Stuck In Love {Harry Styles}

-¿Que clase de trato?-pregunté con recelo.
-Propongo fingir nuestro casamiento, es decir, casarnos legalmente con firmas y demás, pero en realidad seguir como lo estamos ahora.
-Entiendo, no amor ni sentimientos en juego.
-¡Claro! Yo sigo con mis chicas y tú... bueno tú sigues así. Gracias por comprenderme-sus comentarios me dejaron perpleja.
-¿Cómo dices? Nunca dije que estaba de acuerdo con ello.
-Vamos, aprovecha esta oportunidad, ya que se te darán pocas como la que te estoy ofreciendo, o tal vez ninguna. Un matrimonio falso, libre de compromisos. Acéptala, tú no tienes nada que perder. Unimos nuestros apellidos, mi herencia pasa a tu familia, se arreglan todos los problemas de las deudas y listo, todos felices.
-¿Crees que es tan fácil? Puede que sí no te tengo a ti no tenga a nadie más, pero hay una cosa que no sabes. Mis sentimientos están en juego, te quiero Harry, de verdad y no me importa una mierda el linaje. ¿Tanto te cuesta asimilarlo? ¿Tanto desprecio me tienes?
-Lo que te pido no es tan difícil, solo deja de mencionar esas estupideces que dices sentir por mi y todo arreglado, no tienes otra opción.
Negué con la cabeza reiteradas veces, no podía creer en lo desalmado que se había convertido en unos años. ¿Para que tener a una chica que te ama de verdad si puedes tener a unas miles a tu disposición cuando quieras?
-Eres una basura-declaré con toda la furia posible, aunque se merecía más que eso-pero acepto el trato ya que nadie ni nada te hará cambiar de opinión, pero con una condición.
Asintió.
-Luego del casamiento, no habrá ningún contacto entre nosotros a menos que tengamos que fingir en alguna comida familiar o algún evento. Y con ningún contacto me refiero a absolutamente nada, ni tocarnos ni hablarnos. Por mi propio bien. Nunca más-sostuve por más doloroso que haya sido haber propuesto esta condición. Pero era lo mejor para mí para tratar de alejarme de él.
-Por mí todo bien-dijo encogiéndose de hombros con indiferencia.
-Perfecto... Espera, algo más, necesito pedirte un favor o más bien darte un consejo.
Me miró expectante.
-Por lo que más quieras, evita enamorarte de mí, no cometas el mismo error que yo he cometido.
La carcajada que soltó fue tan elevada como la angustia que causó en mí. Seguramente se había escuchado por toda la casa.
-Tranquila, nunca sucederá, ¿recuerdas aquella promesa que hicimos cuando eramos pequeños, esa que decía algo así como "prométeme nunca enamorarte de mi y prometo nunca enamorarme de ti"? Bueno, al parecer no soy yo el que rompe las promesas-dijo con lástima y se marchó.
Respiré hondo. Ese había sido mi adiós a los sentimientos en definitiva. No soportaba cargar con más dolor. Necesitaba liberarlo de alguna forma, o apartarlo al menos.
Bajé a la bodega me tomé varias botellas.
Terminé tendida en el suelo del bosque que daba al fondo de mi casa, mareada pero sin nada en la cabeza que me atormentara.
No sé en que momento amaneció, pero mi cuerpo lo agradeció, ya que necesitaba un poco de calor.
Pasaron horas, el efecto se iba de a poco dejando con él las nauseas.
Al rato sentí unos pasos apresurados, que se hacían más fuertes.
Intenté moverme pero me maree aún más.
-Vee, a estas alturas puedes recibirte como una alcohólica profesional-escuché decir a Ethan detrás de mi.
-Quiero vomitar-balbuceé y a los segundos me incliné y largué todo mientras mi amigo sostenía mi cabello.
Una vez que terminé, comencé a sentir mucho frío.
Ethan me tomó en brazos y me llevó hasta el cuarto de baño en donde me dejó para que tomara una ducha.
Y así lo hice, quitando toda suciedad de mí.
Cuando salí ya vestida con mi piyama de invierno, mi amigo me estaba esperando con mis galletas favoritas y dos cafés.
-¿Harry otra vez?-preguntó aunque ya sabía la respuesta.
Asentí y el negó con la cabeza.
-No debí haberte dejado sola, yo sabía que alguna idiotez se iba a mandar.
-No te sientas culpable, por favor, tú no tienes la culpa de que él sea así.
-¿Cómo estás de los golpes?-se acercó y me tocó el cardenal que se había formado en mi sien, cambiando de tema.
-Mejor, ya casi ni los siento.
Me regaló una sonrisa reconfortante y me abrazó cálidamente.
Posé mi cabeza en su pecho mientras nos acomodábamos en mi cama y le contaba lo que había pasado mientras me acariciaba el cabello. Me sentía tan cómoda que de un momento a otro caí dormida.

-Despierta Scarlett, hoy tenemos la prueba del vestido-gritó mi madre, despertándome bruscamente.
Había pasado una semana de la pelea con Harry, una semana en las que disfruté la ausencia de las discusiones con mi madre, pero ya era demasiado pedir unos días más.
Hoy comenzaban las pruebas con todo lo que se refiere al casamiento dentro de un mes nada más. El salón ya estaba elegido, uno muy lujoso en las afueras de la ciudad. Los anillos fueron mandados a hacer por mi madre, a su elección.
Faltaba el vestido y la temática de la boda, además del peinado y maquillaje.
Odiaba no poder disfrutar de las preparaciones, las sentía como una obligación.
Quería que todo pasara rápidamente así ya no tendría que seguir fingiendo.
Era tan extraño como había sucedido todo, como había deseado tanto estar unida a Harry, pero la situación se había dado de manera completamente distinta y lo detestaba.
Aún así seguía las indicaciones sin protestar, total, estaba en un estado en el cual me importaba una mierda todo.

Ya vestida, nos dirigimos en camioneta al local de vestidos.
Era enorme y muy lujoso, el cual me hacía sentir pequeña frente a tal extravagancia.
Una mujer que tenía alrededor de los 60 años, se acercó corriendo y nos dio la bienvenida. Nos explicó como funcionaba todo y las formas de pago. No le presté atención en absoluto, me quería largar ya de allí. No podía creer que con tan solo 18 años me iba a casar y arruinar mi juventud la cual no había podido disfrutar. Con razón Harry había propuesto ese acuerdo entre nosotros.
-Scarlett, hija-llamó mi madre cortando la línea de mis pensamientos.
Nos hicieron pasar a una sala repleta de vestidos con una sonrisa fingida y muy exagerada.
-¿Qué clase de vestido buscaban?-preguntó dirigiéndose exclusivamente a mi madre.
Ella le dio las indicaciones de como lo quería, sin consultarme sobre absolutamente nada.
La señora luego de anotar varios detalles fue en busca del "vestido perfecto" y regresó con una montaña de ellos.
Me los comencé a probar, la mayoría me iban demasiado grandes, en la zona del pecho especialmente.
Mi madre quedaba encantada con todos igualmente pero no completamente conforme.
-Me agrada, pero no me convence.
Me probé unos cinco más y los rechazaba.
-Siguiente-decía y yo rodaba los ojos. Me estaba agotando.
Aproximadamente me había probado toda la tienda.
Hasta que uno la convenció.
-¡Es este!-gritó orgullosa.
El vestido era completamente blanco del estilo sirena.
No me disgustaba pero era demasiado ajustado en las piernas para mi gusto.
-¿Llevan este, entonces?
-¿Cuánto cuesta?-pregunté pero mi madre me asesinó con la mirada.
-¡Por supuesto que lo llevamos!-gritó. Definitivamente no le importaba el precio.

Luego de pagar el vestido y realizarle algunos ajustes, nos marchamos a casa y me sentí más aliviada por haberme sacado un peso de encima.
Había dejado a mi madre satisfecha y por lo menos tenía la tarde libre de discusiones.
Llegué a mi cuarto y llamé a Ethan para pasar la tarde con él.

-Quiero que pase todo esto de una vez, no soporto fingir todo el tiempo, todavía faltan miles de cosas más por organizar-le dije exasperada.
-Tranquila, ya pasará, trata de disfrutarlo-trató de calmarme.
-Me encantaría poder pedir el divorcio apenas nos comprometamos, pero haciéndolo, la herencia no me pertenecería, por lo cual me deja ligada toda la vida junto a él.
-Estos son los momentos en los cuales agradeces haber aceptado el trato con Harry.
Asentí y lo abracé. En tan poco tiempo se había convertido en una persona incondicional para mí.
-Procura pedir habitaciones separadas para la luna de miel-dijo él y ambos reímos.

[...]

Una semana después y a dos de contraer nupcias, ya estaba elegido el salón y la temática.
-Scarlett, la familia Styles nos han invitado a cenar con ellos-avisó mi madre.
Bueno, me quedaban dos semanas como soltera oficialmente así que arreglé con Ethan para que apenas terminara de comer en la noche, el pasaría a buscarme para ir a algún pub y olvidarnos de todo por un rato.
Así que seguí cada una de las indicaciones de mi madre sin quejarme, me vestí y me peine como ella quería. Pero en mi bolso sin su consentimiento me guardé ropa más cómoda para la noche.
Ya vestidos, nos dirigimos hacía la casa de Harry. Miré a mi padre de reojo, desde lo sucedido ni siquiera me había dirigido la palabra, ni un perdón, ni lástima, absolutamente nada.
Cuando llegamos a su residencia, nos abrieron el portón sin dudar y en la puerta principal con una sonrisa fingida estaba Harry esperándonos.
Saludó gentilmente a mis padres. En cambió a mi me miró y en sus ojos vi una pizca de humor, como sí hiciera falta que se burlara de mí por lo que le dije la otra vez.
Pasé de largo intentando ignorar su mirada penetrante, pero me detuvo tomándome del brazo.
-Sí te sigues vistiendo así, va a ser difícil enamorarme-me susurró al oído y me sonrojé, pero de rabia.
-Vete a la mierda-espeté, un poco más alto de lo que quería.
Se marchó riendo a carcajadas. Miré como iba vestida, llevaba una falda larga que iba hasta debajo de las rodillas, una blusa y un saco, además de unos tacones bajos. Odiaba a mi madre por hacerme vestir al igual que lo hace una abuela. Parecía un vejestorio.
Al rato de estar allí, nos llamaron para la cena.
Comí sin emitir palabra, mientras se sentía la ansiedad y alegría por el evento que se venía. 
Luego de terminar, con la excusa de que necesitaba aire salí disparada hacia afuera para llamar a Ethan para que pasara por mí en breves.
Volví a entrar por la casa y corrí hacia las habitaciones de los huéspedes para cambiar mi atuendo.
-¿A donde te diriges con tanta prisa?-preguntó Harry con desconfianza tomándome por el codo.
-No te interesa.
-No, a menos que pueda sacar algo a cambio.
-Voy al baño Harry, no molestes.
Soltó mi codo mientras una sonrisa se asomaba en sus labios.
No tuve más remedio que cambiarme rápido en el cuarto de baño.
Me coloqué unos jeans negros, cambié mi espantosa blusa por una remera, unas botas y un anorak para protegerme del frío.
Además, algo que no solía hacer a menudo, me maquille aún más. Me coloqué máscara de pestañas, delineé mis ojos con torpeza y pinté mis labios con un tono oscuro que nunca había utilizado.
Miré mi reflejo en el espejo sintiéndome conforme con el resultado.
Salí lo más sigilosamente posible de allí casi en puntas de pie.
Doblé por el pasillo y me encontré cara a cara con unos ojos verdes.
-Vaya, así que en verdad te traías algo entre manos-dijo él reconociendo su mérito. Aún recordaba leerme.
Su vista me recorrió de pies a cabeza, y lanzó un silbido.
-Y veo que me hiciste caso también-agregó con respecto a mi vestimenta.
Sentí mi móvil sonar en el bolsillo trasero. Lo saqué y dude en atenderlo o no.
-Vamos, atiende a tu amigo.
Eso hice.
-Ya salgo-avisé y sin dejarlo contestar, colgué la llamada.
Esquivé a Harry y me marché, pero me bloqueó el paso con su cuerpo.
-¿Qué quieres?-pregunté con impaciencia.
-¿Crees que saldrás así de fácil? Sabes que soy capaz de gritarlo para que todos en esta casa se enteren de que quieres escapar-advirtió con una ceja levantada transmitiendo arrogancia.
-¿Qué tengo que hacer para que me dejes salir?-pregunté rodando los ojos.
-Mmm, déjame pensar...
-Vamos Harry, me tengo que ir, no estoy para juegos-solté apresurada.
-Quiero un beso.

-¡Que te jodan, Harry! No te voy a dar un beso ni en sueños-grité indignada.
Se rió y me acorraló contra la pared, dejándome sin muchas opciones. Clavé mi mirada en la suya.
-Sabes que no paro hasta conseguir lo que quiero-admitió con arrogancia. Varias imágenes pasaron por mi mente en cuanto pronunció aquellas palabras, la mayoría de la infancia. Y cuanta razón tenía, siempre con sus berrinches y sus hipnotizantes ojos verdes, acababa por obtener todo lo que pedía. Pero, él había cambiado y yo también. Nuestra amistad ya no era correcta.
-Exacto, lo que quieres. Tú no quieres besarme, nos odiamos ¿lo recuerdas?-dije, intentando persuadir sus objetivos.
-Que te odie no significa que no quiera un beso tuyo, Scar.
Me rendí. Pegué mis labios junto a los suyos bruscamente y le di un corto beso.
-No ha sido suficiente-dijo él en cuanto me separé.
Esta vez se acercó a mi y me besó de manera feroz. Sus labios no se movían particularmente con dulzura, pero me hicieron derretir de igual manera.
Si seguíamos así, no iba a lograr resistirme más. Mi muro interior en donde mis sentimientos estaban resguardados, saldrían disparados y no los lograría atrapar de vuelta. Tan solo su toque, producía miles de sensaciones en mí, esas sensaciones eran las que tenía que proteger.
Mi móvil comenzó a sonar de manera insistente y gracias a este, nos separamos, ambos tomando aire. Lo tomé y atendí la llamada. Sin parpadear, pasé por debajo de su brazo y corrí hacía la salida trasera. Esta vez no se movió de su lugar y no me impidió salir. Tampoco miré hacia atrás mientras me marchaba. Si lo hacía de seguro me arrepentiría.

Ethan estaba en la entrada con su Harley y un casco en mano.
Me subí sin titubear, y nos marchamos de allí.
Cuando llegamos al pub, la gente se arremolinaba afuera alborotada, a pesar del frío que hacia.
Mi amigo tomó mi mano y entramos sin problemas salteando la larga cola de espera.
Al entrar en la sala, me dirigí directo hacia las barras para comenzar a pedir tragos los cuales me ayudaban a olvidar lo sucedido.
Luego de unas horas, una cabellera rubia se asomó de entre la multitud y me sacó a bailar. 
Bailé como nunca antes lo había hecho, sintiéndome libre por el resto de la noche junto a mi amigo, quién nunca me dejó sola.
En algún momento de la noche, un chico se acercó con intenciones no agradables, pero Ethan lo echó enseguida y me tomó de la cintura aún más unidos, si eso era posible. Yo por mi parte, me animé a colocar los brazos alrededor de su cuello y apoyé mi rostro en su pecho, mientras sentía como nuestro entorno se agitaba al ritmo de la música.
Lo mejor de venir a esta clase de pubs, era que aquí nadie me conocía, nadie me podía juzgar.

[...]

Antes de marcharnos del club nocturno, me cambié la ropa en los baños y quité lo mejor que pude el maquillaje de mi rostro.
Llegué a mi casa muy cansada. Ya me veía venir los retos y gritos de mi madre, así que ya estaba preparada mentalmente.
Abrí la puerta principal y lo primero que hice fue mirar el panorama, entonces la vi tomando café y leyendo el diario en la mesa con una calma artificial, que me aterrorizaba interrumpir.
En cuanto levantó su vista para mirarme, me quedé quieta en el lugar.
-¿Cómo has pasado tu noche con Harry?-preguntó mi madre, irradiando alegría.
Quedé en blanco por varios segundos. ¿De verdad me había encubierto?
-Uhm, bien-balbuceé.
-Me alegro-sonrió y volvió su vista al periódico.
Caminé silenciosamente hacía mi habitación, con miedo a que todo fuera una broma, pero no fue así esta vez.
Me di una ducha rápida y me acosté en la cama con muchas ganas de descansar.

Ese mismo día en cuanto desperté un poco aturdida, decidí ir a buscar algo para comer.
Bajé las escaleras distraída, entré a la cocina que estaba vacía y tomé una manzana.
Salí de allí con distracción y al pasar por la puerta del estudio de mi padre, paré en seco.
Otra vez estaban discutiendo, pero no estaban solos.
Esa voz gruesa y ronca la conocía. Era la de Tanner, el jefe de mi padre. Agudicé mi oído para poder escuchar a través de la puerta.
-Sí el dinero no está en dos semanas, adiós empleo-advirtió él.
-Señor, en dos semanas nuestra hija se estará comprometiendo, para entonces no tendremos la plata aún, hasta que todos los papeles estén firmados ya y nos corresponda la herencia de los Styles, el trámite demora por lo menos un mes luego del civil. Por lo tanto, ¿no puede alargar el plazo?-preguntó mi madre con certidumbre. 
-No hay excepciones, la plata tiene que estar en dos semanas al contado o tomaré algo como adelanto del pago yo mismo, además del empleo que lo doy de baja-dijo con indiferencia y un poco de nervios mezclados. Con tal solo escucharlo, estaba claro que era un auténtico mafioso. Y al parecer necesitaba la plata a toda costa.
Escuché los leves sollozos de mi madre, mientras me alejaba de allí para que no me vieran, mientras el hombre se retiraba de casa liberando un caos tras él.
-¿Qué haremos para conseguir el dinero?-sollozaba ella, desesperada. 
Mi cabeza era un lío, pero al parecer la situación entera lo era.

__________
Espero que les guste (:

Una semana para la boda, una maldita semana para que mi libertad terminara.
Mi padre, intentando ocuparse de cubrir la deuda, difícil de pagar.
Mi madre, solo se ocupaba de los preparativos para el casamiento, para tratar de despejar su mente de la miseria que se venía, poco a poco se hacía notar. Las empleadas que limpiaban fueron despedidas, tan solo quedaba una. Los cocineros fueron sacados, por lo tanto Bianca se encarga del sector sin ayuda. Por suerte, ella y Mark aún seguían en la casa, aunque no por mucho.
Pero los gastos aún son grandes, debido a la boda. Sí, mi madre no es sencilla.
Era una etapa de últimos retoques y corridas de aquí para allá.
Harta de todo esto, me escapaba por las noches con Ethan simplemente lejos de todo este embrollo.
Pero faltaba solamente una semana, y la inseguridad corría por mis venas.
Había visto un par de veces a Harry pero ambos nos ignoramos, tratando de mantenernos alejados el mayor tiempo posible.

-Scarlett-llamó mi madre entrando sin previo aviso a mi habitación, uno de esos días.
Levanté la mirada, esperando a que diera la noticia.
-Ya reservé sus pasajes y estadía para la luna de miel.
-Genial-contesté sin ganas, pero se conformo con mi respuesta de todas maneras.
No me interesaba si quiera saber a donde nos iríamos de viaje con Harry. Últimamente las ganas y deseos de estar con él, habían disminuido notoriamente, logré poner mis emociones en orden, con la ayuda de Ethan quien me era de suma distracción.

Hoy, a siete días de casarme legalmente con Harry Styles. Todavía no podía creerlo.
Solía soñar con ese momento desde que me di cuenta que sentía algo más que una fuerte amistad por él, pero todo había cambiado en estos últimos años. Solía amar y dar rienda suelta a los sentimientos que me surgían sin alarmarme. No había de que preocuparse estando a su lado. Pero eso era antes.
Cerré los ojos y suspire profundamente. Él había cambiado rotundamente, pero no podía negar que yo había cambiado también. Tal vez solo era un poco más débil de lo que había sido cuando estaba a su lado.
Sentí un golpe en la ventana, luego otro. Mis pensamientos quedaron suspendidos por el momento, mientras me acercaba al vidrio.
-Hey-saludó una cabellera rubia desde el piso inferior.
Me reí y negué con la cabeza. Ethan estaba loco.
Bajé por las escaleras y le abrí la puerta trasera sin hacer ruido para que entrara a mi hogar. Afuera la nieve caía sin cesar.
Mi amigo se sacudió el cabello, quitándose los copos de nieve.
-Sube a la habitación, en cinco segundos estoy allí-dije mientras bajaba a la bodega de mi padre, nuevamente.
Tomé un par de botellas y subí corriendo, maldije internamente por ir descalza, el suelo estaba congelado.
Entré a mi cuarto, cerrando la puerta con mi espalda. 
Ethan estaba tendido en mi cama. En cuanto vio las botellas, sus cejas se alzaron.
-Oh Vee, ¿desde cuando te has vuelto adicta al alcohol?-dijo un poco en broma y un poco en verdad. Se acercó y destapó una.
La bajamos en pocos minutos. Y luego otra más. Para la tercera, yo ya sentía lo que quería sentir, absolutamente nada.
-No tomes más-advirtió Ethan mientras me sacaba la botella de las manos y le daba un largo trago, terminandola por completo.
Luego de un rato, mis párpados comenzaron a cerrarse involuntariamente.
Sentí a mi amigo cargarme y colocarme en su cama, milagrosamente no tropezó. 
Me colocó primero a mí y luego se acomodó a mi lado.
Me dormí al instante.

[...]

-¿Qué es esto Scarlett?¿¡Se puede saber que hace un chico en tu cama a una semana de la boda!?-pegó los gritos en el cielo mi madre en cuanto entro a la habitación al día siguiente.
Abrí los ojos con un enorme dolor de cabeza.
Los brazos de Ethan rodeaban mi cintura y mi mejilla estaba posada en su pecho. Pero estábamos vestidos, aunque a mi madre no le importo.
Me di la vuelta enfrentándola y liberándome de los brazos que me mantenían atrapada.
Oh dios, ¿qué hacían aquí?
Me sonrojé de pies a cabeza en cuanto los vi. Aunque no tendría motivos.
Mi madre me regañaba desde el marco de la puerta y detrás de ella se asomaba el rostro curioso de Harry.
En cuanto nuestras miradas se conectaron, pude ver un destello de decepción en sus ojos, pero fácilmente lo arregló con su mirada arrogante. Volví la mirada hacía Ethan quien dormía plácidamente en mi cama a pesar de los gritos de mi madre.
Lo sacudí un poco para evitar más incomodidades y que se marchara antes de que la situación se tornara más fea.
-Ethan-hablé. Murmuró algo como que lo dejara dormir en paz, pero en cuanto sus ojos azules se abrieron quedó congelado.
-Oh, vaya mierda-susurró mientras se alejaba de la cama de un salto-lo siento señora Samuels, pero no es lo que parece-dijo él enseguida tratando de aclarar las circunstancias.
-Lárgate en este mismo momento-advirtió ella con un tono de voz escalofriante.
-Nos vemos más tarde, llámame cualquier cosa que necesites-me susurró mi amigo mientras se acercaba. Me dió un abrazo que duró varios segundos los cuales hacía rabiar más aún a mi madre, y luego un beso en la mejilla mientras sus ojos se conectaban con los de un Harry desafiante.
-¿No la has escuchado? Márchate-añadió él con impaciencia.
En cuanto Ethan pasó por su lado, pensé que se iban a golpear o algo por el estilo, pero no sucedió nada por suerte, solo un pequeño empujón de hombros.
-No aprendes más, por suerte falta muy poco para tu boda, así que disfruta de tu última semana de libertad y ya que estás te dejo con Harry, parece ser que le debes unas disculpas por presenciar tus irresponsabilidades-dijo mi madre, dándose la vuelta y saliendo de mi habitación, cerrando la puerta tras ella.
-Bravo, tu primer relación, no me sorprende que estés desesperada por estar con alguien-largó Harry sin dudar.
-¿Qué dices? Es un amigo, uno de los buenos-dije sin ganas, comenzando a hacer la cama por mi misma.
-Hasta lo último que sabía, tú no eras capaz de mantener una amistad sin enamorarte de la otra persona-había dado directo en ese tema. Lo ignoré y seguí con mis cosas, no iba a seguir su juego de tire y afloja a ver quien ganaba la discusión.
Seguí ordenando mi ropa, doble cada una de las prendas y las apilé a los pies de mi cama para luego llevarlas al armario.
Tomé una de las tantas pilas y las coloqué en su lugar.
Agarré otra y la llevé al guardarropa, dejando todo en el espacio correspondiente.
Al dar la vuelta, un obstáculo se me impuso frente a mí.
Sus grandes manos me tomaron por sorpresa, aferrándose a mis brazos. Allí íbamos de vuelta.