"Never let me go" (Liam Payne y Mary Williams)

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Liam sorbió de su refresco y miró a Mary de soslayo, que reía junto a Zayn. No era cómodo estar con el moreno en la misma mesa mientras disfrutaba de la compañía de “su novia”, mucho menos que ella lo ignorara olímpicamente para reírse de los chistes que él decía.
Los miró un rato más hasta que sintieron la intensidad de su mirada, Mary fue la primera en notarlo y le dedicó una auténtica sonrisa.
Liam bufó, él no quería sólo una sonrisa, él la quería por completo para él, no estaba dispuesto a compartirla por más tiempo, la hora del almuerzo estaba por acabar y lo único que alcanzó a hacer fue besarle la mejilla antes de que Zayn llegara con su bandeja y su almuerzo.
—Hey, no nos mires así, pones nerviosa a Mary —protestó Zayn.
Desde la pelea y la amabilidad que demostró ella en la enfermería, se había convertido en la protegida de Zayn. Nadie la molestaba, con suerte se atrevían a burlarse a sus espaldas sobre su mudez, Zayn parecía tener ojos y oídos en toda la escuela y actuaba como un hermano mayor para la chica.
—No puedo ponerla nerviosa, ¿verdad que no, Mary? —ella negó con la cabeza y le golpeó débilmente el hombro a Zayn, como diciéndole que dejara de pelear con Liam.
Zayn sonrió de medio lado, no se enojaba con Mary por ningún motivo, nunca. Y eso parecía molestar mucho más a Liam, el hecho de que se comportara como un caballero con ella cuando él debería ser quien la consientiera.
El timbre sonó y un odio comenzó a crecer dentro de Liam, no pudo estar a solas con Mary ni un solo minuto por culpa de Zayn.
—Nos vemos a la salida, Maridiam —se despidió el moreno, tomó su mochila y la bandeja y se fue. Liam acarreó su bandeja y la de Mary, cuando salieron de la cafetería, le dirigió una mirada acusadora a Mary y le preguntó con un tono de voz no muy agradable:
—¿Meridiam? ¿Qué es eso? —ella se apresuró en sacar una libreta azul de su mochila. Era pequeña pero con muchas hojas, se la había regalado Zayn cuando Harry le explicó que Mary se rehusaba a hablar. Había sido un gesto muy tierno de su parte, gesto que enfureció a Liam. ¿Cómo no se le había ocurrido regalarle una libreta antes? Ese idiota de Zayn se le había adelantado y eso no hacía nada más que acrecentar la hostilidad que sentía por él.
Pero no le dijo nada y tampoco se atrevería. Mary se la pasaba de maravillas a su lado y cuando sonreía, parecía hacerlo con autenticidad y no con esa melancolía escondida en su mirada. Así que, por más que odiara el hecho de compartir a su novia con el chico que le dio una paliza hace algunos días atrás, no objetaría nada por recuperar su felicidad.
Antes de llegar al salón de Artes, a Liam se le ocurrió la idea de pasar un poco de tiempo libre con Mary.
—Mary, ¿quieres ir a mi casa después de la escuela? —ella no lo pensó dos veces y asintió encantada. Él se alegró, no creía capaz a Zayn de ir a molestar a su casa.
Pero no contaba con que su novia y su enemigo tuvieran planes de antes.
Al termino de la clase de Artes, con todas las manos pintadas por los acrílicos y unas cuantas manchas multicolores en el cabello, Mary y Liam se despidieron de Harry, se encontraron con Louis y Niall en los pasillos y afuera, Zayn esperaba con su mirada implacable al punto de cabello castaño y revoltoso.
Recordaba vagamente a la Mary de pelo rojo, aunque no hubiese podido decir si le agradaba o no, en esos tiempos ni siquiera sabía su nombre, la conocía como la chica de rojo, o el circo andante. Pensó que fue muy cruel de su parte haber tenido esa visión de una chica tan simpática y la única que le brindó su amistad a pesar de tener en cuenta que su novio y él se llevaban como perros y gatos.
Cuando vio a Mary, agitó su mano para que lo divisara. Ella corrió junto a él y le entregó una hoja de su libreta azul.
“La salida al cine se cancela, iremos a la casa de Liam”
Zayn comenzó a reír sin retenerse, era imposible que ella fuera así. Cuando se detuvo y se dio cuenta de la mirada desconcertada de ella y de Liam, que la tenía sujeta por los hombros como tratando de alejarla de él, negó con la cabeza y le dijo:
—Es muy amable tu invitación, Meridiam, pero no creo que sea lo debido. Sin embargo, podemos ver esa película el fin de semana —y dicho eso, le guiñó un ojo y dio media vuelta, cargando con su mochila en un solo hombro.
Mary lo vio marcharse y bufó.
Liam estaba con la duda, ¿Qué habría querido decir Zayn? No había forma de descubrirlo, él se llevó el papel en la mano y Mary se negaría a contárselo, así que se resignó y tiró de Mary para irse.

(…)

600

Liam otra vez había dejado de ir a la escuela, no es que tuviera otra recaída, pero había comenzado a sentirse mal desde que Mary fue a su casa. Habían pasado toda la tarde en el tejado y había terminado por resfriarse, así que para prevenir, se quedó en cama bien abrigado a los cuidados de su madre.
Sin embargo, una duda rondaba por su cabeza. ¿Y si en esos tres días que no fue a la escuela, Zayn se había aprovechado de su novia?
Era verdad que con Jess sintió amor, aún seguía sintiendo algo por ella, pero no era más que protección por haber sido un ser querido para él, ya no quedaba nada de esa pasión que sentía al verla. Mas los celos, eso era algo nuevo para él. Estaba acostumbrado a los celos injustificados de la rubia, pero no a sentirlos él mismo, y no eran lo mejor en el mundo.
Primero, porque era un sentimiento que lo carcomía por dentro y que no lo dejaba e paz.
Y segundo, porque no podía dejar de pensar en los supuestos engaños o en las cosas malas que le estaría haciendo Zayn a la indefensa y muda de Mary, que no se atrevía a hablar y mucho menos a gritar por ayuda si él le llegaba a poner un dedo encima.
Se golpeó mentalmente, estaba volviéndose loco.
Podría odiar a Zayn, pero reconocía esa mirada que le dirigía a Mary, la misma que ella le dedicaba a Harry: era como la de un hermano mayor. No tenía de qué preocuparse.

(…)

599

Eran las nueve de la mañana y la alarma de su celular la despertó. Trató de apagarlo en vano, seguía sonando como si el mundo se fuera a acabar. Hasta que se dio cuenta de que no era la alarma, sino que una llamada.
Contestó somnolienta, con un silencio sepulcral.
—Mary, soy Liam. Cuando salgas de clases, ¿podrías venir a mi casa? Tengo algo para ti.
Y cortó. Él sabía que ella no diría nada, pero que lo había escuchado.
En su cuarto, Mary estaba como loca. Se había quedado dormida, si Liam no le hubiese dicho la palabra clases, seguiría pensando que era sábado.
Pero se calmó en seguida y decidió faltar ese día, seguro sus padres ya estarían en el trabajo y no se enterarían de su inasistencia.
Se vistió con lentitud, hacia frío y eso la hacia temblar. Se dijo que iría a visitar a Liam de inmediato, estaría despierto si la había llamado a esa hora.
Cuando salió de su habitación y cruzó el pasillo para bajar a tomar desayuno, al pasar frente al cuarto de April una punzada se incrustó en su corazón, era como una mirada oscura que la oprimía, como una sombra que amargaba hasta la más dulce sonrisa de su hermana que guardaba en su memoria. Todas las mañanas era lo mismo, tenía que mover los pies con toda la fuerza de voluntad que tenía para seguir avanzando, de repente su cuerpo se convertía en un témpano de hielo que se prohibía ejercer movimiento alguno.
Estuvo apunto de llorar, pero no lo hizo. La imagen de Liam la sobrecogió y la hizo volver a la realidad. Tenía que hacerle una visita, no podía olvidarlo.
Corrió escaleras abajo y se saltó el desayuno, mientras más alejada de su casa estuviera, mejor.
En el camino, se puso a pensar en Zayn.
Sabía que Liam se enojaba porque ella se relacionara con el moreno, pero como no le decía nada, daba por hecho que aceptaba su amistad. Sin embargo, él no sabía algunas cosas, como que Zayn no tenía padres y que fue adoptado a los siete años. O que no tenía muchos amigos porque creían que pertenecía a una pandilla, conclusión errónea que se crearon sólo por su aspecto.
Y esa era una de las razones por las que simpatizaba con Zayn, porque no era prejuiciosa y porque compartía cierto dolor de pérdida, ella por su hermana y él por sus padres que nunca llegó a conocer.
Aunque no eran muchas cosas las que sabía de él –esos eran los más grandes datos que él le había contado-, tampoco quiso incumbirse, si Zayn quería decírselo, con el tiempo lo haría.
Al llegar a la casa de Liam, la madre de él le abrió la puerta algo sorprendida.
—¿No deberías estar en la escuela? —Mary se encogió de hombros y le sonrió.
La mujer llampo a su hijo, quien bajó luego de varios minutos. Pero al ver a Mary en el salón de su casa, corrió a recibirla con un cálido abrazo.
—¿No deberías estar en la escuela? —le preguntó también. Ella se limitó a sonreír y le besó la mejilla.
Subieron después de que desayunaran, Liam adivinó por la palidez de su novia que no había comido nada todavía.
En el cuarto de Liam, pudieron besarse sin la mirada de terceros. Disfrutaron del beso cuanto pudieron, y cuando se separaron, Liam sonrió a medias como si se reprimiera y le dijo:
—Cierto, te tenía algo —a Mary le entró la curiosidad y esperó a que Liam buscara algo dentro de su mochila.
Sacó un sobre y se lo entregó. Antes de abrirlo, Mary observó el cabello de Liam, que crecía de a poco a pesar de los esfuerzos de él por extinguirlo, no le importaba nada, seguiría viéndose guapo de todas formas.
Cuando rasgó el sobre, se tapó la boca con una mano, no se esperaba eso.
En su otra mano, sostenía dos entradas para el baile de invierno.