"Lágrimas Del silencio" ~Nick Jonas y Tú~

Capitulo cincuenta y cuatro:

Cuando llego a la mansión en que la esperaban los abuelos Jonas y Sandy, respiro hondamente antes de tocar el timbre de la mansión; al abrirse las puertas, Sandy miro a los ojos a su pequeña Tn. quien sin dudarlo la abrazo con fuerzas y necesidad, volviendo a llorar como cuando fallecieron sus abuelos, en los hombros de su nana, quien lloraba con ella. Sandy no podía creer que después de meses en que Tn. se mostró feliz en compañía de Nicholas, se encontrara en ese momento así de destrozada. Para nadie era fácil asimilar la noticia del acto de infidelidad de Nicholas. Tn. todavía ni lo aceptaba del todo, solo lloraba sin consuelo por saber su realidad.

- Ya pequeña… todo estará mejor.

- No es así —. Sollozo Tn. con dolor, sabiendo que a pesar de saber que esperaba un hijo, su dolor se aplacaría siempre porque estaría sola para cuidar de su vida —. Ya no hay un futuro o un mañana mejor, nana… lamentablemente ya no hay felicidad…

Culmino llorando nuevamente, mientras Sandy la aferraba más a su cuerpo intentando de calmar el llanto de su Tn., quien simplemente se negaba a ilusionarse de nuevo con que había un mañana con felicidad. Aun no caía en cuenta que el bebé que se encontraba creciendo dentro de ella, sería la mitad de felicidad que la haría soportar el pasado y los momentos de un presente, el cual por entonces no sabía como sería. Solo veía oscuridad, dolor y tristeza oscureciendo su mundo y su corazón.

Luego de unos minutos, Sandy entro a la mansión con ella, trayendo entre sus manos las maletas a penas cargadas con las pertenencias de Tn. quien se sentó en los sillones para recargar su rostro entre sus manos.

A pesar de que aun perduraba la esperanza de que Nicholas llegara a ella al leer su nota y la buscara para explicarle a la cara lo sucedido, su dolor no se apaciguaba sino que en cada recuerdo feliz se agrandaba cada vez más, agujereando su pobre corazón, cuyos trozos se encontraban ya reposando en su alma por estar destruido como su dueña. Ya no podía tener esperanza de que todo volviera a ser de color de rosa, en ese momento y en los días que restaban se vería su vida teñida de negro.

- Tn…

Escucho que susurraban los abuelos Jonas, que al ver los ojos tristes de Tn. sintieron que su mundo y vida también se teñía de negro; a pesar de que no era su nieta, para ellos si lo era. Tampoco eran capaces de comprender el acto de su nieto, pero como la familia Jonas, intentaban comprender de algún modo a Nicholas. Sin embargo, al ver el sufrimiento de Tn. se pusieron del lado de esa muchacha que moría por dentro, sin poder contenerse porque su dolor, tristeza y su sentimiento de impotencia eran más fuertes que ella.

Nadie dijo nada, solo abrazaron a Tn. que lo necesitaba más que nada en el mundo. Su dolor era tan grande, que sentía que si no tenía un mínimo de contención, moría de pena y dolor.

- Ten, esto te hará bien —. Le dice Sandy extendiéndole un te de tilo para calmar a Tn. que se encontraba destrozada y nerviosa —. Ya no te pongas mal, no te hará bien…

- Ni a mí ni a mi bebé…

Murmuro sollozando, y aunque apenas fue audible para los presentes, lo escucharon y no sabían como reaccionar. Asimilaban la hermosa noticia de a segundos, haciendo que de a poco sonrieran porque era maravilloso saber que la familia se iba a agrandar, aunque como pensaba el Sr. Ap. había llegado ese milagro en un momento inadecuado; sin embargo, para Tn. no era así. Pensaba y siempre pensó que ese milagro, que era su bebé, había llegado en el mejor momento de su vida. Gracias a él, ella había pasado más de una y mil noches de dolor con una sonrisa que le quitaba su bebé.

- ¿Estas… embarazada?

Pregunto aturdida la abuela Jonas, que, al ver como Tn. sonreía levemente mientras asentía con su cabeza, sonrió con lágrimas en los ojos abrazando a su nieta postiza, como la llamo desde ese día. Así también la abrazo el abuelo Jonas y Sandy, quienes seguros le brindaban su apoyo y ayuda.

- Para todo lo que necesites, estaremos Tn. No dudes en decirnos, que nosotros estamos con vos.

- Gracias, lo que necesitaría es quedarme aquí…

- Eres más que bienvenida, Tn. —. Dijo la abuela Jonas abrazándola a la vez que besaba la frente de Tn. —. Nick, ¿Sabe sobre el embarazo y que estás acá?

- No se lo dije cara a cara… pero, si le deje una carta en que dije todo, desde que sabía la verdad, hasta que estaba embarazada y que vendría aquí. No iba a decirle nada… sin embargo, mi hijo tiene el derecho como su padre de saber la verdad… aunque algo en mí no quiere saber nada de Nicholas, sé que lo correcto era decírselo ni siquiera a partir de una carta, la cual espero que él lea y si se digna, puede venir…

- Entendemos, pequeña…

Interrumpe el abuelo Jonas que acariciaba con delicadeza su espalda, mientras Tn. observaba con lágrimas en los ojos la entrada de la mansión. Aunque ella no quisiera, muy dentro de ella quería verlo llegar a ese lugar.

A la semana de estar ahí, en la mansión, sus familiares como los Sres. Jonas junto con sus hijos, nietos y nueras: Juliana y Danielle visitaron a Tn. en cuya semana se enteraron por boca de ella que estaba esperando un hijo de Nicholas. Todos, a pesar de la situación que estaban pasando, felicitaron a Tn. por esa noticia, haciéndola sentir un poco más feliz por sentir el apoyo incondicional de su ambas familias.

Y aunque ella le dolía preguntar por Nicholas, Gabriela – deduciendo que quería preguntar por él – simplemente le contó que no sabían de él hacía toda esa semana. No había ido a la casa que había dejado Tn. sino que perduro residenciado en un apartamento que se encontraba cerca del hospital, en que se encontraba aun internada Fátima que hasta donde sabía Gabriela, estaba mejor al igual que el embarazo.

- Más que eso no sé, Tn…

- Esta bien…

- ¿Puedo preguntarte por qué lo preguntas?

- Deje una nota en la casa, en que le conté sobre el embarazo —. Tn. mantuvo la mirada a su hermana quien bajaba la cabeza —. Y que me encontraba aquí…

- Dudo que la lea… al parecer él se empecino a hacerse cargo de Fátima y del bebé.

Tn. no dijo nada, tan solo se trago con dolor lo que esas palabras de su hermana significaban para ella. Dolía saber que Nicholas no supiera de su embarazo, pero sabía que él no tenía la culpa como tampoco ella y por entonces, creía que tampoco la tenía Fátima.

Desde entonces, jamás supo de él ni de Fátima, pero no hubo día en que no acaparara dentro de su corazón la esperanza de que él supiera de su embarazo, de ese bebé que ambos habían deseado, y que estuviera con ella para no sentirse sola a pesar de que tenía la ayuda y el apoyo de sus familiares y amigos.

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Desde aquel día, los días fueron pasando convirtiéndose en semanas, y las semanas en meses. En cada día, semana y mes que pasaba, ella veía el cambio de las estaciones, y aunque cada tiempo era diferente, se daba de distinta maneras y se vestía de diferentes maneras, su embarazo avanzaba y así sus esperanzas se desvanecían, porque aun esperaba con sus ojos inundados de lágrimas e iracunda la puerta de la entrada de la mansión, en que esperanzada esperaba con dolor que se abrieran y él apareciera.

Pero ese día jamás sucedió; incluso en invierno, en su sexto mes de embarazo en pleno enero, se encontraba sentada en su silla mecedora con su vestido blanco acariciando en diminutos círculos su abultado vientre susurrando una melodía, exactamente la canción de Nicholas: Who I am, mientras una diminuta luz de los rayos que entraba por el ventanal de aquel invierno llegaba a acariciar su cuerpo con calidez.

Aunque a ella le costara lágrimas susurrar esa canción, sabía que estimulaba a su bebé quien se había acostumbrado a escuchar la voz de su padre, ya que Tn. se había encargado de que lo conociera por la voz. En cada noche, ponía en su reproductor de música el Cd de Nicholas, y escuchaba sus canciones colocando los auriculares en su vientre, sintiendo en cada nueva canción como su bebé se movía dentro de ella, haciendo que su madre sonriera.

En ese doce de enero, mientras acariciaba su vientre susurrando la canción miraba con lágrimas en los ojos la puerta de su habitación. Aun se encontraba en la mansión que por entonces era de los abuelos Jonas, sin embargo su habitación era otra y no la que había compartido hacía más de seis meses atrás con Nicholas.

Esperaba todavía con una diminuta esperanza que quien entrara en esa habitación fuera él, y cuando la perilla de bronce de la puerta era manipulada, su corazón comenzó a palpitar aumentando su esperanza de que quien se encontraba por entrar allí fuera Nicholas. Pero cuando vio la vestimenta de su nana, su esperanza desvaneció por completo.

- ¿Cómo se encuentras mis dos amores? —. Pregunta Sandy sonriendo a Tn. quien le sonrió del mismo modo, sin dejar de acariciar su vientre.

- Bien, él excelente —. Ambas mujeres ríen mientras Sandy acaricia con cariño el vientre de Tn. sintiendo en ese momento una leve patadita de parte del bebé —. ¿Ves? Se encuentra excelente…

- Ya veo…

- Y estará más excelente cuando estemos todos nosotros…

Dice sonriendo Gabriela que entraba de improvisto a la habitación en compañía de Danielle, Kevin con sus mellizos: Kate y Jonathan que para ese año ya tenían cuatro años; seguidos de ellos, entra Joseph, Franklin en compañía de su novia Juliana, Los Sres. Jonas y sus padres, los Sres. Ap.

Aunque no era a quienes esperaba, se sintió feliz por tenerlos a ellos en ese día. Incluso fue su gran día, ya que había recibido contención, mimos, apoyo y ayuda de parte de todos que la miraban con ternura. A pesar de ser una mujer embarazada, ella no dejaba de ser dulce como cuando la habían conocido; perduraba en Tn. ese ser que siempre fue, mientras que ese bebé que crecía en su vientre, la iluminaba como madre.

También había recibido muchos regalos para su bebé, como ya sabía que era un niño, todos se dedicaron a comprarle ropas, juguetes y hasta el moisés propio de un varón. Tn. se emociono al ver las diminutas vestimentas, los juguetes tan hermosos y suaves, y aquel moisés o cuna tan hermoso con sus respectivas decoraciones.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

Tres meses después, había llegado el momento que todos esperaban. Ya estaba acabando el invierno y comenzaba la primavera, era un diez de abril cuando Tn. había comenzado a tener las dolorosas contracciones.

Estaba bajando las escaleras cuando se había descompuesto. En un grito inesperado, Sandy – que se encontraba en la cocina preparando la cena – corrió al escuchar el grito de Tn. Sandy viendo que Tn. estaba teniendo las contracciones, llamo a gritos desesperados a sus dos hijos que estaban con sus esposas e hijos en la mansión como siempre, por sí llegaba ese día.

Los gemelos, ya teniendo la experiencia por sus esposas, como en esas veces, acabaron corriendo como locos sin saber que hacer. Tn., a pesar de que sus contracciones podían más que ella, reía por ver a sus amigos desesperados como cuando Bárbara y Megan habían estado en lugar de Tn. Fueron ellas quienes socorrieron a Tn. gritando prácticamente a sus esposos que trajeran las cosas de Tn. y del bebé a la camioneta.

Sin perder tiempo, Matthew quien manejaba la camioneta, junto con su hermano Ulises le decían a Tn. que se tranquilizara cuando eran ellos los alterados. Tn. solo reía mientras seguía las indicaciones de sus amigas, Bárbara y Megan, que les decía durante el camino que sostuviera sus manos y respirara hondamente para luego exhalara.

- Ya estamos llegando, linda… tranquila, todo ira bien… ya verás a tu bebé, así que pasara ni bien lo tengas entre sus brazos… tranquila, tranquila…

- ¡Ulises, ya cállate!

Le grito alterada Megan, como cuando había tenido que soportarlo así al tener a su hijo Andrew a quien lo había dejado con su abuela Sandy y los abuelos Jonas, quienes también cuidaban a Alice.

Tn. respiraba sonriendo y con lágrimas en los ojos, emocionada porque sabía que su espera estaba acabando y llorando en silencio por el dolor que le causaba saber que solo tenía la compañía de sus amigos y familiares, pero no de aquel que aun en el ultimo suspiro esperaba tenerlo junto a ella.

Dolía dentro de ella saber que Nicholas había acompañado a Fátima en ese momento de dar a luz. No estaba siendo envidiosa ni nada por el estilo, solo que anhelaba aquello que no pudo tener en ese momento. Nicholas jamás estaría con ella, menos en un momento tan feliz como ese diez de abril.

Y durante ese lapso en que los médicos la estaban preparando para el momento final, ella seguía esperándolo aunque sus lágrimas le decían que ya no lo esperara más, porque él no estaría en ese día ni en ese momento.

- Bien, Tn… —. Le dice el Dr. Jensen que le sonreía y atendía a Tn. como ella se lo había pedido hacía un mes atrás —. ¿Lista?

- Más… que… nunca…

Decía inhalando y exhalando el aire que entraba a sus pulmones, mientras Steve le sonreía acompañándola hasta la sala de parto, en que con sus indicaciones y compañía le decía que debía hacer. Cuando se encontraba unos cinco minutos en la sala, sin que ella lo viera, su padre entro a la sala sujetando su mano.

- Papá… —. Susurro llorando y transpirando ya que había comenzado con el trabajo de parto.

- Estoy contigo, hija… no estás sola…

Tn. asintió sujetando con fuerzas la mano de su padre, que lloraba y alentaba a su hija como lo hacían todos para su primer trabajo de parto.

Aunque había durado media hora de trabajo, el primer llanto de su pequeño le había hecho creer a Tn. que había pasado solo un segundo desde que había entrado ahí. Miro a su padre suspirando sabiendo que lo peor había pasado, mientras ella no se sentía sola sino acompañada por su padre, que le sonreía y besaba con amor su frente.

- Te amo, hija… gracias por hacerme abuelo…

- De nada, papá… gracias a vos por siempre estar conmigo…

Su padre recargando su frente con la de su hija, lloro con ella por todo lo que significaba estar en esos momentos.

- Siempre estaré, hasta que Dios me lo permita… estaré contigo, mi niña.

- Sí, lo sé… —. Tn. miraba a su padre que no soltaba sus manos.

- Tn… —. Llama Steve que entre sus brazos tenía al bebé de Tn. ya limpio y envuelto en la manta celeste que el Sr. Jonas le había dado a la enfermera para su nieto —. Te presento a tu hijo… Es hermoso, por cierto…

- Es precioso…

Murmura Tn. teniéndolo entre sus brazos, corriendo un trozo de la manta que evitaba que viera la carita redondeada y rosadita de su bebé, que mantenía su ojitos cerrados. Tn. acarició con su dedo índice su mejilla y sonrió cuando el pequeño con sus manos tocaba su carita. Con amor beso la pequeña y redondeada naricita de su bebé, mientras una pequeña lágrima silenciosa rodo la mejilla de Tn. acabando por caer en la mejilla izquierda de su bebé.

- Es un hermoso varón. Felicitaciones, hija —. Tn. sonrió a su padre —. Lo hiciste de maravilla, hermosa florecilla de mis rosales…

- Papá…

Ambos sonrieron mientras Tn. era dirigida a una habitación agradable y acogedora, en que su pequeño bebé, después de ser atendido para ver su estado, se encontraba en la incubadora de la habitación al lado de la camilla de su madre.

Todos, tanto la familia Jonas como Ap. y los gemelos con sus esposas pudieron entrar a la habitación, en donde pudieron conocer al nuevo integrante.

- Es precioso, hermanita…

- Un nuevo integrante en la familia Jonas y Ap.

Todos decían halagando a Tn. que tenía a su bebé entre su brazo derecho, dejándolo a la vista para que todos lo vieran. Nadie podía negar que ese bebé era un hermoso hijo propio de Tn. y Nicholas, aunque nadie nombro al padre sabiendo que eso podría entristecer a Tn. en su momento de felicidad, como era tener a su hijo entre sus brazos y no dentro de ella.

- ¿Ya sabes como se llamara?

Pregunto Joseph abrazando a Gabriela por la cintura, quien recordaba perfectamente como Tn. lo que ambas le habían prometido a sus abuelos de muy pequeñas. Tn. sonrió gratamente a Gabriela, quien le sonrió del mismo modo.

- Sí —. Respondió ella viendo a su hijo dormido, con sus manecitas resguardada levemente en un puño —. Se llamara Aarón, como mi abuelo…

- Como se lo prometiste —. Murmuro conmocionada Gabriela abrazándose más a su esposo.

- Sí, como se lo prometimos a los abuelos.

- ¿Qué promesa? —. Preguntan todos sin entender.

- Cuando nuestros abuelos estaban aun con vida, un día nos hicieron prometer que Tn. sí tenía un hijo varón, lo llamaría como él: Aarón, y si yo tengo una niña, la llamaré por el segundo nombre de mi abuela como ella quería, que es: Esmeralda.

- También concordamos en que ambas le cantaríamos nuestros hijos la melodía que nos cantaba la abuela…

- Cierto, ya me olvidaba de eso.

Ambas hermanas ríen emocionadas, recordando ese momento mientras veían a ese pequeño que descansaba entre los brazos de su madre, quien viéndolo no dejaba de recordar y pensar en Nicholas. Se preguntaba que pasaba con él y del por qué nunca fue en busca de aquel hijo que como ella, siempre había esperado tener. Tn. ya dejaba de esperanzarse a pensar que él solo se encontraba siendo padre de aquel hijo que le había dado primero Fátima.

Nadie sabía de Nicholas, todos intentaron contactarse con él pero nunca obtuvieron respuesta alguna. Sus familiares estaban preocupados por él, pero no sabían nada. Los medios comentaban vagamente que estaba sucediendo con él, pero no era información suficiente para la familia Jonas como para estar tranquilos y en paz. Sin embargo, como trato con la familia Ap., no le contaron nada ni de lo poco que sabían del paradero de Nicholas a Tn..

Comentario y Respuestas:

MarieJBCruz escribió:HOLA SOY NUEVA EN EL FORO Y TU NOVE FUE LA PRIMERA QUE LEI.. Dios estoy tan emocionada, ame cada capitulo desde el primero hasta el que acabo de leer, eres muy buena escribiendo, enserio. me encanta esta nove y espero que la sigas muy pronto porque ya quiero saber cual va ser la reaccion de Nicholas al saber que ______ esta esperando un hijo suyo, con este ultimo capitulo llore, fue increible el cap. bueno siguela, bye

Es maravilloso saber que eres nueva y que leíste primero mi novela jajajaja, gracias hermosa por tus lindas palabras ^^ Ya verás como reacciona él mañana, aunque no es como te lo espera que él se entera de Aarón, su hijo, espero que la novela te siga gustando. Realmente bienvenida, es lindo y hermoso tenerte como lectora, gracias te amo :hug: