Siempre juntos... adios para siempre...

Inmediatamente caí en el sofá que estaba a mi costado. Comencé a marearme, todo me daba vueltas. Me quede inmóvil por varios minutos, tal vez paso una hora, quizá dos. ¡Qué era eso que me ponía tan nerviosa!
Cuando termine de leerlo, fue como si hubiese recibido una advertencia, una peligrosa advertencia, me preocupe demasiado. Quise restarle menos importancia, me resulto imposible.
Recostada en mi cama, con el papelito púrpura aprisionado entre mis manos, fui cerrando mis ojos despaciosamente, hasta sumirme en un profundo y tranqulizador sueño.


Skandar´s Narration:

He aprobado todos los exámenes, absolutamente todos. 8:00 pm del viernes 22 de mayo y apenas voy saliendo de Cambridge. Me he desconectado de todo por cuatro días. Sufrí impaciencias, nerviosismo y sobre todo preocupaciones.
Cuando cerré la puerta de mi auto, el ruido que produjo ésta, fue como un “chic” en mi cerebro. Una punzada en mi cabeza… Desconectado fue la primera palabra que se me vino a la mente después de aquel “chic” Desconectar… ¡encender! Inmediatamente pensé en mi teléfono celular. ¡Lo apague todo el tiempo!
Rápidamente busque mi teléfono. Lo tenía en… tal vez en mi casa. Conmigo no estaba. Urgentemente me dirigí a casa, busque por todos lados. Saquee todos mis cajones. Me di una ducha… finalmente el teléfono se encontraba debajo de mi cama. Lo encendí de inmediato. 22 llamadas perdidas, 17 SMS. Todos ellos eran de Edward, Soumaya, Alice y mi padre. La mayoría de los SMS eran algo como: “¿Dónde estás?”, “¡Urge que vengas!”, “Date prisa es importante” Todos eran así. Ninguno explicaba que sucedía.
A esas alturas ya estaba muy preocupado. 4 SMS sin leer… eran de número desconocido. Abrí uno: “Keynes, a ver cuándo te dignas a venir” Solo había una persona que me decía Keynes… Gaspard Ulliel. Otros dos mensajes eran muy parecidos. El último:

“Keynes, todo el mundo te está buscando. No sé si sepas, pero la bella durmiente despertó”

Me estremecí, estaba gélido. Insólito. Me quede estático en mi lugar. Salí del trance cuando un sonido retumbo en mis oídos, mi teléfono se había caído.
Lo que más había deseado había ocurrido hace unos días y yo ni enterado. Ella despertó. Trague saliva, se supone que debería estar feliz, pero… no sé qué pensar, no sé qué hacer.
Ella debe odiarme, estoy seguro que me aborrece. ¿Qué voy a hacer?, ¿ponerme frente a ella y decir “hola” como si nada hubiera pasado?... Estoy seguro de algo: eso es lo peor que puedo hacer.
Tome mi celular entre las manos... Inerte, marque el “número desconocido”
-¿Bonjour? –recibí por respuesta. Era seguro, Gaspard Ulliel estaba del otro lado de la línea.
-¿Gaspard? –pregunté desconcertado.
-Ah, Keynes. ¡Vaya!, ¡al fin te dignas a responder! –exclamo sarcástico.
-No pude en todo este tiempo. ¿Es… es cierto que… que… Edith… despertó? –interrogue nervioso mientras sentía latir mi corazón al mil.
-Sí. Despertó el lunes –respondió despreocupado.
Entre a una segunda fase de estupefacción.
-¿Qué… opinas que haga? –cuestione angustiado.
-Que vayas a verla –contestó de lo más tranquilo.
-Pero… yo… yo… no –Trataba de hablar. No me salían las palabras.
-Sé todo. Pero… es conveniente que sepas que… -escuche un suspiro de su parte- Skandar, solo ve a verla –explicaba pacifico.
-Gracias Gaspard –agradecí aún aturdido.
-Solo cumplo tratos–fue lo último que dijo para después colgar.
Caí en mi cama atónito. No tenía cara para ir a verla… Pero, Ulliel lo aconsejo, algo debe estar pasando… y ese algo tiene que ver con Eddie. Alrededor de diez minutos después, tome una decisión: Iría con ella. Con mi bella durmiente. Edith Cullen Platt me importa más que nada, más allá de todo lo que hice, de la infamia que siento… de todo... “Siempre juntos, le prometí miles de veces”
Creí que esa promesa la había roto. Había quedado en el olvido, en su olvido, porque siempre permaneció en mi mente. Ya la rompí una vez, no pienso hacerlo de nuevo.
Tomé mi teléfono celular, me coloque un sweater, salí de casa y comencé a caminar por los anchos jardines que pertenecían a las aún más anchas casas… o debería decir mansiones. Finalmente llegue a la residencia Cullen, trague saliva y timbre. Me encontré con la señora Esme…
-¡Skandar!, ¡qué bueno que estés aquí!, ¡adelante!
-Gracias –dije mientras entraba al vestíbulo.
-Tus padres están en la sala –informo amablemente la señora.
-Pasare a saludarlos y después… -decía nervioso.
-Veras a la bella durmiente. Está en su habitación –adivino.
Asentí con la cabeza.
Llegue a la sala, mis padres estaban más que entretenidos con los Cullen, estaban todos presentes, todos menos mi Eddie.
-¡Skandar!, ¿Dónde estuviste? –pregunto mi madre.
-En la universidad, presentando pruebas… las aprobé todas. –conteste con un tono de cansancio. Mis padres ya lo sabían, había dejado la típica nota en el refrigerador y además, me los tope como 2 veces cuando acudía a darme una ducha exprés.
-¡Felicitaciones! –celebraron todos.
-Gracias –respondí.
Me quede aproximadamente 3 minutos, ya quería ver a Eddie.
-Skandar, Eddie está en su habitación… si quieres ir a verla… -insistió la señora Cullen, yo estaba agradeciendo infinitamente esa insistencia. ¡Era lo único que quería!
-Bien, iré a verla… con permiso –me despedí.
Sentí algo de tensión en todos los presentes, ignore eso y proseguí directo a la habitación del amor de mi vida.
-Skan, ¿no prefieres quedarte a….? –preguntaba Edward.
-¿Podría verla aunque sea solo un minuto?... volveré enseguida –interrumpí, mientras estaba a la mitad de las escaleras.
Subí rápido los escalones restantes. Por fin estaba tocando la perilla, la gire lentamente… los nervios y los latidos de mi corazón, nuevamente al cien.
La puerta se abrió.
Lo primero que mi mirada encontró, fue a ella. Estaba tranquila, quieta… durmiendo.
Camine lentamente hasta ella… Me coloque a su costado. Tome asiento en una silla que se encontraba a mi lado. Ahora estaba más cerca de ella.
-Edith Cullen ¿Cuánto tiempo más seguirás resistiéndote a mostrarme tus bellos ojos?, ¿eh? –Comencé a hablar- lamento no haber venido antes. Tuve muchísimos exámenes, tú sabes, presiones de la universidad. Pero aquí estoy… quiero pedirte que me perdones, porque sé que fui un idiota –decía mientras mi mano derecha tomaba dirección a su cabello. Cuando por fin lo acarició, una vibración me sacudió- hace tanto que no tocaba tu cabello, enserio, es hermoso. Otra cosa que quería decirte, te extrañe muchísimo, me hiciste tanta falta. Y a propósito, ¡me diste un gran susto aquel día!... Por favor, nunca vuelvas a hacer eso –recordaba el día en el que su sistema cardiovascular comenzaba a fallar- Espero ver pronto esos preciosos ojos marrones, ¿sí?... Y lo más importante que quería decirte, ¡te amo!, te amo más que a nada, eres sumamente importante para mí, nunca dejare de amarte. No sé ni cómo expresarme… ¿recuerdas aquel día bajo la lluvia?... ¿recuerdas lo que te dije?... Mi amor, me haces falta –dije eso último acariciando su mejilla, puedo afirmar que el roce de su piel era la mismísima perfección- Vendré a verte mañana. Tengo que irme, Edward me está esperando. Te amo infinitamente... I carry your heart with me, y siempre será así. –finalicé besando su mejilla.

Salí de la recamara de mi Julieta. Estaba un poco consternado… En la sala solo se encontraban mi madre y la señora Cullen, mi padre y Carlisle estaban en el despacho, los chicos estaban en la habitación de entretenimiento.
Tome dirección a dicha habitación. Todos estaban ocupados en consolas, Edward era el único que no lo estaba, se encontraba sentado, como aislado y muy pensativo. Me dirigí hacia él.
-¡Hola hermano! –salude.
-Hola Skan. ¿Ya hablaste con ella? –pregunto.
-No, estaba durmiendo. Preferí no despertarla –explique.
-Skan… hay algo que debes saber…
-¿Está furiosa conmigo? –interrogue.
-No exactamente –respondió breve- creo que es necesario que lo sepas para cuando… -decía Edward, cuando entonces su celular emitió un sonido- ¿Me disculpas?
-¡Claro!, adelante.
Salió de la habitación. Me quede sentado y algo abstraído.
-¡Que tal! –saludo Emmett.
-¡Hola!
-Y… ¿quieres jugar? –cuestiono. Me di cuenta que trataba de que yo no me sintiera excluido.
-No, gracias. Estoy bien, enserio –respondí a su intención.
-¿Seguro?
-¡Por supuesto!, supongo que Ed no debe de tardar… -conteste.
-Bueno, como quieras… gracias por preocuparte por mi hermana –comentó, para después retirase.
En el comentario de Emmett reaccione y me di cuenta que nadie sabía lo que hubo entre Eddie y yo. Es decir, mis padres y los Cullen, piensan que todo es publicidad, ¡que torpe!, solo comente que Andrew nos pidió que hiciéramos eso, ¡pero no les conté la verdad!, ¡no les dije que era enserio!... ¡Y ahora con qué cara lo voy a hacer!
De pronto, sentí que tocaban mi hombro. Edward había llegado… lo note nervioso, pensativo y preocupado.
-¿Qué tienes? –le pregunté.
-¿Yo?... ¡nada! –dijo en un inútil intento de negación. Alce ambas cejas- ¡Muero de vergüenza!... ¡estoy muy apenado contigo!, pero aun así te lo voy a decir, pues ante todo eres mi hermano-mejor amigo, ¿no? –A lo que asentí con la cabeza- Bien… aquí voy. Estoy en una crisis con Soumaya. No sé a donde vaya a llegar esto… pero… ¡no se ni que hacer! –se alteró.
-Tranquilo. ¿Qué fue lo que paso? –pregunte sereno.
-Ok. Soumaya cree que yo la engaño con Mikayla, ya que hace unos días, en el hospital, estaba hablando con ella, ¿sabes que me dijo?... ¡que aún me quiere!, por inercia la abracé y entonces llego Sou, escucho cuando Mikayla dijo: “Te amo Edward” entonces se fue llorando. Trate de alcanzarla, pero cuando lo hice me pidió que jamás volviera a buscarla. Regresé y Mikayla ya se había ido... Según Gaspard me comentó ayer, se encuentra muy afligida, pues se siente culpable, ni siquiera me saludo, me evadió todo el tiempo. El mensaje que escuchaste, era de Sou… mira -me enseño su teléfono, el mensaje decía:
“Hola Ed, amor. ¿Nos vamos a ver hoy?... ¡hay, perdón lo olvidaba!, ¡debes estar con la ramera de Mikayla!”
-¿Y… que le dijiste? –pregunté después de leer el mensaje.
-La llame por teléfono, y contesto después de que le marque 3 veces. Le dije que fuera respetando más a mis amigos, entonces comenzó a gritar desesperada que terminábamos, pero estaba muy furiosa y bueno…volvió a insultar a Mikayla. Le dije que después de todo yo no había hecho nada malo, que allá ella si no me permitía explicarle y que no pensaba rogarle. En verdad lo siento Skan, es tu hermana y todo pero… no soporte aquello. No la entiendo, me evita, me manda SMS extraños, la llamo, me termina… -manifestaba Edward su intranquilidad.
-Ok, Soumaya es mi hermana y la adoro, pero… creo que el mensaje ni al caso. Pero bueno ella no sabe cómo estuvieron las cosas, lo malo es que no deja que le expliques. Tratare de hablar con ella, quédate tranquilo –lo alenté.
-No. Déjalo así. He pensado que tal vez necesitemos tiempo para pensar bien las cosas… para darnos cuenta bien de las cosas. Es que pronto cumpliremos un año de novios, con peleas pequeñas, que por cierto no han estado muy claras. Tal vez necesitemos un respiro... Ella está muy molesta y quizá, pueda pensar que yo te envié a convencerla, seguramente se molesta más.
-Tienes razón. Bueno Ed, me tengo que ir… Mañana vengo a ver a Eddie…. –me despedí en cuanto Marie aviso que mis padres me esperaban.
-Gracias Skan… por comprenderme –dijo Edward.
“En cambio, yo no sé si tú pudieras comprenderme a mí. Confió en que sí, mi buen Edward” –pensé automáticamente.
-Eso hacen los bro-amigos. –respondí.
-Lo bro-mejores amigos, Skandar –aclaro y yo acepte con un asentimiento de cabeza- ¡Ya me puse sentimental! –exclamo.
-Jajajaja… descuida. ¡Adiós Ed! –me despedí.
Regresé a casa acompañado de mis papás. Después de una ligera conversación, fui a dormir. Y así se termina éste 22 de mayo, con emociones vividas al cien, que finalmente no fueron cumplidas, la emoción de ver a Eddie, no fue completada. Deberé esperar veinticuatro horas más, y yo solo me pregunto: “¿Es justo?”, ¿O acaso es el destino?, ¿el destino impide que vea al amor de mi vida?

“Llevo tu corazón conmigo. Así como sé, que tu llevas el mío”

La intensa luz del sol que se asoma por el horizonte ha llegado a mi rostro sin obstáculo alguno.
Después de esperar a recuperar perfectamente la visión, decidí buscar a mis padres. No los encontré por ningún sitio, descubrí la razón hasta que me encontré a Alice, quien estaba en la cocina decorando cupcakes.
-¿Alice?...
-¡Oh!, linda. ¿Qué haces todavía en pijama? –preguntó.
-Acabo de despertar. ¿Dónde están mis papás? –interrogué.
-¡Date prisa!, ¡pronto llegarán los invitados! –exclamo.
-¡Alice!, ¿Qué es todo esto? –me exalte un poco.
-Tendremos invitados. Papá y mamá invitaron a los Keynes a un desayuno en el jardín. ¡Date prisa!, ¡llegaran en menos de una hora! –exigió.
-De acuerdo –respondí, y justo cuando estaba por salir de la cocina, pregunte con cierto grado de burla- ¿Alice Cullen, estas cocinando?
-No, solo estoy decorando. Marie los hizo… yo solo les doy mi toque –contestó.
-Ya se me hacía raro.
-¡Silencio Cullen, a la ducha!, ¡ya! –ordeno.
-¡Ya voy, ya voy, mega patrona! –respondí sarcástica.
-¡Rápido! –exigió, amenazaba con lanzarme un cupcake. Entonces me fui corriendo.
Me di un baño relajante, demasiado express para mi gusto, pero había muy poco tiempo.
Opte por usar este vestido:



Recogí mi cabello en una coleta de lado. Utilicé un dije de luna, era una pequeña luna transparente formada en cristal puro, la cadenita era delgada y de oro blanco. Era, creo yo, algo increíblemente perfecto para el atuendo; me la habían obsequiado mis padres años atrás, la use pocas veces. También utilice un sencillo brazalete que hacia juego con el vestido.
Finalmente deposité una ligera porción de brillo labial en mis labios. Estaba lista, algo cool, jovial, y lindo.
Tocaron a mi puerta. Era Alice, ahora lucía un lindo vestido primaveral color uva.
-¡Que linda estas! –exclamo.
-Gracias. Tú luces, demasiado bella.
-Bueno… soy Alice Cullen. Creo que a todas nos dio por usar vestidos, mamá, Rose, Soumaya, Zelfa, tu y yo –explico.
-¡Oh por dios!, ¿ya llegaron? –pregunté.
-Si desde hace 15 minutos, solo faltabas tú, señorita tardona –respondió.
-¡Qué esperas!, ¡vamos! –dije alterada.
Ella rio y de inmediato salimos de mi habitación, caminamos apresuradas por toda la casa hasta llegar al extenso jardín, la mesa donde se encontraban todos reunidos estaba algo retirada, pero se escuchaban risas, sin duda, existía un ambiente alegre.
Conforme íbamos acercándonos, yo me ponía cada vez más nerviosa, no tengo idea del porqué.
-¡Aquí está!, estaba en su habitación. Señorita dormilona se despertó algo tarde, por eso se le hizo tarde –aviso Alice, causando las risas de todos, incluida la mía.
No me había percatado del chico que se encontraba a un lado de Edward. Entre risas con Alice, finalmente logre ponerle atención. ¡Era él! … el irresistiblemente apuesto de las fotografías. Note su expresión de nerviosismo y estupefacción al verme, al siguiente segundo yo estaba insólita sin saber que decir o hacer.
-Eddie, él es Skandar –anunció Edward mientras se colocaba a mi costado.
Yo me sumí aún más en el trance. Skandar permaneció inmóvil.
¡Reacciona! –Exclamo una vocecilla dulzosa en mi mente- ¡Vete no saludes! –Me ordeno otra voz que me molesto demasiado- Ambas vocecillas hicieron que reaccionara.
-Ho… Hola –pronuncie con inseguridad.
-Hola… Eddie. ¿Cómo estás? –saludo poniéndose en frente de mí, a mi parecer con un enorme grado de timidez.
-Bien –respondí con amabilidad.
-Eddie, ¿ya lo recordaste? –pregunto Edward.
Negué despaciosamente con la cabeza. Noté como Skandar se quedaba perplejo, sumergido en el desconcierto.
-Skan… Eddie… no recuerda muchas cosas –explicaba Edward, para después susurrarle algo al oído.

Finalmente comenzó el desayuno. Entre risas y pláticas amenas, mi mirada se encontró con la de Skandar en reiteradas ocasiones, ciertamente no podía dejar de mirarlo. Era increíblemente apuesto e inteligente, muchísimo más guapo en persona que en fotografías. ¿Las palabras que lo describen?, “Insoportablemente hermoso” lo que me encantaba eran sus ojos, ¡y que decir de su mirada!, expresiva, solemne, esplendorosa, entusiasta, imponente… pero sobre todo, dulce… podría decir que una sola de sus miradas, solo una, era capaz de robarme el aliento, de hacerme suspirar sin más. No había marcha atrás, estaba perdida en los ojos de Skandar.

Skandar’s Narration:

Sostenía una conversación, aparentemente relajada con Edward, ya que él se encontraba más que incómodo al igual que Soumaya, era más que notable. De pronto, el señor Cullen pregunto por Eddie, nadie sabía dónde estaba, entonces Alice fue a buscarla. Después de aproximadamente 9 minutos, se escuchó la voz de Alice:
-¡Aquí está!, estaba en su habitación. Señorita dormilona se despertó algo tarde, por eso se le hizo tarde.
Todos rieron, incluida Edith. Su risa era poderosamente mi analgésico, deje de sentirme como me sentía hace tiempo, devastado, derrumbado, arrepentido, siempre tratando de aparentar. Me sentí libre, rescatado de aquellos sentimientos de culpa, y eso solo lo logro ella. Sus pupilas lucían resplandecientes, como cuando despiertas de una pesadilla y te encuentras con algo que te devuelve la tranquilidad, la emoción y vuelves a la búsqueda de la felicidad.
Advertí su mirada llena de curiosidad. Inmediatamente el nerviosismo me invadió.
-Ho… Hola –pronunció ella con inseguridad.
-Hola… Eddie. ¿Cómo estás? –saludé intranquilo.
-Bien –respondió con amabilidad.
-Eddie, ¿ya lo recordaste? –intervino Edward.
Ella negó despaciosamente con la cabeza. En ese instante, el desconcierto se apoderó de mí.
-Skan… Eddie… no recuerda muchas cosas –explicaba Edward, para después susurrarme al oído: “No te recuerda”
Totalmente perturbado, aturdido y paralizado, traté de actuar normal. Si no me recordaba, quiere decir que no recordaba absolutamente nada de nosotros…. Nada… Saber eso me consternó demasiado. Algo que me reanimo, fue ver como Eddie reía, lucía radiante, extraordinariamente perfecta, tan encantadora y bella como siempre, tan… ella.
Durante el desayuno, cruzamos miradas repetidamente, no podía dejar de observar sus castaños ojos, majestuosamente brillantes, con aquella chispa de simpatía y entusiasmo que la distinguen, además de su ternura, su inigualable ternura y nobleza. “Llevaré por siempre tu corazón conmigo pase lo que pase y por sobre todo” –pensé.
Al terminar el desayuno, Alice hizo un comentario interesante:
-Yo creo que… todos deberíamos ir a la sala de juegos, ¡a estrenar la mesa de billar!
-¡Si vamos! –exclamo Emmett.
-Pero Alice, a ti no te gust… -interrumpía Jasper.
-¡Claro que me encanta!, ¡adoro el billar! –respondió Alice.
-Bueno, pues en ese caso, yo creo es mejor irnos ya –dijo Emmett.
-¡Vamos chicos!, Sou, Eddie, Skan, Ed, Rose, ¡rápido! –insistió Alice.
-Yo… no me siento muy bien, mejor me quedo… aquí –comentó Sou, en un intento más que obvio por no estar cerca de Edward.
-¡No, no, no!... ¡No acepto un no por respuesta!, ¡vamos todos! –Interceptó la impetuosa Alice Cullen.
Posteriormente, todos nos encontrábamos en la sala de juegos, Emmett y Edward iniciaron con el primer juego de billar. Jasper se encontraba explicándole a Alice el juego, Soumaya conversaba animosamente con la rubia Rose, y Eddie… Se encontraba a un costado de Edward observando la competición, apoyando por supuesto, a su gemelo. En ocasiones me sonreía, y yo embobado respondía a sus sonrisas con otra sonrisa. Por tanto, estaba de frente a mí, es decir, Alice, Jasper y Emmett estaban de espaldas, Edward y Edith, se encontraban del otro extremo de la mesa de billar.
-¡Te gané!, ¡oh si, oh sí!, ¿Quién es el jefe?.... ¡Emmett es el jefe! –celebró Emmett su victoria.
-Estaba distraído, y fue por muy poco, tampoco exageres. –replico Edward.
-Bueno, es nuestro turno. ¿Lista Eddie? –interrumpió Alice.
-No se jugar, no aprendí mucho –respondió Edith.
-Descuida, yo tampoco… Pero Jasper me guiara –Dijo Alice.
-Yo te enseñaría pero… estoy cansado –indico Emmett.
-Yo también –declaro Edward sentándose en un sofá abriendo una soda.
-Skan… ¿podrías ser el guía de Arianna? –preguntó Alice divertida, desatando las burlas tipo: “¡Uhhhh!” de los presentes.
Edith sonrió y se ruborizo un poco, incluso agachó la mirada. Por mi parte, admito que también me avergoncé un poco. Estábamos como al principio, todo el mundo decía que nos gustábamos y lo único que hacíamos era reír y enrojecer.
-Por supuesto –respondí ignorando las burlas.
-Muy bien, ¡let’s go! –exclamo Emmett.
-Lo primero que tienes que hacer es colocar tu brazo así –decía indicándole a Eddie como tomar el taco de billar, se desesperaba en ocasiones, fue por eso que tuve que colocarme muy cerca de ella y tomar su brazo, logrando así, una postura perfecta para golpear las bolas y tratar de hacer una carambola. Estaba nervioso, al tocarla las descargas eléctricas, las vibraciones y el cosquilleo en el estómago no cesaron. Yo ya sabía a qué se debía, pero era obvio que ella no, o tal vez sí, pero... No lo recordaba. Confieso que esa situación era más que lastimosa “Estamos enamorados, es normal” –estuve a punto de decírselo varias veces-
-Suficiente, no soporto otra falla más, ¡esto no es lo mío! –se rindió Alice.
-Tampoco lo mío –renunció Eddie.
-¿Y quién adoraba el billar? –preguntó Jasper sarcástico.
-¡Silencio! –protestó Alice.
Todos reímos. Alice era verdaderamente impetuosa, ¡nunca se cansaba!
-Skandar Keynes, ¿puedes venir un segundo? –cuestiono Alice desde un rincón de la habitación.
Asentí con la cabeza y me dirigí hacia ella.
-Necesitamos un plan –hablo rápidamente.
-¿Claro? –manifesté mi duda.
-Tú y la princesa Eddie se aman, es más que evidente. No tengo idea del porqué terminaron, pero… si me permites opinar, fue una estupidez. Nunca la había visto así, aunque su mente no te recuerde, su corazón no te olvida y eso es lo que importa. ¡Esto es tan romántico!, a los dos se les nota en la mirada… ¡Skandar tus ojos te delatan!, por eso me atrevería a jurar que tú la amas muchísimo–explico.
-No tienes idea de cuánto. Con todo mi corazón… Ella es mi razón de ser… y saber que no me recuerda es… ¡Alice estoy desesperado! –revelé.

Hola chicas!!!

Dianita:
Lo sé!, pobrecito, esta desesperado, angustiado...
Intrigoso, suena cool!!...
Estoy tratando de escribir un cap... Pero esta quedando algo, Shockeante. Espero terminarlo pronto.

Alida:
Tranquila. ¡Sí, mucha emoción! Asdfghjklñ!! A mí me gustaría que lo recordara ya!!
Pero, me preocupa la reacción, ya que al último no quedaron muy bien que digamos.
¡Igualmente, cuidate!

Abrazos! :hug: :hug:

Luce:
¡Merci beaucoup!.... ¡Lo se!... Tienes razón, fue muy lindo.



Ronnie:
¡Hola!!!... ¡Cómo crees!, ¡no, para nada!... Enserio, siempre estuve esperando un comentario tuyo, y nunca me olvidaría de ninguna de mis guapetonas lectoras. Lo sé, los deberes quitan mucho tiempo, a mí también me pasa...
¡Extraodinario!... enserio, me alegro mucho de que te hayan encantado los capítulos.
Hahaha... I know!... Todo fue increíble, incómdo para los hermanos de ambos, pero, ¡Increíble para ellos!, ok ya.
Hehehe... Yo también odio no poder seguir escribiendo más. Pero... llevo escribiendo un cap ;)