Los Patitos Feos También Besan (con Nick y Joe)

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Que lindo fue Paul con Jemima (:

haha y si estamos locas, pero somos del Club de las locas de Los Patitos Feos Tambien Besan :P

Nick_is_infatuation escribió:haha y si estamos locas, pero somos del Club de las locas de Los Patitos Feos Tambien Besan :P

Jajaja xD

pinkiiland escribió:

Nick_is_infatuation escribió:haha y si estamos locas, pero somos del Club de las locas de Los Patitos Feos Tambien Besan :P

Jajaja xD

yay! te hice reir, por eso merecemos otro capitulo!!!..... :P ok , tal vez no, pero seria genial!!!

Está bien ;)
me agarraste de buenas xD
ya lo subo...
espérate unos 5min!

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Gracias ! Gracias! Gracias! Gracias! Gracias!

Capítulo 33

«Mañana por la noche iré a una fiesta de despedida», escribo en un email dirigido a Joe. «Uno de mis mejores amigos del trabajo se va a otra compañía de televisión, de modo que estoy bastante triste. Sé que lo pasaré bien, pero no sé con quién voy a hablar ahora, aparte de ti, por supuesto, de quien parece que estoy volviéndome cada vez más dependiente.
En fin. No podré hablar luego contigo porque me iré directo al gimnasio, pero llámame mañana a casa después de la fiesta y te lo contaré todo.
Besos y abrazos, como siempre. JJ.»


Santo cielo, parémonos un momento y miremos a Jemima, porque la transformación, en apenas un mes, es extraordinaria. Paul, el instructor, está francamente asombrado, pero también un poco preocupado, porque Jemima ha perdido peso a un ritmo alarmante, y sospecha que está comiendo mucho menos de lo que le ha recomendado.

Sus sospechas son ciertas. Jemima llevó a casa la hoja del régimen, la metió en un cajón e hizo caso omiso de todos los buenos consejos. El mes pasado su rutina diaria ha sido la siguiente.

Se levanta a las siete de la mañana y bebe un vaso de agua caliente con una rodaja de limón. Se pone el chándal, mete la ropa de trabajo en una bolsa de deporte y está en el gimnasio hacia las ocho. Ha doblado los tiempos que le indicó Paul y ha añadido algunos movimientos propios. Pasa quince minutos en la bicicleta, veinticinco en la máquina de escalera, quince en á la remadora y media hora en la cinta rodante, donde hace alguna que otra carrera.

Después pasa a los ejercicios de suelo y los abdominales, y logra llegar a la oficina hacia las diez, ignorando por completo los sándwiches de beicon que antes comía de camino.

Se sienta ante su escritorio y, tras pasarse la mañana bebiendo agua mineral, almuerza un plato de lechuga, tomate y pepino, mientras Geraldine menea la cabeza con expresión de asombro, todavía incapaz de comprender de dónde saca tanta fuerza de voluntad. Cuando termina de comer, Jemima siempre se siente ligeramente culpable, porque ha llevado el asunto del régimen al extremo.

Bebe otro litro de agua mineral a lo largo de la tarde, termina de trabajar a las seis, suele hablar con Joe por teléfono al menos media hora, de vez en cuando una hora, y después vuelve al gimnasio.

Completa la jornada con una clase de gimnasia de una hora y luego se relaja en la sala de vapor o en la sauna. Sigue viéndose enorme, aunque está mucho menos enorme que hace unos meses, y se niega a mirarse en los espejos del gimnasio excepto para pensar que algún día todos esos kilos de más habrán desaparecido. Algún día tendrá el cuerpo firme. Algún día será un cuerpo firme.

Si pudiera escoger, no cenaría nada por la noche, porque desde que ha empezado este nuevo régimen está decidida adelgazar. Sin embargo, sabe que si no come nada no tendrá fuerzas para hacer ejercicio, y necesita proteínas, de modo que su cena consiste en un pequeño plato de verduras hervidas y una pechuga de pollo a la parrilla.

Es una comida aburrida y sosa, pero por una vez no le importa. No tiene ataques de ansiedad, se siente demasiado bien por haber perdido peso. Le gusta notar que la ropa le va grande, y aunque aún no se ha comprado ropa nueva, sabe que si sigue portándose bien no tardará en poder llevar lo que quiera.

Jemima Jones ha estado perdiendo una media de dos kilos y medio por semana. Si sumáis los kilos que ha adelgazado este mes —nueve— a los casi seis kilos que perdió el mes anterior, comprobaréis que Jemima pesa ahora setenta y seis kilos.

Paul le ha dicho que, midiendo metro sesenta y nueve, debería aspirar a bajar hasta sesenta y tres, pero ella no ha hecho caso y ha decidido pesar cincuenta y cuatro, aunque muera en el intento.

Entra en el cuarto de baño, se quita la ropa y se mira en el espejo de cuerpo entero. Sigue sintiendo repugnancia ante la celulitis de sus muslos, los michelines de sus caderas, pero hasta ella tiene que conceder que el cambio es milagroso.

Porque, a pesar de pesar setenta y seis kilos, Jemima Jones ahora tiene cintura. Tiene rodillas. Tiene una papada pequeña en lugar de una cuádruple, y su cara está casi irreconocible de lo mucho que ha adelgazado. JJ está emergiendo poco a poco de las carnes de Jemima Jones y, aunque no es la JJ de la bicicleta un caluroso día de verano, no hay duda de que llegará a serlo. Por fin lo está consiguiendo.

Y mañana por la noche es la noche que ha estado temiendo. Es la fiesta de despedida de Nick. Todo el mundo se ha quedado pasmado, porque nadie ha dejado nunca el Kilburn Herald para ir a la televisión. Algunos se han marchado para trabajar en periódicos nacionales y los colegas que han dejado atrás los han considerado verdaderos héroes, pero han sido contadísimos, y nadie ha soñado nunca con conocer a alguien que ha empezado en su periodicucho local y ha pasado a ser famoso.
—El día menos pensado te entrevistamos —dijo el director, riendo a carcajadas y dándole palmadas en la espalda una vez que asumió que iba a perder a su reportero estrella. —No te olvides de nosotros cuando seas rico y famoso, ¿eh?
Nick se limitó a sonreír, contando mentalmente los días.

Porque a pesar de lo cumplidor que es y lo mucho que trabaja, las pasadas semanas ha estado demasiado emocionado para concentrarse en el periódico. Pero se lo han perdonado, y sus habituales obligaciones diarias ya han sido delegadas a otros, de modo que ahora su presencia en la oficina es una mera formalidad.

Ben estaba en la oficina cuando recibió la llamada que le informó de que el trabajo era suyo. Sabía que la prueba cinematográfica no podía haber salido mejor, pero temía que no hubiese sido lo bastante buena, y los días de espera fueron los peores de su vida.
—Es el destino —no paraba de decir a Jemima. —Todo está escrito.
—«¿Qué será, será?» —decía ella, como Doris Day, esperando que el destino también le sonriera como a él, esperando que eso no significara perderlo, porque estaba segura de que en cuanto Nick se fuera del Kilburn Herald no miraría atrás, no se acordaría de los amigos que había dejado allí.

Porque puede decirse que Nick y Jemima son amigos. No lo eran cuando los conocimos, entonces solo eran colegas, pero como ocurre tan a menudo, en tiempos de adversidad se forjan las amistades, y Nick necesitaba una confidente, sobre todo durante la semana de las largas noches, como la llamó.


No obstante, las amistades pueden ser efímeras, como; sabe muy bien Jemima, y su amistad con Nick, aunque basada en la confianza y la admiración, se fundamenta en la misma medida en la conveniencia, y ella está segura de que una vez que él se sumerja en el glamouroso mundo de la televisión, no volverá a dar señales de vida. Sin embargo, desea que Nick sea feliz, más de lo que desea que se quede en el Kilburn Herald, y ella fue la primera persona que se enteró de que había conseguido el trabajo.
—Nick —dijo una voz áspera por teléfono—, soy Diana Macpherson.
Nick se quedó sin aliento y la risa de Diana rompió el silencio.
—Bueno —añadió, —supongo que quieres saber mi opinión sobre la prueba cinematográfica.
—Sí —repuso él, no muy seguro de qué pensar de aquel tono de voz.
—Acabo de verla y tenía que llamarte para decirte que estás de puta madre.
—¡Lo dices en broma! —exclamó Nick.
—Nunca bromeo sobre cosas así. Es una de las mejores pruebas que he visto. No puedo creer que no hayas sido presentador antes. ¿Estás seguro de que me dices la verdad?
Nick rió.
—Se lo he enseñado al jefe de reportajes y los dos estamos de acuerdo en que eres el hombre idóneo para el programa —prosiguió ella, —pero hay un problema.
A Nick se le cayó el alma a los pies.
—¿Un problema?
—Sí. No es importante, pero cuando hablamos dijiste que querías hacer noticias y política, y me temo que esta no es nuestra oferta. Nos gustaría ofrecerte un contrato de un año como principal reportero de espectáculos de London Nights.
Se hizo el silencio mientras Nick trataba de digerir lo que acababa de oír.
—¿Sigues ahí? —preguntó Diana.
—Oh, perdona, es que no era lo que esperaba.
Diana suspiró.
—Lo sé, pero llevo en este mundo el tiempo suficiente para conocer los puntos fuertes de las personas, y aunque sé que lo que quieres es presentar informativos, también sé que te estarías desaprovechando. Te conviene ocupar un lugar más destacado y, con franqueza, Nick, con esto como primer peldaño tendrás el mundo a tus pies.
—Lo sé. —Nick asintió, todavía no muy seguro de qué decir. Por supuesto que se trataba de una oportunidad maravillosa, pero ¿quería que lo vieran como reportero de espectáculos, como un frívolo e insustancial entrevistador de celebridades? —¿Puedo tomarme unos minutos para pensarlo y llamarte después? —preguntó, sin saber que nadie, y menos un presentador sin experiencia, había tenido que pensarse nunca una oferta de Diana Macpherson.
—De acuerdo —accedió ella. —Estaré en la oficina otros diez minutos y si no tengo noticias de ti llamaremos a nuestro segundo candidato. Siento ser tan dura, pero así es la televisión.
—No te preocupes —dijo Nick. —Lo entiendo.

Nick fue corriendo al escritorio de Jemima, y se quedaron allí sentados con las cabezas juntas mientras él explicaba lo que había ocurrido y cuáles eran sus reservas.

Gracias de nuevo! [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

tambien me preocupa que Jemima se vaya al extremo por querer adelgazar :S

no creo que Nick se olvide de ella, o al menos eso espero (:

Iba a celebrar por Jemima, pero no está pensando en su salud :/
Espero que las cosas no terminen mal.
Que lindo Nick, estoy segura de que, si no fuese porque ahora su prioridad es otra, podría gustarle realmente Jemima, mas que una amiga (:
¡ME ENCANTA ESTA NOVEEE!
SIGUELAAAA :D

Capítulo 34

—No seas ridículo —dijo Jemima, —llevas años esperando esta oportunidad. No te encasillarían, solo te hace falta introducirte. Si desaprovechas esta oportunidad —añadió muy seria— no sabes cuándo se dará la próxima. Si es que se da —concluyó con tono alarmante.

Funcionó. Nick miró el reloj; faltaban dos minutos para que se cumplieran los diez que le habían dado. Besó a Jemima en la mejilla, descolgó el teléfono y marcó el número de la London Daytime Television.
—¿Diana? —dijo con una voz mucho más firme. —Soy Nick Williams. He estado pensándolo y te llamo para decirte que me encantaría trabajar para vosotros, y que tan pronto como organice las fechas me tendréis allí.
—Uf —dijo Diana Macpherson sonriendo. —¡Me has asustado, sobre todo porque ni siquiera tenemos un maldito segundo candidato!

Y con esa única llamada telefónica el destino de Nick queda decidido. Puede que no sea el trabajo que siempre ha querido, pero sin duda se trata de un comienzo, y muy bueno, por cierto. Sin embargo, antes de un nuevo comienzo debe haber un final, y mañana por la tarde será su última tarde en el Kilburn Herald.

Jemima Jones se pone enferma solo de pensarlo, tanto que comete un pecado imperdonable y se sincera con Sophie y Lisa, solo porque no tiene a nadie más con quien hablar. No pensaba decirles nada, pero le sale sin querer.
—Se te ve un poco chafada —dice Sophie cuando entran. —¿Va todo bien?
—Sí —responde Jemima, y sin poder evitarlo suelta un profundo suspiro. —Creo que me estoy excediendo un poco —añade, tratando de disimular.
—Pasas muchísimo tiempo en el gimnasio —dice Lisa, —tal vez deberías ir menos. Nadie necesita hacer tanto ejercicio.


¿Echamos un vistazo a lo que está pasando aquí? Lisa empieza a darse cuenta de que la Jemima Jones del pasado lleva camino de convertirse en la JJ del futuro, una JJ que podría ser... lo impensable. Una amenaza. Porque Lisa, adicta como es a las banalidades, advierte que a medida que Jemima pierde kilos está emergiendo una verdadera belleza, y eso no le gusta. Ni pizca.
—Es posible —digo, aunque en realidad me gustaría pasar mucho más tiempo en el gimnasio. Si pudiera viviría en él, haría ejercicio a todas horas. Pero no puedo esperar que ella lo entienda, no puedo esperar razonablemente que nadie lo entienda. Sé qué me pasa, lo vi en un programa de la televisión. Me he vuelto adicta al gimnasio. ¡Ja! ¡Yo! Si alguien me hubiera dicho hace seis meses que iba a ser adicta al gimnasio habría rodado por el suelo de la risa. Pero sé de qué se trata, sé que esta adicción es más o menos igual que ser adicta al alcohol o a las drogas, sé que mi cuerpo ahora está rebosante de endorfinas, y me siento genial casi todo el tiempo.

Una vez, solo una, me salté la clase de la tarde para ir a tomar algo con Nick, y a la mañana siguiente me sentía tan culpable que dupliqué los ejercicios y estuve en un tris de sufrir un colapso.
—Supongo que hay otra razón —digo porque tengo que decirlo. Tengo que decírselo a alguien, y ese alguien no puede ser Geraldine. —Nick se va mañana.
Sophie y Lisa se reaniman.
—¿Qué? —dice Sophie. —No te referirás al maravilloso Nick que conocimos, ¿verdad?
Asiento con aire desgraciado.
—¿Adonde se va? —pregunta Sophie.
—Va a trabajar en la London Daytime Television. Será el reportero de un nuevo programa.
—¿Quieres decir que va a salir por la televisión? —Lisa tiene los ojos muy abiertos, y son tan superficiales que puedo ver exactamente lo que están pensando. Ligarse a un hombre guapo está muy bien, ligarse a un hombre rico es aún mejor, pero ligarse a un famoso es el no va más, y Nick no solo es guapo sino que está a punto de ser famoso. Se sienten tan impresionadas que apenas pueden hablar.
—Sí, va a salir en la televisión —agrego—, y estoy un poco triste por eso. Quiero decir que me alegro mucho por él, de verdad, pero voy a echarlo de menos. Se ha convertido en mi mejor amigo en el trabajo y tal vez por eso estoy algo depre esta noche.
—¿Dónde es la despedida? —pregunta Sophie con naturalidad. Como si yo fuera estúpida. Como si fuera a decírselo.
Vamos.
—No me acuerdo —respondo encogiéndome de hombros, y me levanto y salgo de la habitación. —En un bar.
Jemima sube a su habitación mientras Sophie mira a Lisa.
—Gracias, Dios, por darme esta excelente oportunidad —dice con una sonrisa. Porque Sophie ha guardado el número de Nick, solo que no ha tenido las agallas de llamarlo. Hasta ahora.
—¿Qué vas a hacer?
—Tú solo mira. —Sophie saca su agenda del bolso, busca el número de Nick y descuelga el teléfono. —Hola, ¿está Nick? Hola, soy Sophie, la compañera de piso de Jemima. Sí, la del pelo. Solo te llamaba para desearte buena suerte. Jemima acaba de decirme lo de tu nuevo trabajo y nunca he conocido a alguien que vaya a salir por la televisión. Debes de estar realmente emocionado.
—Pues..., sí —dice Nick, que no atina a imaginar por qué lo llama esa chica que casi no lo conoce. —Lo estoy.
—Solo quería felicitarte, porque ahora que eres prácticamente famoso no vamos a verte mucho por aquí, de modo que por si acaso no volvemos a verte, te deseo buena suerte.
—Gracias —dice Nick sonriendo. —Eres muy amable, en serio.
—¿Ya has hecho la despedida? —pregunta Sophie en tono inocente, guiñando un ojo a Lisa.
—No, es mañana por la noche. Se produce un silencio incómodo en el que ninguno de los dos sabe qué decir, pero Nick es el primero en romperlo: —Puedes apuntarte si quieres.
—¡Me encantaría! —exclama ella. —¿Dónde es? —Escribe la dirección mientras Lisa da saltos delante de ella, señalándose y haciendo muecas. —¿Puedo ir con mi amiga Lisa? —pregunta al final a regañadientes.
—Claro —responde Nick. Qué más da, estaré tan absorto que ni me enteraré de su presencia, piensa.
—Estupendo. Hasta mañana por la noche.

Pero es que Sophie no pela una...
De igual modo no creo que llegue muy alto con Nick, se nota que a el no le interesa ninguna de las dos. Bueno, eso espero.
Por cierto, ¿qué será de la vida de Joe?
SIGUELAAAAA PRONTOOO :D

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Sophie y Lisa son unas brujas!!!!!!!!

Pobre Jemima, pero me alegra que tenga tan buen corazon (:

y temo por Nick, tengo miedo de lo que Diana le pueda hacer :|

hay no jemina se esta exediendo
que triste nick se va
pero que bueno que le dieron el trabajo
esa sophie ahhhhh
me encanto
seguila!!!

Jazz, tu firma x_x morí!
en el capi de hoy sale una carta de Joe :D
se vienen cosas muy buenas!!
Ya subo el capi...

Capítulo 35


No estoy segura de si me gusta esta confianza, y hay algo en sus palabras que podría desanimarme si me parara a pensarlo. No es que haya nada desagradable en ellas, solo que parece un poco insulso, pero tal vez se deba a la diferencia cultural. De todos modos, estoy segura de que es totalmente distinto en carne y hueso. Solo que no se le da muy bien escribir cartas. Eso es todo.
—Tu compañera de piso fue muy simpática al llamar.
—¿Qué? —Me vuelvo de la pantalla y miro a Nick horrorizada. —¿De qué hablas?
—Tu compañera, Sophie. Me llamó anoche después de que le dijeras lo de mi nuevo trabajo, para desearme suerte.
Qué bruja. No me lo creo.
—Pero si no le di tu número. ¿De dónde lo ha sacado?
Ahora le toca a Nick parecer sorprendido.
—No lo sé —responde, encogiéndose de hombros. —Supuse que se lo habías dado tú.
—Qué raro. —Me pregunto qué estará tramando Sophie.
—Le dije que podía venir esta noche.
—Ya. —De modo que eso es lo que tramaba. —¿Qué te ha parecido? ¿Crees que es tu tipo?
—¡Jemima! La única vez que la he visto estaba en un estado lamentable. Además, ya sabes que esa clase de chicas no va conmigo.
—Perdona —digo sonriendo para mí. —Solo pensaba que tal vez sea el momento de que tengas novia. —Cuidado, Jemima, estás metiéndote en terreno peligroso.
—¿Novia? —repite él riendo. —¿Qué haría con una novia en estos momentos de mi vida? Estoy demasiado ocupado siendo famoso. Por cierto, ¿sabes quién soy?
—Sí —respondo, divertida. —Eres Nick Williams, el hombre increíblemente engreído cuyo engreimiento aumenta por segundos. —Sacudo la cabeza fingiendo incredulidad. —A saber cómo serás cuando estés realmente en la televisión.
—Seré maravilloso —dice él alzando las manos en un gesto dramático. —Seré un fantástico presentador de programas basura. Seré Nick Williams, el adulador de las estrellas, el lameculos de los famosos.
—¡Nick! —exclamo entre risas, encantada de comprobar que nuestra amistad ha llegado a esta fase en que podemos tomarnos el pelo fácilmente. —No me olvidarás, ¿verdad?
—Tú eres la insignificante Jemima Jones del cutre Kilburn Herald, así que tengo que olvidarte. No conozco a nadie de un lugar de tan poca categoría como el Kilburn Herald. —Nick habla imitando el tono de la gente de la farándula, pero al observar una sombra de duda en mi cara se interrumpe. No puede hablar en serio, ¿verdad?, me pregunto. –Por supuesto que no te olvidaré, Jemima. Eres mi única amiga de verdad aquí, ¿cómo voy a olvidarte?

Sonrío, y acomodo mi cada vez más reducido trasero en la silla mientras me pongo de perfil para dejar ver un pómulo que solo está empezando a emerger, pero Nick no se fija en él. Nick no parece notar que he adelgazado, lo que solo significa una cosa: aún no estoy lo bastante delgada.

Tal vez de una manera abstracta se ha dado cuenta de que tengo mejor aspecto, pero supongo que si pasas mucho tiempo con alguien es difícil notar cualquier cambio en su tamaño. Te darías cuenta al instante de un corte de pelo drástico o de si lleva algo inusual, pero el peso es algo que raras veces notas. Sobre todo si eres hombre. Al menos eso espero.


La única forma de que Nick advierta que Jemima ha adelgazado sería que pasara un tiempo sin verla, lo que para Jemima supondría un auténtico infierno, un infierno, de pronto se da cuenta, que está a punto de hacerse realidad.
—¿Entonces seguiremos en contacto? —se aventura a preguntar mi inseguridad, negándose a cambiar de tema.
—Solo si prometes respetarme y adorarme.
—Por supuesto, oh, famoso —respondo, cuando, sin que él lo sepa, por supuesto, es lo que estoy haciendo.

Gracias!

Wow , a mi tambien me sorprendio Joe :P
espero que no sea un tipo loco XD

y me encanta la amistad que se ha formado con Nick (: