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Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Nombre: Tequila y Amor
Autor: Dani Gimenez
Adaptación: No
Género: Drama/Romance
Advertencias: Por Ahora Ninguna :)
Otras páginas: Si, En Facebook
Hola Chicas, Me llamo Agustina y esta es la tercera novela que subo en el foro, La Novela NO es mía, Pero me encanto tanto que quería compartirla con ustedes, espero que les guste tanto como A Mi :)
Prólogo.
______ Vivaldi y Joseph Jonas habían sido los mejores amigos desde que un accidente con una pelota, arrojada por Joe, provocó su brusco encuentro.
“Sentada en el columpio de madera, me balanceaba de adelante hacia atrás y sentía como el aire chocaba contra mis mejillas. Mi pelo se movía de un lado a otro, rebelde contra el aire fresco mientras mi sonrisa se ampliaba con cada empuje obsequiado por los brazos de mi madre.
Todo era perfecto aquella tarde, hasta que una pequeña pelota cayó sobre mi cabeza mientras me bajaba por mi propia cuenta, de aquel columpio que tanto me agradaba. Tuve un pequeño mareo y caí sentada sobre la arena de la plaza de juegos y comencé a llorar, sentada allí bajo la luz tardía del sol. Mi madre se acercó para observar cuanto era el daño que me había causado aquella pelota de béisbol que había impactado contra mi pequeña cabeza.
— ¡Lo siento, yo no quise golpearte! —un niño de mi edad llegaba corriendo desde lejos y se justificaba ante el accidente que había provocado.
—Tranquilo, fue un accidente —respondió mi madre, quien se encargaba de secar mis lágrimas rebeldes—Pero ten más cuidado con la fuerza con la que tiras la próxima vez, te puedes lastimar tú también.
Observé al niño en cuestión, quien me miraba desde su altura (más o menos igual a la mía) y se balanceaba hacia los costados con sus manos detrás de la espalda. Sus mejillas comenzaron a arder de un color rosado cuando lo miré a los ojos, aunque serían fáciles de colorearse en todo momento porque no tendía a tener una tez demasiado curtida.
— ¿Están todos bien? —otra persona llego corriendo, agitada. Pero se trataba de un hombre más o menos de la edad de mi mamá, quien se parecía bastante al niño que esperaba parado de frente a mí.
—No se preocupe, solo fue un golpe de niños —volvió a responder mi madre, mientras yo seguía interesada en inspeccionar al pequeño que me había golpeado. Algo en él llamaba mi atención, y aunque no sabía por qué, yo iba a tratar de averiguar qué era lo que mi mente tenía planeado con él.
Una sonrisa apareció en su rostro luego de un rato, mientras nuestros padres habían decidido sentarse a hablar en una banca de la enorme plaza, mientras nosotros hacíamos lo mismo a sus pies y solo tendíamos a mirarnos.
Ni una palabra había escapado de nuestros labios. Apenas los habíamos movido para sonreírnos.
Yo lo había observado detenidamente, distinguiendo unos ojos color almendra un tanto transparentes donde mi reflejo se veía demasiado bien. Su pelo estaba cortado un poco largo y recto, mientras que su cara tendía a ser redonda. Pero cuando sonreía, tenía la sonrisa más dulce que había visto en un niño de nuestra edad.
Nunca nadie me había sonreído así, y me gustaba que lo hiciera. Así que trataba de sonreírle varias veces para que pudiera responderme, y lo hacía.
Cuando el padre le cedió unos anteojos me sorprendí, y esperé expectante para ver cómo le quedaban en su rostro. Pero me llevé otra sorpresa al notar que no le quedaban para desagradables y que todo parecía asentarle bien a él.
Y desde ese punto, comencé a admirar su belleza natural.
—Me llamo Joe… —se presentó y fue el puntapié a todo.
—Soy ______… —le sonreí y el correspondió como siempre.”
Y allí empezó su relación de amistad, pero lo que menos iban a esperar era que esa relación pudiera crecer a más allá de una simple amistad.
Ella había quedado encantada con él desde su primer encuentro espontáneo. Pero a él le iba a tomar un poco más de tiempo en darse cuenta lo que sentía por ella y lo que veía a través de sus ojos, cuando ella le ofrecía una sonrisa iluminada por el brillo de sus magníficos ojos.
Autor: Dani Gimenez
Adaptación: No
Género: Drama/Romance
Advertencias: Por Ahora Ninguna :)
Otras páginas: Si, En Facebook
Hola Chicas, Me llamo Agustina y esta es la tercera novela que subo en el foro, La Novela NO es mía, Pero me encanto tanto que quería compartirla con ustedes, espero que les guste tanto como A Mi :)
Prólogo.
______ Vivaldi y Joseph Jonas habían sido los mejores amigos desde que un accidente con una pelota, arrojada por Joe, provocó su brusco encuentro.
“Sentada en el columpio de madera, me balanceaba de adelante hacia atrás y sentía como el aire chocaba contra mis mejillas. Mi pelo se movía de un lado a otro, rebelde contra el aire fresco mientras mi sonrisa se ampliaba con cada empuje obsequiado por los brazos de mi madre.
Todo era perfecto aquella tarde, hasta que una pequeña pelota cayó sobre mi cabeza mientras me bajaba por mi propia cuenta, de aquel columpio que tanto me agradaba. Tuve un pequeño mareo y caí sentada sobre la arena de la plaza de juegos y comencé a llorar, sentada allí bajo la luz tardía del sol. Mi madre se acercó para observar cuanto era el daño que me había causado aquella pelota de béisbol que había impactado contra mi pequeña cabeza.
— ¡Lo siento, yo no quise golpearte! —un niño de mi edad llegaba corriendo desde lejos y se justificaba ante el accidente que había provocado.
—Tranquilo, fue un accidente —respondió mi madre, quien se encargaba de secar mis lágrimas rebeldes—Pero ten más cuidado con la fuerza con la que tiras la próxima vez, te puedes lastimar tú también.
Observé al niño en cuestión, quien me miraba desde su altura (más o menos igual a la mía) y se balanceaba hacia los costados con sus manos detrás de la espalda. Sus mejillas comenzaron a arder de un color rosado cuando lo miré a los ojos, aunque serían fáciles de colorearse en todo momento porque no tendía a tener una tez demasiado curtida.
— ¿Están todos bien? —otra persona llego corriendo, agitada. Pero se trataba de un hombre más o menos de la edad de mi mamá, quien se parecía bastante al niño que esperaba parado de frente a mí.
—No se preocupe, solo fue un golpe de niños —volvió a responder mi madre, mientras yo seguía interesada en inspeccionar al pequeño que me había golpeado. Algo en él llamaba mi atención, y aunque no sabía por qué, yo iba a tratar de averiguar qué era lo que mi mente tenía planeado con él.
Una sonrisa apareció en su rostro luego de un rato, mientras nuestros padres habían decidido sentarse a hablar en una banca de la enorme plaza, mientras nosotros hacíamos lo mismo a sus pies y solo tendíamos a mirarnos.
Ni una palabra había escapado de nuestros labios. Apenas los habíamos movido para sonreírnos.
Yo lo había observado detenidamente, distinguiendo unos ojos color almendra un tanto transparentes donde mi reflejo se veía demasiado bien. Su pelo estaba cortado un poco largo y recto, mientras que su cara tendía a ser redonda. Pero cuando sonreía, tenía la sonrisa más dulce que había visto en un niño de nuestra edad.
Nunca nadie me había sonreído así, y me gustaba que lo hiciera. Así que trataba de sonreírle varias veces para que pudiera responderme, y lo hacía.
Cuando el padre le cedió unos anteojos me sorprendí, y esperé expectante para ver cómo le quedaban en su rostro. Pero me llevé otra sorpresa al notar que no le quedaban para desagradables y que todo parecía asentarle bien a él.
Y desde ese punto, comencé a admirar su belleza natural.
—Me llamo Joe… —se presentó y fue el puntapié a todo.
—Soy ______… —le sonreí y el correspondió como siempre.”
Y allí empezó su relación de amistad, pero lo que menos iban a esperar era que esa relación pudiera crecer a más allá de una simple amistad.
Ella había quedado encantada con él desde su primer encuentro espontáneo. Pero a él le iba a tomar un poco más de tiempo en darse cuenta lo que sentía por ella y lo que veía a través de sus ojos, cuando ella le ofrecía una sonrisa iluminada por el brillo de sus magníficos ojos.
Última edición por Agus_Jonas98 el Vie 01 Feb 2013, 3:31 pm, editado 1 vez
Invitado
Invitado
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
siguela, primera lectora ya me debes conocer!! me encanto, siguela porfiss!!! shiiiii
sophia (bang)
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
hola hola ya llegue!! nuena lectora!!
me encanto!! ya me imagino a Joe asi todo tierno!!
siguela!!
me encanto!! ya me imagino a Joe asi todo tierno!!
siguela!!
aranzhitha
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Capítulo 1.-
Daba vueltas en el sillón sin poder dormirme. Supuestamente, me despertaría el timbre de la puerta como me había dicho. Pero algo me molestaba y no me dejaba dormir.
Él estaba de huésped en mi departamento, yo se lo había ofrecido cuando una, de las tantas mujeres por las que había pasado, lo echó del departamento.
Más bien era un favor hacia su familia, que yo tanto apreciaba.
Había detestado la simple idea de tenerlo como compañero de departamento desde el primer momento en el que me lo habían preguntado, simplemente porque nuestra relación no era la más apacible de todas. No podíamos mirarnos sin empezar a decirnos lo primero que se cruzaba por nuestras mentes. Y no recordaba habernos dicho algún cumplido en aquellas súbitas conversaciones.
Mi técnica para convivir en paz era, no dirigirnos la palabra mientras estuviéramos dentro de las mismas cuatro paredes.
El departamento estaba conformado por una cocina, una sala de estar y un simple pasillo que conducía hacia el baño y la habitación de dormir.
Si, una habitación en todo un departamento que convivían dos personas. Las cuales apenas podían saludarse con una pizca de interés.
Sus actitudes hacia mi persona eran simplemente asquerosas porque, podía admitir que apenas recordaba que yo era una mujer a la que debía respetar como a cualquier otra. Me trataba como si fuera solo un mueble más del departamento y me insultaba como si yo tuviera oídos sordos o fuera impermeable a sus cuchillazos constantes. Su lengua afilada era insaciable y no podía deducir como conquistaba a tantas mujeres por día. Aunque si deducía como había terminado su última relación, no creía que terminaba siendo demasiado soportable con el correr de los días. Había que admitir que no todas las mujeres irían a soportar a un hombre sin empleo y que solo pagaba sus gastos en alcohol, de la poca plata que mantenía en su bolsillo.
Para ser sinceros, la mayoría de los gastos terminaban siendo financiados por sus hermanos, cuando pasaban a buscar su cuerpo abatido por el bar de donde él los llamaba desde su nube alcoholizada.
Aquel hombre solo contaba con varios puntos a favor si nos referíamos a su cuerpo varonil, que había desarrollado muy bien en su adolescencia. No podía envidiar a ningún otro cuerpo viril porque tenía demasiado con qué pelear. Y aunque era muy deleitable verlo pasearse mostrando su cuerpo luego de haber tomado un baño. Mis nervios afloraban de solo pensar que no podía resistirme ante sus músculos o pensarlo en alguna situación carnal.
Bien, quizá lo había imaginado un poquito en relación a lo que se trataba de mí.
Pero era una mujer con hormonas. ¿No era normal pensar en eso con cualquier hombre? Yo creía que sí, así que esa era mi excusa perfecta. Y allí daba por terminado mi debate racional.
¿Les gustaría saber si alguna vez había tenido una relación más normal o más agradable con él? Si alguna vez había sido así, ya no lo recordaba. Sus insultos habían borrado muchos momentos felices del pasado.
Comenzaba a darme cuenta que en lugar de tratar de dormir, había comenzado a pensar en Joe más de lo debido. Y entre ese desliz mental y las divisiones del sillón que se abrían a cada movimiento brusco de mi cuerpo, realmente no estaba muy feliz con respecto al porqué esperaba casi despierta a altas horas de la madrugada sobre ese mueble incómodo.
Rendida me senté y suspiré sonoramente. Caminé con mis pies descalzos por la alfombra suave de la sala de estar, pisé el frío parqué de madera y por fin llegué a la cocina, casi completamente a oscuras. La luz de la luna, que hacía aparición por el ventanal, ofrecía una luz natural que podía alumbrar casi toda la cocina por el ventanal que daba a un pequeño balcón con vista a la calle, donde se encontraba la entrada al edificio.
Me serví un vaso con leche y a paso lento me dirigí a abrir el ventanal. Me encontré, rápidamente, con la brisa de madrugada que erizó mi piel. A pesar de que era verano, por las noches refrescaba bastante.
Me apoyé en la baranda y fui bebiendo de a poco la leche, deseando que eso provocara mi sueño. Pero algo me despertó, inesperadamente. Vi a lo lejos, tres pisos más abajo, dirigiéndose hacia la entrada del edificio, al cretino de mi compañero de departamento y a alguien más junto a él.
Habíamos acordado nada de visitas por la noche, pero él se hartaba en no cumplir las reglas impuestas desde un principio.
Salí del balcón y apoyé el vaso en la mesada, molesta. No lo suficiente como para romperlo, lo cual agradecía.
Justo cuando llegué al portero, el timbre sonó y apreté el botón para que pasara la primera puerta. Esperé mientras pensaba miles de argumentos negativos para decirle y que no entrara con la persona que traía con él.
Finalmente, luego de unos largos quince minutos, sonó el timbre de la puerta y caminé para ir a abrirla. Al hacerlo, me encontré con él y acuestas, pasando el brazo por sus hombros, su mejor amigo, John. En un terrible estado, totalmente pasado de copas.
—Por Dios Joseph, ¿qué le hiciste? —miré preocupada a John y éste, parecía estar ido por completo.
—Yo no le hice nada, tomo por demás, eso es todo —se notaba que Joe había estado tomando, pero por suerte no había llegado al estado de John. Si lo hubiera hecho, seguramente yo tendría que haberlos ido a buscar, ya que sus hermanos ya no soportaban tener que ir por él cada vez que terminaba tirado en la calle, totalmente descompuesto. Y tampoco querían que su madre sospechara. Muy a mi pesar, los ayudaba para que eso no sucediera.
— ¿Por qué lo trajiste acá Joe? Habíamos quedado que ninguno de los dos traía a nadie —me crucé de brazos y veía como intentaba hacer entrar a su amigo.
—No seas cruel, ______(Tu apodo). Está borracho, se irá bien temprano.
¿Me había llamado _____(tu apodo)? ¿Desde cuándo lo hacía? Definitivamente estaba borracho.
— ¿Temprano? Joseph, son las cinco de la mañana, si quiero que desocupe mi departamento con su pestilencia, tendría que irse dentro dos horas.
—Es sábado, no seas molesta hoy, ¿sí? —y yo que empezaba a disfrutar el Joseph borracho y bueno Además, recuerda que compartimos este lugar, pago la mitad del alquiler, es un amigo necesitado así que puede quedarse.
—Pagas gracias al dinero de tus hermanos —enfrenté sus ojos helados.
—Pero lo pago, ¿no? Eso es lo único que necesitas —se acercó lo suficiente para que su aliento rozara mi nariz e hiciera una mueca de disgusto ante su aliento. Me sonrió.
—Voy a prepararle el sillón —suspiré rendida y me dirigí hacia la habitación que había estado dormitando muchos minutos antes.
Luego de que acomodé el sillón para que la visita durmiera lo suficientemente cómodo, me dirigí a dónde creía que estaban esperando, pero me encontré con la nada misma. Escuché movimientos, provenientes de la habitación, y me dirigí allí. La puerta estaba abierta y vi a Joe acomodando a su amigo en una de las camas. Miré incrédula la escena y cuando terminó, me le acerqué con el ceño fruncido.
— ¿Qué se supone que hiciste? —se volteó, quedando enfrentado a mí.
—Lo acosté para que pueda dormir. ¿No es obvio? —me dijo, con un tono de sarcasmo en su voz.
—Lo acostaste en MI cama Joseph, ¿dónde se supone que voy a dormir? —señalé, donde estaba recostado John.
—No lo sé, ¿en el sillón? —se encogió de hombros y tomó los comienzos de su remera para sacársela.
¿Por qué en ese preciso momento que debía ser dura, él decidía por dejar su torso trabajado al descubierto? Podía odiarlo, pero era mujer y tenía hormonas.
-ven aquí —tomé su mano y bruscamente lo arrastré fuera de la habitación. Cerré la puerta y lo apoyé contra ésta, con mi mano en su pecho—. Yo no tengo porqué dormir en el sillón cuando la visita es TU amigo. ¡Duerme tú en el sillón! —señalé con mi dedo índice, sobre su pecho.
—No seas fastidiosa —trató de salirse de mi apresamiento, pero falló.
— ¡Te vas a dormir al sillón! —lo miré aún más fastidiosa.
Tenía ganas de arrancarle, una por una, las enormes cejas que lo hacían lucir como un adolescente, aunque ya estuviera grandecito.
—Vamos… —se relamió ante mis ojos, como un gato— Con todas tus trasnochadas, supongo que habrás dormido en peores lugares —le pegué una cachetada y tomó la mejilla, víctima de mi golpe, con su mano.
—No tienes derecho a ser un hombre para tener trato con una mujer. No lo mereces. Eres un mal educado. ¿Crees que todas las mujeres somos como con las que te acostaste? Já, que equivocado estás —lo dejé libre y me volteé para ir hacia el living.
— ¿Acaso no lo son? No conocí a ninguna que pidiera lo contrario cuando estaba conmigo —dijo, al tomarme bruscamente del brazo y voltearme. Fulminándome con la mirada.
—Porque siempre fuiste a buscarlas a un prostíbulo. No creo que pidan otra cosa que dinero. Aunque a pesar de su trabajo, tienen sentimientos, ¿sabes? Pero claro, los hombres solo buscan satisfacerse y listo.
—Lindo pijama… —lo miré extrañada.
Su mano tomó el comienzo de mi escote, estiró la tela echó un vistazo y lo soltó. Se alejó caminando hacia el baño mientras se iba desabrochando su cinturón. Solo en un momento se dio vuelta para darme una maliciosa sonrisa y siguió caminando.
— ¡No estás bien de la cabeza! —grité, furiosa.
Lo que había hecho revolvió mi estómago, pero también algo dentro de mí quería saber qué podría sentir, si su piel tocaba la mía.
¿Qué estaba pensando? Lo odiaba, por más que lo deseara, él no iba a tocarme un pelo. Lo que había hecho, era porque quería jugar conmigo, eso era todo.
— ¡Estúpido! —fue lo último que grité, antes de dirigirme molesta al sillón.
Traté de acomodarme de alguna forma en la cual pudiera dormir cómodamente, pero ese sillón era imposible, mi espalda ya a esa altura dolía demasiado y no iba a arriesgarme mucho más. Tomé la almohada y la colcha que tenía para taparme, colocándolas sobre la alfombra. Me recosté y respiré profundamente, deseando poder dormirme pronto, esperando que mi fin de semana libre no fuera peor por la mañana.
***
Sentía una respiración agitada sobre mi frente. La respiración se alejaba y sentía que alguien se movía a mí alrededor, desesperado, y luego volvía esa respiración incesante en mi rostro. Me volteé molesta, queriendo dormir un poco más. Pero luego de un minuto algo baboso y frío toco mi mejilla provocando que me levantara sobresaltada.
— ¡Elvis! —el, ya no tan pequeño, perro de uno de mis mejores amigos, se había abalanzado contra mí y jugaba gustoso sobre mi cuerpo— ¿Qué estás haciendo aquí? —formulé una pregunta sin repuesta, mientras carcajeaba por sus acciones.
— ¡Perro tonto! —Escuché la voz de mi mejor amigo— ¡Te dije que te quedaras en la cocina! ¿No puedo dejarte solo por un segundo? —reí por el ceño fruncido que accionaban sus finas cejas. Aparté al perro juguetón y noté que tenía otra manta más sobre mi cuerpo.
— ¿Y esta colcha? —pregunté confundida, hacia la nada.
—Ya la tenías cuando llegué —lo miré confundida y le sonreí.
—Nick, ¿Qué estás haciendo aquí? —recogí las cosas y las tiré sobre el sillón.
—Vine a preparar un desayuno a mi mejor amiga. Según me enteré, anoche ciertas personas anduvieron de fiesta, y vos dormiste en el sillón.
—En el suelo… ¿Qué te puedo decir? Es la vida que merezco por ser tan ciegamente amable y ayudar a los demás —me encogí de hombros y fui hasta él para darle un cálido abrazo de saludo.
—Me siento culpable, prácticamente te obligué a que nos ayudaras con este problema.
—Nick, sabes perfectamente, que aunque me hubieras obligado nunca hubiera aceptado si no fuera por tu mamá —pasé mi brazo por detrás de sus hombros y caminamos hacia la cocina— ¿Y el cretino de tu hermano? —dije, cuando noté que no había rastros, ni movimientos de Joe.
—Apenas llegué lo vi agarrarse una manzana y salir a correr. Se levantó temprano a pesar de que se acostó tarde —lo miré sorprendida. Hice una mueca levantando las cejas, sin creer lo que escuchaba.
—Vaya, me dejas atónita. Ni un solo día se levantó antes que yo, es raro —Nick rió—. Ahora quiero que me digas que es lo que huele tan bien —volvió a carcajear y le sonreí en respuesta.
—Hice panqueques, café y jugo de naranja —mi boca calló al piso. Se veía mejor de lo que sonaba.
—Wow, ¿por qué tanto? —me senté en la mesa, de frente a mi plato.
—Te lo mereces —me ofreció una sonrisa.
Comenzamos a desayunar los dos juntos, en compañía de Elvis, con una charla amena, que no involucraba a su hermano en ningún sentido.
—Nos vemos después, y voy a tratar de convencer a Joe para que valla a cenar también esta noche —despedía a Nick desde la puerta del departamento, mientras él, en sus rodillas, le colocaba el collar a Elvis para marcharse.
—Gracias, _____. Nos vemos en la noche —me sonrió y se acercó para besar mi mejilla antes de irse.
Cuando cerré la puerta, deduje que todavía estaba completamente sola. Debía aprovechar el momento y tomar un relajante baño en la bañera. De esa forma, estaría más relajada al momento de tener que hablar con Joe y convencerlo de cenar en la casa de su madre esa noche.
Me dirigí al baño, coloqué el tapón de la bañera, encendí la canilla y dejé correr el agua. Volqué un poco de sales dentro mientras se iba cargando. Tomé una toalla y me dirigí a la habitación para desvestirme. Una vez que lo hice, rodeé mi cuerpo con la tela áspera y caminé descalza por el parqué hasta llegar a la puerta del baño qué, curiosamente, estaba cerrada. Alcé una ceja, confundida. Estaba segura que la había dejado abierta.
En fin, no era necesario detenerse en esos detalles cuando tranquilamente podría haberse cerrado por una brisa del pasillo. Pero, al abrir la puerta, la imagen que mis ojos encontraron me dejaron completamente dura, no podía moverme y no sabía por qué, algo me incitaba a seguir mirando.
Nunca había creído que la línea de su columna, que comenzaba por debajo de su nuca, fuera tan atractiva. Recorrí todo el camino que ella conducía, y mi vista llegó a su bien formada parte trasera.
Algo no estaba bien, no podía detener mi mirada.
Daba vueltas en el sillón sin poder dormirme. Supuestamente, me despertaría el timbre de la puerta como me había dicho. Pero algo me molestaba y no me dejaba dormir.
Él estaba de huésped en mi departamento, yo se lo había ofrecido cuando una, de las tantas mujeres por las que había pasado, lo echó del departamento.
Más bien era un favor hacia su familia, que yo tanto apreciaba.
Había detestado la simple idea de tenerlo como compañero de departamento desde el primer momento en el que me lo habían preguntado, simplemente porque nuestra relación no era la más apacible de todas. No podíamos mirarnos sin empezar a decirnos lo primero que se cruzaba por nuestras mentes. Y no recordaba habernos dicho algún cumplido en aquellas súbitas conversaciones.
Mi técnica para convivir en paz era, no dirigirnos la palabra mientras estuviéramos dentro de las mismas cuatro paredes.
El departamento estaba conformado por una cocina, una sala de estar y un simple pasillo que conducía hacia el baño y la habitación de dormir.
Si, una habitación en todo un departamento que convivían dos personas. Las cuales apenas podían saludarse con una pizca de interés.
Sus actitudes hacia mi persona eran simplemente asquerosas porque, podía admitir que apenas recordaba que yo era una mujer a la que debía respetar como a cualquier otra. Me trataba como si fuera solo un mueble más del departamento y me insultaba como si yo tuviera oídos sordos o fuera impermeable a sus cuchillazos constantes. Su lengua afilada era insaciable y no podía deducir como conquistaba a tantas mujeres por día. Aunque si deducía como había terminado su última relación, no creía que terminaba siendo demasiado soportable con el correr de los días. Había que admitir que no todas las mujeres irían a soportar a un hombre sin empleo y que solo pagaba sus gastos en alcohol, de la poca plata que mantenía en su bolsillo.
Para ser sinceros, la mayoría de los gastos terminaban siendo financiados por sus hermanos, cuando pasaban a buscar su cuerpo abatido por el bar de donde él los llamaba desde su nube alcoholizada.
Aquel hombre solo contaba con varios puntos a favor si nos referíamos a su cuerpo varonil, que había desarrollado muy bien en su adolescencia. No podía envidiar a ningún otro cuerpo viril porque tenía demasiado con qué pelear. Y aunque era muy deleitable verlo pasearse mostrando su cuerpo luego de haber tomado un baño. Mis nervios afloraban de solo pensar que no podía resistirme ante sus músculos o pensarlo en alguna situación carnal.
Bien, quizá lo había imaginado un poquito en relación a lo que se trataba de mí.
Pero era una mujer con hormonas. ¿No era normal pensar en eso con cualquier hombre? Yo creía que sí, así que esa era mi excusa perfecta. Y allí daba por terminado mi debate racional.
¿Les gustaría saber si alguna vez había tenido una relación más normal o más agradable con él? Si alguna vez había sido así, ya no lo recordaba. Sus insultos habían borrado muchos momentos felices del pasado.
Comenzaba a darme cuenta que en lugar de tratar de dormir, había comenzado a pensar en Joe más de lo debido. Y entre ese desliz mental y las divisiones del sillón que se abrían a cada movimiento brusco de mi cuerpo, realmente no estaba muy feliz con respecto al porqué esperaba casi despierta a altas horas de la madrugada sobre ese mueble incómodo.
Rendida me senté y suspiré sonoramente. Caminé con mis pies descalzos por la alfombra suave de la sala de estar, pisé el frío parqué de madera y por fin llegué a la cocina, casi completamente a oscuras. La luz de la luna, que hacía aparición por el ventanal, ofrecía una luz natural que podía alumbrar casi toda la cocina por el ventanal que daba a un pequeño balcón con vista a la calle, donde se encontraba la entrada al edificio.
Me serví un vaso con leche y a paso lento me dirigí a abrir el ventanal. Me encontré, rápidamente, con la brisa de madrugada que erizó mi piel. A pesar de que era verano, por las noches refrescaba bastante.
Me apoyé en la baranda y fui bebiendo de a poco la leche, deseando que eso provocara mi sueño. Pero algo me despertó, inesperadamente. Vi a lo lejos, tres pisos más abajo, dirigiéndose hacia la entrada del edificio, al cretino de mi compañero de departamento y a alguien más junto a él.
Habíamos acordado nada de visitas por la noche, pero él se hartaba en no cumplir las reglas impuestas desde un principio.
Salí del balcón y apoyé el vaso en la mesada, molesta. No lo suficiente como para romperlo, lo cual agradecía.
Justo cuando llegué al portero, el timbre sonó y apreté el botón para que pasara la primera puerta. Esperé mientras pensaba miles de argumentos negativos para decirle y que no entrara con la persona que traía con él.
Finalmente, luego de unos largos quince minutos, sonó el timbre de la puerta y caminé para ir a abrirla. Al hacerlo, me encontré con él y acuestas, pasando el brazo por sus hombros, su mejor amigo, John. En un terrible estado, totalmente pasado de copas.
—Por Dios Joseph, ¿qué le hiciste? —miré preocupada a John y éste, parecía estar ido por completo.
—Yo no le hice nada, tomo por demás, eso es todo —se notaba que Joe había estado tomando, pero por suerte no había llegado al estado de John. Si lo hubiera hecho, seguramente yo tendría que haberlos ido a buscar, ya que sus hermanos ya no soportaban tener que ir por él cada vez que terminaba tirado en la calle, totalmente descompuesto. Y tampoco querían que su madre sospechara. Muy a mi pesar, los ayudaba para que eso no sucediera.
— ¿Por qué lo trajiste acá Joe? Habíamos quedado que ninguno de los dos traía a nadie —me crucé de brazos y veía como intentaba hacer entrar a su amigo.
—No seas cruel, ______(Tu apodo). Está borracho, se irá bien temprano.
¿Me había llamado _____(tu apodo)? ¿Desde cuándo lo hacía? Definitivamente estaba borracho.
— ¿Temprano? Joseph, son las cinco de la mañana, si quiero que desocupe mi departamento con su pestilencia, tendría que irse dentro dos horas.
—Es sábado, no seas molesta hoy, ¿sí? —y yo que empezaba a disfrutar el Joseph borracho y bueno Además, recuerda que compartimos este lugar, pago la mitad del alquiler, es un amigo necesitado así que puede quedarse.
—Pagas gracias al dinero de tus hermanos —enfrenté sus ojos helados.
—Pero lo pago, ¿no? Eso es lo único que necesitas —se acercó lo suficiente para que su aliento rozara mi nariz e hiciera una mueca de disgusto ante su aliento. Me sonrió.
—Voy a prepararle el sillón —suspiré rendida y me dirigí hacia la habitación que había estado dormitando muchos minutos antes.
Luego de que acomodé el sillón para que la visita durmiera lo suficientemente cómodo, me dirigí a dónde creía que estaban esperando, pero me encontré con la nada misma. Escuché movimientos, provenientes de la habitación, y me dirigí allí. La puerta estaba abierta y vi a Joe acomodando a su amigo en una de las camas. Miré incrédula la escena y cuando terminó, me le acerqué con el ceño fruncido.
— ¿Qué se supone que hiciste? —se volteó, quedando enfrentado a mí.
—Lo acosté para que pueda dormir. ¿No es obvio? —me dijo, con un tono de sarcasmo en su voz.
—Lo acostaste en MI cama Joseph, ¿dónde se supone que voy a dormir? —señalé, donde estaba recostado John.
—No lo sé, ¿en el sillón? —se encogió de hombros y tomó los comienzos de su remera para sacársela.
¿Por qué en ese preciso momento que debía ser dura, él decidía por dejar su torso trabajado al descubierto? Podía odiarlo, pero era mujer y tenía hormonas.
-ven aquí —tomé su mano y bruscamente lo arrastré fuera de la habitación. Cerré la puerta y lo apoyé contra ésta, con mi mano en su pecho—. Yo no tengo porqué dormir en el sillón cuando la visita es TU amigo. ¡Duerme tú en el sillón! —señalé con mi dedo índice, sobre su pecho.
—No seas fastidiosa —trató de salirse de mi apresamiento, pero falló.
— ¡Te vas a dormir al sillón! —lo miré aún más fastidiosa.
Tenía ganas de arrancarle, una por una, las enormes cejas que lo hacían lucir como un adolescente, aunque ya estuviera grandecito.
—Vamos… —se relamió ante mis ojos, como un gato— Con todas tus trasnochadas, supongo que habrás dormido en peores lugares —le pegué una cachetada y tomó la mejilla, víctima de mi golpe, con su mano.
—No tienes derecho a ser un hombre para tener trato con una mujer. No lo mereces. Eres un mal educado. ¿Crees que todas las mujeres somos como con las que te acostaste? Já, que equivocado estás —lo dejé libre y me volteé para ir hacia el living.
— ¿Acaso no lo son? No conocí a ninguna que pidiera lo contrario cuando estaba conmigo —dijo, al tomarme bruscamente del brazo y voltearme. Fulminándome con la mirada.
—Porque siempre fuiste a buscarlas a un prostíbulo. No creo que pidan otra cosa que dinero. Aunque a pesar de su trabajo, tienen sentimientos, ¿sabes? Pero claro, los hombres solo buscan satisfacerse y listo.
—Lindo pijama… —lo miré extrañada.
Su mano tomó el comienzo de mi escote, estiró la tela echó un vistazo y lo soltó. Se alejó caminando hacia el baño mientras se iba desabrochando su cinturón. Solo en un momento se dio vuelta para darme una maliciosa sonrisa y siguió caminando.
— ¡No estás bien de la cabeza! —grité, furiosa.
Lo que había hecho revolvió mi estómago, pero también algo dentro de mí quería saber qué podría sentir, si su piel tocaba la mía.
¿Qué estaba pensando? Lo odiaba, por más que lo deseara, él no iba a tocarme un pelo. Lo que había hecho, era porque quería jugar conmigo, eso era todo.
— ¡Estúpido! —fue lo último que grité, antes de dirigirme molesta al sillón.
Traté de acomodarme de alguna forma en la cual pudiera dormir cómodamente, pero ese sillón era imposible, mi espalda ya a esa altura dolía demasiado y no iba a arriesgarme mucho más. Tomé la almohada y la colcha que tenía para taparme, colocándolas sobre la alfombra. Me recosté y respiré profundamente, deseando poder dormirme pronto, esperando que mi fin de semana libre no fuera peor por la mañana.
***
Sentía una respiración agitada sobre mi frente. La respiración se alejaba y sentía que alguien se movía a mí alrededor, desesperado, y luego volvía esa respiración incesante en mi rostro. Me volteé molesta, queriendo dormir un poco más. Pero luego de un minuto algo baboso y frío toco mi mejilla provocando que me levantara sobresaltada.
— ¡Elvis! —el, ya no tan pequeño, perro de uno de mis mejores amigos, se había abalanzado contra mí y jugaba gustoso sobre mi cuerpo— ¿Qué estás haciendo aquí? —formulé una pregunta sin repuesta, mientras carcajeaba por sus acciones.
— ¡Perro tonto! —Escuché la voz de mi mejor amigo— ¡Te dije que te quedaras en la cocina! ¿No puedo dejarte solo por un segundo? —reí por el ceño fruncido que accionaban sus finas cejas. Aparté al perro juguetón y noté que tenía otra manta más sobre mi cuerpo.
— ¿Y esta colcha? —pregunté confundida, hacia la nada.
—Ya la tenías cuando llegué —lo miré confundida y le sonreí.
—Nick, ¿Qué estás haciendo aquí? —recogí las cosas y las tiré sobre el sillón.
—Vine a preparar un desayuno a mi mejor amiga. Según me enteré, anoche ciertas personas anduvieron de fiesta, y vos dormiste en el sillón.
—En el suelo… ¿Qué te puedo decir? Es la vida que merezco por ser tan ciegamente amable y ayudar a los demás —me encogí de hombros y fui hasta él para darle un cálido abrazo de saludo.
—Me siento culpable, prácticamente te obligué a que nos ayudaras con este problema.
—Nick, sabes perfectamente, que aunque me hubieras obligado nunca hubiera aceptado si no fuera por tu mamá —pasé mi brazo por detrás de sus hombros y caminamos hacia la cocina— ¿Y el cretino de tu hermano? —dije, cuando noté que no había rastros, ni movimientos de Joe.
—Apenas llegué lo vi agarrarse una manzana y salir a correr. Se levantó temprano a pesar de que se acostó tarde —lo miré sorprendida. Hice una mueca levantando las cejas, sin creer lo que escuchaba.
—Vaya, me dejas atónita. Ni un solo día se levantó antes que yo, es raro —Nick rió—. Ahora quiero que me digas que es lo que huele tan bien —volvió a carcajear y le sonreí en respuesta.
—Hice panqueques, café y jugo de naranja —mi boca calló al piso. Se veía mejor de lo que sonaba.
—Wow, ¿por qué tanto? —me senté en la mesa, de frente a mi plato.
—Te lo mereces —me ofreció una sonrisa.
Comenzamos a desayunar los dos juntos, en compañía de Elvis, con una charla amena, que no involucraba a su hermano en ningún sentido.
—Nos vemos después, y voy a tratar de convencer a Joe para que valla a cenar también esta noche —despedía a Nick desde la puerta del departamento, mientras él, en sus rodillas, le colocaba el collar a Elvis para marcharse.
—Gracias, _____. Nos vemos en la noche —me sonrió y se acercó para besar mi mejilla antes de irse.
Cuando cerré la puerta, deduje que todavía estaba completamente sola. Debía aprovechar el momento y tomar un relajante baño en la bañera. De esa forma, estaría más relajada al momento de tener que hablar con Joe y convencerlo de cenar en la casa de su madre esa noche.
Me dirigí al baño, coloqué el tapón de la bañera, encendí la canilla y dejé correr el agua. Volqué un poco de sales dentro mientras se iba cargando. Tomé una toalla y me dirigí a la habitación para desvestirme. Una vez que lo hice, rodeé mi cuerpo con la tela áspera y caminé descalza por el parqué hasta llegar a la puerta del baño qué, curiosamente, estaba cerrada. Alcé una ceja, confundida. Estaba segura que la había dejado abierta.
En fin, no era necesario detenerse en esos detalles cuando tranquilamente podría haberse cerrado por una brisa del pasillo. Pero, al abrir la puerta, la imagen que mis ojos encontraron me dejaron completamente dura, no podía moverme y no sabía por qué, algo me incitaba a seguir mirando.
Nunca había creído que la línea de su columna, que comenzaba por debajo de su nuca, fuera tan atractiva. Recorrí todo el camino que ella conducía, y mi vista llegó a su bien formada parte trasera.
Algo no estaba bien, no podía detener mi mirada.
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Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
aranzhitha escribió:hola hola ya llegue!! nuena lectora!!
me encanto!! ya me imagino a Joe asi todo tierno!!
siguela!!
Hoolaa!! Bienvenida! Gracias por Pasarte!! me alegra que te haya encantado, espero que te guste el primer cap
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Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
sophia2216 escribió:siguela, primera lectora ya me debes conocer!! me encanto, siguela porfiss!!! shiiiii
Hoola!! Bienvenida!! Muchas Gracias por pasarte me alegra que te haya gustado :P :D ya subí el primer cap! espero que te guste
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Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Que genial, Siguela porfis!
Nueva lectora! Me llamo Keiko c:
Nueva lectora! Me llamo Keiko c:
keikorawr
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Nueva lectoraaaaaa!
Ok ya :)
Hola soy pao ;D
Y aqi me reporto!
:P me encanto <3
Tienes que seguirla!
Por fis :) espero cap:)
Cdt xoxoxo
Ok ya :)
Hola soy pao ;D
Y aqi me reporto!
:P me encanto <3
Tienes que seguirla!
Por fis :) espero cap:)
Cdt xoxoxo
Pao Jonatica Forever :3
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
NUEVAAA LECTOORAAAAA!!!!!
AAAIIII SIGUELAAA PORFIISSSS
AAAIIII SIGUELAAA PORFIISSSS
chelis
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
keikorawr escribió:Que genial, Siguela porfis!
Nueva lectora! Me llamo Keiko c:
Bienvenida!! ajsnd Que Bueno que te guste, en unos minutos subo cap!! :)
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Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
PAOLA JONAS escribió:Nueva lectoraaaaaa!
Ok ya :)
Hola soy pao ;D
Y aqi me reporto!
:P me encanto <3
Tienes que seguirla!
Por fis :) espero cap:)
Cdt xoxoxo
Bienvenidaaaaa Pao!! que bueno que te encantoo!! en unos minutos subo cap :) gracias por pasarte!
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Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
chelis escribió:NUEVAAA LECTOORAAAAA!!!!!
AAAIIII SIGUELAAA PORFIISSSS
Bienvenidaaaaaaaa!! gracias por pasarte! ahora la sigo! :)
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Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Capítulo 2.-
— ¡Joseph!— tapé mis ojos con mi mano derecha y con la otra sostuve la toalla que cubría mi cuerpo.
—Valla, valla… Nunca creí que esto pasaría tan rápido. Pensaba que eras más complicada —quise sacarme la mano para enfrentarlo y contestarle, pero no pude evitar recordar su “pequeña” desnudez.
—Joseph, estaba por tomar un baño. ¿Podrías salir? Esa bañera la llené para mí —mi vista estaba pegada a los azulejos blancos, encontrados a los costados de la puerta.
—Seguro, pero… —sentí que su cuerpo se encontraba mucho más cerca y sentí algo rozando mi brazo flexionado encargado de tapar mi visión— Si quieres que te deje la bañera… — sentí su respiración en mi cuello y, por algún motivo, mi piel se erizó— Vas a tener que sacar esa mano y terminar de ver, lo que quieres ver —me quedé atónita y si no hubiera sido porque no quería verlo (simplemente porque no quería que pensara que era una de las tantas con las que se había acostado), lo hubiera enfrentado y pegado una cachetada.
Decidida, giré solo un poco sobre mis talones para encontrarme con la puerta, aún abierta, y salir de allí. Pero me tomó del brazo, me volteó bruscamente y me pegó a su torso, quedando sumamente enfrentados, donde solo una respiración nos dividía.
Sus ojos eran claros puñales defensivos.
—Suéltame, Joe… —quise zafarme de su agarre en mi muñeca, pero cada vez me sostenía más fuerte— No quiero la bañera, úsala tranquilo —dije en signo de paz.
Su otra mano fue a mi espalda y sus ojos de color miel parecían querer decir algo, me era totalmente difícil descifrarlos, aún más, considerando que jamás lo había mirado a los ojos de esa manera tan escrupulosa.
— ¿No vas a mirarme? —pronunció y su aliento mentolado se mezcló con mi respiración, debilitándome. Pero trataba de mantenerme en un estado neutral.
— ¿Por qué habría de hacerlo? Joseph, tu no me interesas —su mirada aún era indescifrable, y la tensión aumentó luego de lo dicho.
— ¿Por qué crees que si pido que me mires, estoy sugiriendo tener algo contigo? —aflojó solo un poco el agarre en mi muñeca, pero seguía sosteniéndome con cautela.
Actuaba como un puma agazapado, listo para atacar al cuello de su víctima ante el primer momento que se presentara.
—Tu reputación habla por sí sola—por primera vez, me animé a enfrentar su mirada que me cohibía.
—Ni en sueños me acostaría con alguien como tú. ¿Quién podría? Debes ser demasiado frígida en una cama —mis ojos se fueron empañando de a poco y me moví lo suficiente como para salir de su agarre, de una vez por todas.
Cuando sonrió, pude notar que era eso lo que él quería, herirme en lo más profundo. Lo empujé y quedó de nuevo dentro del baño. Me volteé para comenzar a caminar hacia la habitación.
— ¡Vamos! ¿Vas a decirme que estoy equivocado? No te he visto con un hombre desde que nos conocimos —gritó desde la puerta.
No volteé, solo caminando le hablé, calmada para que no se notara lo quebrada que se encontraba mi voz.
—No conoces mi vida, Joseph. No la conoces… —no escuché más nada y lo único que atiné a hacer fue ir a la habitación para ponerme un short y una remera de algodón. Cómodos, solo para estar dentro del departamento.
Había decidido que no iría a cenar a casa de los Jonas, no soportaría tenerlo cerca, mucho menos después de cómo me había lastimado.
Una vez más, había sido víctima de su lengua filosa.
No lo había visto después del enfrentamiento en el baño. Sabía que ya había terminado porque había escuchado cómo cerraba la puerta y luego entrar en la habitación.
Estaba completamente segura que esa noche iba a ir a dormirme temprano, no pretendía cruzármelo o verlo pasearse delante de mí.
Escuché sonar el teléfono del departamento. Estaba mirando una de mis películas favoritas que, por suerte, alguno de los canales la había incluido en su itinerario. Me levanté sin ganas del sillón, pero noté que el teléfono había dejado de sonar.
Seguramente, Joe había atendido porque era alguna de sus “chicas”. Él jamás atendía si sabía que no podía ser alguien de su entorno.
Me fui con las mismas ganas hacia el sillón, para seguir con mi película de cable. Para tirarme como una bolsa de papas sobre los almohadones mullidos.
Solo habían pasado algunos minutos y escuché la puerta de la habitación abrirse. No me movía y tampoco se cruzó por mi mente hacerlo, solo estaba concentrada en la película que había visto varias veces ya.
—Eem, _____… —escuché un titubeo y permanecí en mi lugar, atenta a la pantalla frente a mí. Aunque mi concentración estaba a mis espaldas— ¿_____? —escuché unos leves pasos que atrajeron un cuerpo a mi costado. No lo miré— Llamó Nick, dijo que a las ocho estemos para cenar en la casa de mis padres. Mamá preparó una cena —me sentía rara. Jamás había escuchado que usara ese tono de voz conmigo. Parecía estar calmado y querer tomarse las cosas de forma tranquila.
—Ya sé que hay una cena. Me lo dijo Nick esta mañana —dije de forma cortante, sin dirigirle la mirada.
Apagué la televisión y me dirigí con paso firme hacia la cocina. Él siguió mis pasos.
— ¿Por qué no me avisaste que también había sido invitado? —se apoyó en el umbral de la entrada a la cocina.
—Te entretuviste insultándome, no me diste lugar a que te avisara —buscaba un vaso dentro de la alacena, dándole la espalda— Pero, si te soy sincera… —abrí la heladera y me serví un poco de jugo — Si te avisaba, era porque Nick me pidió que lo hiciera, yo no tenía ni las más mínimas intenciones de verte en la cena —dicho eso, caminé a su lado pero volvió a tomarme por la muñeca, para así, apresarme contra la pared y volver a acercarse lo suficiente como para mezclar su aliento con el mío.
—Si tanto te molesto, ¿por qué dejas que me quede a vivir contigo? —mi boca estaba entreabierta, preparándose para decirle de todo.
Cuando estaba por comenzar a hablar, pude notar que sus ojos clavados en los míos, comenzaron a recorrer cada parte de mi rostro, llegando a mis labios y quedándose allí.
—Por… —notando que él solo se dedicaba a mirar aquella parte de mi cuerpo, decidí hablar de una forma pausada y sensual— Tus hermanos… —terminé por pasar la punta de mi lengua por mis labios, lentamente.
Jamás había jugado de esa forma con él, pero algo dentro mío se encendía al verlo penetrando sus ojos en mis movimientos sensuales. Siempre había querido que un hombre me mirara de esa forma.
— ¡Tú y mis hermanos me tienen harto! —sus ojos volvieron a penetrar los míos, con dureza. Expresaban algo inentendible, como todo en él. Los últimos momentos que habíamos pasado juntos, nunca había comprendido porque se comportaba conmigo de esa forma.
Habíamos sido los mejores amigos cuando éramos más jóvenes, adolescentes, si quería ser precisa. Pero de un momento a otro, sus actitudes cambiaron y había dejado de hablarme antes de que pudiera darme cuenta.
Todo en él me confundía, mucho más al momento agredirme moralmente cuando me conocía más que a la palma de su mano. Muchos habían bromeado que éramos hermanos de diferentes padres, ya ahora parecíamos desconocidos además de enemigos íntimos.
—Déjalos tranquilos. ¿No tienes suficiente con agredirme a mí?
—Jamás dejaré ser feliz a aquellas personas que me destruyeron por dentro.
— ¿De qué estás hablando? —lo miré, asustada.
Parecía que algo lo enojaba y lo entristecía, pero siempre yo era su punto blanco al cual disparar.
—No soporto verte rondando por aquí, ve a buscarte un novio para divertirte, sin que me molestes.
—Discúlpame, pero este también es mi departamento. Tú no me mandas a salir con nadie.
—Tengo que hacerlo porque apenas que te ocupas de ti misma o de tu vida amorosa. Señorita frígida.
Sin pensarlo dos veces, volqué sobre su cabeza el jugo que se encontraba en mi mano que él no sostenía. Fue gracioso ver el gesto que ponía cuando el jugo tocaba su cabello, pero me mantuve seria.
— ¡Sos un inmaduro! ¿Por qué no te desquitas con otra persona que no sea yo? ¿Ya insultaste a todos tus amigos y ahora solo te quedo yo? ¡Espero que te quedes solo el resto de tu vida! —con impotencia, arrojé el vaso hacia el parqué y se partió en añicos, combinándose con el agudo ruido que había ocasionado el golpe.
Fui corriendo hacia la habitación, me cambié de ropa solo para poder caminar por las calles, tomé mi celular y salí caminando por el pasillo que comunicaba a la cocina y llegar a la cocina para tomar mis llaves. Sorpresivamente, me encontré con Joe apoyado en la mesada, de espaldas a mí, mirando hacia bajo.
¿Pretendía hacerse la víctima? Típico de hombres como él.
Cuando hice ruido al tomar las llaves, él se volteó bruscamente y me miró rígido desde su lugar. Yo solo lo miré con odio y me volteé para ir hacia la puerta, y salir de allí.
Realmente no sabía hacia dónde dirigirme, aunque la brisa ya calmaba mis nervios y desvanecía mis lágrimas. Necesitaba respirar aire más puro del que me rodeaba, por lo tanto, sentía que lo mejor era sentir la brisa marina golpeando sobre mi piel.
La playa era mi rumbo.
Aunque no quería hacerlo porque amaba las comidas que preparaba la madre de los Jonas. No podía ni pensar en tener que sentarme en la misma mesa que Joseph. No quería causar algún problema delante de Denise, y faltarle el respeto a su arduo trabajo para hacer una deliciosa cena, cuando sabía cuánto le costaba realizar esas cosas en aquellos momentos. Y sabía que estando en la misma mesa junto a mi enemigo, aquello era demasiado predecible.
Estaba muy débil para sacar fuerzas de donde no las tenía.
— ¿Por qué no quieres venir? Por favor, necesito un poco de alegría en nuestra cena —Nick suplicaba del otro lado de la línea, mientras yo caminaba lentamente sobre la cálida arena. Una playa que me traía recuerdos que eran demasiado lejanos en ese momento, recuerdos de mi joven adolescencia con el mejor amigo que había tenido en la vida.
—Yo no soy tu payasito, Nicholas —escuché una risa risueña.
—Sabes por qué lo estoy diciendo —sonó un poco molesto.
—Lo sé, y por ese mismo motivo no quiero ir. Él si va a ir.
—Lo sé, aceptó cuando lo invité por teléfono. Me resultó algo extraño. Quizá si tenga corazón con mamá.
—Supongo que si —suspiré.
— ¿En serio no vas a venir? Me habías dicho que si… —seguía con su tono suplicante.
—En serio, Nick. Ya me peleé dos veces en el día de hoy con él, no quiero ni ver su sombra. Solo te pido que tengas compasión.
— ¿Pelearon? ¿Y ahora cuál fue el motivo? —no pensaba decirle a mi mejor amigo que lo había visto desnudo a su hermano, que me había encerrado contra la pared y que me había insultado de la peor manera que podía insultarse a una mujer.
Cuando se trataba de Nick era mejor no tratar esos temas, porque solía enojarse demasiado con su hermano y era la persona más rencorosa que conocía. Lo que menos necesitaba era una pelea entre ellos dos, por culpa mía.
—No quiero recordarlo ahora. ¿Le dices a tu madre que realmente lo siento, pero recordé que tengo que hacer una sesión de fotos, mañana muy temprano? —articulé con mi voz extremadamente dulce.
En realidad, lo de la sesión de fotos era verdad. No quería aludir a mis atributos artísticos, pero era muy buena con la cámara. Sin ningún tipo de retoque del nuevo uso del photoshop sobre mis modelos.
—Bien, pero me lo debes.
—Te devolveré el favor. Te quiero Nick, nos vemos.
—También te quiero —corté y seguí recorriendo la playa por algunos minutos más.
Decidí ir caminando hacia el cine más cercano. Busqué alguna película que me interesara, opté por una, que según decía la crítica del diario del cine; era romántica y muy buena. Esas me gustaban.
Pagué por la entrada y unos pochoclos.
Si bien estaba consciente de que había entrado a ver una película para dejar pasar el tiempo, y no tener que cruzarme a Joe antes de que se fuera a cenar a casa de sus padres, la trama de esa película me había tentado al leerla.
Amaba los libros y toda película dueña de una buena trama. Aunque la comedia también era lo mío.
Una vez que la película había terminado, al salir ya estaba anocheciendo y supuse que Joe estaría partiendo hacia la casa de sus padres.
Caminé a paso lento, observando cada panorama de la ciudad. Pasaban por mi lado muchas parejas, tomados de la mano, todos sonrientes. Podía recordar cuando mi ex novio (al cual había amado demasiado) y yo, hacíamos lo mismo todos los domingos que teníamos libre. Pero todo había cambiado cuando descubrí cuánto me engañaba. Cuan poco él me valoraba.
Cerré los ojos queriendo olvidar toda imagen que se me cruzaba por la mente.
Finalmente, en la puerta del edificio, la abrí y tomé el ascensor. Una vez en la puerta del departamento, coloqué la llave en la cerradura y abrí la puerta para encontrarme con un completo silencio, todo a oscuras, exceptuando aquella pequeña lámpara que dejaba encendida si nadie estaba en el departamento.
Observé cada lugar, y nadie se encontraba allí. Suspiré aliviada. Pude observar que el parqué, donde había tirado el vaso, estaba completamente limpio. Él había limpiado todo antes de irse. Realmente estaba raro, nunca hacía eso. En otro momento, hubiera dejado todo como estaba.
Tiré las llaves y el celular sobre el sillón. Llegué al baño y me saqué la ropa decidida a tomar el baño que Joe no me había dejado tomar por la tarde.
***
Algo me molestaba. Había estado durmiendo plácidamente desde que había colocado mi cabeza sobre la almohada. No había dormido muy bien en todo el fin de semana, así que había decidido irme a dormir temprano esa noche y lo había conseguido. Pero algo, en un momento, había comenzado a incomodarme. Se encontraba a los pies de la cama y no paraba de moverse. Traté de patearlo, pensando que quizá, ya era de mañana y Nick había decidido aparecerse con Elvis, otra vez.
Pero nada se detuvo.
Me volteé, pensando que quizá era solo un sueño, y al moverme eso pararía. Finalmente, se detuvo y pude concentrarme más en mi descanso.
Luego de un par de minutos, sentí algo rozando la piel de mi brazo, que no estaba cubierto por la fina sábana. Me moví solo un poco, quejándome con mi cuerpo.
Pude sentir una respiración muy cerca de mi rostro, y también distinguí un poco de olor a alcohol en ella.
—Por favor… perdóname… —escuché una voz. Era totalmente masculina, grave y embriagadora, sacando de lado el aroma asqueroso. Sentía que aquella presencia, fuera quien fuera, se había sentado en mi cama a centímetros de mi cuerpo.
Me acariciaba y tenía su rostro muy cerca del mío.
Comencé a pensar que quizá era otro de mis estúpidos sueños en los cuales mi ex novio aparecía, pidiéndome perdón por todo el mal que me había causado.
Giré mi cabeza, pero no moví mi cuerpo, algo al costado de mi cadera me lo impidió. Podía sentir que era una mano, pero no estaba segura.
—Me comporté como un tonto, lo sé… —su voz parecía ser apenada. Acompañada de ese toque ido, por el alcohol.
De un momento a otro, sentí que algo acariciaba mi mejilla delicadamente. Ese sueño parecía demasiado real, más que los otros que había tenido con mi ex, podía sentir la calidez de su mano, rozando mi piel.
Una sonrisa asomó mi rostro y acomodé mejor mi cabeza sobre la almohada, dejando mi cuello totalmente al descubierto.
Algo capturó la piel de mi cuello. Noté que era algo mullido y delicado, totalmente placentero al contacto con mi piel. Era simplemente perfecto como mi piel era capturada delicadamente. Pude darme cuenta, que el chico de mi sueño, se estaba encargando de proporcionarme un leve placer, el cual yo disfrutaba. Iba a hacerlo, considerando que por primera vez, mi ex novio hacía eso en uno de mis sueños.
Sus besos descendieron a mi escote y pude sentir la punta de su lengua sobre mi piel.
No podía creer que un sueño pudiera sentirse tan real.
Encorvé mi espalda y arrastré mi mano por el brazo que tenía a mi costado. Llegué a su nuca y enredé mis dedos en los pelos de ella. Me sorprendí al notar que estaban más cortos de lo que realmente eran.
—Me gusta tu escote… —en ese momento, pude reconocer mucho mejor la voz masculina, la tenía demasiado cerca.
Pero… ¿Por qué soñaba con él cuando lo odiaba con toda mi alma? ¡Tenía que despertar inmediatamente!
— ¡Joseph!— tapé mis ojos con mi mano derecha y con la otra sostuve la toalla que cubría mi cuerpo.
—Valla, valla… Nunca creí que esto pasaría tan rápido. Pensaba que eras más complicada —quise sacarme la mano para enfrentarlo y contestarle, pero no pude evitar recordar su “pequeña” desnudez.
—Joseph, estaba por tomar un baño. ¿Podrías salir? Esa bañera la llené para mí —mi vista estaba pegada a los azulejos blancos, encontrados a los costados de la puerta.
—Seguro, pero… —sentí que su cuerpo se encontraba mucho más cerca y sentí algo rozando mi brazo flexionado encargado de tapar mi visión— Si quieres que te deje la bañera… — sentí su respiración en mi cuello y, por algún motivo, mi piel se erizó— Vas a tener que sacar esa mano y terminar de ver, lo que quieres ver —me quedé atónita y si no hubiera sido porque no quería verlo (simplemente porque no quería que pensara que era una de las tantas con las que se había acostado), lo hubiera enfrentado y pegado una cachetada.
Decidida, giré solo un poco sobre mis talones para encontrarme con la puerta, aún abierta, y salir de allí. Pero me tomó del brazo, me volteó bruscamente y me pegó a su torso, quedando sumamente enfrentados, donde solo una respiración nos dividía.
Sus ojos eran claros puñales defensivos.
—Suéltame, Joe… —quise zafarme de su agarre en mi muñeca, pero cada vez me sostenía más fuerte— No quiero la bañera, úsala tranquilo —dije en signo de paz.
Su otra mano fue a mi espalda y sus ojos de color miel parecían querer decir algo, me era totalmente difícil descifrarlos, aún más, considerando que jamás lo había mirado a los ojos de esa manera tan escrupulosa.
— ¿No vas a mirarme? —pronunció y su aliento mentolado se mezcló con mi respiración, debilitándome. Pero trataba de mantenerme en un estado neutral.
— ¿Por qué habría de hacerlo? Joseph, tu no me interesas —su mirada aún era indescifrable, y la tensión aumentó luego de lo dicho.
— ¿Por qué crees que si pido que me mires, estoy sugiriendo tener algo contigo? —aflojó solo un poco el agarre en mi muñeca, pero seguía sosteniéndome con cautela.
Actuaba como un puma agazapado, listo para atacar al cuello de su víctima ante el primer momento que se presentara.
—Tu reputación habla por sí sola—por primera vez, me animé a enfrentar su mirada que me cohibía.
—Ni en sueños me acostaría con alguien como tú. ¿Quién podría? Debes ser demasiado frígida en una cama —mis ojos se fueron empañando de a poco y me moví lo suficiente como para salir de su agarre, de una vez por todas.
Cuando sonrió, pude notar que era eso lo que él quería, herirme en lo más profundo. Lo empujé y quedó de nuevo dentro del baño. Me volteé para comenzar a caminar hacia la habitación.
— ¡Vamos! ¿Vas a decirme que estoy equivocado? No te he visto con un hombre desde que nos conocimos —gritó desde la puerta.
No volteé, solo caminando le hablé, calmada para que no se notara lo quebrada que se encontraba mi voz.
—No conoces mi vida, Joseph. No la conoces… —no escuché más nada y lo único que atiné a hacer fue ir a la habitación para ponerme un short y una remera de algodón. Cómodos, solo para estar dentro del departamento.
Había decidido que no iría a cenar a casa de los Jonas, no soportaría tenerlo cerca, mucho menos después de cómo me había lastimado.
Una vez más, había sido víctima de su lengua filosa.
No lo había visto después del enfrentamiento en el baño. Sabía que ya había terminado porque había escuchado cómo cerraba la puerta y luego entrar en la habitación.
Estaba completamente segura que esa noche iba a ir a dormirme temprano, no pretendía cruzármelo o verlo pasearse delante de mí.
Escuché sonar el teléfono del departamento. Estaba mirando una de mis películas favoritas que, por suerte, alguno de los canales la había incluido en su itinerario. Me levanté sin ganas del sillón, pero noté que el teléfono había dejado de sonar.
Seguramente, Joe había atendido porque era alguna de sus “chicas”. Él jamás atendía si sabía que no podía ser alguien de su entorno.
Me fui con las mismas ganas hacia el sillón, para seguir con mi película de cable. Para tirarme como una bolsa de papas sobre los almohadones mullidos.
Solo habían pasado algunos minutos y escuché la puerta de la habitación abrirse. No me movía y tampoco se cruzó por mi mente hacerlo, solo estaba concentrada en la película que había visto varias veces ya.
—Eem, _____… —escuché un titubeo y permanecí en mi lugar, atenta a la pantalla frente a mí. Aunque mi concentración estaba a mis espaldas— ¿_____? —escuché unos leves pasos que atrajeron un cuerpo a mi costado. No lo miré— Llamó Nick, dijo que a las ocho estemos para cenar en la casa de mis padres. Mamá preparó una cena —me sentía rara. Jamás había escuchado que usara ese tono de voz conmigo. Parecía estar calmado y querer tomarse las cosas de forma tranquila.
—Ya sé que hay una cena. Me lo dijo Nick esta mañana —dije de forma cortante, sin dirigirle la mirada.
Apagué la televisión y me dirigí con paso firme hacia la cocina. Él siguió mis pasos.
— ¿Por qué no me avisaste que también había sido invitado? —se apoyó en el umbral de la entrada a la cocina.
—Te entretuviste insultándome, no me diste lugar a que te avisara —buscaba un vaso dentro de la alacena, dándole la espalda— Pero, si te soy sincera… —abrí la heladera y me serví un poco de jugo — Si te avisaba, era porque Nick me pidió que lo hiciera, yo no tenía ni las más mínimas intenciones de verte en la cena —dicho eso, caminé a su lado pero volvió a tomarme por la muñeca, para así, apresarme contra la pared y volver a acercarse lo suficiente como para mezclar su aliento con el mío.
—Si tanto te molesto, ¿por qué dejas que me quede a vivir contigo? —mi boca estaba entreabierta, preparándose para decirle de todo.
Cuando estaba por comenzar a hablar, pude notar que sus ojos clavados en los míos, comenzaron a recorrer cada parte de mi rostro, llegando a mis labios y quedándose allí.
—Por… —notando que él solo se dedicaba a mirar aquella parte de mi cuerpo, decidí hablar de una forma pausada y sensual— Tus hermanos… —terminé por pasar la punta de mi lengua por mis labios, lentamente.
Jamás había jugado de esa forma con él, pero algo dentro mío se encendía al verlo penetrando sus ojos en mis movimientos sensuales. Siempre había querido que un hombre me mirara de esa forma.
— ¡Tú y mis hermanos me tienen harto! —sus ojos volvieron a penetrar los míos, con dureza. Expresaban algo inentendible, como todo en él. Los últimos momentos que habíamos pasado juntos, nunca había comprendido porque se comportaba conmigo de esa forma.
Habíamos sido los mejores amigos cuando éramos más jóvenes, adolescentes, si quería ser precisa. Pero de un momento a otro, sus actitudes cambiaron y había dejado de hablarme antes de que pudiera darme cuenta.
Todo en él me confundía, mucho más al momento agredirme moralmente cuando me conocía más que a la palma de su mano. Muchos habían bromeado que éramos hermanos de diferentes padres, ya ahora parecíamos desconocidos además de enemigos íntimos.
—Déjalos tranquilos. ¿No tienes suficiente con agredirme a mí?
—Jamás dejaré ser feliz a aquellas personas que me destruyeron por dentro.
— ¿De qué estás hablando? —lo miré, asustada.
Parecía que algo lo enojaba y lo entristecía, pero siempre yo era su punto blanco al cual disparar.
—No soporto verte rondando por aquí, ve a buscarte un novio para divertirte, sin que me molestes.
—Discúlpame, pero este también es mi departamento. Tú no me mandas a salir con nadie.
—Tengo que hacerlo porque apenas que te ocupas de ti misma o de tu vida amorosa. Señorita frígida.
Sin pensarlo dos veces, volqué sobre su cabeza el jugo que se encontraba en mi mano que él no sostenía. Fue gracioso ver el gesto que ponía cuando el jugo tocaba su cabello, pero me mantuve seria.
— ¡Sos un inmaduro! ¿Por qué no te desquitas con otra persona que no sea yo? ¿Ya insultaste a todos tus amigos y ahora solo te quedo yo? ¡Espero que te quedes solo el resto de tu vida! —con impotencia, arrojé el vaso hacia el parqué y se partió en añicos, combinándose con el agudo ruido que había ocasionado el golpe.
Fui corriendo hacia la habitación, me cambié de ropa solo para poder caminar por las calles, tomé mi celular y salí caminando por el pasillo que comunicaba a la cocina y llegar a la cocina para tomar mis llaves. Sorpresivamente, me encontré con Joe apoyado en la mesada, de espaldas a mí, mirando hacia bajo.
¿Pretendía hacerse la víctima? Típico de hombres como él.
Cuando hice ruido al tomar las llaves, él se volteó bruscamente y me miró rígido desde su lugar. Yo solo lo miré con odio y me volteé para ir hacia la puerta, y salir de allí.
Realmente no sabía hacia dónde dirigirme, aunque la brisa ya calmaba mis nervios y desvanecía mis lágrimas. Necesitaba respirar aire más puro del que me rodeaba, por lo tanto, sentía que lo mejor era sentir la brisa marina golpeando sobre mi piel.
La playa era mi rumbo.
Aunque no quería hacerlo porque amaba las comidas que preparaba la madre de los Jonas. No podía ni pensar en tener que sentarme en la misma mesa que Joseph. No quería causar algún problema delante de Denise, y faltarle el respeto a su arduo trabajo para hacer una deliciosa cena, cuando sabía cuánto le costaba realizar esas cosas en aquellos momentos. Y sabía que estando en la misma mesa junto a mi enemigo, aquello era demasiado predecible.
Estaba muy débil para sacar fuerzas de donde no las tenía.
— ¿Por qué no quieres venir? Por favor, necesito un poco de alegría en nuestra cena —Nick suplicaba del otro lado de la línea, mientras yo caminaba lentamente sobre la cálida arena. Una playa que me traía recuerdos que eran demasiado lejanos en ese momento, recuerdos de mi joven adolescencia con el mejor amigo que había tenido en la vida.
—Yo no soy tu payasito, Nicholas —escuché una risa risueña.
—Sabes por qué lo estoy diciendo —sonó un poco molesto.
—Lo sé, y por ese mismo motivo no quiero ir. Él si va a ir.
—Lo sé, aceptó cuando lo invité por teléfono. Me resultó algo extraño. Quizá si tenga corazón con mamá.
—Supongo que si —suspiré.
— ¿En serio no vas a venir? Me habías dicho que si… —seguía con su tono suplicante.
—En serio, Nick. Ya me peleé dos veces en el día de hoy con él, no quiero ni ver su sombra. Solo te pido que tengas compasión.
— ¿Pelearon? ¿Y ahora cuál fue el motivo? —no pensaba decirle a mi mejor amigo que lo había visto desnudo a su hermano, que me había encerrado contra la pared y que me había insultado de la peor manera que podía insultarse a una mujer.
Cuando se trataba de Nick era mejor no tratar esos temas, porque solía enojarse demasiado con su hermano y era la persona más rencorosa que conocía. Lo que menos necesitaba era una pelea entre ellos dos, por culpa mía.
—No quiero recordarlo ahora. ¿Le dices a tu madre que realmente lo siento, pero recordé que tengo que hacer una sesión de fotos, mañana muy temprano? —articulé con mi voz extremadamente dulce.
En realidad, lo de la sesión de fotos era verdad. No quería aludir a mis atributos artísticos, pero era muy buena con la cámara. Sin ningún tipo de retoque del nuevo uso del photoshop sobre mis modelos.
—Bien, pero me lo debes.
—Te devolveré el favor. Te quiero Nick, nos vemos.
—También te quiero —corté y seguí recorriendo la playa por algunos minutos más.
Decidí ir caminando hacia el cine más cercano. Busqué alguna película que me interesara, opté por una, que según decía la crítica del diario del cine; era romántica y muy buena. Esas me gustaban.
Pagué por la entrada y unos pochoclos.
Si bien estaba consciente de que había entrado a ver una película para dejar pasar el tiempo, y no tener que cruzarme a Joe antes de que se fuera a cenar a casa de sus padres, la trama de esa película me había tentado al leerla.
Amaba los libros y toda película dueña de una buena trama. Aunque la comedia también era lo mío.
Una vez que la película había terminado, al salir ya estaba anocheciendo y supuse que Joe estaría partiendo hacia la casa de sus padres.
Caminé a paso lento, observando cada panorama de la ciudad. Pasaban por mi lado muchas parejas, tomados de la mano, todos sonrientes. Podía recordar cuando mi ex novio (al cual había amado demasiado) y yo, hacíamos lo mismo todos los domingos que teníamos libre. Pero todo había cambiado cuando descubrí cuánto me engañaba. Cuan poco él me valoraba.
Cerré los ojos queriendo olvidar toda imagen que se me cruzaba por la mente.
Finalmente, en la puerta del edificio, la abrí y tomé el ascensor. Una vez en la puerta del departamento, coloqué la llave en la cerradura y abrí la puerta para encontrarme con un completo silencio, todo a oscuras, exceptuando aquella pequeña lámpara que dejaba encendida si nadie estaba en el departamento.
Observé cada lugar, y nadie se encontraba allí. Suspiré aliviada. Pude observar que el parqué, donde había tirado el vaso, estaba completamente limpio. Él había limpiado todo antes de irse. Realmente estaba raro, nunca hacía eso. En otro momento, hubiera dejado todo como estaba.
Tiré las llaves y el celular sobre el sillón. Llegué al baño y me saqué la ropa decidida a tomar el baño que Joe no me había dejado tomar por la tarde.
***
Algo me molestaba. Había estado durmiendo plácidamente desde que había colocado mi cabeza sobre la almohada. No había dormido muy bien en todo el fin de semana, así que había decidido irme a dormir temprano esa noche y lo había conseguido. Pero algo, en un momento, había comenzado a incomodarme. Se encontraba a los pies de la cama y no paraba de moverse. Traté de patearlo, pensando que quizá, ya era de mañana y Nick había decidido aparecerse con Elvis, otra vez.
Pero nada se detuvo.
Me volteé, pensando que quizá era solo un sueño, y al moverme eso pararía. Finalmente, se detuvo y pude concentrarme más en mi descanso.
Luego de un par de minutos, sentí algo rozando la piel de mi brazo, que no estaba cubierto por la fina sábana. Me moví solo un poco, quejándome con mi cuerpo.
Pude sentir una respiración muy cerca de mi rostro, y también distinguí un poco de olor a alcohol en ella.
—Por favor… perdóname… —escuché una voz. Era totalmente masculina, grave y embriagadora, sacando de lado el aroma asqueroso. Sentía que aquella presencia, fuera quien fuera, se había sentado en mi cama a centímetros de mi cuerpo.
Me acariciaba y tenía su rostro muy cerca del mío.
Comencé a pensar que quizá era otro de mis estúpidos sueños en los cuales mi ex novio aparecía, pidiéndome perdón por todo el mal que me había causado.
Giré mi cabeza, pero no moví mi cuerpo, algo al costado de mi cadera me lo impidió. Podía sentir que era una mano, pero no estaba segura.
—Me comporté como un tonto, lo sé… —su voz parecía ser apenada. Acompañada de ese toque ido, por el alcohol.
De un momento a otro, sentí que algo acariciaba mi mejilla delicadamente. Ese sueño parecía demasiado real, más que los otros que había tenido con mi ex, podía sentir la calidez de su mano, rozando mi piel.
Una sonrisa asomó mi rostro y acomodé mejor mi cabeza sobre la almohada, dejando mi cuello totalmente al descubierto.
Algo capturó la piel de mi cuello. Noté que era algo mullido y delicado, totalmente placentero al contacto con mi piel. Era simplemente perfecto como mi piel era capturada delicadamente. Pude darme cuenta, que el chico de mi sueño, se estaba encargando de proporcionarme un leve placer, el cual yo disfrutaba. Iba a hacerlo, considerando que por primera vez, mi ex novio hacía eso en uno de mis sueños.
Sus besos descendieron a mi escote y pude sentir la punta de su lengua sobre mi piel.
No podía creer que un sueño pudiera sentirse tan real.
Encorvé mi espalda y arrastré mi mano por el brazo que tenía a mi costado. Llegué a su nuca y enredé mis dedos en los pelos de ella. Me sorprendí al notar que estaban más cortos de lo que realmente eran.
—Me gusta tu escote… —en ese momento, pude reconocer mucho mejor la voz masculina, la tenía demasiado cerca.
Pero… ¿Por qué soñaba con él cuando lo odiaba con toda mi alma? ¡Tenía que despertar inmediatamente!
Invitado
Invitado
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
ahhhh es Joe??? El que esta en la cama??
Siguela!!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
AAAAAAAAHHHHH!!! JOE SE COMPORTAA COMO UN TARADOOO!!!!!...
PERO CREO QUE AAII ALGO QUE NO QUIERE DECIIRRR!!
Y ESTA ENAMORADO DE ___!!!!
AAII SIGUELAA PORFIISSS
PERO CREO QUE AAII ALGO QUE NO QUIERE DECIIRRR!!
Y ESTA ENAMORADO DE ___!!!!
AAII SIGUELAA PORFIISSS
chelis
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