Siempre juntos... adios para siempre...

De pronto Gaspard me abrazó a manera de “protección”, como yo estaba de espaldas no comprendía lo que estaba pasando, hasta que el francés susurro “Ahí viene él” entendí todo perfectamente, entonces correspondí el abrazo cariñosamente. La verdad por el momento no me sentía bien como para cruzar palabra alguna con Skandar –y tampoco quería hacerlo- Se que tarde o temprano lo tendría que hacer, pero ahora no.
-Gracias. –dije a Gaspard-
-De nada, imagine que no querrías hablar con él. –dijo él-
-Imaginaste bien. –respondí-
-Señorita Cullen, ¿podría venir? es hora de que sus padres puedan irse –dijo el doctor Carriello, interrumpiendo nuestra conversación-
-¿Enserio?, ¿tan rápido?.... ¡Que genial! –exclame-
-Si, aunque me gustaría tenerlos en observación, pero bueno, ellos dicen que se sienten perfectamente. –dijo el médico-
-Muchísimas gracias doctor, por todo lo que hizo. –Dije por último-
-De nada, tu padre es un buen amigo mio, fue un placer haberlos atendido. –Respondió el doctor-
Pasados unos minutos, el chofer italiano de mis padres llegó. Abordamos la camioneta color plateado. Llegamos a casa, ciertamente esa no la sentía “mi hogar” ya que la he visitado muy pocas ocasiones, prácticamente me era desconocida, no era como la casa de Londres, o la de Francia, esas dos son las únicas casas que considero mi hogar.
Antes de irme, le pregunte a Gaspard si gustaba acompañarnos, él se negó argumentando que era tiempo de que lo pasara con mi familia.
Al llegar, mi padre dijo que celebraríamos navidad con una comida, que ordenaría pavo de su restaurante favorito.
Mi hermano y yo subimos a darnos una ducha, había dejado el regalo que Gaspard me había dado sobre mi cama, una curiosidad inmensa me invadió y fui a abrirlo… ¡Era una bonita bufanda color café!, me gusto mucho el regalo, -ya que a mi me fascinaban las bufandas-
Abrí mi closet y encontré un abrigo color marrón opte por usarlo y así usar también la bufanda. Al bajar, vi a todos mis hermanos, me emocione al instante.
-¡Hola chicos! –dije sonriente-
-Hola hermanita. –dijo Jasper abrazándome-
-¡Hola enana! –Dijo Emmet-
-¡Cálmate gigante!, además ya tengo 18. –dije eso último haciéndome la ofendida, pero a la vez bromeando-
-Hola linda. –Dijo Alice-
-Hola Rose. –dije-
-Hola. –Respondió mi hermana la rubia-
En ese instante bajo Edward, mis hermanos mayores nos explicaron que pudieron salir ayer, ya que mi padre le hizo una llamada telefónica a la directora amargada, y que ayer mismo abordaron un avión.
Después fue hora de comer y todos nos sentamos alrededor de la mesa, como la familia unida que siempre habíamos sido.
-Chicos, tenemos que decirles algo. –Dijo papá-
-¿De que se trata? –Dijo Alice-
-Bueno no estamos muy seguros, pero por lo menos esta semana la pasaremos en Italia, después volveremos a Francia, pues mi trabajo aquí ha terminado. –Respondió papá-
-Bueno, pero Edith y yo volveremos a Londres, ¿verdad? –Dijo Edward-
-No Edward. Todos regresaremos a Francia. –Respondió papá-
-Pero, ¿y Cambridge?, ¡Estudiamos allá! –Dijo mi gemelo-
-Pero, también estudiaban la universidad en Francia, terminaron el primer semestre, y en Cambridge el segundo… No veo inconveniente. Además sabían que todo era temporal, ya es hora de volver a la “normalidad” –dijo mi padre-
-Pero, ¿y mis amigos, mi novia? –dijo Edward un poco alterado-
-También tienes amigos en Francia, y de Soumaya, bueno puedes llamarla por teléfono, visitarla ciertas veces al mes, Facebook, no lo se. –Decía mi padre-
-Pero ¡No es lo mismo!, ¡Edith di algo! –Dijo Ed-
Yo suspire.
-Bueno Ed, papá tiene razón, nosotros sabíamos que era temporal, y si quieres que me oponga al regreso a Francia, lo siento pero no lo hare, sinceramente yo si quiero volver, extraño a los chicos. –Dije refiriéndome a mis amigos franceses-
-No puedo creer que me traiciones. –Dijo Edward por último, para después pararse indignado y retirarse-
-Nosotros hablaremos con él –dijeron Jasper y Emmet-
-Nosotras también vamos –dijeron mis hermanas-
-Tú… ¿estas de acuerdo con volver a París? –Me pregunto mi mamá-
-Si mamá... Muero por volver –respondí-
Por varios minutos hable con mis padres sobre como la había pasado en Londres, dije que bien, pero omití lo de la relación que tenía con Skandar…
Media hora después bajaron mis hermanos. Edward dijo a mis padres que estaba de acuerdo con la idea y se disculpo por su actitud.
Entonces la conversación se reanudo, todos no estábamos divirtiendo. Alice comento que se encontraba muy enamorada. –Creo que del mismo chico del que llevaba ya un año siendo novia- Jasper dijo que había conocido a una chica, y que por ahora solo eran amigos, aunque también dijo que le gustaba mucho. Emmet compartió que estaba soltero y que se sentía perfecto. Rosalie no dijo nada. Y de Edward, bueno ya todos sabíamos de su relación con Soumaya. Al preguntarme mi “estatus sentimental” solo sonreí y desvié la vista. Edward lo sabia todo, pero no dijo ni una palabra – se lo agradecí infinitamente- Note que Alice algo sabía, ya que levanto levemente las cejas y después miro a Edward, el también desvió la mirada. Mientras que mis demás hermanos no dudaron un instante en hacer sus comentarios sarcásticos a los que yo respondía con ironía. Finalmente cambiamos de tema, mis padres revelaron estar cansados y adoloridos, por lo que optamos dejarlos descansar.
Subí a mi recamara y encendí el televisor, apenas iba a recostarme y llamaron a mi puerta, era Alice.
-Hola Eddy… -saludo-
-Hola. –Dije-
-Por lo de hace rato… el estatus sentimental… Amm…. Bueno… -dijo ella algo nerviosa-
-Lo sabes, ¿no? -dije directa-
-Si, bueno lo que pasa es que vi la entrevista –imagino que fue en la que Skandar y yo, confirmamos ser novios-y también las revistas, bueno tu sabes. –Decía ella- él y tú, se veían felices. –dijo por último-
No sabia que responder, sé que puedo confiar en Alice, ella y Edward son mis máximos confidentes.
-Bueno, si Alice, pero eso fue hace meses, terminamos a principios de Octubre, lo que paso es que nos dimos cuenta que lo nuestro era una gran amistad y que iniciar un noviazgo fue precipitado. –dije. No puede evitar mentirle… pero es que no quería revivir aquello que inevitablemente me destrozaba…-
-Ah ya veo… ¿Te gustaría ir al centro comercial? –dijo Alice-
-¿Ahorita?, ¿en navidad?... ¿Es enserio?... ¡las tiendas estarán cerradas Alice! –dije-
-Claro que no. ¡Por fis vamos! –dijo-
-Ok. ¿Quién ira? –pregunté-
-Los chicos, Rose, Ed, Jasper, Emmet, tu y yo. Por cierto Invita a Mikayla y a Gasp. Escuche que están aquí, ¡hace tanto que no los veo! –dijo mi hermana-
-Bien, llamare a Gaspard. –dije-
-Bueno, te espero abajo. –Dijo mi hermana saliendo de mi habitación.-
Tome mi teléfono, busque entre mis contactos seleccione el número de Gaspard.
-¿Gasp? –dije-
-¡Hola Eddy! –respondió él-
-Hola… me preguntaba si a Mikayla y a ti, les gustaría ir al centro comercial… lo se, extraño y más en navidad, pero conoces a Alice. –dije mientras deje escapar una leve risa-
-¡Claro!... ¿Dónde nos vemos? –dijo él-
-¿En la entrada principal? –dije dudosa-
-¡Perfecto!, ahí estaremos en… 10 o 15 minutos. –Dijo por último-
-¡Genial! –Dije a forma de despedida-
Baje a la sala y ahí estaban mis hermanos.
-Aceptaron. Nos vemos en la entrada principal en 10 minutos. –Dije a mis hermanos-
-Hay que darnos prisa –dijo Jasper-
Llegamos al centro comercial, y unos dos minutos después, también llegaron nuestros amigos franceses…
-Bueno, pues yo no conozco muy bien este centro comercial. –dije-
-Yo si –dijo Alice emocionada- ¡Vamos!, ni que nos fuéramos a perder. –dijo-
Entramos todos juntos, había muy pocas personas, por lo que Rosalie comento:
-¡Vaya!, prácticamente el centro comercial es todo mio…
Mientras caminábamos, platicábamos animadamente… Nuestros padres –los míos y los señores Ulliel- decían que todos juntos éramos dinamita pura. Y en efecto, creo que así es, pues vernos trae como consecuencia minutos y minutos de risas y bromas, al punto de doler el estomago. Me estaba animando ese paseo. De repente no se como, pero me encontraba en una tienda de ropa para chicos. Comencé a ver las camisas, una en especial atrajo mi atención:

Sabía a quien le quedaría perfecta, decidí comprarla, le pedí al chico que me atendió, que la envolviera para regalo. Al salir de la tienda, mire para el frente –una tienda de golosinas- y me pareció ver una silueta conocida… Me adentre en la tienda, y si, era quien me imaginaba que era, y para quien compre la camisa…. Gaspard.
-¡Buuuh! –Dije tocándole el hombro-
-¡Uy!, me asustaste –dijo el riendo-
-No pareces estarlo. –dije-
-Enserio, si me asustaste –decía riendo-
-Fingiré que te creo. –dije sonriendo-
-Aquí tiene joven –dijo la chica que lo atendía, entregándole las golosinas que había comprado-
-Gracias –respondió Gaspard-
Después ambos salimos de la tienda.
-Aquí tienes –dijo entregándome mis chocolates favoritos-
-Oww… gracias, también tengo algo para ti. –Dije entregándole la camisa que había comprado- ¡Feliz navidad!
-Muchas gracias. –Dijo- ¿Te gusto la bufanda? –me pregunto-
-Me fascino… espero que te guste mi obsequio. –dije-
-Estoy seguro de que me encantara –respondió-
-Creo que nos perdimos –dije-
-Al parecer si –respondió-
-No estoy asustada, y estoy casi segura de que será divertido –dije-
-¿Enserio?... ¡yo también! –Dijo Gasp-
-¿Y que hacemos?... buscar a los chicos, ir a la zona de juegos, caminamos…
-Muy buenas ideas… me atrae la de la ir a jugar hockey. –decía sonriente-
-¡Me leíste la mente! –dije-
Caminamos unos metros y la zona de juegos estaba cerca, entramos… y entonces recordé la vez que jugué hockey con Skandar, me consumiré si con cada cosa que hago lo recuerdo, algo tengo que hacer para olvidar todo eso… es que, ¡es tan complicado!...
Comenzamos a jugar, después las imágenes de la vez que jugué con Skandar no dejaban de reproducirse en mi cabeza…. ¡Maldita sea!, ¡que me hizo!... ¿Qué me hizo?.... me enamoro, no, más bien yo me enamore como una completa estúpida de él, eso fue lo que sucedió.
Estaba tan desconcentrada que apuesto que Gaspard lo noto, así que hizo parecer un empate además de que no dijo nada.
Después optamos por ver las tiendas, íbamos bromeando, hasta que ambos paramos en seco frente a la tienda de deportes. Era genial, lo que sucedía era que ambos amábamos los deportes, había absolutamente todo lo necesario para jugar cualquier deporte de una forma sencillamente fascinante. Mi acompañante y yo, compramos varias cosas, en si, todo lo que compre era para mis hermanos, a pesar de que había raquetas, muñequeras, gorras, que seguramente hubiera comprado, pero esa pasión que sentía por el Tennis, tenia que suprimirla, pues tenia muchas ocupaciones, aparte ya era el colmo, el Tennis también me hacía recordar “los viejos tiempos”… las horas parecieron minutos, pues cuando salimos, ya había anochecido… Entonces nuestros teléfonos comenzaron a sonar –los dos al mismo tiempo-
-¿Si? –Dije, era Edward-
-¿Dónde estas? –Dijo mi hermano-
-En la entrada de la tienda de deportes –dije-
-Bien, vamos para allá, pues Gaspard tiene que irse… -dijo por último-
No comprendí lo que dijo con “Gaspard tiene que irse”
-Edith… Esta misma noche, regreso a Francia. –dijo el francés un poco desanimado-
-Oh… entiendo. Te deseo un buen viaje, también te agradezco con todo mi corazón, que hayas permanecido a mi lado durante una de las etapas mas difíciles por las que he pasado... Igualmente agradezco todas las veces que me hiciste sonreír. –dije-
-No tienes absolutamente nada que agradecer, fue un placer el haberte hecho sentir mejor. Y más bien yo te agradezco a ti, por brindarme tu amistad. –respondió-
Después ambos nos abrazamos.
-Eres grandioso, una persona sensacional. Te quiero –dije-
-Yo también te quiero, y eres una persona excepcional que vale mucho. –Dijo Gaspard-
Nuestro abrazo se vio interrumpido por la llegada de nuestros hermanos. Todos nos despedimos, teníamos que volver a casa. Al llegar les entregue a mis hermanos, los regalos que les había comprado personalmente a cada uno, después subí a mi habitación y nuevamente me di un baño, me cambie por mi pijama, baje a dar las buenas noche y me metí a la cama.
Pensé en lo de hoy, en la persona que recordé y que tanta falta me hacia… Skandar Amin Casper Keynes Hourani. Aunque parezca estúpido aún conservo los dijes que me había regalado, el que me obsequio el día de mi cumpleaños, esta en mi buró, mientras que el otro aun lo porto alrededor de mi cuello… Qué tonto, ¿no? Soy una ilusa por creerle todo... por inercia abrí el cajón de mi buró y saqué el dije… lo abrí; realmente nos veíamos felices… me parece increíble como cambio todo… éramos totalmente felices, hasta la llegada de esa extraña. Ella cambio nuestras vidas, ella cambio a Skandar… No entiendo como paso eso, como el Skandar tan dulce y tierno, paso a ser un Skandar cínico y arrogante, o por lo menos así se mostro las últimas veces que lo vi. Eso hace parecer que todas las palabras que Skandar me dijo, parecieran falsas, tan solo palabras vacías. En el momento parecieron ser tan veraces, que creí absolutamente todas… ¡Estoy tan confundida!, ¡Tan desesperada!... y no entiendo como puedo admitir que lo amo, no puedo negarlo, no puedo engañarme, lo amo con todo mi corazón y lo necesito. Y recordar aquella vez que me presento a su novia, parecía distinto, frio, seco… no le importo lo que yo sintiera… Me pregunto, ¿que es lo que realmente le sucede, porque cambio?… y si yo me hubiera negado a ayudar a Melissa, ¿las cosas serían distintas?... Y si, y si, y si… pero no creo que valga la pena razonar lo que hubiese pasado, lo hecho, hecho esta. ¡Me confíe tanto de esa estúpida!, ¡me confíe tanto de las personas!... De pronto mi celular sonó… era un mensaje de… ¡Skandar!

Abrí el mensaje, era poco texto y cortante:
“Necesito hablar contigo, aun estoy en Italia, te veo en el parque que esta a tres calles cerca de tu casa, es URGENTE”…
Me desconcertó, y ciertamente no tenía ganas de hablar con él… ¿Ir o no ir?... La curiosidad me invadió, así que me coloque un abrigo, baje cautelosamente, ya que no había ninguna luz encendida y no quería dar explicaciones. Hacía un frío intenso, camine despacio y sin prisa, al fin llegue. Vi su silueta sentado en una banca, con su celular en las manos, la luz que producía este, le iluminaba la cara. Me acerque y me puse de frente, con el mentón bien en alto y con la mirada decidida.
-¿Y bien, para que necesitaba el joven verme? –Dije- Espero que sea realmente URGENTE para que haya valido la pena salir de la cama. –dije con la voz rígida-
-Lo es… Andrew esta molesto. –dijo el con voz superficial poniéndose de pie-
-¿Y me importa? –dije con la voz irritada-
-Te debe de importar, esta así por tu culpa y me ha llamado la atención. –dijo-
-Explícate –dije-
El dio un suspiro de irritación.
-Como tú no te separas del francesito, la prensa ha sacado miles de revistas, poniendo en duda “nuestra relación”. Ósea es tu culpa. –dijo molesto-
-¿Mi culpa?... ese francesito como tu lo llamas es MI amigo, y que tiene de importante “nuestra relación”… A la habilidad que la prensa tiene ya debió de haberse enterado, como no tienen vida propia… Y sigo sin entenderte, ¿cual es la urgencia? –dije-
-La urgencia es que “Skan-dith” era mucha atracción para Narnia, Andrew esta molesto, porque él nos prohibió relacionarnos entre si, por eso cree que la ruptura afectara el proyecto, ¿Captas? –dijo superficial-
-¿Skan-dith?... Jajajaja ¡Que ridículo suena eso!... Dile a Andrew que no se preocupe, ¿Ok?... y gracias por ayudarme a “captar”… -dije burlona, dándome la media vuelta-
-¡Es imposible hablar contigo, niña mimada! –Dijo Skandar cuando le di la espalda-
-Lo siento Skandar, pero esta niña mimada, esta cansada, y tu le haces perder el tiempo, además NECESITO descansar... ¿Lo captas o te lo explico? –Dije con fastidio-
-No entiendo como pude pedirte que fueras mi novia… Pero bien dicen, de los errores se aprende. –dijo-
Al escuchar aquellas palabras, sentí un enorme vuelco en el corazón. Fue una dolorosa punzada.
-En eso, estoy totalmente de acuerdo contigo, no se como pude aceptar la propuesta de alguien tan falso como tú. –Dije dándome la media vuelta- Fuiste un error. –Dije por último-
-Repíteme eso, mirándome a los ojos. –dijo Skandar serio-
Le mire a los ojos, y le sostuve seriamente la mirada.
-Dije que eres un mentiroso y que fuiste un error en mi vida, del cual me arrepiento mucho. –Dije con la voz firme-
-¡Vaya!, pensé que no harías eso. Ahora bien, tu también eres una mentirosa, ¿no que me amabas? –Dijo burlón-
-Simples estupideces de adolescente. –dije seria, soportando las ganas de gritarle que lo amaba infinitamente-
Imprevistamente Skandar se acercó a mí, acortando la distancia y tomando mi cintura, después me beso. Ese beso, fue totalmente distinto, fue frío, indiferente, hostil con desprecio. Lo sostuve por unos cuantos segundos, después lo empuje.
-¡En tu vida vuelvas a hacer eso! –dije-
-Jajajaja… ni tu te la crees, ¡aún me amas! –Dijo con una descarada sonrisa en el rostro-
-¡Por favor!, claro que no. No te amo. –Dije acercando mi rostro con el suyo- ¿Cómo amar aun falso, además de cínico, como tú? –dije con la mirada afilada viendo totalmente a sus ojos, sosteniéndole la mirada furiosamente-
Él desvió su mirada. Evadiendo la mía.
-Si eso era todo lo que me querías decir, la niña mimada se va. –dije-
Al avanzar unos pasos, arranque el dije que portaba alrededor de mi cuello y lo tire al pasto cubierto de nieve. Seguí mi camino sin mirar atrás, ¿era posible lo que acababa de hacer?... Lo llame mentiroso, mientras al decirle que no lo amaba le mentí… Me quejo de su cinismo y su falsedad y yo acababa de hacer lo mismo… Pero mientras volvía a casa, me interrogue varias veces si le dije la verdad o no. Al besarlo todo fue tan distinto. No sentí nada. O será que llevaba bien colocada una mascara y el corazón se me volvió duro como una roca para lograr mentirle. Eso no es cierto, si no lo amara, no me hubiese dolido que me llamara “error”. Sólo comprobé una cosa, por más que yo quisiera negarlo, amaba con todo mi corazón a Skandar Keynes, y eso de que no sentí nada, me autoengaño, pues también me dolió sentirlo así, con su actitud egocéntrica y superficial.

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En ese parque de Italia un chico de cabellera castaña, se acerca a recoger un objeto que la chica con la que acababa de discutir había tirado. ¿Qué era?... era un obsequió que él le regalo el día de un aniversario, el aniversario en el que los dos se dijeron por primera vez “te amo”… ¿Aun sentirán ambos lo mismo?
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Narra Edith:
Volví a meterme en las sábanas… ¡Cuánto hubiese deseado regresar el tiempo y no decir lo que dije!... Pero el tiempo no se puede regresar… Sinceramente eso de “Skan-dith” me fascinaba… pero al parecer a Skandar no. Y el encuentro, solo sirvió para hacerme más daño… ¡Porque me hacía esto!
La semana en Italia se fue fugaz… Papá dijo que nos quedaríamos una semana más. Diario hablaba con Gaspard, hablar con él me hacía sentir mejor. Ya le había dicho que volvería a Francia, y también lo que sucedió con Skandar…
No hablaba mucho, tampoco tenía mucho apetito… Pero en fin, tenía que comer… Mis amigos de Francia estaban emocionados con nuestro regreso… En mi “libro de recuerdos” Un libro hecho por mi, con fotos desde que era pequeña, hasta la fecha, en el escribía frases, en ellas describía como me sentía –Las que han estado al final de cada capítulo- Y cuando las leía, recordaba el motivo del porque las escribí y las lágrimas junto con el maldito nudo en la garganta aparecían. De estar completamente feliz, pase a ser todo lo contrario… ¿En que momento dependí de Skandar Keynes?... Tengo que hacerme a la idea, de que él no lo es todo, y tengo razones para seguir siendo feliz, pero no puedo, es difícil… Y yo que calificaba de ridículas a las chicas que se ponían a llorar por un chico… Ahora las entiendo. Pero lo cierto es que no debemos depender de alguien, la vida no se acaba porque él se va. Tengo que seguir, yo sola, viendo hacia el frente. Me siento engañada, estúpida, ingenua… eso es lo que más me molesta, además de sentir esas malditas ganas de volver y no a verlo… Estoy hecha una total confusión, ¡me contradigo a mi misma!
¿Realmente que esperaba de Skandar?... medite su actitud tan… desagradable, mientras la meditaba recordé el día que Carl, nos recogió en el aeropuerto, donde menciono una actitud egocéntrica de parte de Skandar cuando tenia una novia. Entonces, ¿Skandar es así?, ¿Solo me mostro una ilusión de un chico totalmente maravilloso?... No sé que pensar, que creer y que no. Esas facetas de Skandar me confundían, me sentía la persona más estúpida sobre el planeta tierra. Mi mente decía que lo olvidara, pero mi corazón se oponía a tal idea. ¡Amo y amare por siempre a Skandar Keynes! Eso era lo único de lo que estaba completamente segura. Pero no puedo pasarme todo el tiempo encerrada en mi habitación, apenas tengo 18 soy joven… Y mi oxígeno afortunadamente no lo es Skandar.
“Perdóname querido corazón, pero hazte a la idea de que tienes que seguir y prométeme que nunca volverás a caer en engaños, y querido cerebro, ayuda a corazón con tal tarea” –pensé-
Era el día del regreso, la vuelta a la “normalidad”…. ¿todo volverá a ser normal?... tengo el presentimiento de que algo desagradable sucederá…

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