Crazy In Love |Niall Horan| [Terminada]

Una sonrisa estaba plantada en su rostro desde el momento que se levantó en la mañana. Hoy era su cumpleaños número dieciocho y de una u otra forma le emocionaba tanto como cuando era un niño pequeño.
Si bien, sus padres estaban de viaje y su hermano en la universidad, eso no le impedía estar feliz porque tenía a sus amigos, y a Sam.

Sam.

Desde aquel día en su casa, habían sucedido muchas cosas con ella. Cada vez sentía que la quería más. Cada día le gustaba más, y eso que no había pasado mucho.
Lo más extraño, es que al final no terminó viajando con Louis por un percance y estuvieron juntos todo el fin de semana. Y se dio cuenta de la maravillosa chica de la cual nunca se dio cuenta durante cuatro años.


Salió de su casa y suspiró.
Comenzó a caminar en dirección a la casa de Harry, que estaba a unos pasos de la suya. Tocó el timbre y el ruloso a los segundos después estaba ahí en la puerta con aquella sonrisa típica de él.
—¿estás lista? —le preguntó
—Styles, yo nací lista—dijo sonriendo—vamos a buscar a Liam. Connie está allá.
—¿durmieron juntos?
—qué sé yo—se encogió de hombros—cuando lleguemos les preguntas—los dos se miraron y rieron. Harry salió finalmente de su casa y caminaron hacia la casa de Liam. Cuando llegaron, Samantha golpeó y una sonriente Constance les abrió.
—¡chicos! pasen luego—dijo sonriéndoles. Los dos la saludaron y entraron. Fueron al living y ahí estaba Liam hablando por teléfono.
—sí Niall si, si recuerdo… ¡ya cállate estúpido! —decía Liam riendo. Sam se sonrojó al oír el nombre “Niall”. Siempre lo hacía desde aquel día en su casa.
—¿está hablando con el cumpleañero? —preguntó Harry frunciendo el ceño
—lo llamó para decirle feliz cumpleaños de los primero—dijo Connie posándose al lado de él.
—entiendo—dijo el castaño.
—adiós Niall—oyeron entonces decir a Liam. Cuando cortó la llamada, los miró y les sonrió
—¿Qué tal están chicos? —preguntó.
—estamos bien—respondió Harry.
—¿Qué tal la novia del cumpleañero? —preguntó mirando pícaramente a Sam.
—cállate Liam, yo no te molesto con Connie. Además, no soy la novia de Niall—respondió más sonrojada de lo que ya estaba. Todos en la sala rieron, incluyendo a Harry.
—bueno, me callo—contestó Liam sonriente—el pastel está en la cocina, pero tiene un pequeño error…
—¿error? —preguntó Connie.
—en vez de “Happy Birthday Niall”, escribieron “Happy Birthday Naill” —Constance, Harry y Sam miraron a Liam incrédulos. ¿Cómo podían equivocarse en eso?
—¡¿Cómo mierda se pueden equivocar en el nombre?! —exclamó molesta Sammie levantando sus brazos al aire.
—Sammie, no te alteres—trató de calmarla Harry riendo.
—¡son idiotas! ¿“Naill”?, los voy a demandar.
—ya, cálmate—le dijo Connie poniendo su mano en el hombro derecho de la pelinegra—la idea es que le guste el sabor, no la decoración.
—conociendo a Niall, aunque fuera de barro lo comería—comentó Liam.
—bueno, entonces, ¿Qué estamos esperando? —habló Harry—la idea es que lleguemos antes que él.
—tarde—dijo Liam—él ya iba hacia la escuela.
—Oh dios! —exclamó Samantha—muevan sus traseros, tenemos que irnos!
—de acuerdo enamorada, cálmate—le dijo Constance riendo.
Todos tomaron sus cosas, el pastel y una bolsita con confeti. Querían sorprender a Niall, además que sabían perfectamente que él la pasaría solo, sin su familia.
Salieron de la casa de Liam y éste propuso que se fueran en su auto. Todos aceptaron.
Se subieron rápidamente al BMW de Liam y se acomodaron.
—¿puedo conducirlo? —le preguntó Harry a Liam.
—claro—le entregó las llaves sonriendo
—¿Qué has hecho Liam? —le preguntó Connie con cara de horror—¡Niall se quedará sin amigos!
—¿por qué? —cuestionó frunciendo el ceño
—por nada, nada, vámonos! —interrumpió Harry. Connie y Sammie se miraron e hicieron lo mismo. Se abrocharon el cinturón y comenzaron a rezar para que Harry no los matara.
Ninguna de las dos se explicaba el “cómo” Harry había conseguido su licencia de conducir, siendo que durante las practicas atropelló a un inocente perro.
—¿todos listos? —preguntó Harry desde el asiento del piloto. Los demás asintieron.
El ruloso echó a andar el auto.

El resto de la historia fue todo un caos. Cuando Connie le había preguntado a Liam que había hecho debía haberle comentado que Harry era un pésimo conductor.
Comenzando, con que se pasó a lo menos tres semáforos en rojo. Después, casi atropella a una anciana que iba cruzando la calle en un “paso cebra” y para finalizar, al momento de estacionar, le dio un leve topón al auto de un chico de la escuela. Que resultó ser el auto de Zayn ya que el moreno justo venía bajando del auto y le reclamó a Harry el pequeño topón que le quedó a su auto.
El ruloso le pidió perdón a lo menos cien veces para que Malik no lo golpeara.
Por suerte Sam intervino y le pidió perdón ella, excusando que Harry venía “somnoliento” y que nadie más podía conducir.
—de acuerdo—dijo suspirando Zayn—pero a la próxima que le hagan algo a mi auto, no me haré responsable…
—¡gracias Zayn! —sonrió. El moreno le sonrió de vuelta y se fue.
—¿Cómo lo haces? Es increíble que él te haga caso—le dijo Liam mirándola.
—es el tiempo que lo llevo soportando. Ahora saquen el pastel y el confeti y busquemos al irlandés!
—¡claro! —dijo Connie.
Tomaron todo lo que había en el auto de Liam y luego caminaron de forma “sospechosa” a la escuela, mirando hacia todos lados tratando de localizar al rubio de nombre Niall y apellido Horan.
Pero no lo encontraban.
¿Dónde demonios se había metido?. Entonces a Liam se le ocurrió que podía estar en el gimnasio, entrenando bascketball. Eso hacía cuando estaba sin el castaño. Entrenar.
Caminaron todos hacia allá de la misma forma “sospechosa”. Todos en la escuela los miraban con cara de: “¿y a estos que les picó?”. Pues nadie sabía.
Cuando llegaron al gimnasio, Liam había tenido razón. Niall se encontraba haciendo unos lanzamientos, encestando cada uno de ellos. Todos se sonrieron y gritaron al mismo tiempo.
—¡Niall! —gritaron y se acercaron al rubio. Él cuando vio a sus amigos, dejó el balón a un lado y les sonrió. Caminó hacia ellos y cuando estuvieron los cinco juntos se miraron y rieron
—¡Feliz cumpleaños Niall! —gritaron de nuevo. Niall los miró y comenzó a reír. Sabía que le harían algo, los conocía bien.
—gracias chicos—dijo sonriendo
—¡Niall! —exclamó Sam mirándolo—ten, esto lo… encargamos nosotros—dijo entregándole la caja donde venía el pastel de chocolate. Niall la abrió y frunció el ceño.
—¿Naill? —preguntó riendo. Todos se miraron y luego miraron culpando a Liam
—¡¿Qué!? No es mi culpa que hayan sido tan babosos para escribir tu nombre así—se defendió el castaño.
—no importa—dijo Niall sonriendo—muchas gracias chicos.
—¡oh, faltó algo! —exclamó Connie. Sacó la bolsita con confeti y lo lanzó por todo el gimnasio gritando: “Cumpleaños feliz”. En eso, los cuatro restantes comenzaron a reír.
—eso faltaba—dijo Harry—bueno chicos, a clases. Seguiremos festejando en el salón!
—¡así fastidiamos al señor Burn! —gritó Sammie—oh sí, será una divertida clase de física.
—niña mala—escuchó que le decía Niall—chicos, si quieren adelántense, tengo que arreglar unas cosas.
—de acuerdo—dijo Connie agarrando del brazo a Liam y a Harry—nos vemos en el salón! —exclamó, y salió con los dos jóvenes a rastras.
Sólo quedaron Niall y Samantha.
La pelinegra miró a Niall quien la miraba fijamente.
—¿Qué miras? —le preguntó ella acercándose y riendo.
—lo hermosa que eres—dijo en casi susurro. Ella frunció el ceño y río
—te has vuelto todo un cursi Niall—cuando ya estaba frente al ojiazul, él tomó sus manos con las suyas y luego las soltó para posicionarlas en su cintura. Sam al sentir aquel tacto, pudo sentir aquellas estúpidas mariposas que sientes cuando estás enamorado.
—¿enserio? —le preguntó él—hago lo mejor que puedo, leo un libro para eso—ella río bajito—Sam…
—¿sí?
—qué te parece esto: Tú, yo, mi auto, cualquier lugar.
—perfecto—sonrió. Rodeó el cuello de Niall con sus brazos y acercó sus labios solamente para rosarlos con los de él. Aquel rose, hacía que ambos se fueran completamente de este mundo y estuvieran en un solo para ellos dos.
Aunque claro, no todo es perfecto.
—¡Woods, Horan! —escucharon que alguien gritó desde la entrada del gimnasio. Alterados se separaron y miraron de donde venía el grito. Los dos se pusieron rojos al ver que era el entrenador.
—di-disculpe entrenador—dijo Niall.
—lo sentimos—Sammie agachó su mirada avergonzada. Siempre le sucedían cosas de este tipo, vergonzosas.
—vayan a clases mejor—dijo riendo el entrenador. Niall tomó sus cosas rápidamente y junto a Sammie comenzaron a caminar hacia el salón.
Durante el trayecto, como era de esperarse, muchas chicas se le abalanzaron a Niall, gritándole feliz cumpleaños en la cara o diciéndole cosas como: En el receso te doy mi regalo y un guiño. Aquello no le molestaba Sammie. ¿El por qué? Ya llevaba años soportando eso. Pero si admitía que se ponía celosa, debido a que con Niall en cualquier momento formalizarían, y de seguro todas esas zorras la odiarían.
Aunque claro, Niall solo les sonreía y se acercaba más a Sammie para que ellas se alejaran. Realmente jamás le gustaron las chicas así, y si alguna vez se fijó en Becca, fue porque aún no conocía a la hermosa chica que iba a su lado.
Sin duda, este año para él, fue haber conocido a Samantha Woods.

(…)

A la salida de la escuela, los seis chicos, caminaban hacia donde tenían aparcados los autos.
Y sí, leyeron bien, eran seis.
Zayn Malik desde el receso del almuerzo, gracias a Sam, se había incluido en el grupo. En un comienzo, los chicos se negaron y hacían gestos con la cara de que tenían miedo, pero Sam con du habilidad de convencimiento, logró que él entrara. Y pues, Zayn les comentó que gracias a la pelinegra se salió de aquellas juntas extrañas que él tenía.
Y por supuesto, aquello había molestado a Niall, a Harry y a Liam. Ella nunca cambiaría, por muy idiota que fuera alguien, de todas formas ayudaría.
—¿nos iremos a celebrar? —preguntó Connie sonriendo. Todos miraron a Niall.
—a las nueve los quiero en mi casa, y tú también Zayn—dijo mirando al moreno.
—¿tan tarde? —preguntó Liam frunciendo el ceño.
—tenemos otras cosas que hacer—contestó Sam. Todos los miraron despectivamente y luego suspiraron. Ok, aquello había sido sincronización al máximo.
—de acuerdo par de tortolos—dijo Zayn—nos veremos a las nueva en casa de Niall—con ese pequeño diálogo, todos se fueron a sus casas, menos dos.
Niall y Sammie iban camino a cualquier lugar, o bueno, no a cualquiera, sino al que Niall condujera.
Y los llevó a ambos a “su lugar”. Aquel pequeño prado que Niall le mostró a Sam para conocerse más a fondo hace un tiempo. Mientras el rubio conducía hacia allá, Sam se dedicaba a observarlo.
Era consciente de lo que estaba viviendo ahora. Hace unos meses, era una completa desconocida para Niall Horan, y ahora, ambos están enamorados y celebraran parte del cumpleaños del ojiazul los dos, solos.
¿Quién lo imaginaría?.
—deja de observarme—escuchó que decía Niall riendo—tus hermosos ojos me ponen nervioso.
—no era mi intención—sonrió—realmente me gusta mirarte.
—entonces no te quejes cuando yo lo haga, eh… ya que a mí también me gusta mirarte.
—lo sé, lo he notado—río bajito—mira, hemos llegado—dijo entusiasmada. Niall sonrió al verla tan así y aparcó el auto donde siempre lo hacía.
Se bajó rápidamente y rodeó el auto para ayudar a Sammie. Le abrió la puerta y le estiró la mano para que ella pudiese bajar y lo hizo susurrando un gracias y besándole la mejilla.
Luego, Niall cerró la puerta y el auto en sí con llave y comenzaron a caminar hacia aquel lugar.
Iban tomados de la mano, pero no por miedo o algo, sino porque querían. Conversaban acerca de cómo lo harían para la reunión de amigos de esta noche. De cierto modo, Niall se sentía mejor que cuando estaba con sus padres.
Cuando llegaron a aquella arboleada, ambos sonrieron y se sentaron en la misma banca de hace un tiempo atrás.
—me vienen muchos recuerdos estar aquí—dijo Sam
—a mí también—dijo Niall sonriendo. Los dos se miraron y se mantuvieron así. Era un juego de miradas, y a la vez de tiernas sonrisas.
—Sam…
—¿sí?
—creo… creo que no hay que esperar más ¿o sí? —le dijo nervioso y ella entendió a lo que iba.
—no, creo que no—sonrió nerviosa. Niall se levantó de la banquita e hizo que ella también se levantara.
Tomó sus dos manos y le sonrió. Sam le devolvió la sonrisa.
—Sam… dime…bueno emm…—Samantha río ante aquello. Siempre se ponía nervioso. Tal como cuando le dijo que él gustaba de ella.
—solo dilo Niall, no te diré nada malo…
—no es fácil, siempre me pongo nervioso.
—¿siempre? —Sam levantó sus cejas.
—bueno, más que nada contigo—río nervioso—ok, nada de nervios—dijo como si ella no estuviese ahí—Sam, dime, ¿te gustaría ser mi novia? —Samantha no se iba a desmayara, porque sabía que algo así iba a ocurrir. Pero sinceramente lo único que quería era gritar a los cuatro vientos que Niall Horan le había propuesto ser su novia.
Dio un paso hacia él y rodeó el cuello del rubio con sus brazos.
—sí, si quiero—dijo sonriendo. Niall suspiró con algo de alivio lo que hizo reír a Sammie y no esperó más y puso sus manos en la cintura de la pelinegra, acercándola aún más a él, y poder así, juntar sus labios con los dulces y rosa de Sam.
Era el beso más tierno que los dos alguna vez habían dado. Sus labios se acopaban de forma perfecta y podían bailar a un mismo compás, como si lo hubieran hecho antes.
Era el primer beso entre ambos.
Aquel inolvidable, aquel que ninguno imaginó que sería tan perfecto.
—Te quiero Sam—susurró Niall sobre sus labios. Ella sonrió
—Te quiero Niall—dijo entonces ella sonriendo aún más.

Entonces, es cuando piensas.

¿Quién se imaginaría que una simple tutoría los uniría de tal forma?

¿Quién hubiese imaginado que Samantha Woods, la chica normal y un tanto invisible de la escuela terminaría siendo novia del chico popular?
Nadie lo hubiese esperado.