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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada

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Mensaje por valenlizzie Miér 16 Nov 2011, 5:23 pm

NUEVAAAA LECTOORAAA!! :cheers:
HOLA ANDY!!
COMO ESTAS???
BUENO COMO YA DIJE SOY TU NUEVA, FIEL Y LOCA LECTORA!!!! :P
SOLO PUDE LEER LA SINOPSIS :(
PERO YA ME ENCANTOOOOOO!!!!!!!!!
ME VOY A PONER AL TANTO DE TODO URGENTEMENTEEE!!!
AHHH!!! YA QUIERO LEERLAAA!!!
BUENO, TE DEJO.. ME TENGO QUE IR A ESTUDIAR QUIMICA ( ¬¬)
JEJE... NOS VEMOOS!!
TE QUIEROOO!!! :hug:
PD: QUIERO CAPSS!!!!!! YAAA!!!
valenlizzie
valenlizzie


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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 Empty Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada

Mensaje por Just Me! Melissa! :) Miér 16 Nov 2011, 7:18 pm

ahhhh,ya me puse al corriente!
Y ME ENCANTO!!!
SIGUELA!!!!
Just Me! Melissa! :)
Just Me! Melissa! :)


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Mensaje por Flor Jue 17 Nov 2011, 8:06 am

Sigueeeeee *___________*
Flor
Flor


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Mensaje por raqel d' Jonas(NJJ<3 Jue 17 Nov 2011, 1:38 pm

quieroo capp. seguilaa plzzz :)
raqel d' Jonas(NJJ<3
raqel d' Jonas(NJJ<3


http://twitter.com/#!/raqel_JBROTHERS

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Mensaje por Andrea P. Jonas:) Jue 17 Nov 2011, 2:48 pm

RosesScentedWithKisses... escribió:OH MI DIOS!!
PERDONAME PERDONAME!!!
NO PASE ANTES XK NO RECORDABA PERO AHORITA ME QEDE ME FALTA UNA! D:
PERO AKI ESTOY!!
TE LO JURO FUE SIN INTENCIION!!
PERDONAME!!
AHORA ME PONGO AL CORRIENTE SI?
SIGUELA!!!...



no te preokupes!!!!! ;) :D tambien me ha pasado jejeje :P lo importante esq estas aki!!!! :hug:
Andrea P. Jonas:)
Andrea P. Jonas:)


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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 Empty Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada

Mensaje por Andrea P. Jonas:) Jue 17 Nov 2011, 2:56 pm

valenlizzie escribió:NUEVAAAA LECTOORAAA!! :cheers:
HOLA ANDY!!
COMO ESTAS???
BUENO COMO YA DIJE SOY TU NUEVA, FIEL Y LOCA LECTORA!!!! :P
SOLO PUDE LEER LA SINOPSIS :(
PERO YA ME ENCANTOOOOOO!!!!!!!!!
ME VOY A PONER AL TANTO DE TODO URGENTEMENTEEE!!!
AHHH!!! YA QUIERO LEERLAAA!!!
BUENO, TE DEJO.. ME TENGO QUE IR A ESTUDIAR QUIMICA ( ¬¬)
JEJE... NOS VEMOOS!!
TE QUIEROOO!!! :hug:
PD: QUIERO CAPSS!!!!!! YAAA!!!

BIENVENIDA!!!!!!! :lol!: :lol!:
olaaaa vale!!!!! :hi: estoy muuy bien!!! gracias por preguntar!! :D AHHH!!!! q bien q estes por aki!!!!! q bueno q te gusto!!! y no te preokupes!!! ya te pondras al corriente ;) jejeje SUERTE! con quimica!!(odio esa materia XD :P)
TKM :love:
kuidate mucho!! :hug:
Andrea P. Jonas:)
Andrea P. Jonas:)


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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 Empty Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada

Mensaje por Andrea P. Jonas:) Jue 17 Nov 2011, 3:13 pm

Este cap va dedicado a vale! Bienvenida!! ;)

CAPITULO 2

____ apenas pegó ojo aquella noche, tumbada encima del montón de mantas sucias, angustiada por la desagradable sensación de que algo no iba bien, y esperando el regreso de la señora Petty. Cuando los primeros rayos de luz se filtraron por la pequeña ventana, se levantó, se lavó lo mejor que pudo con el agua helada de la palangana y se puso un vestido de lana color púrpura.
Seguramente Nicholas iría a buscarla esa mañana. Seguramente había querido ir por ella la noche anterior, pero el mal tiempo se lo había impedido. Seguramente jamás había sido su intención que ____ tuviese que quedarse tanto tiempo en aquella posada con la señora Petty. Negándose a aceptar que pudiese haber otra explicación, se obligó a enterrar cualquier duda. Cruzó las manos con fuerza y se las pegó al estómago, preguntándose si las punzadas que sentía serian de hambre o de nervios. Luego se acercó a la ventana y contempló el pueblo desde ella. La tormenta había pasado y las calles y los tejados de paja de las casas estaban cubiertos de una gruesa capa de blanquísima nieve. Rogó por que los caminos estuviesen transitables para que pudiera salir cuanto antes de aquel horrendo lugar.


En el pequeño patio de la planta baja, lord Joseph Hunt supervisaba los preparativos del trayecto a Blessing Park. Además de Mannheim y el cochero, contaba con dos jinetes de escolta para el último tramo del viaje de la señorita Carrington. Era una precaución que había tomado él mismo. Cuando Nicholas lo había llamado para pedirle que fuese a recoger a su prometida, no parecía preocuparle su seguridad. Probó la resistencia de las cuerdas con las que se hallaba sujeto el equipaje de ____ a la parte posterior del coche. ¿En qué estaría pensando Nicholas al contratar a la señora Petty? Joe la había despedido sin pensarlo la noche anterior al oír sus atroces mentiras. Sabía que corrían rumores horribles sobre Nicholas, pero ni siquiera él había oído jamás tantos embustes de boca de nadie. Su gesto ceñudo se transformó en una sonrisa serena al recordar la respuesta de la señorita Carrington a semejantes acusaciones. No era en absoluto como Nicholas la había descrito. En absoluto.
Para empezar, no era poco agraciada.
«Nada más lejos de la realidad», musitó Joe. Sus tirabuzones de un caoba oscuro contrastaban con una impecable piel de porcelana y unos carnosos labios del color de las rosas. La suya era una belleza clásica, de pómulos prominentes y nariz pequeña y recta. Y sus ojos, ¡cielo santo!, eran magníficos: de un singular tono violáceo, enmarcados en densas pestañas oscuras.
Aún más notable que su exquisita apariencia era el modo en que le había plantado cara a aquel rufián y luego había hecho diana con el dardo. Joe rió para sí mientras regresaba a la posada. En su vida había visto nada igual y apenas podía contener la alegría de imaginar la reacción de Nicholas al ver a la mujer que él había descrito como una niña malcriada.
Ante la habitación de ____, Joe despidió al escolta que había estado haciendo guardia toda la noche y le comunicó que partirían en una hora, luego llamó con suavidad a la puerta. Al ver que la señorita Carrington no respondía, volvió a llamar, algo más insistentemente. Tras una pausa, oyó que corría el cerrojo y vio que la puerta se abría a trompicones.
La señorita Carrington apareció ante él, enfundada en un vestido que resaltaba sus extraordinarios ojos, que en aquel instante lo miraban con recelo. ____ lo estudió un momento antes de fruncir su hermoso cejo.
— ¡Usted no es Nicholas Jonas! —le reprochó enfadada, y antes de que Joe pudiera responder, se sacó una pistola pequeña de entre los pliegues de la falda y le encañonó el pecho. —Esta mañana me apetecen los jueguecitos tan poco como anoche, señor. Si aprecia en algo su vida, vuélvase por donde ha venido y no me moleste más. No piense ni por un instante que no voy a usar esto si fuera necesario —añadió con una voz serena que contradecía el temblor de su mano.
Joe levantó las manos despacio, retrocedió un paso y le hizo una reverencia cortes.
—No tengo intención de obligarla a jugar a los dardos, señorita Carrington. Soy lord Hunt, amigo personal del marqués, y he venido a acompañarla hasta Blessing Park.
____ ladeó la cabeza y pensó en lo que le decía, sin bajar el arma.
—Si me disculpa, señor, ya he tenido bastante escolta. Como comprenderá, no voy a meterme en un coche con un desconocido.
Algo divertido, Joe arqueó una ceja.
—Aplaudo su cautela. Sin embargo, el marqués de Darfield me ha pedido que la acompañe a Blessing Park de inmediato —señaló, preparándose para la eventualidad de tener que cogerla en brazos y llevarla hasta el coche por la fuerza.
____ bajó el arma.
— ¿En serio? —preguntó con voz dulce, pareciendo de pronto muy vulnerable.
Joe recordó que aquella mujer había recorrido miles de millas para casarse con un hombre al que apenas había visto y del que no había vuelto a saber desde que era niña. Si a ello se unía su experiencia en Inglaterra hasta el momento, la situación debía resultarle, cuando menos, abrumadora.
—Por supuesto. Como es lógico, el mal tiempo...
— ¡Lo sabía! —exclamó feliz, agitando el arma descuidadamente. — ¡Sabía que habría venido a por mí de no haber sido por la nieve! —Volviéndose de pronto, se lanzó al otro lado de la habitación a por su bolsa. Joe iba a decirle que había sido a él a quien el mal tiempo había impedido ir a buscarla la noche anterior, pero, al ver el gesto de felicidad de aquel hermoso rostro, no se atrevió. ____ metió la pistola en la bolsa y se puso la capa, cogió su manguito y su equipaje, y se dirigió a la puerta y luego se detuvo en seco. —No puedo irme sin saber lo que ha sido de la señora Petty. No la he visto desde la cena.
—La señora Petty está perfectamente, se lo aseguro, pero se la ha relevado de sus obligaciones. Le pediré al posadero que se encargue de hacerle llegar sus pertenencias —señaló Joe, y enfiló el pasillo
____ miró escéptica la ropa de la mujer.
—Le juro por mi honor que la señora Petty está bien —insistió el caballero.
____ alzó la mirada, lo examinó y, con cautela, empezó a bajar la escalera delante de él. Una vez en el salón, rechazó la propuesta de Joe de comer algo antes de partir y se encaminó directamente al coche. Estaba deseando alejarse cuanto antes de Pemberheath. Obviamente sus dudas sobre Nicholas, distorsionadas por las maliciosas acusaciones de la señora Petty, habían sido infundadas. Sonriente, se acomodó en un gran cojín y se envolvió en la manta de viaje. Los temores que la habían asediado desde que desembarcara en Portsmouth le resultaban, de pronto, irrisibles. Estaba nerviosa y desconocía las costumbres de los ingleses, nada más. Había sido por la nieve, nada más. El no había ido a buscarla por culpa de la nieve. Todo iba a salir bien, perfectamente.
Tras ajustar cuentas con el posadero, Joe volvió, subió al coche y se sentó enfrente de ella. Sonrió mientras indicaba al cochero que iniciase el viaje, luego se recostó en los cojines y estiró sus largas piernas.
Satisfecha al ver que partían, ____ sonrió.
— ¿Está muy lejos Blessing Park?
—A unas cinco millas. Quizá tardemos más de lo normal, por la nieve.
— ¿Lord Darfield está allí?
—Por supuesto.
____ suspiró visiblemente aliviada.
—Debe de estar muy impaciente —observó contenta, después miró por la ventana. —Lleva tanto tiempo esperando para casarse...
A Joe le sorprendió que ____ creyera que Nicholas deseaba aquel disparatado enlace.
— ¿Lo recuerda? —preguntó indeciso, y notó que a ella le extrañaba la pregunta.
— ¡Naturalmente!
—Lord Darfield me ha dicho que hace ya algunos años que se vieron por última vez. Debía de ser aún una niña —se explicó Joe.
—Sí, es cierto... —señaló ____ riendo discretamente, —lord Hunt, ¿verdad? Yo era sólo una niña cuando lo vi en persona por última vez, pero mi padre me fue enviando retratos que le hacían...
— ¿Retratos? —intervino Joe incrédulo
— ¡Sí, sí, varios! Verá, como lord Darfield no podía venir a verme, nunca coincidíamos en el mismo puerto, siempre que papá lo veía pedía que le hicieran un retrato. Uno de los hombres de su tripulación tenía mucho talento para el dibujo, y mi padre me enviaba sus pinturas para que no olvidara su aspecto. Y, como es lógico, le enviaba retratos míos a lord Darfield, porque él siempre andaba diciéndole a papá que quería verme.
Joe dudaba mucho de que Nicholas hubiese visto alguno de esos retratos, de lo contrario no habría errado tanto en la descripción de la chica. También dudaba de que Nicholas hubiese atosigado a Carrington con nada, salvo con el deseo de que lo librara de tan absurdo acuerdo. El difunto capitán debía de ser un buen hombre.
____ sonrió, y sus gruesos labios se tensaron sobre una fila de dientes perfectos.
—Mi padre era un hombre muy bueno, y siempre se portó muy bien conmigo —dijo, y los ojos se le nublaron por un instante. —Pero no tanto como lord Darfield —añadió con dulzura.
— ¿Lord Darfield? —Joe carraspeó acto seguido para ocultar su gran sorpresa.
—Por lo visto, desde que abandoné el barco, no dejó de pensar en mí ni un instante —le aseguró con cierta melancolía, y miró por la ventanilla. —Durante mi primer año en Roma, me envió un violín. Él es un gran amante de la música, ¿sabe?, y le pareció que sería estupendo que yo aprendiese a tocarlo.
A Joe, perplejo, casi le dio miedo preguntar:
— ¿Y aprendió?
— ¡Y tanto! Y, cada vez que pensaba que jamás lograría dominar el condenado instrumento, papá me decía que Nicholas... que lord Darfield... estaba deseando oírme tocar, y yo persistía en mi empeño. Además, me enviaba pequeños obsequios —añadió, tocándose uno de los pendientes de amatista que llevaba puestos. —Éstos me los mandó cuando cumplí dieciséis años. Cuando estaba a punto de partir hacia Egipto, me envió un libro de historia sobre la cultura egipcia, para que supiera de antemano lo que me iba a encontrar. Eso se lo agradezco especialmente, porque ¡jamás habría esperado lo que encontré allí!
— ¿Lord Darfield le envió todas esas cosas? —inquirió Joe, incrédulo.
Sin que la sorpresa de Joe pareciese afectarla, ____ sonrió cariñosa.
—Es muy detallista, ¿verdad?
Joe, que no daba crédito, miraba fijamente a aquella ingenua romántica, completamente ajena a su perplejidad. ¿Cómo podía ser tan cándida? Aquello no estaba nada bien. Conocía a Nicholas desde que eran niños y jamás le había hablado de _________ Carrington, hasta que, unos días antes, le había pedido que acudiese a Blessing Park para ayudarlo con un «asunto delicado».
El asunto resultó ser un acuerdo execrable que Nicholas se había visto obligado a aceptar a los diecinueve años, cuando, desesperado por salvar a su familia de la ruina absoluta, había acudido al opulento capitán Carrington para pedirle dinero prestado con el que saldar las deudas de su padre.
El capitán se había mostrado más que contento de complacerlo. El acuerdo al que habían llegado estipulaba que, si Nicholas no le había devuelto al capitán el dinero prestado antes de su muerte, contraería matrimonio con _________ Carrington. Lo que en su día le había parecido una propuesta bastante inocua del navegante destinada a proteger a su única hija, había terminado convirtiéndose en una pesadilla para Nicholas. A la hora de firmar el acuerdo, no había caído en la cuenta de la importancia de una cláusula por la que cualquier otra deuda que él o su familia contrajesen con Carrington se vería sujeta a los mismos términos hasta que se hubiesen liquidado todas ellas. Nicholas no había sabido, hasta dos meses antes, cuando habían llegado los papeles, que su padre le había pedido dinero prestado a Carrington en repetidas ocasiones. Como bien le había dicho a lord Hunt, podía librarse de aquel acuerdo tanto como de su propia piel.
—El acuerdo es muy claro, Joe. Mis abogados han revisado la documentación y en ella se expresa rotundamente que nunca se liquidó la totalidad de las deudas, a pesar de que yo podría haberle dado al capitán el doble de lo que se debía. Por lo visto, mi padre despilfarró la fortuna familiar en copas y juego no una vez, sino dos, y ni él ni el capitán consideraron oportuno comunicármelo —le había explicado Nicholas amargamente. —No me extraña de papá, pero de Carrington... Jamás me dijo que la deuda siguiera creciendo.
— ¡Tiene que haber una forma de librarte de esto! ¿No tiene ningún pariente varón?
—El hijo de un primo en alguna parte, pero eso da igual. El acuerdo es vinculante en el sentido más estricto de la palabra. Carrington se encargó cuidadosamente de hacer que la liquidación de sus propiedades dependiera del cumplimiento de dicho acuerdo. Asoció tantas otras operaciones financieras a ese matrimonio que, si tratara de escabullirme, tendría a varios acreedores tras mis activos.
—Entonces, ¿no hay nada que puedas hacer? —preguntó Joe incrédulo.
Nicholas suspiró y negó con la cabeza.
—Me temo que es peor que eso. Creía que podría demorar el enlace indefinidamente, pero el capitán se aseguró de que no pudiesen liquidarse otras deudas hasta que se celebrase la boda. Mi familia podría perderlo todo, igual que varios de los socios del capitán. —Palideció visiblemente mientras hablaba y le dio la espalda a su amigo para quedarse mirando el retrato de algún lejano ancestro. —Era un hombre resuelto, Joe. Se encargó de que ella y su familia estuviesen bien cubiertas. No sólo le asignó una suma considerable a su hermana por dejar que la cría volviese a Inglaterra, sino que, en su testamento, vincula todo el capital de ella a este matrimonio. —Se incorporó bruscamente en el asiento y clavó los codos en el escritorio para poder frotarse las sienes.
— ¿Y eso significa...?
—Eso significa que, si la hija de Carrington no se casa conmigo, perderá irremediablemente el derecho a cualquier herencia. Ella decide: es la única con autoridad legal para rescindir el acuerdo, pero, en ese caso, toda su dote, salvo una pequeña suma, se destinará a pagar a los acreedores de su padre.
— ¿Qué?
—Que se perderá todo si no me caso con ella —concluyó Nicholas sin inmutarse —Será la ruina de mi hermana, de la viuda de mi tío, de mis primos y de al menos tres de los socios del capitán Carrington. El testamento recoge las medidas que deberán tomarse para liquidar las deudas que tengo pendientes, así como las de Carrington.
La indignación de Joe por el aprieto en que se hallaba su amigo había crecido a pasos agigantados.
— ¿Y no puedes liquidar las deudas sin más? ¡Eres un hombre muy rico!
—Necesitaría casi un millón de libras, en efectivo, para hoy. Soy un hombre rico, sí, pero me llevaría un tiempo considerable liquidar mis inversiones o acceder a mis fondos en el continente para reunir semejante cantidad.
Nicholas se levantó y se acercó al aparador, se sirvió un whisky, se lo bebió y se sirvió otro. Joe lo siguió descorazonado y se puso un coñac.
—Entonces, ¿no hay nada que hacer? —insistió. Nicholas asintió despacio con la cabeza. Se hizo el silencio entre los dos hasta que el lord preguntó con cautela: — ¿Tan mal está ella?
Nicholas se encogió de hombros con indiferencia.
—Yo recuerdo a una niña malcriada, sucia como una pocilga y con más mala sombra que cualquier hombre que yo haya conocido Y, para que no olvide esa lejana pesadilla, ahora me veo obligado a casarme con ella. Te juro que no entiendo cómo Carrington pudo cargarme con esto. Cualquiera que fuese su plan, era digno de una dote de casi quinientas mil libras.
— ¡Quinientas mil libras! —exclamó Joe.
—Una dote considerable, ¿no te parece? —dijo Nicholas con sarcasmo.
¿Considerable? Era insólita, pensó Joe mientras veía a Nicholas sentarse de nuevo tras su escritorio, frotarse la nuca y mirar fijamente una pila de papeles. Se compadeció de él; había sufrido tanto en la vida... Primero, la aristocracia londinense le había dado la espalda a su familia cuando su padre había empezado a acumular deudas exorbitantes. Cuando estaban en la ciudad, los trataban como a indeseables, como si no existieran, por lo que se habían visto obligados a retirarse a Blessing Park y vivir aislados. Por lo que había podido averiguar, la hermana menor de Nicholas, Marian, había sido su única amiga, y con ella había crecido a la sombra de un padre alcohólico y cruel. Cuando Nicholas se había hecho a la mar con Carrington, su hermana había sido víctima constante de aquel maltrato. La aristocracia londinense la había evitado y, tras una presentación en sociedad bastante decepcionante, la había cortejado Malcolm Routier, un tunante de mala reputación. Nicholas, actuando en nombre de su padre incapacitado, había rechazado la propuesta de matrimonio que éste hizo a Marian, lo que había trastornado mucho a su hermana, que se había negado incluso a hablar con él durante un tiempo. Pero la vida seguía, y Marian había terminado casándose con un escocés y mudándose a las Tierras Altas, donde, según le había dicho Nicholas, era más feliz que en toda su vida.
La partida de Marian había sido difícil para él, sobre todo porque, inmediatamente después de que ella se marchara, se había producido la muerte prematura y accidental de su madre. Un buen día, mientras paseaba por el parque había tropezado con un saliente, con la mala suerte de que la bufanda con la que se protegía del frío se le había enganchado entre dos rocas y la había ahorcado. Lógicamente, dada la escandalosa reputación de la familia, había corrido el rumor de que se había suicidado, y, en algunos círculos, se apuntaba incluso la probabilidad de que su hijo la hubiera asesinado. El padre de Nicholas, por su parte, no tardó en sucumbir a las dolencias de hígado que los excesos de muchos años le habían provocado.
Nicholas se había esforzado por reparar el buen nombre de su familia, pero, tras cada escándalo, había ido refugiándose cada vez más en sí mismo, evitando las relaciones legítimas y entreteniéndose con mujeres de vida alegre. Rara vez iba a Londres y, cuando los negocios se lo exigían, solía llegar a última hora de la noche y regresaba en el mismo momento del día.
Comprensiblemente, Nicholas detestaba a la aristocracia londinense, pero su esquivo comportamiento lo había hecho aún más interesante para las clases privilegiadas. Transcurridos unos años desde la muerte de su padre, todos querían conocer al marqués de Darfield o, como mínimo, que se dejase ver. A Nicholas le molestaba aquello y apenas salía de Blessing Park, salvo para embarcarse.
Hasta el año anterior, cuando había conocido a Rebecca Davenport, una joven y hermosa viuda. Había surgido un vínculo afectivo entre ellos por el que Nicholas había abandonado su exilio voluntario. A Joe le había alegrado ver a su amigo en Londres durante la Temporada, aunque hubiese sitio sólo quince días. La aristocracia de la ciudad se había exaltado ante la presencia del esquivo marqués. Las mismas personas que un día le volvieron la espalda de pronto lo colmaban de invitaciones. Las mujeres se arrojaban a su paso, y los hombres intentaban desesperadamente que se sentase con ellos en sus exclusivos clubes. Mientras pudo, Nicholas lo había tolerado todo por Rebecca, pero había terminado refugiándose en Blessing Park. Le había confesado a Joe que odiaba a la aristocracia londinense más que nunca y que ni siquiera la joven viuda podía persuadirlo para que se quedase en la metrópoli. Así, su relación amorosa había estado a punto de quebrarse por la necesidad de Rebecca de ser vista y la de Nicholas de que lo dejaran en paz.
Y de repente aquello. Joe no pudo evitar sentir lástima por él. Si llegaba a saberse que se veía obligado a contraer matrimonio para saldar las deudas de su padre, se produciría un nuevo escándalo que lo devolvería inmediatamente a su condición de proscrito. Algo de lo más injusto.
— ¿Cómo puedo ayudarte, Nicholas? —le preguntó al fin.
El marqués se encogió de hombros y miró despacio a su mejor amigo
—Si quieres, ve a buscar a esa niña malcriada. Supongo que habrá boda en uno o dos días —le respondió, visiblemente resignado a su destino.


Hola chicas!!! :hi: como estan? espero q les haya gustado el kap!!
siento desilusionar a las q pensaron q el "hombre misterioso del puro" era nick jejeje :P pero no se preokupen pronto sera el esperado reencuentro 8) q kreen ustedes q pase??? :¬w¬: por cierto mil gracias chikas!!! ya estamos en la pag 2!!!! :lol!: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 88550944 q emocion!!!!!! :D


Última edición por ♫☆ANDY JONAS☆♪ el Jue 17 Nov 2011, 7:13 pm, editado 1 vez
Andrea P. Jonas:)
Andrea P. Jonas:)


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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 Empty Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada

Mensaje por Flor Jue 17 Nov 2011, 5:08 pm

Muy lindo el cap me encanto pero me gustaría que hicieras un esepción y subieras otro :D
Flor
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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 Empty Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada

Mensaje por Just Me! Melissa! :) Jue 17 Nov 2011, 5:36 pm

YO OPINO LO MISMO!
SUBE OTRO PLISSS!
SISISISI!!
SIGUELA!!!!
Just Me! Melissa! :)
Just Me! Melissa! :)


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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 Empty Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada

Mensaje por raqel d' Jonas(NJJ<3 Jue 17 Nov 2011, 6:06 pm

u_u me decepcione pensé que era el :/ seguilaa pronto quiero saber que va a pasar con nick 8) :¬w¬:
raqel d' Jonas(NJJ<3
raqel d' Jonas(NJJ<3


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Mensaje por Andrea P. Jonas:) Jue 17 Nov 2011, 7:12 pm

Chicas a peticion de Florencia L.O y RosesScentedWithKisses... y komo agradecimiento de las 2 pag les pondre lo faltava del kap! ;) disfrutenlo!! :D

Tras un viaje largo y agotador, el coche se detuvo al fin delante de la mansión georgiana de arenisca rosa. ____ supuso que tenía tres plantas; era al menos tan grande como la casa más espléndida que había visto en su vida. Sin embargo, en aquel momento, las dimensiones de la vivienda le interesaban mucho menos que la perspectiva de ver a Nicholas. Después de tantos años, tanta emoción, tanta ilusión, se puso nerviosísima mientras esperaba a que lord Hunt la ayudase a bajar del coche.
Se sintió decepcionada cuantío se abrió la puerta principal y un hombre de mediana edad salió corriendo a la nieve. A su espalda, otro hombre algo mayor esperaba junto a la puerta, retorciéndose inquieto las manos enguantadas de blanco. El más joven miró a ¬¬¬¬¬-____ sin verla y luego se volvió hacia Joe.
—Lord Hunt, ¡no me diga que no ha podido encontrarla! —dijo muy seco.
—No seas imbécil, Sebastián, Esta es la señorita Carrington —le gruñó Joe.
Sebastián se volvió de pronto hacia ____ y se la quedó mirando perplejo.
— ¿S-señorita Carrington? —tartamudeó. Después, recobrándose inmediatamente, hizo una reverencia y señaló la mansión con el brazo. —Si es tan amable, señorita Carrington... —murmuró.
— ¿Debo deducir por su reacción que esperaba a una mujer bicéfala? —rió ____ tensa.
— ¡Por supuesto que no! —bramó Sebastián y le señaló de nuevo la puerta.
____ se deslizó ligera por la nieve hasta el vestíbulo. En el interior, el caballero de negro le hizo una gran reverencia.
—Bienvenida a Blessing Park, señorita Carrington —sentenció. —Soy Jones, el mayordomo. ¿Me permite su capa?
— ¿Está lord Darfield en casa? —preguntó ella mientras se quitaba la prenda, ignorando la mirada de perplejidad del mayordomo.
—El marqués está en casa y la espera en su estudio.
Entendía que no hubiese ido a buscarla a Portsmouth, pero al menos podía haber salido a recibirla a la puerta. Jones y el tal Sebastián la miraron con cautela, como si esperasen que hiciera algo raro, salir corriendo, por ejemplo, la idea se le pasó por la cabeza, pero, en su lugar, respiró hondo para disipar cualquier duda.
— ¿Cómo se va al estudio? —preguntó a nadie en particular.
Sebastián dio un paso adelante, señaló a la derecha y empezó a caminar brioso por un largo pasillo de gruesa moqueta azul y paredes forradas de seda.
—El marqués la aguarda, señorita Carrington. La esperábamos hace una hora —anunció.
Dobló la esquina y tomó otro largo pasillo, acelerando aún más el paso, hasta que llegó a una puerta de nogal de doble hoja y se detuvo, la miró un instante antes de abrirla de par en par. Luego le hizo un gesto con la cabeza a alguien de dentro, y a ____ se le hizo un nudo en la garganta. Consternada, se percató de que le temblaban las rodillas. Miró histérica a Sebastián.
— ¿Está ahí dentro? —susurró, avergonzada del estremecimiento de su voz.
—Sí, señorita —contestó él, haciéndose a un lado.
____ se quedó paralizada, mirando fijamente la puerta. Después de tantos años, le alegraba reunirse con él, pero la idea de que quizá ella no fuese de su gusto, o que la encontrase falta de talento, o incluso sosa, empezó a darle vueltas en la cabeza. Miró desamparada a Sebastián, luego a Joe.
—Creo q-que n-no... —empezó. El lord se acercó de inmediato y le ofreció su brazo y una sonrisa compasiva. —Estoy algo nerviosa, supongo. El viaje ha sido muy largo..., casi podría decirse que ha durado toda una vida, y yo... —No se dio cuenta de que le apretaba el brazo con fuerza.
Joe retiró los dedos que le atenazaban.
—Es muy natural que esté un poco inquieta —le dijo con serenidad.
Quizá tuviera razón. A lo mejor podría quedarse a la puerta del estudio todo el día hasta que se calmara. Qué estupidez. Nicholas ya había esperado bastante, y ella también. Sonriendo con valentía, ____ respiró hondo y alzó la barbilla. Se armó de valor y cruzó la puerta del estudio mientras Sebastián, Joe y Jones se apelotonaban a su espalda, sin pasar del umbral.
Estaba apoyado en un inmenso escritorio, con el peso del cuerpo desplazado sobre una cadera y los brazos cruzados sobre su estómago plano, examinándola. Su pelo negrísimo era ondulado y recio, y le llegaba más allá del cuello de la camisa. Los pantalones le abrazaban los musculosos muslos hasta perderse en sus botas de húsar. Entrecerró los ojos mientras la miraba y ella, sin darse cuenta, gimió de puro gozo. Lo había reconocido de inmediato. Puede que fuese algo más alto y corpulento y tuviese la piel dorada por el sol, pero era idéntico al Nicholas que ella recordaba.
Sólo que más guapo. Guapísimo.
Una fuerza invisible la impulsó hacia él, con los ojos clavados en su mirada feroz.
— ¡Nicholas! —exclamó mientras se acercaba, sorprendida de la voz de pito que le había salido y olvidando por completo sus modales.
El arqueó una ceja.
— ¿Nicholas? —repitió incrédula
____ caminó despacio, asimilando hasta el último detalle de él, desde su forma de fruncir el cejo hasta el modo en que sellaba sus gruesos labios hasta convertirlos en una línea casi imperceptible, pasando por su robusta mandíbula, tensa en aquel instante.
Era magnífico.
Y no se alegraba de verla.
____ se detuvo y escudriñó aquel rostro inmutable. No, inquieto era más acertado. Probablemente lo estuviese malinterpretando. Quizá también él estuviese nervioso.
— ¿Esperabas a otra persona? —bromeó con una risita tonta, deseando de inmediato no haberlo hecho y sonriendo expectante.
Nicholas no respondió en seguida, sino que la examinó con descaro, cada vez más ceñudo. Ella se sonrojó por tan intenso escrutinio e intentó en vano disuadirlo con una sonrisa. El hombre que tenía delante de pronto parecía enfadado y algo decepcionado.
—Digamos que sí —respondió al fin con una frialdad que ____ tomó de inmediato por indiferencia.
Su peor temor, que él no la encontrase de su agrado, parecía hacerse realidad.
— ¿Ah, sí? —inquirió ella algo confundida.
La pequeña semilla de la duda que había logrado aplastar de forma tan admirable empezaba a crecer sin control. En teoría, él tendría que estar diciéndole lo mucho que la apreciaba y lo interminable que había sido su espera. En cambio, parecía que no sólo no la quería, sino que ¡ni siquiera le gustaba!
— ¿Ocurre algo? —se obligó a preguntar a pesar de lo mucho que le temblaba la voz.
—Estoy algo sorprendido. No te pareces en nada a la _________ Carrington que yo recordaba —contestó él sin más.
Al caer en la cuenta de que posiblemente no la recordara, a ____ se le pusieron los ojos como platos. Ni siquiera se le había pasado por la cabeza la posibilidad de que él no la recordara. Rió aliviada.
— ¡Vaya, pensé que me reconocerías como yo a ti! A lo mejor mi retratista no era tan bueno como el tuyo.
— ¿Cómo dices? —preguntó él con frialdad.
—Ha pasado mucho tiempo, ¿verdad? Sé que la espera ha debido de ser insoportable para ti; para mí lo ha sido —confesó, y sonrió de oreja a oreja, «como una boba», pensó, al tiempo que buscaba algún indicio de afecto en él.
Nicholas despidió con sequedad a los demás, se irguió despacio y rodeó el escritorio para sentarse. Ella no se movió de donde estaba y se lo quedó mirando como si hubiese visto una aparición. Muy a su pesar, Nicholas reconoció para sus adentros que ____ era aún más hermosa de lo que había pensado al verla cruzar el umbral. De hecho, era preciosa, lo que no hacía sino incrementar su malestar. Le encontraba cierto parecido con la niña malcriada que había sido, pero la transformación de su recuerdo en la mujer que tenía delante era más de lo que su cerebro era capaz de asimilar. El aire de perplejidad había desaparecido y lo había reemplazado un gesto afable y una chispa de angustia detectable en el modo en que se apretaba la falda del vestido «No seas tonto —se dijo. —Esta mujer es la misma niña malcriada.»
—Sírvete un té si quieres —declaró con aspereza señalándole impaciente el servicio de plata.
____ frunció el cejo levemente y se sentó despacio al borde del sofá. Parecía no estar segura de si le apetecía un té y miró la tetera con recelo antes de decidirse a servirse una taza. Mientras se echaba dos terrones de azúcar. Nicholas se aclaró la garganta:
—_________...
—____ —lo corrigió ella cariñosa mientras se servía más azúcar.
Nicholas la miró con frialdad.
— ¿Cómo dices?
—____. Me llamo ____ —repitió, y se echó dos terrones en la taza.
— ¿No te estás excediendo? —Al ver que ____ lo miraba sorprendida, le señaló la taza de té y le aclaró: —Te estás excediendo con el azúcar. —No tenía ni la más remota idea de por qué le había dicho aquello; le daba completamente igual cuánto azúcar se pusiera en el té.
Ella hizo una breve pausa, luego se encogió de hombros, y él miró a la ventana mientras ella removía el té. La escuchó sorber con delicadeza antes de dirigirse a ella de nuevo
—Tenemos mucho de qué hablar. —Al ver que ella no le respondía, prosiguió sin mirarla siquiera: —Para empezar, debo decir que espero que tu viaje haya sido tranquilo —lo dijo con una cordialidad muy ensayada. La miró por el rabillo del ojo: lo miraba perpleja. —En lo que respecta a nuestro... aprieto...
— ¿Aprieto?
—Nuestro aprieto —repitió, escupiendo las palabras como si fuesen ácido, —las condiciones impuestas por tu padre me exigen actuar con cierta premura. —Hizo una pausa, de pronto indeciso sobre el modo en que debía proceder.
____ no tenía muy claro lo que estaba sucediendo. Lo veía demasiado resentido y la brusquedad de su tono estaba revolviéndole el estómago. Aquello estaba convirtiéndose rápidamente en la peor de sus pesadillas. Nada era como lo había imaginado ¿Dónde estaba el ramo de rosas que todos aseguraban que iba a regalarle? ¿Los recordatorios de lo mucho que había esperado? Por todos los santos, ¿por qué era tan desagradable? Miró el aparador en el que había varias botellas de licores color ámbar. No recordaba haber probado el whisky en su vida, a pesar de que a su tía Nan le chiflaba, pero de repente le apeteció.
— ¿Puedo? —preguntó, señalando el aparador.
Los fríos ojos grises de Nicholas la miraron, luego se dirigieron al aparador para a continuación asentir inquieto con la cabeza. ____ casi se levantó de un brinco para abalanzarse sobre las bebidas, y se sirvió una copa de la botella más próxima. Cuando se volvió hacia él, Nicholas miro con recelo el vaso lleno, pero no dijo nada.
La joven volvió rápidamente a su sitio antes de que las rodillas temblorosas la traicionaran. Él la observaba, su mirada penetrante seguía todos sus movimientos. Se llevó con cuidado el vaso a los labios y sorbió. El líquido le abrasó la garganta y le produjo un ataque instantáneo de tos. Él se levantó sin prisas, rodeó el escritorio y le cogió el vaso de la mano trémula. Lo oyó acercarse al aparador mientras intentaba recobrar la compostura.
—Creo que lo disfrutarás más si tan sólo te humedeces los labios —dijo al tiempo que le pasaba un vaso con uno o dos sorbos muy diluidos en agua.
—Gracias —dijo ella con voz ronca. Para su asombro, Nicholas sonrió. Tenía una sonrisa preciosa, de dientes perfectos, y ____ se sorprendió mirándole la boca y aquellos labios gruesos y tiernos. Notó que se sonrojaba y desvió la mirada de inmediato.
—Debo confesar que me has sorprendido —dijo, algo menos cortante. Se sentó en una silla enfrente de ella, balanceando despreocupadamente un pie sobre la rodilla. Al amparo de su vaso, ____ contempló aquellas piernas musculosas tensas bajo el tejido de los pantalones. —Cuando pienso en la niña mal..., la niña que conocí hace doce años, me cuesta creer que seas la misma persona —reconoció bruscamente.
—A mi me extraña eso —dijo ella con la voz algo ronca, recuperándose aún del brebaje abrasador. —Yo no te veo tan distinto a como eras entonces. Algo más corpulento, quizá, y más bronceado, pero, en conjunto, te pareces mucho.
La carcajada de Nicholas sonó grave y profunda.
—Confío en que así sea. —Sonrió leve y brevemente. —Tenía diecinueve años cuando me eché a la mar con tu padre. Tú tenías... ¿cuántos, ocho o nueve?
—MM., nueve, creo.
—Nueve. Una niña de nueve años con las rodillas plagadas de costras y roña de varias semanas está muy lejos de parecerse a una joven madura de veintiún años.
Ella se esforzó por reír discretamente, pero le pareció que sonaba como las hienas del desierto egipcio.
—Te aseguro que no llevaba roña, Nicholas.
Él se mostró sorprendido un instante, pero en seguida recobró su mirada grave.
—Por supuesto que sí. Y siempre llevabas el pelo recogido con un pañuelo de pirata. ¿No te acuerdas? Andabas gritando a todas horas y actuando como si te asediaran constantemente tus piratas imaginarios.
____ alzó la barbilla.
—Me acuerdo de un chico mayor que me mortificaba y que, por cierto, decapitó a la única muñeca que tuve durante toda mi infancia.
—Ah, sí, aquello fue un incidente desafortunado —le concedió con indiferencia.
—Me pareció cruel por tu parte, pero hace tiempo que enterré mi resentimiento.
Nicholas ladeó la cabeza y se la quedó mirando.
—Estupendo, porque también yo enterré ya el resentimiento por la tortura a que me sometió la punta de la espada de madera que llevabas encima a todas horas.
Recordaba la espada. La invadió una oleada de recuerdos muy claros, pero no precisamente como él los describía, y se ruborizó.
—No sé de qué me hablas —murmuró. —Preferiría no recrearme en el recuerdo de aquel verano. Es obvio que me equivocaba al pensar que me recordarías tan bien como yo a ti —señaló con la intención de evitar el tema de su conducta infantil.
—Discúlpame, pero, como digo, no te pareces en nada a la niña que tenía aterrorizada a la tripulación.
____ titubeó. De pronto creyó entenderlo. Se estaba disculpando. ¡Claro! Aquella absurda conversación que estaban teniendo era un intento de disculparse por su abominable proceder hasta el momento. Trataba de decirle que lo había sorprendido y que por eso había reaccionado mal. ¿Qué otra cosa podía explicar tan extraño comportamiento? Le dedicó una sonrisa de complicidad. Él le respondió con un gesto extraño que en seguida volvió a ser reemplazado por su semblante imperturbable.
—Bueno —dijo, aclarándose la garganta. —Hace doce años firmé un documento por el que me comprometía a contraer matrimonio contigo si no liquidaba la totalidad de mis deudas antes de que falleciera tu padre. Aunque yo creía saldadas aquellas deudas, no hace mucho he sabido que hay cierta controversia al respecto, con lo que ahora nos vemos vinculados por el contrato original.
____, que no tenía ni idea de qué le estaba contando, lo miro como si le hablara en chino. ¿No le había preguntado lord Hunt también por un acuerdo?
—Permíteme que te sea franco: ese acuerdo no me complace en absoluto, por muy diversas razones. Me gustaría saber si tú tienes algún interés en el enlace.
Ella se quedó atónita. Aquélla era una pregunta completamente ridícula, teniendo en cuenta que ella había deseado aquel enlace desde niña. Él sabía que a ella le interesaba aquel enlace.
—No entiendo a qué te refieres —le dijo sin más.
—Me refiero a que no tengo intención de obligarte a contraer matrimonio en contra de tu voluntad.
Sonriente, ____ exhaló un suspiro de alivio. Debía dejar de extraer conclusiones precipitadas. Nicholas estaba siendo un caballero, eso era todo. Temía que a ella hubiese dejado de gustarle y le ofrecía una forma noble de pronunciarse. Era un gesto generoso y digno de admiración.
—No, no, Nicholas —le aseguró. — ¡lo estoy deseando!
Él pestañeó. Dos veces.
—Entonces permíteme que vaya al meollo del asunto. Confiaba, ingenuo de mí, en que desearas la libertad de elegir compañero, aunque eso significara perder una fortuna. Dado que el dinero parece ser más importante para ti, permite que te diga que no deseo casarme en este momento de mi vida. No obstante, soy un hombre de palabra. Creo que accederás a unas normas básicas de convivencia que nos facilitarán las cosas.
La admiración de ____ se hundió como una piedra en el agua.
—Estoy dispuesto a cumplir mi parte del acuerdo, siempre y cuando tú aceptes algunas condiciones —prosiguió, como si discutieran un aburrido contrato de negocios.
—Condiciones —dijo ella sin poder respirar.
—Sí, condiciones —sonrió él, burlón. Los ojos de Nicholas se pasearon por su pecho, luego le dedicó una mirada que ella sólo supo interpretar como de desprecio
La decepción la hizo pedazos, y la furia y el sentimiento de traición empezaron a crecer en su interior. Dejó con cuidado el vaso de cristal en la mesa y descansó las manos a ambos lados de su regazo
—Por favor, continúa —dijo ____ con frialdad. Si Nicholas advirtió su cambio de tono, se cuidó mucho de demostrarlo
—Mi responsabilidad es sólo para contigo, no para toda una bandada de parientes y familiares. ¿Lo entiendes?
— ¿Qué si lo entiendo? —preguntó ella indignada. — ¡Te aseguro que mis parientes no necesitan tus favores! —El pulso empezaba a latirle en los oídos. ¡No podía creerlo! Sólo la inmensa pena que empezaba a dificultarle la respiración eclipsaba la furia que sentía.
—Muy bien. En cuanto al matrimonio, exijo que se cumplan ciertas condiciones. He decidido que tú vivas en Blessing Park y yo en Brighton —sentenció.
— ¿Insinúas que vivamos separados? —preguntó incrédula.
—Serás muy feliz en Southampton, te lo aseguro. Yo, sin embargo, estaré mucho mejor cerca de mis negocios. No veo razón para que vengas conmigo.
— ¡No permitiré que me recluyas! —respondió ____, acalorada.
Él contuvo una sonrisa. Si el destello de furia que detectaba en sus ojos violeta era un indicio de algo, no le costaría lograr que llevaran vidas completamente separadas. De hecho, quizá lograra que se rajase.
—Espero de ti obediencia absoluta. Si vas a ser mi esposa, yo decidiré lo que más te conviene, y espero que acates mis decisiones en todo. ¿Queda claro?
— ¿Y tú sabrás lo que más me conviene desde tu poltrona de Brighton? —replicó muy ofendida. — ¡Tu arrogancia es verdaderamente pasmosa! —remató furiosa.
—En cuanto a los gastos de la casa, me encargaré de que se vean cubiertas tus necesidades. Compras esporádicas, como la de tu ropa, se harán únicamente bajo mi consentimiento —prosiguió.
A juzgar por el modo en que los delicados dedos de ____ se hundían en el cojín a ambos lados de sus rodillas, parecía que estuviese reprimiendo el impulso de agredirlo físicamente abalanzándose sobre su cuello. A él empezaba a divertirlo aquel pequeño teatro, sobre todo porque el furioso rubor de las mejillas de ____ la hacía irresistible.
—Nicholas Jonas, ¿debo recordarte que aporto a este... matrimonio una sustanciosa fortuna propia?
Nicholas chascó la lengua con una arrogancia que ella encontró asfixiante.
—Tu fortuna me pertenece ahora —señaló él con una sonrisa socarrona que hizo que ____ sintiese ganas de arrancarte los ojos, y, al mismo tiempo, encendió una especie de chispa en su interior. Despacio, se recostó sobre los cojines bordados del sofá.
Veía lo que estaba ocurriendo: por razones que desconocía, Nicholas intentaba amedrentarla para que aceptase un acuerdo absurdo. Tamborileó con fuerza en el brazo del sofá mientras analizaba el posible motivo. Quizá ya no la amase. Era perfectamente posible. Mientras lanzaba miradas asesinas a aquel rostro hermoso, pensó que Nicholas debía haberle comunicado de buenas maneras que ya no la amaba, o que amaba a otra. No era tan niña como para no saber aceptarlo, ni tan boba como para creer que un hombre adulto se mantenía casto y puro, o para no poder digerir que lo que sentía por ella hubiese cambiado.
Debía habérselo comunicado de buenas maneras, pero no, se había propuesto humillarla hasta que se rebajase ella. Pero entonces, ¿por qué no se lo decía sin más?, se preguntó desesperanzada, hasta que cayó en la cuenta. Era por el dinero. ¿Cómo era aquello que le había dicho la tía Nan? Que, si la rechazaba, perdería la dote. En aquel momento, todas se habían reído, porque les había parecido de lo más absurdo, pero allí estaba el monstruo, interesado solo en su dinero, no en ella. Furibunda y dolida como jamás lo había estado, ____ estalló. «Ah, no, Nicholas Jonas, no te vas a librar de mí tan fácilmente». No, antes prefería hacerlo sufrir. Le sonrió con dulzura y confió en que no detectara el temblor de sus extremidades.
—Para que quede claro, permíteme que te diga que no me agrada casarme en condiciones tan absurdas —le informó. Estuvo a punto de soltar un grito de ira al verlo tan exageradamente complacido. —No me malinterpretes —prosiguió con voz serena. —No te libraría de este matrimonio aunque mi propio padre me lo pidiese, que, por cierto, no es el caso, dado que está enterrado en algún lugar de las Indias. —Sonrió al ver desvanecerse la sonrisa de suficiencia de él. —Eso es, Nicholas. Ya me tengas en Southampton o en una jaula, ¡no pienso renunciar a ti!
Nicholas palideció ante el inesperado giro de los acontecimientos. Los ojos de ____ brillaban como piedras preciosas mientras le sonreía triunfante.
—____, no digas que no le lo advertí. Te voy a hacer la vida imposible...
—Me da igual.
—No soy de los que atienden los caprichos de las mujeres. No tengo paciencia para los juegos. Harás lo que te diga, cuando te lo diga y como te lo diga. Estoy en mi derecho de exigírtelo, ¿lo entiendes?
____ rió.
—Lo entiendo perfectamente. ¡Tus condiciones me importan un comino!
El rostro de Nicholas se ensombreció, y él se inclinó hacia adelante y le dedicó una mirada fría como la piedra.
—Escúchame bien, señorita Carrington, porque te lo digo muy en serio. Esto no va a ser divertido, en absoluto —le dijo con voz grave y amenazadora.
Ella se inclinó hacia adelante también, hasta que sus rostros se encontraban a apenas unos centímetros de distancia, mirándose con idéntico sarcasmo.
— ¡Yo también te lo digo muy en serio, Darfield! —le susurró acalorada.
Nicholas se la quedó mirando. ¡Cielo santo!, lo estaba desafiando abiertamente. Por un lado, aunque le costase admitirlo, admiraba su valor. Se levantó y se dirigió despacio a la chimenea, contemplándola como si fuera su presa. Ella fingió mirarse despreocupadamente la manga del vestido. A pesar de su enfado, Nicholas no pudo evitar apreciar lo verdaderamente asombrosa que era.
Alarmado por sus pensamientos, se obligó a interrumpir el escrutinio y decidió endurecer sus condiciones.
—No he terminado aún —anunció como si nada.
Ella sonrió con dulzura.
—Quiero un heredero en cuanto sea razonablemente posible —declaró a la vez que, desenfadado, apoyaba un brazo en la repisa de la chimenea.
____ rió irreverente.
— ¿Y qué consideras tú razonable?
—Sabes bien a qué me refiero. Espero que concibas rápido. —Aquella fue una afirmación descarada con la que pretendía que saliera corriendo.
Pero ____ se limitó a reír.
—Me parece que eso depende de ti, ¿no crees? ¿Me levanto las faldas ya? ¿O prefieres esperar a que estemos casados de verdad? ¿Es eso lo bastante razonable? ¿Te parece suficientemente rápido?
Nicholas reprimió la risa que le produjo aquel comentario tan descarado acompañado de una sonrisa tentadoramente dulce. Se obligó a mirarla, ceñudo.
—Ese lenguaje tan inconveniente no es de mi agrado —replicó con brusquedad.
—No he hecho más que responder a tus exigencias. Obediencia en todo, ¿no es eso lo que querías?
Con pretendida indiferencia, Nicholas se miró las puntas de las botas. Maldita sea, le estaba ganando terreno. Le fastidiaba tener que admitir que había minusvalorado a la niña malcriada, pero aún guardaba un as en la manga, uno que despertaba el odio en casi todas las mujeres que conocía. Consultó su reloj de bolsillo fingiéndose preocupado por la hora.
—Debo rematar este asunto en seguida. Me esperan en casa de mi querida amiga lady Davenport este fin de semana y tengo que resolver algunas cosas antes —soltó como si nada, luego la miró de reojo a través de sus largas pestañas.
____, a quien le parecía que aquélla debía de ser la estratagema más ridícula y transparente que podía haber imaginado, se esforzó por no reír.
Él titubeó, a la espera de la reacción de ella. Al ver que no reaccionaba, continuó:
—Mientras estés en el campo, te prohíbo que hagas nada que me deshonre o que enturbie tu buena reputación... porque supongo que será buena.
____ logró mantener la apariencia de calma, pero apretó los puños. Nicholas volvió un poco la cara para que no lo viera esbozar una sonrisa. Si hubiera podido darse una palmada en la espalda por sus últimas palabras, lo habría hecho.
— ¡Me halagas! Aún no tengo una, pero no me cabe la menor duda de que, cuando la tenga, irá ineludiblemente ligada a tu buen nombre. —Mientras levantaba la vista para mirarlo, se dibujó en sus labios una sonrisa picara.
Nicholas arqueó una ceja.
—Me parece que acabas de arrojarme el guante, _________.
—De eso nada... ¡has sido tú! Yo me he limitado a recogerlo.
La posibilidad de que lo derrotara en su propio juego empezaba a irritarlo. La observó ceñudo un buen rato. A pesar de su habilidad para jugar, sus ojos violeta revelaban una extraña mezcla de rabia y pena. No le extrañaba; ni siquiera él se habría creído capaz de ser tan bellaco, pero las circunstancias lo habían obligado. Decidió hacer un último intento y, en tres pasos, se situó delante de ella y la miró desde arriba con los brazos en jarras y el gesto más sombrío del que fue capaz.
—No te aconsejo que te enfrentes a mí en esto; tienes todas las de perder. No deseo casarme y, si me veo obligado a hacerlo, me vengaré en tu persona a todas horas. Piensa bien lo que te digo antes de decidirte, _________.
Haberlo pensado antes de firmar ese estúpido acuerdo o lo que sea —respondió ella con serenidad. Nicholas entrecerró los ojos con manifiesta animosidad. ____ se levantó inestable. —Si me disculpas, creo que debo ir a refrescarme. Cualquier cosa será infinitamente más agradable que esta entrevista. —Lo miró a los ojos, retándolo con descaro a que dijese algo más.
La chispa de aquellos ojos violeta llenos de furia lo cautivó, y se sorprendió cogiéndola de pronto por los brazos y arrimándosela al pecho bruscamente. ____ los agitó con violencia, pero él se los retuvo, sin problemas, a la espalda. Presionó aquel cuerpo esbelto contra la estructura dura y musculosa del suyo; luego deslizó la mirada de los ojos chispeantes a la boca fruncida de miedo.
—No tengo por costumbre asaltar a las mujeres, si es que interpreto bien esa mirada, pero vas a ser mi esposa, así que puedo tocarte cuando me plazca. —El miedo nubló aquellos ojos, y Nicholas sintió pena. Prosiguió, algo más suave: —_________, el testamento de tu padre es muy claro. Si no nos casamos, sus socios no recibirán su parte. Las deudas de mi padre ya no se pueden liquidar. Mi familia perderá el hogar de nuestros antepasados y tú perderás tu dote. Pero yo puedo arreglarlo todo si accedes a rescindir el acuerdo para que los dos podamos llevar la vida que deseamos. Intentaré asignarte una suma razonable para compensarte por la pérdida de tu dote si aceptas poner fin a todo esto ahora mismo.
____ no podía pensar con claridad y se lo quedó mirando sin saber muy bien qué hacer. De pronto lo veía distinto, casi triste. ¿A qué jugaba? Cualesquiera que fuesen sus motivos, no estaba dispuesta a atarse a un hombre que no la quería y le guardaba un visible rencor. Se le llenaron los ojos de amargas lágrimas de desilusión; pestañeó y bajó la mirada. Nicholas le pasó un par de dedos por debajo de la barbilla y le levantó el rostro para que lo mirara.
—Creo que te odio —le susurró antes de que él pudiese hablar.
Una emoción bruta recorrió fugazmente la mirada de Nicholas y, al instante, envolvió aquella boca con la suya. Ocurrió tan de repente y tan bruscamente que ____ no pudo reaccionar. Él la estrujó contra su cuerpo, apretándola con fuerza contra su pecho y sus muslos. Le batió los labios con la lengua para que se abriese a él. ____ se resistió, pero Nicholas la abrazaba con más fuerza de la que ella creía posible. Su cuerpo, magro y fuerte, la quemaba. Se revolvió contra él, respirando con dificultad, al tiempo que Nicholas lograba introducir la lengua en su boca tierna y dulce.
____ se vio atrapada de inmediato en un abismo entre el miedo y una intensa emoción que no era capaz de asimilar. Los labios de Nicholas fueron crueles hasta que las turbias sensaciones que la invadían la obligaron a aflojar. Humillada y muy dolida, ____ notó que una sola lágrima caliente le rodaba por la mejilla y que Nicholas la recogía con una tierna caricia de su pulgar. Aquel beso la estaba hipnotizando, alejándola de la realidad, encendiendo en ella una llama que nunca antes había sentido. EI asalto a sus sentidos parecía interminable y, cuando al fin apartó la cabeza, un escalofrío le recorrió la espalda y la hizo temblar con violencia.
Nunca la habían besado, así no. Atónita, ____ no supo hacer otra cosa que quedarse mirándole los labios, consciente de un intenso acaloramiento que se propagaba despacio por todo su cuerpo. Él sonreía, pícaro, seguro de sí mismo y, cuando la magia del beso empezó a esfumarse, ____ comenzó a sentirse avergonzada y furiosa. Era lo más cruel que podía haber hecho después de todo lo que le había dicho. Se zafó de él, indignada, empujándolo por el pecho y retrocedió tambaleándose.
—Eso ha estado muy mal —espetó.
Él rió y se cruzó de brazos. ____, limitándose a mirarlo de reojo, lo dejó y se encaminó airada hacia la puerta. Nicholas se le adelantó, la abrió de golpe y se situó en el umbral, de modo que ella tuviese que rodearlo para salir de la estancia.
¬____ no pudo resistir la tentación de mirarlo. El la miró fijamente y la joven supo de pronto que aquellos ojos grises de mirada penetrante veían más allá de su falsa valentía. Alzó la barbilla unos milímetros.
—Piensa en lo que te he dicho, _________ —le advirtió él con una reverencia.
Ella le dedicó una mirada asesina y replicó:
— ¡Me llamo ____! —Dicho esto, abandonó garbosa la habitación.

Andrea P. Jonas:)
Andrea P. Jonas:)


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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 Empty Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada

Mensaje por Just Me! Melissa! :) Vie 18 Nov 2011, 6:50 am

AWWWWWW ME ENCANTA!!
Q FUERTE!!
SE ESTAN METIENDO EN CAMISA D 11 BARAJAS!
MI DIOSS!
ME ENCANTO!!!
Just Me! Melissa! :)
Just Me! Melissa! :)


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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 Empty Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada

Mensaje por Dorin Vie 18 Nov 2011, 11:20 am

HOLA nueva lectora,me llamo Dorin ,me encanta tu novela encerio,siguela pronto ya me tendras por aqui dando lata =P
Dorin
Dorin


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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 Empty Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada

Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Vie 18 Nov 2011, 12:13 pm

Nueva Lectora!!! :hi:

Ahhhhhh!!! "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 88550944 "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 88550944 "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 88550944 "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 88550944 "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 88550944 "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada - Página 2 88550944 Me ha gustado MUCHISIMO tu nove! please tienes Q seguirlaaaaaaa pleaseeeee!!!

Por cierto, me llamo Enna :hi:

¡¡SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!
.Lu' Anne Lovegood.
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Mensaje por chelis Vie 18 Nov 2011, 1:03 pm

nueva lectoraaaaa!!!
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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