Crazy In Love |Niall Horan| [Terminada]

La canción “How we do” de Rita Ora comenzó a sonar de quién sabe dónde y Sammie se revolcaba en su cama de izquierda a derecha, de derecha a izquierda y movía sus brazos tratando de alcanzar su celular y tratar de saber si era su tono de llamada o su alarma. Solía olvidarlo con frecuencia, pues tenía a sus amigos a metros de ella y no necesitaba mucho de celular.

Cuando por fin lo encontró, al borde de la cama, lo tomó y apretó un botón cualquiera tratando de apagar la música y su objetivo fue “no logrado”. Harta de la música por qué su cabeza resonaba como si la estuviera azotando, lanzó el celular a cualquier lugar de su habitación, sintiendo como la música dejaba de sonar y también sintiendo la voz chillona de Louis regañándola y diciéndole: “SAMANTHA AMELIÉ TOMLINSON, NO TE COMPRARÉ NUNCA MÁS UN JODIDO CELULAR”. Oh sí… la tarde le sería dura con Louis.

De pronto, se percató de otra cosa. Si había lanzado su celular a la mierda, nunca sabrá si la llamaban o la alarma era lo que estaba realmente sonando. Todavía adormilada se levantó y fue a coger el móvil que cayó cerca de su armario. Al recogerlo, se dio cuenta que aun funcionaba, solo se le había ido la música. Se refregó los ojos y miró la hora en el celular y eran las 7.45 am.

7.45 am… ¡MIERDA, 7.45 AM! ¡SE HABÍA QUEDADO DORMIDA!. Estúpido y despreocupado Louis, pensó con rabia.
Pero claro, de pronto una bofetada mental le llegó y se dijo a sí misma: prometí ser más independiente de Louis, y dentro del contrato, aparecía en letras chiquitas despertar sola. Samantha, eres una estúpida.

Suspiró resignada y luego miró la hora de nuevo. 7.50 am y no llegaría. Se sentía mal. Lo que más deseaba era levantarse temprano y escaparse de la escuela para tener un día con Niall. ¡Pero no! Tenía que ser arruinado por su poca autonomía de su primo y por su poca disposición a hacer todo sola.
Había arruinado su “cita” con Niall. Ahora, de seguro el rubio no le querría ver por dejarlo plantado. ¡Hasta quizás entró a clases al no verla llegar!
Sam suspiró con pesar, y con unas cuantas lágrimas de frustración, salió de su habitación y bajó, dirigiéndose a la cocina para tomar desayuno. Cuando llegó, se sentó en una de las sillas del mini comedor que había allí y recostó su cabeza volviendo a soltar unas cuantas lágrimas más. ¿Por qué demonios era tan tonta, ilusa y torpe? Así Niall jamás la vería como algo más que una “amiga”.

Se levantó de la silla y caminó hacia la nevera. Sacó el jarrón con jugo de naranja y volvió a cerrarla. Se sirvió un poco del jugo y luego se volvió a sentar, sollozando como la tonta que es en San Valentín pensando en cómo la pasaba Niall cuando andaba de novia.

Ugh, odiaba ese sentimiento.

Y ahora se sentía estúpida por qué lo había dejado con el plantón. ¡Quién lo diría! Ella lo dejó plantado, por ser torpe.
Quería azotar su cabeza contra la mesa pero las lágrimas y el deseo de desaparecer y olvidarse de ser tan dependiente lo evitaba.
—Sammie, tu inteligencia y capacidad mental me superan, realmente lo hacen—dijo hablando sola—estúpida, ahora arruinaste un día que podía ser el mejor de todos y—otra vez, lágrimas salían por sus ojos y no por tristeza, si no por frustración—¡lo arruinas todo maldita idiota! —se regañó una vez más y apoyó su cabeza contra la meza para tratar de dormirse de nuevo y dejar de pensar en la basura que se sentía.
Hubiera podido dejar pensar o dormirse de inmediato si el timbre de la casa no hubiese comenzado a sonar repetidas veces.

Ella se extrañó. ¿Quién sería a estar hora? ¿Louis? Lo más probable.
Suspirando con pesar, se levantó y se dirigió a la puerta. Secó sus lágrimas y trató de poner buena cara para no afrontar el “interrogatorio Tomlinson” y antes que nada, volvió a suspirar.

Tomó la perilla de la puerta y al girarla sus ojos se toparon con algo o mejor dicho alguien que no imaginaba.
Las órbitas turquesa de Sammie se abrieron a tal punto de que su boca también.
Aquellos ojos que solían mirarla y encantarle se nublaron completamente de confusión y preocupación al verla así.
—Sam…—dijo él observándola. Ella agitó su cabeza para volver al planeta tierra y le sonrío.
—¡Niall! —dijo alegre. Se corrió de la puerta para hacerlo pasar y él lo hizo. Samantha cerró la puerta y al girarse para mirar a Niall el rubio la abrazó.
—¿Qué pasó Sam? —le preguntó preocupado.
—n-nada—dijo nerviosa. ¡él la estaba abrazando! Esperaba que no fuera un sueño.
—no por nada uno llora… sabes que puedes confiar en mí.
—Niall, tranquilo—dijo suspirando y a la vez inhalando el aroma del muchacho—estoy bien—él se separó de ella y sus mejillas se tornaron de un suave color carmesí. El hecho de abrazarla le nació de la nada. Y llegó a una conclusión: le gustaba tenerla en sus brazos.
Samantha lo miró y le sonrío.
—¿quieres comer algo? —le ofreció.
—¡claro! —los dos caminaron hasta la cocina y Samantha con las pocas habilidades de repostería que tenía le preparó un desayuno decente a Niall. Cuando lo terminó, se lo sirvió y ambos comenzaron a comer allí en la cocina.
—Sam, sabes que soy insistente—dijo mirándola—preguntaré de nuevo… ¿Qué te sucedió?
Definitivamente no podía decirle: “lloraba porqué por mi inutilidad me quedé dormida y pensé que te había dado el plantón”. No, definitivamente eso no.
—em…—debía inventar una excusa, ahora ya—me caí de las escaleras—fue lo único “inteligente que logró salir de su boca”. Estúpida, pensó.
Niall la miró con incredulidad y luego comenzó a reír. Cosa que contagio a Sam.
—¿es enserio? ¿me engañarás con eso? —preguntó parando de reír—por favor Sam, ya te conozco. Sé cuándo mientes y cuando no—eso la impresionó. ¿Desde cuándo él la “conocía tanto”?
—¿me conoces mucho? —sonrió—¿sabes? Sería tonto que te lo dijera, así que no lo haré para ahorrarme comentarios estúpidos—dijo riendo. Niall de todas formas quería saber. Más tarde trataría de que le dijera.
—me dejaste esperando—dijo serio. ¡ouch! Eso era lo que ella temía. Sam solo agachó la mirada y se sintió completamente avergonzada—aunque… si no me hubiese topado con tu primo, quizás lo hubiera malinterpretado.
—¿Qué? —preguntó alzando la mirada confundidamente. Ok, ahora sí no lo entendía. ¿se había topado con Louis?. Niall le sonrió.
—mientras te esperaba en el auto, vi a tu primo pasar y al parecer iba apurado. Me acerqué a él y le preguntó por ti…
—ese idiota—susurró aunque Niall logró oírla
—eso no es nada, cuando le pregunté por ti se golpeó la frente diciendo: “ME MATARÁ! DE SEGURO LO HACE! —él trató imitar la voz chillona de Louis con lo que Sam río.
—¿no te dijo nada más?
—me dijo, que te llamara para despertarte y que no te regañaría por tu ausencia en clases.
—¿él dijo eso?
—sí—asintió con su cabeza—y pues, en vez de llamarte vine a buscarte para irnos… pero veo que no llegué en un buen momento. Por cierto, lindo pijama—la cara de Samantha se volvió de todos colores por su comentario. ¡Claro! Ella seguía en pijama.
—gracias—fue lo único que pudo contestar.
—¿te quedaste dormida?
—dependo mucho de Louis, es él quien me despierta, me cocina, me ayuda en todo—suspiró—estoy pensando seriamente que eso es un grave problema—el rubio la miró y la forma en la cual miraba hacia abajo con sus mejillas un tanto infladas por la vergüenza le daba una cierta ternura que le gustaba.
—no creo que sea malo depender de tu primo. Tienes derecho a hacerlo después de todo.
—parezco sosa haciendo eso—sonrió—pero ¿Qué más se le puede hacer?.
—bien, ¿Qué te parece si te vas a alistar? Así aprovechamos más el día.
—claro, puedes irte a la sala y ver un poco de televisión, o simplemente ir a dormir al jardín trasero con el gato de Harry. Ese gato mugroso siempre duerme a esta hora allí—Niall pegó una de esas carcajadas que sólo le salían cuando decían algo realmente chistoso. Ella era graciosa.
Mientras Sammie subía las escaleras, él se dirigió a la sala y se sentó en el sofá. Suspiró.
¿Tierna? Él jamás pensaría así de una chica que no fuese su novia, o de la cual no esté enamorado.

Pero, de una forma extraña, con Samantha a pesar de no estar enamorado de ella, sentía que debía tratarla con mucho cariño y protegerla como si fuera su guardaespaldas y eso, lo estaba asustando. No era común sentir ese tipo de cosas en él hace bastante tiempo, desde su última novia, Becca. Se prometió a sí mismo no volver a salir con alguien o sentir esas estúpidas mariposas o cosas así por una chica en un buen tiempo. Siempre salía lastimado.

Aunque, Niall tenía bien claro que Samantha Woods no era como ese tipo de chicas. Era distinta, única. Quizás por eso sentía la necesidad de cuidarla y ser así con ella. O quizás no, y simplemente lo hacía porque la quería. ¡Y como no quererla! Es un rayo de sol, el cual alegra su vida desde que la conoció.

Si bien, tenía a Liam Payne, su mejor amigo desde que llegó de Irlanda, Samantha había alegrado sus días de soledad y cada vez que estaban juntos, él se sentía bien. Lo más probable es que verla triste también lo deprimía. Hacía “efecto dominó” en él.

Pero de pronto pensó cuando ayer, no paraba de mirarla en geometría. Connie tenía razón, parecía acosador. Simplemente no se detenía. Y cuando ella se dio cuenta que la estaba observando y vio como sus mejillas se tornaban en un suave color rojo, se sintió bastante bien. Demasiado. Pero luego, esa sensación de felicidad se le fue, cuando Harry la miró.
Harry. ¿Por qué había estado extraña con él? ¿Por qué lo evitó? ¿Él habrá tenido la culpa de su mirada triste? Se lo quería preguntar. ¿Y si no le contestaba? ¿O evitaba el tema? . Niall no era un chico entrometido, para nada, pero cuando le preocupaba alguien, le gustaba saber hasta el más mínimo detalle para ayudar.

Y más si se trataba de ella, de Samantha.

Sus pensamientos lo tenían ahogado, es como si estuviera en un mar de ellos. Y gracias al cielo, fue rescatado por una hermosa sirena de mirada turquesa y cabellos color azabache.
Sam había llegado justo a tiempo para dejar de sacar conclusiones hacia la persona de la muchacha.
Ella lo observaba un tanto curiosa, pero con una sonrisa en la cara. Niall se alteró.
—¿Qué pensabas? —le preguntó ella cuando vio que el rubio reaccionaba.
—en ti—pensó él—en nada, en la escuela—contestó, haciéndose el idiota.
—es aburrida—dijo riendo—¿nos vamos?
—¡oh claro! —Niall también se levantó quedando junto a ella y con una sonrisa, tomó el pequeño bolso que llevaba ella colgado en su hombro derecho y se lo colgó él.
En silencio, salieron de la casa y Sam se aseguró que todo estaba bien cerrado.
Niall la esperaba para abrirle la puerta del copiloto y asín lo hizo. A cambio de eso, recibió una cálida sonrisa por parte de la pelinegra y algo extraño sintió. Trató de no prestarle importancia y se subió a su lado correspondiente.
—¿lista? —le preguntó sonriéndole.
—lista—afirmó ella. Niall puso en marcha el auto, y sin que nadie los notara, comenzaron a salir del barrio donde vivía Sam.
Mientras Niall conducía, Samantha estiró su brazo hasta llegar a los cambios de la radio y la encendió. Inmediatamente la canción “ Laserlight” de Jessie J se hizo paso al ambiente de ellos.
La pelinegra sonrió y comenzó a cantarla en voz baja mientras miraba por la ventana.
Niall sonrió. Se sintió orgulloso de que ella portaba una sonrisa y todo porque se le ocurrió esta grandiosa idea de salir con ella para distraerla.
Disimuladamente le dio una mirada, y de nuevo esa sensación extraña lo embargó. Y una palabra pasó por su mente al momento de darle una simple mirada. Hermosa. Ella lo era. Era bastante sencilla para vestir, unos shorts de mezclilla, una polera blanca manga corta y con rayas rojas horizontales, la cual le hacía moldear perfectamente tu torso y sus converse rojas. Eso llevaba puesto y se veía hermosa.
Volvió su mirada al camino, sin sacar a Sam de su mente.

Por otro lado, ella lo miraba disimuladamente por el rabillo del ojo. Se veía perfecto. Una polera roja y unos pantalones color beige ajustados, junto con sus supras blancas.

Ella sonrió ante su pensamiento de “perfección” hacia el muchacho. ¿Quién iba a pensar de que ella se escaparía con el más popular de la escuela? ¿Quién imaginaría que él lo hacía para verla feliz? Nadie, ni siquiera ella.
Siempre planeó el momento de como acercarse y decirle: “Hola, soy Samantha” pero de todas formas, jamás lo hizo. Todo por la vergüenza y los comentarios de Harry –lo cuales ahora entendía por qué se los decía– diciéndole de que Niall Horan quizás no era el chico que ella pensaba y bla bla bla.

Pero bueno, desde que se enteró que él sería su tutor de química, y desde que se volvieron buenos amigos, siempre que veía a su profesor de la asignatura cual odio, lo bendecía como loca y ahora con mayor razón prestaba atención a clases. El señor Shelley se había sorprendido por esa actitud de ella en sus clases.
Río para sus adentro al recordar aquello.

Mientras iba en su mundo, sintió como el auto se detenía y ella comenzó a ver que estaban en una especie de entrada un bosque. Frunció el ceño, sus pensamientos fueron tan largos que ni se fijó en el camino.
Miró a Niall y él le sonría.
—¿pensando? —le preguntó él a ella.
—s-sí…—confesó apenada mientras sus mejillas enrojecía. La sonora risa de Niall se escuchó.
—bien, vamos—y antes que Sam pudiera decir algo, Niall se bajó del auto y rápidamente se fue al costado de Sam para abrirle la puerta. Ella le sonrió y le dio las gracias mientras se bajaba.
—¿en dónde estamos James? —le preguntó al rubio, quien sacaba una canasta del portamaletas del auto junto con su bolso.
—estamos en otros de mis descubrimientos, Sam.
—es un bosque.
—el cual está lleno de unicornios y hadas. Ahora vamos, que el conejo de Alicia en el país de las maravillas no espera—Samantha río antes las ocurrencias de Niall y a paso moderado comenzaron a adentrarse al bosque, que más que nada, era un parque forestal privado que no muchos conocían.
—da un poco de miedo—dijo Sam, al oír lo sonidos de los animalitos del lugar.
—para nada, he venido aquí solo.
—eres un chico, se supone que no te asusta nada—comentó riendo. Mientras caminaba, Sam escuchó unos ruidos que los venían siguiendo hace bastante rato. Aquello la alteró e inconscientemente tomó la mano desocupada de Niall.
El rubio con el simple tacto de Sam, sintió aquella sensación extraña, otra vez.
—¿escuchaste eso? —le preguntó Sam aterrada.
—Sam, no te preocupes, son solo ruidos típicos del bosque…
—me da miedo el bosque Niall
—¿Qué? —preguntó confundido
—la última vez que vine a uno me perdí por nueve horas. Fue lo peor, Louis no podía encontrarme y cuando al fin lo hizo, estaba desmayada en el piso. Creo que eso hace que le tenga pánico a estos lugares…
—oh vamos, no venimos al bosque, venimos a lo que hay más allá de él. Además, no tengas miedo, estoy yo contigo—y sin pensarlo, apretó un poco más fuerte la mano de Sam, entrelazando de forma correcta sus dedos.
Ambos se sorprendieron lo bien que encajaban sus manos, aunque claro, ninguno dijo algún comentario al respecto.
Siguieron caminando en silencio, y una paz embargó a Sam que ya casi ni notaba por donde caminaba. Y todo porque iba tomada de la mano con él.
Caminaron unos metros más, hasta que la luminosidad del sol comenzaba hacerse más presente en el lugar. Niall sonrió. Estaban a unos escasos metros de llegar.
Y no se equivocó. Al fin habían llegado.
Dentro del mimo bosque, había una especie de lago, rodeado de flores silvestres del lugar, y mucho césped. También, habían grandes árboles que le daban sombra al lugar y se escuchaba el sonido de las aves de aquella manera que Sammie nunca había escuchado.
Ella simplemente estaba impresionada. Era un lugar hermoso.
Miró a Niall y le sonrió ampliamente
—otra vez, me has dejado sorprendida…
—¿te gusta?
—¿gustarme? Esto es perfecto! Es muy lindo… y… jamás había venido a un lugar así…
—me alegro que te guste
—muchas gracias, Niall.
—no me lo agradezcas—le sonrió—ahora, vamos a instalarnos en algún lugar, traje una manta y mucha comida—dijo señalando la canasta. Ella río.
—claro, vamos—y aún, sin soltarse de las manos fueron a buscar un lugar bajo la sombra de aquellos árboles para poder sentarse y relajarse un buen rato.
Niall decidió que se pondrían bajo un árbol que quedaba más cerca del lago que los otros.
Entre los dos, pusieron la manta que Niall había llevado, pusieron la comida, y después se sentaron, frente a frente.
—tú sí que pensaste en todo—le dijo Sam, tomando un sándwich.
—ya ves, me gusta ser así—le sonrió—Sam…
—¿si?
—tú sabes que puedes confiar siempre en mí…
—sí, lo sé.
—de verdad, quiero saber que te ha sucedido estos días—ella frunció el ceño confunda—no me mal interpretes—se apresuró él ante su expresión—es que en verdad presiento que hay algo que no sé, y que por eso estás así.
Samantha suspiró. ¿Qué había de malo si le decía lo de Harry? nada… o quizás sí.
—¿sabes? Es muy lindo que seas así—confesó un tanto ruborizada. Niall sonrió como estúpido y no supo por qué—te lo diré, sólo porque Connie y lo más probable es que Liam también sepa.
—¿Qué sucedió?
—verás, tú sabes que Harry y yo nos conocemos desde que nacimos. Literalmente, nuestras madres después del parto fueron trasladadas a la misma habitación—dijo riendo—y bueno, es complicado cuando uno de nosotros se expresa… así.
—¿así como?
—pues, suelo ser bastante torpe, ¡y nunca me di cuenta de algo que era más que obvio para muchos!
—no entiendo…
—Harry hace unos días, ese día miércoles que volvía de las tutorías, fui a dejarle los deberes y pues… él… él me dijo que me amaba. Que siempre estuvo enamorado de mí—dijo sonriendo de lado. Niall por un segundo se sintió un poco molesto por eso. Pero, él también se había dado cuenta de cómo miraba Harry a Sam desde que la conoce.
—tienes razón, era algo obvio—dijo sonriéndole—siempre noté que su mirada hacia ti era distinta.
—¿no ves? Todo el mundo se dio cuenta, menos yo.
—es porque jamás tuviste la intención de mirarlo con otros ojos… ¿y eso te tenía mal?
—sí—se ruborizó. Sabía que diría era algo estúpido.
—pues, quizás no te lo dijo en un buen momento.
—aunque me lo hubiese dicho años después, no hubiese sido un buen momento.
—¿por qué?
—porque yo no estoy enamorada de él.
—pero eso puede cambiar…
—no, eso jamás cambiará—suspiró—él es como mi gemelo, mi hermano. Imposible verlo de otra forma.
—todo puede cambia—Niall se encogió de hombros
—te diré algo—suspiró—no podré mirar a Harry de otra forma, porque a mí ya me gusta otra persona—dijo sin más. Niall la miró y esa sensación que sintió cuando le dijo lo de Harry lo embargó de nuevo. Pero esta vez más fuerte. ¿Qué mierda le pasaba?
—¿enserio? —trató de hacerse el idiota—¿se puede saber quién es?
—no, nunca jamás, ¡en esta vida! —exclamó riendo—sería un completo caos, y no quiero eso—confesó.
—¿por qué no? Quizás también le gusta.
—dejemos de hablar de mí—dijo rápidamente—háblame de ti. Siempre soy yo, pero nunca tú.
—¿Qué quieres que te diga?
—¿por qué siempre ignoras a las chicas de la escuela que siempre se te lanzan? —aquella pregunta siempre la había tenido. Era ahora o nunca el saber la respuesta.
—porque todas son iguales. Huecas, que solo me quieren para “tener una noche”. Ni que fuese importante. Siempre odié esa actitud de algunas chicas. Nunca salí con huecas.
—Becca Willson lo era—dijo inconscientemente Sam. Niall la miró con sus ojos abiertos a más no poder, y ella se tapó después la boca por lo que había dicho.
—¿conocías a Becca?
—bueno… todos decían que ella era hueca. Por ser animadora, ya sabes.
—pues, “todos” tenían razón. Aparentaba ser otra conmigo, cuando en realidad era una fachada—comentó algo dolido y ella lo notó.
—¿sabes? No te preocupes por esas chicas, siempre les sucederá algo que destruirá sus vidas de putas—dijo sonriéndole. Otra vez la mueca de asombro apareció en la cara del rubio.
—vaya, nunca pensé que dirías aquello—dijo riendo—hablar contigo, me hace bien.
—créeme, lo mismo digo. Hablar contigo me distrae de todo.
—¿por qué no te vi antes? —dijo él un tanto apenado. Las mejillas de Samantha se volvieron a teñir de un lindo color rojo
—no lo sé. Constance, Harry y yo siempre hemos sido los raros del salón.
—que yo sepa, tú no.
—¿por qué?
—eres bastante conocida entre los chicos. yo ni siquiera sabía que Liam tenía idea de tu existencia.
—él es un psicópata encubierto, yo lo sé—los dos se rieron ante el comentario de la pelinegra
—y Harry, pues, todas las niñas dicen que es un tipo guapo.
—lo es—dijo Sam—las chicas me odiaban porque él es mi mejor amigo.
—y bueno, de Constance jamás oí, pero Liam me comentó que era bastante linda.
—también lo es, aunque a la tonta no le guste admitirlo.
—a ti tampoco te gusta admitirlo.
—¿Qué cosa?
—que eres muy linda.
—oh…pues, desde el problema de mis padres, los primeros meses caí en depresión y toda la escuela se enteró del suceso y de mi problema psicológico. Comenzaron a tratarme mal, solo para prender más fuego a la situación.
—¿te trataban mal?
—los primero meses. Después, cesaron las burlas.
—eso no me lo habías dicho. Cada vez que hablo contigo sé un poco más de ti.
—pero yo nada de ti. Dime, ¿sigues solo en casa? —Niall suspiró. No veía a sus padres hace dos semanas.
—sí, sigo solo. No he visto a Bobby ni a Maura hace dos semanas.
—¿son tus padres?
—no les digo “padres” porque ya casi ni paso con ellos—Samantha pudo discernir dolor en la mirada de él. Ella se acercó y lo abrazó. No sabía por qué, pero lo abrazó.
—no te preocupes Niall—le susurró—yo tampoco tengo a mis padres, pero tengo a Lou y a ustedes para no sentirme sola.
—suelo sentirme así de repente.
—si lo haces, no dudes en llamarme o avisarme. Siempre estaré ahí ¿vale? —Niall quedó impresionado ante las palabras de la pelinegra. Sonrió. La tenía a ella. Y se sentía demasiado bien tenerla entre sus brazos.
—de acuerdo—estuvieron así unos segundos hasta que Niall, aun abrazado de Samantha se levantó y ella lo miró confundida.
—¿quieres ir a algún lugar? —le preguntó ella. Él la observó y una sonrisa apareció en sus labios.
A los segundos después, Samantha se encontraba golpeando la espalda de Niall, ya que la tenía apoyada en su hombro.
—¡Niall Horan suéltame ahora ya! —le exigió gritando y a la vez riendo
—oh vamos, un poco de aguan no te hará mal—dijo también riendo
—Niall no traje muda de ropa
—estarás seca para cuando nos vayamos—y sin previo aviso, Samantha ya veía como el agua del lago le llegaba a Niall hasta las rodillas. Temió a que él la soltara.
—¿me vas a soltar? —le preguntó con temor
—linda, sería incapaz de hacerlo, nos sumergiremos juntos
—¿Qué di…—y antes de que ella pudiera decir algo, Niall junto a ella se hundió en medio del lago, quedando así bajo el agua.
El rubio salió a la superficie del agua riendo, y arreglando su cabello.
—¿Sam? —preguntó al no ver a su amiga junto a él—¿Samantha? ¿Dónde estás? —comenzó a mirar hacia todos lados preocupado, buscándola, hasta que de pronto, sintió un peso en su espalda y alterado giró su cabeza. Era ella, usándolo como caballito
—¿bu? —preguntó ella al no ver que se había asustado. Él río.
—casi me da un infarto al no verte Sam.
—quería asustarte—le sonrió—idiota, ahora estoy toda mojada. Si no estoy seca y mojo tu precioso auto, será culpa tuya.
—me da lo mismo el auto.
—llévame a la orilla, fiel corcel! —gritó como una pequeña. Niall sintió aquellas ganas de abrazarla, y no soltarla nunca más. Al pensar en aquello, agitó su cabeza y nadando como “perrito” volvió a la orilla, junto a ella.
—gracias, fiel corcel—dijo ella, bajándose de su espalda y mirándolo sonrientemente.
—me acabas de reducir a un caballo
—cierto… mi fiel corcel, James.
—¿y por qué no Niall?
—me gusta tu segundo nombre.
—¿y el primero no?
—me gustan los dos.
—también me gusta Amelié. Y Samantha igual.
—quedamos con que nos gustan los nombre de ambos—río—¿Qué tal si nos tiramos un rato y descansamos?
—¿estás cansada? Tú no me llevaste en tu espalda de vuelta aquí.
—Horan, no reclames y solo vamos—los dos se miraron y rieron y guardaron las cosas en la canasta. Sólo dejaron la manta.
Se recostaron uno al lado del otro, y comenzaron a mirar el cielo, el paisaje que les rodeaba.
—gracias—susurró Sam.
—te dije que no tienes que agradecerlo.
—me gusta hacerlo.
—pues no lo hagas, tu sabes que me gusta verte feliz—ella no dijo ningún comentario. Niall la observó para ver que le había sucedido, por qué no había hablado, y resultó que se había dormido. ¿Cómo sucedió? Ni idea. Pero la imagen de Samantha durmiendo jamás se le olvidaría. Se veía tierna, adorable, vulnerable. La necesidad de abrazarla volvió a él. ¿Por qué le sucedía eso? ¿Por qué con ella? Después de tanto tiempo, ¿había encontrado a quien amar? Oh, amar es una palabra grande. Quizás gustar. O No, atraer. Sí, esa era la palabra. Samantha le estaba comenzando a atraer.


Un peso en su cintura y piernas y un aire cálido recorrer su cuello la despertaron de golpe. Abrió sus ojos y lo único que vio fue césped. ¿Dónde estaba? De pronto recordó.

Con Niall, en un hermoso lugar en el bosque. Sonrió. Estaba con él, pero se había quedado dormida. ¿Y Niall? entonces miró aquel peso que ella sentía.
Un brazo rodeaba su cintura en forma de abrazo y sus piernas estaban enrolladas con las de él.
Aquel aire que ella sentía, era la pasiva respiración del rubio.

¿Cómo diablos terminó así con él? Porque ella recuerda perfectamente que se durmió separada de Niall. Entonces, se sonrojó. ¿Y si él la había abrazado para dormir también?. Miles de pensamientos respecto a ello comenzaron a invadir su mente y cada uno de ellos la hacía sonrojarse más y más.
Hubiera seguido hasta quedar roja como un tomate, si no hubiese escuchado unos ruidos provenientes de unos arbustos no tan lejos de ellos. Se alteró. Tenía que despertar a Niall. si bien no estaban en el bosque, le daba pánico saber que podían ser atacados con algo.
Suavemente, casi sin moverse mucho, se giró para quedar frente a Niall y lo observó. Demonios. Él estaba despierto.
—Ni-Niall—dijo ella tartamudeando. El rubio cayó a la realidad y abrió sus ojos sorprendido. Rápidamente, sacó su brazo y sus piernas del cuerpo de Sam y se sonrojó peor que ella.
—Lo-Lo siento—dijo apenado. La sangre recorría sus mejillas con furia. No quería imaginar lo rojo que estaba.
—no hay problema—dijo de pronto riendo Sam. Él no entendió su actitud—dormí cómoda—aquel comentario lo hizo porque era verdad, y para también calmar a Niall.
—¿sabes? No quiero sonar grosero, pero yo también…
—hay que venir más seguido—dijo sonriéndole—¿Qué tal si nos devolvemos? Ya es hora de ir a casa.
—te apoyo—Niall se levantó rápidamente y le ofreció su mano a Sam para levantarse. Ella la tomó, y se levantó también quedando al lado de él.
Entre los dos, ordenaron las cosas y caminando y riendo se devolvieron al auto.
Ahora, Sammie se agarró del brazo de Niall debido a que estaba más oscuro que cuando llegaron, pero ninguno dijo nada. Y menos Niall, él no protestó.
Cuando llegaron por fin al auto, él metió la canasta y el bolsito de Sam a la cajuela y luego le abrió la puerta del copiloto. Ella susurró un “gracias” y subió. Luego, Niall rodeó el auto, y se subió a su correspondiente lugar y echó a andar el auto.
—lo pasé muy bien—comentó ella sonriendo
—yo también. Hace mucho tiempo que no disfrutaba la compañía de una señorita—ella miró hacia la ventana para evitar que Niall la viese sonrojada. Aunque de todas formas, lo notó. Él sonrió.
El camino a Doncaster fue en silencio, pero cómodo. Cada uno iba en su mundo de pensamientos, tratando de disimularlo.
Cuando por fin llegaron a la ciudad, Niall condujo al barrio donde vivía Sam.
—no quería llegar a casa—susurró ella.
—yo tampoco—le contestó él. Ambos se sonrieron.
Niall se iba acercando a la casa de Samantha y los dos notaron algo extraño. Un auto negro bastante lindo estacionado fuera de su casa.
Era extraño, así no era el auto de Louis. Ni de los padres de Constance, ni de Harry y ni de Liam.
—¿tienes visitas? —preguntó Niall.
—no…—él aparcó fuera de la casa de ella, al lado del auto negro.
Samantha no esperó, y bajó rápidamente. Ya entendía, sabía de quien era aquel vehículo. Niall la miró preocupado y también bajó con ella.
—¿Qué sucede Sam?
—ese auto, es de mis padres—contestó rápido mirándolo.
La sonrisa de ambos se borró, al ver salir a una mujer igualita a Sam de su casa. Niall miró a la chica que tenía a su lado, y todo su cuerpo se tensó al ver a la mujer.
—¡cariño! —gritó la mujer, acercándose a Sam e ignorando por completo a Niall. aquella señora, la abrazó y no fue correspondida. No. Samantha no la abrazó.
—suéltame Sara—le exigió. Su madre, un tanto desconcertada lo hizo y la miró. Luego, se percató de la presencia de Niall y le sonrió
—oye… a ti nunca te había visto—le dijo—soy Sara, la madre de Samantha—dijo sonriendo. Niall se impresionó por el parecido de la chica con su madre. Antes de decir algo, miró a la pelinegra y vio tristeza en sus lindos ojos turquesa. La preocupación de nuevo asaltó en él.
—un gusto—dijo sonriendo Niall—soy Niall Horan, el novio de Sam—dijo sin pensarlo y tomándole la mano a Samantha. A la pelinegra casi se le salen los ojos de su lugar y su madre abrió la boca en una perfecta “O” .
—hija… no me habías dicho que tenías novio—dijo sonriéndole—ni Louis me lo había dicho.
Samantha no respondió. Aun no reaccionaba.

¿Qué era lo que acababa de decir Niall?