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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Del amor y otras inquietudes | N.C.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Del amor y otras inquietudes | N.C.
todo me recuerda a ti... tema general
lo que sea en tu nombre... fichas
talk to me... personajes de lovesick
we have something in common... personajes de micky eche
i want to be yours... personajes de 14th moon
todo lo que fuimos está aquí... guía de capitulos
la ciudad que tiene mis recuerdos... ambientación
las personas en mi vida... personajes secundarios
Última edición por lovesick el Lun 13 Dic 2021, 3:27 pm, editado 11 veces
lovesick
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
holaaa,, quedo hermoso el diseño!! ya quiero comenzar!!
14th moon
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
Tú, yo & Nueva York
Lovesick | Nicholas Audrey & Milah Townsend | Talk to me —
Nicholas
>>Actualidad
Chris Pueyo tenía razón: "Es imposible escapar de lo que se abandona."
Irónico. Me fui cinco años para terminar volviendo a dónde todo comenzó.
— Dime que no es cierto. — Exijo. Ni siquiera reconozco el tono en el que mi voz sale, como si le estuviera suplicando. Mi cuerpo reacciona con una sonrisa que intenta apaciguar cualquier impacto: sus gestos, sus palabras, todo.
Milah sólo pasa el cigarrillo de sus labios a sus dedos mientras esquiva ágilmente mi mirada.
—¡Vamos! ¡Dime algo! — Insisto. ¿Acaso nada de esto había válido la pena? — Por favor.
— Sí. Me voy a casar con Fhinneas.
Sí. Sí es sí.
Un gran suspiro sale de mí con pesadez que podría darle la idea equivocada, como si me estuviera burlando de ella, pero la verdad no es así. — No tengo nada más que decir. — Mis manos me quitan los mechones de pelo del rostro y hago todo lo posible para que mi propia desilusión no me haga llorar. — Supongo que yo... te felicito. Felicidades por tu compromiso.
Me acerco a ella con la única intención de quitarle el cigarrillo y ahogarlo en mi copa. — Dijiste que yo te había dejado mis vicios. — Comienzo a reír de manera nerviosa al recordar nuestro rencuentro. — Ya tienes a otro, ya no lo necesitas. — La niña tonta me reclama con la mirada, ella no me grita ni me empuja, tampoco me toma de la barbilla como es su costumbre.
No te reconozco.
Hago un gran esfuerzo por caminar y pasar de largo su presencia en mi vida, choco su hombro contra el mío mientras me voy sintiendo cada vez más enojado. Salgo del almacén, la cocina y medio Theo's con paso apresurado. La fiesta de cumpleaños de Monique, la mamá de Milah, estaba siendo todo un éxito pero todo se puso extraño cuando Milah desapareció junto con el amigo que había hecho, en una vida donde yo no estuve, en una vida donde ella y yo no estuvimos en Nueva York.
Apenas llegué a la calle, lanzo la copa contra la pared más cercana, rompiéndola en miles de pedazos.
—¡Tranquilos! ¡Está bien! — Escucho decir a Lee alarmado, tratando de calmar a las personas que caminan sobre el puente para acceder al bar. Busco rápidamente las llaves de mi auto antes de que me alcance en todos mis bolsillos, pero ni siquiera logro abrir la puerta cuando Killian ya tiene su mano sobre mi hombro, deteniéndome. — Nick. Aguarda.
—Déjame en paz.
Conocía a Killian casi tanto como conocía a Milah, y ese gesto solidario en su rostro lo delataba. — Yo... lo lamento. No tenía idea de que ella...
— ¿De qué ella se casaría con otro?
— Nicholas.
— Sé que no es tu culpa. — Abre la boca para decir algo pero no es como que haya mucho que decir. —Anda, vuelve adentro. No tienes porque venir a consolarme como si fuera un animal herido.
— Nick.
— ¡No voy a discutir contigo, Lee! Ni siquiera somos amigos. — Declaro. Su mano cae de mi hombro y él da un paso hacia atrás, sé que he metido mis dedos a la herida, otra vez.
—Tienes razón. — Susurra. Dicho eso da media vuelta y comienza a caminar de regreso al bar. — ¡No somos nada porque tú nos hiciste esto! — Grita. —¡Así que largo de aquí!
Subo al auto con el corazón palpitándome demasiado rápido, siento mucha rabia que creo que se me ha comenzado a nublar la vista y sigo sin entender por qué me siento tan impotente. —¡Mierda!
Milah.
>>Tres meses antes.
Mi respiración es demasiado agitada que puede que mi corazón explote. Me llevo ambas manos a la cintura mientras camino en circulos intentando controlarme.
Aleksi y yo compartimos una mirada.
Otra vez.
No puedo evitar hacer una muerca de frustración, que lo es todo para él, aunque al igual que yo está fatigado. El rubio no puede evitar echar su cabello rubio hacia atrás con la mano, brilloso por el sudor.
—¡Una última vez, Milah! ¡Más te vale que sea trágico! ¡Por el amor de Dios! ¡Eres Giselle! ¡Debes proteger a tu amado! — Grita como el dictador que es. — ¡¿O acaso nunca estuviste malditamente enamorada?!
Esa pregunta me toma por sorpresa. Hubo una vez donde yo estuve malditamente enamorada que casi terminó arruinándome la vida. Muerdo mis labios para no ceder ante una repentina agonía y termino por recurrir a todo mi autocontrol para no dejarme llevar. Yo ya no era esa persona. — A mi señal...
Hoy ni siquiera habíamos pasado del primer acto, lo cuál resultaba tremendamente estresante porque los días pasarían condenadamente rápido y pronto llegaría nuestra puesta en escena. Esa por la que tanto nos habíamos esforzado.
Aleksi no tenía que decir nada al respecto para saber que mis Pas de Chat estaban siendo más una mierda mecánica que una sentimental pero me dejó continuar hasta el punto donde él tenía que colocar sus manos en mi cintura y elevarme un par de veces hasta poder sentarme sobre su hombro.
Debía darle al hombre controlador un poco de calma.
— Mierda. — Susurro. Apenas pongo el trasero en el suelo, Aleksi se acerca a mi con los brazos cruzados.
— ¿Sabes algo? Necesitas arreglar tu mierda porque esto no está funcionando. — Dice aún con el papel de Dictador.
— ¡Lo sé! — Grito en un pequeño arranque de furia que me hace golpear el piso con el puño. Aleksi no me dice palabra alguna hasta que termino mi escena. — Lo resolveré y esto nos saldrá tan perfecto como siempre.
Parece no creerme por la manera en la que me mira, pero al final termina rindiéndose.
Lo que menos necesitaba era que Aleksi Eide, el Genio Noruego del Ballet se preocupara minúsculamente por mí, porque de ser así los ojos del Rey Cruel se posarían en mí de un modo más despectivo y ya tenía suficiente lidiando conmigo misma como enemiga deportiva.
Yo sabía que no estaba a la altura de Aleksi -quién fue una revelación desde su debut- pero tampoco era del montón. Al final, eso nos había terminado uniendo. Me fui de Nueva York con la idea de que jamás dejaría que me hicieran trizas de nuevo y eso me había abierto un mundo completo de posibilidades.
Yo era demasiado buena compitiendo y Aleksi siempre había sido un ganador.
— Está bien. — Dice él ofreciéndome una mano. — Hora de irnos. Todavía quiero colocar un poco de hielo en mis pies antes de ir a la Gala.
— Lo dices como si no amaras ser reconocido. — Digo caminando con el con cierta lentitud y fatiga. — Además, se te da bien hacer tu parte con la socialité.
Había sido desinvitada por el director de la compañía como "castigo" por mi mal desempeño de hoy.
No pierde tiempo en llevarse una mano al pecho fingiendo estar ofendido. —Trataré de ser lo suficientemente encantador por los dos. Deberías de darme las gracias, malagradecida.
Comencé a reír a carcajadas mientras nos medio vestíamos para salir de nuevo a la gran ciudad. — Mejor trata de no comerte a medio mundo. — Lo que tenía de encantador, lo tenía de casanova.
Mi celular suena sobresaltándome entre todo el silencio del Opera, la idea de que puede ser el director cambiando de parecer me deleita, así que finjo no escuchar la llamada sólo un minuto más, pero cuando por fin pasa, me doy cuenta de que en realidad es Lee. Mi hermano mayor.
— Hablo para verificar que no te hayas suicidado. — Dice Killian del otro lado de la línea.— Aunque comienzo a dudar que eso suceda.
— Ya sabes lo que dicen: Mala hierba nunca muere.
— Por un segundo creí que dirías lo de: A las cucarachas no se les mata con nada. — Escucharlo molestarme me anima un poco. — ¿Qué te parece reducir tu esperanza de vida con un trago gratis?
— Por suerte soy la hija del dueño de un bar. — Contesto.
— Da la casualidad que yo también.
— Estoy en el Opera.
— Te veo en quince. — Dice antes de colgar.
Una vez que mi hermano mayor me encuentra sentada sobre el Linconl Center dejó que me sume a una plática sin fin sobre las cosas que ha hecho y también sobre lo mucho que ha cambiado Nueva York, enfocándose sólo en lo positivo.
— Basta. No tienes que esforzarte. — Le explico luego de que nos quedamos en un silencio repentino.
Sé que sabe que hay muy pocas cosas que me harían volver y muchas que me hicieron irme.
— Es sólo que pasó mucho tiempo. — Admite y entiendo a lo que se refiere, pasamos de vivir bajo el mismo techo a vivir en dos continentes completamente diferentes por un par de años. Y ahora en mi regreso, él ya no vivía en el departamento y tampoco era el mismo Lee que dejé años atrás.
—No te pongas sentimental. Ya estoy aquí.
Finalmente entramos a la calle donde está el Theo's de papá, y Lee busca un lugar en donde podamos estacionarnos. — Pareces principiante. ¿Te sabes estacionar o no? — Me burlo ante su maniobra.
¿Quién carajos gira medio cuerpo hacia atrás en vez de usar el retrovisor para estacionarse?
— Mejor apago a la radio para que te concentres.
De la nada no sé que es lo que hace pero en vez de ir hacia atrás vamos hacia adelante, justo cuando una persona pasa frente a nosotros.
— ¡Killian! — Grito yo.
— ¡Maldición! — Me quitó el cinturón de seguridad y bajo tan rápido como puedo para asegurarme de que no hayamos matado a nadie frente al bar.
—¿Estás... — Y vuelve.
Ese sentimiento que me ha estado atacando el pecho vuelve tan fuerte, que ni siquiera sé porque mi cuerpo se niega a respirar o exhalar.
Reconocería ese cabello ondulado y despeinado en donde fuera. Los ojos provocativos. El aura arrolladora.
—¿Milah?
Última edición por lovesick el Lun 29 Nov 2021, 10:20 pm, editado 15 veces
lovesick
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
shit! será nicholas a quien casi atropellan?? seguro que si o al menos eso espero. Me gusto el cap bren. El inicio fue todo dramático, me imagine lluvia y en filtro blanco y negro jajaja. Por cierto, déjame decirte que amo el hecho de que milah sea bailarina.
Es mi primera vez leyendo algo tuyo y me gusta tu forma de escribir, al momento de describir vas al punto y no se hace tedioso el párrafo.(no como yo que aun sigo tratando de no aburrir ahre)
It's time for me to work
Es mi primera vez leyendo algo tuyo y me gusta tu forma de escribir, al momento de describir vas al punto y no se hace tedioso el párrafo.
It's time for me to work
14th moon
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
Aw. Gracias, Flor. Jajajajaj Ojalá y si haya tenido un buen inicio para la historia.flower. escribió: shit! será nicholas a quien casi atropellan?? seguro que si o al menos eso espero. Me gusto el cap bren. El inicio fue todo dramático, me imagine lluvia y en filtro blanco y negro jajaja. Por cierto, déjame decirte que amo el hecho de que milah sea bailarina.
Es mi primera vez leyendo algo tuyo y me gusta tu forma de escribir, al momento de describir vas al punto y no se hace tedioso el párrafo.(no como yo que aun sigo tratando de no aburrir ahre)
It's time for me to work
No sé, ser bailarina es mi sueño frustrado ahora que he crecido.
Así que mínimo podré escribir de ellas.
Espero no decepcionarte y me muero por leer tu cap.
lovesick
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
Estoy tipo: "Nicholas, eres tu?" ah.
Me gusto mucho el ritmo del capitulo, en ningun momento se torno algo denso, siempre mantuvo el ritmo.
Amo demasiado fuerte a Milah, me gusta esa cosa de tan femenina y tan independiente a la vez. La amo.
Y el final me encanto, amo la intriga!
Quiero ya el capitulo de Florrr
MickyEche
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
Un dia en nuestra rutina
14th moon | Iris Na x Alexander Choi | I want to be yours
Uno, dos, tres ¡Arriba Iris! Debo despertarme. Debo levantarme y ganarle el baño a Alex. Tengo que cepillarme los dientes y bañarme, preparar el desayuno, cambiarme. Enumero con pereza lo que tengo que hacer. Sin embargo, por alguna razón no puedo conseguir hacer algo tan básico como levantar los parpados, mis ojos se encuentran cerrados y se rehúsan a abrirse. Además...
La sabanas están más suaves de lo normal y estoy a gusto con el calorcito que emanan.
¡Concéntrate, Iris! Tengo que abrir los ojos. Si no es por mi, hazlo por la clase de comunicación oral y escrita, la cual es a primera hora, y la profesora no es amable con los que llegan tarde. Aunque pedir las notas a uno de mis compañeros suena tentador, y más cuando el hermoso chico a mi lado se acaba de mover para pasar un brazo por mi cintura. Discuto con el inconsciente.
¡Despierta Iris! No debo dejarme vencer por la pereza. La melodía estruendosa de la alarma perturba mis pensamientos, por tercera vez.
—Ahora sí, arriba. —Murmuré en un susurro.
Mi boca está seca.
—No, ahora no. —Una voz grave y difícil de entender es lo siguiente que escucho. Consecuente, unos brazos me retienen. Forcejeo, pero mi yo de la mañana es más débil y cedo ante el ser fuerte.
El ser fuerte se levanta sobre mi, liberándome. —Maldita sea, Alex. —Alargo la última vocal. Lo hizo a propósito. Si tengo que confesar algo es que detesto que me gane, y por segunda vez, ¡no lo acepto!.
Escucho reír a Alexander en son de victoria. La cama ahora esta semi vacía y siento el frio crudo del amanecer en mi lado izquierdo. Empujo la sabanas en frustración, una vez más en lo que continua la semana, Alex me ganó el baño.
Las pelas por el baño son ridículas. El solo pensarlo me avergüenzo, pero son parte de nosotros. Después de siete años de relación, conociendo nuestro hábitos y mañas de cada uno, las pelas por el baño ganan sentido. Sumado a la apuesta que establecimos, "quien pierda el derecho de ir al baño primero, limpiara/ordenara la habitación".
Me siento y estiro mis brazos, busco entre el pateador de la cama mi bata. Una vez de pie, puesta mis pantuflas camino hacia la puerta del tocador, la razón por la cual competimos cada mañana, lo único que se escucha es el sonido de la ducha y una baja melodía que tararea mi novio.
Golpeo tres veces.
—Alex voy a estar preparando el desayuno, ¿sí? — Hablo lo bastante fuerte para que me escuche, sin esperar respuesta camino hacia la puerta para ir a la cocina.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
La cafetera marca las 07:15AM, frunzo el entrecejo jurando que eran las 06:35AM cuando salí de la habitación ¿Cuándo el tiempo pasó tan rápido? La mesa está preparada para el desayuno: dos tazas vacías, dos platitos con un par de tostadas en cada una, la mermelada y el queso crema, y untadores. Sobre la mesa, nuestro mantel plástico de girasoles y el decorativo principal un jarrón con tres rosas que ya no están del todo vivas.
Mi madre estaria orgullosa de esta mesa.
Hace dos semanas, Alex llego del trabajo con un ramo de tres solitarias pero hermosas rosas. No celebrábamos nada pero el gesto fue innecesario pero atento. El sentimiento tomó significado, cuando me contó la historia detrás de esas tres flores, se los había comprado a un señor mayor que las estaba vendiendo por no más de un dólar por rosa. Si bien en otros lugares por 6 dólares te llevas un ramo, esos 3 dólares para el anciano le permitiría comer un día más. Conozco a mi novio y no es de hacer estas cosas, por lo que las flores vinieron con “las compré porque me acordé de que a vos te gusta ayudar a los que necesitan y esas cosas”.
Tome las tres rosas y las admire por unos segundos pensando el lindo gesto de Alex. Todo tiene un tiempo de vida y estas flores ya cumplieron el suyo. Tire el agua y deshoje cada rosa para luego usar sus pétalos como decoración.
Me mudé con mi novio hace cuatro años aproximadamente. Hasta ese entonces, vivía con mi padres y empezaba mis estudios en la universidad de Nueva York. Paralelamente Alex vivía en el departamento de su hermano, Christopher mientras estudiaba también. A los dos años, mi novio me sorprendió con su propuesta de vivir juntos, con solo tres años estando juntos era una idea apresurada. A pesar de que mis padres no estaban felices con la idea, ya que decían que éramos jóvenes y teníamos mucho tiempo para hacer otras cosas, no nos importo y persistimos con nuestra idea. Éramos dos jóvenes enamorados.
Los meses siguientes después de la bomba, fueron de incertidumbre ya que no teníamos suerte en conseguir departamento. Nos estábamos rindiendo hasta que el hermano de Alex, mediante un colega de su estudio de abogados, consiguió un piso a buen precio.
El departamento en el que vivimos es de dos ambientes, una sala que comparte espacio con la cocina y un baño. Fue divertido los dos primeros años, observar cómo poco a poco convertimos el viejo y gris departamento en nuestro hogar. La mayoría de los muebles fueron regalos de nuestro padres y familia. Por nuestra parte nos encargamos de decorarlo entre otras cosas.
¿Problemas? Como toda pareja tenemos nuestros encuentros y discusiones, pero tratamos de resolverlo, o en ciertas ocasiones solo dejamos unos días para calmarnos sin hablarnos y pasar de página.
En lo que escuché la puerta abriéndose y cerrarse, supuse que Alex ya estaba listo. Me senté en la silla para comer, tomé una tostada y le puse mermelada. Le di una mordida seguido de tomar el café con leche de mi taza.
No me inmute cuando Alex se acercó a mi cara para darme un beso en la mejilla, musitando un buenos días.
—Con esta van tres a mi favor que voy ganando el baño. —Lo escucho reírse, no quiero mirarlo porque se que lo haré también.
Resople a modo de respuesta, esta jugando conmigo. Le saque la legua en forma juguetona.
—Christopher me llamó. —Anunció con la boca llena, ¿Por qué tiene esa costumbre de hablar mientras come?
—¿Para? —Pregunte sin quitar de vista mi tostada.
—Dice que quiere verme, según como hablaba parecía ser algo importante, así que seguro vaya a verlo después del trabajo. —Se encoge de hombros.
—Perfecto, ¿llegas a cenar? —Si me dice que no pediré delivery, quiero comer pizza o mejor sería ¿BBQ?
—No lo creo, te aviso cualquier cosa. —Asentí. De todos modos, pediré comida no veo que tendré ganas de cocinar luego del día de hoy. —¿Vas a la oficina hoy?
La oficina, no es que trabaje y estudie al mismo tiempo como la mayoría de los jóvenes en sus 20’s. Aunque en realidad es así, a veces. Es extraño, solo voy cuando me llaman. Personalmente, preferiría dedicarme a tiempo completo a mi carrera, estoy en ultimo año debo enfocarme totalmente si quiero recibir una recomendación u obtener una pasantía.
El trabajo de horario irregular, Fue idea de mis padres, siempre quisieron que estudiara lo que quisiera, aunque en el fondo yo sé que deseaban que me dedicara a la empresa. En fin, la idea que yo vaya algunos días sólo es para la supervisión del equipo de recursos humanos, hago los reportes y me queda como experiencia para un futuro “ambiente de una oficina”.
Hoy no me llamaron así que tengo la tarde libre.
—No lo creo, ninguno me dijo nada. — Respondí llevando mi taza de café a mi boca. Él asintió. —Oh ya es tarde, voy a cambiarme. — Me levanté de la silla y corrí a nuestra habitación.
Simple. Unos jeans y un suéter unicolor o con alguna figura es todo lo que uso, y por si refresca más tarde un chaqueta de cuero negra. Preparo el bolso con los cuadernos para la clases de hoy en lo que la crema facial que, previamente aplique, se absorbe en mi piel. Cuelgo en mi hombro el bolso y salgo con las botas en la mano para calzarlas antes de salir.
Alexander y yo conservamos el hábito de ponernos los zapatos al momento de salir y sacarnos los mismos al momento de ingresar al departamento. Es costumbre asiática, mi madre decía que lo hacemos para evitar que las energías provenientes del exterior: “toxicas” entren a nuestro hogar, sumado a que se conserva la limpieza. En el departamento, nos manejamos con zapatos cómodos parecidos a las pantuflas, pero sin las lindas decoraciones.
Cuando me mudé con Alex no pensé que seguiríamos la tradición, pero fue pura inercia el sacarnos los zapato en la entrada, por lo que tuvimos que comprar un mueble específico para poner los zapatos ahí, los nuestros y el de los invitados. Lo cual que me sorprendió, Alex no vivió en Corea del Sur y cuando le pregunté el porque lo hacía me respondió que después del divorcio de sus padres y él decidiera irse a vivir con su padre, tomo la costumbre.
—Vamos Iris, llegaras tarde. — Exclamó Alex.
—Si ya va. — Me miré en el espejo, sonreí ante mi imagen.
Zapatos puestos salimos del departamento camino a los ascensores, apretamos el botón de PB. Al dirigirnos a la puerta de salida, me cerciore que no me faltara nada. Saludamos al portero, quien nos ofrece una sonrisa.
—Bien, nos vemos más tarde Alex. — Me acerqué a él y le di un beso corto en lo labios.
—Nos vemos, avísame cuando llegues. — Soltó mi mano sin antes darle un suave apretón esperando mi confirmación del aviso. Asentí y nos dirigimos por caminos separados.
Dentro del taxi camino a la facultad, me tome la libertad de revisar mis redes sociales y algunos mails que había recibido. Algunos son de la empresa, otros de trabajos grupales para la facultad y por ultimo las cuenta de las tarjetas. Decidí ignorar este último. Dentro de los mensajes tengo dos, el primero es de Olivia, una amiga de la empresa, quien me pregunta si estoy disponible para salir después del trabajo, el segundo de mi mamá, que me pregunta o más bien me notifica que el fin de semana vendrán mi casa a cenar.
Resoplé. Será un fin de semana interesante.
La sabanas están más suaves de lo normal y estoy a gusto con el calorcito que emanan.
¡Concéntrate, Iris! Tengo que abrir los ojos. Si no es por mi, hazlo por la clase de comunicación oral y escrita, la cual es a primera hora, y la profesora no es amable con los que llegan tarde. Aunque pedir las notas a uno de mis compañeros suena tentador, y más cuando el hermoso chico a mi lado se acaba de mover para pasar un brazo por mi cintura. Discuto con el inconsciente.
¡Despierta Iris! No debo dejarme vencer por la pereza. La melodía estruendosa de la alarma perturba mis pensamientos, por tercera vez.
—Ahora sí, arriba. —Murmuré en un susurro.
Mi boca está seca.
—No, ahora no. —Una voz grave y difícil de entender es lo siguiente que escucho. Consecuente, unos brazos me retienen. Forcejeo, pero mi yo de la mañana es más débil y cedo ante el ser fuerte.
El ser fuerte se levanta sobre mi, liberándome. —Maldita sea, Alex. —Alargo la última vocal. Lo hizo a propósito. Si tengo que confesar algo es que detesto que me gane, y por segunda vez, ¡no lo acepto!.
Escucho reír a Alexander en son de victoria. La cama ahora esta semi vacía y siento el frio crudo del amanecer en mi lado izquierdo. Empujo la sabanas en frustración, una vez más en lo que continua la semana, Alex me ganó el baño.
Las pelas por el baño son ridículas. El solo pensarlo me avergüenzo, pero son parte de nosotros. Después de siete años de relación, conociendo nuestro hábitos y mañas de cada uno, las pelas por el baño ganan sentido. Sumado a la apuesta que establecimos, "quien pierda el derecho de ir al baño primero, limpiara/ordenara la habitación".
Me siento y estiro mis brazos, busco entre el pateador de la cama mi bata. Una vez de pie, puesta mis pantuflas camino hacia la puerta del tocador, la razón por la cual competimos cada mañana, lo único que se escucha es el sonido de la ducha y una baja melodía que tararea mi novio.
Golpeo tres veces.
—Alex voy a estar preparando el desayuno, ¿sí? — Hablo lo bastante fuerte para que me escuche, sin esperar respuesta camino hacia la puerta para ir a la cocina.
La cafetera marca las 07:15AM, frunzo el entrecejo jurando que eran las 06:35AM cuando salí de la habitación ¿Cuándo el tiempo pasó tan rápido? La mesa está preparada para el desayuno: dos tazas vacías, dos platitos con un par de tostadas en cada una, la mermelada y el queso crema, y untadores. Sobre la mesa, nuestro mantel plástico de girasoles y el decorativo principal un jarrón con tres rosas que ya no están del todo vivas.
Mi madre estaria orgullosa de esta mesa.
Hace dos semanas, Alex llego del trabajo con un ramo de tres solitarias pero hermosas rosas. No celebrábamos nada pero el gesto fue innecesario pero atento. El sentimiento tomó significado, cuando me contó la historia detrás de esas tres flores, se los había comprado a un señor mayor que las estaba vendiendo por no más de un dólar por rosa. Si bien en otros lugares por 6 dólares te llevas un ramo, esos 3 dólares para el anciano le permitiría comer un día más. Conozco a mi novio y no es de hacer estas cosas, por lo que las flores vinieron con “las compré porque me acordé de que a vos te gusta ayudar a los que necesitan y esas cosas”.
Tome las tres rosas y las admire por unos segundos pensando el lindo gesto de Alex. Todo tiene un tiempo de vida y estas flores ya cumplieron el suyo. Tire el agua y deshoje cada rosa para luego usar sus pétalos como decoración.
Me mudé con mi novio hace cuatro años aproximadamente. Hasta ese entonces, vivía con mi padres y empezaba mis estudios en la universidad de Nueva York. Paralelamente Alex vivía en el departamento de su hermano, Christopher mientras estudiaba también. A los dos años, mi novio me sorprendió con su propuesta de vivir juntos, con solo tres años estando juntos era una idea apresurada. A pesar de que mis padres no estaban felices con la idea, ya que decían que éramos jóvenes y teníamos mucho tiempo para hacer otras cosas, no nos importo y persistimos con nuestra idea. Éramos dos jóvenes enamorados.
Los meses siguientes después de la bomba, fueron de incertidumbre ya que no teníamos suerte en conseguir departamento. Nos estábamos rindiendo hasta que el hermano de Alex, mediante un colega de su estudio de abogados, consiguió un piso a buen precio.
El departamento en el que vivimos es de dos ambientes, una sala que comparte espacio con la cocina y un baño. Fue divertido los dos primeros años, observar cómo poco a poco convertimos el viejo y gris departamento en nuestro hogar. La mayoría de los muebles fueron regalos de nuestro padres y familia. Por nuestra parte nos encargamos de decorarlo entre otras cosas.
¿Problemas? Como toda pareja tenemos nuestros encuentros y discusiones, pero tratamos de resolverlo, o en ciertas ocasiones solo dejamos unos días para calmarnos sin hablarnos y pasar de página.
En lo que escuché la puerta abriéndose y cerrarse, supuse que Alex ya estaba listo. Me senté en la silla para comer, tomé una tostada y le puse mermelada. Le di una mordida seguido de tomar el café con leche de mi taza.
No me inmute cuando Alex se acercó a mi cara para darme un beso en la mejilla, musitando un buenos días.
—Con esta van tres a mi favor que voy ganando el baño. —Lo escucho reírse, no quiero mirarlo porque se que lo haré también.
Resople a modo de respuesta, esta jugando conmigo. Le saque la legua en forma juguetona.
—Christopher me llamó. —Anunció con la boca llena, ¿Por qué tiene esa costumbre de hablar mientras come?
—¿Para? —Pregunte sin quitar de vista mi tostada.
—Dice que quiere verme, según como hablaba parecía ser algo importante, así que seguro vaya a verlo después del trabajo. —Se encoge de hombros.
—Perfecto, ¿llegas a cenar? —Si me dice que no pediré delivery, quiero comer pizza o mejor sería ¿BBQ?
—No lo creo, te aviso cualquier cosa. —Asentí. De todos modos, pediré comida no veo que tendré ganas de cocinar luego del día de hoy. —¿Vas a la oficina hoy?
La oficina, no es que trabaje y estudie al mismo tiempo como la mayoría de los jóvenes en sus 20’s. Aunque en realidad es así, a veces. Es extraño, solo voy cuando me llaman. Personalmente, preferiría dedicarme a tiempo completo a mi carrera, estoy en ultimo año debo enfocarme totalmente si quiero recibir una recomendación u obtener una pasantía.
El trabajo de horario irregular, Fue idea de mis padres, siempre quisieron que estudiara lo que quisiera, aunque en el fondo yo sé que deseaban que me dedicara a la empresa. En fin, la idea que yo vaya algunos días sólo es para la supervisión del equipo de recursos humanos, hago los reportes y me queda como experiencia para un futuro “ambiente de una oficina”.
Hoy no me llamaron así que tengo la tarde libre.
—No lo creo, ninguno me dijo nada. — Respondí llevando mi taza de café a mi boca. Él asintió. —Oh ya es tarde, voy a cambiarme. — Me levanté de la silla y corrí a nuestra habitación.
Simple. Unos jeans y un suéter unicolor o con alguna figura es todo lo que uso, y por si refresca más tarde un chaqueta de cuero negra. Preparo el bolso con los cuadernos para la clases de hoy en lo que la crema facial que, previamente aplique, se absorbe en mi piel. Cuelgo en mi hombro el bolso y salgo con las botas en la mano para calzarlas antes de salir.
Alexander y yo conservamos el hábito de ponernos los zapatos al momento de salir y sacarnos los mismos al momento de ingresar al departamento. Es costumbre asiática, mi madre decía que lo hacemos para evitar que las energías provenientes del exterior: “toxicas” entren a nuestro hogar, sumado a que se conserva la limpieza. En el departamento, nos manejamos con zapatos cómodos parecidos a las pantuflas, pero sin las lindas decoraciones.
Cuando me mudé con Alex no pensé que seguiríamos la tradición, pero fue pura inercia el sacarnos los zapato en la entrada, por lo que tuvimos que comprar un mueble específico para poner los zapatos ahí, los nuestros y el de los invitados. Lo cual que me sorprendió, Alex no vivió en Corea del Sur y cuando le pregunté el porque lo hacía me respondió que después del divorcio de sus padres y él decidiera irse a vivir con su padre, tomo la costumbre.
—Vamos Iris, llegaras tarde. — Exclamó Alex.
—Si ya va. — Me miré en el espejo, sonreí ante mi imagen.
Zapatos puestos salimos del departamento camino a los ascensores, apretamos el botón de PB. Al dirigirnos a la puerta de salida, me cerciore que no me faltara nada. Saludamos al portero, quien nos ofrece una sonrisa.
—Bien, nos vemos más tarde Alex. — Me acerqué a él y le di un beso corto en lo labios.
—Nos vemos, avísame cuando llegues. — Soltó mi mano sin antes darle un suave apretón esperando mi confirmación del aviso. Asentí y nos dirigimos por caminos separados.
Dentro del taxi camino a la facultad, me tome la libertad de revisar mis redes sociales y algunos mails que había recibido. Algunos son de la empresa, otros de trabajos grupales para la facultad y por ultimo las cuenta de las tarjetas. Decidí ignorar este último. Dentro de los mensajes tengo dos, el primero es de Olivia, una amiga de la empresa, quien me pregunta si estoy disponible para salir después del trabajo, el segundo de mi mamá, que me pregunta o más bien me notifica que el fin de semana vendrán mi casa a cenar.
Resoplé. Será un fin de semana interesante.
- henlo:
Holaaa, como les va?? perdón si tarde en subir me tomo bastante de lo que creí. Espero haya sido de su agrado uwu. *Tiempo de comentario propio* Lo que intente con este capitulo es mostrar como es la vida de pareja de mis chicos(?) idk ya se pone bueno, lo prometo.*Fin de comentario propio*
Última edición por 14th moon el Jue 02 Dic 2021, 1:51 pm, editado 2 veces
14th moon
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
- ❀F❀L❀O❀R❀:
Holiwis. Flor no sabía que esperar de tu cap (porque me emociona iniciar), lo digo porque intimidad + compromiso - pasión = 1000 posibilidades y luego de leer (again)la historia y sus personalidades dije pues vale.
Perdona mi comentario pero sobre aviso no hay engaño, si tengo posibilidad de decirle al autor lo que siento espero me comprenda.
Awww. Está es mi parte fav del cap.Ahora sí, murmuré con mi propia voz.
Mi boca está seca.
—No, ahora no. — Una voz grave y difícil de entender es lo siguiente que escucho. Consecuente, unos brazos me retienen.Estoy en mi mood romántico últimamente.
Lo creas o no, volví a leer esto como diez veces.
Así que no hay modo de que me pueda preparar para lo (que sé) está apunto de venir.
Vuelvo a repetirme un: Brenda no estás preparada para lo que sé que van a pasar estos dos. Para este punto, que fue antes de leer tu comentario, entendí que estabas tratando de mostrarnos un poco de la rutina de estos dos, y que sí aún no es así, lo será.Escucho reír a Alexander en son de victoria. La cama ahora esta semi vacía y siento el frio crudo del amanecer en mi lado izquierdo.Recuerdo el día cuando me las regaló, Alex. Dos semanas exactamente, un gesto innecesario pero lindo [...] por lo que las flores vinieron con “las compré porque me acordé de que a vos te gusta ayudar a los que necesitan y esas cosas”.
I told u before. No sé. Pinche Alex. (Jajaja discutiendo por sus acciones conmigo misma) ósea está como te amo pero las compre porque quería ayudar porque a ti te gusta ayudar no porque te las quisiera comprar.
No sé tú, pero a mi me suena que tienen el vaso medio lleno o medio vacío. Lo presiento, luego de leer un poquis sobre Iris y el estar de Alex puedo afirmar que les falta emoción porque por todo lo demás va bien.—Bien, nos vemos más tarde Alex. — Me acerqué a él y le di un beso corto en lo labios.
—Nos vemos, avísame cuando llegues. — Soltó mi mano sin antes darle un suave apretón esperando mi confirmación del aviso. Asentí y nos dirigimos por caminos separados.
Me gustó mucho tu cap, creo que estuvo bien narrado, creo que das la info que quieres dar de tal modo que los que te leen quieran más y eso me gusta un buen.
lovesick
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
Tengo que decir que estoy en total desacuerdo con lo que dijiste en el comentario del capitulo de Bren. Amo demasiado tus párrafos, son increíbles. Es que lo haces muy bien, no recaen en lo aburrido, siempre mantienen su ritmo que es bastante armonioso.
Me gusta Iris y su forma de vivir, creo que es una chica bastante sencilla y eso me gusta.
Alex... te puedo decir desde un principio que tengo sentimientos encontrados con él, vamos a esperar que se desarrolle mas.
Ahora mismo subo mi cap así esto sigue avanzando que lo amo!!!
MickyEche
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
Mormones
MickyEche
Ana
x
Tyler
Observo atentamente mi vestimenta ida y vuelta en el espejo. Estiro la falda hacia abajo para que mis rodillas se vean bien cubiertas.
— Ana, deja esa falda en paz. Mejor usa un poco de maquillaje, estas mejillas pálidas que tenemos nos hacen ver muertas — dice mi hermana mientras acerca una brocha a toda velocidad a mi cara.
La esquivo con elegancia y la miro detenidamente. Somos bastantes parecidas: cabello extremadamente rubio, piel blanca y grandes ojos azules; pero de alguna forma ella siempre se veía mejor, incluso cuando llevaba ropa que solía ser mía puesta.
— No hay forma que entienda como no puedes usar solo un poco de maquillaje. Es un poquito hermanita — insiste Mita, mientras vuelvo a alejarme. Me mira arriba abajo negando y fingiendo decepción. — Tampoco sé cómo pudiste descartar este vestido, realmente es hermoso.
El vestido es bello y se adaptaba a las curvas inexistentes de mi cuerpo, pero era inmodesto, llegaba justo por encima de mis rodillas y no estaba bien. En ella también se veía igual, pero por razones inexplicables nadie la molestaba con el largo.
— Mamá está esperando con el desayuno, se hace tarde — digo, el reloj marca las ocho y media de la mañana.
La cocina se ve vacía, bastante vacía desde que papá falleció. Nada huele a domingo en la mañana, nada es similar de hecho. Las hornallas de la cocina que se encuentra en el departamento desde que mis padres se casaron no están encendidas, los croissants no se encuentran sobre la mesa y el café brilla por su ausencia.
Mita me saca de mi nostalgia al empujarme para salir de la habitación y arrasar con el desayuno.
— ¡Mita, la oración! — exclama mamá empujándola con su Libro de Mormón.
— Es que Nuestro Padre Celestial entiende que mi estómago grita — dice todavía con la boca llena de tostadas hechas con pan bastante viejo.
— Nuestro Padre Celestial también sabe que usas tu tiempo para maquillarte antes de sentarte a desayunar — contesta mamá algo enojada. En nuestro hogar la oración siempre se ha respetado. — ¿Ana, preciosa, puedes hacerla, cariño?
— Si mamá — respondo obediente, mientras veo como ellas inclinan su cabeza. — Nuestro amoroso y bendito Padre Celestial te damos gracias por un día más de vida, te agradecemos porque tenemos un techo y comida en la mesa, te agradecemos por ayudarnos a salir de tus pruebas, aquellas que nos hacen fuertes. Te pedimos profundamente que nos protejas, que bendigas esta comida que vamos a consumir, que sea de buen provecho para nuestro cuerpo. Esto lo dejamos en el nombre de Jesucristo. Amen. — finalizo mientras todos nos enderezamos.
— Tendrías que haber pedido para que no te trabes en tu discurso de hoy — se burla Mita.
— Anita, ¿hoy tienes discurso? — pregunta mamá. Desde hace un par de meses, para ser más exactos, desde que falleció papá, mi madre andaba perdida. Casi ni se fijaba en lo que hacíamos ni cuanto salíamos. Ya casi no nos preguntaba acerca de nuestra lectura de las escrituras, ni tampoco con que regularidad íbamos al Templo.
— Si mamma.
— ¿En serio no te has dado cuenta? Pasea más a su Biblia que a Naala últimamente — comenta mi hermana mientras señala a nuestra enorme perra rescatada de la calle.
— Si mamma, voy a hablar de Santiago 1, 5-6 — casi susurro.
— ¡Ay! La escritura favorita de tu padre, siempre la recitaba — recuerda. — Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. — habla como si aquello le llenara el alma, y solo por eso no me levanto y me voy.
Extraño demasiado a papá. Nunca creí que podría estar viviendo sin él, nunca creí que podría seguir adelante. Él era mi refugio, quien me empujaba y todo el tiempo me sacaba adelante. Me siento bastante incomprendida en estos momentos, como si fuera un sapo de otro pozo… un sapo bastante extraño, incluso para mí. Mi consuelo es la iglesia, es lo que me hace pensar que algún día, si hago las cosas bien, podre reunirme nuevamente con él.
Él teléfono fijo se alza y tapa la voz de mi hermana y mi madre. La segunda se levanta rápidamente, su falda floreada se mueve de aquí para allá. Contesta y rápidamente se dirige a su habitación.
— Uy — exclama Mita mirando por donde mamá se ha ido — ¿Crees que será un nuevo papá? — dice como si eso fuera realmente divertido.
— Mita, ¿de verdad tienes que decir eso? — mi hermana sabe cuánto me duele, sabe que no puedo ni pensar en reemplazar a mi papá en algún momento de mi vida
— Anita mía, en algún momento mamá va a tener que rehacer su vida, es joven, hermosa y…
— Y tiene que esperar a que nosotras hagamos nuestro duelo — la interrumpo.
— A que tú hagas el duelo — me corrige. — Ella solo te espera a ti.
Mamá vuelve y hacemos de cuenta que esa conversación nunca sucedió.
— Era el obispo — anuncia sin que nadie le pregunte. — Él quiere tener una entrevista privada contigo Ana antes que empiece la reunión. Así que apuren que nos tenemos que ir.
Entre todas levantamos la mesa y lavamos los platos. Mita y mamá terminan de acicalarse. Nos subimos al viejo Falcón rojo y emprendemos camino a la capilla
.Desde que tengo uso de razón he acudido a la misma capilla: siempre iluminada, con bastantes sillas como para que puedan tomar asiento toda la congregación. Muchos cuadros donde vemos a Jesucristo, José Smith y pocos a Dios. El pulpito se alza grande al final de la sala principal, es donde tengo que subir a dar mi discurso. Muchas puertas dan a distintas habitaciones donde se imparten las distintas clases: todas divididas en sexo, edad y estado civil.
Aunque todavía no dan las nueve hay muchas personas ya se encuentran dentro: niños con pequeñas camisas y corbatas, niñas con bonitas faldas. Igual vestidos los adultos. Misioneros hay en todas partes desfilando con sus placas relucientes; hablan con personas que nunca he visto a las cuales saludo con gran entusiasmo.
Investigadores, pienso. Personas que están interesadas en la iglesia y que, si realmente lo sienten, pueden llegar a unirse.
— ¡Hola hermana!
— ¿Cómo esta hermano?
— Elder, he encontrado una nueva…
Las conversaciones se entremezclan. Todos están de buen ánimo, todos se saludan con amor y muchas ganas. Todos son mormones.
Veo a Mita acercarse a gran velocidad junto con June, una muchacha que acude con nosotras a los JAS (jóvenes adultos solteros).
— ¡Ana, dime por favor que lo has visto! — exclama entusiasmada.
— ¿A quién? — mi entrecejo se frunce e intento ver de quien se trata.
Dentro de la cantidad de miembros se distingue él y no puedo creer que no lo haya visto antes. Su campera de cuero sobresale bastante.
Tyler, pienso.
Pero mi mente no puede reproducir nada más cuando el obispo Harrison me llama. Nunca me preocupa hablar con el obispo, es algo común entre los miembros. Todos eso cambia cuando detrás de mi nombre se escucha el nombre de la persona a la que estaba admirando.
— Ana, Tyler a mi oficina — dice amablemente.
Escucho a lo lejos las risitas de Mita y June.
Los nervios comienzan a consumirme.
emme
MickyEche
Ana
x
Tyler
Observo atentamente mi vestimenta ida y vuelta en el espejo. Estiro la falda hacia abajo para que mis rodillas se vean bien cubiertas.
— Ana, deja esa falda en paz. Mejor usa un poco de maquillaje, estas mejillas pálidas que tenemos nos hacen ver muertas — dice mi hermana mientras acerca una brocha a toda velocidad a mi cara.
La esquivo con elegancia y la miro detenidamente. Somos bastantes parecidas: cabello extremadamente rubio, piel blanca y grandes ojos azules; pero de alguna forma ella siempre se veía mejor, incluso cuando llevaba ropa que solía ser mía puesta.
— No hay forma que entienda como no puedes usar solo un poco de maquillaje. Es un poquito hermanita — insiste Mita, mientras vuelvo a alejarme. Me mira arriba abajo negando y fingiendo decepción. — Tampoco sé cómo pudiste descartar este vestido, realmente es hermoso.
El vestido es bello y se adaptaba a las curvas inexistentes de mi cuerpo, pero era inmodesto, llegaba justo por encima de mis rodillas y no estaba bien. En ella también se veía igual, pero por razones inexplicables nadie la molestaba con el largo.
— Mamá está esperando con el desayuno, se hace tarde — digo, el reloj marca las ocho y media de la mañana.
La cocina se ve vacía, bastante vacía desde que papá falleció. Nada huele a domingo en la mañana, nada es similar de hecho. Las hornallas de la cocina que se encuentra en el departamento desde que mis padres se casaron no están encendidas, los croissants no se encuentran sobre la mesa y el café brilla por su ausencia.
Mita me saca de mi nostalgia al empujarme para salir de la habitación y arrasar con el desayuno.
— ¡Mita, la oración! — exclama mamá empujándola con su Libro de Mormón.
— Es que Nuestro Padre Celestial entiende que mi estómago grita — dice todavía con la boca llena de tostadas hechas con pan bastante viejo.
— Nuestro Padre Celestial también sabe que usas tu tiempo para maquillarte antes de sentarte a desayunar — contesta mamá algo enojada. En nuestro hogar la oración siempre se ha respetado. — ¿Ana, preciosa, puedes hacerla, cariño?
— Si mamá — respondo obediente, mientras veo como ellas inclinan su cabeza. — Nuestro amoroso y bendito Padre Celestial te damos gracias por un día más de vida, te agradecemos porque tenemos un techo y comida en la mesa, te agradecemos por ayudarnos a salir de tus pruebas, aquellas que nos hacen fuertes. Te pedimos profundamente que nos protejas, que bendigas esta comida que vamos a consumir, que sea de buen provecho para nuestro cuerpo. Esto lo dejamos en el nombre de Jesucristo. Amen. — finalizo mientras todos nos enderezamos.
— Tendrías que haber pedido para que no te trabes en tu discurso de hoy — se burla Mita.
— Anita, ¿hoy tienes discurso? — pregunta mamá. Desde hace un par de meses, para ser más exactos, desde que falleció papá, mi madre andaba perdida. Casi ni se fijaba en lo que hacíamos ni cuanto salíamos. Ya casi no nos preguntaba acerca de nuestra lectura de las escrituras, ni tampoco con que regularidad íbamos al Templo.
— Si mamma.
— ¿En serio no te has dado cuenta? Pasea más a su Biblia que a Naala últimamente — comenta mi hermana mientras señala a nuestra enorme perra rescatada de la calle.
— Si mamma, voy a hablar de Santiago 1, 5-6 — casi susurro.
— ¡Ay! La escritura favorita de tu padre, siempre la recitaba — recuerda. — Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. — habla como si aquello le llenara el alma, y solo por eso no me levanto y me voy.
Extraño demasiado a papá. Nunca creí que podría estar viviendo sin él, nunca creí que podría seguir adelante. Él era mi refugio, quien me empujaba y todo el tiempo me sacaba adelante. Me siento bastante incomprendida en estos momentos, como si fuera un sapo de otro pozo… un sapo bastante extraño, incluso para mí. Mi consuelo es la iglesia, es lo que me hace pensar que algún día, si hago las cosas bien, podre reunirme nuevamente con él.
Él teléfono fijo se alza y tapa la voz de mi hermana y mi madre. La segunda se levanta rápidamente, su falda floreada se mueve de aquí para allá. Contesta y rápidamente se dirige a su habitación.
— Uy — exclama Mita mirando por donde mamá se ha ido — ¿Crees que será un nuevo papá? — dice como si eso fuera realmente divertido.
— Mita, ¿de verdad tienes que decir eso? — mi hermana sabe cuánto me duele, sabe que no puedo ni pensar en reemplazar a mi papá en algún momento de mi vida
— Anita mía, en algún momento mamá va a tener que rehacer su vida, es joven, hermosa y…
— Y tiene que esperar a que nosotras hagamos nuestro duelo — la interrumpo.
— A que tú hagas el duelo — me corrige. — Ella solo te espera a ti.
Mamá vuelve y hacemos de cuenta que esa conversación nunca sucedió.
— Era el obispo — anuncia sin que nadie le pregunte. — Él quiere tener una entrevista privada contigo Ana antes que empiece la reunión. Así que apuren que nos tenemos que ir.
Entre todas levantamos la mesa y lavamos los platos. Mita y mamá terminan de acicalarse. Nos subimos al viejo Falcón rojo y emprendemos camino a la capilla
.Desde que tengo uso de razón he acudido a la misma capilla: siempre iluminada, con bastantes sillas como para que puedan tomar asiento toda la congregación. Muchos cuadros donde vemos a Jesucristo, José Smith y pocos a Dios. El pulpito se alza grande al final de la sala principal, es donde tengo que subir a dar mi discurso. Muchas puertas dan a distintas habitaciones donde se imparten las distintas clases: todas divididas en sexo, edad y estado civil.
Aunque todavía no dan las nueve hay muchas personas ya se encuentran dentro: niños con pequeñas camisas y corbatas, niñas con bonitas faldas. Igual vestidos los adultos. Misioneros hay en todas partes desfilando con sus placas relucientes; hablan con personas que nunca he visto a las cuales saludo con gran entusiasmo.
Investigadores, pienso. Personas que están interesadas en la iglesia y que, si realmente lo sienten, pueden llegar a unirse.
— ¡Hola hermana!
— ¿Cómo esta hermano?
— Elder, he encontrado una nueva…
Las conversaciones se entremezclan. Todos están de buen ánimo, todos se saludan con amor y muchas ganas. Todos son mormones.
Veo a Mita acercarse a gran velocidad junto con June, una muchacha que acude con nosotras a los JAS (jóvenes adultos solteros).
— ¡Ana, dime por favor que lo has visto! — exclama entusiasmada.
— ¿A quién? — mi entrecejo se frunce e intento ver de quien se trata.
Dentro de la cantidad de miembros se distingue él y no puedo creer que no lo haya visto antes. Su campera de cuero sobresale bastante.
Tyler, pienso.
Pero mi mente no puede reproducir nada más cuando el obispo Harrison me llama. Nunca me preocupa hablar con el obispo, es algo común entre los miembros. Todos eso cambia cuando detrás de mi nombre se escucha el nombre de la persona a la que estaba admirando.
— Ana, Tyler a mi oficina — dice amablemente.
Escucho a lo lejos las risitas de Mita y June.
Los nervios comienzan a consumirme.
- holi:
Holi, como les va? aca mi capitulo. Como dijo mi hermana, no es lo mejor mio pero es algo.
Tengo que estudiar bastante y tengo otros asuntitos que personales que no me dejan pensar tranquilamente.
Espero que les gusteeee
MickyEche
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
Primero que nada MIL GRACIAS por sus comentarios y si Alex es medio complicado pero bueno espero que a la larga les caiga bien.
Segundo, micky! esperaba con ansias leer sobre tus personajes, no se si te lo dije pero me parece super interesante el tema de los mormones y como lo relacionaras con el rol. Me encanta Mita, es tan yo con mi hermana cuando se trata del maquillaje. Percibo a Ana tan pacifica, la quiero jajaja Me dio curiosidad lo que les dira el obispo a Tyler y Ana asfjhsadh
Segundo, micky! esperaba con ansias leer sobre tus personajes, no se si te lo dije pero me parece super interesante el tema de los mormones y como lo relacionaras con el rol. Me encanta Mita, es tan yo con mi hermana cuando se trata del maquillaje. Percibo a Ana tan pacifica, la quiero jajaja Me dio curiosidad lo que les dira el obispo a Tyler y Ana asfjhsadh
14th moon
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
- Micky:
Holi, Micky. Me moría por leer tu capitulo, perdón por haber tardado en comentar. Cuando me lo envíaste lo dejé sin abrir para que yo también me emocionará una vez que lo publicará y lo leyera.
Esto me dio sentimiento. Suelo ser muy sentimental con las cosas, me gusta que todo (lo que sea) tenga significado, así que cuando menciona que nada se siente igual dije: Bro, te entiendo. Sé cómo es estar así.La cocina se ve vacía, bastante vacía desde que papá falleció. Nada huele a domingo en la mañana, nada es similar de hecho. Las hornallas de la cocina que se encuentra en el departamento desde que mis padres se casaron no están encendidas, los croissants no se encuentran sobre la mesa y el café brilla por su ausencia.
Shit. No lo sé. Para este punto me he regresado a ver lo del tipo de amor que es tu rol y ya ví que es "compromiso" entonces estoy entre muchas teorías: por una parte digo que Ana es muy devota y un poco sosa frente al mundo, pero sin duda entiendo el porqué de su pesar. Pero también creo que es un poco incomprendida, para mi que Mita le va a dar más dolores de cabeza.— Anita mía, en algún momento mamá va a tener que rehacer su vida, es joven, hermosa y…
— Y tiene que esperar a que nosotras hagamos nuestro duelo — la interrumpo.
— A que tú hagas el duelo — me corrige. — Ella solo te espera a ti.— ¡Ana, dime por favor que lo has visto! — exclama entusiasmada.
— ¿A quién? — mi entrecejo se frunce e intento ver de quien se trata.
Dentro de la cantidad de miembros se distingue él y no puedo creer que no lo haya visto antes. Su campera de cuero sobresale bastante.
Tyler, pienso.
Yo estaría así, sinceramente.
Y también habría pensado en mi amor.
Esta fue mi escena favorita, me encanta el drama y el alboroto que se ocasiona(rá) en unos cuantos segundos y como puede cambiar toda una vida.
OMG. Lo peor de todo es que ni siquiera lo ha visto pero ya sabe que es él. JAJAJAJAJA— Ana, Tyler a mi oficina — dice amablemente.
Escucho a lo lejos las risitas de Mita y June.
Los nervios comienzan a consumirme.
Micky, en lo personal me agrado tu manera de escribir tu cap.
Está muy bien narrado.
Tal vez no era lo que querías escribir, pero aún así,lo encontré muy interesante y educativo porque soy una ignorante en toda esta cuestión de mormones (que previamente platicamos en privado para alguna trama)y obvio quiero leer más, puesto que me dejaste sabiendo que es Tyler pero no hubo encuentro.
Entonces me digo a mi misma, si esto no le gusto y a mí sí...
¿Qué será de mí cuando escriba algo que le gusté?
Deseo leerte pronto.
Suban pronto!
lovesick
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
La patética & el perdedor
Lovesick | Milah Townsend & Nicholas Audrey | Talk to me━
Milah.
>>Actualidad.
Cuando Nicholas pasa a mi lado me siento como una hipócrita. De nuevo puedo ver el tiempo retrocediendo entre nosotros.
Hago un esfuerzo para convencerme a mi misma de que en realidad no estoy haciendo esto por puro capricho, por miedo a estar sola o por ser increíblemente estúpida.
Me doy unas cuantas palmaditas al rostro. Es mi intento por recuperar la compostura antes de volver con los demás: sonríe, sonríe, sonríe. Agh, maldito Nick. ¿por qué siempre tienes un efecto en mí?― Vamos, Milah. Hoy no puedes echar todo a perder.
―Ugh. Eso sí que fue patético. ― Me congelo al escucharlo tras de mi. ― Pero supongo que tienes razón, sería una mierda que arruinaras cumpleaños de mamá.
― Sebastian.
― Felicidades. Mis mejores deseos para la futura novia. ― Dice en un tono mucho más serio y careciente de alegría.
―No es lo que crees.― Me limito a decir en cuanto a mi pequeña escena, no sé si nos vio discutir o si sólo llegó en un mal momento.
― Sí, dile eso a Nicholas. Salió hace algunos minutos por la puerta, no tenía la mejor de las caras. ― Aclaró Bastian.
La última vez que vi fue en el funeral de mi padre, Sebastian no perdió el tiempo para decirme al oído: Deja de fingir que lloras por esto. Después de eso, no pude evitar darle una cachetada. Killian ni siquiera se inmutó y mamá no se dio cuenta.
Así que verlo después de todo este tiempo era algo que no me esperaba. ―¿Qué haces aquí? Si te invite fue por mamá pero no tenías que venir. ―Se muerde el labio al mismo tiempo en el que enarca la ceja.
―¿No crees que el resentido debería ser yo? ― Bastian se cruza de brazos. ―Después de todo dicen que la familia es primero, pero tú me llevas evitando tres meses, sin contar los años que no te he visto.
―¿Sí? Es que tenía la vaga sospecha de que seguías siendo un imbécil.
―Por decirte que Nick nos iba a dejar en ridículo, lo cuál, sino me equivocó, sí sucedió. ¿No crees que es muy descarado de tu parte, hermanita?― Escucharlo decirme así me hierve la sangre más de lo que debería.
Me coloco frente a él en un intento para encararlo, sin embargo, Sebastian no se inmuta en lo absoluto. Físicamente, todos los Townsend somos muy parecidos: altos, delgados, rubios, de rostro afilado y facciones profundas, pero nuestras personalidades eran otra historia. Ni entre nosotros mismos nos aguantábamos.
― Nuestra conversación terminó.
Por un momento tuve la sensación de que quería decirme algo más, pero simplemente refunfuño para sus adentros antes de respirar profundamente para no dejarse llevar por su irritación. ― Esperemos que Nicholas no nos vuelva su próximo gran éxito.
Lo empujo lejos de la entrada para llegar al almacén antes de que cualquier mala intención por mi parte se haga presente. Bastian me pisa los talones, tengo la sospecha de que sólo quiere verme un poco más preocupada por lo que acaba de pasar.
Pero tiene razón. ― No tengo idea de que es lo que hará. ― Digo mordiéndome el labio intentando ocultar mi nerviosismo por tenerlo a mi lado en un ambiente tenso.
― Me lo imaginaba. Nicholas siempre ha sido Nicholas. ― Y tú siempre has sido tú , dice con la mirada. Luego del almacén, está la cocina del Theo's donde Bastian se hace de un espacio y como todos los Townsend cerca del alcohol, comienza a prepararse un trago, algo con vodka blanco y un poco de licor de coco.
―¿Planeas hacer algo? ― Digo ante su repentino silencio mientras mueve sus manos ágilmente en un shaker, enarca una de sus cejas sin despegar la mirada azul de su trabajo mientras yo me enredo un mechón de pelo con el dedo pulgar.
― No por el momento. ― Contesta complaciente y no puedo evitar chasquear la lengua. ― Pero tal vez sea buena idea que le digas a tu prometido sobre nuestro caótico pasado antes de que algo malo ocurra.
―Él no tiene nada que ver con nuestro asunto. ― Declaro levantando su mentón con el dedo. ― No metas a Fhinneas en esto.
Bastian ésta vez golpea mi mano deliberadamente para romper nuestro contacto.― ¿De qué lado se supone que estás? ― Antes de que pueda contestarle dirige su mirada azul a alguien más tras de mi, de inmediato cambia su postura a una mucho más recta, y en general todo su rostro se torna más dócil. ― Hablando del Rey de Roma.
Fhinn entra a mi campo visual con las mejillas enrojecidas, producto de reír a carcajadas, el alcohol que apenas toleraba y el calor veraniego. ― Aquí estás. ― Dice en su usual tono alegre para después posar una mano en mí y pegarme hacia él, seguido de un beso en la frente. ―Oh, no vi que estabas con ...
― Sebastian Rossi. ― Dice Bastian introduciéndose así mismo a la ecuación de mi vida con una sonrisa de oreja a oreja. ― El hermano mayor.
Fhinn luce confundido porque para él sólo tengo a Killian como hermano, que me veo obligada a intervenir. ― En realidad es mi primo.
― No. Soy más su hermano, sólo que le da un poco de vergüenza admitirlo porque sigue molesta. Supongo que soy más protector de lo que debería.― Dice entre dientes sin quitar la sonrisa. ― Pero eso es un asunto que no te incumbe. ¿No es así, Milah?
Evito caer más en su juego absurdo que sólo incomoda a Fhinn más de lo que debería. ― Sebastian, él es Finheas Lowell. ― Fhinn por su parte, extiende la mano en dirección a Bastian que no duda en tomarla. Bastian se sobrepasa y lo acerca un poco para darle un abrazo junto con unas cuantas palmadas sobre la espalda.
No dejo de tener mis ojos sobre él.
― Vaya espectáculo que diste. Un buen regalo de cumpleaños para Monique, si me lo preguntas. ― Le dice Bastian antes de levantar su trago para después darle un sorbo. ― Espero que ver a nuestra Milah comprometida, y luego casada traiga sólo paz y alegría a nuestra familia.
Finheas un poco iluso -por su bien- no hace más que sonreír agradecido ante las palabras de Sebastian, que me veo obligada a sonreír también pero en el fondo sé que ha ocupado esa felicitación para dejarme un mensaje claro. ― Me asegurare que sea así. ― Comenta mi prometido.
Mi primo toma su trago y se encamina directo al bar donde se está llevando acabo la celebración. ― Oh, por cierto. Fhinn, éste es mi número. ― Del interior de su cartera saca rápidamente una tarjeta de presentación, la cual Finh toma sin que yo pueda hacer algo al respecto.― Si algún día necesitas lo que sea o deseas que te muestre los álbumes familiares donde Milah, Lee y yo lucimos más adorables que de costumbre, no dudes en llamarme.
Nicholas
>>Hace tres meses.
Milah está frente a mí.
Mi corazón comenzó a latir con demasiada prisa, como si cinco años fuera de aquí no me hubieran bastado para dejar de reaccionar ante ella.
Ni siquiera noto cuando me pongo de pie, ni mucho menos me preocupa mi bienestar. He sido arrollado por un auto y las probabilidades de que tenga un hueso roto existen... y parece no importarme.
―Milah.― Repito su nombre y me deja una extraña sensación no sólo en mis labios. Para este punto me doy cuenta de que apenas si la recordaba: al cabello rubio, a los labios finos donde ella ahínca un diente, o a esos ojos azules que no dudan en atravesarme al instante.
En mi mente había repasado este momento muchas veces. De hecho había escrito un par de líneas que terminé ensayando frente al espejo. Un par de líneas que de tanto repetirlas me las había terminado aprendiendo.
Pero no logro recordar nada.
― Si no te encuentras herido y no necesitas que te llevemos al hospital...― La voz de Killian entra por uno de mis oídos antes de traerme de vuelta al mundo, me empuja levemente y me hace retroceder un paso. ― Mantente alejado de nosotros.
Killian.
Había cambiado la vestimenta perfecta de la familia perfecta por algo mucho más juvenil como los jeans y los converse negros. Ahora resaltaba su figura alta y delgada en su atuendo para alguien de su edad y no como alguien de setenta. Tal y como se lo había dicho en el pasado, parecía un hada macho, sin duda, precioso.
―No me hagas vetarte.― Advirtió con recelo.
―Lee, espera. ― Tomó del brazo a Milah quien hasta el momento no había dicho nada. ―¡Milah! ― Vuelvo a llamarla pero Killian evita que ella retroceda y coloca su brazo por encima de los hombros de su hermana para llevarla dentro del...
Theo's
Por supuesto. No lo reconocí con el nuevo nombre; escuché que lo habían remodelado luego de la muerte de su padre y ahora el bar había tomado el apodo de su fundador, el padre de Milah y Killian: Theodore.
Parecía ser una buena época para los Townsend, lucía con mucha vida luego de lo que les hice.
Me paso la mano por detrás de la cabeza. Mi pequeño paseo nocturno se había convertido en un atentado contra mi poca estabilidad emocional.
― Ah, no puede ser. ― Me digo a mi mismo, confundido. Ahora siento la increíble necesidad de perseguirlos. Busco en el bolsillo trasero de mis pantalones la cajetilla de los Marlboro, en cuanto sostengo uno entre mis dientes me doy cuenta de que he perdido mi encendedor.
Mierda.
Un poco de fuego aparece frente a mis ojos, la manicura limpia me lleva a un brazo tonificado, luego a un hombro exquisito, para después pasar a ese cuello largo. ―Sigues perdiéndolo todo. ― Añadió sin ocultar su ceño fruncido.― Y por si no lo sabías no se puede fumar aquí.― Me deja confundido eso último, claramente tiene razón, pero aún así su largo dedo mantiene el calor chispeante, no me queda de otra más que inclinarme hacia ella con mi cigarrillo.
No tardo en soltar el humo por las fosas nasales como siempre mientras la veo encenderse uno mentolado. Con la cabeza me señala el letrero de prohibido fumar.
Espera. ¿Desde cuándo fumas?
Reconozco que nos estamos sumergiendo en un momento que podría cambiarlo todo, siento que el silencio comienza a volverse eterno. Yo fui quien se marchó de Nueva York primero. Yo fui quien escribió cosas desagradables de su familia, incluyéndola a ella. Yo fui quien la orillo a ...
― Me fui de casa hace 1869 días. ― Habló Milah antes de que pudiera decir algo.― Y de todos los lugares en el mundo... tenía que encontrarte aquí.
― No fue mi intención. ―Tomó el cigarrillo con dos dedos y dejó caer la ceniza cerca de mi. ― De verdad, no planeaba llegar hasta acá, pero ahora que estoy frente a ti...
― ¿Me dirás que lo sientes? ― Preguntó con amargura. ― ¿Por lo que escribiste? ¿O por qué nos traicionaste y te largaste al día siguiente?― Milah se mordió el labio inferior con fuerza que no tardaría en sangrar en cualquier instante. Tiró su cigarro a medio fumar al suelo y lo aplastó con la punta de sus tenis. ― Ahórratelo.
― Milah...
― ¡Me dejaste! ― Soltó depresiva. ― Y no sólo eso sino que ...
Lo siguiente de lo que soy consciente es que los nudillos de Lee se estampan contra mi rostro y pierdo el equilibrio. ― ¡Killian!― En el suelo apenas si soy capaz de ver con normalidad. ―¡Detente!
―¡Está bien, Milah!― Digo sin remedio. Dejaría que Killian me golpeara, me lo merecía de cualquier modo. ― Quédate atrás.
Killian avanza con paso firme y se abalanza sobre mi, sus manos se aferran a mi camisa.― Ja. ¡Ahora resulta que eres condescendiente!
A esta distancia, percibo el humo de mi cigarrillo en algún lado, el aroma fresco de la loción de Lee y esa sonrisa socarrona en su rostro. ― No. Seguramente sigo siendo un hijo de puta. ― La frente de Killian choca con la mía en un cabezazo que me deja aturdido, no debí jugar con su paciencia.
―¡Killian! ― Vuelve a gritar Milah. ― ¡Ya basta!
Seguridad toma a Lee de los brazos y me lo quitan de encima. Milah lo regaña entre dientes antes de ponerse en cuclillas y poner ambas manos en mi rostro como si hubiera olvidado por completo todo lo que cause. Preocupada por mi como si jamás le hubiera hecho algo malo. ― ¡Eres un estúpido! ¡Debiste defenderte! ― Me reclama.
Sin duda es un pésimo momento para ponerme melancólico pero no puedo evitar recordar una situación similar a esta, ocurrida hace unos cuantos años atrás, donde ella vivía en mi vida con sus cabellos rosas y la actitud más desafiante que haya conocido nunca en otra persona.
― ¿Puedes levantarte? ― Pregunta examinando mi rostro con angustia.―Debemos conseguirte un poco de hielo.
―Puedes odiarme pero incluso haciéndolo, sigues sin dejarme aquí. ― Aleja sus manos de mi rostro en cuanto abro la boca.
Se pone de pie de manera inquieta y me extiende la mano, dudosa. ― No me hagas cambiar de opinión.
Y escucharla decir eso me hace sonreir de verdad, no tardo en estrechar su delicada mano que hace que me sienta con adrenalina en mis venas. ― Bien. Me callaré entonces, niña tonta. ― Apenas si somos conscientes de que nuestra escena ha provocado que alguien llame a los policías; las sirenas comienzan a alumbrar la avenida principal y el sonido de su presencia no pasa desapercibida.
―Ugh. Lo que faltaba.
Última edición por lovesick el Jue 02 Dic 2021, 12:07 am, editado 18 veces
lovesick
Re: Del amor y otras inquietudes | N.C.
Nononononononono!!!! Lo que es este capitulo Dios mio!!!! Como lo disfrute! Tengo tantas ganas de saber mas de Nicholas! me intriga demasiado esa parte. Y Milah tan dura (o queriendo hacerse) me fascina.
Me encanto el ritmo y como se fueron dando las cosas. Perdón Andy pero Dante es insoportable, no va conmigo.
Ayayayayay, ya quiero que suban otra vez!
Me encanto el ritmo y como se fueron dando las cosas. Perdón Andy pero Dante es insoportable, no va conmigo.
Ayayayayay, ya quiero que suban otra vez!
MickyEche
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