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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
me encanta tu nove, me perdí un tiempo pero ya volví
y quiero seguir leyendo por favor :(
SÍGUELA!
y quiero seguir leyendo por favor :(
SÍGUELA!
fernanda
Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
CHICAS SI QUIEREN EN DOS SEMANAS SUBO CAP
BUENO CUIDENSE :oops:
BUENO CUIDENSE :oops:
jamileth
Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
Rayos. Prefiero la Venganza de los Nerds por encima de Casablanca cualquier día. Estuve escogiendo entre sus películas por varios largos minutos, aburrida y comprobando mi reloj. Se había ido ya hace rato.
-¿Señorita? -Hubo un ligero golpe en la puerta. Una sirvienta apareció con una bandeja sosteniendo una botella de vino y dos copas de aspecto lujoso. Parecía estar nerviosa, era pequeña y delgada, de cabello color marrón lacio y un uniforme enorme de color gris-. El amo me envió para ver si se le ofrece algo.
¿El "amo"? Jason claramente tenía problemas.
Saqué mi teléfono.
-¿Cuál es la dirección de dónde estamos? -Cuando ella me la dijo, la escribí, mandándole un mensaje a Ryder: VEN POR MÍ AHORA.
La sirvienta miró a la bandeja inciertamente cuando terminé.
-El amo me encargó que le trajera esto.
Señalé el extremo de la mesa cercana.
-Ponlo ahí. Gracias.
Colocó la bandeja, pero el peso de equilibrio estaba mal, y al instante de soltarla todo se volcó, el vino derramándose en la alfombra Persa de seda crema.
Ambas contuvimos la respiración a la vez. Rápidamente agarré la botella, poniéndola en la mesa. El daño ya estaba hecho, una profunda mancha de color rojo del tamaño de una pelota de baloncesto había empapado la alfombra.
-¿Tienes toallas por acá cerca? Podemos quitarle lo peor antes que se asiente.
No hubo respuesta. Me di la vuelta y miré a la sirvienta.
Sus ojos estaban bien abiertos con terror, sus pupilas dilatadas. Sacudía las manos, lágrimas silenciosas se derramaban por sus mejillas, y estremecimientos atormentaban su cuerpo.
Oh, Dios.
-Es solo un poco de vino -dije con una sonrisa tranquilizadora-. ¿Toallas?
Cayó de rodillas y empezó a sollozar como si hubiera sido una sentencia de muerte. Frunciendo el ceño, salí al pasillo, buscando a algún sirviente.
-¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ¿Jason?
Otra mujer gris apareció por otra puerta. Me miró con los hombros encorvados, como si esperara ser despreciada en vez de ser bien recibida.
¿Qué estaba mal con estas personas?
-¿Puedo ayudarla, señorita? -dijo con una voz suave.
Asentí y señalé la puerta.
-¿Puede entrar por un segundo?
Me siguió como un tímido ratoncito. Cuando vio a la otra mujer, postrada y sollozando con miedo, y la mancha de vino en la alfombra, se giró sobre sus talones y corrió.
-¿Está yendo a buscar toallas? -grité, molesta en mi interior-. ¿Hola?
Pude escuchar sus pies golpeando los escalones de la escalera y la puerta cerrándose tras ella.
Muy bien, eso era todo. No me importaba que Ryder no hubiera llegado, esperaría afuera. Tomé una lapicera y un recibo de abarrotes de mi bolso y le escribí una nota a Jason.
No puedo quedarme otra noche. Lamento el vino derramado. Pagaré el servicio de limpieza. ¿Podemos encontrarnos otro día?
La firmé y se la entregué a la sirvienta.
-Mira, voy a asumir la responsabilidad por el vino, ¿sí? Estaba por alcanzar la botella y la choqué, esa es la historia que vamos a decir. -Le di una sonrisa amistosa.
Sus lagrimas se secaron un poco, y su respiración se calmó luego de esos terribles y jadeantes sollozos.
-Sí, señora.
Algo realmente raro estaba sucediendo, y no iba a quedarme cerca para averiguarlo. Le di una sonrisa alentadora y agarré mis cosas, para dirigirme fuera de la casa. Jason estaba poniéndome terriblemente nerviosa.
La calzada de la mansión era larga y empedrada, se extendía a través de un área boscosa que rodeaba su propiedad. Debido a que estaba bastante oscuro afuera y mis nervios se dispararon, no iba a ser el paseo más relajante. Escuchaba ruidos en el bosque, y caminé más rápido.
Golpeé el cerrojo del portón y me deslicé fuera antes incluso que terminara de abrirse completamente, entonces troté por la calle para poder ver los coches viniendo.
Gracias a toda la fortuna y la suerte, un gran camión se detuvo junto a mí. Ryder. Gracias a Dios.
Me asomé para comprobar que efectivamente era ella, pero la puerta se abrió y Joe salió por el asiento del pasajero. Un chillido de protesta estalló en mi garganta, y miré fijamente la cabina. Nick estaba manejando.
-¿Dónde está Ryder?
-Estábamos en la oficina y le dije que me haría cargo de esto. Sube.
-¿Cómo sé que todo esto no es un rebuscado plan para secuestrarme de nuevo y llevarme a la Madriguera del amor?
La sonrisa de Joe era salvaje.
-No lo sabes.
Fruncí el ceño y volví la vista a la mansión de Jason. ¿Puma asfixiante en la mansión? ¿O el puma demasiado sexy para mi propio bien con el que estaba tratando de romper? En realidad no había duda alguna, pero saqué mi teléfono para mandarle un mensaje a Ryder y note que ella me había enviado uno hacía unos pocos minutos.
No te enojes. Joe está muy decidido a verte.
No mierda, Sherlock.
-¿Por qué estaban en Midnight Liaisons? -pregunté.
-Marie me había prometido sacar algunos registros de los lobos Anderson para mí, para ver si podemos cotejar todas sus direcciones.
Me suavicé, viendo la preocupación en su ceño.
-¿Siguen sin saber nada de Savannah?
Sacudió la cabeza, y señaló el camión.
-¿Vas a entrar?
Me deslicé en la cabina. Joe entró junto a mí, cerró la puerta, y me subió a su regazo.
Aunque esto era mejor que ser estrujada contra la mole ceñuda de Nick, todavía se sentía raro.
-Joe -dije, intentando deslizarme-, no puedo sentarme en tu regazo.
Me miró de manera burlona pero se negó a dejarme ir.
-¿Recuerdas esa última conversación que entablamos, donde dijiste que no me querías en tu vida?
-Lo recuerdo, sí -dije, intentando no mirarlo a los ojos para poder mantener mi resolución.
Se encogió de hombros, y mis ojos se vieron atraídos por esos hombros anchos como una ninfómana hambrienta. No podía tenerlo en mi vida. No podía.
-No lo acepto -dijo.
Sacudí mi cabeza para aclararla.
-¿Aceptas qué?
-Tu rechazo -dijo, tomando mi mano. Su mano era tan cálida y reconfortante-. He decidido no aceptar un no como respuesta.
Me estremecí ante la emoción de las palabras que me dijo. Me obligué a que mi voz contuviera sarcasmo.
-¿Crees que puedo darle un beso y fingir que no te he botado dos veces?
-Eso me suena bien. -Entonces su boca estaba sobre la mía, su mano rodeando mi nuca para sostenerme contra él.
Yo y mi gran boca.
Él y su deliciosa y pecaminosa boca. Sus labios eran suaves, cálidos, deliciosos. Sabia lo que quería, y como un general determinado, llegó, observó, y conquistó. Luego del primer golpe de su lengua en mi boca, estuve perdida. Su lengua barrió a través de mi boca, posesiva y juguetona, y se encontró con la mía. Nada sabia tan bien como Joe.
No lo había superado; seguía queriéndolo a pesar de todo. Mi mano se enroscó en su camisa y deslicé mi muslo sobre el suyo.
Nick se aclaró la garganta, y me estrellé de vuelta en el planeta tierra. La boca de Joe se extendió en una vaga sonrisa.
Le di un puñetazo en el hombro.
-Deja de hacer eso.
Alzó sus manos como rindiéndose, y sus ojos se fijaron en los míos.
-¿Con quién estabas?
Metí un mechón de cabello detrás de mi oreja.
-Nadie que sea de tu incumbencia.
Sus ojos brillaron en la oscuridad, la versión puma de tener un berrinche.
-Apestas a colonia.
Sí, bueno, también mi cita.
-Joe, déjalo.
-¿Te besó? -¿Hubo una nota tensa en la voz de Joe?
Le lancé una mirada enfadad para esconder mi mentira.
-Algunos sujetos son lo bastante amables para no atacar a una chica en la primera cita.
No Jason, pero estoy segura de que había algunos sujetos así en laguna parte.
Silencio. Para luego un presumido:
-Bien.
Me irritó y emocionó a la vez. Me emocionaba que fuera posesivo cuando se trataba de mí... me irritaba que fuera tan idiota sobre ello. Maldición. Mi corazón se rompió un poco. No podía tener esto. No podía tenerlo.
-No puedo hacer esto, Joe.
-No lo hagas -dijo suavemente.
-No puedo estar contigo. Lo siento. -Mis ojos ardían debido a las lágrimas.
Unos cuantos minutos pasaron en un silencio incomodó, cuando Joe habló de nuevo.
-Necesito tu ayuda, ___________________. Has conocido a una gran cantidad de miembros de la alianza en tu trabajo, ¿verdad?
Parecía una pregunta rara.
-Supongo.
-Y todas las solicitudes se hacen en persona, ¿correcto?
-Giselle utiliza entrevistas en persona, sí. Algunos clientes tiene varios cientos de años y son lentos en entender la nueva tecnología. -Los vampiros eran notoriamente malos con las computadoras y no podían escribir algo que se entendiera-. ¿Por qué?
-Porque necesitamos tu ayuda identificando unos cuerpos.
bueno chicas hasta aquí....
mmm..ya se termino el capitulo..
bueno gracias x haber esperado y solo los fines de semana subiré capitulo..
y si es q llego poder..
mmmm
lo hare entre semanas
pero mas seguro es los fines de semana :bye:
-¿Señorita? -Hubo un ligero golpe en la puerta. Una sirvienta apareció con una bandeja sosteniendo una botella de vino y dos copas de aspecto lujoso. Parecía estar nerviosa, era pequeña y delgada, de cabello color marrón lacio y un uniforme enorme de color gris-. El amo me envió para ver si se le ofrece algo.
¿El "amo"? Jason claramente tenía problemas.
Saqué mi teléfono.
-¿Cuál es la dirección de dónde estamos? -Cuando ella me la dijo, la escribí, mandándole un mensaje a Ryder: VEN POR MÍ AHORA.
La sirvienta miró a la bandeja inciertamente cuando terminé.
-El amo me encargó que le trajera esto.
Señalé el extremo de la mesa cercana.
-Ponlo ahí. Gracias.
Colocó la bandeja, pero el peso de equilibrio estaba mal, y al instante de soltarla todo se volcó, el vino derramándose en la alfombra Persa de seda crema.
Ambas contuvimos la respiración a la vez. Rápidamente agarré la botella, poniéndola en la mesa. El daño ya estaba hecho, una profunda mancha de color rojo del tamaño de una pelota de baloncesto había empapado la alfombra.
-¿Tienes toallas por acá cerca? Podemos quitarle lo peor antes que se asiente.
No hubo respuesta. Me di la vuelta y miré a la sirvienta.
Sus ojos estaban bien abiertos con terror, sus pupilas dilatadas. Sacudía las manos, lágrimas silenciosas se derramaban por sus mejillas, y estremecimientos atormentaban su cuerpo.
Oh, Dios.
-Es solo un poco de vino -dije con una sonrisa tranquilizadora-. ¿Toallas?
Cayó de rodillas y empezó a sollozar como si hubiera sido una sentencia de muerte. Frunciendo el ceño, salí al pasillo, buscando a algún sirviente.
-¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ¿Jason?
Otra mujer gris apareció por otra puerta. Me miró con los hombros encorvados, como si esperara ser despreciada en vez de ser bien recibida.
¿Qué estaba mal con estas personas?
-¿Puedo ayudarla, señorita? -dijo con una voz suave.
Asentí y señalé la puerta.
-¿Puede entrar por un segundo?
Me siguió como un tímido ratoncito. Cuando vio a la otra mujer, postrada y sollozando con miedo, y la mancha de vino en la alfombra, se giró sobre sus talones y corrió.
-¿Está yendo a buscar toallas? -grité, molesta en mi interior-. ¿Hola?
Pude escuchar sus pies golpeando los escalones de la escalera y la puerta cerrándose tras ella.
Muy bien, eso era todo. No me importaba que Ryder no hubiera llegado, esperaría afuera. Tomé una lapicera y un recibo de abarrotes de mi bolso y le escribí una nota a Jason.
No puedo quedarme otra noche. Lamento el vino derramado. Pagaré el servicio de limpieza. ¿Podemos encontrarnos otro día?
La firmé y se la entregué a la sirvienta.
-Mira, voy a asumir la responsabilidad por el vino, ¿sí? Estaba por alcanzar la botella y la choqué, esa es la historia que vamos a decir. -Le di una sonrisa amistosa.
Sus lagrimas se secaron un poco, y su respiración se calmó luego de esos terribles y jadeantes sollozos.
-Sí, señora.
Algo realmente raro estaba sucediendo, y no iba a quedarme cerca para averiguarlo. Le di una sonrisa alentadora y agarré mis cosas, para dirigirme fuera de la casa. Jason estaba poniéndome terriblemente nerviosa.
La calzada de la mansión era larga y empedrada, se extendía a través de un área boscosa que rodeaba su propiedad. Debido a que estaba bastante oscuro afuera y mis nervios se dispararon, no iba a ser el paseo más relajante. Escuchaba ruidos en el bosque, y caminé más rápido.
Golpeé el cerrojo del portón y me deslicé fuera antes incluso que terminara de abrirse completamente, entonces troté por la calle para poder ver los coches viniendo.
Gracias a toda la fortuna y la suerte, un gran camión se detuvo junto a mí. Ryder. Gracias a Dios.
Me asomé para comprobar que efectivamente era ella, pero la puerta se abrió y Joe salió por el asiento del pasajero. Un chillido de protesta estalló en mi garganta, y miré fijamente la cabina. Nick estaba manejando.
-¿Dónde está Ryder?
-Estábamos en la oficina y le dije que me haría cargo de esto. Sube.
-¿Cómo sé que todo esto no es un rebuscado plan para secuestrarme de nuevo y llevarme a la Madriguera del amor?
La sonrisa de Joe era salvaje.
-No lo sabes.
Fruncí el ceño y volví la vista a la mansión de Jason. ¿Puma asfixiante en la mansión? ¿O el puma demasiado sexy para mi propio bien con el que estaba tratando de romper? En realidad no había duda alguna, pero saqué mi teléfono para mandarle un mensaje a Ryder y note que ella me había enviado uno hacía unos pocos minutos.
No te enojes. Joe está muy decidido a verte.
No mierda, Sherlock.
-¿Por qué estaban en Midnight Liaisons? -pregunté.
-Marie me había prometido sacar algunos registros de los lobos Anderson para mí, para ver si podemos cotejar todas sus direcciones.
Me suavicé, viendo la preocupación en su ceño.
-¿Siguen sin saber nada de Savannah?
Sacudió la cabeza, y señaló el camión.
-¿Vas a entrar?
Me deslicé en la cabina. Joe entró junto a mí, cerró la puerta, y me subió a su regazo.
Aunque esto era mejor que ser estrujada contra la mole ceñuda de Nick, todavía se sentía raro.
-Joe -dije, intentando deslizarme-, no puedo sentarme en tu regazo.
Me miró de manera burlona pero se negó a dejarme ir.
-¿Recuerdas esa última conversación que entablamos, donde dijiste que no me querías en tu vida?
-Lo recuerdo, sí -dije, intentando no mirarlo a los ojos para poder mantener mi resolución.
Se encogió de hombros, y mis ojos se vieron atraídos por esos hombros anchos como una ninfómana hambrienta. No podía tenerlo en mi vida. No podía.
-No lo acepto -dijo.
Sacudí mi cabeza para aclararla.
-¿Aceptas qué?
-Tu rechazo -dijo, tomando mi mano. Su mano era tan cálida y reconfortante-. He decidido no aceptar un no como respuesta.
Me estremecí ante la emoción de las palabras que me dijo. Me obligué a que mi voz contuviera sarcasmo.
-¿Crees que puedo darle un beso y fingir que no te he botado dos veces?
-Eso me suena bien. -Entonces su boca estaba sobre la mía, su mano rodeando mi nuca para sostenerme contra él.
Yo y mi gran boca.
Él y su deliciosa y pecaminosa boca. Sus labios eran suaves, cálidos, deliciosos. Sabia lo que quería, y como un general determinado, llegó, observó, y conquistó. Luego del primer golpe de su lengua en mi boca, estuve perdida. Su lengua barrió a través de mi boca, posesiva y juguetona, y se encontró con la mía. Nada sabia tan bien como Joe.
No lo había superado; seguía queriéndolo a pesar de todo. Mi mano se enroscó en su camisa y deslicé mi muslo sobre el suyo.
Nick se aclaró la garganta, y me estrellé de vuelta en el planeta tierra. La boca de Joe se extendió en una vaga sonrisa.
Le di un puñetazo en el hombro.
-Deja de hacer eso.
Alzó sus manos como rindiéndose, y sus ojos se fijaron en los míos.
-¿Con quién estabas?
Metí un mechón de cabello detrás de mi oreja.
-Nadie que sea de tu incumbencia.
Sus ojos brillaron en la oscuridad, la versión puma de tener un berrinche.
-Apestas a colonia.
Sí, bueno, también mi cita.
-Joe, déjalo.
-¿Te besó? -¿Hubo una nota tensa en la voz de Joe?
Le lancé una mirada enfadad para esconder mi mentira.
-Algunos sujetos son lo bastante amables para no atacar a una chica en la primera cita.
No Jason, pero estoy segura de que había algunos sujetos así en laguna parte.
Silencio. Para luego un presumido:
-Bien.
Me irritó y emocionó a la vez. Me emocionaba que fuera posesivo cuando se trataba de mí... me irritaba que fuera tan idiota sobre ello. Maldición. Mi corazón se rompió un poco. No podía tener esto. No podía tenerlo.
-No puedo hacer esto, Joe.
-No lo hagas -dijo suavemente.
-No puedo estar contigo. Lo siento. -Mis ojos ardían debido a las lágrimas.
Unos cuantos minutos pasaron en un silencio incomodó, cuando Joe habló de nuevo.
-Necesito tu ayuda, ___________________. Has conocido a una gran cantidad de miembros de la alianza en tu trabajo, ¿verdad?
Parecía una pregunta rara.
-Supongo.
-Y todas las solicitudes se hacen en persona, ¿correcto?
-Giselle utiliza entrevistas en persona, sí. Algunos clientes tiene varios cientos de años y son lentos en entender la nueva tecnología. -Los vampiros eran notoriamente malos con las computadoras y no podían escribir algo que se entendiera-. ¿Por qué?
-Porque necesitamos tu ayuda identificando unos cuerpos.
bueno chicas hasta aquí....
mmm..ya se termino el capitulo..
bueno gracias x haber esperado y solo los fines de semana subiré capitulo..
y si es q llego poder..
mmmm
lo hare entre semanas
pero mas seguro es los fines de semana :bye:
jamileth
Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
OOOOOOOOOOOOOOOOHHH!!!
VOLVISTEEE!!! Y QUE BIENO QUE SE SALIOO POR QUE ESE JASON ME DA MALA ESPINAAA!!! Y JOEE!!! AAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!.. YO QUIERO UNO ASIII
VOLVISTEEE!!! Y QUE BIENO QUE SE SALIOO POR QUE ESE JASON ME DA MALA ESPINAAA!!! Y JOEE!!! AAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!.. YO QUIERO UNO ASIII
chelis
Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
dios ! por que la tonta no se queda con joe y ya?
cuerpos ? que horror !
SÍGUELA!
cuerpos ? que horror !
SÍGUELA!
fernanda
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