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Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 1 de 8. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
NOMBRE: por los servicios prestados
AUTOR: Anne Marie Winston
ADAPTACION: SI
GENERO: hot y ciertas partes son romanticas
OTRAS PAGINAS: sip
ADVERTENCIAS: es una corta no son mas de 10 caps :(
Quizá se hubiera llevado su inocencia, pero era su corazón lo que le interesaba...
Habían trabajado juntos muchos años, pero el experto en seguridad Nick Deering jamás habría imaginado lo que se escondía bajo las holgadas ropas de su empleada. La noche en que _____ Smith cumplía veintinueve años Nick ya no tuvo que imaginar nada. Harta de ser virgen, ______ anunció que estaba dispuesta... y Nick ofreció su colaboración generosamente. El problema fue que, una vez que su relación pasó de lo estrictamente profesional a lo deliciosamente personal, Nick supo que había llegado el momento de revelar su pasado si quería que ______ y él pudieran tener futuro juntos.
chicas esta nove me enknto y espero q a ustedes tambien ...
bueno la pregunta ¿la sigo?
AUTOR: Anne Marie Winston
ADAPTACION: SI
GENERO: hot y ciertas partes son romanticas
OTRAS PAGINAS: sip
ADVERTENCIAS: es una corta no son mas de 10 caps :(
Quizá se hubiera llevado su inocencia, pero era su corazón lo que le interesaba...
Habían trabajado juntos muchos años, pero el experto en seguridad Nick Deering jamás habría imaginado lo que se escondía bajo las holgadas ropas de su empleada. La noche en que _____ Smith cumplía veintinueve años Nick ya no tuvo que imaginar nada. Harta de ser virgen, ______ anunció que estaba dispuesta... y Nick ofreció su colaboración generosamente. El problema fue que, una vez que su relación pasó de lo estrictamente profesional a lo deliciosamente personal, Nick supo que había llegado el momento de revelar su pasado si quería que ______ y él pudieran tener futuro juntos.
chicas esta nove me enknto y espero q a ustedes tambien ...
bueno la pregunta ¿la sigo?
Última edición por mell_jonatik el Lun 06 Ago 2012, 4:08 pm, editado 1 vez
jamileth
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
NO SE PREGUNTA MUJER SEGUILAAAAA
PRIMERA LECTORA :D
PRIMERA LECTORA :D
M i c a e l a
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
MicaCrazy escribió:
NO SE PREGUNTA MUJER SEGUILAAAAA
PRIMERA LECTORA :D
bienvenida y mas tarde subo el primer cap :D
jamileth
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
Holiss!Nueva Lectora, creo que la tercera!
Me encanto la sinopsis!Espero que subas pronto
PD: Si puedes pasate por mis noves!
Me encanto la sinopsis!Espero que subas pronto
PD: Si puedes pasate por mis noves!
Sunny
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
Hola mell aqi estoy como siempre
apoyandote en tu nueva nove
siguela pronto plis
apoyandote en tu nueva nove
siguela pronto plis
Nani Jonas
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
CIIIIIIEELLOOOSS ESTA NOOOVEE PROOOMEETEEEE!!!!!
NUEEVAA LEEECTOORAAAA
NUEEVAA LEEECTOORAAAA
chelis
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
aranzhitha escribió:
segunda lectora
Me encanta
Siguela!!!
bienvenida!!! gracias x pasarte :D
jamileth
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
Luciana. escribió:
Holiss!Nueva Lectora, creo que la tercera!
Me encanto la sinopsis!Espero que subas pronto
PD: Si puedes pasate por mis noves!
sii ya subo cap :D
y x cierto yo leo tus 3 noves las q stas subiendo :D
te puedes pasar por mis otras noves ???
las q dicen nuevas :D
jamileth
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
Nani Jonas escribió:
Hola mell aqi estoy como siempre
apoyandote en tu nueva nove
siguela pronto plis
gracias nani x apoyarme :D
y bienvenida :D
jamileth
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
chelis escribió:
CIIIIIIEELLOOOSS ESTA NOOOVEE PROOOMEETEEEE!!!!!
NUEEVAA LEEECTOORAAAA
bienvenida :D
jamileth
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
bueno chicas gracias por comentar :D
y gracias a todas x pasarse ya les subo cap :D
CAPITULO 01
—Por favor, dime que es el último.
Nick Deering levantó sus poderosos brazos por encima de la cabeza para estirarse. Le dolía la espalda de estar tantas horas sentado y su terapeuta le echaría una bronca, pero necesitaba contratar a alguien, de modo que tenía que terminar con las entrevistas de una vez por todas. Suspirando, dejó las gafas encima de un montón de papeles y se levantó para estirar un poco la pierna izquierda. Nunca había vuelto a ser el mismo desde que le dispararon, pero estaba mucho mejor de lo que nadie hubiera podido esperar, así que no podía quejarse.
—¿Te encuentras bien? —_____ Smith, la subdirectora de Servicios de Protección Personal, S.A., levantó la mirada del curriculum al que estaba echando un vistazo para clavar en él sus ojazos castaños.
—Sí —suspiró Nick, volviendo a ponerse las gafas—. Vamos a terminar con esto de una vez.
Habían sido unos años emocionantes, pensó. SPP había empezado siendo una agencia pequeña, pero pronto empezó a crecer. Un mes antes se había percatado de que necesitaban un ayudante para Doug, el jefe del departamento de investigación, porque tenían demasiado trabajo. Le alegraba que su empresa, afincada en Virginia, pudiera responder a tantas necesidades, desde secuestros en casos de custodia a análisis de seguridad para residencias familiares o servicios de guardaespaldas, pero le obligaba a trabajar doce horas al día.
A él y a _____ Smith, claro. Sin ella, no habría podido llegar donde estaba.
—Este es el último —Del parecía tan aliviada como él mientras dejaba una última carpeta sobre su mesa.
—¿Qué te parece? —preguntó Nick, echándole un vistazo al curriculum.
_____ se encogió de hombros. Como siempre, llevaba una camisa de hombre y, debajo, una camiseta de SPP, seguramente de la talla de Nick. Sospechaba que había un par de pechos decentes debajo de toda esa tela, pero en siete años jamás la había visto con otra cosa que camisas anchas y pantalones vaqueros o la chaqueta negra que usaba para recibir a los clientes. Y tampoco era algo que pudiese preguntar: «Oye, _____, ¿qué talla de sujetador usas?». No, seguramente no sería buena idea.
Sin saber lo que estaba pensando, Del sacudió la cabeza mientras colocaba unos papeles.
—Sanders sería bastante competente, pero si quieres que te diga la verdad no he visto nada especial en él.
Nick asintió, intentando concentrarse en los potenciales empleados que habían pasado la tarde entrevistando.
—Estoy de acuerdo. Quizá tengamos suerte con el próximo.
Sonriendo, _____ se dirigió a la puerta.
—Es posible.
Nick la observó, en silencio. Sabía que debajo de esos vaqueros caídos y de la camisa enorme había una mujer esbelta, pero la ropa ancha impedía que viese los detalles. Y durante los siete años que llevaban trabajando juntos, se había empezado a obsesionar con verla sin ropa… o, más bien, verla con una ropa que permitiese distinguir su figura.
Aquel día, como siempre, su larguísima melena de color castaño estaba sujeta en una trenza que colgaba por fuera de la gorra de béisbol que llevaba siempre y que, al moverse, capturaba su mirada como si se estuviera desnudando delante de él. ¿Cómo sería esa melena, suelta, cayendo en cascada sobre su espalda? Resultaba difícil creer que, después de tantos años trabajando juntos todos los días, jamás la hubiese visto con el pelo suelto.
Nick se dejó caer en la silla de nuevo. Dudaba que alguno de los empleados supiera cómo le gustaba su subdirectora y era mejor así. Además, no tenía intención de hacer nada al respecto.
No, lo último que necesitaba era una relación amorosa. Y menos con alguien que trabajaba con él. SPP era la única amante para la que tenía tiempo. Una mujer de carne y hueso jamás se contentaría con las horas que le quedaban libres después de trabajar, las llamadas urgentes y la respuesta inmediata que ciertos casos requerían.
La puerta del despacho se abrió y _____volvió a entrar con una mujer de chaqueta y pantalón oscuro. La chaqueta era ancha, sin forma, de las que se hacen para esconder un arma. Aunque estaba seguro de que aquel día no la llevaba.
_____ se sentó al lado de Nick, con su curriculum en la mano.
—Karen Munson. Karen, te presento a Sam Deering, director y propietario de SPP.
La mujer asintió con la cabeza.
—La señora Munson tiene estudios de Derecho Penal —le informó _____, mirando el curriculum—. Empezó como policía en Miami, consiguió entrar en Homicidios y luego solicitó un puesto en el FBI… Su expediente incluye secuestros familiares e investigación criminal.
—Llámeme Karen —sonrió ella. No había ningún coqueteo en esa sonrisa y, afortunadamente, no parecía haberlo reconocido.
Mejor. Lo último que necesitaba era una empleada que se pusiera en contacto con la prensa. Nueve años atrás había tenido que sufrir tal acoso periodístico que decidió desaparecer del mapa. Ni siquiera _____conocía su pasado.
Había pensado contárselo alguna vez, sobre todo cuando le costaba trabajo hacer cualquier movimiento. Pero ella nunca le preguntó por qué o quién le había disparado y en los últimos años había mejorado tanto que, a veces, hasta olvidaba que llevaba dos balas dentro de su cuerpo.
—¿Por qué se salió del FBI, señora Munson? —preguntó Nick, mirando su curriculum.
—Porque tuve un hijo —contestó ella—. Quería un trabajo con un horario normal.
—Pero aquí no siempre tendrá un horario de trabajo normal —le advirtió él.
—Lo sé. He leído la información que dan sobre el puesto, pero mis circunstancias han cambiado y ya no hay problema con los horarios.
—¿No tiene que cuidar de su hijo? —preguntó _____.
Karen Munson apretó los labios, apartando la mirada.
—Mi hijo murió —dijo en voz baja—. Francamente, señor Deering, cuanto más trabajo tenga, mejor —añadió, irguiéndose en la silla—. Como puede ver, tengo experiencia en varios departamentos.
La entrevista duró media hora, más de lo que habían estado con el resto de los candidatos. Cuando terminó, Nick había contratado a Karen Munson como ayudante para el jefe del departamento de investigación.
Después de un apretón de manos, _____ la acompañó a recepción para darle la documentación que tendría que cumplimentar durante el fin de semana. Cuando Nick estaba cerrando la puerta, sonó el intercomunicador.
—¿Qué pasa, Peg?
Peggy Doonen era la recepcionista-secretaria, encargada, sobre todo, de filtrar llamadas y visitas.
—¡Que es hora de irse, eso es lo que pasa! —contestó ella, con su habitual sentido del humor—. Pensé que habías dicho que tendríamos un fin de semana tranquilo.
—Y así es. ¿Qué ocurre? —sonrió Nick. No solía bromear con sus empleados, pero Peggy era una fuerza de la naturaleza. Además de encargarse del teléfono y la intendencia, era la payasa de la empresa y la que organizaba las fiestas. Un par de años atrás incluso había añadido en su descripción de actividades: «Alegrar la vida de los empleados». Y merecía la pena haberle dado un aumento de sueldo, pensó Nick. En la oficina había un ambiente estupendo y sus empleados formaban un buen equipo que solía llevarse bien a pesar de tener personalidades diferentes.
—Es el cumpleaños de _____ por si nadie se acuerda —siguió Peggy—. Y vamos a invitarla a cenar. Así que, a menos que tengáis que hacer algo horriblemente urgente, nos vamos. De hecho, ¿por qué no te relajas un poquito y vienes con nosotros?
—No, gracias —contestó Nick automáticamente—. Eso podría inhibir a la gente.
—Qué bobada —replicó Peggy—. Si cambias de opinión, estaremos en el pub O'Flaherty. Hemos quedado a las ocho.
—Que lo paséis bien —sonrió él.
El cumpleaños de _____ Smith. Nick sacudió la cabeza. Llevaba siete años trabajando para él, desde que abrió la empresa. Era su persona de confianza… y ni siquiera sabía que fuera su cumpleaños.
Nick se encogió de hombros. Eso era parte del trabajo de Peggy, recordar los cumpleaños de todo el mundo. Enviaba tarjetas de la empresa en las que él ponía su firma cuando Peg se las colocaba bajo la nariz y organizaba comidas o cenas para celebrarlos. Aunque él nunca había ido…
El intercomunicador volvió a sonar.
—Dime.
—La señora Munson se ha ido. Empezará a trabajar el lunes, a las nueve —le dijo _____—. Si no necesitas nada más, me voy.
—No, gracias. Nos vemos el lunes.
—Que tengas un buen fin de semana. Hasta el lunes.
—Oye,_____ .
—¿Sí?
—Feliz cumpleaños.
—Ah —parecía sorprendida y contenta y Nick agradeció que Peggy se lo hubiera recordado—. Muchas gracias.
—Te cantaría el cumpleaños feliz, pero lo lamentaríamos los dos.
—Haremos como si ya me lo hubieras cantado —sonrió_____ —. A ver… Oye, qué bonita, gracias por la hermosa serenata —rió, con aquella risa suya, tan ronca, tan sexy.
Le gustaba hacerla reír, aunque lo hacía en raras ocasiones. _____era una de las personas más serias que había conocido nunca. Cuando había un problema en la oficina, se concentraba por completo. Y en su trabajo, solía haber muchos problemas.
—Que lo pases bien.
—Gracias. Tú también.
Nick se quedó un momento mirando el intercomunicador, deseando que _____ no tuviera que marcharse. Pero era una tontería.
«No seas ridículo, Deering. No pensarás liarte con una empleada tuya».
Eso, asumiendo que _____ estuviera interesada, claro. Que él supiera, nunca había salido con nadie del trabajo. De hecho, no recordaba que hubieran hablado nunca sobre su vida personal, de modo que no sabía si salía con alguien o no. Era soltera cuando la contrató y estaba casi seguro de que seguía siéndolo. Ningún marido aguantaría que trabajase tantas horas. Estaba con él más tiempo del que estaba en su casa.
Iba hacia su casa cuando la idea apareció en su cabeza.
¿Por qué no?
«Peggy te ha invitado», se recordó a sí mismo.
«Sí, pero no te ha invitado de verdad, sólo para quedar bien».
«No, Peggy es una persona que dice lo que siente».
«A los demás empleados no les gustaría.»
«¿Y tú cómo lo sabes? Te invitan siempre, pero no has ido nunca».
Muy bien. Iría aquella vez para ver por qué todo el mundo hablaba tanto de los cumpleaños que organizaba Peggy. Y porque era _____. Después de todo, era la segunda de a bordo y debía reconocer de algún modo el buen trabajo que hacía. Decidido, Nick se dirigió a la avenida Fairfax, donde sabía que estaba el pub O'Flaherty.
Mientras estaba parado en un semáforo, miró su reloj. Las nueve y cuarto. Llegaba muy tarde, pero era mejor. Así, sus empleados verían que sólo había pasado por allí un momento para felicitar a _____, no para estropearles la fiesta. Además, ya habrían terminado de cenar.
Aparcó frente al pub y acababa de entrar por la puerta cuando los vio. Los empleados de SPP ocupaban tres mesas.
No, un momento. Había una pelirroja muy delgada que no era empleada suya. Muy delgada por todas partes excepto por una, donde debía llevar implantes de silicona. Estaba al lado de Gerald Walker, un antiguo agente federal que trabajaba con Doug en el departamento de investigación.
Walker había sufrido un amargo divorcio diez años antes. Nick lo sabía porque una noche, poco después de montar la empresa, lo llamó para hacerle una consulta después de las horas de trabajo y el hombre llegó a su despacho con la peor resaca que había visto nunca.
—He visto a mi ex hoy por primera vez en varios años —le contó—. Tenía que elegir entre beber o liarme a puñetazos con la pared.
Nick sacudió la cabeza, recordando, mientras se abría paso entre la gente. En el grupo había otra mujer a la que no conocía, una chica con una larguísima melena de color castaño rojizo. Llevaba un vestidito negro sin mangas que dejaba al descubierto unos brazos delgados pero fuertes y un buen escote. Y ninguna de sus empleadas tenía un escote como ése.
Estaba de perfil, hablando con uno de los contables. Por culpa del pelo no podía ver si la cara era tan interesante como el cuerpo pero, de todas formas, se preguntó qué hacía un pedazo de mujer así con un contable más bien gordito.
Pero… ¿dónde estaba _____?, pensó, mirando alrededor.
—¡Nick! ¡Cuánto me alegro de que hayas venido! —exclamó Peggy al verlo—. Chicos, ha venido el jefe.
Inclinando un poco la cabeza, Nick se dirigió hacia ellos, sabiendo que la mitad del pub estaba pendiente de él. Había sido una estupidez ir al cumpleaños, se dijo. Aquél era el sitio perfecto para que lo reconocieran. Y eso era precisamente lo que no quería. Él no solía ir a bares o restaurantes y casi no recordaba cuándo fue la última vez que había salido de copas.
Pero Peggy ya había encontrado una silla para él y todos se apretaban para hacerle sitio. A su lado, Grover, el contable, y una de las chicas a las que no conocía.
Sin embargo, cuando ella levantó la cabeza, Nick comprobó que sí la conocía. La chica de la melena castaña y la increíble figura tenía el rostro ovalado de _____, los aterciopelados ojos castaños de _____ y el hoyito en la barbilla de _____.
Dios santo. Era como si le hubieran pegado un puñetazo en el estómago. Afortunadamente, no le había preguntado a Peggy dónde estaba.
—Hola, _____ —la saludó, haciendo un esfuerzo sobrehumano para actuar con normalidad—. Feliz cumpleaños. Otra vez.
—Te has perdido la tarta —dijo alguien.
—No pasa nada.
Nick seguía mirando a_____ , incapaz de entender cómo su eficaz y seria subdirectora se había convertido en… aquel pedazo de bombón.
Y era un bombón. En lugar de la típica camisa ancha, llevaba un vestidito negro ajustado…
lo llenaba a la perfección y estaba seguro de que no había pasado por el quirófano.
—¿No tienes nada que decir sobre la transformación de _____? —preguntó Peggy—. Nosotros hemos pasado a su lado sin reconocerla.
—Yo habría hecho lo mismo —consiguió decir Nick, apartando los ojos del escote de su subdirectora—. Menos mal que no va a la oficina así o tendríamos a los clientes haciendo cola para verla.
La camarera se acercó y Nick pidió una cerveza. _____ pidió otra copa, un líquido verde con hierbas. Pero nadie más pidió nada.
—Mejor no —dijo Sally, del departamento de administración—. Yo tengo que irme a casa para darle de comer a mis perros.
—Mi mujer me está esperando para cenar —se disculpó el jefe del departamento de seguridad personal.
Uno por uno, todos empezaron a despedirse, hasta que sólo quedaron Walker y la pelirroja, Peggy, _____ y él. Unos minutos después, Peggy también se levantó.
—Mi hijo pequeño tenía un partido de fútbol esta noche y me parece que llego a tiempo para recogerlo —sonrió, inclinándose para besar a _____ en la mejilla—. Nos vemos el lunes, guapa. Adiós, jefe, adiós Walker. Jennifer, encantada de conocerte.
—Lo mismo digo —dijo la pelirroja con una vocecita de niña pequeña que sonaba demasiado falsa para ser auténtica. Era la primera vez que hablaba y Nick no pudo evitar mirar a _____ con gesto de incredulidad.
Cuando ella le devolvió la mirada, había un brillo de burla en sus ojos castaños y Nick casi podía traducir lo que estaba pensando: «¿Esta chica de qué va?».
Entonces empezó a sentirse un poco más cómodo. Había cambiado su exterior, pero seguía siendo la misma; la persona con la que tenía una increíble habilidad para comunicarse sin palabras.
—Adiós —se despidieron _____ y Nick a la vez. Cuando Peggy desapareció, en la mesa hubo un incómodo silencio.
—Bueno, Walker, hemos contratado a una ayudante para el departamento de investigación —dijo ella, intentando salvar la situación—. Tiene mucha experiencia y será un buen complemento para Doug y para ti.
El equipo de investigación asistía a menudo en los casos de secuestro por temas de custodia, en los que Walker era un experto.
—¿Una mujer?
_____ asintió.
—Una mujer muy competente.
—Estupendo —dijo él—. Desde que recuperamos a esa niña que habían secuestrado sus parientes en Francia, tenemos más trabajo del que Doug y yo podemos abarcar. Alguien que tenga experiencia en el asunto es justo lo que necesitamos. Y seguramente es bueno incluir a una mujer en el equipo.
—¿Eres detective? —preguntó Jennifer, pestañeando como una muñeca—. No me lo habías dicho. ¡Qué emocionante!
—No te creas —dijo Walker. Parecía como si la corbata lo estuviera ahogando, pero no llevaba corbata.
Nick volvió a mirar a la pelirroja. Debajo de los kilos de maquillaje, parecía muy jovencita. Demasiado jovencita.
—¿A qué te dedicas, Jennifer? —preguntó_____ , como siempre, como si hubiera leído sus pensamientos.
—Ah, soy modelo —contestó la chica—. Bueno, quiero serlo. Ahora mismo estoy estudiando en la escuela Barbizon y trabajo en el departamento de maquillaje de Bloomingdale's.
¿Una aspirante a modelo? Debía tener por lo menos veinte años menos que Walker. ¿Qué estaba intentando probar aquel hombre? Nick dio un respingo cuando alguien le pegó una patada en la espinilla por debajo de la mesa. Se volvió para mirar a_____ , pero ella miraba a Jennifer con una inocente sonrisa en los labios.
—Ser modelo tiene que ser una profesión difícil —le dijo, con un falsísimo tono de interés.
—Ya te digo —suspiró Jennifer—. Pero también tiene que ser divertido ser la secretaria de estos chicos.
— _____no es la secretaria de nadie —explicó Walker—. Es mi jefa.
—Ah, tu jefa —sonrió Jennifer, como si no entendiera muy bien ese concepto—. Pues estando en un equipo de dirección, deberías aprender a optimizar tus talentos. Yo podría hacerte un cambio de imagen en un momento. Por ejemplo, estarías mucho mejor con un wonderbra y…
—Bueno —la interrumpió Walker—. Jennifer y yo tenemos que marcharnos._____ , espero que lo hayas pasado bien. Nos vemos el lunes, chicos.
Después de eso, se retiró prácticamente arrastrando a Jennifer hasta la puerta.
Nick lo observó, sin poder disimular una sonrisa.
—¿Optimizar tus talentos?
_____ no pudo contenerse más y soltó una carcajada. Su risa era contagiosa y, unos segundos después, Nick estaba riendo con ella.
—Un cambio de imagen… Si pudiera verme a diario saldría corriendo.
—Seguramente ya ha pasado su hora de irse a la cama —dijo Nick.
—Yo creo que Walker se ha vuelto loco —suspiró _____—. ¿Cómo puede salir con esa chica?—¿Quieres que te lo explique yo?
—Además de las razones obvias, quiero decir. ¿Qué pueden tener en común?
—¿Qué más necesitan? —bromeó Nick. Nada más decirlo se dio cuenta de que el comentario había sido una metedura de pata. Aunque a menudo se había preguntado cómo sería _____fuera de la oficina, nunca había compartido con ella un momento íntimo, ni, por supuesto, había deseado tomarla entre sus brazos.
Nervioso, se aclaró la garganta.
—Parece que nos han abandonado.
—No solemos quedarnos hasta muy tarde —le dijo ella—. Una copa, a veces una cena y ya está. Casi todos tienen familia —añadió, buscando su bolso—. Te agradezco que hayas venido, pero no tienes por qué quedarte.
—Ya lo sé —murmuró Nick, observando cómo se movía el vestido cada vez que ella se movía. De repente, volver a su solitario apartamento le parecía insoportable—. Pero estoy muerto de hambre, no he cenado. ¿Te importa tomar otra copa mientras yo pido algo de comer?
—¿Estás seguro? No lo harás por pena, ¿verdad?
Nick sonrió.
—Lo hago por hambre. Como solo demasiadas veces. ¿Por qué no te quedas?
No debería animarla. Estaba acostumbrado a comer solo y lo último que necesitaba era que su subdirectora pensara que estaba intentando ligar con ella. Sin embargo, esperaba atentamente su respuesta.
—De acuerdo —contestó _____, después de pensárselo un momento—. No tengo prisa por volver a casa.
—¿No tienes perro?
—Ni siquiera un canario —sonrió ella—. Mi jefe es muy exigente y nunca sé a qué hora voy a volver a casa.
—Nunca te has quejado. De hecho, sueles quedarte más tarde que yo en la oficina.
_____ se encogió de hombros y el gesto hizo que el vestido se pegara a sus curvas. Entonces se resbaló una de las tiras que lo sujetaban y ella se la volvió a colocar, con gesto impaciente.
—Como he dicho, no tengo prisa por volver a casa.
Nick tuvo que concentrarse para formar una frase coherente.
—Yo tampoco. Y agradezco la compañía.
Era verdad. Lo estaba pasando bien. Aunque _____ era más que eficiente y no le daba miedo opinar en la oficina sobre lo que hiciera falta, nunca tenían tiempo para hablar de cosas personales. Nick había descubierto más cosas sobre ella esa noche que en siete años.
—¿Vas a contarme el porqué de la transformación? Estás estupenda, pero es un cambio increíble.
—Mi madre me regaló este vestido por mi cumpleaños —suspiró ella—. Normalmente, las cosas que me manda son tan tremendas que no me las pondría ni muerta. Éste no estaba mal, así que…
—¿Y por qué te envía cosas tremendas?
Los ojos de _____ se oscurecieron mientras tomaba un sorbo de su copa.
—Porque así es mi madre: tremenda.
y gracias a todas x pasarse ya les subo cap :D
CAPITULO 01
—Por favor, dime que es el último.
Nick Deering levantó sus poderosos brazos por encima de la cabeza para estirarse. Le dolía la espalda de estar tantas horas sentado y su terapeuta le echaría una bronca, pero necesitaba contratar a alguien, de modo que tenía que terminar con las entrevistas de una vez por todas. Suspirando, dejó las gafas encima de un montón de papeles y se levantó para estirar un poco la pierna izquierda. Nunca había vuelto a ser el mismo desde que le dispararon, pero estaba mucho mejor de lo que nadie hubiera podido esperar, así que no podía quejarse.
—¿Te encuentras bien? —_____ Smith, la subdirectora de Servicios de Protección Personal, S.A., levantó la mirada del curriculum al que estaba echando un vistazo para clavar en él sus ojazos castaños.
—Sí —suspiró Nick, volviendo a ponerse las gafas—. Vamos a terminar con esto de una vez.
Habían sido unos años emocionantes, pensó. SPP había empezado siendo una agencia pequeña, pero pronto empezó a crecer. Un mes antes se había percatado de que necesitaban un ayudante para Doug, el jefe del departamento de investigación, porque tenían demasiado trabajo. Le alegraba que su empresa, afincada en Virginia, pudiera responder a tantas necesidades, desde secuestros en casos de custodia a análisis de seguridad para residencias familiares o servicios de guardaespaldas, pero le obligaba a trabajar doce horas al día.
A él y a _____ Smith, claro. Sin ella, no habría podido llegar donde estaba.
—Este es el último —Del parecía tan aliviada como él mientras dejaba una última carpeta sobre su mesa.
—¿Qué te parece? —preguntó Nick, echándole un vistazo al curriculum.
_____ se encogió de hombros. Como siempre, llevaba una camisa de hombre y, debajo, una camiseta de SPP, seguramente de la talla de Nick. Sospechaba que había un par de pechos decentes debajo de toda esa tela, pero en siete años jamás la había visto con otra cosa que camisas anchas y pantalones vaqueros o la chaqueta negra que usaba para recibir a los clientes. Y tampoco era algo que pudiese preguntar: «Oye, _____, ¿qué talla de sujetador usas?». No, seguramente no sería buena idea.
Sin saber lo que estaba pensando, Del sacudió la cabeza mientras colocaba unos papeles.
—Sanders sería bastante competente, pero si quieres que te diga la verdad no he visto nada especial en él.
Nick asintió, intentando concentrarse en los potenciales empleados que habían pasado la tarde entrevistando.
—Estoy de acuerdo. Quizá tengamos suerte con el próximo.
Sonriendo, _____ se dirigió a la puerta.
—Es posible.
Nick la observó, en silencio. Sabía que debajo de esos vaqueros caídos y de la camisa enorme había una mujer esbelta, pero la ropa ancha impedía que viese los detalles. Y durante los siete años que llevaban trabajando juntos, se había empezado a obsesionar con verla sin ropa… o, más bien, verla con una ropa que permitiese distinguir su figura.
Aquel día, como siempre, su larguísima melena de color castaño estaba sujeta en una trenza que colgaba por fuera de la gorra de béisbol que llevaba siempre y que, al moverse, capturaba su mirada como si se estuviera desnudando delante de él. ¿Cómo sería esa melena, suelta, cayendo en cascada sobre su espalda? Resultaba difícil creer que, después de tantos años trabajando juntos todos los días, jamás la hubiese visto con el pelo suelto.
Nick se dejó caer en la silla de nuevo. Dudaba que alguno de los empleados supiera cómo le gustaba su subdirectora y era mejor así. Además, no tenía intención de hacer nada al respecto.
No, lo último que necesitaba era una relación amorosa. Y menos con alguien que trabajaba con él. SPP era la única amante para la que tenía tiempo. Una mujer de carne y hueso jamás se contentaría con las horas que le quedaban libres después de trabajar, las llamadas urgentes y la respuesta inmediata que ciertos casos requerían.
La puerta del despacho se abrió y _____volvió a entrar con una mujer de chaqueta y pantalón oscuro. La chaqueta era ancha, sin forma, de las que se hacen para esconder un arma. Aunque estaba seguro de que aquel día no la llevaba.
_____ se sentó al lado de Nick, con su curriculum en la mano.
—Karen Munson. Karen, te presento a Sam Deering, director y propietario de SPP.
La mujer asintió con la cabeza.
—La señora Munson tiene estudios de Derecho Penal —le informó _____, mirando el curriculum—. Empezó como policía en Miami, consiguió entrar en Homicidios y luego solicitó un puesto en el FBI… Su expediente incluye secuestros familiares e investigación criminal.
—Llámeme Karen —sonrió ella. No había ningún coqueteo en esa sonrisa y, afortunadamente, no parecía haberlo reconocido.
Mejor. Lo último que necesitaba era una empleada que se pusiera en contacto con la prensa. Nueve años atrás había tenido que sufrir tal acoso periodístico que decidió desaparecer del mapa. Ni siquiera _____conocía su pasado.
Había pensado contárselo alguna vez, sobre todo cuando le costaba trabajo hacer cualquier movimiento. Pero ella nunca le preguntó por qué o quién le había disparado y en los últimos años había mejorado tanto que, a veces, hasta olvidaba que llevaba dos balas dentro de su cuerpo.
—¿Por qué se salió del FBI, señora Munson? —preguntó Nick, mirando su curriculum.
—Porque tuve un hijo —contestó ella—. Quería un trabajo con un horario normal.
—Pero aquí no siempre tendrá un horario de trabajo normal —le advirtió él.
—Lo sé. He leído la información que dan sobre el puesto, pero mis circunstancias han cambiado y ya no hay problema con los horarios.
—¿No tiene que cuidar de su hijo? —preguntó _____.
Karen Munson apretó los labios, apartando la mirada.
—Mi hijo murió —dijo en voz baja—. Francamente, señor Deering, cuanto más trabajo tenga, mejor —añadió, irguiéndose en la silla—. Como puede ver, tengo experiencia en varios departamentos.
La entrevista duró media hora, más de lo que habían estado con el resto de los candidatos. Cuando terminó, Nick había contratado a Karen Munson como ayudante para el jefe del departamento de investigación.
Después de un apretón de manos, _____ la acompañó a recepción para darle la documentación que tendría que cumplimentar durante el fin de semana. Cuando Nick estaba cerrando la puerta, sonó el intercomunicador.
—¿Qué pasa, Peg?
Peggy Doonen era la recepcionista-secretaria, encargada, sobre todo, de filtrar llamadas y visitas.
—¡Que es hora de irse, eso es lo que pasa! —contestó ella, con su habitual sentido del humor—. Pensé que habías dicho que tendríamos un fin de semana tranquilo.
—Y así es. ¿Qué ocurre? —sonrió Nick. No solía bromear con sus empleados, pero Peggy era una fuerza de la naturaleza. Además de encargarse del teléfono y la intendencia, era la payasa de la empresa y la que organizaba las fiestas. Un par de años atrás incluso había añadido en su descripción de actividades: «Alegrar la vida de los empleados». Y merecía la pena haberle dado un aumento de sueldo, pensó Nick. En la oficina había un ambiente estupendo y sus empleados formaban un buen equipo que solía llevarse bien a pesar de tener personalidades diferentes.
—Es el cumpleaños de _____ por si nadie se acuerda —siguió Peggy—. Y vamos a invitarla a cenar. Así que, a menos que tengáis que hacer algo horriblemente urgente, nos vamos. De hecho, ¿por qué no te relajas un poquito y vienes con nosotros?
—No, gracias —contestó Nick automáticamente—. Eso podría inhibir a la gente.
—Qué bobada —replicó Peggy—. Si cambias de opinión, estaremos en el pub O'Flaherty. Hemos quedado a las ocho.
—Que lo paséis bien —sonrió él.
El cumpleaños de _____ Smith. Nick sacudió la cabeza. Llevaba siete años trabajando para él, desde que abrió la empresa. Era su persona de confianza… y ni siquiera sabía que fuera su cumpleaños.
Nick se encogió de hombros. Eso era parte del trabajo de Peggy, recordar los cumpleaños de todo el mundo. Enviaba tarjetas de la empresa en las que él ponía su firma cuando Peg se las colocaba bajo la nariz y organizaba comidas o cenas para celebrarlos. Aunque él nunca había ido…
El intercomunicador volvió a sonar.
—Dime.
—La señora Munson se ha ido. Empezará a trabajar el lunes, a las nueve —le dijo _____—. Si no necesitas nada más, me voy.
—No, gracias. Nos vemos el lunes.
—Que tengas un buen fin de semana. Hasta el lunes.
—Oye,_____ .
—¿Sí?
—Feliz cumpleaños.
—Ah —parecía sorprendida y contenta y Nick agradeció que Peggy se lo hubiera recordado—. Muchas gracias.
—Te cantaría el cumpleaños feliz, pero lo lamentaríamos los dos.
—Haremos como si ya me lo hubieras cantado —sonrió_____ —. A ver… Oye, qué bonita, gracias por la hermosa serenata —rió, con aquella risa suya, tan ronca, tan sexy.
Le gustaba hacerla reír, aunque lo hacía en raras ocasiones. _____era una de las personas más serias que había conocido nunca. Cuando había un problema en la oficina, se concentraba por completo. Y en su trabajo, solía haber muchos problemas.
—Que lo pases bien.
—Gracias. Tú también.
Nick se quedó un momento mirando el intercomunicador, deseando que _____ no tuviera que marcharse. Pero era una tontería.
«No seas ridículo, Deering. No pensarás liarte con una empleada tuya».
Eso, asumiendo que _____ estuviera interesada, claro. Que él supiera, nunca había salido con nadie del trabajo. De hecho, no recordaba que hubieran hablado nunca sobre su vida personal, de modo que no sabía si salía con alguien o no. Era soltera cuando la contrató y estaba casi seguro de que seguía siéndolo. Ningún marido aguantaría que trabajase tantas horas. Estaba con él más tiempo del que estaba en su casa.
Iba hacia su casa cuando la idea apareció en su cabeza.
¿Por qué no?
«Peggy te ha invitado», se recordó a sí mismo.
«Sí, pero no te ha invitado de verdad, sólo para quedar bien».
«No, Peggy es una persona que dice lo que siente».
«A los demás empleados no les gustaría.»
«¿Y tú cómo lo sabes? Te invitan siempre, pero no has ido nunca».
Muy bien. Iría aquella vez para ver por qué todo el mundo hablaba tanto de los cumpleaños que organizaba Peggy. Y porque era _____. Después de todo, era la segunda de a bordo y debía reconocer de algún modo el buen trabajo que hacía. Decidido, Nick se dirigió a la avenida Fairfax, donde sabía que estaba el pub O'Flaherty.
Mientras estaba parado en un semáforo, miró su reloj. Las nueve y cuarto. Llegaba muy tarde, pero era mejor. Así, sus empleados verían que sólo había pasado por allí un momento para felicitar a _____, no para estropearles la fiesta. Además, ya habrían terminado de cenar.
Aparcó frente al pub y acababa de entrar por la puerta cuando los vio. Los empleados de SPP ocupaban tres mesas.
No, un momento. Había una pelirroja muy delgada que no era empleada suya. Muy delgada por todas partes excepto por una, donde debía llevar implantes de silicona. Estaba al lado de Gerald Walker, un antiguo agente federal que trabajaba con Doug en el departamento de investigación.
Walker había sufrido un amargo divorcio diez años antes. Nick lo sabía porque una noche, poco después de montar la empresa, lo llamó para hacerle una consulta después de las horas de trabajo y el hombre llegó a su despacho con la peor resaca que había visto nunca.
—He visto a mi ex hoy por primera vez en varios años —le contó—. Tenía que elegir entre beber o liarme a puñetazos con la pared.
Nick sacudió la cabeza, recordando, mientras se abría paso entre la gente. En el grupo había otra mujer a la que no conocía, una chica con una larguísima melena de color castaño rojizo. Llevaba un vestidito negro sin mangas que dejaba al descubierto unos brazos delgados pero fuertes y un buen escote. Y ninguna de sus empleadas tenía un escote como ése.
Estaba de perfil, hablando con uno de los contables. Por culpa del pelo no podía ver si la cara era tan interesante como el cuerpo pero, de todas formas, se preguntó qué hacía un pedazo de mujer así con un contable más bien gordito.
Pero… ¿dónde estaba _____?, pensó, mirando alrededor.
—¡Nick! ¡Cuánto me alegro de que hayas venido! —exclamó Peggy al verlo—. Chicos, ha venido el jefe.
Inclinando un poco la cabeza, Nick se dirigió hacia ellos, sabiendo que la mitad del pub estaba pendiente de él. Había sido una estupidez ir al cumpleaños, se dijo. Aquél era el sitio perfecto para que lo reconocieran. Y eso era precisamente lo que no quería. Él no solía ir a bares o restaurantes y casi no recordaba cuándo fue la última vez que había salido de copas.
Pero Peggy ya había encontrado una silla para él y todos se apretaban para hacerle sitio. A su lado, Grover, el contable, y una de las chicas a las que no conocía.
Sin embargo, cuando ella levantó la cabeza, Nick comprobó que sí la conocía. La chica de la melena castaña y la increíble figura tenía el rostro ovalado de _____, los aterciopelados ojos castaños de _____ y el hoyito en la barbilla de _____.
Dios santo. Era como si le hubieran pegado un puñetazo en el estómago. Afortunadamente, no le había preguntado a Peggy dónde estaba.
—Hola, _____ —la saludó, haciendo un esfuerzo sobrehumano para actuar con normalidad—. Feliz cumpleaños. Otra vez.
—Te has perdido la tarta —dijo alguien.
—No pasa nada.
Nick seguía mirando a_____ , incapaz de entender cómo su eficaz y seria subdirectora se había convertido en… aquel pedazo de bombón.
Y era un bombón. En lugar de la típica camisa ancha, llevaba un vestidito negro ajustado…
lo llenaba a la perfección y estaba seguro de que no había pasado por el quirófano.
—¿No tienes nada que decir sobre la transformación de _____? —preguntó Peggy—. Nosotros hemos pasado a su lado sin reconocerla.
—Yo habría hecho lo mismo —consiguió decir Nick, apartando los ojos del escote de su subdirectora—. Menos mal que no va a la oficina así o tendríamos a los clientes haciendo cola para verla.
La camarera se acercó y Nick pidió una cerveza. _____ pidió otra copa, un líquido verde con hierbas. Pero nadie más pidió nada.
—Mejor no —dijo Sally, del departamento de administración—. Yo tengo que irme a casa para darle de comer a mis perros.
—Mi mujer me está esperando para cenar —se disculpó el jefe del departamento de seguridad personal.
Uno por uno, todos empezaron a despedirse, hasta que sólo quedaron Walker y la pelirroja, Peggy, _____ y él. Unos minutos después, Peggy también se levantó.
—Mi hijo pequeño tenía un partido de fútbol esta noche y me parece que llego a tiempo para recogerlo —sonrió, inclinándose para besar a _____ en la mejilla—. Nos vemos el lunes, guapa. Adiós, jefe, adiós Walker. Jennifer, encantada de conocerte.
—Lo mismo digo —dijo la pelirroja con una vocecita de niña pequeña que sonaba demasiado falsa para ser auténtica. Era la primera vez que hablaba y Nick no pudo evitar mirar a _____ con gesto de incredulidad.
Cuando ella le devolvió la mirada, había un brillo de burla en sus ojos castaños y Nick casi podía traducir lo que estaba pensando: «¿Esta chica de qué va?».
Entonces empezó a sentirse un poco más cómodo. Había cambiado su exterior, pero seguía siendo la misma; la persona con la que tenía una increíble habilidad para comunicarse sin palabras.
—Adiós —se despidieron _____ y Nick a la vez. Cuando Peggy desapareció, en la mesa hubo un incómodo silencio.
—Bueno, Walker, hemos contratado a una ayudante para el departamento de investigación —dijo ella, intentando salvar la situación—. Tiene mucha experiencia y será un buen complemento para Doug y para ti.
El equipo de investigación asistía a menudo en los casos de secuestro por temas de custodia, en los que Walker era un experto.
—¿Una mujer?
_____ asintió.
—Una mujer muy competente.
—Estupendo —dijo él—. Desde que recuperamos a esa niña que habían secuestrado sus parientes en Francia, tenemos más trabajo del que Doug y yo podemos abarcar. Alguien que tenga experiencia en el asunto es justo lo que necesitamos. Y seguramente es bueno incluir a una mujer en el equipo.
—¿Eres detective? —preguntó Jennifer, pestañeando como una muñeca—. No me lo habías dicho. ¡Qué emocionante!
—No te creas —dijo Walker. Parecía como si la corbata lo estuviera ahogando, pero no llevaba corbata.
Nick volvió a mirar a la pelirroja. Debajo de los kilos de maquillaje, parecía muy jovencita. Demasiado jovencita.
—¿A qué te dedicas, Jennifer? —preguntó_____ , como siempre, como si hubiera leído sus pensamientos.
—Ah, soy modelo —contestó la chica—. Bueno, quiero serlo. Ahora mismo estoy estudiando en la escuela Barbizon y trabajo en el departamento de maquillaje de Bloomingdale's.
¿Una aspirante a modelo? Debía tener por lo menos veinte años menos que Walker. ¿Qué estaba intentando probar aquel hombre? Nick dio un respingo cuando alguien le pegó una patada en la espinilla por debajo de la mesa. Se volvió para mirar a_____ , pero ella miraba a Jennifer con una inocente sonrisa en los labios.
—Ser modelo tiene que ser una profesión difícil —le dijo, con un falsísimo tono de interés.
—Ya te digo —suspiró Jennifer—. Pero también tiene que ser divertido ser la secretaria de estos chicos.
— _____no es la secretaria de nadie —explicó Walker—. Es mi jefa.
—Ah, tu jefa —sonrió Jennifer, como si no entendiera muy bien ese concepto—. Pues estando en un equipo de dirección, deberías aprender a optimizar tus talentos. Yo podría hacerte un cambio de imagen en un momento. Por ejemplo, estarías mucho mejor con un wonderbra y…
—Bueno —la interrumpió Walker—. Jennifer y yo tenemos que marcharnos._____ , espero que lo hayas pasado bien. Nos vemos el lunes, chicos.
Después de eso, se retiró prácticamente arrastrando a Jennifer hasta la puerta.
Nick lo observó, sin poder disimular una sonrisa.
—¿Optimizar tus talentos?
_____ no pudo contenerse más y soltó una carcajada. Su risa era contagiosa y, unos segundos después, Nick estaba riendo con ella.
—Un cambio de imagen… Si pudiera verme a diario saldría corriendo.
—Seguramente ya ha pasado su hora de irse a la cama —dijo Nick.
—Yo creo que Walker se ha vuelto loco —suspiró _____—. ¿Cómo puede salir con esa chica?—¿Quieres que te lo explique yo?
—Además de las razones obvias, quiero decir. ¿Qué pueden tener en común?
—¿Qué más necesitan? —bromeó Nick. Nada más decirlo se dio cuenta de que el comentario había sido una metedura de pata. Aunque a menudo se había preguntado cómo sería _____fuera de la oficina, nunca había compartido con ella un momento íntimo, ni, por supuesto, había deseado tomarla entre sus brazos.
Nervioso, se aclaró la garganta.
—Parece que nos han abandonado.
—No solemos quedarnos hasta muy tarde —le dijo ella—. Una copa, a veces una cena y ya está. Casi todos tienen familia —añadió, buscando su bolso—. Te agradezco que hayas venido, pero no tienes por qué quedarte.
—Ya lo sé —murmuró Nick, observando cómo se movía el vestido cada vez que ella se movía. De repente, volver a su solitario apartamento le parecía insoportable—. Pero estoy muerto de hambre, no he cenado. ¿Te importa tomar otra copa mientras yo pido algo de comer?
—¿Estás seguro? No lo harás por pena, ¿verdad?
Nick sonrió.
—Lo hago por hambre. Como solo demasiadas veces. ¿Por qué no te quedas?
No debería animarla. Estaba acostumbrado a comer solo y lo último que necesitaba era que su subdirectora pensara que estaba intentando ligar con ella. Sin embargo, esperaba atentamente su respuesta.
—De acuerdo —contestó _____, después de pensárselo un momento—. No tengo prisa por volver a casa.
—¿No tienes perro?
—Ni siquiera un canario —sonrió ella—. Mi jefe es muy exigente y nunca sé a qué hora voy a volver a casa.
—Nunca te has quejado. De hecho, sueles quedarte más tarde que yo en la oficina.
_____ se encogió de hombros y el gesto hizo que el vestido se pegara a sus curvas. Entonces se resbaló una de las tiras que lo sujetaban y ella se la volvió a colocar, con gesto impaciente.
—Como he dicho, no tengo prisa por volver a casa.
Nick tuvo que concentrarse para formar una frase coherente.
—Yo tampoco. Y agradezco la compañía.
Era verdad. Lo estaba pasando bien. Aunque _____ era más que eficiente y no le daba miedo opinar en la oficina sobre lo que hiciera falta, nunca tenían tiempo para hablar de cosas personales. Nick había descubierto más cosas sobre ella esa noche que en siete años.
—¿Vas a contarme el porqué de la transformación? Estás estupenda, pero es un cambio increíble.
—Mi madre me regaló este vestido por mi cumpleaños —suspiró ella—. Normalmente, las cosas que me manda son tan tremendas que no me las pondría ni muerta. Éste no estaba mal, así que…
—¿Y por qué te envía cosas tremendas?
Los ojos de _____ se oscurecieron mientras tomaba un sorbo de su copa.
—Porque así es mi madre: tremenda.
jamileth
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
hay me encanta
Nick es tan sexy
Y le gusta la rayiz!!!!
Siguela!!!
Nick es tan sexy
Y le gusta la rayiz!!!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
ajjajajaja Me encanta la nove!!Siguela Pronto!
Amo a todos !
Amo a todos !
Sunny
Re: Por los Servicios Prestados nick y tu TERMINADA
ai a nick les gusta la rayis jajaja
siguela plis
siguela plis
Nani Jonas
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