"Lágrimas Del silencio" ~Nick Jonas y Tú~

NayeliA. escribió:Nueva lectora.

Hola!, me encanta tu novela, me estoy poniendo al día con los caps. pero me están gustando de cada vez más.

Síguela pronto ;)

Capitulo treinta y cinco:

A la mañana siguiente, un primero de enero del dos mil quince, los primeros rayos dieron contra el rostro de Tn. y Nicholas, quienes se encontraban abrazados como todas las mañanas. Tn. sonrió por sentirlo junto a ella, con sus fuertes brazos abrazándola por la cintura. No quería abrir sus ojos, quería disfrutar de los demás sentidos que le advertían que él estaba como hacia días que lo estaba con ella desde que le había declarado su amor.

Aun no lo creía, no caía en la realidad pero segundo a segundo lo entendía y sonreía por sentir esa felicidad expandirse por todo su cuerpo, logrando que su corazón latiera con ganas de seguir la vida, de saber con ansias como acabaría ese día. Sabía que con Nicholas nada estaba seguro, porque siempre acababa con una sorpresa que la hacía enamorarse más de él.

- Buenos días, amor —. Le dijo aun con sus ojos cerrados y su voz casi ronca por estar adormilado. Ella sonrió acariciando la mano de él que se sujetaba en su vientre.

- Buenos días —. Le dijo colocándose boca arriba haciendo que Nicholas se sostuviera por su brazo para poder verla a los ojos —. ¿Cómo dormiste?

- Como todo enamorad… —. Le susurro besándola en los labios, haciendo que ella sonriera —. ¿Y vos?

- Igual… —. Le dijo acariciando su mejilla sin dejar de verlo a los ojos —. Nunca olvidare la noche de ayer…

- Ni yo, realmente me sentí maravilloso gracias a vos —. Y corrió un mechón de su rostro para llevarlo hacia atrás de su oreja —. Creo que si hubiera pasado algo más, hubiera estado de más…

- ¿Cuándo dejare de amarte tanto? —. Pregunto sin dejarlo de ver, mientras Nicholas la observaba con una sonrisa y una sorpresa por oírla decir algo así de sus labios.

- No lo sé, y tampoco quiero que esto acabe.

- Yo tampoco…

- Entonces, no va a ocurrir… —. Tn. lo callo colocando su dedo índice sobre sus labios.

- ¡Sh! No digas más nada sobre ello —. Él obedeció y tomo su mano para besarla y luego besarla a ella en los labios. En cuyos besos cada uno sentían un inmenso florecer de felicidad —. ¿Bajamos a desayunar?

- Sí, creo que hoy debemos hacerlo.

Tn. sonrió al momento que se sentaba al borde de la cama al igual que Nicholas para acabar haciendo lo de todas las mañanas.

- Buenos días, tortolitos —. Los saludo Joseph al ver a Tn. y a su hermano que se acercaban a ellos tomados de las manos.

- Buenos días, a todos —. Dijeron ambos a la vez que Nicholas corría la silla para que ella se sentara.

- ¿Cómo despertaron en este primero de enero? —. Le cuestiono el Sr. Ap. que desayunaba su plato de frutas como todos los demás.

- Muy felices —. Respondieron todos, incluyendo Franklin que recibió la mirada de todos.

- Es que Juliana acepto ser mi novia, y aunque su hermano me tiene entre cejas… me acepto al igual que su familia —. Respondió muy orgulloso a la vez que recibía la aceptación de todos —. Gracias Tn., sin tu consejo creo que nunca lo hubiese logrado.

- No fue nada, Frankie…

- ¿Y nosotros?

- También ayudamos…

- Y te preste a mis hijos —. Le reprochaban sus tres hermanos mayores, aunque Kevin recibió la mirada desaprobada de Danielle —. Fue por una buena causa, amor…

- Eso no justifica los hechos —. Inquirió ella causando que todos comenzaran a reír.

- Tiene razón, Dani. No me ayudaron, sino que me hundieron…

- A no, eso fue tu culpa —. Se defendió Joseph haciendo gestos como un abogado al momento de defender al acusado, causando que todos rieran —. Nosotros te dijimos una cosa y vos hiciste otra. Ese fue tu error…

- Yo…

- No te metas, Nick. Te hundirás solo.

Le susurro Tn. riendo y él asintió en cuyo momento comenzó a recordar la noche anterior. “Aun le debo su regalo…” Recordó y la beso. Ella lo miro con ternura, haciendo que ambos se perdieran en sus miradas olvidando la graciosa pelea de conversación que se había iniciado entre hermanos.

Después de unos minutos, Gabriela y Danielle volvieron a invitar a Tn. a ir a la playa en que las acompañaban, en esa ocasión, sus esposos, cuñado e hijos; mientras los Sres. Jonas como los Sres. Ap. iban por rumbos diferentes a los demás, ya que creían que sus hijos y nietos debían pasarla juntos y ellos por otro rumbo.

- ¿No vienen con nosotros? —. Lo invito Tn. con buena intensión.

- ¿Qué haríamos cuatro viejos con ustedes? —. Respondió Paul, y todos rieron mientras Tn. sonreía.

- No se digan eso, no son viejos. Son los suegros y padres más jóvenes del mundo —. Cuestiono Tn. haciendo que ellos le sonrieran —. No me miren así, es la verdad…

- A comparación de ustedes, pequeña… somos ya viejos, con pensamientos distintos a ustedes. De seguro los aburrimos —. Tn. iba a interrumpir pero su madre prosigue —. Gracias por invitarnos, hija. Pero disfruten ustedes que nosotros disfrutamos por nuestro lado. Nos vemos en el almuerzo, hasta entonces…

- Bien mamá. Nos vemos hasta entonces…

Respondió Tn. abrazando a sus suegros y padres, que se retiraron del balcón mientras ella se iba con los demás, entrelazando sus manos para caminar por la playa junto con los demás a medida que conversaban con los demás de diversos temas que siempre acababan en risas por parte de todos.

Ha mediado de la once de la mañana, las mujeres se encontraban recostadas sobre unas mantas bajo unas sombrillas blanca y amarilla mientras los hombres se encontraban jugando al vóley de playa.

- ¡Genial, ganamos otra vez! —. Festejaba Nicholas con Franklin que habían ganado por segunda vez consecutiva contra Joseph y Kevin, mientras Kate y Jonathan festejaban como sus tíos.

- ¿Y ustedes son mis hijos? —. Dijo riéndose Kevin que comenzaba a perseguir a sus mellizos que reían mientras corrían por la orilla del mar para que su padre no los alcance —. Ya van a ver…

- No, papi…

- No nos vas a alcanzar… —. Reían los pequeños viendo hacia atrás, sin ver que sus tíos se encontraban enfrente en que los atraparon para los cuatro comenzar a hacerles cosquillas hasta que los pequeños se pudieron escabullir e ir hasta su madre y sus tías —. Nos hicieron cosquillas…

- Pobrecillo de mis bebés —. Decía Danielle que besaba a sus hijos, quienes sonreían viendo a sus tías que le devolvían el gesto a los pequeños —. Aquellos están planeando algo…

- Estoy segura de que sí —. Aseguro Gabriela esperando cualquier cosa de sus cuñados y esposo —. Aunque sé que están ayudando a Nick…

Miro a Tn. y ella se encogió de hombro, esperando cualquier cosa de él, con quien encontró sus miradas a la vez que se sonreían.

- Denme una idea, le debo el regalo —. Les comenta a sus hermanos al volver la mirada sobre ellos —. Ella me devolvió el sueño de querer cantar, como siempre soñé. Tengo que hacerle algo muy especial. Sé que a lo material no le da importancia, pero sí a los momentos… entre otras cosas no materiales.

Sus hermanos asintieron, en cuyo momento Franklin le da una idea la cual entre Joseph y Kevin diseñaban un momento específico para esa misma noche. Cada vez Nicholas imaginaba el momento modificando algunas cosas al verla expectante a lo que él hacia. Más de una vez ambos se sonreían, cuales gestos veían los demás riendo más que nada de felicidad por verlos así de enamorados.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

- Quiero que te pongas hermosa, aunque lo dudo porque ya lo eres…

- De acuerdo, confío en vos —. Le respondió riendo a la vez que entraba al baño con un vestido que él le había elegido. Mientras esperaba que estuviera lista, movía sus manos con nerviosismos rogando porque todo saliera bien a la vez que observaba el mar a través del ventanal. Aun faltaba diez minutos para que fueran las doce de la noche —. Ya estoy lista.

Advirtió ella estando en la puerta del baño, en donde él se volteo quedando sorprendido por verla bajo ese vestido de estraple color blanco como a ella le gusta. Le quedaba hasta un poco más arriba de su rodilla, desde du cintura para arriba se sujetaba a su medida mientras de la cintura para abajo quedaba como un tipo campana. Usaba unas sencillas sandalias chatas pero que la vestía, luciendo hermosa para esa ocasión. Su cabello se encontraba recogido y llevaba un maquillaje muy leve, apenas visible pero a Nicholas le gustaba.

- Te ves hermosa —. Ella sonrió bajando la mirada algo avergonzada, haciendo que él se acercara y tomara su mentón con su dedo índice para levantar su mirada —. De verdad, te ves preciosa…

- Gracias —. Sonrió ampliamente y él la beso, el cual ella correspondió —. Tu también te ves bien.

- No más que vos —. Le susurro sobre los labios haciendo que ella riera —. Vamos, o sino llegamos tarde.

- Quisiera preguntar a donde vamos, pero sé que no me dirás nada —. Él asintió con la cabeza cerrando a la vez la puerta de la habitación con llaves.

Ambos llegaron al estacionamiento del hotel en que se recargaron en el auto descapotable negro de Nicholas, quien la llevo por dentro de la ciudad de Acapulco que se veía perfectamente hermosa con sus llamativas luces. Como se encontraban aun cerca a nivel del mar, la brisa del mismo llegaba hacia ellos quienes sonreían a la vez que comentaban de ciertos temas.

- ¿Ya llegamos?

Le pregunto cuando Nicholas aparco el auto cerca de un pantalán flotante que era frecuentado por los turistas. Este camino hecho de madera continuaba hasta dentro del mar siendo sostenido por postigos que se enterraban bajo el mar. Tn. sonrió por la bella vista que pudo observar cuando él la encamino hasta quedar enfrente del camino.

- Es hermoso —. Susurro y Nicholas sonrió a la vez que se colocaba detrás de ella sosteniendo un pañuelo azul entre sus manos.

- ¿Puedo colocarte el pañuelo sobre los ojos? —. Le pregunto cerca de su oído y ella asintió sin poder explicarse que le causaba tenerlo así de cerca y que él le hablara de esa forma —. Solo será por un momento, yo te guio ¿Sí?

- Sí —. Respondió sonriendo y algo nerviosa por no poder ver, pero cuando él la tomo de la mano y la comenzó a guiar se sintió segura aunque seguía nerviosa y ansiosa por saber que le esperaba al final del pantalán flotante —. ¿Listo?

Pregunto ansiosa y él respondió que sí a la vez que le quitaba el pañuelo dejando que ella lo viera. Él, en silencio, se coloco a su lado para que pudiera ver la mesa decorada por una manta blanca, una vela encendida en el centro, dos sillas que estaba decorada por una tela blanca que se ataba por el medio de la silla por un lazo dorado, dos platos, dos copas, y una hielera con una botella de champagne. Tn. se quedo perpleja por tan hermoso presente que no podía articular palabra más que sonreírle a Nicholas que la guiaba hasta la silla la cual corrió permitiendo que ella se sentara. Luego se sentó él y la observo, mientras ella veía hacia su lado izquierdo el mar en que se reflejaba como todas las noches las estrellas, más que nada la prominente luna.

- ¿Te gusta? —. Le pregunto expectante y ella lo miro a los ojos con una sonrisa grabada en su rostro.

- Me encanta… esta todo perfecto. Es más de lo que podía imaginar recibir de tu parte —. Logro decir sin dejar de sonreír y reír. Cuando lo vio sonriendo, supo que eso no era todo —. ¿Hay más?

- Sí, pero más adelante —. Dijo destapando una bandeja de plata en que se encontraba la cena de la cual cenaron en esa noche. Después de terminar la cena, destapo la siguiente bandeja que era más pequeña, en la cual había dos deliciosos postres originales de Acapulco —. ¿Te gusto la cena?

- No puedo mentir, de verdad me encanto… no puedo creer que haya más sorpresas —. Respondió sincera dejando la copa casi vació como él, quien levanto la mano en señal de que alguien entrara y en ese momento aparecieron dos mujeres, una de ella llevaba un arpa y la siguiente un arpa que ya se encontraba en el pantalán, solo que Tn. no le pregunto por ello aun así le pareció extraño —. ¿Qué harán?

- Un mini concierto solo para vos —. Le guiño el ojo y ella lo miro sorprendida y agradecida. Él corrió la silla y se sentó a su lado en que la tomo de la mano a la vez que escuchaban la hermosa melodía que empezaban a tocar las concertistas. Habían tocado tres melodías, que Nicholas más o menos pensó que a ella le gustaría de Yiruma. La primera nota fue: Love me; la segunda: Do you; y la tercera: River flows in you.

Ella lloro en silencio por la última, ya que esa era su favorita y la que siempre le inspiraba para escribir sus más hermosos libros. Nicholas, aun sabiendo que eran lágrimas de felicidad, se encargo de secarlas con sus dedos pulgares a la vez que ella le sonreía con amor. ‘Gracias’ dijo en silencio moviendo sus labios a él, quien negó con la cabeza, disfrutando ambos de la ultima melodía que los enredo en un mundo mágico que solo ellos disfrutaron en esa noche.

- Ven… —. Le dijo cerca del oído, encaminándola hasta casi llegar al borde del pantalán en que ella lo miro sin comprender —. Espérame un rato…

- ¡Espera!

Le dijo y él no le escuchó, sino que bajo por el pantalán haciéndola asustar pensando que se estaba por tirar al mar, pero al escuchar que cayo a suelo firme, se quedo pensativa sin comprender absolutamente nada hasta que de la nada apareció un globo blanco que estaba dibujado como la luna. En sí parecía la luna, y ella recordando la ocurrencia de Nicholas de la noche anterior, negó tomando el globo por el cordón que sostenía Nicholas quien se sentó a su lado.

- ¿Recompensa mi olvidado presente de navidad? —. Le pregunto y ella asintió al momento que lo abrazo de improvisto —. Ya veo que sí…

- Gracias, esto jamás lo hicieron para mí —. Le confesó al momento que lo miro a los ojos y lo beso, el cual él correspondió con amor —. Te amo. Amo todo lo que haces para mí…

- También te amo. Mi principal promesa, es amarte y hacerte feliz, amor —. Y la beso por un momento en los labios —. Jamás lo olvides.

- Olvidar eso, sería como olvidarte. Imposible de hacerlo —. Le respondió y él río al mismo tiempo que acariciaba el cabello de ella, terminando por besarla de nuevo con cariño y un toque de pasión mientras escuchaban otra hermosa melodía que le dedicaban ambas concertistas —. Esto es perfecto…

- Lo lamentable que el globo no perdura mucho tiempo así —. Dice y ella ríe poniéndose pensativa.

- Podríamos desinflarlo y guardarlo como recuerdo…

- No estaría mal, y un día contárselo a nuestros hijos y nietos… —. Se sumió en sus pensamientos y se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta ya que ella lo observo sonriendo —. Lo siento…

- No te preocupes, es un lindo pensamiento —. Dijo dejando que él la abrazara para que colocara su cabeza sobre su pecho, escuchando el oleaje suave del mar, los latidos del corazón de él y la brisa rodearlo a ambos.

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