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Mensaje por Atenea. Miér 04 Mar 2015, 7:32 pm

muack
Quiero tener vacaciones
Debo tener vacaciones
NECESITO TENER VACACIONES

The Punk Muffins Tour. - Página 54 1129725545
Atenea.
Atenea.


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Mensaje por spitfire. Jue 05 Mar 2015, 12:48 pm

The Punk Muffins Tour. - Página 54 1477071114

CAPÍTULO 027
Por: Calypso.
– Carter, Jackie, Vans, Damian, Hell y Cindy.


11 de septiembre

Vans se despertó cansada en su hotel, la noche anterior se había quedado hasta tarde guardando todos los altavoces, micrófonos y cables, por lo menos no le había tocado luces aquel día, que pesaba todo mucho más. Bostezó y se levantó de su cama. Compartía habitación en el hotel con Elliot, su primo, y como ella, encargado de sonido y luces en el mejor tour del momento.
Una media hora después ya se encontraba desayunando, con Joey, otro chico de luces, y su primo. La tortilla francesa que tenía en el plato la llamaba a gritos, y por un momento pensó que la tortilla realmente gritaba, pero luego se dio cuenta de que era aquella pelirroja que nunca estaba quieta, Derrie Sheehan. Nunca le había tocado supervisar un soundcheck de Wild Lilies, pero tampoco le importaría, especialmente ahora que su nuevo amigo, Jonah, le había suplicado que se las presentase. Vans suspiró y se metió otro bocado de tortilla en la boca. Tenían el día libre y no sabía que iba a hacer.

The Punk Muffins Tour. - Página 54 8vABHJf

—A mí la que más me gusta es el episodio V. Por razones obvias—. Dijo Damian a Kristy, mientras se alejaban de la taquilla del parque.
Se habían hecho muy amigos en las últimas semanas. Probablemente porque los dos eran unos frikis. Pero era una amistad sana y llena de bromas, cada vez con más confianza mutua. Como casi todo el mundo, aprovechando que tenían el día libre, habían ido al Six Flags Over Texas, un parque de atracciones.
—¿Porque está la escena más épica de la saga? —Respondió Kristy, alzando las cejas—. Eres un cliché, Damian.
—¡Vamos Kristy! —Exclamó el chico—. Las voces, el momento, sino fuera por lo malos que eran los efectos especiales de aquella sería perfecta.
Kristyana dejó de caminar para hacer una pausa dramática. Se aclaró la garganta e hizo su mejor imitación de Darth Vader.
—No, Luke yo soy tu padre.
Damian se rió y luego alejó su vista un poco por detrás de su amiga. Esta puso los ojos en blanco y se acercó a él de nuevo. Comenzaron a andar hacia Gotham City, una de las secciones del parque.
—Podrías ser valiente y hablar con esa pelirroja tuya, ¿sabes? Es una chica normal no la princesa de Genovia.
—Siento decepcionarte pero para mí todas las chicas me parecen imposibles. Menos mi hermana y tú.
—Directa a la friendzone, duele Damian.
—Yo también estoy en tu friendzone, ¿qué más dará?
—Cierto. —Kristy suspiró con una sonrisa—. Podría decírselo a Adelice, eso sí que sería bueno.
—¡Ni se te ocurra decírselo a mi hermana! Me obligaría a hablar con Hellen, o le diría que me gusta o algo así. Yo quiero a Adelice, pero tengo una dignidad que mantener.
Kristyana puso los ojos en blanco y se encogió de hombros.
—Prefiero mirarla de lejos. —Continuó Damian.
—Estás más obsesionado que Gordon con Lizzie.
—Ja. Ja. —Rió sarcásticamente el chico.
Kristyana se encogió de hombros y sonrió.

No mucho más lejos de allí, Hellen Wells y Leonor Appricott caminaban riéndose hacia otra sección del parque, Texas.
—Realmente las estilistas somos de las más importantes del tour. Sin nosotras, ¿cómo saldrían los artistas a escena tan guapos? —Comentaba Hellen, tan animada y confiada como acostumbraba a ser.
Leonor, más reservada, se encogió de hombros.
—Todos son bastante guapos ellos solos.
—Igual que nosotras. —La pelirroja echó su pelo por detrás de su hombro en un gesto muy exagerado, para hacer la gracia, su amiga simplemente sonrió, algo incómoda—. No lo dudes nunca Leo, somos las putas amas y estamos buenísimas.
Acto seguido soltó una carcajada y dio un saltito. Hell solía ser impredecible, con una gran autoestima desde pequeña, probablemente porque nunca tuvo nada de lo que avergonzarse. Era divertida, educada y muy guapa, y consciente de ello, sabía sacarse partido. Era la chica de tu clase que quieres ser cuando tienes trece años simplemente porque tiene un tipazo de esos que sacan el hipo.

The Punk Muffins Tour. - Página 54 8vABHJf

Desde que Derrie los había dejado solos con las palabras “pasádlo bien, Carter no beses a mi hermana en la primera cita si ella no te da la señal” Carter y Jackie no se podían sentir más incómodos. Jackie porque odiaba que su hermana la dejara en ridículo como había hecho. Y Carter porque no sabía, y nunca supo, qué es la señal. ¿Es una mirada especial? ¿Un parpadeo exagerado? ¿Qué la chica en cuestión se acerque mucho a ti? ¿Qué te sonría de frente justo cuando la dejas en la puerta de su casa? Estaban nerviosos a más no poder.
—¿Te gustan las montañas rusas? —Preguntó Carter, intentando quitar tensión al momento.
Se dio una bofetada mental. ¿A quién no le gustan las montañas rusas Carter? Pensó. Kristyana se reiría mucho de ti por esto.
—Sí, me encantan. La más conocida de este parque es una que se llaman Titan. —Dijo Jackie.
Se dio una bofetada mental. ¿Qué clase de rarito se sabe el nombre de las montañas rusas del Six Flags? Pensó. Derrie se reiría de ti por esto.
Al final la tensión desapareció del ambiente. Eran Jackie y Carter, se lo pasaban tan bien juntos que el resto del mundo desaparecía durante unas horas. Incluso las filas larguísimas para pasar a las atracciones eran amenas si estaban juntos.
Cuando estaban a punto de pasar a un recorrido de troncos y de agua, Arabella les “atacó” con su cámara.
—¡Aquí está mi segundo OTP del tour! —Chilló nada más llegar—. El primero son Rainbow y Marc, lo siento. Sois una pareja adorable chicos, una pena que…
—No somos pareja. —La interrumpió Jackie, con las mejillas rojas.
Arabella se aclaró la garganta.
—Una pena que Carter esté pillado, ¿verdad chicas?
Ahora fue su turno de ponerse colorado.
—No estoy… um… pillado.
—Pero esto es una cita, ¿no es así?
—No. —Dijeron los dos al unísono.
—¡¡¡SÍ!!! —Se escuchó gritar a Derrie desde alguna parte, acompañada de otras voces, probablemente Nova y Emma, las tres shippers de Jarter sin remedio.
—GRACIAS WILD LILIES.
Y Arabella se esfumó tal y como llegó.
Jackie se golpeó con la palma de la mano en la frente, sin estar segura de sentirse avergonzada por su hermana o desconcertada por su mejor amiga.
—Qué surrealista es mi vida últimamente…—Susurró Carter.

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Eran las siete y siete minutos cuando el autobús de Tessa Kravitz arrancó, detrás del de The Grenade Chapter. Cindy Depp estaba sentada en la sala del fondo, acompañada de la gran cantante. Eran muy amigas, desde que Tessa había entrado a The X Factor, Cindy había sido su pianista, y cuando ganó y comenzó la gira, la chica suplicó a su madre que la contratara. Cindy era una de las pocas personas constantes en la vida de Tessa, por no decir la única. Sin contar a su familia, obviamente.
Se inspiraban mutuamente. Cindy admiraba la bondad de Tessa, y Tessa admiraba a lo independiente que era Cindy, con esa seguridad en sí misma desbordante, era su modelo de mujer fuerte a seguir.
Cindy había pasado la tarde en el parque con Lucas Robenson, el batería de la banda de apoyo. Se habían hecho buenos amigos, aunque tampoco es que tuvieran mucha opción, era mejor, y mucho más cómodo, que todos los de la banda se llevaran bien. Entre algunos de los chicos había roces, pero Cindy se llevaba bien con todos ellos.
Tessa entró en el cuarto en el que estaba Cindy y se sentó a su lado. En la tele estaba puesto Castle, una de las series favoristas de la pianista.
—¿Sigues sin encontrar a una chica guapa en el tour Cindy? —Preguntó Tessa, sonriendo.
—He encontrado chicas guapas, por supuesto. Ninguna de ellas homosexual, por supuesto. —Se encogió de hombros—. Tampoco me importa.
—Aaay, pero quiero que tengas novia.
Cindy la miró interrogante.
—Cuando te gusta una chica te brillan los ojos y sonríes mucho y estás mucho más contenta.
—Bueno, ¿tú y Allman qué?
Tessa miró hacia otro lado y se encogió de hombros.
—No lo sé. —Suspiró.

The Punk Muffins Tour. - Página 54 8vABHJf

El tourbus de Greenless era tremendamente ruidoso, como siempre. Sydra se había metido en su litera para intentar dormir durante el largo viaje. Svy estaba tirada en uno de los sofás viendo la televisión, apoyada en las piernas de Aleen, que estaba pegada a su teléfono móvil. En la habitación del fondo –que olía a humanidad, a Cheetos y a Coca Cola– estaban Carter y Ryder en un serie duelo de Mario Kart Wii. Serio duelo por el segundo puesto, porque el primero lo tenía, con ventaja, Nicki Sullivan, una de las mánagers del grupo. Poco antes de que uno de ellos llegara a la meta en la consola entró Gerard Scott, el otro mánager, con otra bolsa de Cheetos.
—Y GANÉ. —Exclamó Ryder, soltando el mando.
—Gané yo, querido. —Aclaró Nicki, con una sonrisa de suficiencia.
—Me conformo con ganarle a Carter, tú eres invencible en el Mario Kart.
Gerard se sentó en el sofá y abrió el paquete de Cheetos, Ryder, como si fuera un acto reflejo, llevó la mano a la bolsa.
—Te confomas con ganarma porque solo me ganas a este juego.
—¿Apoftamof?
—No hables con la boca abierta, Ryder. —Lo regañó Gerard, asqueado pero divertido.
—Apostamos lo que tú quieras a que te gano al Mario Party, Ryder.
La puerta se abrió de nuevo y entró Ricky Montana, el tío de Svytlana.
—¿Solo tenéis juegos de Mario o qué? —Preguntó antes de sentarse.
Empezaban a estar muy apretados en ese sofá.
—Pues sí, porque son los de Nicki.
La mujer sonrió alzando las cejas.
—A mí si que no me ganaréis.
—Prúebalo Ricky, pruébalo.

12 de septiembre

Cindy se despertó tarde en su litera del tourbus. Con pereza se levantó y se metió en el diminuto baño que había para darse una ducha. Solo quedaba en el autobús Chelsie Brady, la mánager de Tessa que no era su madre. Cuando Cindy terminó ambas salieron hacia su hotel en Alburquerque, donde se encontraban en aquel momento. Pasarían unos cuantos días allí pues la diva Marc Allman se había negado a viajar en su cumpleaños, que era el día catorce.
Cindy caminaba sumida en sus pensamientos, que se centraban en una chica con la que ya se había cruzado varias veces en el tour. Era una joven guapa y no demasiado alta, más bien delgada y con la melena marrón chocolate, larga y brillante, del mismo tono que sus ojos. Cindy la encontraba preciosa y llena de vida. No sabía cómo se llamaba, ni en qué trabajaba en el tour, pero tenía muchísimas ganas de saberlo.

The Punk Muffins Tour. - Página 54 8vABHJf

Pasaban un par de horas de la comida cuando Vans, mientras leía Mentes Poderosas de Alexandra Bracken, se vió asaltada por una chica con una cámara. Dijo que se llamaba Margo y que estaba entrevistando a personal de la gira. Vans normalmente se habría negado con educación, pero Margo le resultaba extrañamente agradable para haber cruzado tres palabras con ella. Colocó su marcapáginas y dejó su libro a un lado.
—Preséntate como te dije. —Pidió Margo, sonriendo.
—Hola soy Vans y trabajo en The Punk Muffins Tour en sonido y luces.
Después de un par más de preguntas la reportera apagó su cámara y se sentó junto a Vans, le había caído bien.
—¿Por qué Vans? —Preguntó con curiosidad.— ¿Tus padres tienen una fascinación especial o algo?
Vans se rió y levantó sus pies. Efectivamente llevaba unas Vans negras puestas.
—¿Es un mote porque siempre llevas Vans?
—Más o menos —respondió—, me empezaron a llamar así en el instituto.
—Pero todo el mundo llevaba Vans. No lo entiendo.
—Son las iniciales de mi nombre. Es bastante tonto en realidad. Una chica, en mi instituto de Canadá, a la que le caía mal empezó a llamarme así con intención de meterse conmigo —se encogió de hombros—, pero le salió mal. A todo el mundo le pareció un mote “guay”.
—¿Y a ti? —Margo la miró fijamente a los ojos.— ¿No te molesta?
Vans sonrió.
—Me da un poco igual, estoy acostumbrada.
La otra chica asintió y llevó su vista a las Vans negras. Después de un silencio algo incómodo para Vans, preguntó:
—¿Y cómo te llamas?
—Vans. —Repitió la canadiense.
—No, ¿qué nombre te pusieron tus padres?
—Vay, Vay Stewart.
—Es precioso, Vay. Voy a llamarte siempre así. ¿Y la a y la n?
—Anne, por mi madre, y Nora por mi abuela paterna, que murió poco antes de que yo naciera. Pero me gusta Vay.
—Pues hasta la vista, Vay.
Margo tomó sus cosas y se alejó, con intención de entrevistar a un par más de personas antes de la cena. Vans sonrió y se mordió los labios. Comenzaba a sentir una extraña sensación de calidez en el pecho, por debajo de las costillas, como si una llama se hubiera encendido entre sus pulmones. Pero era agradable. Le gustaba.
spitfire.
spitfire.


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Mensaje por nayeon. Jue 05 Mar 2015, 2:30 pm


ELLS:
nayeon.
nayeon.


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Mensaje por hange. Jue 05 Mar 2015, 3:54 pm

ELENA
AY MUJER
Amé tu cap, no importa que no haya sido de 10 páginas, fue ajdkhakda muy genial The Punk Muffins Tour. - Página 54 837735280 The Punk Muffins Tour. - Página 54 837735280

Vaaans me cae genial, es tan cúl, y tengo que implementar sus tramas con Elliot The Punk Muffins Tour. - Página 54 1857533193 The Punk Muffins Tour. - Página 54 1857533193

Y ESTO. ESTO ME MATÓ

hermana sheehan escribió:Desde que Derrie los había dejado solos con las palabras “pasádlo bien, Carter no beses a mi hermana en la primera cita si ella no te da la señal” Carter y Jackie no se podían sentir más incómodos. Jackie porque odiaba que su hermana la dejara en ridículo como había hecho. Y Carter porque no sabía, y nunca supo, qué es la señal. ¿Es una mirada especial? ¿Un parpadeo exagerado? ¿Qué la chica en cuestión se acerque mucho a ti? ¿Qué te sonría de frente justo cuando la dejas en la puerta de su casa? Estaban nerviosos a más no poder.
—¿Te gustan las montañas rusas? —Preguntó Carter, intentando quitar tensión al momento.
Se dio una bofetada mental. ¿A quién no le gustan las montañas rusas Carter? Pensó. Kristyana se reiría mucho de ti por esto.
—Sí, me encantan. La más conocida de este parque es una que se llaman Titan. —Dijo Jackie.
Se dio una bofetada mental. ¿Qué clase de rarito se sabe el nombre de las montañas rusas del Six Flags? Pensó. Derrie se reiría de ti por esto.

ES QUE The Punk Muffins Tour. - Página 54 1926951358
Amo tanto como usas a Derrie, amo tanto a Jackie, amo tanto a Carter, amo tanto a Jarter Y ASKHAKDKA SIMPLEMENTE SON TAN BELLOS ELLOS DOS, EL SEGUNDO OTP ARABELLA TIENE MUCHÍSIMA RAZÓN muack muack The Punk Muffins Tour. - Página 54 4242539333

lo amé The Punk Muffins Tour. - Página 54 1477071114
comentaré más lindo después c:

QUIEN SIGUE???????????????'
hange.
hange.


http://www.wattpad.com/user/EmsDepper
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Mensaje por Atenea. Jue 05 Mar 2015, 6:03 pm

MADRE MÍA The Punk Muffins Tour. - Página 54 3212464482 vamos Anto y yo muack

Elenaaaaaaaaaaaaaaaaa askdjnasjdns me acabo de leer tu capítulo y omg, lo amé demasiado, me reí varias veces si te soy sincera The Punk Muffins Tour. - Página 54 1313521601 The Punk Muffins Tour. - Página 54 4222964207 pero espero comentar bien este fin de semana, si se puede The Punk Muffins Tour. - Página 54 1054092304 The Punk Muffins Tour. - Página 54 1477071114
Atenea.
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Mensaje por peralta. Vie 06 Mar 2015, 11:04 am

ELENA Y MARY OMG, sus capítulos me han encantado The Punk Muffins Tour. - Página 54 1477071114 espero comentar bien la siguiente semana, esperamos a Anto y Gina para que después pueda subir capítulo yo, como ya se acabo la ronda recuerden que solamente son tres días para entregar capítulo, a partir de mañana.
peralta.
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Mensaje por Atenea. Sáb 07 Mar 2015, 5:21 pm

Entendindo, jefa The Punk Muffins Tour. - Página 54 2841648573 The Punk Muffins Tour. - Página 54 1054092304
Atenea.
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Mensaje por hange. Sáb 07 Mar 2015, 8:35 pm

cap CAP CAP
hange.
hange.


http://www.wattpad.com/user/EmsDepper
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Mensaje por Atenea. Sáb 07 Mar 2015, 9:02 pm

Paciencia The Punk Muffins Tour. - Página 54 1054092304
Atenea.
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Mensaje por Kurisu Sáb 07 Mar 2015, 11:15 pm

No esperen un poco muack estoy trabajando en los comentarios de aquí muack es donde más voy atrasada The Punk Muffins Tour. - Página 54 1327349762
Kurisu
Kurisu


https://maschxnny.tumblr.com/
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Mensaje por ceonella. Lun 09 Mar 2015, 10:57 am

valu:
lizzie:
marie:
me faltan cuatro y listo The Punk Muffins Tour. - Página 54 1477071114
ceonella.
ceonella.


http://franceslennon.tumblr.com/
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Mensaje por Atenea. Mar 10 Mar 2015, 1:34 am

hola The Punk Muffins Tour. - Página 54 1477071114

CAPÍTULO 028.
Por: markott.
– Ryder, Rebekah, Lucinda, Lucas, Thomas & Edmond.



05 de Septiembre
Concierto acústico en la radio Y100 (en el Performance Theater) para Mad Sounds y Greenless. Solo ganadoras de I'm mad and so rad! Día y noche libre para el resto de las bandas.

Ryder no había visto a Aleen desde que se levantaron. La había buscado por el hotel, preguntándole a cada persona con la que se topaba si había visto a la alemana. Al final, solo le comentaron que ella ya se había ido a la estación de radio para tener todo preparado.

Se encamino al mismo lugar junto a su compañeros de banda, Sydra —la cual iba ocupada mandándose mensajes con Lucas—, Svy —que iba platicando con su tío, Ricky— y Carter —que también se hallaba intercambiando mensajes, pero con la pequeña hermana de Derrie, Jackie. Y ahí estaba él, aburrido, sin nada con que entretenerse y sintiéndose más desolado que nunca. Normalmente siempre se mantenía platicando con su hermana de cosas del Tour o, recordando cosas de su país natal o de sus padres.

Al llegar a la estación, fue el primero en bajar de la furgoneta, tratando de encontrar a Aleen. La vio platicando con Edmond, que si mal no recordaba era el asistente de Mad Sounds. No le agradaba el chico. En sí, no le agradaba ningún chico con el que su melliza se detuviera a platicar. Tal vez tenía problemas exagerados de celos de hermano, pero el hecho de haber compartido el mismo vientre materno con aquella castaña le originó que el lazo de cariño y hermandad entre ellos se estrechará aún más. Y en verdad, él no quería que alguien llegase a lastimarla. Era un juramento no tan secreto que mantendría por el resto de su vida.

El disgusto que sintió al verla platicando con Edmond no se comparaba al que sentía en estos momentos, al ver como Alex Delarge se acercaba a ese par, pidiéndole a Edmond que se retirará y, dándole un abrazo y un casto beso en los labios a su hermana.

— ¿No crees que se ven muy lindos Aleen y Alex? —menciono Carter elogiando a la nueva pareja.
— Si, y de paso también se vería muy lindo un moratón en tu ojo si sigues diciendo eso, ¿no crees, Carter? —la sutil sonrisa llena de sarcasmo que Ryder le dibujo basto para que su amigo no dijera algo más.
— De acuerdo, no diré nada más, aunque sea solamente la verdad, porque a pesar de que mis manos tocan la guitarra como un dios, también vivo de mi rostro.
— Eso y porque probablemente Jackie no querría salir contigo si te ve magullado, ¿o no? —Quería reírse de haber logrado que Carter se sonrojara, pero la imagen de su hermana besándose con Delarge aún le dejaba un horrible sabor en la boca—. ¿Es que ni tu ni Aleen me pudieron comentar el hecho de que ya salen con alguien más, pero si me debo de enterar por terceras personas? Comienzo a pensar que esto de Jarter ya no funciona.
— No seas melodramático, cariño, y mejor ya vamos por nuestro vestuario para el espectáculo.
— Tú sí que sabes animar a alguien, Carter.
— Lo sé, soy el mejor en eso.

Ambos se dirigieron hacia la pequeña habitación que les colocaron y así prepararse para la presentación en acústico que darían. Al entrar, diviso a Breeze acomodando los conjuntos de ropa que se pondrían. Se dirigió hacia ella porque: a) sabía que si seguía platicando con Carter, este diría algún otro comentario de colegiala enamoradiza sobre la pareja que hacía su hermana con Alex, y ciertamente, si escuchaba otro más cumpliría la advertencia que le dio sobre golpearlo; b) comenzaba a tratar a Breeze desde hace un rato, y se había dado cuenta que le agradaba bastante, para el gusto de cualquier, y el suyo.

Aunque tampoco es que se pudiera engañar a él mismo. Sabía de cierta forma que aquello lo hacía, en parte, para olvidar el gran y estúpido —como así decía su hermana— crush que tenía por Lucinda Hepburn. Sabía que ella jamás se fijaría en él. Aun si terminaba su larga relación que ya llevaba con Shane, lo más probable es que ella pondría sus ojos en alguien más que en él.

Si, cuando quería, Ryder Rosentstock podría ser la persona más pesimista en el mundo entero.

— Y dime, Breeze, ¿qué cambio de ropa me tienes para que pueda deslumbrar en el escenario?
— Amm, este… la verdad es que no creo que necesites de algún cambio de ropa para deslumbrar, cuando ya de por sí lo haces con tus baquetas —no sabía que responder. Si, Ryder sabía cómo coquetearle a alguien y todo ese asunto de filtrear. Pero Breeze era tan dulcemente adorable, que de cierta manera lo hacía sentirse como un principiante en ese asunto.
— Vaya, me halagas, pero tampoco creo que sea para tanto. Además, si te soy sincero, creo que no necesito algún cambio de ropa. El público solo ve lo que traigo puesto de la cintura para arriba, bien podría llevar solo mis boxers y nadie se daría cuenta, ¿no crees? —sonrió por dentro y por fuera al ver las mejillas de Breeze tornarse de un color rojizo.
— Este… supongo, pero serías un tema de que hablar para todo el mundo, Ryder.
— Me gusta debes en cuando ser el tema de atención, aunque prefiero el pasar desapercibido y solo disfrutar de lo que hago.
— Es bueno eso. No me gustan las personas que siempre intentan llamar la atención del público haciendo cualquier cosa.
— Oh… ¿entonces yo si te gusto, Breeze?
— ¿Qué? No, yo…
— ¿Entonces no? Me acabo de desilusionar un poco.
— ¡No! Que diga, es que lo que trato de decir que si me gustas, pero no en ese plan de algo romántico ni que ahora te ando pidiendo que salgamos y empecemos una relación, porque sé que personas como tú que están en una banda no tienen tiempo para esas cosas, y que has de tener una agenda demasiado ocupada de igual manera, y yo…
— De hecho hoy tengo todo el día libre, después de la presentación acústica. ¿Te parece salir y dar una vuelta por ahí, comer un helado o caminar por la orilla del mar? Digo, estamos en Miami. Así aprovechamos para conocernos mejor, y… bueno no sé, tú dirás.
— Me parece bien.
— Bien —le sonrió agradecido de que haya aceptado.
— Si, bien, ¿de qué hablamos? —y el momento se vio interrumpido por la presencia de Carter.
— De que dejaras de meterte en conversaciones privadas, Carter.
— Sé que no hablaban de eso, pero aun así dolió tu comentario, Ryder.
— El dolor tal vez se te pase si vez a Jackie, así que sobrevivirás por un par de horas.
— ¿Por qué ninguno acá se ha cambiado la ropa? ¡Salimos en veinte minutos, chicos, y ninguno se ha vestido u arreglado como les mande a hacer!
— Tal vez si hubieras venido hace veinte minutos en vez de compartir baba con tu nuevo novio, estaríamos a tiempo, hermanita —la cara de Aleen se había puesto de un color rojo tomate. Sabía que tal vez se había pasado de la raya, pero eso no le restaba importancia a que se había enterado de su relación viéndolos hace rato.
— Si dejarás de actuar como un niño de 5 años y tuvieras algo de madurez y responsabilidad, y me hicieras caso cuando te ordeno algo, tal vez también estaríamos a tiempo, Ryder.
— Si me comentaras de tus relaciones no tan secretas para todo el mundo, excepto para tu mellizo, tal vez dejaría de actuar como un niño de 5 años y trataría de hacerte caso.
— Du bist eine unreife Schlimmste, Ryder (Eres un inmaduro de lo peor, Ryder).
— Du bist ein Lügner der schlimmsten (tú eres una mentirosa de lo peor).
— Stoppen Sie wie eine Diva handeln, und wir können zivilrechtlich zu sprechen (deja de actuar como una diva, y así podemos platicar civilizadamente).
— Ich bin nicht eine Diva! (¡Yo no soy una diva!)
— Nun, du bist wie ein jetzt handeln! (¡Pues estás actuando como una justo ahora!)
— ¡Por supuesto que no!
— Du bist ein Gör, im wahrsten Sinne des Wortes (eres un mocoso, en toda la extensión de la palabra).
— Sie sind eine kleine enamoradiza, die auf die erste, dass Sänger fiel, mit Komplexen der Depression, die er mochte. Während immer noch nicht, was Sie wissen! (tú eres una pequeña enamoradiza que cayó a la primera que un cantante, con complejos de depresión, le dijo que le gustaba. ¡Cuando aún ni lo conoces bien!)
— Dumm Gör (estúpido mocoso).
— Dramatische (Dramática).
— Trottel. Ich kann nicht glauben, dass wir eine Gebärmutter für neun Monate zu teilen (Idiota. No puedo creer que hayamos podido compartir un vientre por 9 meses).
— Lo mismo me cuestiono todos los días.
— Y es en estos momentos donde todos en esta habitación nos preguntamos qué diablos se estaban diciendo, par de alemanés. ¡En español, por favor! —la voz de Carter los hizo entrar en razón.

Nunca se habían gritado en alemán, mucho menos enojado el uno con el otro, desde la vez en la que Aleen encontró a Ryder en su habitación con una chica rubia. Se vieron a los ojos tratando de entender el porqué de su comportamiento. Ryder quería unos minutos a solas con su hermana, pero faltaba poco para presentarse, así que se mentalizó el hablar con ella seriamente después del show.

— Solo alístense todos, tienen quince minutos gracias al espectáculo de su compañero Ryder.
— Y de su melliza.



±±±


Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere.

Rebekah estaba algo aburrida quitando los pétalos de una margarita, pensando en Ryder como siempre, mientras esperaba, junto con Ziggy, a que terminará la presentación de las dos bandas para retirarse del edificio y descansar lo que resta del día si le era posible.

— ¿Reb, qué tienes? —ni siquiera fue capaz de ocultar su pequeña tristeza a su amiga. ¿Es que era tan obvio para todo el mundo que no se encontraba realmente feliz?
— Nada, Ziggy, estoy bien.
— Claro, y yo nací ayer. Vamos, amiga…, te conozco.
— No es nada, lo juro —sabía que no podía mentirle a la única persona que probablemente la conocía de verdad.
— A ver si adivino: ¿es por lo que dijo Ryder sobre Lucy en la entrevista que tuvieron en la radio? —la quería maldecir por siempre acertar, pero no podía.
— Técnicamente él no dijo nada y no lo acepto.
— Pero tampoco lo negó —la vio directo a los ojos al escuchar aquello, preguntándose si la apoyaba a sentirse mejor o a caer en una depresión.
— Gracias por reducir mis esperanzas, Ziggy. Vaya mejor amiga que tengo.
— Lo sé.
— Debo irme.
— Espera, Reb, disculpa si dije algo que te hizo sentir mal, pero estoy siendo honesta, amiga. Los platónicos son lindos, pero no cuando lo tienes aún lado varias horas al día y ves como babea por alguien más.
— Lo sé, pero una no manda al corazón, Ziggy, lamentablemente no se puede —respondió sintiéndose afligida por su situación.
— Si, te comprendo, pero dime, es que hay algo que me ha estado rondando en la cabeza estos últimos días y no sabía cómo preguntártelo.
— Dime, soy toda oídos —aseguro la castaña mientras acomodaba todo su instrumental dentro de su estuche para estar lista en cuanto tuvieran que irse.
— ¿Ya olvidaste por completo a Thomas? —la plancha de cabello se resbalo de sus delgadas manos al oír ese nombre después de tanto tiempo— Oh dios, Reb, ¿estás bien? Creo que no debí preguntar aquello.
— Si, descuida, estoy bien. Y sobre lo que preguntaste…
— No tienes por qué responder si no quieres.
— No lo he olvidado, Ziggy.
— Pero aun así te gusta, Ryder.
— Una cosa no tiene que ver con la otra —puntualizó, sin saber muy bien lo que decía.
— ¿Cómo está eso?
— Puedes querer a alguien en el presente, pero no olvidar a esa persona de tu pasado y borrar por completo todos esos sentimientos que llegaste a sentir por él. Sí, me gusta, Ryder, eso no lo niego, pero eso no significa que ya haya olvidado a Thomas y todo los momentos buenos que me dio.
— Creo que no especifique bien mi pregunta. Lo que quería preguntarte es si aún lo sigues queriendo, Reb.
— Fue alguien que estuvo ahí en el peor momento de mi vida y me ayudo a sonreír a pesar de lo mal que me encontraba, pero… no estoy segura de eso. ¿Por qué el que me hicieras esta pregunta? —curioseo dándole un trago a su botella de agua y buscando una silla para sentarse.
— Amm, porque, este… —Ziggy comenzó a juguetear con sus dedos al no saber cómo decirle lo siguiente a su amiga sin que reaccionará mal—, es que, Thomas se encuentra también en este Tour, Reb —sin previo aviso, y sin evitar lo siguiente, Rebekah cayo con su trasero sobre el piso al distraerse cuando se iba a sentar—. Creo que fue una mala idea comentártelo —añadió ayudando a la castaña a levantarse del suelo.
— ¿Cómo sabes eso?
— Es de seguridad.
— Ajá, ¿y? sé que me ocultas algo más, Ziggy.
— Es de seguridad de Greenless.

¿Es qué tan mala suerte podría tener alguien en esta vida? ¿De todas las bandas de las que podría haber sido de seguridad, tendría que ser de la misma en la que ella trabaja como estilista? Hay que ver que el mundo a veces puede resultar demasiado chico para el gusto de cualquier persona.

«En efecto, no saldré de esta habitación hasta que todos dentro de este edificio se hayan retirado».



±±±


Lucinda había ido a la presentación de Mad Sounds y Greenless junto con Ian. Ya se había terminado el concierto acústico y no encontraba al castaño por ninguna parte. Divisó el cabello castaño y la espalda, irreconocibles de Ian, y emprendió camino hacia él. Se detuvo al ver como él se movió un poco, notando la presencia de alguien más, con la cual platicaba animadamente su hermano. Eso solo logro aumentar un grado más su nivel de molestia que tenía. Ian no solo la había dejado sola entre el público que presenciaba el concierto, sino que lo había hecho para venir a charlar nada más y nada menos que con Rebekah.

— Hola —hablo con una voz cantarina algo sarcástica—. ¿Interrumpo algo?
— Se podría decir que si, hermanita. Mira, te presento a…
— Descuida, Ian. Rebe y yo ya nos conocíamos.
— ¿Ah sí? —Pregunto con sorpresa, para después dirigirse a la oji azul—: ¿Rebekah, por qué no me mencionaste que eras amiga de mi hermana? ¿Y, Lucy, por qué no me mencionaste que eras amiga de una chica tan adorable y simpática?

¿Era normal y aceptable el sabor amargo que esa pregunta le provoco a Lucinda? No, por supuesto que no, aunque podría dejarlo pasar por el hecho de que él era su hermano.

— Porque no pensé que fuera algo que debía mencionarte, Ian.
— Pues deberías pensarlo para la siguiente ocasión. Bueno, aunque teniendo a Rebekah, no creo que sea necesaria otra ocasión.
— ¿Cómo se conocieron ustedes dos? —interrumpió Lucy, algo disgustada por el comentario con doble sentido del castaño.
— Nos topamos en el vestíbulo del hotel en New York, y me detuve para charlar con esta hermosa jovencita —Lucy noto como las mejillas de Rebekah se pusieron rojas por el alago de Ian, y aquello tampoco pasó desapercibido para él, ensanchando su sonrisa ante la reacción que tuvo la oji azul.
— Que lindo.
— Y bueno, Rebekah, ¿Qué te parecería ir con este guapo chico a dar un paseo por las calles de Miami?
— Creí que nosotros iríamos a dar una vuelta por las calles de Miami, Ian —le recordó Lucy con tono de molestia.
— Lo haremos en su momento, Lucy. No me dejas socializar con ninguna chica del Tour. Además, así tienes el día para pasarlo con tu novio, ¿no crees? —comento mientras tomaba de los hombros a Rebekah, que se veía algo incomoda por la situación.
— Eh, Ian, si gustas, y para evitar algún problema, podemos salir algún otro día —comento, con algo de pena ante la mirada sublime que Lucy le lanzaba.
— ¡Que va! No todos los días se viene a Miami, así que a aprovecharlo al máximo, Reb. Nos vemos luego, Lucy, no te molestes, hermanita —se despidió, dándole un largo beso en la mejilla, que la hizo sentirse mejor, pero que no pudo quitarle esa molestia de sentirse reemplazable y que la dejase a un lado así como si nada.



±±±


Después de cerciorarse de que todo siguiera en orden, y de que ninguno de los chicos de Mad Sounds hubiese olvidado algo, Edmond se dirigió a la salida junto con los miembros de la banda y el manager, Carlson, para irse todos juntos devuelta al hotel. Se aseguró de que ni a Blake, Adam, Kenzo y Tristan, se les ocurriera escaparse para ir quién sabe a dónde dentro de la ciudad de Miami. Carlson lo mataría si eso llegase a suceder, y lo último que quería es un llamado de atención por parte de su jefe causado por el mal comportamiento de los chicos.

De pronto los recuerdos borrosos que tenía del after party en New York volvieron a su mente. Sabía que no eran simples alucinaciones nada más, y que a pesar de haber tomado de más esa noche, cuando jamás lo había hecho, estaba seguro de que el beso que se había dado con Circe realmente había pasado. El problema recaía en que no sabía qué rayos hacer en cuanto a ese tema. Había sido su primer, y probablemente segundo, tercer y cuarto, beso… no recordaba con exactitud cuántas veces y por cuánto tiempo se besaron Circe y él. Y al ser primerizo, no sabía cómo se debía manejar esta clase de situaciones. Nunca se había enamorado, por lo que nunca había tenido una novia… y por lo consecuente, tampoco había besado.

Edmond tenía aquella mentalidad chapada a la antigua de que solo se debía besar a alguien si le tenías un interés no solo físico, sino que también uno sentimental. Tampoco es que negase el hecho de que Circe no le parecía atractiva, porque en efecto, para Edmond ella era una chica hermosa, en toda la extensión de la palabra, tanto por dentro como por fuera. Y tampoco negaba el vínculo afectivo que ya la tenía a la blonda en tampoco tiempo, aunque tampoco es que sintiese algo fuerte por ella… y verdaderamente no sabía cuál debería ser su siguiente paso.

La pregunta que de verdad se debatía en su mente era si le gustaba o no Circe Westerland.

Necesitaba el consejo de alguien. No podía con Lucas, porque su hermano igual era principiante con respecto a ese tema, y no tenía algún amigo de su completa confianza con el cual se sintiera a gusto para platicar de eso. Se cuestionó quién podría salir en su auxilio hasta que divisó una cabellera castaña puntiaguda. Blake. Sonrió. Ya había conseguido a su bote salvavidas.

— Oye, Blake… ¿puedo pedirte algún consejo sobre un asunto?
— Platícame de tu asunto —le respondió el castaño a la vez que ambos que acomodaban dentro de la furgoneta para volver hacia el hotel.
— Pues, veras… tengo un amigo —comenzó, evitando usar su nombre en la situación por sentirse algo apenado—, y este amigo estuvo en el after party y recuerda vagamente haberse besado con cierta chica rubia con la que se lleva muy bien —sabía que Blake reconoció a ese amigo como él, pero no sabía si debía preocuparle el que haya arrugado la frente en cuanto nombro lo de la chica rubia—. Y la verdad es que este amigo no sabe qué debería hacer ahora con respecto a ese tema, porque no quiere que haya alguna confusión.
— ¿Te besaste con Circe? —agradecía que a pesar de que no fue silencioso al decir aquello, nadie más lo haya llegado a escuchar. Sabía que Tristan y Circe no eran más que grandes mejores amigos, pero eso no quitaba el hecho de que entre ellos pasaba algo.
— Podríamos decir que sí, pero ambos estábamos algo tomados, así que no estoy completamente seguro si ella igual recuerde algo de lo que paso en el after party en New York.
— Oh dios mío… la que se armaría si Tristan se llega a enterar.
— Ehm, si, lo sé…, pero, ¿qué me aconsejas que debería hacer?
— Escucha, Eddie, en primera, agradezco la confianza, puesto que es la primera vez que platicamos de algo personal sobre tu vida, así que eso es un gran avance en nuestra relación laboral y sentimental como amigos. Pero… es que ni sé qué podría decirte. Mira, Tristan es de mis mejores amigos, y sé que a pesar de que no esté con Circe en un plano sentimental…
— De que hay algo entre ellos lo hay. Sí, no eres el único que se da cuenta de eso.
— Pero eso no significa que puedo prohibirte que hables con Circe y aclares todo este sutil enredo. No queremos ningún triángulo amoroso dentro de este Tour, créeme, el drama déjaselo a los libros y películas, en la vida real no es tan genial como se dice ser. Si te gusta ella, pues adelante, claro, solo si ella igual te corresponde.
— Gracias, Blake —comento viendo por la ventana de su asiento a las personas de las calles caminando con tranquilidad.
— De nada, y hey, cualquier otra cosa que necesites, aquí estaré. No te cierres siempre en esa burbuja, Edmond. Hay personas que les gustaría disfrutar de tus pláticas —aquello le causo una pequeña risa, y con eso, Blake se sintió igual de agradecido, dando, de parte de ambos, por terminada la conversación.



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— Vamos, Derrie. Odio que la gente se moleste conmigo, y siendo de tu parte, me siento diez mil veces peor a que mi hermano no me hablara por un mes.

Por fin lo miró a los ojos, y Lucas distinguió un tono de molestia en los de la pelirroja. Como si él hubiera hecho algo para ponerla tan molesta y que no le dirigiera la palabra.

« ¿Pero qué hice esta vez?»

— A ver, dime… ¿qué hice para que estés tan molesta conmigo?
— Nada, shin-shan.
— No diré nada sobre el apodo de caricatura solo porque eres tú. Pero ya, Derrie, dime qué fue lo que hice para remediar mi error —sintió como su bolsillo trasero vibraba.
— Los besos son algo que no se puede remediar, shin-shan —comento en tono neutral, pero sin decir algo más al ver como Lucas atendía con sublime emoción el teléfono.
— Claro, estoy libre para esta tarde, Sydra, así que podemos ir por un helado o a comer, o simplemente dar una vuelta. Lo que se te apetezca, tu mandas el día de hoy —habló, soltando una pequeña risa en el acto—. De acuerdo, nos vemos luego, te mando un beso, pelusita —se despidió tronando sus labios para que sonaran como un beso de verdad, y colgando posteriormente su teléfono—. ¿Qué me decías, Derrie?
— Olvídalo, Lucas.
— No dejaré de molestarte hasta que me digas el porqué de tu actitud distante y enojada conmigo. No he hecho nada —puntualizó—, que yo recuerde para que te pusieras así.
— Nada, es solo que… ¿por qué no me mencionaste que te gustaba Sydra? —efectivamente, esa pregunta no se esperaba el castaño.
— ¿Qué? Puff, ¿pero qué dices? Já, ¿qué te hace pensar que me gusta Sydra? —aclaro el tono agudo que uso en cuanto Derrie lo vio enarcando una ceja.
— Lucas, acabas de hablar por teléfono con ella citándola para que salieran el día de hoy, y le mandaste un beso. Si eso no significa que te gusta, entonces no quiero saber cómo sería si estuvieras enamorado. Además, vi que se besaron en el after party.
— Punto número uno: yo no estoy enamorado —señaló algo inseguro de lo que decía—. Punto número dos: no sabía que me estabas vigilando en ese momento.
— ¿Seguro que no estás enamorado? Y no te estaba vigilando, niño.
— Digo que aún no estoy enamorado.
— Entonces será algo catastrófico para ti cuando lo experimentes.
— Lo que digo es que… todo esto es nuevo para mí —suspiró, sentándose a un lado de la peli roja—. ¿Sabes? No había besado a alguien antes de Sydra. Ni salido a una cita o algo por el estilo.
— ¡¿Qué cosa me acabas de decir?! ¡Eso es algo impensable e imperdonable, Lucas Robenson! —esperaba que no se haya quedado sordo ante el tono tan elevado que uso su amiga— ¿En serio nunca habías besado a nadie?
— Te estoy siendo sincero.
— Vale, vale, te creo, pero dime, ¿qué planeas hacer con todo este asunto? —interrogó, viendo directo a sus ojos color esmeralda.
— No lo sé, dejar que las cosas pasen como deban de pasar. Si Sydra es para mí, y yo para ella, entonces las cosas resultarán para ambos.
— Entonces que la suerte este siempre de vuestra parte —comento Derrie, haciendo el símbolo con los tres dedos de aquella famosa película—. ¿Sabes qué deberíamos de hacer para mejorar nuestro buen ánimo de todos los días, shin-shan?
— ¿Una broma a Marc Allman quizás? —sonrió con algo de malicia.
— Me da miedo a veces la conexión que tenemos, niño.
— ¿Y qué tienes en mente?
— ¿Yo? Nada, tú serás ahora la mente maestra.
— Lo voy a disfrutar al máximo.



±±±


Se despidió de Breeze, no sin antes recordarle que pasaría por ella en un par de horas para hacer la salida en la que habían quedado hace ratos. Se dirigió al pasillo, para buscar a su hermana antes de que ésta se le ocurriera la gran idea de irse devuelta al hotel con su nuevo novio. La divisó recargada sobre una pared mientras tecleaba algo en su celular.

— ¿Cuándo pensabas decírmelo? —empezó al estar ya a un lado de la castaña.
— ¿Decirte qué cosa, Ryder?
— No te hagas la desentendida, Aleen. Hablo de lo tuyo con Alex Delarge —pronunció con desagrado el nombre del ahora novio de su hermana.
— Ah eso… supuse que ya lo sabrías.

Le sorprendió que le haya restado importancia. Es decir, ambos se contaban absolutamente todo. Desde que tenían uso de razón, ningún secreto había entre ellos. Si uno hacía una travesura, el otro lo cubría para repartirse la culpa ante sus padres y aminorar el posible castigo que tendrían. Si alguno de los dos tenía un problema con algún compañero de la escuela, el otro estaba ahí para defenderlo de quien quisiera hacerle daño. Siempre sabían de antemano lo que el otro haría.

— ¿Supusiste? Pues acertaste. Mi pregunta aquí es por qué no me lo contaste tú, Aleen. Digo… estamos a unos cuantos metros de distancia cada día, y dormimos en la misma habitación. No puedes decir que es porque no nos vemos.
— No es eso, Ryder… es solo que no sé, ya no pasamos tiempo juntos, a no ser que sea por cosas de la banda.
— ¿Qué quieres decir?
— Desde que comenzó el tour ya no actuamos tanto como hermanos, siendo honesta.
— No es así.
— Se supone que nos contábamos todo, ahora… ya no siento que sea así. Si vas a una fiesta, lo sé porque sale en algún programa de chismes o en alguna revista con tu fotografía, no porque tú me lo digas.
— Aleen, no cambies las cosas.
— No lo hago, Ryder.
— ¡Si lo haces!
— ¡No las cambio, Ryder! ¡Tuve que enterarme que estabas enamorado de Lucinda Hepburn por tu entrevista en aquella estación de radio! No porque hayas tenido la confianza suficiente como para contárselo a tu única hermana, con la que conviviste nueve meses dentro del mismo vientre. Pero Carter si lo sabía.
— Aleen, siempre quieres tener la razón, en todo, no lo niegues. Esas son cosas sin importancia. Pero el hecho de que no me hayas contado de qué tú ya andabas con esa estrellita es de otro nivel. Pensé que confiabas en mí —alegó con algo decepción.
— Igual yo con respecto a ti —comento sin más, elevando los hombros tratando de restarle importancia a lo dramático que estaba resultando la conversación. El moreno dio un largo suspiro, cruzando sus brazos sobre su pecho y viendo inquisitivamente a su hermana, esperando que dijera algo sobre su nueva relación—. ¿Qué quieres que te diga, Ryder? Ya sabes lo mío con Alex, y la verdad es que él si me gusta.

El joven sintió como si una brecha pequeña se acabase de formar entre ambos, y le dolió. La única persona en la que podía depositar plenamente, y sin dudarlo, toda su confianza era con su hermana, y sabía de más que era lo mismo para ella. En estos momentos no entendía cómo las cosas pueden cambiar tan rápido en unas cuantas semanas.

— Solo espero no tener que decir “te lo dije” cuando Alex Delarge te rompa el corazón, Aleen.
— Pensé que dirías algo como que de verdad esperas lo mejor para mí en esa relación, Ryder.
— Lo diría, si estuviera realmente seguro que la estrellita de rock te quiere para bien y que no llegará a lastimarte, pero como tengo muchas dudas, no voy a mentirte. Puede que no te cuente ahora todo lo que pasa en mi vida, pero jamás te voy a mentir, y lo sabes.
— No te has tomado el tiempo para conocerlo. Sé que si lo hicieras… —no termino la frase al ser interrumpida por su mellizo.
— Sé que si lo haces cambiaras de parecer… Vamos, Aleen, tu sabes mejor que nadie que las primeras impresiones son las más importantes para mí —La castaña estaba comenzando a cansarse de esta situación, pero era su hermano y lo quería después de todo—. Y por desgracia, tu noviecito no acertó conmigo.
— ¿No crees que estás siendo algo injusto?
— Solo trato de protegerte.
— Creo que es suficiente por hoy para mí, Ryder. Nos vemos en la noche, y ¡ah! No se te ocurra a ir donde Alex con amenazas.
— Vale, me mantendré lo más alejado posible de tu novio y no le tocaré ni un pelo, si eso es lo que quieres.
— Eso es lo que quiero.
— ¡De acuerdo!
— ¡Bien!

Ryder salió de la estación de radio solo, tratando de pasar sin ser captado por los fanáticos fuera del edificio. Le agradeció a Ronald, el de seguridad, que lo dejara irse solo en un taxi hacia el hotel. Estaba agotado, físicamente por los ensayos que tenían día a día, y emocionalmente por todo lo que estaba pasando ahora en su vida social y privada. Sentía que de cierta forma mientras más fama lograra Greenless, más se alejaba de su familia, y sobre todo de la única que tenía dentro del tour, Aleen.

Una de las primeras cosas que se había prometido a sí mismo y a ella en cuanto inicio todo con esa banda, fue que no dejaría que la fama cambiará algo en su vida para mal, y comenzaba a sentir que estaba fallando en eso.



±±±


Después de haber ayudado a transportar a los de Greenless de la estación a su medio de transporte, Thomas buscó a su hermano para que ambos se regresaran juntos al hotel. Vio como este se despedía de una pequeña castaña de melena corta hasta los hombros, y que, muy a pesar de que se notaba su leve enojo, por alguna extraña razón, eso no disminuía lo hermosa que era para los ojos de Thomas.

— Tu amiga es linda, Augustus —comentó, estando a lado de su hermano. A modo de respuesta, recibió una mirada seria—. ¿Qué? Es verdad. No tiene nada de malo decir que una mujer es hermosa.
— No vas a salir con ella.
— Puff, ¿por quién me tomas? ¿Un casanova? No te lo dije para que me dieras su número y pedirte que le digas que tienes un hermano al que le encantaría salir con ella.
— No, claro que no me ibas a pedir eso.
— Pero en vista de que me la prohibiste…
— Tiene novio, Thomas.
— Vale, hubieras empezado por ahí. ¿Alguna amiga disponible?
— Es amiga de Rebekah —borró la sonrisa que tenía, y su cara destilo sorpresa, pero sobre todo tristeza.
— ¿Mi Rebekah? —Augustus vio la cara de perplejidad que tenía y se dio cuenta que no debió haber dicho eso de sopetón— ¿Rebekah está en este tour? —pregunto con un deje de emoción después de no verla por meses.
— Solo sé que es estilista. Es lo único que Lucy me menciono de ella.
— Oh.
— ¿Te encuentras bien?
— Por supuesto, es solo que… —ni él mismo sabía con exactitud cómo se sentía, exceptuando las pequeñas cosquillas que comenzaba a sentir en el estómago— me tomo por sorpresa. No pensé encontrármela de nuevo en este tour, Augustus.
— Si, lo sé, ¿pero las cosas terminaron bien entre ustedes, cierto?
— Claro, quedamos en que si nos volveríamos a ver, trataríamos de ser amigos.
— Pues mira: el mundo resulto ser demasiado pequeño.

«Y vaya que lo es.»

Se despidió de su hermano y fue en busca de Aleen, si aún estaba en la estación, para ver si le tenía algo por hacer en estos momentos, aunque sabía que su trabajo para ese entonces ya había terminado. Quería mantener su mente ocupada en algo que no fuera Rebekah Lemmings, y en todo lo que suponía el volver a pensar en ella. Porque no podía seguir mintiéndose: él seguía completamente enamorado de ella.



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En resumen, la broma consistía en gas mal oliente dentro de la habitación del hotel de la banda The Punk Muffins. El pasillo en el que se hallaba su habitación estaba repleto de globos llenos de helio, los cuales explotarían ellos mismos con algunos dardos. Jackie se hallaba lo más cerca posible, tomando a la vez distancia para no llegar a inhalar el helio, para tomar vídeo de todo el suceso que estaría por ocurrir, colocando una cámara fuera de la habitación para grabar a los chicos. Lucas se dispuso a poner una granada con el aroma fétido dentro del tubo de ventilación que estaba en el pasillo, lanzándolo hacia donde se hallaría el de la habitación de la banda.

Espero, junto con Jackie y Derrie, treinta segundos, hasta que se empezaron a escuchar las quejas del horrible aroma dentro de la habitación. Llegó a escuchar como Jason señalaba que había sido una flatulencia de Marc. Posterior a eso, todos los que se hallaban en la habitación salieron como alma que lleva el diablo hacia el pasillo, por lo que comenzó a reventar los globos con ayuda de Derrie mientras Jackie seguía grabando la escena.

— ¡¿Pero qué demonios está pasando aquí?! —Ni Derrie ni él pudieron evitar contener la risa al escuchar la voz aguda y graciosa, como secuela del helio, de Marc. Cayeron al piso, siendo vistos por todos los miembros de la banda como los autores de la sutil broma— ¡Ustedes dos van a pagar muy caro todo este número, ¿me escucharon, par de bromista?! —y no solo eran Derrie y Lucas los que se rían de la voz de Marc, sino que también se empezaron a unir, con sus risas agudas, Rainbow, Jason, Brazil y Dexter. Lucas sentía un horrible dolor de estómago debido a tanta risa.
— ¡Marc tu voz es tan graciosa! ¡Oh, mi dios! ¿Escuchan mi voz? Se parece a la voz de Alvin y las ardillas —la voz de Jason se empezó a escuchar entre todo el barullo de risas que había— ¡y yo amo tanto esa película! Vamos a cantar como ellos, chicos, haber, yo empiezo, y… —tomo aire, siendo interrumpido por un zape de Marc.
— Jason, compórtate por favor, ¿qué acaso no escuchas lo que ese par le hizo a mi voz?
— ¡Sí! ¿Por qué crees que todos acá nos estamos riendo?
— Oh, vamos, Marc, los efectos del gas pasaran en unos quince minutos, quita tu cara de pedante amargada que tienes siempre y ríete —comento Derrie, dándose cuenta que también sufría los efectos del helio, causándole eso aún más risa.
— Tú y tú —señalo Marc a Lucas y a Derrie—, me van a pagar muy caro esto.
— Sí, si, como digas. Oye, Alvin, ¿dónde están Simon y Theodore? —fue lo único que dijo Lucas antes de retirarse del pasillo, jalando a su peli roja favorita para que Marc no los asesinara.

Ya estando en el vestíbulo del hotel, trataron de regular su respiración y esperaron para hablar hasta que los efectos del helio ya no distorsionaran su voz.

— Eres asombroso, Lucas.
— Todo sea por ver una sonrisa tuya y que dejes de estar tan molesta.
— Awwwwwwwwww —la peli roja tomo uno de los cachetes del castaño, apretándolo suavemente. Lucas sentía como si fuera su abuela en esos momentos y él volviera a tener cinco años—, eres un amor, Lucas. Te deberé tener muy vigilado para que no caigas en malas manos.
— Ja, suerte con eso —se aclaró la garganta para corregir lo que acababa de decir tras ver el rostro serio de su amiga—. Digo… por supuesto. Luego buscamos unas esposas para permanecer juntos las veinticuatro horas del día, ¿te parece?
— No suena mala idea, por lo menos no me aburriría estando contigo.

Esperaba que solo estuviera en su imaginación el calor que sentía acumulado en sus mejillas. Esa escena ameritaba una fotografía: Lucas Robenson sonrojado.

— Pensamos igual.
— Gracias, Lucas.
— ¿Por qué?
— Por hacerme el día y mantenerte a mi lado, ¿sabes? De cierta manera ya te tome mucha confianza.
— No eres la única, Derrie. Contigo me sale ser yo mismo naturalmente, sin importarme por el qué dirán.
— Me honras.
— Ahora… creo que es hora de ocultarnos para que no nos asesinen los managers de The Punk Muffins.
— Y el mío, y…
— Marc —respondieron al unísono riéndose ante esa coincidencia.



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Lucinda se encontraba aburridamente entretenida viendo el techo de su habitación sin un mínimo interés. Había pasado lo que restaba del día con Dexter, en vista del plantón que le había dado Ian, claro, hasta que el primero se fue a reunir con sus compañeros de banda. Escucho que alguien tocaba a su puerta, y no hubiese ido a atender sino fuera por la insistencia de esa persona.

— ¿Qué? —fue lo único que pudo decir al ver a Ian parado frente a ella con un paquete de chocolates y un pequeño oso de peluche— ¿Ian? ¿Qué haces aquí? Pensé que seguirías pasando el día con Rebekah.
— Sé que te molestaste, y está justificado eso porque te deje a un lado, así que estas son mis disculpas. En vista de que no te gustan demasiado las rosas rojas, te compre este paquete de chocolate, que posiblemente te saquen muchos granos en la cara, pero te seguirías viendo igual de linda, y este pequeño peluche que si lo aprietas dirá una frase muy linda —Lucy tomo el peluche de oso entre sus manos y presiono la mano de ésta, escuchando como de él salía un “perdóname”.
Ese solo gesto le acojo el corazón como para sonreír en grande.
— Estás perdonado, pero con la condición de que no lo vuelvas a hacer.
— Descuida, capte la indirecta. Dime… ¿vamos por un helado?
— Me quitaste las palabras de la boca. Solo déjame colocar esto dentro de mi habitación —comento señalando al oso de peluche. Se adentró a su habitación, tomo su celular y cogió el brazo de su hermano para salir por un rato, llevándose consigo el paquete de chocolates.



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— ¿Algo que te gustaría compartir conmigo Sydra? —curioseo mientras caminaba por la acera de una calle, tomados de la mano. Sí, Lucas y Sydra iban tomados de la mano… ¿a qué no adivinan cómo se sentían interiormente cada uno con ese pequeño gesto?
— ¿Te he contado algo sobre mi madre, Lucas?
— No.
— Bueno. Mi madre era una grandiosa persona. Me amaba, y yo la amaba, como debía ser el amor entre una madre y una hija. Era y sigue siendo una de las mejores personas que han estado en mi vida.
— ¿Puedo preguntar que le paso?
— Fue una noche, hace ya varios años. Todos dormíamos, cuando de pronto el holor a humo me despertó. Entró mi padre en mi cuarto y me saco a prisas de la casa. Todo se estaba cayendo a pedazos por el fuego. Mi padre me logro sacar, pero… fue demasiado tarde para poder regresar por mi madre —Lucas vio como Sydra retenía las lágrimas, así que la abrazó, para darle seguridad y confianza, de que con él podía expresar sus sentimientos cómo ella quisiese sin temor al cómo llegarán a verla los demás.
— Lo lamento, Syd.
— ¿Pero sabes algo? Sé que en donde quiera que este ella, se siente orgullosa de mía y de lo que he logrado hasta ahora. Sé que está feliz de que haya hecho realidad mi sueño.
— No es para menos. No creo que tu mama sea la única persona que esté orgullosa de ti. También tú papa, su novia, Thomas, Augustus, Peter, todos los de tu banda, y yo también me incluyo en ese grupo.
— Gracias, Lucas.
— ¿Por qué?
— Por escucharme.
— Hey, siempre lo haré. Que te quede eso claro, pelusita —ambos se rieron ante el absurdo apodo que el castaño le había puesto, y retomaron su caminata de regreso al hotel.

En resumen, había sido un gran día para Lucas: se había divertido con Derrie, y ahora se encontraba con Sydra, disfrutando de su compañía, conociéndose ambos un poquito más, y sintiendo como por dentro crecía su cariño hacia la castaña rápidamente. No podría pedir algo más para sentirse completo en ese momento.



±±±


Estaba de nuevo ahí, de nuevo en su antigua casa antes de mudarse con su padre muy lejos de New York. Entro dentro de aquella construcción a la que solía llamar hogar, pero sintiendo muy en el fondo, y con pensar, que estaba muy lejos de lo que verdaderamente era un hogar. Acaricio con lentitud la tela aterciopelada del sofá y noto como las cosas seguían exactamente iguales a como estaban antes de irse de ahí.

De pronto, se empezaron a escuchar murmullos, siendo precisamente palabras de menosprecio hacia ella. Aunque no reconocía a quien le pertenecía esa voz tan suave, eso no cambiaba el hecho de que le afectara… Empezó a jugar con sus manos, como usualmente lo hace cuando le entra un ataque de nerviosismo, mientras subía uno a uno los escalones de la casa. Conforme avanzaba, más aumentaba el volumen de esas voces, reconoció que no era solo una, sino tres, logrando distinguir la de su padre, la de su madre y la de su hermana, Florence.

Los susurros aumentaron de volumen, convirtiéndose en gritos. Los colores de las paredes comenzaron a teñirse de un gris oscuro, dándole un aire de extrema tristeza a la escena. Se veía como una luz entraba por la puerta que estaba enfrente de ella. Entró y todos los que se hallaban dentro de aquella habitación hicieron como si ella no existiera, como si fuera un fantasma.

— ¡Pues dame el divorcio de una buena vez por todas si así lo quieres!
— ¿Eso quieres? ¡Está bien! Tendrás lo que siempre has deseado, que es alejarme de tu lado, de paso y también me hago un favor para mí y para todos en esta familia.
— ¡Lárgate de una buena vez y llévate a Rebekah! ¡Yo no la quiero aquí conmigo! —las palabras de su madre se habían enterrado como una estaca dentro de su pecho, dejándola sin aire e impidiéndole formular alguna palabra.

Florence se mantenía neutral ante el pleito, pero siendo de más el notorio hecho de que apoyaba a su madre en todo. Vio como comenzaba a acercarse a donde estaba ella hasta situarse a su lado, acercando sus labios a su oído para susurrarle:

— De todas maneras, yo nunca sentí un verdadero lazo de hermandad entre nosotras.


Abrió los ojos, volviendo al presente. Estaba sudada y sentía como el latido de su corazón iba a un ritmo frenético. Agudizó sus ojos para acostumbrarse a la oscuridad de la habitación que compartía con Ziggy. Se colocó sus pantuflas de conejito y se dispuso a salir para tomar algo de aire fresco y tratar de olvidar la pesadilla que acababa de tener. Pesadilla la cual resultaba más un recuerdo, excepto por la parte final que aunque nunca había tenido un lazo de hermanas fuerte con Florence tampoco llegaron a ese extremo, uno que le causaba mucha nostalgia a pesar de que ya pasaron 2 años de eso.

— ¿Becky? —al abrir la puerta se topó con el cuerpo de Ryder, viendo en su rostro un aire de sorpresa y confusión.
— ¿Ryder? Espera… ¿qué haces visitándome a las… tres de la madrugada?
— No lo sé… simplemente tuve la leve intuición de que debía venir. No he pegado el ojo en toda la noche si te soy sincero y algo me decía que debía venir a verte… llámame loco si quieres.
— Loco.
— Muy chistosa.
— Yo siempre.
— ¿Todo bien? —la pregunta del millón que ella misma se hacía todos los días.
— ¿Quieres la verdad o la mentira?
— Tomare eso como un no. ¿Quieres platicar?
— Lo que quiero es olvidar.
— Te diría que fuéramos por unos tragos para olvidar, pero… somos menores de edad aun, así que… habrá que esperar. Además, no sería correcto por parte de tu mejor amigo inducirte a los vicios.

Ambos salieron de la habitación y se colocaron sobre el pasillo, recargándose cada uno sobre la pared.

— ¿Por qué no podías dormir?
— La verdad no sé porque. No pensaba en nada, simplemente el sueño no llegaba. ¿Y que hay en cuanto a ti?
— Volví a soñar sobre el divorcio de mis padres.
— ¿Sabes, Becky? Como soy tu mejor amigo —la castaña volvió a sentir el mismo alfiler en su corazón que sentía cada vez que le recordaban que Ryder era solo un amigo— te voy a dar un consejo. Aprovecha que te topaste con Florence en este tour para hacer las paces, que se acerquen como hermanas. Son familia después de todo.
— Tengo miedo.
— ¿De qué?
— De que me rechace nuevamente, tal y como lo hacía mucho antes del divorcio de mis padres.
— Las cosas cambian, Becky, igual las personas —ambos se voltearon a ver, sonriendo a la par y de alguna forma comenzando a sentirse mucho mejor.
— De acuerdo, lo intentaré.
— Y descuida, aquí tienes un pañuelo de lágrimas que puedes usar cada que lo necesites. Nunca lo olvides: siempre estaré para ti.

Aunque no de la forma en que yo quisiera.

— Y ahora dime la verdad del por qué no podías dormir, Ryder.
— Aleen.
— ¿Tienes algún problema con ella?
— Que si no lo tengo —suspiró recordando todo lo sucedido en la estación de radio y sintiéndose terriblemente mal por haber actuado de esa manera—. Discutimos como nunca lo habíamos hecho, Becky, y me siento fatal al recordarlo.
— ¿Discutieron por lo de su relación con Alex?
— Si, es solo que… ese chico no me termina de caer bien, y no quiero que llegue a lastimar a mi hermana. Tal vez estoy algo neurótico y exagero con ese tema, pero Aleen es sagrada para mí y jamás he permitido que alguien le haga daño, es solo que ahora… siento que ya no puedo hacer nada, y mientras más se lo diga, empeora la situación.
— En efecto, creo que estás exagerando con el tema, Ryder —el moreno no pudo evitar darle una cara de “gracias, que consuelo de tu parte”—. No me mires así —lo señalo para continuar—. Lo que quiero decir es que… si estás seguro con aquello de que Alex llegará a lastimar a tu hermana, y esas ocurrencias tan pesimistas que tienes, pues deja que pase. Las personas aprendemos de nuestros errores, por mucho que la gente nos advierta de cómo lleguen a resultar las cosas. Entre más le digas a Aleen que se aleje de él, meno caso te hará, y lo único que lograrás es que sigan discutiendo. ¿Quieres sentirte fatal todos los días por discutir con tu hermana sobre su nueva relación?
— No.
— No permitas que tus absurdos celos de hermano sobreprotector originen eso. Trágate tu orgullo y ve a hablar con Aleen.
— ¿Me dices que debo de aceptar, así sin más, su relación?
— Exactamente. A fin de cuentas, a Aleen lo que más le importa de todo esto no es Alex, si no tú, Ryder. Lo que le importa a tu hermana es que siempre estés ahí para apoyarla, aunque se equivoque y tal vez llegue a salir lastimada, lo que ella quiere es siempre contar con tu apoyo en cada cosa que ella haga, sino, ¿para qué están los hermanos entonces? —se dio cuenta hasta ese momento que Ryder la tenía tomada de la mano, estando las de ambos sobre la rodilla izquierda de él. Le fue inevitable el sonrojarse y sentir el tan común cosquilleo en su estómago cuando pasaba algo como eso.
— Me recordaré todas las mañanas venir cada noche a tu habitación para platicar, Becky.
— Será un placer recibirlo a las tres de la madrugada para tener este tipo de charlas, joven Rosentstock.
— Me despido, mi lady —comento, levantándose y ayudando a su amiga—. Que descanses, Becky y gracias por haberme escuchado.
— Cuando quieras, Ryder —junto valor para despedirse de él, dándole un largo, lo que se dice largo, beso en la mejilla—. Oye… ¿te importaría quedarte hasta que me duerma? Es solo que… no quiero volver a tener la misma pesadilla.
— ¿Eh? Ah sí, claro, por supuesto, con gusto —respondió algo sonrojado por el beso en la mejilla.

Ryder paso los siguientes quince minutos sentado en la cama de Rebekah, con la cabeza de ella recargada en su brazo, mientras él le acariciaba suave y lentamente su cabello para que cayera dormida. Se despidió en silencio dándole un beso en la frente, y deteniéndose un momento para ver como la luz de la luna iluminaba su rostro tan sereno mientras dormía.

En ese preciso momento se dio cuenta lo bella que era, y que estando así, parecía un completo ángel. Aunque siempre lo parecía durante todo el día.
Atenea.
Atenea.


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Mensaje por Atenea. Mar 10 Mar 2015, 1:35 am

Capítulo subido The Punk Muffins Tour. - Página 54 1054092304
Atenea.
Atenea.


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Mensaje por peralta. Mar 10 Mar 2015, 7:21 am

inguiasu
peralta.
peralta.


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Mensaje por Atenea. Mar 10 Mar 2015, 7:22 am

¿Qué quiere decir eso, steph? The Punk Muffins Tour. - Página 54 1054092304


Hasta ahorita, no recuerdo haber visto en una colectiva dos capítulos en una misma página The Punk Muffins Tour. - Página 54 4222964207
Atenea.
Atenea.


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