Te amaré, por siempre. {JessicaBauza&ZaynMalik} Terminada.

La alarma indicaba las seis y cuarenta y cinco, hora de levantarse. Me senté en la cama, tallando mis ojos, al abrirlos completamente, la brillante luz del sol hizo que los volviera a cerrar. Luego de unos minutos, camine hasta el baño, para darme una ducha fría. Al salir, tome una toalla y me enrosqué en ella, abrí el armario; saqué lo primero lo primero que tuve a mi mano, y… Mala elección, una camisilla junto con un pantalón de dormir, lo volví a guardar y esta vez, si era algo con lo que pudiese salir.

-Jess. –Entró Kat a mi habitación. –Sé que quieres estar linda para Zayn, pero mueve tu trasero, se nos hace tarde. –Rodé los ojos, y terminé de vestirme apresuradamente.


Había transcurrido la primera hora de clases, matemática. Por desgracia, ninguno de los chicos tenía esa clase conmigo. Caminé por los pasillos en busca de los chicos, pero lo único que había eran personas adulándome, era extraño, era como una diosa para ellos, tan sólo por venir de otro país.

-Comienzo a sentirme como una diosa aquí. –Musité.
-¡Ja! –Chillaron atrás de mí. –Deberías verte en un espejo, tal vez así te darías cuenta de que no me llegas ni a los talones.
-Es mejor que te largues.
-Uh, que lindo Tracy. –Le dijo a su amiga. –La idiota comienza a defenderse.
-Uh, que lindo, la hueca no tiene como defenderse. –Dije, con el mismo tono de Melissa. –Al menos no fui tan puta para abortar. –Agregué. Melissa me miraba sorprendida, mientras las dos amigas de Melissa, me miraban sin entender ¡vaya que eran lentas!
-Stacy, no he entendido nada. –Dijo Tracy.
-¡Se ha enterado del secreto de Mel, tarada! –Contestó Stacy.
-Vaya, te has enterado rápido. –Dijo Melissa. –Lástima que te tengas que enterar de esta manera, que Zayn era el padre. –Sonrió ampliamente. –Sé que ahora están juntos, así que creo que será un problema.
Yo analizaba lo que Melissa acababa de decir, tal vez sería verdad, no creo que Zayn fuese virgen, quizás Liam no me ha dicho la verdad ya que no quiso herirme.
-Creo que es hora de irnos, chicas. –Habló Melissa. -¡Más vale que cierres tu boca, perra! –Susurró al empujarme, cuando paso por mi lado. ¡Ahora sí estaba muerta! Me volteé hacia donde la rubia comenzaba a caminar, apreté mis puños, para lazar el izquierdo, iba a clavar un puño en cualquier lugar de su cuerpo, pero todo fue en vano, ya que, milisegundos después, repentinamente los brazos de Chiqui estaban rodeando todo mi cuerpo.
-Ya, amiga. –Susurró. –No vale la pena. –Sabía que no valía la pena, pero ¡mierda! Como moría por romperle la cara. Toda mi sangre hervía, y esta vez, no era precisamente un sonrojo. Estaba enojada, enfadada, enfurecida, molesta, con cólera, y no era sólo con Melissa, sino con Zayn, que posiblemente, pudo haber sido el padre de ese bebé.
Me zafé con enojo de Chiqui, y caminé hasta el baño, sería el único lugar en donde podría estar sola en estos momentos. No pensaba llorar, sólo pensar, sacar toda esa rabia que traía, y acompañada no era la mejor forma de hacerlo.



La cafetería estaba repleta de personas, y ninguna era Jessica. Estaba desesperado, quería verla, quería besarla, quería abrazarla. ¡Estaba volviéndome un chico sensible! Todo por ella; recuerdo haberme reído de Liam millones de veces cuando conquistaba a Chiqui, y es ahora él quien se reí de mí, irónico.

-Cálmate, amigo. –Decía Niall. –Debe estar con Chiqui o algo así.
-O tal vez no quiere verte. –Argumento Liam, riendo. Fruncí el ceño en su dirección. –Me encanta la venganza.
-Ahora entiendo el parecido entre tú y Kat. –Dije.
-Es algo hereditario. –Dijo Kat. –Pero ya en serio, Zayn. Jess ha de estar por llegar, no es como si no la hubiese visto jamás.
-Lo mismo te decía yo cuando Niall faltaba un día a clases. –Dije, haciendo que todos rieran, menos ella. Estuvo a punto de decirme cualquier insulto, pero la voz de Chiqui la detuvo.
-¡Kat! –Gritó la novia de mi amigo.
-¿Qué sucede, Chiqui? –Preguntó preocupada Kat, por el tono en que hablaba su amiga. La chica se acerco al oído de Kat, y comenzó a susurrar cosas que no pudimos oír.
-¡Hey Chiqui! –Llamó Harry. –Sube un poco el volumen, no he podido escuchar.
-Ese es el punto Styles. –Kat se puso de pie, y comenzó a recoger sus cosas.
-¿A dónde vas, mi amor? –Preguntó Niall.
-Ehm… Voy al baño con Chiqui, ¿cierto Chiqui? Tiene problemas de menstruación, cosas de chicas. –Dijo, claramente, no tenía una excusa preparada.
-Pero, amor. –Decía Liam. –No me habías contado nada. –Le dijo Liam a Chiqui.
-Pues, es que acaba de llegar ahora, bebé. –Dijo Chiqui. –Luego hablamos. –Le lanzó un beso. –Te amo.
-¡Espera! –Grité, antes de que las dos se fueran. – ¿Saben donde esta Jessica?
-Ella está… En la biblioteca, sí, está buscando unos libros, para… Una asignatura. –Estaba nerviosa, conocía suficientemente a Chiqui para saberlo. –Pues, nos vemos chicos.
-No es nuestro día con las chicas. –Se lamentó Louis.
-Lou… Tú ni tienes novia. –Dijo Niall.
-Por la misma razón, Niall. –Reímos.
-Ahora que estamos sólo chicos… -Decía Harry. – ¿Irán a las prácticas para el equipo de fútbol?
-Claro. –Dijimos al unisonó.
-De hecho, ya deberíamos ir. –Dijo Niall.

Tenía alrededor de unos veinte minutos encerrada en este baño. Pensaba y no pensaba, en realidad no sabía qué hacer, y menos que pensar, todo me tenía desconcertada, quería creer que Zayn no era el padre del bebé de Melissa… Aunque, lo fuese o lo dejara de ser, no sería problema mío, después de todo no éramos nada.

-¡Abran la puerta! –Gritaron.
-¡Esta ocupado! –Grité, desde el otro lado de la puerta.
-¡Jessica Bauza, abre la puerta ahora mismo! –Sí, podía deducir, que Katherina Payne era la me hablaba. Me dispuse a abrir la puerta, y ella al verme, se abalanzó a mis brazos, al igual que Chiqui.
-No morí, tranquilas chicas.
-Tenemos unos veinte minutos buscándote. –Dijo Kat.
-Bueno ¿qué sucede?
-¿Qué sucede? –Preguntó Chiqui. –Eso pregunto yo, te has ido con aquella rabia después de lo que sucedió con Melissa.
-Creo, que deberíamos hablar de eso luego, ahora tengo que ir al gimnasio, voy tarde a educación física.


Me dispuse a cambiarme de ropa en los baños del gimnasio. No encontraba mi ropa, ni siquiera la que traía puesta. ¿Cómo mierda podía desaparecer? Buscaba en cada cubículo, en cada casillero, en todas las duchas, ¡nada!
-¿Buscas algo diosa? –Hablo una voz chillona. Volteé mi cuerpo, para encontrarme, con Melissa, y su dúo dinámico, agitando mi ropa con sus manos.
-¡Devuélvemela! –Grité. –Vamos Melissa, entrégame eso ahora.
-Te había dicho que no me llegabas a los talones y no me has creído. –Chasqueó con la lengua. –Muy mala elección. Esto es sólo un pequeño escarmiento para que aprendas que es lo bueno.
-¿Aprender que es lo bueno? Wow, no quiero imaginar lo malo. –Dije con cierta ironía. –No te he hecho nada, ¡piensa un poco lo idiota que te estás volviendo!
-Nos vemos, diosa. –Me guiñó un ojo, saliendo del baño con sus amigas.
¡Había cerrado con seguro! Tal vez moriría aquí para siempre, y jamás volvería a hacer algo que no fuese llorar en el baño. Soltaba alaridos fuertes, aunque no eran lo suficiente para que los oyeran.



Caminaba hasta las duchas del gimnasio, habían terminado las prácticas del equipo. Para variar un poco {noten el sarcasmo}, Louis era el capitán del equipo. ¡Jugaba condenadamente bien! Por otro lado, los chicos y yo, éramos defensas, o delanteros, simple; no jugábamos extremadamente bien, con el maldito de Louis William Tomlinson.

-Eh, ¡Zayn! –Gritó Liam.
-¿Qué sucede, Liam?
-¿Luego de ducharte que harás? –Preguntó.
-Iré a tu casa, quiero ver a Jessica.
-De acuerdo, los chicos también irán. –Dicho esto, camino con sus pantaloncillos sudados hasta su auto. Yo, siempre era el único que se duchaba; jamás podía dejar que me viesen en tal estado.

-¡Ayúdenme por favor! –Escuché un sollozo desde el baño de las chicas, me acerqué hasta este, y junté mi oreja contra la puerta. – ¡Necesito ayuda por favor! –Sonaba como la voz de Jessica.
Intentaba abrir la puerta, pero tenía llave. Me giré, y me encontré con un extintor, rompí con mi puño el vidrio donde se encontraba, y lo tome. Golpeé dos veces la perilla, rompiéndola; para así poder abrir la puerta, o lo que quedase de ella. Al entrar, lo primero que vi, fue a Jessica golpeando las ventanas, en ropa interior.
-¡Jessica! –Corrí hasta ella y la tome por su torso desnudo, alejándola de la ventana, que estaba a punto de romperse. Ella, al percatarse de que era yo, frunció el ceño ¿por qué? –Princesa. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién te ha hecho esto? ¿Por qué estás en ropa interior?
-Melissa. –Frunció el ceño nuevamente. –Necesito ropa, por favor. –Comenzaba a caminar, para buscar mi mochila, la cual la había dejado en la entrada del baño. De ella extraje mi camiseta y unos zapatos. Se le entregué, y rápido ya tuvo todo puesto. La camiseta era lo suficientemente larga como para cubrir lo necesario.


Mientras conducía, miraba de reojo a Jessica, no entendía el por qué de su enojo conmigo. Ella tan sólo fruncía el ceño, y torcía su cara, parecía como si estuviese pensando algo importante.
-¿Por qué estás enojada conmigo? –Pregunté. Ya no podía aguantar más.
-Zayn, ¿eres virgen? –Preguntó.
-¿A qué se debe esa pregunta?
-Responde, ¿eres o no virgen?
-No…
-Eso es suficiente. –Sentenció.
-Pero aún no me has explicado por qué… -Me interrumpió.
-Has silencio. –Decía mientras le subía volumen a la radio. –Quiero escuchar esta canción. –Dicho esto, comenzó a tararear la canción de Stevie Wonder, Isn’t She Lovely, todo un clásico.


Al llegar a la casa de Liam, Jessica bajó rápidamente sin siquiera esperar que yo abriese su puerta. Subió a su habitación sin tomar en cuenta que los chicos se encontraban en el living de la casa, estaba enojada ¿sólo por qué no era virgen?
-¿Qué le ha sucedido? –Preguntó Liam.
-Está enojada. –Musité. –Y no tengo la más mínima idea de por qué.
-Está así desde la mañana. –Objetó Kat. –Chiqui la ha encontrado a punto de golpear a Melissa.
-Sí, y no ha querido decir el por qué. –Habló Chiqui.
-Deberías hablar con ella, amigo. –Dijo Louis.




Tocaba repetidamente la puerta de Jessica, no me iría de aquí jamás, y menos si ella se encontraba enojada conmigo. Me recliné sobre la puerta, estaba un poco cansado de tocar tantas veces aquella puerta, segundos después, me encontraba en el piso de la habitación de Jessica, ella había abierto la puerta ¡gracias al cielo!
-¿Por qué estás enojada conmigo? –Volví a preguntar. Ella me miró con el ceño fruncido.
-Te has acostado con Melissa, la has dejado embarazada, y no bastó eso, sino que dejaste que abortara a tan pequeña criatura. –Decía frustrada.
-¿Qué yo qué? –Estaba completamente atónito.
-De todas formas no tengo nada que reclamarte. –Dijo. –Después de todo, no somos nada.
-¿Nada? Tú eres más que nada para mí, muchísimo más que eso, eres mi chica. –Dije. –No tengo idea de que idioteces te habrá dicho Melissa, pero jamás la he dejado embarazada, ni a ella ni a nadie. –Me acerqué a Jessica. –Te seré sincero, Melissa y yo tuvimos algo, pero jamás dejaría de usar protección ¿me crees tonto o qué?
-Sí, eres un tonto. –Afirmo ella. –Por el simple hecho de haber estado con ella. –Su cara de repugnancia me causo extrema gracia, así que no pude evitar soltar una carcajada. –No sabes toda la cólera que me dio al escuchar lo que me dijo Melissa.
-Suspiré, esa era su manera de pedir disculpas. –Sólo estoy contigo ahora, Jessica. –Dije. – Y, quiero que siempre me escuches a mi primero, luego puedes oír las versiones de los otros, al igual que yo lo haré contigo. –Tome su mano. –Jamás te ocultaría algo que te dañase.