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"Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
aww me fascino ya quiero que Any y Miguel esten juntos
Siguela pronto!!!!!
Siguela pronto!!!!!
aranzhitha
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Capítulo 40
Iñaki salió del coche, y lo cerró con un pitido del mando que llevaba en la mano, mirando a ambos lados de la sucia calle antes de cruzarla y entrar en un edificio de aspecto no menos sucio. La calle, tétrica de noche, no ofrecía mejor aspecto durante el día. Llevaba un sobre grande de papel marrón, el mismo que le había dado Castilla en el aeropuerto de Miami, y el único objetivo de encontrarse en aquella zona era la de esconderlo de miradas ajenas.
Al entrar en el hall del Apartahotel El Águila, se encontró con Ramón, el despreciable recepcionista. A Iñaki le recorrió un escalofrío interno, de asco y de rabia, por tener que encontrarse en un lugar así. Él tenía demasiada clase para codearse con ese tipo de gentes, pero la falta de dinero era lo que tenía… Le hace hacer a uno cosas insospechadas. Puso una sonrisa falsa y de superioridad en su cara, y no hubiera saludado –para demostrar quién mandaba- si no fuera porque el mismo Ramón se colgó de su manga para hablarle:
_¿Qué hubo doctorcito? Cuánto tiempo.
Iñaki se giró para soltar su chaqueta de las manos inmundas de aquel tipejo, y se fijó en que tenía un ojo morado y magulladuras por el rostro. Posiblemente una pelea con la gente del barrio, pensó Iñaki. Ramón, siguió insistiendo.
_Ayer vino a verle una mujer, jefecito. Muy guapa
Iñaki sin contestar todavía frunció el ceño, posiblemente alguna de sus amigas. La verdad es que le daba igual, tenía suficientes mujeres, y casi todas eran rubias y guapas, porque sentía debilidad por ese tipo de chicas. Se dignó a dirigirle la palabra.
_Gracias Ramón. Ahora tengo prisa.
Ramón vió desaparecer la chaqueta oscura de Iñaki por las destartaladas escaleras y borró la estúpida cara de servilismo que usaba con Iñaki. Sabía que el “doctorcito” se creía superior, y pero él disfrutaba viéndolo en un lugar que obviamente no le gustaba.
Volvió a dirigirse pesadamente a su silla, frotándose el costado golpeado y maldijo otra vez al que le había puesto en ese estado.
Esa misma mañana un chico joven alto y trajeado había entrado en la recepción, y sin mediar palabra, le había dado un puñetazo directamente en la cara, y sujetándolo por la camisa le había lanzado sobre la mesa. Y hecho esto, se largó, sin robar y sin explicaciones.
Iñaki, mientras tanto, abría la puerta del departamento que tenía alquilado, desde hacía años. De hecho fue el primero que pudo permitirse con sus trabajos ocasionales, mientras estudiaba la carrera. A pesar de que gracias a su sueldo en el hospital podía costearse otro en una zona mejor de la ciudad, mantenía este cuchitril por muchas razones. La primera de ellas era porque nadie conocido sabía que lo tenía, y él tenía cosas que esconder allí, cosas de su pasado y de sus planes de futuro; la segunda es que era un picadero perfecto para sus ligues ocasionales y la tercera y no menos importante, era que el horrible lugar le recordaba diariamente su pobreza de juventud y al lugar al que no quería regresar.
Echó una segunda ojeada a las fotos del sobre, en ellas se veía a una mujer muy atractiva abandonar entrar en el hospital y salir unas horas más tarde, había otras fotos, de la misma persona por la ciudad, acompañada y sola. Pero las que le molestaron más fueron las del hospital. El ratoncito estaba empezando a intentar salir de la trampa por lo visto. Pero la trampa la tendía él y no pensaba dejarla escapar.
Dejó el sobre, sobre otro montón idéntico de fotos y salió por la puerta dispuesto a alejarse de aquél lugar en busca de su cita de la tarde. Una rubia, por supuesto.
……….
Any esperaba Miguel que para no variar, llegaba tarde. Miró desesperada el reloj y cambió de emisora en la radio del coche. Alguien golpeó en la ventanilla, y Any se sobresaltó.
_¡Ábreme güera! Aquí fuera llueve.
Any decidió pensárselo unos segundos, hacía sólo, media hora que llovía, pero no duraría mucho… Así que se aguantara Miguel y se calase un poco. Él volvió a golpear la ventanilla con los nudillos.
_Para tu información… ME ESTOY MOJANDO.
Any abrió la puerta y Miguel se metió rápidamente en el coche, chorreando y con cara de enfado.
_¿Tienes algún problema de audición, o es que no me entendías? –preguntó sarcástico.
Ella lo miró de reojo sonriendo, mientras arrancaba:_ ¿Y tú tienes algún problema mirando la hora? ¿O necesitas que te enseñe a leer un reloj?
Miguel soltó una risilla por lo bajo:_ La gente importante llega tarde güera, y los demás esperan.
Any dio un frenazo brusco y Miguel , que no llevaba cinturón de seguridad, salió se vió lanzado hacia delante bruscamente con un gruñido. Volviendo a la velocidad normal y Any comentó:_ Yo no soy “los demás” Miguel. A mi no me haces esperar.
Miguel bufó y sacudió la cabeza y las mangas de la cazadora, llenando el coche de gotitas de de agua. Decidió cambiar de tema:_ Más te vale quedarte detrás de mi todo el rato.
Ella lo volvió a mirar de reojo y dijo entre dientes:_ Ya lo habíamos hablado, yo me cuido sola.
Miguel tenía serias objeciones a ese punto, pero en lugar de eso dijo:_ Lo digo para que no se te vea tanto… Esa melena rubia se ve de lejos e Iñaki puede reconocerte.
_Nunca pensé que Iñaki fuera de ese estilo de novios…- Comentó Any mientras conducía a través de las congestionadas calles.
Miguel la miró:_ ¿Porqué lo dices? A mi siempre me pareció un imbécil y mentiroso.
Any se encogió de hombros:_ Nunca me miró.
_¿Te gustaba?- Preguntó Miguel extrañado.
_Nooo.- Dijo Any aliviada. Pero cuando continuó hablando lo hizo con voz triste.- Es uno de los pocos novios de mis amigas que nunca se me insinuó… Algunas de ellas me han dejado de hablar… No sé… Pensé que Iñaki era diferente.
Miguel le preguntó:_ ¿Entonces que buscas en un hombre?
Any pasó un rato en silencio, y Miguel pensó que no iba a contestar, pero de repente dijo:_ Que sea ciego.
Miguel se atragantó, y alzando una ceja incrédulo repitió:_¿Ciego?
Any asintió sonriendo y aparcó el coche cerca del edificio de Iñaki, se estiró y cogió un paraguas del asiento de atrás y se lo pasó a Miguel. Cuando estaba cerrando la puerta se explicó:
_Quiero un ciego, que no se fije en mi aspecto. Y me quiera por lo que soy.
En silencio se apostaron en una esquina cerca del portal, desde donde veían toda la calle. Miguel miró ansioso el edificio, totalmente distinto al que él mismo había visitado esa misma mañana. Sacudió la mano que todavía le dolía del puñetazo a Ramón y el movimiento hizo que Any se diera la vuelta para mirarlo.
_¿A qué hueles?- preguntó Any sorprendida. Estaban los dos juntos bajo el paraguas, y la lluvia hacía que el aire estuviera limpio, de modo que cualquier olor se percibía más. Miguel a su lado, olía a canela…. O a algo por el estilo.
Miguel abrió la boca para contestar, peo en ese momento un coche se paró en la acera, y de él bajaron Iñaki y una rubia. Con un movimiento rápido, giró y se aplastó contra la pared, torciendo el paraguas un poco de modo que los ocultase a la vista de Iñaki.ç
Any encerrada entre Miguel y la pared, sentía que el corazón le latía a mil por hora. Olía a canela , de eso estaba segura ahora. En realidad no podía ver nada que no fuera la cazadora y la camiseta de Miguel, quien tenía apoyada la barbilla en la cabeza de ella. Para cualquiera que los viera desde la calle, parecerían una pareja normal, y no podrían distinguir sus caras. Nada más que Miguel vió el borde de la falda de la rubia desaparecer en la puerta del edificio, se separó de ella, dejando a Any insólitamente triste.
Miguel tiró de su brazo, pero Any no se movió:
_¿Dónde vas, estás loco?- Dijo siseando.- Se supone que no nos tiene que ver…
Miguel le guiñó un ojo y la movió hacia la puerta, enlazando un brazo de ella en uno suyo para hacer que caminase a su paso.- Tú sígueme la corriente ¿OK Reinita?
Any refunfuñó pero lo siguió y subieron las escaleras de piedra del edificio. Una entrada elegante y amplia, mármol y alfombras, incluso un hall con sillones donde esperar. Un buen edificio en suma.
Miguel se palpó los bolsillos de la chaqueta y sacó un celular último modelo, y comenzó a hablar por él en un inglés rápido y con fuerte acento americano. El conserje, un cincuentón vestido de uniforme azul marino, vio a aquel joven entrar en su recepción, pero supo distinguir la ropa de esport cara, la actitud de mando y a alguien que estaba acostumbrado a mandar. Se acercó dubitativo para preguntarles.
Pero Miguel, con Any en un brazo, y el móvil en otro, le lanzó una mirada furibunda y altiva que dejó al señor helado en su sitio. Con paso tranquilo alcanzaron los ascensores sin que nadie los molestase.
Cuando las puertas se cerraron y se quedaron solos Miguel se guardó el teléfono en el bolsillo y calló de repente. Cuando salieron al pasillo, chocaron con una chica de la limpieza que los miró desconfiada.
_¿Quienes son? – preguntó con cara de pocos amigos.- No son propietarios, no los recuerdo.
Any estaba parada sin saber qué decir, pero Miguel esbozó “su sonrisa” y le dijo con voz melosa.
_No, no somos propietarios, y es una lástima porque si no te conocería. –Sonrió con cara de pícaro, y la chica exhaló un suspiro audible.- Lo cierto es que nos ha invitado un amigo y me temo que nos hemos despistado.
La chica estaba tan absorta en la sonrisa de Miguel que no vió como Any ponía los ojos en blanco. La limpiadora le sonrió de vuelta a Miguel y le señaló el pido que buscaban. Miguel amplió la sonrisa para darle las gracias y recibió un codazo de Any. En cuanto el ruido del carrito de la limpieza desapareció por los pasillos Any le dijo:
_¿ Puedes dejar de hacer eso?
_¿De hacer qué?- dijo Miguel inocentemente.
_De asustar a los hombres y sonreír a las mujeres.- Dijo Any buscando el número de la puerta.
_¿Preferirías que sonriera a los hombres y asustara a las mujeres?- preguntó Miguel sonriendo a la espalda de Any.
Any soltó un gemido ahogado. Lo cierto es que Sí lo prefería._ Me conformo con que no asustes a nadie.
Encontró la puerta del piso de Iñaki, y al otro lado se escucharon risas y música. Miró a Miguel:_ No nos podemos quedar aquí toda la tarde esperando.
Miguel se encogió de hombros. Dudaba que Iñaki pasara toda la noche con la misma mujer, o que la dejase quedarse a dormir. Ese tipo era frío y solitario. _Esperaremos en el descansillo de la escalera un rato.
Any estaba a punto de negarse cuando oyeron que la cerradura de la puerta de Iñaki se movía. Any tiró bruscamente de Miguel y lo llevó hasta una puerta que acababa de ver. La localizó la abrió y empujó a Miguel dentro, cerrando la puerta rápidamente.
_¿Dónde estamos? - preguntó Miguel.
El lugar era un cuarto de la limpieza, y no tenía luz, así que Any comenzó a palmotear la pared en busca de un interruptor.
_El cuarto de la limpieza. -dijo en voz baja.
A Any no le gustaban especialmente los sitios oscuros y lo cierto era que ahí no se veía nada. De repente sintió la mano de Miguel en el hombro. Any era consciente de Miguel, incluso sin verlo, lo sentía, sentía el calor de la figura y aquel peculiar olor a canela.
Miguel, se dijo que era el momento.
_Estoy ciego.- dijo en voz baja
_Tampoco seas exagerado Miguelito, no está tan oscuro.- Bufó Any exasperada. Con la mano siguió tocando la pared y la recorrió buscando la luz. _Por ahí encuentro una bombilla.
Miguel la sujetó por los hombros e inclinó la cabeza hasta decirle en el oído en un susurro:
_ Ahora mismo soy un ciego.
Iñaki salió del coche, y lo cerró con un pitido del mando que llevaba en la mano, mirando a ambos lados de la sucia calle antes de cruzarla y entrar en un edificio de aspecto no menos sucio. La calle, tétrica de noche, no ofrecía mejor aspecto durante el día. Llevaba un sobre grande de papel marrón, el mismo que le había dado Castilla en el aeropuerto de Miami, y el único objetivo de encontrarse en aquella zona era la de esconderlo de miradas ajenas.
Al entrar en el hall del Apartahotel El Águila, se encontró con Ramón, el despreciable recepcionista. A Iñaki le recorrió un escalofrío interno, de asco y de rabia, por tener que encontrarse en un lugar así. Él tenía demasiada clase para codearse con ese tipo de gentes, pero la falta de dinero era lo que tenía… Le hace hacer a uno cosas insospechadas. Puso una sonrisa falsa y de superioridad en su cara, y no hubiera saludado –para demostrar quién mandaba- si no fuera porque el mismo Ramón se colgó de su manga para hablarle:
_¿Qué hubo doctorcito? Cuánto tiempo.
Iñaki se giró para soltar su chaqueta de las manos inmundas de aquel tipejo, y se fijó en que tenía un ojo morado y magulladuras por el rostro. Posiblemente una pelea con la gente del barrio, pensó Iñaki. Ramón, siguió insistiendo.
_Ayer vino a verle una mujer, jefecito. Muy guapa
Iñaki sin contestar todavía frunció el ceño, posiblemente alguna de sus amigas. La verdad es que le daba igual, tenía suficientes mujeres, y casi todas eran rubias y guapas, porque sentía debilidad por ese tipo de chicas. Se dignó a dirigirle la palabra.
_Gracias Ramón. Ahora tengo prisa.
Ramón vió desaparecer la chaqueta oscura de Iñaki por las destartaladas escaleras y borró la estúpida cara de servilismo que usaba con Iñaki. Sabía que el “doctorcito” se creía superior, y pero él disfrutaba viéndolo en un lugar que obviamente no le gustaba.
Volvió a dirigirse pesadamente a su silla, frotándose el costado golpeado y maldijo otra vez al que le había puesto en ese estado.
Esa misma mañana un chico joven alto y trajeado había entrado en la recepción, y sin mediar palabra, le había dado un puñetazo directamente en la cara, y sujetándolo por la camisa le había lanzado sobre la mesa. Y hecho esto, se largó, sin robar y sin explicaciones.
Iñaki, mientras tanto, abría la puerta del departamento que tenía alquilado, desde hacía años. De hecho fue el primero que pudo permitirse con sus trabajos ocasionales, mientras estudiaba la carrera. A pesar de que gracias a su sueldo en el hospital podía costearse otro en una zona mejor de la ciudad, mantenía este cuchitril por muchas razones. La primera de ellas era porque nadie conocido sabía que lo tenía, y él tenía cosas que esconder allí, cosas de su pasado y de sus planes de futuro; la segunda es que era un picadero perfecto para sus ligues ocasionales y la tercera y no menos importante, era que el horrible lugar le recordaba diariamente su pobreza de juventud y al lugar al que no quería regresar.
Echó una segunda ojeada a las fotos del sobre, en ellas se veía a una mujer muy atractiva abandonar entrar en el hospital y salir unas horas más tarde, había otras fotos, de la misma persona por la ciudad, acompañada y sola. Pero las que le molestaron más fueron las del hospital. El ratoncito estaba empezando a intentar salir de la trampa por lo visto. Pero la trampa la tendía él y no pensaba dejarla escapar.
Dejó el sobre, sobre otro montón idéntico de fotos y salió por la puerta dispuesto a alejarse de aquél lugar en busca de su cita de la tarde. Una rubia, por supuesto.
……….
Any esperaba Miguel que para no variar, llegaba tarde. Miró desesperada el reloj y cambió de emisora en la radio del coche. Alguien golpeó en la ventanilla, y Any se sobresaltó.
_¡Ábreme güera! Aquí fuera llueve.
Any decidió pensárselo unos segundos, hacía sólo, media hora que llovía, pero no duraría mucho… Así que se aguantara Miguel y se calase un poco. Él volvió a golpear la ventanilla con los nudillos.
_Para tu información… ME ESTOY MOJANDO.
Any abrió la puerta y Miguel se metió rápidamente en el coche, chorreando y con cara de enfado.
_¿Tienes algún problema de audición, o es que no me entendías? –preguntó sarcástico.
Ella lo miró de reojo sonriendo, mientras arrancaba:_ ¿Y tú tienes algún problema mirando la hora? ¿O necesitas que te enseñe a leer un reloj?
Miguel soltó una risilla por lo bajo:_ La gente importante llega tarde güera, y los demás esperan.
Any dio un frenazo brusco y Miguel , que no llevaba cinturón de seguridad, salió se vió lanzado hacia delante bruscamente con un gruñido. Volviendo a la velocidad normal y Any comentó:_ Yo no soy “los demás” Miguel. A mi no me haces esperar.
Miguel bufó y sacudió la cabeza y las mangas de la cazadora, llenando el coche de gotitas de de agua. Decidió cambiar de tema:_ Más te vale quedarte detrás de mi todo el rato.
Ella lo volvió a mirar de reojo y dijo entre dientes:_ Ya lo habíamos hablado, yo me cuido sola.
Miguel tenía serias objeciones a ese punto, pero en lugar de eso dijo:_ Lo digo para que no se te vea tanto… Esa melena rubia se ve de lejos e Iñaki puede reconocerte.
_Nunca pensé que Iñaki fuera de ese estilo de novios…- Comentó Any mientras conducía a través de las congestionadas calles.
Miguel la miró:_ ¿Porqué lo dices? A mi siempre me pareció un imbécil y mentiroso.
Any se encogió de hombros:_ Nunca me miró.
_¿Te gustaba?- Preguntó Miguel extrañado.
_Nooo.- Dijo Any aliviada. Pero cuando continuó hablando lo hizo con voz triste.- Es uno de los pocos novios de mis amigas que nunca se me insinuó… Algunas de ellas me han dejado de hablar… No sé… Pensé que Iñaki era diferente.
Miguel le preguntó:_ ¿Entonces que buscas en un hombre?
Any pasó un rato en silencio, y Miguel pensó que no iba a contestar, pero de repente dijo:_ Que sea ciego.
Miguel se atragantó, y alzando una ceja incrédulo repitió:_¿Ciego?
Any asintió sonriendo y aparcó el coche cerca del edificio de Iñaki, se estiró y cogió un paraguas del asiento de atrás y se lo pasó a Miguel. Cuando estaba cerrando la puerta se explicó:
_Quiero un ciego, que no se fije en mi aspecto. Y me quiera por lo que soy.
En silencio se apostaron en una esquina cerca del portal, desde donde veían toda la calle. Miguel miró ansioso el edificio, totalmente distinto al que él mismo había visitado esa misma mañana. Sacudió la mano que todavía le dolía del puñetazo a Ramón y el movimiento hizo que Any se diera la vuelta para mirarlo.
_¿A qué hueles?- preguntó Any sorprendida. Estaban los dos juntos bajo el paraguas, y la lluvia hacía que el aire estuviera limpio, de modo que cualquier olor se percibía más. Miguel a su lado, olía a canela…. O a algo por el estilo.
Miguel abrió la boca para contestar, peo en ese momento un coche se paró en la acera, y de él bajaron Iñaki y una rubia. Con un movimiento rápido, giró y se aplastó contra la pared, torciendo el paraguas un poco de modo que los ocultase a la vista de Iñaki.ç
Any encerrada entre Miguel y la pared, sentía que el corazón le latía a mil por hora. Olía a canela , de eso estaba segura ahora. En realidad no podía ver nada que no fuera la cazadora y la camiseta de Miguel, quien tenía apoyada la barbilla en la cabeza de ella. Para cualquiera que los viera desde la calle, parecerían una pareja normal, y no podrían distinguir sus caras. Nada más que Miguel vió el borde de la falda de la rubia desaparecer en la puerta del edificio, se separó de ella, dejando a Any insólitamente triste.
Miguel tiró de su brazo, pero Any no se movió:
_¿Dónde vas, estás loco?- Dijo siseando.- Se supone que no nos tiene que ver…
Miguel le guiñó un ojo y la movió hacia la puerta, enlazando un brazo de ella en uno suyo para hacer que caminase a su paso.- Tú sígueme la corriente ¿OK Reinita?
Any refunfuñó pero lo siguió y subieron las escaleras de piedra del edificio. Una entrada elegante y amplia, mármol y alfombras, incluso un hall con sillones donde esperar. Un buen edificio en suma.
Miguel se palpó los bolsillos de la chaqueta y sacó un celular último modelo, y comenzó a hablar por él en un inglés rápido y con fuerte acento americano. El conserje, un cincuentón vestido de uniforme azul marino, vio a aquel joven entrar en su recepción, pero supo distinguir la ropa de esport cara, la actitud de mando y a alguien que estaba acostumbrado a mandar. Se acercó dubitativo para preguntarles.
Pero Miguel, con Any en un brazo, y el móvil en otro, le lanzó una mirada furibunda y altiva que dejó al señor helado en su sitio. Con paso tranquilo alcanzaron los ascensores sin que nadie los molestase.
Cuando las puertas se cerraron y se quedaron solos Miguel se guardó el teléfono en el bolsillo y calló de repente. Cuando salieron al pasillo, chocaron con una chica de la limpieza que los miró desconfiada.
_¿Quienes son? – preguntó con cara de pocos amigos.- No son propietarios, no los recuerdo.
Any estaba parada sin saber qué decir, pero Miguel esbozó “su sonrisa” y le dijo con voz melosa.
_No, no somos propietarios, y es una lástima porque si no te conocería. –Sonrió con cara de pícaro, y la chica exhaló un suspiro audible.- Lo cierto es que nos ha invitado un amigo y me temo que nos hemos despistado.
La chica estaba tan absorta en la sonrisa de Miguel que no vió como Any ponía los ojos en blanco. La limpiadora le sonrió de vuelta a Miguel y le señaló el pido que buscaban. Miguel amplió la sonrisa para darle las gracias y recibió un codazo de Any. En cuanto el ruido del carrito de la limpieza desapareció por los pasillos Any le dijo:
_¿ Puedes dejar de hacer eso?
_¿De hacer qué?- dijo Miguel inocentemente.
_De asustar a los hombres y sonreír a las mujeres.- Dijo Any buscando el número de la puerta.
_¿Preferirías que sonriera a los hombres y asustara a las mujeres?- preguntó Miguel sonriendo a la espalda de Any.
Any soltó un gemido ahogado. Lo cierto es que Sí lo prefería._ Me conformo con que no asustes a nadie.
Encontró la puerta del piso de Iñaki, y al otro lado se escucharon risas y música. Miró a Miguel:_ No nos podemos quedar aquí toda la tarde esperando.
Miguel se encogió de hombros. Dudaba que Iñaki pasara toda la noche con la misma mujer, o que la dejase quedarse a dormir. Ese tipo era frío y solitario. _Esperaremos en el descansillo de la escalera un rato.
Any estaba a punto de negarse cuando oyeron que la cerradura de la puerta de Iñaki se movía. Any tiró bruscamente de Miguel y lo llevó hasta una puerta que acababa de ver. La localizó la abrió y empujó a Miguel dentro, cerrando la puerta rápidamente.
_¿Dónde estamos? - preguntó Miguel.
El lugar era un cuarto de la limpieza, y no tenía luz, así que Any comenzó a palmotear la pared en busca de un interruptor.
_El cuarto de la limpieza. -dijo en voz baja.
A Any no le gustaban especialmente los sitios oscuros y lo cierto era que ahí no se veía nada. De repente sintió la mano de Miguel en el hombro. Any era consciente de Miguel, incluso sin verlo, lo sentía, sentía el calor de la figura y aquel peculiar olor a canela.
Miguel, se dijo que era el momento.
_Estoy ciego.- dijo en voz baja
_Tampoco seas exagerado Miguelito, no está tan oscuro.- Bufó Any exasperada. Con la mano siguió tocando la pared y la recorrió buscando la luz. _Por ahí encuentro una bombilla.
Miguel la sujetó por los hombros e inclinó la cabeza hasta decirle en el oído en un susurro:
_ Ahora mismo soy un ciego.
Nani Jonas
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
awww la va a besar??? Si que la bese y que porfin esten juntos
Siguela!!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
CApítulo 41
LA mano de Any se congeló en el aire, con el interruptor ya olvidado.
_No digas tonterías Miguel.- Su voz, sonó demasiado baja para su gusto.
_Jamás digo tonterías reina.
“si yo fuera tú iría a por él”
Any alargó la mano que tenía en el aire hasta localizar la mejilla de Miguel, y cuando lo hizo, sintió bajo la yema de los dedos el calor de su cuerpo y la barba que comenzaba a crecer, porque esa mañana no le había dado tiempo a afeitarse.
Any no lo sabía pero al tocarlo y no salir del armario, con ese simple gesto Miguel había comenzado a respirar de nuevo, porque había estado aguantando la respiración. Giró la cabeza y besó la palma de la mano de Any, quien sintió un escalofrío; pero pronto esa sensación se vió sustituida por la tibieza y calor cuando Miguel deslizó las manos que tenía en los hombros y la abrazó a él.
Y allí en la completa oscuridad Any lo besó.
Al principio fue un beso suave, un tanteo a ciegas, pero para Miguel fue suficiente, dando un paso adelante la apoyó en la puerta y espero a que ella abriera los labios carnosos y cálidos, para devolverle el beso con mayor intensidad. Era la primera vez en la que no tenía muy claro si era conquistador o el conquistado, y lo cierto es que le daba igual. Lo único importante es que era ella quien lo besaba y eso lo mataba de deseo en aquel lugar oscuro.
Any por su parte no pensaba, pero sentía aquellos besos en sus huesos, y le parecía que estar pegada a él era un placer casi insoportable. Entonces, se dio cuenta de algo y se separó de Miguel.:
_Aquella noche nos besamos ¿verdad? Cuando salimos a cenar…
Any sentía la respiración de Miguel en la ara, un poco acelerada:_ Sí dijo él con voz ronca y –todo hay que decirlo- contento de que sus besos no fueran tan fáciles de olvidar.
_¿Porqué no me lo dijiste…?
Any todavía tenía la mano en la cara de él, y con el pulgar acarició lentamente la mejilla en un gesto que era tierno, pero que a Miguel lo mataba, tal era el efecto de ella cuando lo tocaba. Se encogió de hombros y apoyó los labios en la garganta de ella y siguiendo del contorno de la mandíbula le dijo entre besos:
_No te quería molestar… En aquel momento yo no era tu persona favorita que digamos.
Ninguno de los dos estaba atento a lo que pasaba a su alrededor y sólo repararon en que había otra persona al otro lado de la puerta cuando la luz se encendió de golpe.
Iñaki tenía la ligera sensación de que estaba paranoico, y de que alguien le seguía. Había entrado en su departamento con…. Bueno, no conseguía acordarse del nombre de la chica, y le había parecido escuchar voces en el pasillo, pero cuando abrió la puerta para comprobarlo, no había nadie. Y el caso es que juraría que había escuchado a la pava de la amiga de Roberta: Any tenía aquella voz aguda que lo sacaba de quicio.
Recién había cerrado la puerta, y se disponía a volver con… Mi*erda, seguía sin acordarse del nombre – llamémosla “la rubia del día”, su celular había osnado y cuando vió que era Castilla, decidió salir al pasillo del edificio para que su amiguita no lo escuchase.
Caminó unos metros alejándose de la puerta y se apoyó en otra del pasillo.
_¿Bueno Castilla? – Dijo con voz tensa mientras jugueteaba con un interruptor de la luz, encendiéndolo y apagándolo.
Dentro del cuarto, y separados de él por el escaso grosor de la puerta de madera, Any reconoció la voz de Iñaki, y Miguel abrió la boca para hablar, pero ella, se la tapó con una mano.
La voz de Iñaki sonaba tan cerca que solamente podía estar apoyado en la misma puerta que ella, y por el ruido, era él quien hacía que la luz se apagase y encendiese dentro del cuartucho.
En silencio escucharon, como dos espías, la mitad de la conversación.
Castilla al otro lado de la línea telefónica le dijo:_¿No quedó satisfecho?
Iñaki puso cara de fastidio, pero se cuidó de que la emoción trascendiese a su voz: _ El otro trabajo fue excelente. Ahora quiero que sigan a otra persona distinta, otra mujer, y quiero que me diga qué hace, dónde va y sobre todo, con quién vive.- Dicho esto dio unos datos y sin despedirse colgó el celular. Andando con paso nervioso regresó a su departamento.
Había dejado la luz encendida dentro del cuarto de la limpieza, y por eso Miguel podía ver los ojos de Any grandes como platos. Como ella aún tenía la mano sobre su boca, aprovechó para darle otro beso y un chupetón en la palma de nuevo, haciendo que ella la retirase con una sonrisa.
_Me parece que tú y yo estamos destinados a los armarios oscuros mi renita. – Y le dio lo que pretendía ser un beso ligero, pero que terminó demorándose más de la cuenta.
Ella lo miró fijamente y se permitió ampliar la sonrisa:_ Me temo que esto no puede ser.
Miguel borró toda expresión satisfecha de su rostro y preguntó suspicaz:_ Después de ese beso no te vas a echar atrás…
Any sonrió:_ En un armario juré que no sería tu reinita, así que me tendrás que buscar otro nombre si quieres que siga siendo tuya ….
Miguel soltó un gruñido en el hueco del cuello de ella, y un beso húmedo en su garganta:_ Me matas güera, me matas.
Pensando en lo que acababan de oír se separó de ella con toda la fuerza que fue capaz de reunir._ Ahora será mejor que vayamos a contarle a Roberta que su novio además de imbécil y engreído va enviando detectives a que la espíen…
…………..
________ se sorprendió al encontrar a Joe sentado en la mesa de la cocina comiendo tranquilamente y leyendo un libro.
_¿Tu no salías hoy con Miguel? –preguntó curiosa, robando una patata del plato de él.
Joe sonrió:_Había quedado con una chica. ¿Y tú no te ibas por ahí con Any? – la abrazó y la sentó en sus rodillas.
Ella negó con la cabeza, y cogió otra patata:_ Desapareció antes de poder decirle que se viniese conmigo… -Se quedó pensativa. _¡Oh mi*ierda! ¿Has dicho con una chica?... Vaya y yo animando a Any a que saliese con él, ahora sí que la he fastidiado.
No continuó, porque Joe comenzó a reírse, ella le dio un golpe en el pecho:_¿Se puede saber de qué te ríes? Acabo de hacer más fácil que Miguel le rompa el cor…
Joe se rió aún más fuerte:_¿No te das cuenta? Esos dos están juntos.. Me apuesto lo que quieras…
________ lo miró fijamente:_¿Sabes algo que yo no sepa?
Joe negó con la cabeza:_Pero lo presiento.- LA abrazó un poc.- Ahora me podrías dar un beso de bienvenida, anda.
Ella le sonriió y no le dio uno, sino tres. Miró el libro que tenía abandonado sobre la mesa.
_¿Una guía de Querétaro y Guanajuato? No me digas que le estás copiando el trabajo a otros.- bromeó.
_Graciosilla.- dijo Joe y la estrujó haciendo que se riera.- En realidad me estoy preparando para el artículo sobre el centro de México. … _Suspiró.- Voy un poco retrasado…
Ella paseó un dedo por la nariz de él, y le dio un beso en la punta:_ ¿Y eso?
Joe apresó su boca y le mordió el labio antes de responder:_ Una doctora malvada que me tiene distrae de mi trabajo.
Ella se rió a carcajadas.- No será para tanto.
Joe se encogió de hombros y la tomó por la barbilla para estampar otro beso en los labios de ella. ________ no sentía ningún cargo de conciencia por ser una distracción, sonrió y le pasó los brazos alrededor del cuello. De hecho, pensó, le apetecía ser una distracción aún mayor. Y su sonrisa se hizo más ancha, y el brillo de sus ojos se pareció al de un gato cazador que tiene a una apetitosa presa entre sus zarpas.
LA mano de Any se congeló en el aire, con el interruptor ya olvidado.
_No digas tonterías Miguel.- Su voz, sonó demasiado baja para su gusto.
_Jamás digo tonterías reina.
“si yo fuera tú iría a por él”
Any alargó la mano que tenía en el aire hasta localizar la mejilla de Miguel, y cuando lo hizo, sintió bajo la yema de los dedos el calor de su cuerpo y la barba que comenzaba a crecer, porque esa mañana no le había dado tiempo a afeitarse.
Any no lo sabía pero al tocarlo y no salir del armario, con ese simple gesto Miguel había comenzado a respirar de nuevo, porque había estado aguantando la respiración. Giró la cabeza y besó la palma de la mano de Any, quien sintió un escalofrío; pero pronto esa sensación se vió sustituida por la tibieza y calor cuando Miguel deslizó las manos que tenía en los hombros y la abrazó a él.
Y allí en la completa oscuridad Any lo besó.
Al principio fue un beso suave, un tanteo a ciegas, pero para Miguel fue suficiente, dando un paso adelante la apoyó en la puerta y espero a que ella abriera los labios carnosos y cálidos, para devolverle el beso con mayor intensidad. Era la primera vez en la que no tenía muy claro si era conquistador o el conquistado, y lo cierto es que le daba igual. Lo único importante es que era ella quien lo besaba y eso lo mataba de deseo en aquel lugar oscuro.
Any por su parte no pensaba, pero sentía aquellos besos en sus huesos, y le parecía que estar pegada a él era un placer casi insoportable. Entonces, se dio cuenta de algo y se separó de Miguel.:
_Aquella noche nos besamos ¿verdad? Cuando salimos a cenar…
Any sentía la respiración de Miguel en la ara, un poco acelerada:_ Sí dijo él con voz ronca y –todo hay que decirlo- contento de que sus besos no fueran tan fáciles de olvidar.
_¿Porqué no me lo dijiste…?
Any todavía tenía la mano en la cara de él, y con el pulgar acarició lentamente la mejilla en un gesto que era tierno, pero que a Miguel lo mataba, tal era el efecto de ella cuando lo tocaba. Se encogió de hombros y apoyó los labios en la garganta de ella y siguiendo del contorno de la mandíbula le dijo entre besos:
_No te quería molestar… En aquel momento yo no era tu persona favorita que digamos.
Ninguno de los dos estaba atento a lo que pasaba a su alrededor y sólo repararon en que había otra persona al otro lado de la puerta cuando la luz se encendió de golpe.
Iñaki tenía la ligera sensación de que estaba paranoico, y de que alguien le seguía. Había entrado en su departamento con…. Bueno, no conseguía acordarse del nombre de la chica, y le había parecido escuchar voces en el pasillo, pero cuando abrió la puerta para comprobarlo, no había nadie. Y el caso es que juraría que había escuchado a la pava de la amiga de Roberta: Any tenía aquella voz aguda que lo sacaba de quicio.
Recién había cerrado la puerta, y se disponía a volver con… Mi*erda, seguía sin acordarse del nombre – llamémosla “la rubia del día”, su celular había osnado y cuando vió que era Castilla, decidió salir al pasillo del edificio para que su amiguita no lo escuchase.
Caminó unos metros alejándose de la puerta y se apoyó en otra del pasillo.
_¿Bueno Castilla? – Dijo con voz tensa mientras jugueteaba con un interruptor de la luz, encendiéndolo y apagándolo.
Dentro del cuarto, y separados de él por el escaso grosor de la puerta de madera, Any reconoció la voz de Iñaki, y Miguel abrió la boca para hablar, pero ella, se la tapó con una mano.
La voz de Iñaki sonaba tan cerca que solamente podía estar apoyado en la misma puerta que ella, y por el ruido, era él quien hacía que la luz se apagase y encendiese dentro del cuartucho.
En silencio escucharon, como dos espías, la mitad de la conversación.
Castilla al otro lado de la línea telefónica le dijo:_¿No quedó satisfecho?
Iñaki puso cara de fastidio, pero se cuidó de que la emoción trascendiese a su voz: _ El otro trabajo fue excelente. Ahora quiero que sigan a otra persona distinta, otra mujer, y quiero que me diga qué hace, dónde va y sobre todo, con quién vive.- Dicho esto dio unos datos y sin despedirse colgó el celular. Andando con paso nervioso regresó a su departamento.
Había dejado la luz encendida dentro del cuarto de la limpieza, y por eso Miguel podía ver los ojos de Any grandes como platos. Como ella aún tenía la mano sobre su boca, aprovechó para darle otro beso y un chupetón en la palma de nuevo, haciendo que ella la retirase con una sonrisa.
_Me parece que tú y yo estamos destinados a los armarios oscuros mi renita. – Y le dio lo que pretendía ser un beso ligero, pero que terminó demorándose más de la cuenta.
Ella lo miró fijamente y se permitió ampliar la sonrisa:_ Me temo que esto no puede ser.
Miguel borró toda expresión satisfecha de su rostro y preguntó suspicaz:_ Después de ese beso no te vas a echar atrás…
Any sonrió:_ En un armario juré que no sería tu reinita, así que me tendrás que buscar otro nombre si quieres que siga siendo tuya ….
Miguel soltó un gruñido en el hueco del cuello de ella, y un beso húmedo en su garganta:_ Me matas güera, me matas.
Pensando en lo que acababan de oír se separó de ella con toda la fuerza que fue capaz de reunir._ Ahora será mejor que vayamos a contarle a Roberta que su novio además de imbécil y engreído va enviando detectives a que la espíen…
…………..
________ se sorprendió al encontrar a Joe sentado en la mesa de la cocina comiendo tranquilamente y leyendo un libro.
_¿Tu no salías hoy con Miguel? –preguntó curiosa, robando una patata del plato de él.
Joe sonrió:_Había quedado con una chica. ¿Y tú no te ibas por ahí con Any? – la abrazó y la sentó en sus rodillas.
Ella negó con la cabeza, y cogió otra patata:_ Desapareció antes de poder decirle que se viniese conmigo… -Se quedó pensativa. _¡Oh mi*ierda! ¿Has dicho con una chica?... Vaya y yo animando a Any a que saliese con él, ahora sí que la he fastidiado.
No continuó, porque Joe comenzó a reírse, ella le dio un golpe en el pecho:_¿Se puede saber de qué te ríes? Acabo de hacer más fácil que Miguel le rompa el cor…
Joe se rió aún más fuerte:_¿No te das cuenta? Esos dos están juntos.. Me apuesto lo que quieras…
________ lo miró fijamente:_¿Sabes algo que yo no sepa?
Joe negó con la cabeza:_Pero lo presiento.- LA abrazó un poc.- Ahora me podrías dar un beso de bienvenida, anda.
Ella le sonriió y no le dio uno, sino tres. Miró el libro que tenía abandonado sobre la mesa.
_¿Una guía de Querétaro y Guanajuato? No me digas que le estás copiando el trabajo a otros.- bromeó.
_Graciosilla.- dijo Joe y la estrujó haciendo que se riera.- En realidad me estoy preparando para el artículo sobre el centro de México. … _Suspiró.- Voy un poco retrasado…
Ella paseó un dedo por la nariz de él, y le dio un beso en la punta:_ ¿Y eso?
Joe apresó su boca y le mordió el labio antes de responder:_ Una doctora malvada que me tiene distrae de mi trabajo.
Ella se rió a carcajadas.- No será para tanto.
Joe se encogió de hombros y la tomó por la barbilla para estampar otro beso en los labios de ella. ________ no sentía ningún cargo de conciencia por ser una distracción, sonrió y le pasó los brazos alrededor del cuello. De hecho, pensó, le apetecía ser una distracción aún mayor. Y su sonrisa se hizo más ancha, y el brillo de sus ojos se pareció al de un gato cazador que tiene a una apetitosa presa entre sus zarpas.
Nani Jonas
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
awww Nany te he dicho que es mi novela favorita es que es tan linda me encanta el amor que hay entre sus parejas y todas las aventuras definitivamente es mi favorita
Siguela pronto
Siguela pronto
aranzhitha
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Me encanta solo espero que any & Miguel sean felices
Y inaki. Ya deje. A la rayis! Pliss siguelaaa! :D
Y inaki. Ya deje. A la rayis! Pliss siguelaaa! :D
☎ Jimena Horan ♥
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Capítulo 42
Any estaba en el ascensor de la casa de ________, y se dijo que preferiría estar en cualquier otro lugar del mundo.
_¿Tenemos que decírselo verdad?- preguntó en voz alta buscando la confirmación aunque sabía la respuesta de antemano.
Miguel estaba de pie detrás de ella y la tenía abrazada [de hecho casi no la había soltado desde que salieron a hurtadillas del cuarto de la limpieza] con la espalda de ella en su pecho. Apoyó la mejilla en la cabeza de ella y la estrechó un poco más. _Sabes que sí. Antes era dudoso, pero ahora no podemos callarnos esto.
Any se revolvió en los brazos de él, hasta quedar mirándolo cara a cara, aún cercada por sus brazos.
_¿A qué hueles?-le preguntó. Ese olor la traía loca y no sabía porqué. El olor a canela era impresionante, si ella normalmente se lo quería comer a besos, en ese momento se lo comería enterito.
Miguel frunció el ceño: _ ¿Pasa algo malo güerita?
Ella negó sonriendo:_Hueles a canela.
El ascensor llegó al piso de ________ y a Any se le puso un nudo en el estómago, dio dos pasos cortos antes de pararse. Miguel gentilmente le dio un empujoncito en la espalda y la llevó hasta la puerta.
__________ se sorprendió de que alguien viniera a verla a esas horas, y de hecho, no iba a contestar, pero el timbre sonó una, dos, tres, hasta cuatro veces más, y aquello se convirtió en una cuestión de ir a la puerta o volverse loca con los timbrazos. Tuvo que abandonar a su complaciente presa en la habitación y abrió la puerta para encontrarse a la “pareja del día” juntos.
Les sonrió y los dejó pasar diciendo:
_Si ibais a quedar juntos no hacía falta que os escondierais. Ya sois mayorcitos y no os iba a reñir.
Any se sonrojó, pero su cara no era muy alegre, y miró a Miguel que tenía el semblante serio y absolutamente rígido. _________ estaba a punto de echarle una bronca a su donjuán más querido por lo que (ella estaba segura) le hubiera hecho a su rubia más querida; pero entonces Miguel comenzó a hablar.
….
_¡No me lo puedo creer! – Dijo _________. Todavía tenía la mano en el picaporte, y se había apoyado en la puerta, porque las piernas, siempre tan seguras amenazaban con fallar.
Joe había salido de la habitación, vistiéndose la única prenda de ropa que le había dado tiempo a quitarse, la camiseta y ahora miraba la escena en absoluto silencio en una esquina del salón, de pie como una estatua y con los brazos cruzados.
Miguel en el centro de la habitación, parado junto a Any la miró intensamente:_ Mira, yo sé que es difícil y duro, pero Iñaki dista mucho de ser una persona honrada y honesta. Te engaña _________.
Any añadió:_ Y probablemente lo ha hecho siempre. La excusa del congreso era también mentira, volvió hace días.
_________ tenía la mirada fija en ellos, y los miraba de manera inexpresiva, su cara una máscara en la que ninguno podía leer nada.
_¿Y vosotros lo sabíais? –dijo con voz monocorde.
Any asintió:_ Lo sospechábamos. Queríamos estar seguros.
__________ cerró los ojos y preguntó:_A ver si lo he entendido bien… ¿Sospechabais de mi novio, lo seguís, lo espiáis… Y todo sin decirme nada y dejándome a un lado? Y yo mientras tanto como una tonta aquí.
A Miguel le cambió la cara y comenzó a enfadarse, con voz baja y con una nota de advertencia dijo:- _________, no sigas por ahí.
________ abrió los ojos y por un segundo un relámpago los iluminó, pero fue algo fugaz, porque pronto volvió a la mirada inexpresiva.
_Además…- añadió Miguel.
_¿Aún hay más?- preguntó sarcásticamente __________, alzando las cejas.
Miguel la miró enfadado, y Any apoyó una mano en su brazo para tranquilizarlo, y habló en su lugar.
_Iñaki no es trigo limpio, es peligroso. Ha contratado a alguien para que te siga, y averigüe cosas de ti. Y no es la primera vez, por lo que dijo al menos ha ordenado seguir a otra persona más.
___________ los miró en silencio. Any parecía preocupada y triste, y Miguel estaba enfadado con ella por dudar de sus intenciones. Sin decir palabra, abrió la puerta, sacó las llaves de la cerradura y se marchó.
Any se movió para seguirla, pero Joe rompiendo su silencio de estatua, se lo impidió:_ Déjala. Tiene que pensarlo todo sola, Any.
Any lo miró no del todo convencida, pero asintió. Joe se acercó a Miguel, y le susurró algo al oído. Miguel, lo miró un segundo, pero se palpó los bolsillos de la cazadora, sacó una estilográfica y apuntó algo en un papel. Joe se lo arrebató de las manos y abandonó el departamento dando un portazo.
Verne, miraba el panorama desde la cocina, tumbado en el suelo y con el hocico entre las patas. Definitivamente los humanos estaban locos.
Any se dejó caer en el sofá de golpe, y Miguel se sentó a su lado pasando un brazo alrededor de sus hombros y ella, se recostó contra él con un suspiro.
_Menuda ca*ga*da. ¿Has visto su cara? No sé si hemos hecho lo correcto.
Miguel la miró:_ Ya lo hemos discutido antes Any. Tenía que saberlo, aunque duela. – La tocó en la mejilla, para llamar su atención y que ella le devolviese la mirada. – No te disgustes. Roberta ya no sale con él, no estará mucho tiempo enfadada.
Any frunció el ceño, no estaba tan segura de eso. ________, era hasta cierto punto imprevisible. Bajo tantos años de autocontrol, disciplina y exigencia, la ________ original, era de una impulsividad y emotividad total.
Miguel envolvió un dedo en los rizos de ella, mientras pensaba, no en _________, sino en Joe. No estaba de acuerdo con la decisión de su amigo, pero la respetaba. Él haría lo mismo.
Any se apretó un poco más contra él, y respiró con la nariz enterrada en la camisa de él. Miguel sonrió y pareció recordar algo.
_Galletas. –Dijo.
Any esbozó una sonrisa incrédula:_ No me digas que tienes hambre.
Miguel negó y palpando otra vez los bolsillos de la cazadora, sacó una bolsa transparente de uno de ellos. Al principio de la mañana la bolsita había contenido una docena de pastas de canela. Ahora sólo quedaban dos y media (bastante maltratadas) pero el olor que desprendían era el mismo que ella llevaba todo el día oliendo. Miguel abrió la bolsa y le ofreció una.
_Las hace la asistenta de mi hermana… Y me encantan.- Sonrió con picardía.- Todos los días me da una bolsita para mi solo.
Any se comió la galleta con una sonrisa:– Mira que eres un malcriado.- Dijo antes de darle un beso.
Miguel hasta entonces había pensado que las galletas de canela eran insuperables… Pero acababa de descubrir, que la boca de Any con sabor a canela, era mil veces mejor.
……………….
Joe caminó lentamente por la calle. Estaba enfadado y mucho. Pero no valía la pena demorarse pensando en ello. Ya lo arreglaría más tarde. En realidad, estaba enfadado con dos personas distintas, por diferentes razones. Ahora se encargaría de la primera.
Sacó el papel del bolsillo del pantalón vaquero y leyó la dirección, o al menos lo intentó. Entornó los ojos descifrando la endiablada letra de Miguel.
_Car*ajo Miguel, ni que fueras médico.
Por suerte conocía la calle, una no muy lejos y buena, así que pensando que no sería tanto el peligro, se encaminó hacia allí, sin pausa pero sin prisa. Podría haber cogido un taxi, pero cuando caminaba pensaba mejor. O al menos no se ponía más nervioso.
Tardó más de media hora en llegar, y aunque no lo sabía se quedó parado en el mismo lugar donde horas antes Any y Miguel esperaban bajo un paraguas. Ahora no llovía pero la humedad de las cuatro gotas caídas hacía que el aire fuera denso y pesado. Joe miró fijamente las escaleras antes de subir por ellas.
Si era sincero con él mismo, no sabía exactamente lo que iba a hacer, n i decir. Lo que tenía claro era que aquél tipo merecía un “aviso”.
El conserje bajó el periódico que había estado leyendo durante parte de la tarde. Lo bueno de los días de lluvia era que la gente no salía de sus casas y él no tenía que trabajar tanto. Suspiró al ver frente a su mostrador a un joven de mirada intensa.
_Buenas tardes señor. ¿Puedo ayudarle en algo?
Joe reflexionó un segundo pero contestó:_ Querría ver al propietario del apartamento 315. ¿Se encuentra en casa?
Julián, que así se llamaba el conserje lo miró por encima de sus gafas de montura dorada con una expresión severa.
_Lo comprobaré ahora mismo señor. ¿Podría darme su nombre?
Joe no pensaba decir su nombre auténtico, más porque estaba seguro de que así Iñaki no o recibiría. Pensó rápidamente y dijo el primer nombre que se le vino ala cabeza, el de uno de los jefes de _________.
_Dígale que soy un compañero del hospital, el Dr, Rovira.
Julián asintió, y tras hablar brevemente por un interfono, le indicó a Joe por donde se encontraban los ascensores. El conserje miró las espaldas de Joe marchar decididamente y sonrió satisfecho. Ese era el tipo de visitas que prefería, gente educada y no tiranos mandones como el chico del celular de este mediodía.
Iñaki no podía creer su suerte, Rovira en persona venía a verlo. Eso significaba seguro un aumento de sueldo, quizá un ascenso. Estaba sólo en casa, “la rubia del día” ya se había marchado, así que podría invitarlo a tomar una copa; pensó sonriendo astutamente frente al espejo mientras se arreglaba la chaqueta y la corbata.
Probablemente, si no hubiera estado tan ansioso pensando en más dinero y en más poder, se habría dado cuenta de que era imposible que Rovira lo fuese a ver, ya que el cirujano creía que estaba en Miami. De esa manera no hubiera puesto una cara de besugo tal cuando vio a Joe.
Joe estuvo a punto de reírse cuando vio la cara de Iñaki. Los rasgos del médico se desencajaron en una mueca grotesca de sorpresa e intentó cerrarle la puerta de golpe en las narices. Pero Joe, fue más listo y coló una de sus botas en el hueco impidiendo que Iñaki lo consiguiese.
_Tú no eres Rovira.- Gruñó Iñaki haciendo fuerza para cerrar la puerta, y tratando de romper los dedos del pie de Joe en el intento.
Pero las botas, que habían recorrido los Andes y el Camino del Inca, estaban lisas para resistir a un medicucho de cuarta.
_¡Qué sagaz! – Dijo Joe irónico.- Me asombra que te hayas dado cuenta. Tú y yo tenemos que hablar.
Iñaki estaba a punto de decir que no sabía quién era, pero entonces unos recuerdos se movieron en su mente `. Abrió los ojos de sorpresa:_ Tú eres… El amigo de Miguel ¿Verdad? – una idea aún peor le vino a la mente, una voz en el teléfono..- Eres el que vive con Roberta.
Joe sonrió, enseñando los dientes:_ ¡Vaya, qué listo! Y no has necesitado un detective que siga a ________ para saberlo…. Te vas a ahorrar unos cuantos pesos hermano.
¿Cómo demonios lo sabía? Iñaki del susto trastabilló, y Joe empujando la puerta de un manotazo entró en el apartamento. Iñaki dio un paso atrás y chocó contra una consola lateral.
_No… no sé de qué me hablas. –Dijo nervioso, intentando recomponer sin conseguirlo su habitual cara desdeñosa y altiva.
Joe puso una cara falsa de sorpresa:_ Ahhh ¿No?
Y rápidamente lo cogió de las solapas de la chaqueta y lo estrelló contra la pared.
_Fíjate que tenía la sensación de que habías mandado seguir a _________.- Le dio otro golpe.- ¡Qué tonto he sido ¿No?! .
Dijo dándole otro golpe, que hizo que Iñaki entrecerrara los ojos, sentía un dolor punzante en la parte trasera del cráneo y comenzaba a marearse.
_ Antes de que te acostaras con ella, era mi novia, y lo volverá a ser ¿Sabías? –Masculló Iñaki.
Joe negó con la cabeza y le dijo amablemente:_ me parece que no lo has entendido bien Iñaki. Te lo voy a repetir. – Se lo había ganado el doctorcito, así que lo lanzó una vez más contra la pared.
_¿Y a ti que te importa? Es el dinero… -empezó Iñaki.
_A mi me importa _________, inútil. No necesita de tipos como tú a su alrededor. Déjala en paz, te lo advierto.
Aflojó la presión, para bruscamente volver a estrellarlo contra la pared. -¿Entendido ahora?
Iñaki era cobarde, pero aún conservaba una lengua venenosa:_¿Y qué vas a hacer pi*inche cobarde? ¿Pegarme? ¿Matarme?
Joe sonrió con desprecio, y tiró de Iñaki, que entrecerró los ojos parpadeando, preparándose para sentir de nuevo la pared, pero en lugar de eso, Joe tiró de él hasta ponerlo en pie, y le acomodó la chaqueta y le ajustó el nudo de la corbata.
_Yo no soy ningún matón. Y te puedo asegurar que no me ensucio las manos con gente como tú. –Acercándose a él, como si compartieran un secreto le aclaró, por si no lo había entendido:_ Valgo más, Iñaki.
Iñaki lo miró perplejo y resentido. Joe había aprendido muchas cosas de su padre, unas pocas buenas y otras muchas no tan buenas… León era un experto en amenazas y humillaciones, y aunque Joe nunca podría llegar a su nivel, sabía unas cuantas cosas. Como por ejemplo, que a alguien tan vanidoso y engreído como Iñaki, lo que más le dolía era el dinero y el desprecio. Mucho más que unos golpes.
Le dio unas palmaditas en la cara, como se hace con los niños, y sonrió al ver cómo la cara de Iñaki se volvía de un tinte verdoso ante un gesto tan humillante, y amablemente y en voz baja le dijo:
_ Acércate a ella, rózala o simplemente respira a su alrededor y te arruinaré la vida. No te voy a dar algo tan rápido como una paliza, sino toda una vida de sufrimiento y …. – bajó el tono de voz a un susurro-… pobreza.
Le dio la espalda sin mirarlo, y cuando estaba en la puerta añadió:_ Palabra de Jonas. Quedas advertido.
Iñaki sintió un escalofrío interno, el maldito pen*dejo acababa de decir la palabra que más odiaba en el mundo. Pobreza. A pesar de la ira interna por tamaña humillación, no se movió hasta que Joe se marchó tranquilamente.
Temblando cogió un jarrón y lo lanzó contra la pared, los fragmentos de cristal salieron disparados por toda la habitación.
_Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der.
El mantra de su primo fue lo primero que se le vino a la mente, y lo único que pudo repetir durante diez minutos. Lo segundo, y que dijo a grito pelado, fue que el tal Jonas se la iba a pagar.
Any estaba en el ascensor de la casa de ________, y se dijo que preferiría estar en cualquier otro lugar del mundo.
_¿Tenemos que decírselo verdad?- preguntó en voz alta buscando la confirmación aunque sabía la respuesta de antemano.
Miguel estaba de pie detrás de ella y la tenía abrazada [de hecho casi no la había soltado desde que salieron a hurtadillas del cuarto de la limpieza] con la espalda de ella en su pecho. Apoyó la mejilla en la cabeza de ella y la estrechó un poco más. _Sabes que sí. Antes era dudoso, pero ahora no podemos callarnos esto.
Any se revolvió en los brazos de él, hasta quedar mirándolo cara a cara, aún cercada por sus brazos.
_¿A qué hueles?-le preguntó. Ese olor la traía loca y no sabía porqué. El olor a canela era impresionante, si ella normalmente se lo quería comer a besos, en ese momento se lo comería enterito.
Miguel frunció el ceño: _ ¿Pasa algo malo güerita?
Ella negó sonriendo:_Hueles a canela.
El ascensor llegó al piso de ________ y a Any se le puso un nudo en el estómago, dio dos pasos cortos antes de pararse. Miguel gentilmente le dio un empujoncito en la espalda y la llevó hasta la puerta.
__________ se sorprendió de que alguien viniera a verla a esas horas, y de hecho, no iba a contestar, pero el timbre sonó una, dos, tres, hasta cuatro veces más, y aquello se convirtió en una cuestión de ir a la puerta o volverse loca con los timbrazos. Tuvo que abandonar a su complaciente presa en la habitación y abrió la puerta para encontrarse a la “pareja del día” juntos.
Les sonrió y los dejó pasar diciendo:
_Si ibais a quedar juntos no hacía falta que os escondierais. Ya sois mayorcitos y no os iba a reñir.
Any se sonrojó, pero su cara no era muy alegre, y miró a Miguel que tenía el semblante serio y absolutamente rígido. _________ estaba a punto de echarle una bronca a su donjuán más querido por lo que (ella estaba segura) le hubiera hecho a su rubia más querida; pero entonces Miguel comenzó a hablar.
….
_¡No me lo puedo creer! – Dijo _________. Todavía tenía la mano en el picaporte, y se había apoyado en la puerta, porque las piernas, siempre tan seguras amenazaban con fallar.
Joe había salido de la habitación, vistiéndose la única prenda de ropa que le había dado tiempo a quitarse, la camiseta y ahora miraba la escena en absoluto silencio en una esquina del salón, de pie como una estatua y con los brazos cruzados.
Miguel en el centro de la habitación, parado junto a Any la miró intensamente:_ Mira, yo sé que es difícil y duro, pero Iñaki dista mucho de ser una persona honrada y honesta. Te engaña _________.
Any añadió:_ Y probablemente lo ha hecho siempre. La excusa del congreso era también mentira, volvió hace días.
_________ tenía la mirada fija en ellos, y los miraba de manera inexpresiva, su cara una máscara en la que ninguno podía leer nada.
_¿Y vosotros lo sabíais? –dijo con voz monocorde.
Any asintió:_ Lo sospechábamos. Queríamos estar seguros.
__________ cerró los ojos y preguntó:_A ver si lo he entendido bien… ¿Sospechabais de mi novio, lo seguís, lo espiáis… Y todo sin decirme nada y dejándome a un lado? Y yo mientras tanto como una tonta aquí.
A Miguel le cambió la cara y comenzó a enfadarse, con voz baja y con una nota de advertencia dijo:- _________, no sigas por ahí.
________ abrió los ojos y por un segundo un relámpago los iluminó, pero fue algo fugaz, porque pronto volvió a la mirada inexpresiva.
_Además…- añadió Miguel.
_¿Aún hay más?- preguntó sarcásticamente __________, alzando las cejas.
Miguel la miró enfadado, y Any apoyó una mano en su brazo para tranquilizarlo, y habló en su lugar.
_Iñaki no es trigo limpio, es peligroso. Ha contratado a alguien para que te siga, y averigüe cosas de ti. Y no es la primera vez, por lo que dijo al menos ha ordenado seguir a otra persona más.
___________ los miró en silencio. Any parecía preocupada y triste, y Miguel estaba enfadado con ella por dudar de sus intenciones. Sin decir palabra, abrió la puerta, sacó las llaves de la cerradura y se marchó.
Any se movió para seguirla, pero Joe rompiendo su silencio de estatua, se lo impidió:_ Déjala. Tiene que pensarlo todo sola, Any.
Any lo miró no del todo convencida, pero asintió. Joe se acercó a Miguel, y le susurró algo al oído. Miguel, lo miró un segundo, pero se palpó los bolsillos de la cazadora, sacó una estilográfica y apuntó algo en un papel. Joe se lo arrebató de las manos y abandonó el departamento dando un portazo.
Verne, miraba el panorama desde la cocina, tumbado en el suelo y con el hocico entre las patas. Definitivamente los humanos estaban locos.
Any se dejó caer en el sofá de golpe, y Miguel se sentó a su lado pasando un brazo alrededor de sus hombros y ella, se recostó contra él con un suspiro.
_Menuda ca*ga*da. ¿Has visto su cara? No sé si hemos hecho lo correcto.
Miguel la miró:_ Ya lo hemos discutido antes Any. Tenía que saberlo, aunque duela. – La tocó en la mejilla, para llamar su atención y que ella le devolviese la mirada. – No te disgustes. Roberta ya no sale con él, no estará mucho tiempo enfadada.
Any frunció el ceño, no estaba tan segura de eso. ________, era hasta cierto punto imprevisible. Bajo tantos años de autocontrol, disciplina y exigencia, la ________ original, era de una impulsividad y emotividad total.
Miguel envolvió un dedo en los rizos de ella, mientras pensaba, no en _________, sino en Joe. No estaba de acuerdo con la decisión de su amigo, pero la respetaba. Él haría lo mismo.
Any se apretó un poco más contra él, y respiró con la nariz enterrada en la camisa de él. Miguel sonrió y pareció recordar algo.
_Galletas. –Dijo.
Any esbozó una sonrisa incrédula:_ No me digas que tienes hambre.
Miguel negó y palpando otra vez los bolsillos de la cazadora, sacó una bolsa transparente de uno de ellos. Al principio de la mañana la bolsita había contenido una docena de pastas de canela. Ahora sólo quedaban dos y media (bastante maltratadas) pero el olor que desprendían era el mismo que ella llevaba todo el día oliendo. Miguel abrió la bolsa y le ofreció una.
_Las hace la asistenta de mi hermana… Y me encantan.- Sonrió con picardía.- Todos los días me da una bolsita para mi solo.
Any se comió la galleta con una sonrisa:– Mira que eres un malcriado.- Dijo antes de darle un beso.
Miguel hasta entonces había pensado que las galletas de canela eran insuperables… Pero acababa de descubrir, que la boca de Any con sabor a canela, era mil veces mejor.
……………….
Joe caminó lentamente por la calle. Estaba enfadado y mucho. Pero no valía la pena demorarse pensando en ello. Ya lo arreglaría más tarde. En realidad, estaba enfadado con dos personas distintas, por diferentes razones. Ahora se encargaría de la primera.
Sacó el papel del bolsillo del pantalón vaquero y leyó la dirección, o al menos lo intentó. Entornó los ojos descifrando la endiablada letra de Miguel.
_Car*ajo Miguel, ni que fueras médico.
Por suerte conocía la calle, una no muy lejos y buena, así que pensando que no sería tanto el peligro, se encaminó hacia allí, sin pausa pero sin prisa. Podría haber cogido un taxi, pero cuando caminaba pensaba mejor. O al menos no se ponía más nervioso.
Tardó más de media hora en llegar, y aunque no lo sabía se quedó parado en el mismo lugar donde horas antes Any y Miguel esperaban bajo un paraguas. Ahora no llovía pero la humedad de las cuatro gotas caídas hacía que el aire fuera denso y pesado. Joe miró fijamente las escaleras antes de subir por ellas.
Si era sincero con él mismo, no sabía exactamente lo que iba a hacer, n i decir. Lo que tenía claro era que aquél tipo merecía un “aviso”.
El conserje bajó el periódico que había estado leyendo durante parte de la tarde. Lo bueno de los días de lluvia era que la gente no salía de sus casas y él no tenía que trabajar tanto. Suspiró al ver frente a su mostrador a un joven de mirada intensa.
_Buenas tardes señor. ¿Puedo ayudarle en algo?
Joe reflexionó un segundo pero contestó:_ Querría ver al propietario del apartamento 315. ¿Se encuentra en casa?
Julián, que así se llamaba el conserje lo miró por encima de sus gafas de montura dorada con una expresión severa.
_Lo comprobaré ahora mismo señor. ¿Podría darme su nombre?
Joe no pensaba decir su nombre auténtico, más porque estaba seguro de que así Iñaki no o recibiría. Pensó rápidamente y dijo el primer nombre que se le vino ala cabeza, el de uno de los jefes de _________.
_Dígale que soy un compañero del hospital, el Dr, Rovira.
Julián asintió, y tras hablar brevemente por un interfono, le indicó a Joe por donde se encontraban los ascensores. El conserje miró las espaldas de Joe marchar decididamente y sonrió satisfecho. Ese era el tipo de visitas que prefería, gente educada y no tiranos mandones como el chico del celular de este mediodía.
Iñaki no podía creer su suerte, Rovira en persona venía a verlo. Eso significaba seguro un aumento de sueldo, quizá un ascenso. Estaba sólo en casa, “la rubia del día” ya se había marchado, así que podría invitarlo a tomar una copa; pensó sonriendo astutamente frente al espejo mientras se arreglaba la chaqueta y la corbata.
Probablemente, si no hubiera estado tan ansioso pensando en más dinero y en más poder, se habría dado cuenta de que era imposible que Rovira lo fuese a ver, ya que el cirujano creía que estaba en Miami. De esa manera no hubiera puesto una cara de besugo tal cuando vio a Joe.
Joe estuvo a punto de reírse cuando vio la cara de Iñaki. Los rasgos del médico se desencajaron en una mueca grotesca de sorpresa e intentó cerrarle la puerta de golpe en las narices. Pero Joe, fue más listo y coló una de sus botas en el hueco impidiendo que Iñaki lo consiguiese.
_Tú no eres Rovira.- Gruñó Iñaki haciendo fuerza para cerrar la puerta, y tratando de romper los dedos del pie de Joe en el intento.
Pero las botas, que habían recorrido los Andes y el Camino del Inca, estaban lisas para resistir a un medicucho de cuarta.
_¡Qué sagaz! – Dijo Joe irónico.- Me asombra que te hayas dado cuenta. Tú y yo tenemos que hablar.
Iñaki estaba a punto de decir que no sabía quién era, pero entonces unos recuerdos se movieron en su mente `. Abrió los ojos de sorpresa:_ Tú eres… El amigo de Miguel ¿Verdad? – una idea aún peor le vino a la mente, una voz en el teléfono..- Eres el que vive con Roberta.
Joe sonrió, enseñando los dientes:_ ¡Vaya, qué listo! Y no has necesitado un detective que siga a ________ para saberlo…. Te vas a ahorrar unos cuantos pesos hermano.
¿Cómo demonios lo sabía? Iñaki del susto trastabilló, y Joe empujando la puerta de un manotazo entró en el apartamento. Iñaki dio un paso atrás y chocó contra una consola lateral.
_No… no sé de qué me hablas. –Dijo nervioso, intentando recomponer sin conseguirlo su habitual cara desdeñosa y altiva.
Joe puso una cara falsa de sorpresa:_ Ahhh ¿No?
Y rápidamente lo cogió de las solapas de la chaqueta y lo estrelló contra la pared.
_Fíjate que tenía la sensación de que habías mandado seguir a _________.- Le dio otro golpe.- ¡Qué tonto he sido ¿No?! .
Dijo dándole otro golpe, que hizo que Iñaki entrecerrara los ojos, sentía un dolor punzante en la parte trasera del cráneo y comenzaba a marearse.
_ Antes de que te acostaras con ella, era mi novia, y lo volverá a ser ¿Sabías? –Masculló Iñaki.
Joe negó con la cabeza y le dijo amablemente:_ me parece que no lo has entendido bien Iñaki. Te lo voy a repetir. – Se lo había ganado el doctorcito, así que lo lanzó una vez más contra la pared.
_¿Y a ti que te importa? Es el dinero… -empezó Iñaki.
_A mi me importa _________, inútil. No necesita de tipos como tú a su alrededor. Déjala en paz, te lo advierto.
Aflojó la presión, para bruscamente volver a estrellarlo contra la pared. -¿Entendido ahora?
Iñaki era cobarde, pero aún conservaba una lengua venenosa:_¿Y qué vas a hacer pi*inche cobarde? ¿Pegarme? ¿Matarme?
Joe sonrió con desprecio, y tiró de Iñaki, que entrecerró los ojos parpadeando, preparándose para sentir de nuevo la pared, pero en lugar de eso, Joe tiró de él hasta ponerlo en pie, y le acomodó la chaqueta y le ajustó el nudo de la corbata.
_Yo no soy ningún matón. Y te puedo asegurar que no me ensucio las manos con gente como tú. –Acercándose a él, como si compartieran un secreto le aclaró, por si no lo había entendido:_ Valgo más, Iñaki.
Iñaki lo miró perplejo y resentido. Joe había aprendido muchas cosas de su padre, unas pocas buenas y otras muchas no tan buenas… León era un experto en amenazas y humillaciones, y aunque Joe nunca podría llegar a su nivel, sabía unas cuantas cosas. Como por ejemplo, que a alguien tan vanidoso y engreído como Iñaki, lo que más le dolía era el dinero y el desprecio. Mucho más que unos golpes.
Le dio unas palmaditas en la cara, como se hace con los niños, y sonrió al ver cómo la cara de Iñaki se volvía de un tinte verdoso ante un gesto tan humillante, y amablemente y en voz baja le dijo:
_ Acércate a ella, rózala o simplemente respira a su alrededor y te arruinaré la vida. No te voy a dar algo tan rápido como una paliza, sino toda una vida de sufrimiento y …. – bajó el tono de voz a un susurro-… pobreza.
Le dio la espalda sin mirarlo, y cuando estaba en la puerta añadió:_ Palabra de Jonas. Quedas advertido.
Iñaki sintió un escalofrío interno, el maldito pen*dejo acababa de decir la palabra que más odiaba en el mundo. Pobreza. A pesar de la ira interna por tamaña humillación, no se movió hasta que Joe se marchó tranquilamente.
Temblando cogió un jarrón y lo lanzó contra la pared, los fragmentos de cristal salieron disparados por toda la habitación.
_Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der. Me ca*go en la pu*ta. Jo*der.
El mantra de su primo fue lo primero que se le vino a la mente, y lo único que pudo repetir durante diez minutos. Lo segundo, y que dijo a grito pelado, fue que el tal Jonas se la iba a pagar.
Nani Jonas
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
awww Any y Miguel estan juntos *-*
Joe le dio su merecido a Iñaki que bueno
Pobre rayiz :(
Siguela pronto
Joe le dio su merecido a Iñaki que bueno
Pobre rayiz :(
Siguela pronto
aranzhitha
Re: "Un Dulce Mes Contigo" - Joe y tu
Y tenia qur aparecer de nuevo iÑaki!
Es que no puede hacer algo con su vida :P
Pliss siguelaa!
Me quede con las ganas de que Joe le pegara pero tiene razón. Joe vale mas ! :). Y que bueno que any ya este con Miguel!
Es que no puede hacer algo con su vida :P
Pliss siguelaa!
Me quede con las ganas de que Joe le pegara pero tiene razón. Joe vale mas ! :). Y que bueno que any ya este con Miguel!
☎ Jimena Horan ♥
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