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Mensaje por celestial Dom 01 Ene 2012, 7:34 pm

"Una Niña Rica" (Joe&Tu) [TERMINADA] - Página 3 67591 *****new reader********
woahhhhh!!!! me he qedado muda
de la impresion tu nove esta...
padrisima ,fuckkkk qe buenos capituloss!!
enserio me encantaron y me dejaron con ganas
de muchisisisisisisisimo maaaaaaasssss.....
enserio plis seguila pronto!!!
me muero de la tentacion x saber qe pasara ahora??
plisss seguilaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
prontoooooooooooooooo!!!!!
plizzzzzzzzzzzzzzzzzzzz
desde ahora fiel lectora!!!
celestial
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"Una Niña Rica" (Joe&Tu) [TERMINADA] - Página 3 Empty Re: "Una Niña Rica" (Joe&Tu) [TERMINADA]

Mensaje por celestial Dom 01 Ene 2012, 7:36 pm

seguila♥️ :lol!:
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celestial
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"Una Niña Rica" (Joe&Tu) [TERMINADA] - Página 3 Empty Re: "Una Niña Rica" (Joe&Tu) [TERMINADA]

Mensaje por mary(mariana) Lun 02 Ene 2012, 11:49 am

siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiigue!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
mary(mariana)
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http://estilocambiantejustme.blogspot.com/

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"Una Niña Rica" (Joe&Tu) [TERMINADA] - Página 3 Empty Re: "Una Niña Rica" (Joe&Tu) [TERMINADA]

Mensaje por Karely Jonatika Lun 02 Ene 2012, 11:59 am

♥Capítulo Cinco: Parte-.1♥


Joseph pensaba. No podía creer lo que había hecho. Después de todas esas palabras de sabiduría que se había dicho sobre no acercarse a ella, no solamente la había tocado, sino que la había besado. Y a pesar de su negativa, ella también lo besó… concienzudamente.

Se levantó y empezó a caminar por todo el cuarto.

-¿Qué pasa?
-Nada.
-¿Por qué paseas de un lado a otro?
-Necesito moverme -dijo y luego se detuvo. Durante un largo rato la miró. Pareció tomar una decisión y caminó hasta la puerta. ___(Tn) lo observó descolgar su chaqueta del perchero y ponérsela.
-¿A dónde vas? -Le preguntó.
-Afuera.
-¿Afuera dónde? Todavía está nevando muy fuerte y no llevas camisa. Caerás enfermo.
-Eso sería un regalo de Dios -musitó.
-¿Qué has dicho?
-Nada.
-Joseph…

Él abrió la puerta y el aire frío entró dentro de la cabaña.

-Voy a salir -lo dijo y lo hizo.

La puerta se cerró con un portazo y ___(Tn) se quedó allí, inmóvil y confundida, mirándola. Sacudió la cabeza como para aclarar sus pensamientos y entonces caminó hasta la ventana para espiar a izquierda y derecha; no pudo encontrarlo. Ya iba a darse la vuelta cuando él entró en su campo de visión.

Empezó a caminar de nuevo; parecía que hablaba, no… discutía con alguien. Movía los brazos y gesticulaba con las manos. ___(Tn) miró en torno pero él estaba completamente solo. Pensó que quizá tendría «fiebre de cabaña», o tal vez se estuviera volviendo loco. No sabía qué estaba pasando dentro de su cabeza, pero estaba segura de que tenía algo que ver con ella. Algo que ver con ese beso.

Podría ser virgen, pero estaba lejos de ser una ingenua. Sabía muy bien cuándo un hombre estaba excitado y Joseph Jonas estaba muy excitado. Eso sería peligroso en muchas circunstancias y ninguna más que aquélla, cuando los dos estaban virtualmente atrapados y aislados. ___(Tn) no tenía duda de que si él quería hacerlo con ella, por decirlo de alguna forma, no tendría ningún problema en llevarlo a cabo con toda facilidad.

Sin embargo, no tenía miedo. Era extraño, la idea una vez sembrada empezó a enraizar y a crecer. En realidad no quería relacionarse con un hombre, pero había grados de compromiso. Él, después de todo, era un hombre muy atractivo y ella también. Una vez que el destino de su carrera estaba decidido, una de sus metas personales a corto plazo era desembarazarse de esa carga de la virginidad tan pronto como le fuera posible.

¿Por qué no allí? ¿Por qué no en ese momento? ¿Por qué no… con él?

Él parecía sano, aunque eso era difícil de decir sólo con mirarlo. Ella podía preguntarle sobre su historial sexual, pero él también podía mentirle. Y también podía hacerlo cualquier hombre que ella conociera para que le hiciera ese servicio.

___(Tn) se mordió el labio mientras esa miríada de pensamientos cruzaban su cabeza. Joseph había dejado de discutir con su adversario imaginario. Seguía observándolo cuando él miraba hacia el bosque cubierto por una gruesa capa de nieve; el único signo de vida era el vaho de su aliento. Se quedó quieto durante mucho tiempo, como una estatua y ___(Tn) esperó a que se moviera.

Y lo hizo. Como si hubiera escuchado el «canto de la sirena», se volvió despacio casi formando un círculo. A través del cristal empañado de la ventana, sus ojos se encontraron y retuvieron la mirada. Joseph no hizo ningún movimiento hacia ella porque no tenía que hacerlo. La mirada de sus ojos le enviaba un mensaje poderoso aunque invisible. El corazón de ___(Tn) empezó a palpitar con fuerza y las palmas de sus manos a transpirar mientras respondía.

En ese momento él estaba casi cubierto de nieve. ___(Tn) sabía que debía de estar congelándose y, sin embargo, no se movía. De forma instintiva, comprendió que tenía que tomar una decisión. Sus ojos nunca se apartaron de los de él y dio un paso hacia atrás y luego otro todavía, hasta que estuvo demasiado lejos de la ventana para poder ver con claridad su rostro.

Joseph la observaba desvanecerse poco a poco ante su vista, una figura tenue enmarcada por el óvalo del cristal. Ella parecía etérea, dolorosamente hermosa, tan irreal como él se sentía… como si él hubiera entrado en un nuevo mundo extraño donde la realidad se midiera únicamente en términos de sensualidad.

A pesar del frío que congelaba su cuerpo, sus sentidos estaban ardientes por un deseo abrasador de tocarla, saborearla, verla, escucharla y olerla. Observó el cielo, estaba gris oscuro, y la tormenta no mostraba indicios de amainar. Desde que literalmente habían sido arrojados juntos a ese lugar aislado, él había perdido toda sensación de tiempo y lugar.

Él la deseaba. Ese era el hecho que importaba y nada más. Era un hombre que trabajaba con hechos, creía en ellos y vivía para ellos. Pretender que no existían no era uno de sus puntos fuertes, pero nunca había sido más importante mirar hacia otro lado que en ese momento. Había más implicaciones, no era solamente rodar en el heno. Se sentía amenazado por ella de una forma muy elemental, como si ella tuviera el poder de dejarlo desnudo, hasta los mismos huesos.

Él no podía permitir que eso sucediera. Se enorgullecía de su capacidad de autocontrol, de su habilidad para mantener las cosas en su apropiada perspectiva. ¿Por qué debía ser tan difícil mantenerse alejado de una simple mujer?


No debía ser así y ese era otro hecho. Joseph llenó sus pulmones de aire y observó el vaho que se disipaba en el frío. Él podía hacerlo. Él podía mantenerse alejado de ella durante tanto tiempo como necesitara hacerlo. Un pequeño resbalón no significaba que estuviera más allá de toda esperanza. Un beso era solamente un beso, como decía la canción, y aquel beso había sido el primero y el último.

Su estómago gruñó, pero no le prestó atención. Tan hambriento como estaba, no había forma de que volviera a compartir una comida con ella… por lo menos, no en ese momento. Se volvió y, dando tropezones, caminó en dirección al montón protegido de leña en la parte trasera de la cabaña. No necesitaba más leña, pero le convenía hacer algo de trabajo con ese exceso de energía.
___(Tn) escuchaba con ahínco detrás de la puerta. Escuchó sus pasos que se acercaban y luego se hacían más ligeros al dirigirse hacia la parte trasera de la cabaña. Corrió hacia la escalera de caracol y con rapidez subió para mirar por la ventana del dormitorio que tenía vista hacia ese lado. Joseph se inclinaba sobre el montón de leña y luego levantaba una carga en sus brazos.

De nuevo musitaba algo y ella se preguntó si habría llegado a alguna conclusión en su discusión consigo mismo. Bajó corriendo justo a tiempo para oírlo dejar la leña junto a la puerta delantera. Estaba a punto de abrirle la puerta cuando lo oyó alejarse de nuevo.

¡Eso era demasiado! Esos paseos ida y vuelta y sus grandes zancadas le habían dado un dolor de cabeza tremendo. Para empezar, nunca había sido una persona muy paciente. ___(Tn) cogió la chaqueta de piel y se la puso mientras salía de la cabaña. Lo encontró apoyado contra el montón de leña, de nuevo perdido en sus pensamientos.

Joseph levantó la mirada y la vio.

-¿Qué haces aquí? Vuelve adentro, aquí hace frío.
-Tú eres el que no tiene la camisa puesta. Regresa adentro.
-Iré dentro de un minuto.
-¿Qué estás haciendo? -Le preguntó.
-Acarreando leña.
-No necesitamos leña.
-La necesitaremos después. Ahora vuelve.
-No.

Joseph empujó el montón de leña.

-¡Eres una peste! ¿Lo sabías?
-¿Por qué soy una peste? ¿Porque no te hago caso?
-Porque no puedes dejarme solo.
-No te he molestado.
-¡Oh, sí, me molestas! -Joseph se golpeó la cabeza-. ¡Aquí dentro!

___(Tn) sonrió.

-¿Sí?.

El advirtió la sonrisa y vaciló.

-Sí -Quedaron inmóviles a una distancia de medio metro, mirándose. ___(Tn) no podía borrar la sonrisa de su rostro y Joseph no podía evitar responder-. Entra, ___(Tn) -era una orden.
-No.
-___(Tn)…
-¿Alguna vez se te ocurrió pensar que quizá yo también necesitara algo de espacio? Quizá yo esté tan molesta como tú.

Joseph se dio la vuelta y levantó una brazada de leña. Caminó y pasó de largo frente a ella sin responder a su pregunta.

-¿Y bien? -Le gritó.
-No quiero hablar sobre eso -dijo sin volverse.

___(Tn) apretó los dientes. Él era el hombre más controlado que hubiera conocido, ni siquiera su ligera broma pudo romper esa concha que lo rodeaba. Algo que positivamente odiaba era alguien que no devolviera los golpes. No sabía cómo manejarlo y eso la exasperaba. Lo observó dar la vuelta a la esquina frente a la cabaña y lanzó un puntapié al montón de leña para desahogar la frustración. Luego recogió un puñado de prístina nieve blanca del montón de leña. Tenía la mente puesta en Joseph e hizo un rápido trabajo al amasar una respetable bola de nieve, que se pasó de una mano a la otra, mientras trataba de descifrar a ese hombre tan complejo.

Joseph, al regresar, la encontró haciendo juegos malabares con la bola de nieve.

-Ni se te ocurra -le dijo.

___(Tn) primero lo miró a él y luego a la bola de nieve y sonrió.

-¿Qué te parecería una pelea con bolas de nieve?
-No -le dijo y volvió a pasar de largo frente a ella.
-Sería un gran ejercicio -añadió ella.
-No.
-Vamos, no seas aguafiestas.
-___(Tn), regresa adentro.

Se dijo que era un hombre imposible. Hizo un puchero y se encaminó hacia la casa. Sobre su hombro observó que él volvía a levantar una carga de leña. De forma impulsiva, ___(Tn) le lanzó la bola de nieve, que aterrizó con un suave sonido en el centro de su espalda; aun así, él no se volvió.

-Te dije que no quería jugar -volvió a coger otra brazada.

Cuando regresaba, ___(Tn) le lanzó otra bola, que lo golpeó en el brazo. Él gruñó su nombre como advertencia.

-___(Tn)…

Ignorándolo, hizo nuevas bolas de nieve que le lanzó en rápida sucesión. Una aterrizó en su pierna, otra en su cadera y la última lo golpeó de lleno sobre la frente.

Esa fue la definitiva. Joseph dejó la carga de leña y se lanzó en su busca. ___(Tn) gritó y trató de correr, pero él era demasiado rápido. Se lanzó a sus piernas y aterrizó sobre ella. Ella reía pero para Joseph no había nada gracioso en aquella situación. Era una escena familiar, una que él recordaba bien, cuando las caderas de ella volvían a acunarlo.

___(Tn) dejó de reír una vez que captó la expresión de su rostro. Ella nunca había visto tan de cerca una pasión tan cruda. Se arrimó contra él y pudo sentir la fuerza de su excitación contra ella. De pronto una aguda emoción se disparó a través de su cuerpo y con ella llegó una sensación de poder femenino tan agudo que lanzó todas sus dudas al viento.

Él se rindió y la besó. Era un beso duro, era casi un beso de irritación, cuando él apoyó sus labios contra los de ella. ___(Tn) levantó sus manos húmedas y frías. Su calor la deleitaba y entreabrió los labios para él, lo que lo hizo gemir contra su boca cuando sus lenguas se encontraron.

Se tocaron, se emparejaron y todo estuvo perdido. Fue un beso largo y voluptuoso, un beso que pareció devorar el aire mismo que los rodeaba.

Joseph se apartó un instante. Sus labios dejaron los de ella para mordisquear y trazar un sendero por su rostro hasta la delicada línea de su barbilla y más abajo, hasta el suave lugar en la base de su cuello, donde había sentido sus pulsaciones el día anterior.

En menos de veinticuatro horas él había perdido cualquier atisbo de dominio de sí mismo que pudiera tener. Se incorporó sobre los codos y miró su rostro. Sus enormes ojos estaban cerrados, perfectos, con una media luna de pestañas de color castaño oscuro que los enmarcaban. Ella levantó sus labios hacia él en una silenciosa invitación. Él gimió, pero se retrajo como si la rechazara.

___(Tn) abrió los ojos.

-¿Qué sucede? -Preguntó con voz más ronca que lo normal.
-Es esto -y al decirlo, volvió a apoyarse en ella.
-¿Por qué? Ambos somos adultos.
-Y en un día, dos a lo sumo, seguiremos nuestros caminos por separado -él cerró los ojos; ella se sentía muy bien-. Es mejor que permanezcamos como dos desconocidos.
-¿Y si yo no estoy de acuerdo? -Le preguntó-. ¿Y si yo digo que no deseo permanecer como una desconocida?
-No lo hagas -le advirtió.
-¿Tratas de que yo sienta temor de ti, Joseph?
-Eso sería inteligente, pero no. Sólo trato de hacerte comprender… Me iré del país tan pronto como regresemos.
-¿Y piensas que yo me asiré a ti y te profesaré un amor inmortal?
-Yo no he dicho…

___(Tn) lo empujó y rodó para alejarse de él. Con un ágil movimiento se puso de pie y lo observó desde su altura.

-Bueno, no te preocupes, señor Jonas. Yo nunca he tenido que rogarle a ningún hombre que hiciera el amor conmigo y ciertamente no tengo intención de empezar con un pobre tipo como tú.
















Aquí la primera parte del siguiente capitulo chicas(: Un abrazo, ¡bienvenida Celestial! Me alegra que te haya gustado. Un beso. Ciao
Karely Jonatika
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Mensaje por mary(mariana) Lun 02 Ene 2012, 12:49 pm

Me encanto el cap!!!!
suegiiiiila pleaseee!!!!!!!!!!!!
me encanta tu noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!

¿A ver si pasan por mi nove y mis shot's? ;)
https://onlywn.activoforo.com/t8715-all-this-time-joe-y-tu#655224 (nove)
https://onlywn.activoforo.com/t8476-una-caida-de-amor-joe-y-tu (shot)
https://onlywn.activoforo.com/t8493-lamour-est-pour-lair-nick-j-y-tu (shot)
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Mensaje por Yhosdaly Mar 03 Ene 2012, 4:07 pm

maratonnnnnnnnnnnnnnn... porfisss!! amoooo como escribess!!
siguelaaa piedad!!!!

soyy adictiisiimaa a esta novee!!
siguelaa porfisss!!
MARATONN!!!
ANDA OCMPLACENOS!!!

SIGUELAAAAAAAAA
ATT: TU MEGAA FIELISIIMA LECTORa!!!



SIGUELAAA maratonn!!!!!!
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Mensaje por Invitado Mar 03 Ene 2012, 4:28 pm

nueva lectora me llamo mara siguela xfis :D
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Mensaje por Karely Jonatika Mar 03 Ene 2012, 4:33 pm

Subire maratón de la parte final de este capitulo y dos más, pero necesito paciencia, ya que estoy escribiendo en otras noves(: ¡Bienvenida Mara! Un beso. Ciao
Karely Jonatika
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Mensaje por Yhosdaly Mar 03 Ene 2012, 4:43 pm

♥Karely Jonatika♥ escribió:Subire maratón de la parte final de este capitulo y dos más, pero necesito paciencia, ya que estoy escribiendo en otras noves(: ¡Bienvenida Mara! Un beso. Ciao

tranquilaaa
pero espero coon muchas ancias tu maratonn!!!
porfiss no tardes q estoy decesperadA! x saber q pasa!!
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Mensaje por CoteDreamer Mar 03 Ene 2012, 6:21 pm

Siguelaa!!!!
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Mensaje por Yhosdaly Mar 03 Ene 2012, 6:59 pm

por dios mujer siguelaaa
estoy q me como las uñas de los pieess!!

siguelaa porfisss!!!!!!!
hahahaah lo primero es mentira no
pero de verdad si estoy angustiada x saber q sigue
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Mensaje por Yhosdaly Mar 03 Ene 2012, 8:40 pm

y yo tengo el presentimiento de q nos engañastee!! :'(
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Mensaje por Karely Jonatika Miér 04 Ene 2012, 1:03 am

♥Capítulo Cinco: Parte-.2♥

-Un pobre…

___(Tn) lo dejó. En unos segundos él oyó el golpe de la puerta de la cabaña. De pronto estaba tan frío como podía estarlo y se preguntaba si ella lo habría dejado afuera. Se lo tenía merecido, si como suponía, eso era lo que había hecho. No se estaba entendiendo muy bien con ella… Tampoco él se estaba conduciendo muy bien.

Gimió en esa ocasión en voz alta: fue un rugido de frustración. Se levantó y sintió una punzada de dolor en la rodilla. Había aterrizado con fuerza sobre ella cuando se lanzó a sus piernas. «¡Fabuloso!» se dijo para sí mismo mientras se dirigía cojeando hacia la puerta de la cabaña.

La nieve caía con regularidad y se acercaba el atardecer. Existía sólo una cama allí adentro y él todavía tenía que compartirla con ella. Pensar en eso le causó otro tipo de dolor, un dolor palpitante en el único lugar de su cuerpo que parecía estar totalmente en control.

Joseph limpió el exceso de nieve de todos los lados donde pudo alcanzar antes de intentar abrir la puerta. La abrió con un chirrido y se asomó. ___(Tn) estaba de pie ante el fuego calentándose las manos. No se volvió cuando él entró ni cuando se quitó la chaqueta y la colgó en el perchero junto a la suya. Ella todavía no había reconocido su presencia cuando se aproximó a la chimenea.

-Discúlpame -dio un paso como para rodearlo y fue hacia la cocina.

___(Tn) tranquilizó su mal humor limpiando los restos de la comida y, de forma agresiva, limpió de nuevo el ya limpio mostrador. Espiaba sobre su hombro al ver que Joseph hacía varios viajes de ida y vuelta con brazadas de leña. Después de varios gruñidos y gemidos, se volvió para ver qué le sucedía. Él sufría al llevar a cabo tan simple tarea y era fácil ver por qué. Era su rodilla, que apenas podía doblar pese a que intentaba ocultarlo.

Se dijo que verdaderamente era el hombre más exasperante que hubiera conocido, todavía más que su padre. Y también que sus palabras la habían herido de forma más profunda de lo que creyera posible. Ella nunca había sido rechazada por un hombre y aquella sensación la desorientaba, especialmente en ese momento, cuando él era el primer hombre a quien se había ofrecido. Pero él sentía dolor también, por lo menos físicamente, y el carácter naturalmente compasivo de ___(Tn) no podía soportar ver sufrir a alguien.

-Quítate los vaqueros -su voz sonó autoritaria.

Joseph se volvió ante sus palabras.

-¿Qué?
-Vamos, no seas tímido –ordenó-. Es obvio que te duele la rodilla. Déjame ver qué puedo hacer.

Joseph dejó caer un leño sobre el montón.

-¿Desde cuándo eres médica?
-No lo soy, pero estudié enfermería.
-Tú… -Joseph iba a hacer un comentario sarcástico cuando se detuvo al ver la forma en que ella levantó la barbilla en señal de desafío-. Seguro… dame un minuto.

___(Tn) se volvió de espalda y llenó una olla con agua. La puso a calentar mientras Joseph cogía el cubrecama del colchón y desaparecía en el baño. Regresó un momento después envuelto de forma púdica con la colcha, alrededor de su cintura.

-Acuéstate para que pueda examinarla -Joseph obedeció y en silencio observó cómo ella levantaba la tela justo lo suficiente para exponer la rodilla derecha.
-¡Señor! ¿Qué te sucedió ahí? -Preguntó al ver la cicatriz sobre la inflamada rodilla.
-Tuve un accidente en Centroamérica.
-¿Qué hacías en Centroamérica? -Preguntó.
-Investigaciones -y en seguida añadió-: Una mina explotó junto a mi jeep. La rótula de la rodilla se fracturó. El médico diagnosticó algo así como «leve astillamiento del bulbo».
-¿Te operaron?
-Sí. Tengo suficientes tornillos ahí para poner a funcionar los detectores de metales de un aeropuerto.

___(Tn) sacudió la cabeza mientras examinaba la zona inflamada.

-Esto en realidad no ha cicatrizado. Deberías llevar un protector.
-Lo tengo.
-¿Y dónde está?
-En Nueva York -___(Tn) alzó las cejas.
-Ese es un buen lugar para guardarlo.
-Eso pensé -la desafió y ella se levantó, sacudiendo la cabeza.
-¡Hombres!

Joseph la observó verter agua caliente en un cazo.

-¿Qué se supone que significa eso?
-Justo lo que parece.
-Tú crees que todos somos unos estúpidos, unos machistas patanes ¿no?
-Tú lo has dicho, no yo.

Iba a continuar la discusión cuando ___(Tn) regresó y se arrodilló junto a él. Sumergió un trapo en el agua caliente y lo colocó sobre su rodilla. Él cambió de opinión cuando sintió el calor. Inclinó hacia atrás la cabeza, cerró los ojos y disfrutó de la sensación. No podía recordar la última vez que alguien se preocupó por él, particularmente una hermosa mujer. Era una sensación agradable… tanto que peligrosamente se acercaba al júbilo.

___(Tn) se levantó.

-Dejaremos eso ahí durante un rato, luego te cubriré la rodilla con nieve. Primero calor y luego frío.

Joseph abrió los ojos.

-¿Dónde aprendiste todo esto?

___(Tn) se irguió y lo miró.

-Estudié enfermería en una escuela muy prestigiosa del estado de Nueva York durante cuatro meses, el año pasado. Era algo que yo siempre había deseado hacer. Mi madre era enfermera antes de conocer a mi padre y murió cuando yo era pequeñita. Puedo parecerte infantil, pero deseaba ser como ella. Intenté hacer una carrera.
-¿Y? ¿Qué sucedió?
-Los paparazzi se enteraron, eso es lo que sucedió.
-¿Quieres decir que la prensa publicó que estabas asistiendo a la escuela de enfermería?

___(Tn) rió burlona.

-No, no quise decir eso. Lo que quise decir es que algunos periodistas soltaron la más ridícula historia sobre mí. Dijeron que «jugaba» a estudiar enfermería y, más específicamente, que jugaba «por ahí» con un médico. Ellos incluso trucaron una fotografía mía y en ella parecía mi cabeza en el cuerpo de alguien con uniforme de enfermera en un abrazo apretado con un tipo de uniforme blanco. ¡Fue horrible! Acamparon cerca de la escuela durante veinticuatro horas tratando de tomarme fotos y obtener una historia. La dinámica de toda la escuela se trastocó. Cuando no pudieron detenerlos, me pidieron que me fuera.

Joseph no pudo evitar advertir que tenía las manos apretadas y los labios temblorosos mientras hablaba. Le resultaba difícil hablar de eso y todo aquel episodio era obvio que había sido muy doloroso para ella. No era de extrañar que se mostrara desafiante.

De pronto se sintió abrumado por la compasión hacia ___(Tn) Beck. Él no había pensado mucho en eso, por lo menos no en las horas en que habían estado juntos. Había estado demasiado ocupado para pensar en sí mismo y en su reacción hacia ella, pero en ese momento un nuevo cuadro empezaba a tomar forma, uno de una adorable y solitaria mujer que no podía escapar de la sombra de un padre dominante y autoritario.

-Es una lástima que eso sucediera. Creo que tú habrías sido una enfermera muy buena, ___(Tn).

Lo pensaba sinceramente. Ya fuera el toque de sus suaves manos o el calor del trapo, pero ya sentía que su rodilla estaba mucho mejor.


___(Tn) no comprendía lo tensa que estaba hasta que las palabras de él cayeron sobre ella. Nunca le había contado a nadie lo herida que se sintió por ese episodio de su vida. Había representado el final de un sueño de su infancia y de alguna forma era importante que él no la hubiera ridiculizado, que la hubiera comprendido. Sonrió de forma tentativa primero y luego con una amplia sonrisa. Se arrodilló, remojó la tela y volvió a aplicársela sobre la rodilla.

-Gracias -dijo con tono suave-. Eres la primera persona que me toma en serio.
-¿Fue difícil, verdad?
-Sí, muy difícil y pensé que estaba acostumbrada a que ellos me siguieran a todas partes.
-¿Ellos?
-Los periodistas. A veces es incluso divertido, especialmente cuando era más joven y visitaba el club a menudo. Ver tu fotografía en los periódicos al día siguiente es algo embriagador para una chica de dieciséis años. De repente todo estalla y cuanto más crecía, más atroces eran las mentiras. Estaba completamente fuera de control y traté de ignorarlo pero… -se encogió de hombros.
-¿Pero?
-Nadie me deja. No tienes idea de lo tenaces que son los periodistas.
-No todos los periodistas son aves de rapiña.

Trataba de no adoptar un tono demasiado defensivo. Esa sería la perfecta entrada para revelarle la verdad sobre sí mismo… o al menos parte de la verdad. No estaba seguro de si ella estaba lista para escucharla toda y tampoco estaba seguro de si él estaba listo para contársela.

___(Tn) volvió a ponerle la tela.

-Quizá no, pero todos son unos mentirosos. Mienten, engañan, venden a sus abuelas para ser los primeros en obtener un reportaje. Créeme, lo sé de primera mano.

Y eso era todo en cuanto a dejarlo todo en claro, pensó Joseph. Colocó su mano sobre la de ella y la tranquilizó. ___(Tn) tenía un brillo casi angélico y animado en sus ojos cuando lo miraba, como si el hecho de ayudarlo le diera una alegría especial. ¡Dios, sí que era hermosa! Tan perfectamente formada que su ojo de fotógrafo deseaba capturar ese momento, esa expresión en película, para siempre.

-Ahora me siento mucho mejor.
-Me alegro -dijo sonriendo con timidez.

Joseph siguió con la mirada a ___(Tn), que se había puesto de pie y tiraba el agua del cazo por el fregadero.

-Saldré afuera para coger un poco de nieve -le dijo y fue hasta la puerta.
-¡___(Tn)! -Le gritó Joseph.
-¿Sí?
-Gracias.
-De nada.
-¡Y qué suerte!
-¿Suerte?
-Sí… Si yo tenía que quedarme atrapado con alguien en una tormenta de nieve, no puedo pensar en nadie mejor para hacerlo -le dijo.
-¿Porque soy una buena enfermera? -Preguntó con modestia y él sonrió.
-Entre otras cosas.
-Bueno, eso es recíproco. Creo que yo también soy afortunada.

Mientras se miraban el uno al otro, algo pasó entre ellos, un silencioso reconocimiento de que habían alcanzado una nueva meta, una de mutuo respeto y quizá un poco más de comprensión por parte de él.

Cuando Joseph la observaba abrir la puerta y desaparecer por el umbral, una ola de aprensión lo recorrió. Había estado muy cerca de revelarle la verdad. Eso no solamente hubiera sido estúpido, sino peligroso. Sin importar lo que él había empezado a sentir por ella, habría sido un error forzarla a entender eso mientras todavía siguieran atrapados. Habría tiempo suficiente cuando salieran de allí. Entonces habría tiempo suficiente para que él enderezara las cosas.

Como un rayo tomó una decisión. A Jack le daría un ataque de furia, pero no publicaría esas fotos ardientes en la bañera. Joseph miró su chaqueta colgada del perchero. Podía levantarse y con facilidad lanzar el rollo de película al fuego y terminar con todo aquello, pero algo lo detuvo. Las fotos en sí eran tan hermosas que bordeaban lo artístico. Él quería conservarlas aunque tan sólo sirvieran para torturarse en los años venideros.

«Mayor razón para no decírselo en ese momento», pensó. La puerta se abrió y ___(Tn) entró con un cazo lleno de nieve. Le sonrió y él sintió que su corazón saltaba dentro de su pecho. ¡Cielos! Si seguía mirándolo de esa forma, pronto estaría perdido.

Karely Jonatika
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"Una Niña Rica" (Joe&Tu) [TERMINADA] - Página 3 Empty Re: "Una Niña Rica" (Joe&Tu) [TERMINADA]

Mensaje por Karely Jonatika Miér 04 Ene 2012, 1:04 am

♥Capítulo Seis♥


Joseph dormía.

___(Tn) tiró de la colcha hasta cubrir el pecho de él y miró su tranquila figura. Ella había aplicado nieve a su rodilla durante media hora y ya había desaparecido lo enrojecido. Después de que él se vistiera, ella deslizó una almohada debajo de su rodilla para levantarle la pierna y ayudar así a reducir la inflamación. Joseph había sido un paciente de lo más tranquilo, sin poner objeción alguna cuando ella le sugirió que se echara la siesta antes de cenar. Si no lo conociera mejor, casi podría creer que él había disfrutado de la atención que le había dedicado.

Y lo había atendido. Lo había cuidado para sentirse más útil de lo que se había sentido en años. Él la necesitaba, aunque no le gustara, durante todo el período que estuvieran allí y eso la satisfacía.

___(Tn) se estiró y su mano quedó quieta a medio camino. Quería tocarle la ceja pero no se atrevía. No estaba segura de sí no sería ella la beneficiada, más que él. Era tan poco usual… pero una vez que lo había tocado, no podía mantener las manos alejadas de él. Quería consentirlo, acariciar su rostro, pasar las manos sobre sus hombros, sentir su fuerza. Y más.

Deseaba sentir las manos de él sobre ella.

___(Tn) sonrió para sí misma. ¿Quién habría pensado que podía suceder algo parecido? Por supuesto, ella había soñado con un hombre especial, pero ni en sus más salvajes sueños una situación parecida a aquella se había materializado.

Sin embargo su decisión estaba tomada. Una miríada de pensamientos giraban en su cabeza en cuanto a la manera en que iba a seducirlo. No tenía idea de si él la deseaba y perforar esa concha que había erigido en torno suyo iba a ser un trabajo imponente. Estaba segura de que podría hacerlo, pero no sabía si tendría suficiente tiempo.

___(Tn) miró por la ventana. La claridad se filtraba a través de ella aunque seguía nevando. Una vez tomada su decisión, había pronunciado en silencio unas sentidas oraciones para que la tormenta durara toda la noche por lo menos. Ella necesitaba ese tiempo extra para tratar de convencerlo de que hacer el amor con ella era algo correcto, de que no tenía que temer que se quedara prendada de él cuando inevitablemente tuvieran que seguir caminos diferentes.

Cómo convencerlo era la cuestión. Se mordió el labio y reflexionó sobre su siguiente curso de acción. ¿Cómo se sentiría ella si no estuvieran atrapados en esa cabaña? ¿Qué habría hecho si lo hubiera conocido en Nueva York?

Probablemente lo habría invitado a cenar a su apartamento. Ella era una buena cocinera, lo que sorprendía a la mayoría de la gente. Cocinar la relajaba y era famosa por sus cenas, donde solía ejercitar un ritual de probar nuevas recetas con sus amigos. ¿Por qué no hacer lo mismo allí? Podía cocinar una cena y dejar que la naturaleza siguiera su curso allí tan fácilmente como en su apartamento de la Quinta Avenida.

Fue hacia la cocina de puntillas y buscó en los armarios. Había dos latas de atún, una lata de judías, un frasco de aceitunas españolas y más sopa. La alacena contenía un buen surtido de especias y, lo mejor de todo una botella de Chardonnay.

___(Tn) llevó la botella hasta la puerta y la metió dentro de la nieve. Espió sobre su hombro para vigilar a Joseph, pero él no movía ni un solo músculo. Animada por su buena fortuna se dirigió a preparar su seductora cena, casi de gourmet.

Mezcló el atún con las aceitunas y añadió un poco de salmuera. Después añadió una pizca de pimienta verde y después de probarlo, se dijo que había descubierto un nuevo plato para dar a conocer a sus amigos. Llenó un cazo con nieve y colocó el plato de atún dentro para que se enfriara. Una vez que terminó, vació las judías en un cazo más pequeño, luego mezcló dos latas de sopa de legumbres en la olla más grande y puso ambas a calentar. Por último dispuso la mesa.

___(Tn) encendió una vela larga que había encontrado y revisó su trabajo. Si estuviera en su casa ¿qué haría en ese momento? Quizá tomara un baño con burbujas, pero eso no era posible. Se sentía pegajosa por haber pasado su segundo día con la misma ropa y una ducha rápida le sentaría estupendamente.

Después de echar un vistazo a Joseph, se llevó la vela y entró en el baño, donde se desvistió y recordó sus palabras de advertencia, por lo que tomó la ducha más rápida de la historia. Se secó también con rapidez y utilizó una de las toallas que habían dejado los dueños. Temblaba de frío y aborreció tener que ponerse la misma ropa, pero no tenía alternativa. Con rapidez se puso el suéter y los pantalones de esquiar, sin ropa interior. Lo menos que podía hacer era lavar sus prendas de lencería y colgó el sostén limpio, las bragas y las medias sobre la caseta de la ducha.

Hizo lo posible por arreglarse bajo la mala iluminación. Su cabello estaba húmedo y sin rizar y, como no tenía cepillo se pasó los dedos por sus largos mechones y sacudió la cabeza. Su rostro brillaba muy limpio, con su tono sonrosado. Se mordió los labios para producir un muy atractivo color rosado. Hizo un puchero y lanzó un beso al aire. Teniendo en cuenta las circunstancias, no estaba nada mal. Sonreía con amplitud y su piel se estremecía por el frío de la ducha y por la excitación de lo que iba a hacer. Sentía una maravillosa sensación de travesura al no llevar ropa interior, pero si todo salía como planeaba, no la necesitaría.

Joseph todavía dormía cuando ella regresó y se tomó su tiempo para calentar la sopa y las judías. Cuando ya casi estaban listos, recuperó la botella de vino que tenía afuera y le quitó el corcho. Se sirvió una pequeña cantidad y bebió un trago mientras se relajaba junto al fuego. Su estómago gruñía por el tentador aroma que llenaba la habitación.

De repente, Joseph abrió los ojos y vio a ___(Tn) sentada junto al fuego. La luz a su espalda producía un aura en torno a su cabeza, su cabello estaba húmedo en las puntas y se iba rizando al secarse. Estaba tan hermosa, que sintió un nudo en la garganta.

Despertar ante esa vista reforzaba el sueño erótico que había tenido. Él y ___(Tn) estaban desnudos, con los cuerpos estrechamente juntos y rodaban sobre ese mismo colchón, frente a ese mismo fuego. La fuerza de su erección era mudo testigo de la excitante realidad de su sueño.

Por lo que él sabía, debía sacudirse ese humor, ya que no tenía la energía suficiente para dejarse ir. Se movió y cambió de posición hacia un lado para obtener una mejor perspectiva de ___(Tn). Ella captó su movimiento.

-Ya te has despertado -le dijo.
-Aja… ¿Qué es lo que huelo? -Preguntó con voz soñolienta.
-¿La cena?
-Mmm…. eso y algo más, tú.
-¿Yo?
-Aja… hueles como las flores.
-Me he duchado.
-¿Estaba el agua lo suficientemente caliente?
-Templada, pero mejor eso que nada. Me temo que no pude aguantar más.

Joseph se frotó su barba de dos días. Pensó que la chica había ganado un punto más.

-No es una mala idea. ¿Quedó jabón?
-Suficiente -contestó frunciendo la nariz.
-Ya he captado la insinuación -rió y se movió para levantarse.
-Vamos, déjame ayudarte -dijo y se apresuró a llegar a su lado.

Con un brazo rodeando la cintura de él, lo forzó a descansar su peso de la pierna herida hacia ella. Joseph enredó su brazo en torno a ella y se permitió el lujo de acariciarle la espalda. Cuando su mano subía y bajaba, un mensaje llegó hasta su cerebro y casi perdió pie; el dolor de su rodilla no tenía nada que ver con aquello. La miró para confirmar lo que había creído sentir y luego parpadeó con rapidez para aclarar las telarañas que todavía quedaban del sueño.

«Sin sostén», pensó.

Sabía de hecho que ella lo llevaba, así que se preguntó qué habría pasado con él. Volvió a mirarla y sí, tan claro como el día, sus pezones erectos sobresalían a través de la tela de su suéter. Para una persona normal, en circunstancias normales, no sería gran cosa y probablemente ni siquiera se notaría. El problema era que ella no era normal y él estaba en estado perpetuo de excitación. Siendo ése el caso, un incidente insignificante como una ___(Tn) sin sostén tenía una importancia monumental.

¿Por qué haría ella eso? ¿Por qué habría prescindido del sostén y qué más se habría quitado? se preguntó. Observó sus caderas y tragó saliva de forma audible.

Su libido estaba sobreexcitada, bombeaba su sangre a través de las venas a una velocidad alarmante. Tenía ganas, entre otras cosas, de frotar las yemas de sus dedos contra esos pezones… esos mismos pezones protuberantes que había visto sumergirse y emerger cuando ella estaba en la bañera caliente.

La imagen se congeló en su mente y él dejó caer la mano.

-Puedo seguir el resto del camino solo -dijo y fue cojeando hacia el baño.

Joseph encendió una vela, cerró la puerta y se apoyó sobre el lavabo. Miró su reflejo en el espejo y se estremeció. Sí, una ducha estaba definitivamente a la orden. Se olvidaría del agua templada porque la necesitaba fría. Cuando abrió la puerta de cristal de la ducha, algo cayó sobre su brazo y, al inspeccionarlo reconoció la ropa interior de ___(Tn)… el sostén, las medias y las bragas más pequeñitas que hubiera visto en su vida.

Cerró los ojos y gimió. «Contrólate, hombre», se dijo y con rapidez dejó las prendas íntimas sobre el lavabo. Se desvistió y se metió bajo la ducha. Giró el grifo del agua fría y el agua lo golpeó con gotas parecidas a diminutas agujas de hielo mientras se enjabonaba y enjuagaba con rapidez. Eso hizo maravillas para disminuir su ardor, por lo cual se sentía agradecido.

Joseph salió de la ducha y se secó lo mejor que pudo. Aceptando el ejemplo de ___(Tn), descartó sus calzoncillos y se puso los vaqueros. Con infinito cuidado, volvió a colocar las prendas de lencería de ___(Tn) sobre la puerta de la ducha. Lanzó su camiseta y sus calzoncillos al lavabo y los lavó y colgó junto a las cosas de ella. Durante un largo rato observó los artículos colgados sobre la caseta y la intimidad de la escena lo abrumó.

Se frotó la barba… ¡Cuánto daría por un afeitado! Abrió el armario de las medicinas y revisó su contenido. Los dueños parecían muy eficientes. Había varios paquetes con muestras de artículos de tocador y encontró un tubo de pasta de dientes; usó su dedo como cepillo. Luego encontró un paquete de maquinillas de afeitar en el segundo estante, junto a las aspirinas. No había crema pero eso no le importó, ya que se había afeitado en condiciones mucho más difíciles que ésa.

Joseph iba a cerrar la puerta del armario cuando su vista captó una cajita pequeña, cuadrada, parcialmente escondida en el estante superior. Su corazón se disparó porque de forma instintiva reconoció lo que era. Como si estuviera en cámara lenta, Joseph la tomó y al mismo tiempo confirmó su más ardiente esperanza… y sus peores temores.

Mientras miraba la caja de preservativos se convenció de que alguna divinidad estaba probándolo. «No, por favor, rogó, no me hagas esto a mí». Si existía algo que lo había mantenido en línea era el hecho de que no tenía protección. Él jamás le haría eso a ella o a sí mismo. La eliminación de ese problema virtualmente abría la puerta a tantas posibilidades ilimitadas que su cuerpo empezó a tensarse ante la sola alusión de lo que podría ser.

Tragó con fuerza. Sólo había una cosa que hacer. Deshacerse de ellos… pero ¿cómo? No podía simplemente tirar la caja a la basura porque ___(Tn) la vería. Revisó el pequeño baño; no había ventana ni ningún lugar donde pudiera esconderla. Quizá fuera mejor si simplemente volvía a poner la caja donde estaba. Ella no la había visto antes y no había razón para pensar que en ese momento lo haría. Él puso la caja boca abajo y la ocultó en el rincón más profundo del estante superior. Al día siguiente por la mañana podría metérsela en el bolsillo y tirarla en el bosque.

Sonreía ante su noble ingenuidad. Cerró la puerta del armario y procedió a enjabonarse el rostro. Cuando empezaba a afeitarse, oyó que llamaban a la puerta.

-¿Todo bien ahí dentro? -Gritó ___(Tn).
-Bien. Ya voy a salir.
-No te retrases, porque la cena está lista -le anunció.
-Fabuloso. Estoy hambriento.

Joseph terminó y abrió la puerta del baño para encontrar su camisa de franela limpia y seca, colgada del pomo de la puerta. Se la puso pero no se la abrochó. La rodilla no le dolía debido a los expertos cuidados de ___(Tn), pero él sabía que no debía exagerar. Si quería salir de ese lugar por su propio pie, iba a tener que tomárselo con calma. Podía ser obstinado cuando se trataba de sus propias habilidades, pero no era ningún tonto.

___(Tn) estaba parada junto a la mesa con expresión ansiosa. Sacó una silla para él. Con una mirada especulativa, Joseph aceptó su oferta y se sentó. En un instante ella llevó un banquito y le hizo apoyar la pierna sobre él.

-Así está bien -le dijo-. Eso la ayudará.
-Gracias -estaba confuso pero también halagado por la atención que ella le daba.

___(Tn) sonreía ante su expresión de sorpresa.

-Traeré la cena.

Joseph observaba cómo ella daba vueltas en la habitación como un conejo enjaulado. ¿Qué se proponía? No lo sabía y, por el momento tampoco le importaba pero no podía apartar sus ojos de ella. Su presencia lo llenaba con una sensación de reverencia y paz. Al mismo tiempo, el aire mismo en torno a ellos parecía crepitar por la sensación de expectación que se intensificaba cuando ella pasaba.

Mientras ___(Tn) servía la cena, sus senos llenos se balanceaban muy cerca de su rostro. Joseph obligó a sus manos a permanecer bajo la mesa. Las cerró para evitar extenderlas y tocarla a cada acercamiento tentador. Tuvo éxito en controlarse y sus ojos entrenados se posaron sobre el contenido irreconocible del plato que ella había colocado en el centro de la mesa.

-¿Qué es esto? -Le preguntó.
-Atún con aceitunas españolas -le respondió.
-Nunca había oído hablar de eso.
-Es porque acabo de inventarlo -cogió un poco con el tenedor y lo acercó a él-. Pruébalo.

Reacio, Joseph abrió la boca. Mientras masticaba despacio, abrió más los ojos.

-No está mal. Nada mal.

___(Tn) le pasó un vaso.

-Ahora, remójalo con esto.
-Vino.
-Sí.
-¿Dónde lo conseguiste?
-Estaba escondido en el armario de la cocina. ¿Está bueno, verdad?
-Desde luego -tomó el vaso y se bebió el resto de un solo trago.
-Se supone que uno «paladea» el vino -lo amonestó.
-Paladearé el siguiente -le pasó su vaso para que se lo volviera a llenar.

___(Tn) sacudió la cabeza pero se lo llenó de nuevo. Sacó el atún frío y tomó asiento frente a él. Terminó su vaso de vino mientras lo observaba comer como un lobo.

-¿No vas a comer tú? -Le preguntó.
-En un minuto. Esto es mucho más interesante.
-¿Qué es más interesante?
-Observarte -el tenedor de Joseph se detuvo a mitad de camino hacia su boca.
-Deja eso -le dijo.
-¿Dejar qué? -Preguntó de forma inocente.
-Ya sabes exactamente qué. Lo que estás haciendo.
-¿Mirarte?
-Mirarme de la forma en que lo haces.
-¿Cómo te estoy mirando? -Le preguntó.
-Como si yo fuera el postre -respondió.
-¡Mmm, eso parece delicioso!

Joseph se retiró de la mesa.

-___(Tn)… -la advertencia estaba clara en su voz-. No lo hagas. No estoy hecho de piedra.

Ella se estiró y le acarició la barbilla.

-Ya lo veo -ladeó la cabeza-. ¿Te has afeitado por mí?
-___(Tn)…
-No, no respondas a eso -dijo mientras se levantaba-. Tomemos el siguiente plato.

Sirvió la sopa y las judías. No era una comida muy exótica, pero Joseph estaba tan hambriento que no le importaba. Comieron en silencio y terminaron hasta la última migaja de comida.

-Creo que ambos teníamos hambre -le dijo ella cuando recogió los platos sucios.
-Vamos -Joseph trató de levantarse-, déjame ayudarte.
-No -lo empujó hacia su asiento.
-Es justo que yo limpie. Después de todo, tú cocinaste -dijo Joseph.
-La próxima vez. Esta noche, te ordeno que te relajes.
-¿Me lo ordenas?
-Sí, te lo ordeno.
-Sí, señora -la saludó de forma burlona.
-Bébete el vino -señaló con la cabeza.

___(Tn) lavó los platos con rapidez. Cuando terminó su tarea, caminó hasta quedar detrás de Joseph. Él estaba sentado en la silla, con el pie descansando sobre el banco y el vaso de vino sobre su rodilla sana. ___(Tn) empezó a darle un masaje en la nuca y él se inclinó ante los movimientos acariciantes de su mano.

-¡Dios! Esto es muy agradable.
-Tus músculos están muy tensos -le dijo.

Vaya si lo sabía.

-Debe de ser por dormir en ese colchón o… ¿debería decir por tratar de dormir?
-¿Te mantuve despierto anoche? -Le preguntó.
-¿Tú? ¡Rayos, no! -Reía sarcástico-. Sólo me diste unas seis o siete patadas, nada más.

___(Tn) lo rodeó para mirarlo.

-Soy famosa por ser una durmiente inquieta.
-Háblame de eso -sonreía.
-Háblame de ti.

Joseph se encogió de hombros.

-No hay mucho que contar -respondió cauteloso.
-¿No hay esposa?
-No.
-¿Ni novia?
-No.
-¿Nadie en especial?
-Nadie.
-¿Por qué? -Le preguntó-. Eres un hombre de buena apariencia. ¿Por qué nadie te ha pescado desde hace tiempo?
-No deseo que me pesquen -terminó su vino y colocó el vaso sobre el suelo-. ¿Y qué me cuentas de ti? Debe de haber un ejército de tipos por ahí en espera de ponerte un anillo en el dedo.
-Hay…
-Creo detectar un «pero»… -___(Tn) sonrió.
-¡Un gran «pero»! La mayoría no me desea a mí, desean lo que piensan que ven.
-¿Y qué es eso?
-Apariencia, cuerpo, dinero…
-No olvidemos la modestia…

Ella le golpeó el brazo con gesto juguetón.

-Eso también.

Él le sujetó la muñeca y le hizo dar la vuelta completa para que quedara frente a él. En silencio, la hizo abrir la mano y estudió su palma. El corazón de ___(Tn) empezó a palpitar con mayor fuerza ante su contacto. Era tan cálido, tan vital, que la joven se sentía definitivamente en desventaja ante él. La intrigaba, desafiaba y excitaba. Ella retiró la mano y le acarició el rostro.

Joseph trató de no moverse. Si lo hacía, sabía lo que haría. La atraería hasta su regazo y la besaría hasta que ambas cabezas giraran y entonces ¿en dónde estarían? En camino hacia ningún lado, se contestó.

-Eres un hombre muy apuesto, Joseph Jonas –susurró-, y a pesar de todos tus fallos externos, me parece… -sonrió-… que no hay nadie más a quién yo elegiría para estar con él ahora.

Se inclinó y lo besó. Era un simple roce de unos labios, pero en la mente de Joseph era como si se hubiera efectuado una unión entre hierba seca que se encendiera con el fuego furioso que había dentro de él. En respuesta, el apretó los dientes y se forzó a no devolver el beso. Era la cosa más difícil que había hecho en su vida.

-Joseph… -___(Tn) susurró contra su boca-. Bésame.
-No.
-¿Por qué? ¿No quieres hacerlo?
-Sí, deseo hacerlo.
-¿Entonces?

Joseph la apresó por los hombros.

-No empieces algo que no puedas terminar.
-¿Quién ha dicho que no voy a terminar lo que empiece?
-Deja de incitarme, ___(Tn). No te sienta bien.
-¿Y si no estoy incitándote?

Joseph la miró directamente a los ojos y se dio cuenta de que lo decía en serio.

-¿Estás ofreciéndome lo que creo que me estás ofreciendo?

___(Tn) tragó saliva con fuerza.

-Sí.
-¿Estás segura? -Le preguntó.
-Sí, lo estoy.

Joseph musitó una imprecación, la empujó y se levantó de la silla. Caminó hasta el fregadero, protegiéndose su pierna mala. Durante un largo rato la miró.

-¿Por qué estás haciendo esto? -Le preguntó-. Precisamente esta mañana estableciste ciertas reglas para mí y ahora…
-Es que… cambié de opinión. Yo deseaba que hicieras el amor conmigo. ¿Es eso tan terrible?
-¿Terrible? No, no es terrible. Es… una locura. Eso es lo que es. Una locura total.
-¿Por qué es una locura? Ambos somos adultos. Estamos atrapados aquí y te encuentro atractivo. Tú me encuentras atractiva. ¿Quién va saberlo? ¿A quién le importa?
-A mí me importa -dijo él con suavidad-, y quizá no quiera ser sólo una marca más en la cabecera de tu cama.
-¿Es eso lo que piensas? —___(Tn) sintió que lágrimas inesperadas asomaban a sus ojos.

Joseph las vio y escuchó el tono ahogado de su voz y fue hacia ella. La abrazó estrechamente contra sí, luego la levantó y retiró la cabeza de ella de su pecho. Enterró los dedos en su cabello.

-No, no sé por qué lo dije. Sí, lo sé. Lo dije para detenerte, para impedirte que hicieras esto.
-No me detengas… no te detengas.
-Uno de nosotros tiene que pensar con sensatez. Después de mañana quizá nunca volvamos a vernos.
-Entonces tengamos esta noche. Sólo esta noche… ¿Joseph?

Su ruego lo bañó de una marea de emoción. La besó porque en realidad no tenía alternativa. No la había tenido desde el momento en que despertó y la encontró sentada frente al fuego. Ella se había tomado su tiempo para prepararle esa maravillosa cena con lo más básico. Cuando todo estuvo dicho y hecho, había tenido lugar la escena más sensual de la que él hubiera sido testigo… y todo había sido por él.

Sintió que su sexo se henchía contra ella. Ella debió de sentirlo también, porque se movió hacia él y acunó su excitación entre las piernas. Él le abrió los labios con la lengua y ___(Tn) lo aceptó. Ella sabía tan dulce, una mezcla de vino y de mujer…. jamás había probado algo tan delicioso.


Joseph la acarició por debajo del suéter, deslizó las manos arriba y abajo por su espalda y los costados, mientras la besaba con mayor profundidad. Su piel era suave, lisa, tan sedosa como parecía. Satisfizo su sueño al acunar sus senos, uno en cada mano, y con delicadeza masajear sus gloriosos montículos. Ella murmuraba contra sus labios y el sonido reverberaba a través de su cuerpo, liberando fragmentos de un placer tan intenso que apenas podía mantener el equilibrio.

___(Tn) lo sintió cambiar su peso de pierna y se apartó.

-Tu rodilla…

Joseph tiró de ella hacia sí y la besó de tal forma que la hizo olvidarse de cualquier preocupación.

Cuando Joseph empezó a levantar el suéter, ___(Tn) se le adelantó. Se lo quitó con rapidez y lo lanzó lejos. Sacudió su cabello y se detuvo frente a él, desnuda de cintura para arriba. Joseph la miraba con tal intensidad que parecía quemarle la piel.

Mientras esperaba su primer movimiento, comprendió lo verdaderamente vulnerable que estaba. Ella siempre había considerado su apariencia como un don y nunca se había sentido tan consciente de su propio cuerpo como en ese momento, allí mismo, cuando se estaba ofreciendo a un hombre, ese hombre, por primera vez. Era tan atemorizante y a la vez tan excitante, que su cuerpo empezó a latir con ese largamente reprimido y negado deseo.

-Tócame -le susurró incapaz de permanecer durante un minuto más sin sentir sus manos sobre ella.

Joseph perdía la cordura. La cámara no había mentido. La vista de ella era increíble. Si hacía lo que ella le pedía, si la tocaba, no habría nada ni nadie que le impidiera hacerla suya. Él nunca fue un cobarde, nunca se sintió intimidado por algo o alguien en toda su vida adulta, pero esa mujer que se le ofrecía lo asustaba mortalmente.

___(Tn) se estremecía de deseo, de necesidad. Ella se estiró y extendió la palma de la mano dentro de la camisa de él. Su corazón palpitaba al doble de velocidad mientras ella le acariciaba el suave vello rizado de su pecho.

-Joseph… -se movió para acercarse a él, le separó la camisa y frotó las puntas de sus senos contra su pecho-. Tócame…

Como si tuviera voluntad propia, las manos de él obedecieron sus órdenes e ignoraron los mensajes de advertencia enviados por su cerebro. Joseph la tocó y frotó los pulgares contra sus tensos pezones y con delicadeza.

Las rodillas de ___(Tn) flaquearon y él la sostuvo contra sí durante un largo rato antes de que ambos virtualmente se derrumbaran sobre el colchón. Joseph la besaba con profundidad y su lengua barría la cavidad de su boca. Los labios de ella dejaron los suyos para besarle el cuello y los hombros.

Entonces Joseph lanzó la cautela al viento. Abrió la boca y tomó su henchido pezón dentro, succionándolo como había soñado hacer. Ella se derretía en su boca como un caramelo, tan dulce, tan deliciosamente femenina, que su ya tenso cuerpo palpitaba con una desesperada necesidad de enterrarse dentro de ella. En cambio, se deslizó hacia el otro seno y siguió saboreando, de la misma forma lenta, firme e inexorable.

___(Tn) fue capturada en un poderoso remolino de deseo. Eso era lo que sus amigas le habían contado, y lo que había esperado durante tanto tiempo. Era eso. Enredó los brazos en torno a su cuello y deslizó los dedos por el cabello de su nuca, para masajear luego los tensos músculos de sus hombros y brazos. Al mismo tiempo, la magia de su boca la reducía a una insensata fuente de deseo.

Ella empujó sus caderas contra las de él sin comprender por qué o qué era lo que hacía; sólo sentía la necesidad de satisfacer una oscura ansiedad.

Joseph bajó su mano hasta su costado y se detuvo en la cintura de sus pantalones de esquiar. Le bajó la cremallera y le soltó el botón. Los pantalones se abrieron y, vacilante él llegó al interior para acariciar su vientre. Su piel era suave, su cuerpo firme y él se permitió el lujo de tomarse su tiempo para explorarla.

Pero ___(Tn) no estaba dispuesta a aceptarlo. Presionaba sus caderas contra él a cada caricia exigiendo que se moviera con mayor rapidez, más abajo, hasta el único lugar de su cuerpo que necesitaba de su contacto más que ningún otro.

Cuando él la tocó, ella gritó su nombre una y otra vez. El dolor que había en su voz correspondía al dolor que él sentía. Ella abrió las piernas y levantó las caderas hasta la mano de él y sus dedos se volvieron más atrevidos. Joseph la tocó de forma íntima, sumergiéndose en ella una y otra vez, hasta que ambos perdieron todo control. Ella estaba tan húmeda, tan abierta y necesitada que él estaba seguro de que no podría dominarse ni un momento más.

___(Tn) estaba perdida, fuera de este mundo, del mundo que ella conocía como normal. Se movía contra sus dedos en un frenesí, elevándose hacia una brillantez tan intensa que calentaba hasta su misma alma. Fue entonces cuando todo estalló en ella y llovió en su mente con rayos de luz tan dolorosamente hermosos, que los ojos se le llenaron de lágrimas.

Joseph sintió su respuesta, la acunó con fuerza mientras cada espasmo estremecía su cuerpo. Él interrumpió su beso y la besó detrás de la oreja, dándole espacio, dándole tiempo para respirar. El corazón de él palpitaba con fuerza y su cuerpo se incendiaba, duro como la roca. Tenía tanta necesidad de liberarse que pensó que podía llegar avergonzarse de ello.

La retuvo con firmeza y, apretando los dientes recuperó el control. Ella había alcanzado su clímax y eso, se dijo, era suficiente, era todo lo que importaba. Pensó en el carrete de película en su bolsillo y en cómo la estaba engañando; también pensó en cómo se iba ella a sentir cuando descubriera, lo que sin duda haría, quién era el.


No, eso era correcto, era justo. Bajo esas circunstancias, era lo menos que podía hacer. Aunque no tuviera nada más, ella siempre tendría ese pequeño placer para recordar y, quizá algún día pudiera pensar con cariño en él, e incluso perdonarlo. Y su castigo sería negarse la única cosa que él había deseado más que ninguna otra cosa en el mundo.

Esa noche fue un regalo para ella.

Karely Jonatika
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"Una Niña Rica" (Joe&Tu) [TERMINADA] - Página 3 Empty Re: "Una Niña Rica" (Joe&Tu) [TERMINADA]

Mensaje por Karely Jonatika Miér 04 Ene 2012, 1:08 am

♥Capítulo Siete♥

___(Tn) se puso su suéter y quedó acostada sobre el colchón. Joseph descansaba junto a ella, apoyado en un codo. Ella se acurrucó contra él, se extendió y con ternura le rascó el vello del pecho.

Le sonreía pero él no le devolvió la sonrisa. De hecho, parecía bastante desolado. Él le había hecho el amor a ella, no con ella. Ella se sentía contenta y saciada, pero incompleta. Quería corresponderle, complacerlo tanto como él la había complacido. Pero cuando trató de hacerlo, él la detuvo en seco.

-¿Joseph?
-¿Sí?
-¿Por qué te detuviste?

Él no respondió.

-¿No quieres hacer el amor conmigo?
-Lo deseo mucho.
-¿Entonces por qué… no terminaste?

Él le quitó un mechón de cabello rojizo de la frente.

-Porque hay algunas otras cosas que considerar…
-¿Cómo qué?
-Como la protección. No tengo ninguna.

___(Tn) cambió de posición.

-Yo ni siquiera pensé en eso.

___(Tn) se preguntó qué pensaría él en realidad sobre el tipo de vida que había llevado y si merecería la pena contárselo. Su viejo dilema pesaba como una tonelada de ladrillos y, de todas maneras él no creería nada de lo que ella le dijera. Se alejó. Joseph la alcanzó y tomó su barbilla entre las manos, obligándola a mirarlo.

-Podías quedarte embarazada -afirmó mirándola fijamente.
-¿Embarazada? -Repitió.

Quizá el tono de su voz fuera infantil, pero las palabras conjuraban un hermoso cuadro en la mente de Joseph: ___(Tn), acurrucada contra sí justo como en ese momento, con un bebé, su bebé, mamando de sus hermosos senos. Un dolor agridulce retorció sus entrañas ante ese pensamiento imposible y lo apartó.

-Creo que eso era inconveniente.
-Aja, creo que lo sería.

Se alejó de él. La distancia era mínima pero significativa. La risa de ___(Tn) tenía un sonido artificial.

-¡Qué bien que se le ocurriera a uno de los dos! Si lo hubieras dejado a mi cargo, probablemente ahora estaría rodando por el suelo, haciendo el amor de forma insensata, loca y apasionada…
-___(Tn), yo no quise insultarte. Quería hacerte feliz y creo que lo hice.

Ella se estiró y le acarició la mejilla.

-¡Oh, Joseph! Lo hiciste, lo hiciste. Lo que pasa es que yo quería hacer lo mismo por ti.

Joseph colocó su mano sobre la suya y cerró los ojos. Su cuerpo todavía estaba incendiado y él estaba tenso, duro y sumamente excitado por estar cerca de ella, por escuchar la melodía de su voz, por respirar su aroma.

-No quiero hacer nada que te lastime, ___(Tn).

Ella sonrió, con una sonrisa lenta y muy femenina.

-No puedo imaginarte haciendo algo por estilo.
-Ahora te sientes de esa forma, pero una vez que estemos fuera de aquí, quizá cambies de opinión.

«Una vez que sepas quién soy yo y lo que he hecho», añadió para sus adentros.

-No será así -le dijo con convicción.

Joseph se levantó porque tenía que hacerlo. Si continuaba escuchando su lógica imperfecta, estarían de nuevo el uno en los brazos del otro, besándose, tocándose y haciendo el amor. Él tenía que ser quien guardara la apropiada perspectiva. Él era el que conocía la historia completa. Ella era la inocente. Si se aprovechaba de esa situación, ella nunca se lo perdonaría y él no podría culparla.

Cuando estuvieran de vuelta en el mundo real, él le diría la verdad, le contaría que no tenía intenciones de vender las fotos, le diría que la deseaba mucho más que para una noche solitaria en una cabaña fría y aislada en los bosques. Entonces ella sería libre para decidir si eso era lo que deseaba de alguien como él… un periodista, el tipo exacto de gente que ella había llegado a despreciar.

Caminó hasta la mesa, cogió la botella de vino y volvió a llenar su tarro.

-Yo también -le gritó ella.

Joseph llenó su vaso y lo llevó hasta ella. Su cabello estaba despeinado en una espléndida masa sedosa de color miel. Ella se lo echó hacia atrás mientras se estiraba para recibir el tarro. Él tuvo que detenerse físicamente para no meter los dedos en esos sedosos mechones.

-Gracias -le dijo ella y levantó el tarro para brindar con él.

Chocaron los vasos.

-Por las avalanchas y el destino -brindó Joseph más para sí mismo que para ella.
-¿Destino?
-¿Cómo llamarías a estar atrapados aquí juntos?
-Destino está bien –sonrió-. Lo que pasa es que me sorprendió que tú lo dijeras. No pareces de los metafísicos.
-Hay profundidades en mí que tú todavía desconoces, querida -le hizo una burlona reverencia.

___(Tn) se echó a reír. Había muchas cosas de él que deseaba conocer, pero justo en ese momento su ego estaba lastimado y una pregunta le pareció más importante que el resto.

-¿Joseph?
-Sí.
-Si nosotros… bueno… no sé cómo poner esto en palabras sin parecer tonta.
-Simplemente dilo -dijo y bebió vino.
-Está bien, lo haré. Si hubiéramos tenido protección… ¿habrías…?

El corazón de Joseph casi golpeaba su pecho. Bebió un gran trago de vino.

-¿Si te hubiera hecho el amor?
-Sí. ¿Lo hubieras hecho?

Una imagen de la cajita de color morado con los preservativos escondida en el estante superior del armario de medicinas cruzó por la mente de Joseph. Su mano derecha se cerró en un puño y la miró durante un largo rato con el corazón en la mano.

-Por supuesto, corazón -susurró.

Una lenta sonrisa se dibujó en los labios de ___(Tn). Levantó su vaso de vino y observó a Joseph por encima del borde.

-Gracias -su voz sonó suave-. Creo que necesitaba escuchar eso.
-De nada -respondió pensando que si el Señor daba puntos como bonos por las mentiras blancas y el férreo autodominio, él acababa de ganarse un trono de oro en el cielo.

___(Tn) palmeó el lugar junto a ella en el colchón y, contra su mejor juicio Joseph se reunió con ella y se apoyó en un brazo.

-Voy a hacer que cumplas eso, ya lo sabes -le aseguró ella.
-¿Cumplir qué?
-Tu promesa de hacerme el amor, cuando salgamos de aquí.
-Trato hecho. Si eso es lo que tú quieres.

___(Tn) se sentó.

-¿Qué me haría cambiar de decisión?

Joseph se encogió de hombros.

-Un sinnúmero de cosas.
-¿Como cuáles?
-Una vez que regreses con tu padre, las cosas podrían ser diferentes.
-No creo que tengas que preocuparte por eso. Mi padre no está ahora muy contento conmigo. Por la boda y todo eso.
-¿Boda? -Joseph pensó que la cosa se ponía buena.

___(Tn) se echó a reír.

-Eso es lo que me gusta de ti, Jonas. Que estás muy bien informado -se inclinó y se aproximó a él-. Mi boda, la razón por la que huí.
-¿Quién es el tipo? -Preguntó con un tono tan indiferente como le fue posible.
-Su nombre es Justin Farrell y es socio de negocios de mi padre, un hombre casi de su edad. Ambos deseaban eso con mucho interés -movió los hombros estremecida-, pero yo no pude seguir adelante.
-¿Por qué no?
-Por muchas razones.
-¿Entonces por qué aceptaste casarte con él?

___(Tn) frunció el ceño.

-Mi padre llegó justo después del lío con la escuela de enfermería. Estaba tan confundida que no sabía lo que quería. Justin es muy amable, bondadoso y paciente. En ese momento me pareció una buena idea pero…
-Continúa.
-Pero creo que al final todo se vino abajo por una cosa: no lo amaba.
-¿Es eso tan importante?
-Para mí sí lo es.
-Otra irremediable romántica.
-Dices eso como si conocieras a muchas.
-Quizá las conozca.
-Dime una.
-Mi madre -terminó su vino y colocó el tarro en el suelo-. Ella siempre estaba buscando su Príncipe Encantado.
-Supongo que eso significa que nunca lo encontró.
-No, no lo encontró pero no por falta de intentos. Se casó cinco veces antes de morir.
-Y por su experiencia tú decidiste que ser romántica es una falta grave de carácter.
-Yo no diría eso. Creo que eso es aceptable… en una mujer.

___(Tn) podía sentir cómo su sangre empezaba a avivarse.

-¿Pero no en un hombre?
-No.
-¿Y por qué?
-Porque los hombres viven en el mundo real. No es el amor lo que hace girar el mundo, sino el dinero. Tú mejor que nadie deberías saberlo.
-Pareces una verdadera autoridad en la materia.
-Quizá lo sea -murmuró con tono quedo.

___(Tn) lo miró con la cabeza ladeada. Quería que él continuara con sus comentarios sobre las mujeres, pero algo en su voz la detuvo. Su deseo de saber más cosas sobre él superó todo lo demás.

-Cuéntame más -le pidió.
-No hay mucho que añadir. Basta decir que tú no eres la única con un padre obsesivo.
-¿El tuyo también? ¿Qué hace él?
-Es banquero.
-¿Se llevan bien?

Joseph negó con la cabeza.

-No lo he visto ni he sabido de él en años. Digamos que tenemos puntos diferentes de vista. Cada uno sigue su propio camino.
-Eso es muy triste. Siento pena por ambos.
-No lo hagas -interpuso Joseph-. Eso sucedió hace mucho tiempo.
-Creo que eso demuestra mi teoría.
-¿Y cuál es?
-El dinero no lo hace a uno feliz. Si así fuera, tú y tu padre todavía estarían en contacto y yo tendría todo lo que deseo.
-¿No lo tienes? -Preguntó Joseph verdaderamente intrigado.

___(Tn) se levantó del colchón y caminó hacia la mesa. Volvió a llenar su tarro con las últimas gotas de la botella mientras pensaba en una respuesta adecuada. Por fin se volvió para mirarlo.

-No. Nadie lo tiene, pero yo no soy infeliz. He tenido una vida maravillosa y todavía será mejor una vez que empiece con mi fundación.
-¿De qué se trata eso?
-Voy a coger todo mi dinero, o mejor dicho, toda mi herencia, para formar una fundación de beneficencia.
-¿Qué tipo de beneficencia?
-Ninguna en particular. Quiero ofrecer subvenciones a las organizaciones e individuos que ayuden a otros.
-Parece muy altruista para una persona tan joven como tú.
-No te burles, Joseph. Es un asunto muy serio para mí.

Joseph cruzó una pierna y se frotó la rodilla.

-No te estoy ridiculizando, créeme, es una gran idea, pero eso sólo prueba mi teoría. Sin ese dinero, tú no tendrías ninguna fundación, así que en realidad, el dinero es lo que te hace feliz.
-Eso no es verdad. Con dinero no puedes comprar nada que sea realmente importante en la vida.

Él rió irónico.

-Me gustaría escuchar esa lista.
-Un marido, un hogar, niños.

Joseph la miró. Visiones de casas con vallas blancas danzaron en su cabeza. Sus miradas se encontraron.

-¿En ese orden?
-Preferiblemente -ella se terminó su vino.
-Si eso es lo que quieres entonces, yo te deseo éxito en todos tus proyectos, tanto de negocios como personales.

Lo estaban haciendo tan bien y de pronto una vez más se levantó el muro que los devolvió de golpe, con rudeza, a la realidad. ___(Tn) rió nerviosamente.

-Hablas como si nunca fuéramos a vernos después de esto.
-Y eso es probablemente lo que suceda.

Ella se acercó a él.

-¿Por qué dices esas cosas?
-Porque son verdad.

La cabeza de Joseph empezó a palpitar. Ese tipo de conversaciones siempre le afectaban demasiado. No sabía si era por su aversión a hablar acerca de su familia o por los sueños adolescentes de ella sobre el amor perfecto. Todo lo que sabía es que sentía la cabeza como si fuera a explotar y que necesitaba salir de allí. Rápidamente se levantó.

-No sé nada sobre eso -continuó ___(Tn)-. Pensé que después… bueno, quizá pudiéramos quedar… como amigos.
-¿De verdad piensas que eso será posible?
-¿Por qué no?
-Piénsalo. Estilos de vida y todo eso. Estoy seguro de que se te ocurrirán algunas razones muy válidas -Joseph caminó hacia la puerta.
-¿A dónde vas?
-Afuera.
-Está oscuro como una cueva y frío…
-El frío es exactamente lo que necesito.

Cuando llegó a la puerta, ___(Tn) se movió hasta quedar detrás de él. Joseph podía sentir el calor de su cuerpo, pero no se volvió; en vez de eso, bajó la cabeza y la apoyó contra la puerta.

-¿Por qué me estás haciendo esto? -Preguntó en un susurro bajo y áspero.
-No lo sé -dijo sinceramente-. Sólo sé que me siento muy atraída hacia ti, que deseo que tú sientas lo mismo por mí, que tú… también me desees.

Joseph sintió que la ira y el deseo le quemaban y se mezclaban dentro de él; ira por lo que nunca podría ser y un deseo tan implacable como la nieve que seguía cayendo. Él se volvió; su rostro parecía una máscara de tormento.

-Yo deseo… ¿eso es todo lo que te importa, verdad? ¿Eres tan caprichosa que sólo puedes pensar en lo que tú deseas? ¿No en lo que cualquier otra persona pueda sentir? ¿No en lo que es correcto o equivocado? -Joseph le cogió la mano y la guió hasta abajo de su cintura. Presionó la palma contra su sexo y la forzó a sentir cada duro centímetro de él-. ¿Satisfecha? Tú ganas. Te deseo y ahora, por favor, déjame ir.

La soltó y se dispuso a abrir la puerta.

-Todavía no.

Joseph cerró los ojos y soltó el aliento.

-¿Y ahora qué?

___(Tn) le tocó el hombro con un roce tan ligero como una pluma.

-Esto -dijo y enredó los brazos en torno a su cuello.

Lo besó, pequeños besos juguetones sembrados alrededor de su boca, sus mejillas, su mentón y a cada lado de su cuello. Se dio un festín de él y mientras Joseph se quedaba quieto como una piedra y se negaba a participar, ella continuó con su asalto.

Ella no sabía lo que estaba haciendo o por qué lo estaba haciendo. Pensó que quizá él tuviera razón, quizá fuera tan caprichosa que no supiera cómo aceptar un «no» por respuesta. Quizá fuera mucho más que eso. Quizá fuera una combinación de sus palabras, la cantidad de vino que había bebido y todos esos años solitarios perdidos que había pasado soñando con un hombre y una noche como aquella.

Cualquiera que fuera la razón, todo lo que sabía era que lo necesitaba, necesitaba que la abrazara, que la tocara, que la hiciera sentirse como una mujer, como sólo él sabía hacerlo. ¿Por qué hacía las cosas tan difíciles? ¿Por qué no podía permitir que ella lo complaciera? Resultaba evidente que la deseaba; entonces ¿por qué luchaba contra ella?

Extendió las manos sobre su pecho sintiendo que su corazón latía a mayor velocidad mientras acariciaba las tetillas masculinas con las yemas de los dedos.

Joseph gimió, pues no podía resistirse. Ella ya estaba en su sangre, peligrosamente cerca de penetrar hasta su alma. Se inclinó y la besó. ___(Tn) abrió la boca y aceptó su lengua. Era un beso agridulce que retorció y anudó sus entrañas. Él nunca se había sentido tan destrozado y atormentado como en ese momento. Desesperado, se retiró de ella, ardiente, dolorido y sin aliento.

-No te enfades conmigo.
-No estoy enfadado contigo. Estoy molesto conmigo mismo por no ser capaz de mantenerme lejos de ti. ¿No comprendes eso?
-Aja.
-Deja de hacer eso.
-¿Hacer qué?
-Deja de mirarme con esa expresión.
-¿Qué expresión es ésa?
-Cálida, soñadora, como si tú supieras algo que yo no sé.
-¿Es así como te parezco? -Le preguntó.
-Sí.
-Quizá sea el vino.
-Quizá.
-Quizá sí o quizá no.

___(Tn) de nuevo le rodeó el cuello y le obligó a bajar la cabeza hacia ella. Volvió a besarlo, sólo que esa vez, cuando la lengua de Joseph tocó la suya, ella se derritió contra él, deslizó las manos por su espalda y le masajeó los músculos que se flexionaron bajo sus dedos.

Joseph enredó sus brazos en torno a ella mientras todas sus buenas intenciones se desvanecían en una llama de deseo tan fuerte que no podía ver y mucho menos pensar. La abrazó con más fuerza y la atrapó entre él y la puerta. ___(Tn) cambió de posición para acomodarse a él y el cuerpo de Joseph, duro como una roca, se acomodó con el de ella.

Él deslizó los labios por su mejilla y después hacia abajo, por sus hombros, hasta llegar al valle que se abría entre sus senos, donde se detuvo para respirar su aroma. Luego mordisqueó sus pezones a través del suéter.



Joseph ardía de deseo, su aliento húmedo penetró la tela de su suéter y ___(Tn) no tardó en contorsionarse bajo su boca, anhelando más de él…. todo él. Se estiró y le desabrochó los vaqueros metiendo con gesto insinuante una mano por la cintura. Él jadeó cuando ella lo tocó.

Joseph cerró los ojos y se mantuvo rígido cuando ella envolvió con sus dedos frescos toda su ardiente longitud. Sus labios volvieron a los de ___(Tn) en un beso profundo, metiendo la lengua dentro de su boca, de acuerdo con los movimientos de la mano de ella. Él sabía que tenía que detener eso, pero su cuerpo continuaba moviéndose contra ella, exigiendo un segundo más, quizá dos, tres… un minuto.

Se separó de ___(Tn) con la respiración entrecortada y su cabeza palpitando por un deseo tan intenso que sólo había una forma de acallarlo… y esa forma estaba prohibida.

-___(Tn), no puedo soportar esto.
-Entonces no lo hagas -respondió ella con su aliento abanicándole el cuello.

Joseph la sujetó por los hombros y la empujó hasta la distancia de un brazo.

-Lo digo en serio -repitió con mayor convicción.
-Yo también.
-No vas a ganar en esta ocasión.
-No sabía que se tratase de una competición.
-Tú lo convertiste en eso. Es mi voluntad contra la tuya y te prometo que la mía es más fuerte.

___(Tn) dio un paso para alejarse de sus manos.

-No estés tan seguro. Todavía no hemos salido de aquí.
-La tormenta está amainando y vendrán a buscarnos mañana.
-Eso no cambiará nada.

Joseph sacudió la cabeza.

-¿Estás siempre tan segura de ti misma en lo que a los hombres se refiere?

___(Tn) lo miró a los ojos. Adivinaba lo que él quería saber, pero no tenía el valor de decirle la verdad. Algo dentro de ella le decía que si él sabía que era virgen, huiría hasta el infierno, así que mintió.

-Yo nunca he fallado antes.

Joseph sintió una sensación ardiente en algún lugar cercano al corazón y luego se reprendió. Él no tenía derecho a sentir aquellas cosas con respecto a ella. No tenía derecho ni siquiera a que le importara. ¿Qué tipo de respuesta esperaba? ___(Tn), a diferencia de él, sólo era sincera.

-Es tarde -dijo él con tono quedo-. Vete a la cama.

___(Tn) empezó a protestar pero la mirada de Joseph la hizo cambiar de opinión.

-¿Dónde vas? -Preguntó.
-Afuera. Me duele la cabeza y necesito algo de aire.

___(Tn) dio un paso hacia él.

-Joseph…

Él levantó la mano para cortarle el paso y luego se frotó la sien.

-Ya no más… no esta noche.

___(Tn) se mordió el labio y luego asintió. Comprendía que no podía forzar más el asunto. Quizá su voluntad fuera más fuerte que la suya; sin embargo, ella era tenaz. Había terminado, pero sólo por el momento.

-Está bien, ve a tomar un poco de aire, pues quizá te ayude -dijo suspirando-. Te traeré un par de aspirinas -___(Tn) se alejó de él y fue hacia el baño.

Joseph exhaló una prolongada aspiración, abrió la puerta y salió hacia el porche. Aspiró profundamente el frío aire. Flexionó la rodilla varias veces y luego miró el cielo oscuro. La nieve continuaba cayendo, pero la tormenta se había reducido a una simple neblina. Estaba seguro de que por la mañana todo habría terminado.

«Una noche más», se dijo. «Contrólate sólo por una noche más».

Se frotó las sienes mientras daba la bienvenida al frío de la noche. Le ayudaba a aliviar las pulsaciones de su cabeza. Y las aspirinas le ayudarían todavía más. De repente, se le encogió el estómago y se volvió hacia la puerta.

«¡Aspirinas», pensó de repente. «¡El armario de las medicinas!»














Servidas chicas(: Los capítulos son bastante largos y muy intiresantes ¬w¬ Las quiero. Un beso. Ciao
Karely Jonatika
Karely Jonatika


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