when cupid goes wrong

zachary craftbold | annabeth jhonson | pasar el cursor por la imagen.

Theodore Rhodes | Amelia Growney | pasar el cursor por la imagen.

Hace pocos días que habíamos llegado, sin embargo, parecía que los años no hubieran pasado y que todo en casa hubiera continuado tal y como lo había dejado, agradecía eso. Agradecía estar de vuelta, y más que todo, agradecía la razón por la que había venido.

Admiré las paredes blanquecinas que adornaban la habitación, los carteles de jugadores famosos y las fotos enmarcadas en el escritorio. Todo parecía de un adolescente normal, no del magnate empresario que ahora era mi prometido.

– Sabía que estarías acá – hablaron a mis espaldas. Luego sentí como sus brazos se enrollaban en mi cintura y me apegaban a él. Sonreí y recosté mi cabeza en su hombro, luego alcé mi mano para acariciar su mejilla, provocando que él se inclinara hacia mi tacto.
– Quería comprobar que alguna vez fuiste adolescente. – escuché su risa.
– No había estado en esta habitación en años, incluso antes de entrar a la universidad ya vivía en un apartamento cerca de ella, al terminarla viví un año más en el mismo apartamento, y luego me fui directo a España.
– Y unos meses después yo te seguí. – sonreí, volteándome en sus brazos para mirarlo de frente.
– Ya era hora – continuó, riendo de nuevo y ocultando su cabeza en mi cuello.
– Hey – golpeé su hombro.
– Vamos Amy, fui tu fiel seguidor los cinco años que duré cursando la universidad, más un año más que esperé a que terminaras la tuya, para luego ser patéticamente rechazado en mi primer propuesta de matrimonio.
– Llevábamos una semana siendo pareja, qué esperabas que dijera.
– Tenía más de seis años de conocerte y más de cuatro en los que estaba seguro de que te amaba, puede que para ti fuera poco, pero para mí había sido una eternidad.
– Lo sé – suspiré y besé castamente sus labios – lo siento.
– No te preocupes, ya lo recompensaste – aclaró tomando mi mano y besando el lugar donde se encontraba el anillo. Sonreí y lo besé de nuevo. – Ahora, mi madre ya preparó la cena y logró que Spencer se sentara en el comedor por unos segundos, si no bajamos pronto, vendrá ella misma a buscarnos y Spencer huirá. – rió y entrelazó nuestras manos para guiarme fuera de la habitación y al primer piso.

Desde unos cuantos metros antes ya se escuchaban las discusiones que provenían del comedor. Luka se detuvo, haciendo que me detuviera yo también ya que nuestras manos estaban entrelazadas. Suspiró y negó con su cabeza.

– Luka – lo llamé, miró fijo a mis ojos – todo va a estar bien – aseguré acariciando su mejilla – si quieres, no tenemos por qué decirles aún.
– ¿Y les decimos cunado? ¿En un mes cuando ya sea el día de la boda? No, además, no es por ti, desde hace un par de años que te demostré que quería gritarle al mundo que ibas a ser mi esposa – un pequeña sonrisa se escapó de sus labios – y sé que mamá ya me va a matar por no decirle hace medio año, cuando aceptaste. – asentí.
– ¿Entonces que te preocupa?
– Spencer. Él me odiaba hace dos años, cuando me fui, nada debe haber cambiado ahora, si no es que está peor.
– Él nunca te odió, se sentía dejado de lado, y tus padres tampoco hacían la situación mejor.
– Y aun así me fui. Lo dejé sólo también, ¿entonces como soy mejor que ellos?
– Porque lo estás intentando, nunca dejaste de hacerlo. Deja de pensar en eso. – besé sus labios de nuevo y, al momento en el que sonrió, me separé y lo jalé hasta llegar al comedor.
– Spencer, no te atrevas a levantarte, tu hermano tiene algo que decirnos. – se escuchó el susurro irritado del padre de Luka.
– Sí, y ni siquiera está aquí. Además, ni siquiera es mi hermano, es adoptado, si no lo recuerdan.
– Aun así es más hijo mío que tú.
– Madre – regañó Luka, frunciendo el ceño ante sus palabras. Spencer bufó e hizo el ademán de levantarse, pero la voz de Luka lo detuvo. – Necesito decirles algo, a los tres, quiero que mi familia lo sepa, y tú eres parte de ella Spencer.

El ruloso se quedó mirando a mi prometido por unos segundos, frunciendo el ceño, luego bufó de nuevo y se volvió a sentar. Luka dejó salir el aire que tenía contenido y soltó mi mano para apartar mi silla, esperó a que me sentara y luego la corrió acercándome a la mesa, para sentarse el a mi lado.

– ¿Qué sucede cariño? – le preguntó su madre.
– ¿Tienes algún problema con los inversores italianos? – intervino su padre.
– No papá, no tiene nada que ver con el trabajo. – suspiró y tomó mi mano izquierda, la que tenía el anillo, y la colocó encima de la mesa, entrelazada con la mía, las miradas de todos se dirigieron a mi anillo. – Nos vamos a casar.

El chillido emocionado de su madre llamó mi atención y la de todos en la mesa, mientras aplaudía.

– Al fin, hemos hablado tanto de esto, que emoción – agrego tomando la mano de su esposo, quien asentía con ella y nos miraba con una sonrisa.

Se estiró en su asiento para llegar hacia mí y abrazarme fuertemente. Le devolví el abrazo. De reojo, vi como Spencer estaba estático en su lugar, con una clara expresión de sorpresa en su rostro, una expresión que se transformó a una de irritación cuando sus ojos se enfocaron con los míos. El sonido de una silla moviéndose llamó la atención de todos. Su padre se levantó, obligando a Luka a hacer lo mismo y lo abrazó.

– Estoy realmente orgullos del hombre que eres. – el siguiente sonido fue el de la silla de Spencer. Miró con irritación a todos en la sala, incluyéndome y salió rápidamente del comedor, luego de la casa.


– No puedo creerlo, es tan hermoso – exclamé mientras tomaba la mano de mi amiga y admiraba su anillo.
– El tuyo no se queda atrás, las fotos no lo hacen justicia. Incluso tampoco te las hacen a ti, Amy, estás hermosa. Me alegra tanto tenerte de vuelta. – chilló emocionada mientras me envolvía en sus brazos.
– A mí me alegra volver. Puede que España sea bonito, pero no me había dado cuenta hasta ahora lo hermoso que es este lugar, y más que todo, lo mucho que se siente como un hogar.
– Lo es, nuestro hogar, entonces no te vuelvas a ir.
– No lo haré. – aseguré abrazándola de nuevo.

Continuamos hablando de triviales, no había mucho nuevo que decir puesto que, aunque hubiera estado en otro país, hablábamos todos los días, y ahora mucho más. No obstante, siempre encontrábamos algún tema del que hablar, en este caso, eran las bodas por venir.

– Tenemos que ir a la prueba de vestidos dentro de poco, tanto el mío como el tuyo. Escogí algunos del catálogo, sin embargo, no quería hacer ninguna elección final con respecto a los vestidos hasta que te tuviera conmigo para ayudarme a escoger, y esto no era algo que se pudiera hacer por teléfono.
– Por supuesto que no. ¿Cuándo es la cita?
– En un par de días, es en el… – mi oración se interrumpió debido al sonido de mi teléfono. Sonreí al ver la imagen de Luka en mi pantalla y Darcy me sonrió cómplice.
– Luka – exclamé emocionada al contestar el teléfono. Tomé la taza para tomar un sorbo de café, pero la taza se quedó en medio camino al momento en el que Luka habló.
– Amy, te necesito, ¿dónde estás? – la sonrisa desapareció de mi rostro al escuchar el tono serio de su voz.
– Tomando desayuno con Darcy. Luka, ¿estás bien?
– No, Spencer está en el hospital. ¿Dónde estás?

Y la taza se resbaló de mi mano, cayendo y convirtiéndose en mil pedazos al hacer contacto con el suelo. No, Spencer.


Desde hace varios minutos que esperábamos en la sala de espera. Luka se mantenía calmo a mi lado, o eso quería aparentar, pero realmente estaba desesperado debido a la falta de comunicación por falta de los doctores, además, sus padres aún no habían llegado, o al menos no al lugar donde nos encontrábamos nosotros.

Se escuchó un revuelo a unos metros de nosotros, por lo que abrimos la puerta para salir de la sala de espera y caminamos a través de un largo pasillo, al doblar hacia uno nuevo, vimos a un par de policías, quienes estaban detrás de los padres de Luka. Estos últimos viendo molestos a alguien a quien estaba siendo retirado por otros dos policías. Pero este no se veía bien ya que los policías lo tapaban. Sin embargo, antes de poder moverme para ver mejor, pude ver a mi hermano apoyado en la pared a un par de metros de mí. Luka tomó camino con sus padres y yo me acerqué a Parker.

– Parker – llamé, captando su atención. Se volvió y me miró confundido. Pero luego sonrió y se acercó a darme un abrazo que correspondí con gusto. Lo había visto el primer día en el que había vuelto, lo extrañaba demasiado, tanto a él como a mis sobrinos, por lo que fue la primera persona que supo de mi llegada. Luego se separó y la expresión confundida volvió a su rostro.
– ¿Qué haces aquí? – preguntamos ambos al mismo tiempo. Sonrió y me hizo un ademán para que hablara.
– Vine con Luka – lo señalé – Su hermano está internado. ¿Y tú?  – sus ojos se abrieron con aún más sorpresa, cambiando de dirección su mirada entre Luka y yo.
– Con razón se me hacía conocido el apellido. Pues al parecer quieren que sea el abogado de su hermano. Pero no estoy seguro, sabes que yo no acepto este tipo de casos.
– Él no lo hizo. – declaré con decisión.
– Tú no has visto su expediente, es una persona muy inestable.
– Él no lo hizo Parker, puede que sea un poco rebelde, pero no es un asesino.

Me miró por unos segundos, pero él sabía que yo jamás le mentiría, así como también sabía que mi intuición nunca fallaba. Suspiró y besó mi frente.

– De acuerdo enana. No te enojes.
– ¿Lo harás? Él es inocente, yo lo sé, sólo, sácalo de esto, por favor.
– Sí,está bien – sonreí y lo abracé de nuevo. Al separarnos, una pregunta llegó a mi mente, y tuve que preguntarle.
– ¿Cómo supiste? ¿Quién te llamó?
– Fue The… – su frase quedó en el aire, como si se hubiera acordado de algo y me miró asustado por un momento.
– Suéltenme, no pienso moverme de su lado – su grito provocó que tanto Parker como yo volviéramos a ver, sin embargo, ya sospechaba quien era, su voz jamás llegaría a evaporarse de mi memoria. Al enfocar mi mirada, lo vi. Era él. Theodore.


– Todo esto es tu culpa. Mi hijo no sería la desgracia que es hoy si no fuera por ti.
– Por mí es que sigue vivo. Y ahora no venga a aparentar que le importa – era impresionante como aún podía mantener la calma.
– No nos importa lo que creas, no dejaremos que te quedes aquí o que vuelas a visitarlo mientras esté en el hospital.
– Mamá, cálmate. – llegó un castaño a su lado. Suponía que el hermano de Spencer. – Gracias. Por todo lo que has hecho por él, pero ahora nos encargaremos nosotros, podrás venir a verlo en las horas acordadas por el hospital.
– No lo hice por ti.
– Sé que no – me interrumpió – en serio te importa, por eso te lo agradezco, no por mí. Pero si no nos calmamos todos ahora, nos sacaran a todos del hospital y Spencer se despertará solo.
– Tengo una mejor idea, por qué no todos se van y yo me quedo con él.

A pesar de que él intentara controlar la situación, su padre le hizo una seña a los cavernícolas que estaban a mis lados y ellos me agarraron de los brazos, sacándome de la habitación.

– Suéltenme, no pienso moverme de su lado – grité preso del pánico. Spencer no se podía quedar solo, peor que todo, no se podía quedar con ellos.
– Theodore – su voz me paralizó. La miré incrédulo por lo que pareció ser una eternidad. No se suponía que ella estuviera aquí. – No hagas esto más complicado, sólo vete. Por favor.

Una lágrima resbaló por su mejilla y subió su mano para limpiarla, al momento de hacerlo, pude ver el anillo en su mano. Ella se dio cuenta de ello y escondió su mano, pero era muy tarde, ya lo había visto, y aunque quisiera aparentar lo contrario, lo poco que quedaba de mi corazón se hizo pedazos.

– Yo no me voy a ir– hablé manteniendo la calma en mi voz. Si tuve un pequeño desliz, nadie lo notó. A pesar de que ella estuviera aquí, no podía dejar a Spencer solo.
– Es suficiente, sáquenlo de aquí – quise luchar, pero al parecer mi cuerpo se había quedado sin fuerzas, por lo que ambos policías me escoltaron fácilmente fuera del hospital, tirándome como si fuera basura al salir del edificio.
– Theo – llamaron a mi espalda y pude ver a Matt corriendo hacia mí, ayudándome a levantarme.
– Suéltame – me aparté de él apenas pude ponerme de pie y él me miró extrañado. Comencé a caminar en dirección contraria pero Matt me detuvo.
– ¿Qué te sucede? – lo miré incrédulo.
– ¿¡Qué me sucede!? Spencer está inconsciente en una cama de hospital siendo culpado por un asesinato que no cometió, y todo porque no puedes controlar el maldito alcohol en tus jodidas fiestas.
– Él ya está grande, puede cuidarse solo.
– Él es un niño frustrado que siente que el mundo lo odia, sólo nos tiene a ti y a mí. ¿Qué pasaría si la que estuviera allí arriba fuera Anabeth? – al momento de decirlo su expresión cambió – Pues para mí ese es Spencer, es mi familia, junto contigo, pero esta vez la cagaste Matt. Te pedí que no lo dejaras tomar y no te importó. – para este punto, sólo estaba cansado, me volví para irme, pero antes de hacerlo, me acordé de otra cosa. – Ni siquiera intentes entrar, tus padres te sacarán a patadas como lo hicieron conmigo.

Spoiler: