"Friends, Lovers Or Nothing" (Zayn Malik) TERMINADA

-Gracias, y adiós.- dije. Se dio media vuelta y entró a su casa. No se despidió de mí como lo solía hacer. Habré dicho algo malo? Pensé. Saqué ese pensamiento de mi cabeza. NO HAY TIEMPO PARA PENSAR! Abrí la puerta y corrí a mi habitación. Me bañé, me sequé el cabello, y me lo planché. Me vestí con la ropa que me había comprado con el dulce de mi vecino de enfrente, y me puse los zapatos. Aros, pulseras y un collar completaban mi look. Hasta yo estaba sorprendida de cómo lucía. No parecía yo. Me maquillé, pero no mucho. Se hicieron las nueve. Sentí el ruido de una bocina. Miré por la ventana y vi a Liam bajándose del auto. Tomé mi cartera y baje. Al abrirle la puerta se quedó unos cuantos segundos mirándome. No pude evitar sonrojarme.
-Estás hermosa.- dijo, con su suave y dulce vos que solo él tenía. De rojizos, mis cachetes pasaron a ser dos enormes tomates.
-Gracias Liam.- Dije. Lo observé de arriba abajo. Vestía un jean oscuro, con una camisa blanca, con cuello abierto, sin corbata. Su cabello, estaba igual de rebelde que siempre. Era simplemente irresistible.
-Vamos?.- me preguntó. Asentí. Me abrió la puerta del auto como todo un caballero, y nos fuimos hacia la fiesta.
Estaba repleto de gente. Algunos bailaban, otros sentados en la barra, y otros en el patio, haciendo de las suyas con sus parejas. Me pregunté si esa noche iba a terminar igual que ellos con Liam. Aparté ese pensamiento de mi mente, y me propuse disfrutar de la noche con el castaño. Liam fue a buscar unos tragos, y nos pusimos a bailar.
Se podría decir que bailamos casi toda la noche. No estaba borracha, pero sí bastante alegre, y consiente. No me importaba lo que pasara, yo quería seguir en la pista, junto a Liam. Nuestros cuerpos bailaban al ritmo de la música. Su mano rodeó mi cintura. Aquella acción hizo que mi piel se erizara, y para sumarle, se me acercaba cada vez más. Su nariz tocaba la mía, y no apartaba sus ojos cafés de los míos. Nos habremos estado mirando así por varios minutos en el medio de la pista de baile. Mis brazos rodearon su cuello, y sus ojos dirigieron la mirada hacia mi boca. Hice lo mismo. Sentía su respiración sobre la mía. Ya casi podía sentir sus labios sobre los míos. Al chocar, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Nuestros labios se movían al compás, de manera suave y lenta. El momento era inexplicable. Parecía una escena sacada de una película, donde cenicienta se besa con su príncipe azul. Separé mi boca solo unos segundos para respirar, y volví a pegar mis labios a los suyos. El tiempo se detenía cuando estaba con él. Al cabo de unos minutos, separó sus labios de los míos. Sonrío mirándome a los ojos.
-Querés tomar algo?- Preguntó. Tenía ganas de responderle que nada mas quería seguir besando sus carnosos labios, pero no me atreví. Asentí con la cabeza, y lo acompañé a buscar algo para beber. El tipo de la barra nos sirvió dos tragos, uno para cada uno. Digamos que no los tome muy despacio. Aquel momento fue sin dudas, el mejor en mucho tiempo. Miró su reloj.
-Mejor nos vamos yendo, linda, tus papás me matarán si llegas a casa muy tarde.- Amaba cuando me decía “linda”. Miré sus ojos cafés. Me miraba con dulzura. Me tomó de la cintura, y nos dirigimos en su auto hasta mi casa. Llegamos. Se bajó del auto y me abrió la puerta. No había nada más caballero en el mundo. Era un amor. Me tendió la mano, la cual tomé. Me acompañó hasta la puerta.
-La pasé muy bien esta noche Aldi, ojala se vuelva a repetir.- Dijo mientras nos poníamos frente a frente.
-Yo también, me divertí mucho.- Dije esbozando una sonrisa. Su frente estaba pegada a la mía. Me tomo del mentón y me beso suavemente.
-Adiós Aldi.- dijo separándose lentamente.
-Adiós.- dije. Estaba atónita. No podía creer todo lo que había pasado esa noche. Me di media vuelta y entré a mi casa. Me saqué los zapatos y la ropa, y me puse el pijama. Me saqué el maquillaje, y me até una cola de caballo. Me desplomé sobre mi cama, mirando el techo, recordando cada momento vivido de esa noche, hasta quedar dormida.