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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Por amor a dios! Muero! Joe siempre estuvo celoso por eso trataba a la rayis así! Anima que bello! Síguela piedad amo tu novela! Amo como escribes! Soy tan adicta *_* síguelaa
Síguelaa
Síguela
Síguela
Síguelaaa
XD
Síguelaa
Síguela
Síguela
Síguelaaa
XD
Yhosdaly
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
NEW READER....
tienes que seguirla mujer... me encantaaaa la noveeee...
me has atrapado...
sigueeeeeeeeeeeeeeeeee
tienes que seguirla mujer... me encantaaaa la noveeee...
me has atrapado...
sigueeeeeeeeeeeeeeeeee
@ntonella
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
AAAAAAAAAA SIGUELAAAAA!!
Aqui yo de nuevo, no pude comentar porque no tenia internet...sorry! pero aca estoy de nuevo!
SIGUELA!!!!.
Aqui yo de nuevo, no pude comentar porque no tenia internet...sorry! pero aca estoy de nuevo!
SIGUELA!!!!.
!Wedding Bells!
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Hoooooooooooola Chicas! volvi!! askdansd Ahora les dejaré dos caps como les prometí, espero que les gusten :)
Capítulo 13.
Yo lo creía suficientemente inteligente como para saber en quién confiar o saber preguntar antes de actuar. Sus palabras me eran difíciles de creer después de todo eso.
—No puedo responder a eso, Joe… —giré mi rostro hacia un lado y él me tomo del mentón para volver a mirarme a los ojos.
—No pido que me correspondas ahora, _____. Pero yo se que muy dentro tuyo esta escondido el amor que ambos dejamos crecer todos estos años… —capturó mis labios entre los suyos, en un beso dulce y delicado.
—Pero también conservé tus maltratos. Me duele el corazón —torcí la boca en un gesto y respiré profundo—. Debo irme, tenemos que levantarnos temprano mañana. No lo olvides —soltó mi mano de a poco, mientras yo acomodaba los zapatos en mis pies. Su mirada me seguía por todos lados, lo que me ponía bastante nerviosa a cada instante que me movía—. En el Arc de triomphe a las ocho de la mañana —avisé, solemne, ante la puerta de la habitación.
Mis pasos se dirigieron fuera del lugar cuando cerré la puerta detrás de mí. Las lágrimas comenzaron a brotar con locura, mientras miles de pensamientos recorrían mis neuronas, trabajando una y otra vez sobre lo que me había dicho Joe: Yo te amo.
El pasiilo del piso del hotel parecía un tramo infinito hasta mi habitación, que solo estaba a cuatro puertas de la de Joe. Por alguna razón, todo ese tramo no parecía terminar porque mis pasos iban demasiado lentos a diferencia de mis pensamientos no podían ser frenados con nada en lo absoluto.
Al llegar a mi habitación solo deseaba poder recostarme en la cama delicada y cómoda, para poder descansar mi mente aunque fuera por unas horas.
***
La alarma de mi celular parecía infinita y no fue hasta que lo encontré con mi mano que pude descansar de ese ruido infernal. Me recosté sobre un lado de la cama, evitando la luz del sol que apuntaba a mis ojos. Por la noche había estado tan cansada y tan perdida fuera de la realidad que había olvidado cerrar un poco las cortinas de las ventanas, para evitar la luz veraniega de esas horas.
Suspiré recordando todo lo que había sucedido en la noche. Se me partía la cabeza y no era solo por el alcohol, sino que también la múltiple información de Joe me había caído de lleno en mis hombros. No tenía ni idea como seguir enfrentándolo después de todo eso. Y teníamos que seguir adelante con un trabajo que necesitábamos hacer juntos. Aunque si había realizado un trabajo con él y nuestras peleas de por medio. ¿Por qué no habría de hacerlo ahora? Todo podía ser un poco más sencillo, en diferentes términos.
—Preciosa, vamos a llegar a tarde si sigues durmiendo así —cada músculo de mi cuerpo se paralizó.
Me incorporé lentamente de la cama, sentándome sobre ella. Dándole la espalda a mi objetivo. No quería llevarme una sorpresa tan de golpe, era demasiado temprano.
Cuando volteé mi cabeza y me encontré con su mirada, un escalofrío recorrió mi espina dorsal sintiendo como cada vello de mi nuca se alarmaba.
Era demasiado hermoso. Cada facción de su rostro, desde sus cejas pasando por sus ojos y su nariz. Hasta el pequeño crecimiento de su barba mejoraba todo sobre él. Y más allá de su perfecto estado físico yo sabía que detrás de eso había una gran persona que me había enamorado hacía muchos años. Su sonrisa alumbró mi vista y no pude evitar morderme el labio inferior con mis dientes. El nerviosismo se apoderaba de mi cuerpo y lo podía sentir en mi pierna movediza debajo de las sábanas.
Distraída admirandolo a Joe no me había percatado del gran desayuno que esperaba por mí en la mesa cercana a mi cama. Mientras que él se encontraba muy cómodo, sentado en lo sillones del cuarto.
—¿Qué haces aquí? —pregunté, aún sorprendida ante su presencia. Me levanté de la cama y caminé hasta llegar a un par de metros de cercanía, a la mesa donde reposaba el desayuno.
—Vine a despertarte. Supuse que estarías muy cansada para necesitar un poco de ayuda de tu mejor amigo y de un buen desayuno —hablaba mientras masticaba un trozo de la tostada que tenía en su mano.
Siempre me había parecido asqueroso cuando la gente masticaba y hablaba al mismo tiempo, pero él lo hacía de una forma tan delicada que no parecía para nada desubicado. Su mandíbula se movía de forma sensual y no estaba completamente segura si eso era natural o él lo practicaba frente al espejo.
—¿Cómo entraste? —mi ceño fruncido se había apoderado de mi rostro y fue lo que produjo una sonora risita de su parte.
—Avisé en la recepción que me había quedado afuera de mi habitación mi novia dormía profundamente. Me pidieron tu nombre y accedieron tranquilamente —me senté en un sillón, de frente a él. Tomé la cafetera de metal que yacía entre dos tazas y serví el humeante contenido en una de ellas.
—La seguridad del hotel no es muy buena —comenté, con ironía.
—Te molesta que lo haya hecho —afirmó con cautela.
—Me hubiera gustado que esperaras un poco y no te precipitaras de esa forma en mi habitación. No tenías idea si yo podría haber estado sola o acompañada —bebí lentamente un poco de café y observé la mirada de Joe.
Su ceño era el que se fruncía en ese momento. Reí por dentro.
—¿Sueles tener visitas nocturnas? —preguntó, haciéndose el desentendido.
—Solía… —comenté con intriga y él espero casi paciente a que le contara la realidad.
La verdad era que no tenía visitas nocturnas, jamás las había tenido solo había hecho un comentario que había desatado un pequeño acto de celos de su parte, sin habérmelo pensado.
Aquello me estaba gustando mucho.
Acto seguido después de aquella escena, fue levantarme para poder buscar una ropa lo bastante atractiva y cómoda para ir a trabajar ese día. No debía olvidarme que estaba en París y hacía calor, por lo tanto, debía lucir impecable, sensual con ropa liviana sobre mi cuerpo. Además de querer llamar la atención de Joe un poco.
Había optado por unas bermudas de jeans, arremangadas en sus terminaciones. Una remera blanca un poco ancha y algo corta en la parte de la cadera. Y unos perfectos tacos muy cómodos que yo amaba usar. Además, me habían traido suerte muchas veces que los había usado.
Cuando salí del baño cambiada y conforme como me veía, no pude evitar observar con disimulo si Joe me miraba o algo por el estilo. Y mi meta se había cumplido lo suficiente para que él se deteniese en lo que estaba haciendo y me mirara estático por unos segundos, que me parecieron eternos.
Una sonrisa de suficiencia de apoderó de mis labios y comencé a caminar hacia la dirección de mi bolso de trabajo, donde se encontraba mi cámara y todos los artefactos que la acompañaban.
Sentí sus manos cálidadas apoderándose de mi cadera semi desnuda y no pude evitar morderme el labio inferior mientras tomaba rápidamente mi cámara con mi mano derecha. No podía evitarlo, a pesar de nuestras discusiones, de nuestro distanciamiento o todo lo que hubiéramos vivido en el pasado, yo no podía dejar de quererlo y sentirlo como el hombre que era. Las sensaciones de mi cuerpo reaccionaban al instante que él me tocaba y no podía hacer nada para detenerlo. Era como si me tuviera bajo su control y gracias que él todavía no lo sabía.
Me incorporé de forma derecha cuando sentí aún más su cercanía en mi cuerpo y no pude evitar sonreír con picardía pensando una y mil formas de hacerlo mío. Quería besarlo hasta quedarme sin oxígeno y que nadie me lo impidiera. Quería ser suya y que nadie se interpusiera en nuestro camino. No quería ningún problema, solo deseaba estar con él.
Me volteé rápidamente y tomé una foto de su rostro en plena mueca de placer. La foto había salido hermosa y cómica. Su acción de sorpresa había salido retratada también.
—No puedo estar alejado de ti. ¿Lo sabes? Y solo haces esto para provocarme —sus dedos recorrieron mi columna vertebral y mi piel se erizó por completo.
—Lo se… —susurré cerca de sus labios, mientras que mis brazos comenzaban a enredarse detrás de su nuca. Miré sus ojos con dulzura y me permití morderle el labio superior con delicadeza, para terminar volviéndolo un poco loco. Me arrastró con mi cuerpo, casi a cuestas del suyo, contra la pared de la habitación. Dejándome sin respiración ante la cercanía de su cuerpo con el mío.
Y yo que creía que el calor me derretiría en las calles de la ciudad, y no en una habitación con el ambiente climatizado.
Su beso me robo el aire en un menos de un segundo y tuve que alejarme un momento para recuperar un poco de oxígeno. Volví a acercarme a sus labios y comenzar a devolverle el beso casi tan desesperadamente como él lo hacía. Casí perdí la cordura en esos minutos que nos besamos y mi cámara no dio de lleno contra el piso, porque la correa colgaba confiable de mi brazo. Solo me pude dar cuenta de que lo había golpeado delicadamente en la cadera a Joe.
—No podemos hacer esto… —imploré cuando él había separado de mis labios para esconder su rostro en mi cuello.
—¿Qué tiene de malo? Ambos lo queremos… ¿no? —su mirada me penetró con miedo y yo sonreí de pensar a lo que él se refería realmente.
—Me refiero que… debemos irnos a la sesión de fotografía —besé la comisura de sus labios y deposité otro beso fugaz en su cuello.
—Ah… —su pensamiento voló en un instante y sus ojos brillaron de repente— Esta noche serás mía… —volvió a besarme con un tono de dulzura irremplazable.
Capítulo 13.
Yo lo creía suficientemente inteligente como para saber en quién confiar o saber preguntar antes de actuar. Sus palabras me eran difíciles de creer después de todo eso.
—No puedo responder a eso, Joe… —giré mi rostro hacia un lado y él me tomo del mentón para volver a mirarme a los ojos.
—No pido que me correspondas ahora, _____. Pero yo se que muy dentro tuyo esta escondido el amor que ambos dejamos crecer todos estos años… —capturó mis labios entre los suyos, en un beso dulce y delicado.
—Pero también conservé tus maltratos. Me duele el corazón —torcí la boca en un gesto y respiré profundo—. Debo irme, tenemos que levantarnos temprano mañana. No lo olvides —soltó mi mano de a poco, mientras yo acomodaba los zapatos en mis pies. Su mirada me seguía por todos lados, lo que me ponía bastante nerviosa a cada instante que me movía—. En el Arc de triomphe a las ocho de la mañana —avisé, solemne, ante la puerta de la habitación.
Mis pasos se dirigieron fuera del lugar cuando cerré la puerta detrás de mí. Las lágrimas comenzaron a brotar con locura, mientras miles de pensamientos recorrían mis neuronas, trabajando una y otra vez sobre lo que me había dicho Joe: Yo te amo.
El pasiilo del piso del hotel parecía un tramo infinito hasta mi habitación, que solo estaba a cuatro puertas de la de Joe. Por alguna razón, todo ese tramo no parecía terminar porque mis pasos iban demasiado lentos a diferencia de mis pensamientos no podían ser frenados con nada en lo absoluto.
Al llegar a mi habitación solo deseaba poder recostarme en la cama delicada y cómoda, para poder descansar mi mente aunque fuera por unas horas.
***
La alarma de mi celular parecía infinita y no fue hasta que lo encontré con mi mano que pude descansar de ese ruido infernal. Me recosté sobre un lado de la cama, evitando la luz del sol que apuntaba a mis ojos. Por la noche había estado tan cansada y tan perdida fuera de la realidad que había olvidado cerrar un poco las cortinas de las ventanas, para evitar la luz veraniega de esas horas.
Suspiré recordando todo lo que había sucedido en la noche. Se me partía la cabeza y no era solo por el alcohol, sino que también la múltiple información de Joe me había caído de lleno en mis hombros. No tenía ni idea como seguir enfrentándolo después de todo eso. Y teníamos que seguir adelante con un trabajo que necesitábamos hacer juntos. Aunque si había realizado un trabajo con él y nuestras peleas de por medio. ¿Por qué no habría de hacerlo ahora? Todo podía ser un poco más sencillo, en diferentes términos.
—Preciosa, vamos a llegar a tarde si sigues durmiendo así —cada músculo de mi cuerpo se paralizó.
Me incorporé lentamente de la cama, sentándome sobre ella. Dándole la espalda a mi objetivo. No quería llevarme una sorpresa tan de golpe, era demasiado temprano.
Cuando volteé mi cabeza y me encontré con su mirada, un escalofrío recorrió mi espina dorsal sintiendo como cada vello de mi nuca se alarmaba.
Era demasiado hermoso. Cada facción de su rostro, desde sus cejas pasando por sus ojos y su nariz. Hasta el pequeño crecimiento de su barba mejoraba todo sobre él. Y más allá de su perfecto estado físico yo sabía que detrás de eso había una gran persona que me había enamorado hacía muchos años. Su sonrisa alumbró mi vista y no pude evitar morderme el labio inferior con mis dientes. El nerviosismo se apoderaba de mi cuerpo y lo podía sentir en mi pierna movediza debajo de las sábanas.
Distraída admirandolo a Joe no me había percatado del gran desayuno que esperaba por mí en la mesa cercana a mi cama. Mientras que él se encontraba muy cómodo, sentado en lo sillones del cuarto.
—¿Qué haces aquí? —pregunté, aún sorprendida ante su presencia. Me levanté de la cama y caminé hasta llegar a un par de metros de cercanía, a la mesa donde reposaba el desayuno.
—Vine a despertarte. Supuse que estarías muy cansada para necesitar un poco de ayuda de tu mejor amigo y de un buen desayuno —hablaba mientras masticaba un trozo de la tostada que tenía en su mano.
Siempre me había parecido asqueroso cuando la gente masticaba y hablaba al mismo tiempo, pero él lo hacía de una forma tan delicada que no parecía para nada desubicado. Su mandíbula se movía de forma sensual y no estaba completamente segura si eso era natural o él lo practicaba frente al espejo.
—¿Cómo entraste? —mi ceño fruncido se había apoderado de mi rostro y fue lo que produjo una sonora risita de su parte.
—Avisé en la recepción que me había quedado afuera de mi habitación mi novia dormía profundamente. Me pidieron tu nombre y accedieron tranquilamente —me senté en un sillón, de frente a él. Tomé la cafetera de metal que yacía entre dos tazas y serví el humeante contenido en una de ellas.
—La seguridad del hotel no es muy buena —comenté, con ironía.
—Te molesta que lo haya hecho —afirmó con cautela.
—Me hubiera gustado que esperaras un poco y no te precipitaras de esa forma en mi habitación. No tenías idea si yo podría haber estado sola o acompañada —bebí lentamente un poco de café y observé la mirada de Joe.
Su ceño era el que se fruncía en ese momento. Reí por dentro.
—¿Sueles tener visitas nocturnas? —preguntó, haciéndose el desentendido.
—Solía… —comenté con intriga y él espero casi paciente a que le contara la realidad.
La verdad era que no tenía visitas nocturnas, jamás las había tenido solo había hecho un comentario que había desatado un pequeño acto de celos de su parte, sin habérmelo pensado.
Aquello me estaba gustando mucho.
Acto seguido después de aquella escena, fue levantarme para poder buscar una ropa lo bastante atractiva y cómoda para ir a trabajar ese día. No debía olvidarme que estaba en París y hacía calor, por lo tanto, debía lucir impecable, sensual con ropa liviana sobre mi cuerpo. Además de querer llamar la atención de Joe un poco.
Había optado por unas bermudas de jeans, arremangadas en sus terminaciones. Una remera blanca un poco ancha y algo corta en la parte de la cadera. Y unos perfectos tacos muy cómodos que yo amaba usar. Además, me habían traido suerte muchas veces que los había usado.
Cuando salí del baño cambiada y conforme como me veía, no pude evitar observar con disimulo si Joe me miraba o algo por el estilo. Y mi meta se había cumplido lo suficiente para que él se deteniese en lo que estaba haciendo y me mirara estático por unos segundos, que me parecieron eternos.
Una sonrisa de suficiencia de apoderó de mis labios y comencé a caminar hacia la dirección de mi bolso de trabajo, donde se encontraba mi cámara y todos los artefactos que la acompañaban.
Sentí sus manos cálidadas apoderándose de mi cadera semi desnuda y no pude evitar morderme el labio inferior mientras tomaba rápidamente mi cámara con mi mano derecha. No podía evitarlo, a pesar de nuestras discusiones, de nuestro distanciamiento o todo lo que hubiéramos vivido en el pasado, yo no podía dejar de quererlo y sentirlo como el hombre que era. Las sensaciones de mi cuerpo reaccionaban al instante que él me tocaba y no podía hacer nada para detenerlo. Era como si me tuviera bajo su control y gracias que él todavía no lo sabía.
Me incorporé de forma derecha cuando sentí aún más su cercanía en mi cuerpo y no pude evitar sonreír con picardía pensando una y mil formas de hacerlo mío. Quería besarlo hasta quedarme sin oxígeno y que nadie me lo impidiera. Quería ser suya y que nadie se interpusiera en nuestro camino. No quería ningún problema, solo deseaba estar con él.
Me volteé rápidamente y tomé una foto de su rostro en plena mueca de placer. La foto había salido hermosa y cómica. Su acción de sorpresa había salido retratada también.
—No puedo estar alejado de ti. ¿Lo sabes? Y solo haces esto para provocarme —sus dedos recorrieron mi columna vertebral y mi piel se erizó por completo.
—Lo se… —susurré cerca de sus labios, mientras que mis brazos comenzaban a enredarse detrás de su nuca. Miré sus ojos con dulzura y me permití morderle el labio superior con delicadeza, para terminar volviéndolo un poco loco. Me arrastró con mi cuerpo, casi a cuestas del suyo, contra la pared de la habitación. Dejándome sin respiración ante la cercanía de su cuerpo con el mío.
Y yo que creía que el calor me derretiría en las calles de la ciudad, y no en una habitación con el ambiente climatizado.
Su beso me robo el aire en un menos de un segundo y tuve que alejarme un momento para recuperar un poco de oxígeno. Volví a acercarme a sus labios y comenzar a devolverle el beso casi tan desesperadamente como él lo hacía. Casí perdí la cordura en esos minutos que nos besamos y mi cámara no dio de lleno contra el piso, porque la correa colgaba confiable de mi brazo. Solo me pude dar cuenta de que lo había golpeado delicadamente en la cadera a Joe.
—No podemos hacer esto… —imploré cuando él había separado de mis labios para esconder su rostro en mi cuello.
—¿Qué tiene de malo? Ambos lo queremos… ¿no? —su mirada me penetró con miedo y yo sonreí de pensar a lo que él se refería realmente.
—Me refiero que… debemos irnos a la sesión de fotografía —besé la comisura de sus labios y deposité otro beso fugaz en su cuello.
—Ah… —su pensamiento voló en un instante y sus ojos brillaron de repente— Esta noche serás mía… —volvió a besarme con un tono de dulzura irremplazable.
Invitado
Invitado
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Capítulo 14.
Unos días después de haber terminado la sesión de fotos en todos los monumentos importantes de la gran ciudad de París, Charles —el encargado de toda la línea de ropa que yo debía fotografiar— decidió llevarnos a un pueblo escondido por un gran bosque donde él había vivido su infancia y en el ambiente veraniego en el cual se había inspirado para su última línea de ropa estilo bohemio que combinaba perfectamente con el lugar de su pasado.
La última semana había tomado tantas fotos hermosas que no me podía decidir por ninguna a la hora de editarlas. Aunque estaba más emocionada con el paisaje detrás de los modelos, que por la ropa que ellos lucían. Era un estilo muy delicado y me encantaba, pero estaba tan enamorada del país donde estaba pasando mis días, que no podía pensar en otra cosa que superara esa belleza. Y eso que Joe acompañaba perfectamente el paisaje. Lastima la modelo que debía acompañarlo.
Tenía que aceptarlo, contenía demasiados celos dentro de mi cuerpo, mucho para ser controlado por solo una persona. Realmente no sabía como lo había logrado, pero estaba muy centrada y tan obsesionada con la casi perfección de mis fotos que a veces, solo por momentos fugaces, lograba olvidarme de la hermosa muchachita que se colgaba de los hombros de Joe o cuando él la tomaba de la cadera para mirarla atrevidamente a los ojos.
Era mi trabajo, debía controlarme. Y todo me estaba saliendo a la perfección.
—Esto es perfecto… —comenté sorprendida, ante la cabaña que se elevaba ante mis ojos.
Mientras depositaba mis valijas en el piso de madera, comencé a caminar lentamente entre los distintos muebles ambientados a la decoración general, que estaba orientada a la naturaleza.
Charles había reservado cabañas para pasar nuestra estadía en ese pueblo donde él había vivido. Según sus críticas era el mejor lugar para hospedarse y él nos regalaba todo aquello, solo por ayudar con el trabajo que él necesitaba y estar haciéndolo tan bien.
No podía estar más sorprendida y agradecida.
—Es realmente muy lindo —lo escuché a Joe hablar detrás de mí y me volteé a verlo. Había llegado con sus valijas y un bolso mío. Luego de colocar todo el equipaje en el suelo, enterró sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón, provocándome una vista inigualable.
Su sonrisa y el lugar me hicieron argumentar una duda.
—¿Sabes por qué razón Charles no nos reservó una cabaña para cada uno? —lo miré de frente y sonreí con mis cejas levantadas.
—¿Quieres hacerle gastar más plata en nosotros? No te aproveches de su generosidad.
—No me refiero a eso… ¿Por qué habría de ponernos juntos? Él no sabe de… —mi dedo actúo como seña de una palabra silenciada. No estaba muy segura de cómo llamar a lo que teníamos nosotros, que ni siquiera era algo establecido.
—Quizás sintió la química… —Joe se encogía de hombros mientras sus pies lo llevaban hacia mi persona.
Comencé a jugar con mis manos sin poder olvidar la promesa que él me había hecho días atrás de querer hacerme suya. Una promesa que no había cumplido porque yo siempre le había puesto obstáculos para que no avanzara a su objetivo. No era que no quisiera estar con él, porque considerando todo lo que sentía, estaba muy segura de darle mi consentimiento. Pero todo era aún más complicado de lo que nadie podía imaginar.
—¿Quieres comer algo? —señalé hacia la cocina y Joe tomo mi mano con delicadeza, para posicionarla con cuidado detrás en su espalda. El nerviosismo provocó que el sudor frío recorriera mi espalda, y llevé mis ojos a jugar con el decorado de una lámpara de pie.
—Sabes lo que quiero —su nariz se escondía en mi cuello, mientras jugaba con algunos cabellos traviesos que se habían escapado de mi recojido rápido, y se balanceaban con las pequeñas brisas del lugar.
—Joe, con respecto a eso… —me costaba tragar mi respiración, por el nudo que había creado en mi garganta— Tengo que hablarte de algo.
Su mirada me inspeccionó de arriba abajo, mirando cada expresión y contorno de mi rostro. Como si quisiera tratar de decifrar antes de tiempo lo que debía decirle.
Él tomo mi rostro entre sus manos y me beso delicadamente. La seguridad que me transmitía era incomparable. Sus besos lo transmitían todo.
Tomándome por la cintura, me arrastro con delicadeza hacia el sillón que estaba a pocos metros de distancia de nosotros. Yo caminaba casi por encima de sus pasos y cuando se sentó, me tomó tan fuertemente con sus manos que ni noté el momento en el que me depositó sobre su falda para besarme con más comodidad.
El beso aumentó en velocidad cuando salté hacia más adelante y nuestros cuerpos se presionaron mucho más. Mi vestido se ubicó mucho más arriba de mis muslos y me sentí más cómoda para moverme y avanzar hacia adelante con nuestros besos. No pude evitar tener la necesidad de arrancarle la remera del camino, y poder sentir su piel mucho más cerca a la mía. Llevé mis besos a su pecho y rocé delicadamente su piel con mis labios. Unos pequeños roces que lo estremecían, aunque las dos pieles estuvieran a la misma temperatura. Subí mis besos hasta su cuello y mordí el lóbulo de su oreja cuando llegué a él. Respiré profundamente y hablé con voz seductora.
—Yo jamás estuve con un hombre, Joe —el temor en mis palabras no se noto. Pero mi estómago temblaba de miedo ante la idea de que Joe me rechazara ante mi confesión tan repentina.
Me quedé sobre su oído, esperando reacción alguna. Pero su respiración era tranquila y no recibía alguna respuesta.
De repente, una mano suya acarició mi hombro y moví mi rostro hacia aquél gesto sin mirarlo a los ojos. Sus dedos tomaron mi mentón y fue en ese momento en el que dislumbré sus ojos iluminados, más hermosos como nunca antes los había visto.
Era mi Joe de aquellos años de adolescencia y felicidad que pasábamos juntos.
—¿Me dejas ser tu primer hombre? Te cuidaré como lo soñaste y como te lo mereces —su nariz jugó con la mía, acariciándome con detenimiento, mientras nuestros ojos se observaban sin dejar ningún detalle librado al azar.
Siempre había deseado y me había imaginado siendo suya por primera vez. Siempre supe que él iba a ser el primero porque yo así me lo había propuesto. Pero después de tantos años de despiadadas peleas, no había pensado que en realidad eso podía ocurrir. Y en el mejor lugar en el que cualquier chica hubiera deseado que ocurriera.
Mi cabeza asintió sin ningún problema. Ni siquiera lo había analizado, pero la realidad era que yo lo deseaba desde siempre. Yo quería estar con Joe más que con ningún otro. Sabía que con él iba a ser infinitamente especial.
Un beso de ternura llego a mi frente.
Sus labios mordieron rápidamente los míos y empezó el juego de pasión que ambos habíamos estado esperando hacía muchísimo tiempo. Sentí sus manos jugar con la piel de mis muslos mientras los acariciaba con persuasión. Su forma de tocarme era placentera y me agradaba demasiado. No sabía como había arrastrado mi vestido mucho más arriba de mi vientre, pero lo había hecho y ya estaba dispuesto a arrebatármelo, solo dependía de un cruce de miradas y que mis brazos obedecieran sin chistar. En poco tiempo yo estaba expuesta ante él, mientras todas las luces del día nos rodeaban. No podía evitar que mis mejillas aumentaran de color de solo pensarlo. Joe había sido mi mejor y había sabido muchas cosas de mí, pero esto era mucho más diferente. Se trataba de algo más íntimo que ponía nerviosa compartirlo con él.
Sin darme cuenta, Joe me había acorralado contra el sillón y su cuerpo, y sus manos se encargaban de jugar con el elástico de mi ropa interior. Sentir la presión de su cadera contra la mía provocó que me mordiera uno de sus labios y sentí su sonrisa remarcándose sobre la mía. Moví inconscientemente mi cadera para arriba, buscando pegarme un poco más a su cuerpo, buscando calmar mis ansias por su cuerpo.
Delineé su torso desde su pecho hasta el contorno de su pantalón, cuando me dio el espacio suficiente, mientras él se dedicaba a besar con fiereza la piel de mi cuello. Encontré el botón de su pantalón y me concentré en desabrocharlo para ponerlo en desventaja. Era injusto que yo estuviera casi desnuda y él casi todo vestido.
Sentí una pequeña mordedura cuando deslicé mi mano por sus piernas mientras bajaba su pantalón, y no pude evitar reirme.
Su pasión me encantaba y me volvía loca. Él era todo lo que yo no era, por ser un poco tímida en aquellas situaciones. Pero teniéndolo al lado era como un perfecto ajuste entre los dos que podíamos aprovechar muy bien.
El tiempo pasó y nuestras ropas desaparecieron con lentitud y ardor. Mi fuego interno crecía cada vez más y no veía la hora de que pudiera saciar mis ganas de tenerlo, debía admitir que estaba un poco nerviosa, pero Joe me había hecho sentir tan amada que lo que menos me importaba era si tenía algún sentimiento de miedo en mi pecho. No había nada más que pasión por la que sentía por Joe.
Él me besó de repente cuando decidió hacerlo. Una ola de calor me inundó todo el cuerpo y no pude ni exclamar lo que sentí en ese momento. Era único e indescriptible, una sensación que cualquier persona puede sentir de manera diferente, pero yo podía sentirla como algo que de ninguna otra forma podía experimentar. Era un sentimiento indescifrable.
Sus embestidas me llevaron al momento crucial entre ambos y fue ahí cuando descubrí un mundo de sensaciones nuevas. Y todo lo que sentía por Joe, se transformó en un mundo totalmente nuevo.
Unos días después de haber terminado la sesión de fotos en todos los monumentos importantes de la gran ciudad de París, Charles —el encargado de toda la línea de ropa que yo debía fotografiar— decidió llevarnos a un pueblo escondido por un gran bosque donde él había vivido su infancia y en el ambiente veraniego en el cual se había inspirado para su última línea de ropa estilo bohemio que combinaba perfectamente con el lugar de su pasado.
La última semana había tomado tantas fotos hermosas que no me podía decidir por ninguna a la hora de editarlas. Aunque estaba más emocionada con el paisaje detrás de los modelos, que por la ropa que ellos lucían. Era un estilo muy delicado y me encantaba, pero estaba tan enamorada del país donde estaba pasando mis días, que no podía pensar en otra cosa que superara esa belleza. Y eso que Joe acompañaba perfectamente el paisaje. Lastima la modelo que debía acompañarlo.
Tenía que aceptarlo, contenía demasiados celos dentro de mi cuerpo, mucho para ser controlado por solo una persona. Realmente no sabía como lo había logrado, pero estaba muy centrada y tan obsesionada con la casi perfección de mis fotos que a veces, solo por momentos fugaces, lograba olvidarme de la hermosa muchachita que se colgaba de los hombros de Joe o cuando él la tomaba de la cadera para mirarla atrevidamente a los ojos.
Era mi trabajo, debía controlarme. Y todo me estaba saliendo a la perfección.
—Esto es perfecto… —comenté sorprendida, ante la cabaña que se elevaba ante mis ojos.
Mientras depositaba mis valijas en el piso de madera, comencé a caminar lentamente entre los distintos muebles ambientados a la decoración general, que estaba orientada a la naturaleza.
Charles había reservado cabañas para pasar nuestra estadía en ese pueblo donde él había vivido. Según sus críticas era el mejor lugar para hospedarse y él nos regalaba todo aquello, solo por ayudar con el trabajo que él necesitaba y estar haciéndolo tan bien.
No podía estar más sorprendida y agradecida.
—Es realmente muy lindo —lo escuché a Joe hablar detrás de mí y me volteé a verlo. Había llegado con sus valijas y un bolso mío. Luego de colocar todo el equipaje en el suelo, enterró sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón, provocándome una vista inigualable.
Su sonrisa y el lugar me hicieron argumentar una duda.
—¿Sabes por qué razón Charles no nos reservó una cabaña para cada uno? —lo miré de frente y sonreí con mis cejas levantadas.
—¿Quieres hacerle gastar más plata en nosotros? No te aproveches de su generosidad.
—No me refiero a eso… ¿Por qué habría de ponernos juntos? Él no sabe de… —mi dedo actúo como seña de una palabra silenciada. No estaba muy segura de cómo llamar a lo que teníamos nosotros, que ni siquiera era algo establecido.
—Quizás sintió la química… —Joe se encogía de hombros mientras sus pies lo llevaban hacia mi persona.
Comencé a jugar con mis manos sin poder olvidar la promesa que él me había hecho días atrás de querer hacerme suya. Una promesa que no había cumplido porque yo siempre le había puesto obstáculos para que no avanzara a su objetivo. No era que no quisiera estar con él, porque considerando todo lo que sentía, estaba muy segura de darle mi consentimiento. Pero todo era aún más complicado de lo que nadie podía imaginar.
—¿Quieres comer algo? —señalé hacia la cocina y Joe tomo mi mano con delicadeza, para posicionarla con cuidado detrás en su espalda. El nerviosismo provocó que el sudor frío recorriera mi espalda, y llevé mis ojos a jugar con el decorado de una lámpara de pie.
—Sabes lo que quiero —su nariz se escondía en mi cuello, mientras jugaba con algunos cabellos traviesos que se habían escapado de mi recojido rápido, y se balanceaban con las pequeñas brisas del lugar.
—Joe, con respecto a eso… —me costaba tragar mi respiración, por el nudo que había creado en mi garganta— Tengo que hablarte de algo.
Su mirada me inspeccionó de arriba abajo, mirando cada expresión y contorno de mi rostro. Como si quisiera tratar de decifrar antes de tiempo lo que debía decirle.
Él tomo mi rostro entre sus manos y me beso delicadamente. La seguridad que me transmitía era incomparable. Sus besos lo transmitían todo.
Tomándome por la cintura, me arrastro con delicadeza hacia el sillón que estaba a pocos metros de distancia de nosotros. Yo caminaba casi por encima de sus pasos y cuando se sentó, me tomó tan fuertemente con sus manos que ni noté el momento en el que me depositó sobre su falda para besarme con más comodidad.
El beso aumentó en velocidad cuando salté hacia más adelante y nuestros cuerpos se presionaron mucho más. Mi vestido se ubicó mucho más arriba de mis muslos y me sentí más cómoda para moverme y avanzar hacia adelante con nuestros besos. No pude evitar tener la necesidad de arrancarle la remera del camino, y poder sentir su piel mucho más cerca a la mía. Llevé mis besos a su pecho y rocé delicadamente su piel con mis labios. Unos pequeños roces que lo estremecían, aunque las dos pieles estuvieran a la misma temperatura. Subí mis besos hasta su cuello y mordí el lóbulo de su oreja cuando llegué a él. Respiré profundamente y hablé con voz seductora.
—Yo jamás estuve con un hombre, Joe —el temor en mis palabras no se noto. Pero mi estómago temblaba de miedo ante la idea de que Joe me rechazara ante mi confesión tan repentina.
Me quedé sobre su oído, esperando reacción alguna. Pero su respiración era tranquila y no recibía alguna respuesta.
De repente, una mano suya acarició mi hombro y moví mi rostro hacia aquél gesto sin mirarlo a los ojos. Sus dedos tomaron mi mentón y fue en ese momento en el que dislumbré sus ojos iluminados, más hermosos como nunca antes los había visto.
Era mi Joe de aquellos años de adolescencia y felicidad que pasábamos juntos.
—¿Me dejas ser tu primer hombre? Te cuidaré como lo soñaste y como te lo mereces —su nariz jugó con la mía, acariciándome con detenimiento, mientras nuestros ojos se observaban sin dejar ningún detalle librado al azar.
Siempre había deseado y me había imaginado siendo suya por primera vez. Siempre supe que él iba a ser el primero porque yo así me lo había propuesto. Pero después de tantos años de despiadadas peleas, no había pensado que en realidad eso podía ocurrir. Y en el mejor lugar en el que cualquier chica hubiera deseado que ocurriera.
Mi cabeza asintió sin ningún problema. Ni siquiera lo había analizado, pero la realidad era que yo lo deseaba desde siempre. Yo quería estar con Joe más que con ningún otro. Sabía que con él iba a ser infinitamente especial.
Un beso de ternura llego a mi frente.
Sus labios mordieron rápidamente los míos y empezó el juego de pasión que ambos habíamos estado esperando hacía muchísimo tiempo. Sentí sus manos jugar con la piel de mis muslos mientras los acariciaba con persuasión. Su forma de tocarme era placentera y me agradaba demasiado. No sabía como había arrastrado mi vestido mucho más arriba de mi vientre, pero lo había hecho y ya estaba dispuesto a arrebatármelo, solo dependía de un cruce de miradas y que mis brazos obedecieran sin chistar. En poco tiempo yo estaba expuesta ante él, mientras todas las luces del día nos rodeaban. No podía evitar que mis mejillas aumentaran de color de solo pensarlo. Joe había sido mi mejor y había sabido muchas cosas de mí, pero esto era mucho más diferente. Se trataba de algo más íntimo que ponía nerviosa compartirlo con él.
Sin darme cuenta, Joe me había acorralado contra el sillón y su cuerpo, y sus manos se encargaban de jugar con el elástico de mi ropa interior. Sentir la presión de su cadera contra la mía provocó que me mordiera uno de sus labios y sentí su sonrisa remarcándose sobre la mía. Moví inconscientemente mi cadera para arriba, buscando pegarme un poco más a su cuerpo, buscando calmar mis ansias por su cuerpo.
Delineé su torso desde su pecho hasta el contorno de su pantalón, cuando me dio el espacio suficiente, mientras él se dedicaba a besar con fiereza la piel de mi cuello. Encontré el botón de su pantalón y me concentré en desabrocharlo para ponerlo en desventaja. Era injusto que yo estuviera casi desnuda y él casi todo vestido.
Sentí una pequeña mordedura cuando deslicé mi mano por sus piernas mientras bajaba su pantalón, y no pude evitar reirme.
Su pasión me encantaba y me volvía loca. Él era todo lo que yo no era, por ser un poco tímida en aquellas situaciones. Pero teniéndolo al lado era como un perfecto ajuste entre los dos que podíamos aprovechar muy bien.
El tiempo pasó y nuestras ropas desaparecieron con lentitud y ardor. Mi fuego interno crecía cada vez más y no veía la hora de que pudiera saciar mis ganas de tenerlo, debía admitir que estaba un poco nerviosa, pero Joe me había hecho sentir tan amada que lo que menos me importaba era si tenía algún sentimiento de miedo en mi pecho. No había nada más que pasión por la que sentía por Joe.
Él me besó de repente cuando decidió hacerlo. Una ola de calor me inundó todo el cuerpo y no pude ni exclamar lo que sentí en ese momento. Era único e indescriptible, una sensación que cualquier persona puede sentir de manera diferente, pero yo podía sentirla como algo que de ninguna otra forma podía experimentar. Era un sentimiento indescifrable.
Sus embestidas me llevaron al momento crucial entre ambos y fue ahí cuando descubrí un mundo de sensaciones nuevas. Y todo lo que sentía por Joe, se transformó en un mundo totalmente nuevo.
Invitado
Invitado
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Te matare LO SE síguelaa por el amor de dios síguela CASI COMBULCIONO POR SABER QUE SIGE! Soy adicta a esta novela de verdadamo como escribessihurlaa piedad por lo que más quierasanda anda anda otro capi massssssss porfiss
Yhosdaly
Re: Tequila & Amor (Joe y Tu) -Terminada-
Te lo juro q jamás pensé q l rayis era virgen
Síguelaa por dios quiero saber se pasa el día siguiente
Siguelaaaa te lo suplicoooo xC no te pierdas te extrañas a. Ti y a tus maravillosos capítulos
Síguelaa por dios quiero saber se pasa el día siguiente
Siguelaaaa te lo suplicoooo xC no te pierdas te extrañas a. Ti y a tus maravillosos capítulos
Yhosdaly
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