Crazy In Love |Niall Horan| [Terminada]

Samantha’s POV

La oscuridad de mi habitación era perfecta para estar calmada. Sin duda, era lo peor que me habían dicho en cinco años.
“tus padres estarán aquí mañana, lo más probable es que hablarán acerca de Londres” . Fue lo me dijo Louis a través de la puerta, con su voz quebrada y apenas en susurro. Sé que puede parecer cruel que lo diga de esa forma, pero él sabe que conmigo no van los rodeos y prefiero que me lo diga de esa forma a que se demore media hora en tratar de decírmelo.
Estaba tumbada en mi cama, aun con un leve rastro de lágrimas sobre mis mejillas.

Pensar en todas aquellas personas definitivamente no fue lo mejor, pero lo hice. Porque son mis personas. Son mis amigos, son mi todo. Llegaron en diferente tiempo, pero se convirtieron en personas tan importantes que no sé qué mierda será de mi vida si me voy a Londres con un par de enfermos que acaban poco menos de salir del loquero.
Oh sí, soy una resentida total.
Pero nadie, nadie ha sentido ese dolor de que tus padres por problemas, se drogaran frente a ti. Que tomaran frente a ti. Que… pelearan y se golpearan de vez en cuando, en tus ojos. Y tú, inocentemente pensabas que era un “juego de adultos” cuando en realidad eran un completo problema.
Jamás olvidaré el día en que tuve que ir a vivirme con la tía Jay. Lloraba a mares y el único que logró calmarme fue Louis, quien recién empezaba la universidad.
Después, harta de la tía Jay ya que sentía que no pasaba en casa, y que era cierto ya que trabajaba todo el día, decidí ir a vivir con Louis.
Al principio nadie quería, pero de todas formas me fui con él… e impresionantemente, me sentía más feliz que niña de cinco años en navidad.
Era mi complemento, por eso me hacía feliz. Además, hizo todo lo posible para que nuestro hogar quedara cerca de Connie y Harry, ya que la tía Jay vive muy lejos de acá, y como yo sé que Louis me ama tanto como yo a él, consiguió una casa para los dos, justo al lado de mi mejor amigo de toda la vida.
Estoy segura que ni mis padres harían eso por mí.
Sonreí.
El pensar en todo lo que había vivido en estos cinco años, que han sido los mejores de mi vida, sin duda me hacía feliz. Había miles de hermosos recuerdos en mi mente, que quizás con Londres cada día los recordaría. Y con más intensidad.
El techo era lo más interesante que ahora podía ver. Esperaba a que Niall llegara.

Niall.

Aquel chico que me hacía sufrir inconscientemente cada vez que lo veía con otra chica. Aquel tontito que cuando jugaba bascketball me hacía sentir como si fuese su porrista personal. Ese chico que me enseñó química con toda su paciencia.
Él me enamoró con una sola mirada y bueno, yo también logré enamorarlo.
Sin duda, si me iba, mi corazón quedaría vacío.
—Sam…—de pronto escuché a un costado. Una luz que provenía desde la puerta ya que esta se abría hizo que cerrara mis ojos.
—Niall—dije de inmediato. La luz cegadora desapareció y con eso, se escuchó la puerta cerrarse.
Me senté como debía en mi cama y vi la silueta de mi novio caminar hacia a mí.
No le di tiempo, a los segundos después estaba colgada de él. Estaba abrazada de su cuello, mientras escondía mi rostro en el cuenco de su cuello y él, de forma lenta y tierna, posicionaba sus manos en mi cintura.
—princesa, ya estoy aquí—susurró. Sonreí. Me encantaba que me llamara “princesa”
—Niall…—susurré—no quiero—dije sin pensar—mi temor era cierto…
—¿Qué cosa? —se hizo el desentendido. Estaba igual que yo. Él sabía el tema de mis padres y también temía a que me llevaran lejos de aquí.
—tú sabes bien… Niall… mis padres estarán mañana aquí—dije apenas. Sentí como Niall me abrazaba con más fuerza y maldecía por lo bajo.
—¿estás segura?
—Louis me lo acaba de decir…
—con razón se veía así…
—está tan destrozado como yo—me separé para mirarlo. Sus ojos estaba un tanto cristalizados y su hermosa sonrisa no estaba presente en su rostro—ven—tomé sus manos que estaban en mi cintura e hice que deshiciera su abrazo, para poder ir a sentarnos en mi cama.
—Sam…—se tumbó hacia atrás cuando ya estuvo en mi cama y yo hice lo mismo. Lo utilicé como una almohada así que puse mi cabeza sobre su pecho y pude ver como él rodaba con su brazo mi cintura.
—¿sabes?. Si mañana vienen me esconderé—reí ligeramente.
—¿estás segura que podrán llevarte?
—había…—suspiré con frustración. Malditos contratos—había una clausula en el contrato que decía que cuando mis padres salieran de su recuperación, mi custodia sería automáticamente de ellos, nuevamente.
—pero tú… ya tienes dieciocho años. ¿igual te pueden llevar?
—sí… porque, dime una cosa… ¿Quién me mantiene si no trabajo y solo estudio? Así es, Louis. Ahora, mis padres me habían comentado algo sobre la universidad en Londres. Jamás los tomé enserio, y tampoco quise… pero…—otra vez mi voz se quebraba—pero, era tan cierto el hecho que quisieran llevarme.
—tú me lo habías mencionado—dijo él en susurro—y tampoco quise creer.
—¿crees que sean capaces de llevarme mañana?
—¿por qué piensas en eso?
—no puedo pensar en nada más Niall, ¿Qué haré si me apartan de ustedes?
—princesa, por favor no lo menciones.
—tengo miedo, Niall…
—yo también lo tengo—confesó.
Me quedé en silencio.
Siento que no quiero más guerra, siento que voy a desfallecer cuando mis padres estén aquí y yo no quería ser débil, pero lamentablemente lo era.
No era como las demás chicas de mi edad. Siempre dependí de alguien, como Louis. Ahora, tendría que valerme sola porque con mis padres, yo no contaba.
—hermosa—escuché a Niall—debes descansar.
—no—dije aferrándome más fuerte a él—no te vayas, quédate conmigo.
—¿puedo? ¿Louis no se molestará?
—por supuesto que no—dije pasivamente. Niall me calmaba. Oír su voz era mi paz, mi hermosa paz.
—de acuerdo, me quedaré—esbocé una pequeña sonrisa y levanté mi cabeza para toparme con su mirada fija en mí—¿sabes? Odio verte llorar—delicadamente, con su índice de su mano derecha limpió aquellas estúpidas lágrimas que aún estaban posadas en mi rostro
—gracias por limpiarlas, han estado ahí toda la tarde—traté de bromear. Pero no, no resultó.
—quiero verte bien, ¿de acuerdo? Yo haré todo lo posible para que no te aparten de mi lado.
—¿lo harás?
—lo haré Sam, no dejaré que te lleven tus padres. Tienen derechos, pero tú también—sonreí. Escucharlo decir aquellas palabras me reconfortaba de sobremanera.
Lentamente, acerqué mi rostro al suyo y me detuve a tan sólo unos milímetros de sus labios.
—bésame—me dijo.
—¿por qué no lo haces tú? —pregunté.
—tú eres la que se acerca a mí de manera peligrosa—reí.
—de acuerdo, tú lo has pedido—corté la poca distancia que teníamos entre los dos, mezclando nuestras respiraciones y uní mis labios con los de él en un dulce beso.
Nuestros labios se movían al compás de un suave vals.
Sus labios con los míos encajaban a la perfección.
—duerme—susurró sobre mis labios cuando hizo que quedáramos a una corta distancia.
—no puedo—respondí.
—hazlo, yo tengo sueño—reí. Era tan… perfecto.
—de acuerdo, trataré de dormir—me volví a acomodar en su pecho, no sin antes cubrirnos con algunas mantas y quitarnos nuestros zapatos.
—ahora sí, descansa—me susurró, y besó la cima de mi cabeza. Comencé a cerrar mis ojos después de que él hizo aquella acción, pero un murmuro nuevamente proveniente de él, me hizo abrirlos.
—Te amo—escuché que dijo muy despacio. Sonreí. Se escuchaba tan hermoso decirlo de sus labios, sonaba tan puro, tan real.
—Te amo—murmuré despacito también. Noté como Niall reía al ver que yo aún no dormía. También reí.

¿Quién mejor que Niall para afrontar esto?

(…)

Un aire cálido recorría toda mi espina dorsal, comenzando desde mi cuello. Sentía unas caricias cálidas en mi cintura y también podía sentir algo apoyándose en mi espalda y que subía y bajaba lentamente.
Abrí mis ojos alterada ante todo esto, pero luego recordé.
Niall.
Le daba la espalda y él me abrazaba de forma dominante pasando su brazo en mi cintura e inconscientemente dándole suaves caricias sobre la tela de mi polera.
Su respiración se hacía presente tanto en mi cuello como en mi espalda y era tan pasiva y además lenta que me provocaba cierta tranquilidad y relajo.
Aun me preguntaba qué haría sin él si me llegase a ir.
Nadie tenía una respuesta para mí, nadie quería dármela porque también nadie quería que me fuera. Niall no quería y tampoco asimilaba el hecho de que los enfermos de mis padres estarían a quien sabe qué hora hoy, aquí, mi hogar con Louis.

Lo peor de todo esto, era que me iba con ellos a otra ciudad. Y muy lejos de Doncaster. Tal vez, no hubiese habido problema si nos quedábamos aquí mismo, de todas formas me mandaría sola y me vendría a quedar con Louis, seguiría en mi último mes en la escuela y estudiaría en la universidad aquí, junto con los demás. Pero no. Tenían que escoger Londres para vivir.
Como dije, enfermos.
—¿en qué piensas? —oí entonces, haciendo que dejara de insultar a los idiotas de mis padres mentalmente.
—¿cómo sabes que estoy despierta y pensando?
—porque dejaste escapar un “enfermos” y me despertaste de paso—río.
Su risa. La amaba. Era como si escuchase mi canción favorita de Green day todo el día.
—lo siento cariño, no quería despertarte—dije riendo también—¿Qué hora es?
—las 6:45 en punto. Hay que levantarse e ir a la escuela—sacó su brazo lentamente de mi cintura y se acercó a mí para besar mi mejilla—buenos días.
—buenos días—me senté en la cama, haciendo que Niall también lo hiciera.
—hasta despeinada te ves hermosa.
—cállate, me sonrojas—toda palabra dicha hacia a mí por parte de él, lo hacía.
—también te ves linda sonrojada—lo golpee suavemente en el brazo. No me gustaba verme roja como si fuese un mismísimo tomate.
—de acuerdo, a levantarse elfo—le dije. Él me miró frunciendo el ceño y luego me miró “molesto”
—los apodos de Liam se te están haciendo costumbre, Sam—reí. Era cierto, Liam le decía de vez en cuando elfo, cuando no había nadie a excepción de mí.
—se ve adorable en ti la palabra “elfo” —sin más preámbulos, me acerqué a besarle ahora yo la mejilla y me levanté. Me estiré como si fuese un gato y dirigí mi mirada a Niall, quien me miraba a mí—¿qué? —pregunté
—nada—sonrió—¿Louis estará despierto?
—si no lo está, tendré que despertarlo yo. Ahora más rápido Niall, mueve tu trasero de ahí que tenemos escuela—espeté. Por muy mal que esté, Niall hacía que me pusiera así. Podía cambiar mi humor completamente triste al de un comediante.
—está bien—perezosamente vi cómo se levantaba y se estiraba igual que yo. Me acerqué a él y lo besé fugazmente en sus labios para luego salir de mi habitación e ir en busca de Louis, obviamente seguida de Niall.
Fuimos a su cuarto y no estaba.
Me extrañó esto porque de todas formas era temprano para que él estuviese despierto.
Caminamos al living y tampoco estaba allí. Revisé en el baño y tampoco. Lo que me decía que estaba en la cocina.
Fuimos allá y lamentablemente mis predicciones eran inciertas, él no estaba en la casa. ¿Dónde podría estar tan temprano?
—No está—susurré sentándome en un taburete en la cocina—¿Dónde diablos puede estar? —pregunté ahora preocupada mirando a Niall
—tranquila, debe haber salido a caminar a despejarse o algo así—me tranquilizó Niall.
—espero que vuelva, necesito verlo antes que nos vayamos a la escuela—sonreí torciendo mi boca hacia el lado derecho—¿Quién prepara el desayuno?.
—si quieres aun tener cocina, te recomiendo que tú—me dijo riendo. Yo también reí. Hace unos días atrás, con Niall después de la escuela tratamos de hacer pasta.

Quedemos con que él no tiene dotes culinarios y dudo que los obtenga.

(…)

Salimos de la casa un tanto apurados ya que se nos había hecho tarde para la escuela.
Al final, Louis no había llegado y eso me perturbaba y a la vez me preocupaba. ¿Dónde se pudo haber metido?. Espero que por lo menos cuando haya vuelto de la escuela, él estuviese allí.
Corríamos con Niall por las calles para llegar a la escuela tomados de las manos y a la vez riendo como locos. La gente cuando pasábamos nos miraba de forma extraña. ¿Acaso nunca vieron una pareja de novios corriendo tomados de las manos? ¡Eso era típico de las películas!
—mira, ya vamos a llegar—me dijo apuntando con su mano libre la entrada de la escuela que la estaban a punto de cerrar.
—¡ apúrate! —le grité. Corrimos con nuestras últimas fuerzas que nos quedaban y antes de que Marc pudiese cerrar, entramos.
Pero nuestra carrera no terminaba allí. Ahora debíamos correr por los pasillos, hacia el salón de historia.
Gracias al cielo, aquel estaba en el primer piso y no en el segundo, lo que nos permitió llegar a la par con el profesor.
Éste, nos quedó mirando de forma extraña.
—entren si no quieren que los regañe aquí mismo—nos dijo. Nosotros asentimos y entramos al salón.
Las miradas de todos se posaron sobre nosotros, y claro, las zorritas que querían algo con Niall me mandaron un millón de insultos de forma “disimulada” mientras que yo olímpicamente las ignoraba.
Aquí, era donde me separaba de mi irlandés y tomaba mi asiento con Connie y él con Zayn.
Así es, nos volvimos a mezclar.
Localicé a Constance al final del salón y sinceramente aquello no me extrañaba, ella odiaba historia y decía que era inservible para memorizar así que se sentaba al final y se dedicaba a dormir. Hacía eso cuando se sentaba con todos, menos con Liam, quien la obligaba a trabajar y ella no se negaba.
Era imposible negarse ante su propio novio.
—llegas tarde—me dijo riendo—¿Por qué llegaste con Niall?
—se dice hola primero—rodé los ojos mientras reía.
—hola Sammie, ¿por qué llegaste a la par con Niall y tomados de las manos? —preguntó de inmediato. No había caso, con Connie no había caso.
—hola Connie, estoy bien gracias ¿y tú? . Durmió en mi casa, si es lo que querías saber—respondí como si nada. Ella me miró con sus ojos negros de forma impresionada.
—¿en tu casa? —preguntó atónita—o sea que ustedes…—la interrumpí.
—¿qué? ¡No! —exclamé—¿Cómo se te ocurre pensarlo?
—¿entonces que hacía en tú casa? —me tensé.
¿Qué le podía decir a Constance?
Mira Connie, lo que pasa es que hoy mis padres vendrán a fijar la ficha de mi partida, que será de seguro dentro de esta semana.
¡Y sabes una cosa!
Me iré a Londres con ellos para tener una nueva vida.
¿no es emocionante?

Ni que fuera idiota como ellos para decirle eso.
Si bien, Constance sabía el hecho de que querían llevarme, los únicos que sabían todo con lujo y detalle eran Niall y Harry. a los demás no les he querido contar y mucho menos a Connie, porque dejarla sola y quedarme sin ella sería un desafío enorme y a la vez un sufrimiento que me dejaría con problemas.
Sí, estoy siendo dramática.
—porque lo invité a quedarse ayer—fue lo único que salió. Constance me miró de forma sospechosa y se giró a la pizarra.
Yo hice lo mismo.

La estúpida clase de historia se me estaba haciendo aburrida y lenta. Cada cinco segundos revisaba la hora en el reloj de mi celular y es como si el tiempo o avanzara.
Eran las 8:35 am y aún quedaba clase.
El profesor hablaba y hablaba y los únicos que prestaban atención de verdad eran Liam y Niall. mis genios.
La clase hubiera continuado aburrida y lo que estaba a punto de ocurrir, no hubiese sucedido.
Alguien golpeaba la puerta y el maestro Miller se vio obligado a abrir.
Caminó hacia la puerta y cuando la abrió, aquella persona de afuera le dijo algo, él asintió y miró a la clase
—Samantha Woods, debes retirarte—entonces me di cuenta que me miraba a mí.
Todos me miraban a mí, incluyendo a Zayn, Harry, Liam, Connie y Niall.
De forma torpe y lenta, me levanté de mi banco y tomé mis cosas para echarlas en mi bolso. Cuando finalicé, miré a mis cuatro amigos y a mi novio, moviendo mis labios y diciendo un: “los llamo más tarde”.
Salí del salón no sin antes darles una última mirada.
Jamás olvidaré aquellos rostros.
Los cinco estaban preocupados, y lo único que querían era saber que sucedía. Todo lo decía sus miradas.

Aquella persona que vino a buscarme, que era la secretaria de la directora, Gladys, me guío hacia dirección y yo iba caminando lentamente tras ella.
Me di cuenta que nos había dirigido a la oficina del director. Tragué grueso. Quizás que me esperaba detrás de esa puerta.
—señorita Woods, la esperan adentro—me sonrió y se retiró.
Inhalé y exhalé fuerte y luego cerré mis ojos. Volví a abrirlos como también abrí la puerta café de la oficina del director.
Mi “perdición” estaba allí.

Sara y Joshua Woods.