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Our twenties
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Re: Our twenties
- mika la reina:
- HOLA REINA, como andas?? che te tienes que pasar más seguido por aqui se te extraña hehe
Empecemos recapitulando, tenemos un amor trágico que fueron separados por sus padres y ahora uno de ellos se va a casar AA PASAME EL VINO BREN-CHAN pero posta que re sad porque ambos, Andrómeda y Cedric se quieren banda LLORO MARES
SILENCIO momento de hermanas deberías hacer que Andrómeda se mude con Ellah y Hana ahre iban contra las reglas JHAJDHAHS BASTA QUE AMO ESTA AMISTAD QUE HAY LLORO─ Hana creo que esto se va a convertir en una guerra de cosquillas. ¿Te parece? ─ pregunta Enolah con picardía.
─ Enolah, pienso exactamente lo mismo.
Ambas chicas empiezan a hacerme cosquillas sobre las sábanas, mientras me retuerzo en un vago intento de impedirlo.
ESTA ELLAH MÁS SECA JASHAAHS tqm, un paso de los toros por la cursilería que dijo hanaLa chica de ojos esmeralda saca la lengua como si no pudiera digerir lo que había dicho Hana.
asi que podemos concluir que Enolah tiene un licorería bajo la cama, que Cara no se entere porque nos echaEl rostro sonriente de Campanita ilumina la habitación cuando muestra las botellas que esconde debajo de su cama.─ Hoy, niñas, vamos a emborracharnos.(...)─ A mi nunca nunca… me han dado un besito negro ─ hablo mientras mis cejas se levantan a la expectativa.
(...)─ ¿Qué es un beso negro? ─ Pregunta Hana muy confundida.─ Ay, mi tesoro. ─ En este momento mi corazón se retuerce de amor por mi Florcita, su inocencia es algo demasiado puro y bonito. ─ Un beso negro es un beso en el…
NO PUEDO MÁS AJKJGSSJDGSDJ ES GENIAL TODO ESTE APARTADO ENCIMA MI POBRE HANA TODA INOCENTE Y ME LA QUIEREN EMBORRACHAR LLORO. Y LO DEL BESO NEGRO AUN SIGO TRAUMATIZADA osea no debimos buscar preguntas por google ah
SOY UN TROLO por este apodo para hana osea nos rompimos la cabeza pero quedo tan tierno, lloro ignoremos el detalle de que hana es coreana pero nos acercamos jahsajsha amo amo amo.─ Florcita ─ digo llamando su atención, había empezado a llamarla así después de saber que su nombre en japonés significa flor (...)
Tengo al que decir de este tipo. Si tanto él amaba a Andy no estaría cansándose osea me da bronca eso. Cedric jura amarla con "pasión y locura" pero MAN NO HICISTE NADA, NO LA BUSCASTE CUANDO ESTABAS SOLTERO O NOVIANDO O AL MENOS NO ESTAS ROMPIENDO ESTE DISQUE COMPROMISO osea no tienes derecho a llorarle y hacerle la escenita que hizo,, no tiene sentido este man.─ ¿Amor? No entiendo lo que me estás diciendo. (...)
Así que no, no esta en el premio de best boy. Me le esta haciendo sufrir a mi niña y no lo ACEPTO
PARA QUE EL JAMES ESTA COMO PARA "can you pay my bills nanana" *hace bailecito de tiktok* JHSAJGHGDSH ESTA FUERTE EL MEN─ Lo que haremos es que tú te irás con tu hermosa novia que de seguro que te ha estado llamando y yo me iré a casa a ver si el único chico que me ha hablado quiera salir conmigo.
ARGENTINA GANO LA COPA AMERICA HACE UNAS SEMANAS, NUESTRO PAIS MICAAAA JAHAJDHS re que es de la selección de Canadá pero no podes poner "la selección" y esperar que no piensa en nuestra selección de futbol.Me cruzo de brazos. ─ Tú lo sabes Cedric. Nunca me gustó esa camiseta ni siquiera soy fan del fútbol. ─ Suspiro. ─ Cedric, me voy a casa. ─ Digo esto último dándome la vuelta y volviendo hacia donde vine.
ANDY LA PUSO VAMOOOSS ASDGFASASF andaba diciendo que esta en abstinencia, mira negri ya esta te lo cogiste al Cedric y se fue y lo dejo como toda una whore ajshhgdsa (aqui el whore es él)Hicimos el amor despacio, como si el mundo exterior no existiera. Sólo éramos Ced y Andy, amándonos.
Igual me pone triste la situación de Andrómeda, soy lagrimas SOLO QUIEOR QUE MI CHICA SEA FELIZ!! Así que Micky mi reina, más te vale cumplirlo. besosss
14th moon
Re: Our twenties
CAPÍTULO 21
Jaeger • Reaven Inoue & Beltrán Mustang
- Wars of hearts:
Según la ciencia, ser una persona predecible te permite disfrutar más de los eventos positivos de la vida. Insiste que es más conveniente y saludable aprender a tener un autocontacto para predecir el comportamiento frente a cualquier situación, de esta forma evitar malas decisiones o conflictos. Ahorrarse gastos de energías y colocarlo en algo más productivo o placentero. Pero lo predecible me parece una acción tan soporífera. Aburrida, tediosa e insoportable; casi asfixiante, monótona y estúpida.
De esta manera es que describo a Roy Inoue. Predecible.
Habría que ser muy estúpido para creer que juntar dos placas tectónicas no causaría una estallido colérico como el que debe responsabilizarse en estos momentos. Reaven no piensa volver a hablarle y Reagan al parecer tampoco. Cuando regrese ayer por la noche la encontré sentada en los escalones del pórtico con una maleta en mano y los ojos hinchados de tanto llorar. Si habría sido otro momento, poco y nada me hubiese importado que durmiera en la playa. Pero basto dos segundos después para entrever una gran oportunidad con ella bajo mi techo.
Como dije, ahora Roy tiene que responsabilizarse.
—Se ha encerrado, ¿verdad?—pregunto, adentrándome con confianza en su antigua habitación. No pierdo la cautela, aunque no lo he cabreado lo suficiente para que saque sus patadas de Bruce Lee.
Esta frente a su armario con las dos puertas abiertas, guardando lo poco que ha dejado en su impulsiva mudanza de hace un mes. Todavía puedo sentir molestias en el cuerpo por todos los golpes que recibí en aquella ocasión. Cuando me golpeo y decidió largarse de aquí, sin importarle que tenemos el proyecto a medio terminar y todas las pruebas siguen fallando una y otra vez.
Cruzo mis brazos y dejo mi cuerpo apoyarse sobre la pared, observando con detenimiento la fuerza que ejerce su mandíbula y las venas de su cuello resaltarse. Sonrió. Disfrute el desayuno tres veces más que cualquier día que no desayune con mi rayo de sol, aun si los gritos de Reagan eran tan fuertes que podían escucharse hasta la cocina. Los niños quisieron ir en su ayuda, pero cuestiones familiares ajenas es en lo que menos deberían ponerle su atención.
Todo cae bajo su propio peso, y los primeros que caen son los mentirosos.
Ah, que satisfacción.
—Espera unos días y seguramente estará más accesible a hablar contigo, Pinocho.
—Lo estas disfrutando, ¿cierto? —pregunta sin mirarme, centrado en su tarea. O eso es lo que quiere aparentar, por fuera se ve el esfuerzo que se impone sobre sí mismo para no saltar sobre mi—Eres un psicópata.
—No soy un psicópata—me atrevo a sonar incluso ofendido, sin perder el cinismo. Me acomodo la chaqueta, aun sonriendo—Solo soy un empresario. Apuesto en un proyecto y gano el doble.
—Mis hermanas no son un proyecto—dirige una mirada impasible. Sus manos arrugan las prendas que sostiene e infla su pecho de aire, como si buscara paciencia.
—Yo nunca dije que lo fueran. Pero entiendes a que me refiero —cauteloso, me despego de la pared y doy unos pasos hacia él, sin perder de vista sus fulminantes ojos. Quiero sonreír más, imposible porque lograría cabrearlo muy rápido—Si sigues dándome más oportunidades no es divertido, Roy.
Tira bruscamente las prendas contra el suelo, todavía anhelando desintegrarme con la mirada. Levanto el mentón y llevo mis manos hacia atrás, desafiándolo. La violencia no va con Roy. La detesta. Incluso si hace semanas atrás me dio una golpiza, el evento y su accionar lo dejan degastado mentalmente. Culpable. Arrepentido. Es un hipócrita.
—¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de darte cuenta que estas jodido también?—desde el talón a la punta de los pies, balanceo suavemente mi cuerpo.
—No al grado que tu lo estás. ¿Qué puta mierda te pasa?—El cabrón se atreve a escupir en su cuestionamiento. Saco un pañuelo de mi bolsillo y la paso por mi cara, asqueado. No le presta ni un poco de atención que me haya dejado media cara empapada, sigue hablando—Hiciste todo esto para separarme de Reaven. Para cobrártelas, ¿cierto?
—Quien avisa no traiciona, pimpollo—su rostro va adquiriendo un pigmento rojo y las venas en su frente y cuello comienzan a remarcarse aun más. Tengo poco tiempo antes que me suelte un puñetazo—No me siento orgulloso, si eso te consuela.
—Me importa una mierda—interrumpe.
—Mis intenciones no eran lastimar a Reaven. Acepto que soy culpable por no amortiguar el golpe de tu mentira...
—No estés echándome la culpa. Aléjate —empuja tan fuerte que por un momento cuesta mantener el equilibrio. No pareciera por su figura esbelta sea el que tenga mucha más fuerza de los dos —Yo iba a decírselo. No tenías el maldito derecho de intervenir.
—Entonces, responsabilízate de la culpa que tienes en este asunto. Porque la tienes —demando con más seriedad. Roy menea la cabeza en desacuerdo —Si la tienes. Trazaste un hermoso futuro idílico y fraternal, y nunca les contaste que tendrían que convivir. ¿Acaso tienes una idea de lo mal que se sintió Reaven al saberlo?
—No pretendas que la comprendes. No lo haces —pone los ojos en blanco, volviendo a la tarea de colocar las últimas prendas en el bolso antes de cerrarlo.
—La comprendo mucho mejor que tú —pasa de mi chocando su hombro con el mío. Camina directo hacia las escaleras. Yo le sigo detrás sin darle revancha—Odia a Reagan. Se compara constantemente con ella y eso la destruye.
—Reagan no es un enemigo —refuta echándome una mirada frustrada antes de volver hacia el frente—No es culpable. No tiene porque responsabilizarse de su baja autoestima.
—En definitiva, no—asiento en acuerdo, acabando de bajar las escaleras y yendo tras de él, directo hacia la puerta principal—Sin embargo, eso tiene que trabajarlo Reaven. No soportar porque así tú lo quieres.
—No hagas esto un asunto tuyo, Beltrán —advierte.
Yo juego sucio. Pero eso no significa que Roy no lo haga; pequeñas medidas, pero lo hace a fin de cuentas.
—No lo hago. Simplemente soy sincero. Cosa que a ti se te da fatal, cariño —le detengo sosteniéndole de la chaqueta una vez que estamos en el pórtico.
Roy deshace mi agarre apartándome de un manotazo. No retrocedo un paso, quedando frente a frente, cerca. Llamas de un fuego candente y furioso advierten no más acciones de mi parte. Por un lado, la voz de la razón me dice que debo detenerme si no quiero que las cosas se empeoren. Pero, ¿realmente podrían ir peor? Ya no quiere permanecer a mi lado. ¿Qué tengo que perder si ya le perdí?
—Quédate conmigo —le pido con el corazón en un arrebato. Le contemplo con el rostro contrayéndose por su mueca de desprecio —¿Por qué nos haces esto?
—¿Yo? ¿Yo fui quien arruino todo entre nosotros?—inquiere incrédulo, ofendido. Su cara esta mucho mas roja que antes —¡Has sido tú y tú...! Agh, qué más da. No voy a perder mi tiempo contigo.
Intenta irse. Nuevamente le freno y vuelve apartarme. La presión en mi estomago se hace mas grande.
—No puedes tirar todos estos años a la basura. Hemos construido algo juntos. Nuestros sueños, todo lo que hemos trabajado desde críos. ¿Cómo puedes irte sin más? ¿Cómo puedes tirar todo a la basura?—señalo la casa, básicamente lo que simboliza. Algo en su mirada titubea un momento, recordando todo lo que trabajamos para llegar a estas instancias. Queda tan poco y él solo quiere hacer las cosas más difícil —¿Realmente vas a abandonar esto porque quiero estar con Reaven? Sé que es importante que se recupere. También es importante para mí. ¿No podemos ayudarla juntos y...?
—No —dice rotundamente con sus ojos llenos de seguridad. Se me tensan los músculos de la cara—¿Crees que no sé lo que haces? Estas manipulándome de nuevo.
—Estoy recordándote todo el tiempo y esfuerzo que dedicamos a esta empresa. Como también nuestro lazo, Roy—aprieto con fuerza los dientes, viéndolo negarlo completamente.
—Ya no somos amigos, Beltrán.
—¿Eso significa que lo nuestro también deja de existir? No seas tan simplista —bufo con desagrado. Se tardan años en formar un lazo con alguien. No puede destruirse con pocas palabras. —Si asumieras tu culpa y te disculparas, sería mucho más fácil que te abrieran la puerta, al menos, y no me estés culpando por tu culo mentiroso.
—No quiero tus consejos. No quiero saber nada más de ti—anhela con fervor —Pero voy a quedarme hasta el final del proyecto. Después de todo, también firme un contrato…
—Entonces ahórrate toda la mierda. Convivamos en paz, cariño. —le sonrió, aun a sabiendas que no tendré una respuesta positiva de su parte—Nos quedan cinco meses para trabajar. No me hagas sentir lástima por ti porque te quedas en contra de tus deseos.
—Vete a la mierda. Y esto no va a quedarse así, para que lo sepas.
—No seas resentido —baja los escalones del pórtico, dirigiéndose directo hacia su auto —Yo solo fui chismoso, tú fuiste mentiroso por omisión.
Es mi último intento en este día por hacer que se quede un poco más. Esfuerzo completamente inútil porque Roy cierra con fuerza la puerta del asiento trasero donde deja el bolso. Antes que pueda adentrarse, pateo una piedra a mis pies directo hacia su parabrisas. Finjo sorpresa con la boca abierta y las manos en alto al ver si vidrio quebrarse por el pequeño pero letal golpe. Roy se lo podría creer si no estuviese tan enojado y no reconociera el cinismo queriendo curvar una sonrisa.
—No se lo ibas a contar nunca. Te hice un favor.
Da zancadas para quedar otra vez delante de mí con la ira azotando cada parte expresiva.
—Has solo una cosa más y te juro que...
—¿Qué? ¿Vas a golpearme? —suelto una risita con gracia que le cae como la mierda. Le pongo una mejilla de lado, invitándole —Venga. Golpéame.
No lo hace. Por mucho que sus manos se conviertan en puño. Se oprime a sí mismo, perturbado ante esa sola idea. En estos momentos, es como verse a un espejo.
—¿No lo vas a hacer?—no responde. Simplemente, se da media vuelta yendo directo hacia su auto —¿Le dijiste también a Petra que se retrasara la boda y tendrá que mudarse de nuevo? ¿Se lo tengo que contar también?
Ese es el límite de Roy. Desde el primer paso que da hacia a mi puedo sentir de ante mano el puñetazo en mi mejilla. Agrega una patada hacia mi estomago que acaba desequilibrándome. Caigo en el suelo sin posibilidad de levantarme. Solo hace falta que impacte su pie contra mi cuerpo de nuevo para encogerme en mi mismo, protegiendo mi cara con mis brazos.
La misma reacción de mi parte. El cuerpo sufriendo en el infierno. La mente en blanco, escapando.
Nada ha cambiado.
—¡Roy, no! —alcanzo a escuchar la voz de Ryan, interviniendo.
—¡Vas a matarlo, basta!
Los niños gritan y logran sacármelo de encima antes que rompa alguno de mis 206 huesos. Incluso aunque dejo de sentir sus patadas todos mis músculos laten y se contraen ante el recuerdo que queda en ella. De esta golpiza y de otras ejercidas por él, como también las que fueron ejercidas en el pasado por otras personas que también quiero.
Porque todos los que amas tendrán la tendencia de lastimarte de una u otra manera, y a veces estas tan acostumbrado a ello que es simplemente natural.
Porque todos los que amas tendrán la tendencia de lastimarte de una u otra manera, y a veces estas tan acostumbrado a ello que es simplemente natural.
—Vuelve a hacer una de las tuyas y te juro que te mato —promete con la respiración agitada.
Escupo un poco de sangre en lo que intento levantarme. Joder, ¿por qué golpea tan fuerte?
—Mierda, hay que llevarlo al hospital —dice Sebastián, asustado.
—Estoy bien—insisto, siendo ayudado por Viktor y Ryan, sosteniéndome con cada brazo sobre su hombro. Antes que Roy pueda marcharse por completo, lo digo—Reaven comenzara a trabajar aquí dentro de dos días.
Se desata otro intento de asesinato, mas esta vez estoy protegido por nuestros niños antes que siquiera me toque un pelo. Se grita tanto con Sebastián que parece quebrar por completo todo autocontrol que tiene sobre sí mismo para no tomarlas con su pupilo o alguno de los demás. Al final, logra controlarse y marcharse a toda velocidad en su auto dejando en el aire una corriente de polvo.
Ryan se separa de mí bruscamente, lanzándome una mirada fulminante y provocando otro quejido de mi parte.
—¿Por qué te dejas golpear? ¿Por qué permites que todo esto escale de esta forma? —pregunta con furia y el dolor escondido en sus iris azules.
Le sonrió antes de soltar otro quejido de dolor.
—Eres un estúpido—escupe antes de correr dentro de la casa, seguramente a hacer su maleta. Tedd va detrás de él, dispuesto a retenerle.
¿Por qué todos son tan predecibles?
—Al menos si le golpearas de regreso no estaría tan molesto —me reprende Bill, uno de los mayores. Ayuda a Viktor a sostenerme desde el otro lado. Yo sigo quejándome del dolor.
—Sería más traumático si me viesen devolver el golpe.
—No para algunos —me recuerda en un susurro.
Todos los que estamos aquí hemos visto este tipo de escena pero con diferentes personajes y en años anteriores. Estas escenas que nos llevaron a escaparnos de casa, a refugiarnos en algo que destruye pero trae paz al mismo tiempo, en buscar con desesperación un lugar que no nos rompiera más de lo que ya de por si estamos. Porque aunque Roy quiera negar que sea diferente a nosotros, es solo uno más que sigue negando lo jodido que esta por dentro.
Habría querido que este hogar fuera diferente al que todos conocimos. Pero supongo que soy demasiado ambicioso… y también egoísta.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Te vi a punto.
Era una noche de julio,
Noche tibia y perfumada,
Noche diáfana...
Dos golpes en la puerta antes de abrirse sin permiso alguno.
—Disculpa, Beltrán —la voz aterciopelada se asoma. De ojos tímidos y sonrisa amigable, se queda parada en el marco, sosteniendo la madera contra si—¿Bajaras a cenar?
—Estoy bien. Gracias Reagan.
Eso debería bastar para que se marche, pero Reagan es un poco más insistente.
—¿Estás seguro?
Me sale natural sonreírle pese a que mis sentimientos son contradictorios. Odio que me insistan cuando dicto una respuesta.
—Que sí. Anda, ve a cenar.
—Mmm, bueno. Guardaré un poco para ti. Ah, y gracias de nuevo por dejarme quedar aquí.—dice esta vez un poco más tímida.
—Cuanto quieras, Reagan.
Una vez que se marcha, vuelvo finalmente al libro que compre hace semanas y que no tuve tiempo para leer. El trabajo exigía cada vez más porque estamos cerca de la fecha de presentar el material de prueba y todavía quedaban mil y un pendientes que solucionar antes de siquiera relajarnos. Mucho menos si el trabajo se acumula y no hay alguien en las filas para motivar a los programadores. Es difícil tratar con los más jóvenes. A mi apenas me hacen caso y a Roy ya han dejado de prestarle atención porque nunca cumple sus amenazas. Ninguno tiene gran carácter que acaban por tomarnos el pelo. La poca tolerancia de Roy hacia a mi presencia tampoco funciona para crear un mejor ambiente. Ni siquiera se ha presentado hoy después de la golpiza que me dio hace dos días. Deberá estar revolcándose en su mierda antes de volver con sus ojos llenos de culpa y vergüenza por ser él esta vez el perpetrador. Yo lo dejaré sentirse tan responsable para que la miseria lo consuma hasta que no lo soporte y tenga que disculparse. No sabe ser orgullo, odia ser rencoroso. Y yo estoy tan jodido por dentro para aprovecharme de ello.
Todo se apaga y extingue
Menos tus hondas miradas.
¡Tus dos ojos donde arde tu alma!
Y sólo veo entre sombras
Aquellos ojos brillantes,
¡Oh mi amada!
Casi en un rescate ante la angustia que me provocan mis propias acciones, la mirada de mi gran amor llega a mí como un respiro entre todo el infortunio. Es como un consuelo, pese a que sus ojos siempre parecen estar sumidos en una melancolía infinita, trazando las aureolas con tintes fríos y un vació crudo. Contradicen por completo su rostro de niña inocente, incapaz de lanzar una maldición al aire. Carecen de simpatía o sensibilidad, diferentes a los de Reagan, que brillan intensamente como el sol en su punto más alto, desprendiendo calor entre sus rayos. Es tan fácil distinguirlas con solo encontrarlas en una mirada. Demasiado fácil de distinguir a Reaven entre miles de Reagan.
Cuando les conocí habría sido difícil saber cual es cual sin la usual chaqueta de cuero que Reaven siempre portaba o sin los mechones de cabello de diversos colores que solía cambiar a su antojo. No sé en qué tiempo sucedió, mas solo hacía falta mirar directo a los cuencos vacíos para saber a quién trataba. Desde que le conocí, la compare con una maseta vacía; una semilla incapaz de generar raíces por mucha agua le echaras para alimentarla. Se auto mutilaba si un tallo se atrevía a crecer, y puede que hayan pasado diez años desde que le conocí, pero nada ha cambiado en ella.
A través de los espacios y los tiempos marcan,
marcan mi sendero,
y no me dejan cual me dejó la esperanza.
¡Van siguiéndome,
siguiéndome
como dos estrellas cándidas,
cual fijas estrellas dobles en el cielo apareadas!
—¿Por qué llamas tan tarde?—pregunta entre susurros.
No podía seguir recostado en la cama con el peso en el pecho. Busque entre los poemas de Poe consuelo y distracción para dejar la culpa por lo hecho y la incertidumbre por el futuro poco seguro. Conté hacia atrás unas diez veces y hasta me acabe con la leche del refrigerador. Pero nada logra que mis ojos cierren una vez que el insomnio se asienta y busca llevarme hasta los rincones más oscuros de mi mismo. Ni siquiera esta llamada cambiara ese hecho. Al menos tendré su voz más fresca en mi mente.
Le escucho pasear en silencio hasta cerrar una puerta detrás de sí, lista para hablar.
—Estaban todas durmiendo. Tuve que venir a la terraza
—¿Tienes frío?
—Estamos a finales de Julio —me recuerda. Quizás es el insoportable calor lo que me mantiene despierto o que todavía me duele el cuerpo como la misma mierda.
—¿Por qué no estás durmiendo? Deberías estar soñando conmigo.
Como yo debería estar soñando contigo.
—Porque tengo un pesado llamándome a estas horas—casi puedo imaginarla con los ojos en blanco. Acabo por sonreír, acercándome cada vez más a la baranda del balcón. Miro hacia abajo por inercia, preguntándome a cuantos pies estaré del suelo —¿Paso algo?
El abismo llama lentamente. Le ignoro, consciente de que no lograría nada con ello.
—Te extraño—suspiro con anhelo—Quiero verte.
—Son las 2 am. Mañana tienes que trabajar.
—Tú también.
Callado, espero pacientemente a que se sabotee a sí misma. A su vez, yo ya estoy preparado para retrucarle todo. Reaven puede ganarme todas las discusiones que quiera. Sin embargo, las discusiones que refieran sobre si de manera despectiva o hiriente no son las que esté dispuesto a perder.
—No sé si haga un buen trabajo...
—Gritar y mangonear se te da bien, mi cielo de cristal.
—Eso no es un cumplido, Beltrán.
—Tienes la voz más imperiosa y magistral que he escuchado toda mi vida—le juro con sinceridad, sin dejar la burla de lado que la hace bufar —Además de que he tenido que asistir más de una vez al otorrinolaringólogo por su causa.
—Ya entendí. Soy una pesada de mierda.
—Solo actúas con intensidad, mi pétalo. Y lo haces cuando es necesario —estiro mi sonrisa, aun imaginándola en mi mente fruncir el ceño con molestia —Necesito de ti para mi bienestar laboral.
—Beltrán, deja de leer lo que sea que lees—sonrió, cautivado por su simple acción de reconocer las mías—Porque hables así no significa que me gustaras más tu que el señor Darcy.
—Es una lástima, mi amor. Pero más lastima por ti porque el señor Darcy no existe...
—Serás gilipollas—chasquea la lengua, fastidiada.
—Yo también te amo, mi luna menguante. ¿Quieres que pase mañana por ti?
—Está bien, iré yo misma.
Hablamos un poco más hasta que le escucho el primer bostezo y decido dejarla ir esta noche. Siempre es solitario terminar una llamada o despedirse. A veces me da la impresión de que es la última vez que hablamos y el miedo de meses atrás vuelve. Que Reaven no este.
Busco en el cielo nocturno un poco de entretenimiento, en las olas salvajes que golpean contra la orilla. Nada parece lograr que el sentimiento desaparezca. El estomago se me contrae de angustia al recordar sus ojos fríos y una sonrisa que no alcanza a ser verdadera.
La quiero conmigo.
Paso hace casi dos años, pero lo recuerdo perfecto. Quedaban cerca de una hora para verla, pero yo ya estaba sentado el parque donde acordamos el reencuentro. Llevaba una maseta de sus flores preferidas y tenía una reservación para mi restaurante preferido. Sin embargo, Reaven no llego ese día. No volvió a contestar el teléfono. Ninguna de sus pertenencias estaban en su departamento cuando le busque. No había rastros de ella por ningún lado.
—No sé donde esta—dijo Roy, pero no le creí.
—Si me estas mintiendo, voy a vengarme —le jure y estaba decidido a completar mi promesa.
El tiempo siguió pasando y la angustia y las voces llenas de tormento comenzaban a hacer de mi un muñeco deshilachado. Existieron momentos que se presentaron con cada vez más frecuencia en que me preguntaba si todos lo que hacía valían la pena, desde construir el proyecto de mis sueños hasta una simple comida, si ante su ausencia seguía sintiéndome a la mitad; quebrado y hurtado, como si hubiesen arrebatado otra parte de mí. Nunca supe hasta que punto Reaven influía en mí hasta que el año se completo y me encontraba tan perdido que volví a tener diecisiete años. En la época en que no conocí a los Inoue y todo era insoportable y solitario. Ningún éxito se sentía como verdadero. Nada me alegraba enserio. Solo se acrecentaba el vacío. Estaba en medio de un río que me llevaba a una distopía incierta y desesperante. Ya no encontraba el valor en nada y lo intrusivo se iba volviendo cada vez más natural.
Todo volvía a ser tan insoportable como antes.
Si tu familia goza de un buen estatus social y tu hermano mayor tiene alguna discapacidad, acabas volviéndote la única esperanza de tu familia para levantar la frente en alto. Eso es lo que aprendí en casa. Eso es lo que vi en cada una de sus acciones. Brick podía ser la adoración del hogar, pero nunca era motivo de celebración u orgullo. No por nada fui yo quien tuvo que llenar las expectativas ajenas. Más tardar, fue Vera, la única que compartió conmigo esa carga. La carga de tener que ser mejores, de representar la perfección, y de asumir las consecuencias en caso de que se diera lo contrario. Consecuencias que tuve que soportar mucho mas yo que ella, pero al menos tenía una cosa menos que llevar en mi espalda.
Soy consciente que mi familia posee muchos defectos, pero la hipocresía es algo que no soporto. Era demasiado asfixiante estar entre ellos y fingir ser agradable. Siempre fingía, no existía una ocasión en lo que no hiciera. Incluso si quería pelear y negarme, algo más fuerte me llevaba a complacerlos. Jamás pude ser libre de ellos, ni siquiera ahora que vivo lejos y en que ellos lograron tener una armonía donde ya no existen maltratos y buscan compensar todos sus errores, pero no son libres de sus propios demonios. Todos en diferentes procesos y en diferentes tiempos. El mío comenzó cuando conocí a Reaven.
—No es una buena chica—dijo mi madre cruzada de brazos, a un costado de la ventana abierta mientras fumaba un cigarrillo—La vez pasada llego borracha, apenas podía caminar. Y tiene quince años.
—Tú me vomitaste en navidad—le recordé con tranquilidad, aun trenzando el largo cabello de mi hermana. A diferencia de esta, tiesa y nerviosa por el malhumor de mi madre, era imposible para mi sentirme intimidado por ella.—Y tuve que acostarte yo, ¿te acuerdas? Además, papa te lleva cinco años.
—No viene al caso —sus mejillas se sonrojaron, viéndose adorable. Le sonreí en respuesta, esperando aligerar el ambiente—No me gusta para ti, Beltrán. Esta en las drogas y no quiero que te involucres en eso.
—Además es mala compañera. Ayer paso a mi lado y me pateo la mochila —añado mi hermana menor volteando hacia a mi—Me cae pésimo.
—Pero a ti no tiene que caerte bien, sino a mi—termine de atarle el cabello y deje caer su trenza en su espalda—Y a mí me cae bien. Me gusta.
—Estas demente.
—Por ella, si.
—¡Aghh! ¡Mama!—chillo Vera molesta, levantándose bruscamente.
Quise reírme de ella, pero acabe con una almohada en la cabeza apenas intente hacerlo. Mi madre no se veía para nada divertida, todavía con el rostro repleto de desagrado, como si odiara el solo escucharme referirme así a Reaven.
—A tu papa tampoco le gusta—añado otra de sus razones.
—A mi no me gusta papa para ti, pero estas casada con él —me encogí de hombros.
Soltando un suspiro, mama camino hacia a mí para intentar con el chantaje emocional. Crecí bajo estos por muchos años, demasiadas conversaciones largas y palabras bonitas para adornar la realidad: haz lo que te sugiero, te estoy aconsejando, no te estoy obligando, es tu decisión. Lo repetía incontables veces. Pero, ¿realmente era mi decisión o era la culpa que albergaban en mi para hacer todo lo que quisieran?
No hagas enojar a tu papá repetía hasta el cansancio, ambos sabiendo que este buscaría alguna alternativa para castigarme de la manera en que lo hacía.
Esa fue la primera vez que no se los permití, incluso si sabría las consecuencias que podría traer.
—Te quiero, mamá. Pero no soy de tu propiedad—declaré sintiendo por un momento la garganta cerrarse al igual que la boca de mi estomago. El rostro de mi madre no daba abasto por la sorpresa ante mi negativa—Voy a salir con Reaven les guste o no. Y si no quieres que deje de hablarte, entonces no la traten mal.
Me valió la salida de mi casa por tres noches porque mi madre se molesto por cómo le hable. Al final que termine volviendo cuando papa me busco y me regaño por hacer llorar a mama. Sin embargo, la amenaza fue suficiente para que dejaran de intervenir. Ya no era un niño, ya no podían forzarme como antes, y mi padre había dejado hace un tiempo sus maneras más bruscas para convencerme. Trataron otras veces de hacerme desistir o presentarme otras chicas, hijas de sus amigos y colegas de prestigio, pero yo seguí miraba a Reaven.
No sé qué fue lo que me empujo a negarme. No sé si estaba harto de seguir siempre sus ordenes sin rechistar o que era la primera vez que quería estar con alguien enserio. Que podía encontrar el respiro que tanto necesitaba sentir. Ni siquiera había pasado tanto tiempo que le conocía, mas no estaba dispuesto a perderme la oportunidad de hacerlo.
—Pensé que no te volvería a ver—comento esa noche en que me echaron y decidí ir a verla. Prácticamente, salí de la puerta de mi casa para subirme hasta su ventana.
—Quizás nos veamos más seguido. Mama me echo.
Reaven se cruzo de brazos mientras se sentaba a mi lado en el borde de la cama. Su madre se encontraba en alguna competencia de Reagan por el país, Rachel se había mudado hace poco a los dormitorios de la universidad y Roy estaba demasiado concentrado jugando en el ordenador para escucharnos.
—Deberías volver a tu casa. —expuso esta vez un poco más seria. Sus ojos en aquel entonces eran cálidos, pero todavía sostenían la melancolía en ellos—Es absurdo que te vayas si en pocos días volverás.
—¿Crees que me dejara entrar?—le sonreí, admirándola de cerca. Era preciosa, siempre llevando el cabello largo y ondulado a un costado. —Qué más da. Me quedaré aquí mientras tanto. ¿Qué dices? ¿Soy tu roomie unos días?
—Dormirás con Roy. No me gusta dormir con nadie.
—Conmigo si, te lo aseguro—le robe un pequeño beso, sorprendiéndola. No me aparte demasiado, quedando a pocos centímetros de sus labios. Conectamos las miradas en las que se sintió como si todo haya válido la pena. Amaba la manera en que sus ojos vacíos y fríos comenzaban a adquirir otro brillo diferente. Pronto me volví adicto a este. —¿Quieres una prueba de ello?
—Mejor fumemos un porro —subió suavemente sus manos alrededor de mi cuello, tirando de mi hasta que nuestros labios se encontraron en un beso suave, reconfortante—Pero primero, ¿tienes hambre? Puedo prepararte algo para comer.
—¿Tu cocinas?—inquirí con una ceja en alto, completamente desconfiado de sus habilidades.
—¿El cereal o la ensalada de frutas cuenta?
Acabe cocinando yo aquella noche y todas las noches en que nos encontrábamos a solas. A veces Reaven era valiente y se atrevía a hacer una comida que no quede en la mediocridad.
—Escúpela. No te la comas—azoto su mano contra mi espalda años después en una de nuestras cenas en su pequeño departamento. Acabe escupiendo su horrible puré a mi plato ante el golpe —Ya te dije que si no es comestible no lo comas.
—Todo lo que haga mi hermosa Hestía me lo comeré, cariño—repuse con una sonrisa encantadora en su dirección. Reev ni siquiera se mostro eclipsada por ella, viéndose indiferente.
—¿Esto es para que no cocine nunca más? ¿Te intoxicas así yo me muero de la culpa por lo que te doy de comer?
—Qué bueno que lo sugeriste tu porque yo... ¡auch!
Intento marcharse molesta hacia la habitación, pero acabe atrapándola antes que se aleje aun más. La senté en mis piernas y la bese miles de veces para que sonriera y volviera a observarme con ese brillo que sigue persiguiéndome desde entonces.
Al contrario de lo que pensaba todo el mundo al vernos, de que éramos un desastre y completamente distintos en todos los sentidos para congeniar, Reaven y yo encajábamos perfectamente. En las cosas divertidas y las serias, en lo triste y lo doloroso, en lo más rebuscado y lo más sencillo. Era fácil conectar con Reaven porque era capaz de entender como me sentía, aun si yo no se lo demostraba.
—¿Siguen sin hablarte?—pregunto aquella noche de reencuentro. Llevaba cerca de dos años sin verla. Jamás dejamos de tener contacto, aún si tratamos innumerables veces de cortar comunicación. Era imposible para nosotros aguantar sin el otro hasta que acabábamos buscándonos mutuamente. Ese día la necesitaba tanto.
Tuve una discusión con el hijo del jefe de mi padre. No quise que las cosas llegaran demasiado lejos, estaba dispuesto a dejar que ese imbécil pase por encima de mi si eso evitaba el escándalo. Pero no pude dejarle pasar que se refiriera a mi hermana, tan despectivo y altanero, que acabe cediendo a los impulsos. Lo golpee repetidas veces en medio de la fiesta sin importarme que estaba en juego el ascenso de mi padre y que seguramente su trabajo. Puedo aguantar la mierda hasta cierto punto, y cuando este se rebalsa, a veces hago estupideces.
Mi padre fue suspendido y casi pierde el trabajo. Además tuvimos que pagar la factura y una demanda de miles de dólares para que no fuese a la cárcel. A nadie parecía importarle el hecho de que Vera estaba siendo acosada por este tipo. Solo les importo que no fui perfecto de nuevo.
Reaven acaricio mi cabello suavemente, enredando sus largos y finos dedos entre las herdas. La abrace desde la cintura y deje mi cabeza reposar sobre su torso. No hizo falta en agregar más palabras. Reaven ya lo sabía todo de mí en ese momento. No necesite decir falsas excusas y ella no inspeccionó en lo sórdido.
Un lugar seguro no lo tienes fácilmente. Es difícil generarlo. Lleva mucho tiempo de ti, de la otra persona también. Yo tuve la suerte de encontrarlo en Reaven, aún si éramos demasiado jóvenes para entenderlo del todo o cuidarlo con amor y sin que nuestra propia mierda lo arruinara. No nos llevo esfuerzo entregar parte del otro a poco de conocernos. Las circunstancias que vivíamos en aquel entonces nos llevo a hacerlo.
De todas partes me siguen
Mirándome fijamente
Con sus místicas miradas.
Misteriosas, divinales
Me persiguen sus miradas
Como dos estrellas fijas,
Como dos estrellas tristes,
¡Como dos estrellas blancas![Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
No hay faceta que no me guste de ella, incluso aquella que me lastima. En ninguna Reaven pierde el encanto ni la adoración que nací para propagarla el resto de mi vida. Especialmente hoy, en que aprieta con fuerza la cartera contra su pecho y mordisquea sus labios con nerviosismo, sigue reluciendo perfectamente.
—Joder, deja de mirarme —por mucho que trate de sonar agresiva, sus nervios hacen que su voz se rompa y salga un timbre agudo. —Es por esto que no quería que pasaras por mí.
—No estés nerviosa, amor mío. Ellos te adoraran —busco su mano para entrelazarla con la mía, siendo correspondido. Acentúo la sonrisa en mi rostro. —Al menos hasta que saques tu encanto endemoniado.
—Enserio que a veces no te soporto.
Atraigo su mano junto a la mía para dejarle un beso en el dorso, esperando que la confianza se instale en ella lo suficiente para no tener su carta de renuncia por el medio día.
—Los niños te van a adorar tarde o temprano. Te haces querer.
—¿Por qué le dices niños? —Inquiere curiosa—Digo, son adultos…
—El menor acaba de cumplir los dieciocho. ¿No es una hermosa edad?
Me observa incrédula sin creérselo.
—Bueno, tal vez no es la mejor edad…
—¿Tienes a menores de edad trabajando para ti? —le cuesta controlar el chillido que quiere arrebatarse de su garganta—¿Me estás haciendo cómplice de explotación infantil?
Me río ante sus palabras, sacudiendo la cabeza en lo que voy con la vista hacia la carretera. Falta poco para llegar. Sin embargo, que la calidez de Reaven me abandone de golpe hace que voltee a mirarla, completamente escéptica ante la idea, rechazándola de inmediato. Debo estacionar hacia un costado de la carretera para explicárselo antes que salte por la puerta con el auto en movimiento. No sería la primera vez.
—No son menores de edad y no hago explotación infantil—sonrió divertido ante la idea. Esa no habría sido mala opción—Son jovenes. Creo que Bill, que es el mayor, tiene unos 22 años, pero es el más pacífico de todos. Ryan es un poco explosivo, pero apenas tiene 18 años y…
—No me importa eso, Beltrán. Lo que no entiendo es porque tienes a personas tan jóvenes trabajando para ti y en este proyecto —frunce el ceño todavía sin comprender—¿Qué es lo que hacen exactamente allí?
—Trabajan. ¿Qué más harían?
—Beltrán—advierte, ya casi sin paciencia.
—Son chicos perdidos y con sueños, Reaven. Yo solo les di un lugar donde pudiesen explorar y explotar sus capacidades con un buen sueldo y un lugar al que llamar hogar —explico tranquilo, sin pasar desapercibido la confusión en sus ojos—Puedes verificarlo en sus recibos de sueldo, que será una de tus tareas como secretaria.
No me detengo a contarle cada historia de los siete chicos que tenemos con Roy bajo nuestro cuidado. Chicos que vimos potencial o que tenían habilidades que nos servirían y los integramos en el equipo sin preguntar demasiado sobre sus razones si no deseaban hacerlo. Nada que les hiciera sentirse amenazados y expuestos. Por supuesto, todos ellos tenían algo en común que les llevaba a escapar de sus casas o rechazar a sus familias, y yo no me veía con la libertad de cuestionarlos por el mismo hecho que no pretendo que nadie cuestione las mías. Solo tenía una condición y era que siguieran mis reglas: nada de excesos, nada de chicas y mucho menos fiestas.
—Son inteligentes y aprenden rápido. Algunos estudian en la universidad y otros simplemente han aprendido por su cuenta, incluso antes de conocernos a Roy y a mí.
—¿Roy es parte de esto? —pregunta sin poder creérselo.
—Él fue la de la idea, en realidad. A veces les da tutorías en la noche.
Queríamos nuevas personas que inspiren confianza para no volver a pasar la decepción y el robo de la vez pasada en que nuestros viejos empleados tomaron todo nuestro trabajo y la vendieran a la competencia, sin importarle cuanto habíamos invertido en el proyecto o los vínculos que creamos. No les importo nada con tal de llenarse un poco los bolsillos de dinero. Yo solo sugerí que podríamos buscar jóvenes que tuvieran conocimientos y buscaran oportunidades como nosotros la buscábamos a su edad. Aprovecharnos de sueños para conseguir su lealtad. Tal vez algunos eran demasiado jóvenes en casos como Sebastián y Ryan, dos hermanos que habían aprendido todo lo que sabían de su hermano mayor, un gran desarrollador de juegos y de los más feroces competidores que conocimos con Roy en los deportes electrónicos. Pero apenas logró alcanzar el éxito a costas del trabajo de estos, se olvido por completo de su familia y las miserias que atravesaban. El rencor, la venganza y la necesidad de superarle fue lo que los trajo a nosotros. Y los acogimos, aun con el peligro que fuese toda una farsa. Sin embargo, hay sentimientos tan fuertes como el odio y el dolor que no se pueden disimular por mucho que lo intentes.
—No sé si pueda…
—¿Qué? ¿Mantener a un grupo de jovencitos controlados en sus tareas y hacerles el almuerzo?
Abre los ojos en grande con profundo rechazo.
—¿Tengo que cocinar?
—Ya les doy un techo para dormir, hago suficiente por ellos —me encojo de hombros, divertido ante su expresión de horror—Anda, que seguramente habrá mejorado tu mano en la cocina. Porque mejoro, ¿verdad? ¿O nos vas a intoxicar?
—¿Y no pueden simplemente pedir?
—¿Todos los días?
Suelta un grito ahogado en que pienso por un momento en que acabara negándose y renunciando en este instante. Sin embargo, Reaven se queda callada y con el rostro contraído en desacuerdo.
—¿Roy sabe que me contrataste? —pregunta esta vez, un poco más cautelosa.
—Obviamente.
—¿Y qué dijo?
—Nada —o no alcanzo a decir nada, mejor dicho.
—¿Enserio?
Decidí omitirle el hecho de que no le dio tiempo porque se marcho endemoniado después de darme una paliza. Paliza que tampoco comenté. Por suerte no quedaron marcas en mi rostro para delatarme y prefiero darle la tranquilidad que no hay más conflictos de los que por sí ya hay.
—Bueno… supongo que si lo sabe no puedo renunciar y darle la razón de toda su mierda.
No lo había visto de esa manera, pero asiento. Lo que sea con tal de que se quede. Ahora, hay una cosa más que contarle y espero poder sobrevivir a esta.
—Reagan está viviendo con nosotros.
Sus oscuros ojos se clavan en mí como dagas, y antes que deje instalar el dolor y la traición por su corazón y mente, prosigo:
—Ya no quiere vivir con Roy y pidió quedarse conmigo en lo que busca un lugar. —aprieta con fuerza los dientes y noto como poco a poco su respiración se va agitando. No me acerco, consciente que terminaré siendo rechazado y solo lograré alterarla más —Considerando que Roy ahora me odia…
—¿Qué? ¿Te la quieres cobrar metiéndola bajo tu techo? —suelta con sarcasmo, plasmando una sonrisa desagradable en el rostro—¿O qué? ¿También te gusta ella?
Me habría encantado decirle lo mucho que me gusta verla celosa, pero no sería lo conveniente a estas alturas.
—Soy vengativo, cariño. Al menos dame ese gusto después de que me hiciera creer por más de un año que él no sabía dónde estabas—suavizo el tono de mi voz, esperando a que su tensa postura se relaje. No parece funcionar—Yo solo te amo a ti y solo a ti. Reagan es…
—¿Qué? ¿Hermosa, perfecta?
—Odiosa y frustrante—suelto un suspiro con la más pura sinceridad. Reaven frunce el ceño sin dejar de lado su molestia —¿Crees que a todos nos gusta alguien que sonríe exageradamente por puro compromiso?
—Ay, no me jodas. No seas tan cínico—pone los ojos en blanco.
—Que yo sea así no significa que me agraden las personas como yo —llevo una mano a mi pecho con la intensión de verme ofendido, pero la burla destila por todos lados. Reaven se relaja un poco, más la tensión y la desconfianza no se han marchado de ella—Que sea en apariencia igual a ti en algunos aspectos, no significa que vaya a gustarme. Deseo febrilmente que comprendas que tanto mi corazón y mi cuerpo te pertenecen, mon cheri.
—Pero Reagan…
—Reagan nada—le corto de inmediato, esta vez con seriedad. Detesto cuando se tira mierda a sí misma —Puedes creer que es mejor que tú en muchos aspectos o estés acostumbrada a que el mundo de los demás gire en torno de ella, pero el mío gira entornó a ti y de nadie más. ¿No te lo he demostrado antes? ¿Qué tengo que hacer para que me creas?
—¡No desconfió de ti, pero no puedes esperar que me quede callada! —exclama, ya alterada. Joder, ¿por qué tenemos que pelear si veníamos tan bien? —Si no acepte tener que verla antes, ¿por qué piensas que querré trabajar un lugar donde andará revoloteando por ahí? ¿Qué no es suficiente vengarte de Roy estando conmigo y ya?
Por mucho que lo intento, que realmente pongo todo de mí para no hacerlo, finalmente acabo por fulminarle con la mirada por la gilipollez que acaba de soltar. Reaven aprieta la mandíbula y me devuelve la misma mirada. Maldición, ahora si vamos a pelear.
—¿Es que crees que estoy contigo por qué quiero vengarme de Roy? —pregunto esta vez molesto. Puedo comprender muchas cosas de ella, mas no que crea que la estoy usando —¿Y que si anda por allí? ¿Te piensas que la dejaré quedarse desconcentrando a mis empleados? Me tomo mi trabajo enserio y puedo asegurarte que al mínimo inconveniente voy a decirle que se vaya.
—¡Ya estas teniendo un inconveniente por ella!
—No, Reaven. La que lo tiene eres tú porque es tu problema el que no puedas verla sin tener que tirarte mierda a ti misma. Corta ese puto rollo—la expongo, sin perder de vista su expresión dolida; sus ojos llenándose de lágrimas que se rehúsa a soltar y los labios temblándole. Mi corazón también duele verle así, que me tomo un segundo en respirar profundo antes de continuar, más calmado y suave—Eres preciosa, valiosa y única para mi, y quiero más que nada en el mundo que también puedas serlo para ti misma.
—Es tan fácil decirlo —susurra, mordiendo con las fuerza su labio inferior.
—Lo sé. Lo más difícil lo tienes tú, pero no te permitas lastimarte cada vez que tengas la excusa de hacerlo.
No hay ninguna respuesta de su parte, solo se queda con la cabeza hacia abajo y sin levantar la mirada hacia a mí. No consigo estar un segundo más sin tenerla entre mis brazos y consolarla, que desabrocho su cinturón junto con el mío, tirando suavemente de su mano para guiarla a mi regazo. Reaven no opone resistencia y pronto se acomoda sobre mis piernas. Retengo el quejido de dolor y cualquier expresión que me delate porque todavía no estoy recuperado de la golpiza de hace días. Ha subido un poco de peso, noto de inmediato con cierto alivio.
—Venga, cariño. No peleemos por esto, por favor —le ruego, corriendo los mechones de su cabello detrás de su oreja y la abrazo por la cintura. Reaven sigue sin mirarme y con su vista hacia abajo. Reparto besos en todo su rostro, deseando cada beso llegue a sus heridas sin cerrar—Lo siento, no quería lastimarte, mi reluciente Vega. Perdóname.
Reaven no contesta, solo cede ante el abrazo en que la envuelvo con fuerza y cariño. Dedico todo el tiempo del mundo a mimarle con besos y halagos en los que sé que no es suficiente, mas tengo la esperanza de que al menos por un momento logre tomar un poco de su tristeza y su inseguridad y arrastrarlas lejos de ella, llevarlas conmigo a un lugar muy lejos en que no puedan alcanzarla otra vez. Sin embargo, también entiendo que esta lucha le pertenece a ella y solo ella. Mas que acompañarla e impedirle que siga auto mutilándose no puedo hacer.
—Lo siento, mi amor —repito, esta vez por no ser capaz de robarme todo su dolor.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Habrá sido apenas unos tres días desde que Reaven comenzó a trabajar aquí. Por suerte, no existieron inconveniente alguno por la presencia de Reagan. Solo la ignora y sigue de largo, incluso pasando de los saludos de esta todas las mañanas. Su hermana no parece no rendirse, pero al menos le da el suficiente espacio.
Su mano en la comida también mejoro, aunque tampoco es excepcional. Solo hubo una queja y por parte de Viktor, que es el más quisquilloso del grupo en cuanto al tema. Le basto con limpiar el sótano por su semejante gilipollez y también a todos los demás para cerrar el puto pico. Que nadie le diga una sola mierda que la desanime.
Lo bueno es que realmente se ve animada, siendo cortes y directa en cuanto ve a los niños jugar o distraerse para hacerles volver a su tarea. Incluso en momentos en que no tiene ninguna tarea, se ocupa de rellenar las botellas de agua y las tazas de café, llevar refrigerios y preparar con anticipación el almuerzo. La he visto buscar recetas por internet y tutoriales para mejorar en sus habilidades culinarias. Se esfuerza, y con eso para mí es suficiente.
Ah, y lo mejor. Lo mejor es tenerla cerca, ir a hurtadillas hacia ella y sorprenderla. Llenarla de besos cuando nadie está cerca y mirarla todas las veces que quiera. Incluso si no llegamos a ser elegidos para el proyecto, quiero que siga trabajando conmigo.
—Beltrán, ¿puedo hablar contigo?
Es la primera vez desde que veo a Roy después de la golpiza. Pasa dentro de la oficina que solíamos compartir hasta que decidió irse con los demás. Cruzamos miradas en que lo dice todo y no son necesarias palabras, pero sé lo que escuchare a continuación.
—Vale, quiero golpearte siempre pero no tuve que…
—Ahórratelo. No digas nada. —sonrió como si nada, como si no me hubiese pateado contra el suelo. Me las voy a cobrar, pero eso ya puedo hacerlo después—Lo bueno es que volviste. Te extrañábamos por aquí…
—Solo venía a decirte que lo siento. No estamos haciendo las paces—aclara, tan orgulloso como siempre.
—Por supuesto que no, pimpollo. —fuerzo la sonrisa, insatisfecho por su respuesta—Ahora, ¿en que mas puedo ayudarte?
—Al parecer, si lo hiciste—señala con su cabeza hacia afuera—La contrataste. ¿Si sabes que soy su tutor legal y puedo negarme a que trabaje?
—Cariño, ya te odia demasiado. ¿Por qué te haces esto? —le miro como el imbécil que es. ¿Desde cuándo es tan arrogante? Se supone que el que mete la pata soy yo.
—Quería recordártelo. Por si se te ocurre algo descabellado como obligarla a casarse contigo o algo parecido.
—Primero, si se casaría conmigo no sería porque la obligo. Segundo, no había pensado en esa idea. ¿Qué mejor que un casamiento para que no puedas separarla de mí? O mejor, ¿qué te parece la idea de un sobrinito?
Roy se ríe sin gracia, apretando con fuerza la mandíbula en lo que intenta no lanzarse encima de mí.
—Tu enserio quieres que te mate.
—Anda, mátame —me levanto, haciéndole señas con la mano para que se acerque—No seas ridículo. ¿Crees enserio sería tan hijo de puta?
—Si
—Bueno, no te culpo. Supones bien. —me encojo de hombros, sonriendo de solo pensar a Reaven y yo siendo padres. —Pero a mi luz de luna no le gustan los niños. A mí me gustan de a ratos, así que estaré bien sin descendencia.
—¡Ya cállate! —chilla cabreado, como si le resultara insoportable esa idea.
—No te enojes. Anda, si se da serás el padrino de uno. Tío Roy. Suena bien, ¿eh?
—A veces no entiendo cómo eres tan estúpido—me lanza una mirada fulminante—Que quede claro que no estoy de acuerdo con esto, pero no la voy a despedir. Eso sí, un error y fuera.
—Deja de ser tan estricto, ni siquiera eres así con los niños. Dale un voto de confianza. Lleva tres días aquí y lo hace de maravilla.
—A Reaven no le gustan los niños, tú lo dijiste. ¿Qué pasa si…?
—Estás paranoico, cariño. No es como si vaya a darles en la cabeza con algo. Además, piénsalo así: pasa tiempo contigo, pasa tiempo con Reagan. ¿No querías que se llevaran bien? —me mira dudoso, sin entender—Terapia de choque, cielo. En cuanto más la vea, mas acostumbrada estará a su presencia y menos la rechazara. Lo mismo sucederá contigo. Tu familia saldrá beneficiado y puede que hasta que hagan amigas. Piénsalo así.
Roy entrecierra los ojos con desconfianza y tras unos segundos finalmente suelta un suspiro al asentir. Yo sonrió orgulloso de que haya caído ante tanta palabrería, un poco decepcionado de que enserio se lo crea. Reaven podría llevar una vida entera cruzándose con Reagan que no dejara de odiarla si así ella no lo desea. Pero al menos dejamos esta disputa atrás y le di una preocupación menos a Reaven. Roy es tan terco cuando se le mete algo en la cabeza, pero es demasiado consciente que las cosas no mejoraran si vuelve a meter su nariz insoportable.
Sin embargo, antes que pueda saborear mi victoria por completo, un ruido sordo y montones de exclamaciones llaman nuestra atención. Cruzamos otra mirada en que la suya esta el claro “te lo dije”.
Todos están alrededor de Reaven, quien sostiene un teclado por la mitad mientras que Ryan, encorvado, pasa una mano por la espalda con una expresión de dolor.
—¿Qué mierda se supone que es esto? —pregunta Roy enojado, en clara dirección a su hermana.
—Que este gilipollas tiro su café al suelo porque no le gusto —responde con fuerza, dirigiéndole una mirada fulminante antes de observarme a mí de la misma forma. Coloco un dedo en mi pecho, sorprendido, volteando hacia atrás a ver si hay mas culpables, pero nada. ¿Y yo que hice? —Te dije que tengo mala hostia.
Eso lo tuve siempre en claro y es de las cosas que más me gustan de ella. Pero a Roy no le hace tanta gracia cuando la citamos a Ryan y a ella en la oficina para hablar de lo sucedido. Obviamente Ryan se defiende y Reaven se queda callada, pues asegura que ya ha dicho lo que sucedió allí afuera y no tiene necesidad de volver a repetirlo. Sé que no está mintiendo, he aprendido a pillarle las mentiras en el aire antes que pueda decirlas. Pero es difícil intervenir a su favor si no abre la boca.
Observo a Roy en cuanto Ryan termina de hablar y es suficiente para saber qué es lo que ocurre. Al niño no le gustan las personas nuevas, desconfía de todo después de que robaran el trabajo de toda su vida. O al menos eso es lo que creemos por el momento. También sabemos que Reaven reacciona inesperadamente, quizás demasiado para atreverse a romperle un teclado en la espalda.
—Los dejaremos ir por hoy, pero que esto no vuelva a ocurrir—sentencia Roy de brazos cruzados—Venga, vayan a trabajar.
—Espera. Ryan, quédate—le sonrió sutilmente en su dirección, pero Sebastián y él han sido los que más han vivido con nosotros que ya pilla mis intenciones.
Roy se marcha junto con Reaven, no sin antes dejarme una advertencia. Le observo un poco ofendido y divertido por tal insinuación. Tampoco es como si realmente fuese a ser cruel con él.
—Ryan, cielito. ¿Qué te he dicho de actuar como un crío inmaduro? —Arrugo la nariz meneando la cabeza—Yo no te críe así.
—Púdrete, Beltrán.
—Vale, vale—asiento con paciencia—Prométeme que serás bueno con Reaven. Si sabes que es mi novia, ¿cierto?
—Y también la razón por la que te estás peleando con Roy —pongo los ojos en blanco ante el reproche. Así que por ahí viene la mano. —Hemos trabajado duro en esto casi dos años para que ahora todo se vaya a la mierda por ella. ¿Qué no puedes buscarte otra novia?
—¿Y qué pasa con él? —Señalo hacia afuera con despreocupación— ¿Por qué no le reprochas que está siendo un idiota?
—Porque se supone que el maduro aquí eres tú.
—Ese es Roy, rayito. A mí me toca ser el tipo simpático y apuesto. Pero venga, promételo. Serás bueno con mi chica. —Ryan se ve reacio de aceptar. Suspiro, cansado de sus berrinches—Voy a arreglar el asunto con Roy. Tranquilo. Tus papas no se van a separar de nuevo.
—No es por eso—reclama con los dientes apretados—No uses mi vida para burlarte de mí.
—Entonces no sé qué más puede ser para que metas tu nariz en lo que no te importa—digo esta vez con seriedad. Ryan cierra su boca de una buena vez. —Mis asuntos con Roy o Reaven son míos, así que te pediría a que te abstengas a comentar en esto o tratar mal a mi novia por lo mismo. Respeta tu lugar de trabajo.
—Estás siendo injusto.
—No, tú estás siendo un niño malcriado. Ahora vete, estas castigado.
Sale de un portazo en que el niñato por poco no tira mis cuadros de Bowie colgados en la pared. Al menos se mantendrá tranquilo. No creo que sea por el regaño, más bien por el golpe que le dio Reaven. Me habría gustado verlo.
Una vez que el sol esta escapándose por el horizonte y la jornada laboral termina, me ofrezco a llevar a Reaven hasta la residencia, en busca de tener un poco más de tiempo privado entre nosotros. Por suerte, hay un enorme árbol en la esquina de su hogar que no tardo en nada en comérmela a besos, deseando llevarla lejos de aquí, escaparnos a donde nadie nos conozca y vivir como quisiéramos.
Pero por hoy debo dejarla. Le prometí a Elio que nos iríamos a emborrachar porque la vez pasada no pudimos hacerlo, así que mientras espero a que termine de arreglarse es que me entretengo con mi cielo, besándola repetidas veces hasta que decide que han sido suficientes besos por hoy.
—Lo siento, se me fue la mano—se disculpa al separarse, trayendo el evento de la tarde de regreso.
—Está bien, mi impresionante luchadora. Golpéalo las veces que quieras. —aleteo una mano sin darle mucha importancia, mas decidido a volver a la parte de los besos.
Reaven pone los ojos en blanco, sonriendo.
—No volverá a ocurrir. No quiero que tengas problemas con tus niños o con Roy.
—Si vuelve a molestarte o alguien más lo hace, me avisas y yo me ocupo. ¿Sí? Pero no uses tus preciosas manos. Me duele que se gasten en esos idiotas —le beso las manos, arrebatándole otra sonrisa.
—A veces pareces sacado de un libro de princesas—comenta con las cejas hacia arriba, divertida por mi devoción.
—Yo complacido en servirte, mi princesa.
—No—quita una de sus manos de mi agarre, levantando una con advertencia—Dime lo que quieras menos princesa.
—¿Por qué no, su alteza? —le molesto un poco más.
—Porque no y ya. —noto un escalofríos pasar por su espalda y se sacude, con rechazo. La he visto hacer aquello muchas veces a través de los años, y sé que lo hace cuando se siente demasiado incomoda. A veces odio saber la respuesta del porqué.
—Venga, entonces seguirás siendo mi luz de luna, mi luna menguante, mi luna y dos tercios, mi luna llena, mi…
—Ya te entendí, Muss. Calma—me roba un beso a la vez que se me escapa el aliento ante la acción repentina, pero no dudo un segundo en responderle. Acuna mis mejillas entre sus manos y las mías van directo hacia su espalda, deseando que se extinga todo el espacio entre nosotros—No vengas mañana por mí. Iré en bicicleta. Flora me ha prestado la suya.
—¿Realmente no puedo venir a buscarte? —suplico. No me importa levantarme más temprano con tal de verla un poco antes.
—No. Y ahora vete, quiero ir a comer algo.
—Yo puedo llevarte a…
—Adiós Beltrán —me roba un último beso antes de bajarse del auto.
Protesto casi infantil, lo que hace que ella estire mas su sonrisa hasta mostrar sus dientes y hacer los ojos dos finas líneas. Le sonrió de la misma forma, esperando el día en que esa sonrisa la acompañe en toda su vida y que existan más cosas que le hagan feliz para verle sonreír así. Suspiro resignado. Tal vez no tuve que haberle dicho nada que me encontraría con Elio y podría haberla llevado a cenar. Total que no me importaría dejar plantado a mi amigo de nuevo para pasar más tiempo con mi luz resplandeciente.
La puerta del auto es abierta de pronto y no evito sonreír a lo grande cuando creo que se ha arrepentido y ha vuelto. Sin embargo, me llevo una enorme decepción al ver que es Elio.
—Me gustaba más la otra mirada. Anda, que creeré que odias que este aquí—suelta con sarcasmo, sentándose en el asiento del acompañante.
—No me culpes. A ti no te puedo besar y profesar amor eterno.
—En verdad, si puedes. Pero no eres mi tipo —asegura abrochándose el cinturón sin preocuparle lo desolado que estoy sin mi gran amor.
—Por favor, que te gustaría que ponga mis manos sobre ti, preciosura —le pincho el estomago con una sonrisa coqueta que él responde con una igual.
—Pues si te das la vuelta, puede que…
—Bueno, es verdad. No soy tu tipo—procedo a arrancar el auto en lo que él deja salir una carcajada. Vale, que me queje al principio, pero siempre la paso en grande con Elio. —Prepárate que tendremos una buena noche.
—Acabaremos borrachos en la playa quejándonos, ¿verdad?
—Y puede que con un karaoke de Queen.
—Me apunto. Andando.
Jaeger.
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Re: Our twenties
CAPÍTULO 21.2
Jaeger • Reaven Inoue & Beltrán Mustang
- Evermore:
- No puedo decir que es el trabajo de mis sueños. Tampoco que es el peor que he tenido porque creo que ese ha sido tener que atender en la tienda de Petra. Me gustaba mas vender droga y llevar mercancía a escondidas antes que tener que lidiar con tantas personas a la vez. Sin embargo, por mucho que no sea idílico, no debería siquiera quejarme cuando no me he esforzado nada en tenerlo. Solo debo mantenerlo, aun si eso conlleve a tratar con niños odiosos.
Cuando Beltrán me dijo que tenía que lidiar con los críos, pensé que eran adultos y solo exageraba. Bueno, algunos lo son, pero en edad mental es otra cuestión.
—¿Qué tal el trabajo? ¿Ya te estas acostumbrando a la guardería?—pregunta Taianna en tono jocoso apenas atravieso la puerta de la habitación.
Suelto un suspiro cargado en que dejo caer mi bolso en mi cama y me despojo del abrigo que me presto. Enserio necesito comprarme ropa nueva, no puedo seguir usando la de mis compañeras. Además, tengo miedo de cagar la ropa de Flora y que me linche. A ella si le tengo miedo.
—Es estresante.—me tiro de lleno en la cama boca arriba, observando las estrellas flourecentes pegadas en el techo.
—Y como no si estas tratando con pubertos —comenta mientras continua con su tarea. Esta ordenando el mueble que compartimos las tres, sacando cajas y bolsas que hemos juntado a través de estos seis meses.
—Algunos tienen tu edad.
—¿Enserio? ¿Me los presentas?—pongo los ojos en blanco en lo que ella suelta una risita pilla—Que bromeo, mujer. No te ves como gran casamentera.
—Pensé que te gustaba Elio.
Es su turno en poner los ojos en blanco.
—Sé que estas cansada, pero venga, dame una mano.
Gruño molesta porque las ganas no me acompañan, me levanto de igual manera. Sacamos lo que queda y lo dividimos, lo de Flora, lo de Taianna y lo mío. A diferencia de las demás, solo tengo dos cajas que he evitado a toda costa abrir en mi estancia aquí. Ninguno de sus contenido trae buenos recuerdos. Sin embargo, una de ellas cae a mis pies ante mi torpeza y el pasado se dispersan en el suelo, justo cuando pensaba en lo mucho que no quería siquiera verlas.
Antes que pueda tomarlas y guardarlas con rapidez, Taianna alcanza una fotografía.
—Joder, Reaven. ¿Son Beltrán y tu?—sorprendida, la observa con atención—Se ven tan jovencitos... que quien diría que follaban en la cama de sus padres.
—¿Quién no ha follado en la cama de sus padres, tarada?—le arrebato la fotografía para observarla.
Allí estamos frente al pórtico de su casa en una navidad en que a regañadientes me invitaron después que me negué de acompañar a mi familia a la casa de mis tíos en la ciudad vecina. Y como los Mustang aceptaron quedarse conmigo, mi madre se despreocupo de un problema mas de tener que obligarme a ir con ellos. O al menos de fingir culpa porque me dejarían atrás. No iban a perderse la reunión familiar por mi causa. Mi cabello era incluso mucho mas largo que ahora, con las ojeras pronunciadas y sin una gota de maquillaje en el rostro. Llevaba un vestido azul francés que le robe a Reagan porque tenía la esperanza de verme decente, acorde a la altura que demandaban los Mustang. Demasiado seria, mas se distinguía cierto brillo en los ojos. Y como no, Beltrán estaba a mi lado vestido con un precioso traje negro y su sonrisa de punta a punta, abrazándome por detrás. Ni siquiera recuerdo mucho de esa navidad, solo que nos escapamos después de cenar sin decirle nada a nadie y vinimos a Galena en su auto para tontear en la playa y follar un poco.
—¿Qué es esto?
Entonces, Taianna toma los sobres que he guardado con recelo este último tiempo. Prácticamente desde el primer día en que pise esta residencia y decidí que escribiría una carta para cada persona importante de mi vida. Al menos para disculparme y decirle que los amaba, aunque nunca ame de la manera correcta.
—Son cartas de suicidio—digo con simpleza.
No sé bien porque se lo dije. Tal vez porque parte de mi grita ayuda cuando me veo al descubierto de esta manera. Quizá porque a veces estoy cansada de esconder toda la oscuridad que hay en mi.
No me sorprende que sus facciones se endurezcan y su mirada se llene de un tibio calor de comprensión. No hay lastima, cosa que agradezco.
—¿Y por qué las guardas?
—Por si me mato.
—Déjate de pendejadas—las guarda rápidamente en la caja. Me agacho para ayudarla. Pero de un momento a otro, me arrebata una que tomo entre mis manos—Espera, tengo una idea.
No entiendo bien que carajos tiene en la cabeza. Si Cara o su entrometido nieto nos descubre nos van a pegar una patada a las tres, Flora incluida. Pero aquí estamos, yo con mis montones de cartas mientras ellas sostienen dos. Taianna tiene la nariz roja al igual que los ojos llorosos, pues ha escrito una carta también, aunque aseguro que no era exactamente de suicidio. Flora también sostiene una, y pese a que no sufre las consecuencias como su mejor amiga, si se la ve bastante sensible.
Hay un bote de basura frente nuestro, uno viejo en el que suelen colocar la basura que se junta en la terraza. Taianna no tuvo mejor idea que utilizarlo para quemar el pasado y dejarlo ir. O al menos ese era el motivo por el cual me hizo salirme de la habitación para redactar una carta y obligo a Flora a hacer lo mismo en cuanto llego. Una vez que ellas acabaron y yo junte todas mis cartas subimos a la terraza.
Pero ninguna se atreve a prender fuego del bote.
—¿No es mas factible romperlas?
—Simbolismo, Flora. No seas pesada que estamos en un momento crucial de nuestras vidas —Tai le dirige una mirada fulminante y me da un golpecito—Anda, prende fuego.
—¿Y yo por qué? Que lo haga Flora.
—¿Ah? Esta no fue mi idea, por si no lo recuerdan.
—Porque Cara a ti te quiere. A nosotras nos va a dar una patada en el culo—Taianna asiente repetidas veces ante mi lógica.
—¡Pero fue su idea!
—Si, pero decidiste participar en ella—le recuerda Taianna—Anda, que no tenemos toda la noche. Enolah y las demás también suelen venir a la terraza, no somos las únicas.
Sin estar del todo convencida, Flora enciende un fosforo y lo tira en la basura que hemos dejado, pues otra la hemos sacado para luego cubrir escenas del crimen luego. El pequeño fuego comienza a consumirse rápido. Tai toma una botella de alcohol etílico y la invierte dentro del bote. Pegamos un salto atrás cuando el fuego empieza a salirse de este, asustadas de pronto. Nos miramos entre las tres antes de comenzar.
—Bueno, para que se vaya la mala suerte de mierda—dice Tai tirando su carta primero, siendo consumida al instante por las llamas.
—Por toda la mierda. Fin—anuncia Flora antes de lanzarla.
Yo miro las siete cartas en mis manos, preguntándome si debería lanzarlas. Solo hace falta una mirada entre mis compañeras para darme ánimos y dejarlas caer. Las veo consumirse lentamente en que mis ojos no se apartan del acto.
De pequeña la muerte me fascinaba porque creía que era el único momento en que seria realmente querida. En que podría verme a mi y solo a mi, no a las demás personas. El lugar estaría adornado por rosas blancas y coronas con mensaje de apoyo a mi familia y lamentos por mi muerte. Yo tendría un vestido blanco, encontrándome mas pálida de lo normal y con el cabello largo reposado sobre mi pecho, adornado mi cabeza con una corona de margaritas. He escrito esta petición en la carta de Roy, segura que él haría lo posible por darme esa última voluntad.
He escrito cantidades de cartas de suicidio a lo largo de mi recorrido. Todas y cada una de ellas expresaron mi dolor, mi soledad, mi odio profundo a mi misma. Cada una de ellas han quitado el peso en mi por breves instantes antes de seguir arrastrándome en la mierda. Pero no creí que quemarlas se sentiría de alguna manera liberador.
Tras un largo silencio, Flora aclara su garganta.
—Bueno, vamos a apagarlo antes que nos linchen y, en consecuencia, me las joda a ustedes.
—¿Tienes un cinturón con un pene acaso?—bromea Taianna, levantando un cubo de agua. Lo lanza lentamente sobre la fogata improvisada y el fuego se va extinguiendo. Tosemos un poco en el proceso, tanto que Flora y yo la dejamos a ella con el trabajo sucio—Ahora solo hay que esperar a que se enfrié un poco o las bolsas de basura se van a derretir.
—Mira que usas la cabeza de vez en cuando—la molesta Flora.
—A ti lo que te falta es una buena cabeza, amiga.
—¿Cual? ¿La de tu pendejo?
—Elio no es mi pendejo.—la castaña le echa una mirada asesina en que no hace mas que aumentar el fuego. El de entre ellas, claro.
—Nunca dije que fuera Elio.
—Mejor tomemos café. —sugiero para evitar la pelea entre titanes.
Las dejo discutiendo en que me ofrezco silenciosamente ir por nuestras tazas y tabaco para pasar la noche y borrar la escena del crimen, además de averiguar si las demás planean en subir o si el entrometido de Elio pensará en subir, pero recuerdo entonces que Beltrán ha dicho que cenaran juntos. Solo espero que Cara no se entere de esto porque no me creo que le haga gracia que nos pusiéramos a hacer fuego.
Antes de bajar las escaleras, volteo hacia mis compañeras encimadas en darse indirectas no tan indirectas entre ellas.
—Chicas—les llamo un poco mas alta para no pasar desapercibida. Ambas voltean a mirarme con el ceño fruncido y los ojos fulminantes. Sonrió un poco—Gracias.
No me quedo a esperar su respuesta. Simplemente bajo y voy a lo que iba. Al menos ya no se siente tan solitario.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Lauren no es tan simpática y resolutiva como Zenda, mas bien es de las mías. Seria, un poco sarcástica y con una mirada un poco trágica de la vida, pero que le haya un poco de humor a toda situación. Incluso cuando le dije que había intentado suicidarme varias veces, bromeo con que algunas cosas no están destinadas para nosotros y mas si somos propensos a fracasar en esa cuestión. Básicamente me dijo que no sirvo para suicidarme, y aunque Roy reacciono como si me hubiese dicho que me mate de nuevo, yo me reí.
Sin pelos en la lengua, pero con mucho tacto.
—¿Cómo has estado? ¿Has tenido pensamientos suicidas desde el mes pasado?—pregunta directamente, sin dar demasiadas vueltas.
—Algunas veces, pero no he llegado a hacer nada —explico con tranquilidad. —He conseguido un trabajo...
—Ey, eso es genial —sonríe con verdadera felicidad. Se me llenan los ojos con lagrimas que evito soltar, sintiéndome de pronto feliz porque alguien que sepa toda mi mierda se alegre por mi—Ahora mas que nunca tienes que estar mejor, ¿de acuerdo? Y te recomiendo hacer ejercicio o algo que te guste para lidiar con el estrés.
—Lo tendré en cuenta.
—Ahora venga, dime que tal las pastillas. ¿Te has hecho los exámenes de sangre?
—Claro—saco el papel de mi cartera y se lo dejo. Ella lo toma entre sus manos, leyéndolo con atención—Los antidepresivos y los ansiolíticos van bien, pero tengo problemas con las pastillas para dormir.
—¿Te hacen sentir mal?
—Me da un poco de pánico tomarlas, a decir verdad. El sueño me pega de golpe y me quedo dormida demasiado rápido—explico sin querer explayarme demasiado. De que tengo miedo que algo me acurra mientras este dormida como en el pasado. El vivir con mujeres me ha calmado un poco el temor, también el que tenga a Taianna y Flora durmiendo conmigo porque sé que acabarían con cualquiera que intentara invadirnos.
Lauren aprieta los labios mientras me observa con detenimiento, como si pensara en lo siguiente. Espero un poco impaciente, pues todavía tengo que coger el autobús para ir a la biblioteca. He quedado con dos compañeros para hacer un trabajo y estudiar juntos para el examen final. No es como si realmente quisiera trabajar con otras personas, pero debo aceptar que ellos tienen mas conocimientos de los conceptos que yo.
—Bueno, ¿qué te parece si probamos con gotas de clonazepam? Empieza con cinco gotas una hora antes de dormir. Asegúrate de comer antes de tomarlas.
—¿Y si no funciona?
—Aumenta la dosis a ocho, pero avísame cuando lo hagas. ¿Tienes mi numero?—asiento, sacudiendo el teléfono en el aire—Genial. Llámame ante cualquier inconveniente.
Vuelvo a asentir, dispuesta a seguir sus indicaciones.
Me despido de ella con la promesa de verle el siguiente mes para ver que tal los avances. Logro coger a tiempo el autobús y a los quince minutos me bajo en la parada frente a la biblioteca de Galena. Enorme y hermosa, me recibe con el dulce aroma de libros viejos mezclado con un incienso de lavanda. Después de las azules, las flores violetas son mis preferidas, pese a que el color no me gusta para nada, a tal punto de evitar comprarme lo que sea de ese color. Pero si me gustan los jazmines y las lavandas por el aroma que desprenden.
Rocco y Lola me esperan en una de las mesas de al fondo, hablando animadamente entre ellos mientras se muestran sus apuntes. De todos los gilipollas que me cruce en el instituto, ellos son de los que mejor me caen. Rocco, que volvió hace poco de quien sabe donde (porque siempre cambia el país de donde ha vivido por mas de diez años), es el mas tranquilo de todos y se interesa por la historia y la psicología, tanto que te encuentras con él en mitad del pasillo para darte un datazo como el primer día que nos conocimos, tipo "¿sabias que la clomipramina puede provocar orgasmos al bostezar?". Y Lola, la mayor de los dos con cuarenta años, es la mas simpática y la única que se rio cuando dije que tal vez debería decirle a mi psiquiatra que me cambie de antidepresivos para al menos tener un orgasmo o ganas de follar.
—Esa es la putada de los antidepresivos. No quieres follar—admitió Lola, uniéndose a la conversación— Al menos, a mi me pasa. Con mi esposa hacemos el delicioso cada dos semanas.
—Yo ni siquiera quiero masturbarme —confesó Rocco con sinceridad.
Desde ese entonces el resto del grupo nos hizo el vació, así que no nos quedo otra que formar un grupo entre los tres para al menos no sentirnos tan excluidos y hablar un poco sobre las elocuencias sobre padecer depresión y las consecuencias de los antidepresivos.
—Hola Reev—saluda Lola con una sonrisa dulce. Es una mujer realmente hermosa con su cabello dorado que combinan con las pocas canas que lleva y sus brillantes ojos azules.—¿Lista para una tarde en que derretiremos nuestro cerebro?
—El mío ya dejo de funcionar. No he podido pegar un ojo en toda la noche—dice Rocco, y sus ojeras son una demostración. Lola y yo suponemos que esta en sus 30 porque tampoco dice su edad.
—Bebe leche tibia, haz ejercicio y cuenta hasta que te quedes dormido —enumera Lola con sarcasmo, soltando una risita en lo que yo corro la silla para sentarme a su lado. Los tres sabemos que ninguna de esas gilipolleces nos ayudara a contemplar un sueño de mas de cuatro horas—Solo dile a tu psiquiatra que te cambie las pastillas para dormir.
—Es que vengo tan bien. ¿Y si lo ve como un retroceso?
Supongo que esto también es lo que nos une. Que encontramos uno en el otro la misma preocupación de avanzar y luego retroceder. De no saber hasta cuando es suficiente estar bien que seguimos dependiendo de pastillas para seguir adelante.
Entonces, digo palabras que desearía decírmelas a mi misma con mas regularidad.
—Esta bien que retrocedas de vez en cuando, sobre todo si te ayudara a avanzar un poco mas —intento sonreír, aunque me sale fatal—Venga, que podrás descansar mejor.
—Si la niña sábelo todo lo dice —pica con humor, asintiendo. No hace falta que me dé las gracias en voz alta. Con un cruce de miradas es suficiente.
Y sin más preámbulos, vamos directo a lo que venimos.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
—Sebastián, concéntrate —dejo la taza de café frente al niño, con cuidado de no dejarlo demasiado cerca del teclado.
El chico se sobresalta y por poco no se le cae el celular de las manos, bloqueando la pantalla de inmediato. Le observo sin expresión para que vea que poco me importa que este buscando mujeres mayorcitas en Tinder. Gustos son gustos. Lo único que me importa es que complete su trabajo antes que Roy tenga la oportunidad de llamar mi atención. Jodido idiota.
—Lo siento, señorita Inoue. —se disculpa antes de volver al trabajo.
Sebastián es de los mas tranquilos de los siete críos que trabajan para Beltrán, así que no implica mucho esfuerzo ni ser demasiado intimidante para que me haga caso.
Paseo con el carrito dejando café y galletitas de arroz en sus mesas, recibiendo las gracias de unos y el silencio de otros, pero poco me importa. Si bien la primera semana fue caótica porque ninguno parecía tomarme muy enserio en mi trabajo secretaría/niñera, solo basto que le partiera un teclado a Ryan, el mas rebelde de todos. Si no hubiese sido por la presencia de Beltrán y Roy, de seguro que partía una silla. El bravucón quedo tan asustado que dejo de molestar. Tendrá dieciocho años y debería darle al menos un poco de consideración sabiendo que a esa edad yo también era una gilipollas. Sin embargo, la paciencia no es mi virtud y no tengo intenciones de modificarla con ellos.
Todos aquí han venido por diferentes situaciones, además de sus talentos a temprana edad. Beltrán suele darle libros para leer sobre informática avanzada y Roy les da clases en lo que proceden a seguir con el proyecto. Habría sido mas factible contratar a profesionales, pero el presupuesto no da a basto y quienes tenían antes fueron robados por la competencia. Unos completos traidores que vendieron su idea original con la que ganaron miles de dólares. Por suerte, Beltrán y Roy no se desanimaron que pronto comenzaron con otro proyecto mucho mas ambicioso.
A veces me pregunto si este afán de ayudar a niños perdidos es consecuencia de que su película preferida es Peter Pan o porque ha encontrado un poco en ellos a si mismos.
Una vez lista mi tarea, camino directo hacia la cocina para empezar a preparar el almuerzo de este día. Los pedidos están pegados con notas en la heladera que varían de platillos como carne asada, hamburguesas, pizzas o ramen. Pero ninguno de estas esta en la lista que Beltrán me dio, asegurando que todavía mucho de ellos estaban en crecimiento y debían alimentarse bien. No sé si preocupación es genuina o porque no quiere denuncias por explotación en el futuro. Mi experiencia en la cocina no es demasiada porque nunca tuve la necesidad de desarrollar mis habilidades culinarias en mi vida cotidiana o en un trabajo. Generalmente como sándwiches o ramen si es que ninguna de mis compañeras hace algo demás y decide invitarme o si compran pizza. Pero aquí estoy, tratando de cortar las patatas sin rebanarme un dedo.
—¿Necesitas ayuda?
Lo que me faltaba.
—No.
—Puedo ayudarte si quieres—observo de reojo a Reagan acercarse con una sonrisa un poco nerviosa.
Clavo el cuchillo en la tabla con brusquedad, moviendo todo lo que esta en al mesada. Solo hace falta que le fulmine con la mirada antes de asentir con los labios apretados y la mirada hacia abajo para que se marche. Una cucaracha menos que lidiar hoy.
No me hace una puta gracia que este viviendo con mi novio y no entiendo porque mierda acepte esto si verla me causa estreñimiento. Supongo que porque esta no es mi jodida casa y no tengo porque decirle a Beltrán que debe hacer. Sé que lo hace para joder a Roy, de tener su infantil venganza. Pero debo admitir que es un poco divertido ver a Roy intentar por todos los medios establecer una comunicación con ella, quien le rehuye apenas lo ve como la cobarde que es. Quizá fue porque verlos sufrir es mi recompensa: él por mentiroso y ella por existir. A mi apenas me habla, todavía molesto por la discusión de semanas atrás. Solo lo hace si es para regañarme porque los pendejos están jugando a los videojuegos, planeando citas por internet o viendo partidos viejos de futbol, todo para no trabajar. Es mi responsabilidad que se comporten como adultos aunque ya sean mayores de edad, así que si ellos fallan yo también lo hago. Es una putada, pero no replico y dejo que se descargue todo lo que quiera.
Esta lastimado. Lo sé. Lo veo en sus ojos reprochadores y heridos. Mas no esta dispuesto a dejármelo pasar esta vez y sigue implementando mano dura para darme una lección. En parte detesto estar peleada con él porque extraño que no pase por mi para tomar helado o me busque en la salida del instituto. Sin embargo, el orgullo es demasiado como también la traición que siento por haberme engañado. Fácilmente podría haberlo dicho desde el principio, aún si yo me negaba, al menos sabría que fue sincero.
Charles es otro tema que definitivamente no quiero tocar. Sigo ignorando sus mensajes, aunque hace unos días también ha dejado de intentar comunicarse. Un poco decepcionante, pero debo aceptar la parte en que yo también lo aleje de mi. Bueno, él se alejo primero hace mas de diez años y prefirió buscar a Reagan primero que a mi. No fui su prioridad, y pese a que nunca ocupe ese puesto, es doloroso. Entiendo que puede no haber sabido como acercarse a mi y tampoco tiene la obligación de acercarse si así no lo desea. Pero duele, por mucho que quiera comprenderlo y dejar el rencor atrás, hay cosas que simplemente no se van y te acompañan el resto de tu vida. No tener su sincero amor e interés es una de ellas. Al final, solo yo decido si darle esa importancia.
Inspiro profundo en que intento cocinar sin que los pensamientos de mierda me estén jodiendo la existencia. Tengo que hacer bien este trabajo. Tengo que hacerlo bien esta vez. No puedo no dar mi mejor esfuerzo si están dándome una oportunidad de demostrar que no soy tan inútil como pensaba.
«Venga, Reaven. Lo harás bien»
«¡Venga, venga que harás que se chupen los dedos de lo mucho que le gustará!»
«¡Basta de puta mierda! Venga que lo harás genial. Confía en ti...»
Y así me mantengo la mitad de la comida, concentrada en que los platillos queden bien para el montón de gente que debo alimentar con tal de recibir justamente la paga a fin de mes. Al menos los días malos se han ido quedando un poco atrás. Me están acompañando los buenos, aquellos que me ayudan a tener un poco mas de seguridad en mi misma.
«Es normal que tengas miedo de cagarla, pero vas bien.»
O al menos eso me digo por el momento.
Me encuentro tan pendiente de aplastar las patatas que no noto en que momento Beltrán ha llegado. Sus manos alrededor de mi cintura me sobresaltan, volteando a mirarlo con sorpresa y cierto pánico. Intento apartarlo de mi, en vano porque se rehúsa a soltarme.
—Estamos en horas de trabajo, Beltrán.
—El jefe esta ocupado en la oficina, descuida —bromea divertido, dejando un besito en mi cuello que me hace temblar por completo—Adoro tenerte aquí. Puedo verte cuando quiera.
A mi también me gusta verle más seguido, pero ya le he dicho que en el trabajo no podemos estar de melosos porque de lo contrario con que cara miraría a los demás empleados de aquí. Me da tanta vergüenza que puedan cacharnos, sobre todo con el esfuerzo que hice para ser tomada enserio. No es fácil romperle un teclado a alguien. Bueno, un poco si. Tampoco es como si no supieran que somos parejas, mas sigue siendo incomodo.
—Déjame quedarme un poquito mas—insiste, estrujándome con cariño. Yo me rindo en un suspiro—¿Hoy te vas mas temprano?
—Hoy y mañana, recuerda el contrato—los jueves y viernes tengo instituto. Los jueves me voy un poco mas temprano porque tengo sesión con Zenda.
—¿Quieres que pase por ti?
—Terminarás muy cansado. ¿Hoy harán la prueba?
—Si terminan con lo que falta, intentaremos probar el juego de nuevo —asiente con seguridad. Puede que no lo vea en este momento, mas su cuerpo tenso me demuestra lo frustrado que le tiene todo este asunto.
Queda tan poco tiempo para mucho trabajo. Al menos están trabajando en la prueba, y si todo sale bien, pronto podrán adelantarse a la competencia. O eso es lo que me explico Tedd, otro de los críos. Sé que es mas sencillo de lo que explico realmente porque hay muchas que no entiendo. Llevo poco tiempo aquí.
Dejo el puré de patatas aun lado y suavemente aparto sus manos rodeando mi cuerpo. Beltrán sigue resistiéndose, no es hasta que nota que mis intenciones no son apartarme, sino girar para verlo. Paso mis brazos por alrededor de su cuello, conectando de inmediato con sus tiernos ojos cafés que he amado por mucho tiempo. Sus manos se aferran a mi cintura, estrechándome contra él. Se lo nota cansado, por mas que intente sonreír y haga de cuentas que nada sucede, aprendí con los años cuando Beltrán finge.
—Si duermes una siesta después del trabajo, podremos ir a cenar juntos —le propongo, echando miradas a ambos costados antes de colocarme de puntitas y robarle un beso.
Eso parece haberle alegrado bastante, tanto que estira una sonrisa a lo largo de su perfecto rostro. Se inclina hacia a mi, descansando su frente con la mía, rozando nuestras narices. No apartamos la mirada uno del otro en ningún momento, perdidos en la conexión.
—Todavía queda trabajo. Difícilmente podré permitirme una siesta.
—Entonces, no hay cita —bajo mis manos con intención de separarme, pero con una de sus manos la coge una de las mías para dejarla donde estaba antes. Reafirmo el agarre, divertida por su acción.
—¿Me esta chantajeando, señorita Inoue?—finge sorpresa e indignación, sin poder ocultar lo mucho que se divierte.
—Si.
—Bueno, tendré que hacerle caso a mi Osa mayor.—se ríe al verme poner los ojos en blanco. No sé de donde carajos saca tantos apodos absurdos. —Gracias, Reev.
Le sonrió con amor, realmente deseando poder llevarme todo el estrés que siente en estos momentos muy lejos de él para que no pueda volver a sentirlo. Y esta vez, sin importarme que nos vean, lo tomo de las mejillas para ponerme de puntitas una vez mas y besarle suavemente, esperando transmitir lo mucho que le amo. Sus manos van hacia mi espalda, tirando mas de mi hasta que prácticamente mis pies no tocan el suelo, y aunque reímos en medio del beso, no nos separamos un solo segundo. Ni ahora y espero que nunca.
—Señorita Inoue, ¿cuando...?—cambio de idea y lo aparto de un empujón. Las mejillas están por explotar de lo rojas que están al ver a Sebastián parado en la entrada de la cocina con los ojos bien abiertos y una sonrisa burlona al encontrarnos con las manos en la masa—Solo iba a preguntar cuando estaría la comida.
Me cuesta hallar mi voz sin temer a tartamudear.
—En veinte.
—Genial—sonríe en dirección de ambos antes de darse la vuelta y correr hacia dentro de la sala. Estiro una mano con la intensión de detenerle hasta convencerle que no diga nada. Demasiado tarde—¡Oigan, encontré a la señorita Inoue y al jefe besándose!
—Niño desgraciado —chasqueo la lengua derrotada. Justo lo que no quería.
Para colmo, Beltrán se ríe de mi sin piedad.
—¿Y tu qué? ¿Te parece gracioso?—me cruzo de brazos molesta, avergonzada por ser descubiertos.
—Un poco si—vuelve a acercarse, depositando un casto beso en mis labios. Sus ojos brillando para mi disminuyen un poco la molestia que permito que me bese de nuevo, dejando sus manos sobre mi cintura otra vez—Pasaré por ti a esa hora, mi amor. Esperaré ansiosa nuestra cita.
Yo también pese a que no se lo digo. Hace semanas que no tenemos una cita, tanto así que pronto estoy emocionada de pasar una velada a su lado.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Le cuento un poco a Zenda sobre el trabajo de esta semana y la cita con Beltrán de esta noche, sobre la sesión con Lauren y también un poco sobre que vivo cruzándome con mis hermanos, aunque poco y nada tengo ganas de dirigirles las palabras. Zenda intenta hondar un poco en ello, pero me niego a que mis ánimos queden arruinados e ir toda llorosa a clases como mas de una vez ha pasado. Quiero que este sea un buen día. No queda mucho para terminar el instituto y quiero disfrutar de mi cita con Beltrán. Realmente, enserio deseo con todo mi corazón que hoy siga siendo un buen día como hasta ahora.
Finalmente, decido comentarle sobre lo sucedido la semana pasada con Flora y Taianna, que me acompañaron a quemar las cartas.
—¿Has tenido intenciones de escribir mas cartas de ese tipo?
—Por el momento, no —meneo con la cabeza y me remuevo un poco en mi asiento, decidida a ser sincera—Guarde una, en verdad.
—¿Para quien era?
—Para mi mama.
Hablar de ella es un tema sensible para mi, tanto que apenas lo toco en terapia. Sé que me quiso, a su manera descuidada y nada demostrativo, pero al menos un poco de cariño tiene por mi. O tenía. Da igual, si en todo caso no quiere verme ni en pintura. Nunca pude llenar sus expectativas y creo que nunca lo haré.
—¿Por qué guardaste solo su carta?
—No lo sé —respondo sinceramente. Ni siquiera quise guardar la de Beltrán o la de Roy, solo esa.
Zenda me inspecciona en silencio, como si estuviera analizando si le estoy mintiendo. Bebo un poco de agua de mi botella en lo que espero a que ella acabe.
—¿Has pensado en volver a tener contacto con ella? Hacer una llamada, tomar un café...
—Vive en Hamilton hace casi un año y no tengo su numero.
—Pero si puedes pedírselo a tus hermanos, ¿verdad?
Aprieto mis labios, buscando cuidadosamente mis palabras.
—No siento que sea un vinculo que quiera recuperar, ¿entiendes? La quise y la quiero, obviamente. Todavía guardo algunos buenos recuerdos —pocos, a decir verdad, aunque decido omitirlo—Y la ayudaré si es que necesita que le dé una mano. Pero creo que hasta ahí llega mi interacción con ella. ¿Esta mal?
—No, esta perfecto. Si es un vinculo que no tienes interés en seguir en contacto, entonces esta bien que no quieras hacerlo. Buscar lo mejor para ti es lo que estamos tratando de hacer. Lo que me genera ruido es que decidas guardar esa carta y no las otras seis.
—Quizás me siento un poco culpable por haberle dado tantos dolores de cabeza —pienso en voz alta, sin saber del todo la razón, pero tampoco queriendo profundizar demasiado.
Zenda deshace el cruce de sus piernas antes de estirarse levemente hacia el escritorio —Dime, ¿te gustaría que leamos la carta que escribiste?
Aprieto con fuerza mis manos, un poco asustada de solo pensar en abrirme tanto con alguien, incluida ella. Parece notar mi cambio, pues pronto se hace hacia atrás.
—Solo si tu quieres. Este es tu espacio, y aunque tenga que insistir en algunos temas para seguir avanzando, podemos esperar un tiempo.
—La traigo conmigo, en verdad.
Eso parece darle un cambio completo al ambiente, tan tenso que siento como la respiración comienza a pesarme cada vez mas. Joder, quería que fuera un buen día.
—¿Por qué?
Porque a veces no sabes cuando atacara. No sabes en que momento los pensamientos intrusivos y la ansiedad se hace tan grande como una enorme bola de nieve que no sabes como detenerla y termina aplastándote. Al menos si muero, si decido morir imprevistamente, quiero que mama tenga estas últimas palabras para ella. Que me habrá dejado sola casi toda la vida, pero aún así me gustaría que me perdone por todo lo que hice y que, aunque sea a través de un papel, sepa que no fui el monstruo que cree que soy.
—¿Quieres que la lea yo?
Me tiemblan las manos al sacar la carta y dejársela encima del escritorio. Zenda da una mirada en que pide permiso, en un asentimiento de mi parte la abre y comienza a leer.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Lanzo un bostezo a lo alto y limpio las lagrimas que han caído por el cansancio. Ayer no dormí una mierda, por muy cansada que termine después de trabajar y lo mucho que rogué poder dormir sin las jodidas gotas. Dosis que decidí aumentar ocho gotas tras avisarle a mi psiquiatra. No tengo problemas con las pastillas durante el día, las tomo sin falta y en horas especificas. Incluso me compre un pequeño compartimiento para llevarlas a mano cada vez que las necesite. Sin embargo, resistirme en la noche ya es un clásico de mi. Causa demasiada ansiedad. Pero entiendo que también es trabajo mío aprender a lidiar con ello y tomar las jodidas gotas.
Hoy las tomo, eso es seguro.
Me propuse a mejorar. A estar bien de verdad. A no dejar que nada me tirara abajo demasiado tiempo, aun si hay días en que no quiero moverme de mi cama y ni siquiera deseo escuchar música con los auriculares. Solo quiero dormir hasta que mi cuerpo se hunda en el colchón y desaparecer. Despertar cuando todo lo malo pase y mágicamente encuentre la cura para esta enfermedad.
Obviamente, eso no va a ocurrir y por eso es que estoy a nada de morir. No porque sea mi intención (que raro), sino que pensé que sería una buena idea salir a correr con Flora aprovechando que la noche esta preciosa. Juro que que necesitaba descargar frustración después de semanas pesadas en la pastelería y yo decidí acompañarla, considerando que Beltrán me cancelo ayer y hoy no lo he visto por ningún lado en la oficina. Lo llame infinitas veces, pero no respondió ninguna de las llamadas y solo mando un mensaje que pronto volvería. Algo paso, eso es seguro. Como también que no lo dirá hasta que le vea.
Las voces comenzaron a asfixiarme debido a la cagada que me mande hoy con unos documentos y por poco Roy no me tira las carpetas encima de la cabeza. Sumado mi ansiedad por ver a Beltrán y descubrir que diablos ocurre, acabe corriendo por las playas de Galena con una cosa en mente: dejo de fumar y llevo una vida sana, o busco otra manera de distraerme para no sufrir este suplicio. Soy masoquista por naturaleza, pero esto ya es demasiado para cualquiera.
—¡Anda, Reaven! ¡Apúrate!—exclama Flora por quinta vez en veinte minutos, harta de tener que esperarme.—Me enfrío en lo que tardas en llegar abuela. Hasta Cara, vieja y coja, es mas rápida que tu.
—Ya verás cuando te escuche Cara—juro con la respiración irregular. Intento correr mas rápido hacia ella, y solo aumenta el dolor en mis costillas. Caigo de rodillas en tres pasos mas—Me rindo.
—Pero que debilucha —Flora coloca los ojos en blanco. Toma de mi muñeca y tira fuerte de esta, ayudándome a levantarme—Anda, que tenemos que llegar a la residencia.
—Pensé que correrías media hora mas.
—Si, pero sin ti. Solo me estorbas —chasquea la lengua, dirigiéndome una mirada despectiva—Mejor sigue dedicándote a tus plantas. De por si eres una escoba para que bajes mas de peso con lo que me cuesta que engordes.
—Deja de darme tus dulces de porquería y puede que coma mas —gruño molesta, sacudiendo mis piernas llenas de arena. Joder, odio la arena.
—Te los vas a comer igual, así que cállate y sigue corriendo.
Pasa por mi mente la opción de decirle que siga por su camino, que volveré a la residencia caminando. Esto fue una idea horrible, ¿cómo se me ocurre? Debí quedarme acostada con Taianna mirando el último dorama de Eunwoo que estar aquí sudando y con los pulmones ardiendo. Necesito tanto un cigarrillo.
—¡Reaven!
Lo que me faltaba.
Me obligo a mi misma a correr mas rápido, aun si los muslos de las piernas arden como el infierno y la respiración se vuelve todavía mas irregular. Mañana voy a terminar en la completa mierda, pero prefiero esto antes que cruzarme a cierta traidora y tener que soportarla.
Para mi desgracia, la jodida de Petra es tan cabezota que no entiende que no quiero hablar con ella y ya no sé como hacérselo entender. Vivo con mensajes suyos en mi casilla de mensajes, y por mas que bloqueo los números, sigue llamándome e intentando contactarse conmigo. De suerte que no tengo redes sociales o de seguro estaría bombardeándome por ahí también. Hasta ha venido a la residencia, pero siempre le digo a mis compañeras que digan que no existo. No que no estoy: no existo. No para traidoras como esa pendeja.
—¡Reaven Inoue, detente en este instante!—chilla detrás de mi, tan cerca que acelero mis pasos.
La paso a Flora, quien se sorprende de la rapidez que adquiero y voltea hacia atrás para averiguar que es lo que sucede. No es como si realmente les haya comentado a ella y a Tai lo que sucedió esa noche en el restaurante, pero si deje en claro que Roy era un gilipollas y Petra una sucia víbora. ¿Qué espera? ¿Qué le perdone por ocultarme algo así? Se supone que era mi mejor amiga, me vale un pepino que mi hermano sea su novio. Hizo su elección, bien por ella. Ahora que la respete.
La maldita es insistente, tanto que decide impactar su cuerpo contra el mío con brusquedad. Al menos alcanzo a colocar unas manos sobre la arena antes de darme la cara de lleno contra el suelo y partirme la madre. Grito por el dolor pronunciándose por todas partes. Ni siquiera sé si podré levantarme después de semejante golpe. ¿Qué parte de que peso 40 kilos no entiende esta gilipollas?
—¡Te atrape!—exclama con la voz ahogada, intentando incorporarse.
No le doy tiempo a que lo haga. La bronca es mucho mas fuerte que el dolor. Giro mi cuerpo con ella aun sobre mi, apartándola bruscamente. No dejo que Petra tenga un solo segundo para salir de su sorpresa que subo arriba de ella, yendo directo hacia sus horribles extensiones.
—¡Que haces, pendeja! ¡Suéltame antes que te mate!—chilla histéricamente en lo que intenta tomarme del cabello también, mas tengo una coleta bien armada que me protege de sus horribles manos.
—¡¿Querías que me detuviera?! ¡Esto pasa cuando me detengo, jodida traidora!
Petra patalea con fuerza en lo que yo me desquito con sus cabello, sintiendo la satisfacción en cuanto le arranco dos extensiones. Su rostro se desfigura por la furia, y quedo tan entretenida por la felicidad que me trae el verla así, que le dejo una abertura. Aprovecha ese descuido de mi parte para empujarme hacia atrás. Se lanza encima de mi una vez mas, repartiéndonos manotazos y tiradas de cabello.
—¡¿Sabes lo caro que me salieron las putas extensiones?!—vocifera descarrilada, su cara tan roja que esta a punto de estallar.—¡Ya deja de golpearme!
—¡Primero salte de encima de mi, descerebrada!
—¡Oigan, que estamos en vía publica, joder!—exclama Flora llegando hacia nosotras, mirando por todos los costados.—¡Ya, ya, sepárense! ¡Al menos líense a putazos cuando yo no este!
Pero ninguna de las dos la escucha que los golpes, tironeadas de pelo y rasguños no acaban tan fácilmente.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Elio y Taianna ahogan un grito en cuanto nos ven llegar a la terraza. Pensé que estaba sola, pero que no me extraña verle con Elio si han estado pasando mas tiempo juntos con una tensión a punto de estallar. Taianna salta del sofá para correr en nuestro encuentro, inspeccionándome de arriba-bajo las condiciones en que me presento.
—¿Qué mierda te paso? ¿Las asaltaron? ¿Tu estas bien, Flora?—bombardea rápidamente con preguntas en lo que me toma de la mano y me guía hacia el sofá. Cruza unas miradas con Elio en lo que él sale corriendo por las escaleras, vaya a saber a qué.
—Pelea de gatas—explica Flora sin mas, enviándome una mirada reprobatoria que ignoro olímpicamente —Tuvieron que venir dos turistas para separarlas porque las gatas incluso tenían intenciones de ir contra mi. Y mira, Reaven, no te golpeo porque Petra ya hizo suficiente contigo.
Se deja caer en el sillón continuo y toma una de las cervezas que hay encima de la mesita. La observo sin poder despegar mis ojos de la lata, admirando como su garganta pasa el liquido a grandes sorbos. Trago saliva y los nervios se me empiezan a criptar. En cuanto nota lo que hizo, no duda en tomar la otra lata y esta para lanzarlas por el aire, fuera de la terraza.
—Lo siento, lo olvide —chasquea la lengua en desaprobación consigo misma, pero no deja de fruncir el ceño y de estar molesta conmigo.
—Olvídalo —sacudo la cabeza e inspiro con profundidad. Que es solo una lata, Reaven, tranquila.
—Vaya que te dieron pelea —comenta Taianna, incrédula. Lleva una mano hacia mi pómulo y dejo salir un gritito de dolor. Maldita Petra.—Lo siento.
—Dilo con mas sentimiento que casi me lo creo —rechisto con sarcasmo.
En lo que esperamos a que Elio llegue —que todavía no entiendo que diablos se fue a hacer—, Flora le comenta con lujos de detalles a Taianna como corríamos por la playa, o como ella lo hacia mientras tenia que obligarme a mi a hacerlo, y que apareció Petra para intentar hablar conmigo, pero que terminamos peleando en la playa y por poco no llaman a la policía por causar disturbios en la vía pública. No quise entrar a la residencia sabiendo que todas estarían allí y ser la comidilla de la semana, aunque con estos golpes dudo que pueda cubrirlos por demasiado tiempo.
Elio llega con un botiquín de primeros auxilios, pero el muy torpe se enreda entre sus pies y cae de bruces contra el suelo. Genial, otro herido.
—Se ve quien perdió la pelea—comenta Taianna mientras pasa con cuidado el algodón con el desinfectante por mi pómulo. Ahogo otro grito.
El que no duda en quejarse es Elio, quien si chilla en cuanto Flora, menos delicada, pasa el desinfectante por su rodilla raspada sin menor consideración.
—No hay necesidad de ser cruel, por muy mal que te caiga —le recuerda Elio con los dientes apretados, dirigiéndole una mirada fulminante.
Flora sonríe con inocencia, mejorando su humor gradualmente ante su maldad.
—Deja de quejarte. Luego tendrás tiempo para que Taianna te mime...
—Cállate—demanda la mencionada con los ojos en blanco—Mejor lleva a Reaven a que se acueste y tome algo para el dolor. Esta echa una mierda.
—Nadie te pidió tu ayud—¡ay, desgraciada!
—Lo sé—la castaña asiente con una sonrisa floja, sacando sus manos de mi rostro después de cubrir la herida con una curita.—Era mas fácil decirle que no querías hablar con ella que liarte a putazos.
—Me las debía—arrugo la nariz de solo pensar que me lleve mas golpes que ella. Miro hacia Elio, quien se resiste a soltar otro alarido de dolor en cuanto Flora pone una curita en su rodilla y le da una pequeña palmada cargada con malicia—Ey, no le digas nada a Beltrán, ¿de acuerdo?
—No soy chismoso—se defiende Elio, levantando las cejas en alto en cuanto me recorre con los ojos—Aunque con esos golpes no será necesario que se lo diga.
—Nadie pidió tu puta opinión. Mejor que te...—Taianna me da una colleja, interrumpiéndome —¡Que ya estoy herida, imbécil!
—Deja de ser una buscapleitos y ve acostarte. Ya hasta me dan ganas de rezar por ti.
—Ni crees en Dios.
—No, pero verte un saco de huesos molido ya es suficiente para querer echarme unos Padres Nuestros y unos cuantos Aves María.
Tras arreglar mi ropa y un poco mi cabello, dejándolo caer por mi cara el tiempo suficiente para llegar sana y salva a mi habitación, Flora sigue las instrucciones de Taianna de darme una pastilla para el dolor. De paso me tomo las gotas, deseando que el sueño me traiga la tranquilidad que necesito en estos jodidos momentos.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Ni siquiera debería haber venido al trabajo, pero no iba a darle el gusto a Roy de verme faltar así porque sí. Adolorida y golpeada, tome el autobús para ir directo hacia la mansión , pero mi orgullo fue mucho mas fuerte. No es como si Roy no estuviese enterado de lo que sucedió con Petra. Estoy segura que la otra tarada le contó todo lo que paso.
O eso es lo que creo cuando paso por la puerta y deja caer las carpetas de sus manos y las hojas salen volando por el suelo.
—¡Que carajos te paso!—vocifera desesperado, tomándome con fuerza de los brazos. Hago un gesto de dolor que hace que me suelte de inmediato, mas sus ojos siguen igual de abiertos, atemorizados—¡¿Quién mierda te hizo esto?!
El cuerpo se me tensa dolorosamente al ver la mirada de la gente de aquí dirigirse hacia nosotros, pronto viéndose sorprendidos y chismeando entre ellos. El malhumor de esta mañana dispara hacia arriba como una bala al cielo.
—¡Que miran! ¡Sigan con el puto trabajo!—el grito furioso me sale antes de siquiera tomarme un segundo en pensarlo. Pero es suficiente para que los pendejos dejen de mirarme y se centren en sus tareas.
Roy vuelve a sostenerme de un brazo, mas delicado que antes, y tira de mi hasta llegar a la cocina. Para el colmo, esta la tarada de Reagan. Esta suelta la tostada que esta comiendo para saltar del taburete de la isla y acercarse.
—¡Cielos, Reaven! ¡¿Que te paso?! ¡¿Estas bien?!
La aparto de un manotazo en cuanto quiere tocarme la cara. Hace un gesto de dolor exagerado, tanto que no evito poner los ojos en blanco.
—¡Reaven! —chilla Roy otra vez, escandalizado—¡No le pegues en las manos!
—Esta bien, no lo sabia—intenta Reagan en tranquilizarle con una sonrisa torcida. ¿Qué diablos con ella? ¿Acaso darle un golpecito en sus perfectas manos es tan grave?
—Ustedes van a matarme —Roy lleva una mano hacia su frente, masajeándola tensamente.
—Que te haces, si sabes que me pelee con Petra.
Si esta fingiendo, pues lo hace excelente. Abre y cierra la boca sin saber que decir, estupefacto a lo que acaba de escuchar.
—¡¿Se pelearon?!
—¿Qué mas da? Me voy a trabajar.
—¡No! ¡Ve a descansar! Mira en que condiciones te encuentras. Joder, ¿has tomado algo? ¿Te duele mucho?
Me cruzo de brazos en lo que intento apaciguar la calidez de mi pecho al verle tan preocupado por mi, diferente a estas semanas que lo único que hizo fue regañarme por cagadas ajenas e ignorarme cada vez que me veía pasar cerca de él. Sé que me quiere, me quiere tanto como yo le quiero a él. Pero no estoy dispuesta a hacer las paces con mi hermano si no deja de ser un gilipollas controlador.
—Estoy bien. ¿Puedo volver a mi puesto de trabajo?
—No. Nos vamos a la residencia.
—¡Roy!
No hubo manera de ganarle que pronto termine volviendo a la residencia en compañía de uno de los chicos, quien debía pasar por el pueblo a comprar las provisiones de la semana y aprovecho a dejarme en la residencia. Taianna se burlo apenas me vio llegar, sentada en los escalones del pórtico con una libreta a un lado de si.
—Ves que te dije que te mandarían de vuelta —sonrió orgullosa de si misma, acariciando al perro que se recostado en su regazo.
—¿Estas dibujando para el concurso?—inquiero, señalando la libreta. Dejo la bicicleta de Flora sobre el césped sin muchos ánimos.
La noto tensarse a la vez que su gesto socarrón se desvanece, un poco disgustada por el cuestionamient
—Tranquila, que solo te pregunte algo sencillo. No de qué marca es tu consolador.
—¿Eres tu quien lo esta usando? Y yo que le echaba la culpa a Flora—la gilipollas finge estar ofendida. Coloco los ojos en blanco y paso de ella, escuchando su risita traviesa a mis espaldas. Me detengo antes de entrar y la miro sobre mi hombro.
—¿Tomamos helado y miramos un k-drama?
—Eh, bueno...
—Traje limonada—de pronto, Elio sale por la puerta tan rápido que apenas somos conscientes de la presencia del otro muy tarde. Doy dos pasos hacia atrás por la brusca aparición, sobresaltada. Él pone una cara de terror en cuanto la bandeja tambalea sobre sus manos, pero alcanza a sostenerla. Suspira aliviado—Eso estuvo cerca.
—Tomaré helado por mi cuenta—mascullo dirigiendo una mirada impasible a Elio, el cual se señala a si mismo como si no lo creyera.
Tras cambiarme de ropa y coger un poco de helado de la nevera, camino hacia arriba de la terraza y me dejo caer sobre la mesa en esta, lista para comenzar a estudiar aunque sea un poco. Falta tan poco para graduarme que, pese a que las ganas no me acompañen para nada, debo hacer el intento de concentrarme un poco y estudiar algo. Al menos adelantar tareas.
Al cabo de tres horas en que batallo para terminar con la tarea de literatura y adelantar la de historia, Taianna aparece como si viniera a rescatarme de esta mierda.
—¿Vamos por helado y k-dramas?
Ya no vale la pena que siga aquí tratando de romperme la cabeza en esta mierda, así que guardo los libros en la habitación que compartimos y nos instalamos en la sala desierta, ocupando el sofá con helado en mano y pañuelos cerca, por si se nos da de echar lagrimas y mocos. Nunca se sabe con estas producciones.
Transcurren al menos veinte minutos en que pregunta si deberíamos pasar por el festival de música de la ciudad. Galena es conocida por sus diversos festivales y muchos turistas de las ciudades cercanas vienen a visitar el pueblo. En el pasado he asistido algunos en compañía de mis roomies, pese a que mi estadía en estos no son duraderos porque los puestos de cerveza están por todos lados y a veces puedo oler el aroma de la bella planta de la paz andar por el aire, que acabo girando mis talones y regresar a la residencia. Taianna asegura que solo es un momento y que podemos volver a casa, pero rechazo la idea de tener un acompañante a la vuelta. Entiendo el gesto, más preferiría regresar yo sola considerando que festivales como estos son los que mas disfruta y con tanta tentación estaré de malhumor. Quedamos en que pasaremos por Flora a la pastelería y de allí partiremos.
Llevamos casi dos capítulos y un sandwich como almuerzo a medio comer en que el timbre de la residencia suena.
—¿Esperas a alguien?—pregunta con la boca llena, pausando el capitulo de inmediato.
—Alguna deberá haber olvidado la llave —sugiero levantándome a paso de tortuga, yendo directo hacia la entrada.
No encuentro a ninguna de mis compañeras, pero si encuentro a Marco, el otro nieto de Cara y el némesis de Flora, o así es como lo pinta repitiendo lo detestable que es. Lleva dos cajas blancas envueltas en un elegante moño rosado. Alrededor de su su muñeca, lleva la correa del pequeño dalmata a su lado, quien se mueve en círculos, impaciente, y sacude la cola con alegría. No sé si es porque si soy tan antipática como Flora que a mi también me causa un poco de repelo esa sonrisa amigable y nerviosa. O quizás solo estoy de malhumor porque me interrumpió en una buena parte.
—Hola, ¿Reaven?—inquiere con un poco de torpeza. Doy un asentimiento, observándole con indiferencia y un poco ansiosa porque se marche. —Soy Marco. ¿Te acuerdas de mi?
—¿Qué necesitas?—hago el intento de no ser tan borde. El perro a su lado se acerca hacia a mi, pero con dos pasos hacía atrás es que le rechazo con evidencia. Aun así, el canino no se rinde. Que fastidio. Por algo soy mas de los gatos.
—Pero miren a quien tenemos aquí —Taianna aparece con las cejas alzadas. Se cruza de brazos y deja caer su cuerpo en el marco de la puerta. Marco sonríe con los nervios mas acentuado. La castaña mira hacia sus pies donde esta el cachorro.—Entonces este es el pequeño engendro que nos cago toda la ropa...
Frunzo el ceño de escucharle y vuelvo a mirar hacia el chucho con un gesto de desagrado. ¿Cómo diablos esa cosa hizo tanto desastre en tan poco tiempo? Y yo creyendo todo este tiempo que fue el holgazán de Verne. Parece demasiado cómodo bajo el sol para perder el tiempo creando disturbios en el lavadero.
—Si. Vine a pedir disculpas y a decirles que no volverá a pasar, además de que no lo dejare entrar mas a esa área...—promete con cierta pena en su voz. No la suficiente para habernos pagado el lavado o confesarlo por su propia cuenta.
—Tendrías que haber lavado la ropa—Taianna se cruza de brazos, pero tiene una sonrisa suave en el rostro. Coloco los ojos en blanco. Que suerte que seas tan buena, reina.
—No quise arriesgarme a que Flora me asesine—admite sin dudarlo. Cobarde.
—No te culpo—concuerda Tai, aunque ella de qué tiene miedo si la he visto tocarle los ovarios a Flora incontables veces, incluso los días en que esta de malas.
—Pero yo si—Marco se sorprende ante la brusquedad de mis palabras y no dudo en arrebatarle las cajas de lo que sea que haya traído para sobornarnos —Que tu pulgoso no se vuelva a acercar al lavadero o lo hacemos filete de can. Adiós
—Oye, no es un pulgoso—replica ofendido— es solo que es cachorro y...
Le cierro la puerta en la cara sin ningún reparo. Que se disculpe lo que quiera, al final fui yo quien tuvo que lavar no solo mi ropa, sino también la de mis compañeras de cuarto porque jodió las que yo use esas semanas. Enserio, necesito comprarme ropa urgente.
—Has sido una puñetas —me regaña Taianna, sorprendida por mi acto. Luego sonríe, como si le pareciera gracioso que casi dejo a Marco como Voldemort. Flora estaría tan orgullosa de mi.
—Puñetas es como temía que me dejara Flora después de que ese chucho asqueroso hiciera lo que hiciera —arrugo la nariz del asco y camino con las cajas hacia la isleta de la cocina. Taianna no duda un segundo en abrirla.
—¡Muffins!—exclama tan rápido como lo ve. Toma unos cuantos en sus manos y brazos antes de avanzar hacia el sofá—Bueno, al menos tenemos postres.
—Ustedes tendrán. A mi no me gustan.
—Cosas tristes de la vida, una pena—se encoge de hombros como si nada, recostándose antes de empezar a comer—Manda un mensaje por el grupo de whatsapp que hay muffins para todas. Y tráeme mas, total que puedo comerme tu parte.
Vuelvo a colocar los ojos en blanco antes de sacar mi celular y tomar una foto de las cajas para avisarles a las demás roomies que nuestro soborno esta encima de la isleta. Tal vez ellas puedan perdonarles mas rápido con este buen gesto al dueño del canino y a este en cuestión. Yo solo sigo pensando en que Flora me sigue prestando ropa de milagro.
Jaeger.
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Re: Our twenties
CAPÍTULO 21.3
Jaeger • Reaven Inoue & Beltrán Mustang
- Crazy little thing called love:
Taianna y yo fumamos un cigarrillo al costado de un puesto de juegos, esperando con paciencia a que Flora termine de jalar el gatillo de la ametralladora a balines, tan concentrada en ganar los premios mayores que se exhiben en lo alto de la torre con cajas. Si otra fuese la época o circunstancias, estaría lista para ir a la guerra y asumir un mando superior, porque esta de cadete no tiene nada.
—No le creo cuando dice que no ha matado a nadie aun —le comento a la castaña, quien asiente con seguridad.
—Yo tampoco le creo. Para mi guarda las cabezas debajo de nuestras camas para culparnos.
—Las estoy escuchando —dice Flora con una sonrisa orgullosa, de esas que pocas veces deja ver. Cambia el cartucho de un solo movimiento, lanzándolo hacia el cesto de basura que traspasa el puesto—Dame otro cartucho. Ese Stich será todo mío.
—Mira que ponerle tanto empeño por esa cosa...
—Shh, a ver si se le zafa un tornillo y nos jode a nosotras—Taianna me codea para callarme.
—Pero si ya tiene media ferretería perdida...
—Las sigo escuchando, desgraciadas.
Detesto que me regalen osos de peluches porque no solo son infantiles, sino que ocupan espacio por nada. Ni siquiera de niña me gustaban, prefería las barbies y construirle casas con lo que sea. Hasta un zapato era un auto último modelo o una cama que reconfortaba con sueños ideales y perfectos. Zac Efrón estaba incluido en ellos. Pero no repuse en reparos al sostener a Sailor Moon en mis manos, regalo de Flora después de casi dejar en bancarrota al sujeto del puesto. Se la va a pensar dos veces antes de reírse de alguien en su primer intento fallido. No le culpo porque ninguno de los tres sabría que la morena se lo tomaría tan enserio. Habrá pensado que eran Marco o Elio para tal motivación.
Nos movemos hacia unos puestos de comida en el que se exhiben variedades de platillos culturales. Galena puede ser un pueblo pequeño, pero su población es tan diversa que en todos los festivales puedes encontrarte de estos por muchos puestos. Después de todo, es un pueblo turístico y vive de ello, del turismo. Comemos unos dangos paradas atrás de un montón de gente reunida, saltando y cantando a gritos canciones desconocidas de una banda local de Toronto. Ninguna de las tres estaba contenta con la idea de sumarnos a los cuerpos sudorosos y posibles golpes a causa del intento de motín en la pista.
—Deberías de hacer de estos —le digo a Flora alzando el último dango de mi palillo antes de comérmelo entero. Es simplemente delicioso.
—Voy a buscar la receta por internet —asiente en aprobación, saboreando el dango que tiene en la boca—Esta rico... pero yo lo haría mejor.
—La humildad no te va a matar, Flora.
—Pero la mediocridad si, ¿cierto, Taianna?
Pongo los ojos en blanco porque no se puede pasar un segundo sin que estas dos estén peleando. Compro más dango para las tres en lo que seguimos recorriendo los puestos y escuchando otras bandas locales presentándose. A eso de una hora de haber llegado, decido que mi tiempo aquí finaliza y me despido de ellas enviándoles un mensaje después de escabullirme con la excusa de ir al baño. En otros festivales ha pasado que llega un momento de la tarde en que el alcohol está por todas partes y simplemente deja de ser un lugar apto para mí. No tengo ánimos para dar explicaciones ni arruinarles el festival solo por algo mío, así que voy caminando a un paso lento hacia en dirección de la playa.
Casi parece coincidencia el encontrarme a Charles a lo lejos. Yo lo miro, pero él no se da cuenta de mi por alguna extraña razón—nótese el sarcasmo. Solo vi una vez a su familia, de su nueva esposa y a su hija por medio de fotos que me mostró la segunda vez que nos encontramos. La mujer tiene el cabello cobrizo y largo hasta la cintura, de ojos verdes y pecas por todo su rostro ovalado. La niña es básicamente un calco de ella, solo que con el cabello negro de Charles. Se los ven felices a los tres, caminando de la mano, cada uno al lado de la niña mientras balancea su coleta y sus alas de mariposa baratas. No me sorprende ver a Reagan acercarse a ellos con una de sus sonrisas que mostrarán por afuera lo feliz y alegre que se ve con la situación, más es tan fácil para mí percibir lo incomoda que se siente al tensar las comisuras de sus labios. Nunca fuimos cercanas y nunca lo seremos, mas Reagan es de esas personas que puedes leer tan fácil.
Tal vez debería juzgarla por estar en un lugar donde no quiere estar, con una familia que no se siente suya y obligarse a sí misma a encajar. Pero yo también tengo mi propia mierda con Charles, así que entiendo en parte que se esfuerce en ser parte de su vida. Yo ni siquiera quiero intentarlo. No cuando él realmente nunca ha tenido verdaderas intenciones de ser parte de la mía, de tratar con mi mierda. Porque eso también significa ser parte de la vida de otra persona. Sin embargo, cuando no quieres es que no quieres. Así de sencillo. Así de fácil es para algunos. En este caso, para él conmigo.
Sigo mi camino hacia la residencia con la luz del atardecer sobre mí, tan cálido y pronunciado que me alegra saber que apenas son las cinco de la tarde y falta todavía unas horas para que se marche. Las tardes siempre han sido mis preferidas como los amaneceres porque es tan cálido el color anaranjado del cielo a estas horas que es imposible no sentirte acompañada, aunque un poco nostálgica igual.
Camino y pienso y pienso. En todos los que perdí. En todos los que se quedaron conmigo. En aquellos que me lastimaron y lastime. Y odio pensar en Petra en estos momentos. Supongo que unas semanas lejos una de la otra ya provoca este sentimiento de extrañarla tenerla a mi alrededor para quejarnos de Roy, tomar helado cuando se nos cante los ovarios o beber café mientras seguimos planeando nuestra jubilación a Hawaii. Petra ha sido mi hermana todo este tiempo. Nunca conocí una hermandad tan sincera como con ella, ni siquiera con Rachel o Reagan. Fue por su causa que entendí que no es necesario compartir el mismo factor de sangre para que alguien sea tu familia. La familia que te toca no se elige, pero la familia de afuera es la que eliges y que puede causarte mucho más dolor que la anterior. Porque fue alguien que elegiste para que se quede a tu lado, no quien debe estarlo por la selección divina. Me gustaría pensar que los golpes que nos dimos en la playa ayer son suficientes para romper el vínculo que nos une hace más de diez años. Que solo basta una sola acción en contra de una y la otra para terminar con esto y seguir adelante, duela lo que duela soltar. Pero me resulta imposible pensar que eso suceda.
Extraño a Petra. Realmente la extraño. La extraño no solo porque hemos pasado mucha mierda juntas y nos dimos putazos una a la otra para levantarnos. La extraño porque todavía hay mucha mierda que atravesar y siento que será tan difícil para mi hacerlo sin ella. ¿Es egoísta? Seguramente. Soy egoísta, de eso no hay duda. Pero odio el hecho de pensar que a cada paso que dé no estará su insoportable risa burlándose de mi o sus ojos brillando como madre orgullosa.
A veces pienso que todo lo que sucede es mi culpa. Es mi culpa, yo alejo a las personas que exijo que las cosas sean a mi manera. Que se preocupen por mi de la manera en que yo deseo. Que me den la importancia que yo insisto en que tengan conmigo. ¿Qué voy a exigir? Si he sido yo quien se me ha descuidado mas que otras personas, que no me preocupo de la forma que quiero que otros hagan por mi. Al final, soy tan egocéntrica para exigir por parte de los demás pero tan cobarde para no exigirme a mi misma.
Tal vez es por ello que las personas simplemente se alejan de mi. Porque los alejo. Porque una acción que vea como amenazante es suficiente para romperme el corazón. Sigo siendo una cría, esa es la verdad. Y una pendeja, para que negar
Y con pasos tristes y desganados, sigo caminado.
Una vez que me quedan relativamente pocos pasos para entrar a la residencia y subir a la terraza para estudiar un poco más, un auto familiar estacionado frente a este detiene mi andar. Oteo con insistencia, esperando a que realmente sea él y no que mi cabeza se esté confundiendo. Pero allí lo veo, sentado en el asiento del piloto con la cabeza sobre el manubrio. No es necesario verle por completo para saber que algo ocurre con él, y no es exactamente bueno.
—¿Beltrán? —murmuro para mi misma, pero este parece escucharme.
Levanta con prestamente la mirada hacia a mi, casi con desespero que me deja sorprendida. Quiero sonreírle, demostrarle lo feliz que me hace con solo el hecho de tenerle cerca. Sin embargo, el gesto no se logra al ver su sonrisa triste, intentando sobreponer a los sentimientos negativos que alberga. Es como si toda felicidad se drenara y la preocupación se encargara de llevara el mando. ¿Qué ha pasado?
Sale del auto en un chasquido y tan solo doy dos pasos en que él ya ha dado grandes zancadas para llegar a mí. Me envuelve entre sus brazos, apretándome con tanta fuerza que me saca un quejido de dolor ante tanta intensidad. Su agarre se afloja un poco, aun así mi cuerpo está demasiado maltratado para soportarlo.
—Beltrán, Beltrán—le llamo dándole unas palmaditas en los brazos—Me duele...
—Lo siento—se separa de mi, sin perder el brillo triste de sus ojos que pronto pasa a ser uno alarmante. Sus facciones se endurecen en un segundo—¿Qué te sucedió? ¿Por qué estas así? ¿Quién te hizo esto?
—Una pelea con Petra, nada de qué alarmarse —me encojo de hombros, pero no le ha gustado ni un pelo—Descuida, yo la deje peleada.
Mi mentira no es suficiente para quitarle el ceño fruncido ni la molestia que siente, así que recurro a los besos, colocándome de puntitas de pie para alcanzarle. No niega ninguno de los besos que dejo sobre sus mejillas y sus labios, atrayéndolo a mí esta vez mucho más delicado que antes. Nos mantenemos así, entre besos y abrazos, sumidos en una especie de burbujas que ambos necesitábamos con desespero, y por mi parte no sabía que la necesitaba tanto hasta que estuvo frente a mi. Esta vez es mi turno de envolverlo con fuerza, cada parte de mi exigiendo que tire lejos su tristeza y nos escapemos de ella para nunca volver a verle. Y quizás eso es lo que necesitamos-
—¿Nos escapamos?—le propongo entre susurros, tras un largo abrazo.
Es doloroso verle intentar hacer una sonrisa sincera. No quiero que lo que sea que le perturbe siga presente o creciendo, así que tomo su mano y hacemos lo que hemos hecho durante los diez años que nos conocimos: nos escapamos del mundo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Este pueblo siempre ha sido especial para nosotros y es casi una ironía que sea aquí donde nos encontremos en estos momentos de nuestras vidas después de estar tanto tiempo desencontrados. Cuando éramos adolescentes y sucedía algo mano a alguno de los dos, no dudábamos en coger el auto o el bus para llegar hasta aquí, a las playas de Galena donde esperamos que el agua pueda purificar y llevarse todo lo que tenemos dentro. Será una mentira que preferimos creer, pero es la única que hasta entonces no ha alivianado un poco el peso.
Nos encontramos a kilómetros del pueblo y del festival, por lo que los molestos ruidos de las personas y del festival no llegan a intervenir con nuestra paz. A unos metros se encuentra la casa de Beltrán, pero por suerte todos los residentes fueron al festival para despejarse. Estamos prácticamente solos, tan solos como siempre nos ha gustado estar. Y tan en silencio como solo nosotros sabemos interpretar.
No hay necesidad de decir algo si nadie desea hacerlo. No existirán presiones ni cuestionamientos. La curiosidad quedara relegada a segundo plano porque importa el otro; ahora no importas tu. Solo hace falta tomarse de las manos y acompañarnos el tiempo suficiente para calmar lo que sea que este en conflicto, aunque sea un poco. Así somos Beltrán y yo. Sin necesidad de contar lo que no queremos contar o dar estúpidos consejos que no valdrán de nada, ni siquiera de consuelo. La empatía no se trata de minimizar lo que siente la otra persona ni de darle ánimos que simplemente no te sirven, eso es simpatía y me parece una pérdida de tiempo hacerlo. Que podamos conectar con lo que el otro siente, sin necesidad de ponerlo en palabras y solo acompañar, es suficiente. Es tan difícil para todos los momentos difíciles que atravesamos individualmente que es casi surrealista pedirle a alguien que se ponga en tus zapatos. Con que se ponga su propio calzado es suficiente.
—¿Me has extrañado estos últimos días? —pregunta Beltrán con un sutil coqueteo en su tono de voz, sin dejar el desanimo por de lado. Lo intenta, pero se filtra con facilidad.
Le observo, admirando su belleza combinado con el cielo volviéndose poco a poco más oscuro, ya sin tantos rayos de luz divisándose. Sus ojos me encuentran, fascinándome por un segundo.
—Muchísimo—dejo un beso en el dorso de su mano, la que esta entrelazada con la mía. Sonríe en respuesta—Gracias por estar aquí.
—Gracias a ti por estar aquí.
Sacudo la cabeza en negación. No tiene nada que agradecer.
Nos quedamos en silencio, aun perdiéndonos en la mirada del otro. Veo el conflicto en sus ojos, lo mucho que se esfuerza en poner en palabras lo que le sucede. Espero, paciente y calmada. Puede tomarse horas si lo desea, yo seguiré aquí esperando por él como en esta última década.
—He peleado con Vera. Quiere que vuelva a Toronto ahora que mamá está enferma. —asiento, dejando el silencio entre nosotros, animándolo a proseguir hasta donde desea —O al menos quiere que traiga a Brick conmigo. Dice que será un peso menos de que ocuparse.
—Y no quisiste.
—No soporto a Brick —frunce el ceño con desprecio. Yo lo entiendo porque es básicamente el mismo problema que tengo respecto a Reagan. El de no querer ver a alguien ni compartir con este porque trae montones de recuerdos y sentimientos negativos que simplemente te hacen sacar el peor lado de si, aunque nuestros motivos son muy diferentes—Le dije que sería mejor enviarla a un centro especial. Tiene alzheimer temprana.
Me pesa el pecho al escuchar el dolor en su voz. Beltrán aparta sus ojos de mí, consternado por el gesto de tristeza que hago al solo escucharlo. No es como si realmente apreciara a su progenitora, pero Beltrán la quiere pese a todos sus errores y sus defectos. También comprendo su rechazo de hacerse cargo de la situación. Después de todo, hay cosas que son difíciles de perdonar.
—¿Qué ha dicho tu padre?
—Me saco de casa apenas lo sugerí. Él tampoco está bien, Reaven. Creo que ha recaído.
La enfermedad del padre de Beltrán es la misma que la mía, así que entiendo perfectamente. Habrá que ver que más hay por detrás para que terminara de recaer, pese a todo el tiempo que lleva sobrio. La inquietud pasa esta vez por mí, simplemente imposible de no compararme con el señor Mustang. Es tan triste que recayera después de esforzarse por años. ¿Me sucederá a mi también?
—Es comprensible que se lo haya tomado mal… es su esposa.
—Sí, bueno, se habría acordado cuando le partió una botella en la cabeza—suelta con malicia y odio, apretando con fuerza la mandíbula.
Somos cautivos de nuestro pasado. No solamente porque es difícil perdonarse a uno mismo y avanzar, sino porque has lastimado a tantas personas en el camino que es imposible hacerlo si los demás te guardan rencor. No justifico lo que les hizo cuando su adicción estaba en lo tope, tampoco podría decirle a Beltran que deje el rencor y siga adelante. Es evidente que después de tantos años no puede hacerlo y con toda la razón del mundo.
—No vuelvas a Toronto entonces—es la salida más fácil, desentenderse de todo y continuar con su vida.
Pero Beltrán no es inhumano. Tiene sus defectos y su lado oscuro que a veces me hace odiarle. Sin embargo, eso no quita el hecho de que ama a su familia, por más conflictos que le resulten estos sentimientos de amor-odio constantes.
—No puedo dejar a Vera con todo. No se lo merece.
—Tú tampoco te lo mereces.
—Sí, pero ella es más joven…
—¿Y qué? Solo eres dos años mayor que ella. Están en el mismo plano. Hay una decisión que tomar entre todos y sé que tomarás la correcta.
—No tengas tanta confianza en mí.
—Tú no la tienes contigo mismo en estos momentos. Alguno de los dos debe mantenerse en pie antes que compremos un ataúd para los dos.
La broma le hace sonreír, volviendo a traer una sonrisa pequeña a la expresión que sostenía hace segundos atrás.
—No soy tan bueno, Reaven.
—Lo sé. No tienes que serlo. Solo debes pensar lo que es un bien para tu familia, incluido tu.
—¿Y cómo sé lo que es bueno?
Ni siquiera yo misma lo sé. Que es bueno o malo en ciertas situaciones donde debes decidir uno o lo otro, pero las dos te dejaran con un sabor amargo en la garganta.
—Porque se sentirá lo correcto por más que duela—acaricio el dorso de su mano con mi pulgar, consolándole con aquel gesto. Beltrán mantiene la vista sobre nuestras manos entrelazadas, afirmando nuestro agarre. —Esto no va a durar para siempre, Beltrán
—La enfermedad de mi madre si…
—Lo sé... —no añado nada más, me pegaría un puñetazo a mi misma antes de decirle que se acabara cuando la vieja muera. Pero todavía conservo un poco de sentido común para saber cuándo detenerme.
Me conoce tan bien que busca mi mirada, sonriendo con un poco de burla.
—Anda, continua con lo que querías decir—me anima un poco juguetón.
—Estoy intentando ser una buena persona. No la cagues.
Deja salir una risita, aunque esta muere al poco tiempo para volver a sumirnos en un silencio triste. Y es en estos instantes en que me pregunto porque nunca supe que su madre padece tal enfermedad. Quizás porque siempre deje que Beltrán se preocupara mas por mí que yo por él. Siempre logrando que todo se direccione hacia a mí, incluso la culpa que estoy sintiendo en estos momentos es debido a mi propio descuido y lo poco que cuido a las personas que amo.
Exijo y exijo. ¿Cuándo es el momento en que brindo?
—¿Estás mejor?
—No.—responde rotundamente.
—Venga, acomódate.
Le atraigo a mis brazos. Beltrán suspira casi con alivio, recostándose en la arena y abrazándome por el abdomen con necesidad. Yo le acaricio el largo de su cabello mientras pienso en que es lo único que puedo hacer ahora por él y lo mucho que quisiera hacer mas, pero simplemente no se me ocurre otra cosa. Hay pocas cosas que realmente afectan a Beltrán. Es tan confiado y seguro de sí mismo que sabe ver la vida desde otra mirada mucho más optimista y calculadora que yo, que la he observado en estos veinticinco años con oscuridad y desinterés. Su familia es su talón de Aquiles, lo que lo convierte de esta manera, tan desarmado y frágil.
Hemos cambiado de rol. Esta vez me toca a mí cuidar de él, sincronizar con su dolor y acompañarle con tanta impotencia por no poder sacudir la pena que le embarga. ¿Cuántas veces le ha tocado él hacer esto, incluso si se sentía destruido? Miles, seguramente. Así que no dejo un segundo en darle las caricias y los mimos que necesite en estos momentos, aun si son inútiles frente al problema que se enfrenta. Si él desea que nos quedemos aquí para siempre, lo haré. Lo que pida se lo daré, hasta lo que parece imposible. Solo quiero que vuelva a sonreír y a decir sus frases cursis y cringes. Las soportaré con tal de que se encuentre bien.
—¿Puedes cantarme? —pide en un susurro.
Asiento pese a que no pueda verme, y sin detener mis inútiles consuelos, comienzo a cantar.
Just close your eyes,
The sun is going down.
You’ll be alright,
No one can hurt you now.
Come morning light,
You and I’ll be safe and sound.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
No hablamos más del tema en el trascurso de la tarde y la noche. No fue necesario ni tampoco oportuno. Volvimos hasta su casa para cenar juntos y recostarnos en su cama a leer poesía. Abrazados y enredados uno con el otro, permitimos encontrarnos consuelo uno en el otro y en los versos desde Benedetti hasta las cartas de Napoleón, reforzando un poco más la burbuja que nos refugia del mundo exterior.
Se durmió en medio de mi relato de una de las cartas. Yo deje los libros de lado y me aferré a él, contemplándole con todo el tiempo de la noche a mi favor. Le veo y rebusco un poco entre sus rasgos al adolescente que conocí, aquel que era demasiado engreído y tramposo para sostener la perfección desde cualquier punto de vista. También aquel que decidió quedarse conmigo pese a representar todo lo que odia desde su infancia. A veces me pregunto si su necesidad de salvarme de mi misma es realmente genuina o si ve a alguien más a través de mí. Si cree que yo valgo la pena para al menos no ponerme en la misma categoría como con su progenitor.
Al fin y al cabo, ese viejo y yo somos iguales. Tal vez fue por ello que siempre disimulo mas su desagrado hacia a mí que su esposa o porque me dejaba suelta cada vez que hacia una cagada y era atrapada por él, como si fuese un karma que mi suegro me cachara en cada oportunidad en que prendía un porro o llevaba cocaína en mis bolsillos.
Es imposible no tener miedo que algún día Beltrán despierte y deje de engañarse a sí mismo, reconocer que no soy tan diferente a lo que detesta y me suelte. Soy dañina, así que sería un bien propio que lo haga.
Desperté al otro día con besos que iban desde mi barbilla, mis mejillas, mi frente y mis ojos hasta llegar a mis labios y comenzar el recorrido de nuevo. Su calidez me embargo tanto que le deje ser, abrazándolo con más fuerza en lo que intentaba revivir. Desayunamos nosotros solos en su habitación escuchando a Codplay de fondo y un poco de Lesley Gore. Básicamente pasamos toda la mañana y parte de la tarde encerrados en su habitación. Yo apenas había contestado unos mensajes de Flora y Taianna que se preguntaban donde carajos estaba y porque no llegaba a la residencia. Al menos tenía la tranquilidad que Roy me ignoraba para no aterrarme ante la idea de que no llegue a dormir. Odio su indiferencia, pero es un beneficio no sentirme como una adolescente que debe avisar todos sus movimientos ante padres estrictos. Mis padres nunca lo fueron, y aunque entiendo porque mi hermano lo era, es liberador no tenerlo tras mi culo.
Los exámenes finales son dentro de dos semanas, así que por mucho que querría quedarme de perezosa todo el día a su lado, tenía que sentarme a estudiar. Pero aun no deseaba irme de su lado. Sus ánimos y sus coqueteos tontos volvieron, mas no con la intensidad con la que estaba acostumbrada. Nos sentamos en la mesa en su balcón y estudiamos juntos. No fue necesario ir hasta la residencia y buscar mis carpetas. Lola y Roco enviaron las actividades, pdfs y los temas de los exámenes por el grupo de whatsapp que compartimos.
—Quiero cortarme el cabello—dijo de pronto en uno de nuestros descansos.
Me quede mirándolo con cierta pena.
—¿Qué sucede? —inquirió acercándose, llevando pronto sus manos alrededor de mi cuerpo. Es casi imposible no estar cerca y querer sentir el contacto del otro.
—Es que me gusta que lleves el cabello largo…
—Lo soporte todo el verano por ti, mi pedazo de pastel —me recordó con cariño.
—¿Y qué? Pronto vendrá el otoño. Te ayudara contra el frío.
—Me veré mas sexy con…
—No, te ves más sexy así.
Me lanzo una mirada insinuante, dejando un beso en mi cuello que logro sobresaltarme. Le aparte de un manotazo, haciéndole reír. Al final termine cediendo y decidí cortarle yo misma el cabello. No es como si realmente pudiese obligarle a que lo llevara largo solo porque a mí me gusta. Ósea, si puedo, pero no sería justo para él.
Me quedo como pendeja recogiendo con la escoba y la pala los pelos sueltos en el suelo, triste porque su hermosa cabellera desapareció. Hay pocos hombres que el cabello largo le queda perfecto, ¿por qué no se da cuenta de su suerte? Solo esta ahí frente al espejo, admirándose con un gesto de aprobación y vanidad. Me encantaría tener un mínimo de amor propio que tiene Beltrán consigo mismo. Que ser engreída parece ser mucho mejor que tener el autoestima por el quinto infierno.
—¿Sigo siendo sexy? —se voltea hacia a mí, robándome los objetos de la mano para dejarlos de lado. Se acerca hasta dejar sus manos sobre mi cintura—Venga, dime que estoy sexy, bonita.
—Esta ardiente —asiento en respuesta con naturalidad. Mi respuesta poco emotiva le ofende.
—Venga, que me haces sentir feo—se rio de sí mismo.
—Tú no eres nada feo pero eso ya lo sabes—habría que estar ciega para atreverse a decir tal estupidez —¿Quieres que aumente mas tu peligroso y enorme ego?
—Con que vayamos a dar un paseo y me presumas es suficiente. ¿Qué tal esa idea?
Vuelvo a retomar la escoba y la pala en respuesta. Beltran se ríe con más entusiasmo, aun así no soporto demasiado cuando insiste una y otra vez de ir a disfrutar el festival de la música juntos. Ayer me prometí a mi misma hacer lo imposible por sostener una sonrisa en su rostro, por lo que deje de lado mi poca predisposición y decidí tomar una ducha antes de salir. Cojo una de sus camisetas más grandes, quedando como un vestido lo suficientemente largo para cubrir mi trasero. Alcance a hacerle unas pinzas a uno de sus short con una liga de pelo y tras peinarme un poco la mata de cabellos es que salimos de la mano, caminando por el largo de la playa.
Son al menos veinte minutos en los que tardaríamos en llegar, pero tardamos un poco mas por nuestros pasos lentos, disfrutando del sonido de las olas contra la orilla y la calidez de nuestras manos entrelazadas. Es un momento tan simple y cotidiano que me gustaría que se quedara congelado así para siempre. Todo es tan incierto en el futuro, que temo por un segundo no volver a tener esto con él. Que existen tantas razones por las que podría acabarse y seguramente existirán otras.
Ni siquiera cuando eres feliz te permites serlo
Como si supiera lo que pasara dentro de mí, Beltrán cambia de posición para quedar detrás de mi cuerpo, abrazándome suavemente. Entrelazo nuestras manos y continuamos sin decir una sola palabra, pensando en que es lo que ocurre en él para percibir los momentos perfectos en que necesito un abrazo por su parte.
Pasamos al menos una hora dando vueltas en los puestos, probando comidas y jugando alguno que otro juego, todos aburridos. Lo más interesante se desarrolla cuando me quedo sentada entre medio de Beltrán y un señor en medio de una plaza, jugando al ajedrez. Y es interesante porque el viejo no cae en los encantos de Beltrán que le suelta insultos cada vez mas genuinos ante cada pieza que se come.
—Hijo de puta.
—Abuelo, no sea mal perdedor —se le ríe con malicia, sin ocuparse en ocultarla. —Ahora venga, deme su dinero.
—No soy tu abuelo, larguirucho pretencioso—el viejo aprieta con fuerza su billetera, como si odiara el hecho de tener que darle dos simple dólares. Lo peor es que Beltrán ni siquiera tiene intenciones de dejárselo pasar. No se cual de los dos es mas infanti.
—Ya, vámonos —le insisto dándole un golpecito en el brazo, atrayendo la atención de los dos—Son dos dólares, por los cielos.
—Me los gane justamente, mi dulce de arándanos. Me los merezco…
Estoy a punto de replicar cuando el viejo suelta una risotada exagerada. Me le quedo viendo como el loco que es, ¿qué le pasa?
—¿Qué son esos apodos tan estúpidos? ¡Pero qué vergüenza!
—Vergüenza es tener 70 años y no darme mis dos dólares—Beltrán se encoge de hombros con una sonrisa divertida. La risa del viejo muere al instante—Quiero comprarle un helado a mi sol deslumbrante, ¿me los da?
—No hasta que tengamos una revancha.
Pongo los ojos en blanco y dejo un beso en la mejilla de Beltrán, tomándolo por sorpresa. Antes que pueda marcharme, me sujeta de la mano.
—¿Dónde vas?
—A dar una vuelta en lo que terminas con tu amigo. No iré muy lejos—le tranquilizo, sonriéndole a medias.
—Voy contigo…
—¡No, tenemos que tener una revancha!
Beltrán insiste en que se tiene que ir, pero al final le convenzo de quedarse y pelear por sus dos dólares. No hace falta tampoco que me aleje demasiado, solo doy unos pasos para sentarme en una banca, viendo de frente el espectáculo que se monta a unos metros. Volteo algunas veces para mirarle sonreír mientras el viejo sigue insultándole por ganarle y mencionan algo de cinco dólares. Genial, ahora va a ser interminable porque si por tan poco no quería ceder, no me imagino por cinco dólares.
Jugueteo un poco con mi celular en lo que escucho la mala interpretación de las canciones de los Kinks, deseando que la tortura pase pronto en lo que converso con Flora y Taianna. También han venido al festival e insisten en que nos encontremos dentro de una hora en la casa del terror que se han montado. No sé para qué si Taianna es una miedica y Flora de seguro le soltara un puñetazo a alguno que le asuste. Pero en fin, allí estaré.
Noto a un chico sentarse bruscamente del otro lado de la banca. Cruzamos miradas brevemente antes de ignorarnos por completo. Saco un cigarrillo y comienzo a fumarlo, suspirando de felicidad cuando la estúpida banda se baja y deja de asesinar preciosas canciones. Escucho unos acordes a mi lado y observo de reojo que el crío está intentando inútilmente afinar su guitarra con un aparato. Y digo que es inútil porque el aparato parece marcarle mal todas las notas.
—¡En breve momentos un tributo a los Beatles!
El chico levanta la cabeza con cierto desespero e intenta encuadrar los acordes a sus respectivas notas. Rasguea las cuerdas en un insufrible intento de que estén afinadas. Pero nota el mismo fallo que yo que vuelve una y otra vez a hacerlo que se torna insoportable.
—¿Vas a seguir toda la tarde así? Ya casi te toca —digo un poco hostil. Se sobresalta al escucharme, mas no dice nada —¿Hace cuanto tocas la guitarra?
Se ve un poco extrañado ante la pregunta, mas responde.
—Desde hace tres años…
—Tres años y no has aprendido a afinar por oído—levanto mis cejas en alto, preguntándome porque los niños hoy en día no aprenden desde lo básico—Anda, pásamela.
—¿Eh?
—Que me la pases—no se mueve y yo bufo hastiada—No te la voy a robar. Solo dámela.
Lo hace con desconfianza. Debería sentirme ofendida, pero estoy más centrada en afinar su guitarra para que se largue de una buena vez. Solo es cuestión de un minuto en que los acordes brillan con excelencia, como si agradecieran que hiciera bien el trabajo por el niñato. Se la devuelvo, prendiendo un nuevo cigarrillo.
—Muchas gracias, señora...
Frunzo los labios con rechazo. ¿Cómo diablos se atreve?
—¿Tengo cara de ser tu madre? —pregunto lo mas borde que puedo, borrando de golpe su sonrisa de conejo. Niega con la cabeza—Entonces no me digas señora. Señorita.
—Lo siento —se atreve a sonreír un poco, como si le hiciera gracia que ese sea el motivo por el que esté a punto de darle con la guitarra en la cabeza.
Me muerdo la lengua para no soltarle un comentario malicioso, prefiriendo concentrarme en mi cigarrillo y hacia delante, donde unas palomas parecen estar peleándose por una galletita. Apuesto mentalmente por la de la derecha, lanza picotazos a una velocidad admirable.
—Me llamo JK—habla el crío, llamando mi atención de nuevo. Sonríe otra vez de forma encantadora. Por un momento me recuerda a Beltrán y sus gestos deslumbrantes sin proponérselos. —Soy el vocalista y guitarrista—señala con el mentón hacia el escenario. Lo dice tan simple como si olvidara que debería estar allí y no perdiendo su tiempo conmigo.
—Hola —digo sin más. Él asiente, esperando pacientemente a mi turno de presentarme. Me remuevo incomoda como cada vez que estoy ante extraños, aunque esta vez estoy más relajada. Solo es un adolescente, así tampoco tendría que inhibirme tanto—Soy Reaven.
—¿Reaven? —repite mi nombre con curiosidad—Nunca había escuchado un nombre así…
—Sí, particular —coincido sin mucho interés, aspirando el humor.
—¿Hace cuanto tocas la guitarra?
—¿No deberías irte? Te están esperando—inquiero sin disimular que no tengo ni la más mínima intención de entablar una conversación con él. Pero el crío no se rinde con facilidad, sosteniendo su sonrisa.
—Todavía tengo unos minutos libres. ¿Me das un cigarrillo?
—No le doy nicotina a niños de 16 años.
—Tengo 19 años. Los cumplí ayer—asegura con confianza.
—Feliz cumpleaños entonces—le paso un cigarrillo junto con el encendedor.
—Gracias. —lo prende en un instante, devolviéndome el encendedor—Semejante porquería de la de recién, ¿verdad?
—Tú vas a hacerle homenaje a los Beatles—le recuerdo, como si fuera poco lo que hace —Deberías preocuparte por no hacerlo tan mediocre como ellos.
—Lo tengo mas difícil, si. Pero al menos una bella señorita me ha ayudado con mi guitarra—me guiña un ojo, despertando un aire de coqueteo a su alrededor.
Fumo el cigarrillo, indiferente ante su descaro. Si, supongo que es guapo con el cabello peinado hacia atrás, la chaqueta de cuero que me recuerda a los inicios de los Beatles en The Cavern, sus jeans ajustados y la tira de pendientes que cuelgan en su oreja. Pero nunca me han gustado más jóvenes que yo y ya estoy bastante hasta el cuello por Beltrán.
—Deberías cantarte la de Dr. Robert. Ya sabes, le telefoneas y te ayuda a ser menos cliché, ¿sabes?
—Me gusta más la de Got to get you into my life. ¿Qué te parece? —insiste el niño, sin rendirse.
—A mí me gusta mas Run for your life—dice Beltrán a nuestras espaldas, tomándonos por sorpresa a ambos. Pese a que sonríe e intenta verse amigable, toda su aura grita peligro. —Aunque, claro, básicamente es una canción femicida.
—Sí, entiendo—el tal JK hace una sonrisa a medias, comprendiendo su derrota. Vuelve hacia a mi por un instante, ya con su cigarrillo consumido—Muchas gracias por lo de la guitarra, señorita. Espero que disfruten del espectáculo.
Parece haberse marchado en el momento perfecto porque uno de sus amigos al encontrarlo le suelta un grito por lo irresponsable que es. Jk se ríe antes de voltear hacia a mí, sonriendo por última vez antes de encaminarse hacia el escenario. Beltrán ocupa lugar a mi lado, pasando un brazo por mis hombros, trayéndome hacia él. Me muerdo los labios para evitar quitar el brazo, pues no me gusta la manera posesiva en que lo toma. Mas que un gesto que podría ser percibido como celos naturales, no sé porque siento que es una advertencia.
—¿Te divertiste con tu nuevo amigo, mi amor? —pregunta con dulzura, disfrazando cualquier sentimiento negativo que tiene en estos momentos.
Le enfrento, uniendo nuestras miradas. Es tan fácil saber lo que piensa en estos momentos que parte de mi se siente herida. No soy como en el pasado que buscaba tapar todos mis problemas bebiendo, drogándome y acostándome con extraños. Ya no tengo 15 años, pero él no parece entenderlo. Sigue atrapado en el pasado. Y me cuestiono si sus sentimientos románticos son por lo mismo.
—Arruinaste todo. Estaba a punto de pedirle su teléfono y llevármelo a un motel.
—Te habrían denunciado por pederastia, cariño.
—De seguro que sí. Seguramente me habrías denunciado, Beltrán—separo suavemente su brazo alrededor de mis hombros.
Sin decir nada, nos quedamos tensos en la banca, escuchando los primeros acordes de Twist and shout, interpretado por la causa de la discusión pasivo-agresiva de hace unos momentos. Ni siquiera soy capaz de disfrutar las canciones de mi grupo preferido porque el nudo en mi estomago cada vez crece mas y la molestia en mi pecho se intensifica. ¿Vale la pena? No confía en mí, eso es seguro. No le culpo tampoco porque siempre termine por romper su corazón por lo mismo.
A esto me refería con intentar dejar el pasado y que los demás no te lo permitan. No hay un perdón para mí de mi parte ni de ellos conmigo.
—Lo siento, Reaven. Soy un celoso insoportable y un idiota —se disculpa, tomando mis manos entre las suyas. Evito su mirada, haciéndole soltar un suspiro pesado—Venga, solo quería asustarlo. Sé que no es tu culpa ser tan hermosa y…
—¿Confías en mi? —detengo todo discurso romántico a la mitad. Se queda callado, serio—Si no confías en mi, ¿por qué estás conmigo?
—Confío en ti.
—Repítelo hasta que te lo creas.
—Cielo, no quiero pelear, por favor—tira de mi mano con los ojos apagados por la pena—Venga, por favor, Reev.
Termino por ceder. Cedo porque no sé de qué otra manera enfrentarle sin temor a que todo se vaya a la mierda. Permito que me envuelva entre sus brazos sentada en su regazo, intentando que con ese gesto dejemos atrás no solo una tonta pelea sino también toda el transfondo que la provoco.
¿Va a ser así siempre?
¿Vas a dejar que esto siga, si sabes que no está bien?
A callo todas las voces que me insisten en hacer lo que debería haber hecho hace tiempo, más no me atrevo porque siempre fui una cobarde de mierda. Así que solo le devuelvo el abrazo, deseando que no nos apartemos uno del otro, que esta vez todo sea diferente a lo que fue en el pasado.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
No dejo de sentirme tensa y un poco incomoda incluso cuando ya han transcurrido tiempo desde la pelea. Al menos el encuentro con Flora, Taianna, Elio, Marco y las primas de esta aligera bastante el ambiente entre nosotros cuando nos sentamos a comer algo en uno de los puestos de comida, conversando un poco entre todos. Beltrán parece relajarse también cuando esta con sus amigos, lanzando coqueteos descarados hacia Elio y robándole la comida a Marco cuando este no lo ve.
Pero una vez que estamos por nuestra cuenta, la tensión regresa. Por mucho que me proponga de sacar las ideas de mi cabeza y volver al ambiente tranquilo y dulce que estábamos hace unas horas atrás, mi mente no deja de dar vueltas y vueltas sobre el mismo asunto. Pasaron diez años desde ese entonces. ¿Está mal que este molesta por qué no lo deje ir? Yo no perdone a tantas personas y hoy en día me cuesta hacerlo. No podría pedirle lo mismo. Entonces, ¿en qué sitió nos pone esto, si no puede dejarlo ir?
Si no puede perdonarme, entonces nosotros no…
—Reev, vamos hacia aquí—tira delicadamente mi mano hacia en dirección de la playa. Sus ojos se notan tristes, pero se anima a sí mismo a sonreír. El peso cae en mi pecho con fuerza, recordándome que hace un día me prometí hacerle sentir bien para que esa mirada no persistiera. Sin embargo, volvemos a lo mismo.
Con esa idea, dejo que me arrastre hacia donde quiera.
Y, obviamente, acabo por arrepentirme a los minutos.
Cuando era niña nunca pude volar una cometa, incluso si era de las cosas que más quería hacer en el mismo. Mucho menos pude subir a un globo aerostático por más que lo soñara. Pero aquí estoy, aferrada a Beltrán porque sigo temiendo a aquello que no conozco, buscando entre su calidez el suficiente valor para acallar las voces que gritan terror por todos lados. Seguimos subiendo lentamente en que el barquillo donde estamos parados se balancea lentamente en el aire, no demasiado para que presente un peligro, pero si para que siga apretando mi agarre hacia él. Yo cierro con fuerza los ojos, asustada. ¿Por qué coño le hice caso?
Beltrán deja un beso en la coronilla de mi cabeza.
—Tranquila, mi luz encandilante. Estoy aquí contigo —me recuerda acariciando con consuelo mi espalda —Venga, abre los ojos.
—No quiero. ¿Cómo pude seguirte en esta idea loca?
—Porque tu también querías subirte, mi sol. Anda, que te estás perdiendo una vista que amaras por mucho tiempo.
Aprieta ligeramente mis brazos antes de separarse de mí. Intento quedarme con él, rehusándome a salir de estos. Beltrán insiste un poco mas hasta que se rinde, suspirando suavemente. Pasa un segundo en silencio hasta que finalmente habla.
—Venga, tengo una idea.
Espero un poco más todavía desconociendo sus acciones porque sigo sin mirar nada. Me sobresalto un poco al sentirlo colocar algo en mis orejas. Tardo un segundo en reconocer por la textura que son auriculares. Entonces, suavemente, empieza a sonar una melodía conocida. Es la del soundtrack de El castillo ambulante. No hace falta que diga nada, pues con cuidado y sin ser brusco logra que me dé vuelta aun entre sus brazos, con la cara hacia delante. Sus brazos vuelven a encerrarme contra si apenas quedo de espaldas.
Y allí esta una vez que tomo valor para observar al sol brillando con fuerza sobre nosotros, tanto que me cuesta mantener los ojos abiertos para apreciarlo como se debe. El cielo se monta una serie de colores como si estuviesen pintados con acuarela, anunciando que dentro de poco el día pasara para dejarle paso a la noche estrellada. Me embargan montones de sentimientos a la vez que es difícil de descifrar por un momento que es lo que siento realmente. No es simplemente subirme a un globo aerostático y darme una panorámica que será imposible quitármela de la cabeza por mucho tiempo. Sino porque trae consigo montones de recuerdos del pasado que derivan todos a la tristeza y el anhelo.
Pero, de alguna forma, los brazos de Beltrán me protegen de aquellos momentos y me traen al presente, disfrutando el instante donde nos encontramos. Tal vez hace veinte años atrás no pude subirme a uno, por muchas promesas que hubieron de por medio de que ya llegaría el día. Me esfuerzo por disfrutarlo ahora mismo, pese a que los ánimos no me acompañen. Respiro profundo, intentando escarbar la angustia de mi pecho. Funciona muy poco, así que me mantengo repitiendo la acción con la esperanza de alivianarlo. Inútilmente, claro está.
Suavemente siento como Beltrán aprieta ligeramente mi cintura y comprendo la señal. Giro lentamente hacia él sin poder sostenerle la mirada. Hizo esto por mí porque sabe que siempre quise subir a un globo aerostático y yo estoy solo pensando en los puñeteros de mis padres y en mi infancia de mierda. Sin embargo, no hay reproches en sus ojos cuando levanta mi barbilla, obligándole a verle. Simplemente sonríe, esta vez sin esforzarse, más bien comprensivo.
—Lo sabía.
—¿Qué cosa? —inquiero confundida.
—Que te gusta verme más a mi—me guiña un ojo.
Pongo los ojos en blanco, un poco menos tensa que antes. Deja caer su frente contra la mía, llevando una mano a mí cintura. Me aferro a él pasando los brazos por detrás de su cuello, un poco tímida porque esta un señor con nosotros, el que se encarga de que esta cosa no vuele a la mierda. Para mi suerte, está de espaldas, ignorándonos completamente.
—Bailemos.
—No hay música y no estamos en una película estúpida para que…
Las primeras notas de Love of my life se escuchan de pronto, dejándome con una cara de pendeja porque Beltrán se ríe con ganas. Toco los auriculares que aun llevo, preguntándome en qué segundo la puso a reproducir. No hay excusas modula, colocando su mano libre sobre mi cintura para estrecharme, volviendo a la pose anterior.
Love of my life can't you see?
Bring it back, bring it back, don't take it away from me
Because you don't know what it means to me
Nos balanceamos de un lado a otro, suavemente y sin ningún movimiento brusco que nos haga caer a no sé cuantos metros. Beltrán y yo no somos grandes bailarines. En verdad yo no lo soy, a él se le da bien como todo terreno que se propone ser perfecto. Pero no hace falta lanzarse unos pasos a lo Elvis o a lo J-Hope. Estamos bien así, simplemente escuchando la canción que solía cantarme desde que nos enamoramos y que nos hemos dedicado en innumerables ocasiones. Confesando lo que significamos el uno para el otro, el temor de perdernos como también la esperanza de estar juntos por siempre. Y quiero creer que será así.
La canción termina más rápido de lo que quiero, preguntando en voz alta porque carajos Freddie Mercury no pudo hacerla de veinte minutos. Beltrán se ríe, pero más se ríe cuando el señor de espadas contesta.
—Porque es para un rato. Como el amor —responde, jocoso —Tienen cinco minutos más. Aprovéchenlo bien, tortolos.
Pareciera que nos ha traído suerte su intervención que pronto otra de nuestras canciones preferidas comienzan a sonar. Una canción que nos hace mover los hombros, más animados, no lo suficiente para disfrutarla porque todavía estamos encima de un globo aerostático. Al menos puedo disfrutar haciéndome girar repetidas veces hasta que me mareo en lo que en cada vuelta me roba un besito.
Crazy little thing called love nos persigue una vez que nos bajamos cuando el sol finalmente se oculto, trayendo una espectacular noche de verano para nosotros. Incluso si es otra banda mediocre es tal la emoción que llevamos por dentro que incluso me animo a bailar en medio de una pista de baile que se arma en la playa, acompañados de otras parejas. Mis pies se enredan y siempre que estoy por darme la cara contra la arena Beltrán me ataja en todas las ocasiones, haciéndome girar por los aires y con más vueltas que sigo mareándome. Su risa y su buen humor me contagia, dejando de lado cualquier sentimiento negativo de hace una hora atrás. Simplemente bailo como nunca he bailado en mi vida.
—Mira nada más que bailarina tenemos —escucho decir a mis espaldas, una vez que la canción finaliza.
Volteo hacia atrás con terror al ver a Flora sostener el celular entre sus manos, filmándome. Mi rostro se sonroja pensando en lo ridícula que debí verme soltando patadas en vez de pasos, tratando de imitar los movimientos de Beltrán. Ahora se van a burlar con Taianna hasta que encuentren otra cosa por la que hacer bullying.
—Estúpida —le lanzo una mirada fulminante. ¿Cómo se atreve a grabarme? Al menos que me deje ser libre de pasar vergüenza.
—Venga que lo estabas haciendo perfecto. No sabía que esos pasos estaban de moda en los ’80 —se burla con libertad, sacudiendo el celular en el aire—Gracias, voy a mirarlo cada vez que quiera tirarme de la terraza.
—Pendeja —me cruzo de brazos con fuerza, odiando el hecho de haber sido pillada por la puñetera de Flora.
—¿Me lo pasas? —pregunta Beltrán colocando los brazos sobre mi hombro, estirando el cuello en dirección hacia Flora.
Esta le observa sin mucho afecto, pero finalmente sonríe y asiente al ver mi mueca en desacuerdo con esa idea.
—Claro que…—¡Ay!
Sucede demasiado rápido. Tan rápido que ni siquiera Flora sabe en que momento la pareja de atrás la empujo, chocando en consecuencia con un chico que pasaba con un vaso de cerveza de la mano. Solo sé que mi cara esta empapada en alcohol y la respiración se me corta por un momento. El corazón me bombardea demasiado rápido en cuanto el olor característico me llega sin desearlo.
—¡Mierda, fíjate donde vas! —le grita Flora al desconocido.
—Tranquila, cielo. Voy a quitártelo. —dice Beltrán intentando parecer casual, pero el tinte de pánico es evidente.
Casi por inercia, paso la lengua por mis labios. Fue inevitable el gesto, tenía que hacerlo. Después de poco más de un año y medio estoy probando alcohol. Sin embargo, no nace la necesidad imperiosa de beber a cantidades como antes podía provocarme un solo sorbo. Más bien, me siento asqueada por tener la cara pegajosa, y eso me irrita a montones.
—¡Denme agua! —chillo a los dos idiotas, quienes se quedan observándome como si me habría puesto un petardo en el culo—Necesito limpiar mi cara. Joder, y mis brazos. Agh, que puto asco.
Beltrán me lleva a la residencia después del incidente, aunque por mi parte insisto quedarme si la estábamos pasando tan bien. Decido hacerle caso tras una mirada un poco mas seria, como si realmente estuviera preocupad por ello. Apenas toque el alcohol con mi lengua, ¿por qué hace tanto escandalo por nada?
—¿Crees que haya sido mi cabeza?—le pregunto de camino a casa.
—¿Qué cosa?—inquiere balanceando el agarre de nuestras manos.
—Lo del alcohol—noto que aprieta ligeramente la mandíbula. No me detiene—Quizás... quizás no soy alcohólica y solo estaban exagerando. Pasaba por una etapa difícil, ¿entiendes? Puede que en verdad no...
Detiene el paso en un instante en cuanto lo sugiero. Su mirada se endurece tanto que por momento tengo miedo, miedo porque no sé que dirá ni tampoco la reacción. Incluso puedo distinguir como lucha contra si mismo para decir las cosas bien. Pero ambos sabemos que me lo tomaré a mal diga como lo siga.
—Eres alcohólica, Reaven.—me da un golpe en el corazón escucharlo. Escuchar la verdad de sus labios. Nunca lo pusimos en palabras, ni él ni yo. Con verme con una botella en la mano era suficiente para entenderlo. —Puede que no haya sucedido nada porque apenas lo probaste. Pero eres alcohólica.
Bajo la mirada, sin ser capas de sostenerla. Sé que si le miro terminaré llorando y suficiente estúpida fui creyendo que no tengo nada malo. Tengo todo mal en mi sistema, tanto en mi cabeza como en mi corazón. Estoy dañada, incapacitada incluso para beber un solo sorbo de alcohol sin perder la confianza de las personas a mi alrededor.
—Tienes razón. Lo siento.
—No te disculpes. Es solo que... estoy preocupado por ti, ¿si?—sus manos van hacia mis mejillas, intentando levantar mi cabeza para observarle. Me rehusó, por suerte me deja ganar esta batalla.—Lo estas haciendo genial, ¿sabes? Muy genial. Has avanzado muchísimo...
No escucho lo siguiente que dice, aún si son palabras de aliento en los que intenta darme ánimos para seguir recuperándome. Sin embargo, sigue insistiendo en mi cabeza sus palabras como un maldito disco rayado con la única la única gracia de hacerme sentir tan... tan...
Eres alcohólica.
Fingí entrar al departamento. Espere a que Beltrán se marchara antes de salir de nuevo a la calle, tan ansiosa que el pánico va y viene con fuerza. Pareciera que me esta poniendo a prueba, listo para explotar en cualquier momento. La cabeza me pesa cada vez mas. Muchas palabras, muchos monólogos y diferentes escenarios del futuro, todos trágicos.
Eres alcohólica.
¿Cómo me atrevo a pensar que profesionales se equivocaron conmigo? Si con todo el daño que he causado con una botella en mano debería ser suficiente. Debería ser suficiente recordar la cicatriz en en el hombro de mama para darme un cachetazo a la realidad.
¡No quiero volver a verte!
El aire parece escaparse de mis pulmones. No sé si es que se acerca un ataque de ansiedad o es que estoy corriendo tan rápido sin rumbo alguno, deseando escapar de las voces que siguen atormentándome. Voy tan descuidada que acabo chocando contra un extraño, esta vez sin que nadie pueda sostenerme quedo tendida en el suelo.
—¡Mierda!—escucho una voz a mis espaldas en lo que intento levantar—Joder, lo siento. ¿Estas bien?
Aparto al extraño de un manotazo, sorprendida de ver al crío de esta tarde. Sus ojos lucen distintos a los de esta tarde, tiñendo la esclerótica con un rojo suave.
—¿Estas bien?—repite insistente, tendiendo la mano nuevamente.
Se la rechazo otra vez, levantándome a duras penas bajo la mirada burlona de sus amigos. Sacudo mis prendas antes de proseguir, sin detenerme ante su llamado. Genial, simplemente genial.
Pese a quedar adolorida y mas golpeada de lo que estoy, al menos ese choque fue el suficiente para detener mi cabeza por un momento. El tormento no ha pasado, todavía esta ahí para aprovecharse ante cualquier descuido de mi parte. No tengo tanto tiempo para procesarlo cuando me encuentro con Yeon de camino. Me esfuerzo en devolverle la sonrisa que me brinda.
—¿Vienes del festival de música?
—Si, ¿y tu?—camino a su lado, recibiendo con gratitud la lata de refresco que me comparte.
—Ha estado genial, en verdad. Lastima aquellos que tocaron los Kinks. Lo hicieron horrible.
Hago una sonrisa en completo de acuerdo, recordando al crío en ese momento. En la mirada rojiza que me brindo. Drogado, obviamente. Pasamos por cerca donde nos chocamos y una curiosidad azota mi pecho, así que le pido a Yeon que me espere con la excusa de haber perdido un anillo. Y ahí esta, casi entero y apenas consumido. Lo guardo rápidamente en mi bolsillo cuando mi compañera se acerca.
—¿Te ayudo a buscar?
—No, esta bien. No era importante —miento tan bien, como siempre cuando se trata de estas mierdas.
Ella se va a su cuarto una vez que llegamos a la residencia y yo me voy a hurtadillas hacia la terraza, aprovechando que no hay casi nadie. Me escondo en una esquina, esperando a no ser atrapada con semejante arma entre mis manos. Me tiembla el pecho de inseguridad, pensando en todo lo que logre avanzar hasta ahora para echarlo a perder. No es como si estuviera metiéndome cocaína en la nariz, solo es un porro. Un hermoso porro que no he probado hace tanto tiempo.
Venga, he estado bien este último tiempo. Mas que bien. La cerveza no fue nada, realmente no me importa. Soy alcohólica, no drogadicta. Bueno si, pero la marihuana no es adictiva, ¿verdad? No, no lo es. No voy a crear una dependencia con esto. Solo quiero un porro y olvidarme por un momento toda la mierda encima. Me lo merezco.
Tomo coraje, mucho mas decidida que antes. Llevo el porro hacia mi boca y lo prendo, aspirando como si fuera la primera vez, sintiendo como el humo pasa a mis pulmones para salir en un suspiro de mis labios.
—Ay joder —se me quiebra la voz y no dudo romper al llanto—Realmente lo extrañaba.
Lo fumo entero, sintiendo como cada pitada es un grito de libertad y bienestar. Ni siquiera me molesto porque lo acabe demasiado rápido, simplemente tiro lo poquito que queda por terraza y prendo de inmediato un cigarrillo, amando la combinación de estar subiendo mientras la nicotina ayuda a relajar todo mi cuerpo.
No sé cuanto tiempo pasa en que quedo un poco perdida entre las estrellas en la noche oscura y los cigarrillos. Solo sé que en un momento el sueño me ataca y decido entrar al departamento a hurtadillas, aguantándome la risita para no provocar ningún ruido brusco. Me da un tirón de pánico al encontrar a Gianna tras de mi, quien me mira como si me hubiese salido una cabeza de mas.
—¿Estas bien?
—Cla-claro.
—Bueno —se encoge de hombros, siguiendo su camino mientras tararea una canción.
El pánico pasa y me encuentro mirando a un espejo mi propio reflejo. Por suerte mis ojos siguen normales, el olor a tabaco habrá camuflado el olor a la marihuana. Suspiro de alivio al ver que Taianna y Flora no han llegado todavía, por suerte. Me acuesto debajo de las sabanas con un suspiro saliendo de mis labios, aliviada de finalmente estar protegida entre estas.
Me duermo con las estrellas fluorescentes sobre mi cabeza y sonrió, finalmente durmiendo una noche de saber que dormiré sin consumir ningún medicamento.
Jaeger.
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Re: Our twenties
- Cande:
- Candeee [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Me disculpo por atrasar tanto el comentario de tu capitulo, soy un completo desastre No me extenderé mucho, porque de hecho ya lo hice, así que mi comentario:
La verdad es que siempre que leo sobre Reaven me siento masoquista , quiero saber más de ella, pero al mismo tiempo no quiero que siga sufriendo, por lo tanto no quiero saber que pasa Es como el placer culposo de ver como sufre queriendo que todo se arregle, pero al mismo tiempo pensando que si todo se arregla, dejará de ser ella misma, por lo tanto no quiero que cambie nada de lo que ella es Me enredo yo sola, en conclusión quiero que mejore, porque tantos pensamientos negativos dañan el corazón de cualquiera y por consiguiente la vida, pero también quiero que a mejorar no pierda su esencia, que es lo que la hace única e inigualable .
Por otra parte, estoy pensando muy seriamente en entregar mi membresía del club de fans del ship de Reaven y Beltrán. Me hacen sufrir como nunca he sufrido, literalmente siempre leo con pañuelos a mi lado, sino lloro por Reaven, lo hago por la relación; según mi percepción son algo tóxicos, pero da la casualidad que la toxicidad de Beltrán (él me parece máas toxico que Reaven) es la cura para ella Aunque estoy subida en el bus "Reaven puede hacer todo lo que se proponga por ella misma", acepto que también compre mi boleto para el bus "Puede que Beltrán ayude a Reaven", por lo tanto mantendré mi membresía por ahora y luego veré cual es la mejor decisión.
Ahora, con respecto a Roy... quiero hacerlo papilla Y me cae super mega mal la gemela, esas personas que se ven super perfectas son exasperantes A Zenda la amo, me parece alguien necesario en la vida de Reev, la apruebo totalmente, no como a Petra, quiero acabarla también .
*No apto para menores, leer en compañía de un adulto* JAJAJAJAJAJA Beltrán es alguien tremendo, pero me gusta esa actitud.—¡Oigan, no pueden hacer esto aquí! ¡Estamos en un espacio publico! ¡¿Que no les da vergüenza?!
Me fascinan estos pensamientos y más si están en la bella cabecita de Reaven, este tipo de cosas son las que ella debería pensar siempre, ella solo tiene que rendir cuentas a ella misma, a nadie debería importarle lo que ella hace, dice o piensa y mucho menos dar a entender que ella tiene algo que ver con las decisiones mal tomadas de los demás .Soy importante para mi.
Por cosas como estás no entrego mi membresía del club de fans .—No necesito a otra chica, señora. Solo quiero a su hija.
Y por cosas como estás no quiero que Beltrán este cerca de Reev .Dieron por sentado que fue él, lo que le valió una golpiza en el estacionamiento.
(...)
—Fuiste tu, ¿cierto?
Me encantan todas las veces que hacen algo juntas, es como lo normal en una residencia, sin importar si solo haz hablado con el otro solo una vez .Sábado en la noche y todas estamos reunidas en la sala común mirando una maratón de Friends mientras comemos pizza.
Lo odio.—Reaven, hola —dice Charles con nervios, levantándose de su asiento.—¿Tú también te mudaras con nosotros a Hamilton?
Sus ojos se abren en grande, volteando a ver a Roy. Retengo el aire al obtener su respuesta. No me la puedo creer.
—¿Cómo supiste?
Me encanta la nueva resolución. Esperando con muchas ansias como la lleva a cabo.“Una última batalla.”
Cande demore años en leer y comentar, soy horrible Me disculpo nuevamente, disfrute tu capítulo, aunque siempre termino cansada de sufrir por Reaven, estoy esperando con muchas ansias que todo mejore.
- Flor:
Flooor [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Te debo una disculpa igual de inmensa a la vía láctea, soy de lo peor, lo bueno es que acepto el hecho de ser un asco en cuanto impuntualidad No hay excusa para la irresponsabilidad , así que continuare a hacer el debido comentario:
3 días... Fue lo que demore en leer el capítulo, no porque no me gustara o porque no tuviera tiempo, el asunto es que juegas con mis nervios y ellos son los que rigen todo en mi vida , me la pase la mayoría del capítulo queriendo esconderme bajo tierra gracias a Hana; ella es una acosadora con todas las letras, pero me gusta así, además que Luciel es un biscocho y cualquiera con dos ojos quisiera por lo menos ir unas cuatro veces a comprar flores sin necesitarlas .
A ella le gusta Solo que se va a engañar que todo es por el proyecto, la verdad es que muy en el fondo pienso que voy a llorar con ellos, porque él obviamente va a caer por ella, pero según mi conjetura va a pensar que ella lo hizo todo por su proyecto así que va a dejarla; y Hana no va a poder de encontrar palabras - y eso que tiene muchas en su repertorio - para sacarlo del error. Bueno pero yo no se, lo único que puedo hacer es crear una historia alternativa hasta que pueda leerla y ver si todo lleva a que mi teoría es cierta— No, no me gustas. Solo me llamaste mi atención y si aún tengo una oportunidad ¿me dejarías conocerte? — Pregunto con una sonrisa que parece más una mueca.
Flor querida, me pusiste a pensar seriamente en este momento... Me sentí extraterrestre cuando no conecte neuronas para poder saber cual es el dichoso juego Pero luego me di cuenta de que hablaban, normalmente le llamamos "triquitraque"— Un juego de ta te ti. — Intenta protestar pero no lo dejo. — Seguro sabes cómo se juega ¿no?
— Si todo el mundo lo sabe. — Masculla de mala gana.Estoy tocando su entrepierna.
No. Puede. Ser.
¡QUE VIVAN LOS NOBIOS!Últimamente, descubrir un poco más sobre Luciel Kang es lo que más disfruto.
Flor me declaro fan #? de Hana y Luciel, donde puedo obtener mi credencial del club de fans? Me encanta como se complementan las personalidades y que de hecho es muy divertido leer de ellos, es como refrescante, aunque cuando pasan cosas como las de este capítulo mi nivel de nervios no me dejan tener solo una sesión en leerlo, me reí mucho y lo disfrute aún más. Ya quiero seguir leyendo de ellos. Lamento nuevamente demorarme en comentarlo .
pera
Re: Our twenties
- EMS [:
- Ems [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Al parecer mi frase de esta semana - donde por obra del destino es la semana de golpes e pecho - es una disculpa, porque que asco de responsabilidad la mía, muchos meses después es que estoy haciendo el comentario Me prometí no volver a hacerlo, pero como me conozco tan bien, estoy segura que si la próxima vez me demoro por lo menos unas semanas y no meses, lo tomaré como triunfo Sin más excusas - porque todas sabemos que eso son - quiero decir que Flora y Marco son como un agua-limón refrescante para la garganta, esas que deseas con ansias, pero cuando pasan por todo el camino hacia el estomago arde como nunca; claramente tomo en cuenta que el bello de Marco son las ansias y Flora es la acides Me fascina toda la actitud de Flora, porque es lo que normalmente todos queremos hacer, pero no lo hacemos por alguna clase de "respeto" a los demás, en cambio Marco no disimula el gusto por Flora y eso me encanta, digo con toda tranquilidad que en este capítulo Marco me encanto
Que perdida de tiempo, por lo menos que les mande un correo, que molestia de tutor y luego pide unas cosas sin especificar como si ellos pudieran leerle la mente, Que estrés y mas teniendo en cuenta que una tesis no es cualquier paseo por el parque.El lunes al medio día, el asesor de nuestra tesis tiene los cojones de dejarnos plantados, después de insistirnos como cosa loca que debemos acabar con el borrón del marco teórico lo más rápido posible.
Clientes goals.—Pues mire, señor cara de cu-hpmh!
Que limpie la próxima vez que el bebé se ponga de chistosito .—No quiero volver a ver ese perro en el área de lavado nunca más, ¿entendiste? —lo señalo con el dedo y me pego a la mesa— Y edúcalo.
—Se llama Pongo-
—Y si Pongo vuelve a cagar toda nuestra ropa, te voy a bañar con ella.
—No lo culpes —Marco hace un puchero—, es un bebé...
—Te culpo a ti, Marco.
El mood de todos los que ya van terminando la universidad, es como un 50% ganas de morir y 50% de terminar rápido.—¿Cómo va la tesis?
—Estoy harta y me quiero tirar del balcón de la residencia —los platos resuenan cuando dejo caer la cabeza contra la mesa—. La semana pasada el asesor no fue y no tuvo la decencia de avisar antes.
La verdad es algo que quiero saber, puede que Marco llegue a ser un poco irritante a veces, tal vez no pegue muy bien con la personalidad de Flore -aunque personalmente no creo que se cierto-, pero aún así debe haber una razón más fuerte para que a ella le disguste tanto el aire que tiene que compartir con él .—¿Por qué me odias?
(...)
—No te odio —me encojo de hombros.
—Flora —esta vez sí me mira, con reproche, como si acabara de decirle una bobería.
—¿Qué te importa? —me cruzo de brazos.
Ellos se aman .Esta vez sí lo miro con fijeza, esperando que entienda. Marco me la devuelve, con el ceño fruncido y observo su quijada tensarse. La mano que sigue agarrando el volante se aprieta cada vez más.
Como dije antes, me encanta esta pareja Estoy esperando con muchas ansias el momento donde Flora se de cuenta de lo que tiene en frente - a un hombre tremendamente guapo que se muere por ella .
- KATE {:
- Kate [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Luego de meses y una semana, por fin mi comentario. Me he hecho la desentendida por mucho tiempo, alimentando mi irresponsabilidad con un "mañana lo haré", así que me disculpo de todo corazón Al parecer por fin llego ese "mañana" .
A decir verdad Tai me causa estrés, pero me digo que es por lo diferente que es, ósea ella -a mi parecer- sobre piensa mucho las cosas y gracias a los malos pensamientos no los hace, entonces el que no se arriesgue me provoca dolores de cabeza .
Por otro lado amo a Elio, no solo porque el representante se el hombre mas guapo del mundo, sino porque se parece mucho a mi en algunos aspectos, además de que ahora me da el sentimiento de que hace lo que quiere, piensa en las consecuencias, pero deja que estas lleguen para afrontarlas; no se, ese es el aire que me da .
No me creo ni por un segundo que lo amen como le hacen creer los demás, por lo menos debió preguntar como estaba.—Adiós. —Corta la llamada sin más preámbulos.
Esto también debo practicarlo más. Dejar de esperar en cada silencio que compartimos.
*Taianna entrando a la conversación*—¿Debo recordarte la vez que me dejaste tirado por Bruno?
—Ah, Bruno, uno de mis mejores polvos. Tú también te habrías dejado tirado a ti mismo por él. —Suspiro con ensoñación, esperando encontrar a una versión de Bruno esta noche.
Pienso que era necesario y que Tai anhelaba desahogarse con alguien, entonces no me tomo por sorpresa que confiara en alguien se supone no la recuerda, añadiendo que cuando estaban pequeños se conocían muy bien entre ellos.—Soy una farsante y una mentirosa. —Un retorcijón en el estómago. Acto seguido empiezo reír sin control, sobresaltando a Elio. Me seco las lágrimas y respiro cuando se me pasa el ataque—. ¿Sabes por qué? —No le doy tiempo a responder—. Porque me echaron de la galería en la que trabajaba pero sigo haciendo creer a todo el mundo que he vuelto a Galena para trabajar en mi próxima exposición.
No me siento para nada culpable de que el primer pensamiento que tuve cuando leí esto, fue "que hayan usado condón" .Elio me da acceso a su boca de inmediato.—¿Ha sido el peor sexo de tu vida? —añade Reaven justo después. Indagando por otro lado.
Esperemos que esto no sea real, la parte de los dramas Por otro lado, esta exagerando, pero por la razones correctas. Es bueno ser dramática de vez en cuando .—Tanto k-drama comienza a afectarme, al parecer. Estaba exagerando.
Cara quiere ser la celestina de todos .—Espera. —Me detiene Cara, cuando ya me he girado hacia la salida. Hincho las aletas de la nariz para detener el resoplido de frustración—. ¿Por qué no acompañas a Elio a por su perro? Y ya que vais recogéis el pedido de la pastelería. Llamaré al proveedor para avisarle.
Fan [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] del sobrino de Taianna, lo único que necesita es que el papá deje de ser tan metiche bueno para nada Es un niño lindísimo.Es el perfil de Instagram de un niño de su edad. Hay fotos variadas del chico, con sus padres, un gato y, las que llaman mi atención: fotografías en las que solo se ven sus manos de uñas pintadas con diseños creativos y alucinantes.
Patrick y Martina me caen super mal, no se cual de los dos es peor .
—Tus padres te regalaron una casa, que se mantiene con el trabajo de mi hermana. —La señalo—. Porque de lo contrario, seguirías en esta, gorroneando lo que pudieras.
—Por lo menos estoy aquí —contraataca.
—¿Desperdiciando oxígeno, dices?
—¡Ya basta! ¡Los dos! —interviene Martina cuando hago amagos por levantarme de la silla y tirarme al cuello de su marido.—¿Un cigarrillo para celebrarlo? —Le ofrezco a Reaven, sentándome a su lado, pero no demasiado cerca para incomodarla. Mi compañera asiente sin entusiasmo.
—Por el concurso, supongo —dice tras encendérselo.
—Mejor porque no pierda la cabeza en el proceso —corrijo.
Deseando de todo corazón que le vaya super bien en el concurso.
Y con Elio .—Está bien, acepto tu ayuda —cedo, quizás sin pensarlo en profundidad y desde un lado práctico—. Después de todo, necesito a alguien que me guíe un poco. No tengo ni la más remota idea por dónde empezar.
—Ahora me siento un poco presionado —comenta, arrugando la nariz.
Me levanto del suelo, sacudiéndome la camiseta.
—No haberte ofrecido.
Kate demore mucho para comentar tu capítulo, me disculpo nuevamente Ya quiero saber como se van a juntar Elio y Tai, ya estoy comprando las crispetas y los pañuelos para el drama que se viene.
pera
Re: Our twenties
- ZOE <:
- Zoe [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Querida tu disculpándote de los comentarios cuando esta servidora va 3 meses tarde Me disculpo con una inclinación profunda por mi falta de responsabilidad No hay excusa para el atrasarme con los comentarios por tanto tiempo... En cuanto al capítulo, me vino de maravilla, convino completamente con el estado de animo que precisamente tengo hoy .
Yuna es una maravillosa persona que no debería recibir ningún tipo de sufrimiento menos si es por alguien con el que comparte genes
Que alguien le de trabajo a Yeon Sun, haré una campaña para que eso ocurra─ ¿Aceptáis currículums?
─ Claro linda.
Pasa en TNT, pasa en la vida real; no será que si se consigue un número privado Eun Woo deja de molestar? La verdad no lo creo, porque esa gente es horrible y hace hasta lo imposible por no desaparecer de la vida de los demásNúmero Privado.
Numero privado = Empresa = Entrevista = Trabajo
Solté las bolsas y respondí de inmediato. ─ ¿Si?
─ Hola Yuna, ¿estás en casa? Estoy por la zona y quería pasar a verte e invitarte a un café helado.
Kim Eun Woo.
Super perdida, hasta este momento me había perdido el hecho de que estaba narrando Taemin #despistada.Calculé más o menos el paso que iba a seguir y la dirección y me paré plantado en su camino, conociendo a Yuna no se fijaría y acabaría topandose conmigo.
Presiento muy en el fondo, que voy a sufrir mucho con ellos, la verdad es que ya tenia pensado comprar una caja de pañuelos .Me gustaría decirte que siento mucho haberte hecho daño, y siento mucho más haberte roto el corazón el mismo día que rompí el mío.
Zoe la verdad no tengo mucho tacto para ser sensible con las demás personas, la mayoría de las veces es un defecto, pero a veces lo tomo como virtud, por lo tanto espero que en este lapso de tiempo te estés sintiendo mejor; puedo decir con toda seguridad que el capítulo me ha parecido lindo .
- GINA (:
- Gina [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] También te debo una disculpa por demorar tanto con el comentario que se supone debí hacer hace días, semanas, meses Soy un ser tan horrible Y tienes que estar totalmente tranquila en cuanto al capítulo, fue corto pero nos das un vistazo de Gordon el innombrable y personalmente comprendí por donde va la cosa con Emmet
Hermanos que valen oro y por los que la mayoría agradecemos no ser hijos únicos, me encanta que los dos nombres empiezan por J y no se porque siento que Jordan va a dar un gran anuncio tipo: "Soy gay" o "Me voy a casar"Le debía todo eso a mi hermano y una cena con mis padres era un pago mínimo por todo lo que él hizo.
El manual dice que debemos insultarlo o como mino lanzar una mirada de desprecio así que:Es Gordon.
Lo que nos faltaba...Hacia una chica que sale de un local de boutique.
(...)
Y se besan. Con pasión.
Me encanta que piense en Emmet, porque me encantan los clichés Ya me estoy imaginando todo, pero naturalmente esperaré para poder ver si mis conjeturas son ciertasQue refugiarme en él no sería tan mala idea después de todo. Que la carga de un corazón roto podríamos compartirla entre los dos, hasta sanar esas heridas y que se volvieran cicatrices de una guerra ya superada.
Gina aunque es corto es informativo así que lo he disfrutado Espero con ansias leer más de Josephine y Emmet
pera
Re: Our twenties
- Andy:
- Andy [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Te debo una disculpa de aquí al cielo He demorado mucho tiempo para subir los comentarios, llevo diciendo toda la semana "hoy los subo", pero el hoy nunca llega y luego entre en la universidad, estoy hasta el cuello de trabajos y justo cuando me decido a subirlo si o si me ocupan mis compañeros para adelantar trabajos, soy un desastre Aún así como me he decidido pienso cumplir Me disculpo de nuevo por la tardanza, sin más mi comentario.
Primero tengo que decir que Logan me confunde mucho, se muestra super fuerte en sus pensamientos, pero a la hora de hablar o expresarse como que no le salen los sentimientos, no se, me confunde, sé que más adelante iré atando hilos y entendiendo todo .
Por otro lado, Gianna va a armarla esperanding el momento donde todo salga a la luz, además que ya es necesario luego de lo que ha sufrido gracias a la que se hace llamar su familia . Cabe resaltar que todos los relacionados de sangre y/o arrimados me caen mega mal .
Cansada de que ella aparezca Debería tener un poco de respeto por ella misma, si no es capaz de tener respeto por los demás.Fiorella sonríe, cree que triunfó cuando me di la vuelta
(...)—susurra en mi oído—. Y por estar entre mis muslos.
Me disculpo por pensar que te habías equivocado Luego de leerlo más abajo me di cuenta que era italiano.¡Sono un idiota!“Destruiré lo que más amas”
Ay no Aparte que tenemos la mala noticia de que Fiorella esta en Galena, ahora se le encima este.veo que Cassio camina sobre la arena.
Aparte de inoportuno... exigente Que alguien lo golpee .Tienes que asistir a la fiesta de compromiso, se vería mal si solamente el novio asiste a la fiesta —me observa con intensidad—. Es una orden.golpeo un puñetazo en su rostro.
Todos queremos ver como se hunden en la red de mentiras de esos dos .—. Quiero leer un borrador lo más pronto posible.
No puedo creer que le haya creído a Fiorella Cualquiera con 3 dedos de frente se da cuenta de que todo lo que sale de la boca de ella son engaños.— ¡Tú eres una maldita mentirosa! —Logan grita a mis espaldas, está enojado—. Sé que tienes novio, que estás muy enamorada y que te vas a casar.
Que así seaNo dejaré que Gaspare y Cassio dañen lo que más amo, eso lo juro por mi propia vida.
No solo los problemas querida.¡Mierda! ¡Le conté todo! ¡Le conté mis problemas al chico que me atrae! ¡Soy una idiota!
No se que esperar de Aiden, no se si es bueno o desde ya debo desconfiar de él .Este chico me tiene cada vez más confundida, es inevitable no agregarlo en los enredos de mi vida porque es un misterio que quiero resolver.—¿Quieres ir a una cita conmigo? —carraspea y siento que está nervioso.
Andy he disfrutado tu capítulo Pero sigo sin entender muchas cosas, espero poder ir armando todo el cuadro de las cosas a medida que vaya leyendo más, estaré esperando tu capítulo de esta ronda .
- Micky:
- Micky [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Eres una más de mis victimas, lamento tardar tanto en comentar tu capítulo, de hecho he salido bajo fianza de mi crimen Espero de verdad no demorarme tanto la próxima vez, trato de reivindicarme
Por otra parte, tengo que decir muy seriamente que hasta el momento, no quiero que Cedric y Andy queden juntos No se son ese tipo de pareja que en lo personal siento que no van bien juntos, o tal vez son mis prejuicios a que son hermanastros o el hecho de que él se va a casar, bueno no se, total no me dan buena vibra como pareja
Todo en este pedazo pensé que era Cedric, literal fui como "Ay no, ya sabia yo que esto iba a terminar así" -me llaman prejuiciosa-Un sollozo tembloroso es lo que sale de mis labios cuando dejo caer mis manos sobre mi regazo. ─ Porque no es él.
Tan desagradable pero tan necesario, botar las tripas por la boca es la cosa más desagradable en el planeta y el cansancio que le sigue; por otro lado, por lo menos se desintoxicoLo siguiente que sé que estoy haciendo es estar tomada al inodoro mientras expulso todo lo que hay en mi cuerpo.
De acuerdo con Gianna, como un cuerpito como el de Andy puede ingerir tanto alcohol─ Pensamos que estabas muerta.
Tal vez el arreglar el vestido de la prometida de Cedric también ayude a Andy a aceptar las cosas más rápido (? No se que pensar acerca del hecho de hacer un vestido a la novia del ex─ ¿Un vestido común o el vestido de…?
Acepto mis cargos como inocente que pensó que solo iban a hablar y/o arreglar las cosas, nunca pensé que no llegarán a halar en absoluto de nada─ Yo también te amo, mi amor. ─ Susurro, antes de dejar un tierno beso en sus labios.
Micky todavía no se que pensar en cuanto a la relación de los protas, pero independiente del hecho que no me gusta de a mucho el engaño que piensa hacerle Cedric a la novia, seguiré en el team Andy Espero poder entender más de la relación y sentimientos de Andy en el prox capítulo.
- Cande:
- Candeee [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Esta vez soy feliz de decir que no demore una eternidad con el comentario Disfrute un montón el capítulo, esta vez sin tantas lagrimas.
Empezando porque Beltrán casi me hizo arrepentirme de considerar entregar mi membresía del club de fans, claramente dio una muy buena demostración que no todos los que se ven perfectos lo son, aunque él sigue siendo perfecto, porque es precioso y nadie puede decir lo contrario, pero aún así hay ciertos rasgos de la personalidad que no me terminan de convencer, de hecho en este capítulo toma más fuerza mi teoría de que son una relación un poco toxica con Reaven, se aman mucho, nadie lo niega, pero aún así se lastiman sin intención.
Por otro lado Reaven en este capítulo me destrozó, siento que retrocedimos mucho, íbamos no tan bien (lo acepto), pero el asunto es que íbamos, ahora retrocedemos .
Sigo odiando a Reagen, así luego nos salga con una historia bien lastimera, pienso que mi opinión por ella no va a cambiar; en cuanto a Roy me guardo mis comentarios al respecto, no me termina de convencer, pero tampoco lo insultare (por ahora).
Acostumbradísima al hecho de que narrara Raeven, así que cuando comencé pensé "Que pensamientos señorita", luego me puse mi maquillaje de clown -el que uso constantemente- y me di cuenta que estaba narrando BeltránSegún la ciencia, ser una persona predecible te permite disfrutar más de los eventos positivos de la vida.
Me fascina el hecho de que Beltrán sea esa clase de persona que la mayoría queremos evitar... Demasiado consiente de las personas, emociones y cosas que lo rodean.De esta manera es que describo a Roy Inoue. Predecible.
Reagan es el enemigo de todos—Reagan no es un enemigo
Desde ya me declaro fan de los apodos de Beltrán, me encantan—Gritar y mangonear se te da bien, mi cielo de cristal.
Ryan se merece más de un golpe Para que aprenda a respetar a los mayores.—Está bien, mi impresionante luchadora. Golpéalo las veces que quieras.
Una buena señal de simbolismo hacia uno mismo, pienso que la mayoría de las personas deberían hacerlo; no cartas de suicidio por si lo hacen, sino escribir palabras que no son capaces de salir de los labios y luego quemarlas, una buena forma de dejar ir las cosas, personas, sentimientos.Las veo consumirse lentamente en que mis ojos no se apartan del acto.
Personalmente me gusta más Lauren que ZendaLauren no es tan simpática y resolutiva como Zenda, mas bien es de las mías.sorrynotsorry—¿Necesitas ayuda?
Lo que me faltaba.
¡NADIE TE QUIERE REAGAN!
No me espere que se agarraran.Pero ninguna de las dos la escucha que los golpes, tironeadas de pelo y rasguños no acaban tan fácilmente.
Ellos se amanElio y Taianna
En estos momento todavía me caía bien Beltrán, me fascina el hecho de que proteja a Reaven con capa y espada, añadiendo el hecho de que lo hace sin que Reev se entere de mucho.Sus facciones se endurecen en un segundo—¿Qué te sucedió? ¿Por qué estas así? ¿Quién te hizo esto?
Aquí no me cayo bien Beltrán Fue muy cruel más por lo que empezó a sentir Reev, pero aún así comprendí que era algo necesario.—Eres alcohólica, Reaven.
Decepcionada de Reaven, enserio pensé que esto no iba a pasar.Me duermo con las estrellas fluorescentes sobre mi cabeza y sonrió, finalmente durmiendo una noche de saber que dormiré sin consumir ningún medicamento.
Cande leí los dos capítulos -el de la ronda pasado y el de esta- en una sola tanda, pero me arrepiento de demorarme en hacer el comentario, porque ya he trucado todo en mi cabeza con las demás historias, entonces no tengo todo tan claro como me gustaría. Pero me ha encantado todo el asunto, espero que Reaven mejore en los siguientes capítulos .
pera
Re: Our twenties
- *inserte sonrisa nerviosa*:
- Holii Siento que me he demorado siglos en subir capítulo, pero al mismo tiempo siento que no ha pasado tanto. He escrito y editado sin parar los últimos días, sorprendentemente me ha gustado el resultado; espero que les guste y conozcan un poco más de Dmitri -al cual lo he tenido olvidado en los anteriores capítulos-.
CAPÍTULO 22
pandie • Jung Na Eun & Dmitri Zhou
- ¡Jung Na Eun!:
- Paso por la puerta giratoria de la editorial, caminando a paso rápido por la recepción y dando un saludo de rapidez a la rubia detrás del escritorio principal, ella me hace señas con dirección a la cafetería de la empresa, así que cambio mi dirección, encontrando en una mesa del fondo a Sam y Charlie.— Buenos días — saludo sentándome en la silla al lado de Sam — Lamento llegar tarde.— No llegas tarde linda Nana — susurra Charlie tomando mi mano por encima de la mesa — Me alegra verte otra vez.— A mi también Charlie — respondo dando un apretón a su mano — ¿Cómo te ha ido?— Bien, extrañándote en las reuniones mensuales, espero que vayas esta noche.— Ese es el plan, iré con Lindsey.— Me lo imagine — el resoplo de no invitación resuena a nuestro lado, retiro con rapidez mi mano de la de Charlie — Así llores, estás vetado de nuestras reuniones.— No me interesan sus reuniones de soñadores, tengo cosas más importantes que hacer — murmura como niño pequeño, lo que hace más insignificante su sarcasmo.Las reuniones de soñadores era una manera muy despectiva de nombrar las salidas a comer de los artistas de la editorial, claramente eramos muy poco como para llenar una mesa de restaurante, así que se fueron agregando más artistas y con ellos escritores.El hecho de que los editores no entrarán al distinguidisimo -según Lindsey- grupo de reuniones, era el tenerlos acechando nuestras orejas para hacer entregas más rápidas de los trabajos, resaltando que Sam fue invitado a unas cuantas salidas y que solo hablara de cómo nos demoramos más de lo debido en nuestras asignaciones, desde ese momento quedaron vetados tanto de las salidas, como de las comidas hechas por los empleados; Pero cabe resaltar que mis compañeros nunca se cansarán de restregarlo en sus rostros.— Ya llega Ashley — susurra Charlie, sacando a Sam de su celular.— Lamento llegar tan tarde, no tengo perdón, aún así diré mi excusa — dice agitada tomando el asiento vacío — Mi hijo ganó el primer lugar en su carrera, así que tenía que estar allí para verlo tomar su medalla.Pasamos las siguientes dos horas sin movernos de nuestros asientos, organizando los horarios de trabajo y dando un breve resumen de lo que se supone deberíamos hacer para que la próxima colaboración de Charlie y Ashley sea uno de los mejores libros infantiles de la historia canadiense. Tomo notas de cada cosa relevante para llevar a cabo el proyecto y aclaramos una fecha de entrega de avances, como la entrega del primer borrador, es cuando estamos hablando de dinero, que se forma un revuelo en nuestra hasta ahora tranquila mesa.— Eres un asco de persona Sam, todos en esta mesa lo sabemos — alza la voz Ashley y la exclamación de sorpresa se escucha por toda la cafetería — Solo mira donde nos tienes, en la cafetería de la empresa para no gastar ningún peso en nosotras, tus estrellas, los que damos de comer a tu insípido paladar.— No hace falta insultarme — comenta Sam arreglando su corbata de patos.— Claro que hace falta, nadie más se atreve a decirte lo tacaño y desvergonzado que eres, aparte de un horrible jefe que solo piensa en él mismo.— Acuérdate quien firma tu cheque Ashley.— ¡Claro que sé quién firma mi cheque! — volteo mi mirada a Charlie al otro lado de la mesa, comunicando mis terribles ganas de terminar con todo el asunto — ¡Un mezquino desagradable que amenaza con no volver a hacerlo! — exclama Ashley más fuerte de lo que debería.— Bueno, este es el momento donde volvemos a nuestro trabajo — interrumpe Charlie por fin la desagradable discusión — Tengo cosas pendientes por hacer y si siguen peleando no me alcanzara el tiempo.— Estamos discutiendo — niega Sam la evidente pelea — Las cosas son así Ashley.— Pues te puedes meter tus cosas por donde quieras — escupe ella cruzando sus brazos y dando a entender su posición al respecto — No me interesa firmar con otra editorial.— Estás siendo una perra.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]— No debiste golpearlo — susurra Charlie — Agradezcamos que Sam sabía que lo merecía y no tomará cartas en el asunto.— El muy estupido se lo merecía — responde ella con el triunfo desbordando por doquier de sus palabras — Charlie bebe, ¿me llevas a casa?— Hablaré un momento con Nana — Ashley levanta ambos hombros dando a entender que lo esperará en el auto.— Nos vemos en la noche Na Eun, tengo muchas preguntas.Caminamos hombro a hombro con Charlie hasta la acera de enfrente y nos sentamos en la banca del autobús, respiro el aire húmedo y la colonia suave de mi amigo,veo como sus manos se mueven inquietas en su regazo, así que pongo la mía encima de estas.— Solo dilo Charlie — ánimo dando un apretón en sus manos.— Acompañame a una exposición Nana.— ¿Cuándo?— ¿No me preguntaras por qué?— Solo si quieres decirlo.— Me gusta hablar contigo — susurra poniendo su cabeza en mi hombro, aunque la posición es incómoda para él, no se aparta, me enderezo para que su cabeza no quede colgando tanto — Conocí a un chico. Es mi alma gemela, tu sabes que no digo esas cosas al azar… es precioso y al parecer me corresponde.Sus susurros son llevados por el viento dando a la atmósfera un dulce sentimiento de brillantes, suspiro imaginando cómo era mamá cuando todavía teníamos a papá, las miradas llenas de amor, los besos furtivos, los abrazos reconfortantes, las largas noche de conversación que se escuchaban hasta mi habitación.— Es el dueño de la galería — interrumpe Charlie mis pensamientos, algo que agradezco con otro apretón en las manos — Eres mi única amiga que no me juzgará y además entiende de arte.— Ahí estaré Charlie — confirmo de inmediato.— Es el primer miércoles de septiembre, puedo ir por ti — asiento en acuerdo y el cómodo silencio vuelve a estar entre nosotros.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Mi mirada se pierde en las personas que caminan por el frente del gran ventanal del restaurante donde se supone nos reunimos con Lindsey para “adelantar” todo lo que nos hemos perdido una de la otra. La demora de la susodicha de hecho no me extraña para nada, teniendo en cuenta el hecho que nunca ha llegado a tiempo ni a un a la iglesia aunque diga que es la más católica de las católicas, aunque nadie le cree al respecto porque solo va una vez cada trimestre.Suspiro mirando mi celular para ver cuánto más le tomará a mi amiga rubia llegar, con lo que me encuentro es un mensaje de mamá, una foto del envio que me hizo, al parecer va a llegar hoy mismo, respondo a su mensaje con un “estaré pendiente” a lo cual me manda un sticker de besos.— Nana querida — levanto mi mirada y me encuentro con los hermosos ojos azulados de Lindsay — Estás igual de hermosa que la última vez que nos vimos.— También estás linda Lindsay — respondo dándole un beso en la mejilla derecha cuando me la ofrece.La invito a sentarse frente a mi y ella se desploma en la silla sin ningún tipo de mortificación por el show que está formando, nos miramos por largos minutos, grabo en mi retina cada cambio que ha llegado a su rostro y cabello desde la última vez que nos vimos, sus arrugas al lado de cada ojo por tanto sonreir, la mirada suave que le dio la maternidad y la curva de los labios anunciando que es muy tenaz.— ¿Cómo has estado? — me animo a preguntar después que han tomado nuestros pedidos.— Extrañando nuestras salidas a conversar, pero se que nuestros caminos se separaron desde hace meses.— Es un poco difícil reunirnos.— Ser madre y escritora toma todo mi tiempo, además que el irte a Galena me dio una clara señal que necesitabas un descanso de la ciudad.— No significa que me alejaba de todos mis amigos — afirmo, ella me sonrió dándome a entender que a eso se refería.— Lo sé nena, solo era mi rencor hablando, sabes que te amo y respeto cada decisión que tomas, cuentame... — nuestras bebidas llegan cortando sus palabras — ¿Has vuelto a pintar?— Sabes la respuesta Lindsey.— Cuéntame entonces de ese arte — suspiro, ella me lanza su mirada de madre y sé que no me salvo de la inquisición.— He estado pintando cualquier cosa que venga a mi mente, por lo tanto tengo muchas pinturas que no compartiré y pienso tendré muchas más para otoño.— La próxima vez que Naomi te llame, deberías decirle que vas a dejarle algunas pinturas para la galería.— Igual que tu con tus libros en solitario Lind, eres muy talentosa — la sonrisa incomoda que me da, me hace entender que es el momento de cambiar de tema — Llegaron tres nuevas inquilinas a la residencia.— Quiero todos los detalles.— Hana es dulce aunque un poco torpe, es Coreana — relato imaginando a cada chica a medida que hablo — Andromeda no hace justicia a su apariencia, es divertida y Gianna es alguien especial.— ¿Eso estaba en su currículo? — la pregunta me saca de casillas, así que ella continúa — ¿Has hablado con ellas?— No mucho, pero nos llevamos bien.— ¡Jung Na Eun! — la repentina exclamación me saca de mis cavilaciones, levanto mi mirada hacia la rubia frente a mi — Eres la persona más excepcionalmente extraña que he conocido en mi vida, somos grandes amigas exactamente por eso, te conozco desde que llegaste a este lado del mundo así que no trates de engañarme con boberias.— ¿Qué quieres decir Lindsey?— Te sientes cómoda con tus compañeras de piso — afirma, a lo cual asiento en acuerdo — Pero la pregunta aquí es, ¿ellas se sienten cómodas contigo?El silencio se extiende luego de la pregunta de mi rubia amiga, rememoró cada interacción con mis compañeras de piso y el suspiro que lanzo da a entender que no tengo ninguna buena respuesta para esa pregunta.“¿Qué tan difícil puede ser convivir con otras chicas?”Fue una de las preguntas que me hice cuando decidí venir a Canadá y vivir en una residencia en Galena luego de pasar un año vagando en Toronto, la respuesta llegó luego de un mes de convivencia: Es muy difícil.Incluso luego de un año, la respuesta a la pregunta de Lindsey es incierta, por lo que guardo silencio y tomo otro sorbo de mi frappe, ignorando por completo y de manera muy profesional la mirada de mi amiga.— Corazón de melón, no puedes privarte de disfrutar maravillosas experiencias por miedo a ser juzgada, ya hemos pasado por esto — dice con su voz de mamá.— Tal vez no me siento del todo cómoda — refuto como la niña que deje de ser hace mucho.— Ya las has pintado cariño.— No a todas — refuto de inmediato.— Pero lo harás querida.— ¿Cómo lo sabes?— Porque te conozco — observo sus penetrantes ojos azules, tratando de medir la reacción a continuación y dándole la total razón de todo — De hecho me encanta el hecho de que pintes a las personas con las que te sientes cómoda.— No solo pinto a las personas con las que me siento cómoda, tendría que pintar muchos retratos si fuera así.— Reformulo: Me encanta el hecho de que pintes a las personas con las que te sientes cómoda y sabes que estarán en tu vida un tiempo — remarca la última parte.— Solo es una manera de interiorizar los nuevos conocimientos que obtendré a largo plazo de esas personas, no es la gran cosa — levanto mi hombro quitándole la importancia que Lindsey se empeña en ponerle al asunto.— De todas maneras me encanta, aún más el hecho de que me entregaras el mío.— Pensé que volvía a Corea.— Y no lo hiciste, así que mi linda Nana, tienes que comunicarte más — concluye asintiendo de acuerdo a sus propias palabras.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]El café-bar en el que se programó la reunión mensual está en el centro de la ciudad, por lo tanto el encontrar un lugar para parquear se vuelve un completo martirio, Lindsay vuelve a insultar el pobre propietario de los autos estacionados a lo largo de la calle; cuando por fin encuentra un lugar, estamos a varios metros del lugar, por lo que nos toca caminar hasta el.— Las personas últimamente salen mucho — refunfuña ella mientras caminamos al lugar.— O tal vez es porque hoy es viernes y salen a descansar un poco.Cuando entramos nos damos cuenta que la mayoría ya está haciendo alboroto en el lugar, nos acercamos a la mesa en el frente de lugar, la cual está llena de personas peculiares, rostros conocimos me sonríen cuando se dan cuenta quien está al lado de Lindsey, rostros desconocidos practican el silencio incomodo y expectante.— Jung Na Eun — remarca una castaña en la punta más alejada — Hace meses no veo tu hermoso rostro.— Es bueno verlos a todos de nuevo.Las conversaciones vuelven a tomar el volumen que tenían antes de que llegaramos, me acomodo en el lugar vacío al lado de Charlie, su mano inmediatamente vuela a tomar la mía, dando un apretón de reconocimiento, Mary una pelirroja a su lado me regala una dulce sonrisa, que correspondo con gusto.— Es lindo verte otra vez Nana — me dice ella.— ¿Cómo te ha ido Mary?— Bien, aunque tengo algunos alumnos que no se cansan de poner excusas para entregar las composiciones.— Hay un estudiante que le gusta — susurra Charlie con el suficiente volumen para que ella se sonroje y mande callar.— Simplemente me gusta su manera de tocar el violín.— Y otras cosas — Charlie levanta ambas cejas repetidamente, lo que provoca que ella le lance un puñetazo al brazo derecho.— Acuérdate que soy pelirroja.— Mary — llamo cuando se me ocurre una idea — ¿Todavía das clases de pintura?— Todos los sábados, ¿quieres dictar algunas lecciones? — niego de inmediato — ¿Qué tal servirme como modelo? Estoy buscando a alguien para pintar desnudos, tu eres perfecta, así que mis estudiantes tendrán pinturas perfectas si te apuntas.— No, gracias — no pienso mucho mi rechazo — Puedo ayudarte a conseguir a alguien.— Te lo agradecería hasta el cielo.— ¿Hay algunas para principiantes? — pregunto directamente, para no salirnos más del tema.— Los martes, la dicta Josh — frunzo el entrecejo, a lo que ella señala al chico frente a nosotros — Es en las mañanas.— ¿Quieres dictar clases para principiantes? — interrumpe Charlie.— Conozco a alguien que le gustaría aprender a pintar.— Un chico — adivina él de inmediato.— ¿Qué pintas? — interrumpe el chico al que Mary señaló como Josh.— ¿En la editorial? — pregunto esquivando el tema que él quiere imponer — Ilustro la mayoría de cuentos infantiles y últimamente ayudo con algunas portadas.— Me refiero a cuadros.— Entonces deberías ser más específico.— Soy Josh, hace un momento escuche como Mary decía algo de pintura y mis clases — cambia el tema de inmediato, demostrando que además tiene una gran audición.— ¿Dónde debo inscribirme para las clases de principiantes? — pregunto directamente.— Pero ya pintas — la confusión escrita en todo su rostro, me hace entender que solo escucha lo que quiere.— Conozco a alguien que le gustaría aprender a pintar — repito.— Solo ven el martes — no pregunto nada más aunque puedo ver como él quiere seguir con la conversación — Ten invito una cerveza — ofrece de inmediato.— No, gracias.La siguiente hora la paso hablando en susurros con Charlie y Mary, enterandome de las maravillas, según ellos, que me he perdido por no socializar con ellos en el último par de meses; los minutos se ralentizan tanto que me veo con la obligación de no esperar por más tiempo, me despido de todos los presentes cuando ellos muestran que no piensan parar de “olvidarse de una semana llena de trabajo”, Charlie me acompaña hasta la parada de autobuses que se dirigen hasta Galena y me recuerda como quede de acompañarlo a la exposición de arte.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Camino con desgana con el envío de mamá, la cual estaba en manos de Elio, saludo a las inquilinas que están amontonadas en el sofá viendo alguna cosa en el televisor y paso a mi habitación, dejo la caja sobre la cama.— ¿Has comido Joe? — pregunto al bulto debajo de las cobijas, por la esquina del ojo veo como se mueve en negativa — ¿Ramen, mascarillas y k-drama?— Me apunto — responde saliendo de su edredón. Abro la caja y noto de inmediato la cantidad de ramen que mamá me ha puesto — ¿Tú madre piensa que no comes?— Piensa que no tengo tiempo para cosas tan banales — reímos por mi comentario.Voy sacando cada empaque de ramen y poniéndolo encima de la cama, reviso bajo estos encontrando los productos de belleza, fotos impresas de mis hermanos, pegatinas para la nevera con frases motivacionales, lienzos en blaco y pinceles.— Escoge el que quieras, iré a hervir el agua — dejo todo encima de la cama o en la caja, me dirijo a la cocina para hervir agua.Pongo la tetera en la estufa y organizo el pequeño desorden que me imagino alguien ha dejado por hacerse algo de comer.— Deja que lo haga la responsable — me sobresalto dejando caer un plato al lavado, Flora pasa por mi lado con dirección a la nevera.— Porque yo lo haga una vez no está mal — respondo terminando de enjabonar todo — Buenas noches Flora.— El problema Na Eun, es que siempre lo haces — remarca el siempre.La tetera y su insistente ruido de estar hirviendo interrumpe cualquier respuesta que pueda pensar para darle, apago la estufa, organizo lo lavado en el lugar que corresponde; hago espacio para Hana que entra en el pequeño espacio; teniendo cuidado de no quemar a nadie con la tetera me doy la vuelta encontrando a Josephine con dos paquetes de ramen en las manos.— Si alguien quiere ramen lo dejaré en el cajón donde están los cereales — anuncio.Vierto el agua en nuestro ramen, Joe le hace una seña a Yeun Sun apenas atraviesa la puerta de entrada, por alguna razón que no entiendo ella le entiende y en segundos tiene otro paquete de ramen listo para ponerle agua, lavo enseguida la tetera y la dejo en su puesto.— Vamos a relajarnos un poco — habla Joe a Yeun Sun y sin chistar camina con nosotras hasta la habitación, luego de elegir el drama y ponernos las mascarillas, nos amontonamos en la cama de Yeun Sun y damos play a nuestro k-drama.
pera
Re: Our twenties
CAPÍTULO 22.2
pandie • Jung Na Eun & Dmitri Zhōu
- Zhōu Qiang :
- Al segundo que piso el Monet me arrepiento de dejarme convencer por Pia, al igual que de inmediato me doy cuenta que destaco demasiado, cuando la rubia alocada dijo que iba a aprovechar que se estaba acabando el verano y debía mostrar piel sin verse vulgar, no me esperaba que todas las chicas pensaran lo mismo; camino abriéndome paso por la multitud hacia la barra, donde espero -ya que se supone- este Pia.Solo me quedaré lo que sea suficiente.Repito el mantra una y otra vez en mi cabeza hasta que encuentro a Dmitri en el lugar donde se supone estaría Pia, me acerco tropezando con varios cuerpos hasta que estoy delante de él.— Jung Na Eun — pronuncia él saboreando cada letra — No pensé que vendrías.— Me estoy arrepintiendo de hacerlo — informo sin ningún reparo — Mi plan es quedarme el tiempo suficiente e irme.— Me parece un plan justo — acuerda con un asentimiento de cabeza.El silencio se extiende tanto como para darme tiempo de pedir una botella de agua, me siento en la butaca libre al lado de donde esta parado Dmitri y observo la multitud bailando, trato de identificar a Pia de todas las personas moviéndose, rezo para que me vea y poder irme rápido.— Tardará varios minutos en notar que llegaste, está coqueteando con el chico de allá — señala un lugar de la barra.Efectivamente el cabello rubio de Pia sobresale totalmente, esta inclinada hacia un chico simpatico que le sonríe como si se hubiera ganado la lotería, algo justo teniendo en cuenta que el vestido azul oscuro de ella le queda perfecto como para eclipsar a los cinco chicos que también están en la barra, sin tener en cuenta que muestra lo justo sin verse vulgar.— Lo hace bien al parecer — me encuentro hablando sin ni siquiera filtrar las palabras en mi cerebro, lo que me gana una mirada de confusión de arte de Dmitri.— Parlotea por doquier — responde luego de algunos minutos en silencio — Pero es hermosa y divertida.— Son unas maravillosas cualidades — definido de inmediato.— No estoy diciendo lo contrario.— ¿Cuándo se conocieron? — pregunto con curiosidad en todas mis palabras.— Cuando llegué a Canadá — respondo con burla, aparto mi mirada de Pia para clavar mis ojos en él algo que por lo visto estaba esperando con su respuesta — Se acercó a preguntarme como se hacía para tener ojos tan peculiares como los míos y le respondí “nacer en oriente”, desde entonces no me he podido alejar lo suficiente como para que deje de hablarme.— Te quiere mucho — agrego dándole una razón del porque siguen juntos; sabiendo el hecho de que ni siquiera me corresponde darle una razón.— Eso dicen.El silencio vuelve a ser parte de nuestro ambiente, varias chicos vienen a hablar con Dmitri, me enfrasco en beber mi agua y taladrar la parte de atrás de la cabeza de Pia para poder irme a casa más rápido, algo totalmente inutil ya que el chico con el que hablaba se levanta y se dirigen a bailar.— ¿Quieres bailar? — tarde me doy cuenta que no ha sido una buena opción fijarme tanto en las personas retorciéndose muy juntas.— Bailo horrible — es lo único que acato a decir.— No te creo — responde de inmediato — Pero lo tomaré como que no quieres.— Eres alguien peculiar Dmitri — volteo mi cuerpo hasta que estoy frente a él, quien me regala una sonrisa inocente que no creo para nada,— Me lo han dicho, pero no me vendría mal tu explicación para esas acusaciones.— Cuando encuentre una explicación, serás el primero en saberlo — no hay explicación, mi cerebro entra en corto circuito en el momento exacto que él se está riendo -mientras muestra todos sus muy blancos dientes - lo que ocasiona que por fin Pia nos note y se acerque de inmediato con su cita.— Estaré esperando dicha explicación — es lo único que alcanza a decir antes que una muy borracha Pia se lance a mi cuello.— ¡Nana! — grita justo en mi oído derecho — Pensé que no vendrías.— De hecho estoy a punto de irme.— Pero acabas de llegar — el puchero que hace es tan exagerado que me es imposible no rodar los ojos.— Llegue hace un tiempo, he estado con Dmitri desde hace rato.— ¿A si? — claramente Dmitri no me la pondría tan sencillo, lo amenazo con todo lo que tengo mientras Pia tiene sus ojos sobre él — Ha sido una gran compañía, desde hace un tiempo — termina por decir.— Eres mi unica mejor amiga, te amo mushoooooooo — ella está tan inestable que luego de pr fin soltarme, le es imposible no recostarse en el pecho de su acompañante — Me encanta el haberte convencido de venir, aunque solo hablaste con Dmitri, pero yo sabía que solo ibas a hablar con él, por eso hable con John para que el me acompañara a mi mientras ustedes se lanzaban flechas de amor por los ojos, lo tomo como un triunfo, porque John me hace compañía y ustedes dos se hacen compañía mutuamente.>> Los amo tanto, quiero que sigamos siendo amigos para toda la vida, quiero que nuestros hijos sean amigos cuando muramos, le pediré a mis padres que me incineren y esparzan mis cenizas sobre sus tumbas; también amo a John va a hacer mi acompañante toda la noche, lo hemos estado hablando mientras tomábamos.— Creo que no necesitamos más información — corto el alegre discurso que la tiene sonriendo en grande — Confío en que el joven John te cuide — fijo mis ojos en John, al cual no le queda de otra que asentir — Entonces nos volveremos a ver en otras circunstancias Pia.— Te amo Nana — babea sobre mi mejilla izquierda y se da la vuelta para volverse a ir con John.— ¿Qué vas a hacer el martes? — pregunto a Dmitri mientras recojo el envase de mi agua.— Lo que has planeado para nosotros.— Vas a aprender a pintar — anuncio con toda la convicción — Te haré llegar los detalles para que estés preparado.— Está bien — se relaja completamente a mi lado, poniendo un brazo enfrente sin dejarme forma de salir por allí — Espero ser un buen alumno — susurra sobre la música… ¿Cómo lo pude escuchar?— Yo también lo espero — respondo saliendo por la parte de atrás — Hasta luego Dmitri Zhōu.— Hasta luego Jung Na Eun.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]El camino con Dmitri a Toronto es totalmente diferente a lo que pensaba, teniendo en cuenta que la noche pasada me la pase repasando cualquier situación y / o conversación que podríamos tener durante el trayecto, para sorpresa mía, los cuarenta minutos que nos toma llegar a la academia donde se dictan las clases de arte pasan tan rápido que me doy cuenta tarde que he estado cantando y tarareando cualquier canción que sonaba del reproductor conectado al sonido del auto, la mirada que me da el castaño es tan acusadora que doy por hecho el que no me salvaré de la inquisición acerca del tema de música.Salimos del auto luego de estacionarlo cerca de la academia, entramos por esta y me dirijo de inmediato a recepción, donde nos encontramos por cosas de la vida a Mary detrás del escritorio, ella de inmediato me nota y sonríe cuando nota a Dmitri a mi lado.— Buenos días Mary — saludo ignorando cada gesto que se empeña en hacer.— Nana, que sorpresa verte hoy — ninguno de los dos le cree el teatro que hace — Todavía no han empezado, ya sabes donde es.— Gracias Mary — pierdo las esperanza de que no le cuente a nadie cuando veo como saca su celular, paso por el lado de Dmitri confiando en que no se meta en la boca del lobo al permanecer por más tiempo del necesario en el campo de visión de la pelirroja.Entramos a la sala donde se imparten las clases de principiantes, dejo que Dmitri escoja el lugar donde sentarnos así que terminamos justo al frente, los materiales ya están en cada lugar, organizo los mios de izquierda a derecha, desde el más pequeño al más grande, arriba de esto coloco las pinturas desde colores primarios hasta los terciarios, no es hasta que tengo todo en su lugar que me doy cuenta de la mirada insistente de Dmitri.— Me has engañado.— ¿Perdón?— Me has engañado — repite, sabiendo que lo he escuchado perfectamente la primera vez — ¿El trato no era que tu me enseñaras?— El trato era que aprendas, por lo tanto te inscribí en una clase para principiantes y estaré contigo para darte apoyo e instruirte en lo que no entiendas — explico — Puedes hacer lo mismo — termino por decir viendo como no digerir mi explicación.— Las academias de mandar´n son un poco más complicadas de encontrar.— Entonces confío en que serás un gran maestro.La conversación termina cuando Josh entra y saluda al grupo de diez personas que se inscribieron para el curso; para mi sorpresa se introduce a una interminable explicación de cómo el arte ha cambiado a través de las épocas, nos cuenta cada movimiento artístico que se vio afectado por las diferentes circunstancias de la vida y es dos horas después que estamos haciendo una réplica de una imagen - la cual se encuentra de cabeza -, Josh se acerca a mí luego de explicar la actividad y me dice que no tengo que seguirla si no quiero, lo cual declino por respeto a la enseñanza que se supone le estoy impartiendo a Dmitri. La próxima hora me encuentro explicando cualquier pregunta tonta que se le ocurre e ignorando los avances que quiere hacer Josh acerca de una salida más tarde.— Deberías decirle directamente que no te interesa — murmura Dmitri pintando la barba de color rosa palido, ni siquiera me atrevo a preguntar porque el color — Así por lo menos dejaria de molestarnos con sus miradas de cachorro golpeado, o las que son peores, de perro en celo.— Lo he cortado de raíz — anuncio — Solo que al parecer no entiende el lenguaje humano.— Existen personas a las que les gusta humillarse — concluye tanto la conversación, como la pintura.(...)— Fue interesante.— ¿Pero no lo que esperabas?Al contrario del viaje a Toronto, regresamos hablando de la experiencia -la primera según Dmitri- que él tiene con el arte, aunque la primera clase ha sido algo tedioso -según yo-, el hecho de que Josh no dejará que ninguno de sus estudiantes aportará algo de su propia creatividad a la pintura requerida -tomando el hecho de que nos llevamos un regaño todos los que utilizamos colores diferentes a los mostrados- fue humillante.— Él imbécil solo quiere atención — es la conclusión a la que llegamos -aportada por Dmitri- acerca de la primera impresión — Aparte de eso, ha sido divertido y respondiendo a tu pregunta, no ha sido lo que esperaba, pero no es el hecho de que Josh es una mierda de maestro, es el que no sean clases personalizadas contigo.— Solo quieres tiempo a solas conmigo — me burlo de inmediato.— Sí — responde con tal rapidez y convicción que mi risa muere enseguida — Espero volver la próxima semana — habla de nuevo luego del silencio que siguió a mi risa.— Me he comprometido a venir — estaciona justo en frente de la residencia, así que me desabrocho el cinturón de seguridad y bajo — Nos vemos Dmitri Zhōu.— Hasta la próxima semana Jung Na Eun.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]El primer miércoles de septiembre llega con la justa rapidez como para darle ánimos a Charlie de que nunca se arrepentirá de salir con su alma gemela, por lo que realizo el viaje con él hasta la galería donde se presentarán los cuadros de varios artistas nuevos. Es una hermosa sala, muy sofisticada, agradezco el hecho de ponerme algo presentable, camino del brazo de Charlie por la puerta recibiendo nuestro gafete de visitante, lo primero que nos dan es una copa de vino tinto.— Cuidaré de ti Nana — mentira y como lo se coloco mi copa en la bandeja de un mesero que pasa por mi lado.— No te creo.El primer cuadro que llama mi atención está en la esquina cercana de la entrada, me acerco viendo como el artista trató de hacer un árbol en otoño, pero le salió terriblemente mal, aún así el esfuerzo que pone en que todo salga bien me atrapa, calcular cuánto dinero hay en mi cartera.— No es la más estilizada — comenta alguien a mi lado.— Pero el esfuerzo que pone en cada trazo queriendo que esté perfecto, sabiendo que no lo está es atrayente — respondo dándome la vuelta y encontrando a Charlie y un lindo castaño a su lado.— Nana, él es Aaron — presenta Charlie con una sonrisa de dientes blancos — Aaron ella es Na Eun, la amiga que te comente.— Es un gusto — murmuro detallando el hecho de que están muy juntos.— Espero que disfrutes de los demás cuadros, Charlie me mostro algo de tu autoría y es extremadamente bueno, si en algún momento quieres sacar a la luz tus cuadros, puedes decirme.— Lo tendré en cuenta.El escape de Charlie se hace tan evidente que no nos da tiempo de seguir hablando con Aaron, sigo caminando por la galería, deteniéndome en cada obra y discutiendo con cualquiera que esté dispuesto a hablar de arte. El sentimiento de cada autor y las furtivas miradas que estos hacen a cada persona que se detiene a ver sus obras, me llenan de ansias, aún así repito una y otra vez que mis pinturas solo son para mi y en un futuro próximo para Go Hyuk si las quiere.— Espero que de verdad tengas en cuenta el dejar otros ver tu arte.La sorpresa pasa por mi rostro cuando reconozco la voz que susurra en mi oído, me doy vuelta con más rapidez de la que mis pies parecen aguantar, por lo que termino apoyándome en sus antebrazos.— Dmitri Zhōu.— Jung Na Eun.— ¿Qué haces aquí?— Aprecio el arte de algunos principiantes — claramente su respuesta no responde del todo a mi pregunta, algo que él sabe y me sonríe como si se burlara de mi — Espero poder aprender de ellos, tal vez en un futuro venda obras propias.— Cualquiera no puede vender cuadros y menos que estén en una exposición — retomo mi camino al siguiente cuadro, sus pasos más pesados que los míos, me avisan que está justo a mi lado.— ¿No has pensado en dejar que el mundo aprecie tu arte?— Mi arte está destinado a que mi hermano lo aprecie.— ¿Puedo preguntar por qué?— Ya lo has hecho — suspiro pensando muy bien en la explicación que le pienso dar — Él puede que no sea el único que lo aprecie, otras personas también lo pueden hacer, claramente si me decido a que así sea; a lo que me refiero es que la mayoría de mis obras son pensadas para que él las vea.— Pero tu hermano está en Corea.— Exacto — doy por terminada la conversación mientras caminamos al siguiente cuadro, este al parecer inspirado en la cultura occidental.Ambos volteamos la cabeza hacia la derecha al mismo tiempo, tratando de darle sentido al dragón que se pintó en esta, los caracteres chinos formando una flor de loto por encima de este hacen difícil la tarea de encontrar todos sus rasgos.— Los dragones chinos normalmente tienen bigote — murmura cerca de mí — Aunque está muy bien hecho.— ¿Dmitri es tu nombre chino? — pregunto de repente, el sonrojo subiendo por mis mejillas al percatarse del atrevimiento — Lo siento, no tienes que responder.— Dmitri no es mi nombre chino ¿quieres saber cual es? — me abstengo de preguntar, pero mi curiosidad está escrita por todo mi rostro — Zhōu Qiang — susurra cerca.— ¿No te gusta?— No tengo problema con él, simplemente mis abuelos pensaban que era difícil para algunos pronunciarlo, así que me quedé con Dmitri.— ¿Por qué estás aquí? — vuelvo a preguntar, esta vez con más convicción.— Quiero pasar tiempo contigo.— ¿Por qué?— Porque me gustas — su respuesta provoca que los siguientes cinco minutos haya un silencio entre los dos, las conversaciones de las demás personas por fin se abren camino por mi atolondrado cerebro.— ¿Como?— Me escuchaste bien la primera vez, pero si quieres que te lo repita está bien — se queda en silencio un poco para crear expectación — Me gustas.— Nos conocimos en junio.— No soy un inutil que no puede aceptar sus sentimientos por miedo, además no necesito mucho tiempo para mortificarme con pensamientos, si me gustas ya está, no hay que pensarlo mucho.— Bueno… no sé qué decir.— No digas nada, no lo dije para esperar un sentimiento recíproco, simplemente contestaba tu pregunta de manera sincera.No hay tiempo para sentir incomodidad, ya que me sonríe guiñándome el ojo derecho y continúa con hacia el otro cuadro, me despierto de mi desconcierto minutos después y camino detrás de él.¿Qué acaba de pasar?
pera
Re: Our twenties
- CANDEEEEEE :
- Hola, Cande! Cómo andamos, gal? La verdad ya estaba mega emocionada por leer a ReavenXBeltrán porque este perfil ama los amores re tóxicos ficticios y vaya que me has dado justo ahí en esa venita con tus caps.
Desde ya te comento que quiero leer tus proximos caps.
Amé (de entrada) como Beltrán se divierte de ver a Roy sumergido en su propia mierda, que yo no sé que esperaba de juntar a sus gemelas favs:—Lo estas disfrutando, ¿cierto? —pregunta sin mirarme, centrado en su tarea. O eso es lo que quiere aparentar, por fuera se ve el esfuerzo que se impone sobre sí mismo para no saltar sobre mi—Eres un psicópata.
—No soy un psicópata—me atrevo a sonar incluso ofendido, sin perder el cinismo. Me acomodo la chaqueta, aun sonriendo—Solo soy un empresario. Apuesto en un proyecto y gano el doble.
—Mis hermanas no son un proyecto—dirige una mirada impasible. Sus manos arrugan las prendas que sostiene e infla su pecho de aire, como si buscara paciencia.
Te digo que yo estoy a nada de escuchar la risa mental de Beltrán! Sí que lo está disfrutando y lo amo. Pero vamos, siento que entre todo su juego también está consciente de que en verdad Reaven necesita a su familia y que él también necesita a su friend.Tira bruscamente las prendas contra el suelo, todavía anhelando desintegrarme con la mirada. Levanto el mentón y llevo mis manos hacia atrás, desafiándolo. La violencia no va con Roy. La detesta. Incluso si hace semanas atrás me dio una golpiza, el evento y su accionar lo dejan degastado mentalmente. Culpable. Arrepentido. Es un hipócrita.
i knew it! en el fondo es un bebé tierno, jodido pero tierno.—Quédate conmigo —le pido con el corazón en un arrebato. Le contemplo con el rostro contrayéndose por su mueca de desprecio —¿Por qué nos haces esto?
Pero CANDEEEEEEE tú me pones entre la espada y la pared mujer, porque pa mi Roy con todo lo que le está diciendo a Beltrán me está ganando PEROOOOOOOOOOOO mi lado leal a Beltrán me hace estar con él porque también tiene razón Roy nunca dice nada porque toma a Reaven por débil cuando lo que ella necesita es escucharlo todo y poder decidir que hacer. Pa mi que Roy oculta su verdadera naturaleza, wait. Olvidalo, ya se madreo al Beltrán.Casi en un rescate ante la angustia que me provocan mis propias acciones, la mirada de mi gran amor llega a mí como un respiro entre todo el infortunio. Es como un consuelo, pese a que sus ojos siempre parecen estar sumidos en una melancolía infinita, trazando las aureolas con tintes fríos y un vació crudo. Contradicen por completo su rostro de niña inocente, incapaz de lanzar una maldición al aire. Carecen de simpatía o sensibilidad, diferentes a los de Reagan, que brillan intensamente como el sol en su punto más alto, desprendiendo calor entre sus rayos. Es tan fácil distinguirlas con solo encontrarlas en una mirada. Demasiado fácil de distinguir a Reaven entre miles de Reagan.A veces me da la impresión de que es la última vez que hablamos y el miedo de meses atrás vuelve. Que Reaven no este.
Es que yo soy débil. A mi me puede Beltrán. A todas nos puede Beltrán.
Yo sólo necesito saber que es lo que querrá cuando lo consiga todo.
Vale. Leyendo su historia de Beltrán sé que la ha tenido difícil por ser una persona complaciente e incapaz de negarse al lazo familiar. Y ante más gente como él. JAJAJAJAJJAJAJAJ lo amo, a él y a su ego por si no ha quedado claro.—Que yo sea así no significa que me agraden las personas como yo —llevo una mano a mi pecho con la intensión de verme ofendido, pero la burla destila por todos lados. Reaven se relaja un poco, más la tensión y la desconfianza no se han marchado de ella—Que sea en apariencia igual a ti en algunos aspectos, no significa que vaya a gustarme. Deseo febrilmente que comprendas que tanto mi corazón y mi cuerpo te pertenecen, mon cheri.
Hell yes! Yo muero por la amistad de RoyXBeltran y me acabas de dar esta escenita queeeeeeeeeee me dejó el ojo cuadrado *chef's kiss*
JAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJAJJAJA WEY LE VOY A ESCRIBIR UNA BIBLIA A BELTRAN A ESTE PASORoy se ríe sin gracia, apretando con fuerza la mandíbula en lo que intenta no lanzarse encima de mí.
—Tu enserio quieres que te mate.
—Anda, mátame —me levanto, haciéndole señas con la mano para que se acerque—No seas ridículo. ¿Crees enserio sería tan hijo de puta?
—Si
—Bueno, no te culpo. Supones bien.—Ese es Roy, rayito. A mí me toca ser el tipo simpático y apuesto. Pero venga, promételo. Serás bueno con mi chica. —Ryan se ve reacio de aceptar. Suspiro, cansado de sus berrinches—Voy a arreglar el asunto con Roy. Tranquilo. Tus papas no se van a separar de nuevo
forget it, Reaven le ha quitado el puesto a Muss luego de ver la pic de ellos dos [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] sentí feo cuando leí la parte de que ella tomó el vestido de Reagan para verse decente y me rompí cuando pasa lo de las cartas de suicidio, pero amé que las chicas quisieran darle una nueva oportunidad de ver las cosas de otro modo y que mejor que ver arder sus cartas. [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Cada que leo una escena de amistad me recuerda a mis friends, así que gracias por eso.
JAJAJAJAJAJAJ AGUANTA QUE YA LLEGUE A LA PARTE DE LOS ORGASMOS, pero que no Reaven ya tuvo su dosis de Beltran en los caps anteriores? deje respirar al hombre y sígase tomando su medicina señora.—¿No es mas factible romperlas?
—Simbolismo, Flora. No seas pesada que estamos en un momento crucial de nuestras vidas —Tai le dirige una mirada fulminante y me da un golpecito—Anda, prende fuego.
—¿Y yo por qué? Que lo haga Flora.
—¿Ah? Esta no fue mi idea, por si no lo recuerdan.
—Porque Cara a ti te quiere. A nosotras nos va a dar una patada en el culo—Taianna asiente repetidas veces ante mi lógica.
—¡Pero fue su idea!
—Si, pero decidiste participar en ella—le recuerda Taianna—Anda, que no tenemos toda la noche. Enolah y las demás también suelen venir a la terraza, no somos las únicas.Y Lola, la mayor de los dos con cuarenta años, es la mas simpática y la única que se rio cuando dije que tal vez debería decirle a mi psiquiatra que me cambie de antidepresivos para al menos tener un orgasmo o ganas de follar.
—Esa es la putada de los antidepresivos. No quieres follar—admitió Lola, uniéndose a la conversación— Al menos, a mi me pasa. Con mi esposa hacemos el delicioso cada dos semanas.
—Yo ni siquiera quiero masturbarme —confesó Rocco con sinceridad.
Desde ese entonces el resto del grupo nos hizo el vació, así que no nos quedo otra que formar un grupo entre los tres para al menos no sentirnos tan excluidos y hablar un poco sobre las elocuencias sobre padecer depresión y las consecuencias de los antidepresivos.
EAAAAA VENGAAAA! QUE AQUI TODOS SOMOS NIÑOS PERDIDOS Y AMAMOS A PETER PANA veces me pregunto si este afán de ayudar a niños perdidos es consecuencia de que su película preferida es Peter Pan o porque ha encontrado un poco en ellos a si mismos.
JAJAJJAJAJA pa mi que Reev ya le agarró gustito a Sebastian.—En veinte.
—Genial—sonríe en dirección de ambos antes de darse la vuelta y correr hacia dentro de la sala. Estiro una mano con la intensión de detenerle hasta convencerle que no diga nada. Demasiado tarde—¡Oigan, encontré a la señorita Inoue y al jefe besándose!
—Niño desgraciado —chasqueo la lengua derrotada. Justo lo que no quería.
Para colmo, Beltrán se ríe de mi sin piedad.
Chale. Y yo creyendo ingenuamente que Petra y Reaven ya iban a arreglar su asuntillo pero resulta que terminó en pelea de gatas y un Elio herido! repito: Elio está herido y Flora es quien lo está curando :plz:buena suerte sobreviviendo a eso, Elio.
JAJAJAJAJAJJAJAJA ESTAS MORRAS! HAY QUE ADMITIR QUE FLORA PUEDE CONTRA MEDIO GALEANA TOWN SI SE LO PROPONE.—No le creo cuando dice que no ha matado a nadie aun —le comento a la castaña, quien asiente con seguridad.
—Yo tampoco le creo. Para mi guarda las cabezas debajo de nuestras camas para culparnos.
—Las estoy escuchando —dice Flora con una sonrisa orgullosa, de esas que pocas veces deja ver. Cambia el cartucho de un solo movimiento, lanzándolo hacia el cesto de basura que traspasa el puesto—Dame otro cartucho. Ese Stich será todo mío.
Ay, no. alguien agarreme porque odio a Charles, odio que Reaven sepa que ella no tuvo la familia feliz que tanto quiso y se merecia, y creo que me enferma leer a Reagan intentando encajar. Y luego que se pone a pensar en Petra si tan sólo no fueran tan orgullosas y se disculparanExtraño a Petra. Realmente la extraño. La extraño no solo porque hemos pasado mucha mierda juntas y nos dimos putazos una a la otra para levantarnos. La extraño porque todavía hay mucha mierda que atravesar y siento que será tan difícil para mi hacerlo sin ella. ¿Es egoísta? Seguramente. Soy egoísta, de eso no hay duda. Pero odio el hecho de pensar que a cada paso que dé no estará su insoportable risa burlándose de mi o sus ojos brillando como madre orgullosa.
Ay, no Cande. Dame un respiro. Está bien que no me caiga del todo bien tampoco la familia de Beltran pero tu querías acabar con mi estabilidad, alguien abrace a mi bebé que por primera vez sugirió algo bueno y que lo corren de su casa.Le atraigo a mis brazos. Beltrán suspira casi con alivio, recostándose en la arena y abrazándome por el abdomen con necesidad. Yo le acaricio el largo de su cabello mientras pienso en que es lo único que puedo hacer ahora por él y lo mucho que quisiera hacer mas, pero simplemente no se me ocurre otra cosa. Hay pocas cosas que realmente afectan a Beltrán. Es tan confiado y seguro de sí mismo que sabe ver la vida desde otra mirada mucho más optimista y calculadora que yo, que la he observado en estos veinticinco años con oscuridad y desinterés. Su familia es su talón de Aquiles, lo que lo convierte de esta manera, tan desarmado y frágil.
JAJAJAJAJAJA LO QUE DIJO ELLA POR DOS. Es que no todas tenemos la suerte de ser Beltrán Mustang. ¿A alguien más le quedaron las ganas de tener un novio con cabello largo?
JAJAJAJAJ Beltrán mi alma gemela. Pues en su defensa, tiene que tener cambio para comprarle su helado a Reaven, siiiiiiiiiiiiiii?Me quedo como pendeja recogiendo con la escoba y la pala los pelos sueltos en el suelo, triste porque su hermosa cabellera desapareció. Hay pocos hombres que el cabello largo le queda perfecto, ¿por qué no se da cuenta de su suerte? Solo esta ahí frente al espejo, admirándose con un gesto de aprobación y vanidad. Me encantaría tener un mínimo de amor propio que tiene Beltrán consigo mismo. Que ser engreída parece ser mucho mejor que tener el autoestima por el quinto infierno.—Hijo de puta.
—Abuelo, no sea mal perdedor —se le ríe con malicia, sin ocuparse en ocultarla. —Ahora venga, deme su dinero.
—No soy tu abuelo, larguirucho pretencioso—el viejo aprieta con fuerza su billetera, como si odiara el hecho de tener que darle dos simple dólares. Lo peor es que Beltrán ni siquiera tiene intenciones de dejárselo pasar. No se cual de los dos es mas infantil.
AY NO, QUITALE AÑOS A REAVEN DUDE. AJJAJAJJAJA SU JUVENTU!Beltrán insiste en que se tiene que ir, pero al final le convenzo de quedarse y pelear por sus dos dólares. No hace falta tampoco que me aleje demasiado, solo doy unos pasos para sentarme en una banca, viendo de frente el espectáculo que se monta a unos metros. Volteo algunas veces para mirarle sonreír mientras el viejo sigue insultándole por ganarle y mencionan algo de cinco dólares. Genial, ahora va a ser interminable porque si por tan poco no quería ceder, no me imagino por cinco dólares.
kiddo, yo que tu mejor corro. tranqui, B. No te vayas directo a los putazos.—Muchas gracias, señora...
Frunzo los labios con rechazo. ¿Cómo diablos se atreve?
—¿Tengo cara de ser tu madre? —pregunto lo mas borde que puedo, borrando de golpe su sonrisa de conejo. Niega con la cabeza—Entonces no me digas señora. Señorita.
SE LOS DIJE! No mames que le dijo eso. NO PUEDO CREERLO, BUENO al menos Reev no se quedó callada que eso si me hubiera dado un chingo de coraje. JAJAJAJJAJAJJAJAJAJAJAJAJ—Deberías cantarte la de Dr. Robert. Ya sabes, le telefoneas y te ayuda a ser menos cliché, ¿sabes?
—Me gusta más la de Got to get you into my life. ¿Qué te parece? —insiste el niño, sin rendirse.
—A mí me gusta mas Run for your life—dice Beltrán a nuestras espaldas, tomándonos por sorpresa a ambos. Pese a que sonríe e intenta verse amigable, toda su aura grita peligro.—Deberías cantarte la de Dr. Robert. Ya sabes, le telefoneas y te ayuda a ser menos cliché, ¿sabes?
—Me gusta más la de Got to get you into my life. ¿Qué te parece? —insiste el niño, sin rendirse.
—A mí me gusta mas Run for your life—dice Beltrán a nuestras espaldas, tomándonos por sorpresa a ambos. Pese a que sonríe e intenta verse amigable, toda su aura grita peligro.
BUENO, que aquí quede escrito que este usuario jamás va a superar ninguna escena de Flora y Tai molestando a Reev. NECESITO A MIS AMIGAS & A UN NOVIO GUAPO COMO BM si no es mucho pedir. JAJAJAJ y también el video de como ellos dos bailaban.
Y luego el final *chef's kiss* yo quedé paniqueada y un poco sacada de pedo cuando ella le pregunta a B si realmente ella es alcohólica. Supongo que nadie quiere escuchar (y reafirmar) una verdad como esa de la boca de su amado. No sé que pensar. ¿Estarán bien en su siguiente conversación? Lo averiguaremos.
Nos leemos prontix!
lovesick
Re: Our twenties
- Annieee :
HOLAAAAAAAAAAAAA ANNIEEE [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] jaguaryu? (how are you?) ya quería enterarme del chismecito pendiente entre NanaXDmitri y pues na'. Me muero por leer tus próximos caps. He aquí mis partes favs y alguna de mis reacciones.
Yo me piqué cuando Charlie dijo reunión de soñadores JAJAJAJAJ además luego de leer como y el por qué fueron vetados me dió mucha risa. Sólo faltaba Sam para que todos pudieran pelear a gusto!Las reuniones de soñadores era una manera muy despectiva de nombrar las salidas a comer de los artistas de la editorial, claramente eramos muy poco como para llenar una mesa de restaurante, así que se fueron agregando más artistas y con ellos escritores.
Este perfil ama a Linsey. Es bien difícil (sentimentalmente hablando) tener amigos a la distancia considerando que antes los veía todo el tiempo, más porque como bien dice Nana comienzan las preguntas y luego creen que es por ellos cuando la verdad es que no. pero amo que ellas dos se entiendan.— No hace falta insultarme — comenta Sam arreglando su corbata de patos.— Claro que hace falta, nadie más se atreve a decirte lo tacaño y desvergonzado que eres, aparte de un horrible jefe que solo piensa en él mismo.— Acuérdate quien firma tu cheque Ashley.— ¡Claro que sé quién firma mi cheque! — volteo mi mirada a Charlie al otro lado de la mesa, comunicando mis terribles ganas de terminar con todo el asunto — ¡Un mezquino desagradable que amenaza con no volver a hacerlo! — exclama Ashley más fuerte de lo que debería.— Bueno, este es el momento donde volvemos a nuestro trabajo — interrumpe Charlie por fin la desagradable discusión — Tengo cosas pendientes por hacer y si siguen peleando no me alcanzara el tiempo.
Wey, amo que Nana salga y asista a la junta mensual en el café. es como leer una peli. Nana tiene que dejarse llevar un poco más quiero saber a donde nos llevara todo esto. Y pero por su pollo que amo la noche de chicas improvisada. Todas se alimentan entre todas JAJAJAJJ además quién se puede resistir al kdrama y el ramen juntos [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] yo no.— No significa que me alejaba de todos mis amigos — afirmo, ella me sonrió dándome a entender que a eso se refería.— Lo sé nena, solo era mi rencor hablando, sabes que te amo y respeto cada decisión que tomas, cuentame... — nuestras bebidas llegan cortando sus palabras — ¿Has vuelto a pintar?
Pues si me preguntan a mi, yo creo que Dmitri se la estaba saboreando a ella.— Jung Na Eun — pronuncia él saboreando cada letra — No pensé que vendrías.— Me estoy arrepintiendo de hacerlo — informo sin ningún reparo — Mi plan es quedarme el tiempo suficiente e irme.— Me parece un plan justo — acuerda con un asentimiento de cabeza.
JAJAJAJAJJAJAJ Dmitri me representa. Lo amo. que le hace el hombre si se ve que adora a Pia también.— Cuando llegué a Canadá — respondo con burla, aparto mi mirada de Pia para clavar mis ojos en él algo que por lo visto estaba esperando con su respuesta — Se acercó a preguntarme como se hacía para tener ojos tan peculiares como los míos y le respondí “nacer en oriente”, desde entonces no me he podido alejar lo suficiente como para que deje de hablarme.
Aunque Pia también me representa. le faltó agregar que cuando sus esposos mueran se vayan a vivir juntos. JAJAJAJAJAJAJAJA>> Los amo tanto, quiero que sigamos siendo amigos para toda la vida, quiero que nuestros hijos sean amigos cuando muramos, le pediré a mis padres que me incineren y esparzan mis cenizas sobre sus tumbas; también amo a John va a hacer mi acompañante toda la noche, lo hemos estado hablando mientras tomábamos.
weeeeeeey me llena de emoción cada vez que Dmitri y Nana se encuentran, no entiendo la necesidad de pronunciar sus nombres completos pero I'm living 4 it— Me he comprometido a venir — estaciona justo en frente de la residencia, así que me desabrocho el cinturón de seguridad y bajo — Nos vemos Dmitri Zhōu.— Hasta la próxima semana Jung Na Eun.— Dmitri Zhōu.— Jung Na Eun.
OMG YA ERA HORAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, AMO los pantalones de Dmitri. PASA TIPS. jajajajjajaja
EAaaaaaaa no me queda más que decir que como siempre amé tu cap Annie. Ya quiero saber que pasaaaaaaaaaaaa, y si pronto tendré mi beso DmitriXNana— ¿Por qué estás aquí? — vuelvo a preguntar, esta vez con más convicción.— Quiero pasar tiempo contigo.— ¿Por qué?— Porque me gustas — su respuesta provoca que los siguientes cinco minutos haya un silencio entre los dos, las conversaciones de las demás personas por fin se abren camino por mi atolondrado cerebro.
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Re: Our twenties
CAPÍTULO 23
Lovesick • Mason Boulanger & Enolah Carlson
Última edición por lovesick el Vie 10 Nov 2023, 10:46 pm, editado 4 veces
lovesick
Re: Our twenties
CAPÍTULO 23.2
Lovesick • Enolah Carlson & Mason Boulanger
Última edición por lovesick el Vie 10 Nov 2023, 10:47 pm, editado 8 veces
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» Sayonara, friday night
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