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Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Ahh me encanta Joe
Síguela
Síguela
Síguela
París la ciudad del amor
Síguela
Síguela
Síguela
París la ciudad del amor
nickian
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Capítulo 11.
Entrar con Joe, tomados del brazo, a una disco famosa de Francia me parecía de lo más extraño que podría ocurrirme en la vida. En realidad, jamás se me hubiera ocurrido tener esa clase de beneficios simplemente por un trabajo. Y lo más agradable de todo, era que hacía lo que más me gustaba y obtenía las mejores cosas a cambio. Poco tiempo y había deslumbrado a los mejores empresarios que podían ofrecerme las mejores recomendaciones y solicitudes. No podía desaprovechar nada de lo que se cruzara en mi camino.
Y me sentía mucho más cómoda teniéndolo a Joe a mi lado. Un ex amigo con el que trataba de solucionar los problemas dejados en el pasado, o por lo menos, eso me había propuesto ante la realidad de que pasaríamos mucho tiempo trabajando juntos. Además, yo lo seguía queriendo como el primer día en el que había interferido drásticamente en mi vida, con un pelotazo en mi cabeza. Esas cosas y nuestras risas juntos, jamás podría olvidarlas. Por eso detestaba tanto cuando él me trataba tan mal, sin razón aparente.
—¿No es estupendo? ¡Incluso podemos entrar al vip! —la sonrisa de Joe desbordaba de su cara y me recordaba cuando solíamos ir a comprar helado, caminando por las calles de la ciudad de san Francisco, donde vivíamos. Una heladería muy famosa con el chocolate más delicioso de todos, el que a ambos nos gustaba.
Me sentía rara. En todo momento recordaba momentos vividos al lado de Joe. Cada vez que lo miraba o él me decía algo, era como un diario abierto escrito por mi mente. Ningún detalle se escapaba y un sentimiento extraño afloraba en mi adentro. Junto a una sonrisa un tanto estúpida, cuando lo miraba de reojo.
En realidad, creía estar realmente feliz a su lado. Me resultaba extraño ese sentimiento, porque hacía tiempo que no me sentía tan cómoda al lado de una persona.
—¿Qué te parece si bailamos? —lo tomé del codo antes de que corriera emocionado, a sentarse en uno de los sillones del sector vip, que ofrecía de forma elegante la enorme disco.
Lo tomé de la mano y comenzamos a bailar juntos. La música era pegadiza y bastante sensual como para bailar muy pegados como lo hacían algunas parejas de alrededor nuestro. Su sonrisa había cambiado por una más sutil y delicada, mientras llevaba mi mano detrás de su nuca. Acaricié con sutileza los pequeños pelos que se encontraban en ese sector, suaves y sedosos. Su mano en mi cintura llamó mi atención y una sonrisa, se apoderó de mi rostro. Sus ojos seguían los míos y todo parecía cambiar a mi alrededor, todo se volvía confortable.
Deslicé, delicadamente, mi mano hacia su pecho. Evitando que el contacto visual siguiera en aumento. Quizás porque tenía miedo si algo pasaba entre nosotros dos. Siempre había sentido esa conexión entre nosotros, pero aún no me sentía segura.
—¿No quieres beber algo? —pregunté con una sonrisa, mientras él acomodaba un mechón de pelo detrás de mi oreja.
—No sabía que bebías —levantó sus cejas y reí.
—¿Creías que no? Tienes que ponerte al tanto con la información —le susurré en el oído, debido al volumen de la música que había comenzado a retumbar en el lugar.
—Paso mucho tiempo, ¿eh? —levantó los hombros y frunció sus labios hacia un costado. Suponía que en señal de una verdadera pena.
Lo dejé en el camino hacia el vip que tanto quería ocupar ,mientras yo me encargaba de las bebidas encomendadas. Teníamos gustos similares.
Luego de pagar las bebidas, por el dinero de Joe ante su insistencia, me volteé sobre mis tacos con los tragos aún sobre la barra. Dispuesta a tomar uno con mi mano y esperar a que el barman me entregara la otra.
—¿Qué hace una chica tan hermosa sola en una disco como esta? —entendía algo de francés, pero no había empleado mi tiempo en estudiar en un instituto. Así que poco entendía de lo que aquél hombre, bastante subido en edad a comparación del resto de la gente, me decía.
—Lo siento, no comprendo —me encogí de hombros y bebí un sorbo de mi bebida.
—¿Te invito algo más delicioso y caro? —hablaba con un acento inglés perfecto y me guiñaba un ojo.
—No, gracias —sonreí por educación y tomé el segundo trago que me mantenía en espera.
Dispuesta a alejarme de allí, caminé dos pasos pero mis brazos se vieron interrumpidos por una mano grande y algo áspera. Allí estaba de nuevo, aquél sujeto que poco me interesaba conocer, pero que él parecía dispuesto a insistir aunque mi negación hubiera sido rotunda.
—¿Qué haces? Suéltame, por favor —lo miré molesta pero el seguía sosteniéndome, lastimándome la piel con su fuerza.
—No te hagas la difícil, ya sabemos que clase de mujer sos…
Mi mandíbula había aplastado el piso y se había restituido de forma inmediata, supongo que había sido una ilusión. Pero el sentimiento de sorpresa y desprecio seguían instalados en mi cuerpo y mente, cosechando una furia que atacaría a esa persona frente a mis ojos, en cualquier momento que pudiera recomponerme.
Los tragos desaparecían de mis manos y una cachetada se plantaba en su mandíbula, y estaba dispuesta a más si no hubiera sido por la aparición de la espalda de Joe y sus manos tomando al hombre por el cuello de la camisa.
Joe era un poco más alto que él, y aunque el otro parecía tener más cuerpo. El rostro de mi amigo no parecía muy amigable ante la situación que acontecía.
—¡No te vuelvas a acercar a esta mujer, en tu vida! —me señaló con el dedo índice de su mano desocupada y un revoltijo de sentimientos afloraron en mi estómago, subiendo por todo mi cuerpo— Vamos, ______ —me tomó de los hombros y trato de sacarme de allí entre la multitud que se congregaba a ver el escandalito que habíamos protagonizado.
Solo esperaba que aquello no influyera en nuestros contactos y demás relaciones públicas.
A la salida de la disco, Joe rodeó mis hombros con su campera de cuero y su brazo.
—¿No quieres volver a entrar? —lo miré extrañada ,cuando me incentivó a caminar a través de la calle, alejándonos del lugar
—No —se encogió de hombros—. No es apetecible estar en un lugar como ese.
—¿Seguro? Creí que aprovecharías obtener una parejita francesa —lo codeé, jugando. Y una pequeña risa salió de entre sus dientes.
—¡No puedo dejarte sola! Te metes en muchos problemas y no quiero estar preocupado por ti toda la noche.
—¡Oye! Eso se arregla fácilmente, yo me voy al hotel y tu halagas cuantas chicas veas —sonreí y él me miró pensativo.
—¿En serio lo harías? —arqueó una ceja y reí.
La verdad era que me daba un poco de celos dejarlo conquistando a todas las chicas que pudiera tener, porque era lo que el hacía y lo que podía conseguir por su belleza. Lo extraño era que prefería tenerlo cerca de mí y no verlo con otras mientras le trepaban el cuello.
Pero lo de los celos no iba a compartirlo en voz alta.
—Claro, después de todo, mañana tengo que levantarme temprano para hacer unas fotos en los monumentos de París —me encogí de hombros y le cedí la campera.
—Si mal no recuerdo, yo formo parte de ese trabajo, también—levantó una de sus cejas—. Además, jamás podría abandonarte —comentó un poco sorprendido, ante la idea de que yo pudiera dejarlo ir de forma tranquila a la disco, nuevamente.
—No porque estemos intentando algo entre nosotros, significa que voy a acorralarte a mí —me encogí de hombros, indicando que no era importante para mí.
—Se perfectamente que te mueres de los celos. No podría dejarte si se que te enloquecería verme desaparecer por aquellas puertas negras —indicó con su mirada las puertas de la disco, mientras volvía a tomarme por el mentón y me miraba a los ojos.
No pude ocultar mi sonrisa.
Comenzamos a caminar por una plaza de París, mientras hablábamos como si no nos hubiéramos visto hacía años. Había perdido la cuenta en la que no habíamos hablado porque me desagradaba la idea de pensar como se había disuelto la amistad irrompible que teníamos.
Ante un supermercado abierto en altas horas de la noche, tuve la excelente idea de que no habíamos podido tomar los tragos de la disco. Por lo tanto, teníamos derecho a ingerir algo como si hubiéramos estado allí. Mi loca idea incluía comprar tequila, sal y limón; al recordar una forma sensual de tomar aquella bebida. Quería comenzar a divertirme con Joe, como no lo habíamos hecho hacía muchísimo tiempo. Estaba dispuesta a sorprenderlo.
Con mi dinero compré todo lo necesario para realizar el ritual como se debía, y casi corrimos fuera del supermercado hacia el hotel, cuando una lluvia de verano nos azotó de repente.
Una vez dentro de su habitación en el hotel, nos secamos el cuerpo y la ropa mojada. Mientras él acomodaba su campera de cuero, yo cortaba los limones con un cuchillo que habíamos pedido prestado en la cocina del hotel.
Sentada en el sillón, me arrodillé con la botella de la bebida abierta, un pequeño vaso (prestado también), el potecito con la sal y las rodajas de limón cortadas. Todo ubicado cómodamente en la mesa hacia el costado del sillón. Joe colocado a mi lado, se frotó las palmas de sus manos en los pantalones y me miró ansioso.
—¡Enseñame lo que tienes para mostrarme! —sonreí sugestivamente, pero el problema era que yo había interpretado mal la frase que él me había articulado.
—Bien —me senté sobre su regazo, de frente a él, colocando una rodilla a cada lado de su cadera.
—Esto no puede ser bueno —lo miré con el ceño fruncido y rió, para luego abrazarme en confianza—. Sabes que juego contigo, tontita —pellizcó mi nariz y no estaba segura si podía dividir mis sentimientos a lo real que vivía.
—Coloca tu cabeza hacia el costado —me miró extrañado y le insistí con mi mirada. Una vez que lo hizo, tomé el potecito de sal y lamí en forma recta, sobre la piel de su cuello. Se sobresaltó ante mi roce y sonreí, a centímetros de su piel—. No voy a morderte, lo prometo.
Arrojé sal por toda la línea que había dibujado con mi lengua. Alcé mis cejas en forma de suspenso y él se rió. Coloqué un trozo de limón en su boca, para que lo sostuviera con sus dientes desde la parte de la cáscara. Tomé el pequeño vaso con la bebida servida y respiré profundo.
En cuestión de segundos, lamí la sal en su piel, bebí la bebida ardiente y mordí el limón que se encontraba entre los labios y dientes de Joe. Me quedé mirándolo mientras absorbía el jugo ácido desde sus labios. El abrió lentamente su boca y dejo escapar el trozo de limón. Una sonrisa traviesa atravesó mis labios y no pude evitar reírme a carcajada limpia, ante la expresión de su rostro.
Entrar con Joe, tomados del brazo, a una disco famosa de Francia me parecía de lo más extraño que podría ocurrirme en la vida. En realidad, jamás se me hubiera ocurrido tener esa clase de beneficios simplemente por un trabajo. Y lo más agradable de todo, era que hacía lo que más me gustaba y obtenía las mejores cosas a cambio. Poco tiempo y había deslumbrado a los mejores empresarios que podían ofrecerme las mejores recomendaciones y solicitudes. No podía desaprovechar nada de lo que se cruzara en mi camino.
Y me sentía mucho más cómoda teniéndolo a Joe a mi lado. Un ex amigo con el que trataba de solucionar los problemas dejados en el pasado, o por lo menos, eso me había propuesto ante la realidad de que pasaríamos mucho tiempo trabajando juntos. Además, yo lo seguía queriendo como el primer día en el que había interferido drásticamente en mi vida, con un pelotazo en mi cabeza. Esas cosas y nuestras risas juntos, jamás podría olvidarlas. Por eso detestaba tanto cuando él me trataba tan mal, sin razón aparente.
—¿No es estupendo? ¡Incluso podemos entrar al vip! —la sonrisa de Joe desbordaba de su cara y me recordaba cuando solíamos ir a comprar helado, caminando por las calles de la ciudad de san Francisco, donde vivíamos. Una heladería muy famosa con el chocolate más delicioso de todos, el que a ambos nos gustaba.
Me sentía rara. En todo momento recordaba momentos vividos al lado de Joe. Cada vez que lo miraba o él me decía algo, era como un diario abierto escrito por mi mente. Ningún detalle se escapaba y un sentimiento extraño afloraba en mi adentro. Junto a una sonrisa un tanto estúpida, cuando lo miraba de reojo.
En realidad, creía estar realmente feliz a su lado. Me resultaba extraño ese sentimiento, porque hacía tiempo que no me sentía tan cómoda al lado de una persona.
—¿Qué te parece si bailamos? —lo tomé del codo antes de que corriera emocionado, a sentarse en uno de los sillones del sector vip, que ofrecía de forma elegante la enorme disco.
Lo tomé de la mano y comenzamos a bailar juntos. La música era pegadiza y bastante sensual como para bailar muy pegados como lo hacían algunas parejas de alrededor nuestro. Su sonrisa había cambiado por una más sutil y delicada, mientras llevaba mi mano detrás de su nuca. Acaricié con sutileza los pequeños pelos que se encontraban en ese sector, suaves y sedosos. Su mano en mi cintura llamó mi atención y una sonrisa, se apoderó de mi rostro. Sus ojos seguían los míos y todo parecía cambiar a mi alrededor, todo se volvía confortable.
Deslicé, delicadamente, mi mano hacia su pecho. Evitando que el contacto visual siguiera en aumento. Quizás porque tenía miedo si algo pasaba entre nosotros dos. Siempre había sentido esa conexión entre nosotros, pero aún no me sentía segura.
—¿No quieres beber algo? —pregunté con una sonrisa, mientras él acomodaba un mechón de pelo detrás de mi oreja.
—No sabía que bebías —levantó sus cejas y reí.
—¿Creías que no? Tienes que ponerte al tanto con la información —le susurré en el oído, debido al volumen de la música que había comenzado a retumbar en el lugar.
—Paso mucho tiempo, ¿eh? —levantó los hombros y frunció sus labios hacia un costado. Suponía que en señal de una verdadera pena.
Lo dejé en el camino hacia el vip que tanto quería ocupar ,mientras yo me encargaba de las bebidas encomendadas. Teníamos gustos similares.
Luego de pagar las bebidas, por el dinero de Joe ante su insistencia, me volteé sobre mis tacos con los tragos aún sobre la barra. Dispuesta a tomar uno con mi mano y esperar a que el barman me entregara la otra.
—¿Qué hace una chica tan hermosa sola en una disco como esta? —entendía algo de francés, pero no había empleado mi tiempo en estudiar en un instituto. Así que poco entendía de lo que aquél hombre, bastante subido en edad a comparación del resto de la gente, me decía.
—Lo siento, no comprendo —me encogí de hombros y bebí un sorbo de mi bebida.
—¿Te invito algo más delicioso y caro? —hablaba con un acento inglés perfecto y me guiñaba un ojo.
—No, gracias —sonreí por educación y tomé el segundo trago que me mantenía en espera.
Dispuesta a alejarme de allí, caminé dos pasos pero mis brazos se vieron interrumpidos por una mano grande y algo áspera. Allí estaba de nuevo, aquél sujeto que poco me interesaba conocer, pero que él parecía dispuesto a insistir aunque mi negación hubiera sido rotunda.
—¿Qué haces? Suéltame, por favor —lo miré molesta pero el seguía sosteniéndome, lastimándome la piel con su fuerza.
—No te hagas la difícil, ya sabemos que clase de mujer sos…
Mi mandíbula había aplastado el piso y se había restituido de forma inmediata, supongo que había sido una ilusión. Pero el sentimiento de sorpresa y desprecio seguían instalados en mi cuerpo y mente, cosechando una furia que atacaría a esa persona frente a mis ojos, en cualquier momento que pudiera recomponerme.
Los tragos desaparecían de mis manos y una cachetada se plantaba en su mandíbula, y estaba dispuesta a más si no hubiera sido por la aparición de la espalda de Joe y sus manos tomando al hombre por el cuello de la camisa.
Joe era un poco más alto que él, y aunque el otro parecía tener más cuerpo. El rostro de mi amigo no parecía muy amigable ante la situación que acontecía.
—¡No te vuelvas a acercar a esta mujer, en tu vida! —me señaló con el dedo índice de su mano desocupada y un revoltijo de sentimientos afloraron en mi estómago, subiendo por todo mi cuerpo— Vamos, ______ —me tomó de los hombros y trato de sacarme de allí entre la multitud que se congregaba a ver el escandalito que habíamos protagonizado.
Solo esperaba que aquello no influyera en nuestros contactos y demás relaciones públicas.
A la salida de la disco, Joe rodeó mis hombros con su campera de cuero y su brazo.
—¿No quieres volver a entrar? —lo miré extrañada ,cuando me incentivó a caminar a través de la calle, alejándonos del lugar
—No —se encogió de hombros—. No es apetecible estar en un lugar como ese.
—¿Seguro? Creí que aprovecharías obtener una parejita francesa —lo codeé, jugando. Y una pequeña risa salió de entre sus dientes.
—¡No puedo dejarte sola! Te metes en muchos problemas y no quiero estar preocupado por ti toda la noche.
—¡Oye! Eso se arregla fácilmente, yo me voy al hotel y tu halagas cuantas chicas veas —sonreí y él me miró pensativo.
—¿En serio lo harías? —arqueó una ceja y reí.
La verdad era que me daba un poco de celos dejarlo conquistando a todas las chicas que pudiera tener, porque era lo que el hacía y lo que podía conseguir por su belleza. Lo extraño era que prefería tenerlo cerca de mí y no verlo con otras mientras le trepaban el cuello.
Pero lo de los celos no iba a compartirlo en voz alta.
—Claro, después de todo, mañana tengo que levantarme temprano para hacer unas fotos en los monumentos de París —me encogí de hombros y le cedí la campera.
—Si mal no recuerdo, yo formo parte de ese trabajo, también—levantó una de sus cejas—. Además, jamás podría abandonarte —comentó un poco sorprendido, ante la idea de que yo pudiera dejarlo ir de forma tranquila a la disco, nuevamente.
—No porque estemos intentando algo entre nosotros, significa que voy a acorralarte a mí —me encogí de hombros, indicando que no era importante para mí.
—Se perfectamente que te mueres de los celos. No podría dejarte si se que te enloquecería verme desaparecer por aquellas puertas negras —indicó con su mirada las puertas de la disco, mientras volvía a tomarme por el mentón y me miraba a los ojos.
No pude ocultar mi sonrisa.
Comenzamos a caminar por una plaza de París, mientras hablábamos como si no nos hubiéramos visto hacía años. Había perdido la cuenta en la que no habíamos hablado porque me desagradaba la idea de pensar como se había disuelto la amistad irrompible que teníamos.
Ante un supermercado abierto en altas horas de la noche, tuve la excelente idea de que no habíamos podido tomar los tragos de la disco. Por lo tanto, teníamos derecho a ingerir algo como si hubiéramos estado allí. Mi loca idea incluía comprar tequila, sal y limón; al recordar una forma sensual de tomar aquella bebida. Quería comenzar a divertirme con Joe, como no lo habíamos hecho hacía muchísimo tiempo. Estaba dispuesta a sorprenderlo.
Con mi dinero compré todo lo necesario para realizar el ritual como se debía, y casi corrimos fuera del supermercado hacia el hotel, cuando una lluvia de verano nos azotó de repente.
Una vez dentro de su habitación en el hotel, nos secamos el cuerpo y la ropa mojada. Mientras él acomodaba su campera de cuero, yo cortaba los limones con un cuchillo que habíamos pedido prestado en la cocina del hotel.
Sentada en el sillón, me arrodillé con la botella de la bebida abierta, un pequeño vaso (prestado también), el potecito con la sal y las rodajas de limón cortadas. Todo ubicado cómodamente en la mesa hacia el costado del sillón. Joe colocado a mi lado, se frotó las palmas de sus manos en los pantalones y me miró ansioso.
—¡Enseñame lo que tienes para mostrarme! —sonreí sugestivamente, pero el problema era que yo había interpretado mal la frase que él me había articulado.
—Bien —me senté sobre su regazo, de frente a él, colocando una rodilla a cada lado de su cadera.
—Esto no puede ser bueno —lo miré con el ceño fruncido y rió, para luego abrazarme en confianza—. Sabes que juego contigo, tontita —pellizcó mi nariz y no estaba segura si podía dividir mis sentimientos a lo real que vivía.
—Coloca tu cabeza hacia el costado —me miró extrañado y le insistí con mi mirada. Una vez que lo hizo, tomé el potecito de sal y lamí en forma recta, sobre la piel de su cuello. Se sobresaltó ante mi roce y sonreí, a centímetros de su piel—. No voy a morderte, lo prometo.
Arrojé sal por toda la línea que había dibujado con mi lengua. Alcé mis cejas en forma de suspenso y él se rió. Coloqué un trozo de limón en su boca, para que lo sostuviera con sus dientes desde la parte de la cáscara. Tomé el pequeño vaso con la bebida servida y respiré profundo.
En cuestión de segundos, lamí la sal en su piel, bebí la bebida ardiente y mordí el limón que se encontraba entre los labios y dientes de Joe. Me quedé mirándolo mientras absorbía el jugo ácido desde sus labios. El abrió lentamente su boca y dejo escapar el trozo de limón. Una sonrisa traviesa atravesó mis labios y no pude evitar reírme a carcajada limpia, ante la expresión de su rostro.
Invitado
Invitado
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
JAJAJJAJAJAJAJAJAJA!!!
ESE JOEEEE!!!
ME ENCANTAN SUS GESTOOOSSSS!!
AAII ___ ES MUY TRAVIESAAA!!!
SIGUELAA PORFIISS
ESE JOEEEE!!!
ME ENCANTAN SUS GESTOOOSSSS!!
AAII ___ ES MUY TRAVIESAAA!!!
SIGUELAA PORFIISS
chelis
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
OMG que tremendos! Síguelaaa porfís muero por saber que sigues aves que amo como escribes!
Simplemente es perfecta
Siguelaaaa
Anee cuando dijo " estamos intentado algo juntos"que vellosas morii
Síguela porfís
Simplemente es perfecta
Siguelaaaa
Anee cuando dijo " estamos intentado algo juntos"que vellosas morii
Síguela porfís
Yhosdaly
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
ahhh
proyecto x
en la habitación
siguela
siguela
siguela
pobre joe
proyecto x
en la habitación
siguela
siguela
siguela
pobre joe
nickian
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Capítulo 12.
—¿Quieres probar? —le sacudí la sal en el rostro y la tomó desafiante.
Acomodé mi pelo hacia un costado y él acercó su boca a mi piel. Su respiración me acarició y la piel se me erizó por completo. Solo esperaba que él no pudiera notarlo.
Su lengua formó una línea recta y me mordí los labios antes de que Joe pudiera verme.
Lo que me estaba pasando no era algo normal.
Luego de tirar la sal sobre mi piel y colocar, suavemente, el limón entre mis labios. Tomó el vaso de la mesita y respiró, como yo lo había hecho minutos antes. También duro unos segundos, que me parecieron eternos, pero cuando sus labios succionaron el limón, todo de ellos llegó a los míos y el limón desapareció del medio.
Sus labios chocaron los míos sin nada que se interpusiera y pude sentir el ácido del jugo sobre ellos. Joe me estaba besando de nuevo y ni siquiera estaba segura si era producto del alcohol o la realidad. Pero al sentir sus manos aferrándose en mi cintura y colocándome más cerca a su cuerpo, pude darme cuenta que la verdad era que me estaba besando con desenfreno y me aferraba fuertemente a su torso. Llevé mis brazos alrededor de su cuello y abrí mi boca para dejarlo accionar más cómodamente.
Nos besábamos con desenfreno, pasión y locura. No podía vernos pero el movimiento de nuestros cuerpos podía sentirlo, aunque su beso me volvía más loca de lo que ya me causaba la situación misma. Era increíble, pero un sueño hecho realidad. Quería eso desde hacía mucho tiempo y lo tenía sin siquiera haberlo pensado.
Nuestro beso parecía el desatador de una pasión que había estado oculta hacía mucho tiempo.
Se alejó un momento de mis labios para capturar la piel de mi cuello y suspiré con mi cabeza hacia atrás, cuando mordió levemente mi piel. Sus besos se esparcieron por todo mi pecho y escote del vestido. Pero cuando lo sentí volver a mis labios, se quedó allí, respirando sobre mi boca.
Abrí los ojos y allí estaban los de él, profundos y significativos. Como lo eran cada vez que lo miraba. Aunque un pequeño brillo emanaba en ese momento, algo diferente.
Su mano acarició mi mejilla y la recosté sobre ella, mirándolo. Una sonrisa apareció en mis labios pero luego la expresión seria se apoderó de mi rostro. Necesitaba hablar con él más allá del beso que nos habíamos dado.
—¿Por qué te alejaste de mí? —su caricia en mi mejilla se detuvo, y llevó su mano hacia mi cintura para acercarme más a su cuerpo. Mis manos se apoyaron en sus hombros, para mirarlo directamente a los ojos.
Joe me miraba serio y yo lo hacía de la misma forma.
Suspiró luego de un rato.
—¿Volvemos a lo mismo? Ya te dije que no voy a hablar del tema. Lo importante es que volvimos a estar juntos.
—Como mejor amigo creo que me merezco una explicación de todo.
—Te dije que no, no insistas.
La dureza en sus palabras retumbó en mis oídos.
—¿Por qué? —insistí y las manos de Joe se dirigieron a su cabello para sacudirlo frenéticamente.
—¡No puede ser que te hayas vuelto tan insoportable!
—Admira tu obra maestra, genio —ironizé y quise salirme de encima de su regazo pero su mano me detuvo, sosteniéndome desde los muslos.
—Fue Nick… —suspiró y mis ojos lo miraron confundida.
—¿De qué hablas? ¿Qué tiene que ver Nick con todo lo que nos paso?
—¿Nunca te diste cuenta lo enamorado que está de vos? —su pregunta me golpeó como un rayo. Me había olvidado del beso que Nick me había dado antes de irme a París. También yo le había respondido el beso sin ningún tipo de problema. Pero con todo lo que nos había pasado con Joe, en ningún momento se me cruzó por la cabeza lo que me había sucedido con Nick.
Jamás me había dado cuenta que Nick estaba enamorado de mi, hasta que me besó. Pero tampoco podía suponer por un simple beso que él podía gustar de mí. Podía ser un beso de amigo preocupado o un beso simplemente para demostrarme que le gustaba. Pero… ¿enamorado? Era una palabra muy importante para mi gusto y sobre todo, si venía de la persona que yo creía que había estado a mi lado como mejor amigo y nada más que eso. Yo lo había considerado de esa forma.
—No —le contesté a Joe de forma seca. Escapé de su mirada y me senté al lado suyo.
—Bien. Debes saber que él se hizo tu amiguito todo este tiempo para poder conquistarte. Aprovechó cada segundo de nuestras peleas —me miró serio y yo me sentí fuera de foco.
¿Cómo podía ser posible que dos de mis mejores amigos terminaran decepcionándome?
—No te creo. Nick es la persona más buena que conozco.
—No lo conoces, ese es el punto. Si lo conocieras sabrías cuánto te daño para terminar teniéndote para él solo.
—Él es tu hermano, Joe. ¿No será posible que ustedes se parezcan? —rodó los ojos y me tomó por los hombros.
—Todo lo que nos pasó a nosotros, fue culpa de ese monstruo —sentí su agarre apretándome con fuerza—. Yo nunca quise lastimarte. ¡Ya te lo dije!
—Basta. ¡Suéltame! —traté de alejarme de sus manos que me sujetaban con un poco de violencia, pero él no me dejo— No uses a tu hermano para salvarte. Lo que hiciste lo decidiste vos mismo, Joe. Tu hermano no te empujó para que me insultaras y me maltrataras.
—Él me mintió, yo le creí y me alejé de tu vida. Y eso me provocó un odio que crecía todos los días cuando te veía junto a él sonriendo. Él te hacía feliz.
—Él trato de reemplazar el amigo que desapareció de mi vida —mi mirada penetró la suya y unas lágrimas aparecieron en mis ojos. De solo recordar aquellos momentos en los que tanto había sufrido, la herida volvía a abrirse y me dolía. Era algo que tenía escondido y que encerré muy dentro de mí solo para seguir viviendo mi vida. Comenzar a memorizar todo de nuevo, era más doloroso de lo que creí que podía ser.
—¿No lo entiendes? Yo te amaba y te sigo amando! ¿Crees que podía verte vivir una amistad de puras mentiras? ¡Yo te amé de verdad desde que nos conocimos! —sus manos ocuparon mi rostro y trataron de secar mis lágrimas de forma brusca. Sus dedos eran ásperos.
Pude sentir sus brazos rodéandome y su suspiro corrompió mi oído. Sentí que me desmoraba por dentro.
Sus palabras eran muy fuertes y era lo que esperaba desde hacía mucho. Pero, ¿cómo olvidaba todo lo que tenía en mi pasado?
—¿Quieres probar? —le sacudí la sal en el rostro y la tomó desafiante.
Acomodé mi pelo hacia un costado y él acercó su boca a mi piel. Su respiración me acarició y la piel se me erizó por completo. Solo esperaba que él no pudiera notarlo.
Su lengua formó una línea recta y me mordí los labios antes de que Joe pudiera verme.
Lo que me estaba pasando no era algo normal.
Luego de tirar la sal sobre mi piel y colocar, suavemente, el limón entre mis labios. Tomó el vaso de la mesita y respiró, como yo lo había hecho minutos antes. También duro unos segundos, que me parecieron eternos, pero cuando sus labios succionaron el limón, todo de ellos llegó a los míos y el limón desapareció del medio.
Sus labios chocaron los míos sin nada que se interpusiera y pude sentir el ácido del jugo sobre ellos. Joe me estaba besando de nuevo y ni siquiera estaba segura si era producto del alcohol o la realidad. Pero al sentir sus manos aferrándose en mi cintura y colocándome más cerca a su cuerpo, pude darme cuenta que la verdad era que me estaba besando con desenfreno y me aferraba fuertemente a su torso. Llevé mis brazos alrededor de su cuello y abrí mi boca para dejarlo accionar más cómodamente.
Nos besábamos con desenfreno, pasión y locura. No podía vernos pero el movimiento de nuestros cuerpos podía sentirlo, aunque su beso me volvía más loca de lo que ya me causaba la situación misma. Era increíble, pero un sueño hecho realidad. Quería eso desde hacía mucho tiempo y lo tenía sin siquiera haberlo pensado.
Nuestro beso parecía el desatador de una pasión que había estado oculta hacía mucho tiempo.
Se alejó un momento de mis labios para capturar la piel de mi cuello y suspiré con mi cabeza hacia atrás, cuando mordió levemente mi piel. Sus besos se esparcieron por todo mi pecho y escote del vestido. Pero cuando lo sentí volver a mis labios, se quedó allí, respirando sobre mi boca.
Abrí los ojos y allí estaban los de él, profundos y significativos. Como lo eran cada vez que lo miraba. Aunque un pequeño brillo emanaba en ese momento, algo diferente.
Su mano acarició mi mejilla y la recosté sobre ella, mirándolo. Una sonrisa apareció en mis labios pero luego la expresión seria se apoderó de mi rostro. Necesitaba hablar con él más allá del beso que nos habíamos dado.
—¿Por qué te alejaste de mí? —su caricia en mi mejilla se detuvo, y llevó su mano hacia mi cintura para acercarme más a su cuerpo. Mis manos se apoyaron en sus hombros, para mirarlo directamente a los ojos.
Joe me miraba serio y yo lo hacía de la misma forma.
Suspiró luego de un rato.
—¿Volvemos a lo mismo? Ya te dije que no voy a hablar del tema. Lo importante es que volvimos a estar juntos.
—Como mejor amigo creo que me merezco una explicación de todo.
—Te dije que no, no insistas.
La dureza en sus palabras retumbó en mis oídos.
—¿Por qué? —insistí y las manos de Joe se dirigieron a su cabello para sacudirlo frenéticamente.
—¡No puede ser que te hayas vuelto tan insoportable!
—Admira tu obra maestra, genio —ironizé y quise salirme de encima de su regazo pero su mano me detuvo, sosteniéndome desde los muslos.
—Fue Nick… —suspiró y mis ojos lo miraron confundida.
—¿De qué hablas? ¿Qué tiene que ver Nick con todo lo que nos paso?
—¿Nunca te diste cuenta lo enamorado que está de vos? —su pregunta me golpeó como un rayo. Me había olvidado del beso que Nick me había dado antes de irme a París. También yo le había respondido el beso sin ningún tipo de problema. Pero con todo lo que nos había pasado con Joe, en ningún momento se me cruzó por la cabeza lo que me había sucedido con Nick.
Jamás me había dado cuenta que Nick estaba enamorado de mi, hasta que me besó. Pero tampoco podía suponer por un simple beso que él podía gustar de mí. Podía ser un beso de amigo preocupado o un beso simplemente para demostrarme que le gustaba. Pero… ¿enamorado? Era una palabra muy importante para mi gusto y sobre todo, si venía de la persona que yo creía que había estado a mi lado como mejor amigo y nada más que eso. Yo lo había considerado de esa forma.
—No —le contesté a Joe de forma seca. Escapé de su mirada y me senté al lado suyo.
—Bien. Debes saber que él se hizo tu amiguito todo este tiempo para poder conquistarte. Aprovechó cada segundo de nuestras peleas —me miró serio y yo me sentí fuera de foco.
¿Cómo podía ser posible que dos de mis mejores amigos terminaran decepcionándome?
—No te creo. Nick es la persona más buena que conozco.
—No lo conoces, ese es el punto. Si lo conocieras sabrías cuánto te daño para terminar teniéndote para él solo.
—Él es tu hermano, Joe. ¿No será posible que ustedes se parezcan? —rodó los ojos y me tomó por los hombros.
—Todo lo que nos pasó a nosotros, fue culpa de ese monstruo —sentí su agarre apretándome con fuerza—. Yo nunca quise lastimarte. ¡Ya te lo dije!
—Basta. ¡Suéltame! —traté de alejarme de sus manos que me sujetaban con un poco de violencia, pero él no me dejo— No uses a tu hermano para salvarte. Lo que hiciste lo decidiste vos mismo, Joe. Tu hermano no te empujó para que me insultaras y me maltrataras.
—Él me mintió, yo le creí y me alejé de tu vida. Y eso me provocó un odio que crecía todos los días cuando te veía junto a él sonriendo. Él te hacía feliz.
—Él trato de reemplazar el amigo que desapareció de mi vida —mi mirada penetró la suya y unas lágrimas aparecieron en mis ojos. De solo recordar aquellos momentos en los que tanto había sufrido, la herida volvía a abrirse y me dolía. Era algo que tenía escondido y que encerré muy dentro de mí solo para seguir viviendo mi vida. Comenzar a memorizar todo de nuevo, era más doloroso de lo que creí que podía ser.
—¿No lo entiendes? Yo te amaba y te sigo amando! ¿Crees que podía verte vivir una amistad de puras mentiras? ¡Yo te amé de verdad desde que nos conocimos! —sus manos ocuparon mi rostro y trataron de secar mis lágrimas de forma brusca. Sus dedos eran ásperos.
Pude sentir sus brazos rodéandome y su suspiro corrompió mi oído. Sentí que me desmoraba por dentro.
Sus palabras eran muy fuertes y era lo que esperaba desde hacía mucho. Pero, ¿cómo olvidaba todo lo que tenía en mi pasado?
- Hola Chicas!:
- Hola Chicas Como estan? espero que bien... bueno les quería decir que no subiré cap hasta el miercoles o martes ya que me voy de vacaciones.. por eso subi capitulo ahora ya que hoy me voy :] espero que les guste el cap y el miercoles subiré dos caps para recomensarlo. Espero que disfruten este cap y que les guste :] Las quiero!♥
Invitado
Invitado
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Joe y _____ tienen que estr juntos, siguela amo tu novela
CatyJonas
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
CIELOSSS!!!...... FUE NICK?????
AAII NO LO PUEDO CREEERRR!!!!!!!
Y TENGO QUE ESPERAR HASTA EL MIERCOOLEEESSS!!!!!?????
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH :wut:
..............
OKIS ESPERAREEE!!
DIVIERTETEEEEEE!!!!
AAII NO LO PUEDO CREEERRR!!!!!!!
Y TENGO QUE ESPERAR HASTA EL MIERCOOLEEESSS!!!!!?????
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH :wut:
..............
OKIS ESPERAREEE!!
DIVIERTETEEEEEE!!!!
chelis
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
ahh fue Nick??
ya me lo imaginaba pero que malo :wut:
que le dijo a Joe??
siguela pronto!!
ya me lo imaginaba pero que malo :wut:
que le dijo a Joe??
siguela pronto!!
aranzhitha
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