.... ADEMAS QUIEN ESTA DETRAS DE TODO ESTO?????... LA VAMPIRA Y LA HADA?????
GUUUAAUU TIENES QUE SEGUIRLAAAA!!!.. ME FACINA ESTA NOOOVEEE!!!
GUUUAAUU TIENES QUE SEGUIRLAAAA!!!.. ME FACINA ESTA NOOOVEEE!!!
chelis
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
aranzhitha escribió:ahhh que es eso???
Que estan haciendo esos tipos???
Deberia de luchar en vez de gritar!!!!!!
Y quien le esta mandando esos mensajes a Simon??
El Nicholas siempre aparece de repente!!!
Siguela!!!
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Quieren crear más Sebastian! (?
:suspect: :suspect: :suspect: :suspect:
JAJAJAJAJ siiiiii verdad, pero es que esta en shock! xD
xD Esperemos que aparezca.....
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
chelis escribió:CREOO QUE ESTO SE CONVIRTIO EN UNA PELICULA DE TEERROORRR!!!.. DONDE LOS PROTAGONISTAS EN VEZ DE ENCONTRAR LUZ Y PAZ .. ENCUENTRAN OBSCURIDAD Y MIEDO.... ADEMAS QUIEN ESTA DETRAS DE TODO ESTO?????... LA VAMPIRA Y LA HADA?????
GUUUAAUU TIENES QUE SEGUIRLAAAA!!!.. ME FACINA ESTA NOOOVEEE!!!
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Ya seeeeeeeeeeeeeee!
No, no, con estos, no más no hayan la luz!
Esperemos que pronto les cambie la suerte! ;)
ya verás quien es la culpable! :¬¬:
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
• Nuestra Especie - Capitulo 11 (Parte 1) •
El demonio se lanzó por _____(tn), y ella dejó de gritar abruptamente y se arrojó hacia atrás, sobre el altar—una voltereta perfecta, y por un momento bizarro deseó que Nicholas hubiera estado ahí para verlo. Golpeó el suelo agazapada, justo cuando algo golpeó fuertemente el altar, haciendo que la piedra vibrara.
Un aullido sonó a través de la iglesia. _____(tn) se arrastró de rodillas y miró por sobre la esquina del altar. El demonio no era tan grande como ella había pensado primero, pero tampoco era pequeño—cerca del tamaño de un refrigerador, con tres cabezas balanceándose en sus tallos. Las cabezas eran ciegas, con enormes fauces abiertas de las cuales colgaba una ristra de baba verde. El demonio parecía haberse golpeado su cabeza de la izquierda en el altar cuando intentó cogerla, porque estaba sacudiéndola de atrás para adelante como si intentara aclararla.
_____(tn) elevó la mirada salvajemente, pero las figuras en chándal seguían donde habían estado antes. Ninguna de ellas se había movido. Parecían estar observando lo que estaba pasando con un interés desprendido. Giró y miró detrás de ella, pero al parecer no había salidas además de la puerta por la que había llegado, y el demonio estaba bloqueando su camino de regreso a ésta. Dándose cuenta de que estaba perdiendo preciosos segundos, se puso de pie y cogió el athame. Se tiró del altar y se agachó justo cuando el demonio vino por ella de nuevo.
Ella rodó hacia un lado cuando una cabeza, balanceándose sobre un grueso tallo como cuello, se lanzó sobre el altar, su gruesa lengua negra chasqueando, buscándola. Con un grito atascó el athame en el cuello de la criatura una vez, luego lo soltó, arrastrándose hacia atrás y fuera del camino.
La cosa gritó, su cabeza alzándose hacia atrás, sangre negra regándose desde la herida que ella había hecho. Pero no fue un golpe asesino. Mientras _____(tn) observaba, la herida comenzó a curar lentamente, la carne verde negruzca del demonio se entretejió como tela siendo cosida. Su corazón se hundió. Por supuesto. La completa razón para que los Cazadores de Sombras usaran armas con runas era prevenir que los demonios curaran.
Alcanzó la estela en su cinturón con su mano izquierda, y la liberó justo cuando el demonio vino por ella de nuevo. Ella saltó a un lado y se arrojó dolorosamente por las escaleras, rodando hasta que alcanzó la primera fila de bancos. El demonio se giró, moviéndose ruidosamente, y se dirigió hacia ella de nuevo. Dándose cuenta de que seguía apretando tanto la estela como la daga—de hecho, la daga la había cortado cuando rodó, y la sangre estaba manchando rápidamente el frente de su chaqueta—pasó la daga a su mano izquierda, la estela a la derecha, y con desesperada rapidez, cortó una runa enkeli en la empuñadura del athame.
Los otros símbolos en la empuñadura comenzaron a fundirse y a huir como si la runa de
poder angelical se hubiera apoderado de ellas. _____(tn) alzó la mirada; el demonio estaba casi sobre ella, sus tres cabezas alcanzándola, sus bocas abiertas. Impulsándose a sus pies, lanzó su brazo hacia atrás y arrojó la daga tan fuerte como pudo. Para su gran sorpresa, ésta golpeó en el medio de la cabeza derecha en el centro del cráneo, hundiéndose hasta la empuñadura. La cabeza se destrozó cuando el demonio gritó—el corazón de _____(tn) se elevó, y luego la cabeza simplemente cayó, golpeando el suelo con un ruido repugnante. El demonio siguió viniendo de todas formas, arrastrando la ahora cabeza muerta sobre su cuello flácido avanzando después hacia _____(tn).
El sonido de muchos pasos llegó por encima. _____(tn) alzó la mirada. Las figuras en chándal se habían ido, la galería estaba vacía. La vista no era tranquilizadora. Con su corazón bailando un tango en su pecho, _____(tn) se giró y corrió hacia la puerta frontal, pero el demonio era más rápido que ella. Con un gruñido de esfuerzo se lanzó sobre ella y aterrizó delante de las puertas, bloqueando su salida.
Haciendo un ruido silbante, se movió hacia ella, sus dos cabezas vivas balanceándose, luego levantándose, estirándose en toda su longitud con el fin de atacarla. Algo destelló a través del aire, una llama de oro plateado precipitándose. Las cabezas del demonio azotaron alrededor, el siseo elevándose a un grito, pero era demasiado tarde—la cosa plateada que las rodeaba se apretó, y rociando sangre negruzca, las dos cabezas restantes se cortaron. _____(tn) rodó fuera del camino cuando la sangre volando la salpicó, quemando su piel. Luego agachó la cabeza cuando el cuerpo sin cabezas se inclinó, cayendo hacia ella— y se había ido. Cuando se venía abajo, el demonio desapareció, aspirado de vuelta a su dimensión. _____(tn) levantó la cabeza cautelosamente. Las puertas frontales de la iglesia estaban abiertas, y en el camino de entrada estaba Isabelle, con botas y vestido negro, su látigo electrum en mano. Estaba enrollándolo de nuevo lentamente alrededor de su muñeca, mirando alrededor de la iglesia mientras lo hacía, sus cejas juntas en un curioso ceño. Cuando su mirada cayó en _____(tn), sonrió.
“Maldita sea, chica,” dijo. “¿En qué te metiste ahora?”
El toque de las manos los vampiros sirvientes en la piel de Simón era frío y ligero, como el toque de alas congeladas. Se estremeció un poco mientras ellos desenrollaban la venda alrededor de su cabeza, su áspera piel en la de él, antes de que retrocedieran, inclinándose mientras se retiraban.
Miró alrededor, parpadeando. Momentos atrás, había estado de pie en la luz del sol en la esquina de la Calle Setenta y Ocho y la Segunda Avenida—la había juzgado una distancia suficiente del Instituto para usar la tierra de tumba para contactar a Camille sin despertar sus sospechas. Ahora estaba en una habitación poco iluminada, muy grande, con un suelo liso de mármol y elegantes pilares de mármol sosteniendo un techo alto. A lo largo de la pared izquierda pasaba una fila de cubículos de vidrio, cada uno con una placa de bronce con letras que decían CAJERO. Otra placa de bronce en la pared proclamaba que se trataba de EL BANCO NACIONAL DOUGLAS. Gruesas capas de polvo acolchonaban el suelo y los contadores donde la gente una vez se había parado para escribir cheques o combinaciones de retiro, y las lámparas de latón que colgaban del techo estaban cubiertas de verdete.
En el centro de la habitación había un sillón alto, y en la silla estaba sentada Camille. Su cabello rubio plateado estaba deshecho, y llovía sobre sus hombros como oropel. Su hermoso rostro había sido limpiado de maquillaje, pero sus labios seguían siendo muy rojos. En la oscuridad del banco, eran casi el único color que Simón podía ver.
“Normalmente no estaría de acuerdo en reunirme a horas de luz solar, Daylighter,” dijo ella. “Pero ya que eres tú, he hecho una excepción.”
“Gracias.” Notó que ninguna silla había sido suministrada para él, así que continuó incómodamente de pie. Si su corazón todavía latiera, pensó, habría estado aporreando. Cuando había estado de acuerdo en hacer esto por el Conclave, había olvidado cuánto lo asustaba Camille. Tal vez era ilógico — ¿qué podría hacerle ella realmente? —pero ahí estaba.
“Supongo que esto significa que has considerado mi oferta,” dijo Camille. “Y que te comprometes a ella.”
“¿Qué te hace pensar que estoy de acuerdo?” dijo Simón, esperando que no ella no atribuyera la fatuidad de la pregunta al hecho de que estaba buscando evasivas por tiempo.
Ella pareció medio impaciente. “Difícilmente entregarías en persona la noticia de que has decidido negarte. Estarías asustado de mi temperamento.”
“¿Debería estar asustado de tu temperamento?”
Camille se echó hacia atrás en el sillón de orejas, sonriendo. La silla lucía moderna y lujosa, a diferencia de cualquier otra cosa del banco abandonado. Tenía que haber sido transportada de algún otro lugar, probablemente por los sirvientes de Camille, quienes ahora estaban de pie a cada lado como silenciosas estatuas. “Muchos lo están,” dijo ella. “Pero tu no tienes razón para estarlo. Estoy muy complacida contigo. Aunque esperaste hasta el último momento para contactarme, tengo la sensación de que has hecho la decisión correcta.”
El teléfono de Simón eligió ese momento para comenzar a vibrar insistentemente. Saltó, sintiendo un hilillo de sudor frío bajando por su espalda, luego lo sacó de prisa del bolsillo de su chaqueta. “Lo siento,” dijo, abriéndolo de un tirón. “Teléfono.”
Camille lució horrorizada. “No contestes eso.”
Simón comenzó a levantar el teléfono hacia su oído. Mientras lo hacía se las arregló para apretar el botón de la cámara varias veces con su dedo. “Sólo tomará un segundo.”
“Simón.”
Golpeó el botón enviar y luego rápidamente cerró el teléfono de un tirón. “Lo siento. No lo pensé.”
El pecho de Camille estaba elevándose y cayendo con furia, a pesar del hecho de que en realidad no necesitaba respirar. “Exijo más respeto que eso de mis sirvientes,” siseó. “Nunca harás eso de nuevo, o…”
“¿O qué?” dijo Simón. “No puedes herirme, no más de lo que cualquiera puede. Y me dijiste que no sería un sirviente. Me dijiste que sería tu socio.” Se detuvo, dejando la nota justa de arrogancia en su voz. “Tal vez deba reconsiderar mi aceptación a tu oferta.”
Los ojos de Camille se oscurecieron. “Oh, por el amor de Dios. No seas tontito.”
“¿Cómo puedes decir esa palabra?” exigió Simón.
Camille levantó sus delicadas cejas. “¿Cuál palabra? ¿Te molestó que te hubiera llamado tonto?”
“No. Bueno, sí, pero eso no es lo que quiero decir. Dijiste ‘Oh, por…’” Se interrumpió, su voz se quebró. Seguía sin poder decirlo. Dios.
“Porque no creo en él, niño tonto,” dijo Camille. “Y tú todavía lo haces.” Inclinó la cabeza hacia el lado, mirándolo de la forma en que un pájaro miraría a un gusano en la acera que estaba considerando comerse. “Creo que tal vez es tiempo de un juramento de sangre.”
“¿Un... juramento de sangre?” Simón se preguntó si había escuchado bien.
“Olvidé que tu conocimiento de las costumbres de nuestra especie son limitados,” Camille sacudió su cabeza plateada. “Te pediré que firmes un juramento, en sangre, de que eres leal a mí. Te impediré que me desobedezcas en el futuro. Considéralo una especie de… acuerdo prenupcial.” Sonrió, y él vio el destello de sus colmillos. “Vengan.” Chasqueó sus dedos
imperiosamente, y sus esbirros se escurrieron hacia ella, sus cabezas grises curvadas. El primero en alcanzarla le tendió algo que parecía como una anticuada pluma de cristal, del tipo con punto espiral hecha para coger y sostener tinta. “Tendrás que cortarte y extraer tu propia sangre,” dijo Camille. “Normalmente lo haría yo misma, pero la Marca me lo impide. Por lo tanto tenemos que improvisar.”
Simón vaciló. Esto era malo. Muy malo. Sabía lo suficiente acerca del mundo sobrenatural para saber lo que significaban los juramentos para los Submundos. No eran sólo promesas vacías que podían ser rotas. Realmente estaban ligados a su prometedor, como esposas virtuales. Si firmaba el juramento, realmente debería ser leal a Camille. Posiblemente para siempre.
“Ven,” dijo Camille, un toque de impaciencia deslizándose en su voz. “No hay necesidad de holgazanear.”
Tragando, Simón dio un reacio paso hacia adelante, y luego otro. Un sirviente dio un paso frente a él, bloqueando su camino. Estaba alargando un cuchillo hacia Simón, una cosa de aspecto perverso con una hoja como aguja. Simón lo tomó, y lo elevó sobre su muñeca. Luego lo bajó. “Ya sabes,” dijo, “realmente no me gusta mucho el dolor. O los cuchillos…”
“Hazlo,” gruñó Camille.
“Tiene que haber otra forma.”
Camille se levantó de su silla, y Simón vio que sus colmillos estaban completamente extendidos. Realmente estaba enfurecida. “Si no dejas de gastar mi tiempo…”
Hubo una suave implosión, un sonido como de algo enorme echando abajo el centro. Un gran panel reluciente apareció contra la pared opuesta. Camille giró hacia él, sus labios separándose conmocionados cuando vio lo que era. Simón sabía que lo había reconocido, tal como él. Sólo podía ser una cosa.
Un Portal. Y a través de él estaba derramándose al menos una docena de Cazadores de Sombras.
Un aullido sonó a través de la iglesia. _____(tn) se arrastró de rodillas y miró por sobre la esquina del altar. El demonio no era tan grande como ella había pensado primero, pero tampoco era pequeño—cerca del tamaño de un refrigerador, con tres cabezas balanceándose en sus tallos. Las cabezas eran ciegas, con enormes fauces abiertas de las cuales colgaba una ristra de baba verde. El demonio parecía haberse golpeado su cabeza de la izquierda en el altar cuando intentó cogerla, porque estaba sacudiéndola de atrás para adelante como si intentara aclararla.
_____(tn) elevó la mirada salvajemente, pero las figuras en chándal seguían donde habían estado antes. Ninguna de ellas se había movido. Parecían estar observando lo que estaba pasando con un interés desprendido. Giró y miró detrás de ella, pero al parecer no había salidas además de la puerta por la que había llegado, y el demonio estaba bloqueando su camino de regreso a ésta. Dándose cuenta de que estaba perdiendo preciosos segundos, se puso de pie y cogió el athame. Se tiró del altar y se agachó justo cuando el demonio vino por ella de nuevo.
Ella rodó hacia un lado cuando una cabeza, balanceándose sobre un grueso tallo como cuello, se lanzó sobre el altar, su gruesa lengua negra chasqueando, buscándola. Con un grito atascó el athame en el cuello de la criatura una vez, luego lo soltó, arrastrándose hacia atrás y fuera del camino.
La cosa gritó, su cabeza alzándose hacia atrás, sangre negra regándose desde la herida que ella había hecho. Pero no fue un golpe asesino. Mientras _____(tn) observaba, la herida comenzó a curar lentamente, la carne verde negruzca del demonio se entretejió como tela siendo cosida. Su corazón se hundió. Por supuesto. La completa razón para que los Cazadores de Sombras usaran armas con runas era prevenir que los demonios curaran.
Alcanzó la estela en su cinturón con su mano izquierda, y la liberó justo cuando el demonio vino por ella de nuevo. Ella saltó a un lado y se arrojó dolorosamente por las escaleras, rodando hasta que alcanzó la primera fila de bancos. El demonio se giró, moviéndose ruidosamente, y se dirigió hacia ella de nuevo. Dándose cuenta de que seguía apretando tanto la estela como la daga—de hecho, la daga la había cortado cuando rodó, y la sangre estaba manchando rápidamente el frente de su chaqueta—pasó la daga a su mano izquierda, la estela a la derecha, y con desesperada rapidez, cortó una runa enkeli en la empuñadura del athame.
Los otros símbolos en la empuñadura comenzaron a fundirse y a huir como si la runa de
poder angelical se hubiera apoderado de ellas. _____(tn) alzó la mirada; el demonio estaba casi sobre ella, sus tres cabezas alcanzándola, sus bocas abiertas. Impulsándose a sus pies, lanzó su brazo hacia atrás y arrojó la daga tan fuerte como pudo. Para su gran sorpresa, ésta golpeó en el medio de la cabeza derecha en el centro del cráneo, hundiéndose hasta la empuñadura. La cabeza se destrozó cuando el demonio gritó—el corazón de _____(tn) se elevó, y luego la cabeza simplemente cayó, golpeando el suelo con un ruido repugnante. El demonio siguió viniendo de todas formas, arrastrando la ahora cabeza muerta sobre su cuello flácido avanzando después hacia _____(tn).
El sonido de muchos pasos llegó por encima. _____(tn) alzó la mirada. Las figuras en chándal se habían ido, la galería estaba vacía. La vista no era tranquilizadora. Con su corazón bailando un tango en su pecho, _____(tn) se giró y corrió hacia la puerta frontal, pero el demonio era más rápido que ella. Con un gruñido de esfuerzo se lanzó sobre ella y aterrizó delante de las puertas, bloqueando su salida.
Haciendo un ruido silbante, se movió hacia ella, sus dos cabezas vivas balanceándose, luego levantándose, estirándose en toda su longitud con el fin de atacarla. Algo destelló a través del aire, una llama de oro plateado precipitándose. Las cabezas del demonio azotaron alrededor, el siseo elevándose a un grito, pero era demasiado tarde—la cosa plateada que las rodeaba se apretó, y rociando sangre negruzca, las dos cabezas restantes se cortaron. _____(tn) rodó fuera del camino cuando la sangre volando la salpicó, quemando su piel. Luego agachó la cabeza cuando el cuerpo sin cabezas se inclinó, cayendo hacia ella— y se había ido. Cuando se venía abajo, el demonio desapareció, aspirado de vuelta a su dimensión. _____(tn) levantó la cabeza cautelosamente. Las puertas frontales de la iglesia estaban abiertas, y en el camino de entrada estaba Isabelle, con botas y vestido negro, su látigo electrum en mano. Estaba enrollándolo de nuevo lentamente alrededor de su muñeca, mirando alrededor de la iglesia mientras lo hacía, sus cejas juntas en un curioso ceño. Cuando su mirada cayó en _____(tn), sonrió.
“Maldita sea, chica,” dijo. “¿En qué te metiste ahora?”
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El toque de las manos los vampiros sirvientes en la piel de Simón era frío y ligero, como el toque de alas congeladas. Se estremeció un poco mientras ellos desenrollaban la venda alrededor de su cabeza, su áspera piel en la de él, antes de que retrocedieran, inclinándose mientras se retiraban.
Miró alrededor, parpadeando. Momentos atrás, había estado de pie en la luz del sol en la esquina de la Calle Setenta y Ocho y la Segunda Avenida—la había juzgado una distancia suficiente del Instituto para usar la tierra de tumba para contactar a Camille sin despertar sus sospechas. Ahora estaba en una habitación poco iluminada, muy grande, con un suelo liso de mármol y elegantes pilares de mármol sosteniendo un techo alto. A lo largo de la pared izquierda pasaba una fila de cubículos de vidrio, cada uno con una placa de bronce con letras que decían CAJERO. Otra placa de bronce en la pared proclamaba que se trataba de EL BANCO NACIONAL DOUGLAS. Gruesas capas de polvo acolchonaban el suelo y los contadores donde la gente una vez se había parado para escribir cheques o combinaciones de retiro, y las lámparas de latón que colgaban del techo estaban cubiertas de verdete.
En el centro de la habitación había un sillón alto, y en la silla estaba sentada Camille. Su cabello rubio plateado estaba deshecho, y llovía sobre sus hombros como oropel. Su hermoso rostro había sido limpiado de maquillaje, pero sus labios seguían siendo muy rojos. En la oscuridad del banco, eran casi el único color que Simón podía ver.
“Normalmente no estaría de acuerdo en reunirme a horas de luz solar, Daylighter,” dijo ella. “Pero ya que eres tú, he hecho una excepción.”
“Gracias.” Notó que ninguna silla había sido suministrada para él, así que continuó incómodamente de pie. Si su corazón todavía latiera, pensó, habría estado aporreando. Cuando había estado de acuerdo en hacer esto por el Conclave, había olvidado cuánto lo asustaba Camille. Tal vez era ilógico — ¿qué podría hacerle ella realmente? —pero ahí estaba.
“Supongo que esto significa que has considerado mi oferta,” dijo Camille. “Y que te comprometes a ella.”
“¿Qué te hace pensar que estoy de acuerdo?” dijo Simón, esperando que no ella no atribuyera la fatuidad de la pregunta al hecho de que estaba buscando evasivas por tiempo.
Ella pareció medio impaciente. “Difícilmente entregarías en persona la noticia de que has decidido negarte. Estarías asustado de mi temperamento.”
“¿Debería estar asustado de tu temperamento?”
Camille se echó hacia atrás en el sillón de orejas, sonriendo. La silla lucía moderna y lujosa, a diferencia de cualquier otra cosa del banco abandonado. Tenía que haber sido transportada de algún otro lugar, probablemente por los sirvientes de Camille, quienes ahora estaban de pie a cada lado como silenciosas estatuas. “Muchos lo están,” dijo ella. “Pero tu no tienes razón para estarlo. Estoy muy complacida contigo. Aunque esperaste hasta el último momento para contactarme, tengo la sensación de que has hecho la decisión correcta.”
El teléfono de Simón eligió ese momento para comenzar a vibrar insistentemente. Saltó, sintiendo un hilillo de sudor frío bajando por su espalda, luego lo sacó de prisa del bolsillo de su chaqueta. “Lo siento,” dijo, abriéndolo de un tirón. “Teléfono.”
Camille lució horrorizada. “No contestes eso.”
Simón comenzó a levantar el teléfono hacia su oído. Mientras lo hacía se las arregló para apretar el botón de la cámara varias veces con su dedo. “Sólo tomará un segundo.”
“Simón.”
Golpeó el botón enviar y luego rápidamente cerró el teléfono de un tirón. “Lo siento. No lo pensé.”
El pecho de Camille estaba elevándose y cayendo con furia, a pesar del hecho de que en realidad no necesitaba respirar. “Exijo más respeto que eso de mis sirvientes,” siseó. “Nunca harás eso de nuevo, o…”
“¿O qué?” dijo Simón. “No puedes herirme, no más de lo que cualquiera puede. Y me dijiste que no sería un sirviente. Me dijiste que sería tu socio.” Se detuvo, dejando la nota justa de arrogancia en su voz. “Tal vez deba reconsiderar mi aceptación a tu oferta.”
Los ojos de Camille se oscurecieron. “Oh, por el amor de Dios. No seas tontito.”
“¿Cómo puedes decir esa palabra?” exigió Simón.
Camille levantó sus delicadas cejas. “¿Cuál palabra? ¿Te molestó que te hubiera llamado tonto?”
“No. Bueno, sí, pero eso no es lo que quiero decir. Dijiste ‘Oh, por…’” Se interrumpió, su voz se quebró. Seguía sin poder decirlo. Dios.
“Porque no creo en él, niño tonto,” dijo Camille. “Y tú todavía lo haces.” Inclinó la cabeza hacia el lado, mirándolo de la forma en que un pájaro miraría a un gusano en la acera que estaba considerando comerse. “Creo que tal vez es tiempo de un juramento de sangre.”
“¿Un... juramento de sangre?” Simón se preguntó si había escuchado bien.
“Olvidé que tu conocimiento de las costumbres de nuestra especie son limitados,” Camille sacudió su cabeza plateada. “Te pediré que firmes un juramento, en sangre, de que eres leal a mí. Te impediré que me desobedezcas en el futuro. Considéralo una especie de… acuerdo prenupcial.” Sonrió, y él vio el destello de sus colmillos. “Vengan.” Chasqueó sus dedos
imperiosamente, y sus esbirros se escurrieron hacia ella, sus cabezas grises curvadas. El primero en alcanzarla le tendió algo que parecía como una anticuada pluma de cristal, del tipo con punto espiral hecha para coger y sostener tinta. “Tendrás que cortarte y extraer tu propia sangre,” dijo Camille. “Normalmente lo haría yo misma, pero la Marca me lo impide. Por lo tanto tenemos que improvisar.”
Simón vaciló. Esto era malo. Muy malo. Sabía lo suficiente acerca del mundo sobrenatural para saber lo que significaban los juramentos para los Submundos. No eran sólo promesas vacías que podían ser rotas. Realmente estaban ligados a su prometedor, como esposas virtuales. Si firmaba el juramento, realmente debería ser leal a Camille. Posiblemente para siempre.
“Ven,” dijo Camille, un toque de impaciencia deslizándose en su voz. “No hay necesidad de holgazanear.”
Tragando, Simón dio un reacio paso hacia adelante, y luego otro. Un sirviente dio un paso frente a él, bloqueando su camino. Estaba alargando un cuchillo hacia Simón, una cosa de aspecto perverso con una hoja como aguja. Simón lo tomó, y lo elevó sobre su muñeca. Luego lo bajó. “Ya sabes,” dijo, “realmente no me gusta mucho el dolor. O los cuchillos…”
“Hazlo,” gruñó Camille.
“Tiene que haber otra forma.”
Camille se levantó de su silla, y Simón vio que sus colmillos estaban completamente extendidos. Realmente estaba enfurecida. “Si no dejas de gastar mi tiempo…”
Hubo una suave implosión, un sonido como de algo enorme echando abajo el centro. Un gran panel reluciente apareció contra la pared opuesta. Camille giró hacia él, sus labios separándose conmocionados cuando vio lo que era. Simón sabía que lo había reconocido, tal como él. Sólo podía ser una cosa.
Un Portal. Y a través de él estaba derramándose al menos una docena de Cazadores de Sombras.
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
OMJ! OMJ! OMJ!
& ahora que esta pasando!
WAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
Los Jonas están en Suelo Mexicano!
Ese momento en el que envidias al mil a tu mamá, pq ella va a México & tu te quedas en casa! :¬¬:
OMJ! Estamos pisando el mismo suelo Mexicano ellos & yo! :(L):
Respiramos el mismo aire! :(L):
:hug: :hug: :hug: :hug: :hug:
JAJAJAJAJAJJAAJJA
Vuelvo más tarde con más nove! *.*
\^.^/
Lu wH!;*
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad del Ángel Caído - NicholasJ&TU (Adaptación) TERMINADA!
SII ENSERIOO QUE ESTA PASANDOOO???? AHORAA TENGO MAS PREGUNTAAASSS!!!!!..... Y AAAAAAAAAAAIIIIIII!!!!
OTRO CAAAPIISSS!!!!...
BUENO CON RESPECTO A LOS JONAS!!!
YO ESTOY ASI DESDE AYER QUE ME ENTEEREEEE!!!
PERO NADIEN QUIZO LLEVARME!!!! ME DIJERON QUE YA CONQUE IBA A IR AL CONCIERTO ERA SUFICIENTE!!!!!...... Y LE DIJE A MI MA POR QUE NO VIVIMOS EN CHILANGOLANDIA!!!! (OSEA EL DF) JAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!!!!!!!...
PERO BUENO ME CONFORMARE CON VERLO EN LA TV!!!!
P.D. PONDRAS OTRO????... DIGO UN CAPIISSS!!!
OTRO CAAAPIISSS!!!!...
BUENO CON RESPECTO A LOS JONAS!!!
YO ESTOY ASI DESDE AYER QUE ME ENTEEREEEE!!!
PERO NADIEN QUIZO LLEVARME!!!! ME DIJERON QUE YA CONQUE IBA A IR AL CONCIERTO ERA SUFICIENTE!!!!!...... Y LE DIJE A MI MA POR QUE NO VIVIMOS EN CHILANGOLANDIA!!!! (OSEA EL DF) JAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!!!!!!!...
PERO BUENO ME CONFORMARE CON VERLO EN LA TV!!!!
P.D. PONDRAS OTRO????... DIGO UN CAPIISSS!!!
chelis
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