when cupid goes wrong

Darcy Waterhouse | Matt Houston | Caleb Stone | pasar el cursor por la imagen.

“Nos casaremos”, soltó Caleb sonriente.  Al parecer no había notado la cara de desagrado desagrado de sus padres porque al instante me beso en los labios.  
Mi mañana había sido pésima. Sin mencionar que me había quedado dormida después de posponer dos alarmas.
Sentí vergüenza de mi misma por haber peleado a mi vecino por esa misma razón, y  al final había sido yo quien despertó una hora después de lo planeado y tuvo que correr hasta la pequeña cafetería que había cerca de mi departamento para encontrarme con Amelia, quien minutos después, tuvo que despedirse por una emergencia.
Según me había contado, el hermano de su novio estaba en el hospital.  La entendí y le dije que nos juntábamos otro día. Era la excusa perfecta para pasar  tiempo con Thomas.
Aunque el muy malcriado me dejo minutos después.
Antes del mediodía, estaba sola sentada en un café saboreando un jugo de naranja.  No era algo relevante que me hubiese cambiado el humor. Todo lo contrario, me dio tiempo para pensar, y por sobre todo, para prepararme.  
Caleb me soltó e inmediatamente miro a sus padres, quien aún seguían en estado de shock.

–¡Felicidades! –canturreo su hermana mayor. Era la única sincera, a decir verdad. – ¿Ya tienen fecha? ¿Quién será la dama de honor? ¿El vestido, las invitaciones? Si quieres yo puedo ayudar, Darcy–comento mientras me abrazaba.
Lo que había hecho de mi día un desastre, eran los progenitores de mi futuro esposo. No alcance a poner un pie en su casa y ellos ya me miraban como si fuera un bicho raro.
No me sorprendió, hasta que mencionaron a la ex novia de Caleb y su glamorosa empresa textil que estaba teniendo éxito en todo el mundo.
“Hubiese sido una buena inversión”, dijo su padre mientras servía el vino. “Stone y Delawere suenan muy bien juntos”.  Me atragante con el pollo y lo siguiente fue aun peor.
Esa familia no tenía muy buenos hábitos que digamos. A excepción de Caleb y su hermana Cassandra, claro.

–Realmente te lo agradecería Cassy, no sé cómo voy a hacer para organizar todo. Caleb quiere casarse lo antes posible, y yo estoy de acuerdo con eso. – Cassy sonrió emocionada mientras que mi futuro esposo entrelazaba nuestras manos para luego depositar un pequeño beso en la mía.
–Perfecto. Tu solo dime cuando y yo…
–Caleb –interrumpió su madre. Los tres volteamos para ver se expresión horrorizada.
–Mamá–intervino Cassy. Ella sabía muy bien como yo lo que venía a continuación. Mí prometido en ese sentido era mucho más inocente.
–¿Estás seguro? Un casamiento es una cosa muy seria. Puedo aceptar que estés de novio con... ella, pero, ¿casamiento?
–Tranquila, amor–la contuvo su esposo. Podía sentir como se me bajaba la presión de a poco. – Podemos hacer un contrato pre-nupcial. Eso evitaría cualquier inconveniente cuando se divorcien.
–Ese no es el problema, Robert.–chillo la señora mientras se abanicaba con su propia mano. Caleb me agarro por lo hombros. No me había dado cuenta que había empezado a temblar.– ¿Te imaginas lo que dirán nuestras amistades? Ni siquiera tiene estudios.
–Los estoy terminando– conteste. Ella simplemente ni me miro.
–Yo la amo–dijo Caleb. Su padre soltó una carcajada.
–No tienes idea de que es el amor.
–¡Padres!–grito Cassy.– Me dan vergüenza.

Ambos ignoraron su comentario, manteniendo su postura. Un silencio incomodo se formó en la sala. Podía sentir como Caleb se disculpaba, pero mi mente solo estaba enfocada en aquellos pares de ojos que no dejaban de juzgarme.

–Sera mejor que me vaya. –Fui la primera en romper el silencio.
–Déjame llevarte–soltó de inmediato Caleb.
–No hace falta. Creo que tienes demasiadas cosas para hablar con tus padres, pero sobretodo, contigo mismo –respondí recogiendo mi abrigo y mi bolso.
–Pero Darcy...
–Puedo tomar un taxi. No te preocupes por mi.– Sin más, salí de aquella casa con el corazón en la boca y las lágrimas a punto de salir de mis ojos.
Dolía demasiado. Dolía que Caleb no me defendiera. Dolía que sus padres no me aceptaran. Dolía que me trataran como una cualquiera.
Saque mi teléfono y le mande un mensaje a Amelia. En un instante me respondió. Aún estaba en el hospital por lo que esta vez ella no sería mi salvación.
Thomas mucho menos. Mataría a Caleb si se enteraba de lo sucedido, y eso no sería nada bueno.
Llame a un taxi, y rogué por que llegara pronto.  
Las lágrimas no tardaron en salir.



Las puertas del ascensor se abrieron permitiendo mi entrada. Todo lo que quería hacer era llegar a mi apartamento y ahogarme con alguna botella de alcohol.
El whisky en mi oficina se había terminado, mi secretaria había faltado a su trabajo por un resfrío –tampoco había podido pedirle a ella que la repusiera-, y todos en el lugar parecían conspirar en mi contra resultado más inútiles que de costumbre.
La discusión con Theo no había ayudado en lo absoluto. El parecía más preocupado por la Spencer que por su vida misma. En parte lo entendía puesto que yo haría lo mismo con Anabeth, pero el muchacho necesitaba límites. Límites que por supuesto Theodeore no iba a darle ya que él no era su padre.
Él había tomado demasiado por su cuenta, y al final de la historia, yo tenía la culpa de que él estuviese en el hospital, acusado de matar a una persona, y sin recordar absolutamente nada.
Sabíamos que no lo había hecho el. Spencer podía ser muchas cosas, menos una asesino. Pero, ¿Cómo íbamos a demostrar eso antes el juez?
Golpee mi cabeza contra una de las paredes al ascensor intentando olvidar aquello, justo antes de que el mismo se abriera dejando ver el pasillo de mi departamento.
Solo dos puertas se encontraban en el mismo, y frente a una de ellas, Darcy hacia el intento de meter la llave dentro de la cerradura.
Esta vez, llevaba puesto algo decente, y su cabello caía sobre sus ojos de manera desordena haciéndola lucir, de alguna forma, mucho más pequeña de lo que era.  Sonreí y antes de que las puertas del ascensor se cerraran, salí y camine hacia mi puerta.
Por mucho que me gustara esa mujer, ella ya tenía dueño.
Mordí mi lengua al pasar junto a ella porque incluso su olor me cautivaba y entonces note como las lágrimas caían de sus ojos.

–Mierda –escuche como que soltó mientras a su vez le daba una patada a la puerta.
–¿Necesitas ayuda? –pregunte sin pensarlo dos veces. Darcy giro algo asustada. Definitivamente estaba llorando, y al parecer, desde hacía ya mucho tiempo.
Me entrego la llave bajando la mirada, aunque yo ya había visto su cara sonrojada. Sin decir nada, abrí su puerta y le devolví la llave.
Un tímido gracias se escapo de sus labios y antes deque pudiese responder, se metió a su departamento dejándome solo, en el pasillo.

–Que desagradecida.– Anabeth se encontraba detrás mio, con una sonrisa en su rostro.  – Matt, un consejo. No te metas con alguien tan gruñón.
–Cállate quieres –le ordene, empujándola dentro de nuestro departamento para luego cerrar la puerta.
–¿Ves? Es contagioso. Ahora tengo un Matt gruñón, y no me divierte nada.  – Levante el debo del medio provocando una carcajada de su parte.
–Mejor tráeme una cerveza, enana.
–¡Matthews! –chillo. Odiaba ese sobrenombre.
–¿Que? –pregunte con inocencia. Su mirada quemaba. Sonreí de oreja a oreja al verla así de enojada.
Sin decir nada, dio media vuelta se dirigió hacia la cocina. Podía escuchar sus quejas y eso me ponía aun mas feliz.
Anabeth era una hermana pequeña para mi. Era parte de mi vida.
Ella junto a mi madre, por supuesto, eran las únicas mujeres en mi vida, y hasta ahora, adoraba que todo resultara de esa manera.
Cinco minutos después, volvió con lo que le había pedido y otra mas para su consumo. Las abrió sin decir nada y me dio una a mi.

–¿Puedo invitar a un par de personas esta noche?  –pregunto como si nada. Al parecer ya se le había pasado el enojo.
–Hoy no, Beth. Hoy no.
–¿Que? Matt, ¿Estas enfermo? –dramatizo. Deje la cerveza en la mesa y gire para quedar frente a ella. Tome su cara con mis manos y bese su frente. Ella me miro con preocupación.
–Solo estoy cansado –respondí, y volví a tomar mi cerveza.

Le había mentido. Y ella lo sabía.

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