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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
O W N :: Archivos :: Canceladas
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Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
No pensaras dejarla hasta ahi???
espero q no :) porq si nno me romperas el corazon...
hahahah XD espero que sigas muy pronto.... ERES MUY BUENA ESCRIBIENDO :oops:
LEAN LA NOVELA DE UNA AMIGA... ESTA ACA EN EL MISMO FORO SE LLAMA YOU MAKE ME CRAZIER
_________________________
ACA LES DEJO EL LINK
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
LEENLA PLIZZZ.. ES MUY LINDA... UUMM PASAAS MUCHAS EXPERIENCIAS JUNTOS A LOS JONAS.... VAMOSS ;)
(Joe&Tu)
espero q no :) porq si nno me romperas el corazon...
hahahah XD espero que sigas muy pronto.... ERES MUY BUENA ESCRIBIENDO :oops:
LEAN LA NOVELA DE UNA AMIGA... ESTA ACA EN EL MISMO FORO SE LLAMA YOU MAKE ME CRAZIER
_________________________
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LEENLA PLIZZZ.. ES MUY LINDA... UUMM PASAAS MUCHAS EXPERIENCIAS JUNTOS A LOS JONAS.... VAMOSS ;)
(Joe&Tu)
Géne!
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Bien, después de pedir perdón en mis otras novelas, esta no iba a quedarse corta. ¡¡¡LO SIEEEEEEEEEEEEEEEENTOOOOOOOOOOOOOOOO!!! Expliqué en NGBA que no sé por qué leches no me llegaban los mensajes con vuestros comentarios y eso me ha sucedido con todos los fics que escribo. De verdad, de verdad, de verdad, que lo siento tanto... ¿Me perdonáis si os pongo un capítulo larguísimo? Espero que os sirva por mi ausencia. Gracias a todas y bienvenidísimas a nuestras nuevas lectoras que también veo bastantes y me hace muchíiiiiiiiisima ilusión. Me alegra también conservar a las antiguas, claro :D Gracias a todas una vez más.
¡OS ADORO mejores lectoras del mundo!
P.D: Emi, mi compañera se llama Melissa :D
Los tres pasamos por la puerta. Estaba oscuro, pero no parecía ninguna nave abandonada, ni un trastero. Kevin dio un golpe para que la puerta se cerrase y levantó una palanquita de un cuadro de luces descubriéndose así lo que había en aquél lugar.
- ¿Te gusta? – le oí decir tan cerca de mí que me hizo estremecer su aliento sobre mi cuello.
- Bueno es… diferente, sin duda – me costó un mundo no tartamudear-. Reconozco que no soy fanática de los instrumentos, pero de según que música sí.
Le escuché reír, para mi alivio, desde algún otro lado que no era mi espalda. Y menos mal. Estaba al borde del desmayo.
- ¿Aquí es donde trabajáis?
- Sí. De aquí salen todas nuestras canciones. Bueno… primero salen de aquí –se llevó un dedo a la frente-, pero luego le damos cuerpo aquí.
- Tenéis mucha suerte, no todos los grupos tienen su propio estudio.
- Nos ha llevado muchos años y esfuerzo tener esto, pero estamos orgullosos.
- No me extraña. –continué mirando minuciosamente cada instrumento allí expuesto.
- ¿Sabes tocar el piano? –me preguntó.
- No, pero me gustaría. Es uno de los sonidos que más me gusta en el mundo. Me ayuda a pintar, me relaja.
Dejó a Ryan en el suelo, para que averiguase por si mismo cosas de aquel sitio nuevo para él. Temí por la cantidad de cosas valiosas que había allí. Era pequeño, sí, pero cuando quería, tenía la fuerza de un huracán: lo arrasaba todo a su paso. Y si ya Nick y Joe no podían verme, peor sería si les destruía su estudio de grabación en el que se ganaban la vida. Lo que más me sorprendía era que a Kevin no parecía importarle lo más mínimo al dejarle suelto. Me dediqué a contemplarle cada paso y gesto, por si acaso. Mi salario no estaba mal, pero no había premios para el empleado del mes por que no había tal puesto, por lo que no se cobraban comisiones y no tenía una fortuna para pagar todo aquello.
Se acercó lentamente hacia donde yo me encontraba e igual de despacio, se sentó en la banqueta del piano.
- Ven, siéntate aquí conmigo –dijo dando unos golpecitos en el banco.
Obedecí, sin miramientos. Estaba deseando apoyarme en algún lugar y no caer por culpa de los temblores que sentía al estar junto a él.
Kevin hizo lo mismo que yo, pasó sus delicados dedos por varias teclas del piano. El sonido no tenía ni una milésima de comparación con lo que había salido al tocarlo yo. Era una melodía hermosa y tranquilizadora. Sonreí como una idiota, pero me di cuenta de que ya me era imposible no hacerlo a su lado. A los bellos acordes sumó su voz, cortándome la respiración.
Pack up all your tears
Throw em in your back seat
Leave without a second glance
Somehow I'm to blame
But this never ending racetrack
We call life
Fascinada a causa de la admiración, le miré. Concentraba todos sus sentidos en el precioso instrumento pintado de blanco, pero sonrió cuando por el rabillo del ojo vio mi expresión y no era para menos: me encontraba luchando con mi mandíbula para que no se desencajase del sitio y llegase a tocar las teclas estropeando la maravillosa melodía que en ese momento solo iba dirigida a mí (bueno, y a Ryan que pululaba por algún lado, desconociendo ser afortunado por escuchar semejante voz sin gritos y tirones de pelo alrededor suyo). Consciente de que no tenía muchas salidas, coloqué una mano bajo el mentón para que ejerciese presión hacia arriba mientras aquella maravillosa criatura seguía causándome un tremendo hormigueo en el estómago.
Turn right
To my arms
Turn right
You won't be alone
You might
Fall off this track sometimes
Hope to see you at the finish line.
El brazo empezó a dolerme considerablemente al no tener ningún apoyo firme en el que dejarlo reposar. Además, sentía que me faltaba el aire. Me costaba respirar. Toda aquella situación parecía estar hecha para causar sensaciones como aquella a las que yo no estaba, ni por asomo, acostumbrada.
Driving all your friends out
Speed you cannot follow
Soon you will be on your own
Somehow I'm to blame
But this never ending racetrack
We call life
Turn right
To my arms
Turn right
You won't be alone
You might
Fall off this track sometimes
Hope to see you at the finish line.
No podía dejar de mirarle, pero temía que pudiese averiguar demasiadas cosas en mi mirada como para salir espantado de allí. O que pudiese oír los latidos de mi corazón al bombear con una fuerza abrumadora la sangre. O ambas cosas, quien sabe si el chico poseía la cualidad de percibir a simple vista.
- ¿Quieres intentarlo? – me dijo en un susurro perfecto para la ocasión.
- ¿Qué? ¡No! – contesté de igual modo -. No me hagas estropear la canción.
Se rió bajito, negando con la cabeza. Luego, volvió a poner sus ojos sobre mí.
- Vamos… - se acercó un poco más -. Estoy seguro de que no puedes ser tan mala…
- ¿Mala? No, te equivocas. Soy peor. Además, ya te lo he dicho, nunca he tocado el piano. ¿Podrías… seguir con la canción? Es preciosa.
Me dedicó una mirada paciente y me regaló una sonrisa llena de algo que no supe interpretar muy bien, con un brillo indescriptible en sus ojos, en los que podía haberme perdido sin pararme a pensar en si era bueno o malo pero esquivé su mirada y llevé la mía hacia sus manos. Fuertes y grandes se desplazaban acariciando con suavidad y perseverancia las teclas blancas a la vez que alternaba las notas tocando también las negras. Tenía la sensación de estar escuchando una canción de sirena y sentirme como hipnotizada.
I bet all I could
And I gave everything
But you had to go your way
And that road was not for me
Turn right
To my arms
Turn right
You won't be alone
You might
Fall off this track sometimes
Hope to see you on the finish line.
- Confiesa – musité, esperando no romper la magia que nos envolvía -. ¿Te la acabas de sacar de la manga o ya la teníais escrita?
- Puedo confesarte que cuando quiero soy un genio – sonrió con sorna -, pero hoy por hoy no soy capaz de escribir una canción en dos minutos. Eso es más propio de Nick.
Ambos nos echamos a reír, como cómplices que se cuentan un plan gracioso y que intentan poner en marcha, pero cuando me di cuenta el ya no me imitaba.
No se por qué pero sentía cada vez más su respiración, tal vez fuese porque me estaba acercando más a él.
Mi boca se iba quedando seca, y mi cabeza me pedía acercarme más.
Un escalofrío recorrió mi espalda, pero sabía que no era por estar junto a él, sino por el deseo de sentir sus labios.
Sus ojos se encontraron con los míos y no pude alargarlo más, me incliné y mi boca se posó levemente sobre sus apetitosos labios.
Cuando la locura se fue de mi cabeza, me di cuenta de lo que estaba haciendo y me aparté rápidamente, estaba dispuesta a marcharme de allí, pero algo me lo impidió. Sus manos. Una de ellas agarraba mi brazo y la otra mi cuello, acercándome con la misma rapidez y delicadeza con la cual yo me había apartado. Su boca me llevó de nuevo al paraíso.
Nuestro momento de pasión se desvaneció al escuchar un fuerte estruendo. Ryan había tirando los platillos de la batería, éstos habían caído sobre una guitarra y ella, a su vez, había tirado…
- ¡Ryan! –dije, sobresaltada.
- No te preocupes, no se ha roto nada. Pero da gracias a que Nick no estuviera por aquí. –dijo mientras ponía en pie todos los instrumentos.
- Yo te advertí de que estaba inquieto – señalé-. Tú le dejaste jugar por aquí y el hizo lo que mejor se le da. El efecto dominó.
Ambos nos miramos y comenzamos a reírnos. Su teléfono móvil comenzó a sonar.
- ¿Qué quieres? –dijo Kevin -. Bueno, ahora voy. No hace falta que te alteres.
- ¿Nick? –pregunté.
- ¿Cómo lo sabes?
- Ya voy conociendo a tus hermanos.
- Se me había olvidado por completo la razón por la que estábamos aquí.
- Sí…. y a mí.
- Vamos a recoger mi coche. Ya es tarde y Ryan estará cansado.
- Más bien hambriento.
Me puse al volante mientras Kevin repasaba bien todos los enganches de la silla de Ryan. Cuando se sentó a mi lado me dedicó una amplia sonrisa. Me sentí un poco incómoda durante el trayecto, más bien como una colegiala. Tenía al lado al chico al que había besado y por primera vez, me había hecho sentir algo.
Aparqué un poco apartada de sus hermanos, que lo esperaban apoyados sobre el coche. Prefería no escuchar sus opiniones acerca de la tardanza de Kevin y la metedura de pata con la prensa.
- ¿Estarás bien? –me preguntó Kevin.
- Claro que sí. Sólo son fotógrafos. No creo que ninguno de ellos vaya a echarme por la chimenea un bote de gas lacrimógeno para hacerme salir y así poder hacerme fotos.
- Dios… en eso no había pensado… ¿Quieres que te acompañe a casa?
- ¿Para qué? ¿Para luego tener que acompañarte yo y luego tú a mí y tirarnos así toda la noche?
- Vale, vale. Sabes cuidar de ti misma. Entendido. –se acercó a mi y mi pulso se aceleró. Creía volvería a darme un beso en los labios, pero no. Fue muy cauto delante de sus hermanos y me dio un dulce beso en la mejilla. Después revolvió el pelo de Ryan y se bajó dirigiéndose hacia donde sus hermanos se encontraban.
Había visitado la peluquería hacía pocos días, pero ya me faltaba algún cambio en mi aspecto y más si cabía la posibilidad de que ahora Kevin podía llamarme libremente por que tenía mi número.
Entré en el centro de belleza buscando con la mirada a alguien y ella misma me interceptó a medio camino.
- Uy, uy, uy… - canturreó al mirarme -. ¿Noticias en el frente “chico misterioso”?
- Si a un beso con todas sus letras lo llamas “noticias”, entonces, sí – sonreí.
Ella parecía estar más contenta que yo cuando le di la buena nueva. Se puso a saltar llamando la atención de todas las clientas y luego se atusó el pelo para que volviese a su sitio.
Precisamente allí la había conocido, cuando al trasladarme a la capital tuve que acudir a la primera reunión del profesorado. Amablemente ella me atendió y desde ese momento nos habíamos convertido en íntimas. No de esas que se saben la vida la una de la otra, o que no pueden vivir sin estar dos horas separadas, pero si para confiarse cosas como esa. Ella tenía tres años más que yo, y muchísima más experiencia con los hombres que yo, así que siempre que podíamos vernos me daba consejos sobre estilismo que buena falta me hacían.
Mientras me lavaba el pelo le conté todo lo que había ocurrido, saltándome la persecución de los paparazzi, e inventándome algo mínimamente decente para la historia. A sabiendas, había “olvidado” contarle quien era él. Me sorprendía que aún no se hubiese enterado por la prensa, por que el rumor circulaba hasta por el colegio y ya había chicas que me mataban con la mirada al pasar. También me ahorré contar eso. Y, cuando llegué a la parte del beso, supe que estaba intentando auto-controlarse para no volver a montarla como lo había echo antes, por eso, solamente se echo a reír descontroladamente.
- Está claro que esto promete – gesticuló con las manos -. Si no, no te habría seguido el beso y menos aún te habría cogido otra vez para plantarte él otro.
- No lo se… - suspiré -. ¿Y si es de esos que solo busca un rollo para divertirse hasta que crea haber encontrado a la perfecta? Desde luego que no lo parece, pero nunca se sabe. No quiero hacerme ilusiones para que luego resulte ser un impresentable o algo peor.
- Es que eso es principalmente lo que no tienes que hacer – procedió a secarme el pelo con la toalla -. Los tíos cambian de señales como del viento, nunca sabes hacia donde van a tirar. Pero vamos, me estas diciendo que tiene 25 años. No tiene edad para ir tonteando ¿no crees?
No contesté, tenía razón. Tal vez yo le gustase de verdad, y si eso era así…. Mi corazón estaba saltando de alegría, no podía evitarlo, me movía nerviosa en el butacón donde me había sentado para que me cortaran un poco el pelo.
- Bueno y… ¿cuándo es la próxima cita? –me preguntó mientras me agarraba varios mechones para alisarlos.
- No lo sé. De momento no hay próxima cita.
- ¿Estás esperando a que te llame? –dijo incrédula.
- Sí…
- Chica, eso ya no se lleva. Ahora las mujeres somos más decididas y los chicos están acostumbrados a que seamos nosotras las que den el paso.
- Estarán acostumbrados los que salgan contigo, porque lo que soy yo…
- Venga, no seas niña. Llámalo y queda con él. ¿Por qué no hacemos una cosa? Una cita de parejas.
- ¿Cómo?
- Sí, podemos quedar con nuestros respectivos novios…
- No es mi novio –le corté.
- Bueno, con nuestros respectivos, a secas. Así nos conocemos.
- Eso estaría bien.
- Pues claro que sí.
¡OS ADORO mejores lectoras del mundo!
P.D: Emi, mi compañera se llama Melissa :D
Los tres pasamos por la puerta. Estaba oscuro, pero no parecía ninguna nave abandonada, ni un trastero. Kevin dio un golpe para que la puerta se cerrase y levantó una palanquita de un cuadro de luces descubriéndose así lo que había en aquél lugar.
- ¿Te gusta? – le oí decir tan cerca de mí que me hizo estremecer su aliento sobre mi cuello.
- Bueno es… diferente, sin duda – me costó un mundo no tartamudear-. Reconozco que no soy fanática de los instrumentos, pero de según que música sí.
Le escuché reír, para mi alivio, desde algún otro lado que no era mi espalda. Y menos mal. Estaba al borde del desmayo.
- ¿Aquí es donde trabajáis?
- Sí. De aquí salen todas nuestras canciones. Bueno… primero salen de aquí –se llevó un dedo a la frente-, pero luego le damos cuerpo aquí.
- Tenéis mucha suerte, no todos los grupos tienen su propio estudio.
- Nos ha llevado muchos años y esfuerzo tener esto, pero estamos orgullosos.
- No me extraña. –continué mirando minuciosamente cada instrumento allí expuesto.
- ¿Sabes tocar el piano? –me preguntó.
- No, pero me gustaría. Es uno de los sonidos que más me gusta en el mundo. Me ayuda a pintar, me relaja.
Dejó a Ryan en el suelo, para que averiguase por si mismo cosas de aquel sitio nuevo para él. Temí por la cantidad de cosas valiosas que había allí. Era pequeño, sí, pero cuando quería, tenía la fuerza de un huracán: lo arrasaba todo a su paso. Y si ya Nick y Joe no podían verme, peor sería si les destruía su estudio de grabación en el que se ganaban la vida. Lo que más me sorprendía era que a Kevin no parecía importarle lo más mínimo al dejarle suelto. Me dediqué a contemplarle cada paso y gesto, por si acaso. Mi salario no estaba mal, pero no había premios para el empleado del mes por que no había tal puesto, por lo que no se cobraban comisiones y no tenía una fortuna para pagar todo aquello.
Se acercó lentamente hacia donde yo me encontraba e igual de despacio, se sentó en la banqueta del piano.
- Ven, siéntate aquí conmigo –dijo dando unos golpecitos en el banco.
Obedecí, sin miramientos. Estaba deseando apoyarme en algún lugar y no caer por culpa de los temblores que sentía al estar junto a él.
Kevin hizo lo mismo que yo, pasó sus delicados dedos por varias teclas del piano. El sonido no tenía ni una milésima de comparación con lo que había salido al tocarlo yo. Era una melodía hermosa y tranquilizadora. Sonreí como una idiota, pero me di cuenta de que ya me era imposible no hacerlo a su lado. A los bellos acordes sumó su voz, cortándome la respiración.
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Fascinada a causa de la admiración, le miré. Concentraba todos sus sentidos en el precioso instrumento pintado de blanco, pero sonrió cuando por el rabillo del ojo vio mi expresión y no era para menos: me encontraba luchando con mi mandíbula para que no se desencajase del sitio y llegase a tocar las teclas estropeando la maravillosa melodía que en ese momento solo iba dirigida a mí (bueno, y a Ryan que pululaba por algún lado, desconociendo ser afortunado por escuchar semejante voz sin gritos y tirones de pelo alrededor suyo). Consciente de que no tenía muchas salidas, coloqué una mano bajo el mentón para que ejerciese presión hacia arriba mientras aquella maravillosa criatura seguía causándome un tremendo hormigueo en el estómago.
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El brazo empezó a dolerme considerablemente al no tener ningún apoyo firme en el que dejarlo reposar. Además, sentía que me faltaba el aire. Me costaba respirar. Toda aquella situación parecía estar hecha para causar sensaciones como aquella a las que yo no estaba, ni por asomo, acostumbrada.
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No podía dejar de mirarle, pero temía que pudiese averiguar demasiadas cosas en mi mirada como para salir espantado de allí. O que pudiese oír los latidos de mi corazón al bombear con una fuerza abrumadora la sangre. O ambas cosas, quien sabe si el chico poseía la cualidad de percibir a simple vista.
- ¿Quieres intentarlo? – me dijo en un susurro perfecto para la ocasión.
- ¿Qué? ¡No! – contesté de igual modo -. No me hagas estropear la canción.
Se rió bajito, negando con la cabeza. Luego, volvió a poner sus ojos sobre mí.
- Vamos… - se acercó un poco más -. Estoy seguro de que no puedes ser tan mala…
- ¿Mala? No, te equivocas. Soy peor. Además, ya te lo he dicho, nunca he tocado el piano. ¿Podrías… seguir con la canción? Es preciosa.
Me dedicó una mirada paciente y me regaló una sonrisa llena de algo que no supe interpretar muy bien, con un brillo indescriptible en sus ojos, en los que podía haberme perdido sin pararme a pensar en si era bueno o malo pero esquivé su mirada y llevé la mía hacia sus manos. Fuertes y grandes se desplazaban acariciando con suavidad y perseverancia las teclas blancas a la vez que alternaba las notas tocando también las negras. Tenía la sensación de estar escuchando una canción de sirena y sentirme como hipnotizada.
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- Confiesa – musité, esperando no romper la magia que nos envolvía -. ¿Te la acabas de sacar de la manga o ya la teníais escrita?
- Puedo confesarte que cuando quiero soy un genio – sonrió con sorna -, pero hoy por hoy no soy capaz de escribir una canción en dos minutos. Eso es más propio de Nick.
Ambos nos echamos a reír, como cómplices que se cuentan un plan gracioso y que intentan poner en marcha, pero cuando me di cuenta el ya no me imitaba.
No se por qué pero sentía cada vez más su respiración, tal vez fuese porque me estaba acercando más a él.
Mi boca se iba quedando seca, y mi cabeza me pedía acercarme más.
Un escalofrío recorrió mi espalda, pero sabía que no era por estar junto a él, sino por el deseo de sentir sus labios.
Sus ojos se encontraron con los míos y no pude alargarlo más, me incliné y mi boca se posó levemente sobre sus apetitosos labios.
Cuando la locura se fue de mi cabeza, me di cuenta de lo que estaba haciendo y me aparté rápidamente, estaba dispuesta a marcharme de allí, pero algo me lo impidió. Sus manos. Una de ellas agarraba mi brazo y la otra mi cuello, acercándome con la misma rapidez y delicadeza con la cual yo me había apartado. Su boca me llevó de nuevo al paraíso.
Nuestro momento de pasión se desvaneció al escuchar un fuerte estruendo. Ryan había tirando los platillos de la batería, éstos habían caído sobre una guitarra y ella, a su vez, había tirado…
- ¡Ryan! –dije, sobresaltada.
- No te preocupes, no se ha roto nada. Pero da gracias a que Nick no estuviera por aquí. –dijo mientras ponía en pie todos los instrumentos.
- Yo te advertí de que estaba inquieto – señalé-. Tú le dejaste jugar por aquí y el hizo lo que mejor se le da. El efecto dominó.
Ambos nos miramos y comenzamos a reírnos. Su teléfono móvil comenzó a sonar.
- ¿Qué quieres? –dijo Kevin -. Bueno, ahora voy. No hace falta que te alteres.
- ¿Nick? –pregunté.
- ¿Cómo lo sabes?
- Ya voy conociendo a tus hermanos.
- Se me había olvidado por completo la razón por la que estábamos aquí.
- Sí…. y a mí.
- Vamos a recoger mi coche. Ya es tarde y Ryan estará cansado.
- Más bien hambriento.
Me puse al volante mientras Kevin repasaba bien todos los enganches de la silla de Ryan. Cuando se sentó a mi lado me dedicó una amplia sonrisa. Me sentí un poco incómoda durante el trayecto, más bien como una colegiala. Tenía al lado al chico al que había besado y por primera vez, me había hecho sentir algo.
Aparqué un poco apartada de sus hermanos, que lo esperaban apoyados sobre el coche. Prefería no escuchar sus opiniones acerca de la tardanza de Kevin y la metedura de pata con la prensa.
- ¿Estarás bien? –me preguntó Kevin.
- Claro que sí. Sólo son fotógrafos. No creo que ninguno de ellos vaya a echarme por la chimenea un bote de gas lacrimógeno para hacerme salir y así poder hacerme fotos.
- Dios… en eso no había pensado… ¿Quieres que te acompañe a casa?
- ¿Para qué? ¿Para luego tener que acompañarte yo y luego tú a mí y tirarnos así toda la noche?
- Vale, vale. Sabes cuidar de ti misma. Entendido. –se acercó a mi y mi pulso se aceleró. Creía volvería a darme un beso en los labios, pero no. Fue muy cauto delante de sus hermanos y me dio un dulce beso en la mejilla. Después revolvió el pelo de Ryan y se bajó dirigiéndose hacia donde sus hermanos se encontraban.
Había visitado la peluquería hacía pocos días, pero ya me faltaba algún cambio en mi aspecto y más si cabía la posibilidad de que ahora Kevin podía llamarme libremente por que tenía mi número.
Entré en el centro de belleza buscando con la mirada a alguien y ella misma me interceptó a medio camino.
- Uy, uy, uy… - canturreó al mirarme -. ¿Noticias en el frente “chico misterioso”?
- Si a un beso con todas sus letras lo llamas “noticias”, entonces, sí – sonreí.
Ella parecía estar más contenta que yo cuando le di la buena nueva. Se puso a saltar llamando la atención de todas las clientas y luego se atusó el pelo para que volviese a su sitio.
Precisamente allí la había conocido, cuando al trasladarme a la capital tuve que acudir a la primera reunión del profesorado. Amablemente ella me atendió y desde ese momento nos habíamos convertido en íntimas. No de esas que se saben la vida la una de la otra, o que no pueden vivir sin estar dos horas separadas, pero si para confiarse cosas como esa. Ella tenía tres años más que yo, y muchísima más experiencia con los hombres que yo, así que siempre que podíamos vernos me daba consejos sobre estilismo que buena falta me hacían.
Mientras me lavaba el pelo le conté todo lo que había ocurrido, saltándome la persecución de los paparazzi, e inventándome algo mínimamente decente para la historia. A sabiendas, había “olvidado” contarle quien era él. Me sorprendía que aún no se hubiese enterado por la prensa, por que el rumor circulaba hasta por el colegio y ya había chicas que me mataban con la mirada al pasar. También me ahorré contar eso. Y, cuando llegué a la parte del beso, supe que estaba intentando auto-controlarse para no volver a montarla como lo había echo antes, por eso, solamente se echo a reír descontroladamente.
- Está claro que esto promete – gesticuló con las manos -. Si no, no te habría seguido el beso y menos aún te habría cogido otra vez para plantarte él otro.
- No lo se… - suspiré -. ¿Y si es de esos que solo busca un rollo para divertirse hasta que crea haber encontrado a la perfecta? Desde luego que no lo parece, pero nunca se sabe. No quiero hacerme ilusiones para que luego resulte ser un impresentable o algo peor.
- Es que eso es principalmente lo que no tienes que hacer – procedió a secarme el pelo con la toalla -. Los tíos cambian de señales como del viento, nunca sabes hacia donde van a tirar. Pero vamos, me estas diciendo que tiene 25 años. No tiene edad para ir tonteando ¿no crees?
No contesté, tenía razón. Tal vez yo le gustase de verdad, y si eso era así…. Mi corazón estaba saltando de alegría, no podía evitarlo, me movía nerviosa en el butacón donde me había sentado para que me cortaran un poco el pelo.
- Bueno y… ¿cuándo es la próxima cita? –me preguntó mientras me agarraba varios mechones para alisarlos.
- No lo sé. De momento no hay próxima cita.
- ¿Estás esperando a que te llame? –dijo incrédula.
- Sí…
- Chica, eso ya no se lleva. Ahora las mujeres somos más decididas y los chicos están acostumbrados a que seamos nosotras las que den el paso.
- Estarán acostumbrados los que salgan contigo, porque lo que soy yo…
- Venga, no seas niña. Llámalo y queda con él. ¿Por qué no hacemos una cosa? Una cita de parejas.
- ¿Cómo?
- Sí, podemos quedar con nuestros respectivos novios…
- No es mi novio –le corté.
- Bueno, con nuestros respectivos, a secas. Así nos conocemos.
- Eso estaría bien.
- Pues claro que sí.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
ahhhhhhhhh siguela!!!!
esta genial!!!
me encanto el beso, lo de la cancion tooooooodo
aunq me molesta q lo chicos sean tan malos con ella... pero ya pasara
un beso
siguela !!!!
chau ;)
esta genial!!!
me encanto el beso, lo de la cancion tooooooodo
aunq me molesta q lo chicos sean tan malos con ella... pero ya pasara
un beso
siguela !!!!
chau ;)
estrella...lunatika
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Wwwaaaooo siguela
Siguela
Fue Pero pero muy bueno :)
Siguela
Fue Pero pero muy bueno :)
Última edición por GéneJonas! el Miér 17 Nov 2010, 1:42 pm, editado 1 vez
Géne!
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
waaa lo bese
me beso!!!!
waaa voi a iorar hehe
me encanto musho mushooo!!!!
siguela xfis =D
MyGuitarHerok2 ♥
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Waaaaww, seguisteee :')
Hhaha, creo que si estas perdonada :B Pero yo quiero mas ._.
Uhh, melissa? pues dile qe su nombre es lindo ;)
Ame el capitulo °______° Kevin & yo..nos besamos °O°
waaaaw, nos B-E-S-A-M-O-S ! °O°
Tienes que seguir! vamoos!
Hhaha, creo que si estas perdonada :B Pero yo quiero mas ._.
Uhh, melissa? pues dile qe su nombre es lindo ;)
Ame el capitulo °______° Kevin & yo..nos besamos °O°
waaaaw, nos B-E-S-A-M-O-S ! °O°
Tienes que seguir! vamoos!
Invitado
Invitado
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
ESTAS PERDONADA
xD
HAHAHAHAHAH
PERO AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH
POR FAAAAA
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA :D
always in my heart.
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
¡Gracias, chicas! Gracias por vuestros comentarios y, sobretodo, por leernos y no habernos abandonado pese a nuestra ausencia. ¡Os queremos! <33
[Continuación]
Ya me costaba menos escoger la ropa. Sabía más o menos lo que más me favorecía y lo que debía descartar completamente de mi armario. Kevin esperaba junto a su coche, como hacía siempre. Y como siempre… estaba guapísimo. Luciendo con asombrosa naturalidad aquellas gafas que tanto le favorecían.
- Ya se que es lo que te digo siempre pero… estás muy guapa.
- Me lo dices siempre, porque siempre lo estoy. –le dije con aire de superioridad, haciéndole quedar con la boca abierta de la impresión-. ¡Era broma! No me mires así.
- No es broma. Siempre lo estás. Me había sorprendido de la forma en la que hablabas. Por un momento pensé que habías superado tu timidez.
- Eso nunca.
- Mejor, porque entonces no serías tú.
Mirándole volví a recordar aquél maravilloso beso. Para mí fue un regalo. En realidad, Kevin era un regalo entero, porque nadie me había tratado como él en toda mi vida. Sentía que estaba protegida con sus abrazos y que nada malo nos pasaría si él estaba cerca. Sí, vale, en mi mente me había hecho la idea de que Kevin era Spiderman o algo así, pero para mí lo era, aunque no lanzase telarañas o volase.
- ¿Nos vamos? –por fin salí de mi ensimismamiento.
- Sí. Aunque… tendrás que decirme adónde.
- Te lo dije ayer. Vamos a comer con una amiga y su novio.
- Ah, ya entiendo. Va a ser una cita de parejas, ¿no?
- Más o menos. –colocó su mano sobre mi espalda y me estremecí.
- ¿Eso quiere decir que somos pareja?
- Más o menos. –sonreí.
- ¿Cómo que más o menos? ¿Qué significa eso exactamente?
- Pues… que nuestra relación es algo extraña. Todo parece estar bien contigo, me gustas mucho y yo a ti…
- No dudes nunca de que tú me gustas. –se adelantó a decir.
- Vale, yo a ti te gusto, pero… ¿porqué a tus hermanos no?
- ¿Quieres salir con mis hermanos también? –me dijo sonriendo.
- Sabes perfectamente a qué me estoy refiriendo. El otro día, en el restaurante…
- No les hagas caso, ellos sólo quieren lo mejor para mí y…
- Y al parecer yo no lo soy –dije apesadumbrada.
- Loree, eso debo decidirlo yo, ¿no crees?
- ¿Y qué me dices de lo que pasó con la gitana?
- ¿Qué gitana?
- Aquella de la feria.
- ¿Te estás refiriendo a la loca del pañuelo que me sacó 20 dólares?
- No era ninguna loca.
Yo estaba dispuesta a debatir la cordura de aquella mujer que me había dejado intrigada, pero al parecer, Kevin quería olvidarse por completo de ella.
- Y esa amiga tuya… ¿es una compañera de trabajo? ¿Alguna profesora?
- No, es mi peluquera. Es una chica muy simpática. La conocí hace unas semanas y hemos congeniado muy bien.
Vale, no soy ninguna tonta. Me di cuenta enseguida de que Kevin, muy disimuladamente, había desviado la conversación de la gitana vidente.
Llegamos al restaurante y nos acercamos a la mesa que había reservado. Allí estaba sentado un chico de pelo rubio leyendo un periódico.
- Hola, tú debes de ser Cameron. –le dije estrechando su mano.
- Sí, y tú Loree. Me han hablado mucho de ti. Tú serás el chico misterioso –dijo refiriéndose a Kevin.
- ¿Chico misterioso? No sé qué significará eso exactamente, pero seguramente he de ser yo. Soy Kevin.
- ¿Has venido solo? –le pregunté mientras nos sentábamos.
- No, está en el baño. “Mujeres” –comentó mirando a Kevin. Ambos se rieron mientras yo mordía un trocito de pan tostado que había como aperitivo.
Vi a Danielle aparecer por uno de los arcos del restaurante. Kevin, que estaba riéndose por un comentario que había hecho hacía unos segundos, se quedó como una estatua, serio y pálido.
- Kevin… ¿qué te pasa? –le pregunté un poco asustada.
- Hola, a todos. –dijo Danielle. También estaba seria.
- ¿Os pasa algo? –preguntó Cameron. Observando, al igual que yo, que los dos se comportaban de forma extraña y que la cara de Kevin se había vuelto más blanca que el mantel de la mesa.
- Tengo que irme –dijo Kevin levantándose de la mesa.
- ¿Por qué? ¿Te encuentras mal? –le pregunté levantándome casi al mismo tiempo.
- No, es sólo que el ambiente se ha vuelto algo… putrefacto.
- Yo también me alegro de verte –dijo Danielle.
- ¿Os conocéis? –pregunté sorprendida.
- Loree, no pensé que caerías tan bajo. –me dijo Danielle.
- ¿A qué viene eso? –le dije un tanto ofendida, agarrando a Kevin de un brazo tirando de él hacia mí, intentando que no se marchara de allí sin darme una explicación de lo que estaba ocurriendo.
- Viene a que nunca, jamás, pensé que podrías presentarte con… “algo” así –hizo un gesto con su cabeza señalando a Kevin.
- Lo único que hay aquí a lo que ni tan siquiera se le pueda definir por “algo”, eres tú –dijo Kevin. Estaba furioso y yo… muy perdida. ¿Qué les pasaba?
- Vaya… el nene pequeño al fin ha aprendido a defenderse.
- No, a lo que he aprendido es a alejarme de víboras como tú.
- ¡Basta ya! Ahora mismo vais a explicarme porqué os comportáis así. Y os advierto que si es una broma, no tiene gracia.
- Ha sido él el que se ha levantado con aire de superioridad, comportándose como si nadie estuviese a su altura, como siempre –dijo Danielle.
- ¡Fuiste tú quien dijo: basta, no yo! –gritó Kevin, haciendo que yo pegase un pequeño salto hacia atrás del susto. No me gustaban los gritos.
- ¡Fuiste tú quien se transformó en algo totalmente diferente a lo que conocía!
- ¡Totalmente diferente a lo que tú querías que fuera!
- ¡Totalmente diferente a lo que fingías ser!
- ¡Tú fuiste la única que fingía durante todo el tiempo! ¡No paraste hasta tenerme donde tú querías!
Visto que ninguno de los dos se pararía a explicarme lo que estaba pasando, me senté en la silla junto a Cameron. Esperé hasta poder coger el hilo de la discusión y así entender porqué se estaban gritando. La gente de las mesas contiguas había parado de comer para ver aquél espectáculo digno de un culebrón.
- ¿Sabes de qué va esto? –le pregunté a Cameron.
- Creo, por la forma de discutir, que estuvieron saliendo.
- Entonces… la relación no terminó muy cordial. –Me levanté y me interpuse entre los dos, a riesgo de llevarme alguna bofetada-. ¡Ya basta!
Kevin tomó aire. Su tono de piel era rojizo, y tenía una pequeña vena en el cuello más marcada que las demás.
- Sí, ya basta –dijo Kevin mirándome tristemente. Se fue cabizbajo, todavía sin darme explicaciones, dejándome allí con Danielle y su novio.
- Si quieres yo te digo lo que pasó –dijo Danielle con aire triunfal.
- No, quiero que me lo diga él.
- Pero…
- Tus explicaciones no me servirán de nada, es más, no me interesan. Quiero oírlo de sus labios.
- ¿Te estás poniendo de su parte? –preguntó un poco ofendida.
- Tan sólo quiero que me mire a los ojos y me diga la verdad.
Salí corriendo tras él. Supuso muy bien que iba a ir a buscarle. Me esperaba apoyado sobre su coche, mirando al cielo, intentando escudriñar más allá de él.
- No quiero hablar de esto – sentenció desactivando la alarma del coche.
Ni siquiera me molesté en contestar. Me metí en el vehículo sin mediar palabra ¿no era lo que él quería? Pues iba a concedérselo aunque para ello me tuviese que tragar todas las preguntas que me venían a la mente y, al parecer, él no tenía intención de responder. Empezaba a dudar seriamente si alguna vez volveríamos a vernos y el simple pensamiento me creaba un gran vacío de temor.
Me sentí mal por ser la causante involuntaria de su mal sentimiento. Apretaba con tal fuerza el volante, que tenía los nudillos blancos, como si estuviese estrujando algo o a alguien en su mente y conducía con aire ausente.
Miré por la ventanilla, intentando desintoxicarme de lo que había vivido anteriormente y relajarme con las vistas, mi pasatiempo favorito. Pero me era imposible. Intentaba buscar por mi misma los motivos, sacar conclusiones o respuestas, pero ninguna parecía tener sentido. No a menos que conociese la historia. Y ahí estaba el problema. No sabía mucho de él, de su persona.
Y, como una vocecilla en mi cabeza, recordé lo que le había dicho de la gitana vidente. ¿Danielle era entonces la persona que había causado ese daño perpetuo en Kevin?
- Para el coche – ordené con voz firme.
[Continuación]
Ya me costaba menos escoger la ropa. Sabía más o menos lo que más me favorecía y lo que debía descartar completamente de mi armario. Kevin esperaba junto a su coche, como hacía siempre. Y como siempre… estaba guapísimo. Luciendo con asombrosa naturalidad aquellas gafas que tanto le favorecían.
- Ya se que es lo que te digo siempre pero… estás muy guapa.
- Me lo dices siempre, porque siempre lo estoy. –le dije con aire de superioridad, haciéndole quedar con la boca abierta de la impresión-. ¡Era broma! No me mires así.
- No es broma. Siempre lo estás. Me había sorprendido de la forma en la que hablabas. Por un momento pensé que habías superado tu timidez.
- Eso nunca.
- Mejor, porque entonces no serías tú.
Mirándole volví a recordar aquél maravilloso beso. Para mí fue un regalo. En realidad, Kevin era un regalo entero, porque nadie me había tratado como él en toda mi vida. Sentía que estaba protegida con sus abrazos y que nada malo nos pasaría si él estaba cerca. Sí, vale, en mi mente me había hecho la idea de que Kevin era Spiderman o algo así, pero para mí lo era, aunque no lanzase telarañas o volase.
- ¿Nos vamos? –por fin salí de mi ensimismamiento.
- Sí. Aunque… tendrás que decirme adónde.
- Te lo dije ayer. Vamos a comer con una amiga y su novio.
- Ah, ya entiendo. Va a ser una cita de parejas, ¿no?
- Más o menos. –colocó su mano sobre mi espalda y me estremecí.
- ¿Eso quiere decir que somos pareja?
- Más o menos. –sonreí.
- ¿Cómo que más o menos? ¿Qué significa eso exactamente?
- Pues… que nuestra relación es algo extraña. Todo parece estar bien contigo, me gustas mucho y yo a ti…
- No dudes nunca de que tú me gustas. –se adelantó a decir.
- Vale, yo a ti te gusto, pero… ¿porqué a tus hermanos no?
- ¿Quieres salir con mis hermanos también? –me dijo sonriendo.
- Sabes perfectamente a qué me estoy refiriendo. El otro día, en el restaurante…
- No les hagas caso, ellos sólo quieren lo mejor para mí y…
- Y al parecer yo no lo soy –dije apesadumbrada.
- Loree, eso debo decidirlo yo, ¿no crees?
- ¿Y qué me dices de lo que pasó con la gitana?
- ¿Qué gitana?
- Aquella de la feria.
- ¿Te estás refiriendo a la loca del pañuelo que me sacó 20 dólares?
- No era ninguna loca.
Yo estaba dispuesta a debatir la cordura de aquella mujer que me había dejado intrigada, pero al parecer, Kevin quería olvidarse por completo de ella.
- Y esa amiga tuya… ¿es una compañera de trabajo? ¿Alguna profesora?
- No, es mi peluquera. Es una chica muy simpática. La conocí hace unas semanas y hemos congeniado muy bien.
Vale, no soy ninguna tonta. Me di cuenta enseguida de que Kevin, muy disimuladamente, había desviado la conversación de la gitana vidente.
Llegamos al restaurante y nos acercamos a la mesa que había reservado. Allí estaba sentado un chico de pelo rubio leyendo un periódico.
- Hola, tú debes de ser Cameron. –le dije estrechando su mano.
- Sí, y tú Loree. Me han hablado mucho de ti. Tú serás el chico misterioso –dijo refiriéndose a Kevin.
- ¿Chico misterioso? No sé qué significará eso exactamente, pero seguramente he de ser yo. Soy Kevin.
- ¿Has venido solo? –le pregunté mientras nos sentábamos.
- No, está en el baño. “Mujeres” –comentó mirando a Kevin. Ambos se rieron mientras yo mordía un trocito de pan tostado que había como aperitivo.
Vi a Danielle aparecer por uno de los arcos del restaurante. Kevin, que estaba riéndose por un comentario que había hecho hacía unos segundos, se quedó como una estatua, serio y pálido.
- Kevin… ¿qué te pasa? –le pregunté un poco asustada.
- Hola, a todos. –dijo Danielle. También estaba seria.
- ¿Os pasa algo? –preguntó Cameron. Observando, al igual que yo, que los dos se comportaban de forma extraña y que la cara de Kevin se había vuelto más blanca que el mantel de la mesa.
- Tengo que irme –dijo Kevin levantándose de la mesa.
- ¿Por qué? ¿Te encuentras mal? –le pregunté levantándome casi al mismo tiempo.
- No, es sólo que el ambiente se ha vuelto algo… putrefacto.
- Yo también me alegro de verte –dijo Danielle.
- ¿Os conocéis? –pregunté sorprendida.
- Loree, no pensé que caerías tan bajo. –me dijo Danielle.
- ¿A qué viene eso? –le dije un tanto ofendida, agarrando a Kevin de un brazo tirando de él hacia mí, intentando que no se marchara de allí sin darme una explicación de lo que estaba ocurriendo.
- Viene a que nunca, jamás, pensé que podrías presentarte con… “algo” así –hizo un gesto con su cabeza señalando a Kevin.
- Lo único que hay aquí a lo que ni tan siquiera se le pueda definir por “algo”, eres tú –dijo Kevin. Estaba furioso y yo… muy perdida. ¿Qué les pasaba?
- Vaya… el nene pequeño al fin ha aprendido a defenderse.
- No, a lo que he aprendido es a alejarme de víboras como tú.
- ¡Basta ya! Ahora mismo vais a explicarme porqué os comportáis así. Y os advierto que si es una broma, no tiene gracia.
- Ha sido él el que se ha levantado con aire de superioridad, comportándose como si nadie estuviese a su altura, como siempre –dijo Danielle.
- ¡Fuiste tú quien dijo: basta, no yo! –gritó Kevin, haciendo que yo pegase un pequeño salto hacia atrás del susto. No me gustaban los gritos.
- ¡Fuiste tú quien se transformó en algo totalmente diferente a lo que conocía!
- ¡Totalmente diferente a lo que tú querías que fuera!
- ¡Totalmente diferente a lo que fingías ser!
- ¡Tú fuiste la única que fingía durante todo el tiempo! ¡No paraste hasta tenerme donde tú querías!
Visto que ninguno de los dos se pararía a explicarme lo que estaba pasando, me senté en la silla junto a Cameron. Esperé hasta poder coger el hilo de la discusión y así entender porqué se estaban gritando. La gente de las mesas contiguas había parado de comer para ver aquél espectáculo digno de un culebrón.
- ¿Sabes de qué va esto? –le pregunté a Cameron.
- Creo, por la forma de discutir, que estuvieron saliendo.
- Entonces… la relación no terminó muy cordial. –Me levanté y me interpuse entre los dos, a riesgo de llevarme alguna bofetada-. ¡Ya basta!
Kevin tomó aire. Su tono de piel era rojizo, y tenía una pequeña vena en el cuello más marcada que las demás.
- Sí, ya basta –dijo Kevin mirándome tristemente. Se fue cabizbajo, todavía sin darme explicaciones, dejándome allí con Danielle y su novio.
- Si quieres yo te digo lo que pasó –dijo Danielle con aire triunfal.
- No, quiero que me lo diga él.
- Pero…
- Tus explicaciones no me servirán de nada, es más, no me interesan. Quiero oírlo de sus labios.
- ¿Te estás poniendo de su parte? –preguntó un poco ofendida.
- Tan sólo quiero que me mire a los ojos y me diga la verdad.
Salí corriendo tras él. Supuso muy bien que iba a ir a buscarle. Me esperaba apoyado sobre su coche, mirando al cielo, intentando escudriñar más allá de él.
- No quiero hablar de esto – sentenció desactivando la alarma del coche.
Ni siquiera me molesté en contestar. Me metí en el vehículo sin mediar palabra ¿no era lo que él quería? Pues iba a concedérselo aunque para ello me tuviese que tragar todas las preguntas que me venían a la mente y, al parecer, él no tenía intención de responder. Empezaba a dudar seriamente si alguna vez volveríamos a vernos y el simple pensamiento me creaba un gran vacío de temor.
Me sentí mal por ser la causante involuntaria de su mal sentimiento. Apretaba con tal fuerza el volante, que tenía los nudillos blancos, como si estuviese estrujando algo o a alguien en su mente y conducía con aire ausente.
Miré por la ventanilla, intentando desintoxicarme de lo que había vivido anteriormente y relajarme con las vistas, mi pasatiempo favorito. Pero me era imposible. Intentaba buscar por mi misma los motivos, sacar conclusiones o respuestas, pero ninguna parecía tener sentido. No a menos que conociese la historia. Y ahí estaba el problema. No sabía mucho de él, de su persona.
Y, como una vocecilla en mi cabeza, recordé lo que le había dicho de la gitana vidente. ¿Danielle era entonces la persona que había causado ese daño perpetuo en Kevin?
- Para el coche – ordené con voz firme.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
*o*
gracias por el cap..
que fue lo que paso entre Kevin & Daniella? :scratch:
esperare la explicacion con ansias ^^
gracias por el cap..
que fue lo que paso entre Kevin & Daniella? :scratch:
esperare la explicacion con ansias ^^
Géne!
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
:O NOOO no puedes dejarr ahii porfaaaaaa Siguee!! :D
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