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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por VaaalM Dom 03 Mar 2013, 9:06 am

Hooola nueva lectora :3 jsakjakjksas me encanntaaa *-* siiguela porfavor!
VaaalM
VaaalM


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por sharonjonas Jue 07 Mar 2013, 12:47 am

Por favor D:
SIGUELA te lo suplico :DD
sharonjonas
sharonjonas


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por JB&1D2 Jue 07 Mar 2013, 5:10 pm

:imdead:
JB&1D2
JB&1D2


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Jue 07 Mar 2013, 5:19 pm

Hola, disculpen que no he subido pero es que he estado muy ocupada, estoy en examenes en la escuela y aparte voy a hacer mi examen para ingreso a la universidad y he andado como loca estudiando mucho!! Pero prometo que el domingo les hago un maraton!!! Y bienvenidas a las nuevas lectoras!!
aranzhitha
aranzhitha


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por JB&1D2 Jue 07 Mar 2013, 5:54 pm

siii ya quiero que se domingo :corre:
JB&1D2
JB&1D2


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por sharonjonas Jue 07 Mar 2013, 11:08 pm

:DD GENIAL :canto:
sharonjonas
sharonjonas


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Dom 10 Mar 2013, 6:00 pm

editando capitulos para subir enseguida :bye:
aranzhitha
aranzhitha


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Dom 10 Mar 2013, 6:26 pm

Lo prometido es deuda aqui estan sus capitulos espero les encante y el ultimo es el mas bonito :amor: espero muchos comentarios
Capítulo 13
Cuatro de los seis vehículos de los agentes habían sido manipulados, el de ______ entre ellos. Tres de los cuatro, incluido el de Denton, habían estado asignados a vigilar a los sujetos después de la entrevista. Era obvio que alguien se estaba poniendo nervioso, y _______ no podía entender cómo.
—Las únicas preguntas que hicimos que pudieron, tal vez, activar el radar de alguien, fueron las que involucraban a la familia Jonas —contó _____ al sheriff y a Nick esa tarde cuando se sentó en la parte trasera del coche, de camino hacia el último nombre de la lista de esa mañana.
Timothy Cranston había llamado y ordenado que las entrevistas del día fueran completadas. A Nick no le había gustado, y _____ sabía que sólo estaba esperando el momento oportuno. Podía sentir cómo aumentaba el mal genio en Nick mientras conducían hacia uno de los clubes nocturnos más populares, o bares, como los llamaba él, del pueblo.
El sheriff entró en el estacionamiento, y por el rabillo del ojo, ella captó el gesto que hizo cuando miró hacia las Harleys aparcadas cerca del edificio.
—¿Un bar de moteros? —le preguntó.
—No podríamos tener tanta suerte. —Sacudió la cabeza mientras Nick pasaba por delante del vehículo y le abría la puerta trasera.
—¿Nunca has estado en un bar country, cariño? —le preguntó entonces Nick.
_______ miró alrededor del parking y negó con la cabeza.
—¿Qué hay de malo en los bares de country?
—La pregunta es: ¿Que no hay de malo en ellos? —El sheriff suspiró mientras se encasquetaba el sombrero en la cabeza, con expresión intimidante—. En resumidas cuentas, ¿quién en éste lugar está en la puñetera lista?
Ella sacó la pequeña libreta del bolsillo y echó una ojeada al nombre. Era mono.
—Rogue Walker7
Casi se da contra la espalda de Nick cuando él se detuvo de golpe, se giró y miró por encima de su cabeza hacia el sheriff. Girando en redondo, _____ alcanzó a ver el temor masculino total, un segundo antes de que desapareciera.
—Es un nombre mono —anunció.
—Señor ten piedad de nosotros —masculló el sheriff Mayes antes de que Nick le agarrara el brazo a _______ y la dirigiera hacia la puerta.
—Intenta no cabrearla —le sugirió.
_______ se habría reído ante la sugerencia si sus nervios no estuvieran todavía de punta por la muerte de Denton y las bombas que habían encontrado en los vehículos que conducían los agentes. Definitivamente alguien estaba tratando de enviar un mensaje. A esa persona no le gustaban las preguntas e iba ponerles fin.
—El archivo que Cranston envió establecía que la señorita Walker…
—No la llames señorita en vano —interrumpió Nick —. Llámala Rogue. Y punto. No hagas comentarios de sus ropas, ni su pelo, ni de su moto, y no importa lo que hagas, ni siquiera menciones su empleo anterior.
_______ se detuvo y lo miró ceñuda.
—Era profesora; ¿qué hay de malo en eso?
—Qué Dios nos ayude si le preguntas sobre eso —masculló—. Acabemos de una vez. Si empiezan a volar los puños, regresa al coche. Estaremos detrás de ti.
Oh sí, apostaría a que sí. Seguramente estaba rezando por una pelea para sacar algo de esa testosterona.
Sacudiendo la cabeza, lo siguió dentro del bar y vio al sujeto inmediatamente.
Vestida con pantalones negros, botas y un chaleco ceñido, la señorita Walker se llevó una cerveza a los labios y echó un vistazo a la puerta con aburrimiento.
El largo pelo cobrizo le caía en cascada por la espalda en espesos rizos; la pálida y cremosa piel estaba acentuada por las ropas negras y le daban un aspecto de otro mundo. Era delgada pero curvilínea. Pechos llenos presionaban la delantera del chaleco, y unos preciosos ojos violetas se abrieron de par en par antes de que una brusca máscara de desinterés descendiera sobre su rostro y se apartara.
Interesante. ______ miró hacia Nick.
—¿Una antigua conquista?
—Nunca fui tan atrevido —gruñó—. Ahora termina con esto y nos podremos ir.
—Bien, consigue una cerveza, aparca tu trasero en la barra con el sheriff, y déjame sola.
Le agarró fuertemente el brazo, evitando que se alejara mientras descendía la cabeza, los ojos oscureciéndose por el enfado.
—Ni hablar.
—Mejor que sí. —Sonrió forzada—. ¿Si no? Puedo hacer el “si no” realmente bien, Nick, puedo hacerlo inolvidable. Éste es el lugar equivocado para asumir el control, y definitivamente es el lugar equivocado para una discusión en público. —Se soltó el brazo de su agarre y trató de reducir la adrenalina que todavía la embargaba. La irritaba y eso le hacía más difícil el conservar la paciencia que sabía necesitaba ahora mismo—. Estaré unos minutos. Puedes verme perfectamente mientras te tomas una cerveza.
—Y cuando te lleve a casa vamos a tener una charla sobre ésta mierda de “hacerlo a tu manera” —dijo, frunciendo el ceño—. Lo primero.
—Bien. —Asintió—. Lo primero. Estaré preparada. ¿Lo haremos desnudos o vestidos?
Antes de que pudiera hacer más que estrechar los ojos sobre ella, se dio la vuelta y cruzó el bar hacia donde Rogue Walker estaba observando la confrontación con renovado interés.
—Me preguntaba cuándo vendrías —dijo cuando ________ se acercó.
Su voz era hermosa. ________ inclinó la cabeza a un lado y miró fijamente a la pequeña mujer. Era unos pocos centímetros más baja que el metro setenta y cuatro de _____, y de constitución más menuda.
—¿Cantas? —le preguntó _______ mientras se subía a uno de los taburetes y se giraba hacia la otra chica.
—En la ducha —dijo sugestivamente, recorriendo a _______ con los ojos—. ¿Quieres oírme?
Extraño, el archivo de Rogue Walker no había dicho nada sobre un estilo de vida alternativo. O un amante de ningún género.
— Nick se pondría celoso. —Suspiró burlonamente.
Rogue puso los ojos en blanco.
—Con la cantidad de juegos que éste hombre practicó antes de abandonar los Marines, no tiene derecho a estar celoso.
—¿Lo tiene algún hombre? —rebatió ________.
Rogue rió, un suave y divertido sonido.
—No, no lo tienen, agente Dane. Pero estoy segura que no es eso por lo que has venido aquí a hablar conmigo. ¿Supongo que tiene algo que ver con ese pequeño bastardo de Johnny Grace?
_______ se sacó la grabadora digital del bolsillo de la chaqueta y la dejó sobre la barra.
—Necesito grabarlo —le explicó a la otra mujer.
Rogue se encogió de hombros.
—Sueno fatal, pero como quieras. —Alzó la cerveza hacia sus labios y sorbió mientras ________ preparaba la grabadora y señalaba la fecha, la hora y el sujeto.
—Para el registro, tu nombre es…
Rogue la detuvo dejando la mano sobre la grabadora y mirándola atentamente.
—¿Imagino que sabes mi nombre completo?
—Sí.
—Dilo y tendremos pelea. Mi nombre es Rogue Walker, punto. ¿Entendido?
______ ladeó la cabeza.
—Entendido.
—Y no digas mi edad, por favor. —Su sonrisa era todo dientes—. Si no te importa.
_______ no sabía a qué estaba jugando la chica, y no le importaba. Cuando Rogue levantó la mano, _______ continuó, preguntándole y recibiendo la afirmación de Rogue que era consciente de que la estaban grabando.
—Para el registro —dijo Rogue arrastrando las palabras burlonamente—. Pensaba que Johnny Grace era un minúsculo, minúsculo gusano que necesitaba salir volando, así que estás mirando a la persona equivocada si piensas que lo ayudé.
—¿Quién lo ayudaría? —_______ mantuvo la voz lo suficientemente baja para evitar que los de alrededor las oyeran.
Rogue se encogió de hombros.
—Su tío Dayle. Es un hijo de puta, pero estoy segura que Nick ya te lo ha dicho. Sin embargo no habría ayudado a matar soldados o a robar armas. A Dayle Jonas le gusta pegar a las mujeres, y le gusta darle a la lengua sobre política, pero no les vendería misiles a terroristas a menos que se las amañara para enviarlos al infierno.
—¿Qué hay de la madre de Johnny?
Rogue hizo un malévolo gesto de desprecio.
—La única cosa que esa perra sabe hacer es follarse a su hermano. Johnny se emborrachó una noche antes de morir y decidió que yo debería saber eso. Dayle le dice qué tiene que hacer, y ella lo hace. No hace ningún movimiento sin el permiso de Dayle.
—¿Pero Johnny lo hacía?
Rogue miró al otro extremo del bar mientras inclinaba la cerveza hacia sus labios y entornaba los ojos pensativamente. Al final dejó la botella en la barra y sacudió la cabeza.
—Diría que no, pero al parecer lo hizo. —Se encogió otra vez de hombros.
—¿Por qué dirías eso? —preguntó ________.
Rogue frunció los labios.
—Johnny era una pequeña comadreja. Se moría por la atención y aprobación masculina. Aunque, no habría pensado que hubiera hecho eso, simplemente porque su tío Dayle habría estado desilusionado con él. Y no lo habría soportado. Ya fue bastante malo cuando Dayle descubrió que era gay.
—¿Qué pasó cuando su tío descubrió que era gay?
Rogue golpeó con la uña la barra, frunciendo el ceño ante el movimiento durante largos instantes.
—Johnny no caminó durante semanas —dijo finalmente—. De alguna manera apenada por él, fui a la casa para verle. —Sacudió la cabeza con una risa amarga—. Dayle lo había golpeado de la cabeza a los pies. Johnny llevaba un vestido, medias y una peluca. Dijo que era su castigo. —El asco se marcó en su expresión—. Maldición, a veces me pregunto por qué no me voy y vuelvo a Boston. Eres demasiado inteligente para involucrarte con la gente de aquí.
_______ echó un vistazo al bar. No había muchos clientes, pero los que estaban parecían tener el ojo sobre Rogue. Y _______.
—¿Johnny se pasaba mucho tiempo en los bares? —le preguntó entonces a la otra mujer.
Rogue negó con la cabeza.
—En realidad no. Johnny era del tipo hogareño. Supongo que por eso os sorprendió muchísimo cuando averiguasteis lo que había hecho. No parecía ser de esos.
—¿Y no te importa estar contándome todo esto? —soltó _____—. Conseguir que la gente de aquí hablara no ha sido fácil. Y tú estás más que dispuesta.
Rogue sonrió. Un travieso alzamiento de los arqueados labios de Cupido, y los ojos llenos de cínica diversión.
—Señora, éste condado no me quiere, ni yo a él. —La amargura se vislumbró en sus ojos—. La única diferencia entre yo y los respetables ciudadanos de éste pueblo es que digo la verdad como la veo. Veamos. Por ejemplo. Me apuesto a que media docena de rencorosas y pequeñas perras van a contarte, si no lo han hecho ya, lo mucho que se divirtieron con Nick el fin de semana antes de que aparecieras en el pueblo. —Sonrió alegremente—. Puedo decirte que Nick no se ha merendado nada de la oferta local desde que volvió de los Marines. Ahora bien, ¿el buen sheriff de allí? Viudo a temprana edad, degustó los finos placeres de una Janice Lowell justo la semana pasada. Y por lo que he oído, es muy tenaz. Se pasa toda la noche. —Se inclinó y saludó al sheriff por encima del hombro de _______.
_________ miró hacia atrás y se sorprendió al ver al sheriff Mayes mirando a la otra mujer con los ojos entornados de desaprobación.
—Realiza el número del poli bueno tan bien. —Suspiró Rogue elaboradamente.
—¿Qué más puedes contarme? —le preguntó entonces _______.
—Puedo contarte que muchas mujeres quieren sacarte los ojos. El chisme del fin de semana es tan divertido. Y puedo decirte que uno de tus agentes… —Se detuvo y negó con la cabeza, la frágil diversión decayó por un momento—. Al demonio con todo. Oí que fue asesinado esta mañana y varios otros casi arden en llamas también. ¿Qué quieres que te cuente, agente Dane? —La burlona y despreocupada sonrisa estaba de vuelta.
—¿Quién tiraba de los hilos de Johnny? Mejor aún, ¿quién puso las bombas?
—Si lo supiera, también sería barbacoa. —Rogue hizo un gesto—. Todo lo que oigo son chismes de aquí y de allí. —Sacudió la cabeza, los diminutos cascabeles en sus orejas sonaron suavemente—. Sin embargo la familia Jonas es condenadamente rara. Paul, es un buen tipo, así como Kevin, Joe y Nick. No conocí a Chandler antes de que muriera, gracias a Dios, pero sé que él y Dayle tuvieron una pelea monumental la noche en que Chandler y su esposa fueron asesinados. Y sé que a Nadine Jonas Grace y a Dayle les gusta ponerse guarros demasiado a menudo. —Su sonrisa era todo dientes; los ojos amargados y demasiado cínicos—. Y si hubiera sabido algo más, créeme, uno de los primos Jonas lo sabría, porque no hay nada en éste mundo que me gustaría más que derribar a Nadine Grace.
—¿Por qué? —A veces esa era la cuestión más importante que una persona podía preguntar.
Rogue rascó la etiqueta de la botella de cerveza, luego extendió la mano y apagó la grabadora.
—Se acabó la entrevista —dijo en voz baja.
______ cogió la grabadora, la trasladó de vuelta a su bolsillo, y observó a Rogue expectante.
—Entonces sólo entre chicas —le dijo—. ¿Qué te hizo Nadine?
Rogue echo un vistazo dónde estaban sentados Nick y el sheriff, luego giró los ojos hacia ______. De algún modo no estaba sorprendida en ver el dolor vacío reflejado en ellos.
—Ayudó a crearme —le dijo entonces Rogue, su voz baja e inquietante—. Uno de estos días, se lo recordaré. Crea un monstruo, y puede volver y morderte en el culo. ¿No es verdad, agente Dane?
______ asintió lentamente.
—Es cierto, Rogue. Muy cierto.
* * *
—Nick, estás cometiendo un error —masculló Zeke mientras observaban a las dos mujeres. No podían oír las palabras, pero una mirada decía más que mil palabras—. Necesitas sacarla de esto.
Rogue, la mujer a quien los hombres de tres condados temían a diario, casi ruborizada, y enternecida. Parecía más joven, la mirada centelleaba con humor. Entonces su expresión cambió de nuevo, la pena, y luego la amargura. Nick juró que en los años que la había conocido, los cuales no habían sido muchos, raramente había visto nada excepto una dura y burlona diversión en sus ojos.
Sin embargo mientras observaba a _______, se le oprimió el pecho. Había estado a punto de atarla a su cama y obligarla a dimitir. Hacerle jurar que se evadiría y escondería hasta que eso terminara y que lo dejaría a él tratar con el lío que Cranston había montado.
Pero mientras la observaba, recordó irrumpir en esa mugrienta, pequeña y sucia celda en Irak. El olor a sangre y muerte había llenado la hacinada zona, pero allí había estado ______, en cuclillas, pistola en mano, vestida con el uniforme de su torturador.
Sus ojos habían estado tan hinchados que no había habido manera de que pudiera ver por ellos. Los pies heridos, sin embargo él no lo había sabido en ese momento. Había estado tan magullada y herida, que había visto pasar su propia vida en un instante frente a los ojos. Porque no podía dejarla, y no había maneras de que pudiera sacarla a cuestas de allí.
Pero ella había corrido. Sin lágrimas, sólo fortaleza. Sin excusas, sin recriminaciones. Había luchado por sobrevivir y luchado por pelear, y esas eran las cualidades que primero le habían robado el corazón.
¿Y pensaba que él podía sacarla ahora de esto?
—No es mi trabajo —murmuró al final.
—Tu trabajo es protegerla, ¡maldita sea! —maldijo Zeke.
Y ante eso, Nick asintió.
—Mi cometido es cubrirle las espaldas mientras hace su trabajo. No cambias lo que amas, Zeke, o nunca lo amaste para empezar.
Se había enamorado de una agente. Fuerte, independiente, extremadamente decidida. Sácale esas cosas, y no era _______. No sería su corazón ni su alma, y eso no podía permitirlo.
* * *
Nick escoltó a ______ de regreso a la casa flotante después de la entrevista, la tensión bullía caliente y espesa entre ellos.
—El barco ha sido comprobado a fondo —le dijo a ella mientras caminaban por los muelles flotantes hacia el barco—. Alex llegó al pueblo hace unas horas. Él y su equipo lo revisaron de arriba a abajo mientras estábamos de camino.
Alex Jansen era de las Fuerzas Especiales y trabajaba estrechamente con Cranston. _____ había trabajado con él varias veces. También era el hermano de Crista Jonas.
Ya estaba oscuro y cada vez más hacía un frío penetrante para la estación. El viento cerca del agua se sentía helado y cortante, a través de la gruesa chaqueta de _______, como las hojas más afiladas.
Sentía frío por dentro y por fuera. Como si los carámbanos estuvieran creciendo en la boca de su estómago y la congelaran de miedo.
¿Qué demonios estaba pasando en éste bonito y pequeño condado? Un lugar dónde los muchachos eran castigados de maneras horribles por sus preferencias sexuales, donde las muchachas, de veinticuatro años como Rogue, eran más cínicas que las mujeres que le doblaban la edad. Y los agentes, hombres buenos, hombres de familia, eran blancos para morir en un infierno.
—Alex y su equipo ahora están con Kevin. —La voz de Nick era baja, contenida—. Nos esperan más tarde para encontrarnos con ellos. Después de que tengas la ocasión de descansar y comer. Hoy no has comido, _______.
¿Eso en su voz era preocupación? Dios, no quería oír la amabilidad en su voz cuando sabía que estaba furioso. Probablemente furioso con ella. Estaba furiosa consigo misma. No había tomado las precauciones adecuadas. De algún modo, se le había escapado algo durante las entrevistas que había llevado a cabo. Un gesto, un destello malintencionado, una mentira. Siempre había señales. Siempre. Siempre estaban allí, en los ojos, en los pequeños gestos del rostro, y se le había escapado. Y por eso, Kyle estaba muerto.
Cranston llegó al pueblo cuando ella abandonaba el bar. El mensaje de texto se había mostrado en su teléfono, advirtiéndola que quería encontrarse con ella a la mañana siguiente. En la casa flotante de Nick. Todavía no se lo había contado a él.
—Vamos, nena. —Su voz era un soplo de calidez contra su oído mientras abría la puerta y entraban en el tibio interior.
Después de cerrar la puerta tras ellos, le deslizó la chaqueta de los hombros y le desabrochó el arma del costado.
—Necesitas un arnés de hombros para esto. —Dejó el arma enfundada sobre la chaqueta en el borde del sofá.
_______ miró fijamente el arma durante largos instantes. La odiaba. Odiaba llevarla, odiaba estar atada a ella, y odiaba la vida que había llevado los últimos cinco años. Dios, los últimos diez años. La única parte de su vida que le parecía valiosa fue el tiempo con Beth. Y con Nick.
Negó con la cabeza.
—No son cómodos.
Quería darse la vuelta hacia él, quería rogarle que la abrazara, que le sacara el dolor, y no podía. Era la agente, era la vida que había elegido. ¿Qué derecho tenía ahora cargarle con sus lamentos? Él sólo se sentiría como si tuviera que arreglarlo, que en cierta forma debería sacarla de eso y ahora no podía abandonar.
—_______. —Sus brazos la rodearon mientras ella sentía como se le oprimía la garganta de emoción—. Te tengo.
Posó la cabeza sobre la de ella, y su calidez la envolvió.
—Necesito una ducha. —Apartándose de él—. ¿Quieres pedir la cena? Probablemente comeré algo cuando acabe.
—Qué hogareño. —La soltó, sin embargo su tono le crispaba los nervios, ese matiz de comprensión, de paciencia, y un deje de condescendencia masculina—. Sé cocinar, _____—le dijo un segundo después mientras soltaba la respiración bruscamente—. Lo he estado haciendo durante un tiempo.
—Desde que tu padre te echó de casa. —Se giró hacia él, sintiendo cómo ardía en ella ahora, esa rabia helada.
Casi todo el mundo con el que había hablado lo sabía, lo mencionó, parecían regodearse con los asquerosos chismes y las horribles historias que pensaban que sabían.
—Nunca fue mi casa —dijo simplemente—. Era un lugar dónde caer durante una noche o dos.
Dijo eso con tanta sencillez, como si no importara.
—¿Las cicatrices de tu espalda? Te golpeaba sin sentido…
—Sí, bien, lo logró esa vez. —Su sonrisa era petulante con un rin tintín de amargura—. Aunque ahora él tiene unas cuantas cicatrices en su espalda. ¿Qué demonios es esto, ______? Apenas tenía veinte años. Discutimos por mi hermana y acabó a puñetazos. En ese momento él tenía los puños más grandes. Muy malo, tan triste. Sobreviví. —Sacudió la cabeza y la miró fijamente confundido—. Si quieres crucificar a Dayle Jonas, estaré en la primera línea para ayudarte, pero no es de esto de lo que va el tema.
No, no lo era. Era sobre el hecho que tenía toda la intención de sacarla de ese bar. De que la había informado, con bastante claridad, que lo discutirían cuando volvieran aquí.
Bien, estaba preparada para discutirlo ahora.
—Todavía no me has gritado, y estoy harta de esperar. —Sus manos temblaban de nervios, por la reacción—. Vamos, hazlo y acaba de una vez. Debería haber venido aquí directamente ésta mañana, ¿no? Debería simplemente dejar en tus manos todos estos pequeños detalles molestos de mi trabajo y de protegerme. Vamos. Dilo. —Ondeaba las manos hacia él mientras sentía que las lágrimas trataban de llenarle los ojos—. Vamos, sácatelo de dentro.
Estaba gritando. Era irracional. Nunca había sido irracional en su vida, pero cuando Nick la miró con esa comprensiva expresión de paciencia masculina, quiso chillar. Los hombres no lo entendían. No sentían lo mismo, no les hacía daño de la misma manera. No tenían miedo de las mismas cosas. Y sabía condenadamente bien que él no había entendido nada cuando entraron en ese bar.
—Bueno. A ver si lo entiendo. —Cruzó los brazos sobre el pecho y ladeó la cabeza, observándola con curiosidad—. ¿Debería estar zurrándote el culo por hacer tu trabajo? A pesar del hecho que me impresionaste muchísimo. Más o menos como hiciste en ese maldito desierto. Ahora, de repente, para empezar ¿se supone que tengo que cambiar todo lo que me vuelve loco de ti?
—No querías que fuera —le soltó en respuesta—. Estabas a punto de atarme y arrastrarme fuera de allí.
La enfureció cuando asintió lentamente.
—Sí, lo estaba. Hasta que recordé que esto es lo que eres. No puedes renunciar ahora aunque te lo pida. No más de lo que yo podría. No quiero cambiar esa parte de ti, Nick.
Ella se pasó los dedos por el pelo y le dio la espalda.
—¿Por qué no estás enfadado conmigo? —dándose la vuelta un segundo después—. Podría estar llevando a tu niño e ir allí de todos modos. Acabé esas entrevistas sabiendo que alguien me quería muerta.
—Y me aseguré de que hicieras lo que tenías que hacer, mientras te cubría las espaldas —dijo simplemente—. Nick, no quiero un perrito faldero. Si quisiera a una mujer dispuesta a decir que sí a todo lo que quiero habría podido tener doscientas. Te quiero a ti.
—¿Por qué? —Apretó los puños a los lados mientras la ira manaba en ella—. ¿Por qué me quieres a mí?
—Mierda, ¿tengo que tener una maldita razón? —le soltó en respuesta—. Por el amor de Dios, ____, ¿Por qué sabes cómo hacerme frente? ¿Por qué sabes cómo vivir? Sabes cómo amar.
—No lo sé.
Él hizo una pausa.
—¿No sabes qué?
—No sé cómo amar, Nick. —Entonces sintió los temblores que le sacudían el cuerpo.
Intensos, fuertes escalofríos, el hielo crecía, oprimiendo su interior hasta que se preguntó si alguna vez entraría en calor de nuevo.
Entonces él sonrió. Esa lenta y traviesa sonrisa que le lanzaba llamaradas a través del hielo y un irregular temblor en respuesta rasgándole los sentidos.
—Bien, supongo entonces que ese es el porqué me necesitas.
—¿Por qué? —Lo necesitaba.
Lo necesitaba hasta que no podía respirar sin pensar en él. Y todavía no podía descifrar cómo tratar con eso.
—Para enseñarte cómo reconocer todo ese amor que arde dentro de ti —le respondió.
Fue hacia ella, atravesando la habitación hasta que tuvo que mirar hacia arriba para encontrar su mirada, para permanecer conectada con la única seguridad que había encontrado en todos los años que había vivido.
—¿Dónde? —Necesitaba saber dónde estaba, cómo abrirlo, y cómo dejarlo libre.
—Ah, _______ —susurró, enmarcándole el rostro, posando los labios en los suyos—. Está aquí mismo, nena. Ardiendo dentro de ti. Todo lo que tienes que hacer es dejarlo arder.

aranzhitha
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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Dom 10 Mar 2013, 6:27 pm

Capítulo 14
Nick tenía ganas matar. Con Dios por testigo, en el momento que esos destrozados y dorados ojos color miel se posaron en él después de entrar en la casa flotante, tenía ganas matar.
Quería volver a matar a Craig, su fallecido marido. Quería hacer sufrir a Nassar Mallah. Quería golpear a Cranston hasta convertirlo en una masa ensangrentada y quería despedazar, a quién fuera que se hubiera atrevido a matar a Denton, miembro a miembro.
Quería que la sangre cubriera sus manos, pero incluso más, quería calmar el inquietante dolor en los ojos de _______.
—Mírate —dijo, manteniendo la voz queda y suave—. Funcionando con nada más que café y unos cuantos donuts. Temblando en mis brazos y mirándome con ferocidad. Me apuesto a que si tus ojos no hubieran estado cerrados por la hinchazón cuando te rescaté, habría visto entonces la misma voluntad de lucha en ellos.
—No hagas esto. —Sacudió la cabeza—. No soy lo que ves. No soy así de fuerte.
Le mostró una sonrisa traviesa, porque él lo sabía. Una sonrisa tan engreída y confiada como ningún autoproclamado lascivo le había ofrecido nunca a una mujer. Y surtió el efecto de llevar el rubor a su rostro, un destello de ira a sus ojos.
—Piensas que lo sabes todo. —Le empujó el pecho, como si en verdad fuera a soltarla ahora—. Suéltame.
Él rió ante eso.
—Nena, te cubrí las espaldas y te dejé pelear. Te llevé al peor bar de country en tres condados y me senté en la barra como un buen chico como habíamos quedado. Ahora este es mi terreno. No tengo que ser un buen chico aquí.
—Como si alguna vez fueras un buen chico —resopló y trató de retorcerse en sus brazos.
Nick se rió ante eso.
—Siempre he sido un buen chico contigo, ______. Te dejé huir cada vez que quisiste hacerlo, ¿recuerdas?
—Ahora no me dejas huir —le espetó—. Y a todo lo que quiero huir es a una maldita ducha.
La abrazó sin apretar, dejando que se retorciera, dejando que ese pulcro cuerpecito se golpeara y frotara contra el suyo. Su polla estaba dura como una roca, había estado así desde que la observó en ese maldito bar.
Quería envolverla en sus brazos y mecerla, y al mismo tiempo deseaba follarla hasta que supiera hasta el fondo del alma exactamente a quién pertenecía.
—Bien, pero hoy estoy cansado de ser un buen chico. —Sonrió y agachó la cabeza, robándole un beso antes de que pudiera soltar más que un jadeo de protesta.
Cuando ella forcejeó, se las apañó para sacarle la camisa. Se había cambiado de ropa en el hotel, pero se dio cuenta que su equipaje probablemente se había esfumado en algún lugar. El equipo de bomberos había accionado varios de esos artefactos para cotejarlos con los escombros del coche del agente muerto.
Al pensar lo cerca que ella había estado de estallar también en llamas, le hizo temblar las manos mientras le sujetaba las caderas contra él y le daba otro beso. Un beso más profundo.
Mierda, si no olvidaba el miedo que lo congeló hasta los huesos cuando se dio cuenta que el coche de ella había sido manipulado para estallar, entonces se desintegraría por completo.
— Nick. —Su voz ahora no era más que el suspiro de un gemido—. Tienes que parar esto. Tengo que pensar.
—Aquí no está permitido pensar.
La dejó forcejear y retorcerse hasta que se giró y se encontró con el borde de la barra que separaba el salón de la cocina. Y luego le presionó los hombros hacia abajo.
No iba a ser lento y calmado esta noche. La lentitud y la calma vendrían más tarde. Ahora mismo, estaba quemándose vivo por ella.
Le aflojó los vaqueros y se los pasó sobre ese bien torneado trasero. El culo más bonito en los cincuenta estados que prestó juramento, mientras apresuradamente se sacaba sus vaqueros y liberaba la atormentada longitud de su erección.
Follarla era el éxtasis, y no podía estar sin esto mucho más tiempo.
—¿Qué estás haciendo? —Sin aliento, caliente, su voz le inundaba. No estaba protestando, estaba perdida en esto, al igual que él siempre se perdía en ella.
—Intentamos hacer un pequeño Nick, ¿recuerdas? —Metió la punta de la polla en los hinchados y saturados pliegues de su coño antes de empujar dentro de ella.
Maldición. Era como empujar en una llama viva. Nick gruñó, sintiendo el sudor cubriéndole la piel mientras ella lo quemaba vivo. Empujó la polla un poco más, sintiendo como se apretaba a su alrededor, sintiendo los delicados músculos de su vagina apretando y acariciando la sensible carne.
Nada era tan bueno. No había placer en la tierra que pudiera ser nunca tan bueno como tomar a _____ así. Cuando ella lo alcanzó, las cortas y cuidadas uñas se le clavaron en el muslo, le dio más. Lentos, pausados empujes que lo enterraban en ella un poco más cada vez. Dándole la oportunidad de deleitarse con cada convulsión en respuesta alrededor de su ultrasensible polla.
—¡Maldito seas! Nick —le maldijo, incluso mientras tiraba de su muslo tratando de obligarle a ir más profundo.
Su voz era espesa, un femenino y pequeño gruñido de exigencia que le hizo sonreír de placer.
—¿Qué? ¿Quieres que pare? —Se detuvo. Medio enterrado en su interior, el glande latiendo, ansiando más.
—¡Estás loco! —le gritó.
—Hmm. Buena cosa que uno de nosotros esté cuerdo entonces. —Se inclinó hacia delante y posó un reguero de besos entre sus omoplatos—. Nuestro niño necesita al menos un padre cuerdo. Tú eres la sensata. —Empujó un poco más.
Él notó el fluir de sus jugos y tuvo que apretar los dientes para contener la liberación. Las pelotas se le habían apretado contra la base del pene, sensaciones de chispas eléctricas provenían de ellas por la necesidad de correrse.
—Oh Dios, Nick, no podemos seguir haciendo esto. —Ahora ella respiraba con dificultad, jadeando en pequeñas bocanadas que le aseguraban que estaba tan fuera de sí por el placer como él.
—¿Hacer qué? —Le corrían gotas de sudor por la sien mientras ella le incendiaba hasta el alma.
—Hablar de bebés.
Movió las caderas y entró otro centímetro, rápido y duro, apretando los dientes mientras ella se arqueaba, un hambriento gemido rogándole más.
—Pensar en darte bebés me pone duro —jadeó él. Mierda, pensar en su respiración lo ponía duro. Había permanecido duro entre cada liberación con la esperanza de tener más de ella.
—Todo te pone duro —dijo ella respirando entrecortadamente, y él tuvo que reír.
—Todo en ti me pone duro. —Se retiró, la punta de la polla suspendida justo dentro del calor líquido antes de volver a entrar otra vez.
Un ahogado gemido femenino llenó el aire cuando la tomó de nuevo. Empujando profundamente en su interior, se detuvo, y se retiró, sólo para volver a empujar. Empalándola con lentas estocadas, luego un rápido y duro empuje que la clavó a la mesa y la tuvo tratando de gritar el nombre de Nick.
—¿Conseguiste hoy esos condones? —Él apenas podía pensar, mucho menos hablar. Pero era el juego amoroso que ella necesitaba esta noche. Eso, y la lenta comprensión que eso iba a pasar. Ella iba a pertenecerle. Por completo.
—¡Maldito seas! —insultó ella, pero no había ira, tal vez un asomo de risa.
—Oh, tía, muy mal, _______. —Le apretó las manos en las caderas mientras se retiraba.
— Nick, no te atrevas a parar —gritó ella, el pánico llenando su voz—. Oh Dios, por favor, no pares.
No había ni una posibilidad.
Empujó dentro de ella hasta la empuñadura, gruñendo ante el placer que bordeaba el dolor mientras se obligaba a detenerse, a mantenerse profundamente en su interior. A sentirla.
Ella estaba cerca del orgasmo. Su coño le apretaba el pene, acariciando el sensible glande, convulsionándose sobre éste como mil deditos hambrientos acariciándolo a la vez.
—Te sientes tan bien. —Se inclinó hacia ella, le besó la oreja y luego tiró el lóbulo con sus dientes acosándolo eróticamente—. Tan apretada y caliente a mí alrededor. Podría estar dentro de ti para siempre, sintiéndote correrte para mí, una y otra vez, _____.
Podía notar la transpiración cubriendo ambos cuerpos. Tenía sus uñas clavadas en el muslo, un agudo dolorcillo que lo mantenía concentrado en medio del placer.
—¿Estás preparada para mí, ____? Voy a tomarte duro. Voy a tomarte tan duro y profundo que pensarás que te estás muriendo. Luego, antes de que desaparezca el último temblor, voy a tomarte otra vez. Una y otra vez, hasta que sientas todo ese amor ardiente y caliente dentro de ti. ¿Me oyes, cariño? Vamos a encontrar todo ese amor.
Ella gritó su nombre. El sonido de su voz, aturdido y espeso por el placer que le estaba dando, fue casi, sólo casi, suficiente para enviarlo al clímax. Tuvo que apretar los dientes y lidiar por dominar la liberación. Pero supo que no iba a poder contenerlo durante mucho tiempo.
Agarrándole las caderas firmemente, empezó a moverse. Empezó lentamente, pero la calma y la lentitud no eran lo que ambos necesitaban. Ella necesitaba arder a través del dolor y él necesitaba guiarla a través de esa pasión. Necesitaba sentir que ella se deshacía a su alrededor, estallando de éxtasis mientras se hacía añicos.
En segundos, los empujes aumentaron. Estaba golpeando contra ella, enterrando la polla en su interior ciegamente, con golpes frenéticos mientras ella rogaba por más. Más duro. Más duro, más fuerte, hasta que oyó el gemido de _____ llenando su cabeza y sintió su coño, como un puño apretado en la polla, ordeñándolo, arrancándole su liberación, desgarrándole con fuego y relámpagos.
—¡Ah, mierda! —Apenas reconoció su propia voz—. _____. Ah Dios, nena, sí, tómala. Tómame todo.
Se vertió en su interior mientras sentía las contracciones de su coño derramando su alivio alrededor de él. Profundos, violentos chorros de semen salían de la punta de su polla, el apresurado placer le desgarraba el cuerpo mientras seguía empujando, enterrándose más profundo, y sintió las estrellas explotando en su cabeza mientras ella gritaba su nombre.
Se derrumbó sobre _____, las rodillas le fallaron, y maldición si no empezaba a sentirse tan exhausto como ella había parecido antes.
Las contracciones que convulsionaban alrededor de su polla se calmaron, y mientras le besaba el hombro, sonrió.
—¿Sabes una cosa, cariño? —dijo arrastrando las palabras.
—Hmm. —Estaba derretida debajo de él, saciada, relajada.
—Sabes que ahora estás muy embarazada, ¿no? —El orgullo se inflamó intenso y fuerte dentro de él, y juraría que estaba poniéndose duro otra vez—. ¿Ves? Te lo dije, pensar en hacer bebés contigo sólo me pone más duro.
* * *
Tan pronto como _____ se duchó y tomó la comida improvisada de Nick, que la esperaba, su familia se reunió con ellos. Joe y su esposa, Kelly; Kevin y su esposa, Crista; y el tío Paul y su esposa María. Y el hermano de Crista, Alex Jansen.
Chaya conocía a Alex Jansen bastante bien —era más conocido como el músculo de Cranston, sin embargo dudaba que los Jonas supieran eso. Y por la mirada de advertencia que le lanzó, él tampoco quería que lo supieran.
Oh, que liado se estaba poniendo este pequeño enredo. Sabía que Alex podía informar a Timothy y provocarle más problemas de los que ella quería afrontar, pero también sabía que el hombre era increíblemente leal a su hermana pequeña, Crista.
¿Sin embargo, hacia qué lado se decantaría la lealtad de Alex?
Mientras los hombres se reunían con las cervezas que Nick había amontonado en la cubitera llena de hielo y las mujeres llevaban los tentempiés, los bocadillos y las patatas, ____ examinó las relaciones entre los Jonas, sus mujeres, y el tío que más o menos los había criado a todos.
Paul Jonas era completamente opuesto a sus hermanos o hermana. Amaba a su hijo y a sus sobrinos, era increíblemente protector con ellos, y la lealtad y calidez parecía extenderse también hacia Alex. Y tal vez incluso hacia ______.
La había abrazado cuando entró, le palmeó el hombro, y le dijo que no se preocupara, los Jonas iban a encargarse de todo.
Quiso sonreír ante la declaración, pero tuvo el presentimiento de que iba completamente en serio.
Ahora, mientras se sentaba y observaba a los hombres revisar los informes escritos que Nick había sacado del portátil de ella, tuvo un atisbo de preocupación por haberlos involucrado. Si algo le pasara a uno de ellos, afectaría a toda la familia. Y no sólo les afectaría, los devastaría.
—Todos los sujetos a los que preguntaste eran ex miembros del ejército. —Joe le lanzó una mirada entornada a través de la amplia mesa cuando dejó los archivos que había estado revisando. Arrojó dos archivos hacia ella—. Hollister Mcgrew.
______ miró fijamente la foto clavada en una esquina del archivo. El rostro picado de Hollister Mcgrew, la miraba, enmarcado por un pelo lacio, castaño y luciendo una mirada obstinada. Se les informó que él y Johnny habían sido amigos en la universidad, y más tarde habían corrido juergas en varios bares de la localidad antes de que Hollister se alistara en el ejército.
No era gay, en verdad se consideraba a sí mismo un mujeriego, a pesar de los dientes delanteros cariados y el mal aliento. La licencia con honor del ejército había sido médica. Hollister no había llevado bien lo del ejército.
—George Mack. —Joe arrojó otro archivo.
Flaco como un palillo con lacios y finos cabellos castaños y obscenos ojos marrones. Durante unos años, él y Johnny habían sido amigos íntimos, hasta que George se había unido al ejército. Al igual que Hollister, George duró hasta la primera misión antes de recibir la licencia, sin embargo había sido menos honorable. Casi termina en Leavenworth8.
Había otros. Se rumoreaba que algunos de ellos estaban metidos en drogas, grandes robos o hurtos. Los pocos que no eran ex militares, tales como Rogue Walker, una antigua amiga de Johnny, eran personas de interés los cuales podían tener o no información que vinculaban a Johnny con otras personas de utilidad.
—Johnny fue el único que admitió ser el cerebro de todo el asunto —señaló ella, haciendo de abogado del diablo.
—Ninguno de ellos tiene el cerebro o las conexiones para haber ayudado a Johnny a montarlo todo, ni podían haber mantenido sus sucias zarpas alejadas de un millón en efectivo —expuso Alex—. Son peones. ¿Quién es el rey?
Esa era una buena pregunta. ______ se pasó los dedos por el pelo con frustración. Eso todavía no lo había averiguado.
—Tienen también conexión con los demás —expuso ella—. El alcalde y el jefe de policía. George Mack es primo segundo del alcalde Sunders. Hollister trabajó para Sunders como manitas durante varias semanas. Siguiendo la misma pauta para todo el mundo que he preguntado. Recibía tres o cinco nombres cada día así como las más probables localizaciones y residencias. Y las preguntas.
—Las preguntas no eran tan difíciles —resopló Kevin—. Y es condenadamente fácil mentir.
—Y a veces, es condenadamente fácil ver esa mentira. —Ella se encogió de hombros—. He sido entrenada para ver las mentiras. Soy una especialista en interrogación, Kevin. Esto es lo que hago bien.
Había tenido que mentir un poquito durante el interrogatorio, y sabía que eso estaba en las notas que le enviaba a Cranston cada noche. Las mismas notas que todo el mundo de allí tenía ahora.
—Johnny no confiaba en nadie —les dijo Paul a todos mientras echaba un vistazo a los archivos—. Era un chico raro, pero la confianza no era algo que concediera con facilidad.
—La confianza era algo que canjeaba —dijo Nick, su voz curiosamente suave—. Johnny sólo confiaba en su madre y en Dayle. Y sabemos que Nadine mentiría si con ello consigue lo que quiere. Dayle no es mejor.
Era su padre, pero no hubo mucho más que una pizca de emoción en su voz.
—Cranston llega por la mañana —les dijo ella—. Recibí su mensaje antes de volver al barco. Espero que tenga más respuestas.
—Sugiero que traiga respuestas. —El tono peligroso en la voz de Nick regresó. Si Timothy no tenía respuestas, entonces iba a tener que tratar con más de un Jonas cabreado.
—Varios de estos chicos también eran militares —observó Alex—. El equipo que capturamos después de la muerte de Johnny estaba formado por ex militares. Jugadores, alborotadores, ninguno bueno, pero pensaban que eran Rambo una vez regresaron a casa.
—El grupo que perseguimos, La Liga de la Libertad, utiliza a esos hombres para ayudarles a robar las armas que quieren obtener. Pero la Liga nunca antes había intentado vender algo tan potente a los terroristas.
—Las pocas ocasiones en que consiguieron robar armas más potentes, el DSN estaba allí para detener las ventas. Los agentes permitían pasar los alijos más pequeños mientras trabajaban para identificar y capturar a esos cabecillas de la milicia.
—Si la Liga está involucrada, entonces debe haber sido un golpe. Habrían sacado al Sueco y a su grupo, y habrían utilizado hombres más capaces para sacar adelante la operación —señaló Alex.
Y ________ estuvo de acuerdo con eso… hasta cierto punto.
—Excepto que el intermediario Sueco había, de acuerdo con la evidencia que barajaba, trabajado antes con el contacto de esta zona. Los misiles eran baratos. ¿Dos millones? —Ella se burló—. ¡Por favor!, habrían conseguido veinte millones por ellos. Y la intención era esa. El intermediario sólo estaba comprando los derechos de transporte y los arreglos de la subasta de los misiles. Y eso es lo que Johnny no sabía. Pensaba que la venta de misiles era un trato cerrado.
—Lo que significa que alguien más, en algún lugar, estaba tirando de los hilos —reflexionó Nick, volviéndose a sentar en la silla, contemplando los papeles sobre la mesa antes de alzar la mirada hacia _____-.
Ella ahora vio la amargura, la ira.
—Cada paso que hacemos nos lleva en esa dirección —afirmó ella.
—Jodido Somerset, Kentucky, sede de las ventas de la milicia ilegal y del terrorismo nacional. —Una risa cínica traspasó sus labios—. ¡Joder, chicos! —Miró a sus primos—. ¿Hemos estado dormidos o qué?
_________ sacudió la cabeza, sufriendo por él. Este era su hogar, y sabía que amaba a estas montañas, el lago, e incluso de alguna manera, a la gente.
—Somerset es uno de los muchos pueblecitos —le dijo a él—. Las milicias de guerrilla pueden crecer y prosperar en tales áreas, por los vínculos con sus familias y comunidades. Saben a quién captar, en quién se puede confiar y quién puede chantajearles. La mayoría son inofensivos. Buenos chicos conspirando para defender a Dios y al país contra los agresores. Tienen vínculos con el personal militar, obteniendo unas cuantas armas aquí y allí, y eso los hace sentir más seguros. No lo hace legal, pero se sienten más seguros. Entonces, de vez en cuando, sale algo como la L.L. Y se tuerce, atrayendo a esos grupos una vez inofensivos, y de repente tienen un ejército con conexiones en toda América. Si pudiéramos capturar a la persona o personas que tiran de los hilos aquí en Somerset, entonces tendríamos la oportunidad de desmontar toda la red.
—¿Y crees que haciendo preguntas peliagudas a unos cuantos gilipollas va a lograrlo? —Kevin pasó las manos con asco sobre los archivos—. No veo ni una maldita referencia aquí sobre la Liga de la Libertad o una red de terroristas nacionales.
—No leíste el archivo de ella —le dijo Nick con calma, su mirada todavía clavada en ______—. Yo lo hice.
_______ apretó los labios y bajó los ojos. Había hecho las preguntas que sabía irían en dirección de Nick y su padre. ¿Cuán leal era a su padre? Él proclamaba que no lo era, pero los lazos de familia a menudo tenían fuertes trasfondos. Y Nick no era tan fácil de leer como pretendía. En algunas áreas, sus secretos eran mucho más profundos de lo que la mayoría de la gente podía imaginar.
—Las preguntas que Cranston me envió ahora son más específicas. Centradas en Johnny, sus amistades y sus conexiones. Y hay ciertos hilos que se conectan entre ellos. La familia de Johnny. —Observó cómo Kevin apretaba la mandíbula—. Sus lealtades. Sus amigos. Con quién se hacía más, porque en esos grupos, encontraremos el contacto que necesitamos.
—En ese grupo de nombres no lo harás —resopló Joe—. He repasado estos archivos, agente Dane. No hay nada para identificar algún tipo de líder de una red de milicia nacional. Estos hombres son unos inadaptados. ¿No pueden decidir dónde usar el siguiente baño y esperas que me crea que forman parte de las bases crecientes de un grupo terrorista?
—Estoy más inclinada a creer que son peones de tal grupo —le soltó en respuesta—. He trabajado en este caso durante cinco años, Joe. Reconozco las señales. Y están todas.
—¿Quién en Somerset puede organizar y dirigir algo así? —Kevin miró hacia los otros, luego sus ojos centellearon con ira mientras se inclinaba hacia ella—. Los jodidos Jonas. Yo, Joe, Nick, podemos hacerlo —resopló—. ¿Cranston va ahora detrás de nuestros culos?
Ella negó con la cabeza.
—Sandeces. —Su mano golpeó la mesa—. No hay nadie en este condado con más experiencia militar, paramilitar, o asesinato que nosotros tres.
Un asesino francotirador, un asesino de explosivos, y Joe, uno de los mejores comandantes de los Marines. Todos ellos abandonaron pronto el ejército. Para Kevin y Nick, después de una misión, ambos con licencias médicas. Joe aceptó dos misiones y se licenció. Tan pronto como volvieron, la Liga había empezado a crecer en esa zona.
—Ya investigué esa opción —les contó, mirando fríamente a Kevin—. No tienes las conexiones, ni tu personalidad tiene el temperamento necesario para ese trabajo.
Casi se la come, levantándose a medias de la silla mientras Nick se ponía en pie.
—No me digas que no tengo el temperamento para esto, pequeña —gruñó—. Esa mierdecilla de bomba en el coche, que se llevó de paseo a tu agente, parece un petardo comparado con lo que soy capaz de hacer.
—Para, Kevin. —Le advirtió Nick.
—Déjalo, Nick. Puedo manejarlo. —Le sonrió forzadamente a Kevin mientras su mujer se ponía detrás de él, con los ojos chispeando de ira mientras miraba a _____.
—Esa mierdecilla de bomba como tú la llamas —le soltó—, tenía una firma. La hemos rastreado antes.
—Yo no dejo jodidas firmas —le espetó.
—Exactamente. Tú no las dejas. Y la falta de ella es tu firma —le dijo—. No te hagas el tonto, Kevin, sólo porque no te gusto. —_____ se levantó, aferrando con la mano la muñeca de Nick —. Tú, Joe, Paul, vuestras mujeres, y vuestros amigos íntimos fueron los primeros investigados. Minuciosamente. Encabecé esa investigación. Sé lo minuciosa que fue, porque sabía que ninguno de vosotros era malvado. Mordaces, malditamente malos cuando tenéis que serlo, y tan condenadamente arrogantes que una mujer tiene que apretar los dientes. Pero no sois traidores ni terroristas. Y lo demostré.
—Ella tiene razón. —Defendió Alex, atrayendo sus miradas. Estaba reclinado en la silla, los ojos grises iluminados por la diversión—. Seríais unos terroristas pésimos y fuisteis unos soldados pésimos. Creo que por eso los Marines os dejaron ir tan fácilmente, porque no seguís las órdenes para nada. —Se inclinó hacia delante y sonrió plácidamente—. Pero ellos piensan que yo sí. Y ______ sabe eso. No es la única que está trabajando en este caso. Ahora, si ya hemos acabado este jueguecito de poder, tal vez podamos volver a trabajar en esto y averiguar a quién demonios persigue Timothy. En el caso que no lo haya averiguado por sí mismo.
Nick miró otra vez a Kevin, furioso, bordeando la rabia, pero la cólera no estaba dirigida a su primo. Estaba formándose en su interior, amenazando con romperle el control, por sus propias sospechas. No, sus propias certezas.
Dejó que ______ lo arrastrara a la silla de nuevo e ignoró sus miradas preocupadas mientras seguían trabajando. Al final, ella se apartó mientras Alex les informaba sobre la Liga de la Libertad y sus conexiones. Era información que ya conocía de sobras. La sabía, porque esa maldita organización había asesinado a su hija.
Él la observaba mientras se movía por el salón, sentándose fuera del grupo de mujeres. Al final, María la atrajo hacia ellas con su amable sonrisa. María era la mujer más amable que Nick había conocido nunca hasta que sus primos empezaron a enamorarse. Habían elegido mujeres con esas mismas cualidades.
Al final, __________ y Crista estaban hablando. Nick las observaba, dándose cuenta que Kevin las miraba, y le llamó la atención. Iban a tener que hablar de esto, y pronto. No podía entender el problema de Kevin con _____, y estaba empezando a no importarle el problema. Iba a detenerlo.
Al final, horas más tarde, se levantaron, se desperezaron, sacudiendo las cabezas y admitieron que tendrían que esperar a Timothy. Nick permanecía en silencio, vigilante.
_______ estaba exhausta y la llevó a la cama, la acurrucó contra él, y esperó a que se durmiera. Mientras cavilaba. Y todo en lo que pensaba en el mundo no lo ayudaba a encontrarle sentido a lo se estaba cociendo en sus entrañas, o la ira que atormentaba su mente.
Pensar solo lo empeoraba.
aranzhitha
aranzhitha


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por aranzhitha Dom 10 Mar 2013, 6:28 pm

Capítulo 15
Nick dejó a _______, exhausta, durmiendo pacíficamente en la cama en la que había soñado que durmiera.
Cuando volvió de Irak, arrojó la cama en la que se había divertido durante tantos años, directamente al lago. Llegó una noche, le echó un vistazo, y algo dentro de él explotó.
El hombre que había dormido en esa cama no era el mismo que había vuelto. El hombre que había regresado, ahora pertenecía a alguien y ya no era el que esa cama representaba.
Antes de irse, había sido el bastardo que todo el mundo pensaba que era, yendo directamente hacia la autodestrucción. Fue por eso que se unió al entrenamiento de francotiradores; fue por eso que trabajaba sin observador; fue por eso que se convirtió en uno de los asesinos más competentes. Porque la vida no le importaba… ni la suya, ni tampoco la de esos que fue enviado a matar.
Para el hombre que había sido, la felicidad era algo que los otros sentían. Todo lo que él sentía entonces era la rabia, la amargura, la conciencia que estaba contaminado con la sangre de un incestuoso hijo de puta, maltratador de niños. Y el temor de que algo, alguna parte de Dayle Jonas viviera dentro de él. Y entonces, había visto la verdadera fortaleza. Había visto a una mujer que había estado sometida al horror, al miedo, y había permanecido fuerte. Había levantado la barbilla de modo desafiante y había seguido luchando.
En esas dos semanas de recuperación, le había dejado abrazarla cuando lloraba, cuando se enteró que el marido en el que pensaba que podía confiar la había traicionado, a ella y a su país. Le había estado provocando las risas días después y le había robado un beso. Había visto la chispa en sus ojos y su alma clamaba por ella.
Y ella lo había cambiado. En tan poco tiempo, había eliminado al hombre que había sido, y le mostró el hombre que quería ser. Un hombre digno de una mujer con esa fortaleza.
Estaba de pie en la cubierta, inclinado contra la barandilla y mirando fijamente el agua oscura que se extendía detrás del barco, y se percató que había madurado mucho antes de lo que sus primos se habían dado cuenta. Tal vez había empezado antes de ______, pero sabía que se había fortalecido con ella.
Se había encabronado con lo de compartir, que no había seguido después de que volvieran a casa, pero sólo porque no encabronarse revelaría demasiado. Y no quería explicar lo de _______. No quería revivir con palabras lo que no podía olvidar en sus recuerdos. Y no quería traicionar a _____ tomando a otra mujer.
Dejó que otros lo hicieran. Mierda, incluso había observado a Kevin con algunas, pero no estuvo tentado a unirse. No quería ser tentado a unirse. _____ había estado tan firmemente afianzada en su cabeza y en su corazón que ninguna otra mujer se acercó al recuerdo de ella.
Ella lo amaba en silencio, como si tuviera miedo que amarle de alguna otra manera la destruyera.
Y él tenía el corazón roto. Todo lo salvaje y viciosa que su vida había sido una vez, no era nada comparado con la pérdida que _____ había sufrido en el espacio de unos segundos. La muerte de su niña, el saber que el padre de esa niña las había traicionado a ambas.
Exhaló fuertemente, se tensó cuando sintió la oscilación del barco, percibiendo una presencia a sus espaldas.
Sabía quién era. Sabía que Kevin no dormiría mucho más que él esta noche. No con los sucesos que estaban empezando a mostrarse y el conocimiento de que el peligro los rondaba a todos.
Permaneció quieto, contemplando el agua hasta que el largo cuello de una cerveza le fue plantado en la cara. Curvó los labios mientras tomaba la botella y echaba un vistazo al hombre que se inclinaba en la barandilla a su lado.
Kevin. Le pusieron ese mote por una razón. Nunca dejaba estar las cosas. Mascaba y mascaba el problema, se preocupaba y luchaba con él hasta que el problema se evaporaba o cedía ante él. Era tan persistente como el maldito viento.
Nick tomó un largo trago de cerveza y esperó.
—Has cambiado —dijo al fin Kevin con tranquilidad—. Los otros no lo vieron como yo, cuando volviste a casa. Actuaste bien fingiendo que te follabas a las chicas, o siendo tan salvaje y rebelde como siempre fuiste, pero no lo eras.
Nick miró la botella fijamente mientras negaba con la cabeza.
—No —admitió al final—. No lo era.
—No tenías intención de compartir a Kelly con Joe incluso si hubiera sido lo que él deseaba, ¿no? —Gruñó Kevin—. Joe nos habría matado a ambos si hubiéramos tocado a Kelly.
—No lo hubiera hecho nunca, a menos que Joe lo hubiera necesitado realmente. — Nick se llevó la cerveza a los labios pensativamente—. Tu juego era igual de bueno.
Kevin suspiró, el sonido fue áspero, preocupado.
—No tengo complejo de papá —gruñó al final—. Lo que tengo es un complejo contra los juegos. Los de Cranston y los de la agente Dana, especialmente después de lo que me enteré esta noche. Casi te destruye una vez…
—Perdió a su hija en un ataque con misiles contra los cuarteles del enemigo en Irak hace cinco años. Esa fue la orden falsa iniciada por la Liga. Sospecho que para mantener sus actividades en secreto. Beth tenía tres años. Su padre era de la Inteligencia Militar y la introdujo en el país después de que desertara al otro bando.
El silencio llenó el vacío, mientras Nick sujetaba ligeramente la cerveza entre sus palmas.
—Fue dos semanas después de que la rescatara de los terroristas que la habían secuestrado, mientras estaba en una misión. Terroristas con los que su marido la traicionó. Nassar Mallah la violó con un bastón, Kevin. Le golpeó el rostro hasta que tuvo los ojos cerrados por la hinchazón. La pateó y la golpeó, e incluso me pregunté cómo estaba todavía en pie cuando irrumpí en esa jodida celda. Pero lo estaba. Le sacó las ropas a un guardia después de que lo abatiera; con los pies desnudos y en estado de shock, estaba preparada para huir.
Kevin soltó una despiadada maldición. Un sonido repleto con el horror que Nick describía, las imágenes aparecían entre ellos, sumidas en sangre.
—Nos escondimos en un agujero que hice, y activé el localizador para la extracción. Mi equipo estaba esperando no muy lejos, y lo sabía, pero demasiado lejos para esperarles para rescatarla. Allí le vendé los pies, le cubrí los ojos, y en ese oscuro y pequeño agujero, le entregué mi alma. —Alzó la cerveza hacia los labios y se la acabó antes de girarse y mirar al primo que era más que un hermano, que fue casi un padre para él—. Hiérela otra vez, y habremos acabado. Como amigos, como familia. ¿Me oyes, Kevin? Esa mujer me pertenece, y siempre lo hará. Hiérela otra vez, y habremos acabado.
Kevin contempló a Nick. Toda una vida de recuerdos y pruebas, lágrimas y peleas de aventuras masculinas se extendían entre ellos. Años atrás había jurado que nada se interpondría entre él y sus primos. Pero mientras contemplaba a Nick, el más joven de los primos y el que llevaba más cicatrices en su interior, vio algo que nunca habría imaginado que vería.
Estaba acostumbrado a ver a Nick como el niño maltratado que siempre ayudaba a rescatar de los brutales puños de Dayle Jonas. Luego como el salvaje demonio, demasiado encantador y alborotador, que había sido al crecer. Luego entraron en los Marines.
Y adivinaba que en realidad habían madurado. Excepto que Kevin no había querido verlo en Nick. No había querido ver los horrores a los que su primo había sobrevivido cuando estuvieron separados. Y ahora, lo vio. Pero vio algo más. Había un núcleo de puro acero endurecido dentro de él. Ese acero que había apretado el gatillo y matado a otro primo para salvar el corazón de Kevin. Ese acero lo enfrentaba ahora, y maldito fuera Kevin si no se echaba la culpa si Nick ya había decidido apartarlo de su vida.
Nick les había entregado a él y a Joe una lealtad que, Kevin no se percató hasta ese momento, él no había recibido de sus primos.
—Joder. —Suspiró, pasándose una mano por el rostro—. No quería herirla, Nick. Hijo de puta, si ni siquiera quería odiarla. Y estaba equivocado.
Nick seguía contemplando el agua, y algo se rompió en el interior de Kevin, viendo el dolor en el rostro de su primo. Mierda, habría matado a cualquier otro que hubiera hecho tanto como pensar en herir a esa pequeña agente como hizo él. Los primos Jonas se mantenían unidos, era así de simple.
—No se lo hubiera permitido a nadie más —admitió, y no fue fácil—. Nos preocupaba un poco, pero ya lo sabes.
Entonces Nick asintió.
—Es la única razón por la que ahora estamos hablando, Kevin. Es la única razón por la que mi puño no ha caído sobre tu garganta y mi barco todavía está aquí. Porque lo sé.
Kevin casi sintió una inyección de temor. ¿Cómo había dejado que su enemistad, el temor por su primo, casi los llevara a este punto? Jodido palurdo estúpido, pensó de sí mismo. Ese era el cómo. A veces, todavía era el palurdo estúpido que había sido cuando era joven.
—Ella no es simplona —rechinó al final—. Pero aunque lo fuera. Y no importa a qué amenazas te arrastre, me cabrean porque no las estás compartiendo con nosotros. Y te conozco, Nick. Y sé que sabes lo que está pasando. La proteges de nosotros cuando no tienes necesidad, y te arriesgas. Y eso es lo que me cabrea de ella.
Observó cómo Nick bajaba la cabeza, su mirada se deslizó hacia la espalda desnuda de su primo, y todavía se estremecía. Después de todos esos años, muchos años, todavía le provocaba enojo cuando la luz de la luna bañaba las cicatrices de Nick, sobre su bronceada piel.
El padre de Nick le había hecho eso. Ese jodido bastardo mezquino lo había azotado hasta que casi lo mata. Le rompió las costillas, lo derribó, y luego le dio una paliza de muerte. Cuando Kevin, Joe y Pail irrumpieron en la casa, Nick había estado enroscado como una pelota, casi inconsciente, la espalda hecha jirones, y Dayle todavía lo azotaba con el jodido látigo.
Y Kevin había jurado esa noche, le había jurado a Dios, que eso no iba a suceder otra vez. Ni eso, ni ninguna otra cosa, dejarían cicatrices en Nick así otra vez, física o mentalmente.
Y aún así, algo casi había afectado tan profundamente a Nick como lo hizo su padre. El dolor de una mujer. Las cicatrices de una mujer.
En ese instante, se dio cuenta que eso era lo que le cabreaba ahora. Una vez más, Nick no estaba cubriéndose las espaldas. Estaba más preocupado por la seguridad de otro, otro que Kevin no conocía y era demasiado cauteloso para confiar.
— Nick, basta de mirar la jodida agua, tío. Dime qué demonios está pasando. Te observé esta noche repasando los archivos. Ataste cabos, y todavía estás intentando protegernos al resto de nosotros. Déjame ayudarte. Nosotros no te lo ocultamos cuando estuvimos en problemas. No nos lo hagas ahora.
Fuera lo que fuera, Nick lo había descubierto poco a poco, porque no se subía por las paredes, no había sacado su rifle de francotirador, y Kevin y Joe no habían percibido la rabia. Nick era más fácil de entender cuando tenía un ataque de fuerte y rápida rabia. Los calmados, esos daban realmente miedo. Y Nick estaba inmerso en una lenta y creciente rabia.
Mientras contemplaba a Nick, el barco se meció otra vez. Kevin alzó la mirada cuando Joe ya cruzaba la cubierta. Sus barcos estaban tan cerca como para saltar de uno al otro. Joe no estaba excluido de esta conversación nocturna y Kevin pudo decir por la expresión de Nick que también lo sabía.
—La cerveza está en la nevera —dijo Nick en voz baja, acabándose la que Kevin le había traído—. Tráeme otra ya que estás.
Se giró y lanzó la botella vacía en la basura que estaba en la esquina de la barandilla.
Al menos Kevin no tendría que ver más esas jodidas cicatrices. El verlas lo cabreaba, incluso ahora, tantos años después.
Joe tomó las cervezas y fue hacia ellos, inexpresivo mientras se las daba a los demás.
—¿Os vais a pelear? —preguntó, y entornó la mirada sobre ellos—. No estoy para hacer de árbitro esta noche, te lo dije.
Kevin resopló.
—No, simplemente estoy tratando de convencer a este cabeza de chorlito que me cuente qué demonios está pasando con su mujer y el maldito Cranston. Me empieza a picar mucho el cuello. Me está manteniendo despierto por la noche.
— Nick nos lo contará cuando lo necesite. —Joe se encogió de hombros, pero Kevin también oyó la pregunta en su voz.
—Te pica el cuello —dijo entonces Nick, la voz inquietantemente calmada—. ¿Has sentido alguna vez, el punto de mira entre tus ojos? ¿Jugando contigo, siguiendo el blanco, simplemente esperando, porque no es el momento oportuno?
Kevin se quedó helado. Su mirada fue a la de Joe y vio la misma conmoción en su rostro que la que sentía él.
—Joder, ¿de qué estás hablando? —gruñó Joe.
Joe raramente maldecía, a Kelly no le gustaba, y trataba de limpiarse la boca. Para un marine, era jodidamente difícil hacerlo. Y el hecho que se le hubiera escapado, decía más de su furia que cualquier otra cosa.
Nick levantó la cabeza y contempló las montañas que los rodeaban. El dolor que vio entonces en su rostro, el intenso y calmado pesar, hizo que las entrañas de Kevin se retorcieran de terror. Porque lo supo. Que Dios le ayudara, estaba aterrorizado al saber exactamente lo que iba a salir de la boca de su primo.
—¿Es Dayle, no, Nick? Es a quien Cranston persigue; es el que ayudó a Johnny. Ese es el porqué está jugando contigo y con tu agente. —En un latido de corazón, Kevin supo la verdad.
Nick hizo una mueca, una tensa y burlona sonrisa curvó sus labios antes de que inclinara la botella y bebiera. En segundos la botella estuvo vacía, y la estrelló en la basura, lo bastante fuerte para que el cubo oscilara, mientras Kevin y Joe se estremecían.
Nick contempló el cubo, deseando poder liberar suficiente emoción respecto a su padre, para conseguir enfadarse. Simplemente enfadarse muchísimo. Simplemente la suficiente rabia ante la injusticia de su vida que había permitido que algo tan rabioso como Dayle Jonas engendrara un niño.
Pero no podía. Todo lo que podía sentir era ese frío y duro núcleo de conocimiento en su interior. El mismo que sintió cuando se dio cuenta que Johnny Grace era tan peligroso como un charlatán apenas contenido para golpear. Sus dedos dolían por acariciar su rifle, para exterminar la amenaza, para asegurarse, estar malditamente seguro que el bastardo no podría golpear a ____, Joe o a Kevin. O, que Dios no quiera, a Paul.
Al menos, Dayle no podía tocar a su hermana, Janey. Estaba fuera en la universidad, lejos, muy lejos; Nick se había asegurado de eso.
—Ha estado jugando conmigo —comentó Nick —. Ahora no, pero bastante a menudo. Debe de estar ocupado este mes, no he sentido su punto de mira durante un tiempo. Pero justo después de acabar con Johnny, lo sentí. Lo sentí tan a menudo que me pregunté si al final se decidiría a hacerlo.
—¿Y no dijiste nada? —gruñó Joe, furioso. Nick pudo oír la ira en su tono.
Nick se encogió de hombros.
—Sabía cómo devolvérselo. Le dejé sentirme durante un rato. —Y eso lo había divertido. Al igual que supo que le había divertido a Dayle cuando Nick sintió esos puntos de mira entre los ojos. Una vez francotirador, siempre francotirador, pero una vez asesino, un hombre siempre sabía cuando se le volvía en contra. Dayle divertía a Nick con sus juegos, la mayor parte del tiempo. No sabía cómo apuntar, no tenía más experiencia que como cazador. La posición del viento nunca era la correcta. Siempre estaba muy lejos. Pero le gustaba fingir que podía matar a su hijo. El cocinero aficionado se convirtió en un cocinero de gourmets, y se pensaba que era el general de una revolución. Joder, era tan ridículo que Nick todavía no podía creérselo.
Sin embargo Dayle Jonas tenía el carácter para lo que estaba haciendo. Había aprendido lo suficiente en los marines para saber cómo ser duro. Hizo las conexiones, y mantuvo esas conexiones. Y Nick lo supo cuando leyó esos informes, cuando empezó a atar los cabos y las imágenes mentales de los últimos sucesos que los asociaban. Nick lo supo.
—¿Hace cuanto que sabes a quién está persiguiendo la agente Dane, Nick? —preguntó Kevin.
Nick también pudo notar su enfado. Protector, así era Kevin. Y sabía que Kevin nunca olvidaría la noche en que él había sido incapaz de protegerse a sí mismo. La noche que casi deja que su padre le golpeara hasta la muerte, para proteger a su hermana. Y lo habría hecho de nuevo. Si Paul no hubiera encontrado la manera de que Dayle estuviera demasiado asustado para dejar mucho más que un moratón en Janey, Nick dejaría que su padre lo matara para protegerla.
Porque nadie en ese maldito condado tenía las pelotas para pararlo. Estaban aterrorizados de Dayle Jonas. Amenazador, frío, malo hasta la médula. Y sobre todo un jodido chef gourmet. Eso era casi suficiente para dejar a un hombre retorciéndose de risa ante el pensamiento. Dayle Jonas podía hacer una comida que dejaría a un hombre llorando de gusto al probarla. Y podía golpear a un hombre hasta convertirlo en una masa sangrienta, con la misma fría precisión.
—Lo sabía antes de que ella llegara. —Dijo al fin Nick restándole importancia. No quería admitirlo. Se negaba incluso a tomar en cuenta la sospecha. Pero lo había sabido. El día en que Johnny había muerto, Nick miró en el interior de los ojos de su padre desde el otro lado de la plaza del pueblo, y Dayle había sabido quién lo había matado. Y Nick supo, en ese preciso instante, quién había ayudado a Johnny. Mierda, no lo ayudó. Johnny no había sido el cerebro de ese pequeño asunto, Dayle Jonas lo había sido. Y ahora él tenía que lidiar con esto.
—Cranston tiene a ____ jugando con una cortina de humo, y lo sé. No lo suficiente para provocar que Dayle vaya tras ella, pero lo suficiente, espera él, para hacer que Dayle se equivoque en algo para echarle encima la cólera de Timothy Cranston. La llamada equivocada. El encuentro equivocado con la persona incorrecta. Sólo lo suficiente para ponerlo bajo sospecha de las actividades terroristas.
El silencio los rodeó. No sentía el frío de la noche sobre su piel, sentía el frío de la traición en sus entrañas. Y del miedo. Porque la única cosa que no había tenido en cuenta hasta esta noche, hasta que esa bomba había matado al otro agente. No había tenido en cuenta el riesgo que corría ______.
Dayle no tenía ningún problema en absoluto en que ella fuera su blanco. Matarla sería matar a Nick, y para descubrir eso no necesitaba ser científico espacial, especialmente después de los últimos días.
—Voy a trasladar el barco mañana —les contó entonces—. Voy a ir al muelle de detrás del garaje por un tiempo.
—Y una mierda, lo harás. —Joe se enfrentó a él, frío, duro—. Permaneceremos juntos, Nick. Esperará a que te separes de nosotros. Nosotros no nos separamos.
Nick negó con la cabeza.
—Kelly y Crista…
—Joder, son igual de inocentes en esto como la mujer que tienes en tu habitación —gruñó Kevin—. Puede que no me guste la situación, maldita sea, pero que me condenen si te alejas así de nosotros. La seguridad está en el número, tío. Y ahora mismo, Dayle no va a arriesgarse así aquí. Todos sabríamos quién lo hizo. Conocemos su estilo y su firma, no puede arriesgarse. Conviértete en un blanco, y puede eliminarte con facilidad.
Nick se rascó la mejilla y miró hacia la noche. Ese era el único seguro que Nick siempre tuvo contra la cólera de su padre. También se lo había restregado a Dayle en las narices. No podía eliminar a Nick sin que todo el maldito pueblo se enterara. Y una parte de Nick nunca había creído que en verdad su padre pudiera tratar de matarle, hasta hacía poco.
Demonios, debería recogerlo todo y marcharse con _____. Construir una nueva vida en algún otro lugar no sería tan condenadamente difícil. Excepto que no había ni una maldita manera que ella quisiera irse. Era una agente, y no faltaba a su palabra. No traicionaría al DSN de esta forma. Renunciaría, y le sería concedida una vez se terminara esa misión, si sobrevivían.
—¿Ya has hablado algo de esto con ________? —le preguntó Joe.
Nick negó con la cabeza. Se había convencido de eso esta noche.
—Está durmiendo.
Estaba acurrucada en su cama, a salvo y cálida por el momento, dónde siempre necesitó tenerla. A salvo y cálida, y dándole cobijo a su hijo bajo el corazón.
—Está embarazada. —Dejó que las palabras abandonaran sus labios.
Sabía que estaba embarazada. Podía sentirlo con claridad en su alma. En el momento en que ella le dijo que no estaba protegida, ese conocimiento había golpeado claramente en sus entrañas.
Silencio otra vez. Los ojos de Joe se abrieron de par en par y los de Kevin parecían aterrorizados.
—¿Ella está qué? —dijo Kevin respirando con dificultad—. ¡Qué demonios! No ha estado aquí lo suficiente, a menos… —lo dejó sin terminar.
—Es mío. —Su bebé. Niño o niña, no importa, no tendría importancia—. No lo admitirá, pero sé que lo está, Kevin. La primera vez, no estaba protegida y me importó un carajo. —Pero ahora, el miedo le atenazaba. Su bebé descansaba dentro de ella, apenas más que un instinto, y ese niño ya estaba en peligro—. No me ha importado nada desde entonces.
—Maldición —soltó Joe con rudeza—. De acuerdo, otra razón por la que no vas a huir solo. Tu culo va a permanecer aquí. Y el de ella también.
—Estáis arriesgando vuestras vidas —les dijo Nick a ambos—. Kelly y Crista os necesitan. Esta es mi batalla.
—Quiere que le patee el culo —espetó Kevin.
—No, quiere un baño frío esta noche, y me va a obligar a que le arroje el culo sobre esa barandilla y dentro del lago —dijo Joe con una saludable dosis de disgusto—. Supéralo, Nick. Más tarde, abordaremos a Cranston. Ese pequeño bastardo ha ido demasiado lejos esta vez. Para empezar, debería haberse puesto en contacto con nosotros.
—Lo hizo.
Kevin y Joe lo miraron con sorpresa.
—¿Cuándo?
—La llamada anónima la noche en que _____ vino al pueblo. Al final reconocí la voz a pesar de los intentos para disimularla. Era Cranston. Ese fue su aviso.
—Entonces necesita pulir su jodido-don-de-gentes. —La sonrisa de Kevin fue una de esas curvas exasperantes que siempre indicaban problemas—. Simplemente le ilustraré en esa pequeña delicadeza cuando le encontremos.
Nick miró a Joe, luego a Kevin, y sacudió la cabeza. No había querido involucrarlos, pero ¿no lo habían estado siempre? Dayle nunca estaría satisfecho si lograba eliminar a Nick, porque odiaba a sus sobrinos con la misma furia apasionada con la que odiaba a su hijo. ¿Y a su hermano Paul? Su odio por Paul era tan fuerte y tan profundo que Nick se preocupó durante años que Dayle quisiera devolverle el golpe.
—Nos encontraremos aquí por la mañana, luego por la noche —les dijo Joe a ambos mientras se alejaban de la barandilla del barco—. Entonces analizaremos las cosas y haremos averiguaciones. Y lo haremos juntos. —Volvió a mirar a Nick, la mirada dura, decidida.
Nick asintió. No había opción de que le dejaran hacerlo solo, lo sabía.
Observó a sus primos, su familia, saltar del barco hacia el de Kevin. Kevin se dirigió dentro mientras Joe saltaba hacia su propio barco, su sombra apenas visible incluso bajo el cielo despejado y la luna casi llena.
Alzó la mirada hacia esa luna, y antes de ir adentro con ____, susurró otra plegaria. Ésta para protección. Dios, no permitas que pierda a _____. Porque sabía más allá de toda duda que nunca sobreviviría a esto.
* * *
_____ sonrió cuando sintió a Nick moverse silenciosamente a su lado en la gran cama, luego tuvo un pequeño escalofrío cuando su cuerpo helado se acurrucó con el de ella.
—Estás helado —murmuró, ni muy despierta, ni muy dormida, pero contenta con estar allí, satisfecha y tranquila.
—Tú vas a conseguir calentarme. —Su voz, un poquito ruda, la cubrió, con un matiz de diversión masculina.
—Hmm. —Se movió contra él, frotándole las piernas peludas con las suyas, mientras un sentimiento de plenitud empezaba a manifestarse.
No debería sentirse cómoda. No debería sentirse como si estuviera en casa en sus brazos, porque nunca había sabido cómo se sentía estar en casa hasta Nick.
—Realmente tengo frío —murmuró, haciéndola rodar de espaldas mientras ella levantaba las pestañas y miraba su cara en sombras, vislumbrando su rápida sonrisa.
Adoraba su sonrisa, sin embargo casi no la había visto desde que llegó a Somerset. Se dio cuenta que quería verla cada segundo del día. Una sonrisa en los labios y en los ojos.
Dejó que las manos se deslizaran subiendo por los brazos apoyados a cada lado de su cuerpo hasta que se curvaron alrededor del cuello. Estaba preparada para el beso cuando llegó, y no tenía derecho a proclamar que tenía frío, era un infierno, apasionado y ansioso.
El beso descendió, los labios inclinados sobre los suyos mientras se movía encima de ella, deslizándose entre los muslos y acurrucando el extremo de su erección contra los resbaladizos pliegues de su sexo.
—Ahora te noto caliente, Nick —susurró, sintiendo la necesidad empezando a crecer dentro de ella otra vez.
Mientras se deslizaba dentro de ella, grueso y duro, a ella se le atoró la respiración en la garganta y arqueó la espalda, tomando más de él, tomándolo más profundo y forcejeando para sujetarlo más estrechamente. Sin embargo estaba tan estrechamente apretada a su alrededor que ni un pensamiento se podría haber deslizado entre la piel de ambos.
—Absolutamente caliente. —Su respiración era entrecortada, las manos exigentes, suaves, mientras acariciaba el cuerpo de _________. Inclinó la cabeza hasta que los labios y lengua pudieron jugar con el pezón.
—Sí, te noto más o menos caliente —jadeó ella, luego gimió cuando la succionó profundamente y empujó con fuerza en su interior—. Oh Dios, Nick, ¿qué me estás haciendo?
Pero ella sabía lo que le estaba haciendo. Ligándola tan fuerte a él que no hubiera manera de escapar, ni manera de protegerse.
—Amándote —murmuró contra su pezón antes de besarlo suavemente y girarse hacia el otro apretado pico—. ¿No puedes sentirme amándote, ______?
Podía. Empujando, deslizándose tan profundo y cálido dentro de ella, como un sueño. Él estaba tomándola como en un lento y perezoso sueño, haciendo memorable cada caricia, cada toque ardiendo en su corazón.
—Sigue amándome. —Casi sollozó la petición, y le mordió el hombro cuando él rozó con los dientes sobre el otro pezón, enviando sensación tras sensación disparadas directamente hacia su matriz—. No pares, Nick. No pares de amarme.
—No va a pasar —gimió—. Siempre te amaré.
Y ella lo sabía, al igual que sabía que sentía lo mismo. Articuló las mudas palabras contra su hombro, sintiéndolo mordisquear la curva de su pecho y el placer empezó a dispararse. Los empujes se hicieron más fuertes, más profundos. Golpeando, penetrando, y llenándola de éxtasis mientras volaba entre sus brazos.
Alzó las caderas, con las piernas alrededor de las caderas de Nick mientras se aferraba a la cabalgata de su vida. Cada vez con Nick era mejor que la anterior. Cada toque, cada beso, cada empuje apasionado dentro de su cuerpo la ataban más firmemente a él. Y cuando culminó, lo sintió explotar y notó el alivio de ambos mezclándose. Sabía que sus intenciones de atarla más estrechamente sólo les ofrecerían más para compartir. No había manera de atarla más; él ya era su alma.
Sin embargo, cada chorro de sedoso alivio fluyendo dentro de ella la hizo llorar. El nombre de _______ en los labios de él, el de Nick sollozado en los suyos cuando al final se desplomó contra ella y rodó hacia un lado.
Todavía la abrazaba. No la soltaba, simplemente la acercó más a él y mientras se calmaban sus respiraciones se adormeció de nuevo.
—Te quiero. —Ella susurró las palabras para sí misma.
O eso pensó. Nick sintió cómo su corazón se ensanchaba, casi saliéndosele del pecho ante las soñolientas y casi inconscientes palabras.
Te quiero. Una frase tan simple. Aunque, esas dos palabras se alojaron en su interior, llenándolo de determinación. No iba a perderla. Mataría primero, y al igual que con Johnny, nunca lo lamentaría.

aranzhitha
aranzhitha


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por JB&1D2 Miér 13 Mar 2013, 10:50 am

:corre: :ilusion: :enamorado: me encanta esta novela y todo lo que esta pasando es sdsafabn
siguelaaaa
JB&1D2
JB&1D2


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por JB&1D2 Miér 13 Mar 2013, 5:46 pm

:lloro:
JB&1D2
JB&1D2


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por Lau_ilovejonas Vie 15 Mar 2013, 4:16 pm

Seguilaaaaaaaaaaaa
Me encanta la nove!! Nick es muy tiero... Yo quiero uno para mi!!
Besos!
Lau_ilovejonas
Lau_ilovejonas


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

Mensaje por sharonjonas Dom 17 Mar 2013, 11:34 pm

Por favor siguela :DD
El Nicho es un tierno
sharonjonas
sharonjonas


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"Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada - Página 9 Empty Re: "Sueños Traviesos" (Nick y Tu) Terminada

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