Teenage dirtbag {RESULTADOS.

El timbre resuena por toda la casa, escucho una, dos, tres veces y nadie atiende. No quiero pararme, es mucho traslado de mi habitación a la entrada, con mala gana lanzo mi iPod junto con los auriculares y me dispongo a bajar.
Al llegar al umbral, noto que mi papá se había adelantado, y él, en esos momentos atendía a aquella persona misteriosa. Me dispongo a subir nuevamente, pero, comienzo a escuchar una serie de gritos de parte suya. Con suma precaución me asomo para saber qué es lo que está pasando; observo, que él se encuentra con una mujer de mediana edad, ella es muy bonita, su cabello es dorado como el oro, sus ojos son azules, y aquella señora me resulta familiar.
Me escondo detrás de la puerta para poder escuchar la conversación que tienen ellos dos y también saber, porqué se están peleando, trato de no hacer mucho ruido para que ninguno se dé cuenta de mi presencia, y lo consigo.
― ¡TÚ NO TE LA VAS A LLEVAR LORETTA! ―grita con desesperación mi padre, y aun no comprendo de qué están hablando.
― ¿Quién me lo va a impedir? ¿Tú? ―suelta una carcajada. ―Tengo todo el derecho de llevármela, es mi hija.
―No puedo creer que vengas a reclamar con que es tu hija después de diecisiete años.
―Ya te expliqué por qué me fui, necesitaba tiempo para mí, para pensar las cosas y saber qué estaba haciendo con mi vida, además tú no me diste otra opción.
―Eso no tiene ninguna justificación.
― ¡CLARO QUE SÍ LO TIENE! TÚ TE IBAS TODOS LOS DÍAS CON TUS AMIGOS, JAMÁS SENTÍ UN APOYO DE TU PARTE, LLEGABAS EBRIO A LA CASA, YO TENÍA A CAMILLE EN MIS BRASOS… ―poco a poco se le va quebrando la voz y escucho un sollozo de su parte.
― ¿Qué querías que hiciera si en ese entonces no quería tener a la niña? ―su voz sonaba dura, y fue ahí cuando comprendí todo.
Me tapo con mis manos la boca, tratando de no llorar, ella es… mi madre. ¿Después de tanto tiempo ha regresado por mí? Recuerdo que siempre le preguntaba a papá sobre ella, y él no sabía que contestar, solo que, nos había dejado a los dos y no le había importado su familia. Todos eran unos mentirosos; no quería escuchar más, trato de subir, pero al intento me tropiezo con  las escaleras y dejo soltar un quejido. Ambos entran a la casa y corren hacia mí.
― ¡Suéltenme! ―levanto el rostro para mirarlos con decepción. ―No puedo creer que todo el tiempo haya vivido en una mentira. ―con todas mis fuerzas, trato de levantarme, no quería saber nada de nadie. Afortunadamente, no pasa lo mismo de hace un rato y me dirijo a mi habitación; ellos comienzan a seguirme, diciendo un sinfín de explicaciones, soy más rápida, doy un portazo, me tiro al suelo, poniéndome en cuclillas a llorar y a maldecir a todo el mundo, hasta quedarme dormida.

Siento que alguien me acaricia el cabello, abro mis ojos, para poder mirar a mi lado y saber quién es la persona que hace eso. Al voltear, una variedad de emociones se cruzan en mí.
― ¿Qué haces aquí? ¿Y papá? ―le pregunto molesta, ella se da cuenta que estoy despierta e inmediatamente quita su mano de mi nuca.
―Él se encuentra abajo. Yo solo quiero hablar contigo, escúchame por favor, necesito contarte por qué me fui de aquí, porqué te dejé sola.
―No tienes ni la menor idea de cuantas veces te necesité, en el primer grado me hacías tanta falta, era tan deprimente ver a mis amigas con sus mamás, protegiéndolas, cuidándolas, dándoles ese amor incondicional, lo único que podía hacer en ese tiempo era lamentar, y desear que nunca te hubieras ido. ―siento un gran nudo en la garganta, pero no quiero llorar delante de ella.
―Perdóname, por favor… yo también te he necesitado tanto, siempre me preguntaba cómo te encontrabas, anhelaba tanto en tenerte nuevamente conmigo, no había ningún día que no te pensara. ―hace una pausa y continua hablando. ―Yo, vine por ti, quiero que te mudes conmigo a Londres.
En seguida, mis ojos se abren más de lo normal y quiero decirle que está completamente loca, no me pienso ir, jamás dejaría mi hogar, para irme allá y mucho menos con ella...
―Nunca me iré contigo, a ningún lugar, ¿Qué pasaría si me abandonas de nuevo? ¿O acaso es el viejo truco, en el que me llevarás a pasear y cuando me duerma, me llevarás al bosque y me dejarás ahí?
― ¡Camille! Eso solo lo hacen con los perros.
―Ni si quiera lo deberían de hacer con ellos, también sienten. ―me cruzo de brazos indignada, recordando lo crueles que llegan a ser las personas.
― ¿Por qué cambias de tema? Estamos hablando de ti.
―Me niego ir allá, no dejaré a mis amigos, mi escuela, nada. ¿Escuchaste bien? No dejaré NADA por ti.
―Bien, pues no me importa, aún eres menor de edad y harás lo que yo diga. Tengo una orden en la que dice, que yo tengo autoridad hacía ti.
―Te odio tanto. Y hagas lo que hagas no me iré de aquí.

―Pasajeros del vuelo 589 con destino a Londres, favor de ingresar a la puerta 6. ―menciona por el anunciador una de las encargadas del aeropuerto.
―Vamos. ―dice Loretta, con una amplia sonrisa.
―No quiero.
―Afortunadamente no pesas tanto mi niña, quieras o no, te irás conmigo.
― ¡TE ODIO! ―respondo malhumorada y decido dirigirme por mí misma hacia el avión.
No puedo creer como de un día al otro cambie tanto la vida de una persona, al principio me negaba rotundamente a irme a vivir con Loretta, a Londres, no es que no me gustara el lugar, sino que odiaba a las personas con las que iba a estar un año.
Suelen decir, que las cosas pasan por alguna razón, y aun no entiendo cuál es la mía yo me sentía tan cómoda en donde estaba, no sé por qué tuvo que llegar ella a arruinarlo todo, lo único que quiero, es que todo sea una pesadilla, en la que pronto despierte.