Once upon a time (Louis Tomlinson y Lila Tyler)

Me senté frente a él, esperando a que colgara el teléfono. Me dijo que terminaría en un minuto.

Estuve alrededor de cinco viendo cómo peleaba con alguien a través de la línea telefónica. Era tan cambiante, jamás lograría conocerlo por completo. A veces mostraba esa faceta de chico divertido y despreocupado y después la de un hombre de negocios, la verdad no sabía cuál de las dos me asustaba más.

—Perdón por hacerte esperar, Lila. ¿Ya tienes los papeles de contabilidad? —asentí y se los entregué. Los revisó rápido, echándoles una mirada superficial y cerró la carpeta para dejarla a su lado sobre el escritorio. Me miró fijo y se cruzó de brazos, sonrió con amargura y me dijo:

—Así que Louis ya te lo contó todo…

—Sí, ¿en serio quieren que me crea todo eso? Es decir, no suena algo absurdo que Liam quiera hacer esto sólo para derrocar una monarquía… me parece algo imposible.

—Sí, lo mismo le dije a Louis, y la verdad es sólo una suposición del por qué Liam se metió en el asunto, ya que no debería figurar para nada. Tal vez planea algo más, una pequeña venganza, o le gustas en serio, o sólo quiere jugar contigo. No lo sabemos, puede que tenga buenas como malas intenciones, todo dependerá de cómo lo veas tú.

Nos quedamos en silencio y Harry se echó para atrás en su silla.

—¿Entonces? —le pregunté.

—¿Entonces qué?

—¿Qué debo creer?

—Cree lo que quieras, hagas lo que hagas, ahora que Louis te encontró será difícil que te lo quites de encima, en especial ahora con todo esto del quiebre y las cosas de la prensa.

Me pregunté si es que la corona podía quebrar, pero eso era tan lejano como que Liam despojara a los reyes con mi ayuda. Eso pensé, hasta que me hice una idea lo que Harry podría estar hablando.

—¿Quiebre? —inquirí. Harry asintió y de un cajón del escritorio sacó una revista y me la lanzó. Era de ayer, y justo hace dos días había tenido la charla con Louis.

Vi la portada y salía un cantante que posiblemente no conocía, ya que su cara no se me hacía para nada conocida. Pero en una esquina de la portada, destacado con letras amarillas, había una foto pequeña foto de Louis con Maggie. Supuestamente deberían estar de la mano, pero la editaron para que pareciera un corazón roto.

Busqué la página desesperada y leí el encabezado: “La pareja de cuento de hadas ha terminado, ¿acaso habrá alguna bruja en el corazón del príncipe?”

Genial, ahora era la bruja. Aunque nadie lo sabía, y por lo que había dicho Louis, Maggie estaba al tanto de las cosas, así que no había nada de malo en… no, por supuesto que no había nada de malo, porque no volvería a hablar con Louis nunca más, no había forma de que nos lleváramos bien otra vez.

Seguí leyendo el artículo, se trataba sobre la fabulosa relación que tuvieron esos dos años –puaj-, de lo lindo que se veían juntos –puaj-, y del inesperado quiebre –¡al fin!- y de que extrañarían a esa pareja y que esperaban que sólo fuera algo temporal y que volvieran pronto –puaj-.

Harry me miraba esperando una reacción, ansioso. Era imposible pensar que él era mi jefe si seguíamos así.

Le devolví la revista y me puse de pie.

—¿Alguna otra cosa?

—¿Qué? No vas a decir nada, tal vez un “¡Ahora será mío!” —Harry hizo una mala imitación de mi voz, pero a estas alturas estaba harta de todo.

Era ridículo, absurdo, asfixiante, no quería tener nada que ver con esta locura, no quería enredarme más. Estaba bien con Niall, en nuestra casa, trabajando… Era feliz, o al menos eso quería creer. No había más ánimos de aventura dentro de mí, ya no era esa chica.

Me sentía como una anciana que ya había pasado de todo en sus años de vida y que lo único que quería era descansar de una buena vez. Por supuesto, no quería morir, era demasiado joven, pero sí que quería descansar y dormir unas doce horas seguidas. O una semana.

—Harry, en serio, no quiero.

—¡Vamos! Ésta no es la misma Lila que conocí en el internado, el mundo real te ha afectado, Cabello Azucarado —cerré los ojos para tenerle paciencia, seguía siendo mi jefe y no podía lanzarle ese lapicero con forma de jirafa que tenía sobre su escritorio. “Cabello Azucarado”… era como una bofetada en la cara, una bien fuerte, dolorosa y merecida.

Me sentí cansada, demasiado cansada. Ya no tenía fuerzas ni siquiera para sostenerme en pie. De pronto me sentí muy descompuesta.

Estrés no era, ni siquiera conocía el trabajo pesado con Harry. Pero el malestar seguía y no parecía querer irse en esos momentos. Me disculpé con Harry y me retiré de su oficina, seguía algo anonadado por mi falta de interés en el tema de Louis, pero él no sabía a qué grado deseaba inconscientemente arreglar todo esto de una buena vez.

(…)

—¡No abriré la puerta, espero que lo tengas claro! —escuché desde la cocina. Preparaba la cena mientras Niall veía televisión en la sala de estar cuando comenzó a sonar el timbre. Los dos sabíamos perfectamente quién era, nos había dicho en su última visita que vendría un día de estos para conversar otros asuntos pendientes con nosotros. Y justamente por eso Niall no quería abrir la puerta.

No es que fuera el momento más adecuado, ya tenía mi pijama puesto, iba descalza, despeinada, tenía la mitad de mis mangas manchadas con salsa de tomate y tampoco quería ver a Louis, pero no era maleducada, no iba a dejarlo afuera toda la noche hasta que se cansara de tocar el timbre.

—¡Si sigue tocando el timbre, sacaré la escopeta y lo mataré! —exclamó Niall, bastante fastidiado. Louis no había dejado de hacer sonar el bendito timbre una y otra vez, sin parar ni por segundo y la verdad, es que hasta yo quería matarlo si continuaba haciendo eso.

—¿Y de dónde vas a sacar una escopeta? —le pregunté mejor a Niall.

—Oh, mi querida Lila, tengo mis contactos —me reí de él y revolví un poco más el contenido de la olla. Era pasta, no es que fuera lo más lujoso o apetitoso, pero si lo más fácil y rápido de hacer una noche entre semana.

Como Niall no tenía la más mínima intención de pararse y recibir a Louis, y él ya me estaba dejando sorda e increíblemente irritada con ese estúpido timbre –el cual mañana por la mañana desactivaría aunque la vida me fuera en ello-, salí de la cocina, le pasé la cuchara a Niall para que cuidara la comida unos segundos y me dirigí a la puerta.

Que gusto le daría a Louis verme así. Y si mal no recordaba, ya me había visto miles de veces en pijama y despeinada, a estas alturas no tenía de qué avergonzarme.

Conté hasta tres y abrí la puerta cuando estuve frente a ella. Respiré tranquila, calmándome a mí misma al verlo allí, con una sonrisa y disfrazado. Ahora vestía un abrigo verde muy pomposo que le hacía ver muy gordo, una peluca rubia rizada y un bigote que de lejos se veía falso por el intenso color amarillo que tenía. Parecía más bien un payaso que un príncipe en cubierto.

—Me encanta tu nuevo estilo —le dije lo más casual que pude, pero mi corazón casi se salió por mi garganta cuando abrí la boca. Me regañé mentalmente y me dije que tenía que aparentar indiferencia, que lo debía tratar como si fuera un amigo.

Estúpida, eso era lo más difícil que me pude haber pedido.

—El tuyo igual, te ves encantadora —me respondió. Lo peor de su comentario, es que Louis no era sarcástico, así que iba en serio—. Me recuerda a cuando dormíamos juntos en el internado…

—¡Oh, ¿por qué no entras?! Que falta de modales la mía no hacerte pasar y mantenerte en el pasillo… —le interrumpí a penas lo escuché decir eso. No tenía por qué revivir el pasado, no gracias, tenía suficiente con mi propia mente que jugaba en mi contra.

Entró como si estuviera en su casa y saludó con cordialidad a Niall, a lo que éste respondió con un gruñido de mala gana sin siquiera apartar los ojos de la televisión y el partido de fútbol que transmitían a esa hora.

—Estaba a punto de servir la cena —señalé y como por arte de magia Niall se colocó de pie y me agarró del brazo, apartándome a un extremo de la habitación para que Louis no escuchara.

—¿No lo invitarás a cenar? ¿Acaso oí mal? —susurró muy enfadado.

—Tampoco quiero estar con él, pero no vamos a ser unos maleducados.

—Habla por ti, no tengo intención de comportarme con él ahora que no está su profesor.

Mientras discutíamos y debatíamos sobre la importancia de tener modales hasta con quienes nos desagradaban, Louis se iba sacando el disfraz y lo dejaba todo sobre el sofá. No pude evitar suspirar cuando se quitó el bigote y la peluca y vi sus serpenteantes ojos azules brillar junto con su rostro de alegría.

Lucía tan jovial y radiante que dejé hablando solo a Niall y dije en voz alta:

—Estoy preparando pasta, ¿quieres, Louis?

Miré de reojo a Niall, que estaba con la boca abierta, y muy impresionado. Que dejara para después la charla de padre protector y de los por qué no debía invitar a cenar a tu ex, la rabia que sentía hacia Louis también podía esperar, me había sentido tan mal estos últimos días que verlo allí con esa sonrisa me había devuelto energías perdidas hace tiempo.

Eso era peligroso, pero no me importó mucho en ese momento.

—Por supuesto, cualquier cosa que cocines la comeré encantado.

Fue la cena más tensa e incómoda de mi vida. Louis trató de alivianar el ambiente con algunos chistes, pero Niall lo fulminaba con la mirada cada vez que podía y a mí me asesinaba mientras masticaba.

Cuando acabamos, Louis comenzó a removerse en su asiento hasta que al final tomó la palabra.

—Emm… bueno, yo… venía a disculparme.

Niall se atragantó con el jugo que bebía y yo casi escupí el último bocado que me eché a la boca. Recobramos la compostura algo cohibidos por nuestras reacciones, pero Louis hizo como que no lo notó.

—Venía a disculparme por haber hecho que los expulsaran de la escuela. La otra vez no pude hacerlo, ya que Lila se encerró en su cuarto y no me dejó terminar de hablar —no me sentí culpable en absoluto, necesitaba de mi tiempo para asimilar lo que había relatado—. Así que ahora vengo a hacerlo, porque les debo esa disculpa.

—Bueno, eso no nos devolverá los meses que nos faltaron para graduarnos —le espetó Niall.

—Sí… a ese punto quería llegar —carraspeó nervioso—. ¿Recuerdan al profesor Blitter? ¿Mi profesor particular? Bien, él está dispuesto a impartirles clases durante los meses que les faltó para que puedan graduarse. Tiene muchos contactos con universidades y escuelas, sin mencionar que yo puedo mover algunas cosas para que saquen el diploma y puedan postular a una universidad o hacer lo que quieran, pero graduados.

Tenía la boca seca. No podía articular ninguna palabra, aunque no era un problema porque tampoco se me ocurría nada que decir.

Louis nos miró a ambos esperando una respuesta, pero Niall estaba en las mismas condiciones que yo, atónitos y algo impresionados. De todas las cosas que pudo haber dicho o hecho Louis, jamás me esperé algo como esto.

Es que era demasiado grande para ser verdad, ¿poder graduarnos al fin? Era imposible… Y sin embargo, ahí lo teníamos, a nuestro futuro gobernador dándonos la oportunidad de nuestras vidas. Por muy enfadada que estuviera con Louis, por más orgullo que tuviera, no era tan estúpida como para desaprovechar esta oportunidad. No era interesada ni me importaba el poder que tenía Louis como para poder lograr lo que nos proponía, pero lo que acababa de decirnos podría mejorar mi futuro y el de Niall a un nivel increíble. Podría estudiar en una universidad… era mi sueño, por lo que tanto estudié y me esforcé todos esos años en la escuela…

—¿Y? ¿Qué dicen? —inquirió cuando no dijimos nada alrededor de dos minutos completos.

—¿Cuál es el truco? La trampa. No harás esto porque sí, ¿cierto? —era mucho pedir que Niall volviera a confiar en Louis, así que no reproché nada cuando lo encaró de esa forma, como si fuera un estafador. En parte lo era, algún propósito debía tener Louis para hacer eso, una simple disculpa no le podría bastar.

—No hay nada turbio de por medio, sólo quiero que Lila me perdone… y como tú también saliste perjudicado y eres su amigo… Ok, quiero que Lila olvidé lo que hice, ¿de acuerdo? Lila, escúchame, no descansaré hasta solucionar lo que hice, el daño que causé, quieras o no te ayudaré en lo que pueda, y si eso significa ir en contra de mis padres y hacer hasta lo imposible para que te gradúes, lo haré, ¿y sabes por qué?

—No, no quiero saber por qué —le corté. Niall me observó impresionado. El discurso de Louis había sido muy bonito, incluso llegué a enternecerme, pero ya podía deducir por dónde iba la cosa. Era justo lo que Harry me había contado en su oficina, Louis haría cualquier cosa para acercarse a mí otra vez.

Tal vez debiera sentirme halagada y de muerte, como en esas películas románticas donde la protagonistas es una idiota enamoradiza y adolescente, pero ya tenía 19 años y conocía a Louis y había perdido la fe en varias cosas, y una de ellas era en un posible reencuentro y reconciliación. Y como una de ellas ya había sucedido, estaba decidida a no dejar que ocurriera la segunda, reconciliarme con Louis sólo traería más problemas, y no quería tener que vérmelas con su madre otra vez, en especial ahora que se había hecho público el rompimiento de Louis con Maggie, lo que significaba claramente que la estaba desafiando ante todo el mundo.

No, que me dejaran afuera de sus peleas familiares, si él quería librarse de la bruja de su madre, adelante, pero que lo hiciera sin mí, yo podía enterarme cómodamente a través de una revista de chismes o incluso en el noticiero de la tarde.

Louis me analizó con su mirada, yo bajé la mía para que no descubriera el revoltijo de cosas que tenía en la cabeza por su culpa.

—De acuerdo, respeto eso, pero no pueden decir que no a graduarse —dijo después.

Niall se colocó de pie y me pidió que lo acompañara a su habitación, le dijo a Louis que regresaríamos en seguida y nos marchamos.

Allí me planteó los pros y los contras de aceptar. Me dijo que seguía sin confiar en Louis, pero que sí lo hacía en el profesor Blitter, que ese era su único argumento para aceptar.

A pesar de que sabía los fines ocultos de Louis, y los cuales no me hacían sentir como una chica enamorada ni en el dedo meñique, yo sí confiaba en él por el hecho de que ya lo conocía y que, si se había arriesgado a hacer y plantearnos todo ese plan, era porque en realidad lo iba a cumplir. Y porque lo conocía.

Nos pusimos de acuerdo y regresamos al comedor.

—Bien, aceptamos —le dije con voz monótona para que no notara lo emocionada y eufórica que me encontraba con la nueva perspectiva que tenía de mi futuro.

—¡Gracias, Lila!... Y Niall… —añadió rápidamente. Se levantó de su silla y se acercó a mí, hizo el ademán de abrazarme, pero mejor se quedó en su lugar y después hubo un silencio incómodo.

—Genial, ahora te puedes ir —dijo Niall, como quien no quiere la cosa. Le pegué un codazo, pero no tan fuerte porque eso era justo lo que estaba pensando.

—No se preocupen, yo estaba por irme…

—¡Espera! —le grité de pronto, una idea había cruzado por mi mente y no podía dejarlo ir antes de proponérsela—. Aún no te vayas, Lou —sabía de antemano que con llamarlo así, había ganado la batalla. Su mirada se suavizó y volvió a plantarse frente a mí—. Puede que te perdone un octavo de lo que hiciste si…

(…)

—¡Lila! ¡Lila, ven pronto, por favor, no sé qué hice, el agua no deja de salir! —escuché que gritaba Louis desde la cocina. Con Niall corrimos a toda prisa y vimos divertidos como Louis estaba lleno de espuma hasta el cabello y el rostro, sin saber cómo cerrar la llave del agua y con dos platos rotos en el piso, sin mencionar inundado.

—Oh, ya aprenderás cómo cerrar la llave —le dije sin dejar de reírme. Louis me dedicó una mirada suplicante, pero la pasé por alto, ahora quería divertirme—. ¡Que esos platos brillen, Tomlinson! —le grité mientras le daba la espalda junto con Niall para ir a ver televisión.

Oh, ya sabía que después de esa noche nos quedaríamos sin platos, pero valía la pena si con eso Louis demostraba que sabía lavarlos.

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Perdón por haber tardado tanto /: he estado demasiado ocupada con la escuela XD estoy a un mes de terminar por completo la escuela, así que estoy muy ajetreada con eso :P