All too well

Capítulo 03.

Al principio de toda esa “aventura”, que se hace llamar universidad. Wade estaba completamente seguro de terminar estudiando en un lugar cercano a la casa de su madre y sus amigos, quedarse en Australia y hacer su vida en ese lugar, siempre había pensado hacer eso.
Pero en cuanto una simple oración salió de la boca de Jake, todo cambio drásticamente.

― ¿Por qué no vamos a la universidad de Vancouver?

Tanto la melliza de Jake, como él, no lo tomaron en cuenta, pero esa pregunta estuvo latente una y otra vez en su cabeza, hasta que poco a poco, los planes para irse a Vancouver, se hicieron realidad cuando lograron financiarlos.
Y vaya que no debió dejarse convencer por el par de rubios locos.
Ahí estaba, muriéndose de frio enfrente de la facultad esperando a una de sus viejas amigas. Se encontraba sentado con un gorro que ocultaba hasta sus orejas, con un enorme suéter obsequio de la madre de Jake, y los inconfundibles guantes no podían hacer falta en sus manos.
Vio a lo lejos a un par de conocidos y solo se limito a verlos, ya que Wade Ryder no era la persona más accesible o sociable del planeta, y si no fuera por los mellizos, en ese mismo momento estaría en Australia vagando por las calles como lo hizo en su país de nacimiento.
Estaba consumido en sus pensamientos cuando una casi bofetada le intento golpear, estaba a punto de gritar o saltar en su defensa, pero en eso vio a una chica que era bastante conocida para él.

― Gracias al cielo que no te encuentro hecho un cubo de hielo – comento Gin cuando se separo del improvisado abrazo, Wade odiaba el contacto físico pero no podía evitar rechazar a ciertas personas de su agrado.
― Soy demasiado sexy para convertirme en hielo – guiño un ojo con complicidad y vio a la hermana de Gin a su espalda.
― ¿Cómo puedes pasar desapercibido con el cabello de ese color? – pregunto su amiga riéndose, como era habitual, de su cabello.
― No te acostumbres a este color, pronto será de uno más genial – sonrió en grande al ver que Gin volvía a sonreír – venga, tengo varias cosas que contarte.


Cuando Jake estaba pequeño, sus padres le repetían una y otra vez, que cuando no quisiera ver algo o si estaba en medio de un embrollo, cerrara los ojos y esperara a que todo terminara, y desde que estaba pequeño, lo repetía como una especie de ritual esperando tener suerte cuando abriera los ojos.
Pero ahora, mientras su hermana se comía a un sujeto desconocido, era algo insoportable. Solo hacía falta decir que sus ojos llevaban cerrados cerca de media hora, y los parpados comenzaron a sentirse pesados.

— Gwyneth, te juro que si no dejas de pasar saliva con este tipo, no me voy a contener – advirtió abriendo un ojo, aunque lo volvió a cerrar al ver la escena de nueva cuenta.
— ¿Por qué no vas a dar una vuelta? – pregunto Gy con cierto enfado en la voz.
— Pero si vuelto y los veo en cosas indecentes, no te prometo calma.

Jake salto de la cama y salió a paso rápido, lo último que quería ver, era a su hermana enredada de nuevo en problemas, como el año anterior, y el anterior.
En cuanto salió del cuarto, la puerta a su espalda se azoto de golpe, haciendo que pegara un brinco entre sorprendido y molesto. Que su hermana lo haya echado de su habitación le daba cierto golpe en el orgullo.
Camino fuera de la residencia y exploro un rato el entorno, fijándose en personas conocidas y sobre todo, en las chicas, era una ventaja de estar lejos de casa, su familia no lo iba a reprochar por ver la belleza del panorama; como ansiaba poder encontrar a Wade para debatir entre que chicas querían coquetear. Aunque con la suerte que tuvieron, tomaron vuelos separados y ahora no tenía ni idea de donde se encontraba su amigo, bendito celular que no contestaba.
Estuvo fuera por bastante tiempo, lo suficiente como para que le dolieran los pies de su caminata forzada. Por lo que emprendió camino de vuelta al departamento de su hermana, no quería ir al suyo, no aún.
Subió las escaleras rogando al cielo no ver a Gwyneth con el muchacho de esa mañana, hasta que algo o más bien, alguien, llamo su atención de manera particular.
Primero se tallo los ojos intentando visualizar bien a una chica castaña que paso cerca, luego comenzó a seguir su rastro, intentando convencerse de que nada de lo que estaba viendo era cierto.
La siguió entre los pasillos de la residencia, viéndola a distancia sin saber si solo era una terrible confusión. Pero aquella chica desapareció detrás de una puerta y por más que espero en el pasillo, no volvió a salir.
Emprendió camino de nuevo al departamento de su hermana recordando ciertos detalles de Geena Lawless, cierta chica que por un tiempo fue inseparable.

— Gy, ¿Tú no sabes si…? ¡Dios, te dije que nada indecente! – chillo al ver como Gwyneth se cubría con una sabana y el chico salió huyendo del lugar.

Su melliza no pudo evitar reírse en su cara de horror.


Sarah odiaba con su vida la comida de la cafetería. Si no fuera por las galletas que servían, no volvería a poner un pie dentro, eso y el calor que desprendía todos los días. En invierno era complemente antojable.
Saco sus manos de los calurosos guantes y se los guardo en el bolsillo de la chaqueta. Compro el paquete de galletas que tanto había ansiado todas las vacaciones y las acompaño con un chocolate. Tomo asiento en una de las mesas vacías de lugar y se dedico a observar a las personas.
Sarah era observadora por naturaleza, y según sus allegados, esa era una de sus mejores cualidades. Podía saber quien se encontraba mal y aunque en sí, no se le dieran las palabras, podía reconfortar a alguien con un simple abrazo.
Vio como una pareja al fondo comenzaba a discutir de forma seria, como la chica empezó a sacarse de sus casillas y como él intentaba calmarla. Y al girar la cabeza al otro lado, se encontró con otra pareja en su lecho de miel. Automáticamente su corazón se encogió recordando una herida que a pesar de estar cicatrizada, seguía palpitando.
Y claro, una herida podía volver a abrirse, por daño a sí mismo, o porque, lo que te la había causado, volvía a dañarte. Y el dolor, en ocasiones, no era opcional, siempre te llega de una u otra forma.

― Te juro, me perdí en el aeropuerto – comenzó diciendo al lado de un joven rubio, quien solo se soltó riendo.

Sarah había soñado mil veces con un fantasma, comenzó por ensoñaciones, imaginando su voz y su sonrisa torcida. Incluso paso semanas pensando de qué color se encontraba su cabello, ya que ella lo inicio en el camino del tinte.
Y luego, para intentar pasar el dolor de su partida sin despedida, comenzó a odiarlo. Pensó en cada defecto, en cada error que había cometido, y esa pequeña opresión en el pecho, se fue desvaneciendo de poco a poco, aunque nunca olvido.
Se levanto de golpe y lo único que pensó fue en salir. Pero sus ojos conectaron de un momento a otro y ella no pudo evitar que la herida se abriera más de lo que estaba.
Wade se detuvo a medio camino y freno a su amigo, quien confuso comenzó a recorrerla con la mirada.
Y ese momento, cuando Wade comenzó a acercarse a ella, fue cuando Sarah salió de la cafetería prácticamente huyendo. Corriendo lejos de él.

― ¡Espera! – escucho el grito pero no freno, siguió corriendo como si eso dependiera de su coherencia, y de alguna forma, así lo era – Espera – escucho el susurro detrás de ella y freno de golpe – No puedo creer que estés aquí, es decir…
― No sigas – lo detuvo con un murmuro – no después de años, Wade, no ahora…

Y volvió a correr a través de todo el campus, rogando llegar pronto a su dormitorio.
Esta vez, Wade no la siguió.


El “consejo” se había levantado, con un Jake confuso, una Gwyneth en ensoñaciones y un Wade deprimido.
Wade nunca había escuchado tantas veces una canción de forma repetida. Fácilmente, llevaba cincuenta veces que reproducía esa canción en lo que va de la tarde.

― ¡Wade! – chillo Gy llamando su atención.

El ahora pelirrojo, se arranco los audífonos y la miro extrañado.

― Deja de escuchar Stay With Me, melancólico – le golpeo el hombro - ¿Para qué hiciste reunirnos?
― ¿Cómo eliminas una parte de tu pasado sin que te duela? – pregunto ignorando la pregunta de Gwyneth
― No puedes hacerlo – respondió confusa – aprendes a vivir con tus errores.

Intento ignorar todo, cerró los ojos y volvió a pensar en mil formas de disculparse, sabía que debió hacer lo imposible por no dejarla atrás, pero fue tan egoísta que él intento protegerse del daño. Ignorando lo que lograba en otras personas.

― Wade, eh – pidió ella quitándole los audífonos - ¿Me puedes explicar a que va todo esto?

El chico evaluó el rostro de Gwyneth, a quien consideraba como una hermana. Jake resoplo un tanto frustrado por la situación, genial primer día.

― Wade volvió a ver a Sarah – contesto por su amigo.

Wade la había visto de igual forma que antes, era la misma persona con unos centímetros extra de altura. Sus ojos seguían siendo los mismos, aunque el brillo en ellos se había perdido. Incluso su extraño acento seguía igual.

― ¿La misma Sarah que yo creo que es? – Gy sin duda estaba a punto de explotar de curiosidad.

¿El campus era lo bastante grande como para no topársela nunca? Y por desgracia, su respuesta fue un rotundo no.

― Gran inicio de clases – bufo Gwyneth recordando todo lo dicho por Wade años atrás sobre Sarah.
― Ni que lo digas.

Y lo dicho por la rubia, no pudo haber sido más cierto.