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Mensaje por MakeItRain Sáb 18 Ene 2014, 1:44 pm

OMMMMMMG. 
YA SABIA YO QUE ERA UN IDIOTA. 
Ese Josh me cae mal ._________________.
Simplemente no. 
Like. wai. 
Solo vete con Harry y se feliz para siempre, mujel. 
Jajaja, 
no, en serio ._.
asjdlkasjdl Espero que lo sigaas prontooooooo! Porque no me puedeees dejar así, mujeeer. 
.-.
En fin, te loveo amore <3
good bye
SIGUELA.
MakeItRain
MakeItRain


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Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 Empty Re: Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)

Mensaje por MakeItRain Sáb 18 Ene 2014, 1:44 pm

EHHHH TE PASE DE PAGINA. 
AMAME
MakeItRain
MakeItRain


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Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 Empty Re: Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)

Mensaje por Laura Sofia Sáb 18 Ene 2014, 4:19 pm

Chicas!!
Estoy viajando, no voy a poder subir capitulo por una semana :( 
xoxo
Laura Sofia
Laura Sofia


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Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 Empty Re: Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)

Mensaje por king.kylie Sáb 18 Ene 2014, 9:13 pm

¡Sabes me encabrona Josh!
Perdón pero es verdad! solo piensa en la rivalidad que tiene, y ya
y rayis se queda sola
AAAAAAAJ Que se valla con Harry yo dejaria a Josh
Espero la sigas pronto y esperare que tengas un buen viaje
Besos xx
king.kylie
king.kylie


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Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 Empty Re: Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)

Mensaje por Valen. Dom 19 Ene 2014, 7:08 pm

Estoy indignada
Osea ¿un polvo y se va?
ahque, suena muy feo y todo, y yo no soy de habalr de esa manera, pero Santo Dios. Yo lo hubiera matado. O sea, es que es un hijo de cucaracha.
Lo mato, literalmente, lo mato. 
Dios, que indignación que siento.
Primero, la ilusiona con flores, se hace el buenon y ¡BAM! ¿sale con esas?
Merece morir. 

AJAJAJAJJAJA, exagere un poquis (?
Igual, esta espectacular. 
Podria perdir un maratón, cuando vuelvas de tu viajesillo :B
En recompensa...
Srsly, srsly. We need it.
 Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 1857533193 

Abrazos, Lau <3
¿Te puedo decri así, no? xd que confiansuda yo, jaja.
Valen.
Valen.


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Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 Empty Re: Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)

Mensaje por Laura Sofia Lun 20 Ene 2014, 7:36 am

Hi Girls!!
Estoy en la casa de unos amigos de mi familia, y obviamente estoy robando internet jajaja! Ya leí sus hermosos comentarios y Val dio una FANTASTICA idea, cuando llegue de mi viaje hare un maraton. No dire de cuantos capítulo, sera sorpresa!
xoxo
Laura Sofia
Laura Sofia


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Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 Empty Re: Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)

Mensaje por Valen. Lun 20 Ene 2014, 3:28 pm

Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 961472736 OH, SEE.
Valen.
Valen.


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Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 Empty Re: Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)

Mensaje por Laura Sofia Dom 26 Ene 2014, 5:35 am

Chicas!!!
Voy a demorar un poco en subir el maraton, hoy vuelvo de mi viaje pero mañana es mi primer dia de clases ( :( ) lo mas probable es que suba el maraton el viernes por la tarde o el sabado, pero si tengo tiempo subo antes!!!!
xoxo
Laura Sofia
Laura Sofia


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Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 Empty Re: Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)

Mensaje por king.kylie Dom 26 Ene 2014, 1:44 pm

Claro linda entiendo, esperaré c:
Besos xx
king.kylie
king.kylie


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Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 Empty Re: Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)

Mensaje por Laura Sofia Mar 28 Ene 2014, 11:29 am

Chicas 
Es probable que suba el matarón hoy!!!!
xx
Laura Sofia
Laura Sofia


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Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 Empty Re: Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)

Mensaje por Laura Sofia Mar 28 Ene 2014, 1:47 pm


Chapter 5(Part 1)
 

Maratón 1/?
 
 
A la mañana siguiente, once de las estudiantes femeninas de Hamilton High recibieron un email, pidiéndoles que se reunieran en la biblioteca durante su período de almuerzo. Nueve de las chicas estaban saliendo con jugadores de rugby. Una se había acostado con la mayoría del equipo. Y la onceava chica, una joven llamada Amy Evans, era la novia de toda la vida del capitán del equipo de futbol... y también era mi ex mejor amiga.
 
 
El e-mail dirigía a cada una de las chicas a que tomaran asiento en la mesa redonda, en la esquina trasera de la biblioteca, donde se les daría más detalles sobre un plan para poner fin a la rivalidad deportiva que había plagado a Hamilton High durante demasiado tiempo.
 
 
¿Y sabes quién envió el e-mail?
 
 
Yo.
 
 
—No veo por qué me tuviste que enviar un e-mail —dijo Eloise, echándose hacia atrás en su asiento y apoyando sus pies sobre la mesa. Llevaba unas sandalias blancas realmente lindas, y sus uñas de los pies pintadas de rojo brillante—. Podrías simplemente haberme llamado.
 
 
Puse una mano en el respaldo de la silla y la empujé hacia adelante. Sus pies se deslizaron fuera de la mesa mientras que las patas delanteras de la silla caían al suelo de nuevo.
 
 
 
 
—Pensé que un e-mail en grupo parecía más oficial —dije—. Y es mucho más ordenado.
 
 
 
 
—Eres tan malditamente neurótica. —Eloise se pasó los dedos por su ,casi risado, cabello castaño oscuro. Sabía que ella lo odiaba, era, al parecer, un dolor en el culo para manejar. Pero se veía tan adorable en ella—. Y no entiendo por qué no me vas a contar nada sobre este plan tuyo.
 
 
 
 
—Lo averiguarás pronto —dije, golpeteando mis dedos sobre la mesa delante de mí y mirando el reloj—. ¿Dónde están todas? El almuerzo comenzó hace dos minutos. No podemos ser sólo nosotras.
 
 
— ¿De verdad piensas que todo el mundo vendrá?
 
 
—Sí.
 
 
— ¿Por qué?
 
 
—Porque todas las demás tienen que odiar esto tanto como yo —dije, cruzándome de brazos—. No puedo ser la única harta de esta pelea estúpida.
 
 
—Estoy segura de que no lo eres —dijo Eloise—. Pero tú eres la única loca y lo suficiente controladora como para pensar que puedes hacer algo al respecto.
 
 
En ese momento, las puertas de la biblioteca se abrieron y un grupo de tres chicas entraron, todas llevando sus paquetes de almuerzo. Les tomó sólo un segundo localizar la mesa que había especificado en el e-mail, y se sentaron frente a Eloise y yo.
 
 
—Hola, _____ —dijo cada una de ellos.
 
 
Asentí con la cabeza en señal de bienvenida.
 
 
Ignoraron por completo a Eloise.
 
 
Ella no les hizo caso tampoco.
 
 
—Entonces, ¿qué es lo que pasa? —preguntó Paola, haciendo girar un mechón de pelo rubio alrededor de un dedo con la manicura hecha.
 
 
—Tengo un plan para poner fin a la rivalidad —dije.
 
 
—Sí, claro. Eso es adorable. —Era su modo para sonar increíblemente hipócrita.
 
 
—Um, ¿gracias?
 
 
Las puertas se abrieron de nuevo y unas cuantas chicas más entraron con sus almuerzos, ocupando los sitios libres en la mesa. Le sonreí a Eloise, dándome cuenta de que mi plan podría funcionar. Sólo cuatro chicas más tenían que presentarse antes de que tuviera a todo el mundo en la lista de correo electrónico. Ella simplemente puso sus ojos en blanco hacia mí.
 
 
Una por una, el último grupo de chicas atravesaron las puertas de la biblioteca. Amy fue la última en entrar, y lo admito, me sorprendió que hubiera decidido venir. La había añadido a la lista de correo electrónico más por capricho que con la fe real de que se fuera a presentar. No habíamos hablado en un año y, sin embargo, allí estaba ella, tomando el asiento a mi lado y dándome una sonrisa como si nada hubiera cambiado. Sin embargo, Amy siempre había sido una persona mejor y más tolerante que yo.
 
 
—Oye —dije nerviosamente—. Um, es bueno verte.
 
 
—A ti, también.
 
 
Al otro lado de la mesa, Paola le estaba dando una mirada menos que acogedora, reservada especialmente para las novias de los jugadores de fútbol. No pude evitar encogerme. Las tensiones de la pelea se habían filtrado en las vidas de las chicas, también. Eso había sido lo que nos separó a Amy y a mí, el año pasado.
 
 
La mesa estaba llena de charla. Me aclaré la garganta un par de veces, tratando de llamar su atención, pero nadie parecía escucharme.
 
 
—Oigan, perras, cállense y dejen que ____ hable —gritó Eloise, y todas se callaron. Hombre, a veces me infundía coraje. Al menos, así me sentí hasta que me di cuenta de que la Sra. Morris, la bibliotecaria, nos lanzaba una mirada de desaprobación. Oops.
 
 
Me aclaré la garganta otra vez.
 
 
—Hola a todas —comencé—. Sólo quería hablar con ustedes acerca de toda esta pelea deportiva de los chicos. Creo que se ha salido de las manos. La gente está haciéndose daño, y ha estado causando problemas en mi relación. Estoy segura de que se encuentran en situaciones similares.
 
 
—Sí —resopló Spencer—. Después de que los neumáticos de Justin se pincharan la semana pasada, se olvidó por completo de nuestra cita por mi cumpleaños para poder ir a arreglar a su "bebé".
 
 
—Por lo menos tu novio no tenía un labio partido y el ojo negro en las fotos de tu bienvenida el año pasado —se quejó Paola.
 
Un murmullo general de acuerdo burbujeó alrededor de la mesa.
 
 
—Exactamente —dije—. Estamos abandonadas durante el otoño debido a la rivalidad. Así que, naturalmente, hay que tratar de poner fin a esa situación, ¿verdad? ¿No es eso lo que todas quieren?
 
 
Otro murmullo de aprobación.
 
 
—Eso sería agradable —dijo Paola—. En teoría. Pero en realidad, ¿qué podemos hacer realmente para acabar con ella? Nada. Esos zoquetes no permitirán que otros clubes lideren hasta que se gradúen o consigan una muerte cerebral tan grave que olviden a qué golpear.
 
 
—Cállate, Paola, y simplemente dale a _____ una oportunidad —espetó Eloise.
 
 
Paola se burló con sorpresa.
 
 
—Oh, Dios mío, ¿Eloise puede hablar? Pensé que su boca sólo trabajaba para chupar pollas. Es un milagro.
 
 
—Te voy a mostrar un milagro, pequeña…
 
 
Agarré a Eloise por su camiseta y tiré de ella hacia abajo para sentarla.
 
 
—Ustedes dos, por favor sean civilizadas —aconsejé.
 
 
Paola volvió a sentarse, gruñendo para sí misma.
 
 
—De todos modos —dije—, no estoy de acuerdo con Paola. Creo que por fin he descubierto lo que podemos hacer para acabar esto de una vez por todas.
 
 
— ¿Destruir con armas nucleares el vestuario?
 
 
— ¿En serio?
 
 
— ¿Podemos conseguir simplemente cancelar el calendario de rugby?
 
 
— ¿Cómo haríamos eso?
 
 
—Dale una oportunidad de explicarse —dijo Eloise en voz alta cuando una ola de ansiedad se apoderó de mí. Demasiadas voces hablando una sobre la otra. Ella guiñó el ojo y asintió con la cabeza para que continuara. Me conocía demasiado bien.
 
—Así que todos queremos detener la lucha —dije—. Eso está bien. Me alegro de que estemos en el mismo lado. El hecho es que todas hemos intentado todo lo que podíamos pensar por nuestra cuenta. Hemos rogado, suplicado, y luchado, y no ha servido de nada. No podemos controlarlos. Así que aquí lo importante es conseguir el control de la situación, necesitamos el poder. Y claro, no hemos sido capaces de conseguirlo por nuestra cuenta. Es por eso que solicité esta reunión. Porque juntas, creo que podemos conseguir el poder sobre, al menos, uno de los lados. Y con ése poder, podemos manipular esta guerra para conseguir lo que queremos.
 
 
— ¿Cuántas veces ensayaste este discurso? —preguntó Paola.
 
 
La ignoré, tomando un bolígrafo y apretando la tapa de un lado a otro debajo de la mesa. De ninguna manera iba a decirle que había practicado esto en frente del espejo... dos veces.
 
 
—Muy bien, así que el asunto es conseguir el control de nuestros chicos, y de hacerlo todas juntas, como una fuerza unificada —continué—. Porque cuando era sólo rugby contra fútbol, era un callejón sin salida y un ciclo de nunca acabar. Sin embargo, añadamos como extra a las chicas, y es posible voltear completamente la balanza. Encontrar nuestra influencia es la parte difícil, y como ustedes, yo no creía que fuera posible. Pensé que todas estábamos jodidas. Pero ayer por la noche, lo averigüé. Sé exactamente cómo podemos conseguir el control de los chicos y poner fin a esta guerra para siempre.
 
 
—Dilo ya —instó Eloise.
 
 
Sonreí.
 
 

—Es la única cosa a la que nunca podría decir que no. La única cosa por la que rogarían y suplicarían e intentarían persuadir. Hasta ahora, no me di cuenta de que podíamos usarlo a nuestro favor. Pero ayer por la noche, me di cuenta de que es nuestra mejor oportunidad. —Hice una pausa, tomé una respiración—. ¡Hagamos…. una huelga de sexo!
Laura Sofia
Laura Sofia


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Mensaje por Laura Sofia Mar 28 Ene 2014, 2:05 pm


Chapter 5(Part 2)
 


Maraton 2/?
 
 
 
Y... silencio.
 
 
 
Un silencio de muerte.
 
 
Por lo menos cuarenta y tres segundos.
 
Como podría haber predicho, Eloise fue la primera en compartir su opinión, y al estilo de Eloise, ella la compartió en voz alta.
 
 
— ¿Has perdido la cabeza?
 
 
La mesa retumbó con una desaprobación incómoda, provocada por la protesta de Eloise. Tomé una respiración profunda, apretando la tapa del bolígrafo cada vez más rápido. Tenía que hacerlas entender. Tenía que conseguir que estuvieran de mi parte, para demostrar que esta era la mejor opción.
 
 
—Piensa en ello —presioné, mi voz más alta—. Los chicos sólo quieren una cosa. Son todos unos salidos Si hay algo que podemos utilizar para conseguir el poder, es el sexo. Específicamente, negarlo.
 
 
—Puede que tengas razón —dijo Eloise—. Pero te estás olvidando un factor clave aquí. ¿Nos lo estaremos negando a nosotras mismas, también?
 
 
Paola puso los ojos en blanco.
 
 
—Jesús, Eloise. Eres una zorra.
 
 
—Que te jodan —estalló Eloise—. Sé que es un hecho que te tiraste a Louis en tu primera cita. No actúes tan alta y poderosa.
 
 
—Chicas —dije, un poco atemorizada—. La lucha entre nosotras no va a solucionar nada. Estamos aquí para crear paz, ¿recuerdan?
 
 
Paola le disparó a Eloise una mirada más malvada antes de reclinarse hacia atrás en su asiento y cruzar los brazos sobre su pecho, su labio inferior sobresalía como el puchero de una niña de cinco años de edad.
 
 
—Miren —dije—. Todas ustedes estuvieron de acuerdo en que querían era poner fin a esta estupidez, ¿verdad? Y esta es la manera de hacerlo. Los tenemos donde queremos, entonces nos negamos a darles lo que quieren. Cuando se dan cuenta de que no vamos a ceder, serán como masilla en nuestras manos. Y es cuando les damos el ultimátum. Tienen que suspender la rivalidad antes de que los toquemos. Yo apuesto a que ellos entrarán en razón máximo en dos semanas.
 
 
De alguna manera, podía sentir los ojos de Amy en mí. Sonreí, tratando de no parecer incómoda.
 
—¿Es eso, ya sabes, ético? —preguntó Spencer—. Quiero que la rivalidad acabe del todo, pero el sexo como un arma se siente un poco incompleto. Creo que ha habido todo un conjunto de episodios de Dr. Phil al respecto.
 
 
—Oh, vamos —dijo Eloise—. Cada chica tiene la prerrogativa de decir no. No hay ninguna razón para no ejercer ese derecho... incluso en grandes grupos. Además, el Dr. Phil es un charlatán.
 
 
—Spencer, pagaste a una chica de primer año para hacer tus ensayos de Inglés —dijo Paola—. ¿Realmente consideras la cuestión ética?
 
 
—Oye, estoy ocupada. Tengo entrenamiento de baloncesto. No hay tiempo para leer El gran Gatsby o lo que sea. Además, yo la pago. Eso hace que sea ético.
 
 
—Esto es ético —dije, con la esperanza de volver al asunto—. En realidad no estamos usando el sexo como un arma, sólo estamos eligiendo no participar hasta que la rivalidad termine. No vamos a manipular ni nada. Estamos… boicoteando.
 
 
—Bueno, es un buen plan —dijo Spencer—. Quiero decir, es probable que funcione.
 
 
—No sé. —La voz de Juliette fue apenas lo suficientemente fuerte que la escuchara, por el bullicio de los susurros sobre la mesa. Ella era una pequeña estudiante de primero, con enormes ojos miel y cabello color café. La miré, sonriendo, instándola a continuar. Ella se movió nerviosamente en su asiento y dijo un poco más fuerte—. Yo, umm... No puedo realmente hacer nada —dijo—. Niall y yo no estamos acostándonos juntos, así que no…
 
—¿En serio? —dijo Eloise, embobada—. Tú y Niall han estado juntos, como, nueve meses, ¿verdad? ¿Y ni siquiera lo ha, hecho una sola vez?
 
 
Juliette negó con la cabeza.
 
 
—¿Él es, como, gay? —preguntó Eloise.
 
 
—El hecho de que no se hayan acostado juntos aún no lo convierte en gay. —Sonó más duro de que lo que quería. Volví a mirar a Juliette, después me dirigí al resto de la mesa—. Estoy segura de que algunas de los demás están en el mismo barco, ¿verdad?
 
 
Más silencio.
 
 
Tuve que dejar de contar después de diez segundos. No lo entendía.
 
Estas eran las mismas chicas que llamaban a Eloise puta por tener demasiado sexo. Pude ver sus ojos en Juliette. Ver las burlas o las expresiones de desaprobación. Como si su virginidad fuera una cosa mala.
 
 
—Bueno, gracias por ser honesta —le dije a Juliette cuando sus mejillas se volvían cada vez más rojas—. Es agradable que estés esperando. Conozco a un montón de chicas que mienten sobre ello, así que respeto tu honestidad.
 
 
—Eres agradable —murmuró Juliette.
 
 
—Oh, cariño —suspiró Eloise—. Eso es lindo, pero no sabes lo que te pierdes.
 
 
Le di a Eloise un codazo en las costillas y dije en voz alta a Juliette:
 
 
—Pero puedes participar todavía. Simplemente no hagas otras cosas. No, umm... No te pongas sobre él o toques su... —Me sentía como si mi cara estuviera en llamas. Respiré hondo y me obligué a seguir adelante—. Nada de pajas. Ni cualquier cosa con la que él pueda disfrutar mucho. Si besarse es todo lo que hacen, no lo hagas. Encontrarás una manera. No tienes que tener relaciones sexuales para que funcione. Confía en mí.
 
 
— ¿Pero no se enojarán? —preguntó una de las chicas.
 
 
—Sí, lo harán. ¿Y entonces no nos engañarán?
 
 
—No quiero eso.
 
 
—Ni yo. Entonces tal vez finalmente estaré libre para besar a ese chico de Oak Hill.
 
 
—Alto, alto, deténganse —dijo Eloise sobre la creciente ola de voces de pánico—. Miren, tal vez no soy una experta, ya que no tengo una relación o lo que sea pero, ¿es algo que te preocupa realmente? Si es así, eso está muy jodido.
 
 
—Las chicas como tú son la razón por la que tenemos que preocuparnos —murmuró Paola.
 
 
Eloise se volvió para echarle una mirada de hielo.
 
 
—A pesar de lo que pienses de mí, nunca me he acostado con el novio de otra chica. Y yo nunca me acostaría con Louis; los lameculos quejicas no son mi tipo. —Miró al resto de las chicas otra vez—. En serio, si los bastardos las engañan, entonces no las merecen de todos modos. Si eso es un miedo genuino, entonces probablemente no deberían estar con ellos, para empezar.
 
 
—_____ —dijo Spencer—, ¿y tú? ¿No tienes miedo de que Josh te engañe si haces esto?
 
 
—No —dije. Aunque creo que soné un poco más segura de lo que me sentía—. No lo tengo. Él me ama. Algo como esto no va a cambiar eso. Además, esto ayudará a los chicos a largo plazo, también. Son víctimas aquí. Pero si no hacemos algo, algo para obligarlos a salir de la guerra, nunca van a terminar con ella. Esta es nuestra mejor opción, y un buen novio no utilizará el asunto de nada de sexo contra ti.
 
 
—En serio —dijo Eloise—. Quiero decir, me gusta el sexo probablemente tanto como a cualquier chico, e incluso sé que un poco de abstinencia no es algo para poner fin a una relación. Eso sería muy jodido.
 
 
—Para ti es fácil de decir —espetó Paola—. ¿Alguna vez, incluso, has tenido una relación, Eloise? Una de verdad. Una que continúa incluso después de ponerse la ropa de nuevo.
 
 
—¿Sabes qué? Que te jodan, Paola. No tengo que estar en una relación para saber que un hombre es un idiota si te deja tirada porque no abres las piernas. Y no importa lo que pienses de mí, no seré aquella a la cual los chicos acuden cuando quieren conseguir algo. Porque... porque voy a hacerlo. Lo que dijo _____. Voy a seguir el juego. Nada de sexo.
 
 
Me quedé mirando boquiabierta a Eloise, asombrada.
 
 
— ¿En serio?
 
 
—Sí. Estoy dentro.
 
 
—Yo también.
 
 
Me volví hacia mi derecha y vi a Amy observándome con sus ojos color agua. Algo en ellos parecía escéptico, y me pregunté si la había entendido mal. Luego meneó la cabeza y el parpadeo de incredulidad se había ido.
 
 
—Estoy harta de esta lucha. Definitivamente, cruzó la línea. —Ella me dirigió una mirada significativa antes de añadir—: Creo que una huelga de sexo es una gran idea, y puedo tratar de conseguir que algunas de las novias de los futbolistas estén dentro. Apuesto a que van a ayudar. Todas estamos hartas.
 
— ¿En se… serio? —Le sonreí, medio en estado de shock—. Amy, muchas gracias.
 
 
Después de eso, un montón de gente parecía subirse al carro.
 
 
—Lo haré —dijo Spencer—. Maldita sea, _____, tienes algo de cerebro. Yo nunca habría pensado en esto.
 
 
—Estoy dentro. Hará de esta temporada más entretenida al menos.
 
 
—Creo que lo haré. Tal vez el sexo de final de la rivalidad será incluso mejor que la reconciliación sexual.
 
 
Agaché la cabeza para ocultar el rubor que estaba arrasando mi cara.
 
 
¿Cómo podían estas jóvenes ser tan abiertas sobre su vida sexual? Yo apenas hablaba de la mía con Eloise. Al infierno, ni siquiera podía decir las palabras de las cosas que estaba haciendo con Josh, sin encogerme.
 
 
—Tenemos que hacer un pacto o algo así —dijo Eloise—. Al igual que un juramento. Tenemos que jurar abstenernos de toda actividad sexual.
 
 
— ¿Sobre qué vamos a jurar? —preguntó Spencer—. ¿La Biblia?
 
 
—Eso es un poco inapropiado —argumenté como broma.
 
 
—Considerando que lo estamos jurando y todo.
 
 
—Aquí. —Amy colocó su mochila sobre la mesa y abrió la cremallera. Después de unos segundos de rebuscar, sacó una nueva edición de Cosmo y la arrojó sobre la mesa—. Trata el tema de consejos sexuales. Incluye una buena lista de todas las cosas que no podemos hacer. Podemos jurar sobre ella.
 
 
Eloise recogió la revista.
 
 
—Dulce —dijo ella, hojeando las páginas. Hizo una pausa y se estremeció visiblemente—. Ugh. No, no intenten eso. Confíen en mí, no es tan genial como parece.
 
 
Agarré la revista de Eloise, medio sorprendida y un poco temerosa al ver de lo que estaba hablando. La levanté para que todas la vieran.
 
—Bueno —dije—, por tanto todas vamos a hacer un voto. Expondré las reglas, y si están de acuerdo, ponen su mano sobre la revista y dicen, "conforme" ¿Lo tienen?
 
La mayoría de las chicas asintieron.
 
 
Puse la revista sobre la mesa, poniendo mi mano sobre la cara de la modelo en la portada.
 
 
—Por la presente juro que abstenerme de toda forma de actividad sexual. Esto incluye, pero no se limita, a cualquier cosa que involucre partes del cuerpo por debajo del cinturón. Eso incluye también la parte del cinturón. Ah, y la segunda base es ilegal, también. Nada, umm, debajo de la camisa. —Me obligué a continuar, a pesar de la forma en que este discurso hacía que mi rostro enrojeciera—. Me mantendré firme, incluso en los momentos más difíciles, y resistiré a la tentación hasta que la rivalidad llegue a su fin.
 
 
Deslicé la revista a Amy, todavía sintiéndome un poco ansiosa cuando nuestros ojos se encontraron. Pero no podía dejar que mi compostura flaqueara justo ahora. No con todas estas muchachas observando.
 
 
Me aclaré la garganta, como, por millonésima vez esa tarde.
 
 
— ¿Estás de acuerdo? —pregunté.
 
 
—Conforme —dijo Amy solemnemente.
 
 
Ella se la pasó a Spencer.
 
 
—Conforme.
 
 
Spencer se la pasó a la chica de su derecha.
 
 
—Conforme.
 
 
—Conforme.
 
 
—Conforme.
 
 
Cuando se acercó a Juliette, la vi dudar por un minuto. Me miró, respiró profundamente, y puso su mano sobre la revista.
 
 
—Conforme.
 
 
Luego se la pasó a Paola.
 
—Simplemente pásala si eres demasiado cobarde —se burló Eloise—. Me llamas zorra, pero eres más que reticente a abandonar el sexo que yo.
 
 
—Cállate —susurró Paola—. Dame eso. —Tiró la revista hacia ella y puso la mano en el centro mismo de la portada. Sus ojos se encontraron con Eloise cuando dijo: —Conforme.
 
 
Eloise sonrió.
 
 
Para mi sorpresa, después de tanto desacuerdo, las once chicas en la mesa, aparte de mí, terminaron haciendo el juramento.
 
 
Eloise fue la última, y ella me sonrió mientras juraba ser célibe. Sabía que sería un desafío para ella, más que nadie.
 
 
Pero al mirar a las demás, yo sabía que Eloise no podía ser sido la única chica a la que le gustaba el sexo. Otras tantas habían estado renuentes a aceptar de inmediato. Sin duda, algunas de las chicas tenían la misma razón que Eloise, aunque las demás se estuvieran mostrando reacias por miedo a perder a sus novios. Me preguntaba qué porcentaje era, cuántas de las chicas simplemente no querían renunciar al sexo en comparación con aquellas que tenían miedo de ser engañadas.
 
 
Y me preguntaba por qué Eloise era la única chica dispuesta a salir y decir que le gustaba el sexo. Tal vez, ¿porque las demás sabían que era llamada puta o una prostituta por gustarle tanto? Pero yo tampoco entendía eso. Al igual que Eloise, dijo, no era como si ella se acostara con novios de otras muchachas.
 
 
También quería saber por qué Juliette había sido la única dispuesta a confesar lo contrario: su virginidad. Porque yo no creía, ni por un segundo, que ella fuera la única en la mesa que aún no había dado ese salto.
 
 
Cuando todas habían jurado sobre la revista, se la devolví a Amy.
 
 
—Puedes usarla para que las chicas de fútbol hagan el mismo juramento —dije.
 
 
—Claro. —Ella metió la revista en su mochila otra vez.
 
 
—Muy bien —dije—. Así que, aquí vamos. Estoy pensando en que todas deberíamos estar en contacto vía e-mail. Vamos a necesitar un grupo de apoyo para salir de esta, y mantenernos organizadas. Pero sin duda creo que estamos haciendo algo. Podemos ganar esta guerra.
 
—Por tu bien —dijo Paola, se puso de pie justo cuando la campana sonó durante el tercer período—, espero que sí. Esto tiene que funcionar, _____.
 
 
—Lo hará —le aseguré—. Sé que así será.
 
 
Las chicas empezaron a moverse en manada hacia la puerta. Comencé a girarme hacia Eloise, que seguía sentada en la mesa conmigo, entonces noté a Amy, permaneciendo cerca de la puerta de la biblioteca.
 
 
—Oye —dije, caminando hacia ella. Cogí mi bolígrafo de nuevo y ya estaba girando la tapa—. Gracias por venir. Sé que todo esto es muy extraño. Las novias de rugby y el estar alrededor mío y... lo que sea.
 
 
—Siempre vendré si quieres que lo haga, _____. —Lanzó otra sonrisa y puso una mano en mi hombro, apretando brevemente. Luego se volvió y salió de la biblioteca. Pensé que había perdido a Amy para siempre a causa de esta pelea.
 
 
Debido a que nuestros novios se odiaban mutuamente. Pero tal vez, me di cuenta, yo podía poner fin a la guerra y recuperar a una amiga al mismo tiempo. El pensamiento me hizo sonreír.
 
 
Eloisese relajó junto a mí.
 
 
— ¿Estás lista para Biología Avanzada?
 
 
—Claro —dije, dando vuelta para enfrentarla—. Gracias, por cierto. Por haber estado de acuerdo con esto.
 
 
—Sí. Me debes una.
 
 
—Bueno, al menos la estúpida lucha terminará pronto —dije.
 
 
— ¿Eso lo compensará?
 
 
Eloise puso en blanco los ojos.
 
 
—____, me importa un bledo los problemas entre los equipos. Sé que es estúpido, y sé que te afecta, pero realmente no tiene un impacto en mí, ya que no estoy realmente comprometida con ninguno de los chicos. —Se encogió de hombros—. No hice esto para poner fin a las peleas. Lo hice porque sé que es importante para ti. Y tú eres importante para mí.
 
Sonreí.
 
—Gracias, Ellie.
 
—Sí, sí —dijo, recogiendo su mochila bandolera—. También lo hice para herir a Paola, por lo que no fue totalmente desinteresado. Odio a esa perra.
 
Me eché a reír.
 

—Vamos —dijo—. El Sr. Hall hará cargar con su mierda si llegamos tarde.
Laura Sofia
Laura Sofia


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Mensaje por Laura Sofia Mar 28 Ene 2014, 2:44 pm

Chapter 6

 
Maraton 3/? 
 
Esa tarde, mientras Eloise y yo salíamos al parqueadero de estudiantes, después del último bloque, Josh corría detrás de nosotras.
 
—Oye, ____ espera un momento.
 
Nos detuvimos, y me giré para enfrentarlo.
 
— ¿Sí?
 
Se detuvo a unos metros de mí, mirando momentáneamente confundido.
 
— ¿Algo está mal? —preguntó—. Te ves molesta.
 
—No es nad… ¡Auch! —Eloise me acababa de dar un fuerte codazo en el costado, y luego me dirigió una mirada severa. Suspiré—: De acuerdo, sí, está bien, estoy algo molesta, Josh.
 
—Mierda, ¿qué hice?
 
—Bueno, mi trabajo aquí está hecho, les daré a ambos algo de privacidad. —Eloise
pasó a mi lado y se dirigió hacia su convertible, la vi subir a la cubierta y empujar sus largas piernas hasta su pecho.
 
—Así que, ¿cuál es el problema? —preguntó, ya tenía puesta su ropa de entrenamiento para la práctica de rugby.
 
Pateé un pedacito de pavimento suelto, un poco más fuerte de lo que lo había previsto, se deslizó por todo el estacionamiento, chocándose con un bote de basura, a algunos metros más allá, con un ruido sordo.
 
— ¿No te enseñó tu madre a usar tus palabras? —bromeó
 
Le dirigí una mirada severa.
 
—Lo… siento —dijo—. Sé que no te gusta hablar sobre… lo siento. —Suspiró y dirigió una mano hacia su cabello—. Rebobinemos. ¿Cuál es el problema? ¿Qué hice? Dime.
 
 —Mira —dije, obligando a las palabras salir de mi boca. Eloise estaba en lo correcto.
 
Necesitaba abrirme y decirle a Josh cómo me sentía—. Es sólo que… no me siento bien siendo tu… —Mis ojos quedaron fijos en mis manos, donde ellas se enrollaban y desenrollaban en un estable ritmo cerca de mi cintura—. Consuelo sexual.
 
— ¿Consuelo sexual?
 
—La noche anterior —le recordé—, mi cuarto, me sobornaste con una flores antes de abandonarme. Tú estabas ahí, estoy segura que lo recuerdas.
 
De repente, la bombilla se prendió sobre su cabeza.
 
— ¿Qué? ¿Eso? Eso no fue consuelo sexual, nena, solo lo es sino estás con la chica. Pero estamos enamorados, así que está bien.
 
—No para mí —murmuré—. Dolió, me sentí usada. Estoy cansada de ti, abandonándome por esa estúpida pelea, Josh. Eso en realidad me molestó anoche. Ha estado molestándome por un tiempo realmente.
 
Miré a mis pies y metí mis manos en mis bolsillos, así pararía de retorcerlas.
 
—____.
 
Lo miré.
 
Josh arrastró los pies y frotó la parte trasera de su cuello con una mano.
 
—Está bien, lo siento. No quería que te sintieras de esa manera. ¿Puedo hacer algo para compensarte?
 
— ¿Cómo?
 
—Permíteme sacarte el viernes. Como, en una agradable cita.
 
—Josh…
 
—En serio, ____, lo digo en serio. Déjame intentarlo de nuevo, ¿Por favor?
 
Suspiré y cambié mi peso de un pie al otro.
 
—Bueno, está bien.
 
—Genial —dijo, inclinándose y besándome en la mejilla—. Te recogeré a las siete, ¿Si? Te arreglas. Iremos a algún lugar agradable. Mamá irá a alguna clase de retiro de trabajo, así que tendremos la casa para nosotros por si quieres ir a mi casa luego.
 
—Suena bien.
 
—Genial, bueno, tengo que llegar a una práctica. Te veré luego.
 
Lo dejé darme un beso rápido en los labios antes de que regresara corriendo hacia las puertas dobles que dirigían al gimnasio.
 
Cuando se había ido, me giré y caminé hacia el auto de Eloise.
 
—Vámonos —dije, golpeando el capó del convertible negro—. No puedo llegar tarde al trabajo.
 
Eloise bajó del capó mientras yo me subía al asiento del pasajero.
 
—Ahora, _____ ¿Fue muy complicado?
 
—Sí, pero estoy agradecida de haberlo hecho. Estabas en lo correcto. Es mejor para mí sólo ser honesta con él.
 
— ¿Cuando me he equivocado?
 
—Bueno, está esa vez el año pasado cuando trataste de convencerme de que Harrison Carlyle era hetero dirigiéndote hacia él en la cueva y tratando de…
 
—Oye, oye. —Eloise alzó una mano para callarme—. No hablamos de esa noche. —Suspiró—. Debí haberlo sabido cuando me dijo qué clase de shampoo me ayudaría con mi frizz.
 
—Entonces, si puedes equivocarte.
 
—Raramente —dijo—. Y no estaba equivocada en esta situación, así que... —Me guiñó y rió—. Es bueno saber que mis distintivos momentos temidos valen la pena.
 
Puse los ojos en blanco.
 
Encendió el motor y salimos del estacionamiento, dirigiéndonos hacia la librería  pública Hamilton, donde archivaba libros cada martes y jueves. Como no podía permitirme un auto y Josh tenía práctica de fútbol, Eloise, por lo general, me daba un aventón.
 
Así es como Eloise y yo hemos empezado a salir, realmente.
 
Me escuchó hablar sobre necesitar un aventón en la mesa del almuerzo el año anterior y se ofreció a llevarme. Al principio estaba algo nerviosa. Conocía los rumores acerca de Eloise, y estaba segura de que estar con ella a solas sería totalmente incómodo. Como, si su auto estuviera lleno de envolturas de condones o extraños juguetes sexuales o algo por el estilo. No es exactamente la clase de chica con la que suelo salir.
 
Pero la juzgué mal, Eloise era muy normal. Escuchaba el top 40 de la radio, quería ver las mismas películas que yo y, aparte de unas cuantas botellas de Coca-Cola dietética en el piso, mantenía su auto bastante limpio. Nada la diferenciaba de cualquiera de las otras chicas en cuyos autos me había montado. Y, honestamente, luego de hablar con ella durante ése primer aventón, me di cuenta de cuanto me agradaba. Eloise empezó a llevarme a casa o al trabajo cada tarde, y en pocas semanas, era mi nueva mejor amiga.
 
—Viernes, ¿eh? —dijo, mientras acelerábamos pasando el alquiler de películas de la calle quinta, con la capota bajada y la radio explotando con una canción vieja de los Backstreet Boys. Estaba como a 32º afuera, normal para finales de agosto, y ya estaba temiendo los días fríos otoño que vendrían muy pronto.
 
— ¿Estabas escuchando? —pregunté, inconscientemente, abriendo la guantera de la manera en la que siempre lo hacía cuando iba en el auto de Eloise.
 
—Por supuesto, que estaba… ¿y saldrás de ahí?
 
—Sólo estoy buscando un CD.
 
—No, no lo estás, los estás alfabetizando. —Se acercó y me dio un manotazo en la mano y, con un suspiro, cerré el compartimiento—. Así que si el paro empieza lo más pronto posible, parece que tu cita va a ser interesante. Pobre Josh, ha conseguido esa casa sola y todo.
 
—Aún iremos a su casa —dije—. Veremos una película o algo así.
 
—Estoy segura de que esa será una alternativa con la que estará emocionado.
 
Rió y sacó un cigarrillo de un paquete del tablero.
 
—Zayn quiere que vaya a su casa el viernes también —dijo, encendiendo y fumando un poco—. Le dije que me encantaría, pero el idiota no sabrá qué lo golpeo hasta que yo me canse.
 
—Pudiste sólo haber dicho que no —le dije—. No tenías que decirle que lo harías.
 
— ¿Qué hay de divertido en eso? —Fumó otro poco de su cigarrillo y sopló el humo a través de sus labios color rosa brillante. —No se trata de burlarse, ¿lo recuerdas?
 
—No me burlare de él… bueno no mucho. —Le dio otro soplo a su cigarrillo—. ¿Qué hay de ti?, ¿estás segura de que puedes manejar esto, ____? ¿Estar a solas con Josh y no saltar hacia él? O sea, es bastante lindo, ¿serás realmente capaz de decir no?
 
—Créeme, estaré bien —dije—. Josh es candente pero no es que él fuera un adonis.
 
Se veía escéptica.
 
—Lo que tú digas, puede que no sea un Dios del sexo, pero sé qué te gusta.
 
Me sonrojé. “Dios, Eloise. ¿Podemos no hablar de esto?”
 
— ¿Qué? —preguntó—. Vamos, si eres lo suficiente madura para tener sexo, deberías ser lo suficientemente madura para bromear sobre ello con tu súper fabulosa mejor amiga.
 
No dije nada sobre eso.
 
Paramos en el estacionamiento de la librería y, rápidamente, solté mi cinturón de seguridad.
 
—Diviértete en el trabajo —dijo Eloise.
 
La miré mientras ella apagaba su cigarrillo y dejaba la colilla en su cenicero.
 
— ¿Tu madre no ve esos y se molesta? —tuve que preguntar.
 
—Pff, nah, ella me compró el paquete. —Se encogió de hombros y dirigió un ademán a la guantera—. Ella juraba que lo había dejado la última vez. Pero luego del divorcio, me pidió que saliera y le comprara un paquete. Le dije que podía tener uno si me compraba uno a mí también. Pensé que estaría como, ―de ninguna manera o algo, pero me lanzó uno de veinte y dijo que estaba bien.
 
—Mi padre me mataría —dije.
 
—Eh. Tengo dieciocho ahora. Incluso si no le hubiese gustado, no hay mucho que ella pueda hacer. —Eloise empezó a molestar con la emisora y salió del convertible.
 
—Gracias por el aventón.
 
—Sabes que no hay problema. Te veo mañana.
 
Cerré la puerta del coche mientras me despedía con la mano por encima del hombro mientras me dirigía a las escaleras de la entrada del frente.
 
—Ya era hora. —Valeria chasqueó cuando me dirigía al escritorio de en frente.
 
—Estoy cinco minutos temprano —le dije.
 
Escogió ignorar esto, por supuesto, y señalo con un dedo el carrito de libros para niños junto a ella.
 
—Todos esos necesitan ser archivados de inmediato —me informó ella, agitando su cabello rubio encima de sus hombros—. Apresúrate. Hay algunos niños arriba ahora. ¿Qué si alguien está buscando alguno de esos libros y no los puede encontrar en el estante? ¡Date prisa! ¡Date prisa!
 
Valeria era locamente compulsiva por tener el control. Era mi pareja, una estudiante en la Universidad de la Comunidad de Oak Hill, y un real dolor en el culo Parecía agradable por, como, la primera semana que trabajé en la librería, pero había aprendido rápidamente que ella tenía serios problemas. Trabajar con Valeria era la única parte de este trabajo que yo odiaba.
 
Agarré un par de libros de ficción de adultos que habían, accidentalmente, sido puestos en el estante de niños — ¡Ja! ¡Valeria podía cometer errores, también!— y los puse en los estantes correctos antes de caminar de regreso a la recepción para agarrar la carretilla, la cual tenía que arrastrar por las escaleras. Juzgando su actitud, Valeria no iba ayudarme a arrastrar la bestia al segundo piso: genial.
 
—Oh, por cierto—Valeria dijo, volteándose lejos de su computador y encontrado sus ojos—, tienes un nuevo compañero de trabajo.
 
— ¿Quién? —pregunté.
 
—Algún chico de secundaria. —Valeria suspiró. No se estaba molestando por ocultar su agitación. Estoy segura de que ella lo veía como otro idiota con el que tenía que tratar.
 
Gracioso, realmente. Tanto como ella amaba mandar, pensarías que ella estaría emocionada por tener a alguien nuevo bajo su comando.
 
— ¿Nombre? —insistí.
 
—No recuerdo. Pero es ardiente. No dejes que eso te distraiga de trabajar, sin embargo. No quiero que se vuelva un problema.
 
Puse los ojos en blanco cuando no estaba viendo.
 
—Está retrasado —dijo Valeria—. Por dos minutos y medio. No es una buena forma de comenzar un trabajo, ¿verdad?
 
Estaba a punto de responder cuando las puertas de la librería se abrieron detrás de mí.
 
—Perdón por llegar tarde. Tenía que hablar con mi entrenador de fútbol sobre reponer la práctica.
 
Todo mi cuerpo se puso rígido. Conocía esa voz.
 
—Ahí estás —dijo Valeria, moviendo rápidamente su pelo sobre sus hombros de la manera más atrevida posible—. De acuerdo. Perdonaré tu falta de puntualidad hay, pero no hagas de ello un hábito, por favor.
 
¿Lo perdonaría? Valeria no era nuestra jefa. No podía castigarnos o algo así solamente porque trabajaba un par de días más a la semana. Ella debía llamarse a sí misma “asistente bibliotecaria”, pero no era más que otra archivadora. Necesitas un diploma para ser bibliotecaria (lo busqué en Google por curiosidad una vez), y ella seguía siendo una estudiante. En verdad, la Sra. Coles, la bibliotecaria, era la única con el poder para contratar, despedir y castigar.
 
—Lo siento —Valeria dijo—. No puedo recordar tu nombre. ¿Cuál es, de nuevo?
 
—Harry.
 
—Claro. Bien. Harry, esta es ____. Estarán trabajando juntos para mantener este lugar en máximo orden.
 
Tuve que evitar ruborizarme mientras me volteaba para enfrentarlo por primera vez desde que había caminado en la librería. Estaba molesta por encontrarlo sonriéndome.
 
No una astuta sonrisa o una sonrisa de conocimiento, sólo una sonrisa casual. Como si él estuviera vagamente feliz de verme.
 
—Hola —dijo él.
 
—Hola.
 
—Ustedes dos dejen de mirarse fijamente y pónganse a trabajar. Tomen esos libros y archívenlos en la sección de niños —ordenó Valeria, señalando a la carretilla de nuevo—. Arriba.
 
—Sé dónde está la sección de niños —le dije.
 
—Sin embargo, Harry no. Ahora apúrense. ¿Qué si algún pobre niño pequeño está  buscando El Conejo de Peluche y no lo puede encontrar porque ustedes chicos se tomaron tanto tiempo poniendo esos libros en los estantes?
 
Suspiré y agarré uno de los bordes de la carretilla.
 
—Elevador —dijo Harry mientras empujaba la carretilla hacia las escaleras.
 
— ¿Qué? —Lo miré por encima de mi hombro.
 
—El elevador —repitió, haciendo ademán hacia la izquierda—. Sabes que hay uno aquí, ¿verdad?
 
—Um, sí —dije lentamente. Por supuesto que sabía. Yo estaba aquí todo el tiempo. Conocía este lugar como la palma de mi mano—. Pero es terrible. Se toma por siempre para llegar al segundo piso.
 
—Tal vez —dijo Harry—. Pero esa carretilla va a ser una pesadilla de subir por las escaleras. Luce bastante pesada. Usemos el ascensor solamente.
 
Tanto como odiaba admitirlo, y pasar cualquier cantidad de tiempo atrapada en un espacio encerrado con Harry, en verdad sería más fácil mover los libros hacia arriba en el elevador. ¿Y quién sabe? Tal vez lo habían arreglado. No había usado la cosa en meses.
 
—Bien —estuve de acuerdo.
 
Harry me ayudó a rodar la carretilla al antiguo y microscópico elevador. Ahora que estaba dentro de nuevo, con las puertas cerradas, recordé por qué lo había odiado la primera vez. Aparte de ser lento, era tan bien un poco aterrador.
 
Mis dedos se tensaron alrededor del asidero de la carretilla mientras el elevador temblaba, haciendo horribles sonidos de raspado mientras se deslizaba hacia arriba, a paso de tortuga. Por supuesto, mi ansiedad no estaba ayudada por el hecho de que Harry estaba parado sólo a unos centímetros lejos de mí, la habitación limitada forzándonos incómodamente cerca el uno del otro.
 
— ¿Entonces… tú y Valeria tienen mucho en común, huh?
 
Miré arriba de la carretilla, estrechándole los ojos.
 
— ¿Qué?
 
—Valeria —repitió Harry, como si lo hubiera malinterpretado la primera vez—. Me recuerda a ti.
 
— ¿Cómo?
 
—No lo sé. Solamente me recuerda a ti. Ambas son como maníacas del control, no de una mala manera o algo así, pero… ¿no lo has notado?
 
— No.
 
—Huh. —Se encogió de hombros—. Tal vez soy solamente yo, entonces. Pero ella en verdad me recuerda a ti. Simplemente recordé cuando estábamos hablando en esa fiesta en el verano, que dijiste que tenías algo por el orden y… —se detuvo. Podía sentir el calor alzándose en mi rostro cuando mencionó esa noche—. De todos modos —continuó—. Ella se parece mucho a ti.
 
Me concentré fuertemente en mantener mi replica suave, libre de cualquier emoción.
 
—Acabas de conocerla —le recordé—. Y en verdad, no me conoces así de bien, así que no puedes hacer comparaciones. Especialmente no entre Valeria y yo. No soy nada como Valeria.
 
— ¿Estás segura de eso? —se burló, dándome un codazo a modo de juego. Flirteando, de la forma como lo hacía con todas las chicas.
 
A pesar de su nombre merecedor de un romance de novela, Harry Styles no era nada más que un hombre destacado. Habíamos ido a la misma escuela desde el jardín de infancia, y en todos estos años, nunca había tenido una vez novia. Demonios, hasta donde yo sabía, él ni siquiera se había besado nunca con una chica. Pero era un coqueto. Eloise lo llamaba “el último coqueto” porque era apuesto, amigable, y encantador, y calentaba a todas las chicas pero nunca perseguía a ninguna de ellas.
 
No entendía por qué estaba bien para Harry flirtear con cada chica que conocía y nunca se comprometía con ninguna de ellas cuando, si una chica hiciera lo mismo, los chicos la llamarían calienta huevos. Los chicos eran tan patanes.
 
—Estoy segura —respondí, probablemente con más de un poco de mi voz de lo que era justo, pero me molestó que él me estuviera comparando con mi peor enemiga, y me molestaba incluso más que él tuviera las agallas para flirtear conmigo.
 
El elevador ya no parecía estar moviéndose, pero las puertas no se habían abierto tampoco. Pinché el botón de nuevo, y se lanzó hacia arriba, como si el artefacto se hubiera parado entre los pisos, olvidando moverse. Esto no podía ser seguro.
 
— ¿Estás bien? —Harry preguntó.
 
—Sí. Solamente quiero salir de esta cosa.
 
De repente, su mano estaba encima de la mía, y me di cuenta que había estado golpeando mis nudillos contra la carretilla de libros.
 
—No estés nerviosa —dijo, apretando suavemente.
 
Lo miré, sorprendida de que encontrara preocupación en sus ojos.
 
—Debería haberte preguntado si eras claustrofóbica.
 
—Yo… ¿qué?
 
— ¿No es por eso que eres una bola de estrés en este momento y no quieres usar el elevador? Mi primo es igual.
 
—Um… si. Claro. Eso es.
 
—Perdón. No debería haberte hablado para hacer esto.
 
—Estaré bien —dije, y a pesar de todo, no pude evitar soltar una pequeña risita.
 
—Bueno, casi listo —dijo Harry—. Parece como si las puertas estuvieran a punto de abrirse.
 
Y seguro, lo hicieron. El ruidoso elevador chilló mientras finalmente se detenía en el segundo piso y las puertas de metal se deslizaban hacia los lados. Harry quitó su mano de la mía, se sintió como un pequeño pinchazo en el corazón, y empujamos la carretilla hacia afuera, hacia el piso.
 
—Bueno, comienza a archivar —dije, tratando de recomponer mi compostura—. Alguien debe estar buscando uno de esos.
 
— ¿Cómo Conejito de Peluche? —Harry sonrió y recogió uno de los libros de dibujos.
 
Abrí mi boca para discutir que yo no era como Valeria, pero Harry volteó esos ojos verdes hacia mí y sentí que me empezaba a derretir un poco. Negué con la cabeza, riéndome contra mi mejor juicio.
 
Touché —dije.
 
Agarró un par de libros y caminó hacia uno de los estantes, sonriéndome mientras pasaba. Sonreí de vuelta, luego me reprendí por ello. Me había tomado casi un año relajarme alrededor de Josh, y algunas veces todavía seguía siendo un reto. No debería haber sido tan fácil con Harry.
 
Tan rápido como había aparecido, mi sonrisa se fue.
 
 
 
 

 
Laura Sofia
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Mensaje por Laura Sofia Mar 28 Ene 2014, 3:27 pm


Chapter 7
 

Maratón 4/?
 
Josh y yo tuvimos nuestra primera gran pelea este pasado Junio, justo después que la escuela concluyera. Nosotros habíamos terminado, y estaba devastada. Pero en una caliente noche de Julio, Eloise decidió sacarme de mi estado de depresión y arrastrarme a una fiesta en la casa de Vikki McPhee‘s.
 
—Vamos —ella había dicho, arrancándome de mi dormitorio esa noche—. Nunca superaras a Josh si no te muestras por ahí. Unos pocos enganches insignificantes es exactamente lo que necesitas justo ahora.
 
Cuando habíamos llegado a la fiesta, Eloise me examinó rápidamente y suspiró.
 
—Aún no puedo creer que estés usando eso. Tienes varias ropas sexy. ¿Por qué no estás usándolas?
 
Rodé mis ojos y me moví después de ella hacia la casa. El lugar ya olía como cerveza y marihuana, y las paredes estaban prácticamente estremeciéndose contra el golpeteo bajo del estéreo. Envolví mis brazos a mí alrededor y me moví por los adyacentes del cuarto, quedándome cerca de la pared. Quería caerme al suelo Ese tipo de problemas no era lo que necesitaba en ese entonces. O nunca.
 
Eloise se acercó corriendo por detrás de mí.
 
—Consigamos algo de beber.
 
—Sabes que no bebo —dije.
 
—Por una vez en tu vida, ¿no puedes sólo dejarte llevar? ¿Perder el control un poco? Tú realmente podrías disfrutar no angustiarte por cualquier cosa.
 
Sacudí mi cabeza.
 
—Haz lo que quieras —dijo, encogiéndose de hombros—.Pero por favor, ¿prométeme que irás a hablar con alguien? Ten un poco de diversión esta noche ¿Está bien?
 
—Bien.
 
Apretó mi hombro antes de salir corriendo hacia la cocina de Vikki. Presioné mi espalda contra la pared y miré alrededor. Más personas estaban llegando, y varias ya estaban bailando y gritando junto con la música. En la esquina, vi una mesa volcarse cuando un chico cayó de espaldas encima de la mesa. Me estremecí. Tenía que salir de allí. Manteniendo mi palabra a Eloise, dije rápido:
 
—Hey, ¿cómo estás? —a Paola mientras ella me pasaba, usando un vestido blanco que se veía caro. Ella me dio una mirada enojada, probablemente decidiendo que no quería hablar con alguien vestido tan mal como yo lo estaba, y avanzó. Justo como había esperado. Con mi tarea completé, avance alrededor de la sala y me dirigí hacia la puerta trasera. Dejar la fiesta no era una opción, dado que Eloise era mi aventón, como siempre, pero podía al menos salir de ese cuarto.
 
El sol acababa de ponerse cuando empujé para abrir la puerta hacia la terraza posterior de la casa. Pero en un lugar de encontrar el patio vacío, descubrí a Harry Styles sentado en las escaleras.
 
—Oh, lo siento —murmuré, mi mano seguía en la puerta—.Me iré.
 
Él estaba sentado en el primer peldaño del porche de madera, una de sus piernas doblada a la altura de su pecho mientras la otra extendida hacia los peldaños debajo de él. Su barbilla había estado descansando pensativamente en su mano, cuando me escuchó, su cabeza volteó en mi dirección.
 
—Hey —dijo. Y creo ver que sus ojos se iluminaron un poco, aunque pudo haber sido sólo la luz centellante del porche haciendo trucos—. No. Quédate. No me importa.
 
Aun cuando había querido estar a solas, decidí que Harry sería mejor compañía que la multitud adentro de la sala de Vikki. Cerré la puerta y pasé a sentarme al lado de él en las escaleras. La sonrisa que me dio fue tan dulce, tan cálida, que aún en mi mal humor, no pude evitar sonreírle de vuelta.
 
Realmente no conocía a Harry tan bien. Habíamos tenido unas pocas clases juntos, y de nuevo antes de que Amy y yo hubiéramos dejado de hablarnos solía verlo pasando el rato con Liam, el enamorado de Amy. Habíamos hablado dos veces tal vez, pero nunca habíamos estado sólo los dos juntos. Hasta ahora.
 
—¿Entonces qué estás haciendo aquí afuera? —pregunté—. ¿Ya te cansaste de la fiesta?
 
Harry se rió.
 
—Supongo que podrías decir eso. En realidad no es lo mío. Algunos chicos del esquipo de fútbol me pidieron que fuera el conductor designado, sin embargo. Así que accedí para sacarlos de un apuro. ¿Qué hay de ti?
 
—Mi mejor amiga me hizo venir.
 
—¿Por qué? Quiero decir, si no quieres estar aquí…
 
—Ella piensa que será bueno para mí —expliqué—. Mi novio y yo… Bueno, acabamos de separarnos, y ella decidió que sería bueno para mí ser sociable.
 
Él apartó la mirada, y observé como su zapatilla dejaba marcas en el peldaño de madera algunos pies debajo de nosotros.
 
—¿Entonces tú y Josh ahora no están juntos?
 
Casi le pregunto cómo sabía quién era mi novio, pero me detuve. La respuesta era obvia. Josh era el quarterback de campo, uno de los chicos más populares de la escuela. Todo el mundo sabía con quién estaba saliendo. Sin mencionar que, Hamilton sólo ostentaba aproximadamente unos cien estudiantes por clase de graduación. Era casi difícil no ser consciente de quién salía con quién.
 
—Sí.
 
—¿Hace cuánto tiempo?
 
—Tres semanas.
 
—Lo siento.
 
Él no sonaba apenado, sin embargo. No pude entender su tono. Atrapado en algún lugar entre la indiferencia y la autosuficiencia. Casi me puse de pie y vuelvo a entrar. Casi me alejé de su insensibilidad.
 
Pero antes que me pudiera mover, volteó para mirarme de nuevo, congelándome en el acto con sus grandiosos ojos.
 
—¿Alguna vez has jugado al Juego de la Estrella?
 
Sólo lo miré parpadeando.
 
Las mejillas de Harry se volvieron rojas sólo un instante antes de que diera detalles.
 
—Tú tienes que estar aquí a causa de tu amiga, y yo conduciré a casa a los muchachos quienes no querrán irse hasta que el barril este vacío. Vamos a estar aquí afuera un rato, entonces también podríamos encontrar alguna manera de entretenernos, ¿sabes? ¿Entonces alguna vez has jugado al Juego de la Estrella?
 
—Bueno… técnicamente, es algo que vi a Russell Crowe hacer una vez en una película, pero en cierto modo simplemente lo volví una manera de pasar el rato. —Él levantó la mirada hacia el cielo, el cual ahora se había vuelto lo suficientemente oscuro para divisar el vasto número de estrella de verano. —Está bien, elige una forma —él dijo.
 
—A… ¿Qué estamos haciendo?
 
—Estas escogiendo una forma —él dijo—.Cualquier cosa. Incluso podría ser un objeto. O un animal, pero algunas veces esos son más difíciles.
 
—Harry, yo no…
 
—Sólo elige una.
 
—Bien. Un triángulo.
 
Él suspiró.
 
—Esa es demasiado fácil. —Entonces sin previo aviso, él se acercó y agarró mi mano. Estaba sorprendida, y casi retrocedo pero luego nuestras miradas se encontraron.
 
—Cálmate —dijo.
 
Y, por una vez, lo hice.
 
Sus dedos eran cálidos y callosos contra los míos. Desenrolló mi mano y gentilmente me obligó a extender mi dedo índice. Me hizo señalar al grupo de racimos sobre nuestras cabezas, y observé mientras él dibujaba un triángulo con mi dedo, usando tres estrellas como las puntas.
 
— ¿Ves? Ese es el Juego de la Estrella.
 
—Oh —dije—. Wow… Un triángulo era demasiado fácil.
 
—Tu turno —dijo—.Te digo una forma y tienes que encontrarla en las estrellas. Admito que, el juego era en cierto modo cursi, pero pensé que era dulce de parte de él tratar de entretenerme cuando estaba claramente teniendo una mala noche. Así que le seguí la corriente.
 
—Está bien ¿Qué forma?
 
—Un elefante.
 
— ¿Estas bromeando? —me quejé.- Dijiste que los animales eran los más difíciles. No me puedes dar un elefante.
 
—Eso es lo que lo hace un juego —bromeó, sonriendo y mirándome por el rabillo de su ojo—. La primera persona incapaz de juntar la imagen pierde. Me gusta ganar. Entonces te di un elefante.
 
—Idiota.
 
—El reloj está corriendo.
 
—Hay un tiempo límite, ¿también? —pregunté, asustada.
 
—No —rió—.En realidad sólo estoy molestándote.
 
Suspiré y levanté la mirada hacia las estrella. Al menos había un montón afuera esta noche. Eso hizo que encontrara las formas más rápido. ¿Pero un elefante? No había manera de que pudiera encontrar un elefante en el cielo. A medida que estaba pensando en eso, sin embargo, las líneas empezaron a formarse en mi cerebro, conectando una estrella a otra un tanto con forma de animal.
 
Cogí la mano de Harry y él extendió su dedo índice, queriendo que yo dibujara el elefante por medio de él. Lentamente, tracé el contorno de la figura clavada del elefante. Empecé con cada pata, después hice la parte trasera, pero cuando llegue a la cabeza, me detuve. Estas estrellas harían un mejor perro o gato, porque no podía hallar la trompa. Mis ojos escudriñaron las diminutas luces, esperando encontrar alguna manera de conectar las piezas finales, a la par que Harry empezó a tararear ¡Jeopardy! Canción temática en mi oído. Después su muñeca empezó a moverse sin míguiándola, y Harry conectó algunas estrellas que destacaban en la parte de arriba, haciendo una trompa, señalando hacia el aire en lugar de los pies del elefante, como yohabía estado imaginando. Él bajó su dedo de nuevo, completando al animal. Formado asimétrico e irregularmente pero completo.
 
—Buen trabajo —dijo, como si hubiera resuelto cómo terminar la constelación.
 
—Me dejaste ganar.
 
Se encogió de hombros y me dio una pequeña sonrisa.
 
—Era tu primera vez.
 
—Bueno, gracias por ser tierno.
 
Harry se partió de la risa, y cuando me di cuenta de lo que había dicho, mis mejillas llamearon.
 
—Yo… yo quiero decir…
 
—No hay problema. —Harry se ahogó entre risas—. Cualquier chico bueno lo habría hecho especial para ti.
 
Enterré mi cara en mis manos.
 
—Oh Dios. —Pero yo también estaba riendo. Con alguien más, Eloise descartada, probablemente habría estado avergonzada. Pero en ese contexto, realmente era divertido.
 
—Está bien —dijo, agarrando mi mano de nuevo mientras su risa se moderaba. Se sintió tan natural, tan normal, que ni siquiera desconcertó el que estuviera agarrando mi mano—. ¿Entonces piensas que puedes ganarme por tu propia cuenta la próxima vez?
 
—Por supuesto que puedo.
 
Él sonrió y se apoyó en mi brazo sólo un poco, su dedos aún envueltos alrededor de los míos.
 
—Pruébalo —dijo.
 
—Lo haré —dije provocadoramente—. Pero tienes que ir primero. Y esta vez, tienes que hacer un…. Un pulpo.
 
Harry vaciló, después levantó la mirada al cielo antes se voltear de nuevo hacia mí.
 
—Que el juego comience.
 
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Harry y yo jugamos el Juego de la Estrella por horas, hablando entre cada desafío. Él me explico su posición en el futbol, aunque la explicación realmente pasó directo por encima de mi cabeza, y después de que me atrapara contando los segundos mientras esperaba que completara mi más nueva constelación asignada —Santa Claus. Había sido forzada a confesar mi neurosis controladora La cual, sorprendentemente, no lo hizo correr de vuelta a la fiesta.
 
— ¿Así que cuando estas nerviosa, tú cuentas?
 
―No sólo cuando estoy nerviosa —dije—. Es… todo el tiempo. Cuento los segundos durante las pausas en las conversaciones. Algunas veces, cuando estoy un poco ansiosa o asustada, cuento mis latidos cardiacos. Algo acerca de contar me hace sentir como… como si tuviera el poder. Como si saber cuánto tiempo ha pasado o cuantos pasos he dado desde un lugar a otro de alguna manera me mantendrán en control de la situación. —Mis manos dobladas en mi regazo. No podía creer que estuviera diciéndole a Harry eso. No era algo que había compartido con alguien además de Eloise—. Lo sé es loco.
 
—No pienso que estés loca —dijo Harry—. Pienso que eres…
 
Levanté la mirada hacia él mientras su voz se desvanecía. Estaba demasiado oscuro para asegurarlo, pero creo que él estaba ruborizado.
 
— ¿Soy qué?
 
Él aclaro su garganta y pasó una mano sobre su pelo. Quería tocarlo, sentir los cabellos castaños y con rulos.
 
—Pienso que eres en cierto modo asombrosa.
 
Uno, dos…
 
Estaba aguantando la respiración, mi cuerpo entero tenso mientras esperaba por sus próximas palabras. Después me di cuenta, con un poquito de sorpresa, que era la primera vez que había estado ansiosa en algunas horas. Él me tenía tan relajada, muy a gusto, hasta ahora.
 
Tres, cuatro…
 
¿Qué iba a decir? ¿Qué quería que dijera?
 
—Quiero decir —él agregó—. Eres sorprendentemente buena en el Juego de la Estrella. Hasta esta noche, nunca había encontrado a alguien que pudiera competir conmigo.
 
—¿Tú, um, juegas con muchas otras personas?
 
—Bueno… no. Honestamente, era la única otra persona con la que he jugado además de mi mamá. Jugábamos cuando solíamos ir de campamento cuando era un niño, pero hace años. Normalmente sólo hago esto por mi cuenta. Así que… eres la primera persona en ser capaz de competir conmigo. No miento.
 
— ¿Entonces… tú mamá realmente apestaba en el juego, huh?
 
Harry rió.
 
—Ni siquiera podía hacer un triángulo. Pero tenía nueve así que ella podría haberme dejado ganar.
 
— ¿De la manera en que me estas dejando ganar justo ahora?
 
—Sí… simplemente mucho más sutil. Nunca habría adivinado en ese entonces que ella me estaba ayudando.
 
Pero antes de que pudiera responder, sentí la mano de Harry envolverse alrededor de la mía. Él empujo mi dedo índice y señaló hacia el cielo.
 
— ¿Qué estás haciendo? —pregunté—. Todavía no te he desafiado.
 
—No —dijo—. Pero acabo de ver una propia. Mira esta. —Y observé mientras Harry trazaba con mi dedo una línea de estrella, seguido de algunas más en una curva y después otra, hasta que una larga línea las conecto del todo en un punto.
 
—Un corazón —murmuré.
 
Y el mío saltó en un latido.
 
—Sabes, eso es, um, un poco cursi.
 
—Sí, tal vez.
 
Volteé hacia Harry justo cuando él volteó hacia mí. Cerré mi mano sobre la suya, y después él estaba inclinándose y yo estaba inclinándome y se sentía como una fuerza gravitacional. Como si moverse hacia Harry fuera la cosa más natural en el mundo. Y esa es la manera en que el beso se sintió, también. Natural. Como si lo hubiera besado siempre. Como si debíamos besarnos el uno al otro en ese momento, tal vez por cada instante. Mi celular vibró en mi bolsillo trasero justo cuando la mano libre de Harry ascendió para ahuecar mi mejilla.
 
—Lo siento —murmuré dentro de su boca mientras me alejaba—. Podría ser una emergencia o algo.
 
Él asintió y se apartó, pasando una mano por su pelo nuevamente.
 
Cuando volteé mi teléfono, encontré un mensaje de Eloise.
 
Volviendo a lo de Zayn. ¿Puedes conseguir otro aventón o quieres que te lleve de vuelta ahora?
 
Pase los ojos por Harry y sentí a las mariposas batiendo sus alas contra mi caja torácica.
 
Cuatro horas atrás, habría dado cualquier cosa para dejar este lugar. Pero ahora, mientras se acercaba la medianoche, no quería nada más que quedarme aquí. O estar dondequiera que Harry estuviera, de cualquier forma.
 
 —Um, hey —dije, descaradamente—. ¿Tú… tú crees que puedes darme un aventón a casa cuando lleves a tus amigos?
 
Él volteó para mirarme.
 
—Claro, por supuesto. Habrá espacio en mi auto.
 
—Genial. Gracias. Mi aventón se está yendo y… bueno, déjame enviarle un mensaje.
 
Le contesté a Eloise y empujé mi teléfono dentro de mi bolsillo. Volteé de vuelta hacia Harry, y él sonrió. Le dirigí a Harry a mi casa después de que él condujera a sus amigos borrachos a sus casas aproximadamente una hora más tarde. Con algo de tristeza vi mi casa más cerca. No quería que la noche terminara. No quería estar lejos de Harry.
 
Todo acerca de Harry me hacía derretir. El olor de su colonia. La manera en que decía mi nombre. La constante chispa en sus ojos verdes. Y saber que ninguna chica había llegado así de lejos con él, saber que había besado al Señor Inalcanzable y que él me había llamado asombrosa, me hacía sentir especial, auténtica y mareada. Habíamos pasado sólo algunas horas juntos, pero ya me sentía tan conectada a Harry. Ser yo misma con él, relajarme alrededor de él, venía tan fácilmente. Más fácil que con alguien más.
 
Nos besamos en su carro por algunos minutos después de que llegamos a mi calzada. Lento y fácil. Él no me empujo más lejos de lo que quería, y yo estaba agradecida. Aún estaba superando a Josh, después de todo. No quería apresurar nada nuevo. Pero después él estaba apartándose de mí. Su pulgar trazó mi labio inferior mientras decía.
 
—Deberías entrar. No quieres preocupar a tus padres.
 
—Sólo a mi papá —murmuré, queriendo continuar besándolo pero sabiendo que estaba en lo correcto. Si papá despertaba y encontraba la puerta aún sin llave, esperándome, estaría enojado. Me había pasado una hora del toque de queda, confiando en el hecho que se iría a la cama más temprano y nunca notaría la diferencia.
 
—Dame tu teléfono —dije
 
Harry me paso su teléfono, un Nokia de la vieja escuela como los que tenían cuando yo estaba en sexto grado. No pude evitar sonreír mientras programaba mi número para él. Él me sonrió cuando se lo pasé de vuelta, y me besó una última vez. Rápido. Suave. Dejándome anhelando más.
 
—Encenderé las luces delanteras así puedes ver para entrar —dijo.
 
—Gracias.
 
Las luces se encendieron, iluminando la entrada y brillando cerca de la parte trasera de la van de papá.
 
— ¿Fans del rugby, huh? —Harry dijo.
 
—Oh, sí —dije—. Bueno, tú sabes. Mi hermano solía jugar y ellos apoyaban a Josh, por supuesto.
 
No estaba pensando en la rivalidad entonces, No estaba pensando en deportes en absoluto. Era verano. Era libre de todo. O eso pensaba. Pero la cara de Harry se oscureció sólo un poco a la mención del rugby y rápidamente me di cuenta de mi error.

—Llámame —dije, estirándome para alcanzar la manija—. La pasé bien esta noche. En verdad.


Él volteó para verme, y pensé que sus ojos aún se veían un poco cautelosos. O tal vez sólo estaba cansado. O tal vez yo lo estaba y mi visión no era como es usualmente. Porque su voz sonaba normal.


—La pasé bien, también —dijo—. Buenas noches, _____.


—Buenas noches.


Salí de su carro y me acerque corriendo a la vereda. Me detuve en el porche y observé mientras el carro de Harry desapareció alrededor de la esquina. Cuando el último resplandor de sus luces delanteras se había ido, entré.


Pero la felicidad de esa noche se desvaneció bastante rápido.


Aún después de todo lo que pensé que compartimos, Harry nunca me llamó. Esperé tres semanas, y ni una ojeada. Ni siquiera un mensaje de texto. Era como si esa noche nunca hubiese pasado, y algunas veces me preguntaba si tal vez no lo había hecho. Si la había imaginado. Imaginarlo como una manera de superar a Josh. Como una idiota, no había conseguido el número de Harry.


No es que hubiese importado. Él me rechazó. Tanto que era obvio. A largo plazo, sin embargo, fue lo mejor. A principios de agosto, Josh estrelló su Cougar. A pesar de esa noche con Harry, aún estaba enamorada de Josh, y simplemente estaba tan feliz de que no hubiese salido herido que cuando me llamó para disculparse por nuestra pelea, corrí de regreso a él.


Y era afortunada, también. Porque los dos nos habíamos dado cuenta que romper fue el más grande error. Así que volvimos esa noche, y decidí poner a Harry por detrás de mí.


Es más fácil decir que hacer.


¿No es así como siempre funciona?

 
Laura Sofia
Laura Sofia


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Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)  - Página 4 Empty Re: Shut Out- The Battle Is On... Harry Styles y ___ Daniels (TERMINADA)

Mensaje por Laura Sofia Mar 28 Ene 2014, 3:34 pm

Chapter 8

Maratón 5/?
 
Estaba muy emocionada por mi cita con Josh la noche del viernes, hasta que abrí la puerta principal y lo vi de frente.
 
—Oh, Dios. Josh, ¿qué pasó? —le pregunté, agarrándolo del brazo y tirando de él hacia el baño. Se sentó en el borde del lavabo mientras yo abría el armario de medicamentos y buscaba mi ampliamente equipado botiquín de primeros auxilios.
 
—Estoy bien, de verdad —dijo, poniendo una mano en el corte fino a lo largo de su pómulo izquierdo—. Kyle me tiró una piedra en el estacionamiento después de la práctica. Creo que su intención era golpear la parte de atrás de mi cabeza, pero me di la vuelta y…
 
—Kyle, ¿el portero de fútbol?
 
Josh asintió con la cabeza mientras limpiaba un poco de sangre seca en su mejilla con un trapo.
 
—Imbécil —dijo entre dientes—. Pensaba venir aquí justo después de haberme duchado y cambiado. No tengo sangre en mi camisa, ¿verdad?
 
—No creo. No es un corte profundo. Aquí, esto puede picar un poco. —Froté peróxido a lo largo de su pómulo con un algodón.
 
—Bueno, al menos me veo corpulento y atractivo —dijo con una sonrisa cuando terminé la limpieza del pequeño corte.
 
—Sí —dije, apretando una bandita de Spider-Man en la mejilla—. Realmente sexy.
 
Se echó a reír, pero yo no lo hice. Josh estaba herido. No era grave, pero se había derramado sangre a causa de esta pelea estúpida, ridícula. ¿Cuántos chicos más sufrirán a causa de esta rivalidad? Ninguno, me decidí. Debido a que la huelga comenzará esta noche. Oficialmente.
 
—¿Lista para irnos? —preguntó Josh, apretando mi mano mientras se deslizaba del lavabo— La película empieza en media hora, y todavía hay que conducir a Oak Hill. Pensé que podríamos cenar después.
 
—Por supuesto. Vamos a ir —dije una vez que guardé el kit de primeros auxilios. Estaba impresionada. En realidad se había tomado el tiempo para planificar la cita y todo.
 
Él sonrió y pasó un brazo alrededor de mis hombros, y me llevó hacia la puerta principal.
 
—Por cierto te voy a sorprender. Te va a encantar el restaurante.
 
Me estremecí.
 
—Sabes que odio las sorpresas.
 
—Confía en mí. Esta te encantará —dijo, abriendo la puerta del coche para mí—. No me gusta presumir, pero haré esta noche increíble.
 
A decir verdad, él realmente había hecho un gran trabajo. En lugar de llevarme a ver una película de acción sangrienta, como lo esperaba, en realidad escogió una comedia romántica. Por supuesto, la película era un desastre, pero el hecho de que lo había intentado realmente significaba algo.
 
Por si fuera poco, incluso me llevó a Giovanni, un costoso pequeño restaurante italiano a pocas cuadras del teatro. A pesar de su insistencia en sorprenderme —las sorpresas siempre me inquietan—, era la mejor cita a la que Josh me había llevado desde que habíamos comenzado a salir el año pasado. Y no había ni un jugador de fútbol a la vista para arruinar la noche. Después de la cena, Josh me llevó de vuelta a su casa, al igual como él tenía planeado. Eran más de las 10:30 y no tenía planeado llegar a casa hasta medianoche, así que tuvimos mucho tiempo para hacer lo que quisiéramos.
 
Por supuesto, sabía lo que Josh quería hacer.
 
Caminamos hasta su habitación y se sentó en su cama por un tiempo, hablando de lo mal que la película había sido.
 
—Sin embargo, la actriz… estaba muy caliente —dijo—. Esa escena de sexo en la ducha era... wow.
 
Puse los ojos en blanco. Esta noche después de una cita tan grande, me relajé totalmente.
 
—Ella tenía un doble trasero. Ya sabes, cuando alguien está encima del trasero de la actriz. No estaba muy bien editado.
 
Joshme sonrió.
 
—¿Celosa?
 
—¿Por su doble trasero? No.
 
Se inclinó hacia delante, poniendo las manos sobre la cama, una a cada lado de mi cintura.
 
—Estás muy ardiente cuando estás celosa —me dijo—. Pero no hay necesidad de estarlo. Porque, a decir verdad, ¿sabes en qué estaba pensando en esa escena?
 
—¿Quiero saber? —le pregunté.
 
—Estaba pensando en lo mucho que quería representar esa parte en la ducha con mi ardiente —me besó en la mejilla—, sexy —me besó el cuello—, novia hermosa.
 
Besó mis labios suavemente al principio, luego se apartó un poco.
 
—Y ella no necesita de un doble trasero, porque ya es perfecta.
 
—Suenas muy convincente.
 
—También estaba pensando que soy mucho más sexy que el chico con el que estaba fo*llando en la ducha.
 
Me eché a reír.
 
—Lo soy, ¿no?
 
En lugar de contestar, porque, para ser honesta, el actor en la película era muy apuesto, me acerqué más a él y besé a Josh de nuevo. Nos sentamos allí en su cama, aunque fuera por un momento, pero después de unos minutos sentí la mano de Josh en la parte baja de mi espalda y subiendo más arriba. Me alejé, poniendo una mano sobre su pecho.
 
—No, quiero decir, no esta noche.
 
Por un segundo me sentí culpable, las manos de Josh se alejaron de mí y se volvió para mirar en otra dirección. En realidad había tenido una noche maravillosa, y odiaba arruinarla para molestarlo. Pero había hecho un juramento, y que valdría la pena al final. La rivalidad se acabaría pronto, y Josh y yo podríamos tener muchas citas perfectas como ésta.
 
—¿Quieres ver una película o algo así? —pregunté, de pie extendiendo mi falda sobre mis muslos.
 
—No entiendo —dijo—. La noche ha sido tan genial, lo pasaste bien, ¿verdad?
 
—Sí. Por supuesto que sí.
 
—Entonces, ¿por qué no terminar con una buena nota? ¿Hacerlo especial?
 
—Yo... no me siento bien esta noche. Sin embargo, podemos ver una película o algo así, y vamos a terminar con una buena nota, también.
 
—Acabamos de ver una película.
 
—Podemos ver otra.
 
—_____ —se quejó él, y me dio su mirada de cachorro—. ¿Por favor? Podemos si tú quieres, como, hacer otras cosas. —Su sonrisa sugerente dejó claro que ―otras cosas no significaba ver una película.
 
Miró la alfombra, jugando con el dobladillo de la falda.
 
—Te lo dije. Simplemente no me da la gana esta noche.
 
Él inclinó la cabeza hacia un lado y sacó el labio como un niño haciendo pucheros.
 
—Vamos. Haré lo que sea. Te lo suplico. —Él se dejó caer sobre su espalda, moviendo las manos en el aire como un perro esperando a que su vientre sea frotado. Incluso hizo gemidos de cachorro.
 
—Ya basta —le dije—. Eres un tonto.
 
—Tú me amas.
 
—Lo hago.
 
Se sentó y me miró con seriedad.
 
—Entonces, ¿por qué no?
 
Le pude haber dicho sobre la huelga, acerca de nuestras demandas para que terminara la rivalidad, pero no podía decir esas palabras. Después de una gran cita, no quería molestar a Josh más de lo que había hecho y sabía que si descubría acerca de la huelga, no es exactamente algo que aliviaría su estado de ánimo.
 
—Estoy un poco cansada —le dije—. Me levanté temprano esta mañana para terminar algunas tareas y estoy agotada. Lo siento. Pero no tienes que llevarme a casa todavía. Simplemente nos podemos acurrucar en el sofá.... ¿Qué dices?
 
Josh suspiró y se levantó.
 
—Sí, creo que suena bien. Esta noche se supone que se trata todo sobre ti, después de todo. —Él me dio un beso en la mejilla—. Pero esto significa que vamos a tener una noche sólo para mí pronto, donde todo va a ser a mi manera. —Sonrió y me apretó el hombro antes de salir de la habitación y bajar las escaleras.
 
 
Eso no va a suceder pronto, pensé culpable, siguiéndolo a la sala de estar, donde terminamos nuestro día en un pequeño sofá, abrazados y una película de Leonardo DiCaprio.


Última edición por Laura Sofia el Mar 28 Ene 2014, 4:29 pm, editado 1 vez
Laura Sofia
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