forever and always joe y tu TERMINADA

hello soy nueva lectora ame la nove
waaaa no puedes dejarla asi T.T
estoy en crisis SIGUELA!!!

Dios mio!
No podes dejarla asi!
Pobre Joe :(
Y que puta que es Sam!
Que le paso a la rayis+
Siguelaª

ola chicas!!!!
aqui les voy a subir 2 caps....
espero que les guste!!!


[Joe]

La observé alejarse hasta que se me fue imposible, las lágrimas nublaban mi vista.

— ¡Maldición! —exclamé enfadado, mientras cerraba mis puños y hacía presión.

¿Es qué estaba predestinado a la mala suerte? Primera vez que… abría mi corazón, que quise amar verdaderamente y… terminaba sufriendo como un idiota. ¡Cielos! Me sentía patético.

—No lloraré más —musité para mis adentros y proseguí a secar el llanto que brotaba de mis ojos y mojaba la piel de mi rostro con continuidad.

Comencé el tramo hacia mi casa. Sólo quería desplomarme en mi cama y… no sabía. Quería no pensar en lo sucedido, menos aún en _________. Deseaba con todas mis fuerzas que en mi pecho no sé hallase esa estúpida punzada que me causaba tanto sufrimiento y no sentir mi estómago retorcido. Te lo mereces, susurró mi conciencia. Cállate.

Entre todos los pensamientos que agobiaban mi mente, llegué a una conclusión. Regresaría a mis antiguos días, volvería a ser el frío e imbécil Joe de antes.

Llegué a mi hogar y agradecí que dentro no hubiera rastro alguno de mi familia. Necesitaba pensar, precisaba estar solo. Corrí escaleras arriba, acabé con la poca distancia que me separaba de mi cuarto. Al entrar en éste, me tendí sobre mi lecho. Diablos. Las lágrimas daban señales de querer volver a salir. Estaba tan molesto conmigo mismo por confiar en eso llamado amor. Detestaba ser débil. ¿Dónde rayos quedó mi fortaleza? Oh si, se fue junto con las palabras de __________. Deseaba no haberme enamorado de ella, pero ¿cómo no fascinarse con ella? ¡Cielos! Debía frenar eso. Ella era sólo una… mentira.
Detrás de lo que fingió ser, de seguro era como las demás.

El sonido de mi celular me quito del debate en mi mente. Me senté en mi cama para contestar.

—Nick —dije sin una sola gota de ánimos. Había observado quien era el emisor.

—Joe… Dile a mamá que volveré tarde —hablaba con cierto nerviosismo y angustia.

— ¿Sucede algo? —Pregunté, mas aun no estaba del todo preocupado—. ¿O sólo te quedarás más tiempo con Sophie? —aventuré.

—No… No. Si ocurre algo, pero… no sé si debo decírtelo —hubo silencio por parte de él un momento—. Bien, Soph me ha dicho que te lo comente. Es… es _________, Joe — ¡HÁ!
¿Ahora intentaría darme lástima por medio de mi hermano menor?—Ah, bueno. No me
interesa… —mentí, pero intentando no darle valor algun para mí, podría olvidarla.

—Sé que pelearon, pero Joe, ella…

—Dije que no me importa, Nick —repetí un poco fastidiado.

—Joe, ¡________ está internada! —estalló.

Tuve que mantener la fuerza para que el celular no cayera a quien sabe donde.

— ¿Qué? —dije atónito—. ¿Có-cómo que in-internada?

—Si. La encontraron desmayada en su casa… —respondió con tristeza evidente.

— ¿Dónde se encuentran? —todavía no lo podía creer. No quería creerlo. Mi plan de olvidarla, pasó a formar parte del pasado.

Nicholas me dictó la dirección del hospital, y al no estar Kevin en casa, mis opciones eran o tomar un taxi o correr. Me incliné por la última. La clínica no estaba demasiado alejada de mi hogar, y bien… Yo me hallaba completamente desesperado.

Mi paso era de lo más exasperado, gracias a eso, minutos más tarde me encontraba ya en el establecimiento. Me adentré a éste con extremo apuro.

—Buenas tardes —saludó una sonriente mujer de no más de veinticinco años, la cual se encontraba detrás de un mostrador.

—Oh, si… Buenas tardes. Necesito saber donde se encuentra _________ Brooks —pedí con desespero. Él sólo saber que _____ se encontraba internada, no importaba cual sea la causa, me ponía en ese estado.

La recepcionista tecleó algo en su computador y luego volvió su vista hacia mi persona.

—Habitación 141. Por allí —señaló con su dedo el camino que tenía que tomar.

—Gracias —dije fugazmente, antes de echarme a correr por los pasillos.

Finalmente, divisé a Nicholas y Sophie abrazados. Apresuré mi paso y llegué a su lado.

— ¿Co-cómo está? —pregunté agitado. Debía recuperar el aire que le faltaba a mis pulmones.

Soph se sobresaltó al oír mi voz.

—Hay un médico dentro. Estamos esperando… —respondió mi hermano, mirándome con angustia.

Asentí completamente disconforme y proseguí a sentarme en una de las sillas que se hallaban en el angosto corredor. Tomé mi cabeza entre mis manos. ¿Qué rayos hacía yo allí? Ella me mintió. ¿Por qué diablos debía preocuparme? Bien, no iría a devanarme los sesos pensando, ya que la respuesta estaba más que clara… La amaba.

—Joe —musitó Sophie colocándose a mi lado—. ¿Qué su-sucedió en la tarde? —sus ojos estaban rojos e hinchados y le costaba pronunciar palabra, debido que seguía sollozando.

—Prefiero no recordar eso… —dije mirando un punto cualquiera en la pared.

—Por favor, dime… Necesito saber —mi rostro se llenó de confusión. Enarqué una ceja—.
Si quieres luego te diré el porqué… —intentó convencerme.

—Bien… Ella dijo que… estuvo conmigo sólo por un reto…

— ¿Qué? —parecía horrorizada—. ¿Qué-qué más te dijo?

—Que… ella no era buena para mí. Eso debió ser sólo una excusa —los cambios de aspecto de Soph me preocupaban.

—La mataré —susurró.

— ¿Tú sabías que me mentiría? ¿Qué me haría creer que realmente le… gustaba? —solté, resentido.

—Yo… Yo… No lo sabía, porque ella sí te mintió, pero al darte a entender que no sentía nada por ti… —otra vez todo se volvió confuso. Si ________ sí me quería, ¿por qué diablos me hizo eso?

— ¡HÁ! Ahora la defenderás… Sólo perderás tú tiempo, Soph —exclamé con frialdad y me
crucé de brazos.

—No, sólo te diré la verdad, Joseph. Ella simplemente pensó en ti, bien, en cierta forma…
____ te quiere, debes creerme —hablaba con tanta… sinceridad, que por un momento… ¡Oh no! Joe, no caerás nuevamente.

—Claro, ¿y así lo demuestra? —ironicé.

—Joe, ¡es que no lo entiendes! —subió su tono de vos. Se veía algo… exasperada.

— ¡¿Qué debo entender?! —exclamé enfadado.

—Ella lo hizo porque creía que sería… lo mejor para ti —comenzó a llorar desesperadamente. ¿Qué rayos le sucedía?

—Soph, lo siento… —me disculpé creyendo que mi irritación había sido la causante de su llanto, pero al parecer no era así.

—No es tu culpa, Joe… Hay… Hay algo que debes saber… Sólo así comprenderás todo… —su gimoteo desesperado me asustaba.

— ¿Qu-qué debo saber? —pregunté, temeroso.

—La razón por la cual __________ quiso alejarse de ti… El porqué de que ella esté allí dentro ahora mismo… —mis presentimientos no eran buenos. Un horrible escalofrío recorrió todo mi cuerpo e hizo que me estremezca.

—Sophie, estás asustándome… —ella bajó su vista al suelo. Yo llevé la mía hacia Nick, éste seguía con angustia evidente en su rostro—. Soph, por favor… Dime —en mi tono de voz se denotaba el desespero.

—Joe, ________ está… enferma.

Todo pareció detenerse, incluso el recorrido de la sangre de mi cuerpo. ¡No! ________…
¿Enferma? No, no… No podía ser cierto, no quería creerlo.

— ¿Qué? —estaba atónito. Ella simplemente no podía estarlo.

— ¿Ahora entiendes, Joe? —las lágrimas ya amenazaban con salir de mis ojos, y yo las dejaría…

Lo razoné sólo unos instantes y todo cobró sentido. Ella… ¡Oh no! No, no.

— ¿Ella…? —tragué saliva con dificultad—. ¿_________ morirá? —cuestioné aterrado, mientras mantenía mi vista fija en la pared que tenía frente a mí.

—Joe, será mejor que esto lo hables con ella, ¿si? —posó una de sus manos en mi hombro. Yo sólo asentí ido, mi mente se hallaba en cualquier lugar menos allí. Intentaba asimilar todo, pero prefería negarlo.

Un médico salió de la sala donde ella se encontraba. Me paré violentamente al verlo.

— ¿Cómo se encuentra? —pregunté impaciente.

—Está recuperándose, pero su estado es débil. No debe sufrir disgustos, ni hacer muchos esfuerzos… ¿Sus padres están aquí?

—No, pero vendrán… Le hemos avisado ya —respondió mi hermano.

—Quiero verla, por favor —supliqué al borde de las lágrimas.

—Bien, pero sólo de a uno entren —dicho esto, comenzó a caminar alejándose de nosotros.

— ¿Puedo pasar primero? —Sophie asintió y me dedicó una leve sonrisa.

Tomé una gran bocanada de aire y me adentré en la pequeña y blanca habitación. Ella se hallaba descansando en el centro de la sala. Me desagradaba verla en ese estado.
Demasiado pálida, sus facciones extremadamente relajadas y se encontraba inmóvil sobre la camilla. Las lágrimas se hicieron presentes en mis ojos y algunas caían por la piel de mi rostro.

Me aproximé a su lado y acomodé en una butaca que allí había. Tomé su mano entre la mía, acción que causó que ella abriese su par de ojos débilmente.

—Jo-Joe… ¿Qué haces aquí? —habló con flaqueza.

—No, no hables ____… —le sonreí con ternura. Su rostro se colmó de desconcierto.

— ¿Por qué sigues siendo… lindo conmigo? —cuestionó perpleja.

—Sophie me dijo lo que sucede —bajé mi cabeza. Recordar sus palabras me dolía de forma sobrenatural—. ¿Por qué no me lo mencionaste desde un principio? —volví a posar mi mirada en ella, quien parecía avergonzada.

—No… No lo sé. Creí… Creí que era lo mejor y además, no quería que… —calló. Sus mejillas tomaron un color rosado.

— ¿Qué? —la incentive a seguir.

—Que… sintieras lástima por mí —su vista se empañó por las lágrimas que empezaron a formarse.

—____________, tendrías que habérmelo dicho… y esto no hubiera sucedido, tú no estarías aquí… Yo quiero quedarme a tu lado, porque… porque te amo, ____ —me acerqué a ella hasta poder alcanzar y capturar sus labios. Una mágica sensación recorrió cada partícula de mi cuerpo. Sólo ella me hacía sentir de esa manera.

—Joe… pero… pero… —comenzó a susurrar luego de separarnos pocos centímetros.

—Nada de peros. Estaremos juntos y nada va a impedirlo. Oh, bien… Salvo que tú no quieras… —reaccioné de repente. Quizá ella sólo había jugado conmigo.

—Joe yo… —musitó con los ojos cerrados.

—Dime la verdad, ___. Aceptaré tu decisión, siempre y cuando…

—Te amo… —una gran sonrisa se formó en mi rostro y una increíble sensación transitó por mi anatomía. Felicidad—. Y lo siento, de veras. No quise lastimarte… sólo quería que estuvieras bien, porque… ya sabes. Estoy enferma —la naturalidad con la cual pronunció las últimas palabras me provocó escalofríos.

—Si, lo sé… pero Sophie no quiso contarme absolutamente todo… —suspiré y volvió a sentarme sobre la silla—. ¿Qué-qué tienes? —mi voz volvía a quebrarse.
__________ cerró sus ojos y noté como una gota rodaba por su mejilla.

—Leucemia —la observé horrorizado. No, no… ¿Por qué? ¡Maldición! —. Todo iba bien, sólo no tenía que sufrir grandes disgustos… hasta que apareció Dean. Luego… todo cambió. Mi estado empeoró y… —la rodeé con mis brazos y ella sollozaba en mi hombro.

—Lo mataré. Juro que lo haré —susurré.

—No, Joe. Fue mi culpa por ser tan… ingenua, tan débil — ¿Por qué rayos tenía que ser buena con todo el mundo?

—Tú no tienes la culpa, ____, pero eso ya no importa. Te recuperarás y seguiremos juntos, ¿cierto? —pregunté alejándome de ella, mirándola con una gran sonrisa y esperanza en mis ojos.

Me dedicó una débil mueca.

—No lo sé, pero lo intentaré, contigo a mi lado… —posé mis manos en los costados de su rostro y la besé con todo el amor que se me fue posible.

por joenatik escribió:

hello soy nueva lectora ame la nove
waaaa no puedes dejarla asi T.T
estoy en crisis SIGUELA!!!

Bienvenida!!!!


bueno chicas les quiero decir que faltan los caps 8, 9 , 10 y el epilogo
y se acaba la nove :(
espero sus comentarios...
por cierto despues de esta nove..
subo otra espero tenerlas por ahi.. :D

Ay no!
Leucemia?!
Que horrible :(
Pobre rayis, y pobre Joe :(
Ojala que se cure :S
Siguela!

ai no pobre rayis tiene leucemia :( y joe qe tierno qe se
preocupa por ella

claro qe estare en la nueva nove aunqe no qiero qe termine esta
sabes qe cuentas con todo mi apoyo :D

ola chicas lo siento por no subirles caps es que estoy con muchos deberes pero cuando pueda les subo un cap completo ya que la nove se va a terminar...

ok yo espero sube cuando puedas

ai vamos siguela porfavor

Siguela porfa!

ola chicas gracias por sus comentarios...
ya les subo el cap :D
por cierto esta entero.



Siete.

[____________]

**********************************************************

—Siento que moriré en cualquier momento, Soph —dije mientras caminaba de una punta hacia la otra en mi cuarto. Los nervios me carcomían por dentro.

— ¡Ya para! Harás un agujero en el suelo —carcajeó mi amiga. Luego se colocó delante de mí y me tomó de los hombros—. ___, los padres son geniales. Te amarán, así que tranquilízate —con sus palabras intentó apaciguar mi inquietud, y en cierta forma, lo logró.

—Bien… —suspiré—. Gracias —le dediqué una sonrisa.
Me senté en mi cama inhalando y exhalando grandes bocanadas de aire, sólo así podría serenarme completamente.

—Pero… ¿qué sucede si no les caigo bien? ¿Si… si…? —y comencé otra vez.

—____________, quítate esas ideas de la cabeza. Todo saldrá bien, confía en mí —sonrió alentadoramente.

— ¿Qué haría sin ti, Soph? —la rodeé con mis brazos, gesto que ella correspondió.

—Realmente no lo sé. Estarías perdida —contestó autosuficiente, a lo que ambas reímos—.
Yo tampoco sé que haría sin ti, ____. Ahora —ojeó su reloj-pulsera—. ¡Última mirada a nuestra vestimenta! Yo primera —se levantó entusiasmada y giró delante de mí para que la inspeccionara. Llevaba puesto un vestido color negro hasta por las rodillas, con una cinta blanca por debajo del busto. Calzaba unos zapatos a juego de su vestimenta. Su castaña cabellera estaba recogida en un rodete, un suave delineado en sus ojos, lápiz labial rojo y eso era todo.

—Perfecta —analicé con una sonrisa en los labios.

—Genial. Tu turno.

Me coloqué donde ella se hallaba segundos antes y repetí su actuar. Mi vestuario no difería mucho del de mi mejor amiga. Sólo que mi vestido era de un color carmesí, a la par de mi calzado, y mi cabellera caía por mis hombros.

—Hermosa, como siempre —volví a abrazarla.

El sonido del timbre resonó por toda la casa e instantes más tarde, el grito de mi hermano.

— ¡___________! ¡Sophie! —nos apresuramos a llegar a la planta baja, porque sabía que a mi hermano no le agradaba Joseph y… bien, no sabía que haría estando él aquí.
Al bajar y entrar en la sala principal, pude observar a mi novio sentado en el sillón doble, un tanto incómodo por la persistente mirada de mi idiota hermano, y a su lado, Nicholas. Dylan se encontraba recostado en una butaca frente a Joseph, cruzado de brazos, mientras lo observaba con cara de pocos amigos.

Ambos Jonas sonrieron al vernos y dejaron su asiento para ir a nuestro encuentro.

—Estás hermosa —susurró en mi oído, Joe. Un escalofrío recorrió todo mi organismo y mis pómulos tomaron un color rosado.

—Gracias… Tú luces increíble, como siempre —le dije, y me dedicó una de sus sonrisas.
Esas que me hacían delirar y sentirme en el mismísimo paraíso con tan sólo observarlas.

Estaba ya perdida en sus ojos, cuando el comenzó a acercarse con el propósito de besarme.

—Aleja tus labios de mi hermana —exclamó Dylan, interrumpiendo su acción. Lo asesinaría ni bien regresase a mi casa.

Lo fulminé con la mirada, a lo que él me sonrió cínicamente.

— ¿Lista para conocer a mis padres? —preguntó otra vez con una sonrisa en su rostro.
Tragué saliva y luego asentí algo insegura.

—Tranquila. Ellos te amarán, ____—repitió lo que ya Sophie me había dicho minutos atrás.

—Bien, vamos. Aquí hay personas insoportables —enfaticé mis últimas palabras mirando a mi hermano.

—No aproveches que no estaré en casa para regresar a la hora que se te plazca —advirtió Dylan, mientras ya todos nos encaminábamos a la puerta.

—Como digas, Dyl…

Una vez fuera, saludé a Nick y subí a la parte trasera de su coche. Joe me secundó segundos más tarde. Reí para mis adentros. Se me hacía chistoso que mi novio, a su edad, no manejara por su cuenta.

Joseph entrelazó nuestras manos. Fue ahí cuando recordé que conocería a sus padres y sería presentada formalmente como su novia. Comencé a temblar.

—Todo saldrá perfectamente… —susurró él. Luego sentí sus cálidos labios sobre los míos.

El camino fue silencioso. Los bien trabajados brazos de Joe me rodeaban, intentando calmarme, pero los nervios aún se hallaban presentes. No sabía que era lo que me atemorizaba y ponía en ese estado… Tal vez que yo no les agradase, o me rechazaran, y luego lo apartarían de mi lado. ¡Diablos! Debía dejar de mirar tantas películas. Sophie estaba en lo correcto. Sólo eran ideas mías.

—Llegamos, amor —anunció Joe, con una gran sonrisa en el rostro. Empecé a flaquear levemente. Nuevamente la inquietud se apoderaba de mí.

Nick bajó del auto y corrió a abrir la puerta del copiloto, para que mi amiga salga. Joseph descendió y una vez fuera, extendió su mano para ayudarme. Le dediqué una tímida sonrisa. No estaba en condiciones de articular palabra alguna. Fuera del coche, pude apreciar lo hermosa que era la vivienda. Las paredes exteriores pintadas de un blanco pálido y los ventanales alumbrados por la luz interior, que resaltaba en la oscura noche.

Él tomó mi mano y comenzamos a caminar a la casa, mas a los pocos pasos dados, Joe se detuvo y tiró de mí, en consecuencia nuestros pechos terminaron enfrentados y acoplados el uno con el otro.

—Hay algo que no pude hacer bien —sonrió sensual. Por suerte mi mente funcionaba rápidamente ese día y capté el significado de sus palabras.

—Pero Joe, nos espe… —mi hablar fue interrumpido por sus labios. No iba a quejarme, lo disfrutaba. Comenzó a capturar los míos con lentitud, lo hacía como una tortura, para que yo deseara más y más de ellos. Lo tierno del beso había quedado en el pasado, ya que todo se había tornado más pasional… Mis manos se encontraban jugando con los rulos de su nuca, y las suyas en mi cintura.

—Debemos entrar, amor —dije, luego de separarme de él. Sonreí complacida al poder notar molestia en sus ojos. Me fascinaba cortar todo en el —según Joe—, mejor momento del beso.

Retomamos nuestro camino a su hogar, con nuestras manos entrelazadas. Un cosquilleo recorría todo mi cuerpo y se agolpaba, principalmente, en mi estómago. Al finalizar el corto trecho, Joe abrió la puerta. Dentro todo era increíblemente bello, decorado con un exquisito gusto… Bien, al menos la entrada. Ésta estaba vacía, por lo cual nos dirigimos a lo que supuse era la sala principal. Allí se encontraban Sophie y Nicholas sentados juntos y, frente a ellos, un muchacho de aproximadamente unos veinte años, una cabellera cubierta de rulos y maravillosos ojos verdes. Debía ser Kevin.

— ¡Oh, aquí están! —Exclamó con una gran sonrisa—. Tú debes ser la fantástica chica que logró cambiar la tonta actitud inmadura de mi hermano —carcajeó, a lo que yo me contagié.

— ¡Oye! —se quejó mi novio.

—Pero es la verdad —acotó Nick. Joe lo fulminó con la mirada.

—Bien, complótense contra el pobre de Joe —fingió estar ofendido, eso provocó que ría aún más.

—Soy Kevin —se presentó, haciendo caso omiso a Joseph y su cara de perro mojado.

—Un gusto, soy ___________ —estrechamos nuestras manos, mientras él me dedicaba una sonrisa.

— ¡Oigan! ¿Es qué a nadie le importa que yo me sienta mal? —Continuaba con su acto de muchacho herido, luego se arrimó a mi oído—. ¿Sabes? Necesito varias caricias para sentirme mejor —susurró en un tono sensual. Todo mi organismo se estremeció.

—Veo lo dolido que te sientes, tonto —golpeé suavemente su brazo.
Alguien tosió detrás de nosotros. Todos dirigimos la mirada para averiguar quien había sido el emisor del ruido. Al voltear vi a un pequeño sonriéndome, como solía hacerlo… Joseph.

—Hola, preciosa —dijo éste—. Mi nombre es Frankie, ¿el tuyo, linda? —reí ante su actitud.
Era realmente parecida a la de mi novio meses atrás, pero en su pequeño hermano, era tierno.

—Soy __________. Encantada —me agaché hasta llegar a su estatura y besé su mejilla.

—Ya, demasiado. Es mía y sólo me prefiere a mí —exclamó con celos evidentes, Joe.

—Eso es lo que tu crees —le dijo Frankie.

Joseph le enseñó la lengua y pasó un brazo por mi cintura.

—Joe —lo regañé. ¡Era increíble! Se rebajaba a la altura de un pequeño.

—Pero… pero… —nuevamente actuaba como un niño chiquito.
Me acerqué a su rostro y deposité un beso sobre sus labios.

— ¡Estoy perdido! —se lamentó Frankie—. Primero, Kevin y su novia, luego esos dos —señaló a mi amiga y Nicholas—, y ahora ustedes… —todos reímos de su comentario.
Joseph volvió a tomar mi mano. Eso sólo indicaba una cosa: era turno de conocer a sus padres.

Avanzamos unos varios pasos y nos encontramos en la entrada a la hermosa y amplia cocina. Nos adentramos a esta y allí se encontraban los progenitores de Joe, sentados en una gran mesa. Al vernos, ambos dos se levantaron con amplias sonrisas. Mi estómago se contrajo.

—Estaba ansiosa porque llegaran —comentó la madre de Joe. Era una mujer realmente hermosa, con una increíble sonrisa y aire maternal—. Dime Denise —besó mi mejilla y mis nervios se evaporaron.

—Es un placer, Denise. Soy __________ —le dediqué una sonrisa y dirigí mi mirada al señor Jonas.

—Yo soy Kevin, es un gusto al fin conocerte. Joe ha hablado tanto de ti —estrechamos nuestras manos, y luego noté como mi novio tenía cierto rubor en sus mejillas.

—El gusto es mío.

—Es estupendo conocer a una novia de Joe, nunca nos ha presentado ninguna —comentó Denise, a lo que yo reí.

—Mamá —se quejó éste.

—Es cierto, hijo. Es bueno saber que has cambiado, y todo gracias a ti —dirigió su vista hacia mí. Mis pómulos cambiaron de color levemente y plagié su sonrisa.

—Bien, ya que estamos todos… Vamos a cenar —anunció Kevin padre.
Me hallaba extremadamente relajada. Sophie tenía toda la razón —ella siempre estaba en lo correcto—. Los padres de Joe eran encantadores y hasta ese momento, me había sentido completamente cómoda.

Nos situamos alrededor de la mesa y nos sentamos para comenzar a comer. Me ubiqué entre mi mejor amiga y Frankie. Nuestros respectivos novios se encontraban frente nuestro.
Realmente estaba disfrutando la cena. Cada tanto Denise o Kevin me hacían preguntas.

—Por tu edad, no te falta mucho para terminar la secundaria… ¿Tienes ya pensado que estudiarás? —estuve a punto de atragantarme con el bocado de comida que estaba degustando.

—Yo… yo… bien… —titubeé—. No… creo ir a la Universidad —dirigí la vista hacia Joe, éste me miraba enfadado.

—Sí que lo harás —acotó.

Mi expresión cambió. Lo miraba con tristeza. Detestaba cuando se ponía en ese plan.

—Joe… —susurré y bajé la mirada.

— ¿Sucede algo? —preguntó Kevin hijo.

—No. ¿Nos disculpan un momento? Iremos a hablar afuera —ambos nos levantamos de la mesa, para luego encaminarnos al patio trasero.

Una vez fuera, Joseph se paró frente a mí. Podía notar el fastidio en sus ojos.

—__________… ¿Por qué comienzas otra vez? Sabes que detesto tu pesimismo —pasó sus brazos por mi cintura y me atrajo hacia él.

—No soy pesimista, sólo soy realista —otra vez mi mirada estaba dirigida a cualquier punto del suelo. Odiaba estas conversaciones.

—____, tú te vas a quedar a mi lado, no irás a ningún otro… —las lágrimas se hicieron presentes en mis ojos.

Hundí mi cabeza en su pecho. Joe era maravilloso. Aspirar el exquisito aroma que mi novio emanaba me traía paz y transportaba a un mundo muy alejado de la realidad.

— ¿Algo que quieran contar? —dijo una amena voz. Kevin.

—No, hermano… Está todo bien —me separé de él.

—No, Joe. Él tiene que saber… —el Jonas mayor comenzó a mirarme con preocupación—. Estoy enferma, Kevin.

—Oh… —parecía atónito—. ¿Y… tú… tú…? —balbuceó nervioso.

— ¡No! Ella no morirá —contestó con testarudez.

—No lo sé… —me encogí de hombros.

—Y otra vez… __________, tú no te iras de mi lado —posé mi vista en él. Sus ojos, esos que tanto me fascinaban, estaban cristalizándose.

—Haré lo posible, lo sabes… Si en mi estuviera, me quedaría por siempre contigo, Joe —me dedicó una gran sonrisa y lo prosiguió a besar mis labios.

Los tres volvimos a entrar y la cena finalizó poco después. Me había ofrecido a ayudar a lavar la vajilla, pero Denise insistió en que me reúna con los demás en la sala principal.

Fue una noche increíble.

Mi novio sería el encargado de transportarme a mi casa. Lo miré con cierta desconfianza al llegar al auto de su hermano mayor, Kevin.

— ¿Qué? ¿Acaso pensabas que no sabía conducir? —preguntó con autosuficiencia.

—Realmente, no —contesté con sinceridad.

—Bien, debes saber que tu increíble novio sabe hacer muchas cosas —dijo altanero. Yo sólo puse mis ojos en blanco y solté una pequeña risita.

Ambos nos adentramos al coche y Joe lo puso en marcha. Durante el camino, me dediqué a observarlo. Era tan… perfecto. Su cara parecía haber sido tallada por los mismísimos ángeles. Su piel era tersa, tan suave… Sus labios eran carnosos, estaban perfectamente delineados y eran completamente deseables. Su nariz era pequeña y respingada. Sus ojos eran… increíbles, de un color miel que variaba y donde fácilmente podías perderte. La epidermis de su cuello estaba adornada por varios lunares que le daban un toque… magnífico.

Una sonrisa se formó en su rostro.

— ¿Tan interesante soy? —cuestionó, aún con la vista en la carretera.

—Me gusta observarte… Sigo buscándote algún defecto. ¿Adivina qué? Sigue sin aparecer —respondí algo frustrada.

Joseph carcajeó.

—Tú eres perfecta. La mujer más hermosa que he visto en mi vida, ___ — ¿Es que mi novio era tan masoquista que quería que me lo comiera allí mismo?

—Tú eres el chico más perfecto, dulce e increíble que he conocido —me acerqué y besé fugazmente sus labios. Deseaba abrazarlo y decirle todo lo que lo amaba, pero no quería que el viaje termine en un fatal accidente.

Él me miró por un instante y me dedicó una de las sonrisas más hermosas.

A las doce en punto arribamos en mi hogar. Esa debía ser mi hora de llegada, como máxima, según el idiota de Dylan. Invité a Joe a que entrase por un momento. Éste se quedó en la sala, mientras yo me ocupaba de buscar a mi hermano, a quien no hallaba por ninguna parte de la casa. Decidí revisar mi celular. Buena determinación. Efectivamente tenía un mensaje de su parte.

Me quedaré a dormir en lo de Matt. No llegues luego de las doce y no estés demasiado junto a Joseph. Te quiere, Dyl.

Sonreí para mí misma y luego me dirigí para encontrarme con Joe.

— ¿Y tú hermano? —consultó, a la par yo me sentaba en su regazo y lo rodeaba con mis brazos.

—En la casa de su amigo… Hoy estaré sola —puse mi mejor cara de perro mojado y abandonado bajo la lluvia.

Mis padres habían viajado por cuestión de trabajo, por lo que la casa era completamente mía.

—Oh, pues… Cierra bien las ventanas y traba todas las puertas —sugirió él. Notaba la
picardía en su mirada.

—Te haces rogar, ¿ah? —Joseph carcajeó. Verlo reír era la imagen más bella y la cual podría contemplar horas sin cansarme.

— ¿Qué tienes en mente? —preguntó fingiendo no saber. No sería la primera vez que se quedaba a dormir.

—Uhm… Dormir sola y abrazada a mi linda y cómoda almohada. No hay mejor opción que esa —sonreí victoriosa.

—Oh, perfecto. Yo me iré y dormiré solo, en mi fría y oscura alcoba… —dramatizó—. Sin compañía alguna…

—Ya, ya. ¿Quieres quedarte? —usé mi tono de niña buena, nunca fallaba.

—Por supuesto —le sonreí, antes de que él apresara mis labios entre los suyos.

Fui en busca de una manta para cubrirnos a ambos y, cuando la tuve en mi poder, regresé a la sala, donde me acomodé en el sillón junto a mi novio. Nos envolví a ambos, luego abracé su cintura con mis brazos y mi rostro lo recosté en su pecho. Joe se encontraba cambiando los canales del televisor en busca de algo bueno que ver. Usé mis encantos para que dejase mi película favorita. The Notebook.

— ¿Eres una especie de masoquista o algo parecido? —preguntó él, cuando la película estaba avanzada y yo me encontraba llorando a mares.

—Es que… Es que… Noah es tan… increíble —dije entre sollozos.

—Bien, suficiente —tomó el control del televisor y oprimió el botón de apagado.

— ¡Joe! Estaba disfrutándola —lo observé. Él seguía con la vista fija en el aparato y sus facciones estaban serias—. ¿Estás celoso? —cuestioné con una sonrisa.

— ¿Yo? ¿De ese de la película? ¡Por favor! —comenzó a hacer unas raras y chistosas mímicas con las manos.

—Es sólo una película… Yo estoy feliz de haber encontrado a un chico perfecto —me acerqué y besé sus labios.

—Gracias por tus palabras, pero no eran necesarias. No estoy celoso —cruzó sus brazos y continuaba evitando mi mirada.

—Joe… —insistí.

— ¡Está bien! Si lo estoy. ¿Contenta? —asentí, sonriendo complacida.

Besó fugazmente mis labios y luego me reacomodé en su pecho. Me fascinaba aspirar su aroma. Éste era simplemente encantador.

—Te amo, ¿lo sabías? —soltó de repente. Lo miré con ternura.

—Y yo a ti, amor —me aferré más a él y cerré mis ojos. Se me vino a la mente algo que había estado meditando ese último tiempo, pero no sabía como decírselo.

—Joe… —susurré tímida. No era un buen comienzo.

— ¿Si? —me incitó a que continuara.

—Pues, yo… yo… es-estuve pensando… —y tampoco podía proseguir bien. ¡Así se hace, _________!

— ¿Quieres pedirme algo? Te daré lo que sea — ¡Cielos! Era el mejor novio que podía pedir.

Mis mejillas tomaron un color rosado.

—Bien… yo… creo que… que… —las palabras parecían no querer salir o mi boca, o no querer coordinar para tener sentido alguno.

— ¿Qué? —nuevamente me estimulaba para que terminase la oración. ¿Es qué no se daba cuenta lo que intentaba decirle?

Comencé a juguetear nerviosa con mis dedos. Sentía su mirada insistente. Tomé una gran bocanada de aire.

—Yo… Me siento preparada… — ¡Al fin! La frase salió de mi boca velozmente, todo pareció mezclarse, pero Joe entendió.

— ¿Para? —preguntó ingenuo. Posé mi vista en sus ojos. De pronto, el comprendió—. ¡No! Ni lo pienses, _________. Tú… tú estas débil y… ¡No! —estaba exaltado. Otra vez actuaba como un necio.

—Pero, Joe… Sabes que… bien, no sabemos cuanto tiempo me queda y… quiero demostrarte cuanto te amo —él hizo que ambos nos sentemos en el sillón, así podía verme mejor a la cara.

—No es necesario eso, y si tu situación sería otra, pero… ¡No! ¿Mira si te ocurre algo? —notaba preocupación en su rostro.

—No me pasará nada, y si así sucede, será mi culpa… y porque debía pasar —tomó mis manos y me miró con seriedad.

—________, yo… quiero hacerlo contigo, pero… tú no estás en… condiciones —solté una risita. Me causó gracia el término que utilizó—. No es gracioso.

—Joe, yo me encuentro perfectamente. ¿Piensas que soy un tipo de psicópata que atentaré contra mi vida? —una sonrisa se formó en su cara.

—Pero, ____… —lo interrumpí con un beso el cual él continuó. Parecía que sólo con eso había bastado para convencerlo.

Terminé recostada sobre el sillón, él se hallaba sobre mí. El dulce e inocente beso se tornó en uno pasional, lleno de frenesí. Sus labios pasaron de los míos a recorrer mi mejilla y hasta llegar a la piel de mi cuello. Su mano comenzó a ascender por debajo de mi vestido.
Mi cuerpo entero de estremeció. Bien, eso ocurría cada vez que entrábamos en contacto, por mínimo que fuese. Mi prenda pasó a formar parte del decorado del suelo, al igual que el resto de nuestra vestimenta, unos instantes más tarde.

Luego de besar cada parte de mi cuerpo, haciéndome sentir la mujer más amada en la Tierra, Joe entró en mí con toda la delicadeza posible. Cerré mis ojos y varias lágrimas salieron de ellos. Luego se convirtió en la sensación más fantástica y placentera.

—Te amo tanto —susurró sobre mis labios, antes de que todo finalizara.

—Y yo a ti.


disfrutenlo :D
y lo siento por la demora..
los profes en mi cole a veces mandan mucha tarae..
:/ pero aqui esta su cap..

Wow
Pobre la ays, siente que se va a morir :(
Y que gracioso Joe XD
Celoso de una pelicula XD
Lo hicieron O.O
Seguila porfa!

Nueva Lectora! ;)
Sigueee!!!!
Esta súper tu wn!!!