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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Capítulo 73
6.00 a.m.
Casa de Lupe.
Miguel miró el reloj de la mesilla y decidió que era hora de levantarse. Por más que había intentado dormir, cuando cerraba los ojos miles de ideas pasaban por su mente a toda velocidad. Esa sensación la había tenido otras veces, la mayoría de ellas en la universidad la noche antes de un examen; cuando terminaba de estudiar tenía pesadillas con preguntas de la materia, y cerraba los ojos y el temario pasaba zumbando, demasiado rápido como para saber qué decía.
Y ahora pasaba lo mismo. Había algo, en la llamada de Joe que no le cerraba, pero los detalles pasaban tan rápido que se le escurrían de los dedos, antes de poder aferrarlos. Se giró lentamente tratando de no despertar al bulto que a las 3 de la mañana se había lanzado en picado sobre él, y salió de la cama, listo para hacer las maletas.
¿Cuánta ropa era necesaria para ir a Barcelona y secuestrar a un amigo arrastrándole de las orejas, esposándolo si era preciso? Miró, críticamente el armario, y decidió que poca. Con tres pares de pantalones y camisas sobraba. Comenzó a meter las cosas en una pequeña maleta rígida, que no necesitaba facturar, perdido en hacer planes para la mañana.
_¿Nos vamos de vacaciones?- Interrumpió la voz chillona de Miguelito.
Miguel todavía de espaladas puso los ojos en blanco, una costumbre que había adquirido desde que conocía en profundidad a su sobrino, y tomó aire profundamente, antes de responder.
_No… Tú no te vas a ningún sitio. – Lo miró severamente.- El que se va soy yo.
El niño, que todavía estaba dentro de la cama, le devolvió la mirada ladeando la cabeza:
_Hoy es sábado… No tengo clase, puedo ir contigo. –Sonrió angelical.- Así no estarás solo.
Miguel gruñó:_ Delincuente, te aseguro que no me importa estar solo. Es más, lo agradecería.
Miguel no estaba seguro de si el niño entendía que tenía ganas de librarse de él, de hecho parecía que no, porque sonreía como el bendito que, obviamente, no era.
_¿Te vas con la rubia? – Dijo con voz más chillona aún, y comenzó a canturrear mientras movía las manos en el aire.- Te vas con la rubia, te vas con la rubia, te vas con la rubia….
Miguel, por enésima vez, se preguntó que cosas habría hecho en otra vida para merecer ese castigo. Dejó la última de las camisetas dentro de la maleta y se llevó un dedo a los labios.
_Shhhhhh. ¡Caray! Tu madre nos va a oír. –El niño cogió aire, hinchando el pecho visiblemente para volver a cantar.- Y antes de que sigas torturándome, no, no voy con la güera.
_¿Entonces con otra?-Dijo el niño rápidamente.
_No, - dijo Miguel irritado.- Ahora, si no te callas, tu madre se va a despertar… Y bañarte.
La palabra baño, surgía un efecto inmediato en Miguelito, porque el niño se quedó callado y se tumbó en la cama tranquilito. Miguel, otra vez de espaldas, terminó de hacer la maleta, la dejó en el pasillo, al lado de las escaleras, y cogió la ropa necesaria para irse a la ducha.
Comprobó su reloj, e hizo un rápido cálculo mental, en España serían las 13.30 aproximadamente… Ya tenía el plan hecho, se duchaba, vestía, salía para despedirse de Any, y de allí directo al aeropuerto. Y de México a España. En el menor tiempo posible.
……………..
Joe se metió en el coche que acababa de alquilar, un Ford de color azul, y lanzó sus bolsas al asiento de atrás. La luz a su alrededor era fuerte, a pesar de que el día era nublado. Cerró los ojos, y apoyó la frente en el volante del coche, diciéndose que sería sólo unos minutos. Estaba cansado, había pasado demasiadas horas sentado, en una posición incómoda, y la verdad era que lo único que quería era llegar a un hotel, y dormir.
Al cerrar los ojos, las imágenes que llevaba horas apartando de su mente, regresaron. Vió a ________ a su lado, riéndose, lanzándole un libro celosa, desayunando con él y posando para la cámara; la vió durmiendo, y la vio desnuda a su lado. Y bailando con él, paseando y quejándose, la sintió en la piel y en el aire.
Y ahora ya no la tenía. Otro fantasma más para su pasado, pensó con amargura. Ahora, en lugar de Laura, sería ________ la que llenaría sus sueños, y sus horas. Abrió los ojos, y miró al frente… Quizá era hora de exorcizar a sus fantasmas personales. Quizá si se enfrentaba al primero… “quizá”… Demasiados quizás para él. Definitivamente era hora de enfrentarse a su pasado, aunque ya no sirviera para nada, porque ________…
Suspiró mientras arrancaba el coche… Porque ________ ya no lo quería ni ver, y encima…. Bueno, no podía ni pensarlo sin que la sangre le hirviera, y encima se iba a casar con ese pen*dejo de Iñaki.
Joe, siempre que llegaba a un lugar nuevo, iba hacia el mar. Le encantaba ver esa masa imponente de agua. Y esta vez no iba a ser diferente. Hacía años, que no iba a este mar en concreto, sin embargo reconocía la carretera, y se la sabía de memoria. Tantos años sin ir… pero había llegado la hora. En su mente, un plan se trazó, primero el mar. Y luego…
…………..
Any saltó de la cama al oír el timbre sonar con insistencia. Sobresaltada comprobó que sólo eran poco más de las 7 de la mañana. ¿Habría pasado algo? Se apresuró a ir hacia la puerta, mientras ideas, cada una más loca que la anterior, se le pasaban por la mente. ¿Le habría pasado algo a ________? ¿Sus padres? ¿Miguel?
_¿Quién es?- preguntó antes de llegar a la puerta y al otro lado, una voz masculina contestó.
_El hombre de tus sueños.- Dijo Miguel riéndose. –Any0 abre, anda que tengo prisa.
Any frunció el ceño y le abrió la puerta diciendo:_Ya te dije que Brad Pitt está con su mujer…
Miguel no le dio tiempo a contestar, sino que dio dos zancadas y la abrazó fuertemente, y sonriendo le dio un beso de campeonato. No había sido su intención, pero al verla recién levantada, ni quiso, ni pudo evitarlo.
Any por su parte, no pensaba, sino que inmediatamente le echó los brazos al cuello y le devolvió el beso. Cuando, Miguel se separó, dándole un último beso en la punta de la nariz, ella encontró la voz :
_¿Es una nueva forma de despertarme? –Preguntó, suavemente, y sonrió:_ Porque si es así… Lo puedes hacer todos los días Miguel
Miguel la miró y le acarició la mejilla:_ En realidad es una forma de despedirme.
A Any le cambió la cara y se separó dándole un golpe con el puño en el pecho.
_¿Que qué? ¿Me estás dejando?- Dijo subiendo el tono de voz.- Sal corriendo antes de que te mate mi rey…
Miguel se echó a reír, se acercó para tomarla por la cintura y acercarla a él. Any se resistió, pero él era bastante más fuerte, así que se contentó en protestar a voz en cuello:
_Pues antes de que me dejes, … te dejo yo… ¿Me has oído Miguelito?... A mi no me dejas y menos antes de desayunar…
_Reinita, güera linda, me despido porque me marcho a España.- Dijo en tono tranquilizador.
Any se calló de golpe, y lo miró con la boca abierta:_¿España? ¿España-España?
Miguel asintió, y estaba a punto de terminar la explicación cuando su celular comenzó a sonar. Pensando en qué quizá fuese Joe, contestó rápidamente.
_¿Bueno?
_¿Dónde está mi hijo?- preguntó una voz furiosa. ¿Una loca psicópata tal vez?
_¿Lupe?- preguntó Miguel despistado, si era su hermana, definitivamente era una loca psicópata. Mientras Any lo miraba confundida. ¿Todo el mundo se había vuelto loco esa mañana?
_No, la que te va a matar como no me digas donde está Miguel. –Contestó su hermana.
Miguel gimió internamente y cerró los ojos con fuerza, antes de decir en un hilo de voz:_ No sé donde está el niño. La última vez que lo ví estaba en la cama.
Su hermana gritó tan alto que tuvo que apartar el celular de su oído:_ Tranquila, estará jugando por la casa, ya sabes que se esconde y no hay quien lo encuentre.
Mientras decía eso, una idea vino a su mente y sin decir nada, salió por la puerta, dejando a Any plantada en el medio del salón. Miguel llevaba el celular en la mano, y podía oír los gritos de su hermana, mientras bajaba las escaleras y llegaba a la calle donde había aparcado el coche.
Se asomó por la ventanilla del asiento de atrás y se llevó el teléfono a la oreja:
_Lupe, antes de que te quedes afónica, el niño está aquí.
Miguelito, vestido a su manera – vaqueros y camisa del pijama- estaba tumbado en el asiento de atrás, dormido. “El mal*dito se ha colado de polizón” pensó Miguel.
Lupe lejos de parar de gritar, renovó la sarta de alaridos, Miguel se cansó:
_Te lo mandaré a casa.-Dijo escuetamente y colgó. Si seguía escuchándola corría riesgo de quedarse sordo.
Any, sorbía café sentada en una de las sillas de la cocina cuando Miguel entró cargando al niño en brazos.
_¿Ahora secuestras a tu sobrino? ¿No era que no lo aguantabas?- le preguntó ahogando una sonrisa.
Miguel hizo una mueca y dejó al niño en el suelo:_¡Qué graciosa!! Si quieres te lo regalo.
Miguelito, frotándose los ojos miró alrededor y preguntó:_¿Ya hemos llegado?
Acto seguido vió a Any y sonrió satisfecho:_¡¡Lo sabía!! Te vas de vacaciones con la rubia.
Any miró a Miguel, que a su vez, parecía a punto de estrangular al niño.
_¿Te vas de vacaciones a España y no me habías dicho nada?- no quería parecer triste, pero lo estaba. Aunque llevaban poquísimo tiempo juntos, al menos podría habérselo dicho.
El niño saltó por la cocina:_¡¡España, España!! ¿Podemos ir a ver el fútbol?
Miguel que comenzaba a desear matar a un niño en concreto, lo cogió de un brazo, para que dejara de dar vueltas como un cohete, lo sentó en una silla y le puso delante unas galletas. Se inclinó hacia el niño y le siseó:
_Más te vale estar calladito, ¿Vale criminal?
Se sentó, de repente cansado y se frotó la cara, antes de decir a Any:_ Voy a Barcelona a buscar a Joe. Se fue ayer y está cometiendo un error.
Any se atragantó con el café, y lo dejó sobre la mesa:_¿Joe? ¿Ayer? No puede ser.
Esta vez fue el turno de Miguel de toser el café._Verás Güerita, Joe me llamó ayer a las 8 y ya estaba en Barcelona.
Any se reclinó hacia atrás en la silla de la cocina y negó con la cabeza:_ Salvo que Joe haya ido a España en nave espacial, es imposible que a las 8 estuviera en España cuando a medio día estaba en el hospital peleándose con ________.
Miguel abrió la boca y la cerró varias veces antes de volver a hablar:_¿Me mintió? ¿Estás diciendo eso?
Any se encogió de hombros:_No… Quizá, te llamó antes de coger el avión. –Dijo inclinándose hacia él.
Entonces Miguel entendió lo que le había parecido tan extraño, en su celular aparecía el nombre de “Joe”, algo que si hubiera estado en España, habría sido imposible, porque no reconocería el número. Además el ruido de fondo no sonaba español, sino que las llamadas de los vuelos estaban hechas con acento mexicano.
Esas eran las ideas que le habían estado rondando la mente toda la noche, y que no había logrado comprender hasta ahora.
Suspiró, esto era un lío. Si ya era difícil encontrar a su amigo en otro país, ahora ni siquiera sabia en qué continente estaba.
_O sea, que podría estar en México todavía, pero por otro lado, podría estar disfrutando del buen tiempo en Barcelona, o incluso jugando en un casino en Las Vegas, por la información que tenemos. –Dijo cansado, y bebiendo el café.
Miguelito viendo sus vacaciones peligrar, se atrevió a preguntar:_¿Entonces no vamos a España? ¿Vamos a un casino?
Miguel le lanzó otra mirada homicida:_Tú no vas a ninguna parte. Y dá las gracias que no te encadeno.
El niño bajo esa mirada, volvió su atención a las galletas.
Any sonrió débilmente y siguió pensando:
_¿Y si era una excusa para que no lo busques y no te preocupes más?
Miguel sopesó la idea y comentó:_Estaba en un aeropuerto, seguro. Nadie va a un aeropuerto para hacer una llamada y luego regresar a la ciudad.
Any asintió, y se levantó, para ir a sentarse en su regazo. Le pasó una mano por el pelo, con gesto cariñoso. Miguelito comenzó a reírse, pero una colleja de su tío hizo que se callara de golpe.
Miguel daba vueltas al asunto. Si no podía encontrar a Joe, iría al centro de todo.
_Me voy a Cuernavaca entonces. –Dijo mirando a Any, y ella asintió.- Si no lo puedo encontrar al menos sabré qué ha pasado aquí. Porque esos dos me están matando.
………..
9.35 a.m
Hospital Central.
_¿Doctor?- Dijo la voz seria y cascada de Castilla al otro lado del teléfono.
Iñaki se dio la vuelta para mirar a ambos lados, no fuera a ser que alguien estuviera lo bastante cerca como para escuchar su conversación.
_¿Qué pasa? Tienes noticias nuevas.
Castilla, desde su oficina, sonrió satisfecho, él siempre cumplía su trabajo y estaba orgulloso de eso. Además lo hacía bien, por eso cobraba tanto.
_Claro jefecito. ¿Cómo cree?- Si Iñaki lo hubiera visto, habría notado la sonrisa torva en su cara, pero su voz no expresaba nada.- Tengo dos noticias, una buena y otra mala. ¿Cuál quiere primero?
Iñaki exasperado dijo:_ La buena, obvio. No tengo tiempo para estos jueguecitos.
Castilla apoyó los pies sobre la mesa, cruzando los tobillos y tomándose su tiempo para asustar a Iñaki. Estaba disfrutando de sobremanera.
_Verá, el hombre sobre el que me preguntó: Está vivo. Hace tiempo que no aparece por su círculo social, pero sigue vivito y coleando.
Iñaki soltó un grito de satisfacción. ¡¡Lo sabía!! Ya se estaba preparando para decirle “¡hola!” a su dinero de nuevo, cuando recordó la mala noticia.
_¿Y la mala?
Castilla sonrió, y bebió un trago del café con ron, un desayuno horrible, pero que le ponía en marcha.
_Hace dos horas, la tarjeta de crédito de Jonas fue usada para rentar un coche.
Iñaki bufó:_ ¡Imagínate Castilla! ¡¡Rentar un coche en España!! ¿Qué cosa más rara, no? –Dijo con risas de sarcasmo.
Castilla imaginó una risilla, pero no la expresó, el nunca soltaba risillas.
_Yo no he dicho que haya sido en España, doctorcito.
A Iñaki, se le cortó la risa, y un mal presentimiento le recorrió la espalda. Sus labios preguntaron:_¿Dónde alquiló el coche?
El Dr. Ferrer, nunca había visto la cara de Iñaki tan blanca, parecía a punto de desmayarse. Y tampoco lo había visto gritar de esa manera en el teléfono. Sacudiendo la cabeza, lo dejó en el pasillo, gritando, mientras pensaba que había perdido el juicio totalmente.
Disfruten el cap chicas
6.00 a.m.
Casa de Lupe.
Miguel miró el reloj de la mesilla y decidió que era hora de levantarse. Por más que había intentado dormir, cuando cerraba los ojos miles de ideas pasaban por su mente a toda velocidad. Esa sensación la había tenido otras veces, la mayoría de ellas en la universidad la noche antes de un examen; cuando terminaba de estudiar tenía pesadillas con preguntas de la materia, y cerraba los ojos y el temario pasaba zumbando, demasiado rápido como para saber qué decía.
Y ahora pasaba lo mismo. Había algo, en la llamada de Joe que no le cerraba, pero los detalles pasaban tan rápido que se le escurrían de los dedos, antes de poder aferrarlos. Se giró lentamente tratando de no despertar al bulto que a las 3 de la mañana se había lanzado en picado sobre él, y salió de la cama, listo para hacer las maletas.
¿Cuánta ropa era necesaria para ir a Barcelona y secuestrar a un amigo arrastrándole de las orejas, esposándolo si era preciso? Miró, críticamente el armario, y decidió que poca. Con tres pares de pantalones y camisas sobraba. Comenzó a meter las cosas en una pequeña maleta rígida, que no necesitaba facturar, perdido en hacer planes para la mañana.
_¿Nos vamos de vacaciones?- Interrumpió la voz chillona de Miguelito.
Miguel todavía de espaladas puso los ojos en blanco, una costumbre que había adquirido desde que conocía en profundidad a su sobrino, y tomó aire profundamente, antes de responder.
_No… Tú no te vas a ningún sitio. – Lo miró severamente.- El que se va soy yo.
El niño, que todavía estaba dentro de la cama, le devolvió la mirada ladeando la cabeza:
_Hoy es sábado… No tengo clase, puedo ir contigo. –Sonrió angelical.- Así no estarás solo.
Miguel gruñó:_ Delincuente, te aseguro que no me importa estar solo. Es más, lo agradecería.
Miguel no estaba seguro de si el niño entendía que tenía ganas de librarse de él, de hecho parecía que no, porque sonreía como el bendito que, obviamente, no era.
_¿Te vas con la rubia? – Dijo con voz más chillona aún, y comenzó a canturrear mientras movía las manos en el aire.- Te vas con la rubia, te vas con la rubia, te vas con la rubia….
Miguel, por enésima vez, se preguntó que cosas habría hecho en otra vida para merecer ese castigo. Dejó la última de las camisetas dentro de la maleta y se llevó un dedo a los labios.
_Shhhhhh. ¡Caray! Tu madre nos va a oír. –El niño cogió aire, hinchando el pecho visiblemente para volver a cantar.- Y antes de que sigas torturándome, no, no voy con la güera.
_¿Entonces con otra?-Dijo el niño rápidamente.
_No, - dijo Miguel irritado.- Ahora, si no te callas, tu madre se va a despertar… Y bañarte.
La palabra baño, surgía un efecto inmediato en Miguelito, porque el niño se quedó callado y se tumbó en la cama tranquilito. Miguel, otra vez de espaldas, terminó de hacer la maleta, la dejó en el pasillo, al lado de las escaleras, y cogió la ropa necesaria para irse a la ducha.
Comprobó su reloj, e hizo un rápido cálculo mental, en España serían las 13.30 aproximadamente… Ya tenía el plan hecho, se duchaba, vestía, salía para despedirse de Any, y de allí directo al aeropuerto. Y de México a España. En el menor tiempo posible.
……………..
Joe se metió en el coche que acababa de alquilar, un Ford de color azul, y lanzó sus bolsas al asiento de atrás. La luz a su alrededor era fuerte, a pesar de que el día era nublado. Cerró los ojos, y apoyó la frente en el volante del coche, diciéndose que sería sólo unos minutos. Estaba cansado, había pasado demasiadas horas sentado, en una posición incómoda, y la verdad era que lo único que quería era llegar a un hotel, y dormir.
Al cerrar los ojos, las imágenes que llevaba horas apartando de su mente, regresaron. Vió a ________ a su lado, riéndose, lanzándole un libro celosa, desayunando con él y posando para la cámara; la vió durmiendo, y la vio desnuda a su lado. Y bailando con él, paseando y quejándose, la sintió en la piel y en el aire.
Y ahora ya no la tenía. Otro fantasma más para su pasado, pensó con amargura. Ahora, en lugar de Laura, sería ________ la que llenaría sus sueños, y sus horas. Abrió los ojos, y miró al frente… Quizá era hora de exorcizar a sus fantasmas personales. Quizá si se enfrentaba al primero… “quizá”… Demasiados quizás para él. Definitivamente era hora de enfrentarse a su pasado, aunque ya no sirviera para nada, porque ________…
Suspiró mientras arrancaba el coche… Porque ________ ya no lo quería ni ver, y encima…. Bueno, no podía ni pensarlo sin que la sangre le hirviera, y encima se iba a casar con ese pen*dejo de Iñaki.
Joe, siempre que llegaba a un lugar nuevo, iba hacia el mar. Le encantaba ver esa masa imponente de agua. Y esta vez no iba a ser diferente. Hacía años, que no iba a este mar en concreto, sin embargo reconocía la carretera, y se la sabía de memoria. Tantos años sin ir… pero había llegado la hora. En su mente, un plan se trazó, primero el mar. Y luego…
…………..
Any saltó de la cama al oír el timbre sonar con insistencia. Sobresaltada comprobó que sólo eran poco más de las 7 de la mañana. ¿Habría pasado algo? Se apresuró a ir hacia la puerta, mientras ideas, cada una más loca que la anterior, se le pasaban por la mente. ¿Le habría pasado algo a ________? ¿Sus padres? ¿Miguel?
_¿Quién es?- preguntó antes de llegar a la puerta y al otro lado, una voz masculina contestó.
_El hombre de tus sueños.- Dijo Miguel riéndose. –Any0 abre, anda que tengo prisa.
Any frunció el ceño y le abrió la puerta diciendo:_Ya te dije que Brad Pitt está con su mujer…
Miguel no le dio tiempo a contestar, sino que dio dos zancadas y la abrazó fuertemente, y sonriendo le dio un beso de campeonato. No había sido su intención, pero al verla recién levantada, ni quiso, ni pudo evitarlo.
Any por su parte, no pensaba, sino que inmediatamente le echó los brazos al cuello y le devolvió el beso. Cuando, Miguel se separó, dándole un último beso en la punta de la nariz, ella encontró la voz :
_¿Es una nueva forma de despertarme? –Preguntó, suavemente, y sonrió:_ Porque si es así… Lo puedes hacer todos los días Miguel
Miguel la miró y le acarició la mejilla:_ En realidad es una forma de despedirme.
A Any le cambió la cara y se separó dándole un golpe con el puño en el pecho.
_¿Que qué? ¿Me estás dejando?- Dijo subiendo el tono de voz.- Sal corriendo antes de que te mate mi rey…
Miguel se echó a reír, se acercó para tomarla por la cintura y acercarla a él. Any se resistió, pero él era bastante más fuerte, así que se contentó en protestar a voz en cuello:
_Pues antes de que me dejes, … te dejo yo… ¿Me has oído Miguelito?... A mi no me dejas y menos antes de desayunar…
_Reinita, güera linda, me despido porque me marcho a España.- Dijo en tono tranquilizador.
Any se calló de golpe, y lo miró con la boca abierta:_¿España? ¿España-España?
Miguel asintió, y estaba a punto de terminar la explicación cuando su celular comenzó a sonar. Pensando en qué quizá fuese Joe, contestó rápidamente.
_¿Bueno?
_¿Dónde está mi hijo?- preguntó una voz furiosa. ¿Una loca psicópata tal vez?
_¿Lupe?- preguntó Miguel despistado, si era su hermana, definitivamente era una loca psicópata. Mientras Any lo miraba confundida. ¿Todo el mundo se había vuelto loco esa mañana?
_No, la que te va a matar como no me digas donde está Miguel. –Contestó su hermana.
Miguel gimió internamente y cerró los ojos con fuerza, antes de decir en un hilo de voz:_ No sé donde está el niño. La última vez que lo ví estaba en la cama.
Su hermana gritó tan alto que tuvo que apartar el celular de su oído:_ Tranquila, estará jugando por la casa, ya sabes que se esconde y no hay quien lo encuentre.
Mientras decía eso, una idea vino a su mente y sin decir nada, salió por la puerta, dejando a Any plantada en el medio del salón. Miguel llevaba el celular en la mano, y podía oír los gritos de su hermana, mientras bajaba las escaleras y llegaba a la calle donde había aparcado el coche.
Se asomó por la ventanilla del asiento de atrás y se llevó el teléfono a la oreja:
_Lupe, antes de que te quedes afónica, el niño está aquí.
Miguelito, vestido a su manera – vaqueros y camisa del pijama- estaba tumbado en el asiento de atrás, dormido. “El mal*dito se ha colado de polizón” pensó Miguel.
Lupe lejos de parar de gritar, renovó la sarta de alaridos, Miguel se cansó:
_Te lo mandaré a casa.-Dijo escuetamente y colgó. Si seguía escuchándola corría riesgo de quedarse sordo.
Any, sorbía café sentada en una de las sillas de la cocina cuando Miguel entró cargando al niño en brazos.
_¿Ahora secuestras a tu sobrino? ¿No era que no lo aguantabas?- le preguntó ahogando una sonrisa.
Miguel hizo una mueca y dejó al niño en el suelo:_¡Qué graciosa!! Si quieres te lo regalo.
Miguelito, frotándose los ojos miró alrededor y preguntó:_¿Ya hemos llegado?
Acto seguido vió a Any y sonrió satisfecho:_¡¡Lo sabía!! Te vas de vacaciones con la rubia.
Any miró a Miguel, que a su vez, parecía a punto de estrangular al niño.
_¿Te vas de vacaciones a España y no me habías dicho nada?- no quería parecer triste, pero lo estaba. Aunque llevaban poquísimo tiempo juntos, al menos podría habérselo dicho.
El niño saltó por la cocina:_¡¡España, España!! ¿Podemos ir a ver el fútbol?
Miguel que comenzaba a desear matar a un niño en concreto, lo cogió de un brazo, para que dejara de dar vueltas como un cohete, lo sentó en una silla y le puso delante unas galletas. Se inclinó hacia el niño y le siseó:
_Más te vale estar calladito, ¿Vale criminal?
Se sentó, de repente cansado y se frotó la cara, antes de decir a Any:_ Voy a Barcelona a buscar a Joe. Se fue ayer y está cometiendo un error.
Any se atragantó con el café, y lo dejó sobre la mesa:_¿Joe? ¿Ayer? No puede ser.
Esta vez fue el turno de Miguel de toser el café._Verás Güerita, Joe me llamó ayer a las 8 y ya estaba en Barcelona.
Any se reclinó hacia atrás en la silla de la cocina y negó con la cabeza:_ Salvo que Joe haya ido a España en nave espacial, es imposible que a las 8 estuviera en España cuando a medio día estaba en el hospital peleándose con ________.
Miguel abrió la boca y la cerró varias veces antes de volver a hablar:_¿Me mintió? ¿Estás diciendo eso?
Any se encogió de hombros:_No… Quizá, te llamó antes de coger el avión. –Dijo inclinándose hacia él.
Entonces Miguel entendió lo que le había parecido tan extraño, en su celular aparecía el nombre de “Joe”, algo que si hubiera estado en España, habría sido imposible, porque no reconocería el número. Además el ruido de fondo no sonaba español, sino que las llamadas de los vuelos estaban hechas con acento mexicano.
Esas eran las ideas que le habían estado rondando la mente toda la noche, y que no había logrado comprender hasta ahora.
Suspiró, esto era un lío. Si ya era difícil encontrar a su amigo en otro país, ahora ni siquiera sabia en qué continente estaba.
_O sea, que podría estar en México todavía, pero por otro lado, podría estar disfrutando del buen tiempo en Barcelona, o incluso jugando en un casino en Las Vegas, por la información que tenemos. –Dijo cansado, y bebiendo el café.
Miguelito viendo sus vacaciones peligrar, se atrevió a preguntar:_¿Entonces no vamos a España? ¿Vamos a un casino?
Miguel le lanzó otra mirada homicida:_Tú no vas a ninguna parte. Y dá las gracias que no te encadeno.
El niño bajo esa mirada, volvió su atención a las galletas.
Any sonrió débilmente y siguió pensando:
_¿Y si era una excusa para que no lo busques y no te preocupes más?
Miguel sopesó la idea y comentó:_Estaba en un aeropuerto, seguro. Nadie va a un aeropuerto para hacer una llamada y luego regresar a la ciudad.
Any asintió, y se levantó, para ir a sentarse en su regazo. Le pasó una mano por el pelo, con gesto cariñoso. Miguelito comenzó a reírse, pero una colleja de su tío hizo que se callara de golpe.
Miguel daba vueltas al asunto. Si no podía encontrar a Joe, iría al centro de todo.
_Me voy a Cuernavaca entonces. –Dijo mirando a Any, y ella asintió.- Si no lo puedo encontrar al menos sabré qué ha pasado aquí. Porque esos dos me están matando.
………..
9.35 a.m
Hospital Central.
_¿Doctor?- Dijo la voz seria y cascada de Castilla al otro lado del teléfono.
Iñaki se dio la vuelta para mirar a ambos lados, no fuera a ser que alguien estuviera lo bastante cerca como para escuchar su conversación.
_¿Qué pasa? Tienes noticias nuevas.
Castilla, desde su oficina, sonrió satisfecho, él siempre cumplía su trabajo y estaba orgulloso de eso. Además lo hacía bien, por eso cobraba tanto.
_Claro jefecito. ¿Cómo cree?- Si Iñaki lo hubiera visto, habría notado la sonrisa torva en su cara, pero su voz no expresaba nada.- Tengo dos noticias, una buena y otra mala. ¿Cuál quiere primero?
Iñaki exasperado dijo:_ La buena, obvio. No tengo tiempo para estos jueguecitos.
Castilla apoyó los pies sobre la mesa, cruzando los tobillos y tomándose su tiempo para asustar a Iñaki. Estaba disfrutando de sobremanera.
_Verá, el hombre sobre el que me preguntó: Está vivo. Hace tiempo que no aparece por su círculo social, pero sigue vivito y coleando.
Iñaki soltó un grito de satisfacción. ¡¡Lo sabía!! Ya se estaba preparando para decirle “¡hola!” a su dinero de nuevo, cuando recordó la mala noticia.
_¿Y la mala?
Castilla sonrió, y bebió un trago del café con ron, un desayuno horrible, pero que le ponía en marcha.
_Hace dos horas, la tarjeta de crédito de Jonas fue usada para rentar un coche.
Iñaki bufó:_ ¡Imagínate Castilla! ¡¡Rentar un coche en España!! ¿Qué cosa más rara, no? –Dijo con risas de sarcasmo.
Castilla imaginó una risilla, pero no la expresó, el nunca soltaba risillas.
_Yo no he dicho que haya sido en España, doctorcito.
A Iñaki, se le cortó la risa, y un mal presentimiento le recorrió la espalda. Sus labios preguntaron:_¿Dónde alquiló el coche?
El Dr. Ferrer, nunca había visto la cara de Iñaki tan blanca, parecía a punto de desmayarse. Y tampoco lo había visto gritar de esa manera en el teléfono. Sacudiendo la cabeza, lo dejó en el pasillo, gritando, mientras pensaba que había perdido el juicio totalmente.
Disfruten el cap chicas
Nani Jonas
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
entonces mi Joe no esta en España???
Donde esta??? Y que va a pasar???
Me encantan Miguel y Any son tan tiernos :arre:
Maldito Iñaki :caliente:
Donde esta??? Y que va a pasar???
Me encantan Miguel y Any son tan tiernos :arre:
Maldito Iñaki :caliente:
aranzhitha
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Capítulo 74
Edificio de Industrias Pardo
10. 45 a.m. México D.F.
Amanda dejó a un lado los resúmenes de ventas en un cuidado montón, y pasó a mirar los resultados de las exportaciones a Latinoamérica, que por lo visto habían aumentado desde el mismo trimestre del año anterior.
Mientras repasaba las cifras y las explicaciones del asesor financiero, sonrió con satisfacción, pensaba que al menos Martín estaría satisfecho con eso. Uno de sus grandes ambiciones era el aumento del comercio con otros países latinoamericanos.
Se echó atrás en la silla y aprovechando que la mesa del despacho tenía un frente macizo, se quitó los zapatos. Aunque no era vanidosa, siempre cuidaba su aspecto y se mostraba impecable, y solía llevar unos zapatos de tacón altísimo, que aunque no lo admitía, la dejaban muerta al final del día.
Cerró los ojos un minuto, y no pudo evitar sonreír. Sin zapatos y sin llamadas molestas. Este iba a ser un día redondo, redondísimo… Esférico si la apuraban.
Su meditación, se vió interrumpida por su celular que comenzó a vibrar, desplazándose por la mesa de pulida madera.
Amanda, sintió que la sonrisa se le helaba en el rostro, no podía ver el número desde donde estaba sentada, pero lo sabía. El móvil desprendía una onda de sobra conocida por ella. Lo miró con morbosa fascinación, volver a vibrar, haciendo que la madera sonase sordamente.
Alargó la mano, y levantando suavemente la tapa del móvil, vió el nombre en la pantalla. Y el día redondo se había transformado de repente en un día cuadrado…
_¿Bueno?- dijo al fin. Era mejor responder ahora que estaba sola, que correr el riesgo de que la llamase en público. Sería difícil explicar eso.
_Tchsss, Tchsss…- Al otro lado sonó un chasqueó de lengua (viperina). –Ha sido mala…. Y eso se paga señora.
…………
11.15 a.m.
Christian se cruzó con una Amanda palidísima, que iba por los pasillos de dirección como un robot. De hecho, y a pesar de su pelo, ella pareció no registrarlo. Como si él no estuviera en el mismo pasillo, pasó por su lado, aferrada al bolso y hablando por el celular.
_No te pienso ayudar en eso... Escúchame bien, antes muerta. -Fueron las únicas palabras que a Chris le dio tiempo a captar. Preocupantes, por cierto, no sólo por el contenido, sino también por el tono de voz tenso y furioso.
Chris se giró a mirarla, y estaba a punto de seguirla hacia los ascensores, cuando otra persona distrajo su atención. Unas piernas que conocía bien, estaban paradas frente a una de las máquinas de café de la empresa. Unas piernas que no olvidaba, y parecía que además la suerte le sonreía porque llevaba falda.
Lanzó una última mirada al ascensor, cuyas puertas se cerraban alejando a Amanda y volvió a la chica del café.
_Ese café es tóxico. No debería tomarlo.- Dijo acercándose por la espalda de Mayté y haciendo que ella se sobresaltase.
Mayté había dormido exactamente, 3 horas y 32 minutos. Que no habían servido para nada, por lo visto, porque ahora mismo tenía la sensación de tener la cabeza llena de algodón, y no sentía nada, bueno, nada salvo unas ganas enormes de caer en una cama y despertar al día siguiente...
_¿Es venenoso?- preguntó parpadeando.
_Dicen que no, pero no estoy seguro…- Contestó Christian con media sonrisa. “Mira que era guapa esta chica.”
_¿Alguien ha muerto?- volvió a preguntar, ahogando un bostezo. A las once y media de la noche, había entrado en su casa, y tras una cena, había continuado trabajando en los informes. Salvo que hubiera muertos por el café ella lo necesitaba, y lo necesitaba ya.
Chris, pudo ver el bostezo, o la intención y estuvo a punto de echarse a reír, en cambio se contentó con decir con tono absolutamente serio:
_ Juan de contabilidad lleva dos meses desaparecido, se le vió por última vez delante de esta máquina….
Mayté sonrió débilmente y levantando la taza en un brindis para Chris, bebió un sorbo.
_Me arriesgaré. Por si desaparezco…- dijo con lo que sólo podían ser los efectos secundarios de no haber dormido.- … Ha sido un placer conocerlo.
Chris se rió a carcajadas, y metiendo una moneda se sacó otro café. Viendo que ella levantaba las cejas sorprendida, se explicó:
_Si usted desaparece, definitivamente tengo que irme con usted.
En otra ocasión; es decir, estando más despierta; Mayté se habría puesto colorada y acto seguido le habría lanzado una mirada dura y fría, que indicase que ella no era ninguna boba a la que ligarse por ser el jefe. Pero el sueño, y la actitud sonriente y ligera de Chris, sin ser acosador en extremo, en este caso sólo la hicieron sonreír.
Chris, bebió un trago de aquella bebida –y decir bebida era decir mucho, porque era asqueroso ese café- contento. Aunque le gustaba su trabajo, las oficinas le solían aburrir, y Mayté, era lo más interesante en kilómetros a la redonda.
Ella lo miró de reojo y dijo:_ Puede llamarme por mi nombre. Cuando me habla de usted, la verdad es que me siento rara, más bien vieja.
Chris asintió y sonriendo dijo:_ Está bien, Mayté. ¿Cómo fue el trabajo ayer? Porque espero que esa cara se deba al trabajo y no que saliste de juerga.
Ella lo volvió a mirar de reojo, esta vez un poco preocupada. Sólo le quedaba por revisar el último cuarto de los informes, pero se había dado cuenta de que había unos movimientos anormales. Pensaba comentárselo a su jefe, pero dado que Christian era tan amable…
_Verá…- empezó sin tener muy claro por donde seguir- … hay algo que me parece extraño.
Chris, que notó que el ambiente de flirteo había desaparecido por arte de magia, frunció el ceño. Ella parecía dudar sobre si hablar y se mordía el labio, mientras pensaba.
_Puedes decirlo, todavía no me he comido a nadie para almorzar.- Dijo Chris, tratando de animarla.
_Verá, al principio pensaba que eran facturas, un pago por algo, ¿Sabe? Y tampoco le presté mucha atención.- Dijo Mayté moviendo las manos.- Cada semana se retiran 40000 pesos de una de las cuentas, con un monto que asciende a final de mes a 160000 pesos….
Christian la miró fijamente mientras pensaba:_ No es tanto dinero para nuestra empresa. Cada semana movemos varios millones de dólares, 160000 pesos no son tanto. ¿En concepto de qué se pagan?
Mayté lo miró preocupada:
_ Ese es el problema, no hay facturas que expliquen ese gasto, ni justificación para la retirada del dinero. De hecho, los extractos de los movimientos bancarios figuran en una cuenta a parte y están en una carpeta separada.
A Chris el café se le quedó atorado a mitad de la garganta, y tosiendo la cogió de un brazo para llevarla con suavidad pero con firmeza a la oficina de ella. Una vez dentro cerró la puerta, y se apoyó en ella con gesto ansioso:
_Mayté, de lo que estás describiendo tiene un nombre…Desfalco. O más simple, ROBO. ¿Quieres decir que alguien nos está robando?
Mayté negó con la cabeza, aunque seguía cansada volver a hablar de trabajo había hecho que su cerebro volviese a funcionar. Se acercó a la mesa y sacó una carpeta de plástico de color azul. Revolvió dentro y apartó unas hojas marcadas con fosforescente amarillo.
_Al principio pensé lo mismo y seguí repasando más meses de contabilidad, buscaba valores que fueran similares a 40000 pesos. Y no había nada, pero… - dijo señalando las líneas fosforescentes.- … lo que sí que había era un ingreso en las cuentas de la empresa a final de mes por 160000 pesos. De este modo las cifras totales cuadran.
Ella le pasó la hoja a Chris, y él repasó las columnas. Era cierto, alguien sacaba dinero todas las semanas, pero luego lo volvía a ingresar a final de mes. Al no faltar nunca dinero, nadie había prestado atención a 40000 pesos semanales, cuando en la empresa se hacían pagos por decenas de millones de pesos. Frunció el ceño.
_Esto no tiene sentido. ¿Para qué robar dinero si después vas a devolverlo? Menudo ladrón chapucero.
May se encogió de hombros. _Quizá es que no tiene ese dinero en efectivo hasta que cobra su sueldo… O que lo usa para invertir, y lo devuelve con las ganancias…
Chris, se acercó a la mesa y estuvo analizando las hojas de la carpeta azul.
_¿Si quieres ingresar 160000 pesos en una cuenta qué haces?- preguntó en voz baja mientras repasaba hoja por hoja.
_Primero tenerlos.- Dijo Mayté que no sabía que era lo que él buscaba.
Christian se rió brevemente y negó con la cabeza:_ Bueno… pero nadie va con todo ese dinero por la calle, y menos como están las cosas ahora, que te pueden matar por nada.
Mayté entendió adonde él quería llegar:_ Haces una transferencia bancaria. De una cuenta a otra, así el dinero está seguro.
Chris asintió:_ 10 puntos para ti Mayté. Y …- sacó una hoja con gesto triunfal del montón.-… Aquí está.
Algo que no necesitaba explicar, era que cada cuenta bancaria tiene un número único e intransferible, que se compone de diferentes grupos de números. Los cuatro primeros, son un código que indica el Banco al que pertenece esa cuenta, le siguen otros cuatro que indican la sucursal, dos dígitos de control y, finalmente una serie de aproximadamente 10 ó 11 números de la propia cuenta bancaria.
Chris, echó un vistazo a los cuatro primeros y supo que se trataba de una cuenta en el BBVA. Pensó rápidamente a quién conocía en la sede de aquel banco y se acordó de Nico Ponce, compañero de universidad y del colegio. Tras unas cuantas llamadas consiguió hablar con él.
_¡¡Nico, cuánto tiempo!! ¿Qué hubo?- Dijo con tono jovial. Mientras se sentaba en el borde de la mesa.
Mayté a su lado, lo imitó y se sentó balanceando las piernas, mientras él terminaba de hablar.
_Verás, necesito un favor… Quiero que me digas el nombre del dueño de una cuenta en tu banco. – dijo Chris, mientras trataba de no distraerse con las piernas de Mayté.
Nico, comenzó a protestar:
_ Eso es ilegal, Chris ya lo sabes. No te puedo dar esa información.
Chris puso los ojos en blanco:
_ No pienso hacer nada malo, sólo necesito un nombre.- Cuando su amigo siguió negándose, lo cortó:_ Entradas para el América.
Nico se quedó callado, y Chris siguió con la negociación:
_Entradas para el América en palco VIP para toda la temporada…. Y Toooodddoooo eso, a cambio de un simple y sencillo nombre. Sales ganando mi rey.
Nico, un fan a muerte de ese equipo, comenzó a teclear como un poseso y olvido toda la ética profesional que tenía y eso que era mucha. Un abono de palco para el Azteca era algo a lo que no se podía negar. Y Chris al oír el ruido de las teclas sonrió. Alguien de Televisa le decía un favor, y teniendo en cuenta que eran los dueños del estadio, ya conseguiría las entradas.
Mayté vió como la sonrisa de triunfo de Chris desaparecía lentamente, y su cara se ponía de un tono verdoso. Con un hilo de voz preguntó:
_¿Estás seguro? ¿No es un error?- Deseando que su amigo se hubiese equivocado al teclear el número.
…………………………
12.45h Acapulco.
Joe se quedó mirando el sol a través de los cristales tintados del coche. Estaba en Acapulco, tierra del sol y del mar. Su padre tenía una casa de verano allí; una casa de verano que nunca usaba, porque él prefería estar en Cuernavaca, lejos de tanto turista y lejos del mar.
Salió del coche, y subiéndose las mangas, debido al calor, recorrió las calles, viendo como la ciudad había cambiado en todos esos años. Él se había prometido no pisarla nunca más, y el viaje había sido duro, porque se daba cuenta de que aún era capaz de recordar la ruta.
La carretera desde Cuernavaca a Acapulco la 95, la llamaban la carretera del Sol, y a él no se le ocurría mejor nombre, era bonita, de modo que antes cuando le pedían consejo, siempre la recomendaba, a pesar de que era larga.
Sin embargo, él, todas las veces que había ido, en lugar de ir por ella, cogía la autopista, directa y rápida. De hecho, había hecho todo el camino sin parar ni una sola vez, a una velocidad infernal. Su Ford parecía una bala azul que cruzaba el asfalto.
Tan rápido iba, que a las afueras de Chilpancingo, le habían parado una patrulla de policías, para ponerle una multa por exceso de velocidad. Bromeando el agente, le preguntó si pretendía matarse, y Joe, por un segundo, no supo que responder.
“Claro que no quería matarse”, dijo su voz racional, tras unos momentos, y su voz irracional cantó más fuerte: “¿Cómo la vas a volver a ver si no?” Así que a partir de allí aminoró el ritmo
Apartó de su mente los pensamientos sobre carreteras, coches y autopistas, que ya no servían para nada y buscó una joyería, esperando que entre tanto cambio no hubiese desaparecido.
Y sonrió con alegría cuando vió que seguía intacta, con el mismo cartel y la misma decoración. Al entrar, se dio cuenta de que hasta el olor era el mismo, olía al limpiaplatas que hacía lucir la platería de los estantes, y al polvo del metal, que se escapaba del taller que había tras la tienda, y de fondo olía a la colonia del dueño. Un ambiente inmutable.
Juan Galindo, joyero de tercera generación, conocía a los Jonas desde que nació, de eso hacía ya 65 años, y su padre, antes de él. De modo que se alegró de ver al joven que entraba por su puerta.
_¡¡Jonas, Joe!! ¡¡Qué bueno verte!!- Dijo rodeando el mostrador, y dándole un abrazo enorme, de oso. Se apartó para mirarlo y dijo:_ Aunque estoy enfadado contigo chamaco.
Joe sonrió:_¿Y eso? ¿Qué hice?
Juan, volvió detrás del mostrador y dijo sonriendo:_Te parece poco casarte y no comprar aquí los anillos.
Joe se quedó pálido y no supo qué contestar, más que un escueto:_ Fue una decisión rápida Juan, no hubo tiempo. ¿Cómo te enteraste?
Juan ladeó la cabeza:_ Bueno, no pasa todos los días que un Jonas se case, hasta aquí llegaron los rumores. -Le dijo guiñándole el ojo.
Joe asintió y esbozó una sonrisa que esperaba fuese normal:_ Te voy a compensar Juan. Necesito una joya.
Juan, se frotó las manos y se ajustó las gafas en el puente de la nariz. Sacó bandejas de diferentes joyas, anillos, collares, pulseras, broches y brazaletes, y pendientes, muchos pendientes, sencillos algunos y simplemente espectaculares otros.
_Aquí hay de todo Joe, pide y te será concedido muchacho.- dijo Juan disfrutando. –Nos han llegado unas perlas australianas espectaculares.
Joe deslizó una hoja encima del mostrador para mostrársela a Juan:
_Quiero esto.
Juan miró la hoja y después a Joe por encima de las gafas. Y una gran sonrisa se extendió por su cara. _Ya sabía yo que cuando aparecieras por aquí sería para algo grande chamaco.
……….
13.35h
________ se cruzó con Iñaki en diversas ocasiones, pero él parecía muy ocupado en hablar sigilosamente por el celular con alguien. Y ella se alegraba, porque si le volvía a proponer algo posiblemente lo matase de una manera lenta y dolorosa.
Y siendo médico, se le ocurrían varias.
Mientras estaba ocupada todo estaba bien, porque se centraba en su trabajo y todo marchaba. Pero en cuanto se paraba, la imagen de Joe en aquel ascensor se le aparecía. Ella estaba segura de que había cosas que se sentían en la piel, otras que sin embargo se sentían con los ojos y algunas sin embargo se sentían con el oído. Y ella, sentía, no, sabía que algo en la voz de Joe era importante, y sobre todo que lo que había dicho era verdad.
“Él me quiere”. Pensó mientras se lavaba las manos y se recogía el pelo con una goma elástica. Se miró en el espejo y comenzó a mantener un diálogo con su reflejo.
¿Y yo? ¿Y yo lo quiero?... ¿Se puede querer a alguien si no confías en él?
Sí. –admitió.- Lo quiero igual, lo quiero tanto que estaría dispuesta a ….
No terminó de admitirlo, ni siquiera para sí misma. Porque perdonar a Joe y la tremenda mentira era lo último que su dignidad le permitía.
Su mirada en el espejo le dijo:_Llámalo. Llámalo y pregunta. Te sentirás mejor.
Dudó, un segundo pero su mano actuó sola y sacó el celular de su bolsillo. Al menos si preguntaba se sentiría tranquila consigo misma. Y sobre todo, sabría la verdad.
Edificio de Industrias Pardo
10. 45 a.m. México D.F.
Amanda dejó a un lado los resúmenes de ventas en un cuidado montón, y pasó a mirar los resultados de las exportaciones a Latinoamérica, que por lo visto habían aumentado desde el mismo trimestre del año anterior.
Mientras repasaba las cifras y las explicaciones del asesor financiero, sonrió con satisfacción, pensaba que al menos Martín estaría satisfecho con eso. Uno de sus grandes ambiciones era el aumento del comercio con otros países latinoamericanos.
Se echó atrás en la silla y aprovechando que la mesa del despacho tenía un frente macizo, se quitó los zapatos. Aunque no era vanidosa, siempre cuidaba su aspecto y se mostraba impecable, y solía llevar unos zapatos de tacón altísimo, que aunque no lo admitía, la dejaban muerta al final del día.
Cerró los ojos un minuto, y no pudo evitar sonreír. Sin zapatos y sin llamadas molestas. Este iba a ser un día redondo, redondísimo… Esférico si la apuraban.
Su meditación, se vió interrumpida por su celular que comenzó a vibrar, desplazándose por la mesa de pulida madera.
Amanda, sintió que la sonrisa se le helaba en el rostro, no podía ver el número desde donde estaba sentada, pero lo sabía. El móvil desprendía una onda de sobra conocida por ella. Lo miró con morbosa fascinación, volver a vibrar, haciendo que la madera sonase sordamente.
Alargó la mano, y levantando suavemente la tapa del móvil, vió el nombre en la pantalla. Y el día redondo se había transformado de repente en un día cuadrado…
_¿Bueno?- dijo al fin. Era mejor responder ahora que estaba sola, que correr el riesgo de que la llamase en público. Sería difícil explicar eso.
_Tchsss, Tchsss…- Al otro lado sonó un chasqueó de lengua (viperina). –Ha sido mala…. Y eso se paga señora.
…………
11.15 a.m.
Christian se cruzó con una Amanda palidísima, que iba por los pasillos de dirección como un robot. De hecho, y a pesar de su pelo, ella pareció no registrarlo. Como si él no estuviera en el mismo pasillo, pasó por su lado, aferrada al bolso y hablando por el celular.
_No te pienso ayudar en eso... Escúchame bien, antes muerta. -Fueron las únicas palabras que a Chris le dio tiempo a captar. Preocupantes, por cierto, no sólo por el contenido, sino también por el tono de voz tenso y furioso.
Chris se giró a mirarla, y estaba a punto de seguirla hacia los ascensores, cuando otra persona distrajo su atención. Unas piernas que conocía bien, estaban paradas frente a una de las máquinas de café de la empresa. Unas piernas que no olvidaba, y parecía que además la suerte le sonreía porque llevaba falda.
Lanzó una última mirada al ascensor, cuyas puertas se cerraban alejando a Amanda y volvió a la chica del café.
_Ese café es tóxico. No debería tomarlo.- Dijo acercándose por la espalda de Mayté y haciendo que ella se sobresaltase.
Mayté había dormido exactamente, 3 horas y 32 minutos. Que no habían servido para nada, por lo visto, porque ahora mismo tenía la sensación de tener la cabeza llena de algodón, y no sentía nada, bueno, nada salvo unas ganas enormes de caer en una cama y despertar al día siguiente...
_¿Es venenoso?- preguntó parpadeando.
_Dicen que no, pero no estoy seguro…- Contestó Christian con media sonrisa. “Mira que era guapa esta chica.”
_¿Alguien ha muerto?- volvió a preguntar, ahogando un bostezo. A las once y media de la noche, había entrado en su casa, y tras una cena, había continuado trabajando en los informes. Salvo que hubiera muertos por el café ella lo necesitaba, y lo necesitaba ya.
Chris, pudo ver el bostezo, o la intención y estuvo a punto de echarse a reír, en cambio se contentó con decir con tono absolutamente serio:
_ Juan de contabilidad lleva dos meses desaparecido, se le vió por última vez delante de esta máquina….
Mayté sonrió débilmente y levantando la taza en un brindis para Chris, bebió un sorbo.
_Me arriesgaré. Por si desaparezco…- dijo con lo que sólo podían ser los efectos secundarios de no haber dormido.- … Ha sido un placer conocerlo.
Chris se rió a carcajadas, y metiendo una moneda se sacó otro café. Viendo que ella levantaba las cejas sorprendida, se explicó:
_Si usted desaparece, definitivamente tengo que irme con usted.
En otra ocasión; es decir, estando más despierta; Mayté se habría puesto colorada y acto seguido le habría lanzado una mirada dura y fría, que indicase que ella no era ninguna boba a la que ligarse por ser el jefe. Pero el sueño, y la actitud sonriente y ligera de Chris, sin ser acosador en extremo, en este caso sólo la hicieron sonreír.
Chris, bebió un trago de aquella bebida –y decir bebida era decir mucho, porque era asqueroso ese café- contento. Aunque le gustaba su trabajo, las oficinas le solían aburrir, y Mayté, era lo más interesante en kilómetros a la redonda.
Ella lo miró de reojo y dijo:_ Puede llamarme por mi nombre. Cuando me habla de usted, la verdad es que me siento rara, más bien vieja.
Chris asintió y sonriendo dijo:_ Está bien, Mayté. ¿Cómo fue el trabajo ayer? Porque espero que esa cara se deba al trabajo y no que saliste de juerga.
Ella lo volvió a mirar de reojo, esta vez un poco preocupada. Sólo le quedaba por revisar el último cuarto de los informes, pero se había dado cuenta de que había unos movimientos anormales. Pensaba comentárselo a su jefe, pero dado que Christian era tan amable…
_Verá…- empezó sin tener muy claro por donde seguir- … hay algo que me parece extraño.
Chris, que notó que el ambiente de flirteo había desaparecido por arte de magia, frunció el ceño. Ella parecía dudar sobre si hablar y se mordía el labio, mientras pensaba.
_Puedes decirlo, todavía no me he comido a nadie para almorzar.- Dijo Chris, tratando de animarla.
_Verá, al principio pensaba que eran facturas, un pago por algo, ¿Sabe? Y tampoco le presté mucha atención.- Dijo Mayté moviendo las manos.- Cada semana se retiran 40000 pesos de una de las cuentas, con un monto que asciende a final de mes a 160000 pesos….
Christian la miró fijamente mientras pensaba:_ No es tanto dinero para nuestra empresa. Cada semana movemos varios millones de dólares, 160000 pesos no son tanto. ¿En concepto de qué se pagan?
Mayté lo miró preocupada:
_ Ese es el problema, no hay facturas que expliquen ese gasto, ni justificación para la retirada del dinero. De hecho, los extractos de los movimientos bancarios figuran en una cuenta a parte y están en una carpeta separada.
A Chris el café se le quedó atorado a mitad de la garganta, y tosiendo la cogió de un brazo para llevarla con suavidad pero con firmeza a la oficina de ella. Una vez dentro cerró la puerta, y se apoyó en ella con gesto ansioso:
_Mayté, de lo que estás describiendo tiene un nombre…Desfalco. O más simple, ROBO. ¿Quieres decir que alguien nos está robando?
Mayté negó con la cabeza, aunque seguía cansada volver a hablar de trabajo había hecho que su cerebro volviese a funcionar. Se acercó a la mesa y sacó una carpeta de plástico de color azul. Revolvió dentro y apartó unas hojas marcadas con fosforescente amarillo.
_Al principio pensé lo mismo y seguí repasando más meses de contabilidad, buscaba valores que fueran similares a 40000 pesos. Y no había nada, pero… - dijo señalando las líneas fosforescentes.- … lo que sí que había era un ingreso en las cuentas de la empresa a final de mes por 160000 pesos. De este modo las cifras totales cuadran.
Ella le pasó la hoja a Chris, y él repasó las columnas. Era cierto, alguien sacaba dinero todas las semanas, pero luego lo volvía a ingresar a final de mes. Al no faltar nunca dinero, nadie había prestado atención a 40000 pesos semanales, cuando en la empresa se hacían pagos por decenas de millones de pesos. Frunció el ceño.
_Esto no tiene sentido. ¿Para qué robar dinero si después vas a devolverlo? Menudo ladrón chapucero.
May se encogió de hombros. _Quizá es que no tiene ese dinero en efectivo hasta que cobra su sueldo… O que lo usa para invertir, y lo devuelve con las ganancias…
Chris, se acercó a la mesa y estuvo analizando las hojas de la carpeta azul.
_¿Si quieres ingresar 160000 pesos en una cuenta qué haces?- preguntó en voz baja mientras repasaba hoja por hoja.
_Primero tenerlos.- Dijo Mayté que no sabía que era lo que él buscaba.
Christian se rió brevemente y negó con la cabeza:_ Bueno… pero nadie va con todo ese dinero por la calle, y menos como están las cosas ahora, que te pueden matar por nada.
Mayté entendió adonde él quería llegar:_ Haces una transferencia bancaria. De una cuenta a otra, así el dinero está seguro.
Chris asintió:_ 10 puntos para ti Mayté. Y …- sacó una hoja con gesto triunfal del montón.-… Aquí está.
Algo que no necesitaba explicar, era que cada cuenta bancaria tiene un número único e intransferible, que se compone de diferentes grupos de números. Los cuatro primeros, son un código que indica el Banco al que pertenece esa cuenta, le siguen otros cuatro que indican la sucursal, dos dígitos de control y, finalmente una serie de aproximadamente 10 ó 11 números de la propia cuenta bancaria.
Chris, echó un vistazo a los cuatro primeros y supo que se trataba de una cuenta en el BBVA. Pensó rápidamente a quién conocía en la sede de aquel banco y se acordó de Nico Ponce, compañero de universidad y del colegio. Tras unas cuantas llamadas consiguió hablar con él.
_¡¡Nico, cuánto tiempo!! ¿Qué hubo?- Dijo con tono jovial. Mientras se sentaba en el borde de la mesa.
Mayté a su lado, lo imitó y se sentó balanceando las piernas, mientras él terminaba de hablar.
_Verás, necesito un favor… Quiero que me digas el nombre del dueño de una cuenta en tu banco. – dijo Chris, mientras trataba de no distraerse con las piernas de Mayté.
Nico, comenzó a protestar:
_ Eso es ilegal, Chris ya lo sabes. No te puedo dar esa información.
Chris puso los ojos en blanco:
_ No pienso hacer nada malo, sólo necesito un nombre.- Cuando su amigo siguió negándose, lo cortó:_ Entradas para el América.
Nico se quedó callado, y Chris siguió con la negociación:
_Entradas para el América en palco VIP para toda la temporada…. Y Toooodddoooo eso, a cambio de un simple y sencillo nombre. Sales ganando mi rey.
Nico, un fan a muerte de ese equipo, comenzó a teclear como un poseso y olvido toda la ética profesional que tenía y eso que era mucha. Un abono de palco para el Azteca era algo a lo que no se podía negar. Y Chris al oír el ruido de las teclas sonrió. Alguien de Televisa le decía un favor, y teniendo en cuenta que eran los dueños del estadio, ya conseguiría las entradas.
Mayté vió como la sonrisa de triunfo de Chris desaparecía lentamente, y su cara se ponía de un tono verdoso. Con un hilo de voz preguntó:
_¿Estás seguro? ¿No es un error?- Deseando que su amigo se hubiese equivocado al teclear el número.
…………………………
12.45h Acapulco.
Joe se quedó mirando el sol a través de los cristales tintados del coche. Estaba en Acapulco, tierra del sol y del mar. Su padre tenía una casa de verano allí; una casa de verano que nunca usaba, porque él prefería estar en Cuernavaca, lejos de tanto turista y lejos del mar.
Salió del coche, y subiéndose las mangas, debido al calor, recorrió las calles, viendo como la ciudad había cambiado en todos esos años. Él se había prometido no pisarla nunca más, y el viaje había sido duro, porque se daba cuenta de que aún era capaz de recordar la ruta.
La carretera desde Cuernavaca a Acapulco la 95, la llamaban la carretera del Sol, y a él no se le ocurría mejor nombre, era bonita, de modo que antes cuando le pedían consejo, siempre la recomendaba, a pesar de que era larga.
Sin embargo, él, todas las veces que había ido, en lugar de ir por ella, cogía la autopista, directa y rápida. De hecho, había hecho todo el camino sin parar ni una sola vez, a una velocidad infernal. Su Ford parecía una bala azul que cruzaba el asfalto.
Tan rápido iba, que a las afueras de Chilpancingo, le habían parado una patrulla de policías, para ponerle una multa por exceso de velocidad. Bromeando el agente, le preguntó si pretendía matarse, y Joe, por un segundo, no supo que responder.
“Claro que no quería matarse”, dijo su voz racional, tras unos momentos, y su voz irracional cantó más fuerte: “¿Cómo la vas a volver a ver si no?” Así que a partir de allí aminoró el ritmo
Apartó de su mente los pensamientos sobre carreteras, coches y autopistas, que ya no servían para nada y buscó una joyería, esperando que entre tanto cambio no hubiese desaparecido.
Y sonrió con alegría cuando vió que seguía intacta, con el mismo cartel y la misma decoración. Al entrar, se dio cuenta de que hasta el olor era el mismo, olía al limpiaplatas que hacía lucir la platería de los estantes, y al polvo del metal, que se escapaba del taller que había tras la tienda, y de fondo olía a la colonia del dueño. Un ambiente inmutable.
Juan Galindo, joyero de tercera generación, conocía a los Jonas desde que nació, de eso hacía ya 65 años, y su padre, antes de él. De modo que se alegró de ver al joven que entraba por su puerta.
_¡¡Jonas, Joe!! ¡¡Qué bueno verte!!- Dijo rodeando el mostrador, y dándole un abrazo enorme, de oso. Se apartó para mirarlo y dijo:_ Aunque estoy enfadado contigo chamaco.
Joe sonrió:_¿Y eso? ¿Qué hice?
Juan, volvió detrás del mostrador y dijo sonriendo:_Te parece poco casarte y no comprar aquí los anillos.
Joe se quedó pálido y no supo qué contestar, más que un escueto:_ Fue una decisión rápida Juan, no hubo tiempo. ¿Cómo te enteraste?
Juan ladeó la cabeza:_ Bueno, no pasa todos los días que un Jonas se case, hasta aquí llegaron los rumores. -Le dijo guiñándole el ojo.
Joe asintió y esbozó una sonrisa que esperaba fuese normal:_ Te voy a compensar Juan. Necesito una joya.
Juan, se frotó las manos y se ajustó las gafas en el puente de la nariz. Sacó bandejas de diferentes joyas, anillos, collares, pulseras, broches y brazaletes, y pendientes, muchos pendientes, sencillos algunos y simplemente espectaculares otros.
_Aquí hay de todo Joe, pide y te será concedido muchacho.- dijo Juan disfrutando. –Nos han llegado unas perlas australianas espectaculares.
Joe deslizó una hoja encima del mostrador para mostrársela a Juan:
_Quiero esto.
Juan miró la hoja y después a Joe por encima de las gafas. Y una gran sonrisa se extendió por su cara. _Ya sabía yo que cuando aparecieras por aquí sería para algo grande chamaco.
……….
13.35h
________ se cruzó con Iñaki en diversas ocasiones, pero él parecía muy ocupado en hablar sigilosamente por el celular con alguien. Y ella se alegraba, porque si le volvía a proponer algo posiblemente lo matase de una manera lenta y dolorosa.
Y siendo médico, se le ocurrían varias.
Mientras estaba ocupada todo estaba bien, porque se centraba en su trabajo y todo marchaba. Pero en cuanto se paraba, la imagen de Joe en aquel ascensor se le aparecía. Ella estaba segura de que había cosas que se sentían en la piel, otras que sin embargo se sentían con los ojos y algunas sin embargo se sentían con el oído. Y ella, sentía, no, sabía que algo en la voz de Joe era importante, y sobre todo que lo que había dicho era verdad.
“Él me quiere”. Pensó mientras se lavaba las manos y se recogía el pelo con una goma elástica. Se miró en el espejo y comenzó a mantener un diálogo con su reflejo.
¿Y yo? ¿Y yo lo quiero?... ¿Se puede querer a alguien si no confías en él?
Sí. –admitió.- Lo quiero igual, lo quiero tanto que estaría dispuesta a ….
No terminó de admitirlo, ni siquiera para sí misma. Porque perdonar a Joe y la tremenda mentira era lo último que su dignidad le permitía.
Su mirada en el espejo le dijo:_Llámalo. Llámalo y pregunta. Te sentirás mejor.
Dudó, un segundo pero su mano actuó sola y sacó el celular de su bolsillo. Al menos si preguntaba se sentiría tranquila consigo misma. Y sobre todo, sabría la verdad.
Nani Jonas
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
awww ya quieroque se arreglen me dan trsistexa los dos
Y que pasa con Amanda??? Es Iñaki quien la estorsiona???
Siguela!!!
Y que pasa con Amanda??? Es Iñaki quien la estorsiona???
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Acabo de leer esta nove y me encanto...!!!siguela...!!!SOY TU NUEVA Y FIEL LECTORA...!!! :D
!Wedding Bells!
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
sii q lo llame y q es lo q joe va a comprar?????
siguelaaaa
siguelaaaa
jamileth
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Capitulo 75
Hospital Central,
México D.F.
________ sostuvo el celular, y marcó el número de Joe, deseando y no deseando que él respondiera.
_Pardo. Estaba usted aquí. Se la necesita en el quirófano 2, hay dos resecciones y usted es la primera ayudante. – Dijo una voz a sus espaldas.
Al darse la vuelta, vio a Ferrer, uno de los dos jefes de Cirugía, mirándola con mala cara. Suspiró y dijo:
_¿Puede esperar un segundo? Tengo una llamada importante.- Dijo con voz débil. Sabía que si dejaba el teléfono ahora, era probable que después no encontrase la fuerza ni las ganas de volver a cogerlo.
Ferrer la miró de arriba abajo:_ Pardo, las llamadas pueden esperar, hay DOS operaciones… No sé si me he explicado claramente. Dos. – Remarcó Ferrer.
Ella frunció el ceño, y él la miró sacudiendo la cabeza:_ A menos que sea el presidente de la Nación, haga el favor de colgar el teléfono, y marchar al quirófano. Esto no es un colegio.
La ________ cirujana habría hecho al instante lo que le decían, y salir corriendo a operar. No se perdería esa oportunidad de ninguna manera, para algo estaba allí, para ser la mejor con un escalpelo en la mano.
Pero la ________-________, la de siempre, la que de pequeña le cortó el pelo a Christian mientras dormía, no.
Ella sonrió y movió el teléfono, y asintió:_ Verá señor lo haría encantada, pero es mi padre.
Ahora fue el turno de Ferrer de fruncir el ceño:_¿El Sr. Pardo? – preguntó con suspicacia.
Ella asintió de nuevo, sabiendo que por la mente de Ferrer estaba pasando la siguiente información “ El mismo señor Pardo que donó medio millón al hospital el año pasado”.
Ella nunca había hecho algo así, es decir, no solía mencionar a su familia, ni aprovecharse de su posición, y se pidió perdón mentalmente, pero era una cuestión de vida o muerte.
Ferrer estaba pensando, tanto que ________ casi podía ver los engranajes de su cerebro moverse, que si le llevaba la contraria a tan poderoso personaje su hospital perdería otra generosa donación el año que venía.
_Está bien, pero sólo cinco minutos. Estamos aquí por los pacientes, Pardo, no lo olvide. No para andar jugando a las llamaditas.
Ferrer desapareció con un revuelo de uniformes, y la habitación se quedó vacía de nuevo.
________ apretó el botón de rellamada y escuchó como el teléfono al otro lado sonaba y sonaba. Extrañada, colgó y volvió a marcar, pero esta vez, un mensaje pregrabado con la voz metálica y de acento neutro de la compañía telefónica sonó:
_El teléfono marcado, no existe o se encuentra fuera de cobertura. Por favor inténtelo de nuevo, o deje un mensaje tras oír la señal.
Un pitido sonó después, y ________ se quedó callada. ¿Qué le pasaría a Joe? ¿No le querría coger el teléfono? ¿Había colgado a propósito?
Respiró profundamente, mientras pensaba. No había sido su intención hablar a una máquina, pero quizá así sería más fácil que hacerlo al mismísimo Joe. Al menos no se echaría a llorar cuando lo oyese respirar.
_Yo… tengo una caja ¿sabes?.- empezó, en voz baja, sin tener claro a donde llegar.- Es una caja negra que me aísla de los demás, y no la suelo abrir a casi nadie. Así no me hacen daño.
Suspiró pensando que Joe cuando oyese eso pensaría que estaba borracha, drogada o loca…. O las tres cosas a la vez. Pero ya que había empezado, debía terminar.
_...Contigo… no me dio tiempo a cerrarla o no quise, no sé, y te colaste dentro. Y… ahora… - “No quiero que salgas de ella”, pensó. Pero eso no lo iba a decir. Todavía no. –… No sé en qué creer… Tenías razón, no te escuché. Lo hago siempre, pero… por favor llámame y dime la verdad.
Colgó antes de que se echase a llorar. Porque se sentía como si lo fuera a hacer. Se miró críticamente en el espejo, nunca había sido tan débil, pero era cierto que no podría estar tranquila hasta que Joe le hablase.
………..
14.50 h Cuernavaca.
Miguel aparcó el coche en una calle residencial de Cuernavaca. Había tenido que buscar la dirección en una agenda anticuada de cuando iba a la Universidad, y allí estaba, frente a aquellas puertas de metal negras y los muros altos de la casa de los padres de Joe.
En realidad no sabía qué hacía allí, porque Joe se cortaría las dos manos antes de pasar por casa de sus padres, quizá sería mejor buscar por otro sitio. No quería admitir que estaba empezando a desesperarse. Poca gente lo sabía pero para Miguel la familia era lo primero, tenía un sentido de la protección muy acusado, y tener a su mejor amigo desaparecido y a su mejor amiga autodestruyéndose, lo estaban llevando por el camino de la amargura.
Además Any le había contado que el día anterior Iñaki le había pedido a ________ que se casase con él… Y aunque su ________ todavía era inteligente, y había dicho que no, él tenía miedo a lo que Iñaki pudiese hacer.
Era necesario arreglar esto y hacerlo ahora.
Miró el papel que tenía en la mano; Any se lo había conseguido de la casa de ________; era increíble que un papel tan pequeño, pudiese causar tantas molestias, y lo volvió a releer, porque tenía la sensación de que había algo que se le escapaba, como con la llamada de Joe.
Rendido lo dobló cuidadosamente, y se lo guardó en el bolsillo de la chaqueta. A Joe no lo iba a encontrar, pero al menos sabría qué había de cierto en el papelucho.
Estuvo esperando casi un cuarto de hora hasta que alguien quiso abrirle la puerta, alguien que por su cara adusta y uniforme oscuro, debía ser al menos un mayordomo.
_¿Quién es usted?
Miguel suspiró y sacó una tarjeta que ofreció al mayordomo, y usó su cara de negocios, la que hacía temblar a casi todo el mundo que se le ponía por delante.
_Soy Miguel Arango, deseo ver a los Sres Jonas.
_¿Está citado? – preguntó el mayordomo a su vez mirándolo fijamente.
Miguel se irguió en toda su estatura y lo fulminó con la mirada. El hombrecillo, se encogió visiblemente y se apartó de la puerta, dejándolo pasar.
Miguel siguió al mayordomo, cruzando sorprendido los caminos de grava hacia la casa que estaba escondida detrás de sicomoros.
Lo dejaron abandonado en un salón, mientras llamaban a la señora de la casa. Miguel suspiró otra vez, de desesperación y de cansancio. Ya había llamado esa misma mañana a los padres de Joe y le habían contestado muy fríamente, diciéndole que no tenían nada que decirle.
Cómo se notaba que no conocían a Miguel, él no se rendía por nada. Se paseó por el salón mirando las fotos, expuestas sobre muebles de madera en marcos de plata. Sonrió al ver a Joe, de pequeño con sus hermanos, Joe de adolescente en la piscina con Lucía, fotos de la madre de Joe con su hijo de bebé en brazos, Lucía y sus otros hermanos, de la abuela, del matrimonio…
Tuvo tiempo de ver las fotos dos veces, en la más de media hora larga que lo tuvieron esperando en aquel salón. Antes de que el estirado mayordomo le dijese que la señora lo recibiría en el jardín.
Y de hecho lo esperaba, sentada en un cenador junto con unos vasos de lo que parecía zumo de tamarino.
_Veo que usted no entiende lo que significan las palabras “no tenemos nada que decirle”, señor Arango.- Comentó la madre de Joe sin levantarse de la silla, y mirándolo con unos ojos claros de color pálido, mientras le ofrecía asiento.
Miguel frunció el ceño, la madre de Joe no era lo que había esperado, extremadamente delgada, y vestida con elegancia, no se parecía para nada a la chica de la foto del salón. Se sentó en la silla y se encogió de hombros.
_La palabra “rendirse” no está en mi vocabulario señora. Es una de mis virtudes.
Mabel Jonas, miró al jovencito insolente sentado frente a ella y esbozó una mueca de desagrado, mientras comentaba secamente:
_Diga más bien un defecto señor Arango. Igual que la insolencia.
Miguel se dio cuenta de que la señora era dura como una piedra y decidió pasar al punto. No era momento de empezar con peleas verbales, porque corría el riesgo de que lo echasen sin obtener respuestas, y no había venido hasta aquí para nada.
Así que dibujó una de sus sonrisas –marca patentada- y se inclinó hacia delante para decir:
_Señora, prometo no robar mucho de su tiempo. Sólo querría saber si sabe donde está su hijo Joe.
Mabel alzó unas cejas en un arco perfecto, y unas arrugas aparecieron en la frente bronceada.
_No sé porque debería saber eso, Arango. Mi hijo hace años que no nos habla, si fuera amigo suyo ya lo sabría.
Miguel asintió:_ Sé que no se llevaban bien, pero…
Mabel levantó una mano delgada y cuajada de anillos:_ Mire, mi hijo, se fue de casa, con acusaciones terribles hacia su padre, de eso hace ya 3 años. Es una vergüenza para todos nosotros.
Miguel frunció el ceño:_ Señora, eso no puede ser… -Empezó. Y la madre de Joe volvió a abrir los ojos por tremendo atrevimiento, e hizo el movimiento de levantarse.
_Esta visita ha terminado Arango, haga el favor de marcharse por donde ha venido.
Miguel la detuvo apoyando la mano en su brazo y sacó el papel del bolsillo:
_No se irá sin escucharme señora. Es imposible que no vean a su hijo desde hace tres años cuando fueron testigos de su boda hace 11 meses.
Mabel se soltó con firmeza de la mano y sonrió. Miguel, se sorprendió que aquella señora hubiese podido tener dos hijos como Lucía y Joe, que cuando sonreían hacían el mundo un lugar un poco más alegre. Porque la sonrisa de Mabel era tirante y cínica, en aquel rostro demacrado. Una sonrisa que no llegaba a los ojos.
Mabel le arrancó el papel de las manos sin ningún miramiento, y lo leyó, y por primera vez Miguel pudo ver algo de emoción en sus ojos.
_Arango, me temo que le han engañado. Este papel es falso.- Dijo pensativa.
Miguel aspiró aire con fuerza, y sintió como el corazón le latía con fuerza, estrellándose contra el pecho. Preguntó con todas sus esperanzas y las de ________:
_¿Quiere decir que no se casó?
……………..
Edificios de
Industrias Pardo.
México D.F.
Christian se paseó por la oficina con impaciencia. No era posible, no era posible, no era posible. Pero lo era, de hecho Nico Ponce lo había comprobado tres veces, la cuenta del BBVA era de Amanda de Pardo.
¿Para qué quería Amanda el dinero? Porque su sueldo como parte de la dirección financiera era importantísimo, eso sin contar con que como esposa de su padre, tenía más dinero del que podría gastar, sin que nadie le dijese nada.
No sólo lo sacaba, sino que lo devolvía.
Se miró las manos, y comenzó con un hábito muy feo que casi se había quitado, morderse las uñas. Mayté se había encargado de buscar los informes de los últimos 5 años, que casi ocupaban la mesa entera. Y él esperaba, deseaba, que no hubiese nada sospechoso.
Ahora el dilema ¿se lo decía a su padre? ¿Se lo decía a Amanda y la enfrentaba? ¿La seguía? … Suspiró y se dejó caer en la silla. A su padre esto lo podría matar y antes de acusar a alguien… Quería saber de qué se trataba.
Porque Amanda estaba rarísima. Ella creía que los demás no se daban cuenta, pero Chris siempre había sido muy observador, y notaba que la sonrisa de ella ya no era sincera, notaba las ojeras debajo de los ojos y sobre todo, se daba cuenta de la expresión de absoluta angustia que aparecía en su cara cuando pensaba que nadie la miraba.
…..
Mabel levantó la vista del papel y sonrió con gesto desagradable:_ Oh Claro que se casó. Pero no en esta fecha.
Miguel se hundió un poco, Joe había dicho la verdad, mira que era tonto por hacerse ilusiones. Entonces pensó en la segunda parte de la frase.
_¿Cómo que no en esta fecha?- Preguntó tontamente. Y tuvo la sensación de que ya sabía la respuesta.
Mabel lo miró como si fuera retardado, y se volvió a sentar. Siempre disfrutaba de estas situaciones.
_Mi hijo sí se casó el 21 de Enero pero hace casi 7 años. –Dijo Mabel, señalando la fecha del papel, que marcaba Enero del 2007.
Miguel sintió como una de las piezas empezaba a colocarse en el sitio del puzzle que era Joe. Joe desapareció en medio del curso de la universidad, cuando tenían 19 años. Eso era. Se había casado.
_¿No lo sabía? Menudo amigo es mi hijo… -Mabel lo dijo con tono de flasa sorpesa, y luego sacudió la cabeza, tomando un sorbo del vaso.
Miguel trató de ignorar el comentario, pero no pudo:
_Su hijo es el mejor de los amigos, señora. A pesar de los padres que le han tocado.
Mabel, lo miró envarada, y dejó el vaso sobre la mesa, pero usó la lengua viperina, fruto del entrenamiento con su marido.
_Su lealtad dice mucho de usted, pero conozco a mi hijo mejor Arango…- Lo miró con un brillo peligroso en los ojos pálidos.- Joe, le guste o no es como nosotros. Es un Jonas.
Miguel bufó y ella sonrió, mientras continuaba:_ Ahora él no lo ve y no nos quiere hablar, no desde la muerte de Laura y Álvaro, pero algún día entenderá
Mabel se reclinó en la silla, sonriendo al ver la cara de desconcierto de Miguel. Miguel entendió finalmente porqué Joe había pedido confianza, no era casado, era viudo. Sacudió la cabeza, y se dijo que ahora probablemente no lo encontraría, vete a saber dónde estaba.
Miró a la madre de su amigo, mirándolo satisfecha, y de repente no pudo soportar estar más con ella, cerca del aire que respiraba. Ya se enteraría de otra manera. Mabel, parecía que no iba a añadir nada más, así que Miguel se levantó y le tendió la mano, para despedirse.
_Le prometí que no le robaría mucho tiempo. Ha sido un placer conocerla.- Dijo Miguel, que se encontraba en un estado lejos de sentir placer.
Mabel asintió y lo miró inclinando la cabeza:_ ¿No me va a preguntar más Arango? Menuda decepción.
Miguel se quedó clavado en el sitio, odiando a aquella señora que se sentaba con aquella tranquilidad, mientras hablaba de cosas tan tristes, pero igual preguntó:
_¿Porqué se enfadó Joe con su padre?
Hospital Central,
México D.F.
________ sostuvo el celular, y marcó el número de Joe, deseando y no deseando que él respondiera.
_Pardo. Estaba usted aquí. Se la necesita en el quirófano 2, hay dos resecciones y usted es la primera ayudante. – Dijo una voz a sus espaldas.
Al darse la vuelta, vio a Ferrer, uno de los dos jefes de Cirugía, mirándola con mala cara. Suspiró y dijo:
_¿Puede esperar un segundo? Tengo una llamada importante.- Dijo con voz débil. Sabía que si dejaba el teléfono ahora, era probable que después no encontrase la fuerza ni las ganas de volver a cogerlo.
Ferrer la miró de arriba abajo:_ Pardo, las llamadas pueden esperar, hay DOS operaciones… No sé si me he explicado claramente. Dos. – Remarcó Ferrer.
Ella frunció el ceño, y él la miró sacudiendo la cabeza:_ A menos que sea el presidente de la Nación, haga el favor de colgar el teléfono, y marchar al quirófano. Esto no es un colegio.
La ________ cirujana habría hecho al instante lo que le decían, y salir corriendo a operar. No se perdería esa oportunidad de ninguna manera, para algo estaba allí, para ser la mejor con un escalpelo en la mano.
Pero la ________-________, la de siempre, la que de pequeña le cortó el pelo a Christian mientras dormía, no.
Ella sonrió y movió el teléfono, y asintió:_ Verá señor lo haría encantada, pero es mi padre.
Ahora fue el turno de Ferrer de fruncir el ceño:_¿El Sr. Pardo? – preguntó con suspicacia.
Ella asintió de nuevo, sabiendo que por la mente de Ferrer estaba pasando la siguiente información “ El mismo señor Pardo que donó medio millón al hospital el año pasado”.
Ella nunca había hecho algo así, es decir, no solía mencionar a su familia, ni aprovecharse de su posición, y se pidió perdón mentalmente, pero era una cuestión de vida o muerte.
Ferrer estaba pensando, tanto que ________ casi podía ver los engranajes de su cerebro moverse, que si le llevaba la contraria a tan poderoso personaje su hospital perdería otra generosa donación el año que venía.
_Está bien, pero sólo cinco minutos. Estamos aquí por los pacientes, Pardo, no lo olvide. No para andar jugando a las llamaditas.
Ferrer desapareció con un revuelo de uniformes, y la habitación se quedó vacía de nuevo.
________ apretó el botón de rellamada y escuchó como el teléfono al otro lado sonaba y sonaba. Extrañada, colgó y volvió a marcar, pero esta vez, un mensaje pregrabado con la voz metálica y de acento neutro de la compañía telefónica sonó:
_El teléfono marcado, no existe o se encuentra fuera de cobertura. Por favor inténtelo de nuevo, o deje un mensaje tras oír la señal.
Un pitido sonó después, y ________ se quedó callada. ¿Qué le pasaría a Joe? ¿No le querría coger el teléfono? ¿Había colgado a propósito?
Respiró profundamente, mientras pensaba. No había sido su intención hablar a una máquina, pero quizá así sería más fácil que hacerlo al mismísimo Joe. Al menos no se echaría a llorar cuando lo oyese respirar.
_Yo… tengo una caja ¿sabes?.- empezó, en voz baja, sin tener claro a donde llegar.- Es una caja negra que me aísla de los demás, y no la suelo abrir a casi nadie. Así no me hacen daño.
Suspiró pensando que Joe cuando oyese eso pensaría que estaba borracha, drogada o loca…. O las tres cosas a la vez. Pero ya que había empezado, debía terminar.
_...Contigo… no me dio tiempo a cerrarla o no quise, no sé, y te colaste dentro. Y… ahora… - “No quiero que salgas de ella”, pensó. Pero eso no lo iba a decir. Todavía no. –… No sé en qué creer… Tenías razón, no te escuché. Lo hago siempre, pero… por favor llámame y dime la verdad.
Colgó antes de que se echase a llorar. Porque se sentía como si lo fuera a hacer. Se miró críticamente en el espejo, nunca había sido tan débil, pero era cierto que no podría estar tranquila hasta que Joe le hablase.
………..
14.50 h Cuernavaca.
Miguel aparcó el coche en una calle residencial de Cuernavaca. Había tenido que buscar la dirección en una agenda anticuada de cuando iba a la Universidad, y allí estaba, frente a aquellas puertas de metal negras y los muros altos de la casa de los padres de Joe.
En realidad no sabía qué hacía allí, porque Joe se cortaría las dos manos antes de pasar por casa de sus padres, quizá sería mejor buscar por otro sitio. No quería admitir que estaba empezando a desesperarse. Poca gente lo sabía pero para Miguel la familia era lo primero, tenía un sentido de la protección muy acusado, y tener a su mejor amigo desaparecido y a su mejor amiga autodestruyéndose, lo estaban llevando por el camino de la amargura.
Además Any le había contado que el día anterior Iñaki le había pedido a ________ que se casase con él… Y aunque su ________ todavía era inteligente, y había dicho que no, él tenía miedo a lo que Iñaki pudiese hacer.
Era necesario arreglar esto y hacerlo ahora.
Miró el papel que tenía en la mano; Any se lo había conseguido de la casa de ________; era increíble que un papel tan pequeño, pudiese causar tantas molestias, y lo volvió a releer, porque tenía la sensación de que había algo que se le escapaba, como con la llamada de Joe.
Rendido lo dobló cuidadosamente, y se lo guardó en el bolsillo de la chaqueta. A Joe no lo iba a encontrar, pero al menos sabría qué había de cierto en el papelucho.
Estuvo esperando casi un cuarto de hora hasta que alguien quiso abrirle la puerta, alguien que por su cara adusta y uniforme oscuro, debía ser al menos un mayordomo.
_¿Quién es usted?
Miguel suspiró y sacó una tarjeta que ofreció al mayordomo, y usó su cara de negocios, la que hacía temblar a casi todo el mundo que se le ponía por delante.
_Soy Miguel Arango, deseo ver a los Sres Jonas.
_¿Está citado? – preguntó el mayordomo a su vez mirándolo fijamente.
Miguel se irguió en toda su estatura y lo fulminó con la mirada. El hombrecillo, se encogió visiblemente y se apartó de la puerta, dejándolo pasar.
Miguel siguió al mayordomo, cruzando sorprendido los caminos de grava hacia la casa que estaba escondida detrás de sicomoros.
Lo dejaron abandonado en un salón, mientras llamaban a la señora de la casa. Miguel suspiró otra vez, de desesperación y de cansancio. Ya había llamado esa misma mañana a los padres de Joe y le habían contestado muy fríamente, diciéndole que no tenían nada que decirle.
Cómo se notaba que no conocían a Miguel, él no se rendía por nada. Se paseó por el salón mirando las fotos, expuestas sobre muebles de madera en marcos de plata. Sonrió al ver a Joe, de pequeño con sus hermanos, Joe de adolescente en la piscina con Lucía, fotos de la madre de Joe con su hijo de bebé en brazos, Lucía y sus otros hermanos, de la abuela, del matrimonio…
Tuvo tiempo de ver las fotos dos veces, en la más de media hora larga que lo tuvieron esperando en aquel salón. Antes de que el estirado mayordomo le dijese que la señora lo recibiría en el jardín.
Y de hecho lo esperaba, sentada en un cenador junto con unos vasos de lo que parecía zumo de tamarino.
_Veo que usted no entiende lo que significan las palabras “no tenemos nada que decirle”, señor Arango.- Comentó la madre de Joe sin levantarse de la silla, y mirándolo con unos ojos claros de color pálido, mientras le ofrecía asiento.
Miguel frunció el ceño, la madre de Joe no era lo que había esperado, extremadamente delgada, y vestida con elegancia, no se parecía para nada a la chica de la foto del salón. Se sentó en la silla y se encogió de hombros.
_La palabra “rendirse” no está en mi vocabulario señora. Es una de mis virtudes.
Mabel Jonas, miró al jovencito insolente sentado frente a ella y esbozó una mueca de desagrado, mientras comentaba secamente:
_Diga más bien un defecto señor Arango. Igual que la insolencia.
Miguel se dio cuenta de que la señora era dura como una piedra y decidió pasar al punto. No era momento de empezar con peleas verbales, porque corría el riesgo de que lo echasen sin obtener respuestas, y no había venido hasta aquí para nada.
Así que dibujó una de sus sonrisas –marca patentada- y se inclinó hacia delante para decir:
_Señora, prometo no robar mucho de su tiempo. Sólo querría saber si sabe donde está su hijo Joe.
Mabel alzó unas cejas en un arco perfecto, y unas arrugas aparecieron en la frente bronceada.
_No sé porque debería saber eso, Arango. Mi hijo hace años que no nos habla, si fuera amigo suyo ya lo sabría.
Miguel asintió:_ Sé que no se llevaban bien, pero…
Mabel levantó una mano delgada y cuajada de anillos:_ Mire, mi hijo, se fue de casa, con acusaciones terribles hacia su padre, de eso hace ya 3 años. Es una vergüenza para todos nosotros.
Miguel frunció el ceño:_ Señora, eso no puede ser… -Empezó. Y la madre de Joe volvió a abrir los ojos por tremendo atrevimiento, e hizo el movimiento de levantarse.
_Esta visita ha terminado Arango, haga el favor de marcharse por donde ha venido.
Miguel la detuvo apoyando la mano en su brazo y sacó el papel del bolsillo:
_No se irá sin escucharme señora. Es imposible que no vean a su hijo desde hace tres años cuando fueron testigos de su boda hace 11 meses.
Mabel se soltó con firmeza de la mano y sonrió. Miguel, se sorprendió que aquella señora hubiese podido tener dos hijos como Lucía y Joe, que cuando sonreían hacían el mundo un lugar un poco más alegre. Porque la sonrisa de Mabel era tirante y cínica, en aquel rostro demacrado. Una sonrisa que no llegaba a los ojos.
Mabel le arrancó el papel de las manos sin ningún miramiento, y lo leyó, y por primera vez Miguel pudo ver algo de emoción en sus ojos.
_Arango, me temo que le han engañado. Este papel es falso.- Dijo pensativa.
Miguel aspiró aire con fuerza, y sintió como el corazón le latía con fuerza, estrellándose contra el pecho. Preguntó con todas sus esperanzas y las de ________:
_¿Quiere decir que no se casó?
……………..
Edificios de
Industrias Pardo.
México D.F.
Christian se paseó por la oficina con impaciencia. No era posible, no era posible, no era posible. Pero lo era, de hecho Nico Ponce lo había comprobado tres veces, la cuenta del BBVA era de Amanda de Pardo.
¿Para qué quería Amanda el dinero? Porque su sueldo como parte de la dirección financiera era importantísimo, eso sin contar con que como esposa de su padre, tenía más dinero del que podría gastar, sin que nadie le dijese nada.
No sólo lo sacaba, sino que lo devolvía.
Se miró las manos, y comenzó con un hábito muy feo que casi se había quitado, morderse las uñas. Mayté se había encargado de buscar los informes de los últimos 5 años, que casi ocupaban la mesa entera. Y él esperaba, deseaba, que no hubiese nada sospechoso.
Ahora el dilema ¿se lo decía a su padre? ¿Se lo decía a Amanda y la enfrentaba? ¿La seguía? … Suspiró y se dejó caer en la silla. A su padre esto lo podría matar y antes de acusar a alguien… Quería saber de qué se trataba.
Porque Amanda estaba rarísima. Ella creía que los demás no se daban cuenta, pero Chris siempre había sido muy observador, y notaba que la sonrisa de ella ya no era sincera, notaba las ojeras debajo de los ojos y sobre todo, se daba cuenta de la expresión de absoluta angustia que aparecía en su cara cuando pensaba que nadie la miraba.
…..
Mabel levantó la vista del papel y sonrió con gesto desagradable:_ Oh Claro que se casó. Pero no en esta fecha.
Miguel se hundió un poco, Joe había dicho la verdad, mira que era tonto por hacerse ilusiones. Entonces pensó en la segunda parte de la frase.
_¿Cómo que no en esta fecha?- Preguntó tontamente. Y tuvo la sensación de que ya sabía la respuesta.
Mabel lo miró como si fuera retardado, y se volvió a sentar. Siempre disfrutaba de estas situaciones.
_Mi hijo sí se casó el 21 de Enero pero hace casi 7 años. –Dijo Mabel, señalando la fecha del papel, que marcaba Enero del 2007.
Miguel sintió como una de las piezas empezaba a colocarse en el sitio del puzzle que era Joe. Joe desapareció en medio del curso de la universidad, cuando tenían 19 años. Eso era. Se había casado.
_¿No lo sabía? Menudo amigo es mi hijo… -Mabel lo dijo con tono de flasa sorpesa, y luego sacudió la cabeza, tomando un sorbo del vaso.
Miguel trató de ignorar el comentario, pero no pudo:
_Su hijo es el mejor de los amigos, señora. A pesar de los padres que le han tocado.
Mabel, lo miró envarada, y dejó el vaso sobre la mesa, pero usó la lengua viperina, fruto del entrenamiento con su marido.
_Su lealtad dice mucho de usted, pero conozco a mi hijo mejor Arango…- Lo miró con un brillo peligroso en los ojos pálidos.- Joe, le guste o no es como nosotros. Es un Jonas.
Miguel bufó y ella sonrió, mientras continuaba:_ Ahora él no lo ve y no nos quiere hablar, no desde la muerte de Laura y Álvaro, pero algún día entenderá
Mabel se reclinó en la silla, sonriendo al ver la cara de desconcierto de Miguel. Miguel entendió finalmente porqué Joe había pedido confianza, no era casado, era viudo. Sacudió la cabeza, y se dijo que ahora probablemente no lo encontraría, vete a saber dónde estaba.
Miró a la madre de su amigo, mirándolo satisfecha, y de repente no pudo soportar estar más con ella, cerca del aire que respiraba. Ya se enteraría de otra manera. Mabel, parecía que no iba a añadir nada más, así que Miguel se levantó y le tendió la mano, para despedirse.
_Le prometí que no le robaría mucho tiempo. Ha sido un placer conocerla.- Dijo Miguel, que se encontraba en un estado lejos de sentir placer.
Mabel asintió y lo miró inclinando la cabeza:_ ¿No me va a preguntar más Arango? Menuda decepción.
Miguel se quedó clavado en el sitio, odiando a aquella señora que se sentaba con aquella tranquilidad, mientras hablaba de cosas tan tristes, pero igual preguntó:
_¿Porqué se enfadó Joe con su padre?
Nani Jonas
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
# Party In The Usa escribió:Acabo de leer esta nove y me encanto...!!!siguela...!!!SOY TU NUEVA Y FIEL LECTORA...!!! :D
Hola bienvenida gracias por pasarte a leer y comentar
Nani Jonas
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Nani Jonas escribió:# Party In The Usa escribió:Acabo de leer esta nove y me encanto...!!!siguela...!!!SOY TU NUEVA Y FIEL LECTORA...!!! :D
Hola bienvenida gracias por pasarte a leer y comentar
De nada, lo hize porque me encanto la nove, y esta muy bueno el cap.
!Wedding Bells!
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
awwww se revelan los secretos
Que desgraciada es la mama de Joe, no le importa ni un comino él :x
Estonces Joe es viudo???
Y que pasa con Amanda?
Tantos misterios :(
Siguela!!!
Que desgraciada es la mama de Joe, no le importa ni un comino él :x
Estonces Joe es viudo???
Y que pasa con Amanda?
Tantos misterios :(
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
wow !!
voy a matar a iñaki!!!
siguela!!!
ahhh joe se kso ac 7 años y ahhhh
siguelaaaa
voy a matar a iñaki!!!
siguela!!!
ahhh joe se kso ac 7 años y ahhhh
siguelaaaa
jamileth
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Hola chicas hoy no voy a poder subirles cap
pero ya saben qe seran reconpensadas mañana
jajajaja nos vemos las qiero
pero ya saben qe seran reconpensadas mañana
jajajaja nos vemos las qiero
Nani Jonas
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