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"Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Siguelaaa!
Tienes que seguirla amanda es la qu le daba el dinero a inaki?
Y ya quieto saber por que joe se enojo con su padre...
Tienes que seguirla amanda es la qu le daba el dinero a inaki?
Y ya quieto saber por que joe se enojo con su padre...
☎ Jimena Horan ♥
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Capítulo 76
19.00h
Joe parpadea y mira el cielo, que es sorprendentemente azul. De un azul glorioso, no un celeste claro, sino de un azul oscuro e intenso. Ese azul que precede a la oscuridad, y que antes de desaparecer en las negruras de la noche, muestra todo su esplendor.
Piensa que tiene que recordar esa frase para el próximo artículo, y después sonríe débilmente, si hay próximo artículo, claro. Hace calor, el último del día, a pesar de estar ya a mediados de Noviembre, y lo siente en el cuerpo, y a la vez, la brisa, esa que huele a tierra y a plantas le dá en la cara.
Busca a su alrededor el celular, pero no lo vé. Es raro porque hacía unos instantes estaba allí. Lo había oído sonar, seguro.
Parpadea de nuevo, y desde donde está aprecia la luz, que ya no es tan intensa como al mediodía, sino que lo baña todo con un color más suave. Querría seguir mirando, pero sus ojos parecen tener vida propia, y parpadean de nuevo. Y esta vez, no los vuelve a abrir. Y mientras el día deja paso a la noche, y la luz se suaviza hasta desaparecer, Joe vuelve a la oscuridad.
………..
A la misma hora,
Cuernavaca. Hotel Calinda.
Miguel llevaba tanto tiempo bajo el chorro de la ducha que casi pensaba que se iba a arrancar la piel… O teniendo en cuenta la temperatura del agua, a cocerse. Se miró las manos, arrugadas y pálidas por estar tanto tiempo en el agua.
Pero nada más que cerraba los ojos, lo que veía era a la madre de Joe, sentada en aquella silla de jardín, con aquel traje blanco, tomando el zumo a pequeños sorbitos, y hablando con él, con una tranquilidad pasmosa.
En un acto mecánico volvió a ponerse bajo el chorro de agua, tal vez así se lave la sensación que tiene, como de estar pegajoso, como de haber tocado algo podrido y que se haya quedado adherido a su piel. Y esa cosa pegajosa es la madre de Joe. Sin duda.
Unas horas antes…
Mabel asintió y lo miró inclinando la cabeza:_ ¿No me va a preguntar más Arango? Menuda decepción.
Miguel se quedó clavado en el sitio, odiando a aquella señora que se sentaba con aquella tranquilidad, mientras hablaba de cosas tan tristes, pero igual preguntó:
_¿Porqué se enfadó Joe con su padre?- preguntó finalmente.
Mabel sonrió y agitó los cubitos del vaso de zumo haciéndolos sonar contra el vidrio, pero no dijo nada sino que se quedó mirándolo con una sonrisa en la cara. Miguel, que tenía poca paciencia y estaba empezando a ponerse enfermo, se dio la vuelta y comenzó a andar por la hierba, camino a la casa.
_Hay que ver qué carácter tiene Arango… -dijo la madre de Joe.
Miguel se paró en el césped, pero no se dio la vuelta, sino que dijo por encima del hombro:
_Señora, no tengo ni tiempo ni ganas que perder en sus juegos. Diga algo ahora, o me iré.
Mabel sonrió y bebió del vaso, para después comentar:_ ¿Y cómo lo sabrá entonces? ¿Cómo va a encontrar a mi hijo?
Miguel cuadró los hombros tensos y dijo:_ Le aseguro que tengo mis métodos. No me hace falta que me diga nada.
_Joe cree que su padre mató a su esposa y a su hijo.- Soltó Mabel sin darle tiempo a moverse. Solo por el placer de ver la cara en shock de Miguel cuando éste se volvió para mirarla.
_¿Su hijo? – Dijo moviendo a penas los labios que parecían entumecidos. Estaba empezando a sentir calor, y el cuello de la camisa le apretaba demasiado de repente.
Mabel asintió, y por primera vez, la pena pasó por sus ojos, fugazmente pero real, cuando habló de su nieto.
_Álvaro León Jonas DeMarco. Mi nieto. Mi primer y por ahora único nieto, Arango.
Miguel recordó la foto de la chica joven con el bebé en brazos. No era Joe, sino su hijo, por eso Mabel no se parecía a la chica de la foto. El niño era idéntico a Joe. Sacudió la cabeza, abrió la boca y la cerró, antes de poder decir:
_ ¿Por qué iba a pensar Joe eso?
Mabel lo miró unos segundos y después dejó vagar la vista por el jardín; a lo lejos cerca de la piscina, los aspersores habían empezado a funcionar, llenando el silencio entre los dos, y el aire de minúsculas gotitas de agua. Sin embargo el calor que sentía Miguel no desapareció y se dio cuenta de que estaba aguantando la respiración.
_Laura era la novia de Joe cuando eran unos críos, y todos pensábamos que se le pasaría pronto el encaprichamiento con la nena aquella. _Mabel movió la mano como descartando la idea.- Su familia, educada eso sí, no tenía dónde caerse muerta, Arango, exiliados de la Dictadura de Videla en Argentina dejaron su país con cuatro pesos que no valían nada.¡Por Dios, su madre daba clases de baile a mis hijos!! No era partido para mi hijo. –Concluyó.
Miguel cruzó los brazos y sintió como un músculo en su mejilla se tensaba, mientras aquella señora seguía hablando:
_Cuando Joe cumplió los dieciocho, comenzó con la cantinela de que quería ser fotógrafo y que no quería ir a la universidad. Y eso era algo simplemente inaceptable. –Mabel enfatizó sus palabras con un gesto de la cabeza, sin darse cuenta de que Miguel no parecía compartir sus opiniones.
_Mi marido, se presentó ese año como candidato al congreso, y Joe accedió a entrar a la universidad. Tuvieron peleas constantes, pero todo parecía ir bien.
Miguel no estaba de acuerdo, recordaba aquella época, cuando los lunes Joe regresaba a la universidad con cara de haber pasado el peor fin de semana de su vida. Por aquel entonces Joe ya había publicado varios artículos en revistas pequeñas, colaborado en la revista de la universidad para el departamento de literatura y era un maestro con la cámara.
Y entonces, se dio cuenta de que sí que sabía quién era Laura, Joe había hablado de ella alguna vez en clase, durante aquél primer año. Pero hasta ahora no lo había asociado con la chica de la boda, de eso hacía muchos años, y él pensaba que la boda era algo reciente.
Mabel se acomodó mejor en la silla y cruzó las piernas. _Y entonces pasó. Joe llegó un día a casa diciendo que su novia y él esperaban un niño, y que se quería casar y empezar a trabajar.
Hasta Miguel sabía lo que pasaría en esa circunstancia. Si él hubiese hecho eso, a su padre le habría dado un infarto, y conociendo a Fernando Arango, después habría regresado de la tumba para darle una paliza por irresponsable.
_Mi marido obviamente se negó a tamaña idea. Su carrera política no soportaría un escándalo semejante. Su partido se basaba en los valores tradicionales y el respeto a las normas. Supongo que León se pasó con las amenazas …- Dijo encogiéndose de hombros, como si estuviera contando algo banal y sin importancia.
_¿Amenazas? ¿Supone que se pasó?...- Preguntó Miguel indignado. A pesar del frescor del aire, sentía como el calor le pasaba del cuello a la cara.
Mabel lo miró alzando una ceja y movió un dedo en el aire:_ No tolero que un invitado a mi casa me juzgue, ¿ha oído jovencito?
_Perdone, pero comprenderá que no me parezca lógico que un padre amenazase a su hijo. En el vulgar Monterrey no se estila eso…- Añadió sarcástico.
Mabel lo miró crítica, y blindó la expresión de su cara:
_ León no amenazó a Joe, amenazó a Laura. –Contestó con frialdad.- Si Joe quería casarse, que se casara, pero para que hubiese novia el día de la boda, él tenía que seguir las normas de su padre.
Miguel gimió por lo bajo un “ámonos” ronco. Y no quiso pasar más tiempo allí. Esa hermosa casa, esos hermosos jardines, ese lugar que parecía ideal, todo estaba envenenado. Y él estaba comenzando a sentirse enfermo del todo.
Hizo una ligera inclinación de cabeza se dio la vuelta diciendo:
_ Espero tener el placer de no verla más señora Jonas.
Mabel, igual que León, no estaba acostumbrada a que nadie los despidiese, y menos que se fueran sin que ella lo hubiese mandado, y se quedó atónita viendo la espalda de aquel chico alto y moreno desaparecer entre los árboles.
Miguel estuvo sentado varios minutos en su coche, pensando en todo lo que había escuchado. Si él hubiese llegado a su casa con semejante problema…. Dio las gracias mentalmente por tener los padres que tenía. Y cuando terminó las volvió a dar. Porque sus padres aunque severos, habrían comprendido.
Sabía que todavía quedaba una parte por explicar, pero, no tenía ni el estómago ni las fuerzas necesarias para volver a entrar en aquella casa. ¿Habría matado el padre de Joe a su familia?... Miguel se frotó la frente y echó la cabeza hacia atrás. Ni siquiera sabía cómo habían muerto, ni cuando ya que estaba. Pero tenía una idea.
Sacó el celular y marcó el número de información telefónica.
_Quisiera el teléfono de Lucía Jonas, residente en Cuernavaca, por favor.
Esta historia la iba a desenredar con ayuda de un Jonas, al menos. Apuntó el número que le dieron. Una idea pasó por su mente y dijo:
_Querría otro número por favor.
…………
20.25h
Casa de ________.
México D.F.
________ puso el celular sobre la mesa justo delante de ella y se sentó en el sofá, con la cabeza de Verne apoyada en sus rodillas. Había revisado el contestador, cada media hora, y casi no se había movido del salón para estar segura de oír el timbre del teléfono, algo realmente tonto, teniendo en cuenta, que en su piso el teléfono se oía en todas las habitaciones.
Miró fijamente el teléfono, con los brazos cruzados sobre el pecho, lista para saltar y responder. A estas alturas Joe ya tendría que haber visto y oído el mensaje. Tendría que haber llamado ya. ¿Verdad?
Una sensación horrible se enroscó en su pecho… ¿Y si Joe no quería hablar con ella? ¿Y si estaba tan enfadado con ella que no respondía a sus llamadas?
Porque ella había vuelto a llamar, dos veces más, para ser exactos, pero el teléfono estaba siempre fuera de cobertura. Miró a su alrededor, y sintió la casa especialmente vacía, no era posible que sólo hiciese 3 días que se fue, y a ella le parecían semanas… Era imposible echar de menos a alguien que sólo habías visto durante 18 días.
El teléfono sonó y ella saltó para cogerlo, haciendo que la cabeza de Verne rebotase sobre el cojín del sofá.
_¿Joe?- preguntó casi en un grito con el corazón latiendo rápido.
_¿Otra vez con ese pend*ejo?- Dijo la voz irritada de Iñaki al otro lado.
________ exhaló todo el aire desilusionada, y dijo secamente:_ Déjame en paz. ¡YA! No te voy a dar otra oportunidad, ni ahora ni nunca.
Iñaki, bufó desagradablemente:_ ¿Y sí se la vas a dar a ese? ________ por favor, está casado. No me digas que te vas a rebajar de esa manera.
________ sintió como Iñaki removía sus miedos más profundos. Ella tenía dignidad, y no dejaba que nadie jugase con ella, ni Joe ni Iñaki.
_Yo no he dicho que vaya a perdonar a nadie Iñaki. –Contestó enfadada.
_________, nena, yo te quiero y estoy libre. No vas a encontrar a nadie como yo.
________ por primera vez estuvo de acuerdo con él, se volvió a sentar en el sofá, y Verne con mirada recelosa –no fuera a hacerle lo mismo de antes, todavía estaba mareado- apoyó la cabeza de nuevo en su regazo.
_Tienes razón Iñaki, no voy a encontrar a nadie como tú. – Sonrió, segura de lo que decía, y acarició la cabeza de Verne.- Dios me libre. ¿Si no quiero estar contigo, qué te hace pensar que busco a alguien como tú?
Dijo y pulsando una tecla, colgó el teléfono.
_¿Porqué tiene que ser todo tan difícil? – preguntó al perro que la miraba con los ojos oscuros, con lo que parecía una expresión de compasión.
_Porqué no puede llamar el adecuado. –Dijo mirando el celular.- Es muy sencillo, sólo tiene que marcar mi número. Y ya.
“Te estás volviendo loca, ________, ahora le hablas a un perro”. Y entonces recordó que Joe solía hacerlo también, y sintió ganas de llorar otra vez. Dios, se estaba haciendo una cursi y llorona integral.
…………
Joe parpadeó, sintiendo los párpados de plomo, y miró a su alrededor. Ya no había luz, y todo estaba oscuro, a duras penas podía distinguir lo que lo rodeaba. Sin embargo, olía algo familiar, olía perfume… pero no uno cualquiera, olía a colonia infantil, una que hacía años que no olía. Pero pasó pronto, el aire, fresco, se llevó la sensación. Y volvió a cerrar los ojos, para ver a ________ a su lado, sonriendo y el le devolvió la sonrisa, con el corazón palpitando rápidamente. Sin embargo la imagen se desvaneció tan rápido como había llegado.
Había sido un estúpido, razonó con los ojos cerrados. Él no solía hablar de sí mismo, no le gustaba, recordar era doloroso, razonó en un estado de insensibilidad total. No es que mintiese, simplemente no contaba toda la verdad, y daba rodeos para dar respuestas vagas. Sin embargo, si ella hubiese preguntado se lo habría dicho. Pero ella había preferido pensar que era un adúltero, antes que preguntarle qué significaban los papeles y ahora se iba a casar con aquel inútil.
No. Eso no iba a pasar.- Gruñó su voz irracional, que ya no sonaba como un león, sino más bien como un gato herido. ¿Porqué? Porque la amaba, de eso estaba seguro. La quería toda para él, quería su mente, quería sus penas, quería que se riera con él, quería verla dormida a su lado y tocar su pelo, quería cocinar por las noches y bailar a oscuras con ella.
Abrió los ojos de nuevo, para encontrarse en la oscuridad más completa. Estaba asustado, asustado de no poder arreglarlo, asustado por haberlo arruinado todo, asustado por no saber si ella lo amaba todavía… Pero sobre todo asustado de aquella oscuridad en la que se volvió a zambullir.
19.00h
Joe parpadea y mira el cielo, que es sorprendentemente azul. De un azul glorioso, no un celeste claro, sino de un azul oscuro e intenso. Ese azul que precede a la oscuridad, y que antes de desaparecer en las negruras de la noche, muestra todo su esplendor.
Piensa que tiene que recordar esa frase para el próximo artículo, y después sonríe débilmente, si hay próximo artículo, claro. Hace calor, el último del día, a pesar de estar ya a mediados de Noviembre, y lo siente en el cuerpo, y a la vez, la brisa, esa que huele a tierra y a plantas le dá en la cara.
Busca a su alrededor el celular, pero no lo vé. Es raro porque hacía unos instantes estaba allí. Lo había oído sonar, seguro.
Parpadea de nuevo, y desde donde está aprecia la luz, que ya no es tan intensa como al mediodía, sino que lo baña todo con un color más suave. Querría seguir mirando, pero sus ojos parecen tener vida propia, y parpadean de nuevo. Y esta vez, no los vuelve a abrir. Y mientras el día deja paso a la noche, y la luz se suaviza hasta desaparecer, Joe vuelve a la oscuridad.
………..
A la misma hora,
Cuernavaca. Hotel Calinda.
Miguel llevaba tanto tiempo bajo el chorro de la ducha que casi pensaba que se iba a arrancar la piel… O teniendo en cuenta la temperatura del agua, a cocerse. Se miró las manos, arrugadas y pálidas por estar tanto tiempo en el agua.
Pero nada más que cerraba los ojos, lo que veía era a la madre de Joe, sentada en aquella silla de jardín, con aquel traje blanco, tomando el zumo a pequeños sorbitos, y hablando con él, con una tranquilidad pasmosa.
En un acto mecánico volvió a ponerse bajo el chorro de agua, tal vez así se lave la sensación que tiene, como de estar pegajoso, como de haber tocado algo podrido y que se haya quedado adherido a su piel. Y esa cosa pegajosa es la madre de Joe. Sin duda.
Unas horas antes…
Mabel asintió y lo miró inclinando la cabeza:_ ¿No me va a preguntar más Arango? Menuda decepción.
Miguel se quedó clavado en el sitio, odiando a aquella señora que se sentaba con aquella tranquilidad, mientras hablaba de cosas tan tristes, pero igual preguntó:
_¿Porqué se enfadó Joe con su padre?- preguntó finalmente.
Mabel sonrió y agitó los cubitos del vaso de zumo haciéndolos sonar contra el vidrio, pero no dijo nada sino que se quedó mirándolo con una sonrisa en la cara. Miguel, que tenía poca paciencia y estaba empezando a ponerse enfermo, se dio la vuelta y comenzó a andar por la hierba, camino a la casa.
_Hay que ver qué carácter tiene Arango… -dijo la madre de Joe.
Miguel se paró en el césped, pero no se dio la vuelta, sino que dijo por encima del hombro:
_Señora, no tengo ni tiempo ni ganas que perder en sus juegos. Diga algo ahora, o me iré.
Mabel sonrió y bebió del vaso, para después comentar:_ ¿Y cómo lo sabrá entonces? ¿Cómo va a encontrar a mi hijo?
Miguel cuadró los hombros tensos y dijo:_ Le aseguro que tengo mis métodos. No me hace falta que me diga nada.
_Joe cree que su padre mató a su esposa y a su hijo.- Soltó Mabel sin darle tiempo a moverse. Solo por el placer de ver la cara en shock de Miguel cuando éste se volvió para mirarla.
_¿Su hijo? – Dijo moviendo a penas los labios que parecían entumecidos. Estaba empezando a sentir calor, y el cuello de la camisa le apretaba demasiado de repente.
Mabel asintió, y por primera vez, la pena pasó por sus ojos, fugazmente pero real, cuando habló de su nieto.
_Álvaro León Jonas DeMarco. Mi nieto. Mi primer y por ahora único nieto, Arango.
Miguel recordó la foto de la chica joven con el bebé en brazos. No era Joe, sino su hijo, por eso Mabel no se parecía a la chica de la foto. El niño era idéntico a Joe. Sacudió la cabeza, abrió la boca y la cerró, antes de poder decir:
_ ¿Por qué iba a pensar Joe eso?
Mabel lo miró unos segundos y después dejó vagar la vista por el jardín; a lo lejos cerca de la piscina, los aspersores habían empezado a funcionar, llenando el silencio entre los dos, y el aire de minúsculas gotitas de agua. Sin embargo el calor que sentía Miguel no desapareció y se dio cuenta de que estaba aguantando la respiración.
_Laura era la novia de Joe cuando eran unos críos, y todos pensábamos que se le pasaría pronto el encaprichamiento con la nena aquella. _Mabel movió la mano como descartando la idea.- Su familia, educada eso sí, no tenía dónde caerse muerta, Arango, exiliados de la Dictadura de Videla en Argentina dejaron su país con cuatro pesos que no valían nada.¡Por Dios, su madre daba clases de baile a mis hijos!! No era partido para mi hijo. –Concluyó.
Miguel cruzó los brazos y sintió como un músculo en su mejilla se tensaba, mientras aquella señora seguía hablando:
_Cuando Joe cumplió los dieciocho, comenzó con la cantinela de que quería ser fotógrafo y que no quería ir a la universidad. Y eso era algo simplemente inaceptable. –Mabel enfatizó sus palabras con un gesto de la cabeza, sin darse cuenta de que Miguel no parecía compartir sus opiniones.
_Mi marido, se presentó ese año como candidato al congreso, y Joe accedió a entrar a la universidad. Tuvieron peleas constantes, pero todo parecía ir bien.
Miguel no estaba de acuerdo, recordaba aquella época, cuando los lunes Joe regresaba a la universidad con cara de haber pasado el peor fin de semana de su vida. Por aquel entonces Joe ya había publicado varios artículos en revistas pequeñas, colaborado en la revista de la universidad para el departamento de literatura y era un maestro con la cámara.
Y entonces, se dio cuenta de que sí que sabía quién era Laura, Joe había hablado de ella alguna vez en clase, durante aquél primer año. Pero hasta ahora no lo había asociado con la chica de la boda, de eso hacía muchos años, y él pensaba que la boda era algo reciente.
Mabel se acomodó mejor en la silla y cruzó las piernas. _Y entonces pasó. Joe llegó un día a casa diciendo que su novia y él esperaban un niño, y que se quería casar y empezar a trabajar.
Hasta Miguel sabía lo que pasaría en esa circunstancia. Si él hubiese hecho eso, a su padre le habría dado un infarto, y conociendo a Fernando Arango, después habría regresado de la tumba para darle una paliza por irresponsable.
_Mi marido obviamente se negó a tamaña idea. Su carrera política no soportaría un escándalo semejante. Su partido se basaba en los valores tradicionales y el respeto a las normas. Supongo que León se pasó con las amenazas …- Dijo encogiéndose de hombros, como si estuviera contando algo banal y sin importancia.
_¿Amenazas? ¿Supone que se pasó?...- Preguntó Miguel indignado. A pesar del frescor del aire, sentía como el calor le pasaba del cuello a la cara.
Mabel lo miró alzando una ceja y movió un dedo en el aire:_ No tolero que un invitado a mi casa me juzgue, ¿ha oído jovencito?
_Perdone, pero comprenderá que no me parezca lógico que un padre amenazase a su hijo. En el vulgar Monterrey no se estila eso…- Añadió sarcástico.
Mabel lo miró crítica, y blindó la expresión de su cara:
_ León no amenazó a Joe, amenazó a Laura. –Contestó con frialdad.- Si Joe quería casarse, que se casara, pero para que hubiese novia el día de la boda, él tenía que seguir las normas de su padre.
Miguel gimió por lo bajo un “ámonos” ronco. Y no quiso pasar más tiempo allí. Esa hermosa casa, esos hermosos jardines, ese lugar que parecía ideal, todo estaba envenenado. Y él estaba comenzando a sentirse enfermo del todo.
Hizo una ligera inclinación de cabeza se dio la vuelta diciendo:
_ Espero tener el placer de no verla más señora Jonas.
Mabel, igual que León, no estaba acostumbrada a que nadie los despidiese, y menos que se fueran sin que ella lo hubiese mandado, y se quedó atónita viendo la espalda de aquel chico alto y moreno desaparecer entre los árboles.
Miguel estuvo sentado varios minutos en su coche, pensando en todo lo que había escuchado. Si él hubiese llegado a su casa con semejante problema…. Dio las gracias mentalmente por tener los padres que tenía. Y cuando terminó las volvió a dar. Porque sus padres aunque severos, habrían comprendido.
Sabía que todavía quedaba una parte por explicar, pero, no tenía ni el estómago ni las fuerzas necesarias para volver a entrar en aquella casa. ¿Habría matado el padre de Joe a su familia?... Miguel se frotó la frente y echó la cabeza hacia atrás. Ni siquiera sabía cómo habían muerto, ni cuando ya que estaba. Pero tenía una idea.
Sacó el celular y marcó el número de información telefónica.
_Quisiera el teléfono de Lucía Jonas, residente en Cuernavaca, por favor.
Esta historia la iba a desenredar con ayuda de un Jonas, al menos. Apuntó el número que le dieron. Una idea pasó por su mente y dijo:
_Querría otro número por favor.
…………
20.25h
Casa de ________.
México D.F.
________ puso el celular sobre la mesa justo delante de ella y se sentó en el sofá, con la cabeza de Verne apoyada en sus rodillas. Había revisado el contestador, cada media hora, y casi no se había movido del salón para estar segura de oír el timbre del teléfono, algo realmente tonto, teniendo en cuenta, que en su piso el teléfono se oía en todas las habitaciones.
Miró fijamente el teléfono, con los brazos cruzados sobre el pecho, lista para saltar y responder. A estas alturas Joe ya tendría que haber visto y oído el mensaje. Tendría que haber llamado ya. ¿Verdad?
Una sensación horrible se enroscó en su pecho… ¿Y si Joe no quería hablar con ella? ¿Y si estaba tan enfadado con ella que no respondía a sus llamadas?
Porque ella había vuelto a llamar, dos veces más, para ser exactos, pero el teléfono estaba siempre fuera de cobertura. Miró a su alrededor, y sintió la casa especialmente vacía, no era posible que sólo hiciese 3 días que se fue, y a ella le parecían semanas… Era imposible echar de menos a alguien que sólo habías visto durante 18 días.
El teléfono sonó y ella saltó para cogerlo, haciendo que la cabeza de Verne rebotase sobre el cojín del sofá.
_¿Joe?- preguntó casi en un grito con el corazón latiendo rápido.
_¿Otra vez con ese pend*ejo?- Dijo la voz irritada de Iñaki al otro lado.
________ exhaló todo el aire desilusionada, y dijo secamente:_ Déjame en paz. ¡YA! No te voy a dar otra oportunidad, ni ahora ni nunca.
Iñaki, bufó desagradablemente:_ ¿Y sí se la vas a dar a ese? ________ por favor, está casado. No me digas que te vas a rebajar de esa manera.
________ sintió como Iñaki removía sus miedos más profundos. Ella tenía dignidad, y no dejaba que nadie jugase con ella, ni Joe ni Iñaki.
_Yo no he dicho que vaya a perdonar a nadie Iñaki. –Contestó enfadada.
_________, nena, yo te quiero y estoy libre. No vas a encontrar a nadie como yo.
________ por primera vez estuvo de acuerdo con él, se volvió a sentar en el sofá, y Verne con mirada recelosa –no fuera a hacerle lo mismo de antes, todavía estaba mareado- apoyó la cabeza de nuevo en su regazo.
_Tienes razón Iñaki, no voy a encontrar a nadie como tú. – Sonrió, segura de lo que decía, y acarició la cabeza de Verne.- Dios me libre. ¿Si no quiero estar contigo, qué te hace pensar que busco a alguien como tú?
Dijo y pulsando una tecla, colgó el teléfono.
_¿Porqué tiene que ser todo tan difícil? – preguntó al perro que la miraba con los ojos oscuros, con lo que parecía una expresión de compasión.
_Porqué no puede llamar el adecuado. –Dijo mirando el celular.- Es muy sencillo, sólo tiene que marcar mi número. Y ya.
“Te estás volviendo loca, ________, ahora le hablas a un perro”. Y entonces recordó que Joe solía hacerlo también, y sintió ganas de llorar otra vez. Dios, se estaba haciendo una cursi y llorona integral.
…………
Joe parpadeó, sintiendo los párpados de plomo, y miró a su alrededor. Ya no había luz, y todo estaba oscuro, a duras penas podía distinguir lo que lo rodeaba. Sin embargo, olía algo familiar, olía perfume… pero no uno cualquiera, olía a colonia infantil, una que hacía años que no olía. Pero pasó pronto, el aire, fresco, se llevó la sensación. Y volvió a cerrar los ojos, para ver a ________ a su lado, sonriendo y el le devolvió la sonrisa, con el corazón palpitando rápidamente. Sin embargo la imagen se desvaneció tan rápido como había llegado.
Había sido un estúpido, razonó con los ojos cerrados. Él no solía hablar de sí mismo, no le gustaba, recordar era doloroso, razonó en un estado de insensibilidad total. No es que mintiese, simplemente no contaba toda la verdad, y daba rodeos para dar respuestas vagas. Sin embargo, si ella hubiese preguntado se lo habría dicho. Pero ella había preferido pensar que era un adúltero, antes que preguntarle qué significaban los papeles y ahora se iba a casar con aquel inútil.
No. Eso no iba a pasar.- Gruñó su voz irracional, que ya no sonaba como un león, sino más bien como un gato herido. ¿Porqué? Porque la amaba, de eso estaba seguro. La quería toda para él, quería su mente, quería sus penas, quería que se riera con él, quería verla dormida a su lado y tocar su pelo, quería cocinar por las noches y bailar a oscuras con ella.
Abrió los ojos de nuevo, para encontrarse en la oscuridad más completa. Estaba asustado, asustado de no poder arreglarlo, asustado por haberlo arruinado todo, asustado por no saber si ella lo amaba todavía… Pero sobre todo asustado de aquella oscuridad en la que se volvió a zambullir.
Nani Jonas
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Capítulo 77
01.00h a.m
Gene se seca el sudor de la cara con un pañuelo, que hacía horas era blanco, pero que ahora tiene un color grisáceo. Su mujer Sharon, lo mira crítica desde el asiento del copiloto, mientras señala un punto en un mapa de carreteras.
_I told you…. Told ya…- Canturrea Sharon con retintín, y golpea con una uña larga y de un color rosa furioso, el mapa. Se habían equivocado en dos salidas de autopista, bueno, él se había equivocado, y Sharon no lo iba a dejar pasar. – Road 95, not 94.
Gene, la mira de reojo, y suspira. Es agente de seguros en Boulder, Nevada, -no Colorado, como está cansado de repetir- y esta es la primera vez que en 45 años de trabajo se toma unas vacaciones de verdad. Y menudas vacaciones. Pensó con añoranza en las acampadas en el lago Mead… Al menos si tenía que ver desiertos, prefería que las señales estuvieran en inglés… Y no en un idioma del que sólo sabía decir… “Hola, si, no, gracias, tequila, nachos, siesta y fiesta….” Eso como mucho.
Además era la primera vez que salía del país, y todo por Sharon, que en 35 años de casados, lo más lejos que habían estado era en Seattle para ver la Aguja Espacial. Y todo estaba saliendo mal…
Para empezar, iban fuera de tiempo, tendrían que haber salido de México D.F hacía al menos 6 horas, pero el tráfico, lo masivo de la ciudad y varias equivocaciones –había estado conduciendo casi 45 minutos por una salida equivocada, hasta que su mujer entendió una de las señales de tráfico- habían hecho que solamente consiguieran salir de la gran urbe y tener el camino adecuado, hacía 45 minutos.
_We should’ve gone flying. Not in this bloody ….- se tragó el fuc*king porque sino su mujer se pasaría el viaje llamándole la atención-…car.
Gruñó golpeando el volante. Él había querido ir en avión, había miles de vuelos baratos, pero su mujer prefería la aventura –quién lo hubiera dicho, de Sharon Watkins que se dedicaba a la jardinería en sus ratos libres.
_¡Stop! –Gritó Sharon con voz aguda cuando llevaban unos minutos en la carretera, camino del sol de Acapulco. Y torció el cuello para mirar algo por la ventanilla.
_¡¡I’m not stopping in the middle of who-knows-where… for nobody-knows-what-reason…. For God’s sake!! – Gimió Gene. Era un turista, pero no idio*ta. No pensaba pararse en el medio de México a la una de la madrugada… Él era agente de seguros, y su vida se basaba en calcular riesgos de accidentes… Y si paraba estaba comprando todos los boletos en un sorteo de desgracias.
_¡¡Stop now, you big idiot!! Look over there.- Gritó un poco más alto Sharon, y señaló un lugar indeterminado a sus espaldas.
Gene, miró a ambos lados, preocupado. Había oído hablar de gente que fingía accidentes para luego atracar a la gente que se paraba a ayudar… pero cuando distinguió el Ford azul claro volcado a un lado de la cuneta, se dio cuenta de que nadie podría fingir eso.
_¡¡What the hell…!!- El coche era un amasijo de hierros, totalmente girado, el techo quedaba contra el asfalto y las ruedas, patéticamente inservibles al estar en el aire… La suerte era que no había explotado. Se giró a su mujer y le pidió que se quedara en el coche mientras, él echaba una ojeada, y que llamara a la policía o a cualquier número que tuviera en la agenda para sus vacaciones.
Gene salió a la fría noche y se acercó a la ventanilla del conductor, temeroso todavía de que alguien le asestara un golpe por la espalda, pero nada se movió en la cuneta. Se arrodilló, sin pensar en los pantalones nuevos que se había comprado y vió a un chico negro, que tenía la cabeza retorcida. El cinturón de seguridad había aguantado y lo mantenía suspendido en el aire.
Acercó la mano al cuello, para buscar algún pulso en aquél cuello, y notó la piel caliente y pegajosa. Eso debía ser un buen signo ¿No? Buscó las grandes arterias del cuello y notó bajo los dedos el ritmo lento y flojo de un corazón, lento y flojo, pero estaba allí.
_Shazz…- Gritó cariñosamente a su mujer.- It’s a guy, ‘n he’s alive.
Al retirar la mano, se dio cuenta de que tenía los dedos manchados de sangre, miró el cuello del chico, y con un respingo que calló sentado sobre el trasero… El chico no era negro. La piel donde había tocado era de un blanco claro… No era negro sino que estaba cubierto de sangre medio seca, que en la oscuridad de la noche se veía negra.
_¡¡Oh holy crap!!- Exclamó cuando dos ojos pardos parpadearon brevemente tras el contacto, el blanco de los ojos aún más blanco en contraste con la negrura. Parpadearon y durante un segundo parecieron mirarlo. Pero antes de que Gene pudiese decir un “Hola” en su mejor acento, los ojos se volvieron a cerrar y el rostro fue negro otra vez.
…………..
3.30h de la mañana en Cuernavaca…
Miguel se revolvió en la cama, inquieto. En aquella habitación hacía calor, y las mantas se le pegaban al cuerpo, liándose en las piernas y haciéndole sentir agobiado. Tendría que quedarse un día más, para ver a Lucía, porque durante las cuatro horas que había esperado en su casa, ella no había aparecido; ni tampoco había contestado al teléfono…
Comenzaba a sentirse un acosador, pensaba con una sonrisa triste, porque ya había perdido la cuenta de cuántos mensajes había dejado en el contestador… Y por otro lado estaba Any… La había llamado, para contarle los avances y tampoco contestaba…
Se giró y se puso boca arriba, con un brazo detrás de la cabeza y pensó con ironía, que si le hubieran dicho hacía dos meses que las mujeres no le iban a contestar al teléfono no se lo habría creído… De hecho, se habría reído hasta que le dolieran las costillas….
El teléfono comenzó a sonar cerca de su oreja, sacándole de sus negros pensamientos y taladrando el silencio, y ya que estaba, su cerebro… Alargó la mano y palmoteó, hasta descolgar el auricular.
_¿Bueno?- Gruño con la voz ronca.
_Señor Arango, le llamo de la recepción del hotel…- Contestó la voz incómoda del recepcionista.- Aquí hay una señorita que quiere subir a su habitación.
Miguel se sentó de golpe en la cama y dijo un en un tono un poco molesto:
_¿Sabe la hora que es?
_Lo mismo he dicho yo, pero la señorita insiste. Ya le hemos advertido que este es un hotel de buen tono y que no se toleran este tipo de comport….
La voz del recepcionista se vió interrumpida por una serie de ruidos y golpes, que indicaban, al menos, el forcejeo de dos personas por el teléfono. Miguel se despegó el auricular de la oreja y se quedó mirándolo atontado.
“Esto tenía que ser una pesadilla. Seguro.” Pero entonces una voz femenina se oyó al otro lado.
_¿Miguel? ¿Euuu?
_Si… Este…. ¿Hola?- Miguel se volvió a poner el auricular en la oreja, y escuchó una voz conocida. LA del contestador al que había estado llamando toda la tarde. A estas alturas un amigo íntimo.
_Lucía, antes de que el recepcionista te denuncie por agresión, pásamelo anda.- Dijo con un suspiro.
Unos minutos más tarde, Miguel ya estaba vestido, y Lucía sentada en uno de los pequeños sillones de la habitación del hotel. Iba vestida para salir, así que Miguel ya sabía porqué no había contestado a sus llamadas antes
_¿Vienes directamente de la discoteca?- Preguntó mientras se sentaba. Señalando con la mandíbula el vestido y el peinado.
Ella sonrió, y el parecido fue asombroso con su hermano:_ Casi..- Levantó un pie en el aire, enseñando unas botas altas pero planas.- Me he quitado los tacones, esas sandalias casi me cortan los dedos de los pies….
Miguel sonrió también a su pesar. Lucía era unos años más joven que Joe, pero no se notaba en la edad, sino en la actitud. Aunque Joe generalmente era alegre, no era despreocupado, y en el fondo, siempre tenía una actitud de reserva, demasiado extraña para alguien de 26 años. Lucía en cambio, parecía más tranquila y feliz.
_Ahora Miguel… A pesar de que es estupendo recibir llamadas de chicos guapos, me podrías contar porqué me has llamado 15 veces… -Dijo Lucía, todavía sonriendo pero sin el tono de broma de antes.
Miguel se echó atrás en la silla, pensando las palabras bien. No podía decirle a alguien: “Bonitas botas… Por cierto ¿Tu padre mató a tu cuñada y a tu sobrino?...
Lucía lo miró fijamente y a pesar de que nadie había dicho nada, ella supo de lo que le querían hablar.
_¿Es Joe? – Preguntó, arrepintiéndose del último cubata de Vodka que había tomado, porque el estómago se le había revuelto. -¿Le ha pasado algo?
Miguel negó con la cabeza:_ Verás… Necesito saber qué pasó entre él y su padre. –Había decidido ser directo. A esas horas de la madrugada, era de agradecer.
Lucía asintió. Sabía que alguien alguna vez haría esa pregunta. Pero no esperaba tener que responderla ella, si no su hermano.
_¿Qué es lo que sabes?- preguntó, mientras se sentaba con las piernas cruzadas en el sillón. Al menos así sabría por donde empezar.
_Hablé con tu madre. Pero no aguanté demasiado.- Dijo Miguel con gesto ensombrecido. Lucía torció el gesto y puso una sonrisa triste. Ya imaginaba el discurso de su madre, lo que Miguel no sabái era que era afortunado por no haber escuchado el de su padre. Ese sí que era insoportable.
_¿Sabes qué tiene de peculiar el sistema político de México Miguel? –Empezó Lucía, era una pregunta retórica, así que siguió:
_ Dos cosas, no se permite la reelección del presidente y no hay vicepresidente. Curioso, ¿no? Por eso quien se mete en el congreso, sabe a lo que va y sabe que tiene pocas oportunidades de conseguirlo. De hecho, si llegas hasta el final de la carrera, y quedas como candidato presidencial, es tu última chance. No hay más. Te la juegas a una y cualquier cosa negativa en tu pasado se convierte en un arma a usar contra tí.
Miguel asintió:_ Pero tu padre se presentaba a un puesto en el Congreso, según tu madre. No a la presidencia.
Lucía asintió:_Sí, pero como antesala a otros cargos aún mayores. Era una especie de preparación… Es difícil llegar lejos en política siendo uno de los hombres más ricos de México, hay muchos intereses asociados, mucho recelo, envidia de tu dinero, pero sobre todo ….- Sonrió triste .- Muchos enemigos ganados. Y mi padre no quería tener un punto débil.
Miguel lo entendió:_ Joe.
Lucía asintió:
_ No es una carta de presentación tener a una nuera casada de penalti, y además hija de emigrantes exiliados de la dictadura de Videla. Pero, dicen que a todo tienes que buscarle su lado “positivo”, y mi padre usó eso contra Joe.
Lucía de aquella época recordaba los gritos. A su padre haciendo gala de su nombre, rugiendo como un león, y a Joe respondiéndole, tan alto los dos que se les oía a través de las paredes.
_Joe no quería estudiar lo que mi padre le decía, quería ser fotógrafo y escritor, quería ver el mundo, quería casarse con Laura y quería tener a su hijo… Quería hacer lo correcto…. Y mi padre veía amenazada su figura política, de modo que amenazó a Joe con hacerle algo a Laura, nunca supe qué cosa, pero debió de ser algo lo suficientemente grave como para que Joe y mi padre llegasen a un acuerdo.
Miguel la escuchaba con una sensación creciente de angustia, y cuando ella se quedó callada casi le dá algo. Miguel nunca se había planteado morir joven, pero su amigo estaba a punto de causarle un infarto.
_Vendió su alma, ¿verdad?- preguntó triste, y ella asintió.
_A Laura no le pasaría nada y se podrían casar tranquilamente, y mi padre pagaría la manutención de todos…. Pero a cambio, Joe dejaría de lado las fotos y libros, y estudiaría algo serio. En suma, haría lo que su padre dijese.
A Lucía le dolía pensar en aquella parte de la historia de su familia. Le habían quitado a su hermano preferido, a su ídolo, de la noche a la mañana, y cuando volvió… Ya no era el mismo.- Pero no podía hacerlo aquí, sino que tenía que dejar México, para que se pasase el escándalo y seguir en otro país. Joe escogió los Estados Unidos, se fue a Boston, y estuvo allí tres años.
_¿Y qué pasó? –preguntó Miguel, quien sin darse cuenta, había pasado de estar reclinado en la silla a estar sentado en el borde, inclinado hacia delante. – Porque Joe regresó.
Lucía asintió:_ Lucía regresaba cada poco a México para ver a sus padres y lo hacía con Álvaro…- En aquél momento le tembló la voz, que hasta entonces había sido tranquila. Su sobrino, era un niño encantador, tan lindo y gracioso…Sonrió-… Eran increíbles los dos, Álvaro acababa de aprender a decir mi nombre y Laura me venía a ver también para que jugase con él.….
Miguel esperó a que Lucía dejara de temblar. A pesar de que los hijos de Lupe y Clara lo llevaban a la locura muy frecuentemente, los quería muchísimo, y sufriría si a alguno de ellos le pasase algo.
_A mi padre no le gustaba que viniese. Decía que tarde o temprano alguien se enteraría de lo ocurrido. Así que llamó a Joe para prohibirle que su mujer pisara este país, mientras él no dijera lo contrario.
Miguel era capaz de adivinar el resto de la historia:_Ella no le hizo caso y volvió.
Lucía, se pasó una mano por la cara, para limpiar alguna lágrima perdida, y asintió:
_Laura era muy voluntariosa ¿Sabes? Y era imposible separarla de sus padres. Ella los adoraba. Ordenarle que no regresase fue algo muy cruel. Y hace tres años, en verano, volvió. Mi padre, llamó furioso a Joe, y le soltó unos cuantos gritos… No sé las palabras exactas…. Unos días más tarde, Laura y Álvaro tuvieron un accidente de coche. Iban a Ixtapa, querían ir a la playa y que Álvaro jugase y tomase el sol. –La voz de Lucía, se volvió un gemido, y las lágrimas que estaba aguantando cayeron por sus mejillas.- Murieron en el instante.
Miguel abrió la boca y alargó la mano para tomar la de Lucía, en una caricia de consuelo, que sin embargo ella rechazó. Miguel hizo la pregunta que le quemaba.
_¿Fue tu padre?-dijo y en otras circunstancias se habría arrepentido.
Lucía se volvió a secar las mejillas con el dorso de la mano y se encogió de hombros:
_ Nadie lo puede saber. El peritaje del coche dijo que fue un fallo humano, que posiblemente iba demasiado rápido, y que además no llevaba cinturón de seguridad, ninguno de los dos. – Suspiró serenándose. Ella no era dada a llorar. _Joe, sin embargo, está convencido de que fue León… Dice que lo vió en su cara.
Miguel se quedó en silencio. Asombrándose por enésima vez en aquella jornada que su amigo y la chica sentada delante de él hubiesen resultado ser buenas personas. Porque Dios sabía que lo habían tenido todo en contra, empezando por sus padres.
_¿Sabes qué es lo irónico de todo el asunto?… -Dijo con amargura, un tono que no solía usar.- Que mi padre no siguió con su carrera política, llegó hasta parte del ministerio de Economía pero después, los conflictos de intereses entre sus negocios y la política fueron demasiados… y la oposición se cebó con él…. -Hizo una mueca de tristeza.- Una de mis profesoras solía decir: No se puede estar en misa y repicando. No puedes meterte en política, y ser por otro lado uno de los interesados.
Lucía bajó los pies del sofá y se acomodó la falda mientras volvía a ser ella misma. Su familia es algo de lo que no le gustaba hablar, porque tenía la sensación de que si no le hacía caso, era como si no existiese. Se levantó para despedirse, y una idea cruzó su mente. Miró a Miguel curiosa.
_Lo que no entiendo es porqué no te lo ha contado él mismo… Dijo que lo iba a hacer…
Miguel, que se había levantado para acompañarla, frunció el ceño y negó con la cabeza:_ Ha desaparecido. Llamó hace dos días para decir que estaba en España, y aunque sé que no es verdad, no lo puedo encontrar.
Lucía lo miró sacudiendo la cabeza:_ Pero si salió esta mañana de aquí para ir al D.F…. Dijo que tenía que hacer algo antes, pero de Cuernavaca a México hay una hora aproximadamente, ya tendría que estar por ahí.
Miguel frotó la cara, cuando cerró la puerta tras Lucía, una sola idea rondaba su cabeza. ¿Dónde demonios estás Joe?
01.00h a.m
Gene se seca el sudor de la cara con un pañuelo, que hacía horas era blanco, pero que ahora tiene un color grisáceo. Su mujer Sharon, lo mira crítica desde el asiento del copiloto, mientras señala un punto en un mapa de carreteras.
_I told you…. Told ya…- Canturrea Sharon con retintín, y golpea con una uña larga y de un color rosa furioso, el mapa. Se habían equivocado en dos salidas de autopista, bueno, él se había equivocado, y Sharon no lo iba a dejar pasar. – Road 95, not 94.
Gene, la mira de reojo, y suspira. Es agente de seguros en Boulder, Nevada, -no Colorado, como está cansado de repetir- y esta es la primera vez que en 45 años de trabajo se toma unas vacaciones de verdad. Y menudas vacaciones. Pensó con añoranza en las acampadas en el lago Mead… Al menos si tenía que ver desiertos, prefería que las señales estuvieran en inglés… Y no en un idioma del que sólo sabía decir… “Hola, si, no, gracias, tequila, nachos, siesta y fiesta….” Eso como mucho.
Además era la primera vez que salía del país, y todo por Sharon, que en 35 años de casados, lo más lejos que habían estado era en Seattle para ver la Aguja Espacial. Y todo estaba saliendo mal…
Para empezar, iban fuera de tiempo, tendrían que haber salido de México D.F hacía al menos 6 horas, pero el tráfico, lo masivo de la ciudad y varias equivocaciones –había estado conduciendo casi 45 minutos por una salida equivocada, hasta que su mujer entendió una de las señales de tráfico- habían hecho que solamente consiguieran salir de la gran urbe y tener el camino adecuado, hacía 45 minutos.
_We should’ve gone flying. Not in this bloody ….- se tragó el fuc*king porque sino su mujer se pasaría el viaje llamándole la atención-…car.
Gruñó golpeando el volante. Él había querido ir en avión, había miles de vuelos baratos, pero su mujer prefería la aventura –quién lo hubiera dicho, de Sharon Watkins que se dedicaba a la jardinería en sus ratos libres.
_¡Stop! –Gritó Sharon con voz aguda cuando llevaban unos minutos en la carretera, camino del sol de Acapulco. Y torció el cuello para mirar algo por la ventanilla.
_¡¡I’m not stopping in the middle of who-knows-where… for nobody-knows-what-reason…. For God’s sake!! – Gimió Gene. Era un turista, pero no idio*ta. No pensaba pararse en el medio de México a la una de la madrugada… Él era agente de seguros, y su vida se basaba en calcular riesgos de accidentes… Y si paraba estaba comprando todos los boletos en un sorteo de desgracias.
_¡¡Stop now, you big idiot!! Look over there.- Gritó un poco más alto Sharon, y señaló un lugar indeterminado a sus espaldas.
Gene, miró a ambos lados, preocupado. Había oído hablar de gente que fingía accidentes para luego atracar a la gente que se paraba a ayudar… pero cuando distinguió el Ford azul claro volcado a un lado de la cuneta, se dio cuenta de que nadie podría fingir eso.
_¡¡What the hell…!!- El coche era un amasijo de hierros, totalmente girado, el techo quedaba contra el asfalto y las ruedas, patéticamente inservibles al estar en el aire… La suerte era que no había explotado. Se giró a su mujer y le pidió que se quedara en el coche mientras, él echaba una ojeada, y que llamara a la policía o a cualquier número que tuviera en la agenda para sus vacaciones.
Gene salió a la fría noche y se acercó a la ventanilla del conductor, temeroso todavía de que alguien le asestara un golpe por la espalda, pero nada se movió en la cuneta. Se arrodilló, sin pensar en los pantalones nuevos que se había comprado y vió a un chico negro, que tenía la cabeza retorcida. El cinturón de seguridad había aguantado y lo mantenía suspendido en el aire.
Acercó la mano al cuello, para buscar algún pulso en aquél cuello, y notó la piel caliente y pegajosa. Eso debía ser un buen signo ¿No? Buscó las grandes arterias del cuello y notó bajo los dedos el ritmo lento y flojo de un corazón, lento y flojo, pero estaba allí.
_Shazz…- Gritó cariñosamente a su mujer.- It’s a guy, ‘n he’s alive.
Al retirar la mano, se dio cuenta de que tenía los dedos manchados de sangre, miró el cuello del chico, y con un respingo que calló sentado sobre el trasero… El chico no era negro. La piel donde había tocado era de un blanco claro… No era negro sino que estaba cubierto de sangre medio seca, que en la oscuridad de la noche se veía negra.
_¡¡Oh holy crap!!- Exclamó cuando dos ojos pardos parpadearon brevemente tras el contacto, el blanco de los ojos aún más blanco en contraste con la negrura. Parpadearon y durante un segundo parecieron mirarlo. Pero antes de que Gene pudiese decir un “Hola” en su mejor acento, los ojos se volvieron a cerrar y el rostro fue negro otra vez.
…………..
3.30h de la mañana en Cuernavaca…
Miguel se revolvió en la cama, inquieto. En aquella habitación hacía calor, y las mantas se le pegaban al cuerpo, liándose en las piernas y haciéndole sentir agobiado. Tendría que quedarse un día más, para ver a Lucía, porque durante las cuatro horas que había esperado en su casa, ella no había aparecido; ni tampoco había contestado al teléfono…
Comenzaba a sentirse un acosador, pensaba con una sonrisa triste, porque ya había perdido la cuenta de cuántos mensajes había dejado en el contestador… Y por otro lado estaba Any… La había llamado, para contarle los avances y tampoco contestaba…
Se giró y se puso boca arriba, con un brazo detrás de la cabeza y pensó con ironía, que si le hubieran dicho hacía dos meses que las mujeres no le iban a contestar al teléfono no se lo habría creído… De hecho, se habría reído hasta que le dolieran las costillas….
El teléfono comenzó a sonar cerca de su oreja, sacándole de sus negros pensamientos y taladrando el silencio, y ya que estaba, su cerebro… Alargó la mano y palmoteó, hasta descolgar el auricular.
_¿Bueno?- Gruño con la voz ronca.
_Señor Arango, le llamo de la recepción del hotel…- Contestó la voz incómoda del recepcionista.- Aquí hay una señorita que quiere subir a su habitación.
Miguel se sentó de golpe en la cama y dijo un en un tono un poco molesto:
_¿Sabe la hora que es?
_Lo mismo he dicho yo, pero la señorita insiste. Ya le hemos advertido que este es un hotel de buen tono y que no se toleran este tipo de comport….
La voz del recepcionista se vió interrumpida por una serie de ruidos y golpes, que indicaban, al menos, el forcejeo de dos personas por el teléfono. Miguel se despegó el auricular de la oreja y se quedó mirándolo atontado.
“Esto tenía que ser una pesadilla. Seguro.” Pero entonces una voz femenina se oyó al otro lado.
_¿Miguel? ¿Euuu?
_Si… Este…. ¿Hola?- Miguel se volvió a poner el auricular en la oreja, y escuchó una voz conocida. LA del contestador al que había estado llamando toda la tarde. A estas alturas un amigo íntimo.
_Lucía, antes de que el recepcionista te denuncie por agresión, pásamelo anda.- Dijo con un suspiro.
Unos minutos más tarde, Miguel ya estaba vestido, y Lucía sentada en uno de los pequeños sillones de la habitación del hotel. Iba vestida para salir, así que Miguel ya sabía porqué no había contestado a sus llamadas antes
_¿Vienes directamente de la discoteca?- Preguntó mientras se sentaba. Señalando con la mandíbula el vestido y el peinado.
Ella sonrió, y el parecido fue asombroso con su hermano:_ Casi..- Levantó un pie en el aire, enseñando unas botas altas pero planas.- Me he quitado los tacones, esas sandalias casi me cortan los dedos de los pies….
Miguel sonrió también a su pesar. Lucía era unos años más joven que Joe, pero no se notaba en la edad, sino en la actitud. Aunque Joe generalmente era alegre, no era despreocupado, y en el fondo, siempre tenía una actitud de reserva, demasiado extraña para alguien de 26 años. Lucía en cambio, parecía más tranquila y feliz.
_Ahora Miguel… A pesar de que es estupendo recibir llamadas de chicos guapos, me podrías contar porqué me has llamado 15 veces… -Dijo Lucía, todavía sonriendo pero sin el tono de broma de antes.
Miguel se echó atrás en la silla, pensando las palabras bien. No podía decirle a alguien: “Bonitas botas… Por cierto ¿Tu padre mató a tu cuñada y a tu sobrino?...
Lucía lo miró fijamente y a pesar de que nadie había dicho nada, ella supo de lo que le querían hablar.
_¿Es Joe? – Preguntó, arrepintiéndose del último cubata de Vodka que había tomado, porque el estómago se le había revuelto. -¿Le ha pasado algo?
Miguel negó con la cabeza:_ Verás… Necesito saber qué pasó entre él y su padre. –Había decidido ser directo. A esas horas de la madrugada, era de agradecer.
Lucía asintió. Sabía que alguien alguna vez haría esa pregunta. Pero no esperaba tener que responderla ella, si no su hermano.
_¿Qué es lo que sabes?- preguntó, mientras se sentaba con las piernas cruzadas en el sillón. Al menos así sabría por donde empezar.
_Hablé con tu madre. Pero no aguanté demasiado.- Dijo Miguel con gesto ensombrecido. Lucía torció el gesto y puso una sonrisa triste. Ya imaginaba el discurso de su madre, lo que Miguel no sabái era que era afortunado por no haber escuchado el de su padre. Ese sí que era insoportable.
_¿Sabes qué tiene de peculiar el sistema político de México Miguel? –Empezó Lucía, era una pregunta retórica, así que siguió:
_ Dos cosas, no se permite la reelección del presidente y no hay vicepresidente. Curioso, ¿no? Por eso quien se mete en el congreso, sabe a lo que va y sabe que tiene pocas oportunidades de conseguirlo. De hecho, si llegas hasta el final de la carrera, y quedas como candidato presidencial, es tu última chance. No hay más. Te la juegas a una y cualquier cosa negativa en tu pasado se convierte en un arma a usar contra tí.
Miguel asintió:_ Pero tu padre se presentaba a un puesto en el Congreso, según tu madre. No a la presidencia.
Lucía asintió:_Sí, pero como antesala a otros cargos aún mayores. Era una especie de preparación… Es difícil llegar lejos en política siendo uno de los hombres más ricos de México, hay muchos intereses asociados, mucho recelo, envidia de tu dinero, pero sobre todo ….- Sonrió triste .- Muchos enemigos ganados. Y mi padre no quería tener un punto débil.
Miguel lo entendió:_ Joe.
Lucía asintió:
_ No es una carta de presentación tener a una nuera casada de penalti, y además hija de emigrantes exiliados de la dictadura de Videla. Pero, dicen que a todo tienes que buscarle su lado “positivo”, y mi padre usó eso contra Joe.
Lucía de aquella época recordaba los gritos. A su padre haciendo gala de su nombre, rugiendo como un león, y a Joe respondiéndole, tan alto los dos que se les oía a través de las paredes.
_Joe no quería estudiar lo que mi padre le decía, quería ser fotógrafo y escritor, quería ver el mundo, quería casarse con Laura y quería tener a su hijo… Quería hacer lo correcto…. Y mi padre veía amenazada su figura política, de modo que amenazó a Joe con hacerle algo a Laura, nunca supe qué cosa, pero debió de ser algo lo suficientemente grave como para que Joe y mi padre llegasen a un acuerdo.
Miguel la escuchaba con una sensación creciente de angustia, y cuando ella se quedó callada casi le dá algo. Miguel nunca se había planteado morir joven, pero su amigo estaba a punto de causarle un infarto.
_Vendió su alma, ¿verdad?- preguntó triste, y ella asintió.
_A Laura no le pasaría nada y se podrían casar tranquilamente, y mi padre pagaría la manutención de todos…. Pero a cambio, Joe dejaría de lado las fotos y libros, y estudiaría algo serio. En suma, haría lo que su padre dijese.
A Lucía le dolía pensar en aquella parte de la historia de su familia. Le habían quitado a su hermano preferido, a su ídolo, de la noche a la mañana, y cuando volvió… Ya no era el mismo.- Pero no podía hacerlo aquí, sino que tenía que dejar México, para que se pasase el escándalo y seguir en otro país. Joe escogió los Estados Unidos, se fue a Boston, y estuvo allí tres años.
_¿Y qué pasó? –preguntó Miguel, quien sin darse cuenta, había pasado de estar reclinado en la silla a estar sentado en el borde, inclinado hacia delante. – Porque Joe regresó.
Lucía asintió:_ Lucía regresaba cada poco a México para ver a sus padres y lo hacía con Álvaro…- En aquél momento le tembló la voz, que hasta entonces había sido tranquila. Su sobrino, era un niño encantador, tan lindo y gracioso…Sonrió-… Eran increíbles los dos, Álvaro acababa de aprender a decir mi nombre y Laura me venía a ver también para que jugase con él.….
Miguel esperó a que Lucía dejara de temblar. A pesar de que los hijos de Lupe y Clara lo llevaban a la locura muy frecuentemente, los quería muchísimo, y sufriría si a alguno de ellos le pasase algo.
_A mi padre no le gustaba que viniese. Decía que tarde o temprano alguien se enteraría de lo ocurrido. Así que llamó a Joe para prohibirle que su mujer pisara este país, mientras él no dijera lo contrario.
Miguel era capaz de adivinar el resto de la historia:_Ella no le hizo caso y volvió.
Lucía, se pasó una mano por la cara, para limpiar alguna lágrima perdida, y asintió:
_Laura era muy voluntariosa ¿Sabes? Y era imposible separarla de sus padres. Ella los adoraba. Ordenarle que no regresase fue algo muy cruel. Y hace tres años, en verano, volvió. Mi padre, llamó furioso a Joe, y le soltó unos cuantos gritos… No sé las palabras exactas…. Unos días más tarde, Laura y Álvaro tuvieron un accidente de coche. Iban a Ixtapa, querían ir a la playa y que Álvaro jugase y tomase el sol. –La voz de Lucía, se volvió un gemido, y las lágrimas que estaba aguantando cayeron por sus mejillas.- Murieron en el instante.
Miguel abrió la boca y alargó la mano para tomar la de Lucía, en una caricia de consuelo, que sin embargo ella rechazó. Miguel hizo la pregunta que le quemaba.
_¿Fue tu padre?-dijo y en otras circunstancias se habría arrepentido.
Lucía se volvió a secar las mejillas con el dorso de la mano y se encogió de hombros:
_ Nadie lo puede saber. El peritaje del coche dijo que fue un fallo humano, que posiblemente iba demasiado rápido, y que además no llevaba cinturón de seguridad, ninguno de los dos. – Suspiró serenándose. Ella no era dada a llorar. _Joe, sin embargo, está convencido de que fue León… Dice que lo vió en su cara.
Miguel se quedó en silencio. Asombrándose por enésima vez en aquella jornada que su amigo y la chica sentada delante de él hubiesen resultado ser buenas personas. Porque Dios sabía que lo habían tenido todo en contra, empezando por sus padres.
_¿Sabes qué es lo irónico de todo el asunto?… -Dijo con amargura, un tono que no solía usar.- Que mi padre no siguió con su carrera política, llegó hasta parte del ministerio de Economía pero después, los conflictos de intereses entre sus negocios y la política fueron demasiados… y la oposición se cebó con él…. -Hizo una mueca de tristeza.- Una de mis profesoras solía decir: No se puede estar en misa y repicando. No puedes meterte en política, y ser por otro lado uno de los interesados.
Lucía bajó los pies del sofá y se acomodó la falda mientras volvía a ser ella misma. Su familia es algo de lo que no le gustaba hablar, porque tenía la sensación de que si no le hacía caso, era como si no existiese. Se levantó para despedirse, y una idea cruzó su mente. Miró a Miguel curiosa.
_Lo que no entiendo es porqué no te lo ha contado él mismo… Dijo que lo iba a hacer…
Miguel, que se había levantado para acompañarla, frunció el ceño y negó con la cabeza:_ Ha desaparecido. Llamó hace dos días para decir que estaba en España, y aunque sé que no es verdad, no lo puedo encontrar.
Lucía lo miró sacudiendo la cabeza:_ Pero si salió esta mañana de aquí para ir al D.F…. Dijo que tenía que hacer algo antes, pero de Cuernavaca a México hay una hora aproximadamente, ya tendría que estar por ahí.
Miguel frotó la cara, cuando cerró la puerta tras Lucía, una sola idea rondaba su cabeza. ¿Dónde demonios estás Joe?
Nani Jonas
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Capítulo 78
Unas horas antes.
El coche no iba demasiado rápido, o al menos eso era que lo que pensaba Joe, estaba justo en el límite de la velocidad permitida, y tampoco había una curva tan cerrada como para que el coche despegase las ruedas de donde debían estar: el suelo.
Pero el hecho es que sin poder evitarlo, el coche se sale de la carretera, el coche vuela, el coche se estrella.
En todas las películas y libros se nos habla de que cuando uno está a punto de morir vé su vida desfilando ante él como fotogramas de película cinematográfica, y entonces uno caminaba hacia a aquella luz blanca. Y más él, que era fotógrafo.
Pero mientras el coche volaba en una espiral y caí al suelo violentamente, cambiando el sentido del mundo (lo que estaba abajo, ahora era arriba; el cielo era de asfalto y el suelo de color azul intenso) Joe no vio imágenes, sino que oyó la banda sonora de su vida, y después las palabras de aquellas canciones, y más tarde las palabras que querría haber dicho.
Oyó las canciones de cuna infantiles que le cantaban su madre y su abuela, oyó a Lucía gritando a voz en cuello a los BSB; oyó a Wagner y Stravinski, los favoritos de su padre; y en aquella zona desiertita, la música acuática de Handel llenó el aire por segundos; oyó las rancheras de la emisora de radio; la canción que sonaba cuando dio su primer beso y la de cuando bailó con una chica por primera vez, oyó el himno de su colegio cuando se graduó; oyó las canciones de cuna que cantaba Laura a Álvaro, y también escuchó la marcha nupcial; escuchó el ruido del hospital cuando vió a ________ la primera vez, y la canción que bailaron juntos. Y escuchó tangos. Tantos tangos y tan rápido que no era capaz de diferenciarlos unos de otros.
Y con los tangos llegaron las palabras. Con un razonamiento extraño para la situación, pensó que no le había dicho lo esencial del tango a ________; y mientras el ruido del techo del coche al desplazarse por el suelo de la carretera llenaba el espacio real, Joe pensaba, pensaba y recordaba.
El tango no es pasión. Es pena. Es la pena más absoluta hecha canción. La gente se distrae viéndolos bailar, pero antes de bailarlos hay que saber escucharlos. No son alegres, no tienen un final feliz en la mayoría de los casos. Si no que hablan de lo perdido, de lo que se vá y ya no vuelve; hablan de la pena por la traición del ser amado; por la patria perdida a la que no se puede regresar, del desamor, del tiempo que pasa y nos gana la carrera, hablan de muerte, y hablan del alma.
En vida, los había entendido bien, de hecho, en ocasiones, dejándose llevar por la autocompasión se había dicho que su vida era un tango, y uno de los más tristes. Y ahora que se moría, los tangos resonaban bien alto en su cabeza, casi como un galope que le decía que sus pérdidas habían sido muchas, pero que aún le quedaban cosas por ganar.
En la negrura que se hizo cuando perdió la consciencia, los tangos se mezclaron con los Rolling, con Calamaro, con Juanes, con la música de aquella banda de chicos de novela a la que acusaban de ser de plástico, y con Maná, y su single que había estado sonando en la radio cuando su coche venció a la gravedad.
“estarse muriendo sin morir… amor ¿dónde estarás? Manda un mensaje, una señal… Y no, no pararé, no viviré sin ti, amor.”
Unas horas más tarde:
Supo que había despertado varias veces, lo supo aún sin recordar nada, salvo la sensación del sol y de la brisa a su alrededor. La sensación de miedo, había desaparecido, porque ya no estaba despierto… Joe pensaba que ya no sería posible despertar más, porque estaba muerto. Tenía que estarlo, razonó con lógica extraña para un muerto. Había volado y chocado con el coche, desplazándose al menos quince metros sobre el asfalto, en aquella jaula de hierro, haciendo saltar chispas del techo de metal.
Nadie sale vivo de esa.
De modo que Joe, que está muerto, deja vagar su mente y ya no está en la carretera del Sol, sino que está en México D.F. en el Castillo de Chapultepec, viendo las montañas-volcanes de alrededor, y allí ve a quien no va a volver a ver, a la única persona que quiere volver a ver.
En el suelo blanquinegro del Alcázar, ________ le pregunta:
_¿Porqué no me dijiste nada?- dice acercándose a él, preocupada y hermosa.
Joe sonrió. Estaba muerto, seguro. Ahora sí que estaba muerto. Así que daba igual decir la verdad, porque al menos de muerto no mentiría.
Así que expuso sus razones, sin palabrería, innecesaria.
_Porque era algo que quería olvidar. Duele demasiado, y además tenía miedo de que se repitiese.
________, bella como la luna, lo miraba y sonreía ¡Le sonreía! Y alargando la mano le tocó la cara. Otro signo más de que estaba muerto. ________, la ________ viva que respiraba, no sabía nada de él ni de su pasado, y además lo odiaba.
Y cuando ya estaba casi convencido de que estaba muerto, ________ que le tocaba el cuello, empezó a hablar en inglés. En inglés y con una voz de hombre profunda e inconfundiblemente americana.
Joe, con esfuerzo, abrió los ojos para encontrarse que no estaba muerto, y mucho menos en Chapultepec, sino en su jaula de fierro, mirando a la cara a un hombre que lo miraba a su vez aterrorizado.
Los párpados y el cansancio pudieron más que él, y aunque se volvió a sumir en la negrura y la oscuridad, oyó a Calamaro cantar con voz partida que “adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno… bajo el burlón mirar de las estrellas que, con indiferencia, hoy me ven volver…”.
Porque quizá el americano era lo que el león interno irracional de Joe necesitaba, para acallar a la voz racional de Joe, la que decía que estaba muerto. Y el leoncito, herido y maltrecho, pero leon al fin y al cabo, rugió en la noche que Joe volvía.
Volvía de la muerte, de la inconsciencia y de la negrura. Lo juraba por sus muertos, que eran muchos.
Y Joe caminó hacia la luz, pero las luces que marcaban su retorno, no eran las de la muerte, sino las de la ambulancia, las del Valle de Mëxico, y las de la ciudad de los 20 millones de almas.
………………………..
3.50 a.m.
Hospital Central
México D.F.
_¿Se puede saber qué haces aquí? Preguntaron dos chicas mirándose la una a la otra en un pasillo. Mientras se miraban fijamente.
La chica rubia, lleva puesto el uniforme del hospital, y el pelo recogido con varios lápices en un moño inestable, por su cara se diría que lleva en aquel hospital todo el día y sin dormir.
En cambio la chica pelirroja, todavía va vestida con los vaqueros y camiseta que llevaba hacía 15 minutos cuando entró por el hall del hospital. Por su cara podríamos decir que también lleva horas sin dormir.
Any se acerca a ________ con ceño fruncido:_ ¿Te ha pasado algo?
________ se rió un poco de su amiga, que la miraba como intentando descubrir heridas ocultas o una desgracia peor:
_Any deja de explorarme con la mirada. No tengo nada.
Any cruzó los brazos y puso su mejor cara de marisabidilla:_ Claaro, y la visita de madrugada al hospital es porque lo echabas de menos.
________ asintió:_ El olor del desinfectante es adictivo Any, ya lo sabes… ¿Y tú qué haces aquí?
Any la miró unos instantes y descruzó los brazos nerviosamente, cambiando de mano unas pinzas largas metálicas:
_ Le cambié la guardia a Pedro, - sonrió unos instantes- se ha ido con la novia unos días, y nadie se la cambiaba.
________ asintió y estaba empezando a hablar cuando se le ocurrió algo:
_ ¿Oye y porqué no estás con Miguel? No me digas que esto es un plan mejor.
Las pinzas se le cayeron al suelo, y Any se agachó disparada a recogerlas. Había tenido el celular sin batería todo el día, y en el hospital no tenía como recargarlo, así que no sabía como le habían ido las cosas a Miguel. No sabía si contarle a su amiga lo que estaban haciendo, o no. No quería darle falsas esperanzas.
________ la miró suspicaz. Any hacía casi todo bien, salvo mentir, pensó sacudiendo la cabeza. Porque se ponía nerviosa y se le caía todo de las manos, como las pinzas aquellas.
_Miguel está en Monterrey. Ha ido a buscar algo que se dejó olvidado en casa. –Comentó brevemente Any, evitando mirar a su amiga. –Pero no esquives el asunto, ¿Qué haces tú aquí?
________ frunció el ceño, ahí había algo:_ Oye rubia, ¿no estarás tramando algo? ¿Te ha pasado algo con Miguel?
Any la miró sorprendida y negó con la cabeza, después levantó las pinzas, que tenían casi 20 cm de largo y la amenazó:
_He dicho que no esquives el tema. ¿Qué haces aquí?
________ suspiró, y fue su turno de no mirar a su amiga.
_No podía dormir. –Dijo, y viendo que Any aún mantenía las pinzas frente a su cara las apartó con una mano.- ¡Me vas a sacar un ojo caray!
Any pareció recordar lo que tenía que hacer, e hizo una seña a ________ para que la acompañase.
_En realidad se las voy a meter por la nariz a alguien.- Comentó con una sonrisa.
________, que no conocía aquella vena sádica de Any, la siguió hasta una de las salas de exploración de urgencias, donde había una madre con un par de niños que no paraban de moverse. Bueno, sólo uno de ellos no paraba, el otro estaba sentado en la camilla con una nariz enorme.
Cuando el otro niño chocó con una de las mesas de instrumental y la tiró con estrépito, Anahí hizo salir a la madre y al otro niño. Y se quedaron las dos a solas con el niño-nariz.
_¿Nos quieres contar que ha pasado?- preguntó Any muy seria, mientras ________ trataba de aguantarse la risa. La nariz del niño parecía crecer por momentos.
Marcos las miró con mala cara y se encogió de hombros. Any se sentó delante de él y le explicó a ________ por encima del hombro:
_Parece ser que Marcos y su hermano han apostado quién se metía una canica más lejos en la nariz. Ya adivinarás quién ha ganado.
________ miró al niño, que seguía con una cara de malas pulgas impresionante. Y se echó a reír.
Any levantó una mano:_ No te rías tanto ________, si no quieres que las pinzas estén en tu nariz después. Ahora díme por qué estás aquí.
Marcos a pesar de tener las pinzas dentro del agujero derecho de la nariz, sonrió vengativo, y fue el turno de ________ de mirarlo enfadada.
_¿Me estás chantajeando? – dijo indignada.- Miguel es una mala influencia para ti, güera. Tu neurona se ha vuelto loca con tantas hormonas.
Any sin mirarla, sacó la pinza y con un movimiento rápido, a modo de espada, la puso a escasos centímetros de la cara de ________. Marcos abrió la boca impresionado.
_He dicho que me lo digas.- Dijo Any con voz suave.
________ dio un paso atrás con cara de asco, y se sentó en una banqueta.
_Jod… rubia… ¿Quien te crees… el zorro o qué?- Any la miró por encima del hombro y volvió a escarbar en la nariz del niño.
_No podía dormir, porque espero una llamada que no llega. – Admitió ________.
Any se paró y moviendo la mano libre, la animó a continuar.
_Llamé a Joe, pero no me contesta. Le dije que llamara, que estaba dispuesta a escucharlo…. –________ suspiró.- Ya que no podía dormir, pensé que sería más útil por aquí.
Any paró de mirar en la nariz del niño, y se giró para mirarla:_ ¿Cómo que no te contestaba? ¿te colgó?
________ negó, y repitió con voz monótona:
_ El móvil al que llama se encuentra desconectado o fuera de cobertura. Deje su mensaje después de oír la señal.
Any debió de poner una cara muy rara, porque ________ se inclinó hacia delante
_¿Qué sabes Güera?
Any se dio la vuelta, poniendo los ojos en blanco por su estupidez y con un movimiento brusco, volvió a meter las pinzas en la nariz del niño.
_Nada. –Dijo con voz tensa. Y con un giro de muñeca, consiguió sacar la canica, ganándose una mirada de peores pulgas de Marcos.
Cuando se dio la vuelta se encontró cara a cara con unas pinzas idénticas a las suyas apuntando directamente a su nariz.
_¡Caray ________! Menudo susto.- dijo respirando, pero tuvo que levantarse de la silla para esquivar las pinzas de ________.
Marcos, con su nariz liberada las miraba desde la camilla… “Wey, los adultos están locos”, a sus ojos dos viejas hechas y derechas amenazándose mutuamente con pinzas por un hospital era el colmo. Y después le echan la bronca por una canica.
_Díme lo que sabes güera o tu única neurona no servirá para nada.- Siseaba ________, mientras la amenazaba.
Any esquivó la pinza y se apartó de su camino yendo hacia la puerta:
_Joe llamó a Miguel y le dijo que estaba en España.
________ dio dos pasos cerrándole el camino:_¿Qué qué?
Any se encontró acorralada entre la pared y su amiga:
_ Joe llamó a Miguel para despedirse después de que le dijeras que te ibas a casar con Iñaki, y le dijo que estaba en Barcelona. Pero pensamos que no era verdad.
________ estaba indignada
_¡¡Claro que no era verdad!! Él es una persona, no un avión… No pudo llegar hasta allí.- Dijo moviendo la pinza con movimientos frenéticos en la cara de Any.
Any que veía sus ojos peligrar, se pegó más a la pared.
_¿Dónde está Miguel…? – preguntó ________ cada vez más enfadada.
Any la miró angustiada:_ Cuernavaca. Cómo tú no querías saber nada de Joe, él decidió buscarlo, o al menos saber toda la historia.
________ durante unos segundos mantuvo las pinzas frente a la cara de Any, pero luego las bajó. Eso sí, no se movió ni un centímetro.
_Y lo habéis vuelto a hacer…- Dijo enfadada.
Any la miró sin entender y ________ le dijo:
_Habéis vuelto a hacerlo todo a mis espaldas. Sin decirme nada, todo el mundo lo sabe todo antes que yo…..Es mi vida cara*jo, creo que merezco que me lo contéis.
Any le devolvió una mirada herida, trataba de comprender a su amiga, pero cada vez le costaba más, cuando encima de ayudar la insultaban.
_Joe es el amigo de Miguel también ________, él estaba preocupado. Y tú misma dijiste que para ti estaba muerto, y que no querías saber nada de él.
________ estaba enfadada y mucho, pero no con Any, porque en el fondo sabía que lo hacían de buena fe; estaba enfadada con ella misma. Enfadada por dejar que otros hiciesen lo que ella tendría que estar haciendo.
Debería ser ella quien estuviera buscando a Joe, y no Miguel. Pero en lugar de decírselo a Any, descargó su enfado con ella, contestando:
_Claro y yo me lo creo. Deberías habérmelo dicho. Tener amigas para esto. – dijo, sin querer. Pero ya estaba dicho, y la cara de Any expresaba lo mucho que le habían dolido sus palabras.
_Bien, ya lo sabes. –Dijo Any, con la voz cortada. Parpadeando señaló la puerta.- Ahora si me permite, Pardo, salga de la consulta que tengo que hablar con la madre del paciente.
________ salió dando un portazo, y se quedó parada en el pasillo. Tendría que entrar a pedirle perdón a Any. ¿Dios, en qué se estaba convirtiendo? No paraba de hacer daño a todo el mundo que la quería. A Joe le mentía y ahora a Any…
Caminó por el pasillo, y decidió salir por la puerta de urgencias, que le quedaba más cerca. No estaba en ánimo de tratar a nadie esta noche. Volvería a su casa a dormir lo que pudiera. Tan concentrada y sumida en sus pensamientos iba que no se fijó en el griterío a su alrededor.
_¡Fuera, Fuera!! – LE dijo un enfermero para que se apartase y se quedase a un lado del pasillo mientras metían una camilla a toda prisa.
_¿Qué es? Preguntó ________, más por educación que por interés.
_Un tráfico. – Explicó el enfermero mientras maniobraba con la camilla para girarla en el estrecho pasillo y encaminarla a los boxes de urgencias. Y comenzó con el canturreo habitual con el que se describían los pacientes: – Varón, veintitantos, politraumatizado, inconsciente desde hace dos horas, tensión 11/5, saturación de 85….
________ se apartó un poco más y echó un vistazo a la camilla, la cara oscura por la sangre seca, estaba parcialmente cubierta por una mascarilla de oxígeno, pero algo en el chico le pareció familiar, algo en la curva de la mandíbula y el la frente….
_¿Tiene documentación? -preguntó con una sensación de angustia creciente. Mientras repasaba la figura inconsciente.
El enfermero, la miró fastidiado. ¿La vieja esta no se daba cuenta de que intentaba trabajar?:
_ Está sin identificar, lo trajeron unos turistas. Sus cosas las tiene el de la ambulacia.
_No es posible…-dijo ________, más para sí misma que para el chico.
_Lo sabrás mejor tú…- dijo sarcástico el enfermero. Y sacó el informe de urgencias.- ..Esta todito aquí…
Pero ________ no lo escuchaba, ni falta que le hacía, porque había visto las manos de Joe. Y fue casi como recibir un golpe en el pecho. Se quedó sin aire y para molestia del enfermero se acercó a la camilla, y levantó la mascarilla del herido.
En sus oídos sintió el latido acelerado de su corazón que tronaba, ahogando las quejas del enfermero. No necesitaba hacerlo, pero en cuanto vió la nariz y la línea de la boca lo supo. En ese momento la figura vagamente familiar se convirtió en la cara ensangrentada y amoratada de Joe Jonas.
Unas horas antes.
El coche no iba demasiado rápido, o al menos eso era que lo que pensaba Joe, estaba justo en el límite de la velocidad permitida, y tampoco había una curva tan cerrada como para que el coche despegase las ruedas de donde debían estar: el suelo.
Pero el hecho es que sin poder evitarlo, el coche se sale de la carretera, el coche vuela, el coche se estrella.
En todas las películas y libros se nos habla de que cuando uno está a punto de morir vé su vida desfilando ante él como fotogramas de película cinematográfica, y entonces uno caminaba hacia a aquella luz blanca. Y más él, que era fotógrafo.
Pero mientras el coche volaba en una espiral y caí al suelo violentamente, cambiando el sentido del mundo (lo que estaba abajo, ahora era arriba; el cielo era de asfalto y el suelo de color azul intenso) Joe no vio imágenes, sino que oyó la banda sonora de su vida, y después las palabras de aquellas canciones, y más tarde las palabras que querría haber dicho.
Oyó las canciones de cuna infantiles que le cantaban su madre y su abuela, oyó a Lucía gritando a voz en cuello a los BSB; oyó a Wagner y Stravinski, los favoritos de su padre; y en aquella zona desiertita, la música acuática de Handel llenó el aire por segundos; oyó las rancheras de la emisora de radio; la canción que sonaba cuando dio su primer beso y la de cuando bailó con una chica por primera vez, oyó el himno de su colegio cuando se graduó; oyó las canciones de cuna que cantaba Laura a Álvaro, y también escuchó la marcha nupcial; escuchó el ruido del hospital cuando vió a ________ la primera vez, y la canción que bailaron juntos. Y escuchó tangos. Tantos tangos y tan rápido que no era capaz de diferenciarlos unos de otros.
Y con los tangos llegaron las palabras. Con un razonamiento extraño para la situación, pensó que no le había dicho lo esencial del tango a ________; y mientras el ruido del techo del coche al desplazarse por el suelo de la carretera llenaba el espacio real, Joe pensaba, pensaba y recordaba.
El tango no es pasión. Es pena. Es la pena más absoluta hecha canción. La gente se distrae viéndolos bailar, pero antes de bailarlos hay que saber escucharlos. No son alegres, no tienen un final feliz en la mayoría de los casos. Si no que hablan de lo perdido, de lo que se vá y ya no vuelve; hablan de la pena por la traición del ser amado; por la patria perdida a la que no se puede regresar, del desamor, del tiempo que pasa y nos gana la carrera, hablan de muerte, y hablan del alma.
En vida, los había entendido bien, de hecho, en ocasiones, dejándose llevar por la autocompasión se había dicho que su vida era un tango, y uno de los más tristes. Y ahora que se moría, los tangos resonaban bien alto en su cabeza, casi como un galope que le decía que sus pérdidas habían sido muchas, pero que aún le quedaban cosas por ganar.
En la negrura que se hizo cuando perdió la consciencia, los tangos se mezclaron con los Rolling, con Calamaro, con Juanes, con la música de aquella banda de chicos de novela a la que acusaban de ser de plástico, y con Maná, y su single que había estado sonando en la radio cuando su coche venció a la gravedad.
“estarse muriendo sin morir… amor ¿dónde estarás? Manda un mensaje, una señal… Y no, no pararé, no viviré sin ti, amor.”
Unas horas más tarde:
Supo que había despertado varias veces, lo supo aún sin recordar nada, salvo la sensación del sol y de la brisa a su alrededor. La sensación de miedo, había desaparecido, porque ya no estaba despierto… Joe pensaba que ya no sería posible despertar más, porque estaba muerto. Tenía que estarlo, razonó con lógica extraña para un muerto. Había volado y chocado con el coche, desplazándose al menos quince metros sobre el asfalto, en aquella jaula de hierro, haciendo saltar chispas del techo de metal.
Nadie sale vivo de esa.
De modo que Joe, que está muerto, deja vagar su mente y ya no está en la carretera del Sol, sino que está en México D.F. en el Castillo de Chapultepec, viendo las montañas-volcanes de alrededor, y allí ve a quien no va a volver a ver, a la única persona que quiere volver a ver.
En el suelo blanquinegro del Alcázar, ________ le pregunta:
_¿Porqué no me dijiste nada?- dice acercándose a él, preocupada y hermosa.
Joe sonrió. Estaba muerto, seguro. Ahora sí que estaba muerto. Así que daba igual decir la verdad, porque al menos de muerto no mentiría.
Así que expuso sus razones, sin palabrería, innecesaria.
_Porque era algo que quería olvidar. Duele demasiado, y además tenía miedo de que se repitiese.
________, bella como la luna, lo miraba y sonreía ¡Le sonreía! Y alargando la mano le tocó la cara. Otro signo más de que estaba muerto. ________, la ________ viva que respiraba, no sabía nada de él ni de su pasado, y además lo odiaba.
Y cuando ya estaba casi convencido de que estaba muerto, ________ que le tocaba el cuello, empezó a hablar en inglés. En inglés y con una voz de hombre profunda e inconfundiblemente americana.
Joe, con esfuerzo, abrió los ojos para encontrarse que no estaba muerto, y mucho menos en Chapultepec, sino en su jaula de fierro, mirando a la cara a un hombre que lo miraba a su vez aterrorizado.
Los párpados y el cansancio pudieron más que él, y aunque se volvió a sumir en la negrura y la oscuridad, oyó a Calamaro cantar con voz partida que “adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno… bajo el burlón mirar de las estrellas que, con indiferencia, hoy me ven volver…”.
Porque quizá el americano era lo que el león interno irracional de Joe necesitaba, para acallar a la voz racional de Joe, la que decía que estaba muerto. Y el leoncito, herido y maltrecho, pero leon al fin y al cabo, rugió en la noche que Joe volvía.
Volvía de la muerte, de la inconsciencia y de la negrura. Lo juraba por sus muertos, que eran muchos.
Y Joe caminó hacia la luz, pero las luces que marcaban su retorno, no eran las de la muerte, sino las de la ambulancia, las del Valle de Mëxico, y las de la ciudad de los 20 millones de almas.
………………………..
3.50 a.m.
Hospital Central
México D.F.
_¿Se puede saber qué haces aquí? Preguntaron dos chicas mirándose la una a la otra en un pasillo. Mientras se miraban fijamente.
La chica rubia, lleva puesto el uniforme del hospital, y el pelo recogido con varios lápices en un moño inestable, por su cara se diría que lleva en aquel hospital todo el día y sin dormir.
En cambio la chica pelirroja, todavía va vestida con los vaqueros y camiseta que llevaba hacía 15 minutos cuando entró por el hall del hospital. Por su cara podríamos decir que también lleva horas sin dormir.
Any se acerca a ________ con ceño fruncido:_ ¿Te ha pasado algo?
________ se rió un poco de su amiga, que la miraba como intentando descubrir heridas ocultas o una desgracia peor:
_Any deja de explorarme con la mirada. No tengo nada.
Any cruzó los brazos y puso su mejor cara de marisabidilla:_ Claaro, y la visita de madrugada al hospital es porque lo echabas de menos.
________ asintió:_ El olor del desinfectante es adictivo Any, ya lo sabes… ¿Y tú qué haces aquí?
Any la miró unos instantes y descruzó los brazos nerviosamente, cambiando de mano unas pinzas largas metálicas:
_ Le cambié la guardia a Pedro, - sonrió unos instantes- se ha ido con la novia unos días, y nadie se la cambiaba.
________ asintió y estaba empezando a hablar cuando se le ocurrió algo:
_ ¿Oye y porqué no estás con Miguel? No me digas que esto es un plan mejor.
Las pinzas se le cayeron al suelo, y Any se agachó disparada a recogerlas. Había tenido el celular sin batería todo el día, y en el hospital no tenía como recargarlo, así que no sabía como le habían ido las cosas a Miguel. No sabía si contarle a su amiga lo que estaban haciendo, o no. No quería darle falsas esperanzas.
________ la miró suspicaz. Any hacía casi todo bien, salvo mentir, pensó sacudiendo la cabeza. Porque se ponía nerviosa y se le caía todo de las manos, como las pinzas aquellas.
_Miguel está en Monterrey. Ha ido a buscar algo que se dejó olvidado en casa. –Comentó brevemente Any, evitando mirar a su amiga. –Pero no esquives el asunto, ¿Qué haces tú aquí?
________ frunció el ceño, ahí había algo:_ Oye rubia, ¿no estarás tramando algo? ¿Te ha pasado algo con Miguel?
Any la miró sorprendida y negó con la cabeza, después levantó las pinzas, que tenían casi 20 cm de largo y la amenazó:
_He dicho que no esquives el tema. ¿Qué haces aquí?
________ suspiró, y fue su turno de no mirar a su amiga.
_No podía dormir. –Dijo, y viendo que Any aún mantenía las pinzas frente a su cara las apartó con una mano.- ¡Me vas a sacar un ojo caray!
Any pareció recordar lo que tenía que hacer, e hizo una seña a ________ para que la acompañase.
_En realidad se las voy a meter por la nariz a alguien.- Comentó con una sonrisa.
________, que no conocía aquella vena sádica de Any, la siguió hasta una de las salas de exploración de urgencias, donde había una madre con un par de niños que no paraban de moverse. Bueno, sólo uno de ellos no paraba, el otro estaba sentado en la camilla con una nariz enorme.
Cuando el otro niño chocó con una de las mesas de instrumental y la tiró con estrépito, Anahí hizo salir a la madre y al otro niño. Y se quedaron las dos a solas con el niño-nariz.
_¿Nos quieres contar que ha pasado?- preguntó Any muy seria, mientras ________ trataba de aguantarse la risa. La nariz del niño parecía crecer por momentos.
Marcos las miró con mala cara y se encogió de hombros. Any se sentó delante de él y le explicó a ________ por encima del hombro:
_Parece ser que Marcos y su hermano han apostado quién se metía una canica más lejos en la nariz. Ya adivinarás quién ha ganado.
________ miró al niño, que seguía con una cara de malas pulgas impresionante. Y se echó a reír.
Any levantó una mano:_ No te rías tanto ________, si no quieres que las pinzas estén en tu nariz después. Ahora díme por qué estás aquí.
Marcos a pesar de tener las pinzas dentro del agujero derecho de la nariz, sonrió vengativo, y fue el turno de ________ de mirarlo enfadada.
_¿Me estás chantajeando? – dijo indignada.- Miguel es una mala influencia para ti, güera. Tu neurona se ha vuelto loca con tantas hormonas.
Any sin mirarla, sacó la pinza y con un movimiento rápido, a modo de espada, la puso a escasos centímetros de la cara de ________. Marcos abrió la boca impresionado.
_He dicho que me lo digas.- Dijo Any con voz suave.
________ dio un paso atrás con cara de asco, y se sentó en una banqueta.
_Jod… rubia… ¿Quien te crees… el zorro o qué?- Any la miró por encima del hombro y volvió a escarbar en la nariz del niño.
_No podía dormir, porque espero una llamada que no llega. – Admitió ________.
Any se paró y moviendo la mano libre, la animó a continuar.
_Llamé a Joe, pero no me contesta. Le dije que llamara, que estaba dispuesta a escucharlo…. –________ suspiró.- Ya que no podía dormir, pensé que sería más útil por aquí.
Any paró de mirar en la nariz del niño, y se giró para mirarla:_ ¿Cómo que no te contestaba? ¿te colgó?
________ negó, y repitió con voz monótona:
_ El móvil al que llama se encuentra desconectado o fuera de cobertura. Deje su mensaje después de oír la señal.
Any debió de poner una cara muy rara, porque ________ se inclinó hacia delante
_¿Qué sabes Güera?
Any se dio la vuelta, poniendo los ojos en blanco por su estupidez y con un movimiento brusco, volvió a meter las pinzas en la nariz del niño.
_Nada. –Dijo con voz tensa. Y con un giro de muñeca, consiguió sacar la canica, ganándose una mirada de peores pulgas de Marcos.
Cuando se dio la vuelta se encontró cara a cara con unas pinzas idénticas a las suyas apuntando directamente a su nariz.
_¡Caray ________! Menudo susto.- dijo respirando, pero tuvo que levantarse de la silla para esquivar las pinzas de ________.
Marcos, con su nariz liberada las miraba desde la camilla… “Wey, los adultos están locos”, a sus ojos dos viejas hechas y derechas amenazándose mutuamente con pinzas por un hospital era el colmo. Y después le echan la bronca por una canica.
_Díme lo que sabes güera o tu única neurona no servirá para nada.- Siseaba ________, mientras la amenazaba.
Any esquivó la pinza y se apartó de su camino yendo hacia la puerta:
_Joe llamó a Miguel y le dijo que estaba en España.
________ dio dos pasos cerrándole el camino:_¿Qué qué?
Any se encontró acorralada entre la pared y su amiga:
_ Joe llamó a Miguel para despedirse después de que le dijeras que te ibas a casar con Iñaki, y le dijo que estaba en Barcelona. Pero pensamos que no era verdad.
________ estaba indignada
_¡¡Claro que no era verdad!! Él es una persona, no un avión… No pudo llegar hasta allí.- Dijo moviendo la pinza con movimientos frenéticos en la cara de Any.
Any que veía sus ojos peligrar, se pegó más a la pared.
_¿Dónde está Miguel…? – preguntó ________ cada vez más enfadada.
Any la miró angustiada:_ Cuernavaca. Cómo tú no querías saber nada de Joe, él decidió buscarlo, o al menos saber toda la historia.
________ durante unos segundos mantuvo las pinzas frente a la cara de Any, pero luego las bajó. Eso sí, no se movió ni un centímetro.
_Y lo habéis vuelto a hacer…- Dijo enfadada.
Any la miró sin entender y ________ le dijo:
_Habéis vuelto a hacerlo todo a mis espaldas. Sin decirme nada, todo el mundo lo sabe todo antes que yo…..Es mi vida cara*jo, creo que merezco que me lo contéis.
Any le devolvió una mirada herida, trataba de comprender a su amiga, pero cada vez le costaba más, cuando encima de ayudar la insultaban.
_Joe es el amigo de Miguel también ________, él estaba preocupado. Y tú misma dijiste que para ti estaba muerto, y que no querías saber nada de él.
________ estaba enfadada y mucho, pero no con Any, porque en el fondo sabía que lo hacían de buena fe; estaba enfadada con ella misma. Enfadada por dejar que otros hiciesen lo que ella tendría que estar haciendo.
Debería ser ella quien estuviera buscando a Joe, y no Miguel. Pero en lugar de decírselo a Any, descargó su enfado con ella, contestando:
_Claro y yo me lo creo. Deberías habérmelo dicho. Tener amigas para esto. – dijo, sin querer. Pero ya estaba dicho, y la cara de Any expresaba lo mucho que le habían dolido sus palabras.
_Bien, ya lo sabes. –Dijo Any, con la voz cortada. Parpadeando señaló la puerta.- Ahora si me permite, Pardo, salga de la consulta que tengo que hablar con la madre del paciente.
________ salió dando un portazo, y se quedó parada en el pasillo. Tendría que entrar a pedirle perdón a Any. ¿Dios, en qué se estaba convirtiendo? No paraba de hacer daño a todo el mundo que la quería. A Joe le mentía y ahora a Any…
Caminó por el pasillo, y decidió salir por la puerta de urgencias, que le quedaba más cerca. No estaba en ánimo de tratar a nadie esta noche. Volvería a su casa a dormir lo que pudiera. Tan concentrada y sumida en sus pensamientos iba que no se fijó en el griterío a su alrededor.
_¡Fuera, Fuera!! – LE dijo un enfermero para que se apartase y se quedase a un lado del pasillo mientras metían una camilla a toda prisa.
_¿Qué es? Preguntó ________, más por educación que por interés.
_Un tráfico. – Explicó el enfermero mientras maniobraba con la camilla para girarla en el estrecho pasillo y encaminarla a los boxes de urgencias. Y comenzó con el canturreo habitual con el que se describían los pacientes: – Varón, veintitantos, politraumatizado, inconsciente desde hace dos horas, tensión 11/5, saturación de 85….
________ se apartó un poco más y echó un vistazo a la camilla, la cara oscura por la sangre seca, estaba parcialmente cubierta por una mascarilla de oxígeno, pero algo en el chico le pareció familiar, algo en la curva de la mandíbula y el la frente….
_¿Tiene documentación? -preguntó con una sensación de angustia creciente. Mientras repasaba la figura inconsciente.
El enfermero, la miró fastidiado. ¿La vieja esta no se daba cuenta de que intentaba trabajar?:
_ Está sin identificar, lo trajeron unos turistas. Sus cosas las tiene el de la ambulacia.
_No es posible…-dijo ________, más para sí misma que para el chico.
_Lo sabrás mejor tú…- dijo sarcástico el enfermero. Y sacó el informe de urgencias.- ..Esta todito aquí…
Pero ________ no lo escuchaba, ni falta que le hacía, porque había visto las manos de Joe. Y fue casi como recibir un golpe en el pecho. Se quedó sin aire y para molestia del enfermero se acercó a la camilla, y levantó la mascarilla del herido.
En sus oídos sintió el latido acelerado de su corazón que tronaba, ahogando las quejas del enfermero. No necesitaba hacerlo, pero en cuanto vió la nariz y la línea de la boca lo supo. En ese momento la figura vagamente familiar se convirtió en la cara ensangrentada y amoratada de Joe Jonas.
Nani Jonas
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Demonios es Joe :pale:
Es que jamas van a ser felices :x
Va a estar bien verdad??
Que feo lo de Laura y Alvaro :crybaby:
Si fue el culpable su padre??
Que feo lo odio :caliente: pobre Joe
Siguela!!!
Es que jamas van a ser felices :x
Va a estar bien verdad??
Que feo lo de Laura y Alvaro :crybaby:
Si fue el culpable su padre??
Que feo lo odio :caliente: pobre Joe
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
ahhhhh es joe!!!!
q mal!!!!
siguelaaa
joe..ojala q sta bien...
q mal!!!!
siguelaaa
joe..ojala q sta bien...
jamileth
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Como la dejas así ...
Siguelaaa pronto..
Espero que joe este bien
Y la rayis no la puede estar pasando peor
Siguelaaa pronto..
Espero que joe este bien
Y la rayis no la puede estar pasando peor
☎ Jimena Horan ♥
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Capitulo 79
Todo el mundo sabe que el tiempo es objetivo. Los segundos son segundos en todo el mundo igual, pasan de la misma manera para todos, los minutos corren a la misma velocidad y los días se escurren entre los dedos para todo el mundo. Sin embargo, la percepción del tiempo sí es subjetiva... Los días antes de un examen parecen volar, y las horas pasan sin poder pensar en que las perdimos, aquella clase aburrida parece estirarse hasta lo insoportable y la tarde qeu pasamos con los amigos es sin duda demasiado corta, y alguien nos ha robado el tiempo que falta....
A ________ alguien le ha robado el tiempo que falta. O al menos el tiempo que había necesitado para decirle que lo quería. Eso es lo que siente, mientras mira como a Joe lo meten en el tubo blanco que es el scanner, y en las pantallas una fotografía interna de Joe comienza a aparecer. A la mayoría de la gente, le da miedo hacerse un CT (TAC), dicen que se sienten encerrados, claustrofóbicos y que parece una tumba. A ________ esa idea sin embargo, siempre le ha parecido una pavada, hasta ahora. Porque de hecho, parece un nicho de cementerio, y la imagen de Joe dentro le está haciendo sentirse peor por momentos.
Aparta la mirada del tubo y la centra en las pantallas de la sala, para ver el interior de Joe. Y al menos por ahora, las noticias son buenas.
_¿Cómo está?- preguntó apretándose las manos, y evitando mirar al tubo, que gira con un ruido de clac-clac, cada pocos minutos.
El radiólogo de guardia, se inclinó hacia la pantalla, pasando un dedo por las estructuras. Y musitando para sí mismo el orden de la imagen... "Todo se debe mirar de fuera hacia dentro, huesos, estructuras blandas, vasculares, terminas en el centro y entonces dices lo que ves" se repite, haciendo eco de su profesor...
_No hay fracturas de cráneo, no hematomas, no masas, no sangrados... -Dice en voz baja sin mirar a la chica que vestida todavía con la ropa con la que salió de casa, se inclina tras él, repasando con mirada inquieta la pantalla. Para tranquilizarla sonríe calladamente y le dice- La cabeza la tiene dura su amigo...
El scanner avanza un poco más, y abandona el cráneo de Joe para pasar por el cuello, donde se repite la misma cantinela... Pegados los dos a la pantalla, ven las vértebras, de un blanco brillante en la imagen, y las repasan una a una buscando el menor indicio de fractura, y después la médula, de un gris claro intenso, y con el dedo siguen la línea, corte tras corte, para comprobar que está íntegra, sin aplastamientos, sin compresiones...
_Bueno, por ahora todo está bien... Ha tenido suerte la verdad...- Comenta el radiólogo, al que el silencio de la chica está poniendo nervioso.
________ asiente, y con otro clac, el scanner avanza hacia el tórax. Ella ya sabe, por las radiografías de urgencias que Joe tiene varias costillas rotas y la clavícula luxada, y el radiólogo se lo indica con un dedo sobre la pantalla.
_Las fracturas son típicas, por la tracción del cinturón de seguridad, y el impacto. -Jaime, se inclina hacia la pantalla, y mira atentamente el pulmón. Los dos saben que el mayor peligro de una fractura de costilla es el daño del tejido pulmonar,neumotórax y hemotórax.... ________ además, sabe que las fracturas costales duelen mucho, muchísimo y que respirar se hace difícil. No sólo lo sabe sino que lo siente.
_¿Y el corazón?... -Pregunta, aunque lo esta viendo. Y piensa que está bien, pero quiere saberlo y estar segura. Además no puede evitar pensar que la situación es irónica, poruqe hacía unos días había pensado que él se lo había roto, y arrancado del pecho. Y ahora mismo ella tenía que estar mirando el suyo, literalmente.
Jaime, tuerce el gesto.- Está intacto...- señala con un lápiz.- Es difícil de valorar, pero ves las paredes.. Íntegras, así como los grandes vasos, aorta y pulmonar están bien. Lo peor son las fracturas, son varias y le va a molestar mucho.
Clac-Clac-Clac, el scanner avanza un poco más, y nuevas estructuras aparecen en pantalla.
Jaime, mientras, recita mentalmente: columna, vértebra, médula y canal medular, los repasa con minuciosidad.... Todo vá bien... Y se permite respirar un poco más tranquilo al pasar el abdomen.... Y repite de nuevo todas las estructuras, como le han enseñado... de fuera dentro, hígado, bazo, intestino delgado y grueso, estómago, páncreas, riñones aorta abdominal, mesentéricas, arterias y venas, músculos, ciático...
________ mira al radiólogo y lo vé respirar mejor, ella no vé nada, y ese es el terreno que conoce mejor, su campo de acción es la cirugía general, la del abodmen, y su reino se vé bien. Entonces lo vé... Y alarga la mano, pasándola rozando la cara de Jaime que tuvo que apartarse para no recibir un golpe.
_¿Qué es eso? - Su voz suena tensa y Jaime se apresura a ampliar una de las zonas menos claras de la pantalla.
Ante ellos aparece una pequeña colección de sangre. Jaime tuerce el gesto:
_ Una hemorragia retroperitoneal... - acerca el puntero y mide la cantidad...- Poca. Pero explicaría las tensiones tan bajas a pesar de tener adrenalina. Habrá que operarlo.... Bueno, ¿qué te tengo que explicar?
________ agarra con fuerza la parte silla de Jaime, y respira. Se obliga a respirar. "No es nada, eso lo haces muchos fines de semana" No pasa nada, lo has hecho mil veces... No pasa nada...
Mientras ________ repite su mantra, Jaime termina de mirar la columna lumbar y sonríe...
_El wey ha tenido una suerte del car*ajo..- Dice con un silbido. Jaime hace maratón, todos los fines de semana, y tenía miedo de que el chico no volviera a caminar... Y el wey éste por lo pronto tenía todo en su sitio y perfecto. Además estaba cansado de ver scanners de tráficos, hemorragias internas, destrozos de vísceras, bazos reventados, y pulmones perforados...
"A éste la virgen de Guadalupe lo quería bien" Pensó para sí mismo.
________ no le hacía caso y el clac-clac del scanner pasó rápidamente por las piernas revelando lo que era más que evidente con una mirada a las piernas... Fractura abierta de tibia y peroné derechos a las que se sumaban las fracturas del brazo derecho....
El scanner hizo un clac-clac final. Y la bandeja salió sacando al Joe inconsciente, porque eso era lo peor de todo, aunque el scanner no revelaba ningún daño craneal. Joe seguía inconsciente.
Todo el mundo sabe que el tiempo es objetivo. Los segundos son segundos en todo el mundo igual, pasan de la misma manera para todos, los minutos corren a la misma velocidad y los días se escurren entre los dedos para todo el mundo. Sin embargo, la percepción del tiempo sí es subjetiva... Los días antes de un examen parecen volar, y las horas pasan sin poder pensar en que las perdimos, aquella clase aburrida parece estirarse hasta lo insoportable y la tarde qeu pasamos con los amigos es sin duda demasiado corta, y alguien nos ha robado el tiempo que falta....
A ________ alguien le ha robado el tiempo que falta. O al menos el tiempo que había necesitado para decirle que lo quería. Eso es lo que siente, mientras mira como a Joe lo meten en el tubo blanco que es el scanner, y en las pantallas una fotografía interna de Joe comienza a aparecer. A la mayoría de la gente, le da miedo hacerse un CT (TAC), dicen que se sienten encerrados, claustrofóbicos y que parece una tumba. A ________ esa idea sin embargo, siempre le ha parecido una pavada, hasta ahora. Porque de hecho, parece un nicho de cementerio, y la imagen de Joe dentro le está haciendo sentirse peor por momentos.
Aparta la mirada del tubo y la centra en las pantallas de la sala, para ver el interior de Joe. Y al menos por ahora, las noticias son buenas.
_¿Cómo está?- preguntó apretándose las manos, y evitando mirar al tubo, que gira con un ruido de clac-clac, cada pocos minutos.
El radiólogo de guardia, se inclinó hacia la pantalla, pasando un dedo por las estructuras. Y musitando para sí mismo el orden de la imagen... "Todo se debe mirar de fuera hacia dentro, huesos, estructuras blandas, vasculares, terminas en el centro y entonces dices lo que ves" se repite, haciendo eco de su profesor...
_No hay fracturas de cráneo, no hematomas, no masas, no sangrados... -Dice en voz baja sin mirar a la chica que vestida todavía con la ropa con la que salió de casa, se inclina tras él, repasando con mirada inquieta la pantalla. Para tranquilizarla sonríe calladamente y le dice- La cabeza la tiene dura su amigo...
El scanner avanza un poco más, y abandona el cráneo de Joe para pasar por el cuello, donde se repite la misma cantinela... Pegados los dos a la pantalla, ven las vértebras, de un blanco brillante en la imagen, y las repasan una a una buscando el menor indicio de fractura, y después la médula, de un gris claro intenso, y con el dedo siguen la línea, corte tras corte, para comprobar que está íntegra, sin aplastamientos, sin compresiones...
_Bueno, por ahora todo está bien... Ha tenido suerte la verdad...- Comenta el radiólogo, al que el silencio de la chica está poniendo nervioso.
________ asiente, y con otro clac, el scanner avanza hacia el tórax. Ella ya sabe, por las radiografías de urgencias que Joe tiene varias costillas rotas y la clavícula luxada, y el radiólogo se lo indica con un dedo sobre la pantalla.
_Las fracturas son típicas, por la tracción del cinturón de seguridad, y el impacto. -Jaime, se inclina hacia la pantalla, y mira atentamente el pulmón. Los dos saben que el mayor peligro de una fractura de costilla es el daño del tejido pulmonar,neumotórax y hemotórax.... ________ además, sabe que las fracturas costales duelen mucho, muchísimo y que respirar se hace difícil. No sólo lo sabe sino que lo siente.
_¿Y el corazón?... -Pregunta, aunque lo esta viendo. Y piensa que está bien, pero quiere saberlo y estar segura. Además no puede evitar pensar que la situación es irónica, poruqe hacía unos días había pensado que él se lo había roto, y arrancado del pecho. Y ahora mismo ella tenía que estar mirando el suyo, literalmente.
Jaime, tuerce el gesto.- Está intacto...- señala con un lápiz.- Es difícil de valorar, pero ves las paredes.. Íntegras, así como los grandes vasos, aorta y pulmonar están bien. Lo peor son las fracturas, son varias y le va a molestar mucho.
Clac-Clac-Clac, el scanner avanza un poco más, y nuevas estructuras aparecen en pantalla.
Jaime, mientras, recita mentalmente: columna, vértebra, médula y canal medular, los repasa con minuciosidad.... Todo vá bien... Y se permite respirar un poco más tranquilo al pasar el abdomen.... Y repite de nuevo todas las estructuras, como le han enseñado... de fuera dentro, hígado, bazo, intestino delgado y grueso, estómago, páncreas, riñones aorta abdominal, mesentéricas, arterias y venas, músculos, ciático...
________ mira al radiólogo y lo vé respirar mejor, ella no vé nada, y ese es el terreno que conoce mejor, su campo de acción es la cirugía general, la del abodmen, y su reino se vé bien. Entonces lo vé... Y alarga la mano, pasándola rozando la cara de Jaime que tuvo que apartarse para no recibir un golpe.
_¿Qué es eso? - Su voz suena tensa y Jaime se apresura a ampliar una de las zonas menos claras de la pantalla.
Ante ellos aparece una pequeña colección de sangre. Jaime tuerce el gesto:
_ Una hemorragia retroperitoneal... - acerca el puntero y mide la cantidad...- Poca. Pero explicaría las tensiones tan bajas a pesar de tener adrenalina. Habrá que operarlo.... Bueno, ¿qué te tengo que explicar?
________ agarra con fuerza la parte silla de Jaime, y respira. Se obliga a respirar. "No es nada, eso lo haces muchos fines de semana" No pasa nada, lo has hecho mil veces... No pasa nada...
Mientras ________ repite su mantra, Jaime termina de mirar la columna lumbar y sonríe...
_El wey ha tenido una suerte del car*ajo..- Dice con un silbido. Jaime hace maratón, todos los fines de semana, y tenía miedo de que el chico no volviera a caminar... Y el wey éste por lo pronto tenía todo en su sitio y perfecto. Además estaba cansado de ver scanners de tráficos, hemorragias internas, destrozos de vísceras, bazos reventados, y pulmones perforados...
"A éste la virgen de Guadalupe lo quería bien" Pensó para sí mismo.
________ no le hacía caso y el clac-clac del scanner pasó rápidamente por las piernas revelando lo que era más que evidente con una mirada a las piernas... Fractura abierta de tibia y peroné derechos a las que se sumaban las fracturas del brazo derecho....
El scanner hizo un clac-clac final. Y la bandeja salió sacando al Joe inconsciente, porque eso era lo peor de todo, aunque el scanner no revelaba ningún daño craneal. Joe seguía inconsciente.
Nani Jonas
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