"Friends, Lovers Or Nothing" (Zayn Malik) TERMINADA

El profesor se puse de pie. Nos miró, y lentamente se saco los lentes.
-Chicos, recién comienza el año… No puede ser que hayamos empezado con la pierna izquierda! Están grandes! Ya no les dicen los padres cuando deben estudiar y cuando no. Les recomiendo que presten atención en clase así van llevando el tema. En cuanto al examen, ahórrense las preguntas: no hay recuperatorio.- Tomó la alta pila de hojas que había sobre el escritorio y comenzó a entregar las evaluaciones. Mi corazón latía a mil por hora. Miré a Barbi de reojo, y ella me devolvió la mirada. El profesor le entrego su examen.
-6!- Exclamó con felicidad. –Aprobé!.-
-Felicitaciones.- Dije dejando a la luz una débil sonrisa. Dirigí mi mirada hacia la otra punta del salón. El profesor, le entregaba el examen a Liam, y este sonreía al ver su nota. Al parecer a todos les había ido bien, porqué tendría que irme mal? Vi cómo el profesor se acercaba, y me tendía mi desprolijo examen.
-5- dije casi como un susurro.
-Debes estudiar más para la próxima.- dijo el profesor, aún de pie a mi lado. –No sé qué te paso, siempre con tan buenas calificaciones. Será mejor que busques un tutor, o desaprobaras la materia.- Se dio media vuelta, y se dirigió al escritorio. -Quiero agregar, que el viernes tomaré otra evaluación. A todos. Tienen dos días para estudiar, no tiene excusas. Por favor, estudien- El timbre de salida sonó, y todos salieron casi corriendo del aula, a diferencia de mí. Tomé mi examen, y doblándolo prolijamente, lo metí dentro del folio. Cerré la carpeta, los libros, y los guardé dentro del bolso.
-escuché que necesitas un tutor.- Mis ojos se dirigieron a su sonriente cara, que me miraba con aquella ternura que muy bien conocía. Liam.
-Así es…- Tomé mi bolso, y quedamos uno justo enfrente del otro.
-Mirá, no soy un experto, pero cuando necesites ayuda, no dudes en decirme.- Tomó mi mano, y la apretó suavemente. Me sonrió, se dio media vuelta y se fue. Me quedé en estado de shock por unos segundos, hasta que reaccioné, y me encaminé fuera del salón.

Qué hay de comer?.- pregunté al abrir la puerta de la cocina.
-Hola, no?.- Me regañó mientras revolvía la salsa de tomate. Me acerqué y besé su mejilla.
-Tengo un hambre.- Con tan solo acercarme a la cocina y sentir el delicioso aroma a salsa, se me hacía agua la boca.
-Hasta que no te saques el uniforme de la escuela, no comés.- Advirtió. Al parecer, no me quedaba otra opción. Giré sobre mis talones, y me encaminé a paso decidido hacia mi habitación. Tomé mis calsas negras, Un remerón gris, mis pantuflas marrones con forma de león, me até el pelo en un simple rodete, y baje a comer.
-Alguna novedad?.- Preguntó mi mamá.
-Me saqué un 9 en matemática.- Dijo Nico con una gran sonrisa en su rostro.
-Yo 10 en Ciencias Naturales, te gané.- Agregó Cele, sacándole la lengua en forma burlona.
-Yo un 5 en química.- Mi vista no se despegó del plato.
-No pasa nada Aldi. Pero hacé todo lo posible por subir esa nota.- Asentí.
-Sí, el viernes tomará otro examen. Hoy ya me voy a poner a estudiar.- Mi madre solo sonrió, y seguimos la comida casi como si nada. Junté los platos, y luego de acomodar todo un poco, subí a mi habitación.
“El hidrógeno es un gas descolorido, H2 , que es más ligero que el aire. Las mezclas de hidrógeno gas y del aire no reaccionan a menos que estén encendidas con una llama o una chispa, en cuyo caso, el resultado es un fuego o una explosión con una llama rojiza característica. El único producto de dicha reacción es el agua, H2O.” Cerré los ojos, y repetí todo lentamente en mi cabeza. “2 H2 (g) + O2 (g) = 2 H2O (l)” Por más que lo intentara, las cosas se me iban complicando. Miraba la hoja por largos minutos, sin llegar a ninguna conclusión. “Maldición” Pensaba para mis adentros. Me limité a calmarme. Tomé aire, y retomé la lectura. Los minutos se hacían horas, y las palabras se me iban mezclando en una laguna de formulas sin solución.
“Me rindo” Y sin pensarlo dos veces, me tiré destruida sobre la cama, y no faltó mucho tiempo para que mis párpados se cerraran.

-Despertateeeeeeeeee.- Alguien me sacudía fuertemente. Abrí los ojos, algo asustada. Sus enormes ojos miel estaban clavados en los míos. –A vos te parece seguir durmiendo? Según tu mamá, dormiste por tres horas.-
-Qué manera es esa de despertar a una persona de la siesta?.- Sonrió.
-Vamos dormilona, Arriba!.- Sus manos acariciaban mis mejillas.
-Qué hora es?.- Dije volviendo a cerrar los ojos por unos segundos.
-Las 6 p.m. Te iba a invitar a merendar a la panadería, pero al parecer preferís dormir antes que ver a tu novio.-
-Sabes que no es así.- Dije aún acostada. –Un ratito más.- Di media vuelta sobre mi recostado cuerpo, quedando de espaldas a Zayn. Sentí cómo se acostaba a mi lado y me abrazaba por detrás. Rozaba con sus manos mi panza, haciendo que mi piel se erizara por completo.
-Ya voy, ya me levanto…- Dije como susurro. Pero no me moví. El sueño me vencía. Zayn se sentó sobre la cama. Ni siquiera me di vuelta.
-Aldi, que es todo este desastre?.- Tomó mi carpeta aún abierta sobre la cama, y juntó las hojas de suelo.- Química?.- Preguntó dándoles una hojeada. Asentí con la cabeza. – Nunca entendí nada de esto. Aún no sé cómo aprobé la materia.- Me senté junto a él en la cama. Me refregé los ojos con los puños, y luego de un largo bostezo, sonreí.
-Será mejor que te deje estudiar.- Me miró a los ojos.- Pero prométeme que mañana vamos a ir a merendar.-
-Te lo prometo.- Besé sus labios. - Pero no mucho tiempo… Tengo que estudiar. La prueba es el viernes.-
-No hay problema mi amor.- Me besó. Se puso de pie.
-Ya te vas?.- Pregunté poniéndome de pie a su lado.
-Sí. Tengo que hacer unas cosas para la universidad. Mañana te paso a buscar a las 5, okey?.- Se acercó, y tomándome por el mentón, colocó sus suaves y perfectos labios sobre los míos. –Te dejo estudiar. Nos vemos. Te quiero!.- Y sin decir otra palabra, cerró la puerta de mi habitación tras de sí. Suspiré, tomé las hojas que Zayn tan amablemente me había juntado del suelo, y retomé la lectura de los complicados informes. No pude continuar mucho más, ya que mi estómago me mandaba constantes señas de que necesitaba alimento. Resignada, y sin otra opción, bajé a la cocina en busca de un vaso de yogurt, tomé los cereales que había sobre la mesada, y me dirigí nuevamente hacia mi cuarto, sin otro propósito que no sea el de estudio.
Dos horas habían pasado desde el momento en el que me introduje en libros, apuntes e informes de química. En ese tiempo, había logrado solo entender los primeros conceptos. Resignada, y sin ninguna otra opción posible, tomé el celular y marqué su número. Lo pensé unos segundos antes de marcar el botón de “llamar”. Quiero decir, esto me iba a traer grandes consecuencias, para mí, para Zayn, para nuestra relación. Pero al estar entre la espada y la pared, no me quedo otra opción.
-Hola?.- Sentí su suave voz del otro lado del teléfono.
-Acepto tu propuesta, necesito ayuda…-

El timbre de salida sonó. Tomé mis cosas, y salí del salón. Barbi, por arte de magia, había desaparecido. Típico de ella en los momentos menos inoportunos. Una voz captó mi atención, distrayéndome de mis pensamientos.
-Estas lista?.- Me preguntó a la vez que me alcanzaba en la caminata hacia la salida.
-Sí, porqué no estarlo? No debe ser tan difícil química.-
-No lo es. Si entendes lo esencial, el resto te será todo más fácil.- Liam intentaba hacerme sentir mejor y menos incómoda, y lo estaba logrando. Sonreí.
-Y cómo es que a vos se te da tan fácil química?.- pregunté intrigada.
- Era la materia favorita de mi padre en la secundaria. Él es el que se encarga de explicarme cada simple detalle, para que yo lo logre entender.- Sonreí .
- Se podría decir que pasa lo mismo conmigo. Me va bien en matemática porque mi mamá es profesora, y me explica cada pequeña duda que me surja.- Pensó unos instantes antes de responder a mi comentario.
-Yo pensé que te iba bien en matemática porque sos inteligente, solo eso.- Largue una corta risa. Él sonrió.
Caminamos hasta su casa hablando de temas relacionados con la escuela. Evaluaciones futuras, trabajos prácticos, humores de los profesores. Todo, en mi caso, para evitar tocar el delicado tema que había causado que nos peleáramos meses atrás. Entré por la puerta de la cocina, y él lo hizo detrás mío. Dejé mi mochila sobre la mesa. Miré a mi alrededor. Hacía meses que no iba a su casa, pero extrañamente, todo se encontraba como antes: Los muebles en perfecto estado, las vajillas prolijamente apiladas, y la infaltable canasta con frutas sobre la mesa.
-Me acuerdo que cada vez que venías, agarrabas una manzana.- Dijo al notar que miraba perpleja la canasta. Sonreí.
-Sí, yo también me acuerdo.- Dirigí mi mirada, y la posé sobre sus ojos cafés que me miraban con una extraña especie de ternura.
-Preparé unos sándwiches, Los podes sacar? Están en la heladera.- Asentí. –Yo prepararé jugo de naranja, tu favorito- Sonreí. No tenía idea cómo me conocía tanto.
Tomamos las cosas y subimos a su cuarto. A diferencia de su aplicada madre, Liam era una persona distraída, y algo desordenada, por lo que su cuarto siempre estaba hecho un desastre, pero hoy no era el caso. Su habitación estaba en perfectas condiciones.
-Desde cuando limpias?.- Pregunté riendo.
-Hay que tratar bien a las visitas! No podía dejar todo desordenado.- Sonrió, acto que me contagió a mi también. Nos sentamos en el suelo, y almorzamos cómo solíamos hacerlo cuando estábamos juntos.
-Les pusiste kétchup!.- Dije divertida al saborear el sándwich.
-No se habla con la boca llena.- Me regaño con una sonrisa. Me sonrojé. Sacudió la cabeza de lado a lado, divertido. – No cambiaste nada.- Tomó un sándwich del plato. –Y sí, sí le puse kétchup. Se lo mucho que te gusta.- Lo miré algo atontada, y continuamos con el almuerzo.
-Manos a la obra.- Se puso de pie, me tomó de las manos para ayudar a levantarme, y ambos nos sentamos en la cama. Tomó su carpeta, y comenzó a explicarme. Me sorprendía la rapidez con la que resolvía, la manera en la que te explicaba: tan considerado, y paciente. Tuvo que empezar desde cero conmigo, puesto a que no entendía nada de nada. De haber sido al revés, de haber sido yo la que enseñaba y él quien aprendía, me hubiese dado por vencida.
-El boro se representa con la letra “B”. Y se encuentra en el grupo 13.- Asentí.
- Letra “B”, grupo 13. Entiendo.- El sonrió al ver que respondía de buena forma a sus explicaciones.
-Vamos bien.- Volvió su vista al apunte. –Es parecido al silicio, de color negro.- Lo miré unos segundos. Unos segundos después, el también levanto la vista, y quedamos uno frente al otro, separados por unos escasos centímetros. El silencio reinaba en la habitación. La punta de su nariz tocaba la mía. Suavemente, se fue acercando a mis labios.