"Friends, Lovers Or Nothing" (Zayn Malik) TERMINADA

Ya había pasado un mes desde aquel día , el más feliz de mi vida, cuando Liam me dijo que ya no me veía como solo a una amiga. Hoy cumplíamos un mes.
Me desperté con toda la tranquilidad del mundo y me fui a peinar. Desde el baño escuchó el sonido emitido por mi celular cuando recibía un texto. Instantáneamente se formó una sonrisa en mi rostro.
-Feliz aniversario. Paso por tu casa en una hora, ponete ropa cómoda. Te amo, Liam.- Iba a saltar...juro por mi vida que iba a saltar por la ventana de la emoción.
Comencé a correr desesperada por la casa en busca de mis cosas. No me podía dar solamente una hora, era muy poco tiempo para una chica. En fin, luego de hacer un esfuerzo sobrehumano y haber bajado un kilo corriendo de arriba a abajo por las escaleras, estaba lista esperando en el living. Mi madre por su parte, no podía disimular su sonrisa de "ay, como crecen los hijos!", pero por suerte no dijo nada, sabía que me incomodaba.
Tocaron el timbre y ahí estaba él. Apoyado en la columna de la puerta, luciendo un jean con una camisa semi-desprendida. Era simplemente el chico perfecto, y a veces me preguntaba cómo alguien como él se pudo haber fijado en alguien como yo. Pero no era momento de hacer debates mentales a lo Hamblet. Era hora de pasarla bien con la persona que más feliz me hacía.
Saludé a mi novio con un corto beso en los labios, tomé su mano y entramos al auto.
-A dónde vamos?- pregunté sonriente. Tenía el presentimiento de que iba a ser un gran día.
-Adivina qué? SORPRESA!- dijo imitando mi voz. Me crucé de brazos. Odiaba las sorpresas!
-Dale, decíme!- Dije. Negó con la cabeza. Su irresistible sonrisa de ganador me volvía loca. Le golpeé suavemente el codo. Río. No pude evitar sonreír. -Sos un tramposo! Sabes lo mucho que odio las sorpresas- agregué. Tenía que encontrar la forma de hacerlo confesar!
-Sí, lo soy.- Me era imposible borrarle esa sonrisa de la cara. Suspiré. – Vamos Aldi, no es muy largo el camino… aguantá!. Te prometo que te va a encantar.- No pude evitar sonreír.
El auto se fue estacionando junto al gran parque de diversiones. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en mi rostro al bajar del auto y mirar las montañas rusas a lo lejos. Ambos bajamos del auto. Liam me abrazó por detrás y beso mi mejilla.
-Feliz aniversario mi amor.- dijo. Me tomó la mano y me llevó hacia aquel mágico lugar. Directamente nos dirigimos hacia la boletería. Compró una tira de boletos, y automáticamente me arrastro hacia la montaña rusa más alta del parque.
-No creo que sea buena idea, Liam…-
-Pensalo bien, después de almorzar va a ser peor-dijo mirándome a los ojos. No moví músculo alguno de la cara. Estaba aterrada. -Vamos Aldi, no me digas que tenés miedo…- dijo. Su tono me desafiaba.
-No, solamente que…-
-Vamos, vas a estar conmigo, yo te protejo… nada te va a pasar, te lo prometo.- dijo. Casi me derrito al oír sus palabras. Sonreí. Asentí con la cabeza y, tomada de su mano, hicimos la cola para entrar en aquel aterrador juego. Creería que mis gritos los podrían haber escuchado hasta los chinos. Estaba desesperada. Sentía la adrenalina corriendo por mis venas. Vuelta por acá, bucle por allá, DE CABEZA! Esta montaña rusa tenía de todo. El viento frío rompía contra mi cara. Liam se reía de cada cara extraña que dibujaba en mí aquel extremo juego.
-Nunca, pero NUNCA vuelvas a hacerme subir a un juego como ese.- dije riendo mientras bajamos de la montaña. Liam sonrío. Me abrazó. Era tan lindo tenerlo cerca.
-Teníamos que hacerlo.- dijo riendo. Me tomó de la mano. -Vamos a comer algo, así después ya nos queda toda la tarde libre para hacer lo que queramos.- dijo sonriéndome. Asentí y fuimos por unas hamburguesas.

Ya a la tarde, seguimos recorriendo el parque. Payasos, acróbatas, bailarinas y contorsionistas animaban el lugar. Niños corriendo por todos lados, llenando el ambiente de alegría. Me hizo volver unos minutos a mi infancia, cuando mi papá nos traía a mi hermano y a mí a los autitos chocadores… nuestro juego favorito. Volví en mí, y pude notar que Liam estaba a unos metros hablando con un payaso. Se dio vuelta y caminó hacia mí.
-Qué te dijo ese payaso?- pregunté divertida.
-Él nada, yo le pedí algo.-
-Qué le pediste?.- pregunté sin entender nada. Sonrío. Sacó de detrás de su espalda, un pimpollo de rosa que tenía escondido. No pude evitar sonreír.
-Liam! – dije mientras olía esa hermosa flor.- no era necesario, enserio. Gracias.- Besé sus labios. El payaso le guiñó el ojo. No pude evitar reír.
-Es solamente un detalle de todo lo que te espera hoy.- dijo. Lo miré atónita. En serio tenía más sorpresas? A él no parecía escapársele nada.
La tarde estuvo llena de risas, carcajadas, bromas… amaba pasar el tiempo con él. Era importantísimo para mí. El amor que le tenía era incondicional. Fuimos al tren fantasma, a los tan divertidos autitos chocadores, a otras dos montañas rusas, aunque no eran tan rápidas como la primera, y paseamos por el borde de una laguna que había ahí.
Caminando entre sus brazos, veía como el sol se iba escondiendo, para dejarle lugar a las estrellas. Entonces, no pude evitar ver a lo lejos, las luces de la rueda de la fortuna. Instantáneamente comencé a saltar como una nena de dos años.
-Liam! Vamos a la rueda de la fortuna! Dale dale dale!.- dije tomándolo de la mano y arrastrándolo hacia el juego.
-No te me tenías que adelantar.- dijo riendo.- Era allá hacia donde estábamos yendo.- Me hizo sonreír. Hicimos la cola y subimos a ese juego de varios metros de altura, iluminado de hermosas luces coloridas. Nos sentamos en el asiento del juego, y empezamos a subir despacio. Cuando ya estábamos arriba, se podía ver el centro de la ciudad de noche… una hermosa vista. Liam me sonrío.
-Sabes? Estar en una relación es un compromiso serio…- Lo miré. Estaba sorprendida. A qué se debía aquellas palabras?
-Qué?- lo miré. No entendía nada de lo que estaba diciendo.
-shhhhhhhhhh, déjame terminar.- dijo sonriendo.- Yo… bueno, es que… Aldi, yo en verdad te amo.- Una sensación de mariposas revoloteando en mi estomago apareció. No pude evitar sonreír.
-Yo también te amo Liam- dije recostando mi cabeza en su hombro.
-Y como hoy es un día especial, yo te quería hacer un regalo especial.- dijo sacando una cajita de su bolsillo. Lo miré sorprendida.
-No, Liam, no debiste. En serio, no era necesario.- dije.
-Sí, sí lo era.- dijo sonriendo. Abrió la pequeña caja azul y sacó de adentro un pequeño collar con un dije en forma de corazón.
-Oh, Liam es hermoso!.- dije llevándome las manos a la cara. Era en verdad muy bonito. Colocó sus manos detrás de mi cuello para poder abrocharme aquel tierno regalo.
-Es una manera mía de prometerte que siempre te voy a cuidar, te voy a ser fiel y no te voy a herir.- Dijo mirándome a los ojos. Nuestras narices chocaron, y nos fundimos en un tierno beso.
-Gracias Liam, enserio.- Sonreí. Me dio un sonoro beso en la mejilla. Ambos sonreímos.
Bajamos del juego y emprendimos camino hacia la feria. El parque de diversiones de noche era aún más bonito. Luces de todos colores iluminaban las tiendas. Me hacía acodar a las ferias de las películas. Estábamos pasando junto a un puesto lleno de peluches cuando mi novio frenó.
-Cuánto cuesta?.- preguntó Liam señalándole al señor un oso de peluche blanco de tamaño bastante grande. El hombre sonrío.
-No están a la venta, muchacho, tendrás que tirar todas las botellas para ganártelo.- dijo el hombre. Conociéndolo a Liam, iba a aceptar el reto instantáneamente.
-Vámonos Liam, no importa.- no pude terminar la frase que él ya había empezado a tirar las pelotitas contra las botellas. Suspiré, y me acerqué al puesto a ver aquel “espectáculo”.
-Lo siento.- dijo el hombre.- Te quedaron tres botellas sin tirar.-
-Vámonos Liam, en serio, no te preocupes.- Pero no me quería escuchar.
-Dame otro boleto.- dijo pagándole al señor. Tomó las pelotas y con mucha concentración, empezó a tirarlas todas, una por una. Saltó y festejó como un ganador al haber cumplido su objetivo. Aun parecía un niño de 5 años que festeja por ganar una carrera de autitos en la Play Station. No pude evitar sonreír. Tomó entre sus manos al gran oso de peluche, y seguimos camino mirando los puestos. Metros más adelante, encontramos un puesto de dulces, y sin pensarlo, Liam compro un algodón de azúcar. Como disfrutaba esas cosas! Tome un pedazo de éste y lo metí entero en mi boca. Liam sonrío ante tanta desesperación.
-Hey hey hey! Por qué la prisa? No me lo voy a comer todo yo.- dijo riendo. Yo solamente lo fulminé con la mirada, pero detrás de esa cara de mala se asomó una sonrisa. Me detuve en un puesto donde vendían unos sahumerios y sales de baño, y me los quedé observando mientras Liam contemplaba la atmósfera. De repente, sentí la mano de Liam sobre mi hombro.
-Em, Aldi… ese no es tu amiguito Zayn?.- preguntó. Bruscamente, aparté mi mirada de los objetos que había sobre la mesa, y giré mi cabeza.